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El cuento de los dos hechiceros

Tomado del Curso de Grief Counseling en Toronto Canadá, marzo 2001.

En un país extraño y lejano, vivía hace mucho, mucho tiempo, un viejo hechicero
inteligente que poseía muchos poderes. Un juglar itinerante habría contado diversas
historias de sus increíbles trucos de magia y los niños, jóvenes y ancianos se habrían
emocionado con estas historias. Cada una de estas personas, en lo profundo de su
corazón, se imaginaría secretamente siendo aquel hechicero, con el poder de convertir
sapos en princesas, mendigos en reyes, curar el dolor y dominar las tormentas. La
leyenda cuenta que su nombre era Merlín, aunque algunos sostenían que en realidad
era Milton.

Hoy en día, a través del tiempo, jóvenes hombres y mujeres, deseosos por poseer
sabiduría y dominio sobre la vida, comenzaron por sí mismos su camino para encontrar
a este gran hechicero. Algunos se aventuraron por las montañas del norte, otros por
los mares del sur. Unos pocos se arriesgaron a desafiar el infernal calor de los
desiertos del sudeste, aunque se los consideró sumamente tontos por arriesgarse a
eso. Las adversidades y peligros de esos aventureros, colmadas de coraje y cobardía,
risas y dolor, victorias y derrotas, llegan como mitos y cuentos de hadas, héroes y
heroínas del pasado. Muchos dedicaron sus vidas persiguiendo este ideal y su
crecimiento fue proporcional a lo genuino de su búsqueda. De los pocos que lograron
alcanzar el Reino del Hechicero, muchos estaban tan fascinados por la belleza y el
regocijo de los magníficos jardines, la eterna fragancia de la frescura de los
manantiales, las traviesas ninfas y unicornios, que encontraron la paz en su interior y
decidieron permanecer en ese paraíso. Y aún así, después de haber logrado esta calma
maravillosa, cada generación de exploradores encontraría que uno o dos de sus
miembros querrían encontrar algo más. Para esos pocos selectos, y sólo para aquellos
cuyos corazones fueran puros, el castillo del hechicero aparecería mágicamente. En
escrituras milenarias y en runas misteriosamente esculpidas en bastones mágicos, cada
uno a su turno aprendería que el final de su búsqueda finalizaría en el centro del
parque, en el centro del castillo, en el mismísimo centro de la Tierra. Y mientras se
acercaran, verían un glorioso espejo de agua, más claro que el cristal, rodeado por
paradisíacos sonidos de música celestial. Magia y poder emanarían de esa agua,
convertidos en rayos radiantes de azul traslúcido y luz dorada. Y mientras se reclinaran
en ese espejo de agua, transformados por su poder, una profunda y gentil voz,
exclamaría: “Ésta es la ventana hacia el alma que refleja solamente la verdad. Mira a
través de ella y entonces encontrarás al verdadero hechicero”.

Actualmente se dice, que cada explorador, vió, oyó y sintió en sí mismo algo único, y al
mismo tiempo, similar. Algunos sintieron miedo por el poder que experimentaron, e
inmediatamente despertaron en el confort de sus hogares, como si hubieran vuelto de
un sueño. Y sólo aquellos que pudieron realmente asumir la verdad a través de aquel
espejo de agua, se convirtieron en maestros de la verdad y transformadores de la
realidad. Algunos de estos maestros retornaron al mundo para aliviar a otros en su
viaje y trasmitir su sabiduría a aquellos que quieren ayudar.

Y ahora, mi querido compañero de viaje, me pregunto si estás listo para comenzar...

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