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Apuntes

Asamblea Regional del 2022 de los Testigos de Jehová

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ROMANOS 15:13

Domingo “Que el Dios que da


esperanza los llene de
felicidad y paz”

Mañana
9:20 Video musical

9:30 Canción 101 y oración

9:40 SERIE DE DISCURSOS: Sembraron y cosecharon paz


๏ José y sus hermanos (Gálatas 6:7, 8; Efesios 4:32)
๏ Los gabaonitas (Efesios 5:17)
๏ Gedeón (Jueces 8:2, 3)
๏ Abigaíl (1 Samuel 25:27-31)
๏ Mefibóset (2 Samuel 19:25-28)
๏ Pablo y Bernabé (Hechos 15:36-39)
๏ Ejemplos de la actualidad (1 Pedro 2:17)

11:05 Canción 28 y anuncios

11:15 DISCURSO PÚBLICO:


¿Cómo puede hacerse amigo de Dios? (Santiago 4:8; 1 Juan 4:10)

11:45 Canción 147 e intermedio

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Mañana
9:20 Video musical

9:30 Canción 101: Sirvamos a Dios en unidad


y oración

9:40 am
SERIE DE DISCURSOS:

Sembraron y cosecharon paz

๏ José y sus hermanos


(Gálatas 6:7, 8; Efesios 4:32)

William Turner
Ayudante del Comité de Servicio

En  la Biblia encontramos muchos principios que nos ayudan a


todos a tomar buenas decisiones. Por ejemplo, Proverbios 13:20
nos dice que, si andamos con sabios, nos haremos sabios también. Y  Proverbios
28:20 dice que, si somos fieles, recibiremos muchas bendiciones. Seguro que hay
muchos otros principios por los que usted se guía. Ahora bien, si de veras
queremos fomentar la paz, hay un principio muy importante que tenemos que
seguir. Veamos cuál es. Acompáñenme a Gálatas, capítulo 6. Leamos juntos
Gálatas 6:7, 8. Dice así:

Gálatas 6:7, 8 — No se engañen: nadie puede burlarse de Dios. Porque lo que


uno esté sembrando es lo que cosechará. 8 El que siembra pensando en su carne
cosechará de su carne la corrupción, pero el que siembra pensando en el
espíritu cosechará del espíritu la vida eterna.

¿Cuál es el principio? COSECHAMOS LO QUE SEMBRAMOS. Pensemos en un


agricultor. Él sabe muy bien que tiene que sembrar lo que quiere cosechar y que

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esa cosecha no se va a dar enseguida, sino que, al debido tiempo, esa planta dará
su fruto. Lo  mismo nos pasa con la paz. La  única manera en la que podemos
cosecharla es sembrándola. Gradualmente hay que ir cultivándola, pero, al debido
tiempo, cosecharemos los frutos. En  esta serie de discursos veremos ejemplos del
pasado y de la actualidad de siervos de Jehová que, a pesar de ciertos desafíos,
cosecharon la paz porque primero la habían sembrado.

Bien, hablemos de uno de los desafíos más comunes: los problemas en la familia.
Debido a la imperfección, no es nada raro que surjan desacuerdos, o hasta que las
cosas se pongan tensas. Pudiéramos tener distintas razones para enojarnos con un
familiar. Muchas veces, son cosas sin importancia y enseguida podemos sembrar y
cosechar la paz. Pero ¿qué hay si se trata de un asunto más grave? Imagine que un
familiar le hace algo que le rompe el corazón. Aun así, sigue siendo posible
sembrar y cosechar paz. Esto quedó demostrado por la historia de José y sus
hermanos. Ya la hemos leído en la Biblia: los hermanos de José lo vendieron como
esclavo por envidia. Estamos de acuerdo en que eso no  fue cualquier cosa.
Primero, a José lo llevaron a Egipto. Tiempo después, lo acusaron falsamente y lo
metieron preso. Durante 13 años, José sufrió injusticias y no había hecho nada para
merecerlo. Pudiera haber sido fácil para José pensar que, si alguna vez volvía a ver
a sus hermanos, la mejor forma de conservar la paz era no  tener absolutamente
nada que ver con ellos. ¿Alguna vez ha pensado usted lo mismo? Pero José no hizo
eso. De hecho, con el paso de los años, tanto José como sus hermanos sembraron
la paz. Para ver cómo lo lograron, leamos Salmo 105:19. Notemos lo que nos dice
aquí este salmo sobre José. Aquí dice:

Salmo 105:19 — Hasta el tiempo en que se cumplió su palabra, la declaración


de Jehová lo purificó.

José dejó que Jehová lo purificara. Confió en él. Dejó que moldeara su forma de
pensar y de ser, y no  se amargó. Es  más, nos llama muchísimo la atención que
no hay nada en las Escrituras que indique que José le contara alguna vez a alguien,
ni siquiera al faraón, que habían sido sus hermanos los que lo secuestraron y lo
vendieron luego como esclavo.

¿Y qué hay de sus hermanos? Años después de lo que le hicieron, se lo


encontraron en Egipto. José ahora los pone a prueba. Trata a su hermano menor,
Benjamín, mucho mejor que a todos los demás. Y  nota que sus hermanos han
cambiado. Ya no son personas envidiosas. Demuestran que están muy preocupados
por su hermano y por su padre, Jacob. José se da cuenta de que sus hermanos se

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han arrepentido y los perdona. Como José y sus hermanos se esforzaron por
sembrar la paz, pudieron cosecharla y, con el tiempo, fueron capaces de tener una
buena relación.

¿Cómo puede el ejemplo de José y sus hermanos ayudarnos a nosotros?

En la siguiente ESCENIFICACIÓN, note cómo un hermano siembra la paz en su


familia.

[En una comida con amigos].


Nick: Y cada mañana, repito, cada mañana, ahí estaba
Jeremy, cantando a todo pulmón.
Jeremy: Pero yo no era el único.
Nick: No, pero solo se te oía a ti. Habló mi hermano mayor.
Amigo: Siempre me llamó la atención lo bien que se llevaban los dos.
Nick: Bueno, no siempre fue así.
Jeremy: [Le habla al grupo] No. Bueno, al principio sí. Nick y yo no éramos solo
hermanos, éramos amigos. Pero, cuando surgieron problemas con nuestro
negocio, lo que empezó con una discusión terminó siendo una guerra.

[Recuerdos: Escenas del pasado en un taller de autos]


Jeremy: ¡Tú no sabes cómo funciona esto! Siempre estás
criticando. ¿Podrías por una vez…?
Nick: ¡Jeremy! ¿Tienes idea de lo que nos va a costar esto?
Jeremy: ¡Y qué iba a hacer! Tú no me consultaste.
Nick: ¿Pero qué problema tienes?
Jeremy: ¡Tú! Tú eres el problema.

[Nick tira los papeles a los pies de Jeremy y se va.]


Nick: [Tratamos de solucionarlo].
Jeremy: [Pero la cosa se puso peor].

[En la mesa con amigos]

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Jeremy: Fue como si se levantara un muro entre nosotros. Por fuera, parecía que
todo estaba bien. Pero, por dentro, seguía muy enojado. Me sentía como
un hipócrita. Había que hacer algo.

[En el taller: Nick debajo del carro con ropa de trabajo.


Jeremy se le acerca con dos tazas de café].

Jeremy: Necesité mucha ayuda de Jehová para pasar la


página, dejar el resentimiento y hacer las paces
con Nick. Pasó tiempo hasta que se cerraron las
heridas…
Nick: [Predicando juntos] Y volvimos a confiar el uno en
el otro como antes.
Jeremy: Pero lo logramos. Menos mal que hicimos las
paces antes de que el mundo se viniera abajo.

¿CÓMO PODEMOS NOSOTROS TAMBIÉN IMITAR A JOSÉ Y SUS HERMANOS?


Hay tres cosas que podemos hacer. La  primera la encontramos en Efesios 4:32.
Vamos a leerlo. Efesios 4:32.

Efesios 4:32 — Sean bondadosos unos con otros, trátense con ternura y
compasión, y perdónense con generosidad, así como Dios los perdonó
generosamente a ustedes mediante Cristo.

1. Así que, primero, tenemos que estar dispuestos a perdonar. Si dejamos que el
dolor y el resentimiento se apoderen de nuestro corazón, se nos hará mucho
más difícil perdonar. Lo  vimos en el video. El  problema entre Nick y Jeremy
empezó como una pequeña discusión, pero explotó y terminó siendo una
guerra. ¿Por qué? Porque Jeremy aún estaba muy resentido con su hermano.
Tenemos que esforzarnos por perdonar a los demás tal y como Jehová nos
perdona a nosotros.

2. El segundo punto: no le dé más vueltas al asunto. Proverbios 17:9 dice:

Proverbios 17:9 — […] El que saca el tema una y otra vez separa a los
buenos amigos.

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¿Y  no  fue eso lo que dijo Jeremy que había sucedido? Se  había levantado un
muro entre él y su hermano. Hubo que tomar medidas para sembrar la paz;
hablaron con sinceridad sobre cómo se sentían, pasaron tiempo juntos, salieron
a predicar de casa en casa… solo así comenzaron a sanar las heridas.
Y recuerden, las cosas no volvieron a la normalidad enseguida. Les tomó tiempo
cosechar la paz. Sí, tuvo que pasar tiempo hasta que volvieron a confiar el uno
en el otro. No podemos esperar milagros, pero sí que las cosas mejoren. Como
el agricultor, tenga la seguridad de que, al debido tiempo, cosechará los
resultados de sus esfuerzos.

3. La tercera cosa que podemos hacer es la más importante: pídale a Jehová que lo
ayude a dejar atrás el enojo y el resentimiento. Salmo 105:19 decía que la
declaración de Jehová purificó a José. Lo  ayudó a ser el tipo de persona que
deja las cosas pasar sin amargarse ni guardar rencor. En  el video, Jeremy
reconoció que necesitó la ayuda de Jehová para no  seguir enojado y pasar la
página. Jehová puede hacer lo mismo por nosotros.

No  es nada fácil resolver problemas que amenazan la paz de la familia. Pero
dejémonos guiar por este principio fundamental: se cosecha lo que se siembra.
No  tenga ninguna duda. Si  está dispuesto a perdonar, busca oportunidades para
sembrar la paz y le ruega a Jehová que lo ayude, él le dará su bendición. Y, al
debido tiempo, usted y su familia cosecharán los resultados y disfrutarán de
verdadera paz.

Ahora Ronald Curzan, ayudante del Comité de Enseñanza, presentará el siguiente


discurso de esta serie: “Sembraron y cosecharon paz: Los gabaonitas”.

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๏ Sembraron y cosecharon paz: Los gabaonitas
(Efesios 5:17)

Ronald Curzan
Ayudante del Comité de Enseñanza

Durante siglos se ha librado una batalla, una batalla que sigue


hasta nuestros días. Los seres humanos desobedientes luchan por
hacer las cosas como ellos quieren, en vez de hacer la voluntad de Jehová.
La mayoría de los humanos no quieren someterse ni hacer las cosas a la manera de
Dios. Prefieren ponerse en su contra y hacerle la guerra en lugar de sembrar la paz.
Pero, durante siglos, ha habido millones de personas que humildemente se han
sometido a la voluntad de Jehová. Hacen lo que él quiere porque ellos quieren.
De  esta manera, ellos siembran la paz. Al  cultivar la paz con Jehová, han
cosechado bendiciones, como disfrutar de una relación íntima y personal con él y
tener la esperanza de vivir para siempre en un mundo pacífico.

Ahora bien, tenemos que admitir que habrá veces en las que se nos hará difícil
aceptar y poner en práctica las normas de Dios o las instrucciones que recibamos
de su organización, en especial si no entendemos qué razones hay detrás de esas
instrucciones o si no es lo que preferiríamos hacer.

¿Qué hace falta para sembrar y cosechar paz? Humildad. La  persona humilde
no se da tanta importancia. No es orgullosa ni arrogante. No anda buscando salirse
siempre con la suya. Más bien, anda buscando formas de sembrar la paz tanto con
Jehová como con los demás. Es alguien que fomenta la paz.

¿Y  cuál es el resultado de ser humilde y sembrar la paz? Miren lo que dice
Proverbios 22:4.

Proverbios 22:4 — El resultado de la humildad y del temor de Jehová es [fíjense


ahora] riqueza, gloria y vida.

Sí, vida eterna. En  la Biblia hay muchos ejemplos de personas que sembraron y
cosecharon la paz porque fueron humildes y se sometieron a Jehová. Examinemos
el ejemplo de los gabaonitas.

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¿Los gabaonitas? ¿No fueron ellos enemigos de los israelitas? Sí. Pero, más
adelante, ellos sembraron y cosecharon paz con Jehová y con su pueblo.
¿Recuerdan cuando Josué, junto con los israelitas, cruzó el río Jordán para llegar a
la Tierra Prometida? Bueno, pues Jehová dijo que tenían que quitar a todas esas
naciones cananeas que vivían allí, y uno de esos pueblos eran los gabaonitas. En el
capítulo 9 de Josué podemos ver que a los gabaonitas se les dijo claramente que la
voluntad de Jehová era que a los cananeos los aniquilaran. Y, cuando vieron lo que
los israelitas hicieron en Jericó y en Hai, no les quedó la menor duda de que era
Jehová quien estaba luchando por su pueblo. Obviamente, no  querían que les
pasara lo mismo. Pero ¿qué podían hacer, si esa era la voluntad de Jehová? Pues
ingeniaron un plan muy interesante. Enviaron embajadores para hacer un pacto de
paz con los israelitas y con Jehová también. Miren lo que tenían que decirles.
Versículo 11.

Josué 9:11 — […] “Seremos siervos de ustedes; hagan un pacto con nosotros”’.

Ese era el mensaje que tenían que dar los embajadores. Lo interesante de esto fue
que ellos actuaron con astucia. Trataron de engañar a los israelitas. Usaron ropa
gastada y llevaron provisiones viejas. ¿Para qué? Para hacerles creer que venían de
una tierra muy lejana, cuando en realidad vivían a solo unos kilómetros. ¿Funcionó
su plan? Es  verdad que mintieron. Pero sí, su plan funcionó. De  hecho, en el
versículo 15, vemos que Josué hizo un pacto de paz con ellos. Y, al final de
cuentas, Jehová estuvo de acuerdo con la decisión que se tomó. Los gabaonitas
fueron humildes y buscaron hacer la paz con Jehová y con su pueblo. Y siguieron
demostrando humildad siendo obedientes a Jehová y a su representante, Josué. Sí,
ellos obedecieron todas las instrucciones que les dieron. Veamos, por ejemplo, esta
del versículo 27. Dice:

Josué 9:27 — […] Josué les impuso el deber de recoger leña y buscar agua
para el pueblo y para el altar de Jehová.

Aunque seguramente los gabaonitas eran excelentes guerreros, ellos realizaron con
gusto todos los trabajos que les asignaron para apoyar la adoración pura. Lo que les
salvó la vida y les dio paz fue ser humildes y seguir las instrucciones.

¿Cómo podemos nosotros imitar a los gabaonitas? Haciendo los cambios que
tengamos que hacer para seguir las normas de Jehová. Puede que algunos tengan
que hacer cambios muy grandes, ya sea en su forma de pensar o dejando atrás
malas costumbres o, también, malas amistades. También podemos imitar a los

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gabaonitas estando dispuestos a realizar cualquier tarea que se nos asigne para
apoyar la adoración verdadera. La lección queda clara: para sembrar y cosechar la
paz, tenemos que ser humildes y seguir las instrucciones. Y  esto se destaca en el
video que veremos a continuación.

VIDEO: Fíjense en los beneficios de obedecer las normas de Jehová.

[En el patio. Eddy le habla a sus amigos].

Eddy: La pandemia duró mucho más de lo que esperábamos.

[Escenas del pasado]

Eddy: Y  las noticias eran contradictorias. Eso nos


inquietaba más. Mi  hermana perdió su trabajo, y
tuvo que venir a vivir con nosotros. Así que
estábamos Kelly y yo, Nicole y papá.
Papá: Veinte segundos, Eddy, veinte segundos.
Eddy: Nos vemos. | Kelly: Ajá.
Nicole: ¿Y tu mascarilla? | Eddy: Da igual.
Kelly: Toma, llévate esta.
Eddy: No voy a acercarme a nadie.
Nicole: Eddy.
Eddy: Oye, en el almacén nadie se pone la mascarilla. Y  ¿sabes cuántas
personas se han contagiado? Cero.
Papá: Por ahora. Ya  viste el último informe del Cuerpo
Gobernante. No podemos bajar la guardia. Aún no.
Eddy: Papá, ya lo sé. Yo  creo que está muy bien que los hermanos traten de
protegernos, pero…
Kelly: ¿Pero qué?
Eddy: ¿No creen que están… no sé… exagerando un poco?

[En una gasolinera. Eddy echa gasolina. Lleva la mascarilla debajo


de la nariz. Una mujer con la mascarilla bien puesta lo mira mal.]

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Eddy: Pero, claro, no  eran los hermanos los que estaban equivocados, era yo.
[Se pone bien la mascarilla].
[En casa] Una semana después, me enteré de que un
hermano de nuestro grupo de predicación estaba en el
hospital con COVID. Era joven y había estado tomando
todas las precauciones. Y yo había bajado la guardia.

[Ve el Informe del Cuerpo Gobernante en la computadora]


Ahora no  es el momento de relajarnos y dejar de
protegernos. No  bajen la guardia. No  piensen que
ustedes y sus familias no se van a enfermar.

Me  di cuenta de lo mucho que la organización se


preocupaba por nosotros… y de cuánto afectaban a los
demás mis decisiones, incluidas las personas a las que
más quiero. A  medida que avanzaba la pandemia,
aprendí lo importante que es ser humilde y obediente.
Seguir las instrucciones de Jehová nos ayudó a estar a
salvo y también nos dio paz.

¡Qué lecciones tan buenas! ¡Y  qué oportunas en estos momentos en los que
vivimos! Igual que Eddy, habrá ocasiones en las que tendremos que ajustar nuestra
forma de pensar y hacer a un lado nuestra opinión o lo que queramos hacer. Hay
que ser siempre leales y humildes, y obedecer a Jehová o a los representantes que
él ha nombrado aquí en la Tierra, “el esclavo fiel y prudente”. Eddy aprendió una
importante lección. Ser humildes y seguir las instrucciones no solo puede ayudar a
nuestras familias a mantenerse a salvo, sino que también les da paz y felicidad.
¡Qué lección tan importante para todos!

¿QUÉ NOS AYUDARÁ A SER HUMILDES Y OBEDECER LAS INSTRUCCIONES QUE


NOS DEN HOY Y EN EL FUTURO? Noten lo que el apóstol Pablo dijo en Efesios
5:17. Dice:

Efesios 5:17 — […] Dejen de ser insensatos y comprendan cuál es la voluntad


de Jehová.

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En  la Biblia, vemos lo que Dios piensa sobre diferentes asuntos. Pero ¿y si
no entendemos el porqué de una instrucción? O tal vez nos cueste trabajo entender
cómo podemos poner en práctica principios bíblicos en determinadas situaciones.
Recuerden lo que dijo Pablo. Dijo: “Comprendan cuál es la voluntad de Jehová”.
Pero ¿cómo se hace eso? Imagine que es un minero que está buscando piedras
preciosas. Va  a tener que excavar profundo en la tierra. Tenemos que hacer lo
mismo. No  nos podemos quedar en la superficie, por así decirlo. Tenemos que
profundizar en nuestro estudio de la Biblia y tenemos que buscar, igual que el
minero, las piedras preciosas, los principios. Y, entonces, hay que meditar en esos
principios. Así, entenderemos lo que piensa Jehová y nosotros pensaremos igual
que él. Si comprendemos cuál es la voluntad de Jehová, no estaremos peleando o
insistiendo en hacer las cosas a nuestro modo, sino que haremos lo que él nos
diga, ya sea mediante la Biblia o mediante el Cuerpo Gobernante. Como los
gabaonitas, seamos personas que buscan la paz. Sigamos sembrando la paz tanto
con Jehová como con los demás. Si  hacemos la voluntad de Jehová porque
nosotros queremos hacerla, porque somos humildes, cosecharemos paz por
siempre.

El  hermano Kenneth Flodin, ayudante del Comité de Enseñanza, presentará el


siguiente discurso de esta serie: “Sembraron y cosecharon paz: Gedeón”.

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๏ Sembraron y cosecharon paz: Gedeón
(Jueces 8:2, 3)

Kenneth Flodin
Ayudante del Comité de Enseñanza

¿Recuerdan a Gedeón? De  él vamos a hablar en este discurso.


Pero ¿cuál es el desafío del que vamos a estar hablando ahora?
Prepárense para escucharlo: problemas con hermanos de la congregación. ¡Pero
no! ¿Cómo va a ser eso posible, si Jesús dijo que lo que identificaría a sus
discípulos sería el amor, no los problemas? Bueno, eso es cierto. Como testigos de
Jehová, sí nos queremos, sí nos mostramos amor; eso es lo que nos identifica. Pero
la realidad es que también somos tan imperfectos que tarde o temprano tendremos
problemas con nuestros hermanos. Santiago 3:2 no  se anda con rodeos cuando
dice que “todos [todos] tropezamos muchas veces”. No  siempre, no  en cada
momento, pero sí reconoce que tropezaremos muchas veces. Puede que un
hermano o una hermana diga algo que nos duela. O  puede ser que nosotros
digamos algo que los provoque o que sean ellos los que nos provoquen. No es que
se haga con mala intención; a veces son simples malentendidos. Alguien dice algo
sin ánimo de ofender, y unos se lo toman bien y otros se lo toman mal. O puede
que uno diga algo y haya alguien que lo interprete de una manera que a uno jamás
se le hubiese ocurrido. Pero eso pasa, y ahora nos toca sembrar paz para poder
cosecharla. Y, cuando sembramos semillas, algunas brotan mucho más rápido que
otras. Pero, tal como vimos en el primer discurso de esta serie, un agricultor confía
en que su plantita va a brotar y en que verá resultados al debido tiempo.

Si alguna vez llegamos a tener un problema con un hermano, el ejemplo bíblico de


Gedeón nos puede ayudar a sembrar y cosechar paz. En una batalla entre Gedeón
y los madianitas, Gedeón les pidió a los hombres de Efraín que lo ayudaran a
perseguir a sus enemigos. Eso está en Jueces, capítulo 8. Y les fue bien. Ganaron la
batalla. Pero, después de la victoria, los hombres de Efraín fueron a reclamarle a
Gedeón. Estaban indignados porque no los habían llamado antes a la guerra.
Leamos Jueces 8:1.

Jueces 8:1 — Entonces los hombres de Efraín le preguntaron a Gedeón: “¿Qué


nos hiciste? ¿Por qué no nos avisaste cuando fuiste a luchar contra Madián?”.
Y se lo reprocharon violentamente.

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Esta era una discusión entre guerreros armados. Las cosas pudieron haber acabado
muy mal, haberse salido de control muy fácilmente. ¿Se lo pueden imaginar: los de
Efraín y los de Gedeón atacándose sin piedad? Pero eso no pasó. Gedeón sembró
la paz con lo que dijo. Leamos los versículos 2 y 3:

Jueces 8:2, 3 — Pero él les contestó: “¿Y qué hice yo en comparación con lo
que han hecho ustedes? ¿No es mejor lo que sobra de la cosecha de Efraín que
toda la vendimia de Abí-Ézer? 3 Dios entregó a Oreb y a Zeeb, los príncipes de
Madián, en sus manos. ¿Qué he hecho yo en comparación con ustedes?”.
[Y noten:] Cuando les habló así, ellos se calmaron.

En este caso la plantita de la paz brotó en poco tiempo. Gedeón escogió muy bien
sus palabras para sembrar la paz, y la cosechó en una sola conversación.

En el siguiente VIDEO, fíjense en cómo un hermano evita


que cierta situación termine convirtiéndose en una discusión.

[En el patio]

Matt: Y ya saben cómo es el pueblo de Jehová. Cuando hay una necesidad, los
hermanos están ahí.
[Escenas del pasado. Hermanos cargando cajas de comida.]
Incluso cuando teníamos muchas cosas que hacer,
se  ofrecían muchos hermanos, tantos que algunos
empezaron a sentir que no los estábamos teniendo en
cuenta.
[Matt contesta una llamada telefónica].
Hola, Ray, ¿todo bien?
Ray: Hola, Matt, me enteré de que tú estás encargado de la distribución de
comida.
Matt: Ah, sí, aquí vamos.
Ray: Pues, ¿crees que podría ayudar? Tengo la camioneta lista.
Matt: Acabamos de terminar ahora mismo. Así que
por hoy ya está. Pero, oye, muchísimas gracias
por ofrecerte.

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Ray: Okey, ¿y cuándo es la próxima?
Matt: Perdona, Ray, el camión está a punto de salir. ¿Te puedo llamar luego?
Ray: Sí, claro.
Matt: [Narrando] Ray trabajaba muy duro. No  sabíamos ni la mitad de lo que
hacía. Cuando trabajaba en algo, lo hacía de todo corazón. Cuando le dije
que no necesitábamos más ayuda, no se lo tomó muy bien.
[En una video conferencia]
Matt: Ray, creo que estás silenciado.
Ray: Así que me estás diciendo que no estoy a la
altura de este trabajo.
Matt: No, no, es que sabemos lo ocupadísimo que estás cuidando a tu mamá,
no queríamos…
Ray: ¿Está Paul Thompson en tu equipo?
Matt: Sí, pero… | Ray: ¿Y también está Oliver?
Matt: Oliver es mi auxiliar. Sí, pero…
Ray: ¿Y me puedes explicar eso, Matt? ¿Usas a tus amigos y al resto nos dejas
fuera? ¿Crees que no me doy cuenta de que están ignorándome?
Matt: Ray, te debo una disculpa. Lo  siento mucho. Debí haber hablado contigo
desde el principio. Estás tan ocupado cuidando a tu mamá que lo último
que queríamos era complicarte más la vida. Pero, sobre todo,
no queríamos pedirte algo que pusiera en peligro a tu madre o a ti.
Ray: Es cierto. A mí también me preocupa eso. ¿Sabes?
Matt: Tu mamá para nosotros es un tesoro. No queremos que le pase nada.
Ray: Lo sé.
Matt: Y  a ti también te queremos. En  serio, eres todo un ejemplo. Jehová debe
estar muy contento con todo lo que estás haciendo por nosotros y por tu
mamá.
Ray: Gracias. Gracias por decírmelo. Pero, si surge algo en lo que pueda
colaborar, aunque sea un poco, desde mi casa…
Matt: Ah, pues, es buena idea. Quizá nos podrías dar alguna sugerencia sobre
cómo hacer…

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Dos excelentes hermanos, pero, que debido a la imperfección, estaban mirando el
mismo asunto desde dos puntos de vista muy diferentes. Matt tenía las mejores
intenciones y quería ayudar a Ray. Sabía que la madre de Ray estaba muy enferma,
y quería protegerlos. Pero Ray no lo veía así. Pensaba que Matt solo estaba usando
a sus amigos y estaba dejando a los demás fuera. Pero ¿cómo se calmaron las
cosas? Bueno, en primer lugar, Ray hizo bien y fue a hablar con Matt. Le  contó
cómo se sentía y conversaron a solas. ¿Y por qué fue esto una buena idea? Porque
así Matt pudo escuchar con atención a Ray y logró entender cómo se sentía. ¡Qué
bueno que eso se logró! Y, entonces, ¿qué hizo Matt después? ¿Lo recuerdan?
Cuando entendió a Ray, enseguida le pidió disculpas. Al  igual que Gedeón,
escogió bien las palabras y logró calmar a Ray. Creció en poco tiempo la plantita.
Sembró y cosechó la paz en una sola conversación.

¿Y CÓMO PODEMOS IMITAR A GEDEÓN CUANDO NOSOTROS TENGAMOS UN


PROBLEMA CON ALGÚN HERMANO? 2 Timoteo 2:24. ¿Recuerdan cómo estaban los
hombres de Efraín? Cuando fueron a hablar con Gedeón, estaban muy enojados.
Querían pelear con él. Habían agarrado las espadas. Pero aquí Pablo nos
representa muy bien la actitud que demostró Gedeón. 2 Timoteo 2:24.

2 Timoteo 2:24 — El esclavo del Señor no tiene que pelear [ni con palabras ni
con armas], sino que [como Gedeón] debe ser amable con todos, estar
capacitado para enseñar, [y tiene que] controlarse cuando lo tratan mal.

Eso no  es para nada fácil (poder controlarse cuando lo tratan mal), pero es una
manera de cultivar la paz. Si  lo que nos hacen no  es algo tan grave, tal vez
podríamos preguntarnos: “¿Puedo pasarlo por alto y dejar las cosas así?”. Pero,
claro, en el caso de Ray, él estaba muy ofendido. Era obvio que Ray no  veía las
cosas como Matt. Pero recuerden que al final Matt admitió que debió haber
hablado con Ray primero. De  esta manera, Matt sembró las semillas de la paz.
¡Qué interesante que, siglos antes, Gedeón vivió de acuerdo con un principio
cristiano registrado en el siglo primero! En Filipenses 2:3 dice:

Filipenses 2:3 — […] Humildemente piensen que los demás son superiores a
ustedes.

¿Recuerdan cuáles fueron las palabras de Gedeón? Dos veces él dijo: “¿Qué he
hecho yo en comparación con ustedes?”. Fue humilde y así pudo calmar a los
hombres de Efraín.

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¿Y nosotros qué aprendemos? Que hay que pedir perdón por lo que uno haya
hecho para contribuir al problema, sin importar si sentimos que debería ser el otro
el que pida disculpas. También podríamos orar por él, felicitarlo por lo que haya
hecho bien o hacer algo bueno por él. Y, si tenemos que hablar del problema,
hagámoslo con tacto y seamos amables. ¡Qué bueno sería que todos los problemas
se resolvieran enseguida y que las semillas de la paz brotaran en corto tiempo!
Pero hay diferentes circunstancias, personalidades y tipos de problemas que hacen
que eso no  siempre sea posible. Pero que usted y yo, todos, nos esforcemos por
sembrar la paz en todo momento, esperando, como el agricultor, que dé fruto a su
debido tiempo. Uy, sí, ¡qué rico es el fruto de la verdadera paz!

Ahora el hermano Robert Luccioni, ayudante del Comité de Publicación,


presentará la siguiente parte de esta serie: “Sembraron y cosecharon paz: Abigaíl”.

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๏ Sembraron y cosecharon paz: Abigaíl
(1 Samuel 25:27-31)

Robert Luccioni
Ayudante del Comité de Publicación

Fomentar la paz pudiera ser difícil. Todos somos imperfectos y la


vida es sumamente complicada. Así que, por lo general, estar en paz
requiere esfuerzo. Y  aún más si hay una persona que promueve la paz, y la otra
no  desea hacerlo. Cuando esto sucede, pudieran surgir distintos problemas, tanto
entre los hermanos en la congregación como en la familia. Por ejemplo, en la
congregación pudiéramos tener un amigo que no se lleva bien con otro de nuestros
amigos en la congregación, pero no hace nada para resolver el asunto y hacer las
paces. Y, en la familia, a alguien se le podría hacer difícil promover la paz con su
pareja si esta no  quiere poner en práctica los principios bíblicos. ¿Qué vamos a
hacer? En situaciones como esa nos puede ayudar el relato bíblico de Abigaíl.

Acompáñenme a leer el primer libro de Samuel, capítulo 25, donde se nos habla
de Abigaíl y de su esposo Nabal. En el versículo 3 se dice que Nabal es un hombre
“áspero”. En el versículo 25, Abigaíl añade que es “insensato”. Y, en el versículo 17,
uno de sus trabajadores dice que Nabal es “despreciable”, “que no se puede hablar
con él”. Con esa descripción de su personalidad, no  nos sorprende que haya
tratado mal a los hombres de David. Y David quería vengarse. ¿Qué puede hacer
alguien para promover la paz en una situación así? ¿Qué fue lo que hizo Abigaíl?
Pensémoslo un momento: ¿qué pudo haber hecho? Ella pudo haber dejado las
cosas así. Nos podemos imaginar que la vida con este hombre no  era nada fácil
para Abigaíl. Ella muy bien pudo haber dicho: “Adelante, David, haz todo lo que
quieras”. O pudo haber ido adonde David y empeorar la situación. Decirle que sí,
que Nabal es un hombre malo y que la maltrata a ella también. Cualquiera de estas
dos cosas habría sido una salida fácil para ella, pero no  hizo eso. Ella no  podía
hacer nada para cambiar la personalidad de Nabal, pero sí podía hacer todo lo
posible por promover la paz. De hecho, fíjense en el tacto y el respeto que reflejan
las palabras de Abigaíl a David. Leamos los versículos 27 a 31:

1 Samuel 25:27-31 — Y ahora, mi señor, deja que los hombres que te


acompañan reciban este regalo que tu sierva te ha traído. 28 Perdona, por favor,
si tu sierva te ha ofendido. Yo sé que Jehová sin falta hará que tu casa sea

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duradera, mi señor. Porque tú peleas las guerras de Jehová y en toda tu vida
no se ha encontrado nada malo en ti. 29 Mi señor, cuando alguien te persiga y
trate de quitarte la vida, Jehová tu Dios tendrá tu vida bien guardada en la
bolsa de la vida. Pero la vida de tus enemigos la lanzará lejos, como se lanza
una piedra con la honda. 30 Y, cuando Jehová haya cumplido todas las cosas
buenas que te ha prometido y te haga líder de Israel, 31 no tendrás que
lamentarte ni arrepentirte en tu corazón por haberte tomado la justicia por tu
mano y haber derramado sangre sin motivo. Mi señor, cuando Jehová te
bendiga, acuérdate de tu sierva”.

¿Vieron LO QUE HIZO ABIGAÍL? Se presenta con un regalo. Se inclina ante David.
Ella misma le pide disculpas por lo que pasó. Y  pone a David a pensar usando
principios bíblicos. Con lo que hizo, Abigaíl calmó a David y evitó que ocurriera
una desgracia. Abigaíl promovió la paz. Ella no  se concentró en sus propios
sentimientos, sino en lo que le daría honra a Jehová. Y eso no siempre es fácil de
hacer. ¿Y  qué pasó al final? Como promovió la paz y sembró la paz, cosechó la
paz.

¿CÓMO PODEMOS IMITAR EL EJEMPLO DE ABIGAÍL? ¿Por qué es importante


que lo hagamos ya?

Veamos juntos la siguiente ESCENIFICACIÓN.

[En el patio]

Tim: Y, después, cuando las cosas empeoraron, tuvimos que esforzarnos por
mantener la paz.
Matt: Sí, pero, Tim, tú siempre conseguías mantenernos unidos.
Tim: Bueno, eso lo aprendí de mi media naranja. Amy siempre ha sabido unir a
la gente. Por ejemplo, justo antes de la pandemia, había un problema entre
dos precursoras de la congregación. Becky tenía mucha energía, era muy
trabajadora y muy valiente en la predicación. Y Lena era una hermana de
experiencia, entregada y muy buena maestra.
Amy: Pero no eran muy amigas, que se diga.

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[Escenas del pasado. Becky con los carritos. Lena conduciendo un estudio bíblico.
Luego en el Salón del Reino. Lena suspira al ver a Becky
hablando con otra hermana. Luego va al guardarropa y se
encuentra con Amy.]

Amy: ¿Estás lista? ¿Todo bien?


Lena: Sí, es Becky. Es que es una precursora fantasma. Nunca
se la ve. Lo siento, pero debería tomarse más en serio la predicación.
Amy: Ella está en la predicación metropolitana y…
Lena: Sí, sí, ya sé, y en el LDC también, ¿no? —Cortando madera.
Amy: Hierro. Es que tiene mucha energía. Nosotras éramos así antes.
Lena: No recuerdo haber sido nunca como Becky. No, qué va.
Amy: Tú eras más Becky que Becky. Yo  no  podía ir a tu ritmo. Todo el día
predicando de sol a sol…
Lena: Sí, cuando íbamos en mi auto rojo.
Amy: Sí.
[Ambas entran al auto de Amy]
En serio, Becky me recuerda mucho a ti, bueno, a nosotras, 20 años atrás.
Está esforzándose un montón. Y ha hecho muchos sacrificios por la verdad,
igual que tú. Deberíamos juntarnos un día las tres, para que la conozcas
mejor.
La semana siguiente, las invité a las dos a mi casa.
[Lena y Becky conversan en casa de Amy].
Y desde entonces cuanto más se conocían mejor se llevaban [Lena y Becky
predican juntas junto al carrito].

[En el patio]

Tim: Un  proverbio dice: “La lengua de los sabios cura las heridas”. Eso hacía
Amy.

[En la celda de una prisión. Tim lee la Biblia]

Guardia: Okey, ¡todo el mundo fuera!

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Tim: Cuando de repente las cosas cambiaron y nos metieron
a todos en la cárcel, yo intenté hacer lo mismo, para
que pudiéramos mantenernos unidos. Y  con la ayuda
de Jehová lo conseguimos.

Hablemos ahora de LO QUE HIZO Y de lo que NO  HIZO AMY. Pudo haberlo
dejado pasar, pudo haber permitido que quien la acompañaba, Lena, siguiera
pensando así de Becky. Y  también pudo haber empeorado aún más la situación,
dándole la razón a Lena o contándole algunas de las cosas que le han pasado a
ella con Becky. Pero ella no hizo eso. Como Amy quería sembrar la paz, ayudó a
Lena a ver las cosas desde otra perspectiva. Así, la congregación se mantuvo unida
y pudo cosechar la paz. Noten cuál es la actitud que, según nos explica Pablo,
todos deberíamos tener. Busquen en su Biblia Romanos 12:18.

Romanos 12:18 — Si es posible, hasta donde dependa de ustedes, vivan en paz


con todos.

“Hasta donde dependa de ustedes”. Así es, siempre que podamos sembrar semillas
de paz antes de que la situación se salga de control, todos nos beneficiaremos.
Imagínese que algo se empieza a quemar en su casa. ¿Qué va a hacer? ¿Se queda
de lo más tranquilo, sin hacer nada? ¿Se pone a avivar las llamas? ¿Le echa
combustible? No. ¿Por qué? Porque usted sabe que ese fuego podría salirse de
control y destruir su casa. La situación es muy parecida cuando surge un problema
que amenaza la paz. Hay que hacer algo. Porque, si no lo hacemos, si ignoramos
el problema y lo dejamos así, se saldrá de control y destruirá a la familia o a la
congregación.

Pero, entonces, ¿CÓMO SE SIEMBRAN LAS SEMILLAS DE LA PAZ? Abigaíl nos


puso el ejemplo. ¿Notaron lo que hizo? Se  nota que pensó muy bien en cómo
manejar la situación. Puso manos a la obra. No  esperó a que el problema se
resolviera solo. Le habló a David con respeto, tratando de calmarlo. Tuvo cuidado
de no avivar las llamas y empeorar la situación. Cosas muy prácticas, ¿no es cierto?
Nosotros también contamos con otras ayudas. Podemos buscar en la Biblia y en
nuestras publicaciones cómo otros han sembrado la paz en situaciones similares.
Y podemos ir a los ancianos y consultarlos.

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Ahora bien, sabemos que esto es particularmente difícil si el problema es en el
matrimonio, como en el caso de Abigaíl. Para ella no fue nada fácil. Si está en esa
situación, concéntrese en las buenas cualidades de su pareja y no se centre tanto
en lo que hace mal. Ahora, tampoco olvide que hay que ser realista. ¿Recuerda lo
que decía Pablo en Romanos 12:18? Note: “Si es posible, hasta donde dependa de
ustedes”. El  apóstol Pablo reconoce que estar en paz con otros no  siempre será
posible. ¿Qué hacemos entonces? Hacemos todo lo que podamos y le dejamos el
resto a Jehová.

Así que póngase hoy la meta de promover la paz siempre que dependa de usted.
Tanto en la congregación como en la familia, puede estar seguro de que, si siembra
la paz, la va a cosechar, aunque los demás no  lo hagan. ¿Cómo así? Bueno,
tendremos paz con Jehová, paz interior y la tranquilidad de que hicimos lo
correcto. Además, estaremos listos para el futuro, para cuando nuestra vida y la de
nuestros compañeros dependa de que mantengamos la paz.

El  hermano William Malenfant, ayudante del Comité de Enseñanza, presentará el


siguiente discurso de esta serie: “Sembraron y cosecharon paz: Mefibóset”.

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๏ Sembraron y cosecharon paz: Mefibóset
(2 Samuel 19:25-28)

William Malenfant
Ayudante del Comité de Enseñanza

Hemos heredado la imperfección y, aunque no  nos guste,


no  tenemos otra opción. Por el hecho de que todos somos
imperfectos, todos cometemos errores. Y  es muy probable que alguien nos trate
injustamente; incluso uno de nuestros hermanos. En  contadas ocasiones, hasta
pudiéramos ser víctimas de calumnia o de fraude. Vamos a hablar de alguien que
fue calumniado. Esto sucedió en la nación de Israel cuando David era el rey. Vamos
a hablar sobre lo que le pasó a Mefibóset. Quien lo calumnió fue un hombre
llamado Zibá. Examinar la forma en cómo Mefibóset reaccionó ante esta situación
nos puede ayudar a nosotros a sembrar y cosechar la paz.

Mefibóset era el hijo de Jonatán y el nieto del rey Saúl. Cuando Jonatán y Saúl
murieron, el rey David le entregó a Mefibóset todas las tierras de su abuelo. Luego
asignó a Zibá como el siervo que administraría esas tierras que él le entregó a
Mefibóset. Tiempo después, hubo una rebelión en contra del rey David. Así que él
tuvo que huir de Jerusalén. Y Zibá fue a encontrarse con David. Cuando David le
preguntó a Zibá por Mefibóset para saber cuál era la razón por la que no  había
venido a apoyarlo, Zibá calumnió a su amo Mefibóset. Le  dijo que él buscaba
recuperar el reino de su abuelo. Y tristemente David se creyó esa calumnia y le dio
la tierra de Mefibóset a Zibá. Pasado un tiempo, Mefibóset se presentó ante el rey
David. Y  David le pregunta a Mefibóset por qué no  lo había acompañado.
Mefibóset le explicó que Zibá le había mentido. Y, después de oír la versión de los
hechos de Mefibóset, David ahora decide que él y Zibá van a compartir la tierra.
Pero, en vez de quejarse o de buscar venganza, Mefibóset demostró magníficas
cualidades espirituales y buscó la paz. Estuvo dispuesto a sufrir la injusticia. Le dijo
a David lo que está escrito en 2 Samuel 19:30. Vamos a leerlo.

2 Samuel 19:30 — Entonces Mefibóset le dijo al rey: “Que se lo quede todo él,
ya que mi señor el rey ha llegado a su casa en paz”.

Sí, Mefibóset estaba más preocupado por el reinado de David que por sus propios
intereses.

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En la siguiente ESCENIFICACIÓN, fíjese en cómo reacciona inicialmente un
hermano cuando cree que se le ha tratado injustamente y cómo después se
esfuerza por sembrar la paz con sus hermanos.

[En el patio. Tim mira a David que era guardia en la prisión]

Tim: A David lo conocimos en la cárcel.


David: Vi muchas cosas cuando era guardia, pero nada como la
paz que tenían ustedes.
Carlos: Puede que las cadenas de la prisión fueran fuertes, pero todos teníamos
algo mucho más fuerte.
Aunque hubo que luchar por mantener la paz, ¿verdad, Phil?
Phil: Es cierto. Una vez, hubo un malentendido que se convirtió en un problema
serio. Y yo no reaccioné de la mejor manera.
[Escenas del pasado. Otros hermanos con Phil en una sala de reunión]
Phil: Cuanto más me defendía, más empeoraba las cosas.
[Phil le dice a los hermanos:] Hermanos, tiene que haber un error. Esto
no es verdad. ¡Me conocen!
[Phil con su esposa en el Salón del Reino]
Nunca pensé que aquello llegaría tan lejos.
[Anuncios:] Tenemos un anuncio más. El hermano
Philip Kim ya no es anciano. Y con esto terminamos
la reunión. Ahora pueden ponerse en pie.
Phil: Los siguientes meses fueron muy duros.
[Phil, Tim, y Carlos reunidos] — Pero, cuando se aclararon algunas cosas,
pensé que me nombrarían de nuevo. Y no lo hicieron.
[Phil se levanta y se va. Tim lo sigue hasta afuera del Salón del Reino]
Tim: ¡Phil!
Phil: No podía entender por qué.
Tim: ¡Phil, espera! | ¡Por favor! | Mira, escúchame.
Phil: [Ignora a Tim. Sube a su carro y se va] Estaba cada vez
más amargado… más resentido.

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[De nuevo en el patio]
Phil: Solo pensaba en mí mismo. En lo que yo sentía, en lo que me merecía. Era
como una neblina que me impedía ver lo que
Jehová se merecía. Necesitaba su ayuda.
Me  consoló mucho leer relatos de siervos de
Jehová que fueron víctimas de injusticias o
malentendidos pero siguieron siendo leales a él.
[En el Salón del Reino]
Me ayudaron a darme cuenta de que solo estar en la
organización de Jehová ya es un honor.
[En el patio] — Estar en paz con mis hermanos era
más importante que cualquier nombramiento.
[En la cárcel]
Sin esa paz no  habría podido superar lo que estaba
por llegar.
[Recoge un lápiz del piso. Habla con Tim] La artritis,
¿verdad? Voy a ser tu secretario, como Baruc con
Jeremías. No sé qué haría sin ti.

La  pregunta que todos debemos hacernos ahora es: “¿CÓMO PODEMOS
NOSOTROS IMITAR EL EJEMPLO DE MEFIBÓSET?”. Primero, si alguien habla mal
de usted o tal vez no  lo trata muy bien que digamos, ¿por qué no  elige dejarlo
pasar? No haga una tormenta en un vaso de agua. ¿No es ese el consejo que nos
da 1 Pedro 4:8? Miren, vamos a leer ese versículo. Dice:

1 Pedro 4:8 — Ante todo, sientan amor intenso unos por otros, [y  luego nos
explica lo que ese amor puede hacer. Miren:] porque el amor cubre una
multitud de pecados.

Así es, el amor puede cubrir los pecados y las imperfecciones siempre y cuando
dejemos que el amor lleve a cabo su obra. Pero ¿qué pasa si somos víctimas de una
injusticia más grave? Por ejemplo, el hermano del video sintió que había sufrido
una injusticia cuando fue dado de baja como anciano. Él trató de aclarar las cosas,

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pero, como los hermanos no  reaccionaron tal y como él esperaba, se molestó
muchísimo. Perdió la paz tanto consigo mismo como con sus compañeros
ancianos. Para recuperar la paz, el hermano tuvo que indagar en las Escrituras y
buscar ejemplos que le pudieran ayudar. También le pidió en oración a Jehová que
lo ayudara. Él recordó la importancia de saber controlarse y de dejarse guiar por el
espíritu de Dios. Como resultado, el hermano logró estar en paz consigo mismo y
sembró la paz con los demás.

Ahora pensemos un momento en la decisión injusta que tomó David cuando le


dijo a Mefibóset que él y Zibá iban a compartir la tierra. Zibá fue el que había
actuado mal, no Mefibóset. Sin embargo, Mefibóset demostró que realmente era un
hombre espiritual. Él no  buscó solo sus propios intereses. Fue muy paciente y
jamás trató de vengarse. Vamos a leer 2 Samuel 19:25-28. 2 Samuel 19:25-28 dice:

2 Samuel 19:25-28 — Cuando llegó a Jerusalén [aquí habla de cuando


Mefibóset llegó a Jerusalén] para recibir al rey, el rey le preguntó: “¿Por qué
no fuiste conmigo, Mefibóset?”. 26 Él le contestó: “Mi señor el rey, es que mi
siervo me engañó. Como estoy lisiado, yo había dicho: ‘Déjame preparar mi
burro para montarlo y acompañar al rey’. 27 Pero él [sigue diciendo Mefibóset]
le contó calumnias a mi señor el rey sobre este siervo tuyo. Sin embargo, mi
señor el rey es como un ángel del Dios verdadero, así que haz lo que te parezca
bien. 28 Mi señor el rey pudo haber condenado a muerte a todos los de la casa
de mi padre, pero en vez de eso pusiste a tu siervo entre los que comen a tu
mesa. ¿Qué derecho tengo yo de reclamarle algo más al rey?”.

¡Qué gran ejemplo! Mefibóset agradecía lo que tenía y no  buscaba nada más. Él
estaba en paz consigo mismo, tranquilo. Si  un hermano llega a ser víctima de
calumnia o fraude por parte de otro hermano, quizás decida seguir las
instrucciones que se encuentran en Mateo 18:15-17. Pero, si por alguna razón
seguir esas instrucciones no resuelve el asunto del todo, el hermano quizás decida
dejar las cosas así y sufrir daño, en vez de perturbar la paz de la congregación.
Podemos dejar cualquier asunto que no se haya resuelto en manos de Jehová. Él
sabe lo que nosotros hemos hecho y lo que los demás han hecho, y estamos
seguros de que él va a hacer justicia a su debido tiempo. Por nuestro propio bien,
es importante que nos esforcemos por no  guardar resentimiento, porque hacerlo
en realidad nos perjudica. En  cambio, si perdonamos, Jehová nos va a perdonar.
Pero no  por eso vamos a pensar que lo que el hermano hizo estuvo bien o que
no  fue nada grave. No. Lo  que estamos haciendo es imitar a Mefibóset

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liberándonos del resentimiento y fomentando la paz. Esto nos va a acercar a
Jehová, tal como nos dice Salmo 55:22.

Salmo 55:22 — Arroja tu carga sobre Jehová, y él te sostendrá. Jamás permitirá


que caiga el justo.

Y, como dice Romanos 15:13, Jehová nos llenará de felicidad y de paz por nuestra
confianza en él.

El hermano Joel Dellinger, ayudante del Comité de Servicio, presentará el siguiente


discurso de esta serie: “Sembraron y cosecharon paz: Pablo y Bernabé”.

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๏ Sembraron y cosecharon paz: Pablo y Bernabé
(Hechos 15:36-39)

Joel Dellinger
Ayudante del Comité de Servicio

¿Cuál es el siguiente desafío del que hablaremos? Los desacuerdos


entre ancianos. ¿Ha tenido usted problemas con otros ancianos?
¿Se han levantado la voz? ¿El enojo los hizo estallar? ¿Se ha
enfriado su relación con algún otro anciano? Se  espera que los hermanos
nombrados se comporten de manera ejemplar. Pero la realidad es que todos,
incluidos los ancianos, somos imperfectos. Los diferentes antecedentes,
personalidades, experiencias y opiniones pueden causar desacuerdos. Y  los
desacuerdos que se quedan sin resolver nos roban la paz a nosotros y a los demás.
En  este discurso veremos cómo dos ancianos del siglo primero, Pablo y Bernabé,
sembraron y cosecharon paz. Analizaremos cómo su ejemplo puede ayudar a los
ancianos y a todos los hermanos nombrados de hoy en día a resolver desacuerdos.
Busquemos juntos en la Biblia Hechos 15:36-39. Mientras leemos, fijémonos en el
PROBLEMA QUE SURGIÓ ENTRE PABLO Y BERNABÉ.

Hechos 15:36-39 — Algunos días después, Pablo le dijo a Bernabé:


“Regresemos ya a visitar a los hermanos de todas las ciudades donde
predicamos la palabra de Jehová para ver cómo están”. 37 Bernabé estaba
decidido a llevarse con ellos a Juan, al que llamaban Marcos. 38 Pero a Pablo
no le parecía bien llevárselo porque se había separado de ellos en Panfilia y
no los había acompañado en la obra. 39 Esto provocó un fuerte estallido de ira,
y cada uno se fue por su lado. Bernabé se llevó a Marcos con él y se embarcó
hacia Chipre.

¿Cuál fue el problema? Estos dos ancianos no estaban para nada de acuerdo en si
se llevarían o no en su próximo viaje a Marcos. Claro, no  es que expresar una
opinión diferente tenga nada de malo. En el versículo 7 de este mismo capítulo se
dice que los apóstoles y otros hermanos de Jerusalén tuvieron una fuerte discusión
y al final llegaron a un acuerdo. Pero, en este caso, ¿qué sucedió? Miren otra vez el
versículo 39. Hubiera estado bien leer que Pablo y Bernabé, ante esta situación,
oraron a Jehová y llegaron a un acuerdo. Pero no. En  esta ocasión, aquella
discusión provocó “un fuerte estallido de ira” entre Pablo y Bernabé, “y cada uno

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se fue por su lado”. Como resultado, estos dos hombres dejaron de ser amigos por
un tiempo. ¿Cómo sabemos que fue solo por un tiempo? Porque todo indica que,
más adelante, Pablo y Bernabé dejaron sus diferencias atrás. Poco después, cuando
escribió su carta a los gálatas, Pablo les contó lo mucho que había disfrutado
trabajando con Bernabé y no  mencionó para nada aquella discusión. Además,
cuando Pablo escribió sus cartas a los colosenses y a Timoteo, habló muy bien de
Marcos. De hecho, en su última carta inspirada, la segunda a Timoteo, dijo:

2 Timoteo 4:11 — “Trae a Marcos contigo, porque me es útil en el ministerio”.

En efecto, al parecer, Pablo y Bernabé resolvieron su desacuerdo.

Ahora surge la pregunta, hermanos, ¿qué los ayudó a hacer las paces? Pensemos en
esto: ellos se conocían desde hacía mucho tiempo y habían compartido muchas
cosas juntos. Su ministerio los había unido en lo que la Biblia llama un vínculo de
paz. Aunque entre Pablo y Bernabé hubo cierta tensión, el vínculo que los unía era
tan fuerte que su amistad sobrevivió. ¿Y qué aprendemos nosotros?

En la siguiente ESCENIFICACIÓN, fíjese en lo que hace un anciano para sembrar


la paz.

[En el patio. Todos miran a Carlos.]

Carlos: Pero la historia no acaba ahí. Phil no sabía lo tensas


que estaban las cosas entre Tim y yo.
Phil: Ni idea.
Tim: Teníamos que haber hablado, haber hablado seriamente, pero lo hicimos
tarde.
[Escenas del pasado — Tim en el estacionamiento del Salón del Reino
después de que Phil arranca en su carro y se va. Luego regresa a la
sala de conferencia a hablar con Carlos. Tienen una fuerte discusión]

Tim: Carlos, tenemos que hablar. Creo que debemos pensar


mejor lo del nombramiento de Phil. Tú sabes que
no es del tipo de hermanos que…
Carlos: ¡Basta! No más. No hables más de Phil. Ya sé que es tu
amigo…,

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Tim: ¿Mi amigo?
Carlos: Pero el cuerpo de ancianos ya decidió que Phil no cumple con los
requisitos para ser anciano.
Tim: ¡Ha estado con nosotros durante años!
Carlos: Todos los ancianos estuvimos de acuerdo en que Phil dejara de ser
anciano.
Tim: ¡Porque tú los presionaste!
Carlos: ¿Qué dijiste?
Tim: ¡Bastante tenemos con la presión de afuera de
la congregación ¡No necesitamos más aquí!
Carlos: ¿Estás hablando en serio?
Tim: Aquella conversación, aquella discusión, fue horrible. Los dos dijimos cosas
que no queríamos decir.
Carlos: Después de eso, los dos manejamos mal la situación.
[En una reunión de la congregación Carlos mira a Tim. Cada cual por su
lado.] Luego… [Tim y Carlos en sus casas. Ambos leen la Biblia]
Tim: Teníamos que arreglar las cosas.
[Carlos va a casa de Tim a conversar] — No fue fácil, pero hablamos.
Carlos: Y con la ayuda de Jehová hicimos las paces.
Phil: ¿Te imaginas lo que habría sido estar juntos en la cárcel enojados?
Tim: Al final, decidimos contarle todo a Phil cuando
estábamos en la celda.
Phil: ¡Guau!
Carlos: A cantar.
“Es  un mundo sin fe, injusto y cruel, feroz como la
tempestad. Pero hoy por fin, podemos ya sentir los vientos
de cambio soplar. Qué bonito será disfrutar de paz por la
eternidad. Donde mires, verás…”.
[David mira en la cámara y observa a los Testigos
cantar juntos]

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Ancianos, esta es la pregunta que todos debemos hacernos: “¿CÓMO PUEDO
IMITAR A PABLO Y BERNABÉ?”. Primero, debemos poner en práctica los consejos
de la Biblia en la manera de tratarnos entre nosotros. En el video vimos cómo la
imperfección traicionó a Tim y a Carlos. Se les veía en la cara, en su tono de voz,
en lo que dijeron. Como dijo Tim, aquella discusión fue horrible. Pero, después de
la discusión, ¿qué hicieron estos ancianos para poder resolver el asunto? Pusieron
en práctica los consejos de la Biblia para hacer las paces. Por ejemplo, Santiago
3:17 nos recuerda la importancia de ser pacíficos y razonables. Una Atalaya
explicó cómo los ancianos podemos aplicar este consejo. Les leo (w01 1/9 pág. 12
§ 18): “Los pacificadores expresan con modestia sus ideas y escuchan con respeto
las de los demás. En vez de insistir en su opinión, [quienes buscan la paz] analizan
con oración la de sus hermanos. Si  no  se viola ningún principio bíblico, por lo
general hay lugar para diversos pareceres. […] Los ancianos experimentados saben
que es más importante conservar la paz que lograr que las cosas se hagan a su
modo”. Fin de la cita. ¡Qué bonito!, ¿no?

¿Cuál es la primera lección? Si nosotros, los ancianos, nos tratamos unos a otros tal
y como nos aconseja la Biblia, nunca permitiremos que las diferencias de opinión
nos conviertan en enemigos. Romanos 12:10 destaca otra lección. Por favor,
leámoslo juntos. Bajo inspiración, Pablo escribió en Romanos 12:10 lo siguiente:

Romanos 12:10 — Con amor fraternal, muéstrense tierno cariño. Tomen la


iniciativa de honrarse unos a otros.

Compañeros ancianos, es ahora, antes de que las cosas empeoren, que tenemos
que poner esto en práctica. Tenemos que fortalecer el amor y el cariño que nos
tenemos. ¿Cómo lo haremos? Hablando siempre bien de nuestros compañeros
ancianos, tanto en público como en privado. Evitando las quejas y los comentarios
negativos sobre los desacuerdos que hayan surgido. Y pensando a menudo en las
buenas cualidades de nuestros compañeros ancianos y en los buenos recuerdos
que tenemos de ellos.

En  el video, ¿recuerdan lo bien que Tim y Carlos imitaron a Pablo y Bernabé, y
cómo lograron cosechar la paz? Aunque no  fue fácil, pusieron en práctica los
consejos de la Biblia para resolver las cosas. La  cara de Carlos cuando llegó a la
casa de Tim… ¿No se le notaba el cariño? ¿Y  el regalo? ¡Quizás era el postre
favorito de Tim! ¡Qué conversación tan sincera! Y  se nota que siguieron siendo
amigos, incluso en la prisión. Todo esto demuestra que de verdad sentían amor y
cariño el uno por el otro.

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Mis queridos ancianos, hagamos todos lo mismo. Arreglemos las cosas enseguida y
de manera pacífica. Si  así lo hacemos, no  solo cosecharemos paz, sino que
también seremos un ejemplo para el rebaño,
tal y como lo fueron Pablo y Bernabé.

El  hermano Stephen Lett, miembro del Cuerpo Gobernante, presentará el último
discurso de esta serie: “Sembraron y cosecharon paz: Ejemplos de la actualidad”.

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๏ Sembraron y cosecharon paz:
Ejemplos de la actualidad (1 Pedro 2:17)
Stephen Let t
Miembro del Cuerpo Gobernante

¿Cómo reacciona la gente cuando ve tanta corrupción y tantas


injusticias? Muchos se indignan; quieren hacer algo al respecto.
¿Y  cuál creen ellos que es la solución? Meterse en política o en movimientos
sociales que, según ellos, luchan en contra de la corrupción y de las injusticias. Por
otro lado, los testigos de Jehová no  tomamos partido en movimientos políticos ni
sociales. ¿Sabe por qué? Porque hemos aprendido que los seres humanos somos
incapaces de resolver los problemas de este mundo. Eclesiastés 1:15 dice:

Eclesiastés 1:15 — Lo que está torcido no se puede enderezar […].

Imagínense un árbol que tiene el tronco torcido, un árbol tan enroscado que no se
puede enderezar. Así es el mundo de Satanás. Los testigos de Jehová sabemos que
sería inútil gastar nuestro tiempo y energías tratando de solucionar algo que Jehová
nos ha dicho que no tiene solución. Además, los Testigos hemos aprendido cómo y
dónde se consigue la auténtica paz incluso ahora. Hablando de esto, veamos el
ejemplo de dos personas que adoptaron la forma de pensar de Jehová sobre este
asunto. Vamos a hablar de Egidio Nahakbria y Frede Bruun.

Hablemos de EGIDIO. Él nació en una zona remota de Timor Oriental. Durante su


niñez sufrió los estragos de una guerra. Muchos de sus vecinos murieron o
desaparecieron, y él temía que le pasara lo mismo. Unos años después se mudó a
Dili, la capital, y entró en una universidad donde conoció a muchos jóvenes que
habían pasado cosas parecidas. Se  unió a un grupo de estudiantes que querían
lograr cambios sociales por medio de la lucha política. Su grupo organizó muchas
manifestaciones, pero la mayoría terminaban en disturbios. A  veces sus amigos
salían heridos, y algunos murieron. Pero entonces, Egidio comenzó a estudiar la
Biblia gracias a un familiar que estudiaba con los Testigos. Fíjense en lo que dijo
cuando comenzó a estudiar: “A medida que estudiaba la Biblia, comprendí que
nunca había sabido lo que era [el] amor. […] A pesar de mi aspecto y mi carácter
rudo, los Testigos me trataron ‘como compañeros’ y con ‘cariño fraternal’  ”.

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Al poco tiempo, se bautizó y se hizo precursor regular. Y se sentía muy feliz, porque
sabía que ahora sí estaba ayudando a las personas. Su biografía termina con estas
palabras: “Antes me sentía furioso, sin amor y sin derecho a tenerlo. Pero, gracias a
Jehová, por fin encontré paz y amor verdaderos”. — [Biografía: g 6/12 pág. 19-21]

Ahora hablemos de FREDE. Desde pequeño, le molestaba mucho todo el odio, la


guerra y la violencia que había en el mundo. Pero había algo que le molestaba en
especial: el papel que jugaba la religión en todo esto. Él se dio cuenta de que
detrás de muchos conflictos y guerras estaba la religión —que no los condenaba e
incluso los fomentaba—. En 1955, Frede asistió a una asamblea de los testigos de
Jehová, y después de la asamblea aceptó un curso de la Biblia. Estudiando la
Biblia, aprendió cosas maravillosas. Pero hubo algo que llamó mucho su atención.
Él aprendió quién era Babilonia la Grande, “la gran prostituta” de la que habla
Apocalipsis 17 y 18. Pudo ver que esta prostituta es el conjunto de todas las
religiones falsas. Y, cuando le mostraron Apocalipsis 18:24, le sorprendió lo que
leyó. Ahí dice que en esa prostituta “se encontró la sangre de […] todos los que
han sido asesinados en la tierra”. Él comprendió que las religiones de este mundo
nunca podrán lograr la paz mundial, porque no  son neutrales, están divididas y
participan en las guerras. Por otro lado, se dio cuenta de que los testigos de Jehová
son una hermandad internacional y ponen en práctica lo que Jesús enseñó. Frede
progresó muy rápidamente, se bautizó, se hizo precursor y asistió a la clase 50 de
Galaad. Y estuvo sirviendo muchos años en Guatemala, ayudando a otras personas
a encontrar la verdadera Fuente de paz. — [Biografía: g86 8/12 pág. 23-27]

Entonces, ¿CÓMO PUEDE USTED IMITAR A EGIDIO Y A FREDE? Bueno, les


compartiré tres formas.

1. Nunca podremos acabar con la corrupción ni las injusticias de este mundo


valiéndonos de la política o de los movimientos sociales. Eso me recuerda a una
comparación que hizo un hermano. Él comparó los problemas de este mundo
con telarañas. ¿Qué suele pasar con las telarañas? Un  día la quitas y al día
siguiente, ahí está. La  quitas y ahí está. ¡Porque ahí sigue la araña! Bueno, en
esta comparación, la araña representa a Satanás. Como él es la causa de la
corrupción y de las injusticias, mientras él exista, siempre habrá esos problemas.
Y simples seres humanos no podrán acabar con él. Él es sobrehumano. Así que
quién lo elimine también tiene que ser sobrehumano. Por eso, Dios tiene que
intervenir. Él utilizará su Reino para eliminar tanto las telarañas como a la araña
que las crea, Satanás, el Diablo.

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2. La  segunda cosa que aprendemos. Piensen en esto: ¿en qué suele terminar el
activismo político? En violencia, que es lo contrario a la paz. Y si buscamos la
paz, no haremos nada que pueda provocar actos violentos. Y la tercera cosa:

3. Los testigos de Jehová queremos estar en paz con todos, algo que las religiones
de este mundo no se esfuerzan por conseguir. Por eso nosotros nunca vamos a
tener nada que ver con las guerras de este mundo de Satanás. Esto me hace
pensar en lo que le pasó a un joven en la predicación. Una señora que perdió a
su hijo en la guerra le dijo: “Mi hijo dio su vida para que tú tengas libertad. ¡¿Por
qué tú no peleas por tu país?!”. Sin perder la calma, el hermano le respondió:
“Siento muchísimo que perdiera a su hijo, señora. Pero hay algo que le puedo
asegurar. Sé que la persona que mató a su hijo no era testigo de Jehová. No sé si
usted puede asegurar eso sobre su religión, pero yo sí puedo hacerlo”. Resulta
que la señora era católica, así que definitivamente ella no  pudo asegurar lo
mismo.

Por favor, hermanos, nunca olvidemos esas tres lecciones que nos enseñaron Egidio
y Frede. Si usted todavía no está estudiando la Biblia con los Testigos y le interesa
saber lo que esta enseña, nos gustaría ofrecerle un curso bíblico gratuito. ¡Lo
invitamos! Podrá comprobar que mostrar amor verdadero es la mejor forma de vivir
y es la única solución a los problemas que dividen a la gente hoy día.

Jesús dejó perfectamente claro que la marca que identifica a los cristianos
verdaderos es el amor. En Juan 13:35, dijo:

Juan 13:35 — De este modo todos sabrán que ustedes son mis discípulos: si se
tienen amor unos a otros”.

Entonces, amigos, vean por sí mismos si este amor verdadero existe entre los
testigos de Jehová. Y ahora queremos decirles a todos los que ya son Testigos que
por favor sigan mostrándoles amor a los hermanos de todo el mundo. Para eso, es
importante que no  tomemos partido en ninguno de esos asuntos por los que la
gente discute ni en temas políticos. Debemos imitar a nuestro líder, que fue neutral.
Hablando de sus discípulos, Jesús dijo en Juan 17:14:

Juan 17:14 — […] No son parte del mundo, igual que yo no soy parte del
mundo.

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Al  conversar con las personas en el ministerio o en cualquier otra situación,
seamos estrictamente neutrales en lo que tenga que ver con política. No  opine
sobre qué leyes deberían aprobarse, rechazarse o cambiarse, ni obligue a otros a
pensar como usted. Para mantener nuestra neutralidad, debemos tener cuidado
para que los medios de comunicación no  nos manipulen. Muchas noticias se
presentan de forma que favorecen una opinión o una postura. Y no queremos que
las opiniones de un periodista influyan en nosotros. Solo si somos neutrales en
nuestra forma de pensar, seremos neutrales también en lo que decimos y hacemos.
Y  recuerden: si se esfuerzan por amar a los demás y por ser neutrales, tal vez
atraigan a algunos de buen corazón a la verdad.

Ahora hermanos, hagamos un RESUMEN de todo lo que hemos visto hasta ahora.
Vamos a destacar algunas de las lecciones que aprendimos en esta serie de
discursos.

✓ Sobre el discurso de José y sus hermanos, ¿qué aprendemos? Que sembramos


paz cuando no guardamos resentimiento.
✓ En  el discurso sobre los gabaonitas, vimos que hay que obedecer a Jehová
con humildad aunque haya que dejar de lado nuestras preferencias.
✓ Y  el discurso de Gedeón: podemos evitar que un problema empeore si
usamos palabras que calmen, amables y positivas.
✓ El cuarto fue sobre Abigaíl. Hagamos lo que podamos por fomentar la paz y
que Jehová se encargue de resolver los asuntos.
✓ ¿Y qué aprendimos de Mefibóset? Que a veces es mejor sufrir un daño antes
que perturbar la paz de la congregación. Y  otra idea que extraemos de ese
discurso es que defender nuestro nombre y reputación no  es lo más
importante; lo más importante es el nombre de Jehová. Sí, a veces hay que
hacer sacrificios para conservar la paz de la congregación.
✓ Y  también hemos visto ejemplos de la actualidad. Y  vimos que si formamos
parte del pueblo que sirve al Dios de la paz, nosotros también tendremos paz.

Así es, hermanos, en esta serie de discursos hemos visto muchas formas en las que
podemos sembrar la paz. Así que esforcémonos siempre por hacer eso. ¿Y  qué
lograremos si lo hacemos? ¿Quiere saberlo?

Entonces vamos a ver el último VIDEO de esta serie de discursos.

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[En el patio. David se dirige al grupo.]

David: Pero Hay una historia más que contar. Aunque yo


no  lo sabía, la  semilla de la verdad estaba brotando
en mi corazón.

[Escenas del pasado. En prisión, David vestido de guardia, por


una ventanilla observa a Phil escribiendo una carta.]

David: Ustedes eran diferentes. Yo no entendía por qué.


[Pasa cerca de los hermanos sentados en una mesa] — Eran prisioneros,
pero se sentían libres, libres de verdad. Cuando los liberaron, me di cuenta
de que Dios está con ustedes. Y quería saber por qué.
[En un parque hablando con Phil] — Phil me ayudó a
encontrar la respuesta. [Lee Juan 8:32] — “Conocerán la
verdad, y la verdad los hará libres”.
[En casa] — Phil me animó a vivir la verdad. Pero al
principio no  se me hizo fácil. Con todo lo que estaba
pasando en aquellos días, la idea de ser pacífico y
esperar a que llegara el Reino de Dios era difícil de
aceptar.

[En un sótano oscuro. Phil mira disimuladamente por la


ventana. Dentro hay un grupo de hermanos y hermanas]
Pero, gracias a la ayuda de Jehová y a la paciencia de
estas buenas personas, me bauticé antes de que empezara la gran
tribulación.

[Nuevamente en el patio]
Phil: José, cuando estábamos en la cárcel, la historia de tu vida —el tiempo en la
prisión y cómo te cuidó siempre Jehová— nos animaba a todos mucho.
Recuerdo que un día Carlos dijo… ¿qué dijiste?
Carlos: Dije: “Un día comeremos con José y le diremos ‘Gracias’ ”.
Phil: ¡Y aquí estamos!

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José: [De tiempos bíblicos] Soy yo el que tendría que dar las gracias. Las historias
de cada uno de ustedes de verdad me impresionaron. Ya saben mucho de
mi vida, pero ¿les gustaría que les contara algunos detalles más?

[Todos alrededor de la mesa le hacen preguntas a José].


¡Sí, por favor! ¡Tenemos muchas preguntas! Cuéntanos
algo de Egipto. ¿Cómo era el faraón? ¡Y los sueños!
Tienes que hablarnos de los sueños. ¡Pues, sí, tienen
muchas preguntas!
José: Y yo tengo mucho que contarles. Gracias a nuestro Dios, Jehová, tenemos
todo el tiempo del mundo.

¡Qué video tan conmovedor! Si hacemos todo lo posible por sembrar la paz, nos
salvaremos a nosotros mismos y también a los que nos escuchan. Si lo pensamos,
vemos que toda esta serie de discursos está basada en una verdad fundamental.
De hecho, se encuentra en Gálatas 6:7.

Gálatas 6:7 — […] Lo que uno esté sembrando es lo que cosechará.

Si  sembramos semillas de tomate, siempre cosecharemos tomates. Esta verdad


básica también sirve para la paz. Si  sembramos paz, siempre vamos a cosechar
paz. Claro, puede que en ocasiones esa paz que sembremos tarde un tiempo en
producir frutos. Pero si no  dejamos de sembrar la paz, vamos a cosechar paz
mental, paz con los demás y, lo más importante, paz con Jehová. Gracias a eso
tendremos la oportunidad de vivir en un mundo donde abundará la paz. Por lo
tanto, hermanos, sembremos paz ahora y cosecharemos paz para siempre.
Pensémoslo: es la mejor inversión de tiempo y esfuerzo que podemos hacer.
¿Sembrará paz ahora? Si lo hace, cosechará paz para siempre.

Gracias, hermanos, por la información tan práctica. Nunca olvidemos estos


buenos ejemplos y sigamos sembrando paz ahora para cosecharla por la
eternidad.

11:05 Canción 28: Cómo hacernos amigos de Jehová


y anuncios

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DISCURSO PÚBLICO:

¿Cómo puede hacerse amigo de Dios?


(Santiago 4:8; 1 Juan 4:10)

Kenneth Cook
Miembro del Cuerpo Gobernante

¿Cree usted que es posible ser amigo de Dios? Tal vez crea que
eso no  es realista. Pero piense en esto: la vida de millones de
personas hoy día demuestra que eso sí es posible, que ahora sí podemos tener una
vida tranquila y con sentido, y la esperanza de vivir para siempre y en paz. ¿Le
gustaría eso para usted y los suyos? Entonces escuche con atención este discurso.

Mire, a muchísimas personas no les interesa tener una amistad con Dios; ni se lo
proponen. Pero esa es una cuestión muy importante. ¿Por qué a tanta gente este
tema le es indiferente? Por varias razones. Por ejemplo, algunos piensan que Dios
es una fuerza impersonal o que no  existe o que no  se interesa en los seres
humanos. Les han enseñado que es cruel, que es exigente y que es imposible
conocerlo. Muchos líderes religiosos dicen que Dios castiga a la gente mala
atormentándola para siempre. ¿A  quién le gustaría ser amigo de un Dios así?
A nadie que tenga sentido común, ¿verdad? Otras personas, al ver toda la injusticia
y el sufrimiento que hay en el mundo, creen que Dios está muerto o que nunca ha
existido. Y hay quienes piensan que han hecho tantas cosas malas en su vida que
nunca podrán ser amigos de Dios. ¿Se siente identificado con alguna de esas ideas?
Si es así, preste atención a los siguientes CUATRO PUNTOS CLAVE. Nos ayudarán
a ver que sí podemos ser amigos de Dios. Examinémoslos uno por uno.

1. Analizaremos que el pecado nos aleja de Dios.


2. Veremos qué pasos ya ha dado Dios para reconciliarnos con él, para que
podamos acercarnos a él y ser sus amigos.
3. Veremos qué podemos hacer nosotros para ser amigos de Dios y que esa
amistad dure para siempre.
4. Analizaremos por qué ser amigos de Dios nos da paz ahora y en el futuro.

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1. Entonces, punto número uno: ¿qué es lo que nos separa de Dios? En  una
palabra, el pecado. ¿POR QUÉ NOS SEPARA DE ÉL EL PECADO? Porque el
Dios verdadero es santo, es puro, y todo lo que hace es perfecto. Él no tiene ni
una pizca de pecado; es puro en el sentido más elevado. De hecho, ningún ser
humano puede ser tan santo como él. Piense en las palabras ‘humano e
imperfecto’. ¿Verdad que siempre van juntas? No podemos describir a los seres
humanos sin hablar de la imperfección, forma parte de nosotros. Y, triste y
dolorosamente, así lo demuestra la historia. Así que nuestros pecados e
imperfecciones forman una barrera que nos separa de Dios. Isaías 59:2 habla de
esta separación. En parte, ahí dice:

Isaías 59:2 — Lo que los ha separado de su Dios son los errores de


ustedes. Sus pecados han hecho que él oculte su rostro de ustedes […].

¿Notamos? Separados de Dios, así es como nacemos todos. Pero Dios no  nos
creó para que fuéramos pecadores. Nuestros pecados no son culpa suya. Jehová
creó perfectos a Adán y Eva, los primeros humanos. Pero ellos fueron
desagradecidos y egoístas, y no  quisieron ser amigos de Dios. Al  pecar contra
Dios, destruyeron la paz que tenían con él y se volvieron sus enemigos.
Entonces Adán les transmitió la muerte y el pecado a sus descendientes. Leemos
acerca de esta terrible herencia en Romanos 5:12. En este versículo, el apóstol
Pablo explica en pocas palabras que, por culpa del pecado, todos morimos.
Dice:

Romanos 5:12 — Por medio de un solo hombre, el pecado entró en el


mundo y por medio del pecado entró la muerte, y así fue como la muerte
se extendió a todos los hombres, porque todos habían pecado.

“La muerte se extendió a todos los hombres”. El pecado es como una pandemia
que contagia al 100 % de la población y que mata al 100 % de los contagiados.
Nadie puede escaparse. Como leímos, “la muerte se extendió […] porque todos
habían pecado”. Ser pecadores es algo que nosotros no  podemos cambiar.
Es  como si estuviéramos en un hoyo profundo del que no  podemos salir.
¿Significa eso que no hay esperanza? No. Es cierto que Dios ve a algunos como
sus enemigos, pero otros, para él, son sus amigos. Piense, por ejemplo, en el
caso de Abrahán. La Biblia dice en Santiago 2:23 que “Abrahán puso su fe en
Jehová” y que “fue considerado justo”, y que por eso “él fue llamado amigo de
Jehová”. Abrahán era tan imperfecto como nosotros. Pero, para Dios, era su
amigo.

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2. Entonces, ¿QUÉ HA HECHO DIOS PARA QUE PODAMOS GANARNOS SU
APROBACIÓN Y SU AMISTAD? En pocas palabras, nuestro Creador ha dado el
primer paso. Dios ha tomado la iniciativa para que nos reconciliemos con él,
para que se pueda cerrar la brecha que el pecado creó. ¿De qué manera?
Primero: las Santas Escrituras dicen que Dios quiere que lo conozcamos y que
estemos en paz con él. De hecho, nos pide que lo hagamos. La Biblia dice en
Hechos 17:27 que Dios quiere que lo busquemos de corazón, con sinceridad,
y que, si lo hacemos, veremos que “no está muy lejos de cada uno de nosotros”.
Segundo y muy importante: tengamos en cuenta que fue Dios el que tomó la
iniciativa al ofrecer a su Hijo, Jesús, como sacrificio para liberarnos del pecado.
Ese ha sido el mayor acto de amor de la historia. Vamos a leer lo que dice 1 Juan
4:10. Y, mientras leemos lo que dice sobre este incomparable acto de amor de
parte de Dios, que no  se nos olvide nunca que fue Jehová quien tomó la
iniciativa para reconciliarnos con él. 1 Juan 4:10 dice:

1 Juan 4:10 — El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos


amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como
sacrificio de reconciliación por nuestros pecados.

¿Qué hizo Dios? Aquí dice que Dios “nos amó” y que “envió a su Hijo”.
Gracias al sacrificio de Jesús, se nos perdonan los pecados. Y por eso podemos
reconciliarnos con Dios. Pero ¿cómo es eso posible? Lo que Jesús sacrificó por
nosotros fue lo mismo que lo que Adán había perdido: una vida humana
perfecta. Adán cambió su vida perfecta por la muerte cuando se rebeló contra
Dios. Y, como ya dijimos, así fue como Adán les transmitió el pecado a sus
descendientes. Y  eso nos alejó de Dios, perdimos su amistad. En  cambio, la
muerte de Jesús fue un rescate, una manera de recuperar lo que Adán había
perdido y, a la vez, cumplir con la justicia perfecta de Dios. Este regalo
inmerecido de Dios tuvo un costo muy alto. Y  eso demuestra que nuestro
Creador quiere que lo conozcamos y que disfrutemos de una hermosa amistad
con él. Deberíamos estar muy agradecidos por todo lo que Dios ha hecho para
poner a nuestro alcance su amistad y así cerrar la brecha que nos separa de él.

Ahora bien, el siguiente paso tenemos que darlo nosotros. ¿Cuál es? Debemos
ser humildes para aceptar el regalo de Dios, para reconocer que necesitamos su
misericordia. Y entonces demostraremos que la valoramos. ¿Cómo? En  Hechos
3:19, la Biblia nos dice que tenemos que arrepentirnos y dar media vuelta. Así
que, para recibir el regalo de Dios —que incluye su misericordia—, debemos
cambiar nuestra forma de pensar, o arrepentirnos, y hacer todos los cambios

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que sean necesarios en nuestra vida, o dar media vuelta. Todo el mundo puede
beneficiarse del regalo de Dios. Jehová, nuestro Creador, les muestra su
misericordia y les ofrece su amistad a todos. Como nos quiere tanto, lo tiene
todo preparado. Lo único que tenemos que hacer es ser agradecidos, humildes
y dar un paso más. Ese paso incluye aceptar a Jesús y sus enseñanzas. Jehová
Dios nos pide que sigamos el ejemplo de su Hijo. ¿Y  por qué es eso tan
importante? En Juan 14:6, Jesús lo explica:

Juan 14:6 — “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar
al Padre si no es por medio de mí.

Nadie. Así que, para ser amigos de Dios, tenemos que seguir a su Hijo, a
Jesucristo. Hasta ahora hemos visto que el pecado alejó a los seres humanos de
Dios. Luego vimos lo que Dios ha hecho para cerrar esa brecha, o
reconciliarnos con él, y así poder volver a ser sus amigos. Ahora vamos a
analizar qué otras cosas debemos hacer. Y eso nos lleva al tercer punto clave:

3. ¿CÓMO PUEDE ALGUIEN HACERSE AMIGO DE DIOS? Los animo a que


leamos juntos lo que dice Santiago 4:8. Si tienen su Biblia a la mano, por favor,
ábranla en Santiago 4:8. Al leerlo, fíjense en la invitación que hace Dios, en lo
que él promete y en lo que tenemos que hacer nosotros. Dice:

Santiago 4:8 — Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. Límpiense


las manos, pecadores, y purifiquen su corazón, indecisos.

¿Se fijaron en cuál es la invitación? Que nos acerquemos a Dios. Luego vemos
lo que Dios promete que hará: se acercará a nosotros. Pero ¿qué tenemos que
hacer nosotros para demostrar que aceptamos su invitación? Debemos
limpiarnos y purificarnos para estar a la altura de sus normas. Y  eso requiere
esfuerzo. Por ejemplo, tenemos que aprender sus normas, reconocer que
seguirlas es lo que más nos conviene y entonces decidirnos a obedecerlas.
Hacemos esto sobre todo porque queremos agradar a Dios y queremos ser sus
amigos.

¿Y  cómo lograremos ese objetivo? Tomando la iniciativa y esforzándonos.


Piense en una plantita que tenga, ¿verdad que necesita que la cuide para que
crezca? Tiene que regarla y mantenerla en un ambiente que le permita crecer,
¿no  es cierto? Con nuestra amistad con Dios ocurre algo parecido. Cultivamos
esa amistad leyendo y estudiando la Biblia. Cuando lo hacemos, aprendemos

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cosas muy importantes sobre Dios. Por ejemplo, aprendemos que su nombre es
Jehová. Y  es muy importante que usemos su nombre; es lo que haríamos con
cualquier buen amigo, ¿verdad? Si nos esforzamos de corazón para acercarnos a
Jehová, como dice Santiago 4:8, Jehová se acercará a nosotros. Y  él nunca
nunca abandona a sus amigos. De  hecho, Juan 17:3 dice que llegar a ser sus
amigos “significa vida eterna”. ¡Qué regalo tan valioso y tan inmerecido les da
Jehová a sus verdaderos amigos! ¿Le gustaría disfrutar de ese futuro tan
maravilloso? Pues lo animamos a aceptar el curso interactivo de la Biblia que
ofrecemos los testigos de Jehová. Usamos la publicación
titulada Disfrute de la vida. Mire, es esta. Con gusto lo
ayudaremos a conseguir la edición electrónica o impresa de
este manual. Las primeras lecciones son “¿Cómo puede
ayudarle la Biblia?”, “La Biblia nos da esperanza” y “¿Se puede
confiar en la Biblia?”. Es  importante que aprenda esto y que
adore a Dios tal como su Palabra, la Biblia, nos dice que hay que hacerlo.

Entonces, ¿qué ideas hemos visto hasta ahora que nos ayudarán a hacernos
amigos de Dios?

๏ Primero, hay que conocer a Dios leyendo y estudiando su Palabra. Jesús


dijo que hacer eso “significa vida eterna”.
๏ Y también hay que aprender el nombre de Dios y usarlo.

Ahora, veamos cuatro cosas más que debemos hacer los que queremos ser
amigos de Dios. Son estas:

๏ Imitar las cualidades de Dios


๏ Evitar las maneras de pensar y actuar que lo ofenden
๏ Relacionarse con quienes también quieren ser sus amigos
๏ Evitar la amistad de quienes pasan por alto las normas de Dios o se
burlan de ellas.

Algunas de estas cosas son bastante obvias, ¿verdad?, como relacionarse con
quienes también quieren ser amigos de Dios, o evitar la amistad de quienes
pasan por alto las normas de Dios o se burlan de ellas. Pensemos de nuevo en el
ejemplo de la plantita. No  solo necesita agua y cuidados, también hay que
ponerla en el ambiente correcto, uno que la ayude a crecer. Pues, en nuestro
caso, el ambiente correcto es estar con personas que también quieren ser
amigas de Dios.

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¿Y qué podemos decir sobre imitar las cualidades de Dios? ¿Puede una persona
imperfecta hacer eso? Vamos a analizar durante unos minutos DOS CUALIDADES
DE DIOS Y CÓMO PODEMOS IMITARLAS.

★ Hablemos primero del AMOR de Jehová. Una forma de imitar el amor de


Dios y hacernos sus amigos es poniendo en práctica lo que Jesús nos enseñó.
Por ejemplo, él dijo: “Traten a los demás como les gustaría que los trataran a
ustedes”. Eso es fácil de decir pero muy difícil de hacer, ¿verdad? ¿Podemos
lograrlo? ¡Claro! Si  queremos ser amigos de Dios, haremos todo lo posible
para conseguirlo. ¿Y qué tenemos que hacer usted y yo para imitar el amor
de Dios? Ver a la gente como él la ve. Tenemos que ponernos en el lugar de
los demás, y así entender sus necesidades, sus preocupaciones y lo que los
hace sufrir. Algunos tienen que vivir con una lesión, una enfermedad o los
achaques de la edad. Y  otros luchan con problemas emocionales, como la
ansiedad o la depresión. Puede que algunas de estas cosas nosotros no  las
hayamos vivido. Por ejemplo, tal vez a un joven le cueste entender lo que
siente una persona mayor y tenga que ponerse en su lugar para comprender
lo que implica tener su edad. Si a usted le ocurre eso, ¿cómo podría imitar el
amor de Dios? Algo importante es escuchar con atención, hasta que entienda
lo que realmente siente la otra persona. Si hace eso, le será más fácil imitar el
amor de Dios. Los que desean ser amigos de Jehová se sienten motivados a
imitar su amor dándoles a los demás lo que necesitan.

★ Hablemos de una segunda cualidad relacionada con el amor. Es  la


BONDAD. Para ser amigos de Dios, tenemos que ser buenos y amables con
los demás. Una vez más, podemos aprender mucho de lo que Jesús dijo e
hizo. Él dijo que el Altísimo “es bondadoso hasta con los desagradecidos y
malvados”. A Jesús le gustaba mucho esa cualidad tan bonita de su Padre, y
por eso se esforzó por imitarla. ¿Y qué hacía para imitar esa cualidad? Jesús
se detenía a pensar en el efecto que podría tener en los demás lo que decía y
lo que hacía. Por ejemplo, en una ocasión, una mujer de mala reputación se
acercó a Jesús llorando y mojándole los pies con sus lágrimas. Al  ver que
estaba arrepentida de sus pecados, Jesús pensó que ella se iba a sentir muy
mal si él le decía que se fuera de allí. Al igual que Jehová, Jesús se centró en
sus buenas cualidades. ¿Cómo lo sabemos? Porque primero la felicitó y luego
la perdonó. ¿Cómo podemos imitar la bondad que demuestran Jehová y
Jesús? Siendo amables con todas las personas siempre que sea posible.
La  bondad nos ayuda a saber cómo actuar ante situaciones delicadas.

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La bondad evita que hiramos los sentimientos de los demás. La bondad nos
ayuda a pensar de antemano en cómo nuestras palabras y acciones afectan a
otros. No  hay duda, los verdaderos amigos de Dios demuestran esta
cualidad.

Bueno, este repaso de algunas de las muchas cualidades tan impresionantes que
tiene Jehová nos demuestra lo útil que es leer la Biblia y cuánto nos beneficia
poner en práctica sus enseñanzas. Sí, podemos ser amigos de Dios. Y, sí,
podemos imitar sus magníficas cualidades.

¿Es posible ser amigo


En el siguiente VIDEO, fíjense en cómo podemos usar la de Dios?

Biblia para hacernos amigos de Dios.

¿Alguna vez ha querido preguntarle a


Dios “¿Quién eres? ¿Dónde estás? ¿Te
importo?”? Usted no  es el único.
Durante siglos, mucha gente ha sentido
la necesidad de conocer a su Creador.
Piense en una mujer que nunca conoció
a su padre. Le  han estado mintiendo durante toda su vida
diciéndole que su padre la abandonó. Pero, en el fondo, ella
sabe que eso no es cierto. Un día, ella recibe una carta de su
padre. Se entera de que está vivo y de que, aunque ella no lo
supiera, él ha estado intentando formar parte de su vida desde
que ella nació. La hija descubre quién es su padre. Y por fin lo
encuentra. Se conocen, y desarrollan una amistad tan fuerte
que se hacen inseparables.

La  Biblia es una colección de cartas de nuestro Padre celestial.


Este libro nos enseña cómo hablar con Dios, cómo él nos
responde y las diferentes maneras en las que nos muestra su
cariño. La  Biblia puede ayudarnos a lograr algo que quizás le
parezca imposible: ser amigos de Dios. Para hacerse amigo de su Padre celestial,
lo primero que debe saber es su nombre. Y él mismo nos dice cuál es: “Que la
gente sepa que tu nombre es Jehová, que solo tú eres el Altísimo” — Salmo
83:18. Jehová le asegura que, si usted se acerca a él, él se acercará a usted —
Santiago 4:8. Nuestro cariñoso Padre les ofrece su amistad a todos los que lo
buscan. ¿Aceptará usted esa invitación?

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¿Qué le parece lo que vimos en este video? ¿Siente usted también la necesidad
de conocer a su Creador? ¿Está dispuesto a hacer lo que sea necesario para
aceptar la invitación de Dios y convertirse en su amigo? Si  es así, en la Biblia
encontrará la guía que necesita. Y, si usted aplica lo que aprende, no solo tendrá
bendiciones en el futuro.

4. LOS AMIGOS DE DIOS YA DISFRUTAN DE PAZ AHORA. No  lo dude, la


amistad con Dios le dará tranquilidad y propósito a su vida. Además, Dios
promete que escuchará sus oraciones y que le mostrará compasión. Y, cuando
sienta que Jehová lo ha perdonado, sentirá una paz indescriptible. El  Salmo
32:1, 2 dice:

Salmo 32:1, 2 — Feliz aquel al que se le perdona la ofensa, al que se le


cubre su pecado. 2 Feliz el hombre a quien Jehová no le atribuye la culpa.

¡Qué bendición es saber que Jehová nos perdona! El  perdón de Dios puede
quitarle la carga de sentirse culpable por los errores del pasado. Eso incluye
errores que haya cometido antes de conocer a Dios y hacerse su amigo. ¿De
verdad Dios puede perdonarlo? ¡Claro que sí! Como vimos en el video, la Biblia
nos enseña cómo orar a Dios y cómo responde él nuestras oraciones. Puede
estar totalmente seguro de que él escucha sus oraciones, incluso cuando le pide
perdón o su ayuda. En  Proverbios 15:29 dice que Jehová “oye la oración del
justo”. ¿A quién se refiere? Se refiere a la persona que se esfuerza por cumplir
las normas de Dios. ¡Qué alivio es saber que podemos ser amigos de Dios, que
él ve todos nuestros esfuerzos y que nos escucha! Pero eso no es todo.

La  amistad con Dios también nos ayuda a estar en paz con los demás.
De hecho, Jesús nos pide eso, que busquemos la paz con otros. Incluso dijo que
deberíamos amar a nuestros enemigos y hacer el bien sin esperar nada a
cambio. Y en Lucas 6:36 él añadió: “Sean misericordiosos, así como su Padre es
misericordioso”. Nuestro buen ejemplo puede llegar al corazón de otras
personas y motivarlas a que también busquen la amistad de Dios. Eso es justo lo
que le pasó a José. Él aprendió lo que es el amor gracias a los amigos de Dios.
Cuando tenía 13 años, José se metió en un grupo guerrillero. Allí le enseñaron a
odiar a todas las personas que él consideraba responsables de las injusticias que
veía a su alrededor. Así que se propuso acabar con todos ellos. Al  ver morir a
muchos compañeros suyos, José se llenó de amargura y también de sed de
venganza. Mientras fabricaba granadas y bombas, se preguntaba: “¿Por qué hay
tanto sufrimiento? Si existe Dios, ¿le importa lo que pasa?”. José lloraba muchas

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veces. Estaba deprimido y confundido. Con el tiempo, conoció a los testigos de
Jehová de una congregación de su zona. La primera vez que fue a una reunión,
percibió de inmediato el amor de los hermanos. Todos fueron muy amables y lo
saludaron con cariño. Además, escuchó un discurso que hablaba de por qué
permite Dios la maldad, y allí obtuvo la respuesta a muchas de sus preguntas.
Al  ir aprendiendo más cosas de la Biblia, hizo cambios en su vida y en su
manera de pensar. José aprendió a imitar el amor de Dios y se fue acercando a
él. Claro, no fue fácil romper los lazos con sus amigos. Cada vez que José iba al
Salón del Reino, lo seguían. Algunos incluso llegaron a asistir a varias reuniones
para entender por qué José había cambiado tanto. Pero, cuando vieron que
no era ninguna amenaza para ellos, lo dejaron tranquilo. Cuando tenía 17 años,
se bautizó como testigo de Jehová y decidió dedicar la mayor parte de su tiempo
a hablar a otros de lo que había aprendido. Ahora José ya no  planea matar a
nadie, sino que comparte con otros un mensaje de amor y esperanza. ¿Verdad
que es una bonita recompensa por elegir hacerse amigo de Dios? Hasta los que
antes eran enemigos pueden aprender a vivir en paz y tener una amistad con
Dios.

Entonces, hermanos, hoy hemos aprendido que es posible ser amigos de Dios; es
una idea realista. La Biblia dice que, desde la antigüedad, Dios ha considerado a
algunos humanos sus amigos. También hemos visto lo que Dios ha hecho para
reconciliarnos con él o cerrar la brecha que nos separa de él. ¿Y qué es lo que ha
hecho? Entregó a su Hijo, Jesús. De esa manera, Jehová suministró el rescate que
hacía falta para liberarnos del pecado. Luego vimos lo que debemos hacer nosotros
para beneficiarnos de la misericordia de Dios. Si queremos ser sus amigos, tenemos
que estudiar su Palabra e imitar sus maravillosas cualidades. Y, por último, vimos
que es posible tener una vida con sentido y vivir en paz unos con otros. Jehová,
nuestro Creador, promete que sus amigos podrán vivir en paz por toda la eternidad.
¿Le gustaría a usted recibir ese regalo de Dios? Si  es así, por favor, ¡no  lo dude!
¡Acepte nuestra invitación para estudiar la Biblia! En el curso aprenderá que Dios
promete eliminar las lágrimas de los ojos de todos sus amigos. Nos espera un
futuro maravilloso, un futuro en el que podremos vivir para siempre sin que haya
nada que nos haga sufrir. Estamos seguros de que es algo real porque nuestro Dios,
Jehová, nos lo promete.

11:45 Canción 147: Dios nos promete la vida eterna


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