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Rulli Chiara 4Soc

San José de Cupertino


San José de Cupertino nació el 17 de junio del año 1603 y falleció el 18 de septiembre del
1663. Es patrón de los viajeros en avión, los aviadores, y de los estudiantes en exámenes,
esto último por las dificultades que debió atravesar en su etapa de estudiante.

Nació en un pequeño pueblo italiano llamado Cupertino. Sus padres eran sumamente
pobres, pero honrados. De pequeño, fue curado milagrosamente gracias a la intercesión
de la virgen de una grave y prolongada enfermedad.

Él pidió ser admitido entre los hermanos menores conventuales (orden religiosa) pero fue
rechazado ya que decían que era un bueno para nada. Luego intentó ingresar a los
capuchinos con el mismo resultado. Preocupaba su poca edad y su extraña vida espiritual
salpicada de éxtasis y extraordinarios fenómenos. Al final fue readmitido entre los
hermanos conventuales pero como hermano no clérito. Con el paso del tiempo se hizo
evidente en él la importancia que le daba a Dios en su vida, por lo que unos años más
tarde se planteó el sacerdocio.

Le costó mucho el seminario para convertirse en sacerdote y estudió con empeño las
sagradas escrituras, pero Cupertino solo sabía explicar de ellas la siguiente frase “Bendito
el fruto de tu vientre Jesús”. Esta fue, justamente, la que a él le tomaron en el examen.

Después llegó un examen mucho más difícil para el cual también se preparó mucho. Los
compañeros que rindieron previo a él lo hicieron tan bien que, en el momento de la prueba
de Cupertino, el obispo tomó la decisión de promover a todos los que tenían que hacer el
examen, esto debido al buen rendimiento de los primeros diez.

Fue un hombre muy puro y dedicado, buscado por muchos. Lo llamaron “el santo de los
vuelos” por su vida marcada de extraordinarios éxtasis. Una de las elevaciones más
conocidas sucedió cuando 10 obreros deseaban llevar una pesada cruz a una montaña y
no lo lograban. Entonces, Fray José se elevó por los aires con cruz y todo y la llevó hasta
la cima del monte.

Su levitación más notable y fuerte, que tuvo de testigos a un número de personas alto, fue
la ocurrida durante una audiencia papal que el Papa Urbano VIII concedió a los monjes del
convento donde vivía el padre José. Luego de arrodillarse para besar las mulas del Papa,
de repente se elevó en el aire por encima del nivel del trono papal donde estaba sentado el
Papa y así permaneció por largos momentos, en el silencio atónito de toda la asistencia,
hasta que su superior ordenó que baje.

Se dio a conocer que Fray José tenía un poder grande sobre el exorcismo, él decía la
siguiente frase: “Sal de esta persona si lo deseas, pero no lo hagas por mí, sino por la
obediencia que le debo a mis superiores”. Y los demonios salían. Tenía la característica de
estar en dos sitios a la vez, el don de curar con la señal de la cruz, y la gracia de leer los
corazones. También contaba con una muy buena relación con los animales.

José era muy buscado por la gente por lo que, en sus últimos años de vida, fue enviado
por sus superiores a conventos muy alejados donde nadie pudiera hablar con él. Sufrió
meses de sequedad espiritual pero logró salir de ahí sosteniéndose de la oración y de la
meditación.

Frase: "Rezar, no cansarse nunca de rezar. Que Dios no es sordo ni el cielo es de bronce.
Todo el que pide, recibe". Era lo que San José de Cupertino le decía siempre a los que
iban hacia él en busca de consuelo por problemas espirituales. A Cupertino se lo recuerda
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el 18 de septiembre ya que es el día de su fecha de fallecimiento. Fue canonizado el 16


de julio de 1767 por Clemente XIII.
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