Está en la página 1de 45

'

:;,\b_323.6S I
fSP I
BIBLIOTECA U.C.M. 1

lllllll lllll l l l lllll lllll lllll lllll lllll lllll lllll l l llll 1

5308932543 1

POLÍTICAY SOCIEDAD 1

11 1

LOS TRES MUNDOS 1

DEL ESTADO 1

DEL BIENESTAR 1

1
!
G0STA ESPING-ANDERSEN

ESCUELA UNIVERSITARIA DE TRABAJO SOCIAL


BIBLIOTECA

'
EDICIONS ALFONS EL MAGNANIM
INSTITUCIÓ VALENCIANA D'ESTUDIS I INVESTIGACIÓ

i ~~~~~f}~J!Jc,YfoLEE~S!~~A 1993
o

ÍNDICE

Índice de Tablas .......................................................................................... . 9


1
13
i;t;ii~~~·¡ó~::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: 17

Parte I
Los tres regímenes del Estado del bienestar

1 Las tres economías políticas del Estado del bienestar .......... :................ 25
2 La desmercantilización en la política social. ......._.................................... 57
3 El Estado del bienestar como sistema de estratificación........................ 81
4 El Estado y el mercado en la formación de los sistemas de pensiones.. 109
5 Regímenes de distribución en la estructura de poder . ........ ....... .... ..... ... 141
Título original: The Three Wor/ds of Welfare Capitalism
(Polity Press - Basil Blackwell, 1990) P~II
TradU:cción de Begoña Arregui Luco El ,.E{ltado del bienestar en la estructura del empleo

© G0sta Esping-Andersen, 1990 6 El Estado del bienestar y los regímenes del mercado de trabajo ... .-........ 189
© Edicions Alfons el Magnanim-IVEI, Valencia, 1993 7 La adaptación institucional al pleno empleo........................................... 211
PI. Alfons el Magnanim, 1, I' 8 Las tres trayectorias del empleo postindustrial .................... ............ ..... 24 7
46003 Valencia
Conclusión
j Diseño de·la cubierta: Aula Gráfica, C.B.
Ilustración: Peter Howson, J ourney' s End ( 1987) 9 Los regímenes del Estado del bienestar
en la estructura postindustrial ........... ,.................................................... 283
IMPRESO EN ESPAÑA
PRINTED IN SPAIN Bibliografia ................................. . 295

~> C • ISBN: 84-7822-097-6


DEPOSITO LEGAL: V -1296-1993
GRAFICAS HURTAOO. S.L - MAESTIW LOPE, 59 Y 65 · 46100 BURJASSOT (VALENCIA)

ESCUELA UNIVERSITARIA DE TRAB.,IJO SOCIAL


l31BLIOTECA
22 G0STA ESPING-ANDERSEN

de las estructuras del empleo; en el primero de éstos analizarnos cómo


los Estados del bienestar se han convertido en las instituciones clave
para arbitrar en los dilemas y las tensiones que surgen con un com-
promiso de pleno empleo. En el último, argumentamos que es falso
creer en la aparición de una pauta general de empleo postindustrial.
Identificarnos tres trayectorias cualitativamente diferentes; cada una
de ellas debe su dinámica a la estructuración del Estado del bienes-
tar. Concluirnos señalando que cada trayectoria produce su propio re-
sultado de estratificación y genera, por tanto, escenarios de conflicto
muy distintos.
El libro, pues, contempla el Estado del bienestar corno la principal PARTE I
institución para la construcción de diferentes modelos dei capitalismo LOS TRES REGÍMENES
de la postguerra; de ahí la elección de su título original The Three DEL ESTADO DEL BIENESTAR
Worlds of Welfare Capitalism.
1 , ,
LAS TRES ECONOMIAS POLITICAS
DEL ESTADO DEL BIENESTAR*

EL LEGADO DE LA ECONOMÍA POLÍTICA CLÁSICA

La mayoría de los debates sobre el Estado del bienestar han estado


guiados por dos cuestiones. Primera: ¿Disminuirá la relevancia de las
clases s9ciales con la ampliación de la ciudadanía social? En otras pa-
labras, ¿puede el Estado del bienestar transformar fundamentalmen-
te la sociedad capitalista? Segunda: ¿Cuáles son las fuerzas causales
que hay detrás del desarrollo del Estado de bienestar?
Estas preguntas no son nuevas; de hecho, ya fueron formuladas
por los economistas del siglo XIX cien años antes de que existiera un
Estado del bienestar propiamente dicho. Los economistas clásico 9
-de tendencia liberal, conservadora, o marxista- estaban preocupa-
dos por la relación existente entre capitalismo y bienestar.
Ciertamente dieron diferentes respuestas (y normativas con frecuen-
cia), pero sus análisis convergían en la relación existente entre el
mercado (y la propiedad) y el Estado (democracia).
El neoliberalismo contemporáneo es en buena medida un eco de la
economía política liberal clásica. Para Adam Smith, el mercado era el
medio por excelencia para la abolición de las clases, la desigualdad y
el privilegio. Aparte de un mínimo necesario, la intervención del Es-

* Este capítulo es una adaptación de un artículo aparecido anteriormente en Canadian


Review of Sociology and Anthropology, Vol. 26:2 (1989), con el título de "Las tres econo-
mías políticas del Estado del bienestar'.
26 G0S'rA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 27

tado sólo serviría para ahogar el proceso igualatorio del intercambio Tanto los economistas conservadores como los marxistas entendie-
competitivo y crearía monopolios, proteccionismo e ineficacia: el ron esta contradicción, pero propusieron, por supuesto, soluciones
Estado sostiene las clases, el mercado puede anular potencialmente opuestas. La crítica conservadora más coherente del laissez-faire pro-
la sociedad de clases (Smith, 1961, II, esp. pp. 232-6).' vino de la escuela histórica alemana, especialmente de Friedrich List,
Los economistas liberales pocas veces estaban de acuerdo cuando Adolph Wagner y Gustav Schmoller. Se negaron a creer que el simple
se trataba de defender una política concreta. Nassau Senior y más circuito monetario del mercado fuera la única o la mejor garantía de
tarde los liberales de Manchester destacaron el elemento laissez-fai- la eficacia económica. Su ideal era la perpetuación del patriarcado y
re de Smith, rechazando cualquier forma de protección social que es- del absolutismo como la mejor protección social, política y legal posi-
tuviera fuera del circuito monetario. A su vez, J.S. Mili y "los libera- ble para un capitalismo sin lucha de clases. ·
les reformados" abogaron por una limitada regulación política. Sin Una destacada escuela conservadora promovió el "Estado del bie-
embargo, todos estaban de acuerdo en que el camino hacia la igual- nestar monárquico", que garantizaría el bienestar social, la armonía
dad y la prosperidad debía ser preparado con el máximo de libertad de las clases, la lealtad y la productividad. En este modelo, un siste-
de mercado y el mínimo de interferencia estatal. ma de producción eficaz no surge de la competencia, sino de la disci-
Su adopción entusiasta del capitalismo de mercado puede parecer plina. Un estado autoritario sería con mucho superior al caos de los
ahora injustificada. Pero no debemos olvidar que la realidad de la que mercados para tratar de lograr la armonía entre el Estado, la comuni-
hablaban era la de un Estado que apoyaba privilegios absolutistas, el dad y el individuo. 3
proteccionismo mercantilista y una corrupción generalizada. Lo que La economía política conservadora surgió como reacción a la ·revo-
ellos atacaban era un sistema de gobierno que reprimía sus ideales lución francesa y a la Comuna de París. Era declaradamente naciona-
tanto de libertad como de iniciativa privada. Por lo tanto, la suya era lista y antirrevolucionaria y pretendía detener el impulso democráti-
una teoría revolucionaria y, desde esta perspectiva, podemos com- co. Temía la nivelación social y favorecía una sociedad que conservara
l prender por qué algunas veces se puede interpretar a Adam Smith co- al mismo tiempo la jerarquía y las clases. La clase, el rango y el sta-
mo a Karl Marx. 2 tus eran algo natural y dado; sin embargo, los conflictos de clase no lo
La democracia se transformó en el talón de Aquiles para muchos eran. Si se permitía la participación democrática de las masas y se
liberales. En tanto que el capitalismo estuvo configurado por un mun- dejaban disolver los límites de la autoridad y del status, el resultado
:)
do de pequeños propietarios, la propiedad en sí misma tendría poco sería el colapso del orden social.
que temer de la democracia. Pero con la industrialización surgieron La economía política marxista no sólo aborrecía los efectos atomi-
las masas proletarias, para las que la democracia era un medio de re- \,
zadores del mercado, sino que también atacaba la pretensión liberal
ducir los privilegios de la propiedad. Los liberales temían con razón el
sufragio universal, porque eventualmente podía politizar la lucha por
la distribución, alterar el mercado y alimentar ineficacias. Muchos li- ' Esta tradición es prácticamente desconocida para los lectores anglosajones porque se
berales llegaron a pensar que la democracia usurparía o destruiría el ha traducido muy poco al inglés. Un texto clave que influyó mucho en el debate público
y más tarde en la legislación social fue Rede über die Soziale Frage (1872), de Adolph
mercado. Wagner. Para una panorámica de esta tradición de economía política en inglés, véase
Schumpeter (1954), y sobre todo Bower (1947).
Dentro de la tradición católica los textos fundamentales son las dos encíclicas papa-
les, Rerum Novarum (1891) y Quadragesimo Anno (1931). La principal finalidad de la
' Se cita a menudo a Adam Smith, pero coi.si nunca se le lee. Un examen más profundo economía social católica es una organización social en la que una familia fuerte se inte-
de sus escritos revela un grado de matización y una serie de reservas que restringen gra en corporaciones interclasistas, ayudada por el Estado en términos del principio de
sustancialmente un entusiasmo excesivo por las ventajas del capitalismo. subsidiaridad. Para una discusión reciente, véase Richter (1987).
' En La riqueza de las Naciones (1961, II. p. 236), Smith hace el siguiente comentario A1 igual que los liberales, los economistas conservadores también tienen sus reso-
acerca de los Estados que apoyan el privilegio y la seguridad de los propietarios: "el go- nancias contemporáneas, aunque son sustancialmente menos numerosas. Un resurgi-
bierno civil, hasta hora instituido para la seguridad de la propiedad, en realidad está miento tuvo lugar con el concepto fascista del Estado corporativo (Standisch) de
instituido para la defensa de los ricos contra los pobres, o de la de aquellos que tienen Ottmar Spann en Alemania. El principio de subsidiaridad guía todavía gran parte de la
alguna propiedad contra los que no tienen ninguna en absoluto". política democratacristiana alemana (véase Richter, 1987).
28 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS JJEL ESTADO IJEL BIENESTAR 29

de que los mercados garantizan la igualdad. Puesto que la acumula- equilibrio del poder de las clases se altera profundamente cuando los
ción de capital niega la propiedad a la gente, como indica Dobb trabajadores disfrutan de derechos sociales, ya que el salario social
(1946), el resultado final será la cada vez más profunda división de disminuye la dependencia de los obreros respecto del mercado y !os
clases. Y como ésta genera agudos conflictos, el Estado liberal se verá empresarios y entonces se convierte en un recurso potencial de po-
forzado a desprenderse de sus ideales de libertad y neutralidad yaca- der. Para Heimann, la política social introduce un elemento ajeno a la
bará defendiendo a las clases propietarias. Para el marxismo, éste es economía política capitalista. Es un caballo de Troya que puede pene-
el fundamento de la dominación de clase. trar en la frontera entre capitalismo y socialismo. Esta posición inte-
· La cuestión central, no sólo para el marxismo sino para todo el de- lectual ha gozado de un resurgimiento en el marxismo reciente (Offe,
bate contemporáneo sobre el Estado del bienestar, es si, y bajo qué 1985; Bowles y Gintis, 1986).
condiciones, pueden ser anuladas por la democracia parlamentaria El modelo socialdemócrata, como se ha señalado más arriba, no
las divisiones de clase y las desigualdades sociales producidas por el abandonó necesariamente la idea ortodoxa de que, en el fondo, la
capitalismo. igualdad fundamental requiere una socialización de la economía. Sin
Temiendo que la democracia pudiera producir el socialismo, los li- embarg-o, la experiencia histórica pronto demostró que la socialización
berales estaban poco predispuestos a que ésta se extendiera. Los so- era una meta que no podía ser perseguida de modo realista a través
cialistas, por el contrario, sospechaban que el parlamentarismo sería del parlamentarismo.''
poco más que un caparazón vacío o, como sugirió Lenin, un mero "lu- La aceptación por parte de la socialdemocracia del reformismo
gar para habladurías" (,Jcssop, 1982). Esta línea de análisis, que re- parlamentario como su estrategia principal para la igualdad y el so-
percutió en gran parte del marxismo contemporáneo, produjo la cre- cialismo se estableció bajo dos premisas. La primera era que los tra-
encia de que las reformas sociales eran poco más que un dique en un bajadores necesitan recursos sociales, sanidad y educación para parti-
orden capitalista que hacía agua constantemente. Por definición, ta- cipar de hecho como ciudadanos socialistas. La segunda premisa era
les reformas no podían ser una respuesta al deseo de emancipación de que la política social no sólo es emancipatoria sino también una con-
las clases trabajadoras.4 dición previa para la eficacia económica (Myrdal y Myrda!, 1936).
Tuvo que producirse una mayor ampliación de los derec.hos políti- Siguiendo a Marx, en este razonamiento el valor estratégico de las po-
cos antes de que los socialistas pudieran aceptar incondicionalmente líticas de bienestar social reside en que ayudan a promover la marcha
un análisis más optimista del parlamentarismo. Las contribuciones hacia adelante de las fuerzas productivas en el capitalismo. Pero el
teóricas más sofisticadas provinieron de los marxistas austro-alema- encanto de la estrategia socialdemócrata residía en que la política so-
nes tales como Adler, Bauer y Eduard Heimann. Según Heimann cial también redundaría en una movilización de fuerzas. Al erradicar
(1929), es posible que las reformas conservadoras estuvieran motiva- la pobreza, el desempleo y la completa dependencia salarial, el Estado
das por poco más que un deseo dP contener la movilización dP los tra- del bienestar incrementa las capacidades políticas y disminuye las di-
bajadores. Pero una vez introducidas, se vuelven contradictorias: el visiones sociales que son obstáculos para la unidad política entre los
trabajadores.

' Los principales exponentes de este análi;,is son la escuela alemana de la "derivación
del Estado" (Muller y Neussus, 1973); OfTe (1972); O'Connor (1973); Gough (1979); y
también la obra de Poulantzas (1973). Como indican Skocpol y Amenta (1986) en su ex- ' Esta constatación provino de dos tipos de experienciás. Una, tipificada por el socialis-
celente revisión, el enfoque está lejos de ser unidimensional. Así, Offe, O'Connor y mo sueco en los años 20, fue el descubrimiento de que ni siquiera la base de la clase
Gough identifican también la función de las reformas sociales como concesiones a la~ obrera mostraba mucho entusiasmo por la socialización. De hecho, cuando los socialis-
demandas de las masas y como potencialmente contradictorias. tas suecos constituyeron una comisión especial para preparar los planes para la sociali-
Históricamente, la oposición socialista a bs reformas parlamentarias estuvo menos zación, después de diez años de investigación concluyeron que sería casi imposible lle-
motivada por la teoría que por la realidad. August Bebe!, el gran líder de la socialdemo- varla a la práctica. Una segunda clase de experiencia, tipificada por los socialistas no-
cracia alemana. rechazó la legislación social pionera de Bi~marck no porque no estu- ruegos y el gobierno del frente popular de Blum en 1936, fue el descubrimiento de que
viera a favor de la protección social, sino por los descarados y divisorios motivos antiso- las propuestas radicales podían ser saboteadas fácilmente por la capacidad de los capi-
cialistas que había detrás de las reformas de Bismarck. talistas para retirar las inversiones y para exportar su capital al extranjero.
30 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DF:L BJENESTAR 31

El modelo socialdemócrata, pues, tiene la paternidad de una de las


hipótesis dominantes e1¡. el debate contemporáneo sobre el Estado del La perspectiva estructuralista/sistémica
bienestar: la movilización parlamentaria de las clases sociales es un
medio para la realización de los ideales socialistas de igualdad, justi- La teoría estructuralista o sistémica trata de aprehender en su to-
cia, libertad y solidaridad. talidad la lógica del desarrollo. Es el sistema el que "quiere" y, por
tanto, lo que ocurre se interpreta fáéilmente como un requisito funcio-
LA ECONOMÍA POLITICA DEL ESTADO DEL BIENESTAR nal para la reproducción de la sociedad y de la economía. Debido a
que su atención se centra en las leyes del movimiento de los sistemas,
Los pioneros de la economía política definieron las bases analíticas esta perspectiva se inclina por acentuar las similitudes entre las na-
de gran parte del actual conocimiento intelectual. Aislaron las varia- ciones en lugar de sus diferencias, siendo la industrialización o el ca-
bles básicas de clase, estado, mercado y democracia y formularon las pjt¡ilismo sobredeterminantes de las variaciones culturales o de las
proposiciones fundamentales sobre ciudadanía y clase, eficiencia e diferencias en las relaciones de poder.
igualdad, capitalismo y socialismo. La ciencia social contemporánea Una variante empieza con una teoría de la sociedad industrial y
se distingue de la economía política clásica en dos frentes científica- sostiene que la industrialización hace a la vez necesaria y posible la
mente claves. Primero, se define a sí misma como una ciencia positiva política social; necesaria porque los modos preindustriales de repro-
y rechaza la prescripción normativa (Robbins, 1976). Segundo, los aucción social, tales como la familia, la iglesia, noblesse oblige, y la so-
economistas clásicos tuvieron poco interés por la variabilidad históri- lidaridad gremial son destruidas por las fuerzas que forman parte de
ca: consideraban que sus esfuerzos se dirigían hacia un sistema de le- la modernización, tales como la movilidad social, la urbanización, el
yes universales. Aunque la economía política contemporánea todavía individualismo y la dependencia del mercado. Lo esencial del caso es
se empeña a veces en creer en verdades absolutas, el método compa- que el mercado no es un sustituto adecuado porque abastece sólo a los
rativo e histórico que sostiene hoy casi toda la buena economía políti- que son capaces de actuar en él. De aquí que la "función del bienestar
ca revela variación y permeabilidad. social" sea adecuada para el Estado nación.
A pesar de estas diferencias, el conocimiento intelectual más re- El Estado del bienestar se ha hecho posible también por el surgi-
ciente tiene como punto central de mira la relación que existe entre miento de la moderna burocracia como una forma de organización ra-
economía y Estado definida por los economistas del siglo XIX. Y, dado cional, unjversalista y eficaz. Es un medio para gestionar los bienes
el enorme crecimiento del Estado del bienestar, es comprensible que colectivos, pero también un centro de poder por sí mismo y, por tan-
éste se haya transformado en un gran banco de pruebas para teorías to, se verá inducido a promover su propio crecimiento. Este tipo de
enfrentadas de economía política. razonamiento ha inspirado la así llamada perspectiva de la "lógica
Revisaremos más adelante las contribuciones d' la investigación del industrialismo", según la cual el Estado del bienestar surge cuan-
comparativa sobre el desarrollo de los Estados del bienestar en países do la economía industrial moderna destrnye las instituciones socia-
capitalistas avanzados. Se argumentará que la mayoría del debate les tradicionales (Flora y Alber, 1981; Pryor, 1969). Pero la tesis tie-
académico ha estado mal dirigido, principalmente porque se separó ne dificultades a la hora de explicar por qué la política social del go-
de sus fundamentos teóricos. Por lo tanto, debemos recuperar tanto la bierno sólo apareció cincuenta y a veces incluso cien años después
metodología como los conceptos de la economía política con el fin de de que la comunidad tradicional fuera efectivamente destruida. La
estudiar adecuadamente el Estado dei bienestar. Esto constituirá el respuesta básica se inspira en la Ley de Wagner de 1883 (Wagner,
punto central de la sección final del presente capítulo. 1962) y en Alfred Marshall (1920), según los cuales es necesario un
En las explicaciones sobre los Estados del bienestar han dominado cierto nivel de desarrollo económico, y por tanto de excedente, para
dos 'formas tipos de perspectiva; una acentúa· estructuras y sistemas · permitir la desviación de recursos escasos de su uso productivo (in-
globales y la otra, ·instituciones y actores. , versión) hacia el bienestar social (Wilensky y Lebeaux, 1958). En es-
te sentido, esta perspectiva sigue los pasos de los viejos liberales. La
redistribución social pone en peligro la eficiencia y sólo a partir de
32 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 33

un cierto nivel económico se evitará la suma negativa en el trade-off alimentó gran parte del análisis institucionalista. La perspectiva insti-
(Okun, 1975). tucional, cuyo mejor representante fue Polanyi (1944), aunque tam-
El nuevo marxismo estructuralista es sorprendentemente parale- bién estaba representada por diversos exponentes antidemocráticos de
lo. Abandonando la clásica teoría de sus antecesores fuertemente cen- la escuela histórica, insiste en que cualquier intento de aislar la econo-
trada en la acción, su punto de partida analítico es que el Estado del mía de las instituciones sociales y políticas, destruiría la sociedad hu-
bienestar es un producto inevitable del modo de producción capitalis~ mana. La economía debe estar incrustada en comunidades sociales pa-
ta. La acumulación de capital crea contradicciones que hacen inevi- ra que sobreviva. Por eso, Polanyi ve la política social como una pre-
table la reforma social (O'Conñor, 1973). En esta tradición del mar- condición necesaria para la reintegración de la economía social.
xismo, al igual que en su equivalente "lógica del industrialismo", el Una variante reciente e interesante de la teoría de la alineación
Estado del bienestar prácticamente no necesita ser promovido por ac- institucional es el razonamiento de que los 'Estados del bienestar apa-
tores políticos, bien sean sindicatos, partidos socialistas, asociaciones recen más fácilmente en las economías pequeñas y abiertas que son
humanitarias "o reformadores ilustrados. La cuestión es que el Estado espe~ialmente vulnerables a los mercados internacionales. Tal como
como tal está situado de tal forma que las necesidades colectivas del muestran Katzenstein (1985) y Cameron (1978), existe una mayor in-
capital son satisfechas en cualquier caso. Las premisas de la teoría clinación a regular los conflictos de distribución entre clases a través
descansan en dos supuestos cruciales: primero, que el poder es estruc- del gobierno y de la concertación de intereses cuando tanto empresa-
tural y segundo, que el Estado es "relativamente" autónomo de las di- rios como trabajadores están sometidos a fuerzas que escapan al con-
rectrices de clase (Poulantzas, 1973; Block, 1977; para una evaluación trol nacional.
·crítica reciente de toda esta bibliografía, véase Therborn, 1986a; y El impacto de la democracia sobre los Estados del bienestar se ha
Skocpol y Arnenta, 1986). discutido siempre desde J.S. Mill y Alexis de Tocqueville. El razona-
La perspectiva de la "lógica del capitalismo" sugiere cuestiones di- miento se expresa típicamente sin referencia a ningún agente o cla-
fíciles. Si, como argumenta Przeworski (1980), el consenso de la clase se social an concreto; es en este sentido en el que es institucional. En
trabajadora se logra en base a la hegemonía material, esto es, por su- su formulación clásica, la tesis era simplemente que las mayorías fa-
bordinación voluntaria al sistema. es difícil comprender por qué hasta vorecerán la distribución social para compensar la debilidad o los
un 40. por ciento del producto nacional debe ser asignado a las activi- riesgos del mercado. Si los asalariados están dispuestos a pedir un sa-
dades de legitimación de un Estado del bienestar. Un segundo proble- lario social, igualmente los capitalistas (o los agricultores) creen con-
ma es derivar actividades del Estado a partir de un análisis del "mo- veniente pedir protección en forma de aranceles, monopolios o subsi-
do de producción". Quizá la Europa del Este no llega a ser socialista, dios. Lá democracia es una institución que no puede resistirse a las
pero tampoco es capitalista. Sin embargo, también allí encontramos demandas de la mayoría.
"Estados del bienestar". ¿Será porque la acumulación tiene requisitos La tesis de la democracia tiene muchas variantes en sus formula-
funcionales con independencia de cómo proceda? (Skocpol y Amenta, ciones modernas. Una identifica las etapas de la formación de la na-
1986; Bell, 1978). ción en las cuales la ampliación a la plena ciudadanía debe incluir
también los derechos sociales (Marshall, 1950; Bendix, 1964; Rokkan,
La perspectiva institucional 1970). Una segunda variante, desarrollada por la teoría pluralista y
por la teoría de la elección pública (public-choice), argumenta que la
Los economistas clásicos dejaron claro por qué las instituciones de- democracia alimentará una intensa competición de los partidos políti-
mocráticas deberían influir en el desarrollo del Estado del bienestar. cos alrededor del votante medio, lo cual, a su vez, alimentará un gas-
Los liberales temían que una democracia plena pudiera poner en peli- to público creciente. Tufte (1978), por ejemplo, sostiene que las mayo-
gro los mercados e iniciar el socialismo. Bajo su punto de vista, la li- res expansiones de la intervención pública se producen en períodos
bertad necesitaba una defensa de los mercados contra la intrusión po- electorales, como una manera de movilizar a los votantes.
lítica. En la práctica, esto es lo que el Estado del laissez-faire pretendía Esta perspectiva se enfrenta con considerables problemas empíri-
llevar a cabo. Pero fue este divorcio entre política y economía lo que cos (Skocpol y Amenta, 1986). Cuando sostiene que los Estados del
34 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 35

bienestar se desarrollan con mayor probabilidad cuanto más extendi- puesta es que en el mercado los asalariados están intrínsecamente
dos están los derechos -democráticos, la tesis se enfrenta con la singu- atomizados y.estratificados, se ven obligados a competir, están inse-
laridad histórica de que las primeras y principales iniciativas en di- guros y dependen de decisiones y fuerzas fuera de su control. Esto li-
rección al Estado del bienestar tuvieron lugar antes de la democracia, mita su capacidad para la solidaridad y la movilización colectivas.
y estuvieron profundamente motivadas por el deseo de detener su rea- Los derechos sociales, la seguridad de los ingresos, la igualdad y la
lización. Tal fue sin duda el caso de Francia con Napoleón III, el de erradicación de la pobreza que un Estado del bienestar universalis-
Alemania con Bismarck y el de Austria con Von Taaffe. A la inversa, ta persigue, son las precondiciones necesarias para la fuerza y la
el desarrollo del Estado del bienestar se retrasó más allí donde la de- unidad que demanda el poder colectivo de movilización (Esping-An-
mocracia llegó pronto, como en los Estados Unidos, Australia y Suiza. dersen, 1985a).
Esta aparente contradicción se puede explicar, pero sólo haciendo re- El problema más difícil para esta tesis es especificar las condicio-
ferencia a las clases sociales y a la estructura social: las naciones con nes para la movilización del poder, El poder depende de los recursos
una democracia temprana eran predominantemente agrarias y esta- que emanan de los resultados electorales y de la negociación colecti-
ban dominadas por pequeños propietarios que utilizaban sus dere- va. A su vez, la movilización del poder depende de los niveles de orga-
chos de voto para reducir los impuestos, no para subirlos (Dich, 1973). nización de los sindicatos, de la proporción de votos y de los escaños
Por el contrario, las clases dirigentes de regímenes autoritarios esta- parlamentarios y carteras ministeriales que detentan los partidos
ban mejor situadas para imponer elevados impuestos a gentes poco obreros o de izquierda. Pero el poder de un agente no puede estar in-
predispuestas para ello. dicado simplemente por sus propios recursos; dependerá de los _recur-
sos de las fuerzas contendientes, de la duración histórica de su movi-
LA CLASE SOCIAL COMO AGENTE POLÍTICO lización y de pautas de alianzas de poder.
Se pueden hacer algunas objeciones válidas a la tesis de la movili-
Hemos señalado que la defensa de la tesis de la movilización de las zación de las clases; en especial hay tres que son fundamentales. Una
clases proviene de la economía política socialdemócrata. Difiere de los es que la sede de la toma de decisiones y del poder puede trasladarse
li análisis estructtiralista e institucional por su énfasis en las clases so- desde los parlamentos a las instituciones neocorporativistas de inter-
ciales como los agentes principales de cambio y por su argumento de mediación de intereses (Shonfield, 1965; Schmitter y Lembruch,
que el balance de poder de las clases determina los resultados de la 1979). Una segunda crítica es que la capacidad de los partidos de los
distribución. El destacar la movilización activa de las clases no niega trabajadores para influir en el desarrollo del Estado del bienestar es-
necesariamente la importancia del poder estructural o hegemónico tá circunscrita por la estructura del poder de los partidos de dere-
(Korpi, 1983). Pero conlleva la idea de que, en principio, los parla- chas. Castles (1978; 1982) ha señalado que el grado de unidad entre
mentos son inst{tuciones eficaces para trasladar el poder movilizado los partidos conservadores es más importante que el poder activado
a las políticas y reformas deseadas. Consecuentemente, la política de la izqµ,ierda. Otros autores han subrayado el hecho tle que los par-
parlamentaria es susceptible de restar valor al poder hegemónico y tidos con denominación ideológica (generalmente social-católicos) en
puede utilizarse para ser:vir a intereses que son antagónicos con el ca- países tales como Holanda, Italia y Alemania movilizan a amplios
pital. Además, la teoría de la movilización de las clases asume que los sectores de las clases obreras y promueven programas de bienestar
Estados del bienestar hacen algo más que aliviar simplemente los que no difieren drásticamente de sus competidores socialistas (Sch-
males momentáneos del sistema: un Estado del bienestar "socialde- midt, 1982; Wilensky, 1981). La tesis de la movilización de las clases
mócrata~ transferirá, por derecho propio, importantes recursos de po- ha sido criticada, y con razón, por su suecocentrismo, es decir, por su
der a los asalariados, reforzando así al movimiento obrero. Como ori- tendencia a definir excesivamente el proceso de moyilización del po-
ginalmente sostuvo Heimann (1929), los derechos sociales hacen re- der en base a la poco común experiencia sueca (Shalev, 1984).
troceder las fronteras del poder capitalista. Estas objeciones hacen alusión a una falacia básica en los supues-
La cuestión de por qué el Estado del bienestar es un recurso de tos de la teoría acerca de la formación de clases: no podemos asumir
poder en sí mismo es vital para la aplicabilidad de la teoría. La res- que el socialismo es la base natural para la movilización de los asala-
36 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 37

riados. De hecho, las condiciones bajo las cuales los trabajadores se El enfoque de la coalición de clases tiene virtudes adicionales. Dos
hacen socialistas todayía no están debidamente documentadas. países como Austria y Suecia pueden tener puntuaciones similares en
Históricamente, las bases organizativas naturales de la movilización variables relativas a la movilización de la clase obrera y, sin embargo,
obrera eran comunidades precapitalistas, sobre todo los gremios, pero tener resultados de política altamente desiguales. Esto se puede ex-
también la Iglesia, la etnia o la lengua. Una referencia fácil a la falsa plicar por las diferencias en la historia de la formación de la coalición
conciencia no explicará por qué los trabajadores holandeses, italianos en los dos países: la consecución de la hegemonía socialdemócrata
0 americanos continúan movilizándose alrededor de principios no so- sueca proviene de su capacidad de forjar la famosa alianza "roja-ver-
cialistas. El dominio del socialismo en la clase trabajadora sueca es de" con los agricultores; la desventaja comparativa de los socialistas
un rompecabezas tan grande como lo es el dominio del confesionalis- 1 austriacos se debe al status de "gueto" que se les asignó en virtud de
mo en la holandesa. 1
la captación de las clases rurales por una coalición conservadora (Es-
ping-Andersen y Korpi, 1984).

~
La tercera objeción, y quizá la más fundamental, tiene que ver con
) la visión lineal, del poder en este modelo. Es problemático sostener En resumen, tenemos que pensar en términos de relaciones socia-
que un incremento numérico de los votos, de la sindicalización, o de les, no sólo en categorías sociales. Mientras las explicaciones estructu-
los escaños, redundará en más Est;:1do del bienestar. Primero, para rales funcionalistas identifican resultados convergentes de los
los partidos socialistas, así como para otros partidos, el umbral mági- Estados del bienestar y los paradigmas de movilización de clases ven
co del "50 por ciento" para las mayorías parlamentarias parece prácti- grandes diferencias, pero distribuidas linealmente, un modelo interac-
camente insuperable (Przeworski. 1985). Segundo, si los partidos so- tivo, como el del enfoque de la coalición, dirige la atención hacia dis-
cialistas representan a las clases trabajadoras en el sentido tradicio- tintos regímenes del Estado del bienestar. -
nal, está claro que nunca tendrán éxito en su proyecto; En muy pocos
casos la clase obrera tradicional ha sido numéricamente mayoritaria ¿QUÉ ES EL ESTADO DEL BIENESTAR?
_.,. su papel se está haciendo rápidamente marginal. 6
Probablemente, la forma más prometedora de resolver el problema Cada paradigma teórico debe definir de alguna forma el Estado
combinado de la linealidad y del carácter minoritario de la clase obre- del bienestar. ¿Cómo sabemos cuándo y si un Estado del bienestar
ra se ~ncuentra en las recientes aplicaciones de la tesis pionera de responde funcionalmente a las necesidades del industrialismo o a la
Barrington Moore sobre la coalición de clases para la transformación reproducción y legitimación capitalista? Y ¿cómo identificamos un
del Estado moderno (Weir y Sckocpol, 1985; Gourevitch, 1986; Esping- Estado del bienestar que corresponda a las demandas que pueda te-
Andersen, 1985a; Esping-Andersen y Friedland, 1982). Así, los oríge- ner una clase obrera movilizada? No podemos someter a prueba argu-
nes del° compromiso keynesiano con el pleno empleo y de la construc- mentos opuestos a menos que exista una concepción compartida, c.o-
ción socialdemócrata del Estado del bienestar se atribuyen a la capaci- mún, del fenómeno que se trata de explicar.
dad de los movimientos de una clase obrera más o menos fuerte para Un notable atributo de toda la literatura es su falta de auténtico
forjar una alianza política con las organizaciones de los agricultores; interés por el Estado del bienestar como tal. Los estudios sobre el
además, se puede argumentar que la permanencia de la socialdemo- Estado del biene~tar han estado motivados por inquietudes teóricas
cracia en el poder ha llegado a depender-de la formación de una coali- acerca de otros fenómenos, tales como el poder, la industrialización o
ción entre la nueva clase obrera y los trabájadores no manuales. las contradicciones capitalistas; generalmente, el Estado del bienes-
tar ha recibido escasa atención conceptual por sí mismo. Si los
Estados del bienestar son distintos, ¿en qué se diferencian? Por otra
parte, ¿cuándo existe de verdad un Estado del bienestar? Esto vuelve
• Obviamente, esto no es un problema sólo para hipótesis parlamentaria basada en la a dirigir nuestra atención a la pregunta original: ¿qué es el Estado
clase; el marxismo estructuralista se enfrer:ta con el mismo problema de especificar las
características de las nuevas clases medias. Si tal especificación no consigue demostrar
del bienestar?
que constituye una nueva clase obrera, ambas variantes de la teoría marxista se en- Una definición normal de manual es que el Estado del _bienestar im-
frentan con problemas serios (aunque no idfnticos). plica una responsabilidad estatal para asegurar unos mínimos básicos
38 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 39

de protección social para sus ciudadanos. Tal definición evita el proble- La mayoría de estos estudios pretenden explicar el Estado del bie-
ma de si las políticas sociales son emancipatorias o no, de si ayudan a nestar; sin embargo, su enfoque centrado en el gasto puede ser erró-
legitimar el sistema o no; de si contradicen o auxilian a los procesos del neo. Los gastos son epifenoménicos a la sustantividad teórica de los
mercado; por otra parte, ¿qué se quiere decir en realidad con la noción Estados del bienestar. Además, la perspectiva lineal clasificatoria
de "básicos"? ¿No sería más apropiado exigir un Estado del bienestar (más o menos poder, democracia o gasto) contradice el concepto socio-
que satisfaga algo más que nuestras necesidades básicas o mínimas de lógico de que el poder, la democracia o el bienestar son fenómenos
protección social? que se encuentran relacionados y estructurados. Al clasificar los
La primera generación de estudios comparativos empezó con este ti- Estados del bienestar según el gasto, asumimos que todo el gasto se
po de conceptualización. Asumían, sin mucha reflexión, que el nivel considera por igual. Pero algunos Estados del bienestar, por ejemplo
de gasto social refleja adecuadamente el compromiso del Estado con el el austriaco, gastan una gran cantidad en subsidios para funcionarios
sistema de bienestar. La intención teórica no era en realidad llegar a 1 privilegiados. Esto no es lo que normalmente consideraríamos un
una comprensión del Estado del bienestar, sino más bien someter a 1 compromiso con la solidaridad y la ciudadanía social. Otros gastan
·1 desproporcionadamente en asistencia social con comprobación previa
prueba la validez de modelos teóricos opuestos en el marco de la econo-
mía política. Al ordenar los países en relación con el grado de urbaniza- del derecho a recibirla. Pocos analistas contemporáneos estarían de
ción, el nivel de crecimiento económico y la proporción de personas ma- acuerdo en que una tradición reformada de ayuda a los pobres puede
yores en la estructura demográfica, se creía que las características esen- ser considerada como un compromiso del Estado del bienestar.
ciales de la modernización industrial estaban consideradas debidamen- Algunos países invierten cantidades enormes en protección fiscal en
te. Por otra parte, las teorías basadas en el poder comparaban los países forma de desgravaciones para los planes privados de pensiones de los
según la fuerza de sus partidos de izquierda o según la capacidad de que se beneficia principalmente la clase media. Pero estas deduccio-
movilización de sus clases obreras. nes en los impuestos no aparecen en las cuentas de gastos. En Gran
Los resultados de la primera generación de comparativistas son difi- Bretaña, el gasto social total ha crecido durante el período Thatcher,
ciles de e\·aluar, porque no hay nada convincente para ninguna teoría aunque ello se debe principalmente al incremento del desempleo. El
en particular. El escaso número de países para establecer comparacio- escaso gasto en algunos programas puede significar un Estado del
nes restringe estadísticamente el número de variables que se puede exa- bienestar comprometido más seriamente con el pleno empleo.
minar al mismo tiempo. Así, cuando Cutright (1965) o Wilensky (1975) Therborn (1983) está en lo cierto cuando sostiene que debemos
encuentran que el.nivel económico, con sus correlatos demográficos y partír de un concepto de la estructura del Estado. ¿Cuáles son los cri-
burocráticos, explican gran parte de las variaciones del Estado del bie- terios con los que deberíamos juzgar si, y cuándo, un Estado es un
nestar en los "países ricos", no incluyen medidas relevantes de la movi- Estado del bienestar? Hay tres enfoques sobre esta cuestión. La pro-
lización de la clase obrera o del grado de apertura de la economía. Sus puesta de Therborn es empezar con la transformación histórica de
conclusiones a favor del enfoque de una "lógica del industrialismo" son, las actividades del Estado. En un auténtico Estado del bienestar, por
. por lo tanto, dudosas. Y cuando He\vitt (1977), Stephens (1979), Korpi lo menos la mayoría de las actividades rutinarias de cada día deben
(1983), Myles (1984a) y Esping-Andersen (1986b) descubren una clara estar dedicadas a atender las necesidades del bienestar social de sus
evidencia a favor de la tesis de la movilización de la clase obrera o cuan- hogares. Este criterio tiene consecuencias de largo alcance. Si medi-
do Schmidt (1982; 1983) encuentra apoyo para un razonamiento neocor- mos simplemente la actividad nitinaria en términos de gastos y de
porativi.sta y Cameron (1978) para uno de apertura económica, lo hacen personal, el resultado es que ningún Estado puede ser considerado un
sin un análisis completo de posibles explicaciones_ alternativas. 7 verdedero Estado del bienestar hasta la década de los 70 y algunos de
los que nosotros clasificamos normalmente como Estados del bienes-
tar no pueden ser calificados como tales porque la mayoría de sus ac-
tividades rutinarias atañen 'a la defensa, a la ley y el orden, a la ad-
' Esta bibliografia ha sido revisada ron gran detalle por varios autores. Véase, por
ejemplo; Wilensky et al. (1985). Para evaluaciones excelentes y más críticas, véase ministración y a otras actividades similares (Therborn, 1983). Los
Uusitalo (1984), Shalev (1983) y Skocpol y Amenta (1986). científicos sociales han aceptado demasiado rápidamente la autopro-
G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 41
40
clamación de Estado del bienestar de algunos países. También han
concluido con demasiada rapidez que si se han introducido los progra- UNA REESPECIFICACIÓN DEL ESTADO DEL BIENESTAR
mas sociales estándar, ha nacido el Estado del bienestar.
El segundo enfoque conceptual procede de la diferenciación clásica Pocas personas podrán discrepar de la proposición de T.H.
de Richard Titmuss (1958) entre Estados del bienestar residuales e Marshall ( 1950) de que la ciudadanía social constituye la idea central
institucionales. En los primeros, el Estado asume la responsabilidad de un Estado del bienestar. Pero hay que dar un mayor contenido a
sólo cuando falla la familia o el mercado; procura limitar sus obliga- este concepto; sobre todo, debe implicar la concesión de los derechos
ciones a los grupos sociales marginales y necesitados. El segundo mo- sociales>Si se da a los derechos sociales el status legal y práctico de
delo se dirige a toda la población, es universalista y abarca un com- los derechos de propiedad, si son inviolables, si se conceden en base
promiso institucionalizado de protección social. En principio, exten- a la ciudadanía y no al comportamiento real, supondrán una desmer-
derá los compromisos de bienestar social a tod~s las áreas de distri- cantilización del status de los individuos con relación al mercado.
bución que sori esenciales para el bienestar de la sociedad. Pero el concepto de ciudadanía social implica también la estratifica-
El enfoque de Titmuss ha inspirado una variedad de nuevos desa- ción social: el status de alguien como ciudadano competirá o incluso
rrollos en la investigación comparativa del Estado del bienestar reemplazará a su posición de clase.
(Myles, 1984a; Korpi, 1980; Esping-Andersen y Korpi, 1984; 1986; El Estado del bienestar no puede ser entendido sólo en términos de
Esping-Andersen, 1985b; 1987b). Se trata de un enfoque que fuerza a los derechos que concede. También debemos tener en cuenta cómo las
los investigadores a trasladarse desde la caja negra de los gastos al actividades del Estado están entrelazadas en la provisión social con
contenido de los Estados del bienestar: programas específicos frente a las del mercado y el papel de la familia. Éstos son los tres principios
programas universales, condiciones para ser benefic1ario, calidad de fundamentales a los que hay que dar un mayor contenido antes de
los subsidios y de los servicios, y. quizá lo más importante, hasta qué hacer ninguna especificación teórica sobre el Estado del bienestar.
P..unto el empleo y la vida laboral están siendo integrados en la am-
pliación por el Estado de los derechos de ciudadanía. El paso a las ti- Derechos y desmercantilización
pologías del Estado del bienestar hace que las clasificaciones lineales
simples sean difíciles de sostener. Conceptualmente, estamos compa- En las sociedades precapitalistas, pocos trabajadores eran estric-
rando tipos de Estados que son categorialmente diferentes. tamente J:!lercancías, en el sentido de que su supervivencia dependía
El tercer enfoque consiste en seleccionar teóricamente los criterios de la venta de su fuerza de trabajo. Al transformarse los mercados en
con los cuales se juzgan los tipos de Estados del bienestar. Esto se universales y hegemónicos, es cuando el bienestar de los individuos
puede hacer midiendo los Estados del bienestar reales en relación a viene a depender enteramente del circuito monetario. El despojar a
un modelo abstracto y clasificando consecuentemente los programas la sociedad de las capas institucionales que garantizaban la reproduc-
concretos o la totalidad de los Estados del bienestar (Day 1978; ción social fuera del contrato laboral, significó la conversión de los in-
Myles, 1984a). Pero este enfoque es ahistórico y no capta necesaria- dividuos en mercancías, su mercantilización. A su vez, la introducción
mente los ideales o los proyectos que los actores históricos pretendían de los modernos derechos sociales implica una pérdida del status de
j realizar en sus esfuerzos por lograr el Estado dél bienestar. Si nues- mera mercancía. La ·desmercantilización se produce cuando se presta
J tro objetivo es poner a prueba teorías causales que impljcan actores, un servicio como un asunto de derecho y cuando una persona puede
deberíamos empezar por las exigencias que fueron realmente promo- ganarse la vida sin depender del mercado. ·
vidas por aquellos actores que consideramos críticos en la historia La mera presencia de la asistencia o seguridad social puede que no
del desarrollo del Estado del bienestar. Es difícil imaginar que al- produzca necesariamente una desmercantilización Ímportante si és-
guien se esforzara por ampliar el gasto per se. tas no liberan sustancialmente a las personas de su dependencia del
mercado. La ayuda a los pobres con comprobación de medios de vida,
posiblemente ofrecerá una red de seguridad en última instancia. Pero
si los subsidios son bajos y están asociados a un estigma social, el sis-
42 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 43

tema de ayuda empujará a participar en el mercado a todos menos a -; El tercer modelo dominante de bienestar social, esto es, el tipo
los más desesperados. Precisamente ése fue el propósito de las leyes Beveridge de subsidio a los ciudadanos, p4ede aparecer a primera vis-
para pobres del siglo XIX en la mayoría de los países. De un modo pa- ta como el más desmercantilizador. Ofrece un subsidio básico e igual
recido, la mayoría de los primeros programas de seguridad social fue- para todos, independientemente de sus actividades, aportaciones y
ron deliberadamente proyectados para maximizar la participación en rendimiento previo. En efecto, puede ser un sistema más solidario,
el mercado laboral (Ogus, 1979). pero no necesariamente desmercantilizador, dado que raras veces ta-
No hay duda de que la desmercantilización ha sido un asunto tre- (' les esquemas han sido capaces de ofrecer subsidios de tal nivel que
mendamente discutido en el desarrollo del Estado del bienestar; para provean a los beneficiarios de una alternativa real al trabajo.
el mundo del trabajo, ha sido siempre prioritaria. Cuando los trabaja- En la práctica, los Estados del bienestar desmercantilizadores son
dores dependen por completo dei mercado, es difícil que se movilicen de fechas muy recientes. Una definición mínima debe implicar que los
para acciones solidarias. Puesto que sus recursos reflejan las _desi- ciudadanos pueden decidir libremente y sin una potencial pérdida del
gualdades del mercado, aparecen las divisiones entre los que están empleo, de ·los ingresos o de la seguridad social" dejar de trabajar
dentro y los que están fuera, haciendo difícil la formación de movi- cuando lo consideren necesario. Teniendo en cuenta esta definición,
mientos obreros. La desmercantilización refuerza al obrero y debilita podríamos, por ejemplo, exigir un s~guro de enfermedad que garanti-
la autoridad absoluta de los empresarios. Justamente por esta razón zara a las personas unos subsidios equivalentes al salario normal y
es por lo que los empresarios se han opuesto siempre a la desmercan- el derecho a la baja laboral con un mínimo informe médico y por el
tilización. tiempo que la persona estimara necesario. Merece la pená resaltar
Los derechos de desmercantilización se han desarrollado de dife- que estas condiciones son las que normalmente disfrutan los funcio-
rentes formas en los Estados del bienestar contemporáneos. En los narios, profesores de universidad y los trabajadores no manuales de
Estados del bienestar en donde predomina la asistencia social, los de- mayor nivel. Habría que exigir algo similar para las pensiones, permi-
rechos no están tan vinculados al comportamiento laboral como a una sos por maternidad, permisos por estudios y seguros de desempleo.
necesidad manifiesta. Sin embargo, la comprobación de ias necesida- Algunos países se han acercado a estos niveles de desmercantiliza-
des y los típicos subsidios escasos sirven para reducir el efecto des- ción, pero sólo hace poco y en muchos casos con importantes excepcio-
mercantilizador. Por eso, en los países en donde este modelo es el do- nes. En casi todos los países, a finales de la década de los años 60 y
minante (principalmente en los países anglosajones), el result1tdo es comienzos de la de los 70, los subsidios se elevaron hasta igualar casi
realmente el fortalecimiento del mercado, puesto que todos excepto los salarios normales. Pero en muchos países, en caso de enfermedad
aquellos que fracasan en el mercado serán animados a contratar pla- se requiere todavía, por ejemplo, un certificado médico puntual; en
nes privados de protección social. otros, el reconocimiento del derecho depende de largos períodos de es-
Un segundo modelo dominante defiende la seguridad social estatal pera de hasta dos semanas y además, en algunos, la duración del de-
obligatoria con derechos reconocidos bastante grandes. Pero, de nuevo, recho es muy corta. Como se verá en el capítulo 2, los Estados del bie-
esto puede que no asegure autümáticamente una desmercantilización nestar escandinavos tienden a ser los más desmercantilizadores y los
sustancial, puesto que 'esto depende en gran medida de las normas anglosajones los menos.
que regulan los subsidios y los que tienen derecho. a ellos. Alemania
fue la pionera en la seguridad social, pero se puede decir que durante EL ESTADO DEL BIENESTAR COMO UN s1s\EMA DE ESTRATIFICACIÓN
la mayor parte del siglo apenas ha aportado nada en la línea de la
desmercantilización a través de sus programas sociales. Los subsidio~ A pesar de la importanc-ia que se confiere a la relación existente
han dependido casi totalmente de las aportaciones y, por lo tanto, del entre ciudadanía y clase social tanto en la economía clásica como en
trabajo y del empleo. E11 otras palabras, no es la mera presencia de un la obra pionera de T.H. Marshall, ésta ha sido descuidada tanto teó-
derecho social, sino las reglas correspondientes y las precondiciones, rica como empíricamente. Por lo general, o bien se ha asumido el pro-
·1as que dictan hasta qué punto los programas del bienestar social blema: (se ha dado por sentado que el Está.do del bienestar crea una
ofrecen auténticas alternativa!' a la dependencia del mercado. sociedad más igualitaria) o se ha abordado estrictamente en términos
44 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 45

de distribución de ingresos o en términos de si la educación fomenta hargo, las alternativas adoptadas por los trabajadores al principio no
la movilidad social ascendente. Una cuestión que parece todavía más fueron menos problemáticas desde el punto de vista de la unidad de
básica es qué clase de sistema de estratificación es el que promueve lq. los trabajadores como una clase solidaria. De manera prácticamente
política social. ~l Estado del bienestar no es sólo un mecanismo que general, el modelo seguido al principio por los trabajadores era el de
interviene en la estructura de la desigualdad y posiblemente la corri- mutualidades autónomas o planes equivalentes de pro_tección social
ge, es un sistema de estratificación en sí mismo, es una fuerza activa fraternal patrocinados por sindicatos o partidos políticos. Esto no es
en el ordenamiento de las relaciones sociales. · sorprend«mte; obviamente, los trabajadores desconfiaban de las refor-
l
Podemos identificar fácilmente los sistemas alternativos de estra- mas patrocinadas por un Estado que les era hostil y veían sus propias
tificación insertados en los Estados del bienestar de una forma com- organizaciones no sólo como bases de movilización de clase, sino tam-
parativa e histórica. La tradicional ayuda a los pobres y su variante bién como embriones de un mundo alternativo de solidaridad y de
contemporá~ea, la ayuda social para los que se comprueba que no tie- justicia, como un micr0cosmos del refugio socialista que había de lle-
nen medios, fue diseñada evidentemente con propósitos de estratifi- gar. Sin embargo, estas sociedades microsocialistas se transformaron
cación. Al castigar y estigmatizar a los destinatarios, se fomenta la con frecuencia en problemáticos guetos clasistas que, más que unir,
dualidad social, lo que ha constituido un importante blanco de los dividían a los obreros. El. ingreso en estas sociedades se restringía tí-
ataques del movimiento de los trabajadores. picamente a los estratos más fuertes de la clase obrera y los más débi-
El modelo de seguridad social fomentado por los reformistas con- les -que eran los que más protección necesitaban- lo más probable
. servadores tales como Bismarck y Von Taffe explícitamente era tam- es que fueran excluidos. En resumen, el modelo de las sociedades fra- -
bién una forma de política de clases. De hecho, pretendía alcanzar ternales frustró el objetivo de la movilización de la clase obrera.
dos resultados simultáneos en términos de estratificación: El primero La "propuesta de gueto" socialista fue un obstáculo adicional cuan-
consistía en consolidar las divisiones entre los asalariados legislando do los partidos socialistas se encontraron ellos mismos formando go-
distintos programas para los diferentes grupos de clase y status, ca- biernos y teniendo que aprobar las reformas sociales que habían pedi-
da uno de los cuales tenía un único y claro grupo de derechos y privi- do durante tanto tiempo. Su modelo de bienestar social tenía que ser
legios que había sido diseñado para subrayar la posición social conve- reformulado como un bienestar social para "el pueblo" por razones po-
nien'te para la vida de una persona. El segundo objetivo era vincular líticas de formación de coaliciones y de una solidaridad más amplia.
directamente la lealtad del individuo a la monarquía o a la autoridad De ahí que los socialistas llegaran a defender el principio del univer-
central del Estado. Ése fue el móvÜ de Bismarck cuando promovió un salismo; inspirándose en los liberales, su programa se diseñó de una
suplemento directo del Estado para el subsidio de jubilación. Este mo- manera característica siguiendo el modelo de Beveridge de financia-
delo corporativista estatal fue seguido sobre todo en países como ción de unos ingresos generales junto con el democrático impuesto
Alemania, Austria, Italia y Francia y condujo con frecuencia a un la- proporcional.
berinto de fondos de seguros para grupos de status específicos. El sistema universalista promueve la igualdad de status como una
El establecimiento de provisiones para el bienestar social que favo- alternativa a la ayuda a los que se comprueba que no tienen medios y
recían especialmente a los funcionarios (Beamten) fue de especial im- a la seguridad social corporativista. Todos los ciudadanos están dota-
portancia en esta tradición corporativista. Por una parte, ésta era dos de derechos similares, con independencia de su clase o de su posi-
una manera de premiar la fidelidad al Estado y, por otra, ~ra una for- ción en el mercado. En este sentido, el sistema pretende cultivar la
ma de que se distinguiera el status social extraordinariamente eleva- solidaridad por encima de las clases, una solidaridad para toda la na-
do de este grupo. El modelo corporativista de la diferenciación de sta- ción. Pero la solidaridad del universalista impuesto proporcional su-
tus surge principalmente de la antigua tradición gremial. Los autó- pone una estructura de clases históricamente peculiar, en la que la
cratas neoabsolutistas tales como Bismarck vieron en esta tradición inmensa mayoría de la población es considerada como "gente senci-
un medio para combatir a un movimiento obrero cada vez más fuerte. lla", para la cual un modesto, aunque igualitario, subsidio puede ser
El movimiento obrero era tan hostil al modelo corporativista como considerado suficiente. Donde esto ya no vale, como ocurre con la cre-
al de ayuda a los pobres, en ambos casos por razones obvias. Sin em- ciente prosperidad de la clase obrera y el desarrollo de las nuevas cla-
46 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 47

ses medias, el universalismo del impuesto proporcional promueve un Pero otra alternativa ha sido buscar una síntesis de universalismo
dualismo involuntariamente, porque las personas pudientes se diri- y de adecuación fuera del mercado. Este camino se ha seguido en paí-
gen a los seguros privados y a la negociación de beneficios adicionales ses en los que, por obligación o por legislación, el Estado incorpora a
para complementar la modesta igualdad de lo que vienen a conside- las nuevas clases medias dentro de un lujoso segundo nivel, univer-
rar niveles habituales de protección social. Donde se desarrolla este salmente inclusivo, con una disposición de seguros relacionada con
proceso (como en Canadá o en Gran Bretaña), el resultado es que el los ingresos por encima del igualitario impuesto proporcional. Suecia
maravilloso espíritu igualitario se transforma en un dualismo similar y Noruega son dos ejemplos destacados. Esta solución reintroduce la
al de la asistencia social pública: los pobres confían en el Estado y el desigualdad de prestaciones al garantizar subsidios adaptados a las
resto en el mercado. · expectativas, pero, efectivamente, bloquea al mercado. Por eso tiene
No sólo el modelo universalista, sino de hecho todos los modelos de éxito en mantener el universalismo y también, por consiguiente, el
Estado de bienestar históricos se han enfrentado con el dilema de los grado de consenso político que se necesita para preservar un apoyo
)
._j
cambios en la estructura de clase. Pero la respuesta a la prosperidad amplio y solidario para los elevados impuestos que tal modelo del
y al crecimiento de la clase media ha sido variada, como también lo, Estado del bienestar demanda.
ha sido el resultado en términos de estratificación social. En un senti-
do, la tradición corporativista de seguros estaba mejor dotada para Los REGÍMENES DEL ESTADO DEL BIENESTAR
dirigir las nuevas y' elevadas expectativas del Estado del bienestar,
puesto que el sistema que existía podría ser mejorado técnicame11te Cuando estudiamos las variaciones internacionales en Jos dere-
con bastante facilidad para distribuir subsidios más adecuados. La chos sociales y en la estratificación del bienestar, encontramos orde-
reforma de las pensiones de jubilación de Adenauer de 1957 en namientos cualitativamente diferentes entre Estado, mercado y fami-
Alemania fue pionera a este respecto. Su declarado propósito era res- lia. Por tanto, las variaciones que encontramos en el Estado del bie-
tablecer las diferencias de status que habían sido mermadas por la nestar no se distribuyen linealmente, sino que se agrupan según los
incapacidad del antiguo sistema de seguros para proporcionar unos tipos de régimen.
subsidios adaptados a las expectativas. Esto se hizo simplemente pa- En un grupo, encontramos el Estado del bienestar "liberal", en el
sando de subsidios graduados según aportaciones a subsidios gradua- que predominan la ayuda a los que se comprueba que no tienen me-
dos según ingresos, sin alterar el marco de la diferenciación del sta- dios, las transferencias universales modestas o los planes modestos
tus social. de seguros sociales. Los subsidios favorecen principalmente a una
En naciones con asistencia social o con un sistema universalista ti- clientela con ingresos bajos, generalmente de clase obrera, depen-
po Beveridge, la opción era quién podía satisfacer de forma adecuada dientes del Estado. En este modelo, el progreso de la reforma social
las aspiraciones de la clase medja, si el mercado o el Estado. De esta ha sido circunscrito rigurosamente por normas tradicionales y libe-
elección política surgieron dos modelos alternativos. Uno, característi- rales de la ética del trabajo; aquí los límites de la" protección social
co de Gran Bretaña y de la .mayor parte del mundo anglosajón, era igualan a la propensión marginal a optar por la ayuda social en vez
conservar un universalismo estatal esencialmente moderado y permi- del trabajo. Por consiguiente, las reglas para estos derechos son es-
tir que el mercado imperara en los estratos sociales en expansión que trictas y a menudo están asociadas a un estigma; los subsidios, por lo
pedían un sistema de bienestar social superior. Debido al poder políti- general, son modestos. A su vez, el Estado estimula el mercado, bien
co de tales grupos, el dualismo que aparece no es simplemente entre el pasivamente -garantizando sólo un mínimo- o activamente -dan-
Estado y el mercado, sino también entre formas de transferencia de do subsidios a planes privados de protección social.
bienestar; en estos países, uno de los componentes del gasto público La consecuencia es que este tipo de régimen minimiza los efectos
que ha crecido más rápidamente son los subsidios para los así-llama- de desmercantilización, limita con efectividad el alcance de los dere-
dos planes de bienestar sociales "privados". Y el efecto político caracte- chos sociales y construye un orden de estratificación que es una mez-
rístico es el desgaste del apoyo de la clase media para lo que es cada cla de una relativa igualdad de pobreza entre los beneficiarios de la
vez menos un sistema de transferencia universalista del sector público. protección social, de un bienestar social para mayorías diferenciado
48 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 49

por el mercado y un dualismo político de clase entre los dos. Los ejem- lugar, que la igualdad se proporcionaría g\rantizando a los obreros la
plos arquetípicos de este modelo son Estados Unidos, Canadá y Aus- completa participación en la calidad de los derechos disfrutados por
tralia. los m¡ís pudientes.
Un segundo tipo de régimen agrupa a naciones como Austria, Esta fórmula se traduce en una mezcla de elevada desmercantili-
Francia, Alemania e Italia. En este caso, el legado histórico_. corpo- zación y de programas universalistas que, sin embargo, se adaptan a
rativista estatal fue elevado para atender a la nueva estructura expectativas diferenciadas. Asi, los trabajadores manuales llegan a
"postindustrial" de clases. En estos Estados del bienestar conserva- disfrutar de unos derechos idénticos a los de los empleados y funcio-
dores y fuertemente "corporativistas", la obsesión liberal por la efi- narios; todos los estratos están incluidos en un sistema de seguro uni-
cacia del mercado y la mercantilización no fue nunca importante y, versal, si bien los subsidios se gradúan dE; acuerdo con los ingresos
como tal, la concesión de derechos sociales apenas ha sido un tema habituales. Este modelo fuerza al mercado y, consecuentemente,
seriamente contestado. Lo que predominaba era la conservación de construye una solidaridad fundamentalmente universal a favor del
las diferencias ·de status; por lo tanto, los derechos fueron vincula- Estado del bienestar. Todos tienen subsidios, todos son dependientes
dos a la clase y al status social. Este corporativismo fue subsumido y, probablemente, todos se sentirán obligados a pagar.
bajo una estructura estatal perfectamente preparada para despla~ La política de emancipación del régimen socialdemócrata se dirige
zar al mercado como proveedor del bienestar social; de aquí que los tanto al mercado como a la familia tradicional. En contraste con el
seguros particulares y los beneficios adicionales en el empleo juga- modelo subsidiario-corporatista, el principio es no esperar hasta que
ran de hecho un papel marginal. Por otro lado, el énfasis del Estado se agote la capacidad de ayuda de la familia, sino socializar priorita-
en elevar las diferencias de status significa que su impaoto redistri- riamente los costes de la familia. El ideal no es maximizar la depen-
butivo es insignificante. · dencia del individuo respecto de la familia, sino las capacidades para
Pero, en general, los regímenes corporativistas están también con- la independencia individual. En este sentido, el modelo es una fusión
formados por la Iglesia y, por eso. están fuertemente comprometidos peculiar de liberalismo y socialismo. El resultado es un Estado del
con la conservación de la familia tradicional. La seguridad social sue- bienestar que suministra las prestaciones directamente a los niños y
le excluir a las mujeres que no trabajan y los subsidios familiares es- se responsabiliza directamente del cuidado de los niños, de los mayo-
timulan la maternidad. Los centros de día y otros servicios de ayuda res y de los necesitados. Así pues, se compromete con una pesada car-
familiar similares están claramente subdesarrollados; el principio de ga de servicios sociales, no sólo para atender a las necesidades de la
la "subsidiaridad" sirve para destacar que el Estado intervendrá sola- familia, sino también para permitir que las mujeres puedan elegir el
mente cuando se acabe la capacidad de la familia para atender a sus trabajo en lugar del hogar.
miembros. Quizá la'ca:raterística más sobresaliente del régimen socialdemócra-
El tercero, y sin duda el más reducido, es el grupo de regímenes ta sea la fusión de bienestar social y trabajo. Está sencillamente obli-
compuesto por aquellos países en los que el principio del universalis- gado a garantizar al mismo tiempo el pleno empleo y a depender ente-
mo y la desmercantilización de los derechos sociales se han extendido ramente de su logro. Por una parte, el derecho al trabajo tiene una ca-
también a las nuevas clases medias. Podemos llamarlo el tipo de régi- tegoría igual al derecho de protección de los ingresos. Por otra parte,
men "socialdemócrata", puesto que en estos países la socialdemocra- los enormes costes del mantenimiento de un sistema de bienestar so-
cia fue sin duda la fuerza dominante impulsora de la reforma social. cial solidario, universalista y desmercantilizador significan que debe
Más que tolerar un dualismo entre Estado y mercado, entre la clase minimizar los problemas sociales y maximizar los ingresos por sala-
obrera y la clase media, los socialdemócratas buscaban un Estado del rios. Obviamente, como mejor se hace esto es con el mayor número de
bienestar que promoviera una igualdad en los estándares más eleva- gente trabajando y el menor número posible de personas viviendo de
dos, no una igualdad en las necesidades mínimas como se buscaba en transferencias sociales.
otros sitios. Esto implicaba, en primer lugar, que los servicios y pres- Ninguno de los dos tipos de régimen alternativos defienden el ple-
taciones se elevaran hasta unos niveles equiparables incluso con los no empleo como una parte integral de su compromiso con el bienestar
gustos más particularizados de la nueva clase media; y en segundo social. Por supuesto, en la tradición conservadora se desanima a las
50 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 51
mujeres a que trabajen; en el ideal liberal, las cuestiones sobre el gé- estructuras de coalición de la clase política y el legado histórico de la
nero importan menos que la pureza del mercado. institucionalización del régimen.
En los siguientes capítulos mostraremos que los Estados del bie- Como hemos señalado, no hay en absoluto ninguna razón convin-
nestar se agrupan, pero hay que reconocer que no existe un solo caso cente para creer que los obreros forjarán tina identidad socialista de
puro. Los países escandinavos pueden ser predominantemente social- clase de forma automática y natural; tampoco es verosímil que su mo-
demócratas, pero no están libres de elementos liberales cruciales. vilización se parezca a la sueca en particular. La formación histórica
Tampoco los regímenes liberales son tipos puros. El sistema de segu- real de los colectivos de la clase obrera será diferente, como también
ridad social americano es redistributivo, obligatorio y está lejos de ser lo serán sus aspiraciones, ideología y capacidades políticas. Aparecen
actuaria!. Al menos en su primera formulación, el New Deal era tan diferencias fundamentales tanto en el desarrollo del sindicalismo co-
socialdemócrata como lo era la socialdemocracia escandinava coetá- mo en el de los partidos políticos. Los sindicatos lo pueden ser de una
nea. Y los regímenes europeos conservadores han incorporado tanto rama de actividad o pueden perseguir objetivos más universales, pue-
impulsos liberales como socialdemócratas. A través de las décadas, se den ser seculares o confesionales y pueden ser ideológicos o tener un
han transformado en menos corporativistas y menos autoritarios. cariz estrictamente profesional. Sean lo que fueren, afectarán de una
No obstante la falta de pureza, si nuestros criterios esenciales pa- forma decisiva a las demandas políticas, a la cohesión de clase y al al-
l.?
ra definir los Estados del bienestar tienen que v~r con la calidad de cance de la acción del partido de los trabajadores. Está claro que una
los derechos sociales, la estratificación social y la relación existente tesis sobre la movilización de la clase obrera debe fijarse en la estruc-
entre el Estado, el mercado y la familia, obviamente el mundo está tura de los sindicatos.
compuesto por distintos grupos de regímenes. Comparando los Esta- La estructura de los sindicatos puede o no reflejarse en la forma-
dos del bienestar según escalas de más o menos o, en realidad, de me- ción de un partido de los trabajadores. Pero, ¿bajo qué condiciones ca-
jor o peor, obtendremos resultados sumamente erróneos. be esperar ciertos resultados del sistema de bienestar a partir de
configuraciones específicas de los partidos? Hay muchos factores que
LAS CAUSAS DE LOS REGÍMENES DEL ESTADO DEL BIENESTAR inciden para hacer virtualmente imposible el suponer que un partido
_ ..) obrero o de izquierda será capaz de estructurar un Estado del bie-
; Si los Estados del bienestar se agrupan en tres tipos de régimen nestar actuando en solitario. Dejando aparte las divisiones confesio-
",, distintos, nos encontramos ante una tarea sustancialmente más com- nales y otras, sólo bajo circunstancias históricas extraordinarias un
, / pleja de identificar las causas de las diferencias de los Estados del partido obrero podrá encabezar él solo una mayoría parlamentaria
bienestar. ¿Qué explican la industrialización, el crecimiento económi- durante el suficiente tiempo como para imponer su voluntad. Hemos
co, el capitalismo o la fuerza política, de la clase obrera en cuanto a los señalado que la clase obrera tradicional casi nunca ha constituido
tipos de regímenes? Una primera respuesta superficial sería: muy po- una mayoría electoral. De aquí se deduce que una teoría de)a movili-
co. Los países que hemos estudiado son todos ellos más o menos pare- zación de clases debe mirar más allá de los principales partidos de iz- ),
. -ciclos con respecto a todas las variables anteriores excepto en lo que quierda. Es un hecho histórico que la construcción del Estado del bie-
.>l se refiere a la variable de la movilización de fa clase obrera. Y encon- nestar ha dependido de la formación de coaliciones políticas. La es-
tramos movimientos y partidos de trabajadores muy poderosos en ca- tructura de las coaliciones de clase es mucho más decisiva que los re-
da uno de los tres grupos. cursos de poder de cualquier clase por sí misma.
Una teoría de los desarrollos de los Estados del bienestar debe re- La aparición de coaliciones de clase alternativas está determinada
....· considerar claramente sus supuestos causales si quiere explicar sus en parte por la formación de las clases. En las primeras fases de la in-
. agrupamientos. Se debe abandonar la esperanza de encontrar una dustrialización las clases rurales normalmente constituían el sector
única fuerza causal; la tarea consiste más bien en identificar los efec- · más numeroso del electorado. Si los socialdemócratas querían una
tos interactivos sobresalientes. Basándonos en los argumentos prece- mayoría política, se veían forzados a buscar aliados en ellas. Una de
• · dentes, tres factores deberían ser importantes en especial: la natura- las muchas paradojas de la historia es que las clases rurales fueron
/leza de la movilización de las clases (sobre todo de la clase obrera), las decisivas para el futuro del socialismo. Donde la economía rural esta-

:1:.
.1
52 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 53

ba dominada por una agricultura familiar, de pequeño tamaño e in- la socialdemocracia, el desafío fue sintetizar las demandas de la clase
tensiva en capital, el potencial para una alianza era mayor que donde obrera y de los empleados sin sacrificar el compromiso con la solida-
se apoyaba en una abundante mano de obra barata. Y donde los agri- ridad.
cultores estaban articulados políticamente y bien organizados (como Puesto que, históricamente, las nuevas clases medias han disfruta-
en Escandinavia), la capacidad para negociar pactos políticos era do de una posición relativamente privilegiada en el mercado, también
enormemente superior. han tenido éxito en satisfacer sus demandas de bienestar social al
El papel de los agricultores en la formación de coaliciones y por margen del Estado o, como los funcionarios, por medio de un privile-
tanto en el desarrollo del Estado del bienestar está claro. En los paí- giado sistema público de bienestar social. Tradicionalmente su seguri-
ses nórdicos, se obtuvieron las condiciones necesarias para una am- dad en el puesto de trabajo ha sido tal, qµe el pleno empleo ha sido un
plia alianza roja-verde para lograr un Estado del bienestar con pleno asunto secundario. Finalmente, cualquier programa para igualar
empleo a cambio de precios agrarios subvencionados. Esto fue espe- drásticamente los ingresos choca, sin duda, con gran hostilidad entre
cialmente cierto en Noruega y Suecia, donde la agricultura era muy la clientela de la clase media. Por estas razones, resultaría que el cre-
precaria y dependía de la ayuda del Estado. En los Estados Unidos, el cimiento de las nuevas clases medias abortaría el proyecto socialde-
New Deal fue establecido con una coalición similar (fraguada por el mócrata y reforzaría una fórmula liberal de Estado del bienestar.
Partido Demócrata), pero con la diferencia importante de que el sur, Las tendencias políticas de las nuevas clases medias han sido real-
con su abundante mano de obra, obstruyó un verdadero sistema de mente decisivas para la consolidación del Estado del bienestar. Su pa-
seguridad social universalista y se opuso a nuevas mejoras del Estado pel al conformar los tres regímenes del Estado del bienestar descritos
del bienestar. Por el contrario, la economía rural de la Europa conti- anteriormente es claro. El modelo escandinavo se apoyaba casi ente-
nental fue muy refractaria a las coaliciones rojas y verdes. A menudo, ramente en la capacidad de la socialdemocracia para incorporarlas
como ocurría en Alemania e Italia, gran parte de la agricultura re- dentro de un nuevo tipo del Estado del bienestar: uno que proporcio-
quería mucha mano de obra; por eso los sindicatos y los partidos de naba prestaciones adaptadas a los gustos y expectativas de las clases
izquierdas eran vistos como una amenaza. Además, las fuerzas con- medias, pero que, sin embargo, conservaba el universalismo de los de-
servadoras del continente consiguieron incorporar a los agricultores rechos. Verdaderamente, al extenderse los servicios sociales y el em-
dentro a alianzas "reaccionarias", ayudando a consolidar el aisla- pleo público, el Estado del bienestar participaba directamente en la
miento político de los trabajadores. creación de una clase media instrumentalmente identificada con la
Hasta después de la Segunda Guerra Mundial, la hegemonía polí- socialdemocracia.
tica era en su mayor parte una cuestión de política de las clases rura- Por el contrario, los países anglosajones conservaron el modelo re-
les. Por lo tanto, la construcción de los Estados del bienestar en este sidual del Estado del bienestar precisamente porque las nuevas cla:
período estuvo dictada por aquella fuerza que captara a los agriculto- ses medias no fueron atraídas por el Estado en detrimento del merca-
res. La ausencia de una alianza roja-verde no significa necesariamen- do. En términos de clase, la consecuencia es el dualismo. El Estado
te que las reformas del Estado del bienestar no fueran posibles. En del bienestar atiende principalmente a la clase obrera y a los pobres;
cambio, sí que fue determinante en la selección de la fuerza política los seguros privados y las prestaciones ligadas al tipo de ocupación fa-
que fue dominante en su diseño. Gran Bretaña es una excepción a es- vorecen a las clases medias. Dada la importancia electoral de estas
ta regla general, porque la relernncia política de las clases rurales se últimas, es bastante lógico que se resistan a ulteriores ampliaciones
erosionó antes del cambio de siglo. En este sentido, la lógica de las co- de las actividades del Estado del bienestar.
aliciones en Gran Bretaña mostró en una fecha temprana el dilema El tercer régimen del Estado del bienestar, el de la Europa conti-
con el que se enfrentaron más tarde otros países, a saber, que el es- nental, también ha sido modelado por las nuevas clases medias, pero
trato cada vez más importante de los empleados constituye el eje para de forma distinta. El motivo es histórico. Desarrollados por fuerzas
las mayorías políticas. La consolidación de los Estados del bienestar políticas conservadoras, estos regímenes institucionalizaron la lealtad
después de la Segunda Guerra Mundial llegó a depender fundamen- de la calse media al mantenimiento de programas de seguridad social
talmente de las alianzas políticas de las nuevas clases medias. Para separados por ocupaciones, así como también, en último término, a
\.TYJCJ J JI J',ó t' JJ\/lj-f\N 1)J<;l{t;JtN
LOS Tlll\S MUNDOS DF:L ESTADO IJI,;L BIENESTAR

aquellas fuerzar, políticas que los establ<1cícron. La gran reforma de rnste extn:wrdinarimnente elr\vado de ]Of; Estados del bie1rnstar escan-
!ns pcrrnioncr, de Adcmrncr de l9fj'7 fue dísefíada 0-xplícítamenlc para dinavos.
atraer la lealtad de la clas1-) media. PNn una teoría que intenta explicar el crecimiento del Estado del
bierwsLar debfiría ü11nbifa1 S<)r capaz de comrn·endcr su n~dncci(m o
CONCI JJSI(lN decadencin. Gen<1nil1nentf! se cree que los movimientos de rdroc<\SO
del Estndo dnl hi!'rwst:U', l;rn r<'VU<·lt:rn contr:1 lm, imp1H•sto,; y la í11
1fomos pres<'11Lado :1quí 111m alte:rn:iLiv:i a una LPoría simple lfol de ver~,i(ín de !a1d<!ncias se inici:tn cuando lm; cargas de los gastos soci:i-
E,:1rrollo dd EsL:1do del bienestar lrns:id.1 <'Il la movilización de clns(•. lC's se v1.wlve11 dern:rniady pesndns. Pnr:1d<íjicame11L<', lo contrario es lo
Dicha :1lfernativa ();•d,;í nwtivndn por la tl<'C<isidad ,rn:ilítica de pasar ciPrto. Los 1wr1Lirni()11Los (~11 cont.rn del 11:stmlo del bi<'1wsLar <'11 li1 pa
<k 1111 n1odelo line:d a 11110 i11tPr:1divo Pll n·laciún L:rnLo a los ¡,;stmlo:-: sad,1 d(icad:1 gc11cnilnie11!.c han sido rn:íi, d(hiles dond(' los g·ast.m, <k
del birnH•st:1r como a sus caus11s. Si es!.udiarno:-: los 1,;:-;t:idos del bic- ;1y11d:1 soci:d era11 rn:íi; grnndi,s y vicnV()rs:1. ;,l'or qu<;?
ncst.ar, debernos lijar llll conj,mto de criterios que definan su pnp¡d en Los riesgm; de rdrocm;o !kl 1,;r,Lado del bienestar no d<\(WtHkn de
la soci<)dnd. Nnturalrnentc, este papel no es nl gm,tar o gravar con irn-- los g,1si.os, sino d<d canícLer de cl:we del Estado del biunestnr. J ,os ¡,;:-; ..
p11cs!.os, corno trnnpoco lo <'S rn·cPsariarnenLe ni cn·nr igualdad. ll<)lllOH !,idos d(d bie11csL:1r dP las clw,<'S medias, bi<'ll sean soci:ildf'lll<Ícrat:1s
presentado un ni,1tTo parn co111parar los Estados del bierws!.ar que Lo (como <;n l<:sc:mdinavin) o corporntiví:-:Las /como <!Il Al<;rn:rni:1), l<>t:ian
111a ('tl co11,;idcració11 lo:; principios por los que volunLarianwnLe se han
le,dt:1d<\S de cfw;<!!•: medias. Por (\I conLrnrio, los ¡,;:-;Lados del hiet1('sU1r
unido y esíórnado los adonis liist<íricos. Cuando cl'ntnmws nrwstra re;;idu:1ks. lib<·rnlr•s, que se· CIH'Ut·nlran ('ll 1,::-dados llnidos, C:i11:1d;i
aLencio11 (,n los prin,-ipios quc' <·sl..í11 íij,1do¡.: en los f•;;.:tados dC'I biPnPs .. y, cad:i V<'í'. mús. <·ll Gran Bn,t:1iia, dep<i11de11 dP las IP:ilfarks d<i 1111
t 111, dPsn I bri mo:-.: disLi ni.os gn1 pos dP n•gí m<'nP!':, no nwras variacimwr, cs1 mio r,ocial 11umh·ic,rnw11t¡, dí·bil con rn-cw-ncia polít icanH'ilÜ' 1p-
de "m;ís·· o "m< no!':" 1dn·dPdor dP un connín 1kn1Jrni11ador.
0
sid11:1I. ¡,;n (•s1P s<•nt.ido, Lis co:ilicirnws (k clc1sr en las qul' SP basaban
0

L:1;, f1H•rzus histtírícm, que hay dPtrús de las dif'érencias de rógi-1 los tn·s tipos d<' rí•ginwn d<' E:~tado del hie11Pst.ar explícm1 110 H<ílo su
nwn son intPntcf ívas. En prínwr lug:ir. implican el rnodPlo dP la for- <'voli1ciún p,11-:,Hh, "ino IHmhii' ll
0 p<>rnpcctiv;is l"t1(un1s.
nwci(111 pnlític:1 dL: ln clase obrera y, en sc•g1mdo lugar, In /ormacirín dP
u1rn coalici1n1 política en L1 transÍ('Írín dP una er-onomín run1l a unn ·
'sm·iedad d(' clas(is J1H dia;;. La cuPs(i6n d(' In formacirín dP ffl ¡•onlición
0

politicn ('S decisiva. En LctT('r lugar, las reformas anteriores han con-
trillllido dP nrnn('r:1 d<>cisiva a l:i in;.:tit11cionnli:01citi11 de las prdi•n·n·
1 cirn; de clas<· y del comportmnie11Lo pollt.ico. En los rf'gfnwrws corpora
Livistns, Ja seguridad social jl'rarquizada segtín las diferencias de sta-
tus reforzaba la lealtad de las clases nwdias a un tipo peculiar de
Estado del bienestar. En los regímenes liberales, las clases medias
llegaron a estar institucionalmente unidm, al mercado. Y en Escandi-
navia, la SUC'rte de J¡.¡ socialr!Pmocracia t'n las pnsadas dócadas estuvo
estrechamente ligada al esi,ablecimiento de un Estado del bienestar
de clases medias que beneficia tanto a su clientela tradicional de cla-
se obrera como a los nuevos estratos de empleados. Los socialdemó-
cratas escandinavos fueron capaces de conseguir esto, en parte, por-
que el mercado privado de prestaciones sociales estaba relativamente
subdesarrollado y, en parte, porque fueron capaces de construir un
Estado del bienestar con rasgos de suficiente calidad como para satis-
facer los deseos de un público más exigente. Esto explica también el

C:13
'.!,
LA DESMI1:l{CANTILIZACIÚN
l1~N LA POLÍTICA SOCIAL

Lrn., fuentes principales de la politica sucial moderna radican t:ll td


proc<,su por d qm, tanLo !as rn,c(,sicLHks llllmanas como l,i fuerza dt'.
1rnliujo S(: transfunnuron l'll 1rtl'rcancí,1,,;, det<,rrni1wndo qw, nut,slro
l,ic¡w,,lar empezara ¡¡ depender de nueslrn relación con t:I circuito
1no1wturio. l•:sto no quien, decir que la polítíc,1 social fuera desconoci-
da wite::; del avance del capitalismo moderno, sino que ::,u naturaleza
y ;;u orga¡¡Ízm:i(m S(· trnnsfornwron. La previsiún social de tipo tradi-
cional se dirigía a 1111 mundo qw, no eslaba mt·rTmitilizado comp!PJa-
11wnt.e. As1, en la Edad Media lo que decidía la capacidad de una per-
sona para sobrevivir no era el contrato laboral, sino la familia, la
Iglesia o el sv11ur.
La µlenit.ud del capitalismo comportó el debilitamiento de la pro-
tección social "premercaniílizada". Cuando la satisfacción de las nece-
sidades humanas llegó a implicar la adquisición de mercancías, el pro-
blema del poder adquisitivo y de la distribución de los ingresos se con-
virtió en algo importante. Sin embargo, cuando la fuerza de trabajo se
transformó también en una mercancía, se puso en juego el derecho de
1~ gente para sobrevivir fuera del mercado. Esto es lo que constituye el
asunto más conflictivo de la política social. El problema de la mercan-
tilización constituye el centro del análisis de Marx sobre el desarrollo
de las clases en el proceso de acumulación: la transformación de pro-
ductores independientes en asalariados sin propiedades. Para Marx,
la mercantilización de la fuerza de trabajo implicaba alienación.
La forma de mercantilización del trabajo ha constituido una preo-
cupación principal en la moderna filosofía, ideología y teoría social.
f58 G(í)STA ESPING-AND!~RS[,;N LOS TRES MUNDOS Dl~L ESTADO DEL BÍRNESTAR 59

Los lilwrales clúsícos del 7oissez-fáire se opusieron a las alternativas con los principios ,mteriores a la mercanLilización, porque formaba par-•
al puro flujo morn,tarío porque perturbarfon e incluso impedirían el te de las garantías tradicionales de la sociedad feudal. Las leyes para
sngrado equilibrio de la oferta y la demanda. Ellos sostenían, al igual pobres del laissez-f1úre, al principio, parecían un caso extremo de pasi-
que sus seguidores contemporáneos, que un salario social mínimo no vidad gubernamental; sin embargo, detrás de esta fachada debemos
errndicaría la pobreza, sino que en realidad contribuiría a su perpe- reconocer la mano firme de una política social activa disefiada para es-
t11ación. A su vez, el marxismo era siempre ambivalente, sosteniendo tablecer la hegemonía' del mercado en la distribución del bienestar so-
unas veces que el genuino bienestar humano sólo podría tener lugar cial. Sin ningún recurso frente a la propiedad y sin ningún Estado al
con la completa abolición del trabajo asalariado y otras, creyendo que que poder apelar para s'?tisfacer las necesidades humanas, el mercado
la nwjora social ocasionaría un cambio decisivo. Este último punto de se convierte en una prisi{\n para el trabajador, dentro de la cual es obli-
vista no era una mera invención de los socialdemócratas reformistas, gatorio comportarse corno urrn mercancía para poder sobrevivir.
sino que fue expresado en el Manifiesto Comunista y en los análisis La mercantilización tanto de las necesidades como de las personas
de Marx sobre las Leyes de Fábricas inglesas. La opinión de T.H. puede fortalecf\r la máquina de la acumulación capitalista, pero debi-
Marshall (1950) consistía en que los derechos de la ciudadanía social lita al propio trabajador. El dogma de la libertad aparece justificado
resolvían esencialmente el problema de la mercantilización y que, por dentro del mercado: el trabajador puede escoger libremente entre
lo tanto, ayudaban a disminuir las diferencias de clase. Finalmente, combinaciones alternativas de servicios, empleos, patronos y tiempo
el conservadurismo tradicional se opuso rotundamente al principio de libre. Pero Marx y Polanyi y recientemente Lindblom (1977) tienen
mercantilizar a las pürsonas porque pondría en peligro la autoridad y razón al argumentar que se trata de libertad dentro de una prisión,
la intPgración social; los conservadorPs ü,mían que eso fuera un golpe por lo que es ficticia. Los trabajadores no son mercancías como otras,
fatal para la perpetuación del antiguo orden. porque deben sobrevivir y reproducirse, tanto ellos mismos como la
· En La gran trans/<Jn1wción, Polanyi (1944) identifica una contra- sociedad en la que viven. Es posible retirar las lavadoras del mercado
dicción fundamental en la trayectoria del capitalismo del uu«'•''º"'-, hasta que se llegue a un acuerdo sobre su precio, pero no es posible
en el ,wntido de mercantilizar completamente la fuerza de trabajo. que un trabajador se retire del mercado durante mucho tiempo sin re-
Mientras el sistema sólo puede desarrollarse por la mercantilización currir a medios alternativos de subsistencia.
del trabajo, al hacerlo también está sembrando su propia destrución: La política de mercantilizar a los trabajadores estaba destinada a
si la fuerza de no es más que una probablemente producir lo contrario. Como mercancías las personas son prisioneras
se destruirá. de fuerzas que escapan a su control; la mercancía se destruye fácil-
Haciendo reforencía a Gran Breta11a, Polanyi sostenía que el sis- mente por contingencias sociales menores como la enfermedad o por
tema preindustrial de seguridad de ingresos representado por la Ley acontecimientos a gran escala como el ciclo económico. Si los trabaja-
de Speenhamland impidió la transformación de la fuerza de trabajo dores se comportan realmente como mercancías discretas, competirán
en una pura mercancía. Puesto que el sistema realmente garantizaba por definición y, cuanto más fuerte sea la competición, más barato se-
un salario social, eso mitigaba la extrema necesidad que habría forza- rá el precio. En tanto que mercancías, los trabajadores pueden ser fá-
do a los trabajadores que no poseían tierras a irse a vivir a nuevas cilmente sustituibles, despedidos y dispersados. La desmercantiliza-
ciudades industriales. Por eso, hasta que fue reemplazado por las ción es, por lo tanto, un proceso con múltiples raíces; como sostuvo
nuevas leyes para pobres en 1834, Speenhamland fue una traba para Polanyi, es necesaria para la supervivencia del sistema. Es también
el ca.pitalismo británico; una precondición para c<m.seguir un niveltolerable de b,ienestar y de
Aunque puede que no aparecieran como tales, las nuevas leyes pa- seguridad individual. Por último, los trabajadores son incapaces de
ra pobres constituían una política social activa diseñaq.a para q11e el una acción colectiva sin la desmercantilización y, por lo tanto, es el
emplee) asiiláriadó y el flujo monetario ftteran el eje de la existencia de elernento principal de la unidad y de la solidaridad que se necesita
una persona. Bl bienestar social, si no la supervivencia, lÍegaron a de- para el desarrollo del movimiento laboral.
pender de la voluntad de alguien para alquilar la fuerza de trabajo de. La variabilidad de la evolución del Estado del bienestar réÚeja las
alguien. Se puede decir que la Ley de Speenhamland se identificaba respvestas que se presentan a las presiones para la desmercantiliza-

J,,..
60 G0STA ESPING··ANDfütSEN f,OS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 61

c10n. Para entender este concepto, la desmercantilización no debería greso salarial para su supervivencia. Las economías domésticas eran
confundirse con la erradicación total del trabajo corno mercancía; no con frecuencia autosuficientes, la servidumbre feudal también asu-
es un_problema de todo o nada. El concepto se refiere más bien al gra-- mía un grado de reciprocidad y ayuda paternal por parte del señor, el
do en el que los individuos o las familias pueden mantener un nivel productor urbano era generalmente miembro de un gremio o asocia-
de vida socialmente aceptable independientemente de su participa- ción obligatoria y la persona necesitada, normalmente, podía dirigirse
ción en el mercado. En la historia de la política social, los conflictos a la Iglesia. Por lo tanto, en contraste con la desnuda lógica de la
han girado principalmente en torno a qué grado de inmunidad de mercantilización del capitalismo, la mayoría podía confiar en las nor-
mercado sería permisible; es decir, los recursos, la extensión y la cali-- mas que µrevalecían y en las organizaciones comunales para subsis-
dad de los derechos sociales. Cuando el trabajo se aproxima a la libre tir. Y en comparación con la ayuda a los pobres del laissez-faire, la
elección más que a la necesidad, la desmercantilización puede llegar a a_yuda social "precapitalista" era generosa y benigna.
la clesproletarización. Un distintivo de la ideología conservadora es su punto de vista de
El status de mercancía del trabajo es lo que yacía en el fondo de los que la mercantilización de los individuos es moralmente degradante,
debates y conflictos sobre la "cuestión social" del siglo XTX o, como se socialmente corruptora, atomizadora y anómica. Los individuos no
denominó cornunmente en Alemania, la A.rbeiterf'rage. Por supuesto, han nacido para competir o luchar, sino para subordinar su propio in-
no es probable que el puro status ele mercancía del trabajador haya terés a una autoridad reconocida y a las instituciones imperantes.
existido realmente. Incluso en la cumbre del laissez-faire persistían re- ¿Cómo ha tratado en la práctica el conservadurismo el problema de la
siduos precapitalistas del comunalismo y emergieron nuevos meca- mercantilización? Se pueden distinguir varios modelos: el primero es
nismos de protección. Sin ernbargo, con fines analíticos es provechoso sustancialmente feudal, el segundo es corporativísta y el tercero es
tratar el caso puro del laissez-faire como un tipo ideal en el que pue- estatista.
dan identificarse más claramente las principales desviaciones. Puesto Los ideales feudales son fuertemente antagonistas con el estatus
que en el siglo XlX el conservadurismo tradicional, manteniendo nor- de mercancía; los mercados no importan y el trabajo asalariado es só-
mas precapitalistas, constituyó la mayor fuerza contra la mercantili- lo marginalmente importante para el bienestar humano. Una historia
zación y puesto que esto intluyó de manera -significativa en el desa- (verdadera) ilustra bien esta lógica: una típica compafíía americana
rrollo de la política social, deberíamos empezar nuestra discusión co- del ramo textil decidió empezar a producir en Haití hacia 1970, atraí-
rrectamente con el legado de la "premercantilízación". da por la perspectiva de unos costos salariales extraordinariamente
bajos. Cuando se terminó la planta, los directores de la empresa, to-
LA PREMERCANTILIZACIÓN Y EL LEGADO DEL CONSERVADURISMO dos americanos, decidieron atraer a los mejores trabajadores de la is-
la ofreciéndoles un salario más alto marginalmente. Por supuesto, el
No se debería confundir la sociedad precapitalista con la ausencia día de la apertura los desempleados llegaron por millares para ofre-
de la forma mercancía. La agricultura feudal producía regularmente cer sus servicios y la dirección no tuvo ningún problema en elegir una
cultivos comerciales y las ci:udades medievales estaban totalmente 1nano de.obra.selec.ta. Pen> de~pué~ de ~tSlo unos pocos meses la plan-
ocupadas en la producción y e.n el intercambio de mercancías, La eco- ta cerró. ¿Por qué? La razón fue que la dirección americana ;imple-
11.omía señorial o abs.olutista necesitaba un sistema de impuestos mente desconocía la existencía de convenciones de tipo feudal, en el
que, a su vez, exigía la venta de mercancí~s. Era forma mercancía del aspecto social, según las cuales, por ejemplo, cuando la cas/;!: de lama-
trabajo lo que estaba sin desarrollar. • dre del trabajador se incendiaba, el jefe (en Haití los trabajadores le
No se trataba de que los productores precapitalistas, los campesi- llaman Papá) tenía la obligación de reconstruirla o cuando un niño
nos, los siervos o los oficiales confiaran muoho en el bienestar socíal necesitaba asistencia médica o se casaba un hermano, de nuevo el
con independencia de su rendimiento en el trabajo. No se podían te- Papá tenía la obligación de ayudarles. Obviamente, los americanos se
ner muchas exigencias para subsistir independientemente del traba- equivocaron cuando aceptaron el salario de mercado como un salario
jo; sin embargo, la forma mercancía estaba ausente en el sentido de real. Donde los trabajadores están auténticamente mercantilizados,
que la mayoría de la gente no dependía enteramente de un tipo de in- el empresario no es ningún Papá.
G0STA ESPING-ANDERSEN

No ddwrfamos descartar el paLernalismo feudal de llaitf corno si percibieron como tu1r1 fr>rma de upoyar a la sociedad tradicional ante
fuera una reliquia de nuestro pasado lejano. El favoritismo y el clien- el desarrollo de la econornía capitalista, como un medio de integrar al
telismo son las versiones modernas del mismo fonómeno y han tenido individuo dentro de una entidad orgánica, protegido de la individuali-
1nucha influencia en dominar el brutal rnundo de In mercantilizncíón. zación y dn la compntiLividad del mercado y riparLado de la lógica de
l~n los l•;stados Unidos, la máquina urbana se transJónnó en el n1eca- la oposici(rn de clase. 11:t protección social corporatívista llegó· a ser el
nismo a través del cwd lo:; inmigrante:, de otras etnias podían con1bi- dogrnn di' la Tglesia witólica y fw, enórgicame11Ln ;1poyada <•11 las dos
nar el trabajo asalariado y la protección social; en Italia, la Democra- encíclicas sobre la cuestión social: Rerurn Nouarwn (1891) y {¿uadm-
cia Cristiana de la postguerra dtlbe gran parte de su poder al cliente- gesinw A11110 (19:31) (Messner, 1964). El elemento corporativista era
1isrno del bic11estar imcial, sobre todo a la distril>uci(m de ernplco:, y
<!speci,d111(\11Le destw:Dcl'o <m la últi111n y estabn d(' ncnerdo con l:i ideo-
pensiorws d<! invalí<i<-z. Son todavía 111,ís relevm1Lp:; los inici,ill!s pla- logía f,1iwi;;L;1 del rn011w1;ío. J:i:n Al<,1nania, corno en !talia, el f:wcisrno
11es patrnn:ile:-:: de be11cf'icios compln111(\11tarios profc\sionales q1w npa- no des<•;tlia r,n pnrticnlar alimenL,1r una mano de ohra de 111<·rc1ncías
recieron en Europa y en Estados Unidos. Generalmente eran discre- nLornizadas, pero quería reinstaurar el principio del mérito moral; por
cionales y otorgaban beneficios sobre todo a los empleados predilectos. eso, su política social era abiertamente favorable a garantizar una se-
l~n Estadm, Unidos, In Anwrican Exprc•~,s Cornp:rny (entonces una Pm- rie de derechos socinlt)cL Sin emb,1rgo, estos d(;rechos estabnn condi-
presa navi(~ra) fue la pio1H;ra, pero y:i en la etapa de In postguerr:1, es-- cionaclm: a In lealtad y moralidad correspondiente:; que form:dmn par-
Le estilo d(; generosidad p,11.ernal y clienLelista pw-:{1 a ser un nisgo ca- te del n11cvo hombre f'rn;cista (Hinili11ger, lDH'/; Cuillebn11d, 1941;
racterístico de las empresas privadas (Weaver, 1982). Preusser, 1982l.
Las corpóraciones o gremios son u.na segunda varíante de las me- La buena disposición del conservadurismo para garantizar dere--
(lidas prccnpílalistas y pn•mercantilizadoras. Aparecieron en l:is ciu- chos socí,t!Ps, aunque condícionadnR a la moral, a Inlealtad o :1 la con-
dades ent t'(' los artes;111n,, y miembros dn un oficio como un nH,dio de vención , ., también ,.•vir!,,nte en h ínidición ec"Ldi-:1.rt, cuyo,-; !'_ír·rnplos
histórito,~ nws defimdos fueron t,_d Vl'J los regím"lli'-' de Alern:u1i;1 ba-
cerrar fil,l~ ,Y de mon.tlJ)<lli7,ar el ingr-ps11_ la afifü~cio11. los precios V la
producción .. Lós gremios y las asociaciones fraternas combinaron tam- BisrnarckY de Aú~{IÍÍ:l.bajo Voñ'tªtiffe. Cortitíe11e1 caso(lelcºrpo-
bién el salario y el bienestar social, ocüpándose de los miembfüs.inca- rativis¡n(>,. k>? rnotivgsjr rondo e1;~!.11~1,}ntegracié>Jl ~ocia l., la ~(~Ils;rva-
pacitadok/ dt• 'las viud:1s y de los hllfd':mos. Suil mil·mbros do eran ción de la autoridad y la batalla contra el sociRlÍRmo. Tamhil'in conta-
mercancías ni estaban <'ll el mercado. sino que se definían por su s(a- ban un:1 opo:-;ición al individualisrno .vid libernlismo igualm!·1d1• fuer-
tus corporativo. De una manera significativa, Io:c; gTemios induían a te. Gui;1d:i intelectual11l('!lte por urnd(•Jl1icos corno Custav Sclrn1oller y
maestros y oficiales y aceptaron el rango y la jerarquía, pero no la cla- Adolph Wagner y por doctrinas católicas cornil las del obispó Kette-
se. Cuando se abolierori.Ios gremios, mvchas veces se transformaron ler, de la tradición eRtatista surgió el principio del "socialismo monár-
€'n mutualidades. En Aleniania, las mutualidades y las posteriores le- quico ... un modelo absolutista de compromiso pafornalista y autorita-
yes del seguro social incorporaron gran parte df•l espíritu feudal, co- rio para la protección sucial de sus súbditos.
mo se veíaen sus ide,ls.sohre la obligatoriedad de ser socio para cier-
tps grupos y en el principio de aµtoadrninistracié)n corporativista
El conf-'ervadurismo estatista vio Pn los derPchos sociales la solu-
cíón páral.t1 ''cuestióü social". Cuando·•.Bismarcky··Von Taaffo ptomo-
(Neumann ySthapter, 1982). vieron el "eguro social moderno, de hecho estaban siguiendo 1a inicía-
El modelo corporativo fue una de las primeras v más frecuentes frrn de Napoleón III en Francia. Pero Bismarck quería ir más lejos,
respuestas a la nwrcantilizací6n. Penetró clarament~ en las incipien- incluso contempló legislar el derecho (o la obligación, si se quiere) :il
('lllfilf•O corno pHrte integnrn(.e de su visión mas amplia de los
tes asociaciones fraternas de la clase trabajadora, ofreciendo un mun-
do de servicios y de protección reservado para sus miembros. No es Soldaten der Arbeít: trabajadores como soldados dentro de una econo-
sorprendente que estas asociaciones estuvieran dirigidas sobre todo mía que funcionase como el ejército (Preller, 1949; 1970; Bríggs,
a artesanos privilegiados. 1D61). En la década de los treinta, los nazis empezaron realmente a
PPro el modPlo corporativo fue favorecido principalnH'IlÜ) por los poner en práctica PI antiguo concepto dt> Bísmarck drd trabajo milita-
círculos gobernantes conservadores de la Europa continental. Ellos lo rizado por medio dd reclutarniPnto del trabajo, de una política en con-
64 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 65

tra de la ocupación de las mujeres y de la obligatoriedad de pertenecer subastas callejeras de trabajo que tienen lugar en Texas. Y en la teo-
al hipercorporativista Frente del Trabajo de Robert Ley (Rimlinger, ría respetable, el Estado debía ser absolutamente minimalista y sólo
1987) ..:En la política social conservadora, la separación entre derechos se debería acudir a él en situaciones de verdadera crisis humana.
y obligaciones es a menudo muy difusa. La fórmula pura de mercantilización fue consagrada por los vulga-
· Nuestra prolongada excursión por los fundamentos de los derechos rizadores del laissez-faire, como Smiley o Martineau. Desde la pers-
sociales era necesaria, porque, en realidad, son los orígenes de la polí- pectiva del bienestar social su razonamiento era doble; en primer lu-
tica social moderna. En casi todos l.os países, bien sea en Escandina- gar, ~ostenían que un mínimo social garantizado causaría pobreza y
via, en Gran Bretaña o en el continente europeo, la tradició~ conser- desempleo en lugar de erradicarlos; este razonamiento ha encontrado
vadora fue la que dio lugar a los primeros ataques sistemáticos y pr4:l- una_nueva vitaHd8:d en el neolíberaHsmo reciente. En segundo lugar,
i:neditados a la mercantilizacíón del trabajo. Los motivos no son muy para--ellos la protección social causaba corrupción móial, despilfarro,
difíciles de descubrir. En primer lugar, estas fuerzás éonservadoras odosidad yembriaguez. La moral del liberalismo y la del conservadu-
temían, con bastante razón, que el avance del liberalismo, de la demo- rismo estaban claramente en desacuerdo.
cracia y del capitalismo pudiera destruir las instituciones sobre las El supuesto general en el liberalismo e¡;; que el mercado es emanci-
que se basaban su poder y sus privilegios. El trabajo como mercancía patórfo; es el mejor soporte posible para la confiánza en uno mismo y
claramente haria pedazos los sistemas feudales y absolutistas de con- para la laboriosidad. Si no hay interferencias, sus mecanismos auto-
trol laboral. rreguladores asegurarán que todo el que quiera trabajar tenga un
En segundo lugar, el status premercantilízador de los trabajadores empleo y, por consiguiente, podrá asegurar su propio bienestar. La vi-
era un modelo ya disponible y que estaba también presente en el apo- da privada puede estar forjada con peligros, inseguridad y dificulta-
geo del laissez-faire; era una respuesta que llegó naturalmente y que des y, en principio, no es improbable que aparezcan la pobreza o el
podía reivindicar una fuerte dosis de legitimidad. Puede que los gre- desamparo, pero esto no sería por culpa del sistema, sino solamente
mios se hubieran abolido, pero subsistieron como mutualidades; la a consecuencia de una falta individual de previsión y de ahorro.
empresa capitalista (al igual que el Estado) ofrecía una lista de bene- Este modelo esquemático de la "buena sociedad" liberal contiene
ficios sociales fuera del contrato de trabajo; el paternalismo no era al- una cantidad de obvios y bien conocidos puntos débiles. Asume que,
go que parecía contradictorio con el espíritu empresarial. Como indicó en realidad, todos los individuos son capaces de participar en el mer-
Schumpeter (1970) de forma tan elocuente, el orden capitalista fun- s11qo, algo que por supuesto no es así. Los viejos, los enfermos, los cie-
cionó porque estaba dirigido y organizado por estratos protectores de gos y los lisiados están obligados a depender de la familia, lo que, a su
una época anterior. La política social de la "premercantilizacíón" fue, vez, limita la capacidad de la familia para ofrecer al mercado su tra-
por así decirlo, uno de los "arbotantes que previnieron el colapso del bajo. El {ahorran para futuras catástrofes sociales puede que no sea
capitalismo" (Schumpeter, 1970, p. 139). Fue también una de 11:!S pie- posible cu.árido los salarios se acercan al mínimo para la superviven-
dras angulares de lo que hoy 8e qmsiq.ern el Estado del bienestar mo- cia y casi nadie puede protegerse contra una crisis prolongada.
derno. · En todos estos casos, el dogma liberal se ve forzado a recurrir a .
las lnstitucionesprecapitalistas de ayuda . social, C()IllO !0 familia, la.
LA RESPUESTA LIBJ<:RAL A LOS DILEMAS DE LA MERCANTILIZACIÓN Iglesia y la comunidad. Y al hacerlo se contradice a sí mismo, porque
t estas instituciones no pueden seguir el juego del mercado si están
El trabajo como mercancía pura y sin mÓzcla que se asocia con el cargadas de responsabilidades sociales.
laissezfaire, probablemente no ha existido nunca en la vida real ni, El liberalismo reconoció en el principio del bien público una razón
de hecho, en ningura teoría seria del laisseefaire. Teóricos como fundamental para la intervención social. Los barcos mercantes enea-•
Adam Smith o Nassau Senior no defendían una economía en la que el Harían sin los faros e igualmente la población moriría sin acciones en
Estado niega cualquier forma de protección social, pero esto no impli- pro de la salubridad pública. Fue debido a la fuerza de las circunstan-
ca que el problema se reduzca a un fantasma histórico. Algunos mer- cias principalmente 1 por lo que el liberalismo aceptó la necesidad de
cados de trabajo se parecen al caso puro, como se demuestra en las los derechos sociales. Como descubrieron los ingleses en la Guerra de
los Bóers, es difícil mantener un imperio sin un ejército de soldados ciadas colectivamente. En realidad, esto último llegó a inspirar toda
sanos e instruidos. Del mismo modo, la Rctuación de una clase traba- la idea del capitalismo de bienestar que tanto entusiasmó al libera-
jadora inglesa menesterosa y desvalida parecía compararse desfovora- lismo americrrno de entrcguerrns (Brandes, 1976). La idea era que
hlemente, en términos de eficiencia, con los nuevos ricos industriales los Estados Unidos pudieran prescindir del sahor "socialista" de una
como Alemania. ;,Cómo, pues, abordó el liberalismo los dilemas de la seguridad social estatal promoviendo planes de previsión a nivel de
men:antilizaeión laboral? empresa.
I•] liberalismo encontró <los respuestas aceptables. Umt fue traRla- Obviamente, lo que prefiere el liberalismo es el seguro organizado
dar una versión modificatb del principio del ''menor derecho'' de la de forma privada (m el rpercado. Pero como ha sefíalado Ogus ( 1979 ),
antigm1 ley para los pobres a un mareo de asistencia social trnrn los la idea dP la seguridad s()cial pública no era Lan difícil de reconciliar
que se comprueba que no tienen medios. De esta forma, se evitabn la con la lógica del trabajo-mercancía como suponía la ideología purista.
extensión de unos derechos sociales incondicionales y la generosidad La seguridad social tiene, como su pariente del sector privado, e,:;c,tlas
del gobierno se limitaba a los verdaderamente necesitados y no indu- dP derechos y subsidios en función del tipo de empleo, el rendíminnLo
ciría a los trabajadores a escoger la protección social en lugar del tra- y las cuotas pagadas; debería por tanto reforzar el incentivo al trabajo
bajo. Un sistema de comprobación para los que no tienen medios es, y a la productividad. Aunque está construida sohre una basP actua-
de alguna forma, una manera ele asegurarse que los ingresos que no ria!, conserva el puro vínculo de intercambio del bienestar social. Y
provienen del mercado se reservan parn aquellos que de todos modos como ha sostenido Gnicbner ( 1980), las pensiones por jubilaci6n llega-
son incapaces de participar en el mercado. El concepto de Titmuss ron incluso a ser consideradas por la comunidad empresarial como
( 1974) de Estado del bi,!nestar residual o marginal trata de captar una forma de hacer el mercado laboral más f1Pxibl<>: con las pPnsio-
exactanwnt<> esta propiedad del paradigma libernl, es decir, que In llPS, los Pmpresarios podrían a (!x¡wnsas de otros librarse 111,ís f':í--
ohligaci(m púhlic;i PmpiP1/,a s,ílo donrh• fiilln ,d mPrcado: In lógicn de la ('ilnwnl(• dP lo:a trnb:ij:idores m:ís vi1,jos y menos PÍici<'nles. Incluso l,1
nwrcantilización tiene primacía. idea de una seguridad social obligatoria podría ser acomodada al dog-
El modelo de asistencia sociid eneontrú f'!t eamí110 princípalnwnü• 11rn liberal, porque si unos grupos fueran a tenor coi>l'rtur;i y otros 110,
dentro dl' la polítirn social ,rnglosajona d(• prndorninio 1wís liberal y el rPstdimlo serín una compf•tl•ncia dPsleal Clarmn<'nte fup esto .Y no
d<> la pri11wra política social psc·andinavn. Ya en nstc• siglo y algunas los ideales de solidnridad social lo que motiv,í PI segnro de desempleo
VP!'P;-, 1nduso desp11Ps <k la .Segunda (~uerrn Mundial, a 111Pn11do estn-- nhligntnrio univers,d Pll los l•:stados Unidos. La I.P1HlPncia ('fl PI lilwrn
ba condicionado a un comportamiento eslridnmente "mercantiliza- lismo a favorecer soluciones universales unn vez qiw la seguridad so-
do'' (y a vcn,s Lainbi(;ll moral). E11 Dinarnarc;i, por Pjernplo, la p<'nSi!Íll ci:d se vuelve irwludíhle nn ()S, por Lrnlo. easual
para los <PH' s<' comprobaba que no tPnía11 nwdios, ,se dPriegaba a las l•:11 rPsunwn, la adaplaciún dP la prnlPcción social por par!P del li-
p;,rsorias qun rw lwbían podidu d('voll ('I' al Est:1do la ayuda para po- br:r:dismo, en la prúdic:i l'S mucho m,is elúsii(';t d(, Jq qu<' non1rnlrnv11-
bres que habían recibido antnriormente. En Nuev;i Z<danda, la as1s- te se piensa, prncísanwnh) porque bajo ciprias co1Hlicio1ws ¡wrmil.c re-
lenci:1 soci:il sr) dr•twgaba n personas rl<> conducta 111at.ri1nonial "mno-- forzar verdadm·amerit.e el sLaLus de mcrcancra del tralrnjo sin efoct.os
rnl", corno por Pj()lllplo los divorciados. sociales 1wgativos.
La rni:,nw rilosof'ía in:,pira el segundo enfoq1w. Incluso In forrna
mús pura del lilwrnlismo nu11ca He opuso n las insLiLuciones bcn!~Íicas LA lll•;SMEJ?CANTILIZACION COMO l'OLÍTICA DEL SOCIALISMO
o al segurn en sí. Lo que importa es que la beneficencia o cualquier
otra clase de seguro tenga una base voluntaria y que, además, los se- :El/socialismo como teoría, ideología o estrategia política surgió en';' . , 1,,
guros lógicamente sean contractuales y actuariales. Puesto que no gran parte como respuesta a la mercantilízación capitalista de la
existe tal cosa como una comida gratis, los derechos y los subsidios fuerza del trabajo. Para el socialismo, la mercantilización del trabajo
deben reflejar las cuotas pagadas. Una vez que el liberalismo llegó a es un elemento integral en el proceso de alienación y de clase; es la '
aceptar el principio del sindicalismo, fue perfectamente capaz de ex- condición por la que los obreros pierden el control de su tri1bajo a·
tender la idea del seguro individual a las prestaciones sociales nego-- cambio de unos salarios; la condición por la cual se afirma su <lepen-
68 Gf)STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENEST\\R 69

ciencia del mercado y, por lo tanto, también es la clave del control del nerse a lo que ellos percibían como una pacificación social adversa.
empresario; además es una causa de la división de la clase y un obs- Ciertamente ésta fue la respuesta dominante en la socialdemocracia
táculo para la unidad colectiva. Simplemente por definición, las mer- alemana hasta bien entrado el siglo xx; sin embargo, el cisma entre
cancías ·éompiten y, cuanto más fuerte es la competición, más barato socialistas y conservadores no era necesariamente tan profundo en la
es e] preciq. Por lo tanto, es natural que el deseo de desmercantiliza- cuestión de los derechos sociales. Esto fue comprendido de forma gra-
ción de los trabajadores se transformara en el principio que guiase 1a dual por importantes figuras socialistas como Branting en Suecia y
política del movimiento obrero. Tanto el bienestar social de los traba- Heiman y Kalecki en Alemania y encajó con facilidad en el paradigma
jadores como el poder de la organización, dependen de la reducción de que estaba surgiendo de la "revolución lenta" adoptado por la social-
la esclavitud del individuo dentro del flujo monetario. democracia austriaca y alemana.
Se ha pintado a menudo la teoría socialista clásica como defensora Entonces, estos socialistas reconciliaron el reformismo conserva-
de la supresión completa de la lógica del trabajo como mercancía. dor con los objetivos socialistas, Para Lederer y Marshack (1926), dos
Naturalmente, esto es cierto en términos de objetivo final, pero no lo destacados socialdemócratas alemanes, la protección del trabajador
es en relación al análisis práctico. En El Capital, Marx elogiaba las promovía la causa del trabajo porque inevitablemente restringiría el
Leyes de Fábricas británicas, porque contribuían a disminuir la impo- alcance del control de los empresarios. Para Eduard Heiman (1929),
tencia de los obreros. En El Manif'iesto Comunista, el capítulo final uno de los principales teóricos entre sus contemporáneos, la política
propone una serie de reformas sociales de mejora que aumentarían social tenía dos caras como Jano: puede muy bien ser un medio para
los recursos de los trabajadores y reforzarían su posición frente al sostener y para salvar el sistema capitalista, pero al mismo tiempo es
mercado. Y tanto Karl Kautsky como Rosa Luxemburgo promovieron también un cuerpo extraño susceptible de entorpecer el dominio del
activamente el salario social. Por lo general, tanto las teorías refor- capital. Equipado con esta clase de análisis, el socialismo podía defen-
mistas como las revolucionarias estaban de acuerdo sobre la necesi- der también la estrategia gradual frente a la visión más apocalíptica
dad y la conveniencia de luchar por el derecho a un ingreso social in- presentada en el dogma comunista revolucionario. Mientras este últi-
dependiente del salario del trabajo. Lo que dividía principalmente a mo sostenía que las raíces de la revolución se asientan en la crisis y
los sectores reformista y revolucionario del socialismo era el problema en el colapso, los reformistas comprendieron que la miseria humana
de la estrategia. que produce la crisis no haría sino debilitar el proyecto socialista. Por
Las políticas incipientes sobre la desmercantilización tenían un Jo tanto, se vio un aumento gradual del alcance y de la calidad de los
cercano parentesco con la tradición corporativista conservadora. E'sto derechos sociales como una condición previa para una lucha más am-
no es ninguna sorpresa, puesto que los primeros movimientos obreros plia y no simplemente como el fruto del éxito final. Finalmente, por
se formaron en gran parte al rededor de restrictivos sindicatos profe- medio de esta reformulación estratégica el socialismo aceptó el Estado
sionales, mutualidades y, a veces, algún partido político. Por supues- del bienestar como el centro de un proyecto a largo plazo. En este sen-
to, el punto débil de estos programas eran sus modestos subsidios y tido, la socialdemocracia llega a ser sinónimo de la defensa y promo-
su limitado alcance entre los miembros más vulnerables de la clase ción del Estado del bienestar.
obrera. Fue el desorganizado "proletariado de los suburbios" lo que Sería completamente erróneo creer que los socialistas tenían un
supuso la mayor amenaza para la unidad de los trabajadores. Estos proyecto de desrnercantilización; incluso los ilustres socialistas suecos
obreros eran los que necesitaban respaldo, pero las asociaciones para fluctuaban entre varias políticas, muchas de las cuales objetivamente
el bienestar social microsocialistas tenían difitultades para conectar tenían una base socialista poco firme. El motivo de la confusión era
con ellos. Así se desarrolló el debate sobre el apoyo a la ampliación de doble; uno de estos motivos estaba relacionado con la interpretación
los derechos sociales en el Estado burgués. del nexo "capacidad-necesidades" tan importante en el marxismo clá-
Éste fue el dilema que refrenó fuertemente la capacidad de actua- sico. Si la mejora social estaba en función de la necesidad, los socialis-
ción de los socialistas. Hasta después de la Primera Guerra Mundial, tas podían fácilmente encontrarse ellos mismos operando con el pa-
en casi todos los países el Estado estaba controlado por fuerzas con- trón más amplio de la comprobación de medios de vida y de los nive-
servadoras o liberales y los socialistas veían pocas alternativas a opo- les de subsidio adaptados a las condiciones de vida de los pobres. En
muchos casos, como en Australia y en Dinamarca, el modelo de asis- Tales programas, en el fondo, son verdaderamente desmercantiliza-
tencia social fue adoptado por los movimientos obreros por tales moti- dores. Con respecto al segundo, el problema crucial era que el status
vos. Quizá los socialistas se esforzaran por mejorar los subsidios y por de beneficiario de la protección social no debería suponer un descenso
minimizar el estigma social, pero vieron claramente cuál era el tipo Pn el nivPl de vida, incluso después de un tiempo prolongado.
de sistema asistencial más igualitario: ayudar a los verdaderamente En resumen, lo esencial de la desmercantilización en el paradigma
necesitados. socialista es la emancipación de la dependencia del mercado. La cali-
Otro motivo de confusión estaba relacionado con la clientela para dad y la configuración de los derechos sociales, no su simple existen-
la desmercantilización. Hasta la Segunda Guerra Mundial, los parti- cia, es lo que permite ide~tificar un enfoque socialista dotado de espe-
dos laboristas eran muy "obreristas", considerándose defensores de. cificidad. En contraste coq los modelos conservadores, la dependencia
la clase obrera industrial. En estas condiciones, era natural adoptar de la familia, de la moralidad o de la autoridad no es un sustituto pa-
sistemas de exclusividad de clase. Ahora bien, al encaminarse los so- ra la dependencia del mercado; la idea es más bien la de la indepen-
cialistas hacia una imagen más amplia de abarcar a "toda la gente dencia del individuo. Y, en contraste con el liberalismo, el propósito
modesta", políticamente estaban obligados a enfocar los derechos en del socialismo es maximizar e institucionalizar los derechos. Donde se
términos de protección universal. Esto, como se discutirá en el capítu- aspire a un paradigma socialista completamente desarrollado, en
lo 3, fue la raíz de la solidaridad universalista en la política social so- principio se debería facilitar una desproletarización del status de tra-
cialista. bajador: la relación existente entre el trabajador y el trabajo empeza-
Lo que caracteriza a casi toda la primera época de la política social rá a acercarse a la que han disfrutado durante décadas e incluso si-
socialista es el concepto de unos derechos sociales básicos o mínimos: glos algunos estratos privilegiados (como los funcionarios).
la idea era establecer fuertes derechos, pero con unos niveles de sub-
sidios bastante modestos y limitados por lo regular a las áreas centra- Los ESTADOS DEL BIENESTAR
les de las necesidades humanas (pensiones de jubilación, seguros de Y LA DESMERCANTILJZACIÓN EN EL MUNDO REAL
accidente, subsidios de desempleo y enfermedad). Seguramente que
las restricciones financieras desempeñaron su papel, pero la modera- Las variaciones en el potencial desmercantilizador de las políticas
ción de su propuesta puede ser vista también como el reflejo de cómo deberían ser empíricamente identificables a través del tiem-
definieron el problema los primeros socialistas; vieron la cuestión en po y de los países. Este potencial no puede ser captado claramente só-
términos obreristas, en términos de proporcionar un nivel básico por lo por los niveles de gasto social, sino que requiere un análisis de las
debajo del cual no se d~jaría que estuviera nadie. De hecho, hasta la normas y criterios inherentes a los programas reales del hienestar so-
década de los afi.os 1950 y 1960, los programas sociales de los partidos cial. La cuestión es cómo se perfilan adecuadamente las dimensiones
de los trabajadores eran casi universalmente de alcance y calidad fundamentales.
media, aunque el criterio que se seguía para tener derecho era muy Un grupo de dimensiones afectan a las normas que rigen el acceso
generoso. El objetivo era evitar la pobreza, no emancipar a los obreros de las personas a los subsidios: las normas para .ser beneficiario y las
de su dependencia del mercado. El hacerlo habría requerido una re- restricciones sobre los derechos. Puede considerarse que un progra-
formulación profünda de la política social incluyendo dos cambios bá- ma contiene un potencial desmercantilizador mayor, si el acceso es
sicos: primero, la ampliación de los derechos más allá de la estrecha fácil y si se garantizan los derechos a un nivel de vida adecuado sin
franja de la necesidad absoluta y, segundo, aumentar los subsidios tener en cuenta los empleos que se han tenido anteriormente, el ren-
hasta igualar los ingresos normales y los niveles de vida medios del dimiPnto, la comprobación de las necesidades o las cotizaciones. La
país. !Dn relación con el primero, lo que importaba sobre todo era la otra cara de la moneda de la "entrada" es la,salida. Si los programas
introducción de una variedad de planes que permitían que los emple- sólo proporcionan subsidios de duración limitada, su capacidad para
ados fueran pagados mientras desempefiaban otras actividades dis- la desmercantilización se reduce claramente.
tintas del trabajo, como cuidado de los hijos, responsabilidades fami- Un segundo grupo de dimensiones tiene que ver con la repósición
liares, cursos de formación, actividades organizativas e incluso ocio. de ingresos, porque si los niveles de subsidios caen sustancialmente
72 G0STA ESPING··ANDERSEN LOS TlmS MUNDOS DEL ESTADO nm, BIENESTAR

por debajo de los ingresos medios o del nivel de vida que se considera de iseguros que se desarrolló de forma más constante primero en
adecuado y aceptable en la sociedad, el resultado más probable es Alemania y luego en todo el continente europeo. Aquí los derechos es--
que se lleve al trabajador otra vez al trabajo lo antes posible. Por lo tán claramente condicionados a una mezcla de vínculos con el merca-
taÍ-~to habremos de considerar los niveles de la reposición de ingre- do laboral y de aportaciones financieras y, generalmente, han estado
sos. sujetos a la lógica del actuarialismo; es decir, la idea de que el indivi-
En tercer lugar, el alcance de los derechos que se proporcionan es duo tiene un derecho personal de naturaleza contractuaL~l grado en
de la mayor importancia. Casi todos los países capitalistas avanzados que este tipo de régimen ofrece oportunidades para la desmercantili-
reconocen alguna forma de derecho social a la protección contra los zación depende en gran medida de hasta qué punto relaja el principio
riesgos sociales básicos: desempleo, invalidez, enfermedad y vejez. Un actuaria}, de cuánto habrá tenido que trabajar o aportar una persona
caso extremadamente avanzado sería el pago de un salario social a para tener los requisitos y de cuán estricta es la relación existente en-
los ciudadanos sin tener en cuenta el motivo. La idea de un salario tre el rendimiento anterior y los subsidios.
garantizado de hecho para los ciudadanos se ha discutido en Escan- El tercer tipo de sistema surge del principio de Beveridge de los
dinavia y Holanda y, con aspiraciones más modestas, el caso de la ¡ derechos universales _de los ciudadanos, independientemente del gra-
propuesta americana del impuesto negativo sobre la renta se acerca a do de necesidad o el alcance del rendimiento en el trabajo. El ser be-
este esquema. neficiario depende, en cambio, de ser ciudadano o de ser residente en
el desde hace mucho nPmrm Hlblen1er1te estos tipos de pro-
Condiciones para los derechos gramas se basan en el principio del subsidio de tasa fija. En princi-
pio, esta propuesta de "bienestar social del pueblo" tiene un fuerte po-
Los derechos sociales casi nunca son incondicionales. Para percibir tencial desmercantílizáclor, aunque obviamente condicionado por la
los subsidios, los demandantes al menos tendrán que satisfacer la generosidad de los subsidios. El sistema de bienestar social del pueblo
condición de estar enfermos, ser viejos o estar desempleados. Sin em- ha dominado en los países escandinavos y ha sido un principio anti-
bargo, además de la mera presencia de un problema, las condiciones guo en la tradición socialista de ]a política social. Aunque nunca se
suelen estar ligadas al tipo de convenio con la seguridad social, Ílevó a cabo, ha constituido un perenne ideal en la socialdemocracia
En general, se pueden distinguir tres clases de convenios, cada alemana.
uno con su peculiar efecto sobre la desmercaritilización. Un tipo de Hasta cierto punto, los tres tipos de sistemas reflejan la bien cono-
sistema, históricamente el más fuerte en los países anglosajones, ba- cida clasificación de Titmuss de los Estados del bienestar: el residual,
sa los derechos en una necesidad perentoria y demostrable. La tradi- 1,el institucional y el "remunerativo" o del "rendimiento industrial'-' (ín-
ción de la asistencia social, con su origen en la tradición de las leyes dustrial-achievement) (Titmuss, 1958). Sin embargo, en realidad no
para los pobres, está caracterizada por la comprobación de los medios hay países unidimensionales en el sentido de que sean un caso puro.
de vida y de los ingresos que se tienen, con diferentes grados de ri- En los países anglosajones como Australia, Canadá y Estados Unidos,
gor; estos sistemas no amplían propiamente los derechos a los ciuda~ el sistema asistencial puede ser ,domin.anter pero .se.coínplémenta.con
danos. Los principales ejemplos de esta tradición son los primeros programas alternativos. Eh Estados Unidos, el sistema de seguridad
planes de pensiones de Escandinavia, elsistema británico de las pres- sücial está dentro: de la categoríá del seguro social; Canadá tiene 'una
taciones suplementarias, el sistema alltericano SSI y prácticamente mezcla de pensión popular y subsidios basadas eh el seguro social e
todo el sistema de protección social auslraliano. Cada país tiene al- incluso Australia se está aproximando al principio de la pensión po-
gún tipo de asistencia social con comprobación de medios de vida o al- pular. En los países europeos continentales, donde la tradición de se-
gún sistema de ayuda a los pobres. Lo que más cuenta en este tipo de guro social es más fuerte, ha surgido una gran variedad de alternati-
sistemas son las restricciones de las comprobaciones de los medios de vas a través de los años: en Italia, la pensión social; en I<1 rancia los
vida y de los ingresos y la generosidad de los subsidios. "fondos de solidaridad". Y, finalmente, casi todos los países domina-
Un segundo tipo de sistema prolonga los derechos en base (al rendi- dos por el sistema de bienestar social para el pueblo han desarrollado
' miento en el trabajo ...Esta· variante tiene sus orígenes en la tradición sistemas relacionados con los ingresos y con el trabajo para comple-
"
74 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS 'l'RES MUNDOS DEL ESTADO DEL BJENESTAR

mentar los subsidios generalmente modestos que conceden los síste-


mas universales de cuota única. En resumen, todos los países presen-
TABLA 2.1 Grado de desmercantilización en las pensiones de jubilación,
tan hoy un sistema mixto. subsidios de enfermedad y seguro de desempleo, 1980
A pesar de la complejidad que esto implica, es posible distinguir
empíricamente la capacidad variable de los Estados del bienestar pa- ,Tubilación Enfermedad Desempleo
ra desrnercantilizar. Presentaremos aquí las puntuaciones combina-- '
Australia 5.0 4.0 4.0
das de la desmercantiJización para los tres programas de bienestar Austria 11.9 12.5 6.7
social más importantes: pensiones, subsidios por enfermedad y por Bélgica 15.0 8.8 8.6
desempleo. Las puntuaciones resumen una serie de variables que Canadá 7.7 6.3 8.0
ilustran la facilidad con la que una persona de tipo medio puede deci- Dinamarca 15.0 15.0 8.1
Finlandia 14.0 10.0 5.2
dir permanecer fuera del mercado: primero, las limitaciones de las !"rancia 12.0 9.2 6.3
condiciones para ser beneficiario, tales como la experiencia laboral, Alemania 8.5 ll.3 '7.9
las cuotas pagadas o las comprobaciones de medios de vida; segundo, Irlanda 6.7 8.3 8.3
la fuerza de los desincentivos inherentes (como el número de días pa- Italia 9.6 9.4 5.1
,Japón 10.5 6.8 5.0
ra cobrar el subsidio) y la duración máxima de los derechos; y, terce-
Holanda 10.8 10.5 11.l
ro, la medida en que los subsidios se acercan a los niveles de ingresos Nueva Zelanda 9.1 4.0 4.0
normales esperados. Los n-,sultados globales de la desmercantiliza- Noruega 14.9 14.0 9.4
ción están ponderados por el porcentaje de población relevante prote- Suecia 17.0 15.0 7.1
Suiza 90 12 O 8.8
gida por el programa de la seguridad social. Esto refleja la probabili-
Reíno Unido 8.5 7.7 7.2
dad de que una persona dada tenga derecho a recibir una transferen- gstados Unidos 7.0 O.O" 7.2
cia. Un programa puede muy bien ofrecer subsidios lujosos y condicio-
nes liberales, pero sí se aplica solam,mte a un pequeño número de be- Media 10.7 9.2 7.1
Desviación típica ;.¡4 4.0 l.9
neficiarios, obviamente tendrá una capacidad limitada para desmer-
cantilizar. ---- -· ----~~---·-·~-

La tabla 2.1 vr◄cfü:inta los índices de desmercantilización para las Cuanto más alta es la puntuación, mayor es el grado de desmercantili-
18 democracias industriales más avanzadas en relación a las pensio- zación. Para e! procedimiento de puntuación, ver el apéndice de este ca-
pítulo.
nes por jubilación. Se han utilizado cinco variables para construir el
"Programa no existente y por tanto puntuado O.
índice de pension0s: 1) pensión mínima como porc0ntaje de los ingre- FUF:N"I'f:: Banco de dalos del SSlll
sos de un trabajador medio (tasa de reposición neta de impuestos) pa-
ra una sola persona; 2) tasa (neta) de reposición de la pensión media
para una sola persona; 3) número de años requeridos de contribución
para tener derecho; 4) la parte del total de los fondos de pensiones pa-
gada por las personas. Las puntuaciones de estas cuatro variables se programas, hemos puntuado doblemente los subsidios, porque para la
suman y entonces se ponderan por 5) el porcentaje de personas por en- decisión de tra)Jaj9/protección socia] de cualquier persona el nivel de
.cinia de la ~dad d.e Jlilbilació.n que estií.n recibiendo realme:nt,:13 :una p~n- ingresos esperado será abs.olutamente decisivo. ·
sión (tasa de cobertura). Para los subsidios de enfermedad y desem- ,. ':rarapr~venir cualquier maienteñaido, debe quedar
claro que se
pleo el. procedimiento es ca_si idéntico con las siguientes excepciones: ha tratado de medir el potencii~.l de des:mercantilización de un progra-
aquí sólo se ihcluye la tasa neta de reposición de los subsidios me- ma y no sus cualidades generales; se representa aquí el nivel de inde-
dios, se omite la parte de financiación individual y se incluyen los pendencia del mercado para un trabajador medio. De este modo, es
datos del número de días que hay que esperar para recibir los subsi- posible que un país considerado normalmente poseedor de un-sistema
dios y el número de semanas de duración del subsidio. Para los tres de pensiones de primera clase (como Alemania) puntúe bajo. De he-
76 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TRES MUNDOS DEL gsTADO ])gL BIENESTAR 77

cho, en este caso Aleniania puntúa bajo porque requiere largos perío-
dos de pago de cuotas y una gran cantidad de aportación financiera
TABLA 2.2 Ordenación do los Estados del bienestar en relación con Ja
individual y porque sus subsidios de jubilación son relativamente mo-- desmercantilización combinada, 1980
destos. Australia y Nueva Zelanda puntúan extremadamente bajo
tanto en enfermedad como en desempleo, porque ofrecen subsidios só-- Resulta<lú8 dé la de8mercautilización

lo con comprobación de medios de vida.


Australia 13.0
En la tabla 2.1 vemos que los tres programas difieren considera- Estados Unidos 13.8
blemente en su grado de potencial desmercantilizador. De forma in- Nueva Zelanda 17.J
variable, el seguro de desempleo está asociado con los efectos más ele- Canadá 22.0
Irlanda
vados de df,sincentivación. La tabla 2.1 también indica que hay una 23.::l
Reíno Unido 23.4
variación considerable entre los Estados del bienestar avanzados res-
Italia 24.l
pecto a la desmercantilización. Algunos países puntúan bajo constan- ,Japón 27.l
temente en todos los programas, mientras que otros tienen una gran Francia 27.5
capacidad desmercantilizadora en todos los indicadores de la tabla. Alemania 27.7
Por eso nos enfrentamos a una situación en la que los sistemas nacio- Fínlirndia 29.2
Suiza 29.8
nales de protección social parecen contener rasgos sistemáticos. Los
Austria :H.l
países nórdicos, en particular, son desmercantilizado- Bélgica 32.4
res, mientras que los países anglosajones tienden a serlo menos. Esto Holanda 32.4
es precisamente lo que se podría esperar en términos de nuestra tipo- Dinamarca 88.1
logía de regímenes de Estados del bienestar. Noruega :38.3
Suecia ::!9.l
La idea de que los Estados del bienestar se ordenan en distintos
Media 27.2
grupos se hace más evidente cuando examinamos la tabla 2.2. Se pre- Desviación típica 7.7
senta aquí la puntuación total combinada de la desmercantilización
para los tres programas en-los mismos 18 países. Basándonos de for-
ma aproximada en cómo se agrupan los países alrededor del valor Para el procedimiento de puntuación, véase el apéndice de este capítulo.
FUEN1'E: banco de dalos del SSIB.
medio, podemos distinguir tres grupos de países: los países anglosajo-
nes "nuevos" se concentran en la parte más baja de nuestro índice; los
países escandinavos, en la parte superior. Entre los dos extremos se
encuentran los países europeos continentales, alguno de los cuales
(sobre todo Bélgica y Holanda) están cerca del grµpo noruego. mercado, pero. ~nf3:tizando ~l control social en mayor medida que en
Aunque la tabla 2.2 müestra 1..má cautidad de casos <ludo.sos, la el caso de la soc1aldemocrama ..
agrupación permanece fuerte. Los grupos reúnim a los países que ya . ¿Cómo expJfoamos las diferencias en las capacidade~ d~~me;~¡nti-
a priori se•esperaba que parecieran simiJares en relación a nuestros hzadoras de los Estados d~l bienestar en los diversos países? Como y¡:i
argumentos sobre los regímenes del Estádo del bienestar. Se podría se ha argumentado, una snnple explicación en términos de desarrollo
anticipar un nivel de desmercantilización muy bajo en los países con_ económico o de la capacidad movilizadora de la clase obrera no será
una historia dominada por el liberalismo; nos parece que éste es el sufi~iente. Como examinaremos más detenidamente en el capítulo 5,
primer grupo. En el grupo de una .alta desmércantilización se encuen- el. mvel de desarrollo económico se relaciona negativamente con la
tran los Estados del bienestar dominados por la socialdemocracia, tal desmercantilizacióh y no tiene capacidad explicativa.
como era de esperar, Por último, los países europeos continentales Como se verá más tarde, el grado de poder de la izquierda tiene
con su fuerte influencia católica y estatista tienden a ocupar el grupo una _influencia positiva y bastante fuerte sobre la desmercantilización
intermedio -ofrecen un mínimo considerable de derechos fuera del explicando un 40 por ciento de la varianza. Sin embargo, el residuo n~
'/8 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS TIU:s Ml/NDOS m:L l•:S'J'i\UO IH,L Bll,Nl•:S'l'i\J{

explicado es grande y tiene que ser desvelado para entender comple-- les como una experiencia demostrada de un fuerte vínculo con el em-
tamente cómo y por qué han evolucionado hasta el punto que lo han ph'o o de fuertes obligaciones familiares. La mayor desmercantiliza-
hecho las variaciones de los Estados del bienestar. Este asunto será ción que encontramos en países tales corno Austria, Bélgica y
tratado en el capítulo 5; por el momento será suficiente decir que la Holanda después de 1D50, probablemente puede ser atribuí da a la
explicación se encontrará en la interacción entre las variables del po- fuerte posición política de los movimientos obreros socialdemócratas.
der político y el legado histórico de los países. Los resultados de una 2. Los países con Lrn füerte legndo liberal se bifurcarán dependien-
desmercantilización relativamente alta encontrados en los países eu- do do la estructuración del poder político. Donde ln socialdemocracia
ropeos continentales no son únicamente el producto de una moviliza- alcanza el dominio político, como en Dinamarca, Noruega y Suecia, se
ción política de izquierda, sino también de una larga tradición de re- rompení el molde liberal's será sustituído por un régimen de Estado
formismo conservador y católico. Por el contrario, los resultados de del bienestar socialdemóc~ata altamente dcsmercantilizador. Por otra
una desmercantilización sumamente baja, encontrados en países con parte, donde el laborismo no pueda reordenar la economía del país y
movimientos obreros comparativamente poderosos como Australia y mantener su hegemonía, el resultado será una baja o, por lo menos,
Nueva Zelanda, pueden encontrar una explicación en el legado de un moderada desmercantilización. Esto se ejemplifica con Gran Bretaña
liberalismo institucionalizado dominante históricamente. en un Pxtremo y con Canadá y los Estados Unidos en el otro. Los lo-
La utilidad de unos agrupamientos de los Estados del bienestar gros del Partido Laborista británico se manifiestan por el hecho de
con una mayor fundamentación histórica es evidente cuando exami- que Gran Bretaña puntuó en lo más alto del grupo de desmercantili-
namos cómo los distintos países se agruparon en las primeras épo- zación en 1950: la ciudadanía social universalista del modelo de
cas, sobre todo antes de la llegada de la influencia de los partidos la- Bcveridge que se introdujo después de la guerra colocó a Gran
boristas o de izquierda, en la legislación de la política social. En este Bretaña como el país con la mayor puntuación internacional.
sentido podemos mantener constante el efecto de la "socialdemocra- Ciertamente, el sistema no estaba acabado en los afios 80, pero no
cia". Tanto en 1930 como en 1950, el grupo de desmercantilización ba- ir adelante. Lo realizado por el laborismo en el poder en el
ja comprendía la mayoría de los países incluidos en 1980: Canadá, pníodo de la posguerra fue demasiado débil y di8continno como para
Estados Unidos, Nueva Zelanda y (en 1950) Australia. También in- los logros de Escandinavia. A su vez, Estados Unidos y
cluía a Italia y Japón, ambos países bajo un prolongado dominio fas- Canadá son los caRos 'puros' de hegemonía liberal, .,~~•~-=,. in-
cista, y Finlandia. El aumento de la desmercantilización en Finlandia controvertidos por las alternativas paradigmáticas del socialismo o, a
después de la guerra puede ser considerado como un caso de influen- rse respecto, del reformismo conservador.
cia socialdemócrata, no siendo así el de los otros dos países. A su
vez, el grupo escandinavo de alta desmercantilización de 1980, no se API-)N])]CE
encontraba antes de 1950; de nuevo, es un caso a favor de la influen- PROCEDIMIENTO Irn PUNTUACIÓN

cia del poder de la socialdemocracia en la postguerra. Sin embargo, es l'i\UA LOS ÍNDICES DE DESMEHCANTlLIZAC!ÓN

más significativa la consistente posición histórica de regímenes cató-


Pensiones
licos conservadores o estatistas de la Europa continental como los de
Alemania, Austria y Francia; todos tienen consistentemente una pun- La desme1cantilización en las pensiones por jubilación se ha medido en
tuación media o .alta en la década de l 930, en 1950 y en 1980. Sobre términos de la adíción de los elementos siguientes: 1) pensión mínima de ju-
esta base, podemos apµntar las siguiente~ h.ipó~sis orientativas que qiJa,ción para un º~.rero .manual estándar que gi1l'.le Uil salario medio. Aquí la
se desarrollarán más ampliamente en capítulos posteriores. ·· · tasa de reposición (cotno en cualquier otra parte) es la ratio entre los subsi-
1. Los países con un amplio legado h.i.stórico de reformismo católico dios y los ingresos de trabajador normal en ese año, considerando a ambos
y/o conservador es probable que desarrollen en fechas tempranas una netos dé impuestos;. 2) pensión estándar pa:ra un obrero medio, calculada co-
política social con un aceptable grado de desmercantilización. Sin em- mo en el caso anterior; 3) período de contribución, medido como número de
bargo, sus Estados del bienestar circunscriben la relajación de los afíos de aportaciones (o de. empleo) que se necesitan para tener derecho a una
pensión estándar; 4) participación individual en la financiación de la pensión.
vínculos del mercado con poderosos mecanismos de control social, ta-

eo
80 G0STA ESPING-ANDERSEN

l~n bas,i a los valores de estos cuatro indicadores para los 18 países, hemos
dado una puntuación del ps.ra una desrnercanLilización baja, 2 para una me-
dia y 3 para una alta desmercantilización. La clasificación en las tres puntua-
cicmes se ha hecho en base a la desviación típica de la media, corregida en
unos pocos casos por su valor extremo. Por último, las puntuaciones han sido
ponderadas por el porcentaje de población (relevante) beneficiaria del progra-
ma (para pensiones, la tasa de cobertura). Donde las pensiones se basan en la
comprobación de bienes, como en Australia, hemos puntuado O para el perio••
do de contribución y hemos dado el valor de 0.5 para la población beneficiaria.
Esta puntuación 'negativa' refleja el hecho de que los programas de compro-
bación de medios ponen muchas condiciones a la hora de reconocer derechos.
Para tener en cuenta la singular importancia de la tasa de reposición para la 3
elección de la gente entre protección o trabajo, hemos dado un peso extra a EL ESTADO DEL BIENESTAR
estas variables (multiplicadas por el factor 2). COMO SISTEMA DE ESTRATIFICACIÓN
Subsidios monetarios para enfermedad y desempleo

En los programas de enfermedad y de,sernpleo hemos medido la desmercan-


tilización en términos de 1) tasas (netas) de rer>os:tc1ém de subsidios para un El Estado del bienestar puede proporcionar servicios y seguridad de
trabajador medio durante las primeras 26 semanas de enfermedad o desem- ingresos, pero también es, y siempre Jo ha sido, un sistema de estrati-
pleo; 2) número de semanas de empleo que se requiere antes de tener dere- ficación social. Los Estados del bienestar son instituciones clave en la
cho; 3) número de días que hay que esperar para que se pague el subsidio; 4) estructuración de las clases y del orden social. Los rasgos de organiza-
número de semanas que se puede mantener el subsidio. Com·o en el caso de ción del Estado del bienestar ayudan a determinar la articulación de
las pensiones, hemos dado las puntuaciones de 1, 2 ó 3 en base a la desviación la solidaridad socíal, las divisiones de clase y la diferenciación del sta-
típica para desarrollar un índice resumen de desmercantilización. A su vez, tus.
este índice ha sido ponderado por la población (relevante) beneficiaria corno
Suele reconocerse generalmente, aunque por desgracia muchas \Te~_
-- un porcentaje de la Tuerza de trabajo. Los programas de comprobación de me-
dios se han tratado como en el caso de las pensiones. Al igual que en las pen-
ces de manera limitada y sin especificar, que el Estado del bienestar
siones, las tasas de reposición han sido multiplicadas por el factor 2. es un agente de estratificación; éste es un aspecto que ha quedado
muy descuidado tanto teórica como empíricamente. En el nivel teórico
han dominado dos puntos de vista: uno, común a gran parte del neo-
marxismo, argumenta de forma característica que incluso el Estado
del bienestar avanzado simplemente reproduce (y quizás incluso ali-
menta) la sociedad de clases existente (Offe, 1972; O'Connor, 1~73;
MuÜer y Neussuss, 1973). De este.modo, el razonamiento de ()'Connor
es que la política de protección soc;ial proporciona la legitimidad y la
tranquilidad, social requerida por el capitalismo monopolista. En el es-
tudio de Piven y Cloward (1971), la voluntad del gobierno para pro-
porcionar ayuda a los pobres depende menos de la extrema necesidad
que de las amenazas a la estabilidad social percibidas.
El segundo punto de vista sigue los pasos de T.H. Marshall y hasta
cierto punto los de sus predecesores, como Heimann. Este punto de
vista percibe las reformas del bienestar social como una gran contri-
bución a la pérdida de relevancia de la clase (Lipset, 1960; Crosland,
O,J
LOS TRES MUNDOS m;L ESTADO DEL lllENESTAI(

19G7; Parkin, rn79). El razonamiento consiste en que el bienestar so- razones de este cambio son bastante claras: en la medida en que los
cial elimina las causas principales de la lucha de clases, incorpora a Estados del bienestar se hacen más grandes, sus necesidades finan-
la clase obrera y democratiza el acceso popular al Estado; o, como di- cieras son tales, que necesitan imponer elevados impuestos, incluso a
ce Parkin, transforma el conflicto de clases en una competición de los hogares con unos ingresos modestos. Como consecuencia de ello,
status. la incidencia redistributiva neta de los Estados del bienestar empieza
Desde el punto de vista empírico, los estudios se han centrado casi a depender principalmente de la estructuración de sus transferencias
exclusivamente en la redistribución de los ingresos. Por supuesto que sociales. Paradójicamente, una explicación es que el Estado del bie-
el problema no es si la desigualdad global de ingresos ha disminuido nestar extenso pierde por esta razón su capacidad redistributiva a
---hecho claramente indiscutible-, sino hasta qué -punto el nexo de través de los impuestos.\Y respecto a las transferencias, el impulso
impuestos/gastos del Estado del bienestar desempeña un papel decisi- igualitario puede estar bloqueado por la probabilidad de que las cla-
vo: Como ha mostrado Kraus (1981), los problemas empíricos y meto- ses medias se beneficien de una forma desproporcionada (Le Grand,
dológicos para responder a tal pregunta son graves, cuando no prohi- 1982). El sesgo favorable a la clase media es algo que puede variar
bitivos, y tanto los resultados de las investigaciones longitudinales co- entre los diferentes países, pero por ahora carecemos de una eviden-
rno las transversales continúan siendo poco más que especulativos; cia comparativa. El impacto directo de las estructuras del Estado del
sin embargo, la mayoría de los estudios llegan a conclusiones bastan- bienestar sobre la igualdad es un problema que examinaremos con
te parecidas. Cuando se estudia de forma transversal, encontramos más detalle más adelante.
una tremenda variación nacional en la capacidad igualatoria del En lugar de centrarse en la distribución de los ingresos globales,
Estado del bienestar. En algunos países como Alemania y Francia, el algunos estudios comparativos recientes han empezado a replantear-
efecto redistributivo del Estado del bienestar es bastante insignifican- se la cuestión de forma más provechosa. El Luxembourg Income
te; por el contrario, en Escandinavia su efecto es considerable (Sawyer, Study, que presenta los únicos datos verdaderamente comparativos
1976; Hewit, 1977; Stephens, 1979; Cameron, 1987; O'Higgins, 1985; sobre distribución de ingresos a nivel micro, ha producido una serie
Ringen, 1987; Ringen y Uusitalo, 1990). de análisis sobre la capacidad de los Estados del bienestar para redu-
Estos estudios se han interesado menos por el impacto del Estado cir o eliminar la pobreza entre grupos sociales clave. Hedstrom y
del bienestar como tal que por las teorías del poder y de la igualdad. Ringen (1985) y Smeedíng, Torrey y Rein (1988) han encontrado dife-
Por lo tanto, el por qué las estructuras del Estado del bienestar tie- rencias sorprendentes entre distintos países: el porcentaje de perso-
nen diferentes consecuencias distributivas, ha quedado en su mayor nas mayores que viven en la pobreza va desde el 29 por ciento en e]
parte sin explicar. Y cuando se analiza el Estado del bienestar, como Reino Unido y el 24 por ciento en Estados Unidos, al 11 por ciento en
en el estudio de Cameron, se le identifica de una forma vaga como ni- Alemania y menos del l por ciento en Suecia.Se hanencontrado dis-
veles de gasto social. Los estudios de O'Higgins y de Ringen son de los crepancias similares con respecto a las familias con hijos. Ya que las
pocos en los que los resultados de la distribución están relacionados personas mayores y las familias con hijos dependen de una forma es-
más directamente con los componentes programáticos de los Estados pecial de ingresos por transferencia, estos estudios pueden identificar
del bienestar. directamente el impacto sobre la estratificación de los distintos siste-
Cuando la cuestión es estudiada longitudinalmente durante mu- mas de bienestar social.
chos años, las conclusiones tienden a ser muy diferentes. Algunos es- Una segunda desviación innovadora del enfoque habitual basado
tudios concluyen que la capacidad redistributiva del Estado del bie- en la distribución de los ingresos son los estudios sobre el "nivel de vi-
nestar ha aumentado sólo ligeramente, a pesar de su extraordinario da", limitados hasta ahora a los países escandinavos. La idea que se
crecimiento (Sawyer, 1982; Kenneth Hansen, 1987). Resulta que el desarrolla en ellos es que los ingresos por sí mismos proporcionan una
papel del sistema de impuestos ha sido sustituido de forma gradual base demasiado estrecha para describir la estructura de oportunida-
por las transferencias sociales como un arma importante para la re- des y la desigualdad; en su lugar, se amplía el concepto de recursos
distribución. Esta tendencia es evidente en los Estados del bienestar para incluir salud, vivienda, vida laboral, educación, eficacia-·social y
escandinavos (Esping-Andersen, 1985a; Kenneth Hansen, 1987). Las política y otros componentes vitales para la reproducción humana.
84 G0STA ESPING-ANDEHSEN LOS '!'HES MUNDOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR 85

Las encuestas nacionales acostumbran a medir la distribución de los nizativos de la seguridad social completamente diferentes. En algunos
recursos entre la población. Comenzados en Suecia en 1968 y más países la cobertura puede ser bastante completa; sin embargo, de~de
tarde en Dinamarca y en Noruega, los estudios se han repetido en los las pensiones al subsidio por enfermedad, el sistema está constrmdo
últimi:ís afi.os, haciendo posible observar los cambios habidos a lo largo sobre una miríada de planes diferentes según el Lipo de ocupación, ex-•
del tiempo en la distribución de los recursos. Los datos suecos y dane- plícitaniente disefi.ados para reconocer y mantener las ant~guas dife-
ses ofrecen los fundamentos más interesantes para evaluar los efectos renciaciones de status. En algunos países, a los grupos sociales clave
distributivos del Estado del bienestar, porque han encuestado a las se les da un status privilegiado, por ejemplo a los funcionarios. Ade-
mismas personas durante muchos años y porque los estudios abarcan más, en otros, la seguridad social está organizada para alimentar el
un largo período de creciente desempleo y de estancamiento económi- individualismo y la confianza en uno mismo más que la solidaridad
co. Lo que muestran estos datos es que a pesar de que las condiciones colectiva. Y todavía en otros, los programas sociales van dirigidos pri-
económicas han empeorado (sobre todo en Dinamarca), las condiciones meramente a los verdaderamente necesitados, cultivando así un dua-
de vida han mejorado en general, la escasez severa de recursos ha dis- lismo entre los pobres (que dependen del bienestar social) y las clases
minuido y continúa la tendencia hacia una mayor igualdad (Erikson y medias (que se aseguran principalmente en el mercado).
Aaberg, 1984; Hansen, 1988). Por lo tanto es evidente que, al menos En otras palabras, los Estados del bienestar pueden ser igualmen-
en Escandinavia, el Estado del bienestar es un poderoso oponente al te amplios o completos, pero pueden tener efectos totalmente diferen-
impulso no igualitario de la economía. tes sobre la estructura uno puede cultivar la Y el sta-
En cualquier caso, la pobreza y la distribución de los ingresos tus, otro los dualismos y un tercero el universalismo; en cada caso se
constituyen sólo un aspecto (aunque importante) de la estratificación producirá un tejido propio de solidaridad social. Podemos identificar
del Estado del bienestar. Aun disminuyendo las desigualdades en el tres modelos o tipos ideales de estratificación y de solidaridad que son
nivel de vida, se puede dar el caso de que persistan las divisiones fun- comparables con los tipos de que se han identificado con
damentales de clase o de status. Lo que interesa aquí n·o son tanto los respecto a la desmercantilización.
ingresos, sino cómo difieren los países en la estructuración de la ciu-
dadanía social. LA ES'rRATIFICACIÓN EN LA POLÍTICA SOCIAL CONSERVADORA
¿Qué es entonces lo que constituye la principal dimensión de la es-
tratificación del Estado del bienestar? Aparte de su papel puramente Como hemos visto, el conservadurismo tradicional incluye una va-
de distribución de los ingresos, el Estado del bienestar conforma la riedad de modelos divergentes del orden social ideal. Lo que les une a
clase y el status de muchas maneras. :El sistema educativo es un caso todos ellos, como en el caso de los derechos sociales, es una aversión
obvio que está muy estudiado; en él no sólo quedan afectadas las posi- hacia la nivelación social y el antagonismo de clase provocado por el
bilidades de movilidad de los individuos, sino que también se trans- capitalismo. Estando a favor de una jerarquía estríc~a, del cor?~rati-
forman las estructuras de clase como un todo. Como se verá en la vismo o ]a familia, el tema unificador es que las relacrnnes trad1c10na-
Parte II de este libro, la organización de Jos servicios sociales, sobre les de status deben ser conservadas para obtener la integración so-
todo para las mujeres, es decisiva para la estructura de empleo de un cial.
país. Llegado este punto, limitaremos nuestra atención al impacto so- El conservadurismo paternalista autoritario ha sido importante his-
bre la estratificación de la actividad tradicidnal y todavía dominante tóricamente en el desarrollo de las estructuras del E;stado del bienestar.
del Estado de bienestar: la garantía de los ingresos. De acuerdo con sus orígenes en la sociedad feudal y en los regímenes
Lord Beveridge y T.H. Marshall convencieron al mundo del postu- monárquicos absolutistas de Europa y de Rusia, los principios rectores
lado peculiar y esencialmente etnocéntrico de que el universalismo es son la jerarquía, la autoridad y la subordinación directa del ind~vid1;10 (o
el rasgo distintivo de un Estado del bienestar avanzado. El universa- de la familia) al patriarca o al Estado. Estos conceptos orgamzativos,
lismo implícito en las reformas británicas de la postguerra fue lo que inspirados en la teoría del Estado de Heg~], fueron ~~oyados c~n entu-
inspiró la teoría de la importancia decreciente de las clases. Sin em- siasmo por académicos reformadores sociales y pohticos del siglo _xrx,
bargo, no hay necesidad de viajar mucho para descubrir rasgos orga- sobre todo en países como Alemania y Austria (Bower, 1947). La idea
lxYJuJA J<.;.::it'JJ\/G-ANlJ!<;RSEN LOS TRES MUNDOS DF,L ESTADO Dl~L DmNf,STAR

de Adolph Wagner de una Staatswirtschaftliche Oekonornie consistía avuda a los pobres era mucho más humana y generosa bajo los regí-
en que el Estado debería guiar y organizar directamente toda la acti- n;cJH'S aristocráticos, como el de Disraeli en Gran Bretaña, el de
vidad económica. El concepto de Bismarck de los Soldaten der Arbeit Bisrnarck en Alemania y el de Estrup en Dinamarca, que bajo los re-
fue tomado de los militares y la idea consistía en organizar a los gímenes liberales (Briggs, HJfil; Rimlinger, 1971; Evans, 1978; Viby
obreros de una empresa (como soldados de infantería) bajo la autori-- Morgcnscn, 1973). La prontitud de los conservadores para garantizar
dad directa del director (el capitán), quien a su vez sería responsable la nvnda social que era similar a su propensión para ampliar las ga-
ante el Estado (el general) (Guillobaud, 1941 ). rnnÚas básicas de protección de los salarios, foo inspirada por el anti-
Cuando Bismarck promovió sus primeros planes de seguridad so- guo princi pío de nohlesse fblige. .
cial, tuvo que batirse en dos frentes: por una parto contra los libera- El corporativismo ha sido siempre una gran alternativa conserva-
les, que preferían las soluciones del mercado y, por otro, contra los dora al estaLismo. Surgió de la tradición de los estamentos, gremios,
conservadores, que promovían el modelo do los gremios o familiarista. monopolios y corporaciones que organizaban la vida social y econó-
Bismarck deseaba la primacía del estatismo; al insistir en la financia- mica en la economía de la ciudad medieval. Aunque los gremios foe-
ción directa y en la distribución de los subsidios por el Estado la in- ron desmantelados en los siglos XVIII y xix, la base fundamental de
tención de Bismarck era encadenar a los trabajadores directan:ente a sus principios se incorporó a las ideologías del asociacionismo y del
la autoridad paternal de la monarquía, más que a los fondos según mutualismo corporativos. El corporativismo evolucionó convirtiéndo-
ocupación o al circuito monetario. Verdaderamente, su proyecto estu- se en una importante respuesta conservadora a la fragmentación so-
vo seriamente en peligro y la legislación de Bismarck de 1891 Robre cial y a la individualización producida por los mercados y por la in-
pensiones conservó sólo una fracción de la generosidad del Estado que dustria. Fue un tema central en los análisis de Durkheim sobre cómo
él había b~scado (Rimlinger, 1971). En realidad, el sistema de pensio- combatir la anomia; surgió como una piedra angular de la política so-
nes postenor, como la mayoría de Jos programas sociales guillermi- cial católica y papal y encontró su mayor expresión en la ideología
nos, pueden ser calificados como estatistas con algunas concesiones al
lib:ralís1:10 (~~tuari~IiRmo) y al corporativismo conservador (planes Los principios unificadores del corporativismo son una fraternidad
obhgatonos d1ferenciados ocupacionalmenLe). '""º""·ª en la identidad de status, en la afiliación obligatoria y
El paternalismo estatista ha dejado una fuerte huella en dos áreas va, en el mutualismo y en el monopolio de la representación. Trasla-
de la política social; una eR la tradición de algunos países, como dado al capitalismo moderno, el corporativismo se construyó alrede-
Austria, Alemania y Francia, de dotar a los funcionarios de unas dor de agrupaciones profesionales que buscaban reforzar las diferen-
pre~taciones dé bienestar social extraordinariamente generosas. El ciaR de estatus reconocidas tradicionalmente y las utilizaban como un
_ m~bvo_d_e estopue~e Rer pJ premiar o quizás el garantizar una verda- nexo organizativo para la sociedad y la economía. Estando conRtrui-
dera lealtad Y subordinación, aunque existe también la evidencia de das muchas veces siguiendo el modelo de los antiguos gremios, tales
que esos regímenes deseaban deliberadamente moldear la estructura entidades corporativas como las mutualidades y las hermandades
de da8es con sus iniciativas de política social. Kocka (1981) ha mos- surgieron entre los obreros más privilegiados, como los fontaneros o
trado cómo la política de pensiones sirvió para crear en Ja Alemania los carpinteros. En otros casos, el bienestar social corporativo se esta-
imperial unas _clases especiales, los funcionarios (Beamten) y Jos em- bleció con la participación del Estado, como ocurría a menudo entre
pleados asalariados del sector privado (Prívatbeamten). En Austria se los mineros y lqs marineros. Cuando se aceleró el ritmo de la legisla-
:!rr!ef~~f¡;;!ii:
y
~:r:l:ru: ~::~~r~/ft;J¡!~:~:~~:ti~r:d~~ ~::
súbditos entre los obreros y las "posiciones" sociales más elevadas.
ciéín sqfi~l ~:µ ~a tíltiinaparte <:lel siglo J:(IX, también lo hizo muchas ve-
ces la proliferación del corporativismo.
Biep sea p~>r el reconochniepto estatal de cierto.s privilegios de sta-
Podemós reconocer ~quí una estrecha. a,ñnldl:14d entre el estatismo y el tus o bien porque los grupos organizados se negaron a integrarse en
legado del corporativismo.
una legislación más inclusiva de status, lo cierto es que surgió la tra-
El segundo legado importante del paternalismo se encuentra en la dición· de configurar numerosísimos planes de seguridad socíál dife-
evolución de la asistencia social. Como reconocen muchos autores, la renciados por el status, cada uno con slis propias reglas, finanzas y
88 G0STA ESPING-ANDERSEN LOS 'l'RRS MUNDOS DEL ESTADO Dl~L BrnNESTAH 89

estructura de subsidios y adaptado cada uno para poder mostrar la re- El corporativismo se transformó en la ideología casi oficial de los
lativa posición de status de sus beneficiarios. De aquí que la pensión regímenes fascistas de Europa entre las décadas de los años 1920 y
para-Obreros de Bismarck no se pudiera mezclar con la de los mineros 1930, no tanto por la subsidiariedad sino por crear alternativas a las
ni tampoco con la política social para los funcionarios o para los em- organizaciones de clase ampliamente establecidas que eran más sus-
pleados (Kocka, 1981). En Austria, el principio corporativo fue llevado ceptibles de dejarse influir por el control político central (Guillebaud,
algo más lejos con el reconocimiento oficial de que los notarios disfru- 1941; Rimlinger, 1987).
taban de un privilegio de status que tenía que ser reforzado con su
propÜ) plan de pensiones. Una evolución parecida tuvo lugar en la le- LA IES'I'RATIFICACIÓN EN LA POLÍTICA SOCIAL LIBERAL
gislación francesa sobre pensiones después de la Segunda Guerra
Mundial, cuando varios grupos de asalariados ("cuadros") reivindica- Los fines del liberalismo se pueden entender mejor como oposición
"on con ~xito su particularidad de status en la protección social. Pero a los vestigios de la estratificación conservadora. El liberalismo vio
probablemente, el laberinto de pensiones de Italia podría reclamar el las condiciones para la emancipación individual, para la libertad, pa-
liderazgo corporativo internacional con sus más de ] 20 fondos de pen- ra la igualdad de oportunidades y para la sana competitividad en la
siones diforenciados ocupacionalmente (Fausto, 1978). abolición de los estamentos, de los gremios, de los monopolios y del
El corporativismo se afianzó fuertemente en los países de la absolutismo monárquico central. Sin lugar a dudas, tanto el Estado
Europa continental y no es dificil averiguar el motivo. En primer lu- reglamentista como el pegajoso manto del corporativismo eran trabas
gar, eran países que se habían industrializado tardíamente y en los para el libre mercado, para la iniciativa privada y para el espíritu
que se conservaron hasta bastante tarde las clásicas tradiciones de empresarial.
los gremios. Por eso, durante la etapa en que se estaba formando la La resistencia del liberalismo hacia un Estado activo se ha in-
protección social ya existía un modelo viable para yl desarrollo pro- terpretado a menudo como pasividad con respecto a la política so-
gramático. En segundo lugar, y en parte como consecuencia de lo pri- cial; esto es un mito, como mostró Polanyi (1944). Suprimiendo la
mero, la fuerza de la distinción del status, de la jerarquía y del privi- ayuda o promoviendo la eliminación de los sistemas tradicionales
legio había sido extraordinaria. Y en tercer lugar, en esLos países la de protección social y no poniendo nada en su lugar excepto el mer-
Iglesia Católica tuvo éxito al desernpeñarun papel instrumental en la cado, el Estado liberal clásico trataba de conceder al circuito mone-
reforma social. A finales del siglo XIX la encíclica papal Rerum Noua- tario un papel hegemónico en la organización de la vida social y
rum defendía una combinación de estatismo y corporativismo; en la económica; el soporte del dogma liberal consistía en que el Estado
encíclica de 1931, Quadra,gesimo Anno, el elemento corporativista es no tenía una auténtica razón para alterar los resultados estratifica-
todavía más fuerte. dores producidos en el mercado. Tales resultados eran justos por-
Para la Iglesia Católica el corporativismo era una respuesta natu- que reflejaban el esfuerzo, la motivación, la habilidad y la confian-
ral a su preocupación por preservar la familia tradicional, a su bús- za en uno mismo.
queda de alternativas viables tanto al socialismo (..'Orno al capitalismo En el pensamiento liberal clásico figuran como principios destaca-
y a su convencimiento sobre la posibilidad de organizar unas relacio- dos el universalismo y la igualdad, dispuestos a materializarse si se
nes armoniosas entre las clases sociales. El corporativismo se conju- 1mpíde a los poderes organizados interferir en los "mecanismos de
gaba fácilmente con el principio "subsidf\1rio" del Catolicismo, es de- compensación" automáticos de] mercado; por eso, la política social mi-
cir, la idea de que los niveles más altos y más amplios de la colectivi- nimalista del laissez-faire sintonizaba con sus ideales. La política so-
dad sólo deberían intervenir cuando la capacidad de la familia para cial era equiparada con resultados no deseables de estratificación: el
su propia protección no füera posible. La s()lidaridad colectiva de un paLernalismo y el elitismo, la dependencia del Estado, la perpetua-
gremio, una cofradía o de una mutualidad claramente estaba más ción del pauperismo. Sin Estado y sin monopolios (como los sindicatos
cerca de la unidad familiar y, por lo tanto, estaban más capacitados de los trabajadores) no habría clases, sólo habría una red de indivi-
para atender a sus necesidades que lo que pudiera estar el más remo- duos actuando libremente, tal vez atomizados, pero iguales ante la
to Estado central (Messner, 1962; Richter, 1987). ley, ante el contrato y ante el flujo monetario.

R5
LOS TRES MUNDOS m;¡, ¡,;:-;·¡ /\!JU JJLL, n11·,1rnu ""'

Los ideales universalístas del liberalismo se contradecían con el Búcrn descubrió que la condición de
los combatient_es británicos e,ra
dualismo y el estigma social que en 1a práctica promovían. Si el mer- terriblemente pobre (Beer, 1966; Evans, 1978; Ashford, 1986, P·. 62).
cado había quedado libre para estratificar a sus participantes si- Un catalizador más general fue la liberación de
las clases traha.ia~o-
guiendo el flujo monetario, el Estado liberal estableció, para hacer ras y ]a comprensión de que se estaba desarr.ollando un nuevo tipo
frente a los fallos del mercado, una ayuda para pobres extraordinaria- de capitalismo, un tipo de economía const_rmda ~1lrededor de gran-
rnente punitiva y estigmatizadora. Probablemente Sybil, de Disraeli, des asociaciones, organ"izaciones, burocracia, capital humano .Y una
es todavía el mejor libro acerca de cómo ayudó ü1 liberalismo a crear división de trabajo más intrincada y compleja; en resumen:. 1~11 or-
una sociedad de dos naciones en (1ran Hretm1a. dPn económico en el que <í}l progrm,o, la eficiencia y los beneficios ya
La humillación social de la ayuda para pobres permaneció cuando 110 podían proceder sólo d,i exprimir la última gota de sudo~· d:I Lra-
el liberalismo fue presionado para cambiar hacia la asistencia social , ·,1c!or Por eso no es sorprendente que algunas de las prmcipales
ll,lJ, . ' . W . · . 1972)
moderna de comprobación de ingresos. Dinamarca ilustra bien el mo- iniciativas provinieran de los corporate lihcra_ls ( . ems\ern, , ,
delo del dualismo inadvertido. El antiguo plan asistencial para ancia- de la nueva escuela científica gerencial o de reíonmstas liberalesco-
nos que se introdujo en 1891 era poco más que un sistema moderniza- mo Albion Small y William James en Estados Unidos, personas que
do de subsidio para los pobres. Cuando fue transformado de facto en combinaron un firme compromiso a favor del mercado con la cre~n-
una pensión universal para los ciudadanos después de la Segunda cin de que su salvación requería mayores responsabilidades socia-
Guerra Mundial, muchos pensionistas de clase media renunciaron no les.
obstante a sus derechos de pensión debido a su estigma tradicional de Los liberales reformistas estaban clispuestos a apoyar una mayor
pobreza y dependencia. dosis de colectivismo con el reconocimiento del problema de las exter-
8in embargo, el sub¡;idio con una comprobación de los medios de nalidades, la necesidad de bienes públicos y su política de ayuda para
vida estaba destinado a ser el elemento residual de la política social la autosuficiencia. El liberalismo reformista no estaba dispuesto a
liberal. Lo esencial debía ser el seguro individual en el mercado con abrir vías de escape del mercado, sino sólo a dar algunos pasos para
contratos firmes, voluntarios y actuariales. En este marco, "los resul- ;educir sus patologías sociales y para ajustar el_ individualism~ ~ la
tados de la política social" igualarían las consecuencias del mercado: nueva realidad de que la sociedad estaba organizada en colect1v1da-
des. La política social fomentada por los liberales refleja e~ta nueva
los que hayan sido ahorrativos, emprendedores e independientes, se-
rán recompensados. lógica. La ayuda para la autosuficiencia debía promov1da por lase:
Sin embargo, en la realidad histórica, el modelo del seguro de vida vía de Ja educación de las masas y apoyada por la 1gualdad de oport1:-
individual funcionó mal y casi nunca consiguió controlar las necesida- nidades. La idea de los berwficios adicionales profesionales o del cap1-
des de seguridad social de la gente como lo habían hecho las solucio- talísmo del bienestar socia]. reflejaba la aceptación de que las nego-
nes alternativas del mercado y/o del Estado. Como se argumentará ciaciones salariales se alcanzaban de una forma colectiva Y la espe-
con más detalle en el capítulo 4, la protección social privada de mer- ranza de que Jos programas de bienestar soci~l necesarios pud,ieran
cado podría crecer sólo si y cuando el Estado viniera en su ayuda. La incorporarse a esta esfera. Y la seguridad socia~ se transformo gra:
respuesta liberal más realista, por tanto, vino a incorporar una mez- dualmente en una política aceptable, en la medida en que se quedo
cla de bienestar social capitalista en el mercado y de seguridad social principalmente en voluntaria y actuaria} y no interfirió con los ince~-
en el sector público. El principio de que un mínimo de colectivismo te- tivos de trabajo y de competitividad. Como ser1ala Ogus (1979), los li-
. nía que mezclarse con el individualismo surgió en la era del "movi- berales se sorprendían muchas veces cuando d~scubrían que l.a s_e~-
miento de la reforma" liberal hacia el cambio de siglo. rídad social encarnaba un montón de ideales liberales: los prmc1p10s
Generalmente, en Gran Bretaña se asocia el movimiento de la re- de un contrato individual, subsidios vinculados a un esfuerzo pasado,
forma liberal con Lloyd George, pero tuvo su contrapartida por todo el independencia y conformidad con el mercado. En realidad, el Estado
mundo o~cidental. Sus orígenes son multifacéticos; en Gran Bretar1a, pPdía ser considerado como otro tipo de sop:ffte de segu:os. Los, dere-
los estud10s de Rowntree y Booth revelaron la extendida pobreza, en- chos sociales de la ciudadanía en el liberalismo reformista es1an he-
fermedad y miseria entre la clase obrera urbana. La guerra de los chos a la medida del mercado.
92 G0STA ESPING-ANDISRSEN LOS TRES MUNDOS DI<:L l\STATJO DJ,;L Bl!INESTAH 98
Mientras éstos eran los ideales que se favorecían, en la práctica el individual Y de dualismos: un grupo en lo más bajo que confía ante to-
reformismo liberal a menudo permitía desviaciones importantes. do e~ la ayuda estigmatizadora; otro grupo en el medio integrado pre-
Lloyd George introdujo en 1908 las pensiones de jubilación no contri-- clommantemente por clientes de los seguros sociales; y, finalmente
butivas y por lo tanto no actuariales. Lo que quizá motivó esta incohe- un grupo privilegiado que es capaz de obtener su principal protecció~
rente iniciativa, como sugirieron Keir Hardy y el Partido Laborista social del mercado. En realidad, éste es más o rnenos el perfil de es-
Independiente, fue el deseo imperioso de fomentar la división entre las tratificación que caracteriza al sistema de protección social de Esta-
capas más bajas y más altas de la clase obrera; sin embargo, los nive- dos Unidos Y, en menor grado, al de Gran Bretaña (Esping-Andersen
les de subsidios se mantuvieron al mínimo con el fin de fomentar la Rein y Rainwater, 1988). '
contratación privada (Hay, 1975; Pelling, 1961; Gilbert, 1966). Una
historia bastante parecida se reveló con la Ley de la Seguridad Social LA ESTRATIFICACIÓN EN LA POLÍTICA SOCIAL SOCIALISTA
de Estados Unidos. Aunque inicialmente se atenía estrictamente al ac-
tuarialismo, pronto se volvió redistributiva de una forma significativa Al igual que con el conservadurismo y con el liberalismo, el refor-
y füe obligatoria la afiliación a ella, pero, al igual que las pensiones mismo socialista siempre se persiguió teniendo en mente diferentes
británicas, en Estados Unidos la seguridad social no había sido pensa- resultados de estratificación. Para los movimientos obreros, lo que im-
da para excluir el mercado de las pensiones privadas y el individualis- portaba era la construcción de la solidaridad.
mo. Por lo tanto, los subsidios y las cuotas se fijaron a unos niveles Los socialistas se han enfrentado siempre a la cuestión de cómo
bastante bajos y el deseo general era que el sistema fuera lo más de construir una unidad que pudiera evolucionar hacia una movilización
acuerdo posible con el mercado (Derthíck, 1979; Quadagno, 1988). colectiva a plazo. Los marxistas vulgares describen con frecuen-
Resumiendo: en el fondo el ideal de estratificación del liberalismo cia el problema como una lucha contra la sociedad de clases, burguesa.
obviamente es el individualismo competitivo que supu,estamente cul- Esto es completamente erróneo; los socialistas tenían que luchar con-
tiva el mercado. Sin embargo, el liberalismo ha tenido grandes difi- tra múltiples alternativas históricas, algunas de las cuales estaban
cultades al aplicar este concepto en 1a política estatal. Su entusiasmo ~uy bien repres~ntadas dentro de sus propias filas. Por una parte, te-
por la propuesta de la comprobación de medios de vida, que plantea man que combat1r el corporativismo exclusivista de la limitada solida-
cómo objetivo la ayuda gubernamental solamente para los verdadera- ridad de status que impregnaba al primer sindicalismo y a las her-
mente pobres, es intrínsecamente lógica, pero crea un resultado no mandades. Y tenían que atacar el paternalismo de los patronos y de
previsto de estigma social y dualismo. Sus propuestas alternativas co- los Es_tados, un paternalismo que distraía las lealtades del trabajador
mo el seguro privado y las mejoras sociales negociadas ligadas al tipo Y cultivaba las divisiones. Por último, tenía que luchar contra el im-
de ocupación, por una parte, y la seguridad social, por otra, son igual- pulso atomizador e individualista del mercado.
mente lógicas en términos de los principios liberales de independen- Conl(J muestran muchos escritos socialistas de la primera época, un
cia, justicia, actuarialismo y libertad de elección, aunque estas solu- obstáculo serio para el colectivismo fue la consecuencia dualizadora del
ciones también tienden a generar un dualismo de clase peculiar, El desempleo crónico. El "proletariado de suburbio", como lo definió
bienestar social privado negociado o contratado lógicamente reprodu- Kautsky (1971) en 1891, era considerado universalmente una gran
cirá las desigualdades del mercado, y evidentemente prevalecerá amenaza; desmoralizado, desarraigado, desorganizado y sin recursos,
principalmente entre los estratos más privilegiados de la clase traba- era vulnerable a la demagogia reaccionaria, era difícil de organizar,
jadora; ciertamente no cubrirá las necesidades de bienestar social de probablemente trabajaba por un salario menor y saboteaba las huelgas.
los trabajadores en una situación más precaria. A su vez, el plan de Ya fue un tema importante en el Congreso de 1867 de Lausanne de la
seguridad social liberal, si se atiene a sus principios, reproducirá Primera Internacional; en aquella ocasión, los delegados expresaron su
también el perfil de estratificación del mercado y promoverá la pro- confianza en la capacidad de los movimientos cooperativistas para me ..
tección privada para los más afortunados. jorar el talante moral y la condición económica del lumpenproletariado.
Si combinarnos entonces las tres propuestas liberales, el resultado Un segundo e importante obstáculo residía en las divisiones socia-
más probable será una mezcla curiosa de la propia responsabilidad les institucionalizadas por las primeras reformas liberales y conserva-
LOS TRES MUNDOS DEL !ISTADO DEL Bl!iNI\STAR 95

doras. Los sistemas de la antigua ley para pobres eran el 1nayor ene- ha tenido más que ver con la falta de un aliado político plausible y con
migo, porque metieron una cufia en el proletariado y porque ¡¡¡s desti- un Estado en el que no cabía confiar.
natarios no estaban mnancipados. La abolición de Ia comprobación de Los primeros movimientos socialistas frecuenternen_te se ~ol~ían
medios de vida .Y de las reglas del rnenor derecho tenían, por tanto hacia una tercera alternativa, la "estrategia de gueto" rn1crosocrnhsta,
u~ia prioridad_ política destacada. De la misma forma se opusieron al según la cual el movimiento en sí mismo se tr8nsfi;rrnabn en el m11_ni--
bwnestar social paternalista patrocinado por los patronos por sus nistrador del bienestar'social de los trabr\jadores. Este era un carnmo
consecuencias corporativistas y particularistas y atacaron el seguro atrnctivo, sobre todo donde los socialistas se encontraban marginados
estatal para trabajadores por constituir un pacifismo social, divisorio del poder del Estado. Derqostró que Ios dirigen'..es podían respond~r de
y apto para institucionalizar las desigualdades.
una f'orrna constructiva a las necesidades acuciantes de los trabq¡ado--
Naturalmente, los socialistas vieron los peligros inherentes al re- res. N aturaimente, su atracción consistía también en que e] refugio
formismo de las clases dirigentes, pero muchas veces se vieron fuerte- microsocialista podía promover la organización, el crecimiento de la
mente presionados para que formularan verdaderas alternativas. El afiliación, educación socialista, y podía presentar al movimiento corno
germen de su pensamiento se asienta en las primeras críticas de la un atractivo portavoz para las necesidades de los trabqjadores. El 1ni-
mejora social burguesa. A Marx y Engels les inquietaba la posibilidad crosocialisrno era una forma de presentar un ejemplo práctico de la
de que las reformas socialpacifistas retrasaran el socialismo; temor buena sociedad que iba a venir, a la vez que evidenciaba más clara-
que es coniprensihle a Ja luz del explicito reconocimiento de Napoleón mente la crueldad y la brutalidad de la sociedad burguesa circundante.
III, de Von Taaffe y de Bisrnarck de que era eso exactamente lo que El microsocialismo fue seguido con energía y con algún éxito en los
b~scaban. Pero ní siquiera Marx se atuvo por completo a ese punto de primeros días del socialismo. Los movimientos a menudo construye--
v1sb; en sus análisis de las Leyes de Fábricas británicas (1954-6, cap. ron imperios organizativos con instalaciones recreativas, clubes de
Hn, Marx concluye que las refonnas burguesas son significativas v ajedrez, grupos de teatro, música, organizacimws de Hoy Scouts, clu-
que al mismo tiempo realzarán 1a posición de los obreros. Las última; bes deportivos e incluso empresas productivas tales como empresas de
páginas del 1}ianifiesto Comunista piden reformas que apenas difie- construcción y ~ooperativas.
ren del líberalisnw posterior.
El problema del modelo de gueto está en su propia propuesta, es de-
~o_s s:':íalistas tenían que inventar una política social que diera cir, en construir una solidaridad y poder de clase por la movilización a
s_atisfaccrnn a la necesidad real de la ayuda social y que al mismo través de la afiliación. Puesto que lo financiaban los propios obreros,
tiempo ayudara a llegar al poder al movimiento socialista. La cues- era vulnerable a las crisis económicas prolongadas y a los costosos con-
bón giró alrededor de principios opuestos de solidaridad. El corporati- flictos industriales. Pero el microsocialismo estaba cargado también
vismo Y las lwrmandadm; eran un modelo predominante, sobre todo del dualismode los queeraniniembrus yde los que no lo eran; Ia divi-
entre los grupos detrnbajadüres-ctiaJificados~yde artesanos. P~roera_
sión estaba, como siempre, entre los trabajadores privilegiados y los
un modelo problemático si el o~jetivo era construir una amplia uni- grupos con un status más precario. Entonces, si los socialistas desea-
dad de clase y mejorar a los "proletarios de suburbio".
ban una amplia unidad de clase y mayorías parlamentarias, estaban
Una segunda propuesta fue dejar la cuestión social en manos de obJigados a adoptar una idea de solidaridad verdaderamente universa-
los sindicatos y ganar concesiones a través de la negociación colectiva, lista, un universalismo que ayudaría a unificar lo que en realidad era
pero cm7 e:sto se asumía un poder de negociación fuerte y estable y el una clase obrera considerablemente diferenciada y segmentada.
rec~noc1m1en.to de los patronos; también se corría el riesgo de repro- El principio de un universalismo amplio y popular emergió al mis-
ducir las desigualdades del mercado laboral o de favorecer principal-
mo tiempo que la extensión y consolidación de los derechos democráti-
~nente a la ª:'istocracia ~brera. Era una estrategia que no parecía que
cos. En esto fueron pioneros los escandinavos, corno se manifestó en la
iba a producir una amplia solidaridad; sin embargo, se transformó en retórica pro-bienestar social del "hogar del pueblo" de Per A1bi n
la principal propuesta en dos tipos de sociedades. En Australia Uegó a
Hansson a finales de los años 1920. En realidad, ya se había hecho ex-
predomi_nar, porque lo~ sindicatos estaban en una posición de nego- plícito en las propuestas sobre pensiones de los socialistas danéses en
ciación umsualmente favorable. En Estados Unidos, su importancia
la década de 1880 y en la política social de Branting en Suecia en las
!)(j GOST1\ ESPlNCl--ANDlmS!<'.N LOS TIU<:s MUNDOS lll•:L 1':S'l'ADO DU:L rm:N~STAH 97

primeras d<Scadas cfol siglo (Elnrnr, l !WO; HasrnuS1-,e11, 19:l:ll. DeHpt1ÓH con los rins~;os socialos búsicos. Por eonsiguienie, el universa!iHJno se
de J¡¡ l'rirnern Cuerrn Mundial, OUo Bat1ur mu:piciaba la idua de una convirLi6 en tlll principio dirnctor porque ig1rnlalw d status, lm; m1br,Í·
alianz;i r11Lrc obreros y c:mipeHinos <rn AnsLri;1 por medio do 11ml am- dios y laH n,:;pommbilidnd(·H de los ciudad,rno,; y porq111, ,1yud(i a co,rn-
plia cohertuni <)n h1 política del bienes1.m soci:d ( Bauer, 15) 19). En al-- truir coaliciones políticas.
gu110s c:iHLcrn,w nlL;imcnLt, ('.(ffporativist.,1:; como f'l akmún, (:1 :11rntri;i l'Pro (•1 1111iv(,1·s;¡fisrno oc;i:-,iowd11wrd,t, e11Lró e11 co1d'lid.o co11 objuti--
coy <d italiano, los socialista;; o cornunisLm; lrnn l11chndo simnpni por vrn; rivales d(d propio niovimiento olirnro_ 1,;n rn11cl10s casos., los rnovi-
el 1rnivers,tlisrno con invon1ci<mns a l,1 Volksuersú:henm.1-; y a la uni/1 niicnlos obreros encontraron nn los fondos d(, bicrn,star social f'inall··
("(12/()/1('. ci,Hlos y controlados por l:ilm, 11na grnn r,,nntn de podl,r L,mLo t,corní--
La coincid<,ncia ckl llllÍV<,nmlisrno y dn la democrncin 110 puede; dn-- mico corno organizativo. 1,;¡ ri,mrncinr a esto en nombre de la solidari-
cin;<, qtw Hc,1 accidental. ¡,;¡ parlanHint.nri::mo abrió a los soci,ilistas d,id univcrnal no siempre era visto f:ivorablcmcntc_ J,:n i\le:1na11ia, los
n11evas per,;pcdivas refonni;;Las, puro lamhién lus inipw;o la tH,cesi-- :ündicatos rn;inLenía11 celosanwnt.t, el co11Lrol de los Í<mdos para e11for-
dnd de movilizar a una l'írnw mayoría ell,cLoral que casi con suguri- mcdad; incluso lo,; movimientos de los t.rnbajadores danesm; y ;;uecos,
d;id 110 podría alcanzar la ¡;sLraL<·gia d('l gudo. El prolilenw de la rna- vanguardia del uniV(Tsalisrno, no hubieran a('.epLado una ¡nirdida del
)-orlu H· an·n(uaf,,i donde l;i cl,is<- tru!¡;¡_jadora l'rn pn,b:1li!P q11<· p<·r- control de su.s fondos para é:l St"guro d,· dvs('rl1)lleo.
tn,lllt'ciera corno una rn11wru1 <d,·ct.oral. i\u:-;tralia y Nueva Zelanda con:-;tituyen dos <'HHOS Vil los que los
vrn 1:I horiz(Jnl1, qtw f)l'l'H(•n11í lh,n1stPÍn (!ll 1898 (•n su cl,ü:iico movimientos de los trabaj,idores, a pesar de ser pod,:ro.sos, nmH·a s(·
Los /ffCnlÍsas del 8oci(l!ís11w y lus turcas ele la socialde111oc-ra(·ia adhirieron plenarnenü, al ideal universali:-;la. 11:n ec;io;; países, los
íB1·r11s(<,i11, l!Hil ¡ y qtH· l'lllfH,,,nro11 ,i r<-cono<·,,r loe; c;ocialic;Las elccto-- obn,ro" nw11t.('llÍ,rn la prnfí•n·nria t.rndicionalnwnk difundida (h~ los
ral1J11:n!t, 1,n loe; anos siguiente;;. Podí11n r,;spondcr o hien ac¡,p{and(J a subsidio:-; olijd1vdblt•:-i de comprobación dt, i11grc:-cos porqu(: parcela
u11 status de op()siciún minoriLiria o bic11 ptldían establecer alianzas que enm rwís redi;;tributivoH. Pero parece :-wr qrw la razón principal
¡,oliticas mús amplías. En (d til1.ímo caso sP nen,:-;ital>a una política de hw Li n:levantc, posición rwgociadorn ,k la que habían disfrutado los
univt,rsalisn10 inLerdasista. sindicatos durante décadas. Por eso, como comenta Cast.les ( 198GJ, las
La o¡J('i(>11 dt• la alianza l'ue lr, <JU(• í11,-,pin, d ¡H·nsa111Íl-nto de Bau('r demandas dP la prol.,·tTÍ(Íll ~ocia] dr, los t rabajadon•s podían ;;er nl<-n·
y, (,videnle111(•11Le, PI cm1c<,p[o ¡,,;candinavo d(' bie1wsLar social, la idea dida,; ig1rnl o nwjor por la vía c]p la,; 1wgociacio1ws salariales.
rfol '·hogar del pueblo". En lm; años de enLreguerras, las clases rurales La adhesión de los socialistas al universalismo se puso a prueba
foeron el eje; de una amplia alianza popular y los socialistas trataron con el avance; de la modernización social y est.ructun:il. En una econo-
de movilizar a las clases agrarias con dilerunte óxit<L Donde el modelo mía avanzada la ''gente humilde" desaparecu y es reemplazada por
socialista de gudo era débil como en Escandinavia, su capacidad para empleados de oficina asalariados y por unos obreros más prósperos
hacer incursiones en la estructura :-;ocia! rural era mucho mayor. que no se contentarán con un subsidio büsico de tipo fíjo. Por lo tanto,
Donde el socialismo u8taba concentrado en enc:laves urbanos de clase a menos que la ::;eguridad social pueda ser mejorada, e:-; probable que
obrera como el "Berlín rojo" y la "Viena roja", era más probable que la se origine un éxodo masivo hacia los planes privados del mercado,
ideología y la retórica retuvieran su tradicional sabor revolucionario y conduciendo a nuevas de::;igualdades. Así pues, para preservar la soli-
obrerista, mientras que en un lugar rural lejano sería menos probable daridad de un Estado del bienestar universalista, los socialistas se
que se recibiera una respuesta favorable. ~ vieron obligados a igualar las prestaciones sociales con los estándares
El cambio hacia el universalismo popular 'no era una simple bús- de la clase media.
queda instrumental de la maximización del voto. Lógicamente res- Los socialdemócratas suecos fueron los primeros en trazar un ca-
pondía a la estructura social predominante y a La propia comprensión mino para un universalismo de tipo "clase media". La fórmula consis-
de solidaridad de los socialistas. La estructura social estaba domina- tió en combinar los derechos universales con unos subsidios elevados
da por masas de "gente humilde" rural y urbana. La solidaridad no graduados según los ingresos, equiparando los sub::;idios y prestacio-
tiene que ser obrerista, puesto que muchos otros grupos son víctimas nes del Estado del bienestar a las expectativas de la clase media.
de fuerzas que escapan a su control y se enfrentan con la pobreza y Para el trabajador medio como titular de la ciudadanía social, el re-
LOS TJmS MUNDOS DEL F:STADO DEL 1m:m:STi\f(

En la tabln ~3.1 pre,;enLamos datos sobre características de los pro--


sulLado fue una experiencia de movilidad ascendente. Para el Estado
gramas típicos ele cada régimen. Represenüindo a los principios con-
del bienesüir, el result.ado Cuela consolidación de una amplia rnayoría
seruadores de estratificación, la tabla muestra primero el grado de se-
popular af<'r-rada a su defensa. 1.,;¡ univenmlismo de la "clase media''
gregación de status o de corporativismo, medido como el núrnnro de
ha protegido al F,stado del bienestar contra sentimientos reactivos.
/principales) plm10s de pensiones diferenci:1dos ocupacionalrnenLe; se-
gundo, presenta el grado de "cstataLisrno" medido como gasto en pcn--
DlMENSJONJ,;S COM P/\R/\TIVJ\S
sioncs de 1cm empicados del gobierno como porcentaje del Producto
J)[,; LJ\ 1,:sTRJ\TlFIACJ(JN m:L ESTADO DEL BJl~NI,:STAH
Jntcrior Bruto.
La Tabla :l l mucstn~., también tres variables disc11udas para iden-
Aunque Lodos los Estados del bienestar inciden en .el proceso de es-
tificar ]ns características 'clave del liberalismo; primera, el peso r-elati--
tratificación social, lo hacen de formas diferentes. Los legados bistóri••
vo de los subsidios de bienestar social con comprobación de medios de
~os ~le l~s pr~ncipios conservadores, liberales y socialistas llegaron a
vida rnedido en ténninor, de porcentaje del gasto social público total
rnsütuc10nahzarse durante su primera formación y se perpetuaron
(excluyendo los subsidios para empleados del gobierno); segunda, la
durante más de un siglo. El resultado ha sido un agrupamiento de re-
imporLancia del sector privado en las pensiones, medida por la parti-
gímenes sorprendentemente paralelo al que descubrirnos en los análi-
cipación del sector privado en el gasto total de pensiones, y en sani-
sis sobre la desmercantilización.
dad, medidos como la participación del sector privado en el gasto toLal
Para identificar los agrupamientos de Estados del bienestar, debe-
mos descubrir cuáles son las dimensiones más destacadas de la estra- en sanidad.
Por último, la tabla 3.1 incluye dos caracfrrísticas asociadas muy
tificación. Como mejor Sf' identifica el modelo corporativista es por la
elarnmente a los regímenes socialistas, es decir. el grado de universa ..
medidn en que la seguridad social esUi <liforenciada y segmentada en
lismo del programa /nwdido corno porcentaje medio de población de
dísLintos programas basados en la ocupación y el status. En este caso
cttbri,: esperar también amplias variaciones entre la parte inferior y la
rn a 64 años de edad con derecho al subsidio de enfermedad, desem-
pleo y jubilación) y grado de ig1rnldad en la estruc~ura del subsidio.
supenor en cuanto a subsidios. Para identificar el estatismo. el enfo-
F,n el último 'caso, nuestra medición es un promedw de los tres pro-
que más sencillo eFi identificar los relaLivoFi privilegios otorga;ios a los
gramas ya mencionados en tfrminos de la ratio entre P1 niwl básico
funcionarios. En cambio, identificaríamos los principios libt:rnles en
de subsidios y el subsidio máximo legal que sea posible. Claramente
términos de un bienestar de tipo residual, sobre todo el rasgo sobresa-
cabria esperar que los regímenes <le inspiración socialista acentuasen
1Jen_t<: de Ja comp_robación de medios de vida, en términos de la respon-
la igualdad en los subsidios, mientras que en los regímenes conserva-
sab1 hdad fim:mc1era relativa otorgada al asegurado individual y en
términos del pPso relativo del bienefltar social voluntario del sector dores las desigualdades fueran mayores. . _
-- Empezando con las características conservadoras,- descubrirnos una
privado. Y para captar los ideale,cr socialistas, la medida releva11te es distribución de países básicamente bimodaJ con respecto tanto al cor-
claramente el grado de universalismo. El régimen socialista debería
porativismo corno al estatismo; por otra parte, la coincidencia entre las
mostrar el nivel más bajo de diferencias de subsidios.
dos características es bastante señalada. Un grupo de países puntúa
El que existan grupos de regímenes claramente definidos depende
muy alto en ambas: Austria, Bélgica, Francia, Alemania e Italia, con
entonces de hasta qué punto los rasgos del régimen específico están
la posible inclusión de .Finlandia. Merece la pena resaltar que éste es
pres~ntes sólo e~ un tipo. Para dar un ejemplo, no cabría esperar que
el mismo grupo que antes identificamos como el que cae en la tradición
un slS_te_ma_de tipo conservador (con grandes dosis de corporativismo
y/o pnv1leg1os para los funcionarios) contuviera también rasgos libe- conservadora de la desmercantilización.
En cuanto a las características liberales, el modelo está considera-
rales ( tal como un gran mercado privado) o rasgos socialistas ( como el
blemente borroso. La variable de la ayuda a 1os pobres agrupa a los
universalismo). Pero aunque el mundo real de los Estados del bienes-
países en tres grupos, uno que puntúa muy alto (Canadá, Francia y
tar probablemente muestre formas híbridas, nuestra tarpa consiste
Estados Unidos). otro con niveles medios y un tercero en el que 1a
en ver hasta q_ué punto hay una covariación suficiente para que apa-
ayuda a los pobres es verdaderamente marginal (los países nórdicos).
rezcan los disLmtos grupos de regímenes.

9n
l Ol
r------ -~-------- -~--------~-~----- - -- .----- ------
f
1 T.-\1\l.-\ 3 1 Groe!,, de rnrµnrnti,·i~nw. estnlismo. co111prnhnd1111 de nlP· pensiones. {Lns progran,ns de ny11tln con cnnirrolin<"ión d(' ing-1 r.sn.s. rn-
Í dio~ d,• Yirl11. it1íl1rc1wi:1 d,·1 111en·ado. 11ni,·,•,·~,tli~mn ,. i¡;,rnhl:nl d<' ~11h.,i- rnn lo:-::. s.uh~tdlo~ pun1 de-::a,-n1pk11 y cnfprr1H·dnd dt"' Aus(n1lin y N11,q,:,i
l dins ,·n 1~ Estarlos cid híe,w~tnr, l\J/\U Zl'l:u1d~1 . .!--C h~u, p11ntuad1• O pon¡uc niHgtrlln ofn•-t:~! d(·n rho~ u11ív,,1 ~;dt•s 1

¡mm los s11hsidins. l


d 'r•ro,ncditJ dt· igualdad(/{~ :.uh;-;idio.;{, Dirt•n•ru:i,l llH. dí:, l'lltt,· lo:,: :,:n[,~¡. 1

r.pr. dio~ so<:ialcs mriximo y b,isic<1 para (;nfi•r111,,,1,¡d. des.,rnpleo y p,·11,í<iiw,;


(h;isnda en ~ubsidíos netos,,una ve7. descontado~ lo~ irnpui,s[o81 l,.1s di-
Australia íl.7 :u :JO 36 ;J;J l.00 ferencias de los subsirlin~ ~stán hasadn~ en l:1 n1tio entn, el sul,.sidin fio-
• AusLria 7 :l./l ·,rn ;¡ :Jfi 72 O:i? ci:i! lo,í.sico ,:~rnnti1.;ulo y ti ~uh~idio rmixirno l,•¡_:al fl"'il,lt· ,,n el 'f"" ,,,;
Bc'IJ.ricn :1.0 4,:, H !'.! r,1 o.n :-:.tstetntL
Cat1:11U fl,:! l:ir; :lH 2,; :);! IUH '· Sin dnlos díspmiihle~.
t_ll ¡;7 F11f-"N 11·.,· -t; l•:~p-iH~·i\u1h•,~'.,ªII ! til-47h. fnt,b :11: f;,tili·,/ .~trd1 •1 l ;,.,,,,nn1,r•rol,· !lfl.H·•·. S,., rnf
Jh "ª ""' rc,t 11 17

l:i 0. 1!')
....·,·,·u,·1(1· /'n•i.:111111-1 'T'f1n1-u1;!,,,,r1 Jli1· \Vi,1/rl ,,,r
f !!<fl) ); t HT, T/.,. ! ·., .. , ,.¡ _....,.,.. ::,Tr1,,/1·, : :d,f~,~ h.1-..i
Finl:u,tlia 4 2.5 l.!) 21 HH O 72 r:-11.; u;~m:hn1 OfT. f!lHP: OC!W. M,·-,."ui1,,t U1·ultlt ('nr-,·. ¡,1.,·11 l.'1,'(1 /l'ari~· OC)Jf-;. P!.lf.'í, 11.LU~
F'rnncia JO :u 11.2 H w 70 ¡¡_:,:, 11nJ1ívu 1!1• cL1(t1◄,, d1: ~1,';,i:J il

Afema11in ,; ·.u 4 !) 11 20 O.!iG


lrlnnd:1 :!2 fi.H ]O ¡; 1L77
Italia I'.! 2.'.! !U 2 !2 ll :i2
,Jnpón 7 0.9 7.0 2:1 21-1 o:t ✓,

llolandn 3 L/l fUJ· !.1 22 or,7 Por el contrario: In v;:i.rialil_e" pensi(in priv;id:1 di,,Li11g11e dan1111l'11te en,
Nm:vn Z,!lan<lu IJ.H :,u 4 !8 1.1 )(1
NnrneJ.!;il U.9 :u H l O.li!J Lro un !!J:Unoson__ U1Ja p1:epodernncin..de..pw11siuues__p1jv;_¡¡fos y otnl_f:11 el
Sueria 10 u li 7 0.H2 que npenns existen, La varinble dd si,dor (-lt·i 2 wlo_de la saniJ,id, (:J,1rn11
Suiza 1.0 iiH :-!() .1r, f)_ ·fil !;i ·,ayydri~;l t;s. pubres,diferencin -~_rei_g[Jljl_ll),. 1~11 (')oLP ruso. SP. puede
Hcino Unido 'LO .h ¡:¿ lO O li,I
notar el v~rd:1<lero grado-J~~~1ivalizad,ú!.i" 1:!l p:!_Í:;!.!,'LC!)!llU_i,\Uslcin y
Estados Unidos l.!:i 18.2 21 57 0.'2'2
1\Le.!1liltiJª-:U1g~;¡-;;;;-nTesTígua la n11tl;JgUr_d,gL~l_e lu organización Ji:d
Jl.ll'dia 1.7 :j 9 1:1 22 7'2 o (j:j hic_fl_1ªSj,5'r_socinJpr:ivadu. En estos dos paí<;r•s, r.d cuiJ:1do "priv<1rlo'' d(t{-1
Uesvíndón típfr:1 !.O 5. l !O 11 J'l O.'.t2 lil salud rdleja la trndicir.ín de la inílucncin de In lglesi,1 / por ejemplo, ,
Caritas) m:ís que una desenf'r('n;1da inf1ue11cia cm¡m•sarinl p,·il'ada. \
· ro,11 .,n1/i11i.<mo. J\f,,rlidn n,m,, r.l 111i111ero d" p!n11r·, ,1,. j11hilaó,í11 ¡11ilili- Pero con todo, hay 11n g_c,~~'.l_:J:1_~ sísL_t;l!L:í.lit:,llllC!lte__ µu11túa zilln en
ros di(C'r<'nriado~ ou1p:1óun:,lm,•nl,:,, S,· h:111 i11duído ~iiln lns pl:111,·~ n Ues lr:q__C~ti-_:_i f~Q!"_Í S~i c:;,lls _~GU.i bQ_JJ.ilÚ,_ITJ n:_l:;:,;J¡ 1dü,':i __U.11 i<los ..:,'_cuna dá y
¡,riuripall'~. l;m1bi1in, !ig('ra rnc11l1: con rncnos cln ridnr!, 1\ustr; ti ia y S11 í 1.,1.
1-- l•~·,-.;fal1stn11. l\f-1•d~do
¡.:<lhi,•r11o' con10 •:; di·l l'I it.
nn111t
-
fn~ t!W~{w-;: t·n pt'n::-:)ill]{'S d-1· fn~·pmf)h·:11h 1:..: dt~I - .( '.onsiJc rr-l!ldu fi lit! 1nt(!tl le l;;,ll'S Ln;-;,-;-;-r~;;_:¡~~;,;~t~cr~:gj I IH~Jl_:_-;ri-
· Anido a In_..: pnbn·:,,:. con (·11nr¡1rnh<tc"lú11 dr• 111,·din:-: dr 1·1do ln~1110 1·r rif·l cin li,,ta, VP1nn.~ que el univ,lLli]ilís.mo_ ('S PI ¡H,i;1_d¡i!.!u1i¿e_ !~J..!.'_:1 t•n loe:
f-:\~lo ;-..ot;lni JHllilinl !nh1D, r ,:-l!t 1•!,U111:iri11111,::-: di\ !11:4 r.aslos t•n ayud:1 ;1 _1:)~~ ~~D.iiencst11r_~a;:r;;nucrafiís=(.r~¡;;:,~¿¡!H..l1na_vii1; \' ,~- C:-i d;,
pnhn•t1 exduyt_•n l,ns '-tih~i(hns df" In~ plant~~ nnrm:11:r•s d-r- cnmpt nb:K.1nn llllfl fnr!lla nproximnda y lwslu CÍ!:rto )Unlo en u_1_10:c; pon_1_,;_isgí1lle;1cs_
Óe ing-r('!'.OS: (fa.le,~~ Corno nyud~,.s r;1r-il l.n vivir-nd;t i'll r-:.•-w:1rHfi11;~vi~1. :l_Vlt· liben!_ü__(:_12_!tl0 _,;rnadú y . . uizn. En e l ~ e xtr-e niii--;i! ·l'.l-,<:¡,·1_;;;1n1" 111;
d;, ¡,;ir;1 <'I ,lc~etnpl,,,, "" Al,·111a11ia n ,1_vud:1 para J,, v•ü••1., de~<·m¡,1,·,, _1·
,·nfí·n11t·d:ul ('11 All:-::t n1 lía \' N,u•,·¡t Z1•tn1d;1 L C111n·lr•tw 1-pronL1r q1w ¡-~ ruiml'ro de casns libr~n:dcs donde I o,; ,i}e redius socínlesssl/1 n_i r1usu,11 -
dirti::il tnn~lr !;~ fnHlfl'r.t t•;lln· t~:-;.to~ do:-: tipos ,h· ~1hjr•lin1.~. Ntw:~t1·;1:; t':~• rnen Le sulHf('S;·;.l:¡,n¡¡\lc!~s_J_J-:sJ!lilos lJ nidos i\ uslr:1 IÍ,! t_LÜJIJ'V;I '/,1' h 11.
1ln1:1df1111:;"~ ~f! h:1~an en ,~::ilt~ r:,sn en un.:1 apn:c!ación ;,Hfrvidu;d dr ~:1~Hin da). Lm; µaisc•s eul'fJpeos t<inlinenlnks q1w, por lo dcrn;',~,. Li('nde11 a
npern t•l si.9letrtn r,n ~adn país puntuiir ,Jlo en el conscrva;lu~ est,ín aquí l!Jl_el rnedip, n,:-:1iitadn
• J',·11.siotH•~ ¡11·il'11rl,1s [t-rnno '½, del lnl;,I tfp ¡11•n•,i1111r•sl.
· (;,¡si,, d,· Ir, .wr11ir/nr/ I" i1·acl<J 1,:on,n 'lr dd 1otall
éste cscns,111H:nh! sorprcndc·nll', dudo _que L:u.1nw11J,E!.C_Í.iU-!ll~_,;e~da en
' Prnn11·r/io ,¡,, 11ni1•r·rsa/isnw. l'n11ní'dio para 1,nfí•rn1('rlad, d,,,,.,11 pl<> 11 Y dl!J_s_ Q._)n._aíili<,1ció1LUbligutru:iª--ºl!._f'unci{~l de In !HléiÍcir'l_n l:d,orrd_nccr-
s;1,ci_u1ncnll!.cQndu,~_c_a__l_!_f..!_l_!__0Í tu ación en l:.!.J.l::!~:l!....!!!ÚY!lli_:~ (¡;; 1n lucn:;i
rfo_l..Gtll_:ijo_/:OZ<LdL((LberLura J('. st~gun1. L,1 medida dd difrrr>~nci:il de
,i

l.tl:i TRl::S .\!l \ll()S IH'.L bf.\lJ\l ilf:I. lill.\1:.,r.\l; lO:l

,;u lisidio dt,ht:ría, en principio, rnri Ii t.-i 1· unn ,Ju l';t disl i nci1ín entre los Uin negntivamentc relacionndns tJ no reL1ri1111:1rl,1s 1,\1Ho con b,; ca-
c1::.'os ''sociali-:-Lis" y los '\:onscrnidores''. En el primer ciso, l'I t;nr;¡.sis rncterísticns del régirne1i !ihl'rnl (;1y11Cl,1 ,1 I, ►,; puh1·ps. priY;llizu1:í;'1nl
en la ig1_1;dd,1s1 delwria pr,1ducir ttíferenri:1k:; m,i::' h,1jns: en el ,;q~undti \'llllHl rnn la ,·,iriable dl'! u1uv1•rs;i!i,;mo :-rn'Í:ilisL1. l•::-:isk un,1 L'urh-1;1-
caso, el principio del mantenimiento del slalus y de Ju jerarquía ddw- citín pm;iliva entre !us Jífereni.:ialei1 de subsidio" que indirn que los rc-
rí ;1 dar como result.aclo u nas e hrus desigua Idad es. Para in l.erprel;i r ¡~ímenes conservadores tienden a rqwti1· Lis d1c.,;igunldudes en el
curreclamente esta variable deberíamos dejar a un lado Australia y Estado del bienestar,
Nue,·a Zelanda pO!· un momento. Ya que sus sistemas se lmsan en E! grupo d:I r é g i m e n ~ ; iguulnie11le evidente. La nyuda a
una tradiciún de asisléncin social de t::isa lija, los subsidios ser;in vi1·- los pobres estn muy relac10nada con las pensH1n¡~:-: privadas v con la
Lualrneñle iguales pur dn•- ·. · · ,. Por Jo dem6s, la tendencin es en sanidad (r:::0.49 y 0.60 respectivamente) v las dm; úllim;is est.rin tam-
gran p:tl"!L· n1rnn r:ilwí;1 1·:-¡wr;1r. h.,: dc1110crncias so{'inles esc,indinn- hi,;n corn~I ncionadas pnsi liv ri 111enl1:. Los ¡~rn 11d1·s di f'ert, 11t·i; dt•s de su h-
\':lS L•sLiii i·nln' la,; m,i,; igu,tliL1ri;t.,;. ;1u11qt1(' Li t;il,ln es 11H:110s c:1p:iz ;;id io est.in muy ligauos a lHs vnriables del diginw11 lilier,il. l'ol' 111 tnn-
d~ d i,;ti il!\ll ir los sis le inns 1.:orpornlív islas ( qttt• 1nul'slran gr:, n des di rl,- l(1, podenHl:i corH;luir que lns nwyores de;;i¡;u,ddndes en los suhsidiL1S
renciales) y sus contrnpnrlidas lilH!rales (qiw nnH,sl.rn11 t.amhit'll difo- del l1icncsl,1r social surgen lnnto de los sislt·111as jerrirqu.icos· como de
rv,1ri;d(•fi t·:-:t rPrnos l. !:1 ndlwsi,ín al mercado. Ln especificíd:1d del ri"•ginw1{ lihernl vs ¡•vi-
U11 pr1111n i11li'11l,i p,1r:1 i<1,·1d i11,.:1r lw,;ta q11t'J.!1.!.~iliu';siiili:1L/;'!JJ1Jl!i. dl'nlu t!11 cunnlo que lodDs sus r,isgos <·;;l,in 1H·¡~·:itiv,1n 1e,ll ,: cornd.1cio-
de regimc111•,; se c¡e111pliJic;1 L'n la 111atriz ¡j¡, la c1,rreLicirín d,: mdt•t, U!- nac.lD;; y no corre!acionmlus l1111lo con las ci1r;1deristic,i:; consen·;1do-
rn pres<~nl :1da en la l;1hla :J.'.l. O!Jvianw11t,·, ¡H1!'a quv C)ll:-:,~)~¡~í- rns como cnn las socialistns.
n11,n,-s 1ielli:...qnc ,,:x isl ir 11 u :i ,•st r<'cba J'!'!;wi,'10 ,,n.u:cJ..,,;.._¡~u:;.id~.:tÍ::i.Lii.:;1L l•'inalnwnL(\ _el r e g i m l : 1 ~ : . , m,ís dil'i(il d(! contTet:ir, piir-
ddPrini11;1d:t,, , ¡11!' •;11puc,:l;rnwnt1· idr•nt ili,·;111 ,.¡ n;gi11w11:___y_,_~~U..1L qt1(: Lis do" v:1n,1hks qtH' In c1>1npo11c,n, d \H1ivcrs:dísmn 'r' lns ,; 1,1 1,;i-
Lin. cslns dl'lwn t>Lir IH''.•,llivu111t·11lt· rorn·l:1ri1111;1dos 11 1H1 r1Jrr,·l:1t'!J.!.:: dios Í[;tt,dil:trins, 110 tist.in l"iwrl1·111cnlc corn·l:1cio11;1d, 1s. 1\l¡:uii11s p<1Í~
11ad11s c,>t1 l<1s cara1;Lerislíi.:;1s d!: lo;; rc!:.!"i111crn·s a!.IJ.:.Dmií.tillí.....La..':i..Ll.llI1!:.. ,;es (como Canadú y Sui;.-;nl q11e, por nt.rn pnrlP, son muy lili•.!!',dc'.S tien-
!aciones Lk l:i \<il)Li :¡_z ;;vfblan la l'L1,;(~ dt• agrnp;i~!.'.....rJ.~~J.Iw.:u,~s_ den ,1 ucerrnr:;e también ni universnlisnw y 11lrn.c; p;1ís~!s liliernlcs íco-
!!Vt...lmhíill11~1s nntici~Lns 1,:nrnderisl icasc@nse·r.:.'..:dor~ (corpora · nw Auslrnlia) cuyos sistemas son princip11l111enle de l:1 clase de sub"i-
i vi:::nw y L·slatisnw) están correbcinnnd,1s pnsi I í v,1 rne11 k ( O.fíS) y (•:;- dio rnínimo dt, lnsa ftja, tienen et;clls:1s di!'en!11ci:1H de subsidio. Sin
e'.nharg~•- la curact.erísUcn del u11ivt1 rsa!is1!10 se s1Jstíem, ¡Hn sí mi_sma,
d1ferencinnrlose (por no estar correlncionadn I tmüo de las vnriables
de los regímenes conservadores como de lo:-; lil1Prales, Sin (!lllhar¡;o, es
11110 sorpresa que no enconlrr;mos unu .tS()('i;1ci1·1n mús l'ueit¡i (!nlre
T,\ 11 l.:\ :\_ '2: i\-L-1:lriz ch• 1·nn~·tH·iof1t•.:. hivilr"i,d}lr-,.., de di1111·11:,i1H1 ◄ •~1 d,, 1·:--I r;i iguafiliiri::rnrn y univernnlismo.
( 1nc1c'11111 p~1r,t 1~ 1•:.;,;.Lulw, ,I,·1 1i·11·111•;-;.l;1;·
Al igwd quu en el capiLulo 2, ('!•dos d,t!os si· p111•di:t1 de,wrrollar ,:n
¡·,.,¡~,,.,. ~~~l,\ \,,, ¡_, ¡•, ,, 1,,1,,-, :~.• ,,111..,1 J t,¡.,·I ,,1
índices resuiniJo:-; pnrn idenlificnr de unn fon11:1 1nrís c!nn 1 y sintetirn
l1\'l~m~1 leJ.jo~- ¡,.,¡,¡, 1' •' ;,,i,i~ ¡,11.·,,.L, !, .Jl"!
los gr~pos dl! países significnlivos. A! igunl qui• anles, !wrenws esto
(nprox1'.n:1t!nm(!1_1te) sobre In h11s1., du In medi 11 y de la (l(-:-;vínci6n lipic,1
( \,qu1r·,1t i,·i~·.i1u1 1 llll i•n la d1:,l.nln1cwn dí•. nuln 11nn dt• lns l'·1ri·d1l"" 1>' 11 ¡.,1 ¡..d 1) !·d ,'I . ,·¡ p t.t •.,.
" t , , . •
F:-,;Ltlis1Hi1 U}Jt)
,·\) 11,d.;1 a !,,~ pollrvs O. lG ---0 11 st:nlamos el resu11ie11 de ltls n•sulLados 11rt1•1111/·1!l11s ¡¡•, 1•,d .. ¡ ",.~Ul\l-ít~l'Vil-
i i • 11 1...

f\.::nsi-cHlPS pri\'¡jJ;¡;;_ -lHO -IUi! iJ.19 dur:ÍS!~ü", el "lil.ieralísmon y el "sm:ialismn". Corno si• exp!i(.'n en el
~;1nidad prlv.ad:a -- 11.0'.! ()l)l o {i() (¡,j;i J\pendice 1, ~uanto_ más nlt.n es !;1 puntui!ci,;n, rn;iyor ¡•s el gr.ido de
LJ11l\·t·r:1~~1 i~nio .(l.()'.! --- íl.O;¡ - .(1 l);¡ ll.(lll -0:ll'l
cr_1n.sl:rvnd11nsrno, hberalisrno y sodnlisn10, l'('SIHT( iv,iml'nl c. 1il'mos
l líkr,·ncial
1k :--..1il1:;idiu~ ()_.1() 0.1 ! O 7:1 o:!] ()C, 1 ll 'l I
d1vHlido la lnblu en gnipos :illo, nwdio y h:1jo.
. lk _la t-ihh '·! 3 ~(Lp.udcmos concluir o!r:i..t.:.u~...(:..>:.;~pto..;:¡uc..l~~
!,ns pmses que puntúan alto en 111iesli·c ' ¡·
¡rns f',1stP.11.
~ • 1 11H ice e¡e conser-
Uh TflES \IUNllOS llF.L E::iT,\l)(l DEI, 1m:~;1:sr.11(
10-t
Estados del bienestar sim lemen .. 1,;omu ''111ú;;'' o "n1enn,;" igimLlJ_;1-_
--1 nos. escubrínios, en cambio, !ú¡;ica~'ilr.a.ti(il:ac.iiin..socí~Lcouiµ1~
T.-\BL:\ :J :J .-\~Tuparni~ntn de F.stadns d~I fi",~n,•, 1 ar ,~gu" díniensinnb tumenle diferentes insertadas e.n la -.enns.Lt:ucció1+-.fol-ti:s1cfl.~b-.d .. LhÍl.!.c.
· · ~,,n .::,,~º
1 n•\,-'..li'iH:n,., .. ,,¡ 1,r • lil,<·t·nl
.,.r,•• y socialisla lt•nlre ¡,;ire11lt,,;1s l;is ]""'·
<L' - • •
JWslur. E:n csLe sentido, podemos habbr de regín1e11e.'u:~.ur10J!uLici:.
tuadr,nes dr,I indic~ ;wtrn1u!;1dol
rnos con respP.dO a ln dcsmcrrnnti!iwción.
(",.11,..;l.'1·\ ¡¡,j\j,t_<ll~•I !:t.1d11 d,· lilwt,d1--.mn SH(t~tl 1:-u1i,
J 1odenio,; además eni¡wznr a Y.f.:.t:...JitJJ.:.. l;t :ign1p:1ci<i11 de L1 1lcs!UJ.:t::.. 1'(
canlilizatión y de la estrali[ic:ucitín es muy ¡mrcciUa. S.u.:r,m.u.L.illlmi.11
Austria rS) A,islralia ( !O) 1h11an1:uT:1 {8)

llduicu
r,~r;1nci:1
,\lcn1;1ni¡1
(81
IS!
(l'll
c~,rHHLi
.J.1pou
Sui:1_a
t 12)
1 !01
!12)
F"1nt,tud1n
llola11,b
NnntL•ga
/¡;j
lli 1
(HI
iHí
e
·Cqf✓
cvickncia presentada en el capítulo 2, lwy unn cl,1rn coincídeneiu en-
_.!:_!·e lt'. alta desme1ui.~tiliznción. y el gran llllivers~di.'inlO 1:11 lo¿.; E.studus -
. del liwnestnr escnnclmnvos de 111f1uc11c1¡1 soc1nlde111rícn:1t;,, l1;1rnlment~
)G
l.{_
E l111idll~ { 1'2) S,wda
!1,di:1 !~)
~·e~_[sLe una clara coincidencia enl.n~ un;1 bn·n dc·~mcrcanlítiwciún y
(lit OinurnRrC:-;1 ((,! Atistrnliu l ·11 .~r~~Juerte copfürnza índividuulistn en los puíse¡.; nng!osnjotl!\S. I'or úl-
Finlündia
lrlanrb (.!) Frnncin 18) fl,,lgí,:,i ( .!) timo, los pníses europeos continentales se ngrupw, cstrechnrnente en
,f,1pún ¡ll ,\h·lll:tlli:1 ¡¡j\ l';or,:,dú 111 !ér111inus de sercorporalivistns y estnlisln,, y (an1bié11 de sc1· rnocks-}
l!11landa '1, lLlli:i i_lil Ale man in H) lurneaje ctesmercuntilizadoi'es. ,
Nunw~a · 1-11 ¡¡,.¡,,,¡¡In 181 . N. Zl'iaúdu · (,j)

I{. l ·t11;!1) llil ~ui·t.a (-11 • n e rnpíLu!o 4 fi 11alíznren1it.UJ~Lw...r..':iJluiíL,:;.1.citl11-1.k_Jv~_gTHPJ/'i


H. Llnitl,, /.1) .de regfmeoes de li'.stados del hie.iLCtluu.u1.a.liz;rnru1-.cú111LL.S.Urgír.i.Ja
_fronlera entre el l~stndu v aLmt!LCll<lu_enJn.s_¡1~sii11.1cs.•..1¡ue..i:um;liJu.-...
Australir1 ,\ usl ria ¡.¡¡ i\u.--.lr"ia ( ~}
llajo (())
f2.1
yen el prog-rnma mris importante del Estad1~_1J~L'~t~rwsl;1r._()1!ctl,!_
Can,1dñ 1'21 lk!b'Íé¡l ¡.¡¡ Francia
Fndundia r,11 1rln11d,1 121 claro 9ue la mezcla de lo_p_úhliCi.LJL-h.pr~d4-f!eseniper1a--1111,¡iJ r~Lím.
!Ji,,n,,wrc;1 •:ll
N. Zd,ind:i (l.i Jrhlflda ('!1 1ulia {()) l!'.' r tn n te en t.Q n[m:.m.at.lJ nto !a Llesme.ri.:a.nliJ i:mr.iti n...c.o mo..l a...u.s t c.1li [l:,..
Suecia (()) N. Zelanda {21 ,Japón ('¿)
cación. Lo que queremos explorar llHÍs en pro(ündi(Lic! es lu estnidu-
Suirn (O) Norn~ga ¡()¡
101
K Unú!ns (O\
ración global de lu polílicu soci~11 o, lll<ÍS especí/ic;\ll)(:!7tel cr;-¡,~;eu:;
H. U111do
E, Un,tlu~
(Ol
1()1
S11Pcia ~'sfo~es en la eco¡¡omía polí.'.:.!~ . ---- -

~----- -- ~ ___ . ___ ----~-~ - . ---~-- .. . -~~~------~---~--------


.,........._ l\f'ÉNfJ!Cl~
]'l(()('.1-;!)¡~m:N'J'O rn,: l'l/NTUACl(JN P,\fl,\ l,()S INrl!CES lll', l·:.-;TI/ATIF!(\·\CIÚN

vrn!urismo lllnlin, /\km,111ia. /\uslrin, [~ra11ri;1 y H1-~lgi1:;1J todns p11n i\l i¡:uaf q1w ('fl ('I c:ipíl1do 2, liemos d(:s,1n1JIL1dn indilt!s h11.~:ulo, en l:i
tüan bajo o, co!llo mucho, punlllan medio en nuestros índi(:PS de libe- di,;tríliucíi1n de ln;; pni,ws alr·ededor de l~t medí,1 y de In vnrincitin típica de his
v;1 dnbks índi vid u;¡ lt!S. f ,;¡f; c11r11cterísticus del n·'1;i m,· n ¡·ons,:r·vndur s,• )1;1 n
ralisnw y sol'ialismo. A su ve1., lo,; paÍSt!R c,1r:wU•ri;-adns por nn f1uir!e
c;1¡ih1rlo por ntt•d,n d,! lns vnri;tl,lt:s del corporalivi:-;1110 y dd ('s(n!.is1110; In.~ t:1-
\íhendi,,; 11 ,1 l,\u.<:tmli,1, Cnnadü, .Japrín, Suiza .Y Fsladns l l11idnsi pun- rnde,-islicas del n;giinen lilicral ¡¡ lnivés d1i l;i ;i;:is11~11cía ,;oi.:iaf y de la irnpor•
t.úun bajo O nieilío 1!n el conservr1durisrno y :aJci:1lismo. Por 1'dtin10, el l.:111ria rel;iliva d<i las pensiotH.'S y de la :,unidad J>l'Ívad.i; las carnc\Prí;;ticus
gnipn sod:ilist:i indnye los pním)s esca11dí11;1v11s y I lo_landa, los cnalr•!; dd n;1~i111e11 soci,ilista lrnn sido capt:1das p1·i11ripali11l'lll" p11r 11wdir1 del ¡trnclri
¡iun[Ú;tll b:ijn (n mcdío) t·n !n,; o! rns dn:-; gn,pns dt• rr•g111w1n•s. , ,I,· w1ivt'!':<ali:s111n. La vnri;ilih, lin,d, l:1 difen,nci:t d,· sul,sidio, s1· :supon,: q,,.,
. En ntrns ¡Mlabrns, s.i 1•sl amu,s dbn11e,;tus ; 1 ;1rqll :ir q111· .ill,Lt;:il;..u~lli.... ptmlün hnjo en !(1;¡ regínH'llP>l soeialisU1s.
del bii·1wslar d(:St>IllllPfltlrl un oapel importante ¡~fl la estn1dnrne1on !'ara conslnrir 1d índice del co,·pnrntivismo se h:1 ¡iunl u.ido O II los país1·.s
~ e::;! ralilicatíón Sjldjll Y ijllC hi'IJJO;; r;,ut.nrlo Lis ('araci!:J.'.t2Lir: 1s de qt11! teng,111 dos<• nwno;i programas i11,lependie11l1·s d,i p1:11sÍ111H'S, difi,n·1Kia-
~·nii!irnricill qm· inmorlan de nua fonnn signillrnliva ,~11 l:i exp~ do.~ nn1p:_1eio11almenle; a los pai:ws 1,nln· dos y ci11rn l incl 11si\·1!/ :;e h·s ha dad11
1111a puntuacit',n de 2; y a lo\; p;tÍse;, con m;'rs <le l'incr1 prog-n1111m; <li!'ereru:iados,
·ricnciu n:i.ll y percihidu rle la genle Bobre lns d.1:J.ilt;J.J.illllilu~l!.!;LL
ocupuciorn;f IIH'.llle, .se le~ hu <Lido u na ¡11111l11aci,ín de ,1.
· diferencias de dnsc cnconlrnmos 1 ,11· , .~ , 1 ·, i'1·111· 11 1• ·n .!l.1.0.ILW..::i
106
I.IJS TRFS" \IUN11\1S !lf.L S:) r,\llO lJEL !llt::~1-:snn
]IJ'I
Ln v:irinblc Cf;tatismo rdl(•ja J;1 rncdid:i <!!l qui' 1·! fu:1.;ion:1, i:id,, r"; nt1-11di-
do con pri\·ilegio:s especiales de bienest~r sncinl, y se mi1i1_• •~n f•.•11::iún dP ¡~:"'
tos di· ¡H'nsill11 pai-:1. f1111rinn:1no:- r1111H1 p1nTcnt:1_jP del 1'! B. J),_lf,d1; Pl nm ,_-r,nl :1-
je resulta nwnnr (11 igual al 1, liemos dado 11n índice d(• p:inluncion de fl; dun-
d~ el porccnlnje estti cmlre el l y e! 2.1, lic1J10s puntuado ,nn 1111 '.! y dond!~ {'I
porcent,1jl· :,:0!1n·¡ms11 el 2.2, lll'!llo~ (!:ido u11:1 J)11nl1iaci1i11 dr• ,j_
El índicl' para la importam::i~1 re!ali,·u de la 11sislc1 ncia soria! _.;e b:1~.i ('11
datos sobre los gnstos <le los subsidios de comprnbnción con medios d!' vi(in rn-
nw porce11t;ije Je los gnstm; lot:1!r.s di: !nf; tr:111slerc11ci;is snri.i!f's. Í,:t l:1IH1r- dr>
definir exrwtnnwnle n1dl ps el liniiLe entn, el dllsiro Li¡.•o Je s1i!1sidios <·nn
l'otllJ)rllhnl'Íií11 di• nwdio:-- dl' \·1d:1 \' !:is lrans!Í'n:nci,1s 1rnic; nrnd(•rw1s deppn
dicnll'S tk !os in~rl':-11s i'S 11111_1 ,i1i"wi! !1,•mos dt't·ididn rnn:;idPr:1r !os t•:~:!ndw..:
del bienestar de Anslrulia y Ntwva Zs:land:1 conw :Ji, c1Hnprn!1;1ciú11 dt• invn'•
so:. fn11damcntnlnwnlt>; poi· ccmsiguii•nlP, estos ¡mis"'.' pnntuar:i11 h;1s!;u1!.r: b:i-
jo. De igual fornin h()!l1o:. excluid(\ bs dcsgn1vacimu·:~ por vivil'nda c11 l•'.scnn•
dinnvia. ¡;;n ntrn~ p:1l:1hrns, l;1 varinhlP SI! hn row;\r11irln p:u·,1 lr:ilar <lt> i11d11ir
i:I g;.1s(o dt·I prn¡:n11n:1 ¡i;1r;i li) q111· (':: ;111!t-·11Lic:111wnlt' :1si:;(l'!H'i:i soci;il co!l
comprub<u.'iún de medios de vicia en ];1 lr'lgic;1 i r:1di•.'i1111nl dt' !:1 :1y11d:1 ;1 h1!~ ¡10-
brr::;_ Por Jq Lanlo induye f)l'Ograrn;is tnlEs CO!!](J /,,FllC '.'!l EsLnd!ls Unidns,
Sozialhil/l· en los pabes nlPn1;1rH'.S, :;rwiu//i;ur/¡; l'!l lns p;ns<>s nf·ndico::, f'lr.
Gn.111 Hrl'lañri pbnlra un prnhleni:1 ,-s¡H'cin! pm· l:1 rm rna l'.f\ :¡ul' l.1n!P !ne:
suLsidiot: un1 romproh;11·i1)n rll' t1\f'dH1S d,, virb n111H1 l(lS d{' con1p11ih;i,·i1in d1•
los ingrc;-;os, se lrnn con::olídadrJ u!11 b:1jo el ('llt';d1t'i'.:11,1Ít·11f11 i:,·11('1";.I dr· "s1d1 1:i•
dios ::::uplernent:1ri11s". Con fínr..s cnmp:::-_•1(i·:ns, lwrnos t'l•';;ido fr,111c'."n-';1dnr,1-
meníl'l l':-:tin1nr e! po1,:1~11l0,ie dt~ f~·,1,; Et,_,t·1i;:i 1¡.;:11:il ;, 1 \,;1 r·'.111,-;l.-111·rí!"ii1 ¡\,,¡
indiCl' r>n PsL,1 n11i-1l-.'. " L1 l,1¡;ic;1 !"'."pl:uh ;111l!'1-;,:n,-1·:,l· · ::1 1:i r:ilio ,¡,,
gnslo en as1s!en1:i:· relnti\'n nl tot:1; df' ks 1•-•';,1!': tni11,;rc1·i 1!nc: 1;1: nir•1wr
::il J por cit>n!.11. damoi, 1¡¡1n punl11:1< ·1!,, dt• n: .,; , ;¡ ~: por (ipiifo. d;nnu,, unn
punluación dl' '2; m;ís del 8 p!ll' cii_•ntn, J ' d:t nrrn p11nL cii"i;, d, ,!
El índic~ pnrn el purccntnje relativo ti:.• los g;is1.os ne µcnc;i1in1''-' ¡i1 iv:irfas
sobre e! lolaf r!,_, gnst.os dr> Pf~11sim1r•:c; ."'<i\ rlrc;;Jrrllll:1 d1· 1:i sig11iPnt1.• Ínrn1;i_ '.'Í !'!
porcentojc es rncnor tlt>I 10 µot· ciento, se !e dn una punlu;wi1in :il pnís d1• ll: si
el porcentaje est,l l'nln? el 10 _y el J;} por cit'rlln. h ¡nmtunrirín t'S de 2: _v si f'I
porcenlajt' e:, nwyor tll'! lG por cit,nln, h• rl:unos :d ¡mis un:i piint uaricin dt' •l.
Para el porcentaje relativo de gnf;tos Ó!' 1n snnid,1d µrivad:t, d,imos unn
punluaclún de O a los p-1íses dnnde es menor rhl 10 por c/('11Lo: df'l ! O :il '¿()
por ciento, puntuamos con un '2; y si t!S mnyor que el '21 por t:i1:11L1i, ~1 país n'-
t'Íh\' u11:1 punl11:1ritin di• -1.
La v:nid1k del 1111ivns;disn10 midt• d pnrn·11l;1j(' 1k pPld:1 :i1J11 n·lt"::ink 1

(p0!Jbci,;1: aclivn de t•tL1des compri:!ndidas 1'!1ln,• !o-. l(i y ]n'.; (?) afwsl qtH' !ic,
ne colll'it.uni c1lll suR 1espcctivos prngrnm:1s. lfn i;rnrlo h;1j11 1!l' univcrs;1li;-;1nn
se de!inl' romo 111t·11os qtn· (() i¡:u;d :d l \'I (iO por ci(•nlo dr• !;1 pold:tci(in qu(• r";
benefici,,ri,1 y puntú:1 iguat a O; dtmrle !a roher!uni esl:! t·1it1v e! F! y pj ss prll'
denlo, d:nnos lllW p1111tu:1cir'111 de 2 y donde~ h crilwr!.urn suhn•p;1:;:1 PI ,q¡; p!1r
cienlo. d:rnJ!JS 111m pu1d.11:irin11 {k -1. Nul('"(' 1 pH· !.1< prn;...r:Hn:1·; -,d,,: , n I;,

También podría gustarte