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llega la estocada de unos ojos ámbar

que recubren el corazón de ternura,


y recobramos el lenguaje,
y con cuánta tristeza nos resignamos
a buscar una y otra vez,
triste amor,
triste catedral,
animal desnudo,
tonto amor mío,
amor
escucha mi pecho,
sí es un pájaro descompuesto,
Amor idiota sí es la sangre al punto de ceniza,
sí son los bosques, todos los bosques en un solo árbol,
Sólo el amor importa, sí es la pieza musical que mis dedos no compusieron,
porque nos destruye, sí eres todo para mí justo ahora,
porque no describe armonía justo ahora que siento que pierdo el mundo para siempre,
con su caída, justo ahora que soy un niño en medio del patio viendo el sol,
ni resuelve la existencia, justo ahora que tu pierna se entrelaza con la mía,
ni concede la paz, y todas las moléculas dicen que sí:
pero es que en el amor sí es la sombra de todos los cuerpos que conforman este
están todas las empresas, mapa,
que el cuerpo puede atravesar, sí es la voz de los ángeles viejos y el grito de las estrellas
como la sensación de calor y el frío moribundas,
de las albercas a medio día; sí es un sistema de montañas en cada uno de tus lunares,
y en esa frontera de remolino, sí es un cangrejo,
en el trayecto de frustración, sí es una bandada de pájaros volviendo a los árboles,
y soledad, de furia, sí te mentí, sí tuve miedo, sí soy otra persona, sí he deseado,
de los celos, la posesión de los cuerpos, sí a todas tus preguntas,
de arrastrarse en la cama, sí sé que no voy a salvarte,
simultáneos en dos partes distintas del mundo, sí busco que no se acabe la noche,
en la frontera del horror y la lejanía, sí creo que es verdad lo que digo,
en la ilusión de volverse nudo sí creo en la ternura del alma,
y salvación, sí creo que la suma de nuestros errores deben ser amados,
en la frontera de ese pulso único, sí amo tus ojos y tus manos,
rítmico como la canción más pura y bella, la simpleza de este encuentro improbable,
en ese instante desamparado, sí es de madrugada
ajeno del mandato del tiempo, sí me siento solo
el amor es un paisaje en sí mismo, y sí eres infinita.
que vale la pena habitar,
aunque sea inestable,
como el chispazo que
desencadenó el Universo,
como su doble parto de luz.

La aventura del cuerpo,


el cuerpo que tiembla
y se retuerce con hambre
e insomnio, y busca consuelo,
porque necesita
sobre todas las cosas,
necesita y no sabe estarse,
porque se aferra, con tanto dolor,
con tanta impaciencia,
y después entumidos los dedos al borde del otro cuerpo,
electrizados con el aroma del sexo,

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