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Señor hoy iniciamos nuestro quinario a nuestra santa peruana rosa de lima, aquí tus hijos
los hijos de Socorro vienen a adorarte como una sola familia por eso hoy invitamos a
nuestra Madre, la Virgen María. Quien como compañera de camino, en las primeras
comunidades cristianas, animo la fe y seguimiento de los discípulos.
“Madre Orante que permaneces vigilante ante la mirada y voz de Dios. Sostén nuestra
fe débil, que se tambalea ante las contrariedades y exigencias del mundo. Abre nuestros
oídos ensordecidos por tantas preocupaciones, que nos distraen y agotan nuestra
voluntad. Toca y penetra nuestro corazón, para que lata al compás del corazón de Jesús.
Amen”
Aquí frente a nosotros, tenemos la Presencia Real de Jesús, Pan Vivo que se nos dona
como alimento espiritual. Junto a Él, esta nuestra Madre, la discípula fiel y atenta al
querer de Dios. Renovamos nuestra respuesta de seguimiento, como Familia
Consolación, agradeciendo y pidiendo con insistencia sus dones para responder en
fidelidad al llamado de Dios.
ADORACIÓN 3.
Estoy delante Tuyo, Espíritu de Amor, que eres fuego inextinguible y quiero permanecer
en tu adorable presencia, quiero reparar mis culpas, renovarme en el fervor de mi
consagración y entregarte mi homenaje de alabanza y adoración.
¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no
adoran, no esperan y no te aman.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco
el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente
en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de todos los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su
Sacratísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los
pobres pecadores.
(Piensa ahora en las faltas que más te afligen, en la pasión que más te domina, y con las
palabras que te dicte tu propia necesidad pide a Jesucristo la gracia y el remedio, y forma
al mismo tiempo el propósito de seguir trabajando para vencerte, de prevenir o de huir
las ocasiones aunque te sean muy queridas y de no desmayar en el trabajo de la vida
espiritual. Invoca a la Santísima Virgen y a los santos patronos en este momento, que es
uno de los más importantes de la adoración.)
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Padre, Creador y Redentor mío, por ser
Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos
ofendido, y propongo firmemente la enmienda de nunca más pecar, de apartarme de las
malas ocasione, confesarme, y cumplir la penitencia que se me fuere impuesta. Os
ofrezco Señor mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados; y confío
en vuestra bondad, y misericordia infinita me los perdonaréis, y me daréis gracia para
enmendarme, y para perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.
Oración final
Da el descanso eterno a todas las almas de los fieles difuntos que están en el Purgatorio.