El Libro Del Corazon-Daniel Gasparri

© Daniel Gasparri
El libro del corazón

Editado por Daniel Gasparri

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del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones
legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

A todos aquellos que quieren dejar de vivir en lo externo,
y despertar al corazón

Índice

Capítulo 1: Un camino de evolución

Capítulo 2: La conexión del humano con la tierra
Capítulo 3: Lo simple y cotidiano
Capítulo 4: La distracción de lo mundano
Capítulo 5: La conexión del humano consigo mismo
Capítulo 6: El vínculo con los padres
Capítulo 7: La importancia de relacionarnos
Capítulo 8: La posibilidad de tenerlo todo
Capítulo 9: La posibilidad de despertar los dones
Capítulo 10: La estructura de la tierra y el universo
Capítulo 11: La experiencia pos muerte física
Capítulo 12: La conexión de los humanos con otros seres
Capítulo 13: La primera experiencia iniciática
Capítulo 14: La multidimensionalidad
Capítulo 15: Estar en consciencia
Capítulo 16: La fuerza de la vida en cada uno de nosotros
Capítulo 17: Un corazón no solo individual, sino colectivo
Capítulo 18: Despertar al sueño del corazón

Prólogo

El espíritu de este texto trata acerca de la entrega del ser hacia la
divinidad, en una muestra de amor incondicional por el planeta. Su
propósito representa una forma simple de mostrar como los seres
humanos podemos vivir en armonía, estando conectados al cielo y a la
tierra.
La realidad que se muestra en este libro evoca una propuesta y una
forma de vida que siempre estuvo disponible y por la que podemos
optar muchas personas en el mundo, creando así una corriente
consciente de una nueva forma de vida.
El plano físico estará cambiando, se estará transformado y regenerando

a raíz de una seria de sucesos del planeta. La vida, su forma y dinámica
como la conocemos y percibimos, será muy distinta en su devenir. Para
ello, necesitamos portar de una energía de luz sutil y poderosa, ya que el
mundo en el que viviremos constará de otras prioridades, almas y
fuerzas.

El libro del corazón • Daniel Gasparri
Capítulo 1
Un camino de evolución

Solo somos capaces de ver una parte de la existencia, la totalidad

reside en nuestro corazón.

¿Hacia dónde nos dirigimos cómo humanidad?

Algunos pensamos que es posible y que estamos preparados para un
salto de conciencia en la humanidad. Esto se diferencia al hecho de que
la mayoría de las personas no son conscientes que el planeta necesita
ascender vibratoriamente. Se distraen completamente en el sistema, en
lo material, lo cultural, lo social y todo el entretenimiento que éste
provee, en la medida en la que se tenga acceso.
El espectro de la realidad que hoy vemos en nuestro mundo, tiene
incongruencias básicas estructurales por donde se lo observe. No
obstante, la humanidad fue diseñada para algo distinto. Queramos o no,
debemos despertar a la nueva visión de un mundo en el que la
integración sea total.
El cosmos vive en comunión con cada ser y con el creador, por lo
tanto, cualquier cosa que quiera estar fuera de esto, necesariamente es
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llevada a un punto de corrección de su rumbo. Por ello, la inmediata
necesidad de que se genere una transformación.
En nuestro interior sabemos que muchas respuestas de hacia dónde nos
dirigimos ya nos fueron dadas. Aunque en general, elegimos como
humanidad no escucharlas y seguir patrones, quizá no cada ser en
forma personal, pero si colectivamente, somos responsables de lo que
se vive y a los extremos que hemos llegado.
Es nuestra responsabilidad hoy determinar un nuevo rumbo colectivo

en consonancia con la inteligencia planetaria, sabiendo que la búsqueda
de esa conexión reside en el saber que ya disponemos en nuestro
interior y que debemos despertar.
En la mayoría de las personas, la búsqueda está centrada en el ego,
cuando en realidad podría tratarse de la re significación de esa forma de
ver la realidad, y que sea transmutada hacia el reconocimiento del ego
como algo más bien externo, y la existencia de un ser que contempla y
vive en el todo.
Ocurre en algunas personas, que poco a poco van soltando sus vidas
atadas a patrones y van indicando el camino a otros, para que se genere
una mayor cantidad de presencias en la humanidad, capaces de dirigir el
diseño hacia un rumbo de integridad y amor.
La excentricidad parece ser la palabra con al que se trata a estos seres al

servicio, que lejos están de serlo, simplemente son en esencia, porque
permiten que sus dones naturales obren a través de ellos, con el fin de
convivir en consonancia con la entidad planetaria que nos sostiene.
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¿Somos conscientes de dónde vivimos?

Nuestro planeta Tierra es capaz de amar incondicionalmente a todo y a

todos. Su magnificencia es tal, que es impensable que podamos medirla,
explicarla o tratar de comprenderla desde la mente humana.
No se puede ver una condición tan alta de existencia en un ser, tal
como la que podemos percibir en el planeta tierra. Nos inunda con su
belleza, sus paisajes y al mismo tiempo, recibe y es consciente de las
atrocidades que durante miles de años le propició la humanidad con
humillaciones, guerras, calamidades y toda clase de sufrimientos vividos
en su superficie.
La inteligencia planetaria es la capacidad que tiene la tierra de generar
para sí misma la forma de subsistir a cualquier condición que se
produzca en su territorio. Así mismo, la conciencia del planeta opera a
niveles aún mayores, asistida por entidades de niveles superiores,
capaces de saber que decirle. Recibe información de planos divinos
constantemente y se le ha pedido la evolución en conjunto con la
humanidad para dejar el miedo y pasar definitivamente al amor.
Por ello, esta forma de vida en el planeta no puede continuar así, y la
tierra está esperando por nosotros para la trascendencia en conjunto
hacia un nivel superior.
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¿Vivimos en el miedo?

Desde hace muchos años la humanidad cayó en una ceguera
prolongada, llena de vanidades y con una tendencia hacia las búsquedas
desesperadas por la conquista de territorios y de posesiones. Hoy en día
las sociedades pujan por poder y por economías que permitan a sus
individuos una supuesta seguridad, lo cual mantiene en el control a las
organizaciones con poder y fuerza.
Son muchos los costos que paga la humanidad en este paradigma. Esto

genera impedimentos al salto de conciencia y se cae en los mismos
mecanismos de miedo y de necesidad de subsistencia, encarnación tras
encarnación.
Durante años se trató de explicar que estos mecanismos no son más
que engaños y distracciones que mantienen la ceguera de la cual
debemos desprendernos, para poder soltar los viejos patrones y acceder
a una mayor evolución planetaria, en consonancia con lo que pide la
energía de luz.
Es posible que caigan los muros de contención de viejas barreras que
limitan la percepción de la realidad tal cual como debería verse y quizá
así podremos discernir lo que realmente sucede y así, crear desde
nuestra esencia.
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¿Qué pasará si no todos vamos hacia esa realidad?

Las distracciones de la vida cotidiana y lo mundano pasarán a segundo
plano cuando sepamos que honrar la vida y el planeta es una de las
formas más fuertes para mantener las conciencias en frecuencias
elevadas.
La desesperación con la que muchos otros seres reaccionarán al ver
estos cambios de frecuencias llevará a mayores divisiones y a recurrir a
mecanismos de miedo para sostener ideas antiguas que ya no son
funcionales en la conciencia de unidad.
No obstante, los seres evolucionados de la tierra y los que van
despertando, pueden llegar a conformar una masa de energía
suficientemente capaz de hacer posible la transformación.
Los que no decidan despertar a esta conciencia, querrán sostener

paradigmas contrarios a lo que propone la energía planetaria. Estos
grupos se encuentran muy arraigados a la tierra, pero con otra
impronta. Necesitan constantemente tomar energía para poder
sostenerse y expandirse. Estar en el poder fue siempre su fuente de
alimento.
Estas energías de poder están dotadas de capacidad de mando y de
generación de realidad, conectados entre ellos, para dominar ciertas
áreas claves del mundo que les permitieron permanecer decidiendo
durante años. Simplemente sepamos que estas fuerzas se contraponen
con la evolución de la tierra, y sostienen una vibración que no es la que
el planeta emite, por lo que su decaimiento es inminente. Se requiere
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cada vez más de una fuerte transformación que lleve al planeta a nuevos
horizontes.
Los seres de mayor densidad abandonarán la experiencia en la tierra en

la medida que no puedan cumplir sus objetivos. Esto puede darse en un
marco de colapsos en ámbitos de la economía, política, y situaciones
extremas que llevarán a que las grandes corrientes humanas no
permitan manipulación a través del miedo y busquen enfocarse en
expandir una conciencia de amor.
El miedo que impregna la vibración planetaria influenciado por el
paradigma de la posesión y control imperante, tenderá a dejar de ser
funcional y caerá de manera vertiginosa generando lugares vacíos para
que seres evolucionados espiritualmente puedan conectar con esas
fuentes de poder y realmente llevar a la humanidad hacia el camino que
necesita.
Estos seres evolucionados, mientras tanto, deben estar al servicio y en
aprendizaje de la materia y la energía, para ser capaces luego desde el
poder conectar con todo lo que se requiera para organizar la forma de
vida.
La mentalidad humana necesita propiciar una visión a largo plazo en lo

que respecta a la incondicionalidad que debería tenerse con el amor al
planeta. Existen estadísticas que marcan que el mayor porcentaje de la
evolución está dado por lo que la humanidad consiguió materialmente,
pagando costos de todo tipo. Las distracciones que nos imponen los
juegos de posesión y de control nos han alejado demasiado de lo que se
planteó como plan al crearse la humanidad. Por ello, visualizándonos en
conciencia con la evolución en los estados más elevados de vibración y
en conexión con el todo, se puede generar la trasformación.
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¿Somos asistidos para esta transformación?

Durante muchos años diferentes personas iluminadas dejaron mensajes

claros de evolución hacia el amor, pero éstos fueron tergiversados,
puestos a prueba y fueron catalogados de infundados. Hoy sabemos
que la humanidad requiere escuchar la verdadera voz de su alma.
Es una bendición para la humanidad que algunos seres persisten en
mantener la vibración alta y generar así, una energía capaz de sostener a
muchos más. Esto es un trabajo de amor incondicional de seres muy
elevados que habitan este planeta. Por otra parte, contamos con
asistencia cada vez más fuerte de seres que vienen a conectar con
nosotros desde otros planos para esta etapa de evolución.
¿Cómo nos imaginamos el nuevo mundo?

La búsqueda de conocimiento superior, espiritual y el acceso a fuentes

de conciencia, serán cada vez más frecuentes y necesarias en el planeta.
Esto permitirá que también muchas personas que están buscando
transformaciones en sus vidas, puedan hacerlo con mayor facilidad.
También se cuenta con las nuevas generaciones que poseen una
flexibilidad y forma de pensar, sentir y evolucionar, mucho más ligera y
desestructurada.
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Los jóvenes comenzarán a llevar a la práctica sus dones naturales de
amor incondicional, comenzarán a ser en conciencia, a no ser
dominados, ni aplacables mediante el miedo.
El fuerte arraigo a los viejos paradigmas será el principal conflicto a
resolver. El trabajo con las creencias basadas en el miedo y de formas
ya no funcionales, requerirán de intuición y valor para llegar un nuevo
mundo, el cual debe reformular sus aspectos principales tanto en los
planos económicos, educativos, de justicia y en el ámbito social.
La validación mediante la experiencia y la demostración es el camino
evolutivo que puede significar nuevas formas sociales y culturales
posibles. Ya que es una necesidad imperante en el ser humano, que
realicemos un trabajo interior para descubrir nuestra conexión absoluta.
Los creadores de la propia realidad serán los humanos de los próximos

tiempos, seres que están evolucionando en cada instante de la vida sin
tiempo ni espacio, sin necesidades y sin valores a conquistar, ya que se
tendrán en esencia.
Las personas que pueden guiar a ese camino son seres conectados y
capaces de dilucidar las principales cuestiones a trabajar en el campo de
la evolución social necesaria para que se alcance la trascendencia
definitiva.
Hay muchos que están despertando y que continuarán despertando a

otros del sueño de la necesidad de tener, para pasar realmente a ser en
consciencia.
Cuando éstos comiencen a despertar a otros, estarán conectados a

mayor cantidad de humanos capaces de generar el cambio que necesita
el planeta para vibrar en conciencia plena.
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¿Cuál podría ser una forma de realizar este despertar?

Es posible realizar una red de conexión planetaria, desde muchos

puntos en los cuales se sostenga la energía en forma de unidad,
logrando así, que los estados vibratorios generen conexiones que
posibiliten la elevación de la conciencia integrada de la tierra.
Esta conexión puede entrelazar las energías de muchos seres que no se
conocen, pero que tienen el mismo propósito de vida, y que están
conectados al planeta y a la fuente creadora.
No existe alma más fuerte que la conexión de varias almas a través de
distintos puntos planetarios conectados. Esta red de conexión podría
generar una vibración tal, que permita actuar como una fuente de
conciencia preparada para que otras almas se suban a dichos estados.
A medida que despertamos, notamos que la percepción de las cosas no

tendrá los filtros de lo ilusorio, veremos lo real y podremos conectar las
energías de todo y de todos. Las limitaciones serán tan pocas que
sentiremos la expansión hacia los demás seres y nos conectaremos
como una verdadera comunidad.
Estas formas de vida serán veneradas por nosotros y podremos generar

vínculos con personas que no necesariamente conocemos, ni que
tenemos contacto físico.
Los lazos que nos unirán serán lo suficientemente fuertes como para
efectuar los saltos para los que muchos ya están preparados, y otros se
están preparando en forma silenciosa, pero con mucho trabajo de amor
propio y de incondicionalidad con la tierra y la humanidad.
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Capítulo 2
La conexión del humano con la Tierra

Es preciso que recordemos que existe una correlación implícita en el
devenir de nuestra vida. En este proceso, tenemos en cuenta
aprendizajes a través de distintos caminos, para llegar a una misión de
vida, contar nuestra historia y amar al planeta, así como nos amamos a
nosotros mismos. Desde este camino de regreso hacia nuestra Madre
Tierra, ella nos recuerda que en realidad se trata de una vuelta hacia
nosotros mismos y a nuestra conexión básica.
El planeta nos dice que una vida es como una semilla en la tierra, debe
hacer su proceso, hasta convertirse en lo que vino a ser. Para llegar a
evolucionar en este plano, nunca se distancia de su madre, puede
florecer y generar su grandeza, pero siempre venerando a todo lo que le
permitió existir como tal y le dio vida. Le dio encuentros posibles con
otros seres, le dio su misma magnificencia y le dio por sobre todo, el
mismo amor con el que fue creada, para que lo lleve consigo a cada
lugar y nunca lo olvide.
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¿Vivimos en resonancia con el planeta?

Recordar esta forma de la vida planetaria, es el mismo camino que
iniciarse en la búsqueda de uno mismo, pues la vida del planeta reside
dentro de nosotros. Para poder amarnos y amar al planeta, debemos
reconocer esa consonancia. Esa capacidad la tienen todos los seres,
pues el planeta se encargó de que parte de su energía, estuviere dentro
de cada uno de nosotros, antes de que decidiésemos encarnar aquí.
¿Cómo son nuestros actos con el planeta?

Cuando realizamos un acto en la tierra, estamos relacionándonos con el

todo, y por ello es necesario que seamos conscientes de lo que
hacemos. Es necesario abandonar la dependencia al sustento externo,
volviendo a la certeza de que nada nos va a salvar, sino nosotros
mismos siendo conscientes. Por ello cuando dejamos algo de nosotros
en el todo, debemos hacerlo en forma congruente con nuestro
pensamiento, emoción y palabra; si surge de nuestro interior, no puede
ser más que en armonía, ya que, en nuestro interior, solo reside la
totalidad.
Dado que no puede ingresar en nosotros otra cosa más que amor,
debemos cuestionar lo externo que permitimos ingresar en nosotros. Si
es miedo, sabemos que no es nuestro, sabemos que nos separamos de
nosotros y de la totalidad. Por lo tanto, la palabra, el pensamiento y la
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emoción, deben llevarnos a ser responsables que dicho acto es algo del

afuera y hacernos conscientes de ello.
La vida en la tierra es tal como la percibimos naturalmente,
simplemente debemos correr el miedo a que algo siempre nos falta o
nos va a faltar.
La vida está dotada de equilibrio y su diversidad es congruente con lo
que el planeta tiene para ofrecer. La flora y la fauna muestran total
coherencia con su entorno, todo en la tierra goza de armonía y los seres
que allí viven saben cómo transitarla. Como humanidad, tenemos la
responsabilidad de encontrar el verdadero propósito de vivir en
equilibrio con el resto del planeta.
La posibilidad de estar en consciencia con el planeta está dada, pero
tomamos sus recursos excesivamente y con un gran desconocimiento.
La tierra nos pide que nos relacionemos armoniosamente, tomando
solo lo que necesitamos y que a la vez le realicemos ofrendas en
reciprocidad.
El planeta siempre nos habla con su lenguaje propio para que sepamos

que sostiene nuestros pies, que permite movernos, que nos permite
iniciar lo que queramos y que nos hace saber que a veces requerimos
limpiarnos de todo lo que no es necesario para una vida plena.
La guía para este camino consiste en declinar todo conocimiento previo

a la existencia que nos tocó vivir y comenzar a incorporar todo lo que
viene de la totalidad, aquello que pertenece a lo nuevo siendo
conscientes de la relación evolutiva que nos une.
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¿Qué nos pide el planeta entonces?

El verdadero propósito de la humanidad es el de evolucionar en
conjunto con el planeta, y de entender así el flujo de la vida que vive en
la conciencia de todos.
Cualquier contraste con este flujo planetario debe y tiene que dar un
vuelco de conciencia, y así elevarnos a niveles que estén en sintonía con
la verdadera naturaleza del universo.
Esta energía de unidad está preparando algo grandioso para la
existencia humana, lo estuvo preparando siempre y cada uno en su
interior lo sabe, pero las distracciones e ilusiones impiden
frecuentemente que podamos divisar todo tipo de mensajes que nos
hagan más conscientes. Los que despiertan, encuentran un camino lleno
de dificultades, pero su fe puede llegar a ser tan grande que mueven
cualquier materia a fin de estar al servicio de la humanidad y de la
conciencia planetaria.
Es un comienzo que no tiene retroceso, es un camino ascendente hacia

la manifestación de un nuevo nivel vibratorio. La energía está mutando
y se recibe desde la totalidad, con una frecuencia aún más sutil a cada
momento. Solo resta que pensemos que es posible un cambio cuántico,
para que podamos esbozarlo en palabras, y generar a partir de ello esta
nueva realidad, en comunión con el todo.
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¿Vinimos simplemente a sobrevivir?

El hecho de que vivimos bajo fuertes trasfondos de miedo crea
básicamente necesidades de todo tipo y a su vez genera dependencias
de lo externo. Por lo que buscar una nueva interpretación hacia la
existencia nos puede traer una claro regreso a nuestras bases universales
y primordiales.
Cuando quizás suponíamos que la vida era para tener y vivir en lo
superficial, ahora necesitamos establecer la prioridad de vivir en
expansión desde el interior. Desarrollando una mayor conciencia en el
planeta, sin necesidad de estar en conflicto los unos con los otros y
armonizando todas nuestras energías. Una vida llena de expansión nos
espera, tan solo con que podamos confiar en que somos asistidos, así
como también en que nuestro poder interior es ilimitado, solo así
podremos descubrir el para qué venimos al planeta.
¿Qué es aquello que aún no revisamos?

La búsqueda interior es el paso fundamental que debemos realizar para

este ascenso en la tierra. Debemos mirarnos a nosotros mismos, revisar
actitudes, pensamientos y que ellos sean congruentes con lo que
hacemos. Para que radicalmente, podamos dejar de colocar respuestas
en lo externo.
Pensar en llevar luz a lo que debemos hacer, es el proceso que nos
llevará a descubrir lo que realmente queremos. En muchos casos las
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personas no hacemos lo que queremos, ni lo que deseamos, por ello
vivimos en el miedo, en la carencia y ponemos en el afuera las causas de
lo que nos sucede.
Estamos recibiéndolo todo y la tierra es en sí, abundancia, por lo tanto,

la respuesta de la humanidad debe ser congruente con ello. El lenguaje
planetario es muy sutil, requiere de despertar en nosotros la sensibilidad
de percibir todo lo que sucede en el proceso natural. Su majestuosidad a
veces simplemente nos deja atónitos cuando vemos sus maravillas. Sin
embargo, no alcanza con que nos asombremos de sus grandes
manifestaciones, sino que necesitamos percibir que su llamado es a la
elevación de nuestra conciencia para estar en sintonía. La tierra puede
darnos grandes mensajes a través de pequeñas muestras de su poder,
simplemente nos habla con señales. Donde se esté expresando el
planeta y de la forma en la que lo haga, es dónde tendremos que revisar
que es lo que estamos pensando como humanidad.
¿Cómo nos acompaña el planeta?

La vida en el planeta está delimitada por la experiencia que estamos
atravesando como humanidad, ya que la forma en la que vivimos está
llevando a situaciones cada vez más extremas. Los costos que la
humanidad está haciendo pagar al planeta son demasiado elevados, y sin
tener en cuenta la reciprocidad que existe con el amor de la tierra hacia
nosotros, el cual debe volver en cada acto que realizamos
cotidianamente.
Una forma de gratitud hacia el planeta, es la de llevar en nosotros
mismos cada día una parte de la forma en la que la tierra concibe la
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vida. Esto es dedicarle a cada proceso natural su respectiva atención, y
no querer controlar dicho proceso, sino ser parte, en forma consciente.
De esta manera nos mantenemos presentes en cada acto de vida, siendo
congruentes con el planeta cada día, al permitir el ciclo de vida natural
de todo lo que es.
La tierra contiene, sustenta y nutre un proceso de vida continuo. Su
función es acompañar nuestra evolución y ser el medio para tal proceso.
Cuando nos distanciamos de lo que es real, caemos en el paradigma de
tener, controlar y poseer. Por ello es necesario ser sinceros con
nosotros mismos y poder descubrir en el proceso propio, que allí reside
la resolución de todo conflicto, y así reconectarnos con el medio que
habitamos para evolucionar.
Los procesos del planeta se acelerarán si nuestra actitud no da giros de
conciencia aún más fuertes que los que en forma atomizada, se están
dando en algunos lugares del planeta. Se necesitan transformaciones
estructurales de impacto a escala, para que la conciencia de conexión al
planeta se expanda a millones de personas.
Los cuidados que debemos compartir con el planeta son parecidos a los
que tendríamos con nosotros mismos, si fuéramos completamente
conscientes de todo lo que hacemos. Tratar al planeta como nos
gustaría que nos traten, es la actitud que pida la tierra, al contener y dar
vida, nos acompaña en el proceso de ascensión y necesita estar tan
saludable como nosotros mismos.
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Capítulo 3
Lo simple y cotidiano

Durante nuestro día a día frecuentemente caemos en la trampa material,
buscamos en distracciones el ocupar nuestro tiempo, y muchas veces
nos conectarnos con lo que no nos llena el corazón, sino que nos
condiciona la mente.
La verdadera búsqueda radica en el sentir y vibrar con el corazón, en
armonía con el planeta. De esta forma, el ritmo cotidiano nos permite a
cada instante redescubrir como estamos viviendo y si eso nos hace
sentido. Quizá, el solo hecho de detenernos a contemplar lo que se
hace en lo simple y rutinario, estudiarlo, aprender sobre ello, conocerlo
e integrarlo, nos devuelva algo más nutritivo y que nos llene realmente,
así podremos tener más respuestas de por qué hacemos lo que
hacemos.
¿Cómo podemos ser conscientes en nuestro día a día?

La relación de cada día con lo que nos rodea, es nuestro alcance y
nuestra zona de influencia para estar en sintonía planetaria. Lo simple y
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cotidiano, el preguntarse por qué hago, digo y siento cada cosa, es tan
revelador que puede simplificarnos la vida.
Si correspondemos en amor con el planeta, sabemos que, desde cada
pequeño acto al levantarnos, nos puede estar uniendo o separando del
mismo. Desde saber qué estamos comiendo, hasta saber dónde estamos
viviendo, con quien estamos viviendo, qué es lo que estamos pensando
y qué es lo que no estamos pensando. Pasando por si estamos
consumiendo lo que el planeta nos brinda en forma equilibrada, o si
estamos acaparando de más, por miedo a que nos falte.
La Madre Tierra nos provee de todo lo necesario: el agua, el fuego, el
alimento, la medicina, el aire y toda la energía sutil creativa para que
desarrollemos nuestra misión en este plano. Corresponder con ello, es
parte de nuestra responsabilidad en esta encarnación.
Saber si somos capaces de ser sustentables en armonía con el medio,
cómo nos movemos y cómo cuidamos lo que hacemos y lo que
dejamos de hacer, también habla de cómo nos relacionamos con el
planeta. Siempre que sepamos lo que hacemos y eso sea en conciencia,
estaremos siendo sabios y conectados con el ahora de la tierra.
La consonancia con la vida en el planeta se rige por la conexión
primaria. Esta es tan simple como el comprender que somos parte y
que es un escenario para que desde el respeto y afinidad, se pueda
conducir nuestra experiencia hacia la realización de nuestro propósito
personal y colectivo.
Desde siempre la tierra generó la vida para que todo sucediese en
equilibrio, a diferencia de las sociedades que formamos, las cuales
eligieron caminos distintos a la consonancia con el planeta, por ello
fuimos cayendo en una carrera por tener, y no tanto por ser.
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Es momento en que necesitamos recuperar las memorias del pasado y
la fe en nosotros mismos, como artífices de una transformación posible
para todos. Desde el interior de cada ser, se puede gestar una nueva
energía capaz de producir la evolución humana desde el plano material,
para la trascendencia hacia nuevos mundos de multidimensionalidad.
Esta transformación es necesaria para la evolución, recordando así la
esencia crística y conectando con la unidad.

27

Capítulo 4
La distracción de lo mundano

Cuando comenzamos a experimentar los placeres que nos trae la vida
en la tierra, comúnmente los seres humanos caemos en la idea del
apego a lo material. El contacto con lo que nos estimula los sentidos
básicos y aquello que sabemos que es placentero, nos mantiene en una
zona de seguridad y de conexión a lo externo. Sucede que, aunque lo
repitamos muchas veces y en escalas aún mayores, este mundo ilusorio
nunca termina de satisfacernos y no se condice con el desarrollo
espiritual.
En el modelo material intentamos llenar nuestra experiencia de cosas y

mantener la mente ocupada, por lo general, en algo que supuestamente
nos completará. Todo ese mundo que a simple vista puede parecernos
tan impactante y placentero, nos mantiene distraídos en la medida que
no sepamos equilibrar la tentación por la vida material.
En muchos casos las distracciones no son parte de nuestra verdadera
energía, sino que nos dejamos llevar por fuerzas externas que nos
ponen a disposición de un mundo de consumo y excesos que realmente
sabemos que no necesitamos, aunque funcionamos en automático,
incluso siguiendo patrones y creencias que hemos tomado y quedaron
establecidas en nuestro inconsciente.
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Por su puesto que el planeta nos da la posibilidad de experimentar lo
material, lo físico, lo que alimenta el cuerpo, la mente y las creencias
que tengamos. Pero esto podemos contemplarlo desde la justa
perspectiva de entender, que a través de la materia podemos acceder al
poder interior, y así, al desarrollo de nuestro espíritu. Así, la materia se
convierte en un aliado para la búsqueda de lo que nos apasiona, y nos
conecta con quienes somos en nuestro interior. En tanto entendamos
que lo material no es una necesidad exponencial de satisfacer apego a lo
mundano y sobrevivir, sino un puente para conectarnos desde lo física
hacia nuestra misión. En la cual el simple fluir con la experiencia de
desarrollar quienes somos, nos traerá únicamente lo que necesitamos
para transitar la experiencia, sin que estemos en la búsqueda de algo
más.
La materia en sí, constituye nuestra parte más densa, a simple vista,
representa lo que aparentamos ser, y por ello nos identificamos
fuertemente con ella. Desde que somos pequeños, comenzamos a
entender nuestros límites y hasta allí es donde pensamos que existimos,
no más allá. Por ello hay una tendencia al apego a aquello que tenemos
cerca, mientras que lo lejano, lo sentimos fuera de nuestro alcance.
La relación que tengamos de amor con nosotros mismos, es la relación

que nos une con la materia, ya que como nos pensamos a nosotros, es
como pensamos nuestro mundo. Nuestro mundo se constituye
básicamente por lo que decidimos introducir en él, a través de cómo
nos enfocamos y donde prestamos atención, consciente o
inconscientemente.
Si bien la necesidad material es una parte de la vida física que podemos

satisfacer, debemos contemplarla en la medida que estemos en nuestro
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corazón, es decir cuando estamos en consciencia, haciendo lo que
sentimos, desde lo que somos y para lo que estamos.
¿Para qué estamos inmersos en la materia entonces?

La condición de la materia es la experimentación mediante la forma, el
contraste y la trascendencia del miedo a la falta de algo físico. Este
camino nos lleva hacia la confianza total, de que lo tenemos todo, y que
todo nos es dado, en la medida que sintonizamos con nuestra esencia,
eso que somos, eso que sabemos que llevamos en nuestro interior y que
nos conecta con el afuera.
La trascendencia de la materia, implica la total correspondencia entre la

vida en las condiciones que tiene el planeta y la unión con nuestra
energía superior. Esto puede darse desde la condición física primaria, la
que incorpora desde aquí toda nuestra parte sutil, todo lo que nos
conecta, todo lo que ya es perfecto en nosotros, aunque necesita ser
asimilado en este plano, para lograr así una unión con el todo.
Cuando se desarrolla el poder interior y la conexión con lo que se siente
desde el corazón, el hecho de tener cosas, queda a un lado y pasa a
establecerse una conexión natural con el mundo material. Así todo lo
que necesitamos llega a nuestro mundo a través del fluir en el desarrollo
de nuestra conexión interna y estando en nuestro propósito
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Capítulo 5
La conexión del humano consigo mismo

Muchas veces buscamos solo respuestas en lo que nos dicen los demás,

en lo que vemos afuera, en la solución externa, en el camino más fácil
de no decidir nosotros y condicionados por el exterior.
¿Realmente sabemos quiénes somos?

El camino interior requiere de responsabilizarnos y hacernos cargo de

lo que somos, esto nos lleva necesariamente a encontrar nuestra esencia
y que se expanda nuestro ser en forma fructífera, alcanzando un estado
de dicha.
Cuando reconocemos en nuestro interior el poder de decidir sobre
nosotros, sin depender de lo que nos condiciona en el exterior, es
cuando somos conscientes de quienes somos realmente en esencia.
El vínculo especial que tenemos con nosotros es donde podemos hacer

recircular la energía de lo que somos, retroalimentando constantemente
nuestro aprendizaje y generando así nuevas formas de ver lo que nos
sucede con el afuera.
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Es especialmente poderoso cuando nos sentimos conectados al poder

interior. Cuando sabemos quiénes somos, podemos estar no solamente
para nosotros, sino también para otros. Desde ese crecimiento personal
previo es desde donde nos preparamos para estar disponibles para los
demás. Buscamos la verdadera razón de existencia, en donde
encontramos brillo interno y a partir de allí, construir lo que queremos
ser, desde el amor hacia uno, para luego propagarlo a otros.
Es indispensable generarnos la suficiente confianza en lo que somos,
para poder abrirnos a los demás y mostrar todo el interior. Así
podremos irradiar nuestra propia energía, y que otros logren lo mismo,
sin interferencias externas.
La mirada interior es la llamada a reconocernos como parte del todo, y

a permitirnos expresar eso que somos, sin condicionamientos de
creencias, o del afuera. Si somos en esencia, un gran cúmulo de fuerzas
que están por manifestarse, salen a la luz y luego se expanden para que
el efecto de lo que somos, se pueda ver tanto por nosotros, como por
los demás; generando así que sea posible en la humanidad.
¿Entonces no necesito nada externo?

Podemos reconocer que en la vida inmaterial no es necesario lo
externo, lo que no pertenece a nuestro mundo interior. La vida
dependiendo del afuera nos ata con cadenas que nosotros mismos
construimos, que nos deja en un lugar imperfecto, como si fuere
necesario más a cada momento. En la vida interior es necesario
hacernos cargo de quienes somos y actuar en consecuencia a través de
la elocuencia y así podremos encontrar la totalidad, a través del
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discernimiento que nos aporta el descubrir que siempre fuimos

completos.
Meditar sobre el espacio que queremos tener en nuestra vida para saber

quiénes somos, es una buena decisión que podemos traer a nuestra
experiencia. La idea de que necesitamos estar haciendo cosas todo el
tiempo puede ser buena, pero en la medida que sepamos qué hacer, el
hacer en gran medida deviene de quién somos y para saber quién
somos, necesitamos primero ahondar en lo más profundo de nuestro
ser.
El trabajo de descubrir lo que hay en nuestro interior, requiere de
limpiar todas esas construcciones sobre las cuales nos sustentamos y
generamos la existencia, generamos eso que nos propusimos hacer y
eso que nos satisface temporalmente. Necesitamos de nuestro tiempo
interior, de introspección y de auto indagación, para así encontrar cual
es el canal a través del cual podemos redefinir lo que somos, limpios del
pasado.
La búsqueda interior de todo ser humano es el primer camino a la
iluminación, hacia la total remembranza del ser y su potencial, para
luego poder estar presente para otros y para los que nos rodean, en
armonía y felicidad.
Los que deciden transformarse, para luego transformar todo lo que los

rodea, estarán acompañando el despertar de la humanidad. No se
requiere solo de tiempo, también de fuerza interior. Una convicción
que supere obstáculos de las relaciones que nos rodeen, de las
circunstancias que nos mantengan distraídos y requiere de una fuerte
aplicación de nuestra propia energía hacia algo nuevo.
33
¿Cómo nos sentimos y cómo nos pensamos?

La disposición de ánimo es fundamental para el desarrollo de lo que
queremos lograr. Desde el momento en que sentimos afinidad con
nosotros mismos, es porque estamos reconociendo en nosotros el
sentir, lo que nos permite estar presentes y poder elegir el estado
emocional en el que queremos vivir. Una de nuestras principales
responsabilidades radica en poder discernir y gobernar tanto nuestros
pensamientos, como nuestras emociones.
Cuando nos damos cuenta de que nuestra vibración responde a pereza,

cansancio, distracción o cualquier estado en el que no podemos
avanzar, es porque necesitamos revisarnos y disponernos a elegir como
queremos recorrer la experiencia. Cuando sintonizamos con nuestro
amor propio, vamos recordando cuanto más liviano puede hacerse el
camino llevándonos a una energía de creación, entusiasmo y de alegría.
Respetando a los que nos rodean, y sintiéndonos parte con los demás,
de algo aún mayor, así desde la libertad, elegir siempre lo nuevo hacia
donde queremos llevar nuestra energía, para convivir en vibraciones
acordes a las del amor.
Dado que podemos crearlo todo desde la mente, un buen comienzo es

simplemente el pensamiento benevolente que tengamos con nosotros
mismos, es preciso hacerlo consciente y nos va a llevar hacia el
siguiente pensamiento en la misma sintonía, y así, hacia lo que nos
rodea. Desde allí, podemos ir construyendo un entramado de
pensamientos que nos lleven también una disposición de ánimo, que
nos permita fortalecer cualquier cosa que emprendamos solos o con los
demás.
34

Así mismo, necesitamos vaciarnos de las experiencias anteriores, de

creencias que ya no son funcionales y de todo aquello que nos limite,
tanto de relaciones como de situaciones. Esto nos permite movernos
con mayor liviandad, y así la emoción elegida para vivir, puede fluir, sin
sostener el peso de cualquier cosa, miedo o culpa, que nos impida
avanzar y que sea ajena al momento presente. De esta manera, todo lo
pasado y futuro no condicionan lo que decidamos sentir acerca de lo
que estamos viviendo.
¿Sabemos cuáles son nuestras prioridades?

No importa las formas en las que se nos presenten los cambios, el
propósito de revisar el mundo interior tiende a lograr una mayor
conexión con nuestra experiencia. Para ello, es esencial que
establezcamos un orden de prioridades en la vida en la tierra.
Comúnmente estamos agobiados por el día a día y por todo lo que
supuestamente tenemos que hacer, que destinamos el menor tiempo
posible a nosotros mismos y a conocernos un poco más.
Resulta fundamental conocernos en esencia, debe ser en principio, un
camino por propia elección, aunque si no lo recorremos puede ser
forzado, por la necesaria evolución y prioridad de despertar en la que
estamos inmersos. Cuando le dedicamos atención a la conexión interna,
estaremos abriendo una puerta hacia la evolución tanto biológica de
todo lo que nos compone, así como también recordando que existe una
prioridad por escuchar lo que nos dice nuestro espíritu.

35
¿Tenemos tiempo para todo ésto?

Generalmente tenemos una necesidad imperante de encontrarnos

ocupados o mantener el tiempo atado a necesidades mundanas. Cuando
destinar una parte del tiempo de nuestras vidas a conocer nuestro
interior, puede ser un gran atajo, hacia la simplificación de los
recorridos en pos del reconocimiento de lo que somos. Debemos poder
observar y detectar la necesidad de dedicar el espacio, el lugar y la
cantidad de tiempo adecuado a nuestro conocimiento esencial, debido a
que las distracciones son muchas y de rápida satisfacción para nuestra
mente.
El concepto del tiempo es un concepto en sí muy elevado y tiene como

propósito la trascendencia, en sí nos hace posible la experiencia, tras la
espera de que el suceso se produzca. La espera en el proceso del
tiempo, es la determinación de uno para lograr algo que desea y que
tenga su manifestación en el plano físico, de otra manera la experiencia
no sería posible. No existen experiencias en los planos sutiles, solo
existen vibraciones. Si permitimos el tiempo para nosotros, nos
permitimos ser humanos y que la experiencia se manifieste en ello. La
paciencia es un elemento clave y necesario que nos permite estar en
tiempo presente. Se trata de una capacidad que nos elevará en tiempo y
espacio, cuando sepamos utilizarla en medidas mayores y grupalmente
desde un lugar de mayor poder.
También los contratiempos, impedimentos y aprendizajes son parte de

la evolución, el esperar que sucedan las cosas, es parte de la que
tenemos que aprender como humanos. No todo surge con la velocidad
que pensamos, no todo tiende a la materia tan rápido como la
manifestación de la idea, existen procesos para que se materialicen las
36

cosas. Estos procesos están inconscientes, están a la espera de la
activación. La activación se produce cuando nos conocemos realmente,
al conocernos internamente y saber lo que realmente queremos,
podemos actuar con disciplina y constancia, para que desde allí
tengamos los pensamientos acordes a lo que queremos crear.
¿Nos valemos por nosotros mismos?

Cuando nos destinamos tiempo, estamos colaborando con la esencia

que va a llevarnos hacia un camino evolutivo. Esto va a traernos el
despertar de la misión y de nuestras capacidades las cuales nos conectan
con quienes somos en unidad. Allí todo es liviano y natural, sin
esfuerzos y manteniéndonos dependiendo de nuestra propia valía y de
nuestro propio ímpetu.
Ya sin la necesidad de que nos digan qué debemos hacer o si somos o
no capaces de algo o si necesitamos que nos resuelvan lo que ya
nosotros mismos podemos hacer por nuestra cuenta. Se trata de una
integridad y de crear por nosotros mismos, se trata de poder ver hacia
afuera y actuar en consecuencia, sin esperar que el otro viva por
nosotros. También de ver lo que nos dicen los demás y recibirlo en
forma neutral, y no pretender que nada forme en nosotros, una verdad
absoluta.
Así estaremos constantemente viviendo en nosotros mismos,

irradiando lo que somos con determinación, y otros al ver ésto, lo
creerán posible para sí mismos. Esto puede ir impactando en todos,
generando un efecto de mayor conciencia en la humanidad.
37
¿Cómo nos tratamos?

La dureza con la que nos tratamos habitualmente es parte de una
dinámica que tenemos y necesitamos trasmutar en la experiencia. No se
pretende abandonar necesidades físicas y materiales básicas para la vida,
sino que la recarga de la rutina diaria con actividades que no son
productivas para la evolución humana, es un pretexto que tiene la
mente de mantenernos ocupados, a fin de no atender el
autoconocimiento y la conexión básica con la vida.
La cantidad de veces que hemos tratado de encontrar caminos de vida a
través del ego, es la cantidad de tiempo que tiene la humanidad
transitando por caminos que no son los evolutivos, fácilmente en
muchos momentos perdemos la confianza y caemos en emociones que
no siempre sabemos cómo gestionar, tales como la culpa o el miedo. Y
desde ese estado, sucede que no logramos encontrar el propósito de
cumplimiento de lo que se trae arraigado en lo más profundo nuestra
alma. Así se tiende a producir una especie de marchitamiento de la
energía vital de la persona. Esto nos lleva a procesos negativos que, en
muchos casos, ni siquiera son percibidos, hasta que se manifiestan en el
cuerpo físico.
Debemos recordar que nacimos completos y especiales, no existen

seres más especiales que otros, capaces de realizar actos superiores,
simplemente existen seres que han decidido escuchar su llamado
interno, han visto el propósito de su existencia y así han actuado con la
mayor liviandad siendo guiados por la energía creadora, para el
cumplimiento de su misión de vida. Ello se les revela, en el momento
en que deciden seguir el camino de la consciencia y el discernimiento,
38

que es distinto a optar por vivir desde el ego o desde la inclinación
puramente materialista.
Cuando elegimos únicamente enfocarnos en el plano mundano, el

esfuerzo parece no tener límites y luchamos día a día por permanecer
en esos estados de excitación. Esto alimenta nuestro ego, que recibe
cada vez más y más de lo que está pidiendo. Este camino nunca nos
lleva al verdadero propósito del ser, sino que es un recurso para
alimentar un patrón de conducta, que solo está pidiendo satisfacer
necesidades que responden a una construcción externa, creada por la
mente condicionada a enfrentar miedos, creados por sí misma.
¿Vivo como soy o vivo cómo me dijeron?

El verdadero camino de evolución nos dice que no somos ni la mente
ni el ego. Sino que el verdadero ser que se esconde detrás de esas
fabricaciones, es quien vino a desarrollar una misión que solamente con
el recorrido del propio camino evolutivo podemos reconocer, aceptar y
optar por transitar.
Para todo ello se requiere que nos entreguemos hacia la conexión con el
todo y con el planeta, se requiere quizá una trasformación de lo viejo
hacia lo nuevo, que en realidad es la aceptación de que vivimos en una
realidad creada, a fin de complacer una serie de objetivos construidos
falsamente.
La necesidad de unirnos con el resto de la existencia y en comunidad
con todo, es una elección del ser, en la cual nos proponemos volver a la
fuente creadora, para que, en sintonía con ello, podamos crear el propio
39

camino siendo guiados y en plena confianza de que podemos crearlo
todo desde una mente inteligente, que puede elegir de nuevo, como un
verdadero comienzo despojado de todo lo que no le sirve.
Con esta flexibilidad y con la claridad de que en la búsqueda del
verdadero propósito que trae consigo el ser, se esconde un gran sentido
de la vida, vamos a encontrar la sincronicidad y unicidad con la
totalidad misma y con el creador.
En unión al cielo y al planeta, el descubrimiento de ese camino nos
permite obrar con total soltura en la experiencia en la tierra. Por ello en
tales circunstancias, el cuerpo, la mente y el espíritu obran en conjunto
con el fin de llevar la misión esencial adelante, por supuesto viviendo en
el mundo físico y de material a la vez.
De esta forma al vivir en coherencia con la esencia o misión, nos llevan

a desarrollar lo que vinimos a dar al planeta, y a reconocernos como
parte de la totalidad, dejando atrás la idea de distanciamiento.
Podemos así, correr un poco la idea de la individualidad, y entendernos

como una energía colectiva como camino de éxito, siguiendo la
conexión con la creación, partiendo del amor como acto supremo de
vida y confiando en la libertad que radica al elegir desde el corazón.
¿Cómo me conecto conmigo mismo?

Es necesario el verdadero estado meditativo para poder conectar con
nosotros mismos. El estado de paz, de contemplación y de conexión
interna nos otorga un amplio sentido de nuestra conexión con el lugar
40

que habitamos tanto exterior como interiormente. Nunca debemos

alejarnos de nuestro centro, de nuestro equilibrio y de la capacidad que
tenemos para saber cuál es nuestro espacio para generar el despertar
que necesitamos.
La verdad reside en nuestros corazones, y esta verdad es la que nos
llevará por el camino de evolución. Para descubrir esta verdad, se
requiere recorrer el camino interior y de la superación personal de toda
necesidad del ego, es decir, de toda construcción que creemos ser, que
se encuentra basada en patrones y creencias que son del pasado.

41

Capítulo 6
El vínculo con los padres

Desde muy pequeños nacemos con la rápida necesidad de imitar a los
que tenemos a nuestro alrededor, básicamente buscamos experimentar
y a partir de allí, empezamos a incorporar modelos o programas que
nos llegan, para que supuestamente nos mantengamos dentro de ciertos
parámetros.
Se nos enseña a sostener la misma creencia que sostuvieron nuestros
antepasados, el reconocimiento de la autoridad, de ir creciendo en base
a lo que es conveniente para estar dentro del sistema, la cultura, la
educación y el ámbito social, entre otros factores. Si esa experiencia
generó en nosotros una fuerte impronta de quedar impregnada en la
mente y en el inconsciente, requiere un trabajo personal fuerte para
evitar la repetición de patrones.
El vínculo con los padres es la relación primaria, es la relación que
agradecemos como principio de vida y que, si es necesario, debemos
sanar, para luego poder crear lo que queremos, así como también poder
sostenerlo.
Esta relación es el comienzo de nuestra vida y marca por cierto una
instancia que debe estar en paz, para que podamos llegar a ser
independientes y cumplir nuestra misión. El vínculo con los padres
necesita propagar autonomía a ambas partes a la edad adecuada, y una
42

vez que se logra la independencia emocional y material, la vida del ser
emprende sus propios caminos. Si bien las energías con los padres
mantienen una unión, es necesario generar la relación en la cual no haya
apegos y dependencias, sino de que desarrollemos con valentía el
propio recorrido por elección.
Los padres se constituyen en el mayor aprendizaje para los hijos y los
hijos en el mayor aprendizaje para los padres, por lo que llevar a la luz
todo lo que atañe a la relación familiar y nuestros ancestros, es esencial
para conocernos y saber lo que queremos. Es de vital importancia
comprenderlos desde sus vivencias y desde sus creencias. Así como de
diferenciarnos en lo que nosotros queremos, y lo que ellos eligen.
Comúnmente puede haber una tendencia a repetir el patrón de nuestras

raíces, aunque mayormente podemos observarlo en otros, mirar en el
interior y poder dilucidar repeticiones, es un reconocimiento necesario.
Desde el mismo vientre materno estamos recibiendo e impregnándonos
de la impronta de los vínculos más cercanos con los que nacemos y nos
desarrollamos, es nuestro deber que eso tenga la suficiente
correspondencia con lo que vinimos a aprender y a desarrollar, para
encontrarnos en la vida con lo que realmente queremos y no con lo que
quieren otros.
Desde esa perspectiva, abordamos que saber lo que se quiere, también
implica previamente saber lo que quisieron otros de nosotros, y así
poder estar seguros de una auténtica elección en la que prime nuestra
decisión de ser quienes queremos ser.
43

Capítulo 7
La importancia de relacionarnos

Al establecer relaciones con los demás, tenemos que tener en cuenta
que la primera relación es con uno mismo. En amor y plenitud hacia
nuestro interior podemos decidir relacionarnos y compartir para que,
desde allí, surjan relaciones que permitan la libertar y el amor sin
dependencias y apegos.
El amor interior hacia nosotros y el reconocimiento de ello, nos
permite establecer relaciones en las cuales reflejemos lo que somos y no
estemos buscando en los demás una demanda o necesidad que
satisfacer.
En la humanidad habitualmente convivimos en una constante búsqueda
de relaciones a fin de obtener algo del otro, que no siempre estamos
viendo en nosotros, sino que supuestamente creemos que el otro lo
tiene, y por ello nos relacionamos.
Esto funciona desde la necesidad y desde el apego, generando

relaciones en las cuales prima el ego y la búsqueda de conseguir algo a
través de otro. En este tipo de relaciones el amor no se encuentra en
cada una de las personas, sino que se lo busca en el afuera.
Lo importante al relacionarnos es fundamentalmente el desarrollo de

una forma en la que podamos comunicarnos desde quien realmente
44

somos, con total libertad y total entendimiento de que ese otro, tiene su

propia forma de comprender la vida.
Cuando nos rodeamos de personas de alguna manera estamos eligiendo

con quien compartir, ese compartir es fruto de quienes somos en ese
momento. Si esas relaciones no reflejan lo que queremos ser, no
estamos siendo fieles a nosotros mismos desde la elección, y estamos
viviendo relaciones para sostener mandatos, creencias o supuestas
obligaciones.
Las relaciones por elección suelen ser espontáneas, y simplemente

suceden por el devenir de nuestras actividades, que realmente elegimos
desde el corazón. Aquellas en las cuales nos sentimos conectados y
haciendo lo que realmente nos gusta y queremos.
En esas relaciones, nos mostramos tal cual somos y expresamos nuestro
interior con total libertad, y los demás pueden percibir eso y
reconocernos. Así mismo, los otros reconocen en nosotros partes de
ellos que les estamos reflejando. De alguna manera, las relaciones
basadas en las expresiones de nuestro poder interior, están mostrando
nuestra esencia, y eso hace que nos comuniquemos y actuemos
naturalmente.
Si en las relaciones optamos por darlo todo desde el corazón, es cuando
nos permitimos ser quienes realmente somos, sin esconder nada de
nuestro interior, sin ocultar nuestro poder y sin guardarnos lo que
sabemos que tenemos para dar.
Estando en este camino es cuando se nos devuelve todo, cuando ya
conocemos nuestro mundo interno, es cuando irradiando nuestra
esencia permitiremos que otros elijan el mismo camino y así repitan la
45

experiencia con otras relaciones, amar sin condicionamientos, para que

naturalmente estemos conectados a la totalidad sin necesitar de nada.
¿Cómo entendemos la generación de una nueva vida?

Las relaciones en las cuales prima el verdadero reconocimiento y

respeto por el otro, son aquellas en las cuales existe en primera medida
un entendimiento y sentir, en el cuales reconocemos el amor hacia
nosotros mismos.
A partir del conocimiento de quienes somos y de lo que queremos en la
vida podemos construir relaciones equilibradas. Si no sucede este
reconocimiento del amor propio y tendemos a compensarlo en lo
exterior, caen en intentos de sostener mediante la manipulación y el
control de algún tipo.
En las relaciones de pareja, es fundamental que podamos mantener en
nosotros la propia energía vital, la misma en parte tiene que ver con
nuestra energía sexual, cuyo concepto ha sido tergiversado y nos ha
llevado a ignorar lo sagrado que resulta nuestro cuerpo y lo esencial que
es mantener la energía a disposición del espíritu y no perderse en lo que
nos incita el mundo cultural, social y de consumo.
Las relaciones que pretenden traer una vida al mundo deben ser
conscientes primero de sí mismas y del amor propio, ya que nada
externo, ni siquiera un hijo, puede decirnos como es el camino hacia
nuestro propio interior.
46

La generación de vida en la humanidad debe volver hacia la consciencia

de que una nueva vida en el plano físico, puede ser atraída a través del
compartir de dos personas que primero han reconocido su amor
personal propio. La vida necesita ser el fruto de la plenitud, la paz
interior y la autonomía suficiente para poder sí, con un otro, completo
de igual manera, traer a la vida física un alma que sienta la vibración y
quiera experimentar desde ese amor.
¿Nos mostrarnos tal cual somos a los demás?

Desde el momento en el que decidimos dar a otros lo que somos en
esencia, es cuando podemos hacer parte integra en nosotros todo ello.
De esto se trata la confianza en uno mismo, cuando nos amamos y nos
hacemos cargo de lo que somos, no existe distancia entre nosotros
mismos y los demás.
La exposición ante los demás puede traernos miedos, eso simplemente

nos aleja de nosotros. Con la certeza de que lo que tenemos para decir,
es más importante que como nos sentimos ante la situación de
exponernos, se llega al estadio de generar la fuerza para que eso sea
posible. Las dudas y los miedos van quedando de lado, para que
podamos mostrar lo que somos, sin que ello modifique nuestra esencia
y nos acerque a los demás conectando desde el amor y sabiendo que es
el camino correcto.
Para ello la comunidad con la cual decidimos exponer nuestro ser, es de

alguna manera la familia con la que decidimos emprender el camino por
47

el cual vamos a irradiar energía, para que otros desde ese contacto
generen en ellos la posibilidad de despertar de algún modo.
Estando cerrado a la parte pública, no logramos entregar eso que aun
reside en nuestro interior, por mucho que sea el camino recorrido. El
circuito interno de búsqueda y encuentro con uno mismo, muchas
veces pasa por poder expresar lo interior hacia el mundo y generar
impacto de nuestra parte conectada al corazón, que nos rige y nos
permite expresar.
Si seguimos ese proceso de exponernos, aunque tengamos miedos,

encontraremos que no existen esos temores, sino que tan solo son
frenos que nosotros mismos nos ponemos antes los procesos
evolutivos. Cuando mostramos lo que somos, estamos dando un salto
hacia el afuera desde nuestro interior ya reconocido y explorado; y así
podremos dar lo que somos y ser conscientes de que realmente hemos
recibido.
¿Cómo podemos relacionarnos en equilibrio?

Imaginemos un planeta en el que la conexión entre seres sea aún más
fuerte que la conexión en la que se vive hoy, que es la que nos posibilita
la tecnología. Imaginemos una conexión mental y emocional, entre
todos los seres, en donde la energía colectiva sea una sola, sumatoria de
todas las individuales, en las que prevalezca el amor por sobre las demás
vibraciones.
Simplemente no serían necesarios ya mayores grados de conciencia,

porque la humanidad vibraría al unísono con una sintonía de amor
48

puro. Allí sería imposible que en esa vibración pudiesen coexistir
vibraciones de menor densidad. Por lo que donde hay una vibración tan
alta, el resto tiende a volverse inmóvil e inerte. Es como la luz y la
oscuridad, solo se trata de llevar luz para que se pueda ver todo lo que
realmente es amor, el resto quedará en tal exposición, que no tendrá
lugar. Todo esto nos llevará a la disolución de lo temporal y material,
que llevará a la elevación de la humanidad hacia otros planos de
existencia. Seguramente de frecuencias elevadas y con patrones de vida
y vibraciones tan sutiles, que hoy solo podemos atisbar cuando estamos
en niveles de profunda conexión.

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Capítulo 8
La posibilidad de tenerlo todo

Constantemente estamos viviendo desde la necesidad de tenerlo todo o

aquello que creemos que nos va a hacer falta. Cuando vivimos,
experimentamos la necesidad de generar acciones para tener, estamos
en un espacio en el cual cada vez requerimos más, fomentando un
círculo que se retroalimenta de necesidades constantes, que creemos
reales.
La verdadera necesidad radica en la no necesidad, estado en el que nos
encontramos a nosotros mismos sabiendo que, unidos con la creación y
con la vida, lo tenemos todo. Esto se desprende de sentir pertenencia a
la humanidad y a la tierra como unidad, para ello la mirada interior
debió ser un paso previo, junto con el reconocimiento de todo lo que
somos. Cuando reconocemos que somos parte del todo, ya que el todo
está en nuestro interior es cuando estamos completos, es decir, hemos
reconocido el amor en nosotros y hacia nosotros, por lo tanto, desde
ese lugar, no se requiere nada más que compartirlo.
El hecho de tenerlo todo es el diálogo mismo de si realizamos o no el
camino interior, de si reconocemos el todo en nosotros, de sí pudimos
observar quiénes somos y desde dónde venimos. Por supuesto que para
vivir en la tierra necesitamos cosas materiales, que satisfagan
necesidades físicas. Éstas van a ser las necesarias para desarrollar
nuestra misión en el planeta, no se trata de tener o no tener, sino de
50

confiar en nosotros mismos, a partir de la certeza de que somos parte
de algo aún mayor y que, si hemos recorrido el camino que nos
devuelve en unidad, lo que necesitamos para sustentarnos, nos será
dado.
¿Somos conscientes de que podemos crear alternativas?

Cuando los seres humanos comenzamos a habitar la tierra, las

posibilidades de vida eran muy acotadas, la supervivencia primaba por
encima de cualquier situación. Básicamente se trataba de poder llegar a
estar a salvo de los peligros que acechaban al hombre. Luego
comenzamos a evolucionar respecto de cómo superábamos lo que nos
imponía el entorno, y al organizarnos y desarrollarnos mantuvimos un
constante avance en la forma de vivir respecto del mundo que nos
rodeaba.
Desde ese tiempo, muchas civilizaciones fueron asistidas desde otros

planos para que esto así sucediese y se pudiera vivir en armonía en este
planeta. Así ocurrió una nueva realidad para los humanos. Cuando
creaban, lo hacían desde las visiones internas, en sintonía con el cosmos
y desde allí, se sentían parte de la realidad universal para poder trasladar
eso a su vida cotidiana. Ese reconocernos como parte de un todo, nos
permitió crear desde los poderes internos. Hoy recuperamos esas
posibilidades y si lo permitimos, somos capaces crear de nuevo. Poder
elegir lo que queremos vivir, es decidir que existen alternativas y
posibilidades distintas a las que vivimos en nuestra realidad.
Cuando nos planteamos vivir realmente en libertad y soltar los miedos,

entendemos que el poder espiritual esta en nosotros y nosotros en la
51

creación. Esa posibilidad, es un tesoro muy preciado que pocos
descubren, es una búsqueda interior que nos llevará a ese lugar donde
reside nuestra verdadera esencia. Es allí donde descubrimos que
podemos vivir de acuerdo a las propias elecciones.
Cuando nos predisponemos a desarrollar nuestra parte creativa, es

cuando estamos en un espacio en el que se contempla a uno como
parte integral de un todo.

52

Capítulo 9
La posibilidad de despertar los dones

La fe en nuestro espíritu, es un camino para despertar y que muchas
personas podemos optar. Los dones pueden conectarnos con ese
espíritu y desde ese lugar, podemos generar la nueva vida. El espíritu es
la esencia de cada ser, es inmutable, es perfecto y está en conexión con
el Universo, sin necesidad del cuerpo, éste no es más que el medio
elegido para transitar esta realidad, aunque muchas veces pensamos que
somos el cuerpo que tenemos.
Esta dualidad que creemos como posible, en la que nos dividimos
cuerpo y espíritu, está dada únicamente por nuestra forma de concebir
las cosas. Tal división es producto del miedo y de nuestro ego,
simplemente somos espíritu experimentando la materia, y quizás esa
experiencia nos confunde pensando que la materia lo es todo.
El espíritu pide que desarrollemos los dones y eso es experimentar en
forma física algo universal, algo totalmente sutil, algo que nos permite
estar en conexión con el amor.
Los dones de las personas son las cualidades latentes que tenemos para

hacer, sentir, conectar, ver o proporcionar a los demás algún tipo de
vibración distinta a la que vivimos cotidianamente. Cuando estamos en
los dones, estamos conectados al todo, y el todo no es más que amor,
por lo que los dones son el amor que tenemos en nuestro interior
53

experimentando una actividad en la tierra, y tenemos la libertad de
poder desarrollarlos y brindarlos al mundo.
¿Cómo sé que desarrollé mis dones?

La congruencia entre lo que estamos pensando, sintiendo y haciendo

debe propiciar un equilibrio. Cuando nos distanciamos de nuestro
propio centro, se producen todo tipo de desvíos energéticos, anímicos y
hasta físicos. Siempre que se produce tensión, es porque el camino que
estamos recorriendo no es el que se alinea con nuestro propósito de ser
esencial.
El camino de búsqueda de lo que amamos y del desarrollo de nuestros

dones, debe traernos liviandad, debe sentirse en estado natural de
confluencia con las fuerzas universales. Desde allí, tenemos la certeza
de que se estará en lo correcto, y lo que suceda estará alineado con el
universo.
¿Entonces por qué dudamos de nuestras fuerzas?

La duda en el proceso nos mantiene alejados de la búsqueda de nuestro

don o de nuestra pasión, es un mecanismo de defensa del ego que por
todos los medios intentará mantenernos en el lugar en que se cumplan
sus pedidos. Para todo ello el ego utilizará el miedo como mecanismo
de defensa. Y estas dudas solo tratarán de mantenernos en la zona de
54

seguridad y en lo que venimos haciendo con habitualidad. Esto

mantiene apagada la llama de la verdadera esencia, que reside en
nuestro interior. Por ello es importante que podamos descubrir y
atravesar esas barreras para poder vivir allí donde radica la verdadera
conexión con la vida a través de alguno de nuestros sentidos o formas
de expresión, que nos lleven a desarrollar nuestra misión.
La llamada a desarrollar la misión se nos presenta siempre varias veces
en la vida. En muchas ocasiones nos distraemos con algo que nos
parece más importante. Ciertamente, “el llamado” suele implicar un
salto en lo que venimos haciendo, por lo tanto, despegar de ese lugar
suele ser incómodo. También puede surgir que pensemos que no es
para nosotros debido a que parece demasiado bueno, y quizá no lo
merezcamos. Por otro lado, en ocasiones nos parece demasiado
inalcanzable o quizás sólo para iluminados; así como también nos
puede parecer demasiado difícil o que implicaría cambios fuertes en
nuestra vida actual.
Sea cual fuere el llamado o la forma del mismo, siempre estamos a
tiempo de alcanzar el propósito, basta con reconocer en nosotros el
poder creador y nuestra unión con el todo para estar seguros de que
somos semejanza con la totalidad y tenemos la posibilidad de crearlo
todo.
Desde el poder de obrar en nuestros dones, creamos y amamos de la
misma manera en la que el universo lo hace. Teniendo en cuenta que
existen leyes universales que rigen todo lo que existe, hay un camino
para poder sintonizar con la posibilidad de que siempre podemos traer
algo desde nosotros mismos que nos represente en esencia. De esta
forma estaremos viviendo algo que es elegido por nosotros y desde
nuestras propias fuerzas.
55
¿A dónde nos lleva desarrollar los dones?

Los dones nos mantienen en la vibración adecuada, nos elevan hacia
mundos distintos, desde los dones accedemos a la vida espiritual, nos
conectamos con personas e irradiamos quienes somos en esencia.
Desde los dones, los demás pueden ver quién realmente somos, sin
máscaras. Esto es estar en unidad y confiar, cuando entendemos que
todo comienza por uno mismo nos permitimos recordar lo que somos
y expresarlo a través de colocar en cada cosa que hacemos un poco de
nuestro amor.
Entonces se nos devolverá en abundancia y además estaremos

impactando en lo que nos rodea, si a cada pequeña cosa que hacemos,
creamos o vivimos, la sustentamos con el amor que le proporcionamos
mediante nuestros dones.
La forma en la que desarrollemos los dones, es donde puede radicar
nuestra misión en la vida, ya que emana de quiénes somos y el hecho de
saber quiénes somos, es algo posiblemente no conocido y que
necesitamos tratar como esencial, para encontrar nuestro propósito.
56

Capítulo 10
La estructura de la Tierra y el Universo

El universo está a disposición nuestra y el universo somos nosotros

mismos. La realidad que creamos a cada momento al ver nuestras vidas,
nos hace pensar que lo universal está lejos, como inalcanzable y que
existen miles de posibilidades de vidas que no podremos vivir.
Desde otro punto de vista, todas esas posibilidades de vida están
sucediendo al mismo tiempo, los factores como el pasado, el futuro y el
espacio no tienen relevancia. Nosotros elegimos esta experiencia lineal y
limitada, pero un universo entero este sucediendo aquí y ahora.
La posibilidad de que todo ello sea viable para nosotros, simplemente
trata con una elección que hacemos a cada momento en el que
pensamos que lo que vemos, es todo lo que hay.
Todo sucede en nuestra mente y lo proyectamos a nuestra realidad.

Existe una realidad que podríamos experimentar, si accedemos a la
parte de nuestra mente que nos puede mostrar todo el resto de los
universos posibles, lo cual nos vuelve a confirmar que todo está en
nuestro interior. Aunque desde la tierra la experiencia puede ser
material, desde nuestro interior la experiencia es universal. Lo contiene
todo, al recorrer el mundo interior, nos estructura en la tierra y en el
universo al mismo espacio y tiempo.
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Cuando recorremos el camino hacia adentro, estamos yendo desde la
tierra hacia el resto del universo. La experiencia nos permite comprobar
lo que han hecho muchos maestros a lo largo de la historia, uniendo sus
mundos para poder trasmitir su propósito existencial, de manera sólida
y real.
La correspondencia de cielo y tierra, es como sostener la energía del
creador en el mismo momento, es una vibración que se produce en
sincronía, por lo tanto, estamos siendo parte de la creación y del
universo en todo momento y eso nos llega y nos impregna. La
capacidad que tengamos de detectar esa conexión, nos llevará cada vez
más conscientemente a estar vibrado con el universo.
La vida en la tierra es parte del universo mismo, y de todo su esplendor,
de toda su magnificencia, no estamos distanciados. Eso que parece estar
en el más allá, se encuentra dentro de cada ser humano, y lo que está
dentro de cada ser humano, es el universo mismo con todas sus
creaciones.
Tenemos la capacidad de conectar con todo lo que es, a cada momento,
estando presentes en nosotros mismos y con las raíces en la tierra. Algo
que podría favorecer dicha conexión, es apagar el ruido mental o la
necesidad que nos mantiene, en mayor y menor medida, vibrando en
buscar y obtener cosas.
El cuerpo humano está preparado para conectarse con el universo de
manera natural, simplemente que desde niños fuimos, a veces, forzados
a disipar esa conexión, quedando así, atrapados en el afuera y en el ego.
Desde hace muchos años los seres que intentan asistir a este plano
impulsan mayores conexiones para que podamos despertar y conectar
con los planos superiores de conciencia, a fin de que recuperemos la
58

conexión natural y podamos sentir que no estamos separados, sino que

somos parte de un todo y de un plan maestro.
¿Todos podemos sentir esa conexión?

La posibilidad de conectar es inherente a la humanidad, quizá no se
trate de aprender algo nuevo, sino de soltar aquello que nos limita. La
unidad de la tierra con el cielo, se dará en la medida que los seres
humanos estemos en nuestro centro y abracemos nuestro propósito
vital. El hecho de volver a la fuente, es reconocer en nosotros mismos
que todo estuvo siempre en nuestro interior y que tan solo eligiendo
nuevamente qué es lo que queremos vivir, es como podremos despertar
del sueño de estar pendientes del afuera, de lo material, de lo que nos
esclaviza y nos mantiene consumiendo de un diseño que no se basa en
la evolución al amor.
La consciencia de unidad nos permite la conexión con el universo, nos

contiene a través del conocimiento de nosotros mismos y de la
humanidad. Es la evolución de nuestra dimensión la que tiene que ir
hacia la relación correcta entre cielo y tierra, como un escalón necesario
de atravesar para elevarse a algo superior.

59

Capítulo 11
La experiencia pos muerte física

La inevitable muerte física del cuerpo humano, es el camino hacia la
nueva elección del espíritu, de transitar un nuevo camino evolutivo.
Desde los planos de consciencia elevados, muchos seres experimentan
encarnación tras encarnación, los sucesos que se plantean vivir con el
propósito del alejamiento del miedo y vuelta al amor de la fuente. Para
sostener dicho proceso, recurrentemente se optan por experiencias
dolorosas. Con el fin de transmutarlas a través del contraste y así poder
mediante la materia traspasar las barreras de lo que no es amor, para
volver a ese estado que es el estado natural del ser.
Con este enfoque, se ha vivido durante muchísimos años, sosteniendo
elecciones basadas muchas veces en el miedo y en el poder del ego,
dejándose llevar frecuentemente por las conciencias alejadas de la luz.
Para ello es siempre recurrente, volver a preguntarnos si hemos
reconocido como estamos siendo.
Desde el plano terrenal, la consciencia del propósito permanece muchas
veces cegada a la experiencia, con motivo de que, a través de los
sucesos de la vida, podamos descubrir nuestro aprendizaje y así
hacernos conscientes de ello. Cuando el cuerpo físico se consume, y el
espíritu decide volver a la fuente, es cuando reconecta con su verdadera
esencia y recuerda toda su magnificencia y su unidad. Permanece allí un
tiempo hasta reconocer todo lo acontecido en la experiencia, para luego
60

realizar otra elección de experiencia, en la cual deberá trascender lo que

aún tiene pendiente. Por más que decida lo que decida, el libre albedrío
siempre es una posibilidad. Tanto en este plano, como en los más
elevados, se nos otorgó el regalo más preciado, fruto del amor, que se
llama libertad de elección. De esta forma, lo que decidamos
experimentar, es en sintonía con las leyes universales que gobiernan a
todos y al todo.
Es importante que podamos entender que, desde nuestra propia

biología, es desde donde experimentaremos aquí y ahora la experiencia
evolutiva, que nos llevara a trascender hacia lo espiritual.
Responsabilizarnos acerca de cada uno de los sucesos que transitamos,
y tomarlos como un aprendizaje y como un reflejo de lo que estamos
pidiendo reconocer y asimilar, es parte de un ciclo que optamos por
recorrer desde la libertad que se nos dio al elegir la realidad que estamos
creando.
Esto pues, nos lleva a tener en cuenta que para cada decisión
tendremos consecuencias y que todo tiene un sentido y un fin práctico
en unidad con el plan universal de regresar libre de oscuridad, a la
fuente creadora que es amor.

61

Capítulo 12
La conexión de los humanos con otros seres

En el planeta disponemos de la energía suficiente para la vida de todos

los seres en forma armoniosa. Sin embargo, la idea de escases nos hizo
creer en el miedo y la dependencia. El apego a la materia es
necesariamente un fuerte impulso que, a raíz de estos factores, siempre
primo en la humanidad.
Los seres que asisten al planeta están fuertemente ligados al desapego y

a la necesidad de asistir brindando servicio incondicional. Por lo tanto,
conectar con seres pasa a ser esencial para que podamos discernir que el
merecimiento y la abundancia son un estado natural en nosotros.
Los seres de luz están al servicio y en asistencia a la humanidad. Ellos
permiten nuestra libertad de elección a cada momento, ellos nos asisten
para que podamos cumplir con el plan de experimentación física y así
encaminar nuestro salto de consciencia y regreso a la fuente.
¿Nos damos cuenta de que somos asistidos?

Estos seres de luz mantienen vínculos a veces cegados por nosotros y
están en constante llamado al recordar de los humanos, que con
62

frecuencia hacemos oídos sordos a sus mensajes. Dichos seres nos

asisten desde planos estelares y desde nuestro mismo planeta, en forma
intra-terrena. Estas fuerzas proporcionan equilibrio al planeta, a la vida
y a la equidad entre los elementos de la propia naturaleza. También los
seres elementales que cuidan de la tierra y sus frutos, realizan el trabajo
constante de sostener la energía de ciertos espacios y mantenerlos como
el planeta lo necesita.
Es necesario que tengamos en cuenta que otros seres que no son
necesariamente físicos, están en permanente contacto con nosotros
tratando de trasmitirnos las verdaderas necesidades de la tierra, en torno
a su cuidado y a la respectiva evolución de la humanidad.
Estas fuerzas que sostienen la energía de la tierra, generan una vibración
de amor y desde tal sutileza nos ven como una humanidad adormecida,
utilizando los recursos indiscriminadamente, como si no fuesen a ser
suficientes para todos.
Es necesario conectar con las voces de los llamados de seres que asisten
a la tierra en su proceso de evolución para poder colaborar con el
despertar de la humanidad, con el propósito de generar un vínculo cada
vez más fuerte entre humanos y los seres no físicos.
Estando en la materia, es común no poder reconocer estos puentes de
energías sutiles y etéricas, pero a medida que nos adentremos en épocas
en que la energía se eleve, esto será prácticamente habitual para
nosotros. Utilizando técnicas que ya están a disposición de todos se
puede conectar con seres de luz, ancestros, maestros y guías, que nos
llevarán por caminos de conciencia para conectar con la verdadera
esencia y el propósito de la misión en este plano.
Durante la evolución de la humanidad, se descartaron muchas

posibilidades de conexión con los seres multidimensionales. Esto llevó
63

a la humanidad a permanecer en un estado de ceguera y a poner en el
lugar de “fenómeno” a los seres inter-dimensionales.
Desde el comienzo de los tiempos, estos seres son los que contribuyen

a la creación del todo, al igual que nosotros que también estamos
ligados a las estrellas, desde donde proviene la vida. Por ello, el
concepto de pertenecer a la humanidad, debe ser contemplado como
un concepto “parte del todo”, y no como algo aislado y desconectado
de la totalidad.
Necesitamos comprender y aceptar que somos parte de esa gran

creación y que aún estando en un plano material, necesitamos avanzar
hacia una evolución que nos permita llegar hacia planos de consciencia
y poder contribuir así con el plan maestro y universal.
Cuando como humanidad dejemos de vivir la existencia meramente de

supervivencia y poder, podremos ver que los seres que asisten a nuestra
evolución, hoy nos muestran en espejo lo que podremos hacer como
seres en consciencia en un futuro próximo.
El salto de dimensión, es en gran medida la cualidad energética que está

representando esta posibilidad de conectarnos más fuertemente con
nosotros mismos, en nuestros niveles más elevados y así conectar con
otros seres de luz que se encuentran al servicio.
Para que la vida en la tierra promueva ese salto a los planos de
consciencia superiores, necesitamos estar presentes y reconocer el
miedo, y darnos cuenta en forma masiva, que podemos vivir en amor.
También es importante saber, que contenemos la energía suficiente

para desarrollarnos en dimensiones superiores de luz, a través de las
cuales conectamos con otros seres de fuentes profundas de sabiduría y
que nos traen aprendizaje. Estos seres de luz irradian una fuerza
64

magnética, que nos puede hacer sentir lo que somos capaces de hacer,
aun sin saber cómo, y aun sin tener claro de qué se trata.
Estos seres tienen una frecuencia vibratoria mayor a la nuestra, por eso

su trabajo es arduo y requiere de reducir su frecuencia vibratoria para
conectar con nosotros; pero tal es su fuente de amor incondicional, que
igual nos dan esa asistencia. Estando en vibraciones elevadas, los seres
de la tierra pueden conectar con este tipo de entidades, sólo tienen que
creerlo posible y disponerse a ello.
Cuando se produzca el proceso de ascensión primordial se acercarán
estas energías de luz, descenderán a la tierra en forma visible para
nosotros. Así podremos conectar sin limitaciones de materia. Para que
esto suceda debemos unirnos a la tierra y a nosotros mismos, sanando
los aspectos del miedo y activando la energía de amor, para así renacer
hacia la elevación completa de la conciencia humana a una nueva
dimensión.

65

Capítulo 13
La primera experiencia iniciática

La iniciación que necesitamos como humanidad, es el camino hacia
nuestro propio centro, es el despertar, es el generarnos la conciencia
suficiente para saber que cada acto en la tierra cuenta, que cada
momento vivido es una experiencia que se nos suma a nuestra historia.
Que ésta se guardará en el Registro Akáshico, formando nuestra
estructura cuántica y esencia primordial, que unirá pasado y futuro en
un solo tiempo.
Al iniciarnos cambiamos la cultura por la cual nos sentimos que
estamos separados de todo y comenzaremos a vernos como parte de
todo y de todos.
Es el primer atisbo hacia la maduración del ser, hacia la elección de un
camino en el que el alma nos llevará hacia la siguiente experiencia que
decida tener el espíritu.
El camino iniciático es un despertar paulatino que tiene un comienzo
en la profundidad de nuestro ser y que, al darse, sólo dependerá hacia
dónde nos guíe a cada uno de nosotros.
Puede suceder en esta existencia, o en otras, pero la iniciación nos
permitirá tener un antecedente de evolución, que dotará al ser de una fe
única, frecuencia aún más sutil y predisposición a asistir a otros a elegir
caminos similares.
66

Tan pronto como comencemos a iniciarnos y a despertar cada vez más

a la conciencia planetaria, los seres que nos asisten estarán aún más
cerca de la humanidad para al salto cuántico.
La cantidad de personas en ascensión es clave para a lograr este salto,
por lo que los procesos de contrastes entre lo sutil y lo denso tenderán
a ser fuertes; los cambios de paradigmas se darán a medida que
optemos por la iniciación
En este camino seremos asistidos por seres humanos ya ascendidos o
por seres de luz que nos propician estos procesos. Es un salto de
dimensión absolutamente necesario para la evolución planetaria, y que
puede implicar enfrentamientos, caos y distanciamientos durante su
proceso.
El avance de la humanidad hacia una nueva forma de vida tiene que ver
con el avance de lo individual. Cada día, podemos poner un poco de
nuestra misma esencia en la parte de la creación que nos toca vivir a
cada instante para crear una nueva realidad para todos.
Cuando experimentamos nuestros dones, estamos siendo parte de la

creación y de nosotros mismos. Desde allí es cuando sentimos en gran
medida la conexión de elevación. La experiencia que nos inicia, es
aquella en la que despertamos de un sueño en el que creímos que
estábamos viviendo algo real que en realidad se trataba simplemente de
todo lo que estábamos recibiendo y enviando hacia nuestro mundo.
Cuando sentimos que algo no es como pensábamos que era, es cuando
despertamos a la realidad nueva que vamos a crear.
La iniciación se trata simplemente de volver hacia nosotros mismos,
hacia nuestras propias profundidades, no se trata siempre de un largo
viaje o de grandes estudios, simplemente de poder reconocer que cada
uno puede iniciarse en su propio camino.
67

La mayor parte de nuestra historia, nos hemos topado con el mismo
factor iniciático, que suspende todo tipo de elevación hacia planes
mayores de consciencia. Se trata del momento en que suponemos o nos
creemos, que algo externo nos va a dar esa posibilidad de lograr el
avance. Y por supuesto que lo externo a nosotros o el llamado sistema,
hará lo imposible por mantener nuestra ceguera. De hecho, es la
función del sistema, corrompernos en las profundas convicciones y en
todo nuestro ser, para que nos adaptemos a lo funcional.
Una forma clara de experimentar el despertar individual o la primera
iniciación, puede considerarse elegida conscientemente o simplemente
por un suceso o vivencia que nos lleve a ello. A veces esos sucesos nos
sacan del ritmo habitual de vida, y nos llevan a mirarnos en nuestro
interior. Depende de cada uno, poder sostener el proceso en pos de
iniciarnos en el camino de la búsqueda interior para luego generar el
reconocimiento de lo que somos en esencia y que así podamos vivir
todo eso en amor con la totalidad.
La iniciación puede darse individualmente, también desde grupos y

hasta comunidades enteras, que se presten energéticamente para la
elevación planetaria. Este recordar y volver a traer al presente, la forma
de vivir en armonía con el planeta, puede comenzar desde nuestros
corazones, y a medida que las mayorías sintonicen con dichas energías,
estaremos conectando con el nuevo mundo al que nos dirigimos.
68

Capítulo 14
Validarnos en multidimensionalidad

Al encontrarnos en una dimensión de densidad, debemos contemplar

que no es un lugar o un espacio hacia el cual nos dirigimos como
humanidad. Se trata de conectarnos con un estado vibratorio. Se trata
de conectarnos con el sentir más profundo, con nuestra amorosidad y
de entender a todos y a todo como parte integral de nosotros mismos.
Los planos espirituales de amor están llegando al planeta para buscar
una mayor conexión y así, asistirnos a traspasar los velos hacia la
multidimensionalidad. La activación de esta característica, es un factor
necesario para el despertar de la humanidad entorno al propósito
planetario.
El espacio sagrado que cada uno de nosotros genere para realizar su
propia conexión, hará posible el salto multidimensional hacia planos
etéreos desde el plano físico. En la multidimensionalidad, no solo
hablamos de tiempo y espacio, sino también de probabilidades,
hablamos de aprendizajes y de estados parecidos a los del sueño, donde
todo es posible. Cuando nos conectamos a la multidimensionalidad
generamos una fuente de caudal energético inagotable. Es conectar con
la misma fuente generadora de todo lo que es y existe. El resultado es
que experimentamos todas las posibilidades juntas y nos asiste para el
salto evolutivo el cual primero debe contar con nuestro equilibrio
69

emocional, físico y mental, así como de nuestro espíritu a disposición

de la luz.
El entorno de vida debe ser de armonía y disposición energética a lo
nuevo. El mundo que nos rodea necesita de un contexto de paz y
disposición a la evolución consciente de este salto cuántico.
Así mismo, las memorias impregnadas en la superficie del planeta,
poseen la multidimensionalidad en sus registros por lo que dichas zonas
generan un despertar de consciencia, tanto de lugar como de las
personas que activamente realizan movimientos energéticos en dichos
espacios.
Esto ayuda a generar la posibilidad de reactivar una condición vibratoria
que nos permite conectar con dimensiones elevadas. Sólo necesitamos
reconocer y venerar los espacios sagrados que ya existen aquí en la
tierra y conectar con los seres que siempre los han protegido.
¿Qué podemos hacer para conectar con esa frecuencia?

La energía está generando un notorio despertar y podemos ver como
muchas personas se inician en la búsqueda de armonía y equilibrio. La
vibración tiene una tendencia a ser cada vez más sutil y las consciencias
van permitiendo, cada vez más, impregnarse de lo que brindan aquellos
que nos asisten.
Este arribo de la energía en la tierra, no se trata necesariamente de algo

externo que favorece el despertar, sino que también la gran receptividad
que se está logrando en muchos humanos, permite que las frecuencias
70

de luz arriben a la tierra para impregnar a aquellos que realmente desean
contribuir con la evolución del planeta.

71

Capítulo 15
Estar en consciencia

Mediante el uso de la razón podemos conectar con lo que la mente
quiere, pero cuando estamos realmente en consciencia, es cuando
conectamos con nuestro verdadero ser.
Desde la profundidad de nuestro interior podemos reconocer que la
verdad reside allí, que es un fruto que nosotros mismos podemos
reconocer. Al reconocer ese fruto que está en nuestro interior, estamos
reconociendo la verdadera naturaleza de la vida, es decir, la posibilidad
de la creación que está en nosotros.
La visión del mundo está supeditada a lo que observamos como
consciencia global y a su vez, la visión de las consciencias individuales
genera esa visión global. A medida que la consciencia individual centre
su atención en la posibilidad de conectar con su ser, es decir, con la
posibilidad de crear desde su interior, desde la no dependencia de lo
externo; es allí cuando se construye desde la consciencia de amor, y
logramos elevar el sentido de la visión del mundo.
72
¿Cómo podemos crear desde esa consciencia?

El estado natural del ser es el de conciencia, dicho estado implica
presencia, indica atención a lo que está sucediendo e indica que lo que
no pertenece al momento que se vive, no es. Cuando estamos en
consciencia, solo creamos nuestro futuro desde nuestro fruto interno y
en sintonía y reciprocidad con el entorno. Desde la perspectiva
fundamental de conectarnos con nosotros mismos para poder crear,
solo es posible hacernos consciente de lo que somos en la medida que
nos conocemos.
Un estado ideal de consciencia es alcanzado en la medida que nos
reconozcamos en una conciencia aun mayor a la individual, como parte
indivisible de ella, y como parte de un pensamiento aun mayor que nos
creó.
La mente humana fue creada en semejanza con la mente creadora,
capaz de realizarlo todo. Sin embargo, la mente humana ha optado
básicamente por la supervivencia, por la jerarquía de unos sobre otros,
dejando de lado los aspectos de la mente ampliamente conectados a la
consciencia. Durante muchos años, el pensamiento humano fue lógico
y racional, en el momento que decidamos optar por una mente que se
ame a sí misma tanto individual como colectivamente, estaremos
optando por estar en conciencia desde el amor.
La mancomunación de esfuerzos para desarrollar una mirada distinta de
la realidad es parte de la función del despertar en la tierra y así, el nuevo
nacimiento humano nos conecte con lo que somos en abundancia.
Necesitamos recordar que somos portadores de una energía interna de

luz, capaz de crear todo. Lo que representa a esta energía es la
73

capacidad de generase a sí misma, de ser autónoma, de ser indivisible, y

de ser parte del todo. Allí radica la fuerza y la luz de todos, es el
principio que nos sostiene con vida inmutable ante todo el suceso
externo que realmente nunca puede afectarnos. Esto se debe a que
somos sostenidos por la fuerza creadora de todo lo que existe y
formamos parte de ella.
Cuando los seres humanos estemos conscientes del poder creador,

estaremos siendo parte del todo. Mientras sigamos sosteniendo la
premisa de que lo externo es quien gobierna nuestras vidas, entonces la
unidad con el todo estará velada para la humanidad. La unidad con el
todo, deviene de poder entendernos como parte de ello y como tal,
tenemos las mismas facultades que el todo.
Es tiempo de reconocernos como creadores naturales, creadores de

nuevas estructuras de vida, creadores de nuevas formas de entender la
realidad, disponiendo de la materia y de la energía que la compone en
forma equilibrada.
Siendo conscientes de que aún resta un gran camino por recorrer,
reconozcamos el cambio en cada actitud de vida.

74

Capítulo 16
La fuerza de la vida en cada uno de nosotros

Estamos tan inmersos en el mundo material y viviendo la experiencia
física, que muchas veces no nos hacemos conscientes de que la
naturaleza de cada uno de nosotros tiene un fin espiritual. Allí es
cuando descubrimos nuestra fuerza de vida real, es allí donde reside la
divinidad dentro de nosotros. Cuando descubrimos este universo
interior, la distancia entre nuestros cuerpos solo nos separa en forma
aparente y se nos revela unión y fuerza que podemos alcanzar
naturalmente.
¿Cómo hacer para vivir en esta fuerza de vida?

Estamos preparados para el despertar en cualquier momento,

solamente si así lo deseamos, cuando nuestra verdadera naturaleza salga
a la luz estaremos siendo quienes vinimos a ser. Es especialmente
visible que muchas personas están despertando a sus misiones.
Reconocen en sí sus facultades sensoriales y pasan a estar al servicio de
la humanidad. Cuando un ser humano reconoce en sí mismo su estado
divino, reconoce toda su fuerza creadora y es capaz de lograr
75

transformar su mundo. En paralelo vive su vida material, su experiencia

física y su realidad práctica en la tierra.
En este camino, nuevas posibilidades se nos abren, a merced de que
podamos elegir si queremos experimentarlas.
La verdadera luz y la paz en la tierra están ligadas a la evolución de cada

ser humano como parte del todo, cuando nos integremos, podremos
percibirnos como unidos a la tierra y al universo.
En el corazón de cada uno de nosotros reside un único propósito que
es el de volver hacia el interior y de reconocernos como receptores del
mayor regalo que el creador puede dar. Es la libertad de poder crear lo
que se desee desde el amor, cuya esencia es lo que gobierna todo y es la
energía misma que vive en todo lo que es.
Cuando vislumbremos de forma colectiva el engaño material en el que
vivimos, podremos descubrirnos como seres multidimensionales, como
seres capaces de vivir en la alternancia material y espiritual y asimismo
fusionar los estados. De esta manera, entender que todo convive en un
presente único que siempre se está alimentando a sí mismo.
Existe una incipiente fuerza en el ser humano por conquistar lo que aún
no ha sido descubierto o por tener aquello que no se ha tenido. Es esa
necesidad de poder del hombre que lo lleva a cosas magnificas o a actos
que atentan contra la creación y contra el principio del amor por la vida.
Desde hace miles de años se buscó la conquista y el poder, y desde hace
muchos años también se requiere luz en dichos conceptos. La conquista
a la que debe atender el ser humano es a la de su territorio interior, a la
de su reconocimiento como ser integrante y semejante a todo lo que lo
rodea. No se trata de ser amo y señor de los territorios, sino de dominar
las fuerzas interiores, a tal punto de sentir la integración entre lo interior
76

y lo exterior como conceptos unidos en una sola experiencia. Esto tiene
el fin de manifestar una evolución hacia la luz, que lo catapulte hacia
una ascensión desde la materia a lo sutil, para poder encaminar el
proceso de asistencia en otros mundos similares.
El poder es otra cara de la misma moneda como la conquista. El libre
albedrío no solo es utilizar toda nuestra potestad, sino hacerlo a
semejanza del creador. Esto es, el poder de reconocer que desde
nuestra densidad podemos reconocernos como luz en todo lo que
hacemos, decimos y somos.
La esperanza para toda la humanidad es reconocer el poder y la
conquista como un mundo de consciencia interior, que nos lleve a
mirar todo lo que nos rodea con amor desde esa profundidad ya
reconocida y adquirida. Usar estos valores para vivir en unidad, sin
tener que tener nada, ya que lo tenemos todo, tan solo hay que
aprender a ser en unicidad con la tierra y el cosmos.
Cuando nos disponemos a conectar con la simpleza de la vida es
cuando entramos en el verdadero estado del ser unido a la naturaleza.
Allí, nos conectamos con la verdadera importancia de lo que es la
materia a nuestro alrededor, que hace posible que la energía se
manifieste a los ojos humanos, que son espejo de los ojos del creador
que nos permite ver todo lo que es, en la medida que nos permitamos
tal experiencia.
Por lo tanto, si creemos que no podemos ver algo maravilloso,
simplemente nuestros ojos no nos darán esa posibilidad. En cuanto
vibramos la fe suficiente para que lo asombroso se manifieste ante
nosotros es cuando sucede lo que en este mundo llamamos mágico, que
no es más ni menos que algo natural. Así estaremos viviendo con la
77

fuerza vital que reside en nosotros y atravesando la realización de
aquello que soñamos.
El propósito natural radica en conocernos, en desarrollar la misión de
vida y vivir de lo que nos apasiona. Allí se encuentra la creación. La
manifestación no es otra cosa que nosotros mismos en materia, ya que
lo que creamos es la proyección de lo que estamos siendo, de lo que
pensamos. Necesitamos decirnos las palabras adecuadas, y un sentir
muy arraigado a las más altas vibraciones desde el poder de nuestra
llama sagrada. Es allí cuando despertamos a los sueños y donde se ven
los frutos de lo que realmente tenemos para darle al mundo como
regalo.

78

Capítulo 17
Un corazón no sólo individual, sino colectivo

La llama interior o fuego sagrado radica dentro de nosotros, la estemos

usando o no. Desde que nos abrimos al real sentido que nos
proporciona el escuchar nuestro corazón, permitimos que fluya en
nuestra energía esa capacidad de poder entender la vida desde un lugar
amoroso.
Cuando no escuchamos lo exterior y permitimos nuestro sentir más

profundo, es cuando nos conectamos con nuestra esencia. La divinidad
se encuentra en ese espacio y nos lleva a un estado de gratitud.
Los sucesos externos que no podamos comprender, simplemente

podemos entenderlos para algo mayor, un fin superior. Lo que está a
nuestro alcance es a dónde debemos enfocar nuestras energías, lo que
está en el afuera dependerá de otros. Siendo conscientes de ello, no
tenemos por qué temer a los procesos evolutivos.
Cuando nuestro corazón esté listo para mostrarnos nuestras verdaderas

capacidades, lo sabremos en forma personal y luego todos como un
verdadero conjunto. Desde allí, cuando se forme esa energía conjunta
de amor, podremos a partir de ella, acceder a la tecnología que es para
todos, no estamos hablando de un avance científico, sino de manejo de
energía. Podemos llamarlo amor y todos podremos acceder
79

ilimitadamente ya que será una construcción global que nos recordará
aún más nuestra esencia crística.
Podemos imaginar dicho colectivo energético como un gran corazón o

un gran cristal energético del cual la humanidad entera se podrá
abastecer para conectarse con su verdadero propósito. Desde allí, crear
en forma armoniosa, individual o colectiva.
El poder de cada ser radicará fundamentalmente en reconocer esta
energía como de todo y de todos y su uso consciente será el motor de la
evolución de la humanidad hacia dimensiones superiores.
Así, el amor que brilla en nuestro corazón es lo que podemos compartir
al resto del mundo, es un regalo para todos, compartiendo lo que cada
uno tiene para dar desde lo más profundo de su ser.
Cuando esto sucede, se está siendo uno con el otro, sin dependencia,
sin necesidad y desde la reciprocidad. El efecto que esto genera, es el de
rodearse energéticamente de seres que estén en la misma vibración,
para poder así llevar adelante una creación grupal de amor y que esto se
extienda a otros grupos, y así elevarlo a escalas aún mayores que
incluyan a todos.
Cuando decimos compartir desde el corazón, hablamos de lo que
reconocemos en nosotros como un lugar sagrado, que nos identifica
como seres únicos, unidos al todo y siendo parte de él. El corazón de
cada ser es aquel lugar que nos devuelve a nuestra esencia y a nuestro
brillo natural por el cual decidimos nacer. Todos tenemos ese espacio
que reconocer en nosotros mismos, y redescubrirlo cada día, como
potencial único que sea motor de la evolución planetaria.
80


Capítulo 18
Despertar al sueño del corazón

Después del recorrido interior, nos queda el recorrido como

humanidad. Cuando estemos listos para la verdadera evolución,
nuestros cuerpos dejaran de existir como tales y dejaremos de vernos
físicamente para encontrarnos desde otros niveles de consciencia. La
necesidad humana de sentirse relacionado a la materia poco a poco
pasará a ser un factor de segunda instancia. Los impedimentos para ello
son lo que se está trabajando actualmente, básicamente el miedo. El
gran paso hacia el amor y hacia contemplarse como una gran energía
que reúna todas las características del arquetipo terrestre y cósmico, será
la versión que le califique al humano como un ser evolucionando en
constante superación propia, fuertemente asistido por todo el planeta y
por los cielos. Desde la profundidad de la tierra la verdadera vida está
iniciando lo que se llama el proceso de ascensión planetaria al unísono
con las energías cósmicas que asisten. La necesidad de la
transformación es inmediata y el cambio vertiginoso se irá dando en el
día a día de los humanos. Cuando estemos en consciencia se producirá
el salto y la energía vieja sucumbirá para permitir el reconocimiento del
amor como única fuente de verdad suprema.
El corazón es el medio por el cual ahora los humanos vamos a
conectarnos sintiendo nuestro pulso hacia ese estado de gracia, en el
cual no solo nos referiremos al nuevo mundo al que vamos, sino a la
81

nueva energía que nos permitirá vivir como una sociedad evolucionada

y consciente de que su verdadero poder y luz radican en el todo, que
creamos haciendo todo con amor desde cada uno.
Esa fuente de amor de la cual los seres y la vida en la tierra se
abastecerán, no es más que la energía de todo, en sintonía con la tierra y
el cielo. Para ello, todos los espacios sagrados del planeta deben ser
activados y unidos, para que la energía pueda fluir sin trabas, producto
de tantos recuerdos de miedo, fracturas sociales y falta de
reconocimiento a la mismísima tierra y toda su magnificencia.
Es necesario que realicemos un trabajo en conjunto desde cada uno de

nuestros corazones con el objetivo de activar la energía de luz de todos
los espacios planetarios para que se conecten entre sí estableciendo
lazos globales.
El hecho de conectarnos con lo que realmente sentimos en toda esa
profundidad, nos llevará a darle un verdadero sentido de sanación a la
relación que hoy tenemos con nosotros mismos. En algún momento
hemos entregado el poder a algo que no somos nosotros mismos, por
lo que ahora necesitamos de la preparación y purificación de nuestro
corazón, para no dejarnos llevar por lo externo, empañado de miedo e
incertidumbre. La humanidad fue creada para algo superior, debemos
construir nuevamente desde nuestras visiones y desde los sueños para
poder elevarnos como una consciencia de amor y de unidad.
El llamado a despertar al corazón es reconocer a la tierra y al cielo
como dadores de vida y estar en constante sincronía con esa fuerza,
para que el intercambio se produzca en equilibrio.
No podemos sustituir con nada exterior el sentir nuestras raíces ligadas

al planeta, y nuestra mente vibrando con los cielos. La vida en
82

consonancia con ello es amor y gratitud, es unión y confianza en que
todo está dado para que seamos lo que vinimos a ser.
El reconocimiento de nosotros mismos como seres de luz que
aprenden y evolucionan armoniosamente entre la tierra y el cielo, es el
llamado despertar humano. Es la vuelta al todo y a los orígenes, para
ello tenemos que despertar a ese amor que radica en el corazón.

83


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85

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Capítulo 1: Un camino de evolución

El plano físico estará cambiando, se estará transformado y regenerando

Solo somos capaces de ver una parte de la existencia, la totalidad

¿Hacia dónde nos dirigimos cómo humanidad?

Es nuestra responsabilidad hoy determinar un nuevo rumbo colectivo

La excentricidad parece ser la palabra con al que se trata a estos seres al

Nuestro planeta Tierra es capaz de amar incondicionalmente a todo y a

Son muchos los costos que paga la humanidad en este paradigma. Esto

¿Qué pasará si no todos vamos hacia esa realidad?

Los que no decidan despertar a esta conciencia, querrán sostener

Los seres de mayor densidad abandonarán la experiencia en la tierra en

La mentalidad humana necesita propiciar una visión a largo plazo en lo

Durante muchos años diferentes personas iluminadas dejaron mensajes

¿Cómo nos imaginamos el nuevo mundo?

La búsqueda de conocimiento superior, espiritual y el acceso a fuentes

Los creadores de la propia realidad serán los humanos de los próximos

Hay muchos que están despertando y que continuarán despertando a

Cuando éstos comiencen a despertar a otros, estarán conectados a

¿Cuál podría ser una forma de realizar este despertar?

Es posible realizar una red de conexión planetaria, desde muchos

A medida que despertamos, notamos que la percepción de las cosas no

Estas formas de vida serán veneradas por nosotros y podremos generar

¿Cómo son nuestros actos con el planeta?

Cuando realizamos un acto en la tierra, estamos relacionándonos con el

emoción, deben llevarnos a ser responsables que dicho acto es algo del

El planeta siempre nos habla con su lenguaje propio para que sepamos

La guía para este camino consiste en declinar todo conocimiento previo

Es un comienzo que no tiene retroceso, es un camino ascendente hacia

¿Qué es aquello que aún no revisamos?

La búsqueda interior es el paso fundamental que debemos realizar para

Estamos recibiéndolo todo y la tierra es en sí, abundancia, por lo tanto,

¿Cómo nos acompaña el planeta?

¿Cómo podemos ser conscientes en nuestro día a día?

En el modelo material intentamos llenar nuestra experiencia de cosas y

La relación que tengamos de amor con nosotros mismos, es la relación

Si bien la necesidad material es una parte de la vida física que podemos

¿Para qué estamos inmersos en la materia entonces?

La trascendencia de la materia, implica la total correspondencia entre la

Muchas veces buscamos solo respuestas en lo que nos dicen los demás,

¿Realmente sabemos quiénes somos?

El camino interior requiere de responsabilizarnos y hacernos cargo de

El vínculo especial que tenemos con nosotros es donde podemos hacer

Es especialmente poderoso cuando nos sentimos conectados al poder

La mirada interior es la llamada a reconocernos como parte del todo, y

¿Entonces no necesito nada externo?

discernimiento que nos aporta el descubrir que siempre fuimos

Meditar sobre el espacio que queremos tener en nuestra vida para saber

Los que deciden transformarse, para luego transformar todo lo que los

Cuando nos damos cuenta de que nuestra vibración responde a pereza,

Dado que podemos crearlo todo desde la mente, un buen comienzo es

Así mismo, necesitamos vaciarnos de las experiencias anteriores, de

¿Sabemos cuáles son nuestras prioridades?

Generalmente tenemos una necesidad imperante de encontrarnos

El concepto del tiempo es un concepto en sí muy elevado y tiene como

También los contratiempos, impedimentos y aprendizajes son parte de

¿Nos valemos por nosotros mismos?

Cuando nos destinamos tiempo, estamos colaborando con la esencia

Así estaremos constantemente viviendo en nosotros mismos,

Debemos recordar que nacimos completos y especiales, no existen

Cuando elegimos únicamente enfocarnos en el plano mundano, el

¿Vivo como soy o vivo cómo me dijeron?

De esta forma al vivir en coherencia con la esencia o misión, nos llevan

Podemos así, correr un poco la idea de la individualidad, y entendernos