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Una voz perdida...en el silencio,
enmohecida la esperanza tierna
del niño que de hambre duerme
temblando de miedo, de miedo en la acera.
No hay tiempo de juego, no hay tiempo de escuela,
jugando al adulto a la vida pelea,
limpiando cristales, perdiendo sus sueños
a los once años, por una moneda.
Un día, oyó la historia del niño Benito
que cuidaba ovejas, bajo el cielo infinito
que del campo emigró con gran fortaleza
encontrando en el estudio su mayor riqueza.
A Juárez de joven el estudió cambio
la justicia, el honor, la verdad lo revalidó.
Benito el indio que bajó de la montaña
a enseñarnos el valor de la palabra.
En una ceremonia del pueblo
a su maestro escuchó
de abogado muy joven,
Benito se recibió.
Encontró leyes obsoletas y las modificó
gobernador de Oaxaca de pensamiento liberal
hombre con palabra,
honradez y honestidad.
Hoy ha escuchado con desilusión
que los abogados se venden al mejor postor
traicionando los principios que Juárez plasmó
junto con otros patriotas en nuestra constitución.
Cuestionándolo todo sin dar solución
segregando a los hombres por su condición
si todos nacimos en esta nación
mexicanos somos… no hay discusión.
Luchó contra los extranjeros, con gran visión
por independencia y soberanía, su postulado nunca cambió
aunque de miles de hermanos la sangre corrió
con lágrimas en los ojos a la patria libre el triunfo brindó.
¿Dónde quedaron los ideales de Juárez ?
¿dónde quedo el respeto al derecho ajeno?
¿dónde quedo la Paz?
¿dónde quedó la justicia , dónde quedó la verdad?
Como buen mexicano, recordar a Juárez.
practicar a Juárez, revivir a Juárez,
no sólo con la palabra, también con la acción
de ese pequeño niño, convertido en hombre… será su misión