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DE VERITATE
Introducción temática
Praenotandum
1. Quaestio
Monologion
Sive dicatur veritas habere, sive intelligatur veritas non habere principium vel finem,
nullo claudi potest veritas principio vel fine. (cap. 18)
De veritate
Deum veritatem esse credimus, et veritatem in multis aliis dicimus esse, vellem scire
an ubicumque veritas dicitur, deun eam esse fateri debeamus. (cap. 1)
Res
Cuando Anselmo analiza 'verdad' en la esencia de las cosas veritas essentiae
rerum en el capítulo 7, se efectúa un desplazamiento centrípeto hacia la cosa res
efectuado desde lo que la cosa hace, e.d. la acción, hacia lo que la cosa es, e.d. su ser
mismo. Todo lo que es, es verdadero en cuanto es. Y cada cosa no es, sino aquello
que es en la verdad suma, porque todo lo que allí es, es esencia, y no es posible para
cosa alguna diferir de su misma esencia, que es aquello que en la verdad suma cada
cosa es. Tanto es así, que allí no puede darse falsedad alguna puesto que lo falso, en el
orden de la esencia, no es. Allí no puede ser falsedad alguna dado que lo que es falso,
no es: nulla ibi <in summa veritate> possit esse falsitas, quoniam quod falsum est,
non est.
Inmediatamente surge la interrogación acerca del para qué y su carácter
debido. En efecto, no es posible que algo deba ser distinto de lo que allí, en la verdad
suma, es. Esto constituye la regulación óntica fundamental: en la verdad suma, allí
mismo, cada cosa es lo que es. Si pudiese desviarse de tal regulación no sería lo que
es, es decir, no sería esa cosa.
En el nivel de la esencia la res es lo que es y no debe ni puede ser algo distinto
de lo que en sí es, que es aquello que es en la verdad suma. Debe, por lo tanto, ser
precisamente eso; siéndolo, es, y así es como debe ser.
Signum
La verdad de la significación, que desde el capítulo 2 quedó ceñida a la
enunciación significativa, es considerada ahora por segunda vez. En esta oportunidad
impregna todos los sujetos en los que hay verdad, los que son alcanzados por el
desplazamiento centrípeto, ya sean aquellos cuya verdad consiste en la acción (hacen
lo que deben), ya aquellos cuya verdad se cifra en lo que son, en su esencia (son lo
que deben).
No sólo en el lenguaje y en los signos halla expresión la verdad, ni adquiere
ésta allí su dimensión más amplia. Apenas se traspone el límite de la significación
enunciativa de la verdad, se percibe que hay expresión de la verdad aún más allá.
Quienquiera que conozca el valor de ejemplo que hay en aquello que se hace,
en la obras y más allá de las palabras, concede sin dificultad que en ellas hay un plus
de ejemplaridad respecto de las palabras solamente enunciadas que se limitan a
señalar pero permanecen inmóviles, plus que es irreductible a esas palabras. Ese plus
también es signo y señala lo que se debe; las obras, por su sola presencia, dicen que
eso mismo obrado en ellas es debido. Y no solamente las obras lo enunciado, lo
pensado, lo querido son signos; también son signos las cosas existentes.
En efecto, la existencia misma de cada cosa dice que debe ser lo que es. No
hay cosa que pueda ser algo distinto de lo que es en la verdad suma; por lo tanto es lo
que debe, siendo lo que allí es.
La argumentación anselmiana deriva conclusiones. Todas las rectitudes o
verdades hasta este momento consideradas son rectitudes por esto: porque aquellas
cosas en que esas rectitudes son, o bien son lo que deben, o bien hacen lo que deben.
Causa
La verdad sobreeminente no debe nada, ni a nadie. Y no es menos necesario
entenderla como absolutamente no deudora que como absolutamente recta. La verdad
sobreeminente es rectitud aunque nada debe, ni debe a nadie. No debe en el sentido de
la acción ni en el sentido del ser, no debe lo que hace non est rectitudo quia debet
aliquid ni debe lo que es nec ulla ratione est quod est, nisi quia est.
La verdad, entendida como rectitud no debida permite, junto con aquella otra
verdad que fue caracterizada como rectitud debida, cerrar aquel circuito esbozado en
Monologion, 18. La mera, aunque no muda, presencia de la res como signo completa
los elementos que hacen falta para argumentar desde una perspectiva causal.
Signo, cosa como signo, y causa signum; res ut signum; causa son las
categorías del capítulo 10. El argumento es como sigue: se percibe, y se advierte, que
hay cosas que son causa y también efecto, p.ej. las verdades en las cosas existentes,
causadas por la verdad sobreeminente, que causan, a su vez, la verdad que hay en el
pensamiento y en las proposiciones, que son oraciones enunciativas. Pero estas
últimas verdades ya no son causa de verdad alguna, sino verdades que son solamente
efectos.
Hay una secuencia causal que, desde la verdad tan sólo efectuada de la
enunciación y el pensamiento, transita hacia la verdad efectuada y causante de las
cosas, para consumarse en la verdad sobreeminente que es sólo causa.
El signo (puro efecto) señala a la cosa; la cosa (efecto y causa) señala a la
verdad suma. La verdad suma sólo es causa sin rastro de efectualidad, sin vestigio de
deber. Nada debe: est quia est.
El característico debitum utilizado para desarrollar la cuestión '¿qué es la
verdad?' permanece vigente hasta cierto límite. Ese límite es el que se impone a
aquellas cosas que son o hacen lo que deben es decir cosas que tan sólo son
efectuadas y a las cosas que son efectuadas y que también, a su vez, son causantes.
Más allá de ese límite, avanzando hacia la verdad suma que nada debe, aquel
característico debitum debe ser abandonado. Anselmo lo abandona cuando define, en
el capítulo 11, la verdad como rectitud perceptible por la sola mente veritas est
rectitudo mente sola perceptibilis. Después de dejar de lado la rectitud corpórea
material de lo recto y ceñirse a la rectitud perceptible por la sola mens, quedan
también atrás las determinaciones tan laboriosamente conseguidas de rectitud debida
y rectitud no debida. No es posible, en efecto, incluirlas explícitamente en una y la
misma definición porque se excluyen mutuamente, aunque tampoco es posible
soslayarlas: habrá de superárselas. La apelación a rectitudo y a mens en un vínculo
indisoluble sólo una mente puede percibir esa rectitud en que consiste la verdad, y
viceversa, la verdad consiste en una rectitud que sólo una mente puede percibir supera
la oposición excluyente entre debitum - non debitum.
Iustitia