Está en la página 1de 37

El cotejo de letras y firmas

© Ediciones Roble, S. L.
Indice
El cotejo de letras y firmas 3
I. Introducción 3
II. Objetivos 4
III. ¿Qué es la pericia caligráfica? 4
IV. Origen de la escritura como método de identificación 7
V. Bases neurológicas y psicomotrices de la escritura 9
VI. Leyes de la escritura y de las firmas 12
6.1. Movimientos del sujeto 14
6.2. Identificación de grafismos 15
6.3. Ejecución de los procesos de los grafismos 17
VII. Importancia de la firma para admitir la voluntad del autorizante 21
VIII. Dolencias neurológicas y perturbaciones gráficas en la escritura 25
IX. Consideración especial sobre las enfermedades neurológicas y la firma 29
X. Cotejo de letras y firmas 31
XI. Resumen 33
XII. Caso práctico 33
Se pide 33
Solución 34
Recursos 35
Bibliografía 35
Glosario. 36

2/37
El cotejo de letras y firmas

El cotejo de letras y firmas

I. Introducción

Esta unidad didáctica comienza por la definición de documentología y, como se verá, sus
antecedentes, que solo se ceñían al cotejo de letras y firmas. Hoy en día la situación es muy
distinta, dado que tiene un alcance mucho mayor y abarca el estudio de la totalidad del
documento. La documentología sigue siendo una importante técnica de identificación admitida por
los tribunales de justicia de muchos países, si bien es importante conocer y saber aplicar —con
cientificidad y adecuado juicio—, cuáles son las limitaciones que impone esta técnica.

Definiciones
Lo primero será ahondar en cuestiones puramente propedéuticas relativas a la documentología,
definiendo términos, conociendo antecedentes, estableciendo sus diferencias con la grafopsicología,
delimitando su campo de estudio y definiendo claramente el alcance de los conocimientos.

Razón de fiabilidad de escritura y firmas

Por un lado, es importante comprender la razón del por qué las escrituras y las firmas se siguen usando
aún como métodos modernos de identificación con independencia de otras técnicas biométricas de
mayor fiabilidad como son el ADN, la lofoscopia, etc. Para conocer el motivo, será necesario
profundizar en las leyes de las escrituras, las responsables de la validez de los métodos de
identificación, delimitando la importancia neurológica y psicomotriz en el complejo proceso de
manifestación de la escritura.

Ejecución de firma
La ejecución de la firma en un documento exige activar neurológicamente un complejo proceso
intelectivo por el escribiente, momento en el que se darán las órdenes oportunas a los músculos para la
correcta realización de los grafismos, alternándose manifestaciones conscientes con otras inconscientes.
Salvo en los casos de mano guiada, hoy en día no se concibe que la escritura y la voluntad sean
independientes, por eso las firmas y los manuscritos se siguen utilizando como métodos válidos de
identificación con una importancia probatoria respecto a la efectiva voluntad de los escribientes de los
pactos documentales.

Perturbaciones gráficas

Por otro lado, es importante conocer cuáles son las perturbaciones gráficas que aparecen en los
manuscritos y en las firmas por las dolencias orgánicas, neurológicas, psicológicas y funcionales que
puedan padecer los escribientes, con el objetivo de no confundirlas con los signos primarios que suelen
acompañar a las falsedades de las firmas y los manuscritos.

Modelo de análisis
Por último, se repasarán los modelos de análisis, profundizando en cada uno de los indicadores de los
métodos modernos actualmente utilizados para realizar los cotejos de letras y firmas, e indagando en las
limitaciones de los métodos antecedentes.

3/37
El cotejo de letras y firmas

II. Objetivos
Establecer el objeto de estudio de la documentología.
Identificar las bases científicas de la documentología.
Definir las limitaciones de la documentología.

III. ¿Qué es la pericia caligráfica?


Origen

El origen de la peritación caligráfica se sitúa en Francia, con l’expertise de l’écriture. Inicialmente, el


objetivo de esta disciplina era determinar la autenticidad o falsedad de un documento a partir del estudio
de los grafismos, cotejando los textos manuscritos y las firmas con otros especímenes auténticos,
respecto a los cuales no hubiera duda alguna de que pertenecían a su autor. Se determinaba la
originalidad o la falsedad de estos documentos en función de las similitudes o las diferencias.

Figura 1. Firma de una mujer de 30 años sin patologías evidenciables.


Fuente: elaboración propia.

4/37
El cotejo de letras y firmas

Desarrollo

Con el paso del tiempo, su objeto de estudio se ha ido ampliando hasta abarcar otras áreas de
especialización como el estudio de las alteraciones, las prelaciones de las fechas, la discriminación de
tintas, la comparación de papeles, los entrecruzamientos, etc. Estas nuevas atribuciones necesitaron el
auxilio de otros procedimientos analíticos y técnicas instrumentales de mayor complejidad.

Figura 2. Laboratorio de análisis forense de documentos del Instituto Canario de Análisis


Criminológico.
Fuente: elaboración propia.

Actualidad

Por eso, actualmente el perito calígrafo se considera un técnico experto en el estudio de la autenticidad
o falsedad del documento cuestionado y su observación abarca todos los elementos que afectan a la
globalidad del documento (manuscritos, firmas, papeles, sistemas de impresión, tintas, elementos
escritores, etc.). Sería algo parecido a un pequeño enciclopedista al que se le exige saber un poco de
muchas cosas para poder hablar con criterio científico de una sola cosa (el documento) (Marín y de
León, 2015).

Las pesquisas de los expertos en el análisis forense de los documentos abarcan temas tan dispares como
la originalidad o falsedad de los grafismos, la existencia de alteraciones, la identificación y comparación de
los sistemas de impresión, el estudio de las fibras de papel, la discriminación o identificación de las tintas,
determinar la antigüedad de un documento, identificar los útiles empleados para la elaboración de las
escrituras, etc.

De ahí que la documentoscopia y la pericia caligráfica, o el análisis forense de un documento (término


mucho más idóneo e integrador), se consideren una especialidad consagrada de la criminalística. Esta
especialidad se caracteriza por querer determinar, en última instancia y mediante la aplicación de un
método científico reglado, unas normas estandarizadas y unos protocolos preestablecidos, la
autenticidad o falsedad de un documento.

5/37
El cotejo de letras y firmas

2
Si se ahonda un poco en los documentos antiguos, se puede observar que siempre ha quedado plena
constancia de que la antigüedad de las falsificaciones se remonta al origen de la humanidad misma; por
eso los legisladores nunca han omitido en sus textos legales la figura del perito experto en documentos
para determinar su autenticidad o falsedad.

Quizá la asociación más antigua de expertos para el análisis de las escrituras se pueda encontrar en
Francia, en el año 1569, auspiciada por el rey Carlos IX bajo el nombre de “Comunidad de escribanos
expertos en verificaciones”. No obstante, fue medio siglo después (en 1609) cuando se publicó el
primer libro de grafística, de François Demelle, titulado Aviso para juzgar las inscripciones falsas.

4
Con posterioridad, y en el ámbito de la grafología, comenzaron a ver la luz otras publicaciones que,
aunque bastante alejadas del verdadero objetivo de la grafística y de la documentoscopia, ayudaron
mucho al avance científico de esta rama del conocimiento, sentando las bases científicas sobre los
fundamentos para la identificación de las firmas y de los textos manuscritos, y dejaron además
constancia escrita de los métodos grafonómicos para la clasificación de los grafismos (Camilo Balso,
1622).

Figura 3. Fotografía de la segunda edición ampliada de la obra original de Osborn Questioned


documents (1929), adquirida por J. Clark Sellers.
Fuente: Salvador Martínez Cañavate.

5
Sin embargo, los antecedentes de las técnicas modernas para determinar la existencia de alteraciones y
poder comparar los sustratos físicos del documento (papeles, tintas, sistemas de impresión, útiles
escriturales, dactilotipos, marcas de agua, etc.), deben buscarse en los estudios de paleografía y
diplomática.

6/37
El cotejo de letras y firmas

Estas últimas atribuciones se han implementado muy lentamente en los protocolos forenses para el
estudio del documento debido a la poca resonancia que tuvieron entre los expertos los avances de la
ciencia, tanto en el ámbito práctico como en el académico, vividos a partir del siglo XIX (en química,
física, ingeniería, tecnología de la información, matemáticas, etc.).

7
El retraso en aprovechar el uso de la tecnología para resolver los múltiples problemas que pueden
plantearse en el estudio forense de un documento puede deberse a la inexistencia de trasfondo científico
para comprender la verdadera naturaleza de este tipo de instrumentaciones analíticas, acorde al avance
de los conocimientos científicos (Brunelle y Crawford, 2002), de modo que solo prosperaban los
métodos que se dedicaban al estudio de los cotejos de firmas y letras.

IV. Origen de la escritura como método de identificación


Nacimiento de escritura
La escritura nace debido a la imperante necesidad del ser humano de comunicarse y dejar constancia de
sus logros e invenciones a lo largo de la historia. El alfabeto es la herramienta que permitió al ser humano
comunicarse y enseñar a las futuras generaciones sus logros y éxitos, y la culminación de este proceso
se produjo con la ordenación de las sílabas y la asimilación gráfica.

Identificación
Sin embargo, para que la escritura pudiera utilizarse como método de identificación, hubo que esperar al
desarrollo de la imprenta (1440), ya que es a partir de ese momento cuando aquella dejó de ser un
privilegio de determinadas minorías (conventos, iglesias, etc.) y pudo extenderse a las poblaciones.

Aunque en principio los manuscritos estaban muy marcados respecto a estilos caligráficos casi
puros, con el paso del tiempo y la extensión de su uso en la vida cotidiana, en el tráfico comercial y
jurídico, los textos manuscritos se fueron alejando poco a poco de los modelos impuestos por la
imprenta y se fueron personalizando según los estilos y las personalidades de las gentes y de los
pueblos.

Figura 4. Alfabeto arcaico de la escritura latina (Petrucci).


Fuente: Romero Tallafigo, M.

7/37
El cotejo de letras y firmas

Grafística y documentoscopia

Los antecedentes más remotos respecto a los métodos usados en el ámbito de la grafística y de la
documentoscopia se pueden encontrar, por un lado, en la enseñanza de la filosofía y de las letras; por
otro, de la paleografía y de la diplomática; y, por último, aunque bastante más alejada del ámbito
universitario, en la misma grafología.

Figura 5. Fotografía de un documento del siglo XVI en el que se entremezcla letra gótica con letra
procesada de forma manual que tuvo que ser analizada por escribanos de la época (1591) para saber lo
que realmente quería decir el autor (Mondoñedo, Galia).
Fuente: Salvador Martínez Cañavate.

Escrituras manuscritas
Los primeros estudios científicos centrados en determinar la autenticidad de las escrituras manuscritas
plasmadas en documentos antiguos se desarrollaron en el marco de la paleografía y la diplomática. El
objeto de estas disciplinas es el estudio de los documentos antiguos para determinar su autenticidad y su
integridad. Las principales aportaciones de la paleografía y de la diplomática, en el ámbito de la
grafística y la documentoscopia, fueron las técnicas utilizadas para determinar las alteraciones de los
soportes físicos y de sus tintas, la composición de las fibras de papel y de las tintas, los estudios de
datación y, por último, los modelos para la clasificación de las letras manuscritas y de sus estilos
impresos.

Estudios de grafología

Por otro lado, están los estudios de grafología surgidos principalmente en Francia y, aunque se trataba
de una disciplina muy anclada en la parcela de la psicología (determinar la personalidad del escribiente
mediante el análisis de sus letras manuscritas o de sus firmas), aportó las llamadas “leyes de la escritura”
y los métodos para describir las letras y las firmas. Las obras más destacadas, que aún influyen a
muchos de los expertos actuales, son las del abad Michon, Crepiéux-Jamin, Camillo Baldi, Solange
Pellat, Edmond Locard, etc.

8/37
El cotejo de letras y firmas

Métodos de identificación

Tampoco debe olvidarse el importante aporte de los estudios universitarios de Filosofía y Letras
respecto a los métodos de identificación usados para los textos manuscritos y firmas. En España, los
primeros peritos universitarios en ejercicio eran licenciados en Filosofía y Letras y, por otro lado,
maestros de escuela.

V. Bases neurológicas y psicomotrices de la escritura


El acto de escribir es un fenómeno enormemente complejo, en el que intervienen factores individuales,
contextuales y situacionales; sin embargo, la escritura es, ante todo, la ejecución de un gesto, y cualquier
gesto, por peculiar que sea, solo es el resultado de la puesta en marcha de determinadas regiones cerebrales
(sinapsis cerebral) en las cuales se conciben y controlan los movimientos. El proceso de la escritura se
hace posible gracias a la coordinación del sistema visual y de la motricidad fina, contando con la
importante intervención de los procesos cognitivos superiores de la persona.

Figura 6. Imagen de una neurona cerebral.


Fuente: Pixabay.

La escritura no se limita solo a un movimiento efectuado por la mano. Debe entenderse como un
potencial de acción neuronal, ya que dicho movimiento ha de prepararse, programarse, elaborarse
y controlarse —con mayor o menor grado de conciencia y de voluntad—, para que esta llegue a
corresponderse de forma óptima con las exigencias del momento, deseo o necesidad de escribir.

Expresividad conductual

La escritura puede entenderse como una forma de expresividad conductual constituida por un sistema
de signos (con un significado y un significante) que se utiliza como instrumento para poder comunicarse
con otros semejantes. La escritura, como evidente conducta expresiva que es, está estrechamente
relacionada con el cerebro, por lo que se encuentra directamente vinculada con los mecanismos
funcionales para el procesamiento de la información (la cognición), las estructuras anatómicas del
cerebro, los complejos procesos fisiológicos cerebrales y, en última instancia, el órgano motor.

De ahí que, en el complejo proceso de la escritura, queden implicadas todas las estructuras
que participan en la sinapsis del sistema nervioso (mecanismo de comunicación neuronal), desde
las neuronas sensoriales (encargadas de captar los estímulos del medio externo) a las
interneuronas (encargadas de conectar las neuronas anteriores con el sistema nervioso central) y
las motoneuronas o neuronas eferentes (encargadas de conducir la información desde el encéfalo
y la médula espinal hacia otros efectores como los músculos, las glándulas, etc.), con una
significativa participación de los nervios motores, sensoriales y mixtos (Fundación Universitaria
Behavior & Law, 2015).

9/37
El cotejo de letras y firmas

Consciente/inconsciente

La escritura puede entenderse como una conducta consciente que se alterna con rasgos inconscientes a
medida que esta avanza en su ejecución material dentro del soporte (papel). La escritura está provocada
por un potencial de acción emergente que se activa por la sinapsis neuronal del sistema nervioso central
(cerebro y médula espinal), en conexión con el sistema nervioso periférico a través de los órganos
motores y sensoriales, y genera una respuesta observable, medible y cuantificable.

Personalidad y emociones
La escritura, como expresión de la personalidad y de las emociones, experimenta importantes
variaciones estructurales y constitutivas dentro de unos parámetros identificativos debido a la plasticidad
del cerebro, la acción motora encargada de controlar los músculos esqueléticos y la interferencia
emocional (ritmo cardíaco, presión sanguínea, ritmo respiratorio, temperatura corporal). Participan
también en esta variabilidad de la escritura los mecanismos neuronales de activación al estrés (la
amígdala).

El proceso de la escritura implica el uso de sistemas neurales complejos que incluyen las áreas
cerebrales productoras de los procesos abstractos y simbólicos, los que se usan para la
transmisión de la información y favorecen los movimientos de los músculos con extrema precisión
(motricidad fina). Por ejemplo, tras agarrarse el bolígrafo y ubicarlo en el papel para disponerse a
realizar el complejo acto de la escritura, los sistemas sensoriales somáticos (tacto, propiocepción)
desempeñan un papel fundamental, puesto que ayudan a responder con cierta especificidad a este
tipo de estímulos (como de qué manera orientarse en el papel, cómo agarrar el bolígrafo, qué
orden ejecutar primero, etc.). Después, se usan células especializadas para activar la percepción, el
control del movimiento, la memoria, la atención, etc. Por último, esta señal (mensaje nervioso
inteligible) se traslada a la médula espinal, al tronco del encéfalo, al tálamo y al córtex cerebral, y
luego a la inversa, integrando de esta manera las funciones sensoriales, integradoras y motoras
para la ejecución de la escritura.

El potencial de acción de la materialización del complejo acto de la escritura se caracteriza por


el hecho de que lo primero que ocurre es sentir que ciertas partes del cuerpo entran en
contacto con el papel y el utensilio usado para escribir, lo cual se controla mediante los
sistemas sensoriales somáticos (el tacto, la propiocepción, etc.).

Este proceso de percepción, que ocurre en milisegundos, puede estar influido por condicionantes
ambientales o individuales como la temperatura, las emociones, el dolor, la enfermedad, etc., y
está controlado por la corteza prefrontal y el sistema límbico. Tras este complejo proceso de
sinapsis entre el sistema nervioso y el sistema eferente, comienzan a ejecutarse los grafismos sobre
el soporte. En este movimiento, se controlan de forma precisa (primero consciente y luego
inconsciente) la dirección y la intensidad de los movimientos, las respuestas automáticas, la
ubicación espacial, el control del equilibrio, la influencia del desarrollo emocional, el grado de
alerta, la coordinación de ambos lados del cuerpo y la acción motora planificada.

10/37
El cotejo de letras y firmas

Hoy en día, las técnicas de neuroimagen han permitido comprender mejor las vinculaciones del cerebro
con el lenguaje escrito, y es posible distinguir cuáles son las regiones anatómicas del cerebro que se
vinculan directamente con el complejo proceso de la escritura (Diéguez Vide y Peña Casanova, 2011). Por
ejemplo, se sabe que la atención visual, como requisito imprescindible del complejo proceso de la
escritura, se vincula directamente con el hemisferio izquierdo (Funes y Lupiáñez, 2003); o bien que la
memoria se vincula con otras muchas áreas integradas del cerebro.

Figura 7. Tomografía por emisión de positrones que permite estudiar las propiedades metabólicas y
bioquímicas del cerebro.
Fuente: Sant Pau Memory Unit.

Gesto gráfico

También es preciso el aprendizaje de la acción motora para la ejecución de este gesto gráfico que se
sustenta en el cerebelo y en los ganglios basales. El cerebelo es quizá la región cerebral que puede
considerarse más importante para el desarrollo cognitivo de los procesos de adquisición, así como para
el mantenimiento, de las habilidades motrices de la persona, si bien los ganglios basales son
directamente responsables de los procesos cognitivos superiores.

Interacción cerebral

Ahora bien, debe indicarse que no existen zonas específicas del cerebro implicadas en el proceso de la
escritura, ya que lo que se sabe por ahora es que estos procesos son el resultado de la interacción de
zonas cerebrales implicadas en el procesamiento sensorial elemental con las áreas neurales que procesan
la información (Fundación Universitaria Behavior & Law, 2015).

Receptores sensoriales

Antes de ejecutar el proceso de escritura, los primeros estímulos captados por los receptores
sensoriales, y luego transmitidos al sistema nervioso central, son los estímulos del entorno (temperatura,
iluminación ambiental, ruido, interferencias comunicativas, etc.); por ello, lo que primero se precisa es
activar un estado de alta sensibilidad en el que se rechacen estímulos irrelevantes del entorno, para
concentrarse en la ejecución del proceso de escritura (el papel, el bolígrafo, la ejecución de los
grafismos, etc.).

11/37
El cotejo de letras y firmas

Construcción grafológica

Las regiones neuronales que se han asociado a las formas en las que se construyen los grafismos son las
regiones talámicas, frontales y parietales de la corteza cerebral, debido a que es necesario que estas se
alineen con la orientación y los procesos cognitivos superiores para tomar decisiones, detectar errores,
inhibir respuestas, etc. (memoria, atención, percepción, etc.); regiones que deben interaccionar con las
regiones posteriores del cerebro.

Figura 8. Anatomía del cerebro.


Fuente: Access Medicina.

VI. Leyes de la escritura y de las firmas

12/37
El cotejo de letras y firmas

El acto de escribir es de ejecución individual, una materialización singular de la personalidad que, sin
duda, pone de manifiesto los aspectos más íntimos del psiquismo humano, razón por la que los procesos
de identificación de los grafismos aún se siguen basando en los axiomas que en su día formuló Solange
Pellat, en 1927, concretamente, en las llamadas “leyes de la escritura”: ley del impulso cerebral, ley de la
individualidad de la escritura y ley de la marca del esfuerzo.

Un interesante decálogo que muestra las relaciones del cerebro con el lenguaje escrito es el de
Andrés Meyniel Royán (Meyniel Royán, 1992)

1. La psique y el grafismo están en relación permanente causa-efecto.


2. Así como no hay dos seres iguales, tampoco existen dos grafismos iguales.
3. La psique se modifica por el soma, y viceversa, lo cual da lugar a variedades infinitas.
4. La escritura es un resultado neuromotor gráfico, con directrices neurológicas solo
condicionadas por el aprendizaje o adecuación del órgano que ejecuta esta función, pero
independientemente de aquel (mano, pie, boca, diestro, zurdo), así como también del alfabeto
utilizado (latino, griego, eslavo, germano, árabe, oriental, etc.).
5. No solo los estados permanentes o crónicos de la psique o el soma influyen en el grafismo,
sino también los estados tímicos o fisiológicos pasajeros.
6. La escritura es la unión de pensamiento, lenguaje, psicodinamismo y gesto gráfico, cuya
interrelación queda automatizada.
7. La escritura, aunque acto volitivo consciente, al quedar automatizada implica un predominio
del inconsciente, lo que explica la persistencia y fijación de las peculiaridades gráficas.
8. No se puede disimular la grafía, ni siquiera la mitad de los elementos constituyentes, sin que se
perciban alteraciones gráficas fruto de la lucha contra la automatización inconsciente antes
referida.
9. Por mucho que se pretenda, es imposible que a lo largo de un escrito no aparezcan los signos
personales al vencer el impulso inconsciente, que se intensifica progresivamente, al freno
consciente.
10. No todos los signos gráficos tienen el mismo valor. Los más importantes son aquellos más
imperceptibles porque expresan, al ser más inconscientes y espontáneos, la idiosincrasia del
autor, y porque, al ser poco visibles, escapan a los posibles intentos de imitación y disimulo.

Un axioma científico admitido sin recelos por toda la doctrina científica es que las bases biopsicológicas
y psicomotrices para identificar las escrituras son independientes a los alfabetos utilizados, ya que se
supone que el gesto gráfico (consciente o inconsciente) siempre está sometido a la influencia inmediata del
cerebro, la cognición, los procesos sensitivos y la psicomotricidad de la persona.

Esta es la razón de que las perturbaciones neurológicas, psicológicas y psicomotrices provoquen


alteraciones susceptibles de verificación empírica en los grafismos, si bien, con el paso del tiempo
y su adecuado reaprendizaje (aprovechando la consabida plasticidad cerebral), en ocasiones y
solo para algunos casos poco graves, se ha observado cómo las escrituras pueden llegar a
rehabilitarse y volver a adoptar las mismas formas que tenían en los periodos anteriores a las
perturbaciones gráficas (Solange Pellat, 1927).

13/37
El cotejo de letras y firmas

Los procesos neuropsicológicos escriturales se caracterizan por alternar los procesos


conscientes con los procesos inconscientes durante la ejecución de los gestos gráficos (Diéguez
Vide y Peña Casanova, 2011), y solo estos últimos (los gestos gráficos inconscientes) son los que
pueden usarse para la efectiva identificación de su autor (Vega Ramos, 2015).La ejecución de la
escritura está integrada por un conjunto de movimientos voluntarios, controlados por las áreas
cuatro y seis de Brodman y la corteza prefrontal en combinación con otros movimientos rítmicos
y acciones reflejas, que son dimensiones puramente involuntarias.

Figura 9. Área de Brodman 6.


Fuente: Slideshare.

6.1. Movimientos del sujeto


Los movimientos voluntarios que acciona el sujeto en la escritura se encuentran habitualmente vinculados
con algún tipo de estímulo externo que activa la voluntad de la persona para escribir, firmar, dibujar,
realizar cálculos, etc. (por ejemplo: cerrar un acuerdo, alquilar una vivienda, admitir una deuda, firmar la
compra de una finca, etc.). Cuando se comienza a escribir, los primeros movimientos voluntarios van
siendo reemplazados por otras conductas motoras mucho más simples, rápidas y automáticas,
desencadenadas como respuestas involuntarias al estímulo del medio.

Proceso: volutivo

Los procesos volitivos suelen corresponderse con los trechos iniciales de los rasgos gráficos
de las escrituras, o bien con aquellos en los que el escribiente debe realizar un esfuerzo mediante
un proceso intelectivo previo. Por el contrario, los gestos gráficos inconscientes e involuntarios,
localizados principalmente en los finales y planos inferiores de los grafismos (limitantes verbales),
se corresponden con hábitos escriturales que carecen de procesos intelectivos previos y son la
base de la identificación de los grafismos. Lo que no admite duda alguna es que, en un ensayo
gráfico en el que no existen gestos gráficos inconscientes (por ejemplo: en los calcos, en las
imitaciones serviles) es muy complicado que pueda identificarse al verdadero autor de las
escrituras.

14/37
El cotejo de letras y firmas

El "yo" en acción

Cuando uno escribe, el yo está en acción, pero el sometimiento casi inconsciente de esta actuación
pasa por alternativas de mayor o menor intensidad. Adquiere el máximo de intensidad cuando tiene que
realizar un esfuerzo, es decir, en los comienzos, y el mínimo de intensidad, cuando el movimiento
escritural viene secundado por el impulso adquirido, es decir, en los finales… En un grupo gráfico, la
parte izquierda representa el escritor en relación con la parte derecha. (Solange Pellat, 1927).

Figura 10. Fotografía de la firma original de Robert Saudek existente en carta manuscrita original
datada en 1909 (propiedad del profesor Cañavate).
Fuente: Salvador Martínez Cañavate.
De ahí que los grafismos que revisten un mayor valor identificativo son aquellos que se logran apartar
de los modelos de enseñanza y se personalizan conforme a la estructura de la personalidad del
escribiente (rasgos gráficos inconscientes y automáticos), incluso aquellos que se han desviado de la
dirección normal de la escritura y, claro está, los que no siguen una actitud de imitación que rompa con
las singularidades personales del escribiente y active los movimientos voluntarios.

Espontaneidad

La espontaneidad y las singularidades gráficas son requisitos obligados para la identificación de la


personalidad de los grafismos; de ahí que la ubicación topográfica de estos trazos singulares con valor
de identidad suela situarse en los planos derechos inferiores a los renglones de los grafismos.

Singularidad

La singularidad de la escritura con fines de identificación es posible gracias a la lectoescritura aprendida


por la persona, que se incorpora a su cerebro mediante el conocido proceso de plasticidad neural, lo
que implica que la memoria semántica vinculada con las áreas temporales del cerebro es la responsable
de las singularidades gráficas usadas con fines de identificación.

6.2. Identificación de grafismos


Los únicos grafismos que pueden ser objeto de identificación (patrones motores con reflejos
estereotipados) son aquellos que tienen los suficientes elementos gráficos —improntas personales— y que
permiten una ulterior identificación de la personalidad gráfica del escribiente. Los rasgos gráficos
automáticos e inconscientes, activados por determinados estímulos y procesos somatosensoriales,
consisten en respuestas rápidas enviadas como señales motoras coordinadas hacia los músculos, y son los
que tienen un alto valor identificativo.

15/37
El cotejo de letras y firmas

Figura 11. Fotografía de la firma original de Solange Pellat en su libro Philéas et Chantrouille
de 1899.

Fuente: Salvador Martínez Cañavate.

La identificación de la escritura se basa en el aprendizaje motor condicionado, ya que en las


primeras etapas de la vida (la niñez, la infancia, la juventud) la escritura se caracteriza por
construirse con movimientos voluntarios y poco precisos, si bien, con el paso del tiempo, el
aprendizaje y la práctica en los centros de enseñanza o en la vida cotidiana hacen que estos
movimientos —inicialmente poco precisos y voluntarios— se vayan sustituyendo gradualmente
por otros movimientos involuntarios, menos conscientes, de mayor fluidez y plenamente
impregnados por los rasgos personales del individuo.

Figura 12. Grafía elaborada por un menor, de 7 años (escolarizado).

Fuente: elaboración propia.

De ahí que, para poder identificar la personalidad gráfica de los ensayos escriturales, los escritos deben
ser desarrollados, de difícil imitación y espontáneos (en los que predominen los trazados libres y rápidos).
Lo contrario, como sucede en el caso de muchos vises, números, letras mayúsculas o letras tipo molde de
los anónimos, etc., así como un importante grupo de imitaciones (calcos, imitaciones serviles, etc.), se
corresponde con grafismos artificiales y voluntarios, que carecen de los suficientes elementos gráficos
inconscientes, con las obligadas improntas personales y singularidades gráficas, para determinar la
personalidad del verdadero escribiente y permitir una plena identificación.

Modelos teóricos

Los modelos teóricos, en forma de hipótesis científicas llamadas erróneamente “leyes escriturales”,
describen el origen psicobiológico de los grafismos realizados por el ser humano, ya que algunos de
ellos se refieren a gestos gráficos casi inconscientes, si bien estos axiomas o modelos teóricos aún están
muy lejos de merecer el calificativo de leyes científicamente probadas (Solange Pellat, 1927).

16/37
El cotejo de letras y firmas

Base científica

La base científica (leyes científicas) está destinada únicamente a los principios básicos que describen
los comportamientos particulares de la naturaleza y que han sido demostrados científicamente, una y
otra vez, en repetidas ocasiones experimentales, siempre superando las hipótesis científicas de
contrario; es más, suelen tener un alcance reducido y se exponen brevemente, muy a menudo como una
ecuación matemática sencilla (Tarbuck y Lutgens, 2015). Por ejemplo, la llamada ley de la marca del
esfuerzo dice: “No se puede modificar voluntariamente en un momento dado la escritura natural más que
dejando una señal del esfuerzo realizado para lograr el cambio”. Aún no se ha demostrado
científicamente que esto se cumpla en todos los ensayos forenses; es más, no existen investigaciones
científicas publicadas, que, en caso de que lo fueran, deberían someterse al contraste de otras
investigaciones científicas y ser siempre coincidentes con los resultados experimentales definidos para el
citado modelo teórico en las distintas publicaciones clasificadas científicamente (CIRC), repitiéndose
los resultados, una y otra vez, en cada una de las experimentaciones.

Práctica forense

La práctica forense pone de manifiesto la fragilidad de este postulado científico, ya que esta hipótesis
no siempre coincide con las observaciones y las medidas obtenidas en la praxis forense; por ejemplo,
esto puede observarse en los disfraces de los cuerpos de escritura, donde se ve que la escritura o la
firma disfrazada pueden ejecutarse con evidente espontaneidad de trazos y, por otro lado, sin evidentes
signos de esfuerzo.

Figura 13. Disfraz realizado por un adulto con total espontaneidad de trazos.
Fuente: elaboración propia.

6.3. Ejecución de los procesos de los grafismos


Lo que sí consta es que, en la ejecución de los procesos de los grafismos, se encuentran implicadas
todas las estructuras de la persona, condicionadas por una serie de factores tanto físicos (edad, salud,
patologías, etc.) como mentales (ansiedad, depresión, psicosis, neurosis, etc.), lo cual da lugar al
denominado polimorfismo gráfico (variabilidad de los grafismos de la misma persona para el mismo
periodo de tiempo, o bien para distintos periodos de tiempo), es decir, modificaciones involuntarias en las
que la decisión consciente del sujeto para el acto de la escritura queda muy debilitada. Por ello, las
simulaciones y algunas falsificaciones (calcos, imitaciones serviles, etc.), ya que entran en juego los
procesos volitivos de la persona (movimientos escriturales voluntarios y conscientes), no pueden siquiera
atribuirse a la mano de su verdadero autor (Del Picchia, 2012; Del Picchia y Del Picchia, 1993).

17/37
El cotejo de letras y firmas

Los únicos aspectos gráficos que desempeñan un papel fundamental en la base de la identificación de
las escrituras o de las firmas son los automatismos, ya que se trata de expresiones escritas con
características especiales que los separan del lenguaje escrito proposicional o voluntario. Estas
expresiones escritas se adquieren de forma automatizada y son una parte esencial de la disociación entre
los movimientos automáticos y los voluntarios (Diéguez Vide y Peña Casanova, 2011).

Los psiconeurólogos aún no saben en detalle cuáles son las regiones cerebrales que están asociadas
directamente con estos movimientos voluntarios, si bien, y dado que están directamente vinculadas
con las emociones (base del polimorfismo gráfico), se sospecha que puedan vincularse con las
estructuras subcorticales (Diéguez Vide y Peña Casanova, 2011). En cambio, los movimientos
involuntarios de carácter no semántico, contrarios a las reglas gramaticales y semánticas (base de los
habitualismos gráficos), deben tener una fuerte dependencia de las habilidades adquiridas en la infancia y
con el posterior proceso de aprendizaje, considerando que también se encuentran dotados de una
importante carga emotiva.

Las alteraciones de los grafismos pueden obedecer a múltiples causas, algunas ocasionales y que
hacen referencia a los materiales que intervienen en el proceso escritor, otras referidas a las
circunstancias ambientales o anímicas que rodean el acto escritural, otras referidas a las patologías o
perturbaciones mentales de carácter episódico y, por último, otras muchas relacionadas con las
disfunciones orgánicas y psicológicas de la persona (enfermedades mentales o psicológicas ocasionales
o permanentes); disfunciones que afectan directamente a los grafismos, dado que menoscaban las
estructuras lingüísticas y los procesos psicolingüísticos. Por ello, las condiciones cognitivas de la
persona (atención visual, memoria operativa y memoria semántica) deben hallarse intactas para ejecutar
con el éxito requerido escrituras sin alteraciones (indecisiones, paradas innecesarias, temblores, ausencia
de rotaciones libres, falta de fluidez, etc.).

Los mecanismos fisiológicos que generan los gestos gráficos se relacionan directamente con el
estado general del sistema nervioso central, y varían según sus condiciones. Se ha comprobado que los
grafismos se modifican involuntariamente cuando hay perturbaciones del sistema nervioso central,
periférico y psicomotriz.

18/37
El cotejo de letras y firmas

Las afasias (alteraciones de los grafismos) se han asociado directamente con las lesiones motoras
transcorticales, de ahí que la expresión escrita también se encuentre vinculada con muchas alteraciones
de la expresión oral, por ejemplo, el agramatismo, la anomia, etc. Otras lesiones cerebrales se
caracterizan por menoscabar únicamente el significado de las escrituras (Diéguez Vide y Peña Casanova,
2011). Todo lo anterior es origen de una amplia literatura especializada que incluye datos importantes
que relacionan la topografía cerebral habitualmente afectada para cada forma de afasia (Peña Casanova
y Barraquer Bordas, 1983). Por otro lado, el desarrollo evolutivo de la persona también provoca un
cambio en la escritura, que se transforma con el individuo, con su desenvolvimiento normal, donde
desempeñan un papel fundamental el aprendizaje, el desarrollo de los mecanismos de comunicación
neuronal, los factores de crecimiento, etc.
Figura 14. Paciente con agrafía motora y afásica.

Fuente: Brun i Gasca, C., García Jiménez, A., Jórdar Vicente, M.

La escritura es un proceso proactivo de carácter cognitivo construido por un programa motor


(secuencia aprendida de movimientos con la mano y con la vista) que genera un sistema de signos
con un significado basado en los recuerdos, en las experiencias, en la memoria y en lo percibido
por la persona, lo cual determina que la escritura se fundamente en la memoria en virtud de las
experiencias previas, la incorporación de nuevas habilidades aprendidas y de las respuestas a ese
aprendizaje. De ahí que la escritura se vaya adquiriendo y perfeccionando con la práctica.

Crecimiento

Los factores de crecimiento siempre se han asociado a los rápidos cambios en los procesos de
transformación de las escrituras, de ahí que los cambios más ostensibles se produzcan en las etapas de
la infancia y la adolescencia.

Estudios neuropsicológicos consideran que las modificaciones para estas etapas (infancia, juventud,
adolescencia), en relación con el nivel de alerta (atención) y la memoria —como requisitos esenciales del
proceso de la escritura—, y la que se debe a la modulación de neurotransmisores como la noradrenalina,
la acetilcolina (para la orientación visual) y la dopamina (vinculada con los procesos cognitivos), son las
responsables de los rápidos cambios que experimentan las escrituras en estas etapas de la vida (Funes y
Lupiáñez, 2003).

19/37
El cotejo de letras y firmas

Plasticidad cerebral

La plasticidad cerebral (estructural y funcional), como base de la memoria y del aprendizaje


(dependiendo de la experiencia), deja claro el cambio continuo del sistema nervioso durante el desarrollo
evolutivo de la persona, y la escritura no es posible antes de que hayan madurado las estructuras
neurales necesarias y, por otro lado, se hayan mostrado los cambios naturales en el ciclo vital de la
persona; es más, el aprendizaje de la escritura no se circunscribe a una sola parte del cuerpo
(equivalencia motora), ya que está íntimamente conectada con la memoria, las sensaciones, la atención,
etc.

Periodos de desarrollo

Los estudios filogenéticos y ontogenéticos identifican tres periodos bien delimitados en el desarrollo
evolutivo de las escrituras: la infancia, la madurez y la vejez.

En el primero, el hombre se forma en rápidos cambios que van desde el nacimiento hasta la
adolescencia, con especial importancia de los procesos de aprendizaje.
En el segundo periodo, ya en la plenitud de sus facultades físicas, la persona se afirma y se
conserva durante largo tiempo, hasta que sobreviene la decadencia (la vejez, como tercer
periodo) y disminuyen progresivamente el vigor físico e intelectual.

La escritura se encuentra íntimamente ligada a la formación psicofisiológica y biológica de la persona,


que no tiene por qué corresponderse con la edad en años; de ahí las deformaciones extravagantes en el
desenvolvimiento normal del grafismo ocurridas de manera inesperada en la primera etapa, dentro del
natural desarrollo evolutivo de la persona.

La modificación de la escritura sucede principalmente en la infancia, en la juventud y en la


adolescencia, edades que se encuentran condicionadas por el aprendizaje motor, del que es directamente
responsable el cerebelo (capacidades adaptativas funcionales).

Desarrollo de inteligencia

Visto lo anterior, se entiende que los aspectos físicos de las escrituras puedan reflejar el desarrollo
gradual de la inteligencia, la debilidad senil y de ciertos sentimientos que puedan aflorar espontáneamente
en determinados periodos de la vida (enfado, frío, intoxicación, estrés, etc.); es más, ciertas
particularidades gráficas de las escrituras son provocadas por las huellas de la educación, del
aprendizaje, incluso por la moda. Por ejemplo, se ha comprobado que la actividad cerebral provoca
movimientos rápidos del útil escritural y se ha asociado la inteligencia con escrituras que simplifican las
formas de las letras y conservan su patrón expresivo, en contraposición con la típica desnaturalización
de las letras para los estados de debilidad mental en el escribiente (Solange Pellat, 1927).

Personalidad

Todavía no se ha podido comprobar, con criterio científico experimental, cuáles son los criterios
diagnósticos diferenciales de los signos gráficos asociados con los estados psicológicos y de la
personalidad, aunque se sabe que existe una estrecha asociación entre ellos. Así, ciertas formas de
personalidad provocan unos patrones reconocibles en las escrituras y hay una evidente vinculación entre
el estrés y las escrituras rápidas y precipitadas (Martínez Miralpeix, 2011). En cualquier caso, aún no se
han constatado científicamente los criterios diagnósticos diferenciales de las escrituras con las distintas
personalidades y sus perturbaciones.

20/37
El cotejo de letras y firmas

Herencia

Por último, en la base psicobiológica de la escritura también se encuentran implicados los llamados
“rasgos de heredad gráfica”, ya que es un hecho real que algunas de las características individuales y
semejanzas de aspecto general son comunes en escrituras oriundas de personas ligadas por lazos
sanguíneos, hasta el punto de que algunas veces se hallan sorprendentes coincidencias entre ellas que
llevan a diagnósticos equívocos de identificación.

Estas sorprendentes semejanzas aparecen no solo en los escritos de padres, hijos o hermanos
que viven juntos, sino también entre ascendientes o descendientes que jamás han tenido ningún
contacto; en consecuencia, en la base de la escritura del ser humano no puede descartarse
totalmente la transmisión hereditaria. Estudios paleográficos han evidenciado sorprendentes
similitudes en las singularidades gráficas de personas de la misma raza (Mártir Alario, 2012).

Figura 15. Firmas de hermanos mellizos con 8 años de edad.


Fuente: Elaboración propia

Los modelos teóricos que explican los complejos procesos biopsicológicos para la ejecución
de grafismos (firmas y textos manuscritos) aún son poco conocidos y sus evidencias científicas
aún se encuentran en un estado incipiente de investigación, sin superar la fase descriptiva, lo que
impide aventurarse a formular explicaciones científicas de estos complejos procesos
neuroescriturales usados actualmente en el ámbito forense para la identificación de las personas.

VII. Importancia de la firma para admitir la voluntad del


autorizante
A pesar de las garantías que ofrecen hoy en día (al menos para la identificación de las personas en los
documentos) técnicas como la dactiloscopia y el ADN, las firmas y los textos manuscritos siguen
manteniendo su valor probatorio en los procesos judiciales, ya que son expresión de la voluntad de los
autorizantes.

Esto ocurre porque —a diferencia de las huellas dactilares o el ADN— se admite que, para comenzar a
escribir o a firmar, se precisa por parte del escribiente un acto volitivo consciente en el que se pongan en
marcha procesos cognitivos superiores como los mediados por las neuronas de las áreas prefrontales.

21/37
El cotejo de letras y firmas

La existencia de la necesaria voluntad y consciencia de la persona para ejecutar el proceso de la escritura


o la firma es lo que explica la fuerza probatoria que aún tienen en los procesos judiciales estas pruebas
documentales, que se admiten conforme a los principios del derecho ya que, para que un pacto firmado
resulte probado y despliegue en plenitud sus efectos jurídicos, se precisa la voluntad de la persona
comprometida en ese negocio jurídico.

Es necesaria una preparación mental consciente para ejecutar los movimientos de la escritura o la firma y
completar este complejo proceso; es más, la puesta en marcha de este proceso precisa la memoria
semántica de la persona. Por ello, se concluye que, para ejecutar la escritura, se necesita un proceso
volitivo, motivacional e intencional en el que se activen los mecanismos de alerta de la persona (lo cual
ocurre en milisegundos). La ejecución de la escritura precisa una fase motivacional que ponga en marcha
el órgano motor, ya que si no tiene lugar este proceso de toma de decisiones consciente por parte de la
persona, es imposible que se pongan en marcha los mecanismos sensoriales, neurológicos y motores
necesarios para ejecutar la escritura.

Activado el proceso cognitivo superior (la persona decide si va a escribir o no), en conexión con su
voluntad y con un marcado carácter afectivo debido a la interferencia de las emociones, es cuando se
ajusta la conducta a las interferencias ambientales mediante el tipo de atención que se decida prestar al
acto de ejecución de los grafismos. La voluntariedad del proceso escritor se pone de manifiesto por las
interrelaciones del sistema visual con el sistema motor, lo que se hace imposible si la persona no dedica
un mínimo grado de atención y consciencia para activar la memoria semántica y operativa.

22/37
El cotejo de letras y firmas

Memoria

A medida que la escritura avanza en el papel, la memoria semántica es reemplazada por la memoria no
declarativa, ya que es en esta última en la que se integran los gestos gráficos inconscientes. La escritura
de la persona puede identificarse gracias a la intervención de la memoria no declarativa, ya que en esta se
incluyen los hábitos y las habilidades de aprendizaje de la escritura (interiorizados por la persona a lo
largo del tiempo tras procesar las normas escriturales de una forma gradual, lenta y repetida).

Figura 16. Procesos cognitivos básicos de la persona.


Fuente: Pixabay.

23/37
El cotejo de letras y firmas

Proceso

La escritura es un proceso motor realizado fundamentalmente con la mano y que implica necesariamente
un proceso somatosensorial, motor y motivacional. Algunos autores han descrito incluso los signos
gráficos asociados a la escritura que se realiza en contra de la voluntad del escribiente. La acción de
comenzar y finalizar el proceso de la escritura depende de su decisión, y corresponde al sistema
sensorial conformado por la percepción transmitir a las áreas de la corteza cerebral cómo se deben
realizar los finos movimientos de los grafismos en el papel.

Motivación

La motivación del proceso escritor nunca puede aislarse de las emociones de la persona, ya que una y
otras se encuentran directamente vinculadas. La corteza orbitofrontal (como parte neurológica
fundamental del sistema de las motivaciones), región vinculada a las emociones y las conductas
afectivas, participa directamente en este proceso de ejecución de la escritura. Por ejemplo, es habitual
observar trazos mucho más rápidos y con aumento de la presión cuando las personas están enfadadas o
estresadas; o bien trazos suaves, con disminución de la presión y con una velocidad mucho más
moderada, cuando la persona escapa a los influjos perturbadores de esos estados de alteración
emocional.

Figura 17. Dinámica habitual de agarre de los bolígrafos por las personas diestras.
Fuente: Gobierno de Canarias.

Voluntariedad
La voluntariedad de la escritura viene marcada por la necesidad de realizar un proceso consciente de
toma de decisiones, en el que se seleccionan mentalmente los tipos de letras o estructuras gráficas
conforme a las normas ortográficas y los estilos de las modas, por lo que se recurre a la consciencia de
la persona para activar la memoria a largo plazo, en la que se buscan los ológrafos más adecuados. Por
otro lado, la consciencia también entra en juego cuando participa en la selección de los movimientos con
los dedos, con la mano, con el antebrazo, la postura corporal, etc., al menos, para usar aquellos que se
consideren más adecuados para ejecutar la escritura o la firma, mediante la activación de los patrones
motores almacenados en la memoria. Por último, los sistemas sensitivos como el tacto y la visión
permiten rastrear la correcta ejecución de la firma o la escritura (Cuetos, 1990).

Puede concluirse afirmando que las firmas y los textos manuscritos siguen ocupando aún un lugar
privilegiado entre las técnicas forenses empleadas para establecer la verdadera voluntad de la persona, que
sus características estructurales, constitutivas y rasgos distintivos (habitualismos gráficos) se usan con
fines de identificación, y que estos últimos (los rasgos distintivos) están conformados por los movimientos
involuntarios anclados en las bases dee identificación de los grafismos.

24/37
El cotejo de letras y firmas

VIII. Dolencias neurológicas y perturbaciones gráficas


en la escritura
La escritura es posible gracias a un control neural del movimiento que comienza con la percepción del
soporte (papel) y del instrumento usado para escribir (bolígrafo). El acto motor iniciado para realizar una
firma o escribir una carta, por ejemplo, debe ser consciente, motivacional y volitivo, ya que la
materialización de este proceso requiere una toma de decisiones por parte de la persona mediante procesos
cognitivos superiores.

Acto: escritura

Cuando se decide realizar el acto de la escritura, se activa la atención de la persona a fin de ajustarse
a las interferenciales externas (calor, ruido, etc.) e internas (dolor, enfermedad, etc.), así como también
la memoria semántica (información aprendida en la lectoescritura) y la memoria operativa (operaciones
para ejecutar la escritura).

Figura 18. Pluma estilográfica Montblanc


Fuente: Pixabay.

Integración neurológica

La integración neurológica del acto de la escritura se debe a las áreas prefrontales que se vinculan con
su intencionalidad, a las áreas temporales vinculadas con la memoria semántica y, por último, a las áreas
motoras que, a través de la médula espinal, dan las órdenes concretas para ejecutar los finos
movimientos encaminados a la materialización de la escritura sobre el papel.

Sinapsis cerebral - perturbaciones

La sinapsis cerebral es continua durante el proceso de la escritura, ya que en ella participan


estructuras neurales como: los ganglios, para regular la fuerza ejercida por la mano y el antebrazo; la
corteza sensitiva, que indica el contacto con el papel y el utensilio usado para escribir; el cerebelo,
que planifica los movimientos, etc. Por tanto, una perturbación en cualquiera de estas estructuras
repercutirá en el proceso (agrafías).

Determinadas perturbaciones neurológicas pueden afectar gravemente a la manifestación de la


escritura, por ejemplo: daños en la corteza motora provocan dificultades para realizar determinados
movimientos finos con la mano y con los dedos (se agarra de forma atípica el utensilio de escritura).

25/37
El cotejo de letras y firmas

Órganos motores

La manifestación de la escritura es posible gracias a los órganos motores y a los movimientos finos
realizados principalmente con los dedos, con la mano y con el antebrazo (cerebelo y ganglios basales),
lo que depende directamente del correcto funcionamiento del cerebro, de los núcleos de transmisión de
la información nerviosa y, por último, de las estructuras cerebrales jerárquicas que controlan los
movimientos.

Figura 19. Los músculos del antebrazo controlan la muñeca y la mano.


Fuente: Plusesmás.

Cerebelo

El cerebelo es una estructura neurológica directamente vinculada con el sistema motor, por lo tanto, esta
zona es responsable de la habilidad motora de la escritura mediante la regulación de las señales
neuronales enviadas desde la corteza cerebral al aparato locomotor; zona que permite realizar
movimientos suaves, coordinados y usando una postura corporal correcta. La escritura sana se ejecuta
con armonía, fluidez y sin sobresaltos, incluso con adecuado tono muscular, salvo que haya alguna
interferencia debida a la deficiente habilidad y destreza escritural provocada por un deficiente proceso
de aprendizaje.

Signos de perturbaciones

Son muchos los signos gráficos que pueden aparecer en la escritura cuando se dan determinadas
perturbaciones neurológicas, o bien determinadas enfermedades; por ejemplo: incapacidad de escribir,
alteraciones del espacio visual, olvidos y confusiones de frases, palabras o letras, temblores,
indecisiones, incoherencias en el lenguaje escrito, etc. Por otro lado, los signos gráficos que se asocian
con la velocidad, la presión, la legibilidad y la fluidez suelen disminuir conforme avanza la edad.

Figura 20. Aspectos generales de escritura con agrafia.


Fuente: enlace

Alteraciones

26/37
El cotejo de letras y firmas

Grupos de alteraciones

Las alteraciones de la escritura se enmarcan en dos grandes grupos: por un lado, las alteraciones de
los grafismos provocadas por temblores, indecisiones, retoques, rectificaciones, falta de fluidez, etc.,
y por otro, las alteraciones en la misma capacidad para escribir o firmar.

Alteraciones más graves


Las alteraciones más graves que pueden concurrir en el proceso escritor son la incapacidad para
escribir o firmar, las paragrafías literales y las pérdidas de contenido semántico. Estos fenómenos se
suelen observar en personas de avanzada edad como consecuencia de una enfermedad
neurodegenerativa (afasia de Broca).

Manifestadas en morfología

Hay otro tipo de perturbaciones de la escritura que, sin afectar a la capacidad para escribir, se
manifiestan mediante alteraciones en su morfología: temblores, falta de fluidez, sustituciones,
retoques, rectificaciones, paradas innecesarias, etc., que se corresponden con determinadas
condiciones neurológicas que alteran el normal funcionamiento neurológico de la escritura. Entre ellas
están enfermedades como el párkinson, la esclerosis múltiple, el alzhéimer, etc., que se deben a
trastornos neurológicos que menoscaban las funciones motoras y las funciones sensitivas que
terminan por afectar a los movimientos realizados con la mano.

Alteraciones visoespaciales
Un cuadro especial de perturbaciones de la escritura que no menoscaban la capacidad para realizarla
tiene que ver con las alteraciones visoespaciales, ya que, en ocasiones, determinados trastornos
neurológicos pueden afectar al grado de atención del escribiente para atender a un hemiespacio en el
papel, lo que se conoce como “negligencia espacial”. La persona es incapaz de realizar la escritura en
ese espacio del soporte. Las características generales de estos cuadros pueden vincularse con las
dificultades de la persona para mantener los manuscritos y las firmas en la horizontalidad (limitante
verbal); las dificultades para mantener ciertos rasgos identificativos, como la separación de las letras
y de las palabras; y, por último, las duplicaciones y omisiones de determinados rasgos gráficos (Ellis,
Young y Flude, 1987). Este cuadro se conoce como “agrafía aferente” y está relacionado con
lesiones parietales (Diéguez Vide y Peña Casanova, 2011).

Demencias

Existe una afección neurológica habitualmente observada en las fases avanzadas de determinadas
demencias que menoscaba los modelos de copia. La persona es incapaz de realizar una
superposición de trazos en tareas de alternancia gráfica (Diéguez Vide y Peña Casanova, 2011); por
ejemplo, no puede realizar una falsificación empleando el procedimiento del calco directo, ya que
falla en la mecánica escrita.

Manifestadas en calibre

Las alteraciones de la escritura también pueden manifestarse en modificaciones respecto a su calibre,


por ejemplo, en la enfermedad de Parkinson, y las grafías ejecutadas en el papel resultan formas
desproporcionadas y grandes o bien escrituras de muy reducido tamaño y que se apartan de las
habituales normas caligráficas.

27/37
El cotejo de letras y firmas

Manifestadas en disortografías

Las lesiones cerebrales también pueden incidir en complejos cuadros de disortografías: la persona no
puede escribir sin abundantes faltas de ortografía, o bien abundantes intrusiones en las que se
alternan, sin respetar las reglas lingüísticas, las letras con los números, las minúsculas con las
mayúsculas, etc. Es más, estas pueden afectar a la producción escrita alterando el orden de las
unidades subléxicas de las letras y de las sílabas.

Alteraciones subléxicas

Las alteraciones subléxicas pueden manifestarse por la adición, sustitución (paragramatismo) u


omisión (agramatismo) de una letra, que no existe en la expresión manuscrita o en la firma, incluso, o
pueden darse desplazamientos o sustituciones de letras que no existen en las palabras o las firmas.
Los estudios neuropsicológicos las clasifican en: paragrafías literales (sustitución de una letra por
otra) y paragrafías grafémicas (sustitución de un grafema por otro) (Diéguez Vide y Peña Casanova,
2011).

Agrafías apráxicas

Otros estudios neuropsicológicos también comentan los síntomas de las agrafías apráxicas
directamente vinculadas con los programas motores de la escritura, en los que se da una
imposibilidad de la persona para acceder a los recuerdos y transformar las letras mentales en rasgos
gráficos a pesar de que las funciones motoras y sensitivas se encuentran intactas (Diéguez Vide y
Peña Casanova, 2011).

Este último tipo de alteraciones de la escritura, ya se deban a errores lingüísticos que puedan
explicarse por fallos cognitivos o se encuentren vinculadas directamente a lesiones neurológicas, son
especialmente importantes desde el punto de vista forense, porque pueden llegar a confundirse con
falsedades dolosas del documento producidas por alteraciones aditivas, supresivas o mixtas, e
incluso con cuadros de falsedad de firmas (Del Picchia y Del Picchia, 1993).

Alteraciones de grafía

Cabe señalar que todas las lesiones neurológicas, con independencia de los cuadros sintomáticos
indicados, casi siempre se acompañan de alteraciones de la propia grafía, por ejemplo, falta de
fluidez, temblores, indecisiones, paradas innecesarias, etc.; perturbaciones de las escrituras debidas a
afectaciones neurológicas que suelen hallarse en consonancia con el lenguaje oral, por ejemplo, la
afasia de Broca y la afasia de Wernicke, en las que los síntomas suelen presentarse bajo la forma de
distintos perfiles clínicos (Peña Casanova y Barraquer Bordas, 1983).

Alteraciones en personas sanas

Las alteraciones de la escritura que se observan en personas sanas (normalmente asociadas con la
edad) se deben a problemas osteomusculares o bien a la ralentización en el procesamiento de la
información mental (memoria operativa), si bien, aunque existe una cierta involución de los modelos
gráficos, los rasgos de identificación se mantienen constantes debido a que su funcionalidad se
conserva hasta edades avanzadas, incluso para algunas enfermedades neurodegenerativas.

28/37
El cotejo de letras y firmas

Por último, es importante tener en cuenta que toda escritura ejecutada por la misma persona se
caracteriza por tener siempre unas mínimas discrepancias formales (polimorfismo gráfico), sin que
estas puedan atribuirse a perturbaciones gráficas asociadas a enfermedades, y que pueden
obedecer a cuestiones como el estrés, el utensilio usado para escribir, el tipo de soporte, la
temperatura ambiental, la postura (desacomodo gráfico), el funcionamiento fisiológico de la
persona, etc.

IX. Consideración especial sobre las enfermedades


neurológicas y la firma
La escritura y la firma, en ocasiones, pueden sufrir importantes alteraciones por la incidencia de
determinadas demencias como el párkinson, el alzhéimer, etc., por ejemplo, reducciones significativas del
calibre de la letra en el caso del párkinson (Diéguez Vide y Peña Casanova, 2011).

Esto es importante porque no siempre las alteraciones gráficas tienen por qué acompañar a las
demencias, al menos, en lo que a la ejecución de las firmas se refiere. Esto mismo no puede
afirmarse respecto a los textos manuscritos, más aún cuando son extensos y desarrollados, ya que
son más susceptibles a las alteraciones por incidencia de las demencias.

Por ejemplo, en la enfermedad de Alzheimer, a pesar de que es frecuente que la firma aparezca
preservada de alteraciones gráficas, no ocurre lo mismo con los textos manuscritos, en los que
suele observarse una pobre organización, abundantes errores ortográficos, agrafía espacial,
dificultades para la construcción de los grafismos, etc. (Horner et al., 1988).

Estas enfermedades no modifican de forma significativa los elementos constitutivos y


estructurales de las letras y de las firmas. Por continuar con el alzhéimer, este se caracteriza por
unos síntomas clínicos que suelen incidir básicamente en las construcciones sintácticas, en las
semánticas y en la fluencia verbal (Chertkow, Bub y Seidenberg, 1989). Estos pacientes presentan
un habla vacía y pobre (Chertkow et al., 1989), aunque en muchas ocasiones tales perturbaciones
no alcanzan significativamente al lenguaje escrito (principalmente la firma).

Cuando estas alteraciones gráficas vinculadas a determinadas demencias se utilizan con fines de
identificación (alzhéimer, enfermedad de Pick, enfermedad de Huntington, etc.), es importante tener en
cuenta que, cuando aparecen alteraciones gráficas, se suelen caracterizar por importantes polimorfismos
gráficos debido a las distintas fases evolutivas de la enfermedad y de sus tratamientos, y es un criterio
compartido por los autores que las perturbaciones gráficas se acrecientan en gravedad afásica a medida
que avanza o empeora la enfermedad: escritura lenta, paradas súbitas, omisiones de letras y palabras,
esfuerzos para escribir, etc. (Holland, McBurney y Reinmuth, 1985).

29/37
El cotejo de letras y firmas

Figura 21. Sintomatología simbólica de la enfermedad de alzheimer

Fuente: Pixabay.

Criterios diagnósticos

No existen criterios diagnósticos diferenciales para los rasgos gráficos alterados respecto a
determinadas demencias, principalmente por la heterogeneidad dinámica de los signos gráficos
perturbados con la evolución de la enfermedad, los tratamientos (Horner et al., 1988), los asociados a
variables de la propia persona (habilidades, aprendizaje, memoria, atención, etc.), así como otros
condicionantes, como la lengua materna, dominio de otras lenguas, escolaridad y años empleados, la
edad de adquisición en el dominio del lenguaje oral y escrito y, por último, la edad, y no es posible
utilizarlos acertadamente para diagnosticar de forma precisa una demencia concreta en la persona.

Enfermedades neurodegenerativas

Por lo general, aunque las enfermedades neurodegenerativas suelen menoscabar la fluencia del lenguaje
escrito y el lenguaje oral, muchos autores han puesto de manifiesto importantes cuadros de disociación
entre las conductas orales y escritas: mientras una se encuentra alterada (el lenguaje oral), la otra se
encuentra preservada (el lenguaje escrito) (Holland et al., 1985).

Ejemplo

Hay que recalcar que ambas conductas se encuentran menoscabadas debido a las evidentes
interrelaciones puestas en evidencia en las investigaciones científicas neuropsicológicas (Garzón
Avellaneda et. al.). Por ejemplo, las demencias fronto-temporales caracterizadas por un deterioro
cognitivo múltiple debido a las alteraciones de las regiones prefrontales y las regiones anteriores de los
lóbulos temporales, son provocadas por importantes cambios cognitivos y de comportamiento a edades
tempranas. Además, no son ajenas a las alteraciones del lenguaje verbal y escrito gracias a las
perturbaciones de los mecanismos psicológicos de atención, memoria, habilidades visoespaciales y
funciones ejecutivas.

30/37
El cotejo de letras y firmas

Figura 22. Sintomatología gráfica en un caso de demencia frontotemporal

Fuente: Garzón Avellaneda et. al.

Los componentes fonológicos, morfológicos y sintácticos del lenguaje quedan gravemente


comprometidos en las demencias fronto-temporales, evidencia los investigadores como se evidencias
marcadas disortografías y agrafías en palabras, letras y frases, con dificultades para convertir fonemas en
grafemas debido a los defectos lingüísticos.

Es por ello que, cuando el lenguaje se altera por un menoscabo en las estructuras neurológicas que
provocan deterioros a nivel semántico, las alteraciones de la escritura y de la ortografía no tardan en
aparecer durante el desarrollo de estas enfermedades.

X. Cotejo de letras y firmas


Siguiendo al profesor Antonio Vega Ramos, la identificación de personas por su escritura (textos
manuscritos o firmas) se lleva a cabo mediante el análisis pormenorizado de una serie de aspectos
observables en sus signos escritos que se denominan “elementos grafoscópicos” y que pueden definirse
como el “conjunto de cualidades gráficas que dan forma y fisonomía especial y peculiar a un escrito y que
son examinados a efectos de identificación”.

El contenido y las fases del “método grafoscópico”,1 estudio objetivo de los distintos elementos
gráficos que integran la escritura o firma de las personas, tienen el objetivo de determinar la común
o dispar autoría de los escritos que se presentan para dictamen. La grafoscopia (del griego
grapho, “escribir”, “escritura”, y skopeo “observar”, “examinar”) es la ciencia (para otros,
técnica) que, mediante el análisis de los elementos gráficos de conjunto y, singularmente, de los
“gestos-tipo”, pretende determinar la autenticidad o falsedad de una autografía o signatura
comparándola con la auténtica de su titular.

Este “método grafoscópico” tiene dos objetos de estudio:

31/37
El cotejo de letras y firmas

Los elementos morfológicos de conjunto, que son las características de la escritura en términos
amplios, es decir, el escrito considerado en su totalidad, ver y determinar “cómo escribe” alguien, cuál
es “su estilo gráfico o escritural”.

2
Los “gestos-tipo”, que son las peculiaridades más propias de la persona al ejecutar las grafías, los
pequeños o pequeñísimos detalles a la hora de plasmar una letra. Su forma más personal de escribir.

La fundamentación directa del método grafoscópico está en la estrecha relación que existe entre la
escritura manuscrita (como permanente de un gesto personal) y los aspectos fisiológicos y psíquicos de su
autor.

El análisis reiterado de textos y firmas manuscritos permitirá determinar los elementos morfológicos de
conjunto y los gestos-tipo presentes, tanto en el escrito original, auténtico, de una persona (indubitado),
como en el escrito o firma cuestionado y sometido a examen (dubitado); unos y otros posibilitarán
determinar la “personalidad escritural” (llamada por Ottolenghi “tipo gráfico individual”) del escrito o firma
estudiado.

Este análisis consta de dos fases esenciales: la determinación de los elementos gráficos y su valoración.
El análisis de los primeros no suele plantear grandes dificultades si se hace de forma sistemática y
ordenada, siguiendo las pautas que más adelante se detallarán. Mayores problemas planteará la valoración
de las apreciaciones realizadas sobre los elementos gráficos, para la que serán fundamentales las cualidades
esenciales en el perito: los conocimientos y la experiencia.

En el método grafoscópico para el análisis de la escritura o firmas con fines de identificación se


puede diferenciar

El contenido del análisis:

Elementos morfológicos de conjunto.


Elementos individualizadores: “gestos-tipo”.

El proceso de análisis (fases):

Examen macroscópico.
Examen óptico e instrumental del documento dubitado.

El cotejo (análisis comparativo):

Descripción de “gestos-tipo” y grafismos en particular.


Valoración de analogías y diferencias.
Formulación de la conclusión.

32/37
El cotejo de letras y firmas

1 Para la elaboración de este apartado se sigue el libro


Grafoscopia y pericia caligráfica forense
(Robles Llorente y Vega Ramos, 2009), con muchas referencias a Grafocrítica (Del Val Latierro,
1963).

XI. Resumen
La documentología es una técnica de identificación que se implementa dentro del ámbito de la
criminalística, que no se limita única y exclusivamente al estudio y cotejo de letras y firmas, sino que hoy
en día comprende un objeto de estudio mucho más amplio, concretado en el examen integral del
documento mediante la determinación de cualesquiera de las alteraciones que pudieran menoscabar las
voluntades iniciales de los autorizantes, así como la determinación de las fechas en ellos consignadas.

La documentología, admitida en los juzgados y tribunales de justicia como método de identificación de


firmas y letras, sigue siendo una técnica segura de identificación, si bien no pueden obviarse las
limitaciones cuando se trabaja con escrituras sencillas, de fácil imitación, conscientes y carentes de
espontaneidad. Así, y en cuanto a técnica de identificación de las firmas y las escrituras, tiene una sólida
base de cientificidad en el campo de la neurología y la psicomotricidad, sustentada en la localización de
gestos gráficos inconscientes por los cuales es posible su identificación.

Las perturbaciones gráficas que aparecen en las firmas y las escrituras debidas a dolencias orgánicas,
neurológicas, funcionales y psicológicas del escribiente muchas veces carecen de claros elementos
diagnósticos diferenciales que permitan discriminarlas de los rasgos primarios que aparecen en las
imitaciones, por lo que los estudios de identificación deben realizarse con prudencia.

Por último, se ha profundizado en el método grafoscópico y su aplicación al cotejo de letras y firmas,


poniendo de relieve todas y cada una de las diferencias y similitudes de los elementos constitutivos,
estructurales, ideas de trazado y gestos tipo de las letras y firmas con fines comparativos y realizando un
esfuerzo cognitivo basado en la experiencia y formación del perito para discernir cuándo un cuadro es de
autenticidad o de falsedad.

XII. Caso práctico

Se pide
Elabora un informe de cotejo siguiendo el método grafoscópico desarrollado entre los siguientes
modelos de firmas dubitada (señalada como 4.5) e indubitadas (cuerpo de escritura).

33/37
El cotejo de letras y firmas

Solución
Se trata de una imitación libre o ensayada. Los criterios diagnósticos de las imitaciones libres ensayadas
son la espontaneidad y la evidente actitud de imitación, tal como podemos observar en la firma dubitada, si
bien, existen algunos temblores e indecisiones en el desarrollo de la rúbrica y en los trazos verticales de los
grafemas iniciales (E, s, t). Por otro lado, podemos observar un predominio de diferencias de la firma
dubitada respecto a las firmas indubitadas del cuerpo de escritura, concretamente en los elementos
estructurales, en los elementos constitutivos y en los rasgos generales respecto a las firmas. Ahora bien, la
conclusión de falsedad y que han sido realizadas por distintas personas debe buscarse en las diferencias de
los gestos tipo que se localizan en los planos más inconscientes de las firmas indubitadas (desarrollos de
los óvalos, agrupamientos de los grafemas, desarrollo de las guirnaldas e idea de trazado de la rúbrica).

34/37
El cotejo de letras y firmas

Recursos

Bibliografía
Manuales de interés :

Bort Lorenzo, L.; Pérez Fernando, F.; Díaz Santana, O.F. “Informes periciales
caligráficos y cotejo de firmas”. Revista Actualidad Criminológica UCJC. 7:1-16. 2018
Brunelle, R. L.; Crawford, K. R. Advances in the Forensic Analysis and Dating of
Writing Ink. EE.UU.: Charles C Thomas; 2002.
Chertkow, H.; Bub, D.; Seidenberg, M. “Priming and Semantic Memory Loss in
Alzheimer´s Disease”. Brain and language, 1989; n. 36: pp. 420-446.
Cuetos, F. Psicología de la escritura (Diagnóstico y tratamiento de los trastornos de la
escritura). Madrid: Escuela Española; 1990.
Del Picchia, C. M. Montajes. Gran Canaria: Sociedad Atlántica de Criminalística y
Ciencias Forenses; 2012. [En línea] URL disponible en: enlace.
Del Picchia, J.; Del Picchia, C. Tratado de documentoscopia (La falsedad
documental). Buenos Aires: Ediciones La Rocca; 1993.
Diaz Santana, O.F.; Romero Tallafigo, M.; Marchal Escalona, N.; Vega Moreno, D.;
Conde Hardisson, F.; García Llanos, G.; Vega Ramos, A.; Sánchez Ledesma, A.;
Cordobilla Parra, E.; Querol Sabater, P.V. Tratado de grafística y documentoscopia.
Vol II. Madrid: Delta Publicaciones; 2018.
Diaz Santana, O.F.; Romero Tallafigo, M.; Marchal Escalona, N.; Vega Moreno, D.;
Conde Hardisson, F.; García Llanos, G.; Vega Ramos, A.; Sánchez Ledesma, A.;
Cordobilla Parra, E.; Querol Sabater, P.V. Tratado de grafística y documentoscopia.
Vol I. Madrid: Delta Publicaciones; 2018.
Diéguez, F.; Peña, J. Cerebro y lenguaje. Madrid: Editorial Médica Panamericana; 2011.
Ellis, A. W.; Young, A. W.; Flude, D. B. M. “Afferent Dysgraphia and the Role of
Feedback in the Motor Control of Handwriting”. Journal of Experimental Psychology,
1987; n. 84: pp. 502-507.
Fundación Universitaria Behavior & Law. Procesos neuropsicológicos del
comportamiento escrito. Madrid; 2015.
Funes, M. J.; Lupiáñez, J. “La teoría atencional de Posner: una tarea para medir las
funciones atencionales de orientación, alerta y control cognitivo y la interacción entre
ellas”. Psicothema, 2003; n. 15(2): pp. 260-266.
Garzón Avellanada, N.; Méndez Torres, A.; Benito Cuadrado, M. “Un caso de
demencia frontotemporal en su variante lingüistica fluente”. Psychología: Avances de la
Disciplina, 2011; n. 5 (1): pp. 107-119.
Holland, A. L.; Mcburney, D. H.; Reinmuth, O. M. “The Dissolution of Language in
Pick´s Disease with Neurofibrillary Tangles: A Case Study”. Brain and language, 1985;
n. 24: pp. 36-58.

35/37
El cotejo de letras y firmas

Horner, J.; Heyman, A.; Dawson, D.; Rogers, H. “The Relationship of Agraphia to the
Severity of the Dementia in Alzheimer´s Disease”. Archives of Neurology, 1988; n. 45:
pp. 760-763.
Marín y De León, J. S. Manual básico de criminología científica. Propedéutica y
metodología teórica y prospectiva. Gran Canaria: EIPC; 2015.
Martínez Miralpeix, A. Grafología. El reflejo de la personalidad sobre el papel.
Barcelona: Hispano Europea; 2011.
Mártir, M. J. “Diferencias grafonómicas entre las escrituras europeas”. VII Congreso
Internacional de Peritos en Documentoscopia SIPDO. Gran Canaria: Sociedad
Atlántica de Criminalística y Ciencias Forenses; 2012.
Meyniel, A. Tratado de grafocrítica. Madrid: Trivium; 1992.
Peña, J.; Barraquer, L. I. Neuropsicología. Barcelona: Masson; 1983.
Solange, E. Las leyes de la escritura. Madrid: Editorial Graphicae; 1927.
Tarbuck, J. E.; Lutgens, F. K. Ciencias de la tierra. Una introducción a la geología
física. (vol. I) Madrid: UNED; 2015.
Vega, A. La documentoscopia. Sus características y utilidades. Madrid: Behavior and
Law; 2015. [En línea] URL disponible en: enlace.

Glosario.

Ciencia: parcela estructurada de conocimientos autónomos e independientes, claramente


delimitados y que abarcan un conjunto ordenado y sistemático de observaciones en constante
actualización por las investigaciones científicas sobre una materia de estudio medible y
cuantificable.

Consentimiento: manifestación de voluntad, expresa o tácita, por la que un sujeto se vincula


jurídicamente.

Cotejo: prueba que consiste en la acreditación de la autenticidad de un documento, ya sea


mediante la confrontación del documento con su original o mediante el contraste de letras,
operación que lleva a cabo un perito designado por el juez.

Documentología: ciencia del documento.

Documentoscopia: técnica de la criminalística cuyo objeto de estudio es determinar la


autenticidad o la falsedad de los documentos.

Empirismo: sistema metodológico que toma la experiencia como única base para llegar al
conocimiento.

36/37
El cotejo de letras y firmas

Grafología: ciencia de los grafismos.

Grafopsicología: ciencia de la grafología cuyo objeto de estudio en conocer el perfil


psicológico de los escribientes a partir del estudio de los grafismos.

Hipótesis: expresión que se realiza para la explicación de un fenómeno en forma de


conjeturas. Las hipótesis se corresponden con el planteamiento de problemas para la posterior
puesta a prueba de soluciones postuladas, es decir, se construyen respuestas fundamentadas
para la explicación de un fenómeno y para posteriormente someterlas a la contrastación mediante
la evidencia empírica.

Inducción: hecho por el que, conociendo una serie de fenómenos o hechos que se repiten, se
asciende a una ley general que los contiene a todos.

Ley: es la expresión de una generalización de aquellas relaciones que se dan con regularidad y
en ocasiones pueden expresarse mediante una fórmula matemática.

Modelo: contiene la explicación o descripción artificial compleja de observaciones


experimentales derivadas de hipótesis comprobadas y que son admitidas en tanto no aparezcan
fenómenos u observaciones que las contradigan.

Neurología: parte de la medicina que se ocupa del estudio de la anatomía, la fisiología y las
enfermedades del sistema nervioso.

Perito: experto en una materia a quien se le encomienda la labor de analizar desde un punto de
vista técnico, artístico, científico o práctico la totalidad o parte de los hechos litigiosos.

Prueba: suceso acreditado ante un tribunal, bajo los principios de inmediación, contradicción,
concentración y oralidad.

Psicología: ciencia de la conducta normal.

Psicomotricidad: disciplina que se encarga del estudio de la relación que se establece entre la
función motriz del cuerpo (capacidad de movimiento) y la actividad psíquica de la mente
humana.

Psiquiatría: ciencia médica de la conducta patológica.

Teoría: explicación de una clase muy general de observaciones o fenómenos.

37/37

También podría gustarte