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Estado y derechos humanos

en Perú 1980-1997

Osmar Gonzales Alvarado*

E n los países latinoamericanos que vivieron


regímenes militares desde mediados de los años
sesenta el tema de los derechos humanos adqui-
rió una relevancia especial. Las dictaduras militares
que vivieron Brasil, Argentina, Chile y Uruguay hicieron
figurar a estos países entre los principales violadores
de los derechos humanos, en donde injustificadamente
se torturó, desapareció y encarceló a innumerables per-
sonas por el solo hecho de mantener una posición políti-
ca distinta a la de los gobiernos en turno.1
Por otro lado, las sociedades centroamericanas su-
frieron dolorosos enfrentamientos entre las dictaduras
—civiles o militares— y las guerrillas, tales fueron los
casos de El Salvador, Nicaragua y Guatemala. También
hubo gobiernos militares menos represivos, como el del
general Juan Velasco Alvarado en Perú (1968-1975),
que se salió de la norma, pues no fue una dictadura
más, sino el gobierno antioligárquico más radical de la
historia peruana al dar fin al dominio de la oligarquía
prevaleciente desde fines del siglo XIX. En cualquier caso,
la vuelta a regímenes constitucionales proveyó de un

IZTAPALAPA 46
julio-diciembre de 1999 * Doctor en Ciencias Sociales por el Centro de Estudios So-
pp. 211-232 ciológicos de El Colegio de México.
Osmar Gonzales Alvarado

óptimo marco político institucional para regímenes militares. Como señala un


la difusión del tema de los derechos hu- trabajo de la Comisión Andina de Juris-
manos: tas (CAJ) del Perú:

La transición a la democracia en gran El insuficiente y frágil desarrollo de las


parte de América Latina ha coincidido instituciones constitucionales y la sub-
con, y en parte fue estimulado por, un sistencia de injustas estructuras socia-
aumento importante en la variedad y el les, hace que muchos de estos regímenes
nivel de la movilización popular alrede- sean simples democracias formales que
dor de los derechos individuales y colec- no han logrado responder a las expecta-
tivos. A la vez, la transición ha tenido tivas ciudadanas, cuyos principales pro-
lugar bajo condiciones de profundos blemas sociales y económicos aún están
cambios sociales (Jelin y Hershberg, sin resolver (CAJ, 1993: 71).
1996: 16).
Como intento mostrar en las si-
En los años ochenta, Perú fue esce- guientes páginas, el problema que emer-
nario de una situación contradictoria: gió en Perú fue que, en este marco de
por un lado, el retorno a un régimen precariedad institucional, los gobier-
constitucional y, por el otro, la aparición nos elegidos constitucionalmente duran-
de la violencia política protagonizada te los años ochenta no fueron capaces
por Sendero Luminoso (SL) (1980) y en de satisfacer las necesidades básicas de
menor medida por el Movimiento Revo- la población ni de derrotar a la subver-
lucionario Túpac Amaru ( MRTA)(1984). sión. Las consecuencias fueron serias,
Así, Perú no vivió las sangrientas dic- pues, entre otras, la hiperinflación sin
taduras del Cono Sur, ni sufrió dicta- precedentes y la violación flagrante de
duras del tipo centroamericano, pero los derechos humanos a que dio lugar
tuvo que afrontar el problema de la el desatino, desembocaron en una pro-
subversión dentro de un régimen cons- funda crisis que opacó al sistema de
titucional y ello lo ubicó en una posición representación política y propició una
sumamente especial: tener que cumplir injerencia mayor de los militares en los
la promesa democrática de mayor bie- manejos del Estado. La crisis de los par-
nestar, a la vez que derrotar a la subver- tidos y, gracias a ella, la aparición de
sión dentro de cauces legales. El no un outsider como el actual presidente,
cumplimiento de la legalidad podía sig- Alberto Fujimori (desde 1990), resaltan
nificar un escaso apoyo por parte de la las perversas consecuencias que legó
sociedad y, en consecuencia, poca legi- la década pasada.
timidad del sistema democrático. Los Como señala José Rodríguez Eli-
nuevos gobiernos debían demostrar que zondo, el estado de derecho democráti-
eran más civilizados que los bárbaros co es el hábitat natural de una cultura

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Estado y derechos humanos en Perú 1980-1997

universal de respeto a los derechos Tribunal de Derechos Constitucionales,


humanos. Pero éste defeccionó en el principalmente) dependían de poderes
Perú, entre otras cosas por la prolonga- personales y no institucionales. Por otra
da acción de los militares en funciones parte, tampoco contaba con los instru-
que no son las suyas, según los pre- mentos legales para enfrentar una ines-
ceptos constitucionales: perada situación de guerra, los distintos
gobiernos tuvieron que irlos creando,
Si en vez de integrarse a la sociedad que aunque no siempre (¿si alguna vez?) con
deben defender, las instituciones cas- un talante democrático. Como afirma
trenses tratan de subordinarla, pierden Martin Scurrah:
la posibilidad de ser percibidas como
una fuerza profesional idónea para asu- ...casos como el peruano sugieren que
mir funciones básicas en momentos de a veces son la debilidad del Estado y la
crisis internacional (Rodríguez Elizondo, fragilidad de sus componentes institu-
1989: 45). cionales de alguna manera, los respon-
sables por una situación de los derechos
¿Cómo se pueden explicar los pro- humanos (…) En casos como el peruano
cesos arriba reseñados desde una pers- el desafío puede ser tanto parar los abu-
pectiva más amplia? Este artículo toma sos como construir instituciones eficaces
nota de las dificultades que acompañan y puede involucrar no tanto la destruc-
a la construcción estatal en Perú. Es ción del Estado como su reconstrucción
necesario colocar al Estado peruano de y re-institucionalización sobre bases
los años ochenta inmerso en una crisis distintas (Scurrah, 1992: s/p).
global, tanto económica como institu-
cional, que se manifiesta en una total En otras palabras, el problema de
incapacidad por parte de la sociedad los derechos humanos (entre otros)
peruana para expresarse. Dentro de puso en evidencia la necesidad de cons-
este punto, me interesa destacar cómo truir un poder central, demanda que
la violación de los derechos humanos no ha sido satisfecha hasta el día de hoy.
es consecuencia natural de esa crisis.
La hipótesis que guía estas páginas
es: el Estado peruano, ubicado en un POLÍTICA ECONÓMICA Y GUERRA
momento de transición (en lo económi-
co, en lo político y en lo cultural), no El estallido de la guerra subversiva, pro-
estaba preparado para enfrentar el tagonizada por Sendero Luminoso y el
asunto de los derechos humanos dentro Movimiento Revolucionario Túpac Ama-
de la legalidad, debido fundamental- ru, sorprendió al Estado peruano en un
mente a que sus instituciones (el Poder momento de transición en distintos
Judicial, el Legislativo y otros, como el niveles: político, económico y cultural.

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En lo político, luego de doce años de Partido Aprista (PAP), el Partido Popular


régimen militar (1968-1980) que inclu- Cristiano (PPC) y la izquierda, que por
yen las llamadas “dos fases” (el refor- primera vez había ganado espacios
mismo velasquista, de 1968 a 1975, y significativos en la esfera política na-
el regresivo en materia de política eco- cional; a ellos se suman otros de menor
nómica y social de Francisco Morales importancia como la Democracia Cris-
Bermúdez, de 1975 a 1980), el Perú tiana, por ejemplo.
volvió a un régimen constitucional tras Pero al mismo tiempo de recrear
convocarse a elecciones para una Asam- esas reglas mínimas, el poder civil tuvo
blea Constituyente (1979) y elecciones por delante la tarea de remodelar al
generales (1980). Se trató de un mo- Estado peruano en un contexto de cri-
mento común a todos los países de la sis. Bastantes estudios de sociología
región, posterior al derrumbe de las política se han encargado de resaltar
dictaduras militares más o menos re- que, si bien el reformismo militar acabó
presivas, según los casos. Fue entonces con el régimen oligárquico, no constru-
cuando las fuerzas partidarias, luego yó uno alternativo suficientemente ca-
de haber sido obligadas a un periodo de paz de institucionalizar las reformas
hibernación durante el gobierno militar, que aquél impulsó. Al contrario, la en-
reaparecieron tratando de reconstruir deblez del nuevo Estado postoligárqui-
el Estado y la vida política misma dentro co se manifestó en la contrarreforma
de la legalidad constitucional caracte- dirigida desde el propio núcleo militar
rizada (al menos como proyecto) por la por Morales Bermúdez.
separación de poderes, elecciones loca- El gobierno de Morales Bermúdez
les y generales periódicas y la partici- actuó como puente entre el reformismo
pación ciudadana. Por su parte, si bien velasquista y el régimen constitucional
el poder militar se replegó de la escena de los años ochenta. Una vez realizadas
oficial no desapareció completamente las elecciones, el gobierno civil debió
del control del poder político y permane- sentar las bases para la reconstrucción
ció como una amenaza constante para del Estado peruano; el problema fue que,
la naciente democracia peruana. en medio de esa preocupación, apareció
Lo importante de este primer nivel la guerra subversiva.
de transición es que el poder civil que El segundo nivel de transición se re-
reaparecía en el panorama político pe- fiere a los cambios paulatinos en la po-
ruano debió recrear las reglas de convi- lítica económica. Al mismo tiempo que
vencia política entre las diversas fuerzas lo institucional experimentaba cambios,
del momento. Los partidos importantes en la política económica se producían
eran Acción Popular (AP) —que volvió al significativas modificaciones, además
poder luego de que el golpe de octubre de las transformaciones ocurridas en
de 1968 lo despojara del mismo—, el la concepción del Estado. De las polí-

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ticas proteccionistas y fortalecedoras mo militar en cuanto a la constitución


del Estado (que buscaban consolidar de nuevos sujetos sociales y a una ori-
una burguesía industrial que invirtiera ginal forma de relación entre ellos. Los
en el país y creara un mercado interno), grupos mestizos e indígenas princi-
características del reformismo militar, palmente, eternamente marginados de
se pasó a poner en marcha políticas la nación, en la medida que adquirieron
económicas liberales que tendían a re- nuevos derechos se conformaron como
ducir el papel del Estado en materia interlocutores legítimos ante el Estado.
económica. El Estado se reprivatizó (o Sin embargo, el discurso marginador
empezó a hacerlo) y al mismo tiempo por motivos étnico-culturales perma-
se desentendió de los conflictos sociales, neció, lo que produjo un conflicto entre
dejando su resolución a las negocia- estos sujetos populares por un lado, y
ciones bilaterales casi sin arbitraje el Estado y sus elites por el otro. Éste
estatal. Si bien ésta ha sido la tenden- es un tercer elemento de conflicto, pues
cia característica desde 1980, misma existía una sociedad que reclamaba la
que se ha profundizado en la actualidad, ampliación de derechos y un Estado que
no se trató de una trayectoria lineal. estrechaba y segmentaba sus vincu-
Es posible identificar tres momentos laciones con ella. Los grandes perdedo-
en el cambio del Estado en materia de res de la guerra subversiva pertenecie-
política económica. En el primero se dio ron precisamente a estos contingentes
la liberalización tibia y ambigua del étnico-culturales desplazados o margi-
gobierno de Acción Popular. En el se- nados del “cuerpo de la nación”.
gundo, con el fracaso del proyecto del Importantes análisis recientes se
gobierno aprista (1985-1990) por res- han encargado de destacar que la “cho-
tablecer el protagonismo del Estado lificación” o “andinización” del país
fundamentalmente durante sus dos pri- constituye la argamasa que puede des-
meros años de gestión (que terminó en embocar en la configuración de una
una errática conducción política), se per- identidad nacional. Este proceso tiene
mitió el avance sin precedentes de la sus primeros espacios de manifestación
hiperinflación, la corrupción y la des- en lo micro social, pero no llega a crear
protección del Estado (y de la sociedad) representaciones partidarias propias
ante la amenaza subversiva. En el y a construir un Estado a su imagen y
tercero, iniciado en 1990, el proceso li- semejanza. El conflicto central es que
beralizador en materia económica alcan- existen procesos sociales que no adquie-
zó su punto culminante con el gobierno ren institucionalidad en las esferas es-
del ingeniero Alberto Fujimori. tatales impidiendo el reconocimiento y
El tercer y último nivel de transición la ampliación de los derechos ciudada-
es el sociocultural, que guarda relación nos. Este desfase —que ya es crónico
con la herencia legada por el reformis- en la historia peruana— se agudiza en

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Osmar Gonzales Alvarado

los tiempos de la guerra subversiva La participación activa de grupos civiles,


de los años ochenta. medios de prensa, organismos no guber-
La democracia (entendida del modo namentales, organismos internaciona-
más sencillo como un régimen para re- les y otros, sensibilizaron a la opinión
solver conflictos) no contribuyó a so- pública ante esas violaciones.
lucionar ninguno de los problemas Como sucedió en todos aquellos paí-
culturales, sociales, políticos y econó- ses que transitaron de una dictadura
micos. Peor aún, éstos se agravaron con militar a un régimen constitucional, la
la aparición de la subversión. Debilidad democracia generó en Perú grandes
del régimen y aparición de un enemigo expectativas de incorporación. Sin em-
muy poderoso constituyen los dos ele- bargo, más allá de un cierto sentimiento
mentos entre los cuales se debe ubicar de desahogo frente a la presión militar
el problema de los derechos humanos que quedaba atrás, la mejoría no fue
en Perú. para nada importante en otros terrenos
de la vida social. Las políticas liberales
y las restricciones para ejercer los dere-
LA PRECARIEDAD DEL ESTADO Y EL PODER chos que imponía el ambiente creado
PERSONAL por la guerra generaban una situación
que tensaba y ponía a prueba a la pro-
La poca “estatidad” del Estado peruano, pia democracia, ¿cómo se podía defen-
es decir, la precariedad de sus institu- der el Estado y la democracia si no se
ciones para regular la vida social, im- contaba con instituciones sólidas? Esta
pedía que se enfrentara el problema de fragilidad permitió la participación, casi
la guerra por cauces institucionales. De sin contrapeso, de los militares, con la
este modo, se abría un abismo entre consecuente violación de los derechos
un Estado que, sin tener recursos lega- humanos. En otras palabras, la ende-
les apropiados para enfrentar la guerra blez institucional del Estado peruano
reprimía indiscriminadamente, y una obligó a los gobernantes civiles a que
sociedad que desconfiaba cada vez más recurriesen a una de las pocas institu-
de aquél y de la elite política. Esta brecha ciones más o menos sólidas con las que
se tradujo en una constante y sistemá- contaba el país: el ejército; justamen-
tica violación de los derechos humanos te la institución menos preocupada por
sin que, al menos en una primera etapa, respetar los derechos humanos.
la sociedad reaccionara y se enfrentara Paralelamente a la corriente de opi-
a dicha situación. Ello vendría después, nión que crecía frente a las violaciones
cuando la subversión salió de su zona de los derechos humanos, la sociedad
de origen (el departamento de Ayacucho, reclamaba instituciones a las cuales
en los Andes centrales) y se extendió a poder acudir para protegerse, institu-
otras partes de la geografía peruana. ciones autónomas del poder personal

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(del Ejecutivo) y que, al mismo tiempo buía el hecho de que aquellas primeras
que protegieran los derechos individua- acciones armadas tenían como esce-
les y colectivos, fortalecieran un aparato nario a los lejanos Andes; lejanos no
estatal. El Poder Judicial y su autono- tanto geográficamente pero sí mental
mía fue un reclamo constante de la y simbólicamente. Por otra parte, los go-
sociedad civil, pero también de un par- bernantes acciopopulistas tenían pre-
lamento fiscalizador del Ejecutivo y de sente que justamente durante su primer
un Tribunal de Garantías Constitucio- gobierno (1963-1968) se habían desen-
nales de veras efectivo. cadenado las guerrillas (de 1965), prota-
El autogolpe de Fujimori en man- gonizadas principalmente por el Movi-
cuerna con el ejército el 5 de abril de miento de Izquierda Revolucionaria
1992, explicado en gran parte por la (MIR), a las que pudo liquidar en pocos
defección de los partidos políticos, signi- meses. Se pensó que lo mismo podía su-
ficó la salida (transitoria) autoritaria y ceder en los ochenta, presunción tre-
personalista a la crisis de gobernabili- mendamente equivocada como ahora
dad. Pero también significó la agudiza- sabemos.
ción de los problemas ya mencionados, La estrategia del gobierno fue enfren-
pues, como nunca antes, el gobierno tar a la subversión sólo con las fuerzas
personal hizo presa de las instituciones policiales (siempre en la creencia de que
estatales con la consecuencia inevita- se trataba de delincuentes comunes),
ble de la arbitrariedad. La situación se las cuales no estaban preparadas para
agravó por la inexistencia de organiza- el tipo de guerra que empezaba a desa-
ciones civiles suficientemente fuertes tarse en Perú. Luego de un primer mo-
para hacer contrapeso al gobierno per- mento de derrotas, el gobierno decidió
sonalizado de Fujimori; esto, aunado a cambiar de táctica y encarar el pro-
que gran parte de la ciudadanía le si- blema con mayor severidad. En 1983
guió ofreciendo un apoyo considerable, el gobierno de Acción Popular envió a
a pesar de sus duras medidas económi- la marina para exterminar a los terro-
cas neoliberales. ristas (pues ya se comenzaba a llamar
de ese modo a los senderistas) dirigidos
por las fuerzas antidemocráticas inter-
LOS GOBIERNOS CONSTITUCIONALES nacionales (léase por el comunismo in-
Y LOS DERECHOS HUMANOS ternacional). Esta decisión fue inocua
para derrotar a los subversivos y sí muy
Durante el gobierno de Acción Popular perjudicial para la consolidación insti-
las primeras acciones subversivas no tucional del Estado y, en consecuencia,
fueron tomadas con seriedad, incluso para el cuidado de los derechos huma-
se les denominó abigeatos, tratando de nos. Durante 1983 y 1984 Perú fue es-
minimizar su importancia. A ello contri- cenario de un verdadero genocidio.

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Osmar Gonzales Alvarado

La táctica de arrasar poblados se- El Estado, incapaz, fue cediendo cada


rranos con la idea de exterminar a los vez más a la tentación de la represión
subversivos trajo como consecuencia el indiscriminada; las violaciones a los
asesinato masivo de gente inocente, en derechos humanos se convirtieron en
su mayoría campesinos quechuaha- asunto cotidiano. Como contraparte, la
blantes. Las noticias que llegaban a sociedad iba sensibilizándose ante esas
Lima sobre incursiones militares en violaciones; en este proceso jugaron un
poblados andinos, y sobre las acciones papel importante algunas organizacio-
de los senderistas se fueron volviendo nes privadas, nacionales y extranjeras,
cotidianas y ocuparon gran parte del como Amnistía Internacional (AI), cuyos
paisaje mental de los peruanos de aquel informes el presidente Belaúnde echaba
entonces. al bote de la basura sin leerlos, según
A los enfrentamientos, el arrasa- sus propias declaraciones.
miento de poblados y las emboscadas, Desde este primer gobierno constitu-
se unieron actos como el estallido de cional —el de Acción Popular— se va
coches bomba, ajusticiamientos y apa- configurando lo que Carlos Iván Degre-
gones, fomentando un ambiente de
gori y Carlos Rivera llaman abdicación
temor e inseguridad profundos en la
de la autoridad democrática, la cual se
población, que, cada vez con mayor
profundizará en los años siguientes:
intensidad, reclamaba orden y seguri-
dad. Un primer hecho que tuvo dramá-
En 1985, poco antes de terminar su man-
tica resonancia a nivel nacional fue la
dato, (AP) dio muestra de esta abdicación
muerte de nueve periodistas en la co-
al promulgar la ley de los Comandos Po-
munidad de Uchuraccay ocurrida en
lítico-Militares que, en vez de otorgar a
enero de 1983. El gobierno designó una
las autoridades civiles —prefectos, alcal-
comisión presidida por el escritor Mario
des— un papel protagónico en la lucha
Vargas Llosa para que investigara los
antisubversiva, creó en cierta medida la
sucesos y determinara quién o quiénes
habían sido los autores de tan tremenda brecha entre prerrogativas y responsa-

masacre. Pero más allá de la imposible bilidades militares legalizando las prime-

identificación de los asesinos (campe- ras (Degregori y Rivera, 1993: 11).


sinos o militares disfrazados de paisa-
nos), lo que deseo enfatizar es el horror Hacia fines de 1984, 13 provincias
que ya se apoderaba de los peruanos habían sido declaradas zona de emer-
en los ochenta. Demasiadas muertes gencia (de los departamentos de Aya-
para resultados tan insignificantes en cucho, Apurímac y Huancavelica), y el
el enfrentamiento a la subversión. Se Ministerio del Interior calculaba en la
comenzaba a hablar de la inútil paz de primera mitad del mismo año en 1,200
los muertos. el número de víctimas civiles y en 600

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el de guerrilleros (Amnistía Internacio- valoración. En el plano sociopolítico, los


nal, 1985). La espiral de violencia se iba ciudadanos del Estado peruano tenían
ampliando a pasos agigantados, situa- rangos y categorías.
ción que, como señalaba la propia Am- En segundo lugar, la carencia de
nistía Internacional, hacía sumamente solidez de las instituciones en Perú se
difícil conocer en toda su dimensión las expresó de manera rápida y directa en
consecuencias (en términos de vidas hu- el hecho de que el parlamento, el cora-
manas) de la guerra: zón de un gobierno democrático, fue
reducido a un papel secundario respec-
Es posible que jamás llegue a conocerse to del que se le destinaba al Ejecutivo.
el número total de las víctimas de la Éste, vía decretos legislativos, fue limi-
violencia ejercida por la guerrilla y de tando cada vez más las funciones pro-
los homicidios políticos perpetrados por pias del parlamento (producir leyes,
fuerzas gubernamentales (Amnistía In- fiscalizar al Ejecutivo, entre otras), con-
ternacional, 1985: 5). centrando lo fundamental de las deci-
siones para sí. Un rasgo importante es
No obstante, Amnistía Internacional que los gobiernos de Acción Popular y
calculaba que, desde que se había de- de Alianza Popular Revolucionaria Ame-
cretado el estado de emergencia en los ricana (APRA) contaron con mayorías ab-
departamentos de Ayacucho y Huanca- solutas en el parlamento, lo que facilitó
velica, habían desaparecido 1,000 per- ese engranaje.
sonas aproximadamente. En tercer lugar, la precariedad del
Deseo remarcar algunos elementos poder civil ante una situación inédita
que servirán para seguir el análisis. En como fue la guerra subversiva, tradu-
primer lugar, la localización geográfica cida en su abdicación frente a las fuer-
de la subversión senderista en las sie- zas armadas, se debe entender como
rras centrales, lejos del asiento del po- resultado de una fragilidad institucional
der político (Lima), contribuyó a un del Estado que, en un marco de régimen
cierto desentendimiento e insensibili- democrático, se acentúa. Es decir, no
dad por parte del sector criollo urbano fue sólo producto de una mala deci-
de Perú. Hecho que revela la escisión sión del gobierno acciopopulista, pues
en múltiples niveles del país, desde el la evolución de la relación entre el po-
elemental geográfico hasta llegar al cul- der civil y las fuerzas armadas siguió
tural. En otras palabras, mientras las esa tendencia hasta profundizarse en
víctimas fueran aquellos seres que vi- el límite con el gobierno actual. La de-
vían en las zonas agrestes de la sierra, cisión de otorgar más poder a los mi-
de piel cobriza, tan distantes del Perú litares se explica por razones profundas
oficial y de los que se identificaban con que van más allá de la abdicación de-
ellos, la muerte tenía una diferente mocrática.

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Osmar Gonzales Alvarado

EL GOBIERNO DEL PARTIDO APRISTA La amplia legitimidad ciudadana


conquistada por García en las eleccio-
El fracaso del gobierno de Acción Popu- nes y en las encuestas diarias le per-
lar tanto en materia económica como mitieron maniobrar con cierta libertad.
en la lucha contra la subversión, permi- Pero las buenas expectativas se colap-
tió al Partido Aprista ganar las eleccio- saron con un asunto que significó un
nes con cierta holgura (incluso no hubo primer quiebre en la confianza de la so-
necesidad de una segunda vuelta elec- ciedad: la llamada “masacre de los
toral frente a la principal fuerza competi- penales”, ocurrida los días 18 y 19 de
dora, Izquierda Unida -IU). Las esperan- junio de 1986.
zas transmitidas desde el discurso de El contexto de la matanza de los
campaña, en relación con un mayor penales lo ofrece la víspera de un con-
bienestar para todos los peruanos, tu- greso mundial de la Internacional So-
vieron amplia aceptación entre la ciu- cialista, de la cual el Partido Aprista se
dadanía, más allá de las diferencias de quería volver un actor importante.
clases sociales. Aprovechando tal coyuntura, y sabien-
El gobierno aprista empezó con gran do que las lentes de las cámaras de la
apoyo general. Incluso sus dos primeros prensa internacional iban a estar pues-
años de gestión fueron de cierto repunte tas en Lima, a las 6 de la mañana del
económico, lo que hizo abrigar expecta- 18 de junio alrededor de trescientos
tivas de que el “futuro diferente” prome- setenta y cinco senderistas presos se
tido era posible. Respecto al problema amotinaron tomando en total siete rehe-
de los derechos humanos, como seña- nes en tres cárceles limeñas: San Juan
lan Degregori y Rivera, el gobierno Bautista (ex El Frontón), San Pedro (ex
aprista también obsequió esperanzas de Lurigancho) y Santa Bárbara (ex Cárcel
que estos derechos se respetarían y de Mujeres del Callao). En un inicio se
de que la autoridad civil dirigiría la lu- constituyó una comisión de paz encar-
cha contra la subversión; que la estra- gada de dialogar con los amotinados y
tegia política se impondría a la solución de tratar de ver la manera de atender
militar. Alentaba esta creencia el hecho sus demandas (no ser trasladados a
de que, poco después de instalado su otras cárceles y aumento de los alimen-
gobierno, Alan García pasó a retiro a tos). Sin embargo, la comisión pronto
los mandos militares que habían come- fue despedida y remplazada por el co-
tido masacres en tierras ayacuchanas. mando conjunto, el cual se hizo cargo
Por otro lado, su discurso se sostenía de la situación. En la madrugada del
en el hecho de que daría prioridad a las día 19 inició el ataque contra los sen-
zonas más empobrecidas (caldo de cul- deristas amotinados con el resultado de,
tivo de la subversión), especialmente a aproximadamente, doscientos cuarenta
lo que llamó “el trapecio andino”. y ocho muertos.2 Fue la consumación

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de lo que la opinión pública conoce como hechos, presentaron su dictamen de


“la masacre de los penales”, y lo que los mayoría que finalmente fue aprobado.
senderistas identifican como “el día de Más allá de lo circunstancial, es impor-
la heroicidad”. tante destacar la escasa autonomía de
A los pocos días de la masacre, el las instituciones, que es general, pero
24 de junio, Thomas Hammarberg, se- que se revela en un punto muy sensible:
cretario general de Amnistía Inter- el de los derechos humanos. De este
nacional, envió un telefax al presidente modo, el Ejecutivo, en concreto el presi-
García donde le pedía que una comisión dente, quien fue señalado por el informe
imparcial investiguera los sucesos, y le de la Comisión Ames (1988) como el res-
manifestaba que: ponsable directo de la masacre — pues
se señala que las fuerzas militares ac-
...muchos de los presos presuntamente tuaron con la complacencia de éste—,
muertos fueron ejecutados sumariamen- sale completamente indemne de sus res-
te después de haberse rendido a las fuer- ponsabilidades políticas ante los hechos.
zas del ejército y de la marina [por eso, Otro aspecto que es importante ana-
dichas informaciones requieren de] ur- lizar es el de cómo vivió la población los
gente investigación y clarificación públi- sucesos de los penales. Javier Cham-
cas (Amnistía Internacional, 1987: 1). pa y Gonzalo Portocarrero (1986) de-
muestran que en un primer momento,
Ante la presión internacional en casi inmediatamente después de ocurri-
contra de la resolución violenta del amo- dos los sucesos, con poca información
tinamiento senderista, el gobierno apris- y mucho temor, hubo un consistente
ta, vía el parlamento, designó una comi- 14 por ciento que apoyó la medida gu-
sión encargada de la investigación de bernamental de arrasar con los amoti-
los sucesos de los penales presidida por nados. Esta cifra se mantuvo en un
el senador de IU, Rolando Ames Cobián, segundo momento, con más informa-
dueño de una imagen de respetabili- ción y mayor seguridad. Es decir, se
dad, que ofrecía confianza en que se manifestó un núcleo “duro”, que legiti-
realizaría una investigación objetiva y mó la acción militar.
serena. La composición de la “Comisión Las masacres y el exterminio de po-
Ames” fue plural, e incluso la integraron blaciones de campesinos se hicieron co-
miembros de la mayoría oficialista. munes. En el mismo año de la matanza
Luego de algunos meses de intenso de los penales, 1986, se produce la de
trabajo, el informe de la comisión fue Accomarca (Ayacucho), y en 1988 la
presentado al Congreso para su apro- de Ccayara, ante las cuales el gobierno
bación o rechazo. En el último momen- no supo, ni pudo, imponer la autoridad
to, los miembros apristas se retiraron civil sobre la militar. Los que dirigie-
de la comisión y, adulterando algunos ron los ataques fueron liberados de sus

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Osmar Gonzales Alvarado

José Clemente Orozco, Confusión de las religiones, 1936-1939

responsabilidades por considerar que que se empobrecía sin remedio y que,


se trataba de “actos de servicio” o, en el además, se militarizaba. En 1990, la
peor de los casos, de “excesos”, pero nun- tercera parte del territorio peruano y
ca de lo que fueron: resultados inevita- prácticamente la mitad de la población
bles de una lógica de enfrentar la guerra. se encontraban bajo control militar. Para
El trasfondo lo otorgaba una economía completar el panorama, Sendero Lumi-
que se precipitaba en su más profunda noso había decidido en su Primer Con-
crisis (en el peor momento, en 1990, se greso (1988) pasar a la conquista del
llegó a más de 7,000 por ciento de infla- “equilibrio estratégico”, la siguiente eta-
ción anualizada). En el plano institucio- pa de su guerra.
nal, el propio gobierno perdía inexo- Uno de los reclamos más explícita y
rablemente el apoyo de la ciudadanía recurrentemente expresados fue el cas-
por su intento frustrado de nacionalizar tigo a los violadores de los derechos
la banca (que rebotó en un avance de la humanos. Para ello, destacadas perso-
influencia neoliberal encabezada por el nalidades pusieron el énfasis en la ne-
escritor Mario Vargas Llosa y por el abo- cesidad de consolidar un Poder Judicial
gado Hernando de Soto), mientras que completamente autónomo del Ejecu-
los partidos en su conjunto entraban tivo. En otras palabras, la designación
al tramo final de la crisis que los lleva- de los jueces no debía pasar por acuer-
ría al despeñadero en los años noventa. dos previos entre la mayoría parlamen-
No se veía ninguna salida en un país taria y el propio presidente; sólo así, los

222
Estado y derechos humanos en Perú 1980-1997

jueces podrían actuar con libertad, sin LA ALIANZA FUJIMORI-MILITARES


presiones ni chantajes de ninguna índole.
Al mismo tiempo, se pidió el fortaleci- El desprestigio con que el Partido Apris-
miento del Tribunal de Garantías Cons- ta terminó su gobierno incidió aún más
titucionales. en la desafección política de la población
En su informe de 1989, Amnistía In- peruana. La crisis del gobierno aprista
ternacional señalaba que, desde 1981 (iniciada con el proyecto de estatización
había documentado “más de 3,000 de la banca a mediados de su gobierno,
detenidos a disposición del gobierno”, y continuada por los signos de corrup-
que casi igual número de personas ción y una abdicación casi total res-
había muerto por acciones “de las fuer- pecto de los militares) fue paralela a la
zas gubernamentales en ejecuciones crisis de la clase política. Desde enton-
masivas y asesinatos”, lo cual fue acom- ces se decía que las fuerzas políticas tra-
pañado de la violencia más intensa dicionales debían ser removidas. Ello
ejercida por los grupos armados. Luego, explica que, en 1989, triunfara en las
dicho informe subraya algo importante, elecciones municipales un candidato
que la “mayor parte de las víctimas son
que nunca antes había participado en
familias campesinas de zonas monta-
política, Ricardo Belmont, dueño de una
ñosas remotas” (Amnistía Internacio-
emisora radial y animador de televisión.
nal, 1989: 2).
El triunfo de Belmont fue el preludio del
Como conclusión de los diez años
triunfo de Alberto Fujimori en las elec-
de gobiernos constitucionales, se puede
ciones generales de 1990.
afirmar que no se consolidó la democra-
Como se sabe, Fujimori apareció
cia en tanto sistema político, que tam-
sorpresivamente en el escenario elec-
poco se fortaleció el Estado, ni mucho
toral como una opción de fuerza. Su
menos se redujeron las desigualdades
contrincante, el famoso escritor Mario
sociales que son tan extremas en el Perú
Vargas Llosa, si bien tampoco había
actual. El fracaso de los gobiernos de
los ochenta abrió las puertas para el participado directamente en la lucha
autoritarismo de la década siguiente. política, sí iba acompañado de un gran
José Burneo lo expresa así: prestigio internacional y, aunque su
discurso, en oposición al de los políti-
Ambos gobiernos [el de AP y el del APRA] cos tradicionales, le permitió generar
—por diversas razones— fracasaron en gran aceptación popular, al menos en
su intento por transformar el Estado. Este un primer momento, pero en la prefe-
fracaso conlleva el acrecentamiento de rencia electoral pesaron mucho los ele-
la violencia, convirtiéndose el mismo Es- mentos étnico y de clase, como ya lo
tado, parcialmente, en un factor gene- han señalado algunos analistas (De-
rador de violencia (Burneo, 1989: 9). gregori y Grompone, 1991).

223
Osmar Gonzales Alvarado

Vargas Llosa apareció ante una po- social de éste cambió de manera drás-
blación peruana (mayoritariamente tica (incluso se presentó un proyecto
chola) como muy blanco y casi hasta para privatizar el sistema educativo). El
oligárquico; es decir, representando a gobierno mudó de alianzas, consiguió
las viejas fuerzas sociales que el país el apoyo político e ideológico de la llama-
quería dejar en el pasado. No pudo sin- da nueva derecha, la misma que meses
tonizar su campaña con el nuevo país antes había apoyado a Vargas Llosa, y
que había ido surgiendo desde media- consolidó sus lazos con los militares.
dos del presente siglo. Sin embargo Completando el panorama, la estrate-
Fujimori, casi desconocido, sí logró es- gia antisubversiva se modificó sustan-
tablecer una importante comunicación cialmente.
con la mayoría migrante, no blanca, El 28 de julio de 1990, cuando Fuji-
mestiza y popular. A este hecho se debe mori asumió la Presidencia, pronunció
agregar algo que no ha sido suficiente- estas palabras frente a la representa-
mente subrayado: el triunfo electoral de ción parlamentaria:
Fujimori se materializó gracias a que
se le endosaron votos del Partido Apris- El irrestricto respeto y promoción de los
ta y de sectores de Izquierda Unida. derechos humanos será una firme línea
Estas fuerzas políticas, en su lucha con- de acción de mi gobierno... La violencia
tra la derecha —y sin posibilidades de terrorista que enfrenta actualmente
ganar las elecciones— optaron por votar nuestra joven democracia no puede jus-
por un tercer candidato, teniendo en tificar, de manera alguna, la violación
mente que el nuevo gobierno sería una sistemática o esporádica de los derechos
especie de sucedáneo de ellos. Y en un humanos. La lucha antisubversiva que
primer momento así fue. emprenderá mi gobierno se enmarcará
Los meses iniciales del gobierno de y ejecutará conforme a los principios
Fujimori contaron con miembros des- consagrados por la Constitución y las
tacados de la izquierda en su gabinete leyes de la República. Esta perspectiva
y, en el parlamento, la representación será aplicada con equidad y justicia, tanto
aprista jugó un papel importante en el para aquéllos que hoy agreden nuestra
apoyo al Ejecutivo.3 Este sistema de sociedad como para los que la defienden
alianzas se derrumbó cuando Fujimo- (sic) (Amnistía Internacional, 1991: 29).
ri decidió aplicar el “plan de choque”
económico. En ese momento no sólo se Pero la evolución de los hechos y los
modificó la política económica sino toda cambios ocurridos en el propio gobierno
la concepción del gobierno, tanto en desmentirían tales propósitos. Pronto,
materia social como en política. El pro- Fujimori estableció relaciones peligro-
yecto privatizador empezó a reducir el sas con los sectores duros del ejército,
papel del Estado, por tanto, la función asumiendo completamente la dirección

224
Estado y derechos humanos en Perú 1980-1997

de la estrategia en materia antisubver- tuvo al general Nicolás de Bari Hermoza


siva. En 1991, la Comisión Nacional de como Comandante General de las fuer-
Derechos Humanos (CNDDHH) cuestionaba zas armadas, a pesar de que ya le to-
la política del gobierno en esta materia: caba retirarse, y cambió y dio de baja a
miembros de la oficialidad castrense ar-
El Poder Ejecutivo ha optado por una bitrariamente, lo cual ocasionó un debi-
estrategia antisubversiva que acentúa de litamiento de la institución militar, que
tal modo los aspectos militares y autori- se sumaba así a la crisis general de las
tarios, que pone en peligro ‘no sólo la instituciones del Estado (Degregori y Ri-
propia economía del país sino la propia vera, 1993: 18).
viabilidad nacional’. Además, afecta li- Sólo en el primer año del gobierno
bertades básicas, restringe atribuciones fujimorista Amnistía Internacional reci-
de las autoridades políticas elegidas por bió informes de 268 desapariciones tras
el pueblo y militariza al país (CNDDHH, detenciones de las fuerzas del orden,
1992: 1).4 además de múltiples denuncias por
casos de tortura.
Mediante decretos, el gobierno bus- Pero el caso de violación de los de-
có reestructurar el Sistema de Defensa rechos humanos más espeluznante o,
Nacional (SDN) para enfrentar el conflic- en todo caso, el más espectacular, fue
to interno (antes sólo debía cumplir el conocido como “el caso de La Can-
funciones en caso de conflicto externo), tuta”.
amplió las facultades de las fuerzas Dentro de la estrategia mencionada,
armadas (poder ingresar a universida- de otorgar la conducción de la guerra
des o a penales, por ejemplo) y legali- antisubversiva a las fuerzas armadas,
zó el armamento de comités de defensa el ejército ocupó la Universidad Nacio-
civil (Degregori y Rivera, 1993: 16). Sin nal de Educación Enrique Guzmán y
embargo, estos decretos no fueron apro- Valle (La Cantuta) desde el 21 de mayo
bados por el parlamento que, mayorita- de 1991. Es necesario mencionar que
riamente, insistía en que la conducción dicha universidad había sido señalada
de la estrategia antisubversiva debía por gobiernos anteriores como un cen-
estar bajo responsabilidad de la auto- tro del senderismo, por eso permanecía
ridad civil. La salida política del gobier- vigilada y bajo sospecha. Luego de un
no a este impasse fue el autogolpe del altercado entre algunos estudiantes y
5 de abril de 1992, que definió comple- el teniente al mando, Aquilino Porte-
tamente la estrategia seguida en los lla, el 18 de julio de 1992 desaparecie-
años posteriores. ron nueve estudiantes y un profesor,
A partir de entonces, Fujimori asu- precisamente quienes habían increpado
mió un poder casi absoluto en alianza a dicho teniente la manera abusiva
con algunos oficiales del ejército. Man- como trataba a los estudiantes. Eviden-

225
Osmar Gonzales Alvarado

temente, el ejército negó toda respon- No obstante, el ambiente de relativa


sabilidad por las desapariciones. Por su calma fue echado abajo repentina y es-
parte, la minoría representada en el pectacularmente. En diciembre de 1996,
Congreso exigía que se investigaran a un comando del Movimiento Revolu-
fondo los sucesos. El 2 de abril de 1993, cionario Túpac Amaru invadió la casa
el congresista de oposición Henry Pease del embajador japonés tomando como
García informó que había recibido un rehenes a quienes se habían congrega-
sobre cerrado que describía con detalle do para celebrar el onomástico del em-
todo el operativo del secuestro, inclu- perador de aquel país asiático. Luego
yendo los nombres de los homicidas. de largos meses de la acción armada del
El 2 de julio llegó a la redacción del MRTA, en abril de 1997, en un operativo

semanario opositor Sí un plano que in- audaz, fuerzas combinadas de la policía


dicaba dónde supuestamente estaban y del ejército liberaron a los rehenes y
enterrados los cuerpos del profesor Mu- ultimaron a los miembros del comando
ñoz y de los nueve estudiantes: en el rebelde, a pesar de que algunos de ellos
—según algunas versiones— se rindie-
kilómetro 14.5 de la carretera a Cie-
ron. Lo exitoso del operativo le redituó
neguilla, cerca de Lima. Efectivamente,
al presidente una alza considerable de
ahí encontraron los cuerpos de los se-
su aceptación ante la opinión pública:
cuestrados. Luego vino un simulacro
de 38 por ciento que tenía antes de la
de juicio al que sólo acudieron los “chi-
liberación de los rehenes subió al 70
vos expiatorios” (después puestos en li-
por ciento.
bertad), en tanto que aquellos oficiales
La popularidad del presidente Fuji-
con un rango mayor que el del ex jefe
mori parecía indeclinable luego de siete
de la Dirección de Inteligencia del Ejér-
años en el poder (condición imprescin-
cito fueron liberados de asistir al juicio.5
dible para intentar una nueva reelección
A su vez, Fujimori exhibía indu-
en los comicios del año 2000). La amplia
dables éxitos ante el país. Abatió la hi- aceptación a su gobierno, llevó a Fuji-
perinflación y en septiembre de 1992 mori a reforzar su protagonismo, aun
capturó al líder del senderismo: Abimael a costa de exacerbar la arbitrariedad.
Guzmán. Su gobierno logró lo que no En mayo de 1997 destituyó a tres de
pudieron los dos gobiernos constitu- los cuatro jueces que integraban el Tri-
cionales anteriores: seguridad y orden. bunal de Garantías Constitucionales,
Con la satisfacción de esas demandas, por considerar que éste no cumplía con
una sociedad como la peruana, que que- ningún papel importante en el funciona-
ría olvidar el horror, “cerró los ojos” ante miento del Estado. Sorpresivamente,
las violaciones de los derechos hu- sectores de la ciudadanía no aceptaron
manos. La alianza Fujimori-ejército ya esta nueva medida autoritaria del go-
podía actuar con cierta tranquilidad. bierno y salieron a las calles a protestar

226
Estado y derechos humanos en Perú 1980-1997

en manifestaciones sin precedentes en derechos humanos o, más exactamente,


los años del fujimorismo, haciendo pe- sus derechos humanos. Tienen que ver
ligrar el proyecto presidencial de la con temas como el terrorismo o la lucha
reelección. antisubversiva, pero los desbordan. La
El despertar de gran parte de la so- guerra está en descenso, y sin embargo
ciedad puede estar señalando que ésta el problema entendido así, sigue o es aún
es más crítica de lo que se supone y más grave (CNDDHH, 1996: 57).
que puede ser un obstáculo decisivo al
proyecto de permanencia del fujimo-
rismo. Quizá la razón se encuentre en SOBRE LAS ORGANIZACIONES
que, si bien el actual gobierno dio res- NO GUBERNAMENTALES
puesta parcial a una demanda de orden
y cierta paz social al casi eliminar a los El papel de las organizaciones no guber-
grupos subversivos, y al abatimiento de namentales (ONG) en Perú ha sido, como
la hiperinflación, los sectores mayori- en otros países que sufren violaciones
tarios siguen viviendo las mismas o de derechos humanos, fundamental
peores condiciones de hace una buena para denunciarlas y darlas a conocer a
cantidad de años (a pesar de ciertas la opinión pública, sensibilizándola ante
medidas populares centradas en la edi- ciertas situaciones que, de otro modo,
ficación de escuelas y en la construc- hubieran pasado inadvertidas. Por otro
ción de carreteras), manteniendo como lado, dichas ONG han actuado también
central el reclamo por el derecho a la como importantes espacios de organiza-
vida. Como señala la CNDDHH: ción social, de protección frente a los
abusos del Estado y de capacitación
...los derechos humanos aparecieron (en sobre el conocimiento de dichos dere-
los focus group que utilizaron para sus chos por parte de la población para que
análisis) como una extensión de sus as- ésta pueda actuar legalmente. Además,
pectos más públicos y conocidos —las las ONG de derechos humanos han uti-
desapariciones, los costos sociales de la lizado los mecanismos jurídicos inter-
guerra, etcétra— hacia una reivindica- nacionales para la defensa de tales
ción contra el maltrato y el abuso en derechos. En Perú quizá las ONG más
todas sus formas. Ése era el derecho a importantes son la Comisión Andina de
la vida: la preocupación por la integridad Juristas (CAJ), el Instituto de Defensa
física y moral de las personas, recla- Legal (IDL), el Centro de Estudios y Ac-
madas casi siempre con el dramatismo ción para la Paz (CEAPAZ), la Asociación
de relatos que provenían de experiencias Pro Derechos Humanos (APRODEH) y, por
directas y cercanas. El nexo con las supuesto, la Coordinadora Nacional de
narraciones previas era transparente: Derechos Humanos, que agrupa a las
ésos son, por lógica consecuencia, los mencionadas y a otras.

227
Osmar Gonzales Alvarado

En la labor de divulgación de los cracia en la región andina” del 22 al 24


actos de violación de los derechos hu- de julio de 1993, en Lima. Algunas de
manos han estado al lado de las ONG la las conclusiones a las que llegaron
Iglesia y ciertos medios de información sobre el papel de las ONG fueron las si-
(especialmente diarios y revistas, aun- guientes. En primer lugar, se redefinió
que también algunos programas televi- quiénes violan los derechos humanos:
sivos, casi siempre de oposición). Sin
ellos, la tarea de las ONG no habría tenido Un defensor de los derechos humanos
la repercusión que logró. Ello explica el no debe callar o declarar que no es asun-
hostigamiento por parte del actual go- to suyo crímenes atroces que han afec-
bierno a los medios de prensa. tado la conciencia moral de la sociedad.
El papel y la concepción de las ONG En un país que sufre el azote de la vio-
con respecto a los derechos humanos lencia asesina —y este es el caso del
ha ido variando en los últimos años. Perú— una ONG no podría decir que el
En un primer momento, éstas se cen- grupo armado que está secuestrando,
traron exclusivamente en las denuncias asesinando y destruyendo bienes no está
de las violaciones del Estado, ofreciendo violando los derechos humanos porque
a los gobiernos de turno una salida jurídicamente sólo el Estado puede vio-
política. Al no tomar —las ONG— dentro larlos (CAJ, 1994: 43).
de su radio de acción las acciones
violatorias de los derechos humanos de Es pertinente destacar que esta re-
otros agentes no estatales, los gobiernos formulación por parte de las ONG pe-
“denunciaban” que ellas estaban colu- ruanas contribuyó para que organismos
didas con la subversión, y que sólo se internacionales, como Amnistía Inter-
atacaba al Estado por su deseo de nacional, modificaran su mandato,
destruirlo. De esta manera, los gobier- pues antes no contemplaban la con-
nos emparentaban en un solo bloque dena a los grupos alzados en armas.
a las fuerzas subversivas y la defensa En segundo lugar, se hace referencia
de los derechos humanos, lo que abriría a los distintos estatutos jurídicos según
espacios para la impunidad. Ello creó los tipos de los violadores de los dere-
temor y reticencias en algunos sectores chos humanos:
de la población.
No obstante, en los últimos años las Una cosa es la protección de estos de-
propias ONG han tratado de reformular rechos en el sistema de Naciones Unidas
su campo de acción y su estrategia, aun o el Interamericano, y otra la sustancia
cuando carecieran de un ordenamiento del concepto de derechos humanos que
jurídico ad hoc. Para subsanar esta si- obliga a todos a su respeto. En la esen-
tuación, la CAJ organizó un Seminario cia de estos derechos, los Estados, pero
llamado “Derechos humanos y demo- también otros agentes, pueden violarlos.

228
Estado y derechos humanos en Perú 1980-1997

Distinto es cómo se procesa la vulne- del contingente criollo. En segundo


ración de esos derechos. Para los prime- lugar está la desigualdad económico so-
ros, están los mecanismos de Naciones cial que distingue, también en los he-
Unidas o del sistema Interamericano. chos, a ciudadanos de primer orden y
Para los otros agentes, los mecanismos “subciudadanos”, según la ubicación en
de regulación interna que sancionan la escala social que ocupen. Mientras los
esas violaciones (CAJ, 1994). primeros podrán acceder a los instru-
mentos legales pertinentes, mantenerse
informados y, en algunos casos, acercar-
CONCLUSIONES se al poder, los segundos se manten-
drán en la ignorancia, desprotegidos y
El asunto de los derechos humanos en en una situación completamente mar-
Perú compromete muchos factores de ginal de las decisiones (salvo en las elec-
distinta índole. En primer lugar se ciones).
encuentra el problema de la escisión En tercer lugar, el problema de la
cultural, pues aunque lo sean formal- guerra subversiva puso en evidencia y
mente, en la práctica, ante el Estado, profundizó las escisiones anteriormente
los indígenas no son considerados ciu- señaladas, pues permitió emerger al
dadanos con los mismos derechos y racismo que, sin desaparecer, operaba
obligaciones que los de los miembros subterráneamente en la mentalidad de

Manuel Rodríguez Lozano, Holocausto, 1944

229
Osmar Gonzales Alvarado

los individuos y, principalmente, en propia de esa alianza, deviene una lógi-


ciertas instituciones estatales. En otras ca de guerra para solucionar problemas
palabras, la subversión ofreció el pre- sociales como la subversión. Dicha ló-
texto para que salieran a la superficie gica se extiende a todo el tejido social,
antiguos prejuicios que el proceso de y ésa es su consecuencia más perversa.
modernización y democratización pare- En sexto lugar, la precariedad insti-
cía haber eliminado. tucional del Estado peruano, y por lo
En cuarto lugar, y fundamental para tanto su incapacidad para normar la
la argumentación expuesta en estas convivencia pacífica de los individuos
páginas, se sitúa la carencia de institu- (hecho que se vuelve más visible en el
ciones estatales sólidas y eficaces que interior de regímenes constitucionales),
asegurasen los derechos adquiridos en tiene su influjo en la propia sociedad.
las últimas décadas de manera univer- Ésta, bajo los efectos de la guerra y de
sal, sin distinción de pertenencia étni- la crisis económica, pierde consistencia,
co cultural ni económico social. En ese sus organizaciones naturales se debili-
sentido, la ausencia de un Estado cen- tan y, por ello, no constituye un baluar-
tral democrático, que reposara en sus te que pueda oponerse al autoritarismo
instituciones, permitió la existencia de presidencial. Si a esto sumamos la crisis
un espacio adecuado para la expansión de los agentes encargados de la repre-
de la violencia. Esta fragilidad institu- sentación política, es decir, de los parti-
cional derivó en una rápida subordina- dos (que expresa precisamente el triunfo
ción de los poderes públicos (del Legis- electoral de Fujimori y su reelección en
lativo y del Judicial, además de ciertas 1995), tendremos un panorama más
instituciones como el Tribunal de Ga- completo de la realidad peruana actual.
rantías Constitucionales) al Poder Eje- En séptimo lugar, el problema de los
cutivo, y más específicamente, al poder derechos humanos en el Perú es la ex-
personal del presidente. presión más grave (aunque no única)
En quinto lugar, la poca densidad de la precariedad del Estado peruano.
institucional del Estado peruano, con Sin instrumentos legales adecuados, ni
el consiguiente fortalecimiento del pre- instituciones específicas para defender
sidencialismo, explica el manejo de la tales derechos, su violación por parte
actuación pública con arbitrariedad e del Estado, pero no sólo por él, se vuelve
impunidad. En el caso peruano son no- una situación de todos los días.
torias las consecuencias de esta esca- En octavo lugar, esta circunstancia
sa institucionalización del Estado sobre revela de manera muy nítida que el Es-
el problema de los derechos humanos, tado peruano es un Estado débil. Según
pues el binomio presidente-fuerzas ar- Bertrand Badie (1992), un Estado débil
madas (exacerbado hasta sus límites es aquél que no cuenta con institucio-
con el fujimorismo), por la naturaleza nes sólidas que le permitan expresar la

230
Estado y derechos humanos en Perú 1980-1997

diversidad social que está bajo su juris- tado final es de mi exclusiva respon-
sabilidad.
dicción. Es, por tanto, un Estado inca- 2
Del total de los senderistas amotinados
paz de expresar los cambios sociales. sólo fueron enterrados ciento veinti-
En el caso de Perú, la ausencia de insti- siete, y de ciento diecinueve amotinados
no se volvió a saber nada.
tuciones ha generado la ausencia de 3
Incluso, la alianza entre el fujimorismo
hegemonía de las elites, frente a una y el aprismo evitó que el ex presidente
sociedad que ha experimentado cam- García fuera enjuiciado por enrique-
cimiento ilícito. Lo que posteriormente
bios drásticos como el crecimiento del sería una de las principales banderas del
sector informal y de la marginalidad, a fujimorismo (después del 5 de abril de
costa de la reducción del sector obrero 1992).
4
Por su parte, en un informe de 1991,
(por la crisis de la industria), la descam- Americas Watch ( AW) señalaba que el
pesinización (porque gran parte de los gobierno del presidente Fujimori no ha-
trabajadores agrícolas tuvo que aban- bía podido detener los abusos y que las
fuerzas armadas seguían actuando con
donar sus tierras para evadir la acción impunidad (AW, 1991: 1).
de la guerra) y la “minimización” de las 5
Una versión completa de los hechos y
clases medias. Esta falta de hegemo- sumamente documentada puede en-
contrarse en Asociación Pro Derechos
nía lleva a que las elites mantengan el Humanos, 1994.
orden mediante la represión básica-
mente. Por todas estas razones, y de ma-
nera paradójica, el Estado peruano, a BIBLIOGRAFÍA
pesar de su capacidad de guerra, es un
Estado débil. Americas Watch (AW)
1991 Into the Quagmire. Human Rights
Por último, en noveno lugar, la vio- and U.S. Policy in Peru, septiem-
lación al derecho a la vida es el reflejo bre.
más radical de la debilidad del Estado Amnistía Internacional (AI)
1985 Perú. Serie Documentos, EDAI.
peruano, pero lo más perverso de la si- 1987 Perú. Desapariciones, torturas y
tuación actual es que las violaciones se ejecuciones sumarias después de
revelan en otros ámbitos de la vida so- los motines penitenciarios de junio
de 1986. Apéndices, febrero.
cial y se reproducen a toda escala. En 1989 Perú. Entre dos fuegos, EDAI, Ma-
este sentido, el papel que las ONG han drid.
cumplido es invaluable, pero todavía 1991 Perú. Derechos humanos en un cli-
ma de terror, EDAI, Madrid.
queda mucho por hacer. Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH)
1994 De la tierra brotó la verdad. Cri-
men e impunidad en el caso La
Cantuta, Lima, septiembre.
NOTAS Badie, Bertrand
1992 “Análisis comparado y sociología
1
Agradezco los comentarios de Carlos histórica”, en Revista Interna-
Iván Degregori a una versión anterior cional de Ciencias Sociales núm.
de este artículo. Sin embargo, el resul- 133, UNESCO, septiembre.

231
Osmar Gonzales Alvarado

Burneo Labrín, José Degregori, Carlos Iván y Carlos Rivera


1989 Derechos humanos y violencia: 1993 FFAA, subversión y democracia:
balance y perspectiva de una dé- 1980-1993, Documento de Tra-
cada. Perú: las democracias lati- bajo núm. 53, IEP, Lima.
noamericanas y los detenidos de- Figueroa, Adolfo, Teófilo Altamirano y Denis
saparecidos, Centro de Estudios Sulmont
para la Paz, Lima, febrero. 1996 Social exclusion and inequality in
Comisión Andina de Juristas (CAJ) Peru, International Institute for
1993 “Democracia, desarrollo y de- Labour Studies United Nations
rechos humanos en la región an- Development Programme (Re-
dina, y el caso del Perú”, en De- search Series núm. 104), Gine-
rechos humanos, democracia y bra.
desarrollo en América Latina, No- Jelin, Elizabeth y Eric Hershberg (coords.)
vib, Bogotá. 1996 Construir la democracia: derechos
1994 Relación entre movimientos de humanos, ciudadanía y sociedad
derechos humanos y sociedad. en América Latina, Ediciones Nue-
Agentes no estatales de violencia va Sociedad, Caracas.
política y violación de derechos Rodríguez Elizondo, José
humanos, Temas de Derechos Hu- 1989 Democracia y derechos humanos
manos 1, Lima. en América Latina, Ediciones de
Champa, Javier y Gonzalo Portocarrero Cultura Hispánica (Cuadernos
1986 “La sinrazón de la violencia”, en de Documentación), Madrid.
Los caminos del laberinto núm. Scurrah, Martin J.
4, Lima. 1992 La política de la no política: los de-
Degregori, Carlos Iván y Romeo Grompone rechos humanos y la democracia
1991 Demonios y redentores en el nue- en el Perú. Ponencia presentada
vo Perú. Elecciones 1990, IEP , en el XVII Congreso de LASA, Los Án-
Lima. geles, del 22 al 24 de septiembre.

232

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