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Palomas blancas y garzas morenas


Un extracto
By Rubén Darío
Por
1888

Poeta, periodista y diplomático nicaragüense, Rubén Darío (1867-1916) es considerado el máximo


representante del modernismo literario en lengua española. Mientras lees, toma nota de las emociones que
expresa el narrador a lo largo del cuento.

[1] Inés era rubia como una alemana. Fuimos criados


juntos, desde muy niños, en casa de la buena
abuelita que nos amaba mucho y nos hacía
vernos como hermanos, vigilándonos
cuidadosamente, viendo que no riñésemos.
¡Adorable la viejecita, con sus trajes a grandes
Sores, y sus cabellos crespos y recogidos, como
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una vieja marquesa de Boucher!

Inés era un poco mayor que yo. No obstante, yo


aprendí a leer antes que ella; y comprendía — lo
recuerdo muy bien — lo que ella recitaba de
memoria, maquinalmente, en una pastorela,
donde bailaba y cantaba delante del niño Jesús, la
hermosa María y el señor San José; todo con el
gozo de las sencillas personas mayores de la "Rosas"
“Rosas”by
dePeder
PederSeverin Krøyer
Severin is in está
Krøyer the public
en el domain.
dominio público.
familia, que reían con risa de miel, alabando el
talento de la actrizuela.

Inés crecía. Yo también; pero no tanto como ella. Yo debía entrar a un colegio, un internado terrible y
triste, a dedicarme a los áridos estudios del bachillerato, a comer los platos clásicos de los estudiantes,
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a no ver el mundo — ¡mi mundo de mozo! — y mi casa, mi abuela, mi gato — un excelente romano
que se restregaba cariñosamente en mis piernas y me llenaba los trajes negros de pelos blancos.

Partí.

[5] Allá en el colegio mi adolescencia se despertó por completo.

Mi voz tomó timbres aSautados y roncos; llegué al periodo ridículo del niño que pasa a joven.
Entonces, por un fenómeno especial, en vez de preocuparme de mi profesor de matemáticas, que no
logró nunca hacer que yo comprendiese el binomio de Newton, pensé — todavía vaga y
misteriosamente — en Inés.

1. Francois Boucher fue un pintor francés del siglo XVIII que pintó varios retratos de Jeanne-Antoinette Poisson,
duquesa-marquesa de Pompadour y marquesa de Menars.
2. persona que está en el período de la vida entre la niñez y la edad adulta

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Tiempo.

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Leí Pablo y Virginia. Llegó un Rn de año escolar y salí, en vacaciones, rápido como una saeta, camino
de mi casa.

¡Libertad!

[10] Yo delante de Inés me hallaba como avergonzado, un tanto serio. Cuando me dirigía la palabra, me
ponía a sonreírle con una sonrisa simple.

Ya tenía quince años y medio Inés. La cabellera, dorada y luminosa al sol, era un tesoro. Blanca y
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levemente amapolada, su cara era una creación murillesca, si se veía de frente. A veces,
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contemplando su perRl, pensaba en una soberbia medalla siracusana, en un rostro de princesa. El
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traje, corto antes, había descendido. La voz era clara y vibrante, las pupilas azules, inefables, la boca
llena de fragancia de vida y de color de púrpura. ¡Sana primavera!

La abuelita me recibió con los brazos abiertos. Inés se negó a abrazarme, me tendió la mano. Después
no me atrevía a invitarla a los juegos de antes. Me sentía tímido. ¡Y qué! Ella debía sentir algo de lo que
yo. ¡Yo amaba a Inés!

Inés, los domingos, iba con la abuela a misa, muy de mañana.

Mi dormitorio estaba vecino al de ellas. Cuando cantaban los campanarios su sonora llamada matinal,
ya estaba yo despierto.

[15] Oía, oreja atenta, el ruido de las ropas. Por la puerta entreabierta veía salir la pareja que hablaba en
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voz alta. Cerca de mí pasaba el frufrú de las polleras antiguas de mi abuela y del traje de Inés.

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¡Oh, Eros!

***
—Inés...

—¿...?

3. En este novela de Jacques-Henri Bernardin de Saint-Pierre publicada en 1787, los protagonistas (Pablo y Virginia) son
dos amigos de la infancia que se enamoran pero terminan muriendo de forma trágica cuando naufraga el barco en
el que viajan.
4. Secha
5. Bartolomé Esteban Murillo fue un pintor barroco español del siglo XVII, sus obras son reconocidas en España y todo
el mundo.
6. medallas originarias de la ciudad de Siracusa en Sicilia Italia, algunas de estas medallas se caracterizaban por tener
grabados los perRles de los rostros de personajes importantes de la Roma antigua
7. Inefable (adjetivo): que no se puede explicar con palabras
8. ruido que producen algunas telas cuando se rozan
9. faldas
10. En la mitología griega, Eros es el dios responsable del amor.

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Y estábamos solos, a la luz de una luna argentina, dulce, ¡una bella luna de aquellas del país de
Nicaragua!

[20] Le dije todo lo que sentía, suplicante, balbuciente, echando las palabras, ya rápidas, ya contenidas,
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febril y temeroso. ¡Sí! Se lo dije todo; las agitaciones sordas y extrañas que en mí experimentaba
cerca de ella; el amor, el ansia, los tristes insomnios del deseo; mis ideas Rjas en ella allá en mis
meditaciones del colegio; y repetía como una oración sagrada la gran palabra: el amor. ¡Oh, ella debía
recibir gozosa mi adoración! Creceríamos más. Seríamos marido y mujer...

Esperé.

La pálida claridad celeste nos iluminaba. El ambiente nos llevaba perfumes tibios que a mí se me
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imaginaban propicios para los fogosos amores. ¡Cabellos áureos, ojos paradisiacos!

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De repente, y con un mohín:

—¡Ve! La tontería...

[25] Y corrió como una gata alegre a donde se hallaba la buena abuela, rezando a la callada sus rosarios y
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responsorios.

15 16 17
Con risa descocada de educanda maliciosa, con aire de locuela:

—¡Eh, abuelita, ya me dijo!...

¡Ellas, pues, sabían que yo debía decir...!

Con su reír interrumpía el rezo de la anciana, que se quedó pensativa acariciando las cuentas de su
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camándula. ¡Y yo que todo lo veía, a la husma, de lejos, lloraba, sí, lloraba lágrimas amargas, las
primeras de mis desengaños de hombres!

[30] Los cambios Rsiológicos que en mí se sucedían, y las agitaciones de mi espíritu, me conmovían
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hondamente. ¡Dios mío! Soñador, un pequeño poeta como me creía, al comenzarme el bozo, sentía
llenos de ilusiones la cabeza, de versos los labios. ¿Cuándo llegaría el momento soberano en que
alumbraría una celeste mirada al fondo de mi ser, y aquel en que se rasgaría el velo del enigma
atrayente?

11. Febril (adjetivo): que tiene Rebre o muestra signos de una temperatura corporal elevada
12. Áureo (adjetivo): que es de oro o tiene alguna de las características del oro, como el color amarillo brillante o su
brillo
13. gesto del rostro con el que se expresa desagrado o enfado, especialmente el que se hace con los labios
14. oración de la liturgia católica
15. que habla o actúa con excesiva desenvoltura y descaro
16. Malicioso (adjetivo): que habla o actúa con intención encubierta para beneRciarse o perjudicar a alguien
17. modo y tono particular de hablar de cada persona
18. astucia para conseguir algo
19. acción y resultado de husmear o tratar de averiguar cosas a escondidas
20. pequeño bigote Rno y suave

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Un día, a pleno sol, Inés estaba en el jardín regando trigo, entre los arbustos y las Sores, a las que
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llamaba sus amigas: unas palomas albas, arrulladoras, con sus buches níveos y amorosamente
musicales. Llevaba un traje — siempre que con ella he soñado la he visto con el mismo — gris azulado,
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de anchas mangas, que dejaban ver casi por entero los satinados brazos alabastrinos; los cabellos
los tenía recogidos y húmedos, y el vello alborotado. Las aves andaban a su alrededor, e imprimían en
el suelo oscuro la estrella acarminada de sus patas.

Hacía calor. Yo estaba oculto tras los ramajes de unos jazmineros. La devoraba con los ojos. ¡Por Rn se
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acercó por mi escondite! Me vio trémulo, enrojecida la faz, en mis ojos una llama viva y rara y
acariante, y se puso a reír cruelmente, terriblemente. ¡Y bien! ¡Oh, aquello no era posible! Me lancé con
rapidez frente a ella. Audaz, formidable debía estar, cuando ella retrocedió, como asustada, un paso.

—¡Te amo!

Entonces tornó a reír. Una paloma voló a uno de sus brazos. Me acerqué más. Mi rostro estaba junto al
suyo. Los cándidos animales nos rodeaban... Me turbaba el cerebro una onda invisible y fuerte de
aroma femenil. ¡Se me antojaba Inés una paloma hermosa y humana, blanca y sublime; y al propio
tiempo llena de fuego, de ardor, un tesoro de dichas! No dije más. La tomé la cabeza y la di un beso en
una mejilla, un beso rápido, quemante de pasión furiosa. Ella, un tanto enojada, salió en fuga. Las
palomas se asustaron y alzaron el vuelo, formando un opaco ruido de alas sobre los arbustos
temblorosos. Yo, abrumado, quedé inmóvil.

***
[35] Al poco tiempo partía a otra ciudad. La paloma blanca y rubia no había, ¡ay!, mostrado a mis ojos el
soñado paraíso del misterioso deleite.

***
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¡Musa ardiente y sacra para mi alma, el día había de llegar! Elena, la graciosa, la alegre, ella fue el
nuevo amor. ¡Bendita sea aquella boca, que murmuró por primera vez cerca de mí las inefables
palabras!

Era allá, en una ciudad que está a la orilla de un lago de mi tierra, un lago encantador, lleno de islas
Soridas con pájaros de colores.

21. período que transcurre desde que aparece en el horizonte la luz del sol hasta que sale el sol y se hace de día
22. que tiene una blancura semejante a la de la nieve
23. El alabastro es una piedra blanca y translúcida, parecida al mármol, que se trabaja fácilmente y se usa en escultura y
decoración.
24. tembloroso
25. En la mitología griega, las musas son, según los escritores más antiguos, las divinidades inspiradoras de las Artes.

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Los dos, solos, estábamos cogidos de las manos, sentados en el viejo muelle, debajo del cual el agua
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glauca y oscura chapoteaba musicalmente. Había un crepúsculo acariciador, de aquellos que son la
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delicia de los enamorados tropicales. En el cielo opalino se veía una diafanidad apacible que
disminuía hasta cambiarse en tonos de violeta oscuro, por la parte del oriente, y aumentaba
convirtiéndose en oro sonrosado en el horizonte profundo, donde vibraban oblicuos, rojos y
desfallecientes los últimos rayos solares. Arrastrada por el deseo, me miraba la adorada mía y
nuestros ojos se decían cosas ardorosas y extrañas. En el fondo de nuestras almas cantaban un
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unísono embriagador como dos invisibles y divinas Rlomelas.

Yo veía a la mujer tierna; con su cabellera castaña que acariciaba con mis manos, su rostro color de
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canela y rosa, su boca cleopatrina, su cuerpo gallardo; y oía su voz, queda, muy queda, que me decía
frases cariñosas, tan bajo, como que sólo eran para mí, temerosa quizás de que se las llevase el viento
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vespertino. Fija en mí, me inundaban de felicidad sus ojos de Minerva, ojos verdes, ojos que deben
siempre gustar a los poetas. Luego erraban nuestras miradas por el lago, todavía lleno de vaga
claridad. Cerca de la orilla se detuvo un gran grupo de garzas. Garzas blancas, garzas morenas, de esas
que cuando el día calienta, llegan a las riberas a espantar a los cocodrilos, que con las anchas
mandíbulas abiertas beben sol sobre las rocas negras. ¡Bellas garzas! Algunas ocultaban los largos
cuellos en la onda o bajo el ala, y semejaban grandes manchas de Sores vivas y sonrosadas, móviles y
apacibles. A veces una, sobre una pata, se alisaba con el pico las plumas, o permanecía inmóvil,
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escultural y hieráticamente, o varias daban un corto vuelo, formando en el fondo de la ribera llena de
verde, o en el cielo, caprichosos dibujos, como las bandadas de grullas de un parasol chino.

[40] Me imaginaba, junto a mi amada, que de aquel país de la altura me traerían las garzas muchos versos
desconocidos y soñadores. A las garzas blancas las encontraba más puras y más voluptuosas, con la
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pureza de la paloma y la voluptuosidad del cisne; garridas, con sus cuellos reales, parecidos a los de
las damas inglesas que junto a los pajecillos rizados se ven en aquel cuadro en que Shakespeare recita
en la corte de Londres. Sus alas, delicadas y albas, hacen pensar en desfallecientes sueños nupciales;
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todas — bien dice un poeta — como cinceladas en jaspe.

¡Ah, pero las otras tenían algo de más encantador para mí! Mi Elena se me antojaba como semejante a
ellas, con su color de canela y de rosa, gallarda y gentil.

Ya el sol desaparecía arrastrando toda su púrpura opulenta de rey oriental. Yo había halagado a la
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amada tiernamente con mis juramentos y frases meliSuas y cálidas, y juntos seguíamos en un
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lánguido dúo de pasión inmensa. Habíamos sido hasta ahí dos amantes soñadores, consagrados
místicamente uno a otro.

26. que es verde claro, como el agua del mar


27. Crepúsculo (sustantivo): claridad de la luz al salir o ponerse el sol, especialmente la del anochecer
28. que tiene un color entre blanco y azulado
29. que deja pasar la luz a través de sí casi en su totalidad
30. ruiseñor
31. Cleopatra fue una reina de Egipto, era famosa por su belleza e inteligencia.
32. En la mitología romana Minerva es la diosa de la sabiduría, las artes, la estrategia militar, además de la protectora de
Roma y la patrona de los artesanos.
33. La escritura hierática, término proveniente del griego, permitía a los escribas del Antiguo Egipto escribir de forma
rápida, simpliRcando los jeroglíRcos cuando lo hacían en papiros, y estaba íntimamente relacionada con la escritura
jeroglíRca.
34. que es elegante y proporcionado
35. piedra de grano Rno, opaca, que generalmente forma vetas de diversos colores; es apreciada en joyería y como
material ornamental
36. Meli#uo (adjetivo): excesivamente dulce, suave y delicado

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De pronto y como atraídos por una fuerza secreta, en un momento inexplicable, nos besamos la boca,
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todos trémulos, con un beso para mí sacratísimo y supremo: el primer beso recibido de labios de
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mujer. ¡Oh Salomón, bíblico y real poeta! Tú lo dijiste como nadie: Mel et lac sub lingua tua.

***
¡Ah, mi adorable, mi bella, mi querida garza morena! Tú tienes, en los recuerdos que en mi alma
forman lo más alto y sublime, una luz inmortal.

[45] Porque tú me revelaste el secreto de las delicias divinas en el inefable primer instante de amor.

“Palomas blancas y garzas morenas” por Rubén Darío está en el dominio público.

37. Lánguido (adjetivo): que carece de fuerza o vigor


38. sagrado
39. Esta frase forma parte del Cantar de los Cantares 4:11, el libro bíblico que se atribuye al Rey Salomón. El verso
completo dice: “favus distillans labia tus, mel et lac sub lingua tua” que se puede traducir como “tus labios destilan
néctar, miel y leche bajo tu lengua”.

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utilizando oraciones completas.

1. ¿Qué recurso literario utiliza el autor en los párrafos 20-25?


A. ironía pues la respuesta de Inés no es la que el narrador espera
B. antítesis pues Inés siente lo contrario de lo que el narrador expresa
C. comparación porque el narrador compara a Inés con una gata alegre
D. hipérbole porque el autor exagera el tono poético utilizado por el narrador

2. ¿Qué signiRca la frase “su color de canela y rosa” en el párrafo 41?


A. Elena es una mujer tierna.
B. Elena dice frases cariñosas.
C. Elena es una mujer morena.
D. Elena es tan bella como Cleopatra.

3. ¿Qué revela sobre la personalidad del narrador la frase, “Yo había halagado a la amada
tiernamente con mis juramentos y frases meliSuas y cálidas” (Párrafo 42)?
A. Es tímido.
B. Es soñador.
C. Es romántico.
D. Es impaciente.

4. ¿Cuál de los siguientes enunciados describe mejor el tema central de la historia?


A. El amor llega cuando menos se espera y si no se aprovecha se puede perder.
B. Durante la adolescencia se debe tratar con mucha delicadeza a la mujer amada.
C. Los amores de juventud siempre provocan desengaños que hacen sentir
tristeza.
D. La búsqueda del amor verdadero también nos puede llevar a conocer amores
imposibles.

5. ¿Por qué el cuento se llama “Palomas blancas y garzas morenas”? Utiliza fragmentos del
texto para respaldar tu respuesta.

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Discussion
Preguntas deQuestions
Discusión
Instrucciones:
Directions: Responde
Brainstorm your answerslastosiguientes preguntas.
the following Prepárate
questions paraprovided.
in the space compartirBetus
prepared to
opiniones
share your original ideas in a class discussion. en el grupo.

1. Inés no correspondió al amor que el narrador del cuento le expresó, ¿crees que el
adolescente tenía razón para pretender el amor de Inés? ¿Por qué? ¿Conoces alguna
historia de amor no correspondido? En caso aRrmativo narra el caso.

2. El amor llevó al joven narrador a hacer varias cosas. En tu opinión, ¿hubo alguna o algunas
de esas cosas que no debió hacer? ¿Por qué? Para respaldar tu respuesta utiliza fragmentos
del texto o tu experiencia.

3. Entre otras expresiones, el narrador del cuento se reRere al amor como una “luz inmortal”.
Para ti, ¿qué es el amor? ¿Cómo lo representarías? Explica tu respuesta.

4. ¿Cómo expresa el narrador su admiración por las dos mujeres a las que se reRere en el
cuento? ¿Qué opinas acerca de que las compare con palomas blancas y garzas morenas?
¿Tú cómo expresas tu admiración por las personas?

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