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Mayra Azucena Sánchez Carranza 06/Marzo/14

Los palacios del siglo XVIII

Después de la conquista comenzó toda una nueva cultura en México, los aportes del estilo de
vida española empieza a tener repercusiones tanto en la arquitectura, en la pintura, entre
muchos otros aspectos. El estilo barroco es un ejemplo claro de la nueva era que se estaba
viviendo, todos esos nuevos edificios grandes, imponentes con un abominable uso de adornos,
no solo labrados, sino también en los cuadros, accesorios y muebles. Este estilo va más allá de
la arquitectura, es como si buscara abarcar y penetrar en todos los sentidos del espectador
como si lo envolviese.

Cabe resaltar que el barroco se puede considerar como un espejo de la riqueza que una
persona poseía, ya que solo tenían acceso a ella las personas de clase económica alta, como por
ejemplo están las grandes casas o casonas que se llegaron a construir con ese estilo barroco
plateresco del siglo XVIII, una muestra puede ser la siguiente, que es la casa del deán Don
Tomás de la Plaza en Puebla.
Mayra Azucena Sánchez Carranza 06/Marzo/14

Creo que es clara la manera en la que el barroco se manifiesta, podemos observarlo por todas
partes, en la herrería de los balcones, en las molduras que enmarcan tanto las puestas como la
cornisa y cada uno de los entrepisos que posee esta residencia, además de las losetas que
tapizan las paredes de este recinto, dándole una apariencia aun más saturada pero añadiendo
un toque distinto por los colores que maneja.

En el interior de esa edificación se tenían varias pinturas y murales que eran todas unas obras
de arte, como el mural de Las Sibilas.

Debido a todo este lujo, y las grandes posesiones que tenían los propietarios de estas grandes
residencias se les llegó a considerar a estas construcciones como palacios ya que
verdaderamente eran toda una joya. A este estilo en particular del barroco que se dio en la
conquista en México tiene un nombre muy distinto, ya que es muy conocido como el estilo
colonial, que hace referencia a toda esta época con duración de tres siglos, que se vivió en el
país luego de la conquista, llamada colonia.
Mayra Azucena Sánchez Carranza 06/Marzo/14

Otra residencia que podemos tomar como un mejor ejemplo para observar la distribución
interior de estas casas es el Palacio de Agustín Iturbide, en la Ciudad de México; actualmente
este inmueble forma parte de las adquisiciones del grupo Banamex y es un museo en el cuál
temporalmente hay exhibiciones distintas.

Aquí podemos observar que se tiene como parte focal y central el claustro, el cuál servía como
ventilación para todas las habitaciones que lo rodeaban, permitiendo un flujo de aire por todo
el conjunto entrando por los pasillos perimetrales. Cabe decir que en algunas ocasiones se
contaban con dos patios, el claustro y el otro que solamente era para las áreas de servicio como
la cocina, cochera, corrales y los cuartos donde dormía la servidumbre.

Cada una de las plantas se enlaza una con otra por medio de escaleras interiores y
anteriormente en la parte baja de este lugar se tenían algunas habitaciones como un salón
costurero, una gran estancia familiar, un despacho y en la parte superior se alojaban todas las
recámaras.
Mayra Azucena Sánchez Carranza 06/Marzo/14

En la fachada podemos apreciar el perfecto manejo que ya se tenía sobre la cantera con todos
esos labrados como los dos ángeles que sobresalen por encima de la puerta principal, que a la
vez son una forma de jerarquizar la entrada al recinto, cuya dimensión se debe a que debían
tener la medida para que pasara un carruaje. Claramente podemos observar 2 elementos
básicos del diseño: simetría y jerarquía.

Por otra parte también se hicieron algunos edificios, como colegios, que poseían el mismo
esquema de distribución interior y los mismos principios de diseño en las fachadas como es el
caso de El Colegio de San Ildefonso.
Mayra Azucena Sánchez Carranza 06/Marzo/14

Este edificio sigue con un esquema central el cual se encuentra un patio cuadrado que es
formado por cuatro arcadas, de tres niveles cada una. Se le daba esta gran altura para evitar
contacto alguno entre la vida humana y el contacto espiritual en el que se trabajaba durante los
retiros. Sus muros son muy altos y de lado de la fachada no muestran muchas ventanas por lo
mismo que se buscaba crear un aislamiento, sin embargo a pesar de ser pocas con las que se
contaban no dejaban nunca de tener un ritmo y simetría entre ellas.

El material que siempre predominó en estos edificios fue la cantera principalmente y sobre esta
se hacían los labrados que adornaban las fachadas o se ponían como una especie de moldura
tanto en los marcos de las ventanas como en las puertas, estas últimas en algunas ocasiones
también se hacían algunas decoraciones en alto y bajo relieve.

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