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17.

San Pablo

Encontrar en el ejemplo de San Pablo un camino para llegar a Cristo por medio del
ejemplo de su vida de conversión, de su encuentro con Jesús, y su testimonio de vida
cristiana en la misión.
La Vida de San Pablo está fuertemente marcada por el encuentro que tuvo con
Jesucristo Vivo y Resucitado, de tal manera que su vida da un giro radical que lo cambia
totalmente. Este cambio se da desde su manera de pensar hasta la manera de orientar su
vida hacia la misión a la cual ha sido llamado y que poco a poco fue descubriendo.
El encuentro con Jesús que tuvo San Pablo no fue como ver simplemente una estrella
fugaz en la noche, la cual nos maravilla con su luz, pero rápidamente desaparece. El
encuentro de San Pablo fue un encuentro para siempre y un encuentro de día a día, es
decir, un encuentro que exigía estar en un constante encontrarse con Jesús en su vida
cotidiana. Muchas veces varios de nosotros esperamos tener un encuentro “maravilloso”
con Cristo que nos lleve a la “conversión” de nuestra vida para siempre. Pero el
encuentro con Jesús no puede ser solamente un momento fugaz, lleno de alegría y gozo,
o de arrepentimiento y lágrimas. El verdadero encuentro con Jesús es aquel que se da
para siempre, que se renueva día con día, que se da en medio de la sencillez y la
cotidianidad de la vida.
+ ¿Quién fue San Pablo?.
Podemos comenzar leyendo en los Hechos de los Apóstoles 22, 3-21
como nos narra San Lucas la vida de San Pablo.

Nació hace 2000 años en una ciudad de Asia Menor llamada Tarso de
Cilicia, en el seno de una familia pudiente que se dedicaba a tejer lonas.
Durante su juventud fue un judío celoso y observante de la ley de Moisés.
Educado por un maestro muy importante de la religión judía llamado Gamaliel.
Pertenecía a los fariseos , que era un movimiento laico que pretendían formar
una comunidad de puros en el seno de Israel, para lo cual cumplían con
exageración las leyes, especialmente la del sábado y las prescripciones sobre
los diezmos. A estos en el mundo judío de aquel entonces se les tenía por
santos.

San Pablo persiguió a los cristianos


porque pensaba que eran una secta
perversa. Consiguió poder dar muerte a
aquellos que se manifestaban como
seguidores de Cristo, así un tal Esteban fue
el primer martirizado a través de la
lapidación. Por todo esto, los cristianos
tienen que huir y dispersarse para evitar
caer en las manos de Pablo. Este seguía buscando la manera de poder
terminar con ellos, y consiguió la autorización para ir a Damasco, donde se
habían refugiado un gran grupo, y terminar con los discípulos de Cristo.
Mientras iba de Jerusalén a Damasco, Pablo tiene un encuentro especial con
Jesucristo, que le transformará por completo su vida. Dice que una luz le dejó
ciego y una voz le dice que por qué le persigue. Desde este encuentro de
Pablo con el Señor en el camino de Damasco podemos decir que hay un
Pablo anterior y otro posterior. Después de aquello se le prepara y se le
introduce en la fe y en la vida cristiana por un tal Ananías. Una vez concluida
esta preparación recibe el bautismo y recobra la visión.

Ese encuentro con Jesús transforma su vida y pasa de perseguir a los


cristianos a anunciar con fuerza, energía, ilusión... el Evangelio de Jesucristo,
del que se siente profundamente enamorado y al que califica como el mejor
tesoro.

Realizó tres viajes apostólicos en los que fundó varias comunidades


cristianas. Cuando las creaba, se marchaba a otro lugar para seguir
anunciando el mensaje de Jesús y fundar otras comunidades. A estas no las
olvidaba, sino que les enviaba cartas y a algunas las volvía a visitar. Esas cartas
que Pablo enviaba a los cristianos de las comunidades que había fundado,
son las que están en el Nuevo Testamento y las que leemos en la segunda
lectura de la misa de los domingos. Las cartas son: a los Romanos, 1ª y 2ª a los
Corintios, a los Gálatas, a los Efesios, a los Filipenses, a los Colosenses, 1ª y 2ª a
los Tesalonicenses, 1ª y 2ª a Timoteo y a Tito.

San Pablo, además de los tres viajes apostólicos, realizó un cuarto de


Jerusalén a Roma, que era la capital del Imperio Romano donde, por ser
seguidor de Jesús y por anunciarlo a otros y por manifestar su felicidad de ser
cristiano, lo martirizaron cortándole la cabeza.

Siempre se consideró Apóstol, y como tal procuró llevar el Evangelio por


todos los rincones de la cuenca del mar Mediterráneo, lo cual en muchas
ocasiones le acarreó dificultades, sinsabores, persecuciones, cárceles...
Siempre lo realizó todo sabiendo que lo que hacía era la voluntad de Dios que
le había elegido para ello.

La figura de Pablo de Tarso ha suscitado el interés de los cristianos de


todos los tiempos, también para los de hoy, y quizás lo sea para todos nosotros
que vamos buscando en nuestra vida encontrar el rostro de Jesús para poder
seguirle y poder vivir desde sus enseñanzas. Él puede ser un buen ejemplo y
testimonio para todos nosotros.

18. El Joven rico


Reflexión
 
Querido Joven, querida muchacha; en este pasaje podemos aprender
varias cosas en el seguimiento de Jesús y en la lectura de la sagrada
escritura. Este pasaje es conocido como El Joven Rico
 
Primero que nada, ya nos hemos arrepentido de nuestra forma de vida
anterior y ahora sentimos un gran amor por Jesús. De hecho nos
identificamos con este joven que le pregunta directamente a Jesús que
puede hacer para conseguir la vida eterna.
 
Es Jesús mismo quien responde;  y le indica que ponga en práctica los
Diez Mandamientos de la Ley de Dios, y que todos sabemos desde
muy pequeños, los cuales los tenemos inscritos en nuestros corazones
por ley natural y ley divina de nuestro Padre Dios.
 
Pero bueno quizás aquí nos asalte una duda, porque ¿cómo
identificarnos con este joven que dice que el ha practicado los
Mandamientos de la Ley de Dios y talvez nosotros no hemos sido
"bien portados" como este joven del evangelio?
 
Pues ya hemos conversado en otras ocasiones que nuestra vida pasada
no le interesa a Jesús si ya estamoa arrepentidos, y en lo que nos
parecemos a este joven es que queremos ser más buenos aún y
tenemos la misma pregunta para Jesús, ¿qué debo hacer Buen Maestro
paraalcanzar la vida eterna?
 
Ya lo hemos conversado antes hemos probado muchas cosas, muchos
caminos y ninguno nos ha satisfecho; tenemos en lo más profundo de
nuestro corazón un anhelo que nada puede satisfacer,y nuestro
corazón solo estará satisfecho únicamente con Dios, con Jesús.
 
Por eso queremos saber, es muy importante para nosotros.
 
El Joven le dijo a Jesús que todo eso lo había hecho desde muy Joven,
entonces Jesús le dijo; sólo te falta una cosa, vende todo lo que tienes,
repártelo a los pobres y después ven y sígueme...
 
Dice el Evangelio que el Joven se puso muy triste porque tenía muchas
riquezas y se fue triste. 
 
De nuevo suenan a nuestros oídos las palabras de Jesús;  ven y
sígueme, pero para ello debemos apartar nuestras riquezas, aquí no se
trata tanto de riquezas materiales, como de lo que para nosotros
significa mucho y por eso no queremos dejarlo. Pueden ser algunos
vicios, algunos rencores por los que no estamos dispuestos a perdonar,
algunas vanidades que incluso las justifiacmos y decimos "pero si esto
o lo otro no tiene nada de malo", etc.
 
Querida muchacha, querido joven, tú sabes mejor cuales son tus
riquezas, tus ídolos que te están costando dejarlos para tener un
seguimiento pleno de Jesús.  ¿acaso nos vamos a ir triste como este
joven del evangelio, porque no quisimos dejar nuestras riquezas?

A pesar de este joven rico decía que cumplía los 10 mandamientos realmente no estaba
dispuesto a dejar sus riquezas por seguir a Jesús, la razón es que amaba más sus cosas
que a Jesus y tampoco quiso compartir sus riquezas con los demás. 

El dinero era un ídolo para el joven rico. Un ídolo es cualquier objeto o persona que
amamos más que a Dios. Jesús no enseño que el dinero es malo o que los ricos no
pueden ir al cielo. Abraham fue un hombre rico pero amaba a Dios primero. Podemos usar
las riquezas para el servicio a. Dios y ayudar a otros.

Tienes un objeto que amas más que a Dios? Sí Dios te lo pidiera lo entregarías? El joven
rico de creía una persona buena pero en realidad por dentro no obedecía completamente
a Dios. Muchas veces las personas creen que son buenas pero
sólo los son por fuera y lo hacen para que otros los pueden ver pero por dentro Dios
puede vernos y el sabe si lo amamos con todo nuestro corazón.
Jesús le dijo a los discípulos que es imposible para los hombres salvarse a sí mismo por
ser buenos y amar Dios primero con sus fuerzas pero lo que es imposible para los
hombres es posible para Dios. 

Corregir al que comete errores

Ciertamente una de las obras de misericordia más difíciles es corregir;


porque siempre estamos tentados a hacerlo con los demás sin el debido
tacto, tampoco a nadie le agrada ser corregido, y mucho menos ganarse
enemigos.
No corregir, no solo representa la comodidad de no tener conflictos, sino
que es una falta de compromiso con la palabra de Dios, ya que gran parte
de las crisis entre los seres humanos se deben al incumplimiento de este
deber cristiano.

 ¿POR QUÉ CORREGIR AL QUE SE EQUIVOCA?


Dios nos recuerda que la corrección trae un beneficio, al corregir al que
yerra estamos salvando a un hermano del error.
Sin embargo hay que saber corregir, usando la mansedumbre, el amor,
la humildad y la sinceridad con el que se corrige, no empleando la calumnia
y no hablando de esa persona con otros, ya que estas constituyen
verdaderas bofetadas hacia el corazón del prójimo. Nunca es fácil escuchar la
verdad, pero si se hace con misericordia es más fácil aceptarla.
Cuando se corrige es necesario saber decir las cosas con habilidad para no
ofender, buscando las raíces de la falla, y teniendo en cuenta que nadie
hace las cosas de mala voluntad, de esta manera estaremos convencidos de
obrar bien.

Siempre será necesario que corrijamos a los que se equivocan aplicando la


enseñanza que Jesucristo no has dejado en con esta obra de misericordia
espiritual, actuando con los demás como quisiéramos que nos actuaran con
nosotros.
La corrección debe realizarse no como un juicio, sino como un servicio de
verdad y de amor al hermano, ya que hemos de dirigirnos al pecador no
como enemigos, sino como hermanos

3) Corregir al que se equivoca


Esta obra de misericordia se refiere sobre todo al pecado. De hecho, otra
manera de formular esta obra es: Corregir al pecador.
La corrección fraterna es explicada por el mismo Jesús en el evangelio de
Mateo: “"Si tu hermano peca, vete a hablar con él a solas para
reprochárselo. Si te escucha, has ganado a tu hermano". (Mt 18, 15-17)

Debemos corregir a nuestro prójimo con mansedumbre y humildad.


Muchas veces será difícil hacerlo pero, en esos momentos, podemos
acordarnos de los que dice el apóstol Santiago al final de su carta: “el que
endereza a un pecador de su mal camino, salvará su alma de la muerte y
consigue el perdón de muchos pecados"(St. 5, 20).

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