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ANSIEDAD, DEPRESIÓN Y REGULACIÓN EMOCIONAL

Las emociones se refieren a las respuestas somáticas y cognitivas derivadas


de situaciones internas o externas específicas, o como consecuencia del trato
cotidiano entre las personas y el entorno. En este sentido, es difícil asumir que
las personas experimentan pasivamente sus emociones según lo requiera la
situación y la estrategia de afrontamiento de uno en un momento dado.
Desafortunadamente, varios sesgos cognitivos asociados con los trastornos
afectivos, como la ansiedad y la depresión, pueden influir en el uso de
estrategias de regulación de emociones inadecuadas e impedir la adopción de
otras estrategias de adaptación, como la reevaluación situacional.

AFECTIVIDAD POSITIVA

Si algo caracteriza al hombre, es su deseo de ser feliz; La búsqueda de la


felicidad y el bienestar físico y psicológico ha sido incesante a lo largo de la
historia de la humanidad. Sin embargo, hasta hace muy poco, la psicología se
ha dedicado a estudiar, comprender y tratar todos aquellos aspectos del
comportamiento humano relacionado con las emociones negativas, como se
puede comprobar cuando se analiza la literatura científica en la que
predominan, tanto a nivel teórico como empírico, los trabajos sobre el afecto
negativo con el consiguiente olvido de los aspectos positivos de la persona.

LAS EMOCIONES POSITIVAS

Para explicar los efectos beneficiosos de las emociones positivas se han


propuesto diferentes aproximaciones teóricas entre las que cabe destacar la
teoría de la ampliación-construcción de las emociones positivas de Fredrickson
(1998) que, desde una perspectiva evolutiva, enlaza la experiencia de
emociones agradables con el esfuerzo por lograr un apropiado desarrollo del
potencial personal.

La teoría de la ampliación-construcción de las emociones positivas

la teoría de la ampliación-construcción de las emociones positivas elaborada


por Fredrickson (1998, 2001) plantea un enfoque complementario para las
emociones positivas. Más concretamente, esta teoría defiende que las
emociones positivas también están implicadas en el proceso de adaptación
psicológica que favorece la supervivencia humana en la medida en que
incrementan el repertorio de pensamientos/acciones de la persona e introduce
flexibilidad en los procesos cognitivos.

LOS EFECTOS BENEFICIOSOS DEL AFECTO Y LAS EMOCIONES


POSITIVAS

La primera revisión mencionada (Lyubomirsky y col., 2005) parte de la premisa


de que el afecto positivo deriva y precede al éxito, en el sentido de que el
afecto positivo tiende a favorecer que las personas tengan éxito en los distintos
ámbitos de la vida. En cuanto a si el efecto encontrado se produce de manera
paralela tanto a corto como a largo plazo, los datos indicaban que el afecto
positivo estaba asociado a corto y largo plazo con una serie de características
deseables (por ejemplo, percepción positiva de sí mismo y los demás,
sociabilidad y actividad, comportamientos prosociales, conductas de salud,
utilización de estrategias de afrontamiento adecuadas frente al estrés, buen
funcionamiento inmune, etc.)

BIENESTAR SUBJETIVO

Desde un punto de vista teórico, BS es un concepto bastante complejo en el


que la investigación converge en torno a varios constructos relacionados con la
evaluación de la satisfacción con la vida humana. Según Diener (198), el BS
tiene tres aspectos característicos: 1) su carácter subjetivo, en tanto se basa en
la propia experiencia; 2) su carácter holístico, en la medida en que incluye la
evaluación de todos los aspectos de la vida; y 3) se refieren a la presencia de
efectos positivos, ya que la ausencia de factores negativos no es suficiente.

Una de las características de SW es que representa la experiencia subjetiva


de un individuo. En este sentido, la fuente primaria de información es la propia
persona que, a través de autoinformes, puede proporcionarnos datos sobre su
experiencia emocional y satisfacción con la vida o estas áreas específicas.

Heredabilidad y estabilidad temporal del bienestar subjetivo

Con respecto a la estabilidad BS, los resultados de los estudios comparativos


y aplicados discutidos anteriormente indican que existe una fuerte relación
entre los factores de ubicación y SWB. Si a esto le sumamos que los rasgos de
personalidad son bastante estables a lo largo de la vida, es concebible que
SWB pueda ser tan estable en el tiempo como la personalidad. A nivel
experimental, los datos confirman que existe una cierta estabilidad en un corto
período de tiempo, por ejemplo en el estudio realizado por Eid y Diener (200),
en el que se pidió a los sujetos que informaran sobre su estado de ánimo y
satisfacción general. Con la vida diaria durante un período de tres meses.

Estatus económico y bienestar subjetivo

En general, un estatus económico más alto (definido sobre la base del ingreso
económico y la riqueza) significa una esperanza de vida más larga, una mejor
nutrición y una mortalidad infantil más baja, mientras que la pobreza tiende a
correlacionarse con niveles más bajos de salud, movilidad, educación y acceso
a los servicios. En este sentido, es razonable pensar que puede existir una
fuerte correlación positiva entre el estatus económico de las personas y su nivel
de bienestar subjetivo. En un trabajo pionero, Cantril (1965) encontró que, tras
evaluar una muestra de más de 20.000 personas de trece países,
independientemente de su nivel económico o antecedentes, todos coincidían
en que había más dinero, más posesiones y una buena calidad de vida.
Condiciones necesarias para la felicidad.

Personalidad y bienestar subjetivo

Otra de las áreas de investigación más relevantes se centra en el análisis de


cómo determinadas características personales influyen en el desarrollo del BS.
Aunque el interés de los investigadores ha llevado a estudiar numerosas
variables de personalidad, nosotros examinaremos, a continuación, algunas de
las más significativas como son la extraversión, el neuroticismo o el optimismo,
tanto por la literatura psicológica generada, como por los datos empíricos
aportados.

Extraversión y neuroticismo

Asimismo, se comprueba que la mayoría de las investigaciones se han


centrado en los rasgos de personalidad propuestos en el modelo de los Cinco
Grandes factores elaborado por Costa y McCrae (1985), especialmente en los
factores de Extraversión y Neuroticismo, dada su posible influencia en los dos
componentes emocionales del BS (el afecto positivo y el afecto negativo,
respectivamente). En general, los individuos extravertidos experimentan
sentimientos y emociones más positivas y tienen umbrales más bajos para la
activación del afecto positivo, mientras que los individuos neuróticos
experimentan sentimientos y emociones más negativas y tienen umbrales más
bajos para la activación del afecto negativo.

Optimismo

Dentro del creciente interés por identificar los factores que inciden en el
bienestar subjetivo de las personas, el optimismo ha sido una de las variables
de personalidad que más interés ha suscitado en los últimos años. La
importancia del optimismo radica en su capacidad para crear un estado mental
que tiende a promover el bienestar subjetivo, facilitar el ajuste psicológico e
influir beneficiosamente en diferentes áreas de la vida (familia y amigos,
carrera, salud, etc.).

Desde un punto de vista teórico, el optimismo puede verse como un estilo


explicativo que tiene sus raíces en el desarrollo del modelo reformado de la
Indefensión aprendible (Abramson, Seligman y Teasdale, 1978) y necesita
seres sintientes para tener personas para encontrar explicaciones. lo que le
sucedió.

Cultura y bienestar subjetivo

Aunque la búsqueda de la felicidad y el bienestar general es constante para


todos, hay evidencia que sugiere que las diferencias culturales se relacionan
con las dimensiones percibidas relacionadas con la felicidad (Larsen & Eid,
2008). Una primera pregunta que se plantea para continuar con este tema es
si las personas de diferentes culturas difieren en las características del
concepto de felicidad. Lu y Guilmour (2000) realizaron un estudio preguntando
a estudiantes chinos y norteamericanos qué significa para ellos el concepto de
felicidad. Si bien todos los participantes coincidieron en que se trata de un
estado mental positivo, los estudiantes chinos enfatizaron en cultivar valores
espirituales y la necesidad de lograr un equilibrio emocional en sus vidas,
destacando la importancia de cumplir con todas las expectativas sociales en
cuanto a un estado mental positivo. Sentimiento generalizado de felicidad.

BIENESTAR PSICOLÓGICO

La tradición eudaimónica sostiene que la verdadera felicidad está en nosotros


mismos, descubriendo nuestras virtudes y viviéndolas. En este sentido, la
felicidad se basa en promover y desarrollar lo mejor de las personas, poniendo
sus habilidades y talentos al servicio de su felicidad y la de los demás.

En el campo de la psicología, estas dos tradiciones se reflejan en la distinción


entre felicidad subjetiva, que es representativa del enfoque hedonista, definida,
como hemos visto, por las investigaciones sobre la afectividad y la satisfacción
con la vida; y la salud psicológica, son representativos del enfoque
eudemónico, definido como el desarrollo de habilidades y el crecimiento
personal. Algunos autores (e.g. Kashdan, Biswas-Diener & King, 2008) han
cuestionado la distinción entre felicidad hedonista y liberal en psicología, en la
medida en que argumentan que, por un lado, el término felicidad eudemónica
se utiliza en la investigación psicológica, es no es lo mismo que el concepto
único propuesto por Aristóteles, y por otro lado, los dos conceptos "se
superponen conceptualmente y pueden incluir mecanismos mentales razón
para trabajar juntos" . Sin embargo, la realidad es que la distinción entre
bienestar subjetivo y bienestar psicológico se ha vuelto cada vez más común
en los últimos años en el campo de estudio e investigación de la psicología.

La teoría del bienestar psicológico de Ryff

Una de las propuestas más interesantes para entender la salud psicológica


desde una perspectiva eudemónica es la teoría multidimensional desarrollada
por Ryff (1989a). Partiendo del hecho de que el bienestar psicológico implica
“compromiso con los cambios de vida existenciales” (Keyes, Shmotkin y Ryff,
2002, p. 1007) y es un concepto estrechamente relacionado con el desarrollo
de competencias y el crecimiento personal, Ryff (1989a) argumenta que el
bienestar psicológico el bienestar está ligado a una serie de criterios positivos
de desarrollo de la personalidad que van más allá de un simple equilibrio de
influencias positivas y negativas. Partiendo de esta hipótesis, Ryff (1989a)
propone un modelo teórico que incluye seis aspectos relacionados con las
necesidades, motivaciones y atributos a los que debe responder cualquier
persona, en un estado de salud normal, como respuesta a la felicidad:

1) Autoaceptación o actitud positiva hacia uno mismo ("Me siento bien conmigo
mismo"). Para ser activa, la persona debe sentirse bien y tener una actitud
positiva hacia sí misma asumiendo sus propios límites. Las personas con altos
niveles de autoaceptación se caracterizan por una alta autoestima.

2) Crecimiento o desarrollo personal (“mi vida es un proceso de constante


cambio, aprendizaje y desarrollo”). Todos los individuos están obligados a
desarrollar su potencial para crecer como personas y alcanzar su máximo
potencial.

3) Sentido del significado de la vida ("Tengo claro el rumbo y el propósito de mi


vida"). Las personas necesitan que sus vidas tengan propósito y dirección, por
lo que es fundamental establecer metas y objetivos personales que los
motiven a actuar y crecer.

) Controlar o dominar el entorno ("Creo que soy bueno para hacer frente a las
responsabilidades del día a día"). El bienestar psicológico implica que el
individuo debe desarrollar su capacidad de elegir y crear ambientes propicios
para la satisfacción de sus deseos y necesidades. Las personas con un alto
dominio del mundo se caracterizan por tener control interno y altos niveles de
autoeficacia.

5) Relaciones positivas con los demás o la creencia de que una persona tiene
una relación de confianza, calidad, empatía e intimidad con los demás ("la
gente puede describirme como una persona que comparte debe"). Para lograr
el bienestar psicológico, es muy importante que el individuo establezca
relaciones sociales estables y positivas, de manera que tenga otras personas
(familiares, amigos, compañeros) a quienes amar, querer y confiar.

6) Autonomía o capacidad de ser independiente, de regular el comportamiento


de acuerdo con normas internas y de poder resistir la presión social (“Confío
en mis opiniones, aunque sean contrarias a la opinión general”). La persona
debe fortalecer sus creencias (derecho a la autodeterminación) y proteger su
grado individual de independencia y autoridad, para limitar los efectos de la
presión social y autorregular correctamente su comportamiento en los
diferentes contextos sociales. Según Ryff (1989a), estas dimensiones cambian
a lo largo de la vida, de modo que mientras el desarrollo personal y las metas
de vida decaen con el tiempo, las dimensiones de autonomía y dominio del
entorno sí tienden al alza según la temática del ciclo de vida.

¿ES POSIBLE INCREMENTAR DE MANERA SOSTENIBLE LOS NIVELES


DE FELICIDAD?
Si el objetivo de la actividad es producir un cambio sostenible, ésta no sólo
tiene que iniciarse, sino más importante, deberá mantenerse durante un largo
tiempo y para ello es imprescindible que la actividad resulte de interés para la
persona (sea autorreforzante) y se relacione con los intereses, valores,
necesidades básicas, fortalezas, recursos, perfil hedónico o cualquier otra
característica personal del individuo. La actividad intencional no producirá un
incremento del BS si en sí misma no proporciona una oportunidad para que las
personas experimenten experiencias positivas y crecimiento personal.

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