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La Teología de la Liberación (entendemos por teología a la ciencia que trata de Dios y

del conocimiento que el ser humano tiene sobre él y por liberación a la acción de
liberarse), pero estrictamente hace referencia a la corriente teológica cristiana integrada
por varias vertientes católicas y protestantes, nacida en América Latina, fue el intento
de interpretar las Escrituras a través de la crisis económica de los pobres. Es en gran
medida una doctrina humanista que tomo algunas de las ideas del marxismo que tuvo
gran aceptación entre los pobres debido a su énfasis en la redistribución de la riqueza y
su promesa a los campesinos pobres para compartirla, en consecuencia mejorar su
situación económica.

Ignacio Ellacurìa hace aportes significativos a la teología de la liberación pero para


entender su importancia debemos entender al hombre, por ellos es importante destacar
que era un hombre complejo, que en su persona realizó una síntesis elaborada de
mundos antagónicos por una parte tenía una formación clásica como la de cualquier
jesuita, pero conocía los modernos análisis de la sociedad; además poseía una
formación profundamente europea, pero entendió como pocos la realidad
latinoamericana y abogó sin descanso por los derechos del Tercer Mundo.

Si bien el pertenecía a la elite universitaria, entregó su vida por los derechos de las
mayorías populares que jamás pisaron una universidad; no se destacó por dejar ver sus
sentimientos y sin embargo mostró una enorme sensibilidad por el sufrimiento humano;
fue de una formación filosófica especulativa y un administrador universitario además
de un negociador político consumado.

Para entender su visión es necesario conocer el marco en el que se desarrolló, en


consecuencia es necesario conocer su biografía.

Nació en 1930, cerca de Bilbao. Fue el cuarto de cinco hermanos. Recibió una
educación muy severa, que lo adiestró, no para carecer de sentimientos, sino para
contener su expresión.

Se educó en un colegio de jesuitas, en Navarra. Ingresó al noviciado de la Compañía de


Jesús a los 17 años y fue enviado al año siguiente a la fundación del noviciado de
Centroamérica, en Santa Tecla, junto a San Salvador. Su maestro de novicios fue el
Padre Miguel Elizondo, quien fue su instructor de Tercera Probación, el cual le produjo
un fuerte impacto y al que siempre admiró.

Desde 1949 a 1951 estudió humanidades en Ecuador. Allí conoció al Padre Aurelio
Espinosa Polit, rector de la Universidad Católica, a propósito del cual nace en Ellacuría
el gusto por el pensamiento intelectual riguroso y profundo.

La teología la hizo en Innsbruck, Austria, en donde tuvo ocasión de seguir las clases de
Karl Rahner, cuya teología influiría enormemente en su pensamiento. Allí comenzó
también a leer al filósofo español Xavier Zubiri.
En Rahner, Ellacuría encontró un teólogo que introduce la historicidad como algo
esencial a la Revelación, a la experiencia de Dios y a la teología. De hecho, hay que
decir que hacia el final de su vida, Rahner hizo suyas muchas de las principales tesis de
la teología de la liberación:

a) La teología realizada se hace en un contexto histórico de pobreza económica de las


mayorías y no puede hacer abstracción de este contexto.

b) Las ciencias sociales son un instrumento para conocer la realidad del contexto
histórico.

c) Y la existencia de la teología de la liberación en América Latina no resta validez a


otras teologías realizadas en otros contextos: como la pluralidad teológica es intrínseca a
la tradición católica.

En síntesis muestra que el contexto de la teología no hace referencia directa sobre


américa latina sino que puede enfocarse en diferentes partes del mundo y que es
indispensable las ciencias sociales para entenderlo. El aporte de Rahner es importante
porque muestra un nivel de abstracción importante para comprensión de los diferentes
mundos en el que estará inmerso Ellacurìa.

En 1967 regresara a El Salvador, con la intensión de a trabajar en la Universidad


Centroamericana “José Simeón Cañas” la (UCA). Venía entonces marcado por un gran
acontecimiento eclesial: el Concilio Vaticano II. Ya estando en El Salvador vivió un
nuevo impacto luego de la Conferencia de los Obispos Latinoamericanos de Medellín
Ambos hechos marcaron de por vida su pensamiento y su actitud eclesial. La nueva
formulación de la misión será el servicio de la fe y la promoción de la justicia que
constituye una exigencia absoluta, en cuanto a la forma de la reconciliación de los
hombres exigida, por de ellos mismos con Dios.

Podemos destacar que no abandonó su trayectoria, ni su altura intelectual para servir al


pueblo pobre, sino que quiso ponerlas al servicio de éste. No se trataba de abandonar la
filosofía o la teología, sino de ayudarse de ellas para entender y transformar la realidad
histórica. Además expresó públicamente la necesidad de encontrar una perspectiva y
bases comunes para superar positivamente los conflictos, un aporte que hará de la
teología de la Liberación a las religiones abrahámicas será la superación del
individualismo y el positivismo.

En la búsqueda de transformar la realidad es importante destacar la importancia de la


filosofía y no confundirla con la erudición o la cultura porque no es un conocimiento
profundo que puede ser enseñado sistemáticamente, no se puede enseñar filosofía sino
que se puede enseñar a filosofar es decir es la búsqueda de enseñarnos a pensar.

Si bien Sócrates no fue el primer filosofo pero en él se destaca en forma singular, que es
esto de verse precisado a filosofar, lo caracterizamos por su vida como ciudadano de
Atenas; por ser un político interesado en los problemas de su ciudad estado y por su
constante búsqueda de que saber se transforme en un saber crítico.
Por ello se considera que su saber es un saber humano y político, no solo porque el
objeto de ese saber es el hombre y la ciudad sino porque su objetivo era la recta de la
humanización y la recta de la politización quien quiera hacerlo no debe dejar de saber y
menos de pensar que sabe cuándo realmente no sabe. La verdadera importancia no es
como son las cosas, sino como sean, como lleguen a ser lo, lo que todavía no son y por
no serlo son falsas e injustas. Se destaca por esta confrontación con quienes creen ser
los depositarios del verdadero saber (en ocasiones el mismo) y el verdadero interés de la
ciudad, por solo por la posición social lo que lo llevo a una batalla desigual con los
poderosos de su tiempo. En consecuencia lo llevara a tomar la decisión por la presión de
no poder filosofar que una vida sin ello no es vida.

Aristóteles no llegaría a plantear las diferencias entre los saberes o conocimientos


filosóficos y científicos es difícil mostrar la divergencia entre los anteriormente
mencionados, en general podríamos decir que el científico busca saber con certeza
como funciona una cosa, mientras que el filósofo quiere saber cómo es en realidad una
cosa. Desde este punto de vista el saber científico subrayaría la nota de la certeza y en
esta certeza queda reservada a lo que es experimentalmente verificable entraría en el
campo de lo científico y lo que le importa al científico es aquel funcionamiento de las
cosas que se pueden expresar en leyes.

Pero los filósofos no se centraran en las diferenciación de los saberes sino que se
seguirán preguntando que es verdaderamente un saber, no el matemático, físico o
histórico sino simplemente ¿qué es saber? Dentro de esta búsqueda de lo que es el saber,
el filósofo sigue su camino propio, se pregunta el porqué de las cosas pero lo entiende
de modo peculiar y está convencido de que no sabe perfectamente una cosa hasta que
se conoce su ultimo y total porque .y este último no es para él la ley que anuncia la
conexión de un antecedente con su consecuente, sino la estructura misma de la realidad,
entendida en su unidad total y última.

Esto lleva al filósofo que dentro del saber encuentra a su segundo campo que es la
realidad y como se presenta la realidad. El conocimiento y realidad son dos factores que
se miran el uno al otro se podría decir que no se puede decir que es la realidad sin hace
referencia a lo que es conocer el hombre como conexión entre el conocer y la realidad
se convierte en una pieza clave del filosofar y la filosofía. Pero no se puede hablar de
realidad al margen de las ciencias el hombre es uno y en su afán de realidad es también
uno, por más diferenciado que aparezca.

La filosofía es siempre una especie de saber segundo una empresa que el hombre
arremete cuando ha alcanzado la madurez intelectual, los logros filosóficos definitivos
han exigido años de reflexión y madurez en esto el hombre se pregunta por la ultimidad
y totalidad de lo real.
Como tercer gran campo del saber aparece la pregunta por el sentido de la realidad, no
solo el porqué de las cosas, sino también el para que de las cosas, desde la realidad
puede plantearse el sentido de las cosas y más concretamente, el sentido del hombre, de
la vida y de la historia, pero también es cierto que no se puede comprender la realidad
humana.
La filosofía por su naturaleza pretendería convertirse en ideología y tendería a
convertirse en una racionalización de subjetividades, es posible que hayan servido de
justificación del orden imperante unas veces pretendiéndolo explícitamente y otras sin
pretenderlo por no percatarse de lo condicionado que puede estar el pensamiento en la
situación en que se desenvuelve.

Los que nos lleva a plantearnos el que hacer de la filosofía respecto a la ideología en
una aproximación vemos que es el conjunto sistemático de ideas que el autor expresa
pero las ideologías en el fondo serian reflejos de una determinada estructura socio-
económica de las clases que intentarían sustituir la verdad de la realidad por toda una
súper estructura ideológica con el objetivo de enmascarar la realidad.

Estas ideología provienen de una determina realidad diferente, sino todos pensaríamos
lo mismo mientras que de hecho solo piensan lo mismo los que en realidad no piensan.
Pretender liberarse de esa de la imposición y lograr un desarrollo autónomo consiste en
dos mecanismos con los que se realiza el proceso de independencia y su propósito de
desideologización son la duda y la negación

Esta capacidad de duda y negación a esta capacidad de crítica suelen llamarla los
dogmáticos revisionismos o herejía se explica porque la duda y la negación disminuye
la velocidad de acción, rompen el carácter monopólico de la organización, ando paso a
desahogos individualistas, y mostrando la autonomía del pensamiento, y su capacidad
de convertir la determinación en indeterminación la necesidad en libertad.

La filosofía en su naturaleza es la duda y de la negación representa una posibilidad


radical de desideologización entendiéndolo como la eliminación del discurso o la
intención ideológicas de alguien que intenta imponerla sobre otros.

En síntesis la filosofía debe servir para saber y desideologizar; no debe contentarse con
ser una fusión individual en la sociedad entera debe tener su propio filosofar ante todo
se necesita en su dimensión negativa y critica; además de su dimensión constructiva y
sistemática porque no es bueno el aislamiento cultural pero tampoco la repetición de
teorías que se imponen a quienes están indefensos El filosofar implica una necesidad de
estar en la realidad y de saber ultima y totalmente como es esa realidad, nos da las
herramientas para comprender y rechazar aquellos que se nos imponen como verdades
absolutas.

A través de la comparación llegamos a la conclusión de que tanto Ellacuría como Roig


hablan de que la realidad nos sobrepasa en todo momento y solo tenemos un punto de
vista cognoscitivo y que lo que creemos que lo es, es en realidad un reflejo de la misma,
una construcción o constructo que la enmascara, además nos esforzamos por hacer una
especie de reproducción de la misma a la que llamamos objetividad.

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