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Selección del candidato presidencial del PRI

Hacia 1981, los funcionarios percibidos por la opinión pública con más
posibilidades de ser elegidos por López Portillo para sucederle en la presidencia
de la república eran Jorge Díaz Serrano (director general de PEMEX), Miguel de la
Madrid (Secretario de Programación y Presupuesto) y Javier García
Paniagua (Presidente nacional del PRI). Entre ellos, inicialmente el más favorecido
para obtener la candidatura presidencial era aparentemente Díaz Serrano, quien
además de ser un viejo amigo de López Portillo, gozaba de la popularidad
derivada de la bonanza financiera que el país había gozado en esos años a raíz
del descubrimiento y explotación de nuevos yacimientos petroleros durante su
gestión en PEMEX y de los elevados precios internacionales del petróleo, del cual
México se había convertido en uno de los principales exportadores en años
anteriores (a este respecto fue célebre la frase del presidente López Portillo en
agosto de 1977, al anunciar que el país debía acostumbrarse "a administrar la
abundancia")
los dos aspirantes serios que restaban eran García Paniagua y De la Madrid.
García Paniagua, hijo del general Marcelino García Barragán, era fiel reflejo de la
élite política posrevolucionaria, y era identificado con el sector "populista" más
proclive a enarbolar el discurso de la Revolución Mexicana y a continuar la política
general de López Portillo.4 En contraparte, De la Madrid (quien tenía un posgrado
en Administración Pública por la Universidad de Harvard) era percibido como un
hábil tecnócrata, reconocido principalmente por haber elaborado el Plan Global de
Desarrollo, dado a conocer en abril de 1980, que pretendía regir la planeación de
la política económica del gobierno lópezportillista.

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