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Un viaje al universo

Astronomía práctica para niños


Stella Maris Malaroda

Ilustraciones: Leandro González


Autor
Stella Maris Malaroda

Ilustraciones
Leandro González

Diseño
Rocío Juárez

Edición
Darío Calderón

1ª edición
ISBN: en trámite
© Universidad de La Punta, 2010
Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723
Libro de edición argentina

No se permite la reproducción parcial o total, el


almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la
transformación de este libro, en cualquier forma o por
cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante
fotocopias, digitalización u otros métodos sin el
permiso previo y escrito del editor. Su infracción está
penada por las leyes 11.723 y 25.446
A mi familia

Agradezco muy especialmente a la Sra. rectora de la Universidad


de La Punta (ULP), Dra. Alicia Bañuelos y al Sr. secretario de Ciencia
y Técnica, Ing. Alejandro Munizaga por su apoyo en la edición de
este libro.

A la Sra. Natalia Perinetti y al grupo de comunicación de la ULP,


quienes posibilitaron la presentación del mismo.

También quiero agradecer la colaboración desinteresada y


entusiasta del Arq. Leandro González.
Índice
Introducción 7

Capítulo 1 9
El sitio de observación, la Tierra
1.1.- Los puntos cardinales
1.2.- Coordenadas Geográficas Terrestres
1.3.- Husos horarios

Capítulo 2 15
La esfera celeste
2.1.- Las constelaciones
2.2.- Movimiento del Sol a lo largo del año

Capítulo 3 23
Coordenadas astronómicas celestes

Capítulo 4 29
Aspecto del cielo según el lugar de observación
4.1.- Observamos a una latitud sur φ indeterminada
4.2.- Observamos en alguno de los polos terrestres
4.3.- Observamos en el Ecuador

Capítulo 5 33
Variaciones de las coordenadas debidas a la atmósfera terrestre y el sitio
de observación
5.1.- La refracción atmosférica
5.2.- La paralaje

Capítulo 6 39
Observación astronómica
6.1.- Observación por telescopio
6.2.- Observación del cielo a “ojo desnudo” o a simple vista

Fin de la primera etapa de nuestro viaje 51


Introducción

La naturaleza nos brinda diariamente un espectáculo imponente: el cie-


lo nocturno estrellado. Este hecho, desde la antigüedad hasta nuestros
días, siempre ha despertado nuestra imaginación e interés por develar
los misterios de los fenómenos que observamos.

La Astronomía es la ciencia que permite satisfacer dos hechos importantes que do-
minan nuestro pensamiento; la necesidad de explorar y la de entender lo que encon-
tramos. Esta ciencia se encarga de estudiar los cupos celestes, estudiar sus posicio-
nes, movimientos y naturaleza. Además, propone y analiza hipótesis sobre el origen
y la evolución del Universo. En definitiva trata de determinar su pasado y su futuro
observando el presente.

La Astronomía es la ciencia más antigua. Los hombres primitivos tuvieron que pres-
tar atención a los sucesos astronómicos, aunque sea, para saber cuándo sería de día
nuevamente, o cuando retornaría el Sol sobre el Horizonte. Sus labores agrícolas |7
estaban ligadas también con los fenómenos astronómicos. Hay templos orientados
según cuerpos celestes y en momentos especiales del Sol y las estrellas. Hay escritos
chinos, egipcios y babilónicos, entre otros, donde se detallan fenómenos celestes
tales como eclipses, apariciones de cometas o abrillantamientos repentinos de es-
trellas.

A pesar de su antigüedad como ciencia, es en los siglos dieciséis y diecisiete cuando


se inicia su desarrollo como una ciencia que investiga sistemáticamente el Universo.
Copérnico publica en 1543 la hipótesis de que es el Sol el centro del Universo (Teo-
ría Heliocéntrica) y no la Tierra (Teoría Geocéntrica) como se pensaba hasta ese mo-
mento. Galileo Galilei utiliza por primera vez, en el año 1609, un instrumento para
observar el cielo: el telescopio. A partir de ese momento, se comienza a “descubrir” el
cielo y se abre una puerta a la investigación astronómica que ya nunca se cerrará. En
1687, el Físico Isaac Newton enuncia la Ley de la Gravitación Universal, o sea todos
los cuerpos del Universo están afectados por la fuerza de la gravedad, no sólo los
ubicados sobre la superficie terrestre. Estos son algunos de los hechos que modifica-
ron el concepto de la astronomía y constituyeron las bases científicas de su posterior
evolución.
No es una ciencia aislada, debe sus logros a otras ciencias como la Física, la Química,
la Geología y la Matemática, entre otras. En respuesta, les descubre a ellas el amplio
laboratorio del Sol, estrellas, nebulosas, donde la materia se encuentra en una va-
riedad de formas y bajo condiciones que no pueden repetirse ni encontrarse en la
Tierra. Por supuesto que ese laboratorio no puede ser modificado y eso representa
un escollo que hay que superar.

En este libro aprenderemos a comprender los misterios del Universo y así podremos
comprender los misterios mismos de la vida.

Es un viaje muy especial a un mundo muy apasionante. Y, como todo viaje, debere-
mos ubicarnos en nuestro punto de partida, en nuestro caso la Tierra, el lugar donde
habitamos.

La Tierra no es el centro del Universo, no es especial. Pero es el sitio desde donde hace
ya mucho tiempo se realizan las observaciones astronómicas. Con el advenimiento
de la investigación espacial, se pudo superar el impedimento que la atmósfera ponía
en las observaciones, ya que la luz que nos llega del espacio extraterrestre sufre una
disminución por su presencia.
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Pero, antes de iniciar este viaje, deberemos aprender a ubicarnos en el espacio terres-
tre para poder observar a los diferentes astros y luego comenzaremos a identificarlos
y a conocer sus características.

Los invito a partir en cualquier momento, sólo tienen que tener los ojos abiertos y la
mente lista para comprender todo lo que se describirá a lo largo de estas páginas.
Juntos recorreremos el Universo.

¡Bienvenidos!
Capítulo I
El sitio de observación, la Tierra
Nosotros estamos sobre la superficie terrestre y desde allí, en principio, realizamos
nuestras observaciones astronómicas. Pero, ¿cómo nos ubicamos sobre esa superfi-
cie para decirles a otras personas qué objeto estamos mirando para que ellas puedan
también hacerlo?

1.1 - Los puntos cardinales


Nos podemos ubicar sobre la superficie terres- A lo largo del día, podemos observar que el
tre estableciendo los puntos cardinales: Este, Sol describe un arco, llegando al punto más
Oeste, Norte y Sur de nuestra posición. Pero, alto sobre el horizonte en horas cercanas al
¿cómo ubicamos estos puntos especiales? mediodía. La altura del Sol en esas horas será
diferente a lo largo del año según lo veremos
Si tenemos una brújula o un GPS lo podemos más adelante.

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hacer sin problema pues esos instrumentos
nos indican los puntos cardinales directamen- En la figura el observador se encuentra
te. ¿Cómo hacemos si no contamos con ellos? ubicado en el Hemisferio Sur.

De día, podemos guiarnos por el Sol para


marcar uno de esos puntos y luego así deter-
minar los otros tres. Sabemos que el Sol sale
por el Este y se oculta por el Oeste, aunque
en realidad, lo que debemos decir es
que el Sol sale por un punto cerca-
no al Este y se oculta por un pun-
to cercano al Oeste. Por ello,
si vemos la salida o puesta
del Sol, ya habremos ubi-
cado a dos de los puntos
cardinales, deberemos
ahora ubicar los pun-
tos cardinales Sur y
Norte, ¿cómo lo
hacemos?
Si nosotros sabemos ubicar uno de los pun- probarlo con una brújula o un GPS, que es un
tos cardinales, por ejemplo el Este, por la sa- instrumento de posicionamiento global.
lida del Sol, podremos ubicar al resto de un
modo fácil. Para ello, apuntamos con nuestra También, es posible ubicar los puntos cardi-
mano derecha al Este, extendemos los brazos nales en la noche. Por ejemplo, si estamos en
y nuestro brazo izquierdo quedará apuntando el Hemisferio Sur, podemos usar la conocida
hacia el Oeste, nuestros ojos mirarán al Nor- Cruz del Sur. El brazo mayor de esa cruz in-
te y a nuestra espalda estará el Sur. De este dica la dirección al Polo Sur, por lo tanto, el
modo, ya nos podemos ubicar en un lugar y Norte estará en la dirección contraria
saber los puntos cardinales. Podríamos com-

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1.2 - Coordenadas geográficas terrestres
Como ya dijimos, las observaciones las rea- Las coordenadas geográficas terrestres son la
lizaremos desde la superficie terrestre, por latitud y la longitud, y son las que nos ubican
ello, deberemos indicar bien el lugar desde sobre la superficie terrestre. Como dijimos
donde las haremos. De este modo, podre- que vamos a considerar a la Tierra como esfé-
mos indicarles a observadores ubicados en rica, estas coordenadas son, en realidad, án-
otros puntos sobre la Tierra dónde estamos gulos con vértice en el centro de la misma.
realmente.
La Tierra se divide en círculos máximos (que
La Tierra no es una esfera ya que, por efec- son aquellos que tienen como radio el radio
to de la acción gravitatoria del Sol y la Luna de la esfera), que van de polo a polo y que se
sobre el Ecuador, produce una figura que se denominan meridianos. Otro círculo máximo,
aparta de la esfera, que se denomina geoide. que es perpendicular a los anteriores, que di-
Pero, para lo que sigue podemos considerarla vide a la Tierra en dos hemisferios, se deno-
esférica ya que esto nos facilitará la descrip- mina Ecuador. Los círculos menores paralelos
ción de las coordenadas geográficas. al Ecuador (o sea que no tienen como radio el
radio de la Tierra), se denominan paralelos.

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La latitud geográfica se indica con la letra griega φ (que, en español,
se pronuncia “fi”). Se mide desde el Ecuador, sobre el meridiano que
pasa por el lugar cuya ubicación queremos encontrar hasta el sitio
y, si es hacia el polo Norte, se indica con la letra N, o con el signo
aritmético más (+) y, si es hacia el Polo Sur, se indica con la letra “S”, o
con el signo aritmético menos (-). Se mide en grados sexagesimales
y va de 0º a ± 90º.

La longitud geográfica se indica con la letra griega λ (que se pronun-


cia “lambda”). Se mide sobre el Ecuador hasta el meridiano que pasa
por el lugar cuya coordenada queremos averiguar. El punto origen,
por una convención del año 1899, es el Meridiano de Greenwich y
se puede indicar en grados sexagesimales de 0º a 180º o en horas,
minutos y segundos, de 0h a 12 hs al Oeste y al Este de ese meridiano
en ambos casos.

Pero, si medimos las coordenadas en grados sexagesimales, necesi-


tamos averiguar cómo pasamos a kilómetros las distancias entre dos

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puntos sobre la superficie terrestre.

Vimos que la Tierra no es perfectamente esférica. El radio ecuatorial


es de 6.378 km y el polar es de 6.356 km. El radio medio es de 6.371
km. Con estos datos, podemos averiguar cuál es la longitud de la
circunferencia terrestre. El resultado es de unos 40000 km y, por lo
tanto, 1º sobre un meridiano o sobre el Ecuador equivale a unos 111
km. De este modo, podemos pasar a kilómetros cuando conocemos
la distancia en grados entre dos puntos sobre la superficie terrestre.
Sabemos ahora cómo indicar nuestra posición cuando hacemos una
observación astronómica. Pero, ¿cómo indicamos a qué hora la hici-
mos de tal modo que se pueda anunciar al resto de los posibles obser-
vadores del evento?
1.3 - Husos horarios
Nuestro horario se rige por el Sol. Como este astro sale por el Este,
todos los lugares sobre la superficie terrestre ubicados al Este tienen
una hora más tarde que los ubicados al Oeste.

Para solucionar este problema y poder acomodar los horarios en


todo el planeta, en el año 1884 se resolvió que la hora debía contarse
a partir de un meridiano origen. Se consideró como origen el Meri-
diano de Greenwich, que es el mismo que se usa como origen para
contar las longitudes geográficas. Desde ese meridiano, al Este, se
incrementan las horas y hacia el Oeste se disminuyen. Para ordenar
las diferencias horarias y no tener que cambiar constantemente la
hora, a medida que nos movemos hacia el Este o el Oeste, se dividió
a la Tierra en 24 zonas o husos horarios, a partir del Meridiano de
Greenwich con un ancho de 1 hora, ó 15 grados, cada zona. Dentro
del mismo huso horario, los distintos países tienen la misma hora.

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Diferencias horarias entre países

Cada país adopta la diferencia horaria con respecto a ese meridia-


no. Nuestro país adoptó hace un tiempo una diferencia horaria de 3
horas al Oeste. Esta es una decisión propia de cada país. O sea que,
cuando en Greenwich son las 12 horas en la Argentina son las 9 ho-
ras. En realidad, si contamos el meridiano que pasa por el centro de la
Argentina, debiéramos tener una diferencia de 4 horas con respecto
a Greenwich, ya que por ese lugar pasa el Meridiano de 60º al Oeste.

Cuando hacemos una observación astronómica y queremos darla a


conocer, corregimos la hora y la “llevamos” al Meridiano de Greenwich
sumándole 3horas. Esta hora se denomina Tiempo (u Hora) Universal,
TU. De este modo, todos sabrán exactamente a qué hora se realizó la
observación sin tener en cuenta la hora del país en la cual se hizo.

Hay que tener en cuenta que, en algunas oportunidades, algunos


países cambian la diferencia horaria con el Meridiano de Greenwich

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en el verano para aprovechar la iluminación solar.

Ya estamos ubicados sobre la superficie terrestre, por ello, ya pode-


mos comenzar a observar el cielo con telescopios, binoculares o a ojo
desnudo. Pero, ¿qué vemos de día o de noche? ¿Qué vemos cuando
miramos hacia el cielo en las noches? ¿Qué sentimos cuando mira-
mos el cielo?
Capítulo 2
La esfera celeste
Cuando en la noche observamos el cielo
desde un lugar descampado, sentimos
que somos el centro de una esfera sobre
la que se ubican todos los astros. Eso fue
también lo que sintieron los antiguos as-
trónomos y de allí surgió la figura de “La
esfera celeste”.

Matemáticamente hablando, la esfera


celeste es la esfera infinitamente distan-
te sobre la cual vemos proyectadas a las
estrellas. Dicho de otro modo, es la repre-
sentación convencional del cielo como
una envoltura esférica sobre la que apa-
recen proyectados los astros. | 15
En el centro de esa esfera se encuentra
el observador. Un observador situado
en un punto cualquiera de la superficie
terrestre tiene la sensación que esa su-
perficie se halla cubierta por una esfera
hueca que se denomina comúnmen-
te “cielo”.
Sobre la esfera celeste cada astro tiene
una posición, que se denomina “posición Distancia angular aparente
aparente”. La línea que une al observador entre dos astros
con el astro se denomina “visual” y es la
que indica la dirección, pero no la distan-
cia a la cual se encuentra.

La “distancia aparente” entre dos astros


está dada por la diferencia entre las vi-
suales dirigidas a ambos. O dicho de un
modo más preciso, es la distancia angular
sobre la esfera celeste. Su valor se expre-
sa en grados sexagesimales. El diámetro
angular de un astro como el Sol o la Luna,
se define como la separación angular de
las visuales tangentes al cuerpo Los diá-
metros angulares del Sol y la Luna son
muy similares y del orden de 31 minutos
de arco, o sea 31´. En las estrellas este
16 | diámetro es imperceptible desde Tierra.
2.1 - Las constelaciones
Sobre esta esfera celeste vemos, como ya diji- ria en el cielo. Si reparamos en algunos nom-
mos, los astros que son visibles a simple vista. bres, se observa que los mismos se refieren
Hay una tendencia humana natural a armar a gente, animales, objetos y caracteres de
dibujos o figuras con ellos. De ese modo, los la mitología. Las civilizaciones antiguas han
antiguos conectaron a las estrellas más bri- inventado diferentes nombres y formas para
llantes que observaban en configuraciones los mismos grupos de estrellas. La denomi-
o dibujos que llamaron “constelaciones”, las nación de las estrellas pertenecientes a una
cuales denominaron con nombres mitológi- constelación data desde tiempos antiguos
cos (héroes o animales) que eran importan- también. Se las designan con letras del alfa-
tes para ellos. Actualmente, se reconocen 88 beto griego. La estrella más brillante que se
constelaciones en el cielo. observa en la constelación, se denomina con
la primera letra de dicho alfabeto, o sea, “alfa”,
Una constelación es un dibujo con un con- α, seguido por el nombre de la constelación y
junto de estrellas que vemos a simple vista y así sucesivamente.
que, si las unimos, toman una forma imagina-

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Constelación de Orión
(fuente http://www.elcielodelmes.com/Constelaciones)
Muchas constelaciones fueron usadas por los antiguos navegantes
para guiarse en sus viajes ya que están marcadas por estrellas brillan-
tes y fácilmente ubicables. Las más antiguas que se conocen datan de
unos 4.000 años a.C. (antes de Cristo). Una de esas constelaciones, por
ejemplo, es nuestra muy conocida Orión, el Cazador, que nos acompa-
ña durante los meses de octubre a marzo, aproximadamente.

Orión fue un héroe griego famoso por su altura, belleza y capacidad


para cazar, quien perseguía a las Pléyades (nuestros conocidos Siete
Cabritos) que eran las siete hijas del gigante Atlas. Según la mito-
logía griega, para salvar a las Pléyades del acoso del cazador Orión, Las constelaciones
los dioses las pusieron en el cielo entre las estrellas donde Orión las zodiacales y sus
sigue, pero nunca las alcanza por el movimiento de los astros. De ese respectivos símbolos son:
modo se salvaron. Las estrellas que forman el llamado “Cinturón de
Orión”, son las “Tres Marías”.
Aries
Otras constelaciones que conocemos, por la difusión que se les da en
la vida diaria, son las doce constelaciones zodiacales, que son aque- Tauro

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llas constelaciones que atraviesan el Sol en su recorrido “aparente” al-
rededor de la Tierra. (Es aparente, pues quien orbita o gira alrededor Géminis
del Sol es la Tierra y no a la inversa).
Cáncer
En el Hemisferio Sur, una de las constelaciones más reconocidas que
observamos es la Cruz del Sur, que es una de las más pequeñas y fue Leo
observada y nominada por Hernando de Magallanes en uno de sus
viajes al continente, en el siglo XVII. Las estrellas más brillantes que Virgo
observamos se denominan según el brillo decreciente: α (alfa) Crucis
(Acrux), de color blanco-azulado, β (beta) Crucis (Mimosa), de color Libra
azul, γ (gamma) Crucis (Gacrux), de color rojo; y δ (delta) Crucis (De-
crux), de color azul. Escorpio

Muchas de las constelaciones se refieren a historias mitológicas y de Sagitario


allí provienen sus nombres. Pero algunas nos indican direcciones a
puntos importantes que nos permiten ubicarnos. Por ejemplo, la Cruz Capricornio
del Sur. Esta constelación permite ubicar el Polo Sur. Si se prolonga
el eje mayor de la Cruz unas cuatro veces, se llega al Polo Sur. En el Acuario
Hemisferio Norte, es la estrella polar Polaris que desde la antigüedad
señala el Norte y sirve para orientarse en el mar.
Piscis
2.2 - Movimiento del Sol a lo largo del año

Dijimos antes que el Sol, en su movimiento aparente, sale por el Este


y se oculta por el Oeste. Pero si observamos por donde sale (o se
oculta), detenidamente a lo largo del año, exactamente el Sol, vere-
mos que no siempre es por el mismo punto.

Podemos registrar este movimiento a lo largo del año y se encuentra


una figura sinuosa, con forma de ocho, que se denomina “analema”.
Si observamos, por ejemplo, la puesta del Sol —ya que será más con-
veniente por el horario— desde el otoño hasta la primavera, veremos
que el punto de puesta se corre hacia el Norte para el Hemisferio Sur.
Y, por lo tanto, se pone más temprano. Esto lo hace hasta el día del
Solsticio (que significa Sol quieto, alrededor del 21 de junio) de in-
vierno para el Hemisferio Sur, donde no se corre más al Norte. Parece
quedarse quieto y luego comienza a correrse hacia el Sur. Eso hace
que el Sol comience a ponerse algo más tarde para el Hemisferio

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Sur.

O sea que, según las estaciones, el movimiento del Sol será distinto
según estemos en primavera o en otoño. Estos cambios en la posi-
ción de la salida o puesta del Sol, traen aparejado distinta duración
de horas de Sol según las estaciones.

Antes de seguir debiéramos aclarar que, si bien vemos al Sol que sale
por el Este y se oculta por el Oeste a lo largo de los días, lo que real-
mente ocurre es que la Tierra, en su movimiento de rotación sobre su
eje, movimiento diurno, lo hace de Oeste hacia el Este.

Siguiendo con estos “movimientos aparentes”, debido a la rotación


diurna de la Tierra, todos los cuerpos celestes salen por el Este y se
ocultan por el Oeste. Como la Tierra rota 360º, en aproximadamente
24 horas, cada hora gira 15º y, por lo tanto, el aspecto del cielo va
cambiando durante la noche por este hecho.

Otro de los movimientos de la Tierra es el movimiento anual de trasla-


ción alrededor del Sol, describiendo una figura, o sea una órbita, que
se denomina Eclíptica, pues allí ocurren los eclipses. Esta órbita no es
coincidente con el Ecuador, sino que está in- Podemos decir también que la Eclíptica es la
clinada unos 23º,5; denominada “oblicuidad órbita que aparentemente describe el Sol en
de la Eclíptica” y se designa con la letra griega su movimiento alrededor del la Tierra, o sea,
“epsilon” (ε). ubicándonos en el centro de la Esfera Celeste
(visión geocéntrica).
En la siguiente figura se indican el Ecuador, la
Eclíptica, el ángulo entre los planos, la obli- En este recorrido que el Sol realiza durante el
cuidad de la misma y el punto de intersec- año pasa por el Ecuador, o sea que la Eclípti-
ción entre ambos planos, que, en el caso en ca corta al Ecuador, en dos puntos especiales
que el Sol pasa del Hemisferio Sur al Norte, que se denominan “equinoccios” que signifi-
se denomina “punto gamma”. Esto ocurre al- ca igual duración del día y la noche.
rededor del 21 de marzo. Este punto es muy
importante, como veremos más adelante, en Los equinoccios se producen alrededor del
la definición de un sistema de coordenadas 21 de marzo, inicio del otoño en el Hemisferio
celestes muy usado. Sur, y alrededor del 21 de septiembre, inicio

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Recorrido aparente anual del Sol alrededor de la Tierra
de la primavera en el Hemisferio Sur. Cuando el eje de rotación de la Tierra es perpendicu-
el Sol pasa, en su recorrido aparente alrede- lar al Ecuador, se tiene, por lo tanto, que este
dor de la Tierra, del Hemisferio Sur al Norte eje está también inclinado ese mismo ángulo
el equinoccio se conoce como “Equinoccio con respecto al plano de la Eclíptica.
Vernal”. Este nombre fue dado en la antigüe-
dad por astrónomos del Hemisferio Norte e Esa inclinación es la que produce las estacio-
indicaba el fin del invierno y el comienzo de nes sobre la Tierra pues, en algunos momen-
la primavera. tos, como es en el Solsticio de Verano para el
Hemisferio Sur, el Polo Sur estará apuntando
Los puntos más alejados del recorrido del al Sol (verano en el Hemisferio Sur e invier-
Sol con respecto al Ecuador ocurren en los no en el Norte) y seis meses después, el Polo
llamados solsticios. Los solsticios ocurren Norte estará apuntando al Sol (verano en el
alrededor del 21 de junio, inicio del invierno Hemisferio Norte e invierno en el Sur). En
en el Hemisferio Sur, y alrededor del 21 de el primer caso, el Sol estará pasando por el
diciembre, inicio del verano en el Hemisfe- Trópico de Capricornio y seis meses después
rio Sur. En esos momentos, el Sol está en el en el Trópico de Cáncer. En los equinoccios,
punto más alto en el Solsticio de Verano y, en el eje de rotación es perpendicular a la línea
el más bajo en el Solsticio de Invierno. Como que une la Tierra y el Sol, por lo tanto, la dura-

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vimos, la Eclíptica está inclinada con respecto ción del día es igual a la de la noche y de allí
al Ecuador Celeste un ángulo de 23º,5. Como su nombre.

Traslación de la Tierra alrededor del Sol y fechas aproximadas de las Estaciones


Capítulo 3
Coordenadas Astronómicas Celestes
¿Cómo podemos ubicar a los astros en la esfera celeste?

Vimos que podíamos observar en el cielo a los astros y cómo po-


díamos “dibujar” formas uniendo estrellas en las llamadas conste-
laciones. Pero, estas constelaciones no son muy precisas. Los as-
trónomos debemos cuantificar las medidas que hacemos sobre
los cuerpos celestes. Del mismo modo, que para identificar sitios
sobre la superficie terrestre se consideran a las coordenadas geo-
gráficas terrestres, en el caso de los astros se definieron sistemas
de “coordenadas celestes”. De este modo, se podrán catalogar ob-
jetos celestes y establecer su posición en el cielo sin considerar
sus distancias, pues están ubicados en la esfera celeste.

Como primer paso, debemos conocer cómo se mueven las es-


trellas en la esfera celeste para luego determinar los diferentes | 23
sistemas de coordenadas.
El movimiento aparente de la esfera celeste se realiza según
ciertas “leyes” que se comprueban observando el movimiento
de los astros a lo largo del tiempo. Se observa que:

i) Los astros en su movimiento aparente diurno describen cir-


cunferencias cuyos planos son perpendiculares al eje de ro-
tación de la Tierra.
ii) El movimiento aparente de la esfera celeste es uniforme, de
modo que la velocidad angular es constante. Dicho en otras
palabras, el ángulo que describe un punto cualquiera sobre
la esfera en la unidad de tiempo, siempre es el mismo valor,
y es de 15º por hora. Esto determina que las estrellas situa-
das cerca del Ecuador recorren, en el mismo tiempo, arcos
mayores que las cercanas a los polos.
iii) Al movimiento diurno los astrónomos lo llaman “movimien-
to retrógado”, que es el sentido contrario al movimiento de
las agujas del reloj, ya que todos los astros aparecen por el
Este y se ocultan por el Oeste.
Pero, una de las principales consideraciones que hay que te-
ner en cuenta al catalogar objetos celestes, es su posición en
el cielo. Sus distancias no se toman en cuenta al establecer los
sistemas de coordenadas celestes. Además, como ya vimos, al
definir a la esfera celeste, se asume que todos los cuerpos ce-
lestes yacen “dentro” de una esfera infinitamente lejana y se
encuentran equidistantes de la Tierra. Por ello, cualquier punto
sobre la superficie terrestre puede considerarse el centro de
esa esfera.

Los antiguos astrónomos comprendieron que era importante


ubicar a los astros de algún modo sobre la esfera celeste para
así poder observarlos nuevamente en otras oportunidades o
sitios sobre la Tierra. Por ello, definieron sistemas de coordena-
das celestes que posibilitaron ubicar a los astros en el cielo.

Estos sistemas fueron definidos del mismo modo que las co-
ordenadas geográficas terrestres, latitud y longitud. Cuando
observamos el cielo hoy en día, nos parece que estamos en el
24 | centro del Universo y esto creían los antiguos astrónomos. Por
ello, definieron los sistemas de coordenadas celestes ubicando
al observador en el centro de la esfera celeste. En realidad, ellos
creían que la Tierra estaba quieta y que era la esfera celeste la
que giraba a su alrededor con los astros saliendo por el Este y
poniéndose por el Oeste.

Vimos que la Tierra rota sobre un eje de rotación que la corta


en los polos Sur y Norte terrestres, y que el Ecuador terrestre
la divide en dos hemisferios, el Sur y el Norte. Si nosotros, ima-
ginariamente, prolongamos el eje de rotación hasta que corte
al cielo, tendremos los polos Sur y Norte celestes. Si hacemos
lo mismo con el Ecuador terrestre y lo prolongamos hasta que
corte al cielo, tendremos el Ecuador celeste.
O sea que ahora tenemos una esfera con un Ecuador celeste y
los polos Sur y Norte celestes. Podemos entonces definir coor-
denadas como en el caso de las coordenadas geográficas.

Pero, debemos recordar que nosotros, o sea los observadores,


estamos en el centro de la esfera celeste, por eso, si miramos
Altura de un astro sobre el horizonte del observador

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a lo lejos, observamos que, en un punto parece que el cielo y


la Tierra se “tocan”. Hemos encontrado el horizonte, que es un
plano que pasa por nuestros pies. Directamente sobre nues-
tras cabezas, o lo que es lo mismo, sobre nuestro horizonte.
Si trazáramos también imaginariamente una línea que llegue
hasta el cielo, tendremos el cenit, y debajo de nuestros pies,
se encuentra la dirección al nadir que nunca vemos pues está
debajo del horizonte.
Estamos acostumbrados a ver elevarse al Sol durante el día. En
realidad, estamos viendo que el Sol se encuentra a distintas
alturas con respecto a nuestro horizonte durante el día. Esa al-
tura es una de las coordenadas que medimos en el lugar de
observación y se denomina “altura”. Cuando el Sol o un astro
pasan por nuestro cenit alcanza su máxima altura.

¿Por qué decimos nuestro horizonte o nuestro Cenit? Lo deci-


mos así porque cada uno de nosotros tiene su horizonte y su
cenit. Esto lo podemos comprobar si nos juntamos con varios
amigos en un lugar libre de construcciones y cada uno de no-
sotros marca esos dos puntos. Serán todos distintos pues esta-
remos todos en sitios diferentes aunque esos sitios sean cerca-
nos. Hagamos la prueba en algún momento para verificarlo.

Pero, ¿dónde están los polos celestes en ese caso? Si estamos


en el Hemisferio Sur, el polo que tenemos sobre nuestras cabe-
zas es el Polo Sur Celeste. En cambio, si estamos en el Hemis-
ferio Norte, será el Polo Norte. No debemos confundirnos con
26 | los planisferios o globos terráqueos que se encuentran en el
mercado que, por convención, siempre ubican el Polo Norte
arriba.

Muy pocas veces tendremos la oportunidad de observar el cie-


lo estando en alguno de los polos o en el Ecuador. Estaremos
ubicados en alguna posición intermedia. Por eso, ¿cómo averi-
guamos donde está el polo?

Si pudiésemos seguir al movimiento de un astro en la esfera


celeste durante toda la noche y dibujamos la figura que descri-
be en un papel, veríamos que describe un trazo que es circular
alrededor de un punto central en una dirección determinada.
Si hacemos lo mismo con varios astros, observaríamos que el
centro siempre es el mismo sin importar la altura de los astros
observados. Ese “centro” está indicándonos la dirección al polo
que está sobre nuestra cabeza. Si elevamos una mano hasta
ese punto y la otra la dirigimos al horizonte, formaremos un
ángulo que es igual a la latitud geográfica del sitio donde esta-
mos. Esto lo podemos comprobar con un GPS por ejemplo. O
sea que, si sabemos la latitud geográfica del lugar donde esta-
mos, elevamos nuestra mano esos grados sobre el horizonte, y
allí estará el polo correspondiente a nuestro hemisferio.

Los astrónomos usan otros sistemas de coordenadas para cata-


logar a los diferentes cuerpos celestes. Uno de ellos tiene como
punto origen de medida el momento en el cual, el Sol pasa del
Hemisferio Sur al Norte en su recorrido aparente alrededor de
la Tierra, o sea el Punto Vernal. Ese punto es la posición del Sol
en el cielo, en el instante del Equinoccio Vernal, o sea, alrede-
dor del 21 de marzo.

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Ubicación del polo elevado sobre el horizonte del observador


Capítulo 4
Aspecto del Cielo según el lugar de
observación

Es conocido que, si vamos a otros sitios de la superficie terres-


tre, el cielo que “vemos” es distinto. Vemos estrellas y constela-
ciones diferentes según donde estemos. Las estrellas salen por
sobre el horizonte y se ponen bajo el mismo diariamente por
efecto de la rotación terrestre. Pero, algunas de ellas, si pudié-
semos observarlas durante las 24 horas, veríamos que nunca
se ocultan bajo el horizonte. Esas estrellas son las llamadas “es-
trellas circumpolares”.

Se denomina “arco diurno” de un astro a la parte del arco del


círculo descrito por él en su movimiento aparente y situado so-
bre el horizonte. Por lo tanto, el “arco nocturno” es el arco des- | 29
cripto por el astro que está bajo el horizonte.

Veremos a continuación que ocurre según donde estemos ubi-


cados sobre la Tierra. Lo único que nos importa es la latitud ya
que define los dos hemisferios Norte y Sur y, por lo tanto, nos
impone restricciones al cielo que veremos.
4.1 - Observamos en una latitud sur φ indeterminada
En la figura vemos que las estrellas ubicadas tiempo sobre el horizonte las que se encuen-
entre el paralelo marcado con el número 1 y el tran en el Hemisferio Sur.
Polo Sur, en este caso, nunca se “pondrán” para
ese observador, o sea que nunca estarán bajo Las que se encuentran entre el paralelo 3 y
su horizonte. Esta zona determina el Círculo el Polo Norte nunca serán visibles para el ob-
Polar Antártico, pues hemos considerado que servador ubicado en esa latitud sur. Son las
el observador está en el Hemisferio Sur. que determinan el Círculo Polar Ártico.

Las que se encuentran entre el paralelo 1 y Lo inverso se verifica en el caso en que el ob-
el paralelo 3, salen y se ponen. Y están más servador se encuentre en el Hemisferio Norte.

Salida y puesta de astros

30 |
4.2 - Observamos en alguno de los polos terrestres
En este caso, la latitud es + 90º si está en el En otras palabras, todas las estrellas del He-
Polo Norte y – 90º si se encuentra en el Polo misferio Sur serán circumpolares y las del
Sur. ¿Cómo será “nuestro” cielo en este caso? Hemisferio Norte serán siempre invisibles. A
Recordemos que la altura del polo es igual a la inversa ocurre si estamos en el Polo Norte,
la latitud del lugar. Si estamos en el Polo Sur, sólo serán visibles las estrellas de ese hemis-
este punto coincide con el cenit del observa- ferio siendo invisibles las del Hemisferio Sur.
dor y el horizonte coincide con el Ecuador. Esta esfera se denomina comúnmente, “esfe-
Por lo tanto, se verán sólo las estrellas visibles ra celeste paralela”.
en el Hemisferio Sur y estarán siempre sobre
el horizonte, o sea que nunca se pondrán.

Esfera celeste paralela

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4.3 - Observamos en el Ecuador
En el Ecuador la Latitud es igual a 0º, por lo tanto, la dirección a los po-
los coincide con el horizonte y el Ecuador con la dirección al cenit.

En este caso, todas las estrellas de los dos hemisferios salen y se po-
nen. O sea que no hay estrellas circumpolares en el Ecuador.

Esta esfera se denomina comúnmente, “esfera celeste recta”.

Esfera celeste recta

32 |
Capítulo 5
Variaciones de las coordenadas
debidas a la atmósfera terrestre y
al sitio de observación
Dijimos que estamos observando desde la superficie terres-
tre. Pero, sabemos que la Tierra tiene una atmósfera, ¿eso, nos
produce algún efecto?, ¿los astros, están realmente donde la
visual nos indica? Hay dos cambios importantes, algunos que
podemos comprobar directamente y, los principales son la re-
fracción atmosférica y el paralaje.

5.1 - La refracción atmosférica


La Tierra se encuentra rodeada por una atmósfera que, además de | 33
protegernos de los rayos solares, producen un efecto sobre los rayos
de los astros y los desvían de su dirección. O sea que todos los rayos
de luz de los astros al penetrar en la atmósfera sufren un cambio de
dirección a medida que se acercan a la superficie, lo que se denomina
refracción atmosférica.

Este efecto es similar al que observamos cuando ponemos un lápiz,


por ejemplo, dentro de un vaso con agua. Lo que observamos es que
parece como que el lápiz “se quiebra” y la línea del lápiz que podría-
mos dibujar cambia dentro del vaso. ¿A qué se debe esto?

Cuando un haz de luz pasa de un medio menos denso (el aire en el


caso del lápiz o el espacio exterior en el caso de las estrellas), a uno
más denso (el agua en el primer caso o la atmósfera en el segundo),
la dirección del rayo se desvía y produce ese efecto de quiebre y pa-
rece estar más elevado. A medida que va entrando en la atmósfera
acercándose a la superficie terrestre va pasando por medios cada vez
más densos. O sea que, en términos astronómicos, el rayo que viene
del astro se acerca al cenit del observador.
Debido a lo anterior, por efecto de la refracción atmosférica,
todos los astros aparecen elevados por sobre el horizonte. ¿Qué
produce esta elevación de los astros? ¿Nos afecta en la obser-
vación? Sí.

La refracción atmosférica provoca también un alargamiento del


día, pues, debido a ella, en el caso de la salida del Sol, lo vemos
antes de que “realmente” haya salido por sobre el Horizonte y lo
mismo ocurre en la puesta del astro. Además, como este efecto
es máximo en el horizonte, vemos una deformación en el disco
solar o lunar que son los astros que nos presentan un diámetro
observable a simple vista. Esta deformación se debe a que la
refracción en el borde inferior es mayor que en el superior. Pues
está más cerca del horizonte, como dijimos, allí la refracción es
máxima. El diámetro angular del Sol y la Luna vimos que era de
unos 31´, debido al valor máximo de la refracción en el horizon-
te, se observa una deformación de unos 6 minutos de arco, o
sea 6´, y esto equivale a 1/5 del disco solar o lunar.

34 | Otro efecto de la refracción atmosférica es la dispersión atmos-


férica. Se debe a que los colores que componen la luz (como los
del arco iris), no se refractan del mismo modo y, por lo tanto, la
elevación de la imagen de un astro es distinta según los diferen-
tes colores. Las moléculas que componen la atmósfera terrestre
también dispersan la luz y, como la luz azul es más dispersada
que la roja, se observa que las moléculas de aire “quitan” al Sol
de la porción más azul de su luz, dándole una tonalidad rojiza.
Por ello, el Sol que observamos cuando se pone es más rojizo
que el del mediodía pues atraviesa mayor cantidad de capas
atmosféricas, o debiéramos decir con más propiedad, que es
menos azul. Del mismo modo, se observa que esa luz continua-
mente es dispersada al pasar por diferentes capas atmosféricas,
y el resultado es que el cielo lejos del Sol es más azul que en las
cercanías del mismo.
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Efecto de la refracción
5.2 - La paralaje
Si nosotros observamos un astro en un momento dado y, al
mismo tiempo, otro amigo lo hace desde otro lugar y ambos
dibujamos al astro con las estrellas cercanas que vemos, los
dibujos no serán iguales; pues estamos dirigiendo la visual
al mismo desde sitios diferentes. Ese efecto se llama paralaje
diurna. Lo mismo ocurrirá si observamos al astro en tiempos
distintos pues veremos otras estrellas sobre la esfera celeste
como se ve en el dibujo. Se denomina paralaje anual.

36 |

Paralaje Diurna
Paralaje Anual

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Capítulo 6
Observación astronómica
La Astronomía es una ciencia observacional. En algunos ca-
sos, se observan fenómenos que luego deben ser explicados
con teorías o modelos. En otros casos, se predicen eventos en
el Universo que luego los astrónomos deben tratar de expli-
carlos. En todos los casos, el propósito final es entender la na-
turaleza del fenómeno astronómico observado o detectado.

¿Cómo podemos observar a los diferentes astros? Para obser-


varlos podemos hacerlo directamente mirando el cielo noc-
turno o con un instrumento auxiliar que nos permita ver los
astros lejanos con más nitidez. En el primer caso, se dice que
estamos observando a “ojo desnudo”. Los instrumentos que
nos ayudan en la observación astronómica se denominan te-
lescopios.

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6.1 – Observación por telescopio
Los telescopios nos facilitan la observación astronómica y nos per-
mite ver “más cerca” a los astros, y en algunos casos como en la ob-
servación de la Luna, ver detalles precisos sobre la superficie lunar.
Muchos son los tamaños de los telescopios y pueden ser ubicados
sobre la superficie terrestre como los que estamos acostumbrados a
ver, o en el espacio exterior como en el caso del telescopio espacial
Hubble.

En el campus de la Universidad de La Punta, en la provincia de San


Luis, Argentina (www.ulp.edu.ar) es posible visitar el Parque Astronó-
mico La Punta (www.palp.edu.ar). Allí se pueden apreciar diferentes
instrumentos astronómicos de la era anterior al telescopio, un plane-
tario donde se simula el cielo y así es posible apreciarlo como sería
en diferentes momentos o en diferentes sitios, y un observatorio para
poder mirar el cielo a través de él.

40 |
En las siguientes fotos se pueden ver algunos de los telescopios de la
Universidad de La Punta.
Telescopio de 40cm

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Telescopio de 25 cm
Los telescopios de 25 cm fueron utilizados durante el Año Interna-
cional de la Astronomía 2009 (AIA2009) en la iniciativa “San Luis Co-
elum: el Cielo de San Luis contado por sus habitantes”, (www.sanluis-
coleum.edu.ar). Este proyecto tuvo como principal objetivo recorrer
toda la provincia de San Luis para que todos los habitantes sanluise-
ños pudieran observar a través de un telescopio. Fue el homenaje de
la provincia al AIA2009.

Telescopio de 12 cm

42 |
En algunos casos, esos telescopios se encuentran ubicados dentro
de edificios que se denominan cúpulas como el que se observa en la
figura y que alberga al telescopio de 40 cm de la Universidad de La
Punta. En la foto se muestra el Observatorio Buenaventura Suárez.

Foto del Observatorio

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Los telescopios han evolucionado muchísi- “luz visible”, o sea, la luz que nosotros pode-
mo desde que Galileo, en el año 1609, obser- mos “ver” con nuestros ojos. A partir de esa
vó el cielo por primera vez con uno de ellos. época, y con los avances tecnológicos, fue
¿Pero, qué recibimos de los astros? posible observar en otras regiones con otras
temperaturas y energías, como por ejemplo
Lo que nos llega de los astros es luz, o lo que telescopios de rayos X ubicados fuera de la
es lo mismo, radiación electromagnética. atmósfera, y radiotelescopios ubicados en la
superficie, etc.
Observando esta radiación, se conocen hoy
muchas de las características de los diferen-
tes componentes del Universo. Podemos,
por ejemplo, medir y pesar estrellas. Las leyes
de la Física son muy importantes en el análi-
sis de estos temas. Además, el Universo nos
ofrece un laboratorio con componentes que
no podemos cambiar, sólo interpretar, y que
se encuentran en condiciones de presión y
temperaturas inalcanzables, hasta el presen-

44 |
te, en laboratorios terrestres.

La radiación electromagnética que nos lle-


ga abarca un amplio rango de temperatu-
ras, desde rayos gamma, muy energéticos,
pasando por el Sol con una temperatura de
unos 6.000º, hasta objetos celestes tan fríos
que se deben usar instrumentos especiales.
No podemos observar todas estas radiacio-
nes desde la superficie terrestre, sólo un ran-
go muy pequeño, pues la atmósfera impide
el paso de muchas de ellas bloqueando esas
radiaciones. Por ello, se deben ubicar telesco-
pios fuera de la atmósfera terrestre. Sólo nos
ocuparemos en esta oportunidad de aquellas
observaciones que podemos hacer desde la
superficie terrestre.

Desde la invención del telescopio, hasta la


primera mitad del siglo XX, los telescopios Uno de los telescopios usados por Galileo
sólo nos permitían hacer observaciones en Galilei
Lo que no debemos olvidar es que, a pesar de ser construidos de di-
ferentes modos y con diferentes tecnologías, los telescopios son ins-
trumentos cuya función principal y básica es recolectar la radiación
electromagnética de los astros y dirigirla a un detector específico que
la recoge para un posterior estudio más detallado. Por supuesto, uno
de los primeros detectores fue el ojo humano y fue usado por varios
siglos. El problema principal de estas observaciones visuales es su
imposibilidad para almacenar la información recibida. Por ello, desde
su invención a fines del siglo XIX, la fotografía fue un aliado muy im-
portante de la Astronomía.

Los adelantos tecnológicos se aplican inmediatamente a la observa-


ción astronómica, aún hoy en día, y permiten observar lugares re-
cónditos del Universo y objetos invisibles a nuestros ojos. El mejora-
miento en los instrumentos que las nuevas tecnologías aportan a la
Astronomía nos está ofreciendo un campo que se renueva día a día
y que nos está ayudando a comprender cada vez más el origen del
Universo y su futuro.

¿Cómo observo con un telescopio? | 45


En esta sección veremos cómo observar cuando tenemos un peque-
ño telescopio y qué coordenadas deberemos usar. Lo primero que
deberemos hacer es conseguir un mapa o carta celeste donde se in-
diquen los objetos visibles para diferentes lugares y diferentes épo-
cas del año. En internet es posible encontrar diferentes versiones de
mapas estelares.

Tenemos las coordenadas, pero, ¿cómo ubicamos el telescopio? Lo pri-


mero que deberemos hacer es alinearlo de tal modo que el eje donde
se mide la ascensión recta apunte hacia el polo. Para ello, deberemos
conocer la latitud del lugar de observación.

Para saber si está bien orientado hacia el polo, deberemos ubicar una
estrella brillante cuyas coordenadas celestes conocemos que nos
servirá de guía. Si estamos en el Hemisferio Sur, podríamos buscar,
por ejemplo, una de las estrellas de la constelación de la Cruz del Sur.
La ubicamos en el centro del buscador del telescopio y verificamos
las coordenadas de la estrella que indica el telescopio. Si coincide con
la indicada en el catálogo, seguimos adelante. En caso contrario, se deberá corregir
la dirección Norte-Sur del telescopio hasta que las coordenadas de la estrella guía
coincidan.

Así ya concluimos con la tarea de alinear el telescopio y podemos comenzar a obser-


var otros objetos conocidos o no. Si queremos estar más seguros, lo que podemos
hacer es repetir el alineado con otro objeto brillante.

Cuando intentamos observar algún objeto celeste cuyas coordenadas desconoce-


mos, es conveniente contar con un mapa celeste e ir armando “caminos” o figuras
tipo “mini constelaciones” para llegar al objeto que se busca. Una vez encontrado,
podemos determinar las coordenadas y tratar de ubicarlo en los catálogos para co-
nocer así el nombre del astro observado.

Por ejemplo, una carta celeste sería así:

46 |

Carta celeste de la zona de Orión


6.2 - Observación del cielo a “ojo desnudo” o a simple vista

Si no contamos con un telescopio, no debemos perder la oportuni-


dad de observar el cielo. Podemos hacer uso de binoculares o, sim-
plemente, elevar nuestros ojos al cielo y observar las estrellas, armar
nuestras propias constelaciones o buscar estrellas haciendo uso de
mapas celestes y ubicar a los astros más brillantes. También, pode-
mos observar la Luna en sus diferentes fases y marcar en dibujos lo
que observamos sobre la superficie lunar o las diferentes formas de
la Luna a lo largo del mes.

| 47
Lo mejor para este tipo de observación es
ubicarse en una zona despoblada. De ese
modo, evitaremos la luz de la ciudad que
encandila y debilita la luz que nos llega de
las estrellas. La contaminación lumínica
de las ciudades perjudica mucho las ob-
servaciones astronómicas. Si la noche es
sin Luna, es aún mejor. No debemos per-
der la oportunidad de observar el cielo.

Observar a simple vista es una experien-


cia muy interesante, pues nos permite
ver con mayor amplitud el cielo y, ubi-
cando estrellas brillantes, podemos ir co-
nociendo sus historias cuando las encon-
tramos en los mapas celestes. También,
podemos seguir el movimiento a través
de los días de los planetas y ver cómo se
mueven entre las estrellas.
48 |
Observar a ojo desnudo nos acerca a los
antiguos astrónomos y nos demuestra
que importante fueron y que calidad tu-
vieron sus observaciones, que fueron la
base de la Astronomía actual.

En el Parque Astronómico La Punta


(PALP), se encuentra un observatorio a
cielo abierto llamado “El Solar de las Mi-
radas”, donde se despliegan diferentes
instrumentos para realizar observacio-
nes astronómicas, que son réplicas de los
que utilizaban los antiguos astrónomos
antes de la invención del telescopio.

Réplica del Gran Semicírculo Azimutal usa-


do para medir alturas y azimutes de los
astros.
En el Solar de las Miradas es posible
apreciar cómo al hombre desde épocas
remotas le interesó el cielo y cómo se in-
genió para diseñar instrumentos, no sólo
interesantes, sino de calidad y precisión
asombrosa para la época en que fueron
utilizados. Sin lugar a dudas, es un digno
homenaje a esos científicos del pasado
que sentaron las bases del conocimiento
astronómico, y que aún hoy admiramos.

Es posible encontrar una descripción


completa del Solar de las Miradas en el
libro electrónico editado por la Universi-
dad de La Punta en:
http://www.ulp.edu.ar/comunicacion/
libros_ulp/elsolardelasmiradas/index.
html

Algunos de los instrumentos que se en- | 49


cuentran en el PALP se observan en las
siguientes fotos:

Réplica del Sextante Astronómico Triangu-


lar usado para medir distancias angulares
entre planetas.
Final de la primera parte del viaje
Hemos llegado al fin de la primera etapa de nuestro viaje y ya
estamos preparados para observar y tratar de comprender sus
maravillas. Esta breve introducción a la Astronomía Práctica
tiene la intención de despertar el interés del niño en observar
el cielo y, además, comprender algunos de los fenómenos ce-
lestes que se producen.

Aunque no seamos ya niños, lo imponente del cielo siempre


nos impacta y nos llena de asombro a pesar de saber ya a qué
se deben algunos de los fenómenos que observamos, contra-
riamente a los antiguos que lo ignoraban y, en muchos casos,
les producían temor.

Una noche estrellada en una zona desierta siempre nos mues-


tra algo que nos maravilla. Este efecto que nos produce no
debemos perderlo con los años. Con telescopio o sin él, obser-
vemos el cielo y su majestuosidad. Descubramos nuevos fenó- | 51
menos y continuemos asombrándonos.

El viaje recién empieza. Ya estamos listos para partir, pues tene-


mos los conocimientos necesarios que nos permitirán ubicar a
los astros. Los esperamos para seguir juntos y conocer lo que el
Universo tiene para mostrarnos.

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