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Anatomía del ICHINEN

¿Dónde estabas allá por 1987? ¿Cómo eras? ¿Quiénes eran tus amigos? ¿Cuáles eran tus sueños y esperanzas? Si alguien te hubiera
preguntado en aquel entonces: "¿Dónde estarás en el 1997?"... ¿qué habrías contestado? ¿Estás hoy donde deseabas estar?
Pero mucho más importante es saber si estás preguntándote "¿Cómo voy a vivir los próximos diez años de mi vida? ¿Cómo voy a
vivir hoy para crear el mañana con el que estoy comprometido? ¿QUÉ ME VOY A PROPONER A PARTIR DE AHORA? ¿QUÉ ACCIONES
PUEDO EMPRENDER HOY MISMO PARA QUE CONFIGUREN MI DESTINO FUTURO? Seguramente habrás llegado a alguna parte dentro
de otros diez años más, pero la cuestión es: ¿adónde? ¿En quién te habrás convertido? ¿Cómo vivirás? Ahora es el momento para
diseñar los próximos diez años de tu vida, y no una vez que hayan transcurrido. Debemos aprovechar este momento. Ya nos
encontramos en el último tramo de la década de los '90, estamos viviendo los últimos años del siglo XX y, dentro de poco nos
encontraremos en el siglo XXI... ¡en un nuevo milenio! Sí, el 2000 estará aquí antes de que nos demos cuenta y, dentro de
apenas diez años, en el 2007, miraremos atrás y recordaremos este día tal como hoy evocamos 1987. La pregunta es: ¿Te
sentirás contento cuando contemples los años noventa, o quizá avergonzado? ¿Satisfecho o frustrado?
En esencia, para dirigir nuestras propias vidas debemos hacernos cargo del control de nuestras acciones. Lo que configura
nuestra vida no es lo que hacemos "de vez en cuando", sino lo que hacemos de forma consistente, constante, vale decir, LA
ACCIÓN. Pero... ¿cuál es la esencia de la acción? La respuesta es el poder de la determinación. Todo aquello que sucede en tu
vida, comienza con una decisión y el destino de cada uno queda configurado en "ese momento" de decisión. Ésa es precisamente
la etimología del término budista ichinen: "UN instante". Las decisiones que estás tomando ahora mismo, cada día, no solo
configurarán la forma en que te sientas hoy, sino también aquello en lo que te convertirás a lo largo de la primera década del
2000 e incluso más allá.
Y si así lo decidimos, podemos transformar nuestras vidas en una verdadera obra de arte. ¿Cómo? Simplemente tomando HOY
MISMO las decisiones acerca de cómo queremos vivir en el 2000 y más allá. Y si no tomás HOY esas decisiones, entonces ya
has tomado de algún modo una decisión negativa: es decir, la decisión de dejarte dirigir por las circunstancias en lugar de
configurar tu destino. Toda la vida puede cambiar en un sólo día: es el día en que decidas no simplemente “lo que te gustaría”
tener en la vida o aquello en lo que desearías convertirte, sino en quién te comprometés a ser, hacer y tener en tu vida (en ese
orden y sin saltearse ninguno). Esa diferencia de ichinen entre “lo que me gustaría” y “lo que realmente estoy dispuesto a hacer
para llevar a cabo ese cambio” marca la diferencia. Porque muchas veces decimos: "Me gustaría ganar más dinero o tener tal o
cual trabajo". O bien: "Quisiera tener una mejor comunicación con mis hijos". Y hasta nos animamos a decir "Deseo el kosen-rufu
del mundo...", "Quiero transformar mi medio ambiente", etc. Pero ESA CLASE DE AFIRMACIONES NO IMPLICAN NINGÚN
COMPROMISO. En ella sólo afirmamos una preferencia, no una determinación. No son más que débiles oraciones que ni siquiera
contienen la fe necesaria para emprender ningún cambio.
Y no sólo tenés que decidir con qué resultados querés comprometerte, sino también LA CLASE DE PERSONA QUE TE
COMPROMETÉS A SER. Lamentablemente, en lugar de eso perdemos mucho tiempo buscando justificaciones: no alcanzamos los
objetivos o no vivimos la vida que deseamos por culpa de cómo nos trataron nuestros padres, o debido a la falta de
oportunidades durante nuestra juventud, o a la educación que no recibimos, o porque somos demasiado viejos, o demasiado
jóvenes... Todas estas no son mas que excusas limitadoras y destructivas.
Por el contrario, utilizar el poder de decisión frente al Gohonzon nos proporciona la capacidad para arrollar cualquiera de estas
excusas que se nos interpongan en el camino y cambiar lo que debemos cambiar tan sólo en "un instante" (ichinen). Tu vida
cambia en el mismo instante en que tomás una decisión nueva, congruente y comprometida frente al Gohonzon: es
precisamente de eso que trata la oración, ni más ni menos. La verdadera oración actúa como movilizador de nuestra vida, es el
poder que enciende el proceso de convertir lo invisible en visible, lo imposible en posible, la derrota en triunfo. Las verdaderas
decisiones son catalizadores que transforman nuestros sueños en realidad.
Inicialmente, no es tan importante saber CÓMO vas a poder alcanzar un resultado: LO IMPORTANTE CONSISTE EN DECIDIR QUE
ENCONTRARAS UN CAMINO A TRAVÉS DE LA PRACTICA. Pero la mayoría de nosotros no sabemos aún lo que significa tomar una
verdadera decisión: todavía no nos damos cabal cuenta de la inmensa fuerza de transformación que genera una decisión
congruente y comprometida. Y en parte esto se debe a que nos hemos habituado a usar la palabra "decisión" de una manera tan
imprecisa que ha terminado por significar algo así como una "lista de deseos". De este modo, en lugar de tomar verdaderas
decisiones, seguimos afirmando tibias preferencias. Tomar una verdadera decisión significa DESCARTAR CUALQUIER OTRA
POSIBILIDAD. En otras palabras, requiere comprometerse en lograr un resultado, un objetivo, y descartar cualquier otra
posibilidad que no sea ésa.
Existe un impedimento final para ejercer este poder infinito de la decisión: y es que debemos superar nuestro temor a
equivocarnos. Sin duda que te equivocarás, pero tendremos que aprender a superarlo esforzándonos por aprender de nuestros
errores y hacer surgir nuestra sabiduría en lugar de autoflagelarnos. Cualquier persona que haya obtenido prueba real te podría
decir que concretó sus objetivos porque tomó más decisiones que los demás. En efecto, si emprendés la acción diez veces al
día -mientras otros actúan solamente una vez al mes, por así decirlo- ¡habrás acumulado diez meses de experiencia en un sólo
día!
Y en los momentos más difíciles, recordemos que un retraso en el logro de nuestro objetivo no implica un fracaso: lo que
parece imposible a corto plazo, finalmente se logra si se persiste en ello. Vale decir que para triunfar debemos pensar de forma
consistente a largo plazo. Estos altibajos o "rachas" no son más que etapas comparables a los cambios estacionales: ninguna
estación dura eternamente sino que toda la vida es un ciclo de siembra, maduración, descanso y renovación. Nichiren Daishonin
dice: “Los que creen en el Sutra del Loto son como el invierno, que jamás deja de convertirse en primavera. Nunca he visto u
oído que el invierno retroceda y se convierta en otoño”. Parece una sencilla frase que enuncia algo obvio pero, en realidad, está
sometiendo a prueba nuestra convicción en el Gohonzon: al igual que sabemos que luego del invierno viene la primavera,
¿vivimos cada instante de nuestra vida con la convicción de que estamos construyendo de manera inexorable una primavera para
nosotros y los demás?
Son nuestras decisiones, y no nuestras circunstancias, las que determinan nuestro propio destino. Una decisión Verdaderamente
comprometida frente al Gohonzon es la fuerza que cambia nuestras vidas. Y se trata de un poder que tenemos a nuestra
disposición en cualquier momento, siempre y cuando "decidamos" utilizarlo. ¨

Anatomia del Ichinen

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