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La parábola del ciervo infiel

Empezando en Mateo 24, el Señor resalta el punto de estado de alerta y que deberíamos
de estar despiertos esperando a que el Señor venga. Luego, más adelante apoya Su
punto con tres parábolas dadas una después de la otra y de ese modo demostrando la
gran importancia que tiene. La primera es la parábola del siervo infiel. Vamos a leerla:
Mateo 24:42-51
“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto,
que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no
dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del
Hombre vendrá a la hora que no pensáis. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al
cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado
aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que
sobre todos sus bienes le pondrá. Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi
señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber
con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora
que no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el
lloro y el crujir de dientes.”

¿A quién dijo Jesús esta parábola? Justo antes de empezar con esta parábola Él dijo a
Sus discípulos: “Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre
vendrá a la hora que no pensáis.” (Mateo 24:44). ¿Quiénes son esos “vosotros”? Sus
discípulos (ver también Mateo 24:4) Ellos son los instruidos a estar listos. Ellos eran su
audiencia aquí, y no algunos incrédulos o fariseos. Y continúa describiendo lo que le va a
pasar al que no se encuentre listo. Aquel que en algún momento se dijo a si mismo “mi
señor tarda en venir”. No creo que este siervo haya dicho eso el primer día. Sino que se
dijo a si mismo “mi señor tarda en venir” comenzando luego a comportarse de la manera
descrita en el pasaje, lo que significa que debió haber transcurrido algún tiempo en el cual
el siervo no se comportaba de ese modo. Pero luego se dijo a sí mismo “mi Señor tarda
en venir” y “comenzó a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los
borrachos”, comenzó, en otras palabras, a vivir como si ya no tuviera Señor. La respuesta
es la siguiente:“vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que
no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y
el crujir de dientes .”Lo castigará duramente, porque no terminó bien aunque
probablemente comenzó bien. Eso es exactamente lo que el Señor dice. Básicamente lo
que nos dice es: pongan atención, estén alertas y asegúrense de que los encuentre fieles
cuando vuelva. Si nos encuentra fieles seremos bendecidos y nuestra recompensa será
grande. Pero aquellos los que se digan “mi señor tarda en venir”, comenzando a vivir
como los hipócritas, de acuerdo al pasaje anterior también compartirán el final de los
hipócritas. Y el Señor no termina ahí, extiende aún más Su punto con dos parábolas más
y un pasaje que no es parábola, uno detrás de otro. Continuemos con la siguiente
parábola: la parábola de las diez vírgenes.

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