Está en la página 1de 2

La inmensidad de un amor

Últimamente no me reconozco, porque tengo que admitir que no soy la misma de antes, pero en
realidad ¿Quién lo es? Ciertamente, he cambiado y la verdad que tiene un motivo más profundo
que solo crecer e ir madurando con el paso de los años, es un motivo aún más bonito y que de
vez en vez, logra hacerme enfadar un poco; claro, nunca por mucho tiempo…
Por si aún no ha quedado claro, ese motivo eres tú; aquí es donde me pregunto, ¿Qué has hecho
conmigo? ¿Dónde me has dejado? ¿En qué punto entre lo que era y lo que soy me dejaste?
Porque no logro encontrarme, y no es que pretenda salir a buscarme ni que me esté quejando, es
solo por simple curiosidad. Aquí es donde me pregunto, ¿A dónde has enviado todas mis
penas? Que mira, no eran pocas, en serio que no lo eran. Me pregunto, ¿A qué lugar mandaste
mis agravios y mis nunca más? Esos que no quería que terminaran jamás. De verdad, te lo
suplico, dime ¿Qué has hecho conmigo?, y de paso, si pudieras decirme también cómo lo has
hecho, porque sigo sin entender cómo ha pasado.
En poco menos de cuatro meses tú me has dado vuelta y vuelta, como si de comida se tratara, y
lo digo en el mejor de los sentidos. Me has vuelto a la vida, y me has regresado a la realidad. Es
que me miro y no me reconozco; me gustaría explicarme mejor sin tanto revuelo, ni palabras
adornadas con romanticismos, pero no puedo, la verdad que no sé cómo. Yo tan sólo sé que la
resta entre lo que soy ahora, después de haberte conocido y lo que era antes de conocerte, es
mucho más que positiva y grande, y también que tiene un principal responsable, tú, claramente
tú. Así que no me des vueltas, y no te escondas de mí, sólo confiesa y entre más rápido lo
hagas, mejor, aunque si te quieres tomar tu tiempo para explicarme, yo encantada me la paso
escuchando tus motivos toda la vida. Solo quiero saber qué has hecho conmigo y con todo
aquello de lo que yo me solía quejar, como mis pesadillas, y mis disgustos con las personas.
¿Qué has hecho con mi boca? Ahora parece estar con una eterna sonrisa, una sonrisa que ya no
se me va de la cara. Y que ahora, me paseo por la vida con esta cara de tonta enamorada, que se
suma a la que ya tenía, la cual creo, no estaba tan mal. Pero qué extraño es esto, yo que siempre
me tomé por una chica seria y más bien introvertida, alguien sumamente tímida, y mírame
ahora, esta chica que camina por ahí toda llena de amor, queriendo gritar a los cuatro vientos,
todo lo que te amo. Y sabes, no hay día en que no me vea haciendo de payaso, únicamente con
el simple objetivo de sacar de tu boca una sonrisa, de sacarte un: “pero qué tontita” “estás loca
y enfermita”; y sí, por más raro que parezca, me gusta que me digas así, me diviertes tanto con
ello. Pero precisamente de eso se trata, porque contigo, no me aburro jamás.

Me pregunto también, ¿qué has hecho con mi vergüenza? No es que la haya perdido, es solo
que ahora me río de ella cada día con más frecuencia, y cuando quiere salir, tus palabras la
apaciguan. Pero, ¿qué me has hecho? Para que me dé todavía más igual el típico “qué dirán”.
Porque contigo aprendí, que cuando uno tiene algo tan bonito y genuino entre manos, así como
nosotros, no necesitas, ni quieres la aprobación ni el juicio de los demás, porque te basta con la
de esa persona especial y simplemente, lo disfrutas, así, sin más, sin hacer preguntas ni
interrogatorios.
Y mis ojos, esos ojos redondos y marrones que te miran cautivados, ¿qué has hecho con ellos?
Que ahora ya sólo buscan tus ojos de en medio de cualquier multitud, persona o cualquier cena
incómoda, algo así como el barco que busca el faro en plena tormenta, en plena tempestad.
Creo que mis ojos no pueden mentir, porque al verte provocas una reacción casi que parece
biológica, como si mis ojos lo supieran solo con verte, como si supieran que eres el amor de mi
vida… Y todo eso solo con verte, cuando no estás hablando ni diciendo nada, porque cuando
veo tus labios pronunciar alguna palabra, de verdad la que sea, entonces ya pierdo totalmente la
cabeza, pierdo el norte del sur, me pierdo en las pequeñas arrugas que se forma alrededor de tu
boca, en los gestos que haces los cuales hacen que me pierda una vez más en tu magnificencia y
en tu peculiar acento que me mata de amor; y ya entrados en el tema, no puedo ni quiero evitar
tu boca, tus labios, pero aún menos tus besos, esos que me transportan a mi lugar feliz, lugar
que claramente, es a tu lado. Qué has hecho conmigo, que nos has unido tanto.
Decir que yo antes no me gustaba nada de nada sería un eufemismo. Aunque, a decir verdad,
sigo sin gustarme, franca y sinceramente. Eso, creo que es lo único en lo que todo sigue igual.
Pero debo decir que sí hay algo de mí que parece que te ha gustado y no te ha gustado poco
debo agregar, tampoco puedo afirmarlo con toda mi seguridad, pero de ser así, quisiera seguir
teniéndolo por siempre, y por siempre gustarte un poco o un mucho más; y no sé lo que hice en
esta vida, en la pasada, en otra o en otro universo o multiverso para merecerte, pero realmente
me gustaría saberlo lo antes posible, gastaría mis tres deseos con el genio para averiguarlo y así
hacerlo muchas veces, todas las que hicieran falta para retenerte aquí conmigo toda la vida si te
parece bien. Y sí, digo retenerte, porque ya no pienso soltarte nunca jamás.
Qué has hecho conmigo, que ya no sé qué hacer sin ti, que ya no quiero estar sin ti.

También podría gustarte