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El impulso por la vacunación universal contra la covid pierde fuerza


Los números se están estancando en la mayoría de las naciones de bajos ingresos, muy lejos del objetivo de la OMS de
inmunizar al 70 por ciento de la población de cada país. Algunos expertos en salud pública opinan que la iniciativa se
ha perdido para siempre.
Por Rebecca Robbins y Stephanie Nolen
27 de abril de 2022 a las 05:00 ET

A mediados del año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) comenzó a impulsar una meta muy
ambiciosa que, según la institución, era indispensable para acabar con la pandemia: vacunar al 70 por ciento de la
población de todos los países contra la COVID-19 para junio de 2022.

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Ahora es evidente que el mundo se quedará muy corto de esa meta para esa fecha. Además, entre los expertos en
salud pública crece la sensación de resignación ante la posibilidad de que tal vez nunca se alcance una alta cobertura
de vacunación contra la covid en los países de menores ingresos, a medida que se agota el financiamiento tan
necesario de Estados Unidos, y que tanto los gobiernos como los donantes favorecen otras prioridades.

“La realidad es que se ha perdido el ímpetu”, señaló Isaac Adewole, exministro de Salud de Nigeria, quien ahora
trabaja como consultor de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África.

Solo unos cuantos de los 82 países más pobres del mundo —entre ellos Bangladés, Bután, Camboya y Nepal— han
alcanzado el umbral del 70 por ciento de vacunación. De acuerdo con los datos recabados de fuentes
gubernamentales por el proyecto Our World in Data de la Universidad de Oxford, muchos están por debajo del 20 por
ciento.

En comparación, cerca de dos terceras partes de los países más ricos del mundo han llegado al 70 por ciento.
(Estados Unidos está en el 66 por ciento).

Renunciar a alcanzar una alta cobertura de vacunación a nivel mundial podría tener graves consecuencias. Los
expertos en salud pública afirman que, si se abandona ese esfuerzo global, es posible que aparezcan nuevas y
peligrosas variantes que amenazarían los precarios intentos del mundo por vivir con el virus.

“La pandemia aún no ha terminado —está muy lejos de desaparecer— y es indispensable que los países usen las
dosis que tienen a su disposición para proteger a la mayor parte posible de su población”, comentó Seth Berkley,
director general de GAVI, la organización sin fines de lucro que gestiona COVAX, el centro de coordinación de
vacunas a nivel mundial.

En los últimos meses, países de distintas partes del mundo, incluyendo algunos de Europa oriental y Medio Oriente,
han visto que sus tasas de vacunación se han estancado en una tercera parte o menos de su población. Pero la tasa de
vacunación de África sigue siendo la más desalentadora.
Vacunaciones en la plaza Durbar de Katmandú en Nepal en 2021 Narendra Shrestha/EPA vía Shutterstock
Llenando formularios con ayuda de la luz del celular en el poblado de Bran, Rumanía, durante un maratón de vacunación el año pasado. Algunos
países de Europa del Este han visto el estancamiento de sus tasas de vacunación.  Daniel Mihailescu/Agence France-Presse — Getty Images

Menos del 17 por ciento de los africanos han recibido una inmunización básica contra la covid. Hasta ahora, casi la
mitad de las dosis de vacunas que se entregaron al continente se han quedado sin usar. El mes pasado, el número de
dosis inyectadas en el continente disminuyó un 35 por ciento en comparación con el mes de febrero. Las autoridades
de la OMS atribuyeron esta caída a que en varios países remplazaron el programa de vacunación masiva por
campañas a menor escala.

Algunos expertos en salud global indican que el año pasado el mundo perdió una gran oportunidad de vacunar a los
países de menores ingresos, en ese entonces la gente tenía más temor a la covid y estaba más motivada a vacunarse.

“Hubo un momento en que la gente estaba muy desesperada por vacunarse, pero no había vacunas. Y luego se dieron
cuenta de que no se murieron sin la vacuna”, dijo Adewole, quien busca que los países sigan tras la meta del 70 por
ciento.

El impulso que queda en la campaña global de vacunación ha sido obstaculizado por un déficit de financiación para el
equipamiento, transportación y personal necesario para inyectar las dosis en las personas.

En Estados Unidos, un país clave para la financiación del esfuerzo de vacunación, los legisladores retiraron 5000
millones de dólares que estaban destinados a la ayuda global a la pandemia del paquete de respuesta al coronavirus
que se esperaba fuera sometido a votación en las próximas semanas. Funcionarios del gobierno de Joe Biden han
comentado que, sin los fondos, no podrán brindar apoyo a la entrega de vacunas en más de 20 países que tienen bajas
tasas de inmunización.
Algunos expertos en salud pública destacan que hay motivos para creer que la campaña de vacunación global
todavía tiene vigor. Pese a la caída respecto del punto máximo de febrero, el número de vacunas contra la covid que
se administran en África todos los días sigue estando cerca de un punto máximo en la pandemia. Además, este
mismo mes, GAVI organizó una nueva e importante ronda de compromisos de financiamiento, con lo que obtuvo
acuerdos por 4800 millones de dólares, aunque no llegó a la meta de 5200 millones de dólares.

También se tiene la esperanza de que la cumbre mundial sobre COVID-19 que la Casa Blanca piensa organizar el mes
que viene podría ser una oportunidad para generar impulso y financiamientos.

Sin embargo, la caída en la demanda de la población ha hecho que algunos funcionarios y expertos en salud
cuestionen de manera discreta, y en algunos casos abierta, si la meta del 70 por ciento es factible o incluso razonable.

En el África subsahariana, los fallecimientos reportados por causa de la COVID-19 siguen siendo comparativamente
bajos, aunque se discute en qué medida esto es el reflejo de una mala gestión de la información. No obstante, la
percepción en muchos países de la región es que esta enfermedad no plantea una amenaza importante, sin duda no
tanta como otros problemas de salud generalizados que requieren atención y para los que hay pocos recursos de
asistencia sanitaria.

Fifa Rahman, una representante de la sociedad civil en un grupo impulsado por la OMS que coordina la respuesta a la
covid a nivel global, explicó que muchos gobiernos de bajos ingresos están volcando su atención a sus economías y a
otros problemas de salud como el VIH. “Tenemos la sensación de que existen muchas prioridades concurrentes, pero
ese es un síntoma de que el ímpetu se ha perdido. Porque cuando lo teníamos, todos decían: ‘¿Dónde están nuestras
vacunas?’”.

Un refrigerador donde se almacenaba un embarque reciente de las vacunas de Johnson & Johnson contra la COVID-19, bajo supervisión de
COVAX, el centro de coordinación global de vacunas, en Yuba, Sudán del Sur. Lynsey Addario para The New York Times
Trabajadores del sector salud en fila para vacunarse en Johannesburgo el año pasado João Silva/The New York Times

En las zonas rurales de la República Democrática del Congo, por ejemplo, donde la tasa de mortalidad por covid es
muy baja, hay un aumento en casos de sarampión que amenaza a 20 millones de niños. Sin embargo, el gobierno dice
que no puede apartar este año los recursos para brindar vacunas complementarias contra el sarampión, dijo
Christopher Mambula, gerente médico de Médicos sin Fronteras en África Oriental. En este tipo de contexto, tiene
poco sentido seguir desviando recursos para ampliar la vacunación contra la covid, dijo.

A medida que los gobiernos africanos han recibido más vacunas donadas por países ricos y han tenido dificultades
para distribuir incluso esos suministros, su interés en pedir más dosis ha disminuido.

La Unión Africana sigue teniendo la meta de vacunar al 70 por ciento de su población para fines de 2022. Pero, debido
a la lentitud de los países para emplear las vacunas donadas, el organismo no ha ejercido sus opciones para solicitar
más dosis de Johnson & Johnson y Moderna.

La farmacéutica sudafricana Aspen Pharmacare completó este año un acuerdo para embotellar y comercializar la
vacuna de Johnson & Johnson en África, un contrato que se presentó como un paso temprano en el desarrollo de una
industria sólida de producción de vacunas en África. Aspen se preparó para la producción, pero ningún comprador ha
hecho pedidos, incluidos la Unión Africana y Covax, dijo Stephen Saad, el director ejecutivo de Aspen.

El Instituto Serum de India, el mayor fabricante de vacunas en el mundo, detuvo su producción de dosis para la covid
en diciembre del año pasado, cuando su suministro llegó a los 200 millones de dosis; Bharat Biotech, otra empresa
india que es un gran productor, también dejó de fabricar las suyas debido a la escasa demanda. Las empresas dicen
que no tienen pedidos pendientes desde que su contrato con el gobierno indio concluyó en marzo.
Después de que la OMS comenzó a promover la meta del 70 por ciento de vacunación, muchos gobiernos de bajos
ingresos establecieron esa meta para sus propias poblaciones. El gobierno de Biden también la avaló en septiembre y
dio como plazo el mes de septiembre de 2022.

En ese momento, se pensaba que dos dosis de las vacunas de Pfizer y Moderna ofrecían una fuerte protección incluso
contra los casos leves de la enfermedad y seguía habiendo esperanzas de que con altos niveles de cobertura de
vacunación se controlaría el virus. Pero la aparición de nuevas variantes y la propagación del virus en África
cambiaron esas estimaciones.

Los esquemas de vacunación que se habían planeado para los países en desarrollo no ofrecían mucha protección
contra la infección por la variante ómicron. Y debido a que los países del África subsahariana fueron excluidos de la
distribución de vacunas durante gran parte del año pasado, cada vez más africanos obtuvieron la protección contra el
virus a partir de una infección natural, algo que según algunos estudios evita el contagio tanto como dos dosis de
ARNm. Algunos datos nuevos de la OMS indican que al menos dos terceras partes de los africanos ya habían
contraído el virus antes de la ola de ómicron.

Trabajadores de la salud en Sierra Leona preparaban una hielera de vacunas para entregar en la aldea de Kathantha Yimbo. Finbarr O'Reilly para
The New York Times
Un trabajador de UNICEF saliendo de un centro de salud en la aldea de Maar, Sudán del Sur, después de evaluar su viabilidad como centro de
vacunación después de las inundaciones del pasado mes de octubre. Lynsey Addario para The New York Times

Debido a estos factores, algunos expertos en salud pública de África afirman que ya no tiene ninguna lógica la meta
del 70 por ciento. “No se le ve mucho sentido. De hecho, va a ser mucho más útil llegar a más del 90 por ciento de la
población mayor de 50 años”, señaló Shabir Madhi, profesor de Vacunología y decano de la Facultad de Ciencias de la
Salud de la Universidad del Witwatersrand, en Johannesburgo. En la actualidad, más o menos dos terceras partes de
los sudafricanos mayores de 50 años tienen el esquema completo de vacunación.

Madhi comentó que era mejor que Sudáfrica cerrara los centros de vacunación masiva y redoblara sus esfuerzos
para identificar a las personas más vulnerables en los servicios religiosos y en las oficinas gubernamentales que
pagan pensiones mensuales.

Katherine O’Brien, quien encabeza los trabajos relacionados con las vacunas y las inmunizaciones en la OMS, explicó
que esta agencia promueve que los países se enfoquen en sus ciudadanos más vulnerables y no tanto en vacunar a
“un 70 por ciento de su población de manera indiscriminada”. Según ella, siempre se ha pretendido que sea el “100 por
ciento de los trabajadores sanitarios, el 100 por ciento de los adultos mayores, el 100 por ciento de las mujeres
embarazadas y el 100 por ciento de las personas que estén dentro de los grupos de mayor riesgo”.

O’Brien comentó que, desde luego, los países pueden elegir los objetivos de salud a los que quieran darles prioridad,
pero los recursos limitados no deben ser un obstáculo para vacunar contra la covid. “Si los países desean hacerlo, el
mundo cuenta con recursos suficientes para ello”, aseveró. “Y en realidad esa debería ser la pauta”.

Algunos expertos en salud pública indicaron que si bien el umbral de 70 por ciento de vacunación claramente no será
alcanzable en la fecha prevista, sería poco ético e inteligente renunciar a alcanzar la meta en un horizonte de más
largo plazo. Expresaron frustración por el mar que crece entre los países ricos que ya vacunan a los niños pequeños y
ofrecen cuartas dosis a los adultos saludables y las regiones donde la mayoría de las personas aún no tienen ni una
sola dosis.

“¿Por qué estamos haciendo un objetivo para los países de altos ingresos y otro para los de bajos ingresos?” dijo
Ayoade Alakija, una de las presidentas del programa de vacunación de la Unión Africana.

Indicó que aunque muchas personas en el África subsahariana ya se han contagiado, sigue habiendo la necesidad de
protección adicional procedente de una amplia cobertura de vacunación.

La cobertura modesta, dijo, “no se considera un nivel suficiente de protección en Inglaterra, no es un nivel suficiente
de protección en Estados Unidos. ¿Cómo puede estar bien que no estemos apuntando a conseguir el máximo-máximo
posible? Apuntas al cielo y llegas a la copa del árbol”.
Rebecca Robbins se integró al Times en 2020 como reportera de negocios con énfasis en las vacunas para la covid. Desde 2015 investiga temas de
salud y medicina. @RebeccaDRobbins

Stephanie Nolen cubre la salud global. Ha informado sobre temas de salud pública, desarrollo económico y crisis humanitarias desde más de 80
países. @snolen • Facebook

Rebecca Robbins joined The Times in 2020 as a business reporter focused on covering Covid-19 vaccines. She has been reporting on health and
medicine since 2015. @RebeccaDRobbins

Stephanie Nolen covers global health. She has reported on public health, economic development and humanitarian crises from more than 80
countries around the world. @snolen • Facebook

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