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La ilustradora
Manuela Berdeal
Inglaterra 1860
capítulo 1
Su mejor amigo era duque, que también era como él, arraigado a las
costumbres, pero algo más abierto con la clases menos favorecidas. Los dos habían
ido juntos a Eton y también a la universidad, habían hecho el viaje por Europa y
ahora los dos gestionaban sus tierras con gran acierto. Richard era bastante más
osado en sus inversiones que su amigo pero por lo demás eran almas gemelas.
Había algo que los distinguía. Julián que así era como se llamaba el duque
era un estudioso de los insectos. Siempre le había entusiasmado la entomología y
había hecho estudios muy precisos de los insectos que poblaban Inglaterra, llevaba
años clasificándolos, tenía ya muchos clasificados y ahora necesitaba a alguien que
supiera dibujarlos con gran precisión. Había hecho averiguaciones y todas ellas le
remitían a una mujer Lena Belford solo sabía de ella que era una gran dibujante e
ilustradora, se la rifaban casi todas las editoriales del país. Se había puesto en
contacto con ella hacía casi un año, y todo este tiempo había esperado a que
estuviera libre de sus múltiples compromisos, pero por fin había conseguido que
viniera durante cuatro semanas para que dibujara sus especímenes. Era cara,
cobraba bastante, pero al duque no le importaba, pagaría lo que fuera por
conseguir que los dibujos de sus insectos tuvieran la precisión necesaria.
Era mayo los días eran largos y empezaban a ser calurosos Lena Belford se
estaba preparando para partir a la propiedad del duque de Wasford en Suffolk. El
trabajo lo había cerrado hacía un año pero hasta entonces no había tenido tanto
tiempo libre, ya que el encargo era bastante grande. Tenía que pintar los insectos
que el duque tenía clasificados y además tenía que ir a donde estaban los insectos.
Normalmente ella dibujaba ilustraciones para todo tipo de libros, desde cuentos a
mapas topográficos. El oficio lo había aprendido de su padre que era un gran
dibujante y le había enseñado todo lo que sabía de escalas, para poder hacer planos
y también de perspectiva y relieves. Ella había superado a su padre, dibujaba
mejor, también había heredado su cartera de clientes que era bastante abultada y
había hecho nuevos, con todo esto se ganaba muy bien la vida.
Vio a lo lejos que le quedaba un buen trecho que recorrer, el coche la había
dejado en el principio de la finca y tendría que andar un kilómetro más o menos, el
duque no había tenido el detalle de mandarle a alguien que la recogiera.
Cuando llegó además de cansada y polvorienta estaba sudorosa, en la
terraza que rodeaba la casa había varias personas sentadas y algunos de pie
hablando entre ellos y riendo, ella no hizo caso y se encaminó hacia la puerta
principal, llamó a la puerta y esperó contestación.
Lena levantó la vista y se enfrentó con la voz que tan grosera había sido con
ella. Era un hombre de unos treinta y pocos años, muy guapo y muy bien vestido,
tenía los ojos grises que parecía que te taladraban y el pelo castaño oscuro, muy
espeso y en la boca una mueca como de burlarse del mundo, de no importarle la
opinión de los demás, su gesto era arrogante y hasta un poco despectivo.
Richard no se podía creer lo que estaba oyendo, había estado mirando a esa
jovencita hacía un buen rato, cargada con su maleta que parecía bastante pesada, y
la había visto como se había acercado a la puerta y había llamado con toda la
desfachatez del mundo a la puerta principal, cuando todo el mundo sabía que los
criados entraban por la puerta de servicio incluso cuando iban a pedir trabajo, y
que tuviera una cita con el duque no se lo creía ni por asomo, el duque nunca
entrevistaba a nadie del servicio ni aunque fuera el ama de llaves, siempre lo hacía
el administrador o el mayordomo, pero no el duque, él tenía mejores cosas en las
que emplear su tiempo. Iba a responder a esa muchacha desvergonzada como se
merecía cuando se abrió la puerta y apareció el mayordomo
Richard no podía dar crédito a lo que sus ojos veían, parecía que la
muchacha había dicho la verdad y que el duque la estaba esperando, y no debía ser
una doncella aunque su pinta y su vestimenta dijeran otra cosa, desde luego no era
una dama, vio como entraba en el recibidor y daba al mayordomo la maleta y el
abrigo y se quitaba el sombrero debajo del cual apareció una mata de pelo pelirrojo
que aunque iba recogido con pulcritud, unos cuantos cabellos se habían soltado de
su confinamiento, la muchacha siguió al mayordomo y la llevó al despacho del
duque. Richard había seguido todo el proceso con la mirada y estaba ansioso por
saber quién era aquella mujer que iba a ser recibida por su amigo, ya le preguntaría
más tarde, siguió hablando con Rose la condesa de Monfort mientras sus
pensamientos siguieron en la escena que acababa de presenciar.
─sí por favor, un té me vendrá muy bien ─el mayordomo salió de la estancia
y los dos se quedaron solos
─acérquese ─le hizo una señal con la mano ─quiero que vea los insectos que
necesito que me dibuje con la mayor precisión posible
─sí, la verdad es que no me puedo quejar, empalmo un trabajo con otro, este
es quizás el de mayor envergadura que he tenido, no por lo grande que sea sino
por la precisión que se requiere ya que veo que hay insectos muy parecidos unos a
otros
─sí, pero siempre hay algo que los diferencia, ante cualquier duda no vacile
en preguntarme, yo me pasaré varias veces durante el día para ver como progresa,
estas dos primeras semanas tengo una fiesta campestre y la casa estará llena de
gente y a lo peor no podre pasarme tanto como quisiera, pero si usted quiere
verme no dude en llamarme.
Lena se dio cuenta que era un hombre guapo, no tanto como el que la había
increpado en la puerta pero parecía mucho más cordial, tenía el pelo rubio y los
ojos azules y una sonrisa muy amable, hablaba con determinación pero era
extremadamente educado. Entró el mayordomo con el servicio de té y detrás el
hombre de la entrada. El mayordomo sirvió el té y salió tal como había entrado, el
otro hombre se quedó en la habitación
─sí, con mucho gusto,─ sabía que ellos querrían hablar de trabajo pero le
apetecía quedarse un rato más con esa muchacha con los ojos más verdes que
jamas había visto.
Cada uno cogió una taza y bebieron sin decir nada, la primera en hablar fue
Lena
─había pensado una habitación en la parte oeste, toda el ala este está
ocupada y no puedo desalojar a ninguno de mis invitados se sentirían ofendidos,
la zona oeste no tiene mucha luz, no había pensado en eso, lo siento señorita
Belford
─cuando venía andando he visto una caseta que está orientada al este por lo
menos algunas habitaciones, ¿qué es lo que tiene esa caseta?
─No tiene nada, es muy pequeña, solo tiene una habitación un salón y una
cocina, es la caseta del antiguo guardes, luego mi padre le hizo otra más grande
cuando empezó a tener familia,
─sí, pero ¿está segura?, ¿no pasará miedo de noche estando tan sola?─
preguntó Julián preocupado
─no, no soy muy miedosa, creo que es el sitio ideal, no molestaré a nadie, a
veces de noche pinto y tengo mucha luz encendida y puedo molestar a los que
duermen a mi lado, porque suelo cantar cuando pinto, es una mala costumbre pero
no la puedo evitar porque no me doy ni cuenta
─tendré que llevarme los paneles con los insectos de uno en uno─ dijo
Lena─ me tiene que decir las medidas en las que quiere que lo pinte, ¿al natural,
cómo aparecen ?
─yo lo que había pensado era uno al tamaño natural y otro aumentado como
cinco veces para los mas pequeños, los más grandes pues yo creo que con el doble
estará bien, que se vea cada detalle, ¿eso se puede hacer?
─no sabía qué ibas a tener otra invitada no me dijiste nada─ comentó
Richard
─sí ponme lo que tú, es una mujer muy bonita─ continuó Richard, se la ve
educada aunque no demasiado ¿cómo ha podido decirnos que quería bañarse a
dos hombres? ¿nadie le ha enseñado que esos temas no se le cuentan a un hombre?
─No seas esnob Bellamy, y déjala en paz, no quiero que sea otra de tus
conquistas, ni la mires siquiera, no tiene nada que ver contigo, ni con nuestro
mundo, nuestra relación va a ser profesional y ambos sacaremos algo de ella,
─¿por qué has hecho tal cosa? ─ preguntó Julian dándole una copa a su
amigo y sentándose de nuevo en la butaca
─por su aspecto parecía del servicio, iba toda llena de polvo y su vestido no
era el de una dama y venía andando, pensé que era del servicio, pero ella me
contestó con gran aplomo y un poco de soberbia luego llegó Simmon y la hizo
pasar, y eso me produjo curiosidad
─que viniera andando fue culpa mía, no la mandé el carruaje, confundí las
fechas, un desastre, pero ahora parece que está todo en orden, quiero que me haga
un buen trabajo por eso no la quiero molestar, quiero que esté a gusto en todo
momento, te pido que no te metas con ella, te conozco y no dudas en ser bastante
desagradable con el servicio cuando se salen de su ámbito
─cada uno tiene su lugar, si ella no lo traspasa, yo seré cordial con ella, lo
que no puedo es con esas arribistas que piensan que el mundo les pertenece, ni con
aquellos que dicen que todos somos iguales, nunca lo hemos sido y nunca lo
seremos, nosotros estamos en la parte alta y allí es donde permaneceremos, pero
no quiero que nadie de una capa más abajo se cuele a la parte superior y la haga
suya─ dijo Richard dando un sorbo a su copa
─sí, eso es verdad, pero entre la gente baja también hay brutos, borrachos y
desechos de la vida y putas y mucha miseria, sé que puede ser en parte culpa
nuestra, pero yo manejo mi hacienda con rigor y los que están bajo mi protección
no pasan hambre, ni frío, que otros no hagan su trabajo no es culpa mía ni en una
parte ni en otra.
─Ya, puede que tengas razón y eso se pueda aplicar para la parte alta y la
más baja quizás como tú dices son negligentes, pero hay toda una clase media o
por lo menos lo intenta que tienen otros valores y quieren ganarse la vida de otra
manera y hay mucho talento por ahí, no solo en la clase alta
─bueno salgamos fuera, las damas deben estar preguntado por los hombres
más apuestos de la fiesta
─sí y los más ricos─ añadió julian.
Capítulo 2
Lena se acomodó en la caseta que ella misma había sugerido, estaba muy
contenta, tanto en el salón como en su dormitorio había una gran cantidad de luz,
que era lo que ella requería para un trabajo minucioso. Le traían todas las comidas
y luego se llevaban los platos con lo cual ella no se tenía que ocupar de nada, solo
de dibujar. De vez en cuando salía a dar un paseo por el jardín. El duque se pasaba
por lo menos dos veces al día una por la mañana y otra al atardecer, estaba
satisfecho con el trabajo, llevaba ya unos veinte insectos dibujados pero todavía le
quedaba mucho trabajo. Hoy por la mañana iría al pueblo, a una tienda que le
había recomendado el duque de Wasford para comprar más pinturas y más
carboncillo, para tal circunstancia le habían dejado un caballo apacible, según el
mozo de cuadras.
─sí, voy con esa yegua que es muy mansa─ la yegua estaba metida dentro
de una cuadra frente a donde ellos estaban
─creo que debo insistir─ dijo Richard que se estaba impacientando, vaya
mujer testaruda no veía que iba a llover de un momento a otro─ no creo que tarde
en llover y se mojaría usted además de todo lo que ha comprado.
Lena miró hacia el cielo parecía que iba llover y a no tardar mucho, no le
quedaba más remedio que compartir el carruaje, no quería ser una carga, pero
tampoco quería que se le mojara todo lo que había comprado.
─ pero no estaría bien que ustedes acortaran su salida solamente por mí, yo
puedo esperar a que amaine, no creo que tarde
─eso nunca se sabe─ dijo Richard─ puede llover durante horas, nosotros ya
volvíamos a Moonlight espero que no seamos una compañía aburrida
─no, claro que no,─ Lena ya estaba harta de luchar contra él, con lo cual se
rindió pero tampoco quería ser demasiado cortes, todavía no la había presentado a
la dama que iba con él─ está bien ataré el caballo a su carruaje
─déjelo que lo haga el cochero─ dijo Richard con sorna en la voz, que
fastidió a Lena sobremanera ─tiene más pericia que nosotros
─¿por qué querías invitarla Richard,? es una mujer muy vulgar─ exclamó la
condesa mientras se quitaba los guantes y se sentaba en un sillón─ ¿viste con qué
desfachatez me contestó en el carruaje? En el tiempo de mi padre la habrían
mandado azotar por insolente y encima tú la invitas, menos mal que ella ha
preferido irse a la cocina que es su lugar
─yo solo he querido ser cortes Rose, no podíamos dejarla allí a la intemperie,
a estas alturas tendría un constipado y Wasford me mataría si ella enfermara y yo
hubiera podido hacer algo para evitarlo
─había juegos al aire libre, pero no para de llover así que la gente se estará
entreteniendo dentro de la casa, lo que si sé es que esta noche hay un baile por
todo lo alto vienen personalidades de todos los estamentos, el primer ministro ha
dicho que si puede se pasará, todo el mundo se estará preparando a esta hora
─¿y tú no vas a prepararte?─ preguntó Richard Rose era una mujer muy
guapa morena con los ojos azules y una cara perfecta, ojos grandes, labios
carnosos, era una de esas mujeres que despertaba pasiones allá por donde fuera, la
habían casado muy joven con un conde viejo pero que había muerto hacía ya
algunos años y a ella la había dejado toda su fortuna, el condado había pasado a un
primo lejano pero toda la fortuna era de ella, con lo cual ahora todos los hombres
se la disputaban, pero algo había que empañaba la situación, era que en los cinco
años de matrimonio no había tenido hijos y eso creaba dudas sobre su fertilidad,
todo el mundo quería estar cerca de ella, y granjearse su amistad, pero ella prefería
al conde Belamy, quería casarse con él y sabía que tarde o temprano lo conseguiría,
eran tal para cual
─que descanses milady, por supuesto que nos veremos en la cena, hasta
entonces,─ se puso de pie y le hizo una reverencia mientras le besaba la mano.
Rose salió de la habitación rumbo a sus habitaciones y Richard se sirvió una copa
de oporto mientras se sentaba en la butaca, pensó en la ilustradora, era una mujer
desconcertante, no guardaba las apariencias y desde luego no tenía ningún respeto
por las clases que eran superior a ella, había contestado a Rose sin ningún respeto,
Pero había algo en ella que le atraía, aunque no era una belleza, su persona estaba
llena de sensualidad, era lo que tenían las clases bajas, mostraban su sensualidad
sin ningún pudor ni recato, no le quitaría ni un pensamiento más, se levantó y salió
de la sala hacia su habitación.
─buenas tardes Lena ¿le querría hacer una pregunta?─ mientras hablaba
miraba los dibujos de Lena con mucho detenimiento, para ello usaba una lupa para
ver los detalles más pequeños
─Porque yo también utilizo una lupa para dibujar, tengo dos lupas que
reposan en un cabestrillo una con más aumento que la otra, además de mis gafas,
claro─ dijo Lena riendo-
─Ah sí lo había olvidado, esta noche vamos a dar una cena y después un
baile de gran importancia están invitados gente de todos los estratos sociales, me
haría un gran favor si quisiera acompañarnos. Entre los invitados hay un pintor
Adam Cox no sé si lo conocerá, pero no hay nadie más que tenga esos intereses
que usted, y había pensado que si usted viniera el pintor tendría alguien con quien
hablar que no fuera de política o de los últimos bailes, que no creo que le interese
ni lo mas mínimo, estaría en deuda con usted si quisiera acompañarnos
─por mí no hay ningún inconveniente, no creo que sean muy distintas a las
que suelo asistir con mi madre y mi hermana, al final la gente siempre habla de lo
mismo, de sus vidas, que es lo que más les interesa, pero no tengo nada adecuado
que ponerme para asistir a un gran baile, me temo que no podre asistir
─ya he pensado en eso y dentro de poco le traerán tres vestidos, creo que he
acertado con su talla, con sus respectivos zapatos y complementos espero que sepa
perdonarme por semejante atrevimiento pero es que necesito que asista, no quiero
que ninguno de mis invitados se sienta desamparado ¿me hará ese gran favor?
─no creo que eso sea posible, pruébese los vestidos y escoja él que más le
guste, vendrán a buscarla a eso de las siete para la cena, no se preocupe demasiado
por las normas de cortesía casi todo el mundo se las salta, además hay mucha
gente invitada que salió del pueblo llano y no tienen ni idea de nuestras estrictas
normas. Estoy muy complacido con su trabajo, está haciendo unos dibujos
extraordinarios─ y haciendo una inclinación de cabeza salió de la casa de Lena-
Lena se probó los vestidos, cada uno era más bonito que el anterior, se
decidió por uno de color azul aguamarina, de talle bajo y con un escote
pronunciado, sin llegar a ser escandaloso, sin mangas pero que iba acompañado
por unos guantes largos y un collar de zafiros, vino una doncella a peinarla, le hizo
un moño alto, cuando acabó con ella, con el vestido y los complementos puestos se
miró en el espejo, estaba espectacular nunca se había visto tan bonita. Llegó a la
cena un poco tarde, la anunciaron, el duque la saludó
─no lo creo, la materia prima la tiene usted, pero déjeme que le presente al
señor Adam cox que estaba deseando conocerla
─muchas gracias señor, he oído hablar mucho de usted, una vez fui a ver
una exposición suya en la National Galery, me gustó mucho
Lena vio a Richard al otro lado del salón acompañado de la mujer tan
hermosa que había conocido el otro día, estaba muy guapo con su traje de gala y su
pañuelo anudado con gran precisión y el pelo un poco alborotado y los ojos tan
grises que parecían dos luces en la oscuridad, lo miró un rato hasta que sus
miradas se cruzaron él hizo un suave inclinación de cabeza y ella apartó la mirada.
─el baile ha resultado muy bien─dijo Julián, mientras se servía una copa y se
sentaba en un sillón ─¿os habéis divertido?
─¿al pintor?
─siento llevarte la contraria, pero tanto uno como otro han tenido mucho
éxito, el pintor tiene una fama extraordinaria en Londres, sus cuadros se venden
muy bien son bastante caros y en cuanto a Lena ha sabido comportarse como una
gran dama, tiene conversación, no ha sido demasiado incisiva, la he visto hablar
con el primer ministro dando opiniones muy acertadas sin ser ofensiva, es una
mujer extraordinaria
─ten cuidado Wasford, puedes caer en sus redes con gran facilidad, yo
conozco muy bien a las de su clase
─no te preocupes, no creo que me enamore de ella, pero eso no quita que la
admire, de todas maneras no sé qué te ha hecho, ni siquiera se ha acercado a ti ¿o
es precisamente por eso?
─No digas tonterías, ¿para qué quiero yo una mujer como ella?, pero
conozco muy bien a las de su clase, lo he sufrido en mis propias carnes
─en las tuyas no, era tu hermano él que se enamoró, él que sufrió y él que
finalmente acabó mal Bellamy, no fuiste tú, tú no sabes nada, nada más que lo que
te contaron y solo una parte nunca supiste lo que pasó a la mujer, excepto su final,
nunca sentiste lo que ella sintió, eres muy parcial en toda esta historia, además no
puedes juzgar a todas las mujeres pertenecientes a una clase por una sola.
─sea como tú quieras─ dijo el duque─ me voy a la cama ha sido un día muy
duro, y mañana quiero madrugar hasta mañana lady Rose, Bellamy
─hasta mañana excelencia─ dijo Rose, que se había mantenido callada todo
el tiempo
─me pueden decir, ¿qué es lo que hacen aquí?─ con lágrimas en los ojos
debido a la impotencia porque si se hubiera dejado llevar por su primer impulso
les habría dado un palazo a cada uno
─no tenemos por qué darle explicaciones─la contestó Richard con su mirada
más dura
─me parece que sí, están en mi casa, la han allanado y encima han
estropeado unos cuantos dibujos que tendré que repetir
─está no es su casa ¿o piensa que sí ?─ dijo Richard cada vez más enfadado,
ya que no le había pasado inadvertido que Lena había bajado en camisón y se le
transparentaba todo, notaba sus pezones marcándose bajo la tela, pugnado por
salir, y el vello que tenía entre las piernas, esa visión fue hacia sus partes más bajas,
y su miembro se despertó con ferocidad, la visión de esa mujer en camisón lo había
afectado más que todos los besos y tocamientos que había tenido con Rose hacía
solo un momento.
─Mientras esté trabajando aquí bajo el techo del duque esta es mi casa, y así
es como se me hizo saber, no sé por qué han venido aquí a tener sus escarceos si
sabían que estaba ocupada, usted estaba delante cuando el conde me dijo que
podía instalarme aquí ¿o no se acordaba?
─está bien, ya no se puede hacer nada, solo siento los destrozos a mis
dibujos─ Lena miró sus dibujos, se dio media vuelta para subir de nuevo a su
habitación, cuando una mano la agarró y la volvió
Lena poco a poco se recompuso y subió hacia la cama sin saber muy bien lo
que había pasado, bueno sabía que la había besado, pero no sabía por qué, el beso
había sido perjudicial para su salud mental, esto no podía volver a pasar, se dijo
Lena, sino tendría que hablar con el duque y acabar el trabajo en su casa de
Londres no podía caer bajo las garras de ese conde que sabía que el el fondo de su
corazón despreciaba a las mujeres como ella, le costó dormirse pero al final se
durmió y soñó con Richard y con besos cargados de pasión.
Capítulo 3
Richard no entendía muy bien lo que había pasado, pero una fuerza
superior a él había tomado posesión de su voluntad y había besado a la
ilustradora, estaba fuera de sí desde que se había fijado en su silueta debajo del
camisón, casi transparente de lo gastado que estaba, sus pechos turgentes y ese
vello entre la piernas le habían mandado una orden a sus partes más bajas y había
tenido que besarla no podría haber parado aunque hubiera entrado el mismísimo
diablo, el beso había sido espectacular y se había quedado con ganas de más, su
erección era dolorosa cuando se encontró con Rose en la fuente, ella le estaba
esperando con el corpiño bajado, él no lo pensó más, la tomó entre sus brazos y la
besó le subió las faldas y de un solo empujón se metió dentro de ella cerró los ojos,
y pensó que era a Lena a quién estaba penetrando, se corrió de una manera
espectacular entre los muslos de Rose
─¡Dios mio! no sabía que eras tan fogoso, espero que podamos repetirlo a
menudo─ dijo Rose colocándose el vestido
─para mí también ha sido magnifico Rose─ pero no era verdad, todo había
sido falso, él no quería poseer a Rose, quería estar entre los muslos de Lena y su
miembro también lo sabía, ese beso lo había afectado más de lo que imaginaba,
tendría que tener a esa pequeña arpía, una vez que la tuviera la olvidaría y podría
seguir con su vida igual que antes de haberla conocido. La seduciría y luego la
abandonaría, era lo que se merecía por ser tan arrebatadora,
En la cama Richard rememoró una y otra vez el beso, con todos los matices
que había saboreado, sabía que después había poseído a Rose pero de eso ni
siquiera se acordaba, se había corrido fuera, ya que no quería tener un hijo, no
hasta que estuviera casado, él no era un noble que iba dejando bastardos por
donde quiera que fuera.
Lena no salió en dos días de su casa ni siquiera para tomar el aire, los
dibujos inutilizados le habían hecho atrasar el trabajo y quería ponerse otra vez en
el momento de la noche anterior si no no podría entregarlos en la fecha que se
había comprometido. Al tercer día fue el duque a verla y se dio cuenta de que
estaba repitiendo dibujos que él ya había visto, al preguntarla a Lena no le quedó
otro remedio que contarle la verdad, sin relatarle nada de los besos que le había
dado Richard.
─Me lo tenía que haber dicho señorita Belford─ dijo Julián contrariado
─¿y qué iba arreglar con eso? El mal ya estaba hecho y nada de lo que se
pudiera hacer repararía el hecho de que los dibujos tenían que volverse a repetir
-─no demasiado, estos dos días ya he dibujado los que habían quedado
inutilizados, ya estoy con un insecto nuevo, el escarabajo pelotero, no se preocupe
excelencia, no tiene importancia
Julián fue en busca de su amigo Richard, para saber lo que había pasado se
lo encontró en la biblioteca leyendo un libro y bebiendo una copa de coñac
─no sé de que me hablas─ dijo Richad, que no creía que Lena le hubiera ido
con el cuento de que la había besado, y el otro incidente él lo había olvidado por
completo
─qué insensible eres Richard, esa mujer ha estado estos dos días sin salir ni
siquiera a dar un paseo porque le destrozasteis unos dibujos con vuestro ardor ¿lo
qué no entiendo es por qué fuiste a la caseta? Tú sabías que estaba Lena viviendo
en ella
─¿Lena? ya es Lena─ dijo Richard que había sentido una punzada de celos a
oír el nombre de la ilustradora en los labios de su amigo
─no me acordaba que la señorita Belford estaba en la caseta, salí con Rose a
dar un paseo y una cosa llevó a la otra y nos vimos en la caseta, cuando nos dimos
cuenta era demasiado tarde todo sucedió rápidamente, no quisimos hacer ningún
daño, no nos dimos cuenta
─eso estaría bien para variar ¿qué tal vas con Rose?
─no, pero ¿qué quieres que te diga? Nos divertimos juntos nada más─ dijo
Richard poniéndose de pie─ iré a ver a la ilustradora, para volver a disculparme,
no sabía que habíamos destrozado tantos dibujos, lo siento Wasford
Richard salió de la casa en dirección a la caseta, quería verla otra vez estos
dos días no había parado de pensar en ella, incluso cuando estaba en compañía de
Rose, no sabía lo que tenía esa mujer pero le había calado bien hondo
─buenos días─ gritó mientras llamaba a la puerta y la abría, vio a Lena
sentada en una silla y dibujando de cara a la ventana con las gafas puestas y una
lupa que enfocaba directamente al dibujo que estaba realizando─ no quería
importunarla señorita Belford, venía a disculparme por lo de la otra noche, he
estado hablando con Wasford y estaba muy disgustado por nuestro
comportamiento, por todo ello he venido otra vez a disculparme con usted
─no tenía que haberse molestado, lo que pasó pasado está, ya he podido
rehacer los dibujos y he empezado los nuevos de esta semana ¿quiere tomar algo?
No es que tenga gran cosa, pero hay algún licor y agua fresca, tome asiento si
quiere
Lena sirvió dos oportos y le pasó una copa al conde, el conde cogió la copa
mientras le acariciaba la mano, dio un sorbo a la copa mientras la miraba, Lena se
sentó y dio un sorbo a su copa. Richard se levantó y se encaminó hacia donde
estaba Lena la tomó de la mano y la levantó mientras le acariciaba la mejilla y la
besaba por el cuello
─no sé lo que tienes que me excito con solo verte- dijo mientras la besaba los
labios con delicadeza lamiéndole las comisuras de los labios─ sé que tú sientes lo
mismo, noto como te acoplas a mis brazos─profundizó el beso y buscó con afán su
lengua Lena salió al paso, no quería pero su voluntad la había abandonado desde
que el conde entró dentro de la estancia, le pasó los brazos por el cuello y él la
abrazó y la apretó contra su cuerpo la llevó hacia la pared y allí siguió
restregándose contra ella mientras no paraba de besarla
─tienes que ser mía, solo una vez Lena, después te dejaré en paz y los dos
nos olvidaremos de lo ocurrido─ le susurró sobre sus labios no me niegues esto,
sino vendré todos los días hasta que sucumbas
─no pasará nada, seguiremos con nuestras vidas, tú con tu trabajo y yo con
mis quehaceres
─sabes que eso no pasará, hay una corriente de deseo instalada entre
nosotros desde el primer día que te di la mano ¿lo notaste? Fluyó entre nosotros y
desde entonces nos acompaña, lo mejor sera que nos dejemos llevar, verás como
pasa y luego seremos más felices
─como quieras pero yo creo que no lo podremos evitar pero te dejaré en paz,
no quiero forzarte a nada que tú no quieras
─muchas gracias por ser tan buena persona, y ahora si me disculpa tengo
que seguir trabajando
La fiesta continuó y Lena siguió con su trabajo cada vez le quedaban menos
insectos por dibujar, dentro de dos semanas seguramente acabaría el trabajo y
volvería a casa, salió un momento a dar un paseo sin sombrero, le gustaba que el
viento le diera por todas las partes del cuerpo, se sentía libre, y como transportada
a otra época, no vio que el cielo estaba cada vez más oscuro, se avecinaba
tormenta, se había adentrado en el bosque cuando la tormenta descargó, se refugió
en un árbol, pero sabía que no era buena idea, tenía que salir de allí y llegar a la
casa como fuera, esperó a que amainara un poco y salió corriendo hacia su casa con
todo sus fuerzas, pero cuando llegó a casa estaba empapada. Richard la había visto
pasar a todo correr desde el bosque, él estaba sentado cómodamente en la terraza
de la casa cuando la vio aparecer empapada como un perro apaleado con la cabeza
gacha y el pelo cayéndole por la espalda, una descarga eléctrica fue a parar a sus
partes más sensibles, inflamándose de deseo y como un resorte se levantó de la
silla y corrió hacia la caseta dando un rodeo para que nadie lo viera, entró en la
casa sin llamar y vio que Lena se estaba desvistiéndose en el salón, que era donde
estaba el fuego encendido, perdió el sentido y fue hacia ella como una exhalación
─déjame que te ayude─ dijo con un hilo de voz. Y le quitó la camisola y se
entretuvo en acariciar sus pechos, cuando pensó que ya no podía parar bajó su
boca y le tomó un pezón entre los dientes y se lo mordisqueo un poco, ella gimió y
él no pudo más siguió quitándole los calzones y la vio en su plenitud, la atrapó
entre la pared y su cuerpo y se restregó contra ella, él estaba todo vestido pero su
erección era dolorosa la besó de nuevo esta vez en la boca, entrando en su boca y
tomando posesión de su lengua, ella intentaba quitarle la chaqueta, él no opuso
resistencia y se quitó la chaqueta y la camisa y luego se desabrochó el pantalón y
de una sola embestida la penetró, un grito cortó el silencio de la noche. Richard se
quedó inmóvil todo su cuerpo estaba sudoroso, no se podía creer que ella fuera
virgen , si se lo hubieran contado se habría reído en la cara del que se lo hubiera
dicho.
─Dios mio Lena ¿por qué no me dijiste que nunca habías estado con un
hombre? Mientras lo decía, su cuerpo se estremecía de placer, era el primero, eso le
provocó una nueva emoción
─Dios mio Lena eres magnifica─dijo Richard mientras notaba los espasmos
de ella en su miembro no podía más el placer era insoportable y estalló
derramándose dentro de ella, todavía estaban apoyados en la pared, él dejó caer su
cabeza sobre el cuello de ella y le lamió el lóbulo de la oreja─ nunca me había
sentido así─ dijo con un hilo de voz ─despiertas mi pasión como ninguna otra,
estás hecha para el placer.
A ella esto último no le gustó fue como un jarro de agua fría e intentó
desembarazarse de él
─te estoy dando placer, es lo que estoy haciendo─ dijo con su boca pegada a
la suya─ eres una mujer muy receptiva y me excitas de un modo que jamas había
sentido─ ella empezaba a sentir los primeros espasmos de su orgasmo, cuando
Richard volvió a penetrarla, su miembro entró cuando Lena estaba con su primer
temblor, el placer de Richard fue indescriptible, sintió la estrechez de su pasaje, y la
contracción en su miembro nada más entrar
─Dios mio Lena vas a acabar conmigo─nunca me había sentido así, sé que
soy repetitivo pero es que no me salen las palabras─ y empezó a moverse duro y
profundo, ella gritaba en sus brazos, y Richard volvió a correrse en el orgasmo más
espectacular de su vida, él hubiera querido que durara toda la noche , pero no
pudo más y estalló dentro de ella, nunca le había pasado nada igual era muy
cuidadoso, y con esa mujer se olvidaba hasta de cómo se llamaba, no sabía lo que
tenía pero le llevaba sin nada de esfuerzo hasta lo más alto, se retiró de ella con
gran pesar, y vio que su miembro estaba manchado de sangre, era la constancia de
que ella era virgen nadie la había poseído antes que él, sintió que el pecho se le
hinchaba de satisfacción, había sido su primer hombre, el primero que la había
hecho gozar, ahora esa mujer era suya, aunque él no la quería para nada, pero eso
no quiso analizarlo se tumbó a su lado y la abrazó cubriéndola con su abrazo
─Sí me ha gustado mucho, pero ahora debe irse Milord, y esto no debe
repetirse
─no me llames Milord, hemos tenido gran intimidad y creo que me puedes
llamar Richard, cuando estemos solos
Fue como un jarro de agua fría y se enfadó, pero que pensaba esa mujercita,
él volvería las veces que le diera la gana, ella debería de estar agradecida de que él
hubiera posado sus ojos en ella y parecía que se arrepentía, es verdad que era
virgen pero ya tenía cierta edad y todavía no se había casado con lo cual su
perspectivas de matrimonio debían ser nulas ¿qué quería? ¿morirse virgen? Él casi
le había hecho un favor, solo que él había disfrutado como nunca, no quería dejar
de verla, haberla probado solo había intensificado sus ganas y su obsesión, no creía
que la fuera dejar en paz ni aunque pudiera, pero por ahora no le llevaría la
contraria ya tendrías otras oportunidades y él sería más cuidadoso, no la quería
dejar embarazada y se había dejado llevar tanto por la pasión que no pudo salir a
tiempo ninguna de las dos veces ¡en qué estaba pensando!
─lo sé, solo voy a ver cómo está mi ropa y el fuego no quiero salir ardiendo.
ella iba recogiendo la ropa y poniéndola cerca del fuego que lo atizó con
gran maestría, él no sabía que decir, le habría gustado besarla otra vez, pero veía el
peligro, si la besaba a lo peor no podía parar y tendría que hacerla otra vez suya,
su miembro se despertó dentro de sus pantalones, no, no había tenido suficiente de
ella, de eso estaba bien seguro
Capítulo 4
Richard entró en el salón de baile mirando por todas partes a ver si la veía,
había ido al baile solo porque sabía que el duque la había invitado, no creía que
fuera a rechazar la invitación, como a todas las mujeres a Lena también le gustaría
relacionarse con la élite para ver lo que podía pescar sobre todo ahora que gracias a
él no era virgen, seguro que estaba allí pensado que su salida era el matrimonio, la
buscó pero no la vio, había demasiada gente. Ya la encontraría seguro que no
andaba muy lejos
─no busques más Milord, ya estoy aquí─ una voz a sus espaldas lo sacó de
sus pensamientos era la condesa, no había pensado en ella ni un solo momento en
los últimos días, tampoco la había buscado, ni siquiera se había acordado de ella,
todo sus pensamientos se centraban en una mujer pelirroja de ojos verdes
─milady está usted preciosa─ dijo sonriendo- ¿cómo sabía que la estaba
buscando?
─Richard bailó con Rose y mientras aprovechó para mirar por todo el salón
buscando a Lena no la encontró, cuando acabó el baile fue con la condesa donde
estaba las bebidas y les sirvieron dos copas, el duque se acercó a donde estaban
ellos
─Sí muchas gracias excelencia, pero veo que esta noche los invitados son
menos variopintos no veo a ninguna representación de las artes plásticas
─no, ella fue más diplomática pero en el fondo quería decir eso, es lo que yo
interpreté, y como esta vez no tenía en vista que asistiera ningún pintor al que
tuviera que atender, no la presioné para que aceptara
─pero para ella habría sido una oportunidad codearse con gente de clase
superior, y así conseguir más encargos─dijo Richard
─claro que sí─dijo el duque ─¿y tú Bellamy? ¿qué vas hacer? Puedes
quedarte unos días, ya más tranquilos los dos
Pero no fue así, no podía ponerse a tono, tuvo que hacer un gran esfuerzo
para poder acabar la faena, al final tuvo que pensar en Lena para poder excitarse y
conseguir el punto óptimo para poder penetrar a la condesa y que ella no notara
nada y quedara satisfecha, eso le enfadó todavía más, volvería a ver a la
ilustradora y se saciaría de ella aunque fuera lo último que hiciera en esta vida.
La casa quedó tranquila, todos los invitados se habían ido Lena estaba más
tranquila y sus preocupaciones se habían ido o eso por lo menos creía ella, el
trabajo cada vez iba mejor y ya le quedaban pocos insectos por dibujar, acabaría
antes de tiempo, luego los revisaría por si faltaba alguno y más tarde se iría a su
casa, el trabajo ya lo había cobrado, sabía que el duque había ingresado la cantidad
estipulada en el banco de ella. Estaba dando un paseo por el bosque, cuando sintió
frió y decidió volver a casa, estaba contenta iba canturreando por lo bajo cuando
entró en la casa, y se quedó de piedra, allí en medio de su salón sentado en una
butaca estaba Richard, no había cerrado la casa, pensaba que ya no tenía nada que
temer, al parecer estaba equivocada
─hola Lena, no te dejas ver mucho, he tenido que venir a verte yo, parece
que no quieres saber nada más de mí, no creo que haya hecho nada para merece
semejante trato
─¿qué es lo que quiere Milord? ¿ por qué no me deja en paz? Tengo mucho
trabajo todavía por hacer.
─no sin que yo estalle contigo mi amor,─ se movía dentro de ella cuando
sintió las primeras contracciones de ella sobre su miembro no pudo más le capturó
su boca mientras se derramaba dentro de ella en otro orgasmo más espectacular
que el anterior si ello fuera posible, la abrazó y la acarreó hacia el sofá donde la
tumbó,
─y todo eso lo has pensado tú solo, sin contar que yo esté de acuerdo o no
─en el mio solo no amor, también pienso en el tuyo, sé que tú has gozado
tanto como yo
─¡qué fácil es hablar así! desde tu atalaya, hombre, noble y rico, y te dedicas
a dar lecciones a las mujeres, tú no sabes nada de nosotras, nosotras vivimos en un
mundo dominado por vosotros en todos los aspectos. Tú sabes lo que me cuesta
conseguir trabajo, e ir a un sitio y que vean que soy una mujer, no sabes lo difícil
que me ha resultado hacerme con un nombre y que me contraten, por no decir que
tanto a mi madre como a mi hermana no les gusta que trabaje, pero si no lo hiciera
nos moriríamos de hambre, no poseemos tierras, ni rentas, ni dinero, no somos de
la clase privilegiada, pero todo esto que tanto esfuerzo me ha costado conseguir se
vendría abajo si alguien supiera lo que ha pasado aquí estos días y se difundiera el
rumor, dejarían de solicitarme para que les dibujara, la sociedad es muy cruel con
las mujeres caídas en desgracia, pero tú de todo eso no sabes nada, para empezar
eres un hombre y para acabar eres conde, déjame Richard y olvidemos todo esto
como si nunca hubiera sucedido
Se acercó a ella y la besó con delicadeza y pasión poniendo todo sus ganas
contenidas, ella no dijo que no y lo besó con la misma entrega lamiéndole los labios
─¡Dios mio qué bien sabes!, ¡cómo me gustas!, adiós Lena que te vaya muy
bien en la vida
─adiós Milord
Richard no sabía que pensar no quería dejar de verla, le había dicho que sí,
pero dejaría pasar unos días y volvería a la carga, no podía pasar de ella, todavía la
deseaba con ferocidad y no estaba acostumbrado a que se le negara nada, solo una
vez le habían arrebatado lo que más quería y había sido una mujer, una mujer
como Lena independiente pero no lo suficiente, igual que ella. Volvió a la casa
pensativo
─Sí, pero no creo que eso sea de tu incumbencia─dijo con su voz más
arrogante-
─No, no me casaría con ella, pero no creo que eso suceda, además no va a
volver a pasar, ha sido un error, no sabía en qué estaba pensado, fue como una
fiebre, pero ya se me ha pasado
─¿qué pasa? ¿es qué te gusta?─ dijo Richard, que le había enfurecido y
puesto celoso que la defendiera con tanta vehemencia, ella era suya y él podía
hacer con ella lo que quisiera le pertenecía, desde la primera vez que había puesto
sus manos encima de ella
─no seas absurdo Bellamy has tenido que ir precisamente a por la qué no
debías tocar
─sí, lo has hecho, esperemos que no tenga más consecuencias, que la caída
en desgracia de esa pobre chica─ Julián todavía estaba enfadado con su amigo.
Capítulo 5
Richard a primera hora tal y como había prometido a su amigo partió hacia
su casa, en ella estaba esperándole una hermana y una madre además de su tía y
su primo, su hermana Catherine y su madre Celia lo adoraban, había sido el hijo
menor, su hermana era dos años mayor y aunque se había casado una vez, había
enviudado y había vuelto a casa y desde entonces no había salido, no quería volver
a casarse, su matrimonio no fue una experiencia muy agradable, con lo cual había
desechado a los hombres de su vida. En cuanto a su madre había tenido tres hijos
el mayor había muerto hacía tres años en extrañas circunstancias era el heredero
del condado y por lo tanto había sido educado para tal menester. Se enamoró de
una maestra muy inferior a él pero a Eduard que era como se llamaba no le
importó tal eventualidad y desafiando a su padre que todavía vivía salió en busca
de la mujer que pocas horas antes su madre había echado de la casa. Se había
presentado en la casa familiar alegando que estaba embazada de Eduard. su madre
no la creyó y la echó con cajas destempladas cuando Eduard se enteró salió
corriendo en su busca con tan mala fortuna que se desató una tormenta y se cayó
del caballo muriendo en el acto, la madre nunca se recuperó de tal desgracia y el
padre murió tres meses después, de la mujer nadie supo nada, pero pocos días
después de la muerte de su hermano sacaron un cadáver de una chica del Tamesís
que se correspondía con la descripción de la novia de su hermano. Richard por
aquel entonces estaba de viaje por Europa pero le hicieron regresar rápidamente, la
madre no se recuperó de la muerte de su primogénito y echó toda la culpa a esa
advenediza que causó tal desgracia en su familia.
Esa era la desgracia de la familia, por culpa de una mujer que no supo estar
en su sitio, toda una familia había quedado destruida y triste, la tristeza no se
había ido de Rostof Mannor por eso Richard iba tan poco a su casa, el ambiente era
asfixiante, todo eran tristezas solo su hermana lo reconfortaba un poco.
En cuanto a su tía y su primo era dos personas resentidas con su suerte, ellos
tenían que vivir de la caridad de sus parientes y su orgullo no le dejaban vivir en
paz, sobre todo su tía que se había casado con un barón que pensaba que era rico
pero que no tenía ni un penique, cuando el barón murió sus deudores se llevaron
todo menos el titulo y una finca que estaba ligada al título pero que sin dinero no
podían hacerla productiva desde entonces vivían de la caridad de Richard y de su
madre, pero la odiaban por eso y en consecuencia odiaban a Richard, ellos
pensaban que se merecían más el condado que Richard que no había hecho nada
para merecérselo, todo eran malas caras en su casa de la niñez. Pero ahora Richad
estaba apunto de cruzar el umbral y enfrentarse con su familia,
─¿dónde está Catherine? ─ preguntó Richard, -- ─hola madre, tía ¿qué tal
están? tampoco veo a Robert
─claro que sí hijo daré instrucciones para que te suban el baño ahora mismo,
luego nos veremos en la cena y nos contarás más cosas
Richard se dio un baño y se quitó el cansancio de encima otra cosa era esa
tristeza que se le instalaba en el corazón siempre que estaba en su casa además no
paraba de pensar en Lena, desde que había salido de su vida no dejaba de
recordarla sobre todo en sus brazos, cuando se corría al tiempo que él, no podía
dejar de recodar esos momentos una y otra vez y cada vez que los recordaba se
excitaba, esta vez se dejo llevar mientras se acariciaba, se imaginaba que era la boca
de Lena quien le lamia y le succionaba y quien se la metía en la boca una y otra vez
hasta que se corrió en la bañera, soñando con ella, era patético, pero no podía hacer
otra cosa, sabía que se le pasaría siempre era así, tarde o temprano la olvidaría,
otras veces ya le había pasado, claro que la mujer por lo general si aceptaba sus
avances.
─Lena date un baño y descansa un rato, verás como dentro de una hora te
encuentras mejor, esta cena te servirá para despejarte un rato, que trabajas mucho,
además viene el señor Blair que parece que le gusta tu hermana, y es una
oportunidad para ella
─eso es hija, tienes muy mala cara y ojeras, espero que no hayas cogido la
gripe
─El duque era muy agradable, y hubo un baile con lo mejor de la sociedad,
pero por lo general los nobles que estaban en la fiesta son unos clasistas y no se
mezclan con nadie inferior a ellos
─¿pero todos no serán así?─ preguntó Jane
─¡qué lastima!─ dijo Lena,─me hubiera gustado que nos hablara de casos
que hubiera resuelto o no, pero esos casos tan difíciles que nunca se sabe quién es
el asesino
─yo tengo compañeros que se dedican a eso pero está todavía peor pagado
que el derecho mercantil
─¿y tenéis algo que comunicarnos?─ preguntó Lena con una sonrisa en la
cara
La cena fue amena, pasada la media noche todos se despidieron y Lena por
fin pudo subir a la cama y descansar, los últimos días no había descansado apenas.
─claro que sí, pero antes deberías saludar a el duque de Wasford, ha venido
a hacerte una visita
─sí, me encuentro algo mejor, pero no tenía que haberse molestado, ¿ha
desayunado? ¿ quiere tomar algo?
─no por Dios, no tiene que hacer nada de eso, ya había decidido mandarle
una carta para notificárselo, pero no le voy a obligar a nada, además no podría, yo
partiré hacia París allí tengo contactos para trabajar, y no son tan puritanos como
aquí en Inglaterra y pasado un tiempo prudencial volveré
─no tiene por qué, yo creo que usted le gustaba mucho.─ dijo Julian mientas
caminaban por el jardín, ─pero de todas maneras, si la convivencia es
insoportable , Richard es un par del reino podría poner fin al matrimonio, tiene
contactos pero yo creo que ustedes podrían ser felices he visto como la mira y creo
que tiene sentimientos hacia usted aunque no lo sepa, así usted no tendrá que
marcharse del país, mientras él no mueve ni un solo dedo y no cambia de
costumbres, eso no es justo además tiene que responsabilizarse del niño si no se
quiere casar por lo menos tiene que darle dinero para que no se tenga que
preocupar nunca más por él, usted podrá seguir trabajando pero solo en aquellos
proyectos que le gusten
─sí, eso estaría bien, ahora tengo algo de dinero ahorrado pero no me durara
eternamente─ dijo Lena mientras se encaminaban a casa
─muchas gracias por haber venido excelencia, espero que todo sea para bien
─ha sido una sorpresa que vinieras a verme─ dijo Richard mientras le servía
una copa a su amigo y otra para sí─ no esperaba verte hasta vernos en la
temporada ya en Londres, aunque casi ha acabado y no creo que vaya ya este año
¿cómo es qué has venido?
─He venido para decirte que la semana pasada fui a ver a la señorita Belford
a interesarme por su salud, los últimos días en mi casa se la veía muy desmejorada
y fui a ver qué tal se encontraba- hizo una pausa para beber de su copa a Richard
se le habían erizado los pelos al saber que Lena estaba enferma, no quería que nada
malo le pasara, todavía pensaba en ella todos los días
─está embarazada
─¿embarazada?
─no, ella te iba a escribir una carta para contártelo, pero solo para que lo
supieras, pensaba irse a París, parece ser que allí ella tiene contactos de trabajo,
quería tener el niño allí y cuando pasara un tiempo prudencial volvería con el niño
y como viuda, eso es lo que pensaba hacer y ahora ¿qué piensa hacer tú?─ dijo el
duque mientras se servía otra copa-
Richard analizó las emociones que estaba sintiendo, por un lado se alegraba
de volver a ver a Lena y de hacerla suya para siempre, no había quedado saciado
de ella pero sabía que tarde o temprano se cansaría, no podía atarse a una mujer
que no amaba y que encima no era de su clase, no tenía contactos, ni dinero, ni
siquiera belleza, por otra parte ella llevaba un hijo suyo en sus entrañas, pero eso
no era suficiente, a lo mejor lo era ahora pero ¿qué pasaría dentro de cinco años?
Todo era complejo y confuso, por no pensar en lo que diría su madre tan apegada
a las formalidades, la historia se volvía a repetir era como el capítulo inacabado de
la historia de su hermano, pero lo suyo era peor, él no estaba enamorado de Lena y
seguramente nunca lo estaría, la muchacha le gustaba pero eso pasaría tarde o
temprano, por eso él mismo se sorprendió cuando oyó estas palabras salir de su
boca
─no hace falta que me la ensalces tanto, ya he tomado una decisión─ le dijo
un poco malhumorado─ mañana me iré a Londres y a más tardar dentro de dos o
tres días le pediré la mano
─No hace falta─ Richard se pasó la mano por el pelo con un gesto
preocupado sabía que estaba cometiendo un terrible error, pero no podía dar
marcha atrás, además no quería hijos bastardos por el mundo
─de todas maneras siempre está el divorcio si veis que no os lleváis bien
─si, pero no creo que eso sea la solución, ya será bastante escándalo que me
case con una mujer sin apellidos, sin fortuna y sin contactos, de otra clase social,
como para dentro de unos años agravarlo con un divorcio, además no es fácil que
te den el divorcio
─¿entonces por qué te enredaste con ella? ¿solo por qué sabías que podías?
─no, no quiero que un hijo mío sea educado por otro hombre, o por una
mujer sola, es mi responsabilidad, y yo debo afrontarlo
─gracias, Wasford, eres un gran amigo ¿te quedas a cenar con nosotros? Mi
madre seguro que se alegra mucho de tenerte con nosotros
─pues no se hable más esta noche la pasas aquí y mañana por la mañana nos
vamos los dos.
Capítulo 6
Lena por su parte no esperaba la visita del conde aunque creía que el duque
tenía buenas intenciones, pero no creía que Richard fuera a proponerla
matrimonio, todavía no le había dicho nada a su madre, pero de hoy no pasaría, ya
estaba haciendo los preparativos del viaje al continente, y no podía demorar más
para decírselo a su madre. Lena fue hacía su despacho tenía correspondencia que
contestar, entró en la estancia y se sentó, en los últimos días parecía que el
estomago se le había apaciguado, ya no lo vomitaba todo, la habitación estaba
silenciosa, sacó las cartas del cajón y se dispuso a contestarlas, estaba enfrascada en
su tarea, cuando una doncella llamó a la puerta y anunció al conde de Bellamy,
Lena se puso de pie de un saltó y todas las cartas se le cayeron, estaba
recogiéndolas cuando vio las botas del conde dentro de la habitación se incorporó,
la doncella cerró la puerta dejándolos solos
Richard miró a Lena, estaba vestida con un vestido amarillo de mañana que
le quedaba muy bien aunque se le veía un poco gastado, llevaba un moño en lo
alto de la cabeza medio desecho, desde luego no era la imagen de la elegancia ni la
perfección pero estaba muy bonita, lo miraba con los ojos muy abiertos llenos de
incredulidad
─buenos días Lena, estás muy guapa─ dijo por decir algo, y porque estaba
tan acostumbrado a ser galante que las frases mil veces repetidas le salían sin tener
que pensarlas─ creo que tenemos que hablar ¿me puedo sentar?
─Si, perdone milord tome asiento ¿quiere tomar algo? ¿un té o algo más
fuerte?
─¿coñac?
─Sí, está bien ¿quieres sentarte por favor Lena? Sino me obligaras a
permanecer de pie y llevó días durmiendo mal y estoy cansado. Lena le sirvió una
copa de coñac se la acercó y se sentó en una silla cerca de la ventana.
Richad se sentó en un sillón frente a donde estaba ella, tomó un sorbo de
coñac para darse valor y miró a Lena
─no me voy andar por las ramas, sé que estás embarazada, y he venido a
proponerte matrimonio sé que no es la situación ideal para ninguno de los dos,
pero creo que es lo que debo hacer, no quiero que mi hijo crezca como un bastardo
y que venga un día a mi puerta y me reproche que nunca me ocupé de él porque
nació en el lado equivocado de la cama, no soy de esos, por eso vengo a proponerte
matrimonio, te ofrezco la protección de mi apellido y de mi fortuna y no espero
nada de ti, como tú no puedes esperar nada de mí, no te voy a engañar, yo no
quiero este matrimonio─ hizo una pausa y se acabó la copa─ pero considero que
yo tengo más culpa que tú y tú eres la que vas a cargar con las consecuencias y eso
no sería justo para ti, por eso vengo a ofrecerte matrimonio nos casaremos dentro
de dos semanas, partiremos para mi hacienda y nos casaremos allí, lo tengo todo
preparado haremos vida en común hasta que nazca el niño, una vez que haya
nacido puedes hacer lo que quieras, yo haré lo mismo, te presentaré a mi familia
pero nada más, no te introduciré en nuestra sociedad, si es lo que estabas
esperando ya te digo que abandones la idea, no te llevaré a bailes, ni al teatro ni te
presentaré a nadie, no te facilitaré las cosas, lo único que te daré será mi apellido
que ya es mucho─Richard se levantó y fue hacia donde estaba Lena─¿estás de
acuerdo?
─sí─dijo Lena sabía que esa solución era mejor que criar a su hijo
sola─¿podre continuar con mi trabajo?
─no, eso no me preocupa, pero la vida que me espera aunque llena de lujos
que yo no he pedido va ser una vida sin ilusiones, por eso me gustaría seguir con
mi trabajo
─está bien puedes hacer tus dibujos, siempre que no tengas que
viajar.─Richard se pasó una mano por el cabello, y miró a los ojos a Lena,
─entonces estamos de acuerdo. En dos semanas nos casaremos en la capilla que
hay en mi hacienda en tres días pasaré a buscarte, a la ceremonia puede venir tu
madre y tu hermana pero nadie más y después regresarán a Londres no las quiero
en mi hacienda ¿me has entendido?
─Sí perfectamente dijo Lena─ mirando a Richard, estaba guapísimo con sus
pantalones de montar y su camisa blanca con un pañuelo anudado, el pelo
alborotado y los ojos grises tan claros que relucían, pero en ese momento Lena lo
vio como una persona desagradable y fría, iba ser una vida muy dura la que la
esperaba, esto lo hacía por el niño para que tuviera un apellido pero una vez que
creciera ella desaparecería, intentaría hacer su vida, no creía que Richard le pusiera
ningún impedimento, ella se iría no quería ser desgraciada toda la vida
─adiós milord
─Lena ¡vaya amigos qué tienes! el otro día un duque y ahora un conde
parecía enfadado ¿qué es lo que quería?
─¿qué dices niña? No bromees con esas cosas que no tienen ninguna gracia
─ha sido la proposición más humillante que cualquier mujer podría oír, no
me quiere cerca, él va hacer su vida y a mi me va excluir me lo ha dejado muy claro
─pero debes casarte con él por el niño hija, tienes nueve meses para intentar
que cambie de opinión─dijo la madre acariciando la cara de Lena
─bueno Lena hoy estás muy alterada, pero seguro que cuando te conozca
mejor cambia de opinión, eres una muchacha muy buena y estás muy preparada,
cien veces mejor preparada que cualquier mujer que él pueda conocer. Ahora no te
conoce pero cambiará de opinión no te quepa la menor duda
─no lo creo madre, tiene alguna herida muy profunda, no acepta a las
personas que no son de su clase, no sé por qué pero lo noto, no es solamente que
sea un esnob, es que hay algo que no le deja ser de otra manera
A los tres días se fueron hacia la casa de Richard en Norfolk llegaron al día
siguiente, era un día lluvioso y gris pero eso no cambió la impresión que le produjo
la hacienda, estaba en lo alto de una colina rodeada de unos jardines muy cuidados
y con rosas de todos los colores había más flores era verano y el jardín estaba en
todo su esplendor. En la parte izquierda había una fuente con dos delfines y de su
boca salía agua y al fondo en lo alto de la colina se levantaba una casa muy grande
por la cantidad de ventanas que tenía debía de haber por lo menos treinta
habitaciones. En el exterior de la casa les estaban esperando el mayordomo y el
ama de llaves, ya que Richard había mandado una carta notificándoles su llegada
─todo esto es un poco prematuro Thomas ya habrá tiempo para que conozca
a todo el servicio
─muy bien pues vamos hacia allá, tráenos algo de comer, que no hemos
comido nada desde el almuerzo
Lena siguió a Richard por un pasillo hasta que entraron a una estancia que
era más grande que toda su casa junta contando con el jardín, en el fondo sentado
en un sofá vio a una mujer vestida con un traje de tarde en tonos rosados y el pelo
recogido en un moño tenía en su mano una taza de té y en sus dedos varios anillos,
era una mujer de cierta edad pero muy bella, el pelo era de color rubio con algunas
canas y los ojos del mismo tono que Richard de un gris plateado sin lugar a dudas
era la madre de Richard. La estaba mirando fijamente con una mirada cargada de
desprecio, en otro sofá frente a ella había una señora casi de la misma edad más o
menos que la madre pero no tan bella, esa debía de ser la tía y de pie al lado de la
chimenea había una mujer más joven vestida con un vestido granate que
intensificaba el color de sus ojos azules, ella la miraba con curiosidad pero no había
desprecio en la mirada. Lena iba vestida con gran elegancia con un vestido azul en
dos tonos y el corpiño en forma de uve, los vestidos todos se los había comprado
Richard y él mismo había estado en todas las pruebas con la modista para que se
hicieran justo como deseaba, ella no había podido opinar de nada, no obstante se
veía muy elegante, pero ella se sintió como una pordiosera que recorría las calles
sucias de Londres en busca de algún cliente incauto.
─por supuesto que puede llamarme por mi nombre Milady─ dijo Lena
sonriendo
Dicho esto se dio media vuelta y salió del salón dorado seguido por Lena
que no sabía que hacer, ella le hubiera contestado a esa mujer desagradable pero
no quería empezar con mal pie y se mordió la lengua
─y otra cosa señor Thomas, querría darme un baño, pero no sé que ropa me
tengo que poner después, no tengo ni idea de nada de etiqueta, ¿me podría
ayudar?
─gracias Thomas.
Cuando bajó al salón todo el mundo la estaba esperando, Richard estaba de
pie al lado de la ventana con una copa en la mano, y vestido con un pantalón
negro, que se ajustaba a su cuerpo como un guante, una camisa blanca y una
chaqueta de color burdeos, ni siquiera la miró cuando entró
─Perdone milady pero me han dicho que la cena sería a las siete y son las
siete,─como para fortalecer sus palabras el reloj del salón dio las siete en ese
preciso instante.
─pues dibujo por encargo lo que la gente precise, mapas, pongo los dibujos
a libros de historia o cuentos o de naturaleza, lo que me pidan, ya mi padre era
dibujante y me enseñó el oficio
─No solo tienes que trabajar para vivir sino que además eres una artista─
dijo con una mueca de desprecio y no soy señora soy una lady
─milady, la inmensa mayoría en este mundo trabaja para vivir, solo una
pequeña élite vive de las rentas como ustedes, y no me extraña que haya tanta
miseria con el despilfarro que he visto aquí
─ya sé que la gente trabaja─ dijo Celia─pero esa gente no se mezcla con
nosotros, se queda en su sitio que eso es lo que tú tenías que haber hecho
─si eso es lo que quiere su hijo solo tiene que proponérmelo, y ahora si me
disculpa doy por terminada esta conversación
─no milady, ya no tengo más que decirla, si su hijo no quiere que esté aquí
es bien fácil, que me devuelva al sitio de dónde me sacó y yo seguiré con mis
planes, todas las quejas que tenga se las tendrá que exponer a él
─No lo sé Catherine, madre siempre ha sido muy rígida con las normas y las
clases sociales yo ya sabía que Lena no le iba a gustar, pero ella no tiene ningún
poder de decisión así que es mejor no darle mayor importancia se tendrá que
aguantar y ya está, me voy a tomar una copa en mi despacho, hasta mañana
─Sí, lo es
─pero no creo que ella fuera así, tanto mi hermano como ella se amaban
profundamente yo les vi juntos y creo que mi hermano quería casarse con ella,
─no es el caso de Richard, él no me ama, solo siente una atracción por mí,
pero se le pasará eso es lo que me ha dicho, pero yo no le he pedido que se casara
conmigo, ni siquiera le iba a pedir dinero fue él empujado por su amigo el duque
de Wasford. Pero esta vida a mí no me va a gustar-Lena miró a su futura cuñada a
la cara─ no me deja decidir nada, no me pide opinión, ni siquiera me mira, y me ha
dicho que va a seguir haciendo su vida como si nada.
─Tú estás enamorada de mi hermano por eso te duele tanto, sino estarías
encantada
─no, no creo que sea eso, me gusta mucho físicamente, pero no aguanto su
carácter
Los días que siguieron antes de la boda, Lena se fue familiarizándose con la
casa para no perderse, estaba repartido como en cuadrantes, y un pasillo central
del que salían cuatro pasillos diferentes uno para cada ala , las habitaciones de los
condes estaban en el primer piso, en el ala este que era la que tenía más luz
durante toda la mañana, ahora Lena estaba en la otra punta en el ala oeste con lo
cual no veía nunca a Richard, no comía ni cenaba con ella y la madre tampoco,
pero sí la tía y Robert que era el hijo de la tía de Catherine. Con Catherine, tenían
grandes charlas, Lena ya la había empezado a coger cariño después de saber todo
lo que había sufrido en su matrimonio. Su marido la pegaba y la maltrataba de
todas las maneras posibles, la única vez que se había quedado embarazada, le
había pegado tal paliza que malogró al niño, pensaba que no era de él que ella se
había acostado con algún hombre aunque nunca preciso con cuál, ya que no
existía, por eso le tenía animadversión al matrimonio y juraba y perjuraba que
nunca se casaría, Lena sabía que eso era el pan nuestro de cada día, el hombre
ejercía el poder absoluto sobre la mujer la trataba como una pertenencia y si le
apetecía pegarla pues la pegaba, lo que no sabía era que en la clase alta esos
comportamientos también se daban, ella pensaba que cuanto más formación, los
hombres se comportarían mejor con sus mujeres, pero parecía que ese pensamiento
era erróneo, y también había brutos en la clase dirigente.
Capítulo 7
El día de la boda llegó, él estaba impaciente por ver a Lena, sabía que estaría
preciosa con su vestido de novia que él mismo había elegido y comprado, aunque
no se lo había visto puesto.
Llegaron al salón para un almuerzo para las pocas personas que habían
asistido a la ceremonia por su parte el duque de Wasford como único invitado
además de su familia y la familia de Lena, no iba a haber baile ya que eran tan
pocos que no había parejas suficientes.
─en la edad media podía ser, pero hoy es el día de mi boda y me gustaría
hablar con la gente que ha venido a mi enlace si no le importa milord
─eso serán tus arrendatarios, que yo no digo que no─ dijo Lena
calmadamente─ pero hay mucha gente que no trabajan en tus tierras y no tienen
tanta suerte y pasan hambre, yo los he visto
─¿cuándo?
─¿Cuándo qué?
─desde ahora te acompañará una doncella, no quiero que andes sola por
ahí─ le dijo mientras la cogía la mano para que lo mirara
─aún así no quiero que andes sola, ahora eres la condesa de Bellamy y debes
comportarte como tal, y una condesa no sale sola, no lo haría jamas,
─ni yo, come algo, estás muy delgada, y el niño tiene que alimentarse
─propongo un brindis por esta pareja que tiene todo para ser feliz pero que
ninguno de los dos lo ve por ahora, para que no permanezcan ciegos mucho más
tiempo, por mi amigo y su mujer para que sean felices, ¡¡vivan los novios!!
Todos gritaron en una voz ¡¡vivan los novios!!, todos no, ni la madre ,ni la
tía de Richard dijeron una sola palabra pero los demás eran lo bastante ruidosos
para que no se les notara.
Richard llevaba puesto solo una bata color gris plateado y debajo de ella no
llevaba nada había corrido quitándose la ropa, quería llegar antes de que Lena se
hubiera desvestido del todo y se hubiera puesto el camisón nupcial que él mismo
le había comprado pero que hoy no lo iba a necesitar.
Le bajó la media lentamente mientras con su boca iba besando toda la parte
de ella que quedaba al descubierto, luego hizo lo mismo con la otra media y la otra
pierna, le quitó la camisola y el corsé no le llevó mucho tiempo estaba deseoso de
ella, su miembro estaba tan tenso que pensaba que iba a estallar, por fin Lena
estaba desnuda delante de él
─no sabes cuánto tiempo llevó esperando esto, no veía el día en que te
tuviera a mi merced pero por fin ha llegado, dijo mientras le cogía un pecho y se lo
estrujaba mientras que con el otro hacía lo mismo, ella suspiro, él la oyó─ tú
también, estás deseosa de mí ¿verdad? túmbate en la cama Lena que te voy a
probar, nunca te he probado
─Richard ¿tú crees qué es buena idea que tengamos intimidad? ¿Quizás yo
me enamoré de ti? y entonces sufriré cuando tú me abandones
─Lena esto es sexo solo eso, deja el corazón aparte no quiero tu amor solo
quiero tu cuerpo y es una de las dos razones por la que me he casado contigo, no
pienses tanto, solo goza es lo único que te pido y ahora, por favor túmbate en la
cama como te he pedido.
Lena miró a su marido estaba guapísimo el pelo oscuro alborotado, los ojos
grises casi plata cargados de deseo, la bata la tenía abierta por el pecho y se le veía
el vello, ella hizo lo que él le pidió, Lena se dijo por qué no disfrutar como él le
había pedido, mañana ya pensaría en las consecuencias, además él podía
enamorarse de ella como ella ya lo estaba de él, aunque la pusiera nerviosa, y a
veces le hubiera dado un azote como a un niño por ser tan egoísta e insensible.
Acercó la mano a su pecho y se lo acarició, gimió, él le tomo la boca y paso una
mano donde se concentraba su placer
─noto que tú me deseas, lo mismo que yo a ti─ le dijo al oído con la voz
tomada por la pasión─ es lo que más me gusta de ti que rivalizas con mi propia
pasión,─ le metió un dedo dentro de su cueva y ella gimió mientras notaba como la
humedad de ella le mojaba el dedo, sacó el dedo y se lo metió en la boca.
─¡oh Dios mio! Lena no sabes el placer que me das, ver como te corres ya es
placentero por sí mismo pero correrme dentro de ti mientras tú esperas a que se
construya otro nuevo orgasmo es lo más maravilloso que he sentido en mi vida,-
─todo esto lo decía mientras la embestía salvajemente, ella salía a su encuentro
adecuándose al ritmo que él marcaba, Lena notaba que le quedaba poco para que
ese placer volviera a inundarla y empezó a mover la cabeza de un lado a otro
mientras todo su cuerpo temblaba
─sí me ha gustado mucho, más que otras veces, me tocas el cuerpo como si
conocieras todos mis resortes. Me imagino que se debe a que tienes más
experiencia que yo a mi me gustaría aprender a darte tanto placer como me das tú
a mí.
─No te preocupes, nos quedan muchas noches juntos hasta que nos
cansemos el uno del otro, yo te enseñaré a dar placer a un hombre, aunque ya
sabes bastante, a mí me excitas mucho y deprisa, pero eso pasará, siempre me
ocurre lo mismo con todas las mujeres después de un tiempo ya no siento esa
necesidad, estos primeros meses serán muy placenteros para ambos─ Richard la
miró a los ojos para ver su expresión pero ella lo escuchaba atentamente quizás con
un poco de tristeza en la mirada, pero no le contestó ─no te preocupes yo siempre
me ocuparé de ti, incluso cuando ya no te quiera en mi cama, ahora te dejo ha sido
un día muy largo y necesitas descansar.
Lena llevaba un vestido azul oscuro muy bonito con las mangas largas y un
corpiño azul mas claro
─No, te has puesto un vestido de tarde, los vestidos de mañana son más
suaves y por lo general de colores más claros, bueno pero lo que yo quería decir ─
dijo Celia retomando la conversación─ es que como nueva condesa tienes que
llevar las riendas de la casa desde hoy mismo dejo en tus manos la gestión de la
casa, es tu cometido, espero que no defraudes a tu marido, lo he consultado con él
y le ha parecido bien, y a mí me vendrá bien descansar un poco y dedicarme más a
mi misma
─madre no crees que es un poco pronto para deja en sus manos la casa─
Catherine miró preocupada a Lena─no creo que nunca haya llevada una casa tan
grande como esta
─seguramente, por eso nos casamos con gente de nuestra misma posición
porque están preparadas desde la cuna para llevar una casa de estas características,
ella ha querido meterse en este jardín ahora que acarreé con las consecuencias
─no creo que sea tan difícil─ dijo Lena tímidamente─ ¿qué es lo que tengo
que hacer?
─Pues llevar la casa, bueno os dejo que tengo una cita con mi modista
adiós─ y salió de la habitación con la barbilla muy alta y sin mirar atrás
Lena vio como salía y mandó llamar al ama de llaves, las dos semanas que
había pasado en la hacienda, había hecho buenas migas con el personal de servicio,
era los únicos con los que podía hablar, a Richard no le veía, con su madre apenas
hablaba, estaba Catherine, pero ella salía y tenía sus amigas, así que ella entabló
amistad con varias doncellas y con el ama de llaves, los trataba con cariño no era
altiva porque nadie se lo había enseñado, y las veía más cercanas a ella que
cualquiera de las personas que pasaban por la casa, para ver a Richard o a
Caherine o a su suegra. El ama de llaves entró en la sala
─sí señora Cox, parece ser que mi suegra ha dejado las riendas de la casa en
mis manos, y yo en realidad no sé en que consiste el trabajo, me gustaría que me
ayudara a llevarlo a buen término, si no es abusar de su amabilidad
─no es ningún inconveniente, lo primero que tiene que saber es que usted
dispone de una cantidad estipulada para los gastos de la casa, en eso va todos los
gastos menos los sueldos del personal se entiende, pero de eso sale la comida,
limpieza, si tiene algún extra eso debe de ir aparte, como por ejemplo una fiesta, la
condesa y yo el lunes a primera hora vemos los menús y disponemos la limpieza
de la semana, por ejemplo si se deben limpiar las alfombras o los candelabros etc,
no es muy dificultoso, usted lo aprenderá con rapidez no se preocupe y para
cualquier duda me tiene a mí
─se lo agradezco hoy es lunes deberíamos ver los menús─ dijo Lena─
además tengo una idea, vamos a reducir los platos no hace falta que un día normal
se sirvan diez platos que nadie come y que luego se desperdician, por no decir el
trabajo que debe de tener la cocinera, vamos a reducirlo a un primero y dos
segundos a elegir carne o ave y pescado cuando lo haya pero estando tan cerca del
mar me imagino que no habrá problema para el pescado ¿qué le parece sra Cox?
─Ahora la condesa soy yo─ dijo Lena ─y ella ha dejado la casa en mis manos
por lo tanto puedo hacer los cambios que quiera, sino que me lo digan, en cuanto a
la limpieza en vez de hacer limpieza general cada mes lo haremos cada semana y
contrataremos a dos personas de refuerzo, que si no llega con la asignación general
la pagaré yo, así no se acumulará tanto polvo y luego no será tanto trabajo,
volviendo a los menús pon cada día de la semana un plato que le guste a alguien y
no habrá discusión,
─de acuerdo iré hablar con él ahora mismo señora Cox ¿debo saber algo más
del manejo de la casa?
─Si milady pero poco a poco, ya le iré informando de todo, usted está
embarazada y debería descansar y dar grandes paseos,
─hijo tenemos que actuar rápido, ahora ese bastardo de Richard ha dejado
embarazada a esa mujer y podría ser un varón en ese caso sería su heredero
─madre no deberíamos precipitarnos─ dijo Robert mesándose los
cabellos─también podría ser una niña
─¡qué poca sangre tienes hijo! Igual que tu padre, vivimos de la caridad de
ellos, no tenemos ningún derecho, pero mi cuñado dejó claro que si sus dos hijos
morían sin descendientes tú serías el heredero al no tener ningún pariente por su
rama que pudiera ostentar su titulo, ahora vivimos de su buena disposición, pero
eso podría cambiar en cualquier momento, solo con que a tu primo se le antojara
echarnos de casa tendríamos que irnos con una mano delante y otra detrás, yo no
quiero vivir en la indigencia, yo quiero tener lo que me merezco y me merezco
esto, todo esto, no mi hermana, ¡tan tonta ella!
─tenemos que tener mucho cuidado, su mujer me parece una mujer muy
inteligente
─me voy madre, que descanses, no sé pero todo esto me da mala espina no
creo que debamos hacerlo,
─la comida, los segundos platos, me he informado que a todos ustedes les
gusta el buey menos a Catherine que prefiere el pescado, he reducido los platos del
menú, de ahora en adelante va a haber un primer plato y dos segundos y luego el
postre, esa cadena de diez platos que nadie comía más que una cucharadas se ha
acabado, se desperdiciará menos comida y la cocina no tendrá tanto personal que
podrán hacer otras tareas,
─soy la nueva condesa, y si no recuerdo mal, fue usted misma quién me dio
los plenos poderes para llevar la casa y eso es lo que he hecho─aseguró Lena
mientras le servía un doncella un trozo de pescado con verduras.
La comida siguió sin ninguna interrupción hasta que llegaron los postres, la
comida que había sobrado, había sido mucha menos que otras veces y todos
habían repetido de los dos platos
─Ya veras como mi hijo te pone en tu sitio─ dijo Celia mientras comía un
trozo de queso y membrillo─ no ha estado bien lo que has hecho niña
─no sabía que te lo tenía que informar, tu madre me dio las riendas de la
casa hace una semana y me dijo que te lo había comunicado y que estabas de
acuerdo, no varié enseguida los menús porque había mucho genero comprado,
pero ya hemos reducido las compras y no se derrochará tanto
─vaya que mujercita más apañada que eres─ comentó Richard con un tono
burlón en la voz mientras la besaba el cuello─nunca lo hubiera imaginado─ la
mano de él fue hacia su pierna y le acarició la pantorrilla mientras iba subiendo
hacia su muslo se lo acarició mientras le besaba la boca
─¿por qué? Estamos casados─ Richard subió hasta su parte más escondida y
le metió un dedo dentro, noto su humedad, no se sorprendió siempre era así con
ella, era una mujer muy apasionada y él lo sabía
─¿te gusta? preguntó Lena mientras bajaba la mano para notar toda su
dureza
─claro que me gusta mira te voy a enseñar─ y puso una mano encima de la
suya y se la agarró y empezó a subir y bajar por toda la extensión de su
miembro─se hace así Lena siguió los movimientos que él marcaba y luego pensó
que sentiría si se lo metía en la boca se agachó y se metió la punta─ Richard que le
había cogido desprevenido gimió más fuerte
─¿no te gusta?
─mi mujercita fogosa, me haces desearte cada día más─ dijo mientras se
movía dentro de ella. La tumbó en el sofá y con una mano la tocó donde ella más lo
necesitaba siguió moviéndose primero lento y profundo como no queriendo que se
acabara nunca, Lena gemía mientras le quitaba la chaqueta y la camisa y le
acariciaba el pecho y le besaba por donde veía un trozo de piel. Richard pensó que
no podría aguantar mucho más tiempo y intensificó el movimiento mientras ella
salía a su encuentro y con un dedo presionaba su botoncito, ella chilló dentro de su
boca y él se derramó dentro de ella poco tiempo después de oír sus gritos el
orgasmo fue espectacular pero ya no le sorprendía, cada vez que se corría dentro
de ella era como dejar una parte de él mientras que se llevaba un trozo de ella, la
besó en la boca mientras se tumbaba encima de ella
─¡Dios mio! Lena, vas acabar conmigo, me dejas sin fuerzas, pero con ganas,
no tengo fuerzas, pero me gustaría meterme otra vez dentro de ti cuando apenas
he salido, no sé por qué me pasa eso contigo nunca me había pasado con nadie, en
la cama eres única serías una buena amante o una buena meretriz.
Para Lena fue como un jarro de agua fría, para ella hacer el amor con
Richard era entregar un poco de su esencia, ella no podía hacer algo tan íntimo sin
dar algo de su corazón y de su espíritu, para él en cambio solo era lujuria, pero eso
sí parecía que ella lo encendía como ninguna otra, no podía negarle sus favores en
la cama pero de buena gana le habría puesto un candado a su corazón y a sus
partes íntimas, para que él no pudiera usarlas a su antojo,sabía que esta relación
iba acabar con ella, pero no podía hacer nada, tampoco tenía voluntad para decirle
que no, porque en cuanto él la tocaba ella se fundía como si fuera chocolate,
tendría que tener menos intimidad con él, pero no sabía cómo, él todas las noches
iba a su encuentro y ella era incapaz de negarle nada, cuando naciera el niño todo
sería diferente, de todas maneras el se cansaría antes de ella, ya se lo había dicho
muchas veces.
─si puedes irte, no necesito nada más de ti- -Richard era ofensivo a
propósito, pero es que no quería necesitar a Lena más de lo que ya la necesitaba, no
quería que ella se hiciera falsas expectativas con él, en cuanto naciera el niño él la
compraría una casa y seguramente se divorciaría de ella, para casarse con Rose o
con otra como ella, cualquiera con sangre azul que llevara su linaje alto por donde
quiera que fuera.
Los días pasaban y después las semanas, la casa iba como un reloj no había
tenido ni el más mínimo problema, estaba más limpia que antes y se comía mejor
porque al hacer menos comidas la cocinera y su ayudante ponían más esmero en lo
que cocinaba, y los postres eran buenísimos ahí ponían todo su buen hacer, Lena
apenas veía a Richard ni a nadie. Catherine se había ido a pasar unos días a Bath y
ella daba grandes paseos. La temporada de caza ya había empezado. Richard
seguramente se iría a cazar ya que lo había invitado la condesa de Monfort, que
tenía un coto donde se podían cazar ciervos y corzos, Lena sabía que él iría como
iba a sus fiestas, a ella nunca la llevaba, ni cuando venía a casa gente invitada era
presentada a ninguno de sus amigos, ella esperaba que él la llamara para ser
presentada pero nunca ocurría, como le dijo hacían vidas totalmente separadas y él
no le había facilitado la entrada en su mundo. Lena no se quejaba daba grandes
paseos por la campiña y tenía grandes amigos el hijo del párroco que estaba
estudiando para médico, que de vez en cuando la reconocía y según él todo iba
bien, también era muy amiga de la curandera del pueblo y de un escritor ya de
cierta edad pero muy inteligente y leído y que le contaba unas historias increíbles,
ella intentaba memorizarlas hasta que llegaba a su casa y luego dibujarlas. Se
dedicaba a pintar en una habitación que había habilitado para tal efecto y ahora
pintaba cuadros sobre todo retratos y algunos paisajes, comprar lienzos y pinturas
no era problema.
Lena no era feliz pero tampoco se podía decir que fuera infeliz, sacaba lo
mejor que esta vida podía darle.
Con Richard apenas hablaba solo se dirigían la palabra para hablar de algún
problema de la casa. Pero por la noches era distinto, todas las noches Richard iba a
su habitación y le hacía el amor con una pasión desmedida, el fuego parecía que
nunca se iba apagar, a veces se amaban dos o tres veces, pero siempre después de
acabar se iba a su habitación sin una palabra de afecto, Lena ya se había
acostumbrado a esa falta de amor y ni siquiera lo echaba de menos nunca lo había
conocido, por lo tanto no podía echarlo de menos.
─Lena quería comentarte que estaré fuera dos semanas, voy a cazar a las
tierras de la condesa de Monfort, no creo que pase nada─ dijo Richard desde la
puerta de la habitación de Lena sin entrar, pero si pasa algo los criados saben
dónde se encuentra su finca, mi hermana creo que regresa hoy o mañana y no
estarás tan sola, mi madre ya está en casa de la condesa con lo cual no te molestará
─de acuerdo Richard, no creo que necesite nada, ni que suceda nada
extraño, ¡qué te diviertas!─ dijo Lena y siguió escribiendo sin darle mayor
importancia
─de acuerdo entonces me voy─ volvió a insistir Richard, se acercó a ella por
la espalda y le acarició los hombros, Lena se levantó y se quedó frente a él─déjame
darte un beso Lena van a ser dos semana sin ti y te voy a echar mucho de menos ─
y la besó primero suavemente los labios y luego fue intensificando el beso hasta
que ella abrió la boca y él tomó posesión de ella, Lena gimió y levantó los brazos y
se los pasó por su cuello─ ¡Dios Lena! me excito solo con tocarte, me voy, si no no
podre irme nunca, y dándole un beso rápido en los labios se fue de la habitación, a
Lena la dejó temblorosa y queriendo más pero ya estaba acostumbrada a estas
espantadas de Richard se sentó y siguió escribiendo la carta.
─Sí madre, esta tarde saldré para allá, no quiero llegar muy pronto, mañana
por la tarde todo habrá acabado y ahora déjame solo madre, no quiero seguir con
esta conversación, ya lo he previsto todo, cuando menos sepas mejor─ Robert se
volvió y miró a su madre, no era un hombre mal parecido, alto con hombros
anchos cabello y ojos castaños, pero en su cara siempre había una mirada como de
pesadumbre y remordimiento ─vete madre no quiero seguir hablando
─yo empezaré mañana por la mañana, ahora pensaba tomarme algo con las
mujeres más encantadoras del condado ─dijo Richard con una sonrisa en la boca
─un oporto me iría bien, ¿qué es lo que tenéis pensado para estos días?
─preguntó Richard mientras tomaba la copa que ella le ofrecía-
─después de la caza habrá algún teatrillo y una sesión musical el último día
será el gran baile espero que sea de tu agrado Milord
─Mañana a primera hora me uniré con la partida de caza ¿tú iras condesa?
─Sí supongo que sí, hoy no ido por esperarte quería recibirte cuando
llegaras, no quería que estuvieras solo cuando por fin estuvieras aquí
─no seas irrespetuoso con tu madre─ dijo Celia sonriendo pues le agradaba
mucho que su hijo coqueteara con la condesa, ella la veía su esposa perfecta
aunque tenía que reconocer que la advenediza no lo hacía del todo mal, pero no
tenía nada que hacer contra Rose, ella sí que era toda una dama, con un poco de
esfuerzo por parte de todos no tardaría en convertirse en su nuera tal y como
debería haber sido desde un principio.
Al mañana siguiente todo los buenos augurios dieron al traste, a eso de las
once de la mañana Richard entró por la puerta de la casa de Rose herido de un
disparo. Fue llamado el médico y la policía para que empezara una investigación
por si no había sido un accidente. El médico llegó enseguida, Richard ya estaba
acostado en la cama había perdido mucha sangre y estaba muy débil. Le sacaron la
bala que todavía estaba alojada en su hombro y le vendaron, lo habían abatido con
una pistola no con una escopeta. El médico dejó medicación y quedó en pasar a la
mañana siguiente, fue también cuando llamaron a Lena comunicándole que su
esposo había sido herido por arma de fuego pero que estaba vivo.
Lena fue lo más rápido que pudo con el alma en vilo cuando llegó a la cama
de Richard, lo vio pálido y la herida no presentaba muy buena cara el médico ya le
había hecho una sangría aduciendo que tenía que sacar toda la sangre mala que le
corría por el cuerpo y que tarde o temprano le llegaría al corazón, al día siguiente
se volvió a repetir la misma historia una nueva sangría para ver si el paciente
mejoraba pero nada parecía dar resultados, el médico cada vez estaba más
desesperado, no quería perder a un paciente de tan noble apellido. La habitación
de Richard estaba llena de gente, estaba su madre, su tía, su hermana y por
supuesto Rose, ya que era su casa en la que estaba alojado, cuando llegó el médico
para hacer una nueva sangría, Lena tomó una determinación ella no entendía
mucho de medicina pero sabía que si el médico le volvía a sacar sangre no le
quedaría nada para poder combatir cualquier infección, no creía que esa fuera la
solución así que armándose de valor se puso en pie
─no sabía yo creía que la mujer de Richard era... la frase quedó sin acabar la
mirada del doctor se había dirigido a donde estaba Rose
─ya veo, pero la condesa soy yo, y no quiero que a mi marido le haga una
nueva sangría, no creo que le venga bien─ dijo Lena con más determinación de la
que realmente sentía, todo su cuerpo estaba temblando, por el miedo a perder a
Richard y por la incertidumbre de que quizás se estuviera equivocando
─morirá si le saca más sangre, no ve lo pálido que está, ya ni abre los ojos,
apenas se le oye la respiración,
─está mal Lena, tiene mucha fiebre, no se cuán grande es la infección, vamos
a quitarle el vendaje y a limpiar la herida, has hecho bien no dejando que le
hicieran una nueva sangría eso le habría matado, entre los dos le quitaron el
vendaje al poco llegó la curandera y ayudó a Tom con la herida
─no tiene muy buen aspecto Lena está infectada, debemos quitarle todo lo
infectado y limpiarle muy bien ─Tom se lavó las manos y se puso a la faena- tengo
aquí un compuesto hecho por mi que funciona muy bien con las heridas, primero
lavaremos bien la herida con agua y jabón, la herida está infectada está muy roja y
tiene temperatura, si me hubieras llamado antes hubiera sido mejor
─lo sé, Tom pero estaba aquí el médico y no sabía que hacer, cuando vi que
Richard no mejoraba es cuando me he decidido, veía que moría si no hacía nada
─no Sara, tú tienes niños pequeños que atender, pero me gustaría que
volvieras mañana para ver al enfermo, no quiero que le pase nada,
─no seas tonta, cuando todo esto acabe nos invitarás a comer a tu casa y
todo resuelto─ dijo Tom con una sonrisa en los labios
Lena se quedó sola con Richard en la habitación se le veía muy pálido y sin
fuerza, su cuerpo se veía inerte no parecía el mismo hombre ahí postrado en la
cama, Celia entró en la habitación
─muchacha espero que sepas lo que haces─dijo con su mirada más altiva
detrás de ella iba la condesa Monfort─ como mi hijo muera, no tendrás mundo
para huir, no descansaré hasta que pagues tu culpa
Los tres días siguientes fueron cruciales para la vida de Richard, Lena no se
separó de su cama ni de día ni de noche, de vez en cuando Caherine la relevaba
para que se aseara y diera una cabezada, Lena estaba de cinco meses y cada vez se
sentía más pesada y cansada.
Al tercer día la fiebre remitió, Tom estaba muy contento de como iba la
herida, ya no parecía infectada y aunque tardaría un tiempo en cicatrizarle, tenía
buen color y el enfermo respondía muy bien, de vez en cuando abría los ojos y
decía algo para caer de nuevo en la inconsciencia
─Lena, el conde ya está mucho mejor la fiebre ha bajado del todo, dentro de
poco despertará y querrá comer debes volver a casa y descansar, sino la que me
preocupará serás tú─dijo Tom con la cara seria
─me quedaré esta noche pero mañana partiré para mi casa, quiero dormir en
una cama suave y de un tirón, y le dejaré a los cuidados de Celia y de la condesa, él
se encontrará mejor
─no, hoy prefiero estar con él no vaya a recaer, pero mañana me iré te lo
prometo Tom
Richard estaba mucho mejor, aunque no estaba despierto del todo, pero
sentía a una mujer en la habitación, alguien le tocaba la frente y le ponía un paño
en los labios también le ahuecaba las almohadas olía como Lena, un pecho le
rozaba el costado, era el pecho de Lena porque se excitó y su cuerpo solo respondía
así ante la cercanía de Lena, él lo sabía bien, pero no podía abrir los ojos todavía,
no tenía la fuerza suficiente, le gustaría decirla que le diera un beso y que seguro
que él mejoraría, le dolía terriblemente la cabeza pero si ella le besaba, él
seguramente sanaría, eso era todo lo que necesitaba, pero la mujer de manos
suaves se alejó y no le hizo caso, él le grito ¡vuelve Lena! siéntate aquí junto a mí, al
cabo de un rato volvió y le acarició los labios y se los besó suavemente y le susurró
algo pero él no lo pudo entender fue todo lo que recordó, porque un profundo
sueño le fue agarrando hasta que lo atrapó por completo, cuando despertó era de
día Lena no estaba en la habitación, él tenía la boca como un estropajo y pidió agua
una mano se la acercó era la mano de la condesa
─menos mal que estás despierto nos has tenido unos días muy preocupada─
Rose se acercó a la cama y se sentó en un lado
─sí, alguien te alcanzó con una bala, el juez ya ha venido con el alguacil para
hacer averiguaciones pero ellos se inclinaron por un accidente, pero no saben
quién lo pudo hacer, no había nadie detrás de ti, por lo que piensan que han sido
cazadores furtivos, no te preocupes si lo encuentran seguro que lo ahorcan.
─Dios mio Richard vaya susto que nos has dado, ya sabía yo que tú eras
muy fuerte y que saldrías de esto, gracias a los cuidados de Rose que no se ha
separado de tu cama ni de día ni de noche, luego vendrá el médico a verte, ¿qué tal
te encuentras?
─Y Lena ¿ la avisasteis?
─le mandamos aviso, pero no ha aparecido por aquí mandó a una doncella
para enterarse de cómo estabas una vez pero nada más, a lo mejor viene hoy o
mañana
─si viene no la dejéis pasar─ dijo Richard con tristeza en la voz ─ ahora ya
no hace falta
─¿qué te pasa Lena? ¿ por qué lloras? Le preguntó Catherine cuando la vio
entrar en la sala donde estaba tomando un té con unos pastelillos
─no me puedo creer que mi hermano sea tan insensible, a lo mejor no sabe
que gracias a ti está vivo,
─¡me da igual, soy su mujer!, ¿qué motivo tendría para negarme la entrada?
Yo solo quería verlo,─ Lena notó que las lágrimas volvían a fluir por su cara
─déjalo, no le vas hacer cambiar de opinión me da igual solo quiero que esto
acabe, no puedo más Catherine, solo quiero volverme a mi casa con mi madre
─puede pero a veces tarda siglos y no creo que tenga paciencia para esperar
tanto tiempo.
Capítulo 8
─no tiene por qué irse milord, debería quedarse unos días más, para
recuperarse del todo─dijo Rose haciendo un mohín
─me quedaré otro día, solo por agradecerte lo bien que te has portado
conmigo pero mañana por la mañana saldré hacia mi casa
─fui─ dijo lena─ pero por orden tuya no se me dejó pasar─ Lena se puso de
pie Richard se dio cuenta de que la tripa le había crecido y también los pechos, una
punzada fue directamente a la ingle, la notó y eso le enfureció más
─¿por qué le has dicho eso? Gracias a Lena estás vivo, si no hubiera sido por
ella te habríamos enterrado hace días
─no lo creo, fue Rose quien me cuido día y noche, me lo dijo Celia, no quería
decírmelo pero le pregunté si había ido a verme Lena y me dijo que no, que había
mandado a su doncella y eso que la avisaron el mismo día que me ocurrió el
accidente, o cuando alguien quiso quitarme la vida, porque todo fue muy raro no
había ningún cazador detrás de mí, el qué me disparó lo hizo intencionadamente,
el alguacil y el juez dicen que fue un furtivo, pero los furtivos no suelen salir a
pleno día cuando hay cacería no quieren verse deportados, no es su manera de
proceder─ Richard se había servido una copa y se había sentado enfrente de su
hermana.
─Puede que tengas razón, en lo que no fue un accidente, investiga más,
manda a algún investigador que profundice en el tema, pero en lo referente a Lena
no tienes ninguna razón. Lena fue el mismo día del accidente, allí ya estaba el
médico mamá y Rose, el médico te había hecho dos sangrías sin ningún resultado,
y Lena dijo que bajo su responsabilidad no te hacían ninguna sangría más, ella
creía que morirías, nunca la había visto tan preocupada, echó de la habitación a
Celia y a Rose y mandó llamar a un médico joven del pueblo llamado Tom y a una
curandera amiga suya entre los dos y con ayuda de Lena te salvaron, te limpiaron
la herida sin descanso y te cambiaban el vendaje tres veces al día, ella estuvo sin
descansar apenas sin comer sin moverse de tu lado tres días y tres noches, cuando
tú ya estabas mejor y ya no temíamos por tu salud, el médico se puso serio y la
mandó a casa a descansar, cuando volvió para verte ya no la dejasteis entrar,
regresó a casa llorando, nunca la había visto más furiosa y triste, todo a la vez, no
te digo que Rose no te hubiera cuidado, que me imagino que sí, pero nunca
hubiera tenido la fuerza para imponerse a todo un médico de las clase pudientes,
ella lo echó de la habitación, también se enfrentó a tu madre que la amenazó con la
horca si tú morías, a ella no le tembló ni la voz cuando la echó de la habitación, es
todo un carácter esa mujer tuya.
─pues para separarte de Lena a ella no le gusta, aunque la casa va mejor que
cuando la llevaba ella, pero Celia nunca lo reconocerá, puede que Lena no sea de
sangre azul, pero es una mujer muy valiosa, y serías tonto si la dejaras escapar, y
ahora creo que le debes una disculpa
Ella se giró y dejó de pintar, Richard la vio con la luz entrando por la
ventano su pelo estaba suelto y un poco despeinado y los ojos muy grandes la boca
era lo mejor, la tenía fruncida como enfadada, pero Richard sintió una punzada de
deseo en su miembro, siempre era así con ella era verla y desearla, nunca se le iba a
pasar, ya se estaba acostumbrándose a desearla a todas horas
─lo siento Lena estaba enfadado, me sentó tan mal que no te hubieras
acercado a verme que me ofusqué,
─no importa, ya sabemos lo que podemos esperar uno del otro, pero me
alegra que tengas tan buen aspecto─ dijo con una sonrisa-
─gracias, pero quiero que sepas que nunca volveré a impedirte la entrada en
un sitio donde esté yo, quiero que me creas Lena─ se acercó a ella, necesitaba sentir
su cuerpo, aunque solo fuera un poco, ella se alejó─ no te alejes Lena quiero
sentirte, y sabes que lo haré no huyas de mí ─ y la atrapó en sus brazos y la besó
con ansia, habían sido días sin ella y estaba al limite de sus fuerzas le pasó las
manos por la espalda y la acercó─ te necesito Lena, te quiero en mi cama ahora,
déjame entrar en ti, no puedo más, solo pienso en ti ─ mientras le decía eso le iba
quitando el vestido, Lena se quedó en ropa interior Richard vio como le había
crecido la tripa, se la acarició─ no ha parado de crecerte, mientras hablaba la iba
desnudando hasta que se quedó sin nada delante de Richard─ eres perfecta Lena,
eres preciosa
─puede, pero eres la visión más magnifica que he visto si supiera pintar
como tú, te plasmaría ahora mismo─le acarició la tripa y bajó por el ombligo hasta
que encontró su parte más femenina y se la acarició─ estas húmeda, ¿es por mí
verdad?
─sabes que sí, me encanta como te mueves dentro de mí, no puedo más,
quiero que dure pero siento que voy a morir en tus brazos
─¿me enseñas tus cuadros?, he visto que antes tapabas unos cuantos, me
gustaría verlos
El conde sintió como una punzada de celos al oír que Lena tenía un amigo,
él quería ser su principio y su final, nunca había sentido una sensación así, se
acercó a ella y le cogió un mechón de pelo
Se acercaron a los cuadros, había muchos pintados, casi todo eran escenas
cotidianas, mujeres lavando la ropa, los jornaleros arando los campo, doncellas en
la cocina riendo mientras hacían un pastel, Richard montando a caballo, Richard
con la espalda desnuda girándose para mirarla a ella, Richard haciendo el amor a
Lena, se veía solo el torso y la cara de Richard, pero era inconfundible, su
expresión era una mezcla de deseo y felicidad y un poco de orgullo, los dibujos
eran buenos, sabía como captar la expresión y las emociones en los rostros,
parecían que tú estabas compartiendo las escenas
Richard se acordó de ese día, había sido hacía poco más de un mes salió a
celebrarlo con sus amigos, es verdad que no le había dicho nada a Lena, no creía
que le interesara, no sabía que tenía un regalo para él tan magnifico, no quería
implicarla en su vida y eso es lo que estaba haciendo, sintió una punzada de
culpabilidad, pero es que él no quería una matrimonio de verdad con ella ¿o sí?
Desde luego lo que no quería es que ella hiciera una vida lejos de él de eso estaba
seguro, no se había cansado de ella y hasta que no sucediera no la dejaría ir
─lo siento, no sabía que me querías regalar este cuadro tan magnifico ¿pero
cómo haces para pintarlo? Porque no te he visto tomar notas cuando eso estaba
pasando
─sí milady
Capítulo 9
─¿Me puedes decir qué es lo que ha pasado Robert?, ¿cómo puedes ser tan
inútil ¿cómo pudiste fallar? cuando solo lo tenías a unos pasos─ reprochaba
Elizabeth a su hijo
─Sí madre quiero que lo dejemos antes de que pase algo irreparable,
estuvieron investigando el juez y el alguacil, no entendían de donde salió la bala,
no había detrás de él ningún cazador, no quiero morir y tampoco quiero ser conde
voy a buscar un trabajo y me pondré a trabajar
─tú no me tienes que permitir nada, voy a ver si consigo dinero para poner a
funcionar otra vez mis tierras, estoy harto de esta vida ociosa y sin dinero, me voy
madre, te dejo sola, esta tarde hablaré con Richard me sinceraré con él, le pediré
perdón y me iré, si me quiere denunciar asumiré lo que me depare el futuro
─¿por qué? No he hecho nada que no se pueda reparar, no quiero tener nada
sobre mi conciencia y tampoco quiero un condado para poder ser feliz
─te equivocas madre no tiene nada que ver con ninguna mujer, solo que no
quiero pasarme la vida obedeciéndote, ya soy mayorcito y debo tomar mis propias
decisiones, adiós madre
─no te puedes ir Robert, yo no me puedo quedar sola aquí
─sí puedes madre, eres muy lista siempre sales de cualquier situación
─yo de mi trabajo tú puedes venir conmigo pero olvídate de los lujos no creo
que pueda permitirme muchos.
─te tengo que hacer una confesión luego me pongo a tu disposición para que
tú hagas conmigo lo que creas oportuno
─sí lo es, Richard─ Robert tomó asiento mientras se frotaba las manos y se
mesaba el cabello se le veía nervioso─ yo fui el que atentó contra tu vida el otro
día, lo siento mucho de verdad y estoy feliz de que no fuera capaz de acabar con tu
vida
─no, Richard eso fue un accidente, por eso mi madre empezó a pensar que el
condado se quedaba en unas manos incompetentes, las tuyas, y que yo sería más
capaz─ se levantó y se sirvió una copa─no sabe que mis manos son mucho más
incompetentes, y si lo sabe no le importa, porque en realidad ella quiere llevar las
tierras y la fortuna, cree que se las merece más que ninguno de nosotros
─¿ y qué piensas hacer ahora? Yo no te voy a delatar, no he muerto y no
quiero otro escándalo en la familia, pero no quiero que permanezcáis en mi casa ni
un minuto más
Capítulo 10
Los meses pasaban para todos en la casa, Richard seguía haciendo su vida
de espaldas a Lena aunque las noches eran diferentes y seguía visitándola
regularmente, Lena seguía pintando y esperando que llegara el fin de su embarazo,
Celia seguía adelante con sus conspiraciones para que su hijo se casara con la
condesa de Monfort.
A principios de Marzo Lena tuvo una niña sana y rolliza, con el pelo castaño
oscuro como el padre y los ojos verdes como la madre, el padre estuvo esperando
impaciente el nacimiento del bebé y cuando supo que tanto la madre como la niña
estaban bien, partió hacia Londres, la temporada acababa de empezar, y él quería
ir de fiesta en fiesta y de mesa de juego en mesa de juego, también visitaría alguna
casa de señoritas, todo antes de quedarse junto a Lena y la niña que todavía no
tenía nombre, y que no quería pensar en cómo llamarla, ¡qué lo pensara la madre!,
no quería implicarse en nada, no quería encariñarse con la pequeña, ni ver como la
madre le daba el pecho, quería alejarse de todas esa imágenes, no quería caer bajo
el hechizo, y no querer deshacerse de ninguna de las dos, por eso había partido de
madrugada sin despedirse ni de la madre ni de la hija.
–No Berta, dibujaba por encargo, mi hijo la conoció en casa del duque de
Wasford, que la contrató no sé para qué
─desde luego no sé donde vamos a parar, cada vez hay más gente que
quiere movernos la silla, en nuestro tiempos esto no habría pasado
─no Berta, estoy de acuerdo contigo pero mi hijo apenas la hace caso y ahora
que ha nacido la niña no creo que tarde mucho en comprarla una casa y separarse
definitivamente
─no se puede ser tan bueno Celia, así todo el mundo se aprovecha.
─Da igual el tiempo pone a cada uno en su sitio- vámonos Berta que
empieza hacer frío aquí en la terraza, entremos mejor dentro.
Richard cumplió lo que había prometido todas las noches iba a una fiesta
diferente, él era invitado a las mejores fiestas, nunca antes había ido a tantas fiestas
en una sola temporada, también era asiduo a las mesas de juego, solía tener suerte,
pero si no le acompañaba se retiraba, nunca le había gustado mucho jugar, no le
divertía ni cuando ganaba siquiera, no entendía como había gente que se enviciaba
con esa diversión, también bailó con todas mujeres que le apeteció menos con las
casaderas, ya que no podía darles ninguna esperanza.
Rose era una asidua acompañante, con lo cual tanto la condesa como la
madre de Richard estaba muy contentas con el giro de los acontecimientos.
Esta noche era como una de tantas, Richard iba elegantemente vestido con
pantalones negros que se le ajustaban perfectamente a su musculoso cuerpo una
chaqueta que le quedaba como un guante, camisa, chaleco blanco y un pañuelo
dorado con un nudo muy elaborado estaba muy guapo, parado junto a las bebidas
y bebiéndose una copa de champán
─sí, es verdad, esta temporada estoy disfrutando mucho─ su tono era todo
lo alegre que podía pero sus ojos le delataban, tenían un fondo de tristeza
─cuando las dejé estaban las dos muy bien, gozaban de muy buena salud
─me alegro, me gustaría mucho hacerlas una visita, yo no voy a estar mucho
en Londres he venido para ver si la imprenta ya tenía mi catalogo, y espero que me
lo den en unos cuantos días─ miró a su amigo que estaba mirando al horizonte, no
le hacía mucho caso, y con la mirada perdida─ ¿ te ocurre algo Bellamy?
─ya veo─ volvió a decir Julián─ ¿estás bien? ¿ te gustaría contarme algo?
somos amigos en mí puedes confiar, sé que te pasa algo, a ti no te gusta todas estas
fiestas, antes no ibas a más de una o dos por temporada y ahora por lo menos has
ido a quince ¿qué te ocurre?
─No me ocurre nada Wasford, mira por ahí viene la condesa de Monfort, si
me disculpas voy a bailar con ella.
Richard cada vez echaba más de menos a Lena, por el día hacía mil cosas
para no pensar en ella y más de una vez al día se sorprendía pensado en ella, pero
las noches eran lo peor no solo pensaba en ella sino que todo su cuerpo la
reclamaba, no paraba de dar vueltas en la cama, la echaba tanto de menos, que
muchas noches se levantaba y bebía hasta caer embotado por la bebida y así poder
coger el sueño, habían pasado dos meses pero a él le parecían años, no creía que
pudiera aguantar toda la temporada en Londres tarde o temprano iría a verla,
estaba al limite de sus fuerzas, le aburría tanto su vida en Londres que estaba de
mal humor casi todo el tiempo, tenía que hacer grandes esfuerzos para disimular
su malestar ¿pero qué le pasaba? ¿ por qué no podía parar de pensar en ella?
Quería verla a ella y a la niña que solo le había echado un rápido vistazo, y ya
tendría dos meses y habría crecido, nadie la había mandado noticias de la casa,
solo su administrador y no le había contado nada ni de Lena ni de la niña, tampoco
era su cometido, pero le hubiera gustado que le dijera algo aunque solo fuera de
pasada. Sabía que su hermana Catherine había vuelto a la casa, después de pasar
una temporada con una amiga. Ella le había escrito, y le había dicho que tanto
Lena como la niña que se llamaba April,estaban bien, pero nada más ni una
referencia si se le echaba de menos, sobre todo si Lena le echaba de menos tanto
como él a ella, pero claro que iba a saber su hermana, pero seguramente Lena no lo
echaba de menos, estaría feliz de que él estuviera lejos.
─Richard, ¿en qué piensas? llevas un buen rato sin decir nada─su madre le
sacó de sus pensamientos
─pues discúlpate tú por mí, dile que me han mandado llamar porque hay un
problema en la hacienda
─No, solo dijo que se iba con su hijo porque era su deber, pero volviendo a
lo de tu partida, no deberías irte, si creo que ahora viene tu hermana me escribió el
otro día y me dijo que venía a Londres
Todo eso era verdad, pero Richard la veía más apetecible que cualquier otra
mujer que se hubiera cruzado en su vida, no quería seguir la conversación con su
madre, todo lo que le estaba diciendo, ya lo sabía,
─está bien hijo, haz lo que debas hacer, pero no te quedes demasiado, aquí te
esperaremos contando los días
─No, voy yo, prepárame algo de cenar que no he comido nada desde esta
mañana
─bien milord
Subió las escaleras de dos en dos, el corazón le iba a mil por hora, llegó a la
habitación y se quedó en la puerta observando, allí estaba Lena sentada en un
sillón con la niña en los brazos y dándole el pecho que mamaba con ganas a la vez
que movía el brazito, se le secó la boca, la escena era muy tierna, pero a él una
punzada de deseo le cubrió todo el cuerpo
─claro que sí, ─le pasó la niña, que él la tomó con mucho cuidado, la niña no
lloró, se estaba quedando dormida
─sí, pero también tiene cosas de ti mira, la boca es como la tuya─ la pusieron
en su cuna─.ahora viene la nanny ¿cómo es que estás aquí? No te esperaba hasta
que acabara la temporada
─¿qué es lo que querías atrapándome así con tus piernas?─ chilló Richard─
quedarte otra vez embarazada ¿verdad? Para que nunca pudiera separarme de ti,
otro embarazo, otro año más, unos cuantos meses para que creciera el niño y yo
mientras tanto caería otra vez en tus redes y otra vez vuelta a empezar, ¡qué tonto
he sido!─se puso de pie de un salto, su miembro no estaba del todo flácido pero no
le hizo caso y se enfundó los pantalones
Lena estaba con la boca abierta por el asombro y unas lágrimas intentaban
fluir pero ella no las dejó, no se podía creer lo que estaba oyendo
─bueno ¡ya basta!, ¡se acabó!─ chilló Lena─deja de insultarme, has sido tú
quien has venido a buscarme, pero esto tiene un arreglo muy fácil, no se volverá a
repetir, no creo que me quede embarazada no tengas miedo, me gustaría esperar
unos seis meses que la niña crezca un poco, pero por mí puedes deshacer este
matrimonio cuando quieras, estoy harta de tus desplantes, solo me quieres para
una cosa, y ahora ni eso porque tienes miedo de que me vuelva a quedar
embarazada, así que cuanto antes pongamos fin a esto, antes podremos retomar
nuestras respectivas vidas, y volver a ser felices─ y diciendo esto salió de la
habitación totalmente desnuda, Richard la oyó como iba a su habitación y cerraba
la puerta y luego la escuchó llorar por último se calmó y se vistió, sintió como salía
de su habitación y bajaba las escaleras
Richard se llamó burro una y otra vez, lo había estropeado todo, pero él
todavía creía que le había hecho una encerrona, no quería dejarla otra vez
embarazada, quería deshacerse de ella, pero cuando lo dijo en voz alta un sudor
frío le recorrió todo el cuerpo, bajó al salón donde le estaba esperando la cena, y
cenó solo, no tenía que haber venido pero es que le apetecía tanto verla y había
sido estupendo hasta que lo estropeó todo, pero ella tenía razón tenía que acabar
con todo esto cuanto antes, no podía demorarlo más.
Richard se quedo unos días más y luego volvió a Londres pero no dio ni un
paso para deshacerse de Lena esperaría unos meses más, que la niña estuviera un
poco crecida. No volvió a ver a Lena cuando él iba a ver a la niña, ella no estaba, y
eso que él intentaba ir cuando le daba de mamar pero ni una sola vez había
coincidido con ella, sabía que pasaba horas en su estudio pintando, pero no la
había vuelto a ver. Partió para Londres pero con una sensación de que se estaba
equivocando, de que no debería de partir, de que esto no hacía más que separarlos,
pero ¿no era lo qué quería,? Richard ya no sabía bien qué es lo que quería por eso
volvió a Londres, tenía que tomar perspectiva, y ella no hacía más que atontarlo,
cuando la tenía cerca no podía pensar en nada más que en ella, en cómo olía en
cuán suave era su piel, en cómo se reía, cómo lo acariciaba, Dios mio si solo de
pensarlo se ponía duro.
La estancia en Londres fue peor que la vez anterior todo era más soporífero,
no se divertía con nada, Rose le parecía aburrida y sin sustancia, como todas las
demás mujeres no hacía más que compararlas con Lena, y siempre salían
perdiendo. Se le ocurrió una idea haría una gran fiesta para dar a conocer a su hija
e intentaría congraciarse con Lena todavía no estaba seguro si podría pasar la vida
con ella, pero de lo que estaba seguro es que no quería perderla todavía, todavía
no.
─Lena ¿qué tal estas?─ la saludó Catherine dándole dos besos en ambas
mejilla, mientras Richard no le quitaba la vista de encima está preciosa pensó, y
seguramente sigue enfadada conmigo
─bien, estoy muy bien ¿qué tal fue tú estancia en Londres? Espero que fuera
de tu agrado
─¡claro que sí Lena!, pero te eche mucho de menos, el año que viene me
tienes que acompañar serás mi invitada, yo te enseñaré todo Londres, bueno el que
yo domino, y tú me enseñarás tu calle, y todo lo que tú dominas, me encantaría
pasear contigo por Londres
─veo que estáis todos bien de salud, y ya nos hemos saludado con lo cual yo
me retiro, hasta mañana.
─yo la he visto triste─ dijo Catherine─ más triste que otras veces
─pues no sé por qué debería estar triste, vive como una reina no creo que se
pueda quejar de nada
─madre, no todo es el dinero y la posición para ser feliz, ella está aquí sola
sin nadie que la apoye, sin su familia, yo creo que no es feliz
Capítulo 11
Desde que se casó con Lena no había dado ninguna fiesta, tampoco ella
había asistido a ninguna, nunca la había llevado con él a ninguna, era una manera
también de hacer una presentación oficial de Lena pero a ella no le dijo nada, no
quería que se hiciera ilusiones con respecto a él. Pensó que quizás ella no podría
con todo, por eso le pidió ayuda a Catherine antes de decírselo a Lena, luego fue en
su busca. Su relación era muy tensa desde que volvió de Londres, no habían hecho
el amor ni una sola vez, las veces que él se había querido acercar, ella no había sido
nada receptiva, y Richard se había retirado, no quería una mujer poco afectuosa, a
él le gustaba Lena porque nunca le decía que no, pero desde que la había acusado
de querer atraparlo con un nuevo embarazo no se lo había perdonado, y no se
acercaba a él, Richard la anhelaba pero no quería forzar nada, sabía que no se había
portado bien pero no sabía como arreglarlo sin quedar expuesto totalmente, y
todavía era renuente a quedar tan expuesto a ella
─Quiero dar una fiesta por navidad─ y también quiero besarte hasta que
pierdas el sentido pero eso no lo dijo─¿podrías tú encargarte de organizarla, le he
pedido ayuda a Catherine que está entusiasmada
Richard pensó que tenía que besarla pero se contuvo, la sonrisa le había
desarmado hacía meses que no veía su sonrisa y le entraron ganas de llorar y
besarla al mismo tiempo, a ella le gustaba la idea, si lo hubiera sabido habría
planeado la fiesta hacía meses
─bien, dentro de tres semanas ¿será tiempo suficiente?, quiero invitar a
gente importante, políticos embajadores y gente de la nobleza por supuesto ¿te
dará tiempo?
─vamos dentro que ya está refrescando─dijo Lena y los tres como una
verdadera familia entraron en la casa.
─Lo es, solo deberías ponértelo en mi habitación, para que solo yo pudiera
disfrutar de tan magnifica vista, pero estás preciosa causarás sensación
─no sabe como me gusta que alguien hablé mi idioma llevo poco tiempo, y
me está costando un poco acostumbrarme a su idioma, me encantaría luego hablar
con usted─el embajador era un hombre e unos treinta y cinco años rubio con los
ojos azules, alto y fornido y muy guapo miró hacía donde estaba Catherine─
también me gustaría que me presentara a esa bella mujer que está a su lado
─claro que sí─ dijo Lena riendo abiertamente- Richard la miró una punzada
de orgullo y celos le traspasó el cuerpo, orgullo porque no sabía que su mujer
supiera hablar alemán y celos porque ese alemán tan guapo había conseguido que
Lena se riera abiertamente, cosa que él no había conseguido nunca, y el sonido de
su risa era preciosa como música, vio como Lena le estaba presentando a su
hermana al embajador alemán y como miraba a su hermana y se tranquilizó un
poco, luego llegó el embajador ruso, al cual Lena también saludó en su idioma para
entonces el corazón de Richard casi se salía de su pecho de lo orgulloso que
estaba─ el último de la fila de invitados fue su gran amigo el duque de Wasford
que después de saludarle a él con gran cariño, saludó a Lena
─Lena ¿no sabes las ganas que tenía de verte? Espero que me concedas un
baile, y que podamos charlar luego, no me quiero ir sin hablar contigo.
Agarró de la cintura a Lena, ella le miró con asombro pero no dijo nada.
Richad quería marcar su propiedad, y aunque sabía que ella era un espíritu libre,
quería dejar claro que no renunciaría a ella sin pelear
─me encantaría excelencia tanto una cosa como otra, me imagino que quiere
hablarme del catalogo de insectos
─sí ¿te gusta? No sabía si lo estaba haciendo bien, pero tu hermana ha sido
de gran ayuda
─Lena quiero que me perdones, por lo que te dije la última vez que
estuvimos juntos, quiero tenerte otra vez, me muero por ti Lena, no te olvido, no
dejo de pensar en ti ,ni de anhelarte, quiero tenerte otra vez debajo de mí, o
encima, como sea, pero quiero estar dentro de ti─ todo esto se lo dijo en un susurro
en el oído mientras la acercaba a su cuerpo para que ella notara su erección
─Claro que sí milady, pero por favor no sea tan formal conmigo, me gustaría
contarme entre sus amigos llámeme Julián, sé que es muy intimo pero usted ya es
una mujer casada y puede permitirse esos lujos
─muy bien Julián─ sonrío lena─ ¿ me enseña ese catalogo? estoy impaciente
por verlo
Richard vio la espalda de Lena salir del salón de baile seguido de su amigo
Julián, y los celos que había sentido antes volvieron con más fuerza, sabía que su
amigo nunca se aprovecharía de la mujer de un amigo, pero es que no quería que
la mirara ni que tuvieran nada en común, y sabía que tenían todo un trabajo que
compartían, y eso no lo podía cambiar, era de eso de lo que tenía celos, que
compartía algo con Lena, y no quería que nadie que no fuera él mismo compartiera
nada con Lena
el baile acabó
─perdona Julián, mira esta avispa, que bien está, parece que quiere salir del
catalogo─ el duque miró juntando la cabeza con Lena, Richard los estaba mirando
desde la distancia, los veía juntos mirando el catalogo y riendo, y no pudo más, se
acercó a donde estaban ellos, seguido de Rose
─a ver, sí que están bien definidos los bichos estos, me gusta mucho, mira
hacen una descripción primero de la zona, está muy bien va a ser una guía muy
provechosa─dijo Richard sinceramente
─a mí me parece espantoso─ dijo Rose─ pero no por nada, los dibujos están
muy bien pero no sé yo que utilidad puede tener una guía de insectos
─pues mucha condesa por ejemplo puedes saber cuales son peligrosos,
cuales son los que pican y los que son inofensivos, pero dejemos de hablar de
insectos se lo he traído a lady Bellamy porque sabía que le gustaría ver como había
quedado su trabajo, pero vamos a divertirnos ¿me concede este baile condesa?
─está muy bien Lena, ─dijo Richard que seguía mirando los dibujos, la tomó
de la mano,─ ven Lena
─¿a dónde?
─pues déjate llevar, esta noche te voy a dar placer más de una vez, no vamos
a parar hasta quedar los dos más que satisfechos─ y siguió lamiéndola donde sabía
que arrancaba los gritos de ella, Lena no pudo más y chilló cuando el placer la
inundó todo el cuerpo
─¿por qué no has salido a tiempo,? te has corrido dentro de mí. no quiero
quedarme embarazada, no quiero pasar otro año y medio como él que he pasado
─contigo sí mi amor, no sé lo que tienes que eres como opio para mi, cuando
más te tengo más te necesito
Los meses que siguieron fueron felices sobre todo para Lena, aunque a
Richard todavía lo veía indeciso, de vez en cuando desaparecía por días, unas
veces era muy cariñoso y otras veces muy frío, Lena estaba hecha un lío, por eso
creía que debía de poner un poco de distancia entre los dos.
─sí claro que me acuerdo¿ por qué? ¿crees que ya ha llegado el tiempo de
hacer turismo por nuestra ciudad?
─ay Catherine─ dijo Lena riendo encantada─ claro que me iré contigo se lo
diré a Richard
─déjale una nota ya la verá cuando venga, por lo menos tú si le das la noticia
de que te vas, no creo que se merezca mayor consideración, no sé que le pasa a
Richard, una veces parece que no puede vivir sin ti y otra que te echaría de la casa
a patadas
Capítulo 12
Sabía que no podía vivir sin ella, lo mejor era rendirse ante la evidencia la
quería en su vida sabía que había estado esquivándola estas últimas semanas pero
es que no quería necesitarla tanto, no quería quedarse tan descarnado ante otra
persona, sabía que Lena era una buena mujer, pero no quería mostrar tal debilidad
ante ella, pero por fin había comprendido que era al revés, que con ella cerca era
más fuerte, cuando ella no estaba con él era cuando era más débil y quedaba más
expuesto, le faltaba su otra mitad, ella le completaba, tenía que ir en su busca y
hacérselo comprender, la amaba, lo sabía, se había dado cuenta hacía tiempo pero
no lo quería reconocer, pero ya no tenía miedo, la amaba con todo su corazón y con
cada fibra de su ser, ahora ella lo tenía que comprender, él creía que ella también lo
amaba, nadie se podía dar a otra persona como Lena se entregaba a él sin amarle,
ella nunca se lo había dicho de palabra, pero si con sus dibujos y con sus hechos,
ahora tendría que sacárselo, y hacerla comprender que él también la amaba, y que
deberían comportarse como un matrimonio normal, viviendo juntos todos los días
y amándose todos los días.
─Ya cada vez menos, pero Eduard era muy buena persona, por eso le pasó
lo que le pasó, nunca quiso enfrentarse a mi padre ni a mi madre bueno yo
tampoco, el único que se enfrentaba era Richard, como era el menor parecía que lo
podía hacer sin tener consecuencias pero todo eso cambio con la muerte de mi
hermano, fue un golpe para toda la familia, pero ya basta de hablar de tristezas,
mira estamos llegando a la casa de la condesa ¡pero cuánta gente,! hay cola para
entrar- Lena estaba con la boca abierta nunca había estado en una fiesta de tanto
postín, únicamente en la que habían hecho en Rostof Mannor, pero esa parecía
mucho más grande si teníamos en cuenta todos los carruajes que estaban
esperando para poder llegar a la puerta principal
─sí, quizás hemos llegado un poco pronto, pero es que estoy desentrenada
en cuanto a las fiestas, cuando vivía mi marido nunca fuimos a ninguna y luego a
mí no me apetecía demasiado, pero hoy la verdad me apetece disfrutar.
─mucho gusto milady, hemos oído hablar mucho de usted, ha sido para
nosotros una agradable sorpresa poder conocerla─ la que hablaba era la condesa
de Valmon que no le quitaba ojo, la muchacha era mucho más bonita de lo que su
amiga le había contado y más fina iba adecuadamente vestida y peinada, y sus
modales eran exquisitos
─el honor es mio milady, estoy muy contenta de estar aquí, está va a ser mi
primera fiesta, quitando la que dimos en nuestra casa en Rostof mannor,─ le dijo
Lena con una sonrisa en la cara
─a ti querida, parece ser que que eres la gran sorpresa de la fiesta a saber lo
que mi madre ha estado contando de ti para que todos te miren con esa cara de no
creerse lo que están viendo, mira quién viene por ahí
─¿quién?
─buenas noches – Helmut era él que las saludaba-- no sabía que iban a
venir, pero ha sido una agradable sorpresa, lady Bellamy y le besó la mano a la vez
que inclinaba la cabeza, y lady Rennard─esta vez se demoró un poco más en la
mano de Catherine
─perdone, milady no quería ser insensible─ dijo Charles, que se había dado
cuenta de la cara de tristeza que había puesto Lena cuando le había informado de
las correrías de su marido
─no se preocupes milord─Lena miró al hombre que estaba bailando con ella,
era un hombre muy guapo no tendría mas de treinta años, alto y moreno con unos
ojos azules muy grandes y expresivos, iba muy bien vestido de gala y olía
estupendamente─no lo ha sido,
─yo era ilustradora, así le conocí a él, el duque de Wasford me contrató para
un catalogo de insectos y allí estaba Richard
─vaya que historia más bonita
no, no era bonita pensó Lena, todo había sido sufrimiento o casi todo, pero
hoy no quería pensar en eso, hoy quería disfrutar de todo lo que le deparara la
vida sin pensar en nada más. El baile acabó, y Charles siguió a su lado, todavía no
la quería dejar quería saber más de esa deliciosa mujer
─Estaré encantada
Los dos fueron hacia las bebidas y allí estaba Helmult con Catherine
hablando con gran dificultad cuando se acercó Lena a Helmult la cara le cambió
Lena disfrutó mucho de la fiesta bailó con todo el mundo que se lo pidió, no
le importó si era joven o viejo a ella le gustaba mucho bailar y desde que se había
casado apenas había bailado, cuando la fiesta estaba apunto de acabar, estaba muy
cansada, se acercó el conde Valmont
─milady antes de que se vaya me gustaría decirla que es usted una mujer
asombrosa, que me ha gustado mucho conocerla y que estaría muy feliz si aceptara
junto con la marquesa de Rennar a venir pasado mañana a una pequeña reunión
que vamos a celebrar en casa, es una velada musical.
Desde ese día Charles Lenox conde de Valmont fue compañía inseparable de
Lena, casi siempre acompañados por Catherine y el embajador.
La relación de Catherine con Helmult iba viento en popa se les veía a los
dos muy ilusionados, a Lena le hacía mucha ilusión pero también sentía un poco
de envidia
─claro que sí Lena pero ¿no habías quedado con el conde de Valmont?
─sí, él también nos acompañará, pero no quiero ir sola con el conde, por
favor acompáñanos
─yo creo que sí le iba a importar si se entera que tienes una amistad con el
conde y no solo por su orgullo, yo creo que le importas más de lo que él se piensa,
pero no te preocupes yo te acompañó, para guardar tu virtud─se río abiertamente
─no seas tonta, pero muchas gracias Catherine eres una buena amiga
─¡ Lena! ─saludó el señor Miller nada más ver asomar por la puerta de su
establecimiento a Lena─no me puedo creer que estés aquí, el otro día vi a tu
hermana y me dijo que vivías en Nortfolk
─ ¿qué tal estás? Se te ve muy bien estás muy guapa ¿qué te trae por aquí?
─Señor Miller, ¿qué tal está? Yo estoy bien me acuerdo mucho de usted, de
los consejos que me daba para que plasmara bien la perspectiva, déjeme que le
presente a Charles Lenox conde Valmont, y a mi cuñada la marquesa de Rennard
tanto el señor Miler como los nobles hicieron una inclinación de cabeza
Siguieron al señor Miller por un pasillo que daba al fondo a una puerta color
verde entraron dentro y era un despacho amplio con una gran ventana por el que
se veía la calle, el señor Miller les invitó a una copa que solo aceptó Charles, llamó
a la doncella y les sirvió a las damas un té con uno pastelillos
─Aquí unos diez, en Nortfolk tengo más, pero he traído los que más me
gustaban
─muy bien arreglaré todo para una exposición dentro de dos meses más o
menos, yo creo que se venderán bien, si eso sucede, ya viajaré yo a tu casa en
Nortfolk para ver los cuadros que tienes. Y dime Lena ¿qué tal esta tu madre?
─Bien pero yo la veo un poco sola, mañana voy a comer con ella, si quiere se
puede pasar y le invitamos y recordamos viejos tiempo
Esa noche Charles Lenox estaba cenando con su madre en casa, no iban a
salir a ningún sitio, bueno Charles luego pasaría un rato por el club, pero la madre
estaba tomando el postre cuando levantó la mirada hacia su hijo y le preguntó:
─Sí madre, me parece una mujer muy interesante. Hoy hemos ido a una
galería para que vieran unos cuadros que ella había pintado, eran magníficos
madre, ella estaba toda nerviosa por si no le gustaban al marchante, a él le han
entusiasmado, pero es que realmente estaban muy bien
─hijo todo eso está muy bien, a mí también me parece una muchacha
excepcional, no tiene nada que ver con lo que decía Celia, pero es una mujer
casada, con un amigo tuyo sin ir mas lejos
─ten cuidado hijo no sabes la relación que hay entre los dos
─no te preocupes madre no estoy enamorado de ella, pero es una pena que
Bellamy no valore la mujer que tiene a su lado,
─quizás si lo sabe
Capítulo 13
Cuando llegaron a la opera, a su palco, Richard miró por todo el teatro para
ver si la veía en cualquier sitio, no la encontró, varias personas vinieron a
saludarles a su palco, él estaba con su madre y con la condesa de Monfort. De
repente en un palco de enfrente varias personas entraron y se acomodaron, a él se
le erizó el pelo de la nuca no la había visto pero sabía que Lena estaba allí, la buscó
con la mirada, y allí estaba sentada al lado de su hermana y el embajador ese tan
guapo, una ráfaga de celos se le instaló en el estomago, aunque sabía que el
embajador ese tan guapo iba detrás de su hermana, pero es que ahora mismo
estaba sonriendo a su mujer, esperó pacientemente a que llegara el descanso, no
estaba el conde Valmont con ellos, mejor, no quería dar el espectáculo con su
amigo delante
─voy al palco de Catherine, a saludarla y a Lena que está con ella, ¿queréis
acompañarme?
─Muy bien ya ha dado sus primeros pasos, está preciosa, pero no quiero
molestar, yo creo que estaré mejor en casa de mi madre, además ya he hablado con
ella y nos estará esperando.
─muy bien pero creo que me iré a mi palco ha sido un placer saludarla lady
Catherine, encantada de conocerlo sr. Berhens
─Lena ¿por qué no quieres venir conmigo a nuestra casa con April? Dime
─Claro que sí preciosa, y más sabiendo que te pones tan contenta porque yo
te acompañe
─pues no se hable más ahora mismo vamos a por la niña, las doncellas y nos
vamos a casa, tu habitación está lista y también la de la niña,─ la cogió de la mano
y salió sin despedirse de su hermana y sin volver a su palco. Ya en el carruaje
Richard cogió a Lena por la cintura y la sentó en su regazo
─Lena, cariño no sabes lo que te echado de menos─y la besó con pasión y
con fuerza
─¿y qué tienes que pensar? Siente nada más, yo no dejo de sentirte, flexible y
sensible a mis besos y a mis abrazos
─sí pero tú a mí no
─Richard no deberíamos acostarnos hasta estar más seguros uno del otro, yo
me atonto cuando me tocas
─no estoy de acuerdo, te atontas porque me deseas igual que yo a ti, pero es
la única manera de encontrarme a mi mismo, sin ti no soy nada, pero no podemos
dejar de amarnos sería como dejar de respirar, te amo Lena, no puedo dejar de
amarte, como no puedo dejar que te alejes, ven ya llegamos a casa, hoy dormirás
conmigo si no quieres que te toque no lo haré pero dormiremos juntos, solo lo
hemos hecho una vez, y fue la vez que mejor dormí en mi vida, no me digas que
no Lena,
─está bien Richard, nos daremos otra oportunidad, nada me gustaría más
que funcionara.
─¿por qué nos has dejado en la opera? Hemos tenido que coger un coche de
alquiler, que estaba viejo y olía a perro muerto─ dijo Celia toda enfadada
─lo siento madre pero he ido a buscar a Lena y a mi hija para traerlas de
vuelta a casa, Catherine se va mañana de viaje y no quería que se quedaran solas
en casa de Catherine
─¿por qué no? Allí estarían de maravilla, no sé por qué las has tenido que
traer a casa tienes una invitada de la que tienes que cuidar
─como tú digas hijo pero yo creo que estarían más cómodas en casa de
Catherine
─no madre, están mejor aquí conmigo, y ahora si nos disculpas nos vamos a
retirar
Celia se quedó en silencio junto a Rose, Rose fue a primera en hablar
─Celia, parece que Richard está enamorado de Lena y contra eso no hay
nada que hacer
─no, no lo aceptaré mientras viva ─dijo Celia roja por la ira─ no dejaré que
mi único hijo sea como el anterior y que se deje embaucar por una arribista, ya ha
mezclado su sangre, pero no dejaré que un bastardo herede todo por lo que han
luchado durante generaciones
─no puedes retirarte, ahora que nos faltaba tan poco para ganar
─no creas Celia, desde que esa mujer entró en la vida de tu hijo, tu hijo ha
sido muy galante conmigo, pero no me ha vuelto a tocar, sé que no debería hablar
de cosas tan íntimas contigo, pero es la única manera de convencerte, esa mujer le
gustó desde el primer momento o quizás se enamoró de ella nada más verla, pero
no lo quiso reconocer, y ahora que teme perderla es cuando se ha dado cuenta, yo
intentaría llevarme bien con ella, si quieres llevarte bien con tu hijo
─no, antes muerta que llevarme bien con esa arribista, no te des por vencida
Rose tú eres cien veces más bonita y tienes un linaje impecable, Richard acabará
por darse cuenta
Celia no quería darse por vencida algo tenía que hacer, si su hijo no quería
entrar en razón por las buenas, tendría que hacer algo drástico, quitaría de en
medio a la arribista, ya pensaría la manera de hacerlo, que pareciera un accidente,
Londres era una ciudad muy peligrosa, cualquiera podía tener un accidente mortal
La casa estaba algo deteriorada, y aunque Lena la había dado dinero desde
que llegó a Londres, con eso tenía que vivir y pagar a la única doncella que tenía,
(al mayordomo lo tuvo que despedir igual que a la otra doncella )y calentarse en
invierno y todos los gastos, no le daba para hacer modificaciones en la casa, que las
necesitaba y rápidamente.
Cassandra los pasó al salón, que era la estancia de la casa que estaba en
mejores condiciones
─el honor es mio, señora ¿qué tal esta? Preguntó Richard mientras se
sentaba en una butaca
─madre, la casa está muy fría el otro día te di dinero para que compraras
leña ¿qué ha pasado?
─déjalo en mis manos ¿sabes dónde trabaja su marido? ¿en qué despacho de
abogados?
─Mañana iré y transferiré alguno de mis negocios para que lo lleve su firma,
pero se los confiaré directamente a tu cuñado, verás como eso le supone un
aumento de sueldo, siempre puede contar con nuestra ayuda, pero si gana más
dinero se sentirá mejor
─sí sé que me ibas a responder así, te lo habría dicho nada más entrar─
continuó besándola hasta que escucharon ruidos fuera, era su madre que ya estaba
preparada.
─¿por qué has traído aquí a esa mujer? Lo haces a propósito para irritarme
─no me hagas reír─ en estos momentos la cara de la madre era una mueca
desagradable─ nunca permitiré que viva esa advenediza en esta casa, como tu
mujer, la he aguantado todos estos meses porque pensé como tú me dijiste que te
separarías de ella, que intentarías disolver el matrimonio aunque te costara, pero
veo que ella te ha enredado con sus malas artes, que has claudicado, como lo hizo
tu hermano, y tendrás el mismo final que él
─¿por qué dices eso, madre? ¿ tuviste algo que ver en la muerte de mi
hermano?
─Claro que no, ¿cómo puedes pensar eso?, fue un castigo divino, por
haberse juntado con quien no debía, él también decía que la amaba. Y ya ves como
acabó todo
─madre, creo que deberías irte a descansar, estás fuera de tus casillas, si no
quieres estar aquí con nosotros, puedes irte a la casa de Brighton, o volver a Rostof
Mannor,
─madre no nos amenace o tendré que echarla de esta casa, está muy alterada
es mejor que se vaya a dormir mañana verá la situación de otro modo, vey a
descansar
─me voy, pero esto no quedará así─ y salió de la estancia dando un portazo
─bien pues ahora los dos le diremos quién es el dueño de tu corazón para
que no le quede ninguna duda, por si se había hecho alguna esperanza contigo
─no creo, solo era un buen amigo, nunca se sobrepasó, ni siquiera lo insinuó,
solo quería ser amable conmigo, pero yo creo que era por ti, porque me dijo tu
hermana que era muy buen amigo tuyo
Capítulo 14
─hoy viene muy bien acompañada─ le dijo el conde Valmont sin apartar la
mirada de Lena
─sí pero por fin he llegado─ le contestó con su mirada más dura─ creo que
has acompañado a mi mujer y a mi hermana a varios eventos
─Te agradezco que hayas sido tan buen amigo, que no hayas dejado a mi
hermana y a mi mujer solas en estas aguas turbulentas, pero ya no se necesitara
más tus servicios─ los ojos de Richard eran duros, le estaban advirtiendo a su
amigo
─ya veo─ dijo Charles─no sabia que tuvieras tanto interés. Se estaba
refiriendo a Lena─ creo que me habían informado mal, pero ahora que lo veo yo
mismo, no te preocupes Bellamy, solo quiero ser un buen amigo para tu mujer,
como espero seguir siéndolo tuyo
─has hecho bien en venir con tu mujer a la fiesta, hay muchos tiburones
sueltos y dejar a una mujer tan bonita como la tuya sola con todos estos
especímenes es por lo menos arriesgado, más cuando ella no tiene ni un gramo de
maldad
─no tiene importancia Bellamy para mí ha sido todo un placer, pero vamos a
divertirnos, mira por ahí llega mi madre
Encantada Milord
─Lena vamos a bailar, quiero bailar con mi mujer, para que todos vean que
eres mía como yo soy tuyo y que no les quede ni la mas mínima duda de que te
quiero
─por eso has insistido en que vengamos al baile juntos
─sí, sabía de los rumores, todos pensaban que te había repudiado y como no
te conocían pues hacían sus elucubraciones, unos decían que eras fea o
maleducada, cuando te han conocido pues han debido de pensar que el loco era yo
por dejar a una mujer tan maravillosa sola en este mundo, no entendían por qué te
abandonaba
─pues él me lo ha dicho
─también me ha llamado imbécil por dejar a una mujer tan maravillosa sola
y me ha advertido que no estarías mucho tiempo sola
─pues yo le he dicho que ya estaba aquí, que te amaba y que no iba dejarte ir
sin pelear y él lo ha entendido, él creía que yo no te quería pero al darse cuenta me
ha felicitado por entrar en razón- el baile acabó y Richard le dijo al oído
─Lena ahora ya hemos cumplido todos nos han visto juntos y ha quedado
claro que eres mi mujer en todos los sentidos, esto correrá de boca en boca y dentro
de dos días todo el mundo lo sabrá, como ya ha terminado nuestra misión
vámonos a casa, nada me haría más feliz que estrecharte en mis brazos mientras te
duermes
─Celia tú sabes que no es así, ¿por qué dices esas cosas?, es una mujer muy
preparada, he charlado con ella, la invité a mi casa a cenar y me dio tiempo a saber
como era, además de ser una buena muchacha, es lista y nada presuntuosa, está
muy preparada, mucho mejor que muchas mujeres de nuestra clase, ¿por qué no
lo quieres ver?
─pero ¿a qué te refieres?, puede que no aporte dinero, pero para que lo
queréis, tu hijo en tres años ha duplicado tu fortuna ¿qué es lo que quieres que
aporte? Ella aporta todos los conocimientos que posee y todos sus talentos que son
varios, además creo que poco puedes hacer, he visto como tu hijo la mira y como la
agarra, la marca como suya, has visto la mirada que le ha echado a Charles solo
porque estos días ha estado acompañando a Lena, no creo que tu hijo piense como
tú , creo que debes cambiar tu proceder sino perderás a este hijo también Celia
piénsalo bien
─no puedo Berta, no puedo darle la bienvenida como si nada, mi hijo esta
deslumbrado por sus malas artes, pero tarde o temprano se desengañará de ella, él
no la quiere, solo le gusta mucho, vete a saber qué artes poseerá para tenerlo tan
embobado debe de ser una amante magnifica
─no creo que sea solo eso, pero por ahí se acercan los dos, hacen una buena
pareja
─sí ya he bailado, pero nos gustaría retirarnos, te vienes con nosotros madre,
o si quieres os dejamos el carruaje a lady Monfort y a ti y nosotros vamos dando un
paseo hasta la casa
Capítulo 15
─señor soy James Larry, uno de los dueños de este bufete, mi deseo es
servirle en lo que se le ofrezca
─bien, pues mi deseo es hablar con el señor Blair, y sé que trabaja aquí, y me
gustaría hablar de negocios con él, pero solo hablaré con él con nadie más, quiero
desviar algunos de mis asuntos a su despacho, pero solo si los puede llevar el
señor Blair personalmente, sino, me iré a otro sitio
─no por Dios, claro que el señor Blair puede llevarle sus asuntos, venga que
le acompaño a su despacho─siguieron por un pasillo hasta llegar a una despacho
muy chiquito sin ventanas, había una mesa y dos sillas y un armario para meter los
papeles y nada más, sentado al otro lado de la mesa estaba un hombre joven, bien
parecido, que leía unos documentos con atención. Levantó la cabeza al oír la
puerta y antes de que pudiera hablar Richard entró en la estancia con la mano
extendida
Sean que así era como se llamaba el cuñado de Lena, miraba al conde y
luego a su jefe sin salir de su asombro, para no quedar como un estúpido le cogió
la mano que le estaba tendiendo el conde y habló
─Es que no quiero molestar a tu madre, no quiero tener una discusión por
eso estamos aquí, aquí estamos muy cómodas
─muy bien
Lena intentó hacer lo que su marido le había dicho y iba por toda la casa,
Rose ni la hablaba, pero Celia intentaba entablar una discusión cada vez que la
veía, hasta que una tarde Celia la invitó a sus aposentos a tomar el té, ella acudió,
se mostró muy amable, con ella estaba Rose que también estaba amable con ella,
por fin parecía que todo iba bien
─Lena quería pedirte perdón por haberte tratado tan mal desde que
llegaste─ dijo su suegra mientras la daba una taza de té─ tú no tienes la culpa si mi
hijo se ha enamorado de ti, es verdad que a mí me hubiera gustado que él se
hubiera casado con una mujer como Rose, más de nuestra posición, que sabe como
llevar una casa de estas dimensiones, pero bueno tú tampoco lo haces mal del todo,
pero mi opinión no cuenta, ya que mi hijo tiene la última palabra y él te quiere o
por lo menos es lo que cree ¿otra taza de té
─Sí gracias,─ dijo Lena─yo nunca quise ser un obstáculo para Richard en
sus pretensiones pero la verdad es que yo también le quiero y me gustaría pasar
toda la vida junto a él, pero también sé que para Richard la familia es muy
importante, y no me gustaría ser yo la causante de su separación
─claro que no hija, mi hijo es muy cabezota, pero todo se arreglará tarde o
temprano
Lena bebió el té, sabía muy amargo, le echó una cucharada de azúcar y cogió
otro pastelillo, no sabía a lo que se refería su suegra pero no quiso hacer más
preguntas, por ahora la ofrenda de paz era pequeña, pero a Lena le bastaba.
─milord, su mujer ha sido envenenado, no sé muy bien con qué, pero creo
que con belladona, tiene las pupilas muy dilatadas, es imprescindible hacerla
vomitar que le preparen una infusión con manzanilla, que le echen mucha
manzanilla mientras esperamos vamos a levantarla, no puede quedarse dormida,
quizás no despierte.
─ahora vamos a darle café y un poco de opio para contrarrestar los efectos,
no debe dormirse, y veremos como responde, por ahora parece que los síntomas
no se han acentuado, ¿qué es lo que comió esta noche?─ la voz del médico era
tensa
─Beatriz mira si alguien tiene las mismas dolencias que lady Bellamy y
vuelve pronto-
Richard estaba nervioso y muy preocupado, Lena estaba somnolienta
─hay que ponerlas compresas frías, mande que traigan un baño, iremos
enfriándola para que no se duerma, traiga café, y le voy a suministrar el opio.
─parece que el peligro ha pasado, parece que respira mejor y los latidos de
su corazón son regulares, las pupilas están menos dilatadas, yo creo que ha pasado
lo peor,
Richard se quedó solo con Lena en el dormitorio, él tenía una idea bastante
clara de quién le había hecho eso a su mujer, esta noche no haría nada, no quería
separarse de la cama de Lena, pero mañana a primera hora hablaría con su madre,
y la echaría de su casa, no se podía creer que alguien hiciera daño a la persona más
buena que había conocido, a alguien que no había hecho daño a nadie en su vida y
solo por no pertenecer a su clase social, intentar acabar con su vida, merecería que
pagara con su vida por intentar quitarle lo que él quería, se sentó al lado de Lena,
Lena respiraba con regularidad y calmadamente
─tú sí que estás guapa─ la besó suavemente en los labios─ ahora ya puedes
descansar, parece que el peligro ya ha pasado, pero has estado muy grave Lena,
pensaba que te perdía, y todavía tengo el miedo metido en el cuerpo, no me voy a
separar de tu lado mientras viva, te amo Lena, esta noche me he dado cuenta de lo
mucho que te amo, si te pierdo me muero
─pero todo eso pasará, parece que alguien te suministro belladona, espero
que sea por error, porque como alguien lo haya hecho intencionadamente lo
mataré con mis propias manos─Richard le acariciaba la cara y volvió a besarla
suavemente
─habrá sido algún error, seguramente con el té, me pareció que sabía raro, y
le eché más azúcar
─Sí también estaba Rose, pero fueron muy amables conmigo ¿dónde esta mi
madre?
─no hagas eso Richard, piensa que para tu madre soy una gran decepción,
no se va a acostumbrar fácilmente, pero si la denuncias además del escándalo, las
diferencias serán irreconciliables
─pero así pensará que puede hacer lo que quiera y quedar impune, y eso no
está bien
─no sabes la falta que me haces Lena, creí que moría esta noche si tú me
faltabas, solo tenerte en mis brazos ya soy feliz, te amo con todas mis fuerzas, sé
que estás muy cansada pero sueño con estar dentro de ti otra vez, duerme, mañana
estarás mejor, tu cuerpo ha reaccionado bien, no sabes lo que te necesito Lena, lo
equivocado que he estado todos estos años, pero ya te lo demostrare día tras día.
Capítulo 16
─No ha pasado muy buena noche, suba con ella y ella se lo explicará, yo
tengo que hablar con mi madre
─¿no tienes nada que decirme?- su cara era seria y eso que estaba afeitado y
aseado pero no estaba contento─madre,
--yooo ¿qué quieres que te diga?, siento lo de tu mujer, quizás está de nuevo
embarazada, y yo con eso no tengo nada que ver─ todo esto lo dijo sin levantar la
mirada de su plato no quería enfrentarse a la mirada de su hijo parecía que estaba
muy enfadado y no quería disgustarlo más
─No Richard, no tengo nada que confesar, solo que todas mis acciones son
pensadas por el bien común, tú bien sobre todo, yo lo único que quiero es que seas
feliz y sé que con Lena nunca lo serás, no quiero causarle ningún daño, solo quiero
que te abandone, que te deje, que no tengas otro remedio que deshacer este
matrimonio, pero todo lo que hecho, lo he hecho pensando en ti. No quería
causarle ningún daño, solo quería asustarla nada más, se que tú no lo ves así pero
algún día lo comprenderás y me darás la razón
─Madre, tú solo lo has hecho pensando en ti, en nadie más, siempre ha sido
así, con tu hijo mayor, con tu marido, con todos, solo piensas en ti, pero te voy a
decir algo, mi felicidad pasa por la felicidad de Lena, ella me hace feliz, si ella es
feliz yo lo soy, estoy enamorado de ella y eso nadie lo puede cambiar, ─ Richard
dio un sorbo a su café y continuó─si no te denuncio es por ella, a mí ya no me
importa el escándalo, solo me importa ella y mi hija, si eso no lo puedes aceptar es
mejor que te vayas, tienes dos casas, cualquiera de las dos están habitables, yo
seguiré pagando tus cuentas, siempre que no sean impagables, o si quieres te doy
una asignación y tú misma te administras, pero quiero que salgas hoy mismo de
esta casa─ Richard miró a donde estaba sentada Rose─ ¿en cuanto a ti Rose,¿has
tenido algo que ver en todo este asunto,?
─No, no sabía lo que iba hacer tu madre, me dijo que todo cambiaría pronto
pero no me dijo lo que pensaba hacer, yo no tenía ya esperanzas contigo, ya sabía
que estabas enamorado de Lena, solo había que ver como la mirabas, nunca me has
mirado así, por eso le dije a tu madre que yo me retiraba de intentar conquistarte
sabía que era una batalla perdida.
--Bien te creo, puedes quedarte hasta que tu casa este lista o puedes irte con
mi madre como tú quieras, no quiero que le hagas ningún desplante ni a Lena ni a
su madre, no quiero ser descortés como lo habéis sido vosotros pero si veo alguna
mala cara por tu parte no dudaré en echarte de esta casa
─yo me quedaré aquí unos días mi casa estará lista en una semana─ no te
preocupes no molestaré a nadie,
─madre te estoy muy agradecido por todo eso, pero mi felicidad tendría que
ser primordial para ti y Lena es mi felicidad, deberías haber aprendido que los
matrimonios concertados en nuestra familia no salen bien, sino mira a tu hija, un
matrimonio que a ti te entusiasmaba y no se pudo portar peor con la pobre
Catherine, pero nunca le has pedido perdón por haberla forzado a un matrimonio
que ella no deseaba y que te suplicó que no la obligaras, menos mal que murió el
marqués, sino seguramente tú habrías enterrado a tu hija, pero no te preocupó,
solo te preocupaba las apariencias, estar entre las mejores familias, que nadie
manchara tu linaje, eso llevó a tu primer hijo a la muerte, pero no contenta con eso
quieres tener otra muerte en tu conciencia, madre vete, y no te pongas en contacto
con nosotros hasta que nosotros te avisemos,─ Richad se levantó y fue a salir de la
habitación y en la puerta se dio media vuelta─ tienes que darle las gracias a Lena
yo te habría denunciado─ y salió de la habitación.
Los días pasaron y Lena se fue recuperando poco a poco, Richard, no paraba
de mimarla, y no veía la hora en que se recuperara del todo para llevarla a su
dormitorio y allí amarla sin descanso, tenía tantas ganas de ella.
La madre de Richard se había ido hacía una semana y Rose también se fue
pasados unos días, su casa ya estaba terminada y no quería prolongar más su
estancia, se fue triste, no había acabado la historia como ella la imaginó, pero ella
era una mujer fuerte y tampoco es que estuviera locamente enamorada de Richard,
aunque le gustaba como ningún otro hombre le había gustado.
─no lo ves me estoy bañando, porque me voy a vestir y voy a salir, estoy
perfectamente y no quiero estar más tiempo aquí encerrada
─¡Dios!, ¿qué ganas tenía de sentirte otra vez!, no sabes lo qué me he tenido
que contener seguía besándola y moviéndose dentro de ella despacio y luego
deprisa cuando veía que ella estaba a punto, paraba y metía la mano donde se
juntaba buscando dónde sabía que más le gustaba
─no pares, ¿por qué paras?
─mejor, pienso correrme dentro de ti pero no solo hoy, todos los días de mi
vida, y quiero que sea muy larga junto a ti,─ siguió moviéndose primero
lentamente hasta que fue cogiendo más ritmo cuando ya no pudo más la besó y
ahogó su grito mientras él se derramaba dentro de ella como había dicho
─oh Lena, eres magnifica, vas a acabar conmigo, te amo, sé que no me crees
pero yo haré que me creas
─pues demuéstramelo
─¿por qué no me lo has dicho antes,? claro que nos pasaremos, ¿a qué hora
quieres que estemos allí?
─No demasiado pronto, no quiero llevarme una desilusión, por cierto he
recibido una carta de tu hermana está feliz con su Helmut, me habla maravillas de
él y de su casa, dicen que todos han sido muy amables con ella, y que el mes que
viene estará de vuelta porque él tiene que volver. Lena se estaba vistiendo y
Richard miraba como se iba poniendo la ropa interior
─me alegro por ella, se merece lo mejor, es una mujer muy buena, no tenía
que haber sufrido tanto, pero ahora la vida la resarcirá de todo el sufrimiento que
ha pasado─se acercó a Lena que ya se estaba peinando y le cogió el cepillo─
déjame que yo te peine, me encanta tu pelo, y toda tú dijo dándole un beso en el
hombro.
Por la tarde llegaron a la galería, Thomas Milller estaba como loco había
vendido casi todos los cuadros de Lena, en menos de dos horas, nunca había visto
una acogida tan buena
─Lena iba a mandar a alguien que te fuera avisar, toda tu obra esta vendida
o apalabrada, quiero que me traigas más cuadros has causado sensación, pero no
me extraña tus cuadros son muy buenos
De regreso a su casa Lena notó que Richard estaba muy callado y el miedo
de otras veces le atenazó el corazón
Epílogo
─dime mi amor de que tienes que hablarme que parece tan serio
─no sé si te va a gustar
─No sé, pero es que soy tan feliz que a veces me da miedo, me da miedo que
quieras dejarme, que no me quieras como yo te quiero a ti, no quiero sentirme así
pero todavía me siento vulnerable, te he tratado tan mal que no sé si serás capaz de
perdonarme, a veces creo que todo es una quimera, y que tú no me aguantarás, y el
sufrimiento que pasaste, me lo harás pagar y me abandonarás
─Dios mio Richard, ─ dijo Lena y le besó con toda su pasión,─ yo te amo, te
he amado desde el primer momento, yo sabía que tú no eras como aparentabas,
pero que una herida profunda te hacía ser así, nunca te abandonaré, antes me
cortaría una mano, lo que yo quería decirte es que estoy esperando un hijo, y no
quería que te enfadaras
Richard, pensó que todavía los dos tenían profundos temores el uno
respecto al otro, pero día a día lo superarían, el amor que se profesaban podría con
todo
fin