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La sociedad del ser humano moderno

Kristian M. Henao, Isaac M. Tangarife, Rebeca P. Zuluaga, Tomas S. Galeano,

David A. Escobar

Institución educativa colegio Loyola para la ciencia y la innovación

Filosofia 11°1

Docente: Marco Antonio Restrepo

12 de Mayo de 2022
El presente trabajo tiene como objetivo responder la pregunta del periodo: ¿Cómo

entender las dimensiones social, política y estética de la modernidad a la luz de los

planteamientos de la filosofía?. Para este fin, se propone, en un primer momento, desglosarla

y acercarnos desde las ideas filosóficas de Darío Sztajnszrajber a la concepción de

modernidad. En segundo lugar, continuando en la línea de Darío y complementando con otros

célebres autores, veremos qué relación tiene este concepto con el ser humano y, por ende, sus

dimensiones. De esta manera, se llegará a la conclusión de que la razón, el pensamiento

crítico y el desarrollo social es una parte inherente del ser humano moderno; lo cual, se ve

reflejado en las sociedades que este construye.

1. Concepto de modernidad, relación directa con la pregunta y dimensiones

sociales.

Constantemente en nuestra cotidianidad escuchamos el término de modernidad,

refiriéndose a avances tecnológicos, culturales o simplemente a la actualidad. Es innegable

que, como lo manifiesta Darío Sztajnszrajber en el video mentira la verdad - modernidad,

“vivimos tiempos modernos pero, ¿qué es lo moderno?” y esta es una pregunta que

olvidamos a la hora de utilizar dicho término, por consiguiente, es una pregunta obligada en

este espacio de profundización filosófica.

Darío Sztajnszrajber comienza a definir el término de modernidad como una actitud

frente a las cosas y que, de cierto modo, la sociedad es la encargada de moldear este concepto

y de acoplarlo tanto a su propia realidad como a su contexto. Es por ello, porque nace desde

la sociedad, que este término no se ve delimitado por factores más allá de los propios

principios y expresiones de la humanidad.

Ahora bien, el concepto de modernidad nos obliga a pensar en futuro y, en cierta

forma, en evolución; es una cuestión de desarraigo al pasado para avanzar hacia el futuro.
Pero también, es necesario preguntarse si este proceso es algo positivo. Por esto último, al

hablar de evolución, es necesario comprender que se busca un cambio con el fin de la

satisfacción de necesidades sociales en un respectivo contexto político, social o cultural. Esto

nos lleva a pensar sobre lo que necesita la sociedad para mejorar en términos esencialmente

humanos. Con base en lo anterior, la modernidad representa trascender del legado que deja el

pasado para apropiarse de las perspectivas de futuro y progreso, mismas que se construyen en

comunión con un contexto, posibilidades y necesidades en constante evolución; característica

intrínseca del zoon politikon y las sociedades que éste construye y deconstruye.

Por otro lado, parece que el deseo de ser parte de la modernidad como sistema social,

nos ha despojado, paradójicamente, de nuestra humanidad. Así pues, este término ha llevado

a una contradicción. Y es que la modernidad propone una “eugenesia” social, lo que conlleva

a mejorar las condiciones de vida humana. Pero este objetivo se puede distorsionar,

resultando en soluciones parciales a grandes problemáticas, exclusiones de aquello que no

pertenece a la inalcanzable utopía (en este caso modelo de sociedad perfecta) y, en última

instancia, una lucha hedonista por la satisfacción no solo de necesidades, sino también, de

placeres que posibilita el progreso. Esto se ve reflejado en el aumento bélico de las guerras, la

constante denuncia social y el abandono de sectores poblacionales.

2. Política y modernidad

La modernidad y la política están estrechamente relacionadas como se describía

anteriormente. A medida que la política evoluciona, la modernidad transmuta; y eso es lo

adecuado ya que "La modernidad es la posibilidad política reflexiva de cambiar las reglas del

juego de la vida social. La modernidad es también el conjunto de las condiciones históricas

materiales que permiten pensar la emancipación conjunta de las tradiciones, las doctrinas o

las ideologías heredadas, y no problematizadas por una cultura tradicional" (Rodríguez,


2009). Siempre nos venden la idea del cambio social, es usual ver campañas políticas

alrededor de reformas, revoluciones y cambios, pero nos venden humo. Nos hacen pensar que

tenemos el control en una democracia donde los gobernantes son electos. Sin embargo, para

generar un verdadero cambio, y que este se vea reflejado en nuestros dirigentes, se requiere

una evolución social. Puntualmente, en el caso de Colombia los habitantes creen que pueden

alterar la realidad, están convencidos de que pueden modernizarse y dejar todos sus límites

atrás, pero la realidad puede no ser tan positiva como dice Bejarano (2022) “Esa esperanza se

torna agria pronto, al notar cómo se mercantiliza el concepto de cambio en la campaña, […].

Como si ocupar la presidencia por cuatro años fuese suficiente para refundar la patria.” . Por

esto, criticar, evaluar y juzgar, se vuelve nuestro deber en una sociedad que a menudo parece

conspirar contra el cambio y las revoluciones. Por lo anterior, si queremos ser modernos, no

debemos pensar solo en cómo cambiar a las personas del poder, también debemos ser

coherentes con nuestro rol como miembro civil de la sociedad. Es decir, ser políticamente

modernos implica volver a nuestra raíz filosófica, a la razón y la ética que hemos perdido. La

modernidad no la instaura el estado, la innovación o un proyecto de ley radical, la instaura

una sociedad profundamente reconstruida.

3. Conservadurismo, vanguardismo y modernidad.

En su definición más básica y comprensible, el vanguardismo es una posición que

transgrede y enfrenta lo establecido normativamente. Un concepto que, desde su elemento

más básico, contraría la primicia del conservadurismo: pensamiento que expresa su afán por

mantener los principios antiguos, caracterizados, además, por ser lineales, estrictamente

“correctos” y rigurosos. No obstante, al revisar el material audiovisual y analizar esta

contrariedad, -que parece en un inicio bastante obvia y muy poco beneficiosa para

profundizar- nos encontramos con los individuos que pertenecen a esta corriente de

pensamiento y comprendemos que hay elementos importantes por destacar, relacionados con
sus perspectivas del mundo y el cambio. Es inherente al ser humano experimentar cierto

grado de temor frente a los cambios que se presentan en el transcurso de su vida. El

evolucionar y captar cómo las concepciones a través del tiempo cambian, es abrumador.

Pedirle a una persona que revolucione y modifique su forma de explicar, de reaccionar, sus

conocimientos, temores y creencias, es pedirle que desafíe sus instintos más cercanos a la

supervivencia. Por esto, es comprensible que el postulado del vanguardismo sea rechazado

por este nicho de personas. El vanguardismo es el símbolo de la modernidad, es el cambio

que genera incomodidad inmediata y el cambio que representará las concepciones de futuro.

Otro medio que nos permite comprender el por qué de este tipo pensamientos en

ciertos individuos, es por medio de la democracia. Con palabras de Fernando Savater en las

Preguntas de la vida (1999) “En la sociedad democrática, las opiniones de cada cual no son

fortalezas o castillos donde encerrarse como forma de autoafirmación personal: «tener» una

opinión no es «tener» una propiedad que nadie tiene derecho a arrebatarnos”(p.19). Lo

anterior, demuestra exactamente la posición del conservador, esta va ligada a la

autoprotección constante y a su imperiosa necesidad de establecerse en su definición de

verdad; porque lo diferente lo excluye de su zona de confort, y lo empuja a enfrentarse con

formas alternativas a su certeza tan ordenada, correcta y moral que ha construido durante

todo su existencia.

Conclusión:

La pregunta del periodo, a la vez que nos propone un reto al pensamiento, nos brinda

la posibilidad de encaminarnos a su propia respuesta; y es que para comprender el concepto

de modernidad, debemos comprender igualmente sus aplicaciones en la sociedad, y, por ende,

aquellas dimensiones que trastocan al ser humano moderno y a la sociedad al que se enfrenta.

En este orden de ideas, si bien la modernidad históricamente puede ayudarnos a definir una

época, debemos reciclar la idea de que únicamente es un límite temporal; pues ya hemos visto
que lejos de esto, se define como la adaptación de la sociedad -incluyendo su cultura, leyes,

pensamiento y costumbres- a la evolución y desarrollo de su contexto en el tiempo, y es aquí

donde entra la filosofía. Al cuestionarnos constantemente el por qué de las cosas, percibimos

cambios, nuevos referentes, nuevas percepciones cada vez menos sesgadas e identificamos

entonces la necesidad del cambio social. Esto se puede ver expresado en la política, parte

fundamental en el ser humano como ya se mencionó, y es que esta necesidad civil de

pertenecer hace que tengamos una responsabilidad para con aquello que hemos construido

llamado sociedad. Así pues, en ideas más pragmáticas y actuales de política, el hecho de que

el aborto, las drogas, la eutanasia sean legales o no, y el hecho de darle poder a alguien para

decidir sobre esto, ejemplifican un escenario de modernidad. Esto debido a que pese al

resultado y a las opiniones individuales (Conservadoras, vanguardistas, “modernas”...) sobre

lo correcto e incorrecto, es claro que estamos abriendo lugar a la duda, estamos dándole la

posibilidad al cambio, estamos abriendo críticamente un lugar a cuestionar la rectitud del

camino que estamos siguiendo como civilización. Por esto, incluso la visión estética del ser

humano ha cambiado. Con ejemplos tan literales como la aceptación gradual de los tatuajes,

hasta otros donde se evidencia a un ser que ha podido experimentar nuevas "estéticas",

revolucionar la idea de lo bello, del género, entre otras. Finalmente, ya habiendo recalcado la

estrecha relación entre modernidad y cambio, volvemos sobre los fundamentos del ser. Así,

encontramos que esta relación resulta natural para un ser que evoluciona con la razón y

adaptación (teoría que se postula desde la biología con Darwin hasta la filosofía con Tales de

Mileto). Pero también, resulta conflictiva para un ser que instintivamente le tiene miedo al

cambio, al no poder controlar todo lo que le rodea. Yace aquí la eterna contradicción del ser

humano, y la razón de las guerras. Incluso si buscamos obtener lo mismo, nos cerramos a

nuestros ideales, justificamos los medios y no somos “modernos”. Esto porque no estamos
abiertos al cambio, a leer el contexto, a comprender al otro. ¿Orgullo? ¿Poder? ¿Es acaso

simplemente herencia de la humanidad?


Referencias

Bejarano Ricaurte, A. (2022, 29 de mayo). Dame el power. Los Danieles & Cambio. Tomado

de: https://cambiocolombia.com/opinion/los-danieles/dame-el-power

Mentira la verdad - Modernidad (parte 1). (2012, 4 marzo). [Vídeo]. YouTube.

https://www.youtube.com/watch?v=9O9PA2JcSgY

Mentira la verdad - Modernidad (parte 2). (2012, 5 marzo). [Vídeo]. YouTube.

https://www.youtube.com/watch?v=Qxi0HuGQbUk

Savater, F. (1999). Preguntas de la vida. Barcelona. Círculo de lectores.

https://guao.org/sites/default/files/biblioteca/Las%20preguntas%20de%20la%20vida.%20Fer

nando%20Savater.pdf

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