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21

MARTHA BEATRIZ GUERRERO MILLS*

La hermenéutica histórica
y la teoría de la recepción en historiografía

Historical hermeneutics
and the theory of the historiography “reception”

Resumen Abstract

La teoría de la recepción analiza The reception theory analyses

otro, en el proceso de construcción in the generation of knowledge


del conocimiento, y los resultados and its impact on history; this
que arrojó a la historia; la habilidad helps us restructure our expec-
en ello nos ayuda a reconstruir las tations, life experiences and socio-
expectativas, las experiencias de cultural realities. This concept of
vida y la realidad socio-cultural. To- “otherness” allows us to recognize
mando en cuenta el concepto de the social context of the text itself;
otredad, se puede reconocer el lu- it allows us to recognize the rea-
gar social del texto; es decir, la per- der’s perception and the commu-
cepción del lector y la comunidad nity’s interpretation.
de interpretación.
Key words: Reception theory, histo-
riography, methodology of history
Palabras clave: Teoría de la recepción,
historiografía, metodología de la historia

Fuentes Humanísticas > Año 25 > Número 46 > I Semestre 2013 > pp. 21-35
Fecha de recepción 17/02/12 > Fecha de aceptación 01/11/12

*
Universidad Nacional Autónoma de México.
22
La hermenéutica histórica y la teoría de la recepción en historiografía

L a historiografía proyecta la formula-


ción de categorías teórico-conceptua-
les para poder indagar en los textos his-
escribe una historia? Y así, traspasar la
discusión de la narratividad a partir de los
hechos constituidos como causa-efecto;
lograr la interpretación semántica del
de los mismos. Por ello, el análisis y el texto a partir de escuchar la voz del otro
sentido de la escritura de la historia re-
tido al discurso histórico; en el sentido de
una experiencia hermenéutica, como se
los sistemas epistemológicos y cultura- argumenta a continuación.
les. La historia siempre es reinterpretada La propuesta de la teoría de la re-
para conocer lo que quiso decir el autor, cepción en la historiografía invita a pro-
por medio de su palabra escrita, esto re- blematizar la escritura de lo histórico,
vista como referencia de una realidad pa-
que subjetiva, es posible actualizarla de sada que se puede reabrir ante las posi-
manera que lo escrito posibilite nuevas
experiencias intertextuales en la rela- ción de las obras históricas, mediante
ción autor-lector-texto. ¿Por qué el título, la actualización del contexto dado. Ca-
cuándo se escribió, en qué tiempo, quién bría enfatizar que la historiografía anali-
y qué escribió, en qué estaba pensando, za las estructuras narrativas de la histo-
cuáles fueron sus motivos? Son pregun- ria como texto comunicativo; es decir, ve
tas esenciales que se plantea todo lector la lógica de la investigación, analiza sus
al introducirse en el texto, y con esta elementos y factores narrativos, en
actividad hermenéutica es capaz de leer sus propios términos: tanto poéticos
y reescribir sobre una o varias interpreta- como retóricos. La lectura es un acto de
ciones de la obra y del autor, del tiempo
pasado. Ante esta posibilidad se puede ta forma metafórico; de hecho, la recep-
proyectar una intersubjetividad entre la
comunicación textual: el autor y el lec- guración del relato, porque interviene
tor; en pocas palabras:
producto de la interrelación entre el lec-
La obra escrita que habla a un futuro tor, el texto y el autor. Así, parafrasean-
lector existe como tal obra porque es- do a Michel Foucault: leer es trabajar
pera o busca respuesta. Si nadie escribe como arqueólogos de las palabras y los
por escribir, todo escrito lo es para un
lector. Por consiguiente, cualquier obra pasados y creados por una herencia cul-
2
reclama en su misma estructura tempo- De esta forma, el lector
ral al futuro lector o al intérprete para necesita un horizonte referencial para
quien, en el fondo, se escribe.1 asimilar el texto como un espejo de sen-
tido. La idea metafórica del espejo es
En esta relación cabría preguntar por la
intencionalidad: ¿para qué y para quién se pensamiento y por la expresión escrita,

1 2
Emilio Lledó, El silencio de la escritura, pp. 69-95. Michel Foucault, La arqueología del saber.
23
Fuentes Humanísticas 46 > Historia e Historiografía > Martha Beatriz Guerrero Mills

presentado a su vez como texto y con- en que los parámetros de estudio se


texto. La principal característica radica en amplían al contexto, a la comunidad, a
la producción de sentido. Si bien el arte las identidades y a la presencia de la obra
de comprender la historia se presenta dentro de la sociedad.
A partir de la posición de Hans-
trumentos de trabajo para forjar un cri- Georg Gadamer sobre la teoría del círculo
terio, en contraste con una excesiva hermenéutico, el lector es el agente que
crítica o sobreinterpretaciones. El texto
se nutre a su vez del contexto, indepen- horizontes de expectativas del texto leí-
dientemente del autor, al ser capaz éste do; esta relación entre el lector y el texto
de mostrar la historicidad. De ahí la ne- es dialéctica, y es un diálogo que posi-
cesidad de aplicar la hermenéutica en el bilita un amplio proceso de comprensión
proceso de pensamiento crítico; porque e interpretación, que a su vez se convier-
el autor es resultado de una historia per- te en un nuevo horizonte de experiencia.
sonal, pero a la vez colectiva; al ser un Para Gadamer, la estructura de la expe-
riencia deviene del análisis de la concien-
temporal en el acto de escritura. cia de la historia efectual, la experiencia
Con el apoyo de la teoría de la re- vista como tradición, cultura, e inmersa
cepción es posible conocer el lugar so- dentro del círculo hermenéutico. Así, los
cial del texto; es decir, la percepción del niveles del entendimiento se diferencian
lector, del analista, el investigador, la co- de acuerdo con el yo, tú, ellos que viven
munidad de lectores y, en general, del la experiencia como proceso dialéctico.
público. El texto mantiene una historici- De esta forma, la recepción del texto ad-
dad, que permite observar desde la tra- quiere sentido como agente social, al per-
yectoria de la autoría hasta continuar suadir e indagar lo escrito para que con-
en distintos momentos de discusión, de siga una relación comunicativa.3
temporalidad, periodo, época, que en el La hermenéutica histórica es la in-
pasado haya tenido una revaloración o terpretación comprensiva, transpuesta
diversas percepciones. Como ejemplo, te-
nemos una obra considerada clásica que cado de los hechos históricos; opera a
pertenece a una época determinada; sin través de la comprensión de signos, para
embargo, a lo largo del tiempo se han
realizado estudios, revaloraciones y tra- aproximaciones y apreciaciones. La her-
ducciones, y se tienen diversas percep- menéutica histórica nos invita a decodi-
ciones dependiendo del ámbito donde
se sitúe el análisis; si bien la obra de Cer- discursiva; nos permite ver la relación,
vantes, Don Quijote, se conoce en todo los enlaces y los vínculos entre los su-
el mundo y se ha traducido a todos los jetos históricos, analizar el discurso e ins-
idiomas, cada país tendrá una percep-
ción diversa y similar de la obra; estos ta a redescubrir el mundo a través de la
rasgos comparativos ayudan a matizar
un análisis de la tradición de la teoría li- 3
Hans-Georg Gadamer, Verdad y método, vol. 1,
teraria y de la historiografía, en la medida p. 370.
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La hermenéutica histórica y la teoría de la recepción en historiografía

crítica de las ideologías, el lenguaje y la Por lo tanto, el horizonte histórico se


argumentación. El método que se pro- comprende desde el presente con pro-
pone adaptar lo podemos resumir en seis yección al pasado; esta proyección la
pasos. El primero, analizar el tiempo: abs- denomina Gadamer tarea de la concien-
traer el presente, mirar en retrospecti- cia histórico-efectual, mediación entre
va, para construir el pasado; el segun- el presente y el pasado por la capaci-
dad interpretativa de la hermenéutica,
sujetos históricos; tercero, la inclusión la cual, más allá de un método que aplica
de la acción concreta, la mentalidad pre- el lector, es una forma de concebir un
dominante en el público al que se dirige;
cuarto, la historicidad del receptor/emi- do verdadero al texto, en tanto conjun-
sor; quinto, la relevancia que a futuro tu- to de argumentos y discursos. De esta
vo el documento en acción: el horizonte manera, Gadamer generó la teoría del
de expectativas. Por último, obtenemos círculo hermenéutico que apoya la com-
prensión del lector como agente, quien
tar una crítica, una valoración personal y
una aportación novedosa de la comuni- rizontes de expectativas del texto leído.
dad de interpretación. Esta relación entre el lector y el texto es
Hans-Georg Gadamer consideraba un diálogo que posibilita un proceso am-
la hermenéutica como un examen de plio de comprensión e interpretación.
condiciones, en el cual tiene lugar la com- En este sentido, se localiza la dis-
cusión entre la teoría de la coherencia y
tecer (por tradición o transmisión), simi- la teoría de la correspondencia, el fun-
damento objetivo que se presenta en
de transmisión del lenguaje, pero dife-
rente a un objeto (el texto) que habría
que comprender e interpretar, debía ser humana; por lo cual reconocemos su la-
entendido como un acontecimiento cuyo
sentido penetraría frente a la posibilidad como una labor verídica.5 La veracidad
de ampliar el horizonte histórico. En sus del conocimiento histórico es siempre
términos planteaba, al dirigir su atención relativa al testimonio, a los hechos y a
al problema de los prejuicios, que: la interpretación del autor; ligado a su
vez, con los prejuicios y las opiniones
[...] sobre todo cuando nos referimos a personales que invierte el escritor en
la pretensión de la conciencia histórica sus textos. Por ello, se debe de tomar
de ver al pasado en su propio ser, no en cuenta que cualquier fundamento ba-
desde nuestros patrones y prejuicios sado en un hecho histórico recae en una
contemporáneos sino desde su propio subjetividad relativa y en la verosimi-
horizonte histórico. 4 litud narrada.

5
Günther Patzig, “El problema de la objetividad y
4
Ibidem, p. 373. del concepto de hecho”, p. 151.
25
Fuentes Humanísticas 46 > Historia e Historiografía > Martha Beatriz Guerrero Mills

Considero que existen criterios cuan- dad (Foucault); por lo tanto, los concep-
tos que dan coherencia a las propuestas
nos aproximan a una veracidad; aprecia-
mos, entonces, que no existen verdades ción, revalorar las interpretaciones, anali-
absolutas a pesar de que los sucesos se zar los textos en su sentido hermenéutico
cotejen con el discurso y con los datos. y concebir la relatividad de la veracidad
La objetividad en la historia se aproxima histórica que va más allá de la objetivi-
dad del conocimiento histórico. La recrea-
conocimiento que advierte diferenciar ción de estos nuevos paradigmas invita
entre objetivo y subjetivo, entre verdad a la disertación de los indicios, la diver-
absoluta y relativa, entre parcialidad, sidad, el multiculturalismo y plurivocidad
elocuencia y hecho. Un falso criterio es del lenguaje, entre otras categorías que
mostrar a la objetividad como verdad
absoluta. En este sentido, considero que La teoría de la recepción en histo-
la veracidad real reside no sólo en los riografía se vale de los horizontes de ex-
acontecimientos, sino en el discurso de periencia y de expectativa, presentados
las interpretaciones por parte de los his-
toriadores. Ante estas características del los cuales se aplican tanto para las his-
fenómeno en cuestión, suscita descon- torias narradas como para las historias
cierto y angustia meditar que la historia vividas, ya que proponen observar la his-
toricidad presentada, representada y re-
que cada uno contenga grados de elo-
cuencia–; por lo tanto, dependerá del En este sentido, Koselleck mencionaba:
historiador establecer los acontecimien-
tos, narrarlos, interpretarlos y, en cierta Así pues, permanencia, cambio y nove-
medida, juzgarlos. ¿Cómo reconocer los dad se captan diacrónicamente, a lo
prejuicios? Por ejemplo, valdría la pena
recalcar que la historia escrita, como lenguaje de una y la misma palabra. La
creación literaria, narrativa y emblemá- cuestión decisiva temporal de una po-
tica, representa un quehacer constante sible historia conceptual, según la per-
manencia, el cambio y la novedad,
historicidad y proyecta características conduce a una articulación profunda de
sociales que nos garantizan una veraci-
dad, a pesar de cotejar el hecho con las se solapan o se pierden y que sólo pue-
representaciones históricas. Por ello, nos den ser relevantes socio-históricamente
parece apropiado observar el contexto si previamente se ha realzado de forma
total, las verdades parciales sólo se ob- aislada la historia del concepto. De este
servan en su contexto, de ahí que la ne- modo, la historia conceptual, en tanto
cesidad de actualizar y reinterpretar cons- que disciplina autónoma, suministra in-
tantemente adquiere sentido. dicadores para la historia social al se-
guir su propio método.6
ca la teoría de la recepción alude a la
historia como representación de la reali- 6
Reinhart Koselleck, Futuro y pasado, p. 115.
26
La hermenéutica histórica y la teoría de la recepción en historiografía

Por su parte, las teorías de Paul Ricoeur diato, nos permitirá introducir el con-
sobre la interpretación observan la po- cepto de “interpretación”.7

discursos dentro de las narraciones. El Asimismo, Paul Ricoeur explicó la feno-


menología de la temporalidad en tres
función de la enunciación; esto es, ¿por
qué se dice?; en tanto que al historiador

una amplitud de pensamiento para discer- narrada. La temporalidad como una co-
nir un conjunto de paradigmas como una rrespondencia anticipada para describir:
estructura de posibilidades. De ahí la ne- tiempo vivido, universal, de cronología,
cesidad de establecer una estructura del calendario y mítico. Así, distinguió:
que permita jerarquizar niveles de pro- “Sólo la dialéctica del sentido y la re-
cedimiento, es decir, los horizontes –tem- ferencia dice algo sobre la relación entre
poralidad, espacialidad, discursivos, de el lenguaje y la condición ontológica
enunciación– que condensan parámetros del ser en el mundo”.8 Con ella, Ricoeur
incorpora el modelo de interpretación es-
manera, que permita discernir su con- tructuralista con el modelo nomológico-
texto –fuera del texto– y discursos entre deductivo de la lingüística, para el aná-
líneas –dentro del texto–. Paul Ricoeur lisis del discurso narrativo, entendido
concibió la fenomenología hermenéuti- como dialéctica el acontecimiento, el sen-
ca para valorar la riqueza del lenguaje, tido y la referencia; “con relación al eje
de los símbolos, en sus aspectos for- de referencia, es posible recorrer el tiem-
males y dinámicos. Demostraba que la po en las dos direcciones, desde el pa-
hermenéutica es un método capaz de sado hacia el presente y desde el presen-
cuestionar la dicotomía comprensión ex- te al pasado”.9 Además, reconoce que
plicación, la cual es a su vez dialéctica el conocimiento histórico pretende al-
porque la bifurcación entre estos dos canzar la veracidad haciendo uso de las
agentes aparece en momentos relati- huellas del pasado, de los testimonios, a
vos de un proceso de interpretación. En
uso de la autorreferencia del discurso,
que nos remite a su hablante, al mismo

escritura […] La función que cumple sentado por él.


la lectura respecto a la escritura podría Paul Ricoeur propone analizar, a par-
dar un mayor peso a la idea de que exis- tir del modelo deductivo, las narraciones
te una relación directa entre el querer históricas e ir más allá de la literatura
decir del enunciado y la escritura. En y de la crítica literaria –ésta sólo se ocu-
efecto, la escritura apela a la lectura pa de la forma estética–, para comprender
conforme a una relación que, de inme-

7
Paul Ricoeur, Historia y narratividad, pp.59-60.
8
Idem, Teoría de la interpretación, p. 10.
9
Idem, Tiempo y narración, p. 787.
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Fuentes Humanísticas 46 > Historia e Historiografía > Martha Beatriz Guerrero Mills

y explicar los modos como la historia tación ingenua y una crítica, entre una
se presentan, la narratividad y la inten-
cionalidad del discurso referente. En este hermenéutica; de igual forma, de la his-
sentido, las interpretaciones muestran toriografía, el recuperar el sentido en la
lectura, en las palabras de Ricoeur: “el
historia para el presente. Para Ricoeur, decir del hermeneuta es un redecir que
el texto histórico es un discurso narrati- reactiva el decir del texto”.10
vo. El diálogo que se establece con el
texto es entre el lector y el escritor, relato histórico es un proceso cíclico de
el mundo presentado en el texto: un la hermenéutica, que puede ser aplicada
mundo imaginario. Con esta cantidad de a la narración histórica en tres tiempos:
valoraciones del texto, como plurivoci- mimesis I, mimesis II y mimesis III. Mi-
dad interpretativa, puede ser conferida mesis
a las oraciones con ambigüedad, ana- cripción, atendida como una nueva crea-
crónicas o a los falsos prejuicios, que nos ción metafórica de la realidad plasmada
en las narraciones históricas. Ricoeur da
sentido a la interpretación, la cual parte
como su relación dentro de la narra- de la búsqueda de los textos, se involu-
ción. Así, el teórico francés concibió la cra con la trama, reitera la creación de
fenomenología hermenéutica conducién- imágenes y de acontecimientos. Al com-
donos a la valoración de la riqueza del prender un nuevo lenguaje con los libros,
lenguaje, de los símbolos; en sus aspec- se requiere de una posición cognitiva que
tos formales y dinámicos, demostró que permite la comprensión, la apropiación
la hermenéutica más que ser un método, y la reinterpretación personal de lo leí-
era capaz de poner en cuestión la dico- do. Por ello, en el proceso hermenéutico
tomía y dialéctica entre comprensión y intervienen dos agentes esenciales: el
explicación; porque entre estos dos, apa- texto y el intérprete. En el sentido de
recen momentos relativos de un proce- Gadamer, hay una fusión de horizontes.
so que puede llamarse interpretación,
que es el proceso de redescubrir el mun- de Paul Ricoeur comprende una diná-
do mismo a través de la crítica de las mica ideal para caracterizar relaciones
ideologías, el lenguaje o la argumentación. subjetivas localizadas en los propios plan-

impulso a la creación discursiva. Final- proyecta la historiografía conforman la


mente, la interpretación es el resultado formulación de categorías teórico-con-
de la reconsideración del discurso del ceptuales para el análisis y sentido de

con el texto. Con este nuevo efecto, el tencionalidad, de contexto y lenguaje.


texto se actualiza con la interpretación, Si partimos de la idea de que cada obra
e historiador son hijos de su tiempo,
una dimensión semántica; sin embargo,
es posible diferenciar entre una interpre- 10
Idem, Historia y narratividad, p. 81.
28
La hermenéutica histórica y la teoría de la recepción en historiografía

entonces la historia escrita es un siste- –pero es más objetiva, ya que se habla


ma de ideas y creencias que vive y se re-
produce en sus textos, porque el movi- como lo que elabora la crítica literaria–,
miento discursivo del mismo va de la los espacios de recepción son los lugares
mano con el registro de los testimonios. físicos donde se fundan las comunida-
La discusión incide en si se puede o no des de interpretación. En otras palabras,
separar el texto del autor; independien- los lectores participan en el proceso crea-
temente de los criterios que se empleen, tivo que unge la explicación, los comen-
la labor del lector o intérprete será inda- tarios, las aportaciones o simplemente
gar en el manejo hermenéutico de la obra la cita por autoría. En particular, el lec-
y observar su contexto: tor es capaz de captar los procesos de

El texto “actualizado”, por lo tanto, en- de interpretación dan el sustento en di-


cuentra un contexto y un auditorio. Re- versos espacios para dictaminar una obra,
cupera el movimiento de remisión a ingresarla a la crítica y, por ende, a la ri-
un mundo y a unos determinados su- diculización, al éxito o al fracaso; como
jetos que había sido interrumpido y sus- en varias manifestaciones, se expresa el
pendido. Ese mundo es el del lector, lector como agente social. Un claro ejem-
que, a su vez, es el sujeto al que se re- plo de esta participación coercitiva en la
11

siones del lector como agente social, son


Desde la década de 1970 con la Escuela de las revistas especializadas, espacio don-
Constanza, de la cual Hans-Robert Jauss de se pueden observar en un lapso de-
(1992) y Wolfgang Iser (1987) fueron los terminado las series discursivas de un
máximos representantes, la historiogra- grupo de intelectuales.
fía literaria y la historia de la literatura in- La historicidad de la obra muestra
corporaron el concepto de recepción, más matices diversos en cada una de las rein-
terpretaciones; por lo tanto, el objetivo
el que recibe el mensaje. Esta corriente primordial será conocer las intenciona-
teórica, mejor denominada estética de lidades, la importancia del contexto his-
la recepción, se interesó en estudiar el tórico dentro del espacio académico y
vínculo entre autor-obra y público. Par- social, tomando en cuenta tanto a los
ticularmente, Jauss consideró el horizon- comentaristas, como a la audiencia; asi-
te de expectativas del lector y el periodo mismo, indagar a partir de la recepción
histórico, bajo el argumento de que la de la obra bajo los criterios y paráme-
lectura no es un proceso literal, lineal o tros de la polémica, la habilidad en ello
neutral, sino que el lector llega con sus nos permitirá conocer los valores, las
prejuicios y convenciones al texto y lo ac- percepciones, los intereses, la interpre-
tualiza permanentemente. tación de la estructura y en referencia;
A partir de la historiografía, que así como los prejuicios, entre otras in-
atrae la reconstrucción como principio terpretaciones personales del receptor.
Si bien el público es quien admite o
11
Ibidem, p. 75.
29
Fuentes Humanísticas 46 > Historia e Historiografía > Martha Beatriz Guerrero Mills

lo tanto el principal receptor, tendrá


por ello sus propios canales de comu- existir un proceso de comunicación:
nicación; esto es, el espacio intelectual.
Para que la recepción se convierta en un
o zona de debate donde las personas diálogo, en una comunicación literaria,
privadas hacen un uso público de su ra- se requiere mucho más que la recepción
zón; a su vez, el espacio intelectual es y la conservación pasivas; se requiere
llamado comunidad de interpretación. Dos una respuesta que, por su parte, evoca
ejemplos claros, podemos mostrar, en réplicas que producen consecuencias
quienes recae la crítica: los lectores es- reales. Tales consecuencias pueden con-
pecializados, por una parte, y en el uso sistir, por una parte, en el cambio de
de las citas textuales, la base para nue- horizonte del público, que impone una
vos planteamientos e interpretaciones, obra a base de sus divergencias del sis-
por otra. Cada comunidad de interpre- tema antecedente de referencia de las
tación tendría sus propios horizontes expectativas extra e intraliterarias.13
de expectativas, porque a lo largo de la
historia hay un conjunto de intelectua- En otras palabras, atribuye una relación

ducción –aunque cabe señalar que no la producción literaria, ya que la recep-


siempre es a quien va dirigida la obra–; ción recae tanto en los lectores, como
en términos generales, se dan a la tarea en la crítica –lectores especializados–
de investigar por la incertidumbre o por y en los que fueron la base para nuevos
la falta de credibilidad gradual de las planteamientos e interpretaciones. Así,
propuestas expresadas por los autores la recepción es parte de la experiencia
criticados para matizar las propias; así estética de una obra considerada no sólo
como por los hallazgos de nuevas hue- artística, sino documental, testimonial.
llas, fuentes o referencias.12
Por otra parte, con base en la teoría te de expectativas, porque a lo largo de
la historia de la literatura hay una so-

gurar los actos y símbolos, para conferir- producción y recepción, es su público.

en ello permite construir las expectati- de la recepción: la pasiva de los lecto-


vas, las experiencias de vida y la realidad res, la reproductiva mediante la crítica
socio-cultural. En este sentido, advierte y la productiva por los creadores de una
María Moog-Grünewald, se deben deli- nueva obra. Cabe enfatizar la historicidad
mitar diferencias entre la recepción li- de la comunidad de lectores, ya que no
teraria y la estética; también distingue sólo a partir de las aportaciones que la
que para llevar la recepción al plano de crítica literaria realiza se puede concluir
la recepción, coinciden en presentar al

12 13
Roger Chartier, El mundo como representación, pp. María Moog-Grünewald, “Investigación de las
45-62.
30
La hermenéutica histórica y la teoría de la recepción en historiografía

contexto como la aceptación de la obra, este último es el portador de la recep-


donde se establece al grupo lector, quie- ción y capaz de entender los procesos
nes participan dentro del proceso crea-
En síntesis, la reconstrucción pro-
tarios, aportaciones o la cita por autoría. pone el análisis de la textualidad y el
Es preciso puntualizar los criterios contexto social, es decir lo real; por ello,
que desde la estética de la recepción rechazan las ideas decimonónicas de
aportaron al análisis literario las propues- que todo gira en torno a la causalidad.
tas de Mijaíl Bajtín, quien propone es- Esto es, ver la historicidad del texto en
tablecer el placer de la lectura, abordar sus dos vertientes: como producción cul-
el texto como un todo con posibilidad tural y el contexto como posibilidades
en la historia; porque es una relación in-
ciones, argumentos, imágenes, relatos, tertextual. Aunque, no hay que olvidar la
discursos–, y concebir al lector implíci- temporalidad y espacialidad, retomando
to o explícito; mientras que la recep- al historicismo, debemos pensar en que
ción es un acontecimiento innovador, cada texto y cada discurso están en
es reconstrucción: función de la época que le tocó vivir al
escritor; así, el intérprete ideal obser-
El carácter único de lo natural (por vará que muchos conceptos varían y va-
ejemplo, de una huella digital) y el ca- riarán dependiendo de la historicidad del
mismo texto, conforme a la realidad so-
del texto. Sólo es posible una repro- cial del autor y adquirirá otros matices
ducción mecánica de una huella digital con relación a la producción de sentido,
(en cualquier cantidad de copias); por
supuesto, también es posible una re- Al analizar las diferentes discusio-
producción igualmente mecánica del nes en torno a la representación de la
texto (reimpresión), pero la reproduc- historia, observamos diferentes posturas
ción del texto por un sujeto (regre-
so al texto, una lectura repetida, una sobre la epistemología de la historia. Sin
nueva representación, la cita) es un embargo, suscita desconcierto observar
acontecimiento nuevo e irrepetible las valoraciones posmodernas con rela-
en la vida del texto, es un nuevo esla-
bón en la cadena histórica de la comu- subjetivas, las cuales tienden a estancar
nicación discursiva.14 los avances de la academia por resolver
planteamientos propios de la disciplina.
Para Bajtín, el texto tiene su propia his- Esta ambivalencia del uso preciso del
lenguaje nos permite interconectar lo so-
nes de la realidad, en diversos espacios cial con lo individual, distinguir el tiem-
y ambientes, pero que le dan vida. En la po y el espacio, diferenciar las interac-
lectura se establece una comunicación ciones entre el habla y lo escrito para
tácita entre el autor, el texto y el lector; discriminar los discursos simples de los
que son complejos. En este último caso,
14
Mijaíl Bajtín, Estética de la creación verbal, p. 297. nos dirigimos a observar dentro de las
31
Fuentes Humanísticas 46 > Historia e Historiografía > Martha Beatriz Guerrero Mills

estructuras gramaticales de una oración micos y objetos concretos en su calidad


o argumento para conocer el sentido y de signos. Umberto Eco ha propuesto
los límites de la lectura al exponer y di-
manejar el uso del lenguaje en varias ferenciar las obras abiertas de las cerra-
dimensiones o niveles, como: el orden de
las palabras, las frases o las cláusulas, u cerradas no incitan a la construcción, co-
otras propiedades que estudia la sintaxis. mo las abiertas que invitan a la crea-
Otra de las discusiones a debate tividad, al movimiento, pero de forma
estructurada, porque: “no se puede usar
contenido del discurso; de ella se es- el texto como se desee, sino sólo co-
mo el texto desee ser usado”.15 Muy útil,
real, ya que no puede haber generalida- sin embargo, el trabajo del historiador
des del lenguaje por el uso particular, a como intérprete es delimitar la orienta-
lo cual llaman textualidad; el carácter ción y delimitación de ciertos universos
de la fuente escrita nos indica los víncu-
los entre: la forma, el contenido y la di- mostrar lo tangible en sus planos de ex-
mensión social del mismo, para llegar a presión, no tanto su verosimilitud.
Al evaluar las representaciones se-
de la realidad histórica que atraviesa el mánticas, éstas nos acercan a localizar
camino a la deconstrucción de la reali- varios niveles abstractos o conceptuales
dad como texto. Ya sea como parte de la que indican el sentido, coherencia y per-
suasión, para determinado discurso. A
to son los parámetros intertextuales e partir de este análisis no sólo nos acerca-
intersubjetivos, o sea de mutua repre-
sentatividad. En esta idea se conectan curso, sino que también se llega a discer-
múltiples posibilidades tanto de inter- nir: ¿a quién va dirigido?, ¿cuál es su
pretación como de realidades mismas, referente y cuáles sus tópicos, y los te-
materiales y discursivas. Si se apunta de mas a tratar? Finalmente, conocer su reac-
nueva cuenta a la crítica literaria, para ción y no sólo la relación comunicativa.
Umberto Eco, la semiótica del código y
la semiótica del texto son dialéctica- separación del horizonte histórico narra-
mente interdependientes; por lo tanto, la do, en la búsqueda de sentido entre
la creación literaria y la recepción de la
penderá de un lector y un autor mo- obra misma, por su audiencia; ello nos
invita a conocer cómo se escribía en el
no y la cooperación que se le destine al pasado. La relación entre el autor, el tex-
contenido del discurso. to y el lector conduce a indagar en el
En efecto, el intérprete representa manejo discursivo; observar sus particu-
al relato, en este sentido Umberto Eco laridades, sus propios términos, el uso
de su lenguaje, discernir los argumen-
mino contiene todos los desarrollos o tos, valorar la coherencia, indagar los
expansiones textuales posibles en el uni-
verso del discurso; existen objetos diná- 15
Umberto Eco, Lector in fabula, p. 9.
32
La hermenéutica histórica y la teoría de la recepción en historiografía

orígenes o la tendencia, entre múltiples lo simbólico y de la interpretación (tal


posibilidades para mostrar tanto el mun- como lo hace también Ricoeur) los
do del lector como el del autor. La distin- cuales, en mi opinión, no son más que
ción de estos dos deviene de la propues- dos vertientes, producción y recepción,
ta de Paul Ricoeur, que retoman muchos de un mismo fenómeno. En consecuen-
autores, quienes proponen analizar la cia, pienso que su estudio aislado no es
creación de sentido como representación deseable, y ni siquiera posible. Un texto,
de la realidad en su horizonte cultural, o un discurso, se hace simbólico desde
en comunidad de la recepción del texto, el momento en que, mediante un traba-
esto es en la lectura. jo de interpretación, le descubrimos un
Si bien la teoría de la recepción en sentido directo.17
historiografía puede ser atribuida a las
aportaciones de los trabajos de Ricoeur Así, para Todorov el proceso de inter-
en un principio, Tzvetan Todorov conti- pretación requiere de tres elementos:
nuó la labor experimentando con casos acomodación, asimilación y pertenencia,
para lo cual dentro de los textos encon-
sofía la alteridad. Para situarnos en el tramos indicios –textuales, sintagmáti-
modelo propuesto, Todorov rescata los cos o paradigmáticos– que nos hacen re-
aspectos históricos de la otredad irrum- accionar y en consecuencia, ir en busca
piendo con planteamientos diacrónicos de una determinada asociación, ubicar
en diversos enclaves temporales; anali- su verosimilitud cultural, si el discurso es
zamos, entonces, un complejo arquetipo portador de sentido, en tal caso obedece
socio-cultural que ha estructurado la a una interpretación concreta.
noción dicotómica civilización-barbarie, Por su parte, la historia basada en la
que data desde la conquista america- teoría de la recepción analiza los proce-
na, la cual se ha actualizado o adquirido
nuevas semánticas, en diferentes épocas, de el texto–, en el proceso de construc-
hasta nuestros días. Asimismo, invita a ción del conocimiento, en tanto los resul-
tados que arrojó a la historia, y no sólo
el punto de vista del extranjero, del en los estudios de caso, sino que también
desconocido, el otro como el diferente. permite conocer el pensamiento, la inte-
lectualidad y las formas sociales que dis-
tinguen el planteamiento interpretativo
mentos del nosotros y los otros, atri- desde la otredad. Tomando en cuenta el
buyendo la carga emocional que llevan concepto de otredad, se puede recono-
consigo los valores éticos y modelan el cer el lugar social del texto; es decir, la
patrón cultural representado.16 Todorov percepción del lector, del analista, el in-
habla de una participación de la recep- vestigador, el lector y, en general, del
ción como sujeto histórico: público. De esta forma, la recepción man-
tiene su propia historicidad y permite
Yo quisiera plantear la solidaridad de el análisis de las expectativas que se te-

16 17
Tzvetan Todorov, Nosotros y los otros, p. 87. Idem, Simbolismo e interpretación, p. 5.
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Fuentes Humanísticas 46 > Historia e Historiografía > Martha Beatriz Guerrero Mills

nían respecto a la comunidad donde los En este sentido, el acto de leer adquiere
textos recaen. Obviamente cada comuni- un carácter personal entre el autor y el
intérprete, quienes pueden ubicar su im-
portancia dentro de los parámetros de
ses políticos y económicos particulares; la discusión de la obra en diversos mo-

y censuras son algunos de los rasgos que vez tienen su propia historicidad. Así,
crean polémica desde la recepción.
En el caso de la relación autor-lec- experiencia del lector con ella, lo expe-
tor, nos referiremos a ella a partir de rimenta en términos de su propia iden-
la estructura de los textos y de la in- tidad. Precisamente, la diferencia entre
tertextualidad, la cual adquiere una re- leer e interpretar se asume como una
lación comunicativa, cognoscitiva y refe- experiencia de entender al lector bajo
rencial. La aplicación de estas nociones sus hipótesis. Entonces, el texto proyec-
teóricas sobre la relación con la escritu- ta una libertad en la lectura, como de
ra puede determinarse en el horizonte placer; por ello apreciamos que la libre
interpretación es una estrategia reca-
dos precisos al entorno comunitario; es- pacitada, que propicia apertura, hallaz-
to permitirá cuestionar al texto no co- go y descubrimiento de las formas, refe-
mo un discurso cerrado y compuesto por rencias y puntualizaciones literarias para
una linealidad, sino como propositivo,
trucción de un texto nuevo.18
llegar a una audiencia determinada. Del
texto dependen el formato, los géne- la forma y el contenido del discurso, de
ella se esgrime la posibilidad de un sig-
las editoriales tendrán una importancia
relativa para delimitar el mundo del lec- generalidades del lenguaje por su uso
tor. En este sitio, podemos mostrar un particular, a esto se llama textualidad;
límite de la historiografía, porque ana- el carácter del mismo nos indica los
liza la recepción pero no siempre se lo- vínculos entre la forma, el contenido y
calizan testimonios para comprobar la la dimensión social, para llegar a niveles
autenticidad de esta recepción, pues no se
obtienen rastros o huellas testimoniales. implicación mutua dentro de un univer-
En términos generales, la lectura es so concebido textualmente; es decir, hay
la transmisión de conocimientos; para una relación intertextual.
una lectura concienzuda, silenciosa, pro- Finalmente, llegar a la intencionali-
funda y meticulosa se requieren ciertos dad de las representaciones históricas,
rasgos de especialidad, de característi- indagar en la historia con un desdobla-
cas personales, del uso de la meditación, miento de posibilidades, concebirse como
al estilo escolástico, donde el entendi- autorreferencia en el texto (textualidad),
miento es más puntual y el lenguaje se
elabora para la transmisión de un men- 18
Roland Barthes, El placer del texto y lección inau-
saje, una teoría, un relato, una historia. gural, p. 1 974.
34
La hermenéutica histórica y la teoría de la recepción en historiografía

y de ahí, partir de realidades subjetivas, clave para entender la discusión: la pro-


más que de acercamientos tangibles, co-
mo plantea la historia moderna, susten- tanto de experiencia como de expectativa.
tada en los acontecimientos; es decir, con-
cebir el texto y el contexto en diversos
Bibliografía
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tionamientos multidisciplinarios, los cua- Bajtín, Mijaíl Mijailovich. Estética de la
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