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1-6
Allí te are oír mis palabras. Dios nos habla, Dios nos llama, Dios nos escogió para
que seamos sus testigos pero para esto tenemos que ser humildes, dejar el
orgullo, el odio, egoísmo, resentimiento, hacer todo esto es dejar de ser el hombre
viejo y renacer de nuevo como Nicodemo con un corazón nuevo, renovado y
dejarnos moldear como la greda o el barro. Porque el barro somos nosotros y Dios
es el alfarero a través de la Santísima Trinidad, el Espíritu Santos da la forma, es
la obra que el alfarero o Dios quiere hacer con el barro o con nosotros,
transformarlos en un cántaro nuevo a su gusto y a transformados el ve un corazón
limpio, un corazón humilde, es en este instante que el ve la realidad de el cambio y
el da las diferentes vocaciones de servicio, estamos llamados a dar frutos y frutos
en abundancia.
Amén.
Tú y Tu Esposa
El evangelio nos recuerda también que los hijos no son una propiedad de la
familia sino que tienen por delante su propio camino de vida. Donde
encontrara su vocación cristiana, o no Jesús a los 12 años responde a
María y a José que tiene otra misión más alta que cumplir. Los hijos son
sujetos y no objetos.
El idilio que manifiesta el salmo 128 no niega una realidad amarga que
marca todas las sagradas escrituras. Es la presencia del dolor, del mal, de
la violencia que rompe la vida de la familia.
Pan y bien.
Ave María Purísima.