Está en la página 1de 4

1.

Para comenzar, es necesario aclarar que según Montero toda psicología social
comunitaria es una psicología política debido a que trata con procesos de organización,
desarrollo y promoción de ciudadanos.
Considerando la primera parte de lo mencionado, la del carácter político de la
psicología social comunitaria, esto se relaciona ampliamente con el concepto de democracia
participativa que brinda la autora en su texto. Esta democracia surge de la necesidad de
participación, compromiso e identificación de una sociedad escuchada directamente por las
instancias de poder. En otras palabras, la población es concebida como protagónica y activa.
Es una forma de comunicación que expresa y hace pública la conciencia y la opinión de los
ciudadanos.
Ahora bien, la democracia participativa tiene una alta relación con la psicología social
comunitaria, ya que esta también tomará a los actores sociales como activamente
participativos y dinámicos. Además, focalizará su abordaje en la comunidad, tal como lo hace
la democracia participativa en el pueblo, buscando un balance positivo entre la primera
mencionada, los individuos, el entorno y la sociedad. Para llevar a cabo esto, se generan
relaciones permeables con la comunidad, sus condiciones de vida, sus necesidades y recursos,
tal como lo hace el Estado con sus ciudadanos, estableciendo relaciones de poder y
ajustándose a sus demandas. En ambos entra en juego la transformación y el fortalecimiento,
así como una producción de conocimientos. De esta manera, tal como supone Montero, las
comunidades organizadas constituyen una forma de expresión de la democracia participativa.
Una vez establecido este paralelismo, se puede explicar la afirmación de la autora “tan
político es callar y ocultar como hacer oír su voz.” Claramente, se esta refiriendo a la voz de
los ciudadanos, es decir de la comunidad, asegurando que el carácter político de la psicología
social comunitaria estará presente si se “calla” a los ciudadanos como también si se los “hace
oír”. En su texto, Montero menciona argumentos en contra de la democracia, es decir aquella
de índole más bien negativa, planteando que tiene un carácter ocultador y falseador, y que es
hipócrita, con un discurso predominantemente retórico. Entonces, si la psicología social
comunitaria “calla” y justamente “oculta” las necesidades y demandas de los ciudadanos, no
estará ejerciendo una practica participativa ni buscando un balance positivo entre estos y su
entorno. En cambio, si se hace oír la voz de los ciudadanos, se estaría entrando en el terreno
de la democracia participativa, llevando a cabo una re-identificación social.
Para concluir, si la psicología social comunitaria se parece a la democracia “negativa”
será política, pero callará las voces de los ciudadanos, mientras que si se asemeja a la
democracia participativa, será también política y las hará escuchar.
1
2. Baró afirma que el poder representa un factor crítico debido a una serie de
argumentos.
Principalmente, plantea que el poder se da en todos los aspectos de la vida humana, es
decir no solo en el ámbito de lo político. Configura la vida cotidiana y los mecanismos de las
rutinas. Ahora bien, es aquí donde la psicología social forma parte de la cuestión, ya que su
interés yace en estudiar los factores sociales que permiten comprender y dar sentido a las
acciones humanas, concibiéndolas dentro de un contexto de relaciones e intereses. Baró
sostiene que este “darle razón a la acción” es lo que hace que el poder sea un factor crítico.
Esto puede entenderse mediante dos puntos de vista: primero, es un factor crítico porque el
poder involucra al hombre en aquello que quiere comprender; y segundo, porque el poder
determina el comportamiento que se analiza. En otras palabras, define y delimita el rol del
poder en la acción humana.
Ahora bien, esto último mencionado, (el segundo punto de vista, el poder como factor
crítico que determina la acción humana) se relaciona con el papel mediato del mismo, aquel
que conforma el orden social. Esto significa que, a partir de la institucionalización, la
tipificación y la internalización, el poder define los comportamientos requeridos de las
personas y los grupos, configurándolos como actores sociales.
La relación entre lo planteado y la idea de que el poder adquiere una autonomía
funcional se puede explicar a través de los dos paradigmas teóricos del poder abordados en el
texto de Baró. Por un lado, se encuentra el paradigma jurídico, aquel que asume la
perspectiva de que el poder es un objeto social del Estado, el gerente del bien común, que lo
distribuye entre los miembros de la sociedad. Parte de una posición jerárquica y vertical del
poder, como un objeto que se impone sobre los sujetos. Por otro lado, Baró menciona el
paradigma estratégico, proponiendo una perspectiva horizontal, donde el poder no es
concebido como objeto ni potencia, sino como una situación que surge de una relación social
en la que hay una desigualdad de fuerzas (recursos).
Aquí es donde se une la cuestión de “factor crítico” del poder, ya que, al este definir
cómo se debe comportar una persona, se establecerá una relación social entre ambas, donde
habrá un inter-juego que dará origen al poder. Este poder generará un saber social, donde
cada sujeto sabrá que hacer (por ejemplo un alumno y un maestro). A su vez, este saber
generado por el poder adquirirá una autonomía funcional que será una nueva fuente de poder.

2
3. Burr propone la perspectiva foucaultiana del poder, comenzando por el supuesto de
que los eventos, las personas y los fenómenos sociales están sujetos a una serie de
construcciones y representaciones. Por lo tanto, el conocimiento se refiere a una versión
construida de un fenómeno que adquiere el carácter de verdad. De esta manera, gracias a los
conocimientos se generan discursos que permiten que determinadas acciones sean
justificadas, por lo que nuestros comportamientos pasan a depender del conocimiento. Es a
través de estos discursos que Foucault conceptualiza al poder, sosteniendo que es un efecto
del mismo.
Por este motivo, Burr afirma que “ejercer poder es definir el mundo”, porque si uno
toma de base las representaciones de los fenómenos sociales, construye conocimiento a través
de ellas y genera un discurso, esta ejerciendo poder. En otras palabras, si se conoce y se
define el mundo, se crea un discurso que servirá como marco interpretativo para las
experiencias cotidianas de las personas, sirviendo como control social. Es aquí donde se
puede remarcar la relación con esta idea y lo postulado por Baró en la respuesta anterior (2).
Mientras que Burr sostiene que definiendo el mundo se ejerce poder a través del discurso, y
que este condiciona la manera de vivir; Baró propone que estudiando los factores sociales que
permiten comprender y dar sentido a las acciones humanas se convierte el poder en un factor
crítico, determinante en el comportamiento de las personas. Dicho esto, se observa cómo
ambos autores se pueden relacionar al plantear que estudiando el mundo (sea definiéndolo o
comprendiéndolo) se ejerce poder y se marcan las coordenadas de la acción humana.

4. Sluzki afirma que existe una evidente relación entre los procesos de integración
psicosocial y la salud mental. Para argumentar esta cuestión primero se planteará un ejemplo
que abordará el concepto de red social y red social personal. La primera es a un nivel
macroscópico, haciendo referencia a los contextos culturales y el universo relacional, y la
segunda es más microscópica. Incluye los vínculos interpersonales del sujeto, más
específicamente aquellos percibidos como significativos o diferenciados del resto de la
sociedad.
Un ejemplo podría ser el de un sujeto adulto cuya red social significativa incluya a su
familia (con la que convive), su grupo de íntimos amigos (desde el colegio), sus relaciones
laborales (gracias a un espacio común de trabajo de todos los días) y sus relaciones
comunitarias (creadas gracias a los servicios de salud que brinda el sujeto). Estas cuatro áreas
forman parte de lo que Sluzki denomina como los cuatro cuadrantes de la red social personal.

3
Todas las personas involucradas en esta red pueden no conocerse entre sí. En cuanto a
las características estructurales de la última, los individuos comparten en su mayoría el
mismo nivel socioeconómico y cultural, por lo que podría tratarse de una red homogénea. El
sujeto pasa mucho tiempo con ellas, compartiendo experiencias y teniendo historias en
común. Esto incluye, (en términos del autor en cuanto a las funciones de la red), la compañía
social, el apoyo emocional, la regulación social y el acceso a nuevos contactos. A su vez, en
lo que refiere a los atributos del vínculo, hay reciprocidad entre el sujeto y los participantes
de su red, así también como un alto grado de intimidad, compromiso e historia.
Ahora bien, la razón por la cual el proceso de integración psicosocial esta ligado a la
salud mental es que, gracias a la existencia de la red social personal, el sujeto se reconoce
como individuo y forma parte de algo. Gracias a ella experimenta bienestar y protagonismo,
contribuyendo a que tome conductas saludables y se adapte a una crisis. Su red social
personal también incluye comprensión, apoyo y empatía. Por este motivo es una instancia
totalmente necesaria para que el sujeto se defina a sí mismo y este sano mentalmente.

También podría gustarte