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Genealogía y naturaleza Humana

El Homo sapiens comparte algunos rasgos con todos los animales. Los animales con los
que compartimos más rasgos son los cordados, vertebrados, tetrápodos, mamíferos, terios,
euterios, primates, antropoides y hominoides. Los antepasados de cada uno de estos taxones
fueron también los nuestros. Nuestros parientes evolutivos más cercanos son los demás
miembros del orden de los primates, en especial los miembros del suborden de los
antropoides. Compartimos los siguientes rasgos con otros primates:
1) Manos prensibles: Estos tienen una utilidad para subir árboles por esta razón sus dedos
son flexibles en especial el pulgar y el dedo gordo del pie por es la ausencia de garras.

2) Funciones especializadas de las extremidades delanteras (piernas y brazos especializados


en diferentes funciones): Esto les permite girar, flexionar y extender sus extremidades
delanteras.

3) Agudeza visual (visión estereoscópica y de los colores): Esto le permite explorar


distancias, donde todo lo que es examinado por sus ojos incluso hasta lo que va a comer.

4) Un número reducido de crías por parto (una o dos criaturas por parto): Por sus largos
recorridos le resulta difícil cuidar de una manada.

5) Prolongación de la gestación y la infancia (embarazos prolongados y un largo período de


dependencia infantil): Los primates se concentran en una sola criatura proporcionándoles
grandes cuidados esto le diferencia en los otros mamíferos que dan grandes camadas que
pueden nacer muertos o son eliminados después de su nacimiento.

6) Complejidad de la conducta social (intensa vida social): el no tener grandes camadas


permite que los primates sean muy sociales debido a la prolongada relación madre – hijo y
los cuidados que le dan a sus crías, forma grupos sociales para la búsqueda de alimentes y
como defensa contra depredadores.

7) Desarrollo del cerebro (grandes cerebros en relación con el tamaño del cuerpo): producto
de la vida arborícola, el factor más importante es su alto nivel de interacción social.
 
Es probable que todos estos rasgos representen respuestas evolutivas con valor de
adaptación a la vida arborícola en los bosques tropicales. El suborden de los antropoides
comprende monos, simios y seres humanos, todos los cuales descienden de un antepasado
primate común. Entre los simios, los póngidos -gorilas, chimpancés y orangutanes- son los
que más se parecen a los homínidos. Al igual que los póngidos, los homínidos
probablemente tuvieron un antepasado braquiador que se alimentaba en suspensión, pero
que después desarrolló otros modos especializados de andar sobre el suelo. La mayor parte
de los rasgos que distinguen a los homínidos de los póngidos están funcionalmente
relacionados con su peculiar bipedismo, adoptado por los homínidos cuando abandonaron
el hábitat boscoso para trasladarse a un medio más abierto.
 
Del hecho de que los homínidos tengan grandes molares y pequeños dientes delanteros
cabe deducir que, en un principio, su dieta se componía principalmente de semillas y otros
alimentos arenosos más que de carne o frutos selváticos. Las adaptaciones distintivas de los
homínidos asociadas al bipedismo y a la vida en un hábitat de sabana son:
1. El pie: un pie con doble arco y dedo gordo no oponible y un hueso del talón de gran
tamaño.

2. Manos y brazos: especializados en asir con fuerza y precisión y transportar objetos


pesados.

3. Extremidades inferiores: grandes piernas con fuertes músculos en la pantorrilla y las


nalgas.

4. El cinturón pélvico: pelvis en forma de cuenca o anillo para sostener el peso de la


parte superior del cuerpo y sujetar los músculos de las extremidades inferiores.

5. La columna vertebral: curva lumbar para mantener la postura erecta del tronco y la
cabeza.

6. El Cuello: pequeñas vértebras en el cuello debido a la ausencia de grandes


músculos.

7. El cráneo: un cráneo de superficie lisa y forma globular que se balancea sobre el


cuello.

8. La cara y el maxilar superior ortognatos relacionados con la cabeza globular y los


reducidos músculos masticadores.

9. Maxilares y dientes: caninos planos, reducción de los dientes delanteros y énfasis en


los molares especializados en moler y triturar pequeños alimentos arenosos.
 
Los homínidos también poseen un distintivo ciclo de estro en el que no hay signos externos
de ovulación, asociado a un estrechamiento de los vínculos sexuales y a una mayor
cooperación entre el varón y la hembra en la subsistencia y en el cuidado y alimentación de
los niños.
 
El rasgo más característico de los homínidos, o al menos del Homo sapiens, es su capacidad
lingüística y cultural. En tanto que otros primates poseen tradiciones aprendidas y, por
consiguiente, culturas rudimentarias, en los homínidos la cultura eclipsa a la herencia
genética como fuente de cambios adaptativos. Esta dependencia de la cultura está
estrechamente relacionada con la singular capacidad humana para el lenguaje, y ambas
están relacionadas a su vez con la destreza manual conseguida gracias al bipedismo, la
sustitución de maxilares y dientes por útiles y una cooperación social intensa y a largo
plazo basada en los vínculos sexuales.

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