Periodista El reciente matrimonio entre un aristócrata español y una empresaria peruana realizado en la ciudad de Trujillo desató muchas críticas porque mostraba en un pasacalle a un conjunto de indígenas en posición de sumisión, lo que generó una legítima indignación ciudadana por tratarse de un acto de racismo. La diversidad cultural no se puede entender de forma limitada a este tipo de representaciones que lo único que hacen es perpetuar el círculo vicioso en el que nos hemos entrampado como país desde hace varias décadas. En nuestro país existen alrededor de medio centenar de pueblos indígenas con un idioma propio que han sabido salir adelante por su esfuerzo, identidad y valor de su gente. En esa diversidad radica una de nuestras mejores riquezas culturales, pero no podemos quedarnos atados a un pensamiento colonial en el cual los indígenas sirvan a otros intereses y no se les trate de forma justa y equitativa. De ninguna forma la diversidad cultural debe ser un artefacto decorativo sino un motivo de respeto a los demás y a quienes formamos parte de este país.