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La ilustradora

Manuela  Berdeal

 
Inglaterra 1860

capítulo 1

Richard Sheffield Nortton VI conde de Bellamy, era un noble pegado a las


tradiciones, el nombre lo era todo para él, generaciones de condes reposaban sobre
sus espaldas y él llevaba ese legado con todo el orgullo y la dignidad que requería
su posición. Nunca iba mal vestido ni peinado no se emborrachaba en exceso y
sobre todo nunca estaba fuera de lugar, no soportaba el ridículo,  jamas lo hacía, se
reía poco, lo justo y nunca gritaba, sus modales no eran bruscos, aunque estuviera
insultando a su enemigo y jamas confraternizaba con alguien que no fuera de su
posición social, ni siquiera les hablaba si podía evitarlo. Con sus criados se
comunicaba con monosílabos, nunca les hubiera consentido que se hubieran
tomado libertades con él. Trataba a la gente con respeto pero siempre manteniendo
las distancias. Él era de la clase elegida, lo sabía y quería que los demás también lo
supieran y no se tomaran ningún tipo de confianzas.

Su mejor amigo era duque, que también era como él, arraigado a las
costumbres, pero algo más abierto con la clases menos favorecidas. Los dos habían
ido juntos a Eton y también a la universidad, habían hecho el viaje por Europa y
ahora los dos gestionaban sus tierras con gran acierto. Richard era bastante más
osado en sus inversiones que su amigo pero por lo demás eran almas gemelas.

Había algo que los distinguía. Julián que así era como se llamaba el duque
era un estudioso de los insectos. Siempre le había entusiasmado la entomología y
había hecho estudios muy precisos de los insectos que poblaban Inglaterra, llevaba
años clasificándolos, tenía ya muchos clasificados y ahora necesitaba a alguien que
supiera dibujarlos con gran precisión. Había hecho averiguaciones y todas ellas le
remitían a una mujer Lena Belford solo sabía de ella que era una gran dibujante e
ilustradora, se la rifaban casi todas las editoriales del país. Se había puesto en
contacto con ella hacía casi un año, y todo este tiempo había esperado a que
estuviera libre de sus múltiples compromisos, pero por fin había conseguido que
viniera durante cuatro semanas para que dibujara sus especímenes. Era cara,
cobraba bastante, pero al duque no le importaba, pagaría lo que fuera por
conseguir que los dibujos de sus insectos tuvieran la precisión necesaria.

La visita de la ilustradora coincidía con una fiesta campestre que daba en su


hacienda, era un inconveniente, no quería que  hubiera coincidido, pero no podía
hacer nada, eran las únicas fechas que tenía libres la ilustradora y no quería perder
la oportunidad. Así que durante dos semanas la señorita Belford debería  convivir
con lo más granado de la sociedad. A la fiesta estaban invitados desde condes,
marqueses y vizcondes a gran parte de la clase política, lo mejor de todos los
estamentos, jueces, abogados en fin un surtido de personalidades y también su
gran amigo Richard Sheffield conde de Bellamy.

Era mayo los días eran largos y empezaban a ser calurosos Lena Belford se
estaba preparando para partir a la propiedad del duque de Wasford en Suffolk. El
trabajo lo había cerrado hacía un año pero hasta entonces no había tenido tanto
tiempo libre, ya que el encargo era bastante grande. Tenía que pintar los insectos
que el duque tenía clasificados y además tenía que ir a donde estaban los insectos.
Normalmente ella dibujaba ilustraciones para todo tipo de libros, desde cuentos a
mapas topográficos. El oficio lo había aprendido de su padre que era un gran
dibujante y le había enseñado todo lo que sabía de escalas, para poder hacer planos
y también de perspectiva y relieves. Ella había superado a su padre, dibujaba
mejor, también había heredado su cartera de clientes que era bastante abultada y
había hecho nuevos, con todo esto se ganaba muy bien la vida.

Vivía en una casa en Bloomsbury que habían heredado de su padre no era


una mansión pero era bastante grande, vivía con su madre y su hermana Jane que
tenía cuatro años menos que Lena. Su madre no quería que ella trabajara, pero si
no lo hiciera no podrían llevar el ritmo de vida que llevaban las tres.

Tenían mayordomo y dos doncellas, y un carruaje, todo eso conllevaba


grandes gastos, pero su madre pensaba que todo ese dinero salía de la herencia de
su marido y que por lo tanto ella tenía derecho a vivir con tal lujo, Lena le había
explicado en muchas ocasiones que si ella no trabajara no podrían llevar ese ritmo
de vida, los ahorros de su padre se habían acabado hacía mucho tiempo, pero su
madre Cassandra no se lo creía o no se lo quería creer. A Lena no le importaba, ella
ganaba bastante, todos los meses le sobraba dinero, alguno lo ahorraba y otro lo
invertía. Era una mujer adelantada a su tiempo trabajaba y ganaba dinero con algo
que le gustaba, y aunque a veces era un trabajo pesado que requería concentración
y mucha paciencia ella estaba muy contenta. Ya tenía veinticinco años, se le había
pasado la edad de casarse y no creía que nunca se le presentara esa oportunidad.
Lena no era fea, tampoco era una muchacha deslumbrante, era pelirroja el color del
pelo le venía por parte de su abuela materna, tenía los ojos verdes muy grandes la
nariz recta y una boca un poco grande con los labios carnosos, los dientes blancos y
bien dispuestos en eso se parecía a su madre, la piel era blanca salpicada con pecas
en conjunto era una mujer bastante bonita, su figura era proporcionada aunque un
poco alta para la época, lo único que afeaba el conjunto era que llevaba gafas, pero
solo para leer y dibujar, como su trabajo era de gran precisión, ella pensaba que le
había influido en su visión. Su hermana Jane era lo opuesto a ella rubia con ojos
azules una boca perfecta y una cara en forma de corazón que era lo que se llevaba,
era voluptuosa con un busto perfecto y muy proporcionado con sus caderas, su
pelo era abundante, en conjunto era una mujer muy hermosa, ella sí quería casarse
y con un buen partido, tenía veintiún años y aunque era un poco mayor, todavía
tenía oportunidades, había tenido infinidad de pretendientes pero nunca estaba
conforme con ninguno, ella quería a alguien especial que todavía no había
aparecido.

Tenían un circulo de amistades selecto, hacían reuniones y bailes de vez en


cuando, Jane no se perdía ninguno de esos eventos, Lena iba si sus compromisos la
dejaban. Pero entre sus amistades no estaba incluida la nobleza, eran comerciante o
gente que vivía de sus trabajo, médicos, abogados, contables y algún escritor, pero
ningún noble, por eso Lena estaba algo nerviosa ante este viaje. No sabía muy bien
como comportarse con esa gente, no había sido educada para tal eventualidad,
sabía que era gente orgullosa y soberbia y que daban mucha importancia a las
formas. Se había leído un libro que hablaba de nomas pero eran tantas y diversas
que no creía que estuviera nunca preparada, por lo tanto tomó la decisión de que
se comportaría como siempre lo hacía, educada y eficiente, siempre le había dado
resultado. Estaba acabando de preparar su maleta cuando entró su madre en la
habitación

─Lena no me habías dicho qué te ibas de viaje ¿cuándo pensabas decírmelo?


¿otra vez te vas por esos caminos de Dios?, eso no es vida para una señorita como
tú, tan bien educada, no podías ser un poco más como tu hermana Jane y quedarte
con nosotras, vamos a cenar a casa de los Hamiltton creía que te caía bien el
matrimonio y sus hijos, todos nos están esperando ¿por qué te empeñas en
dejarnos en evidencia con eso de trabajar,? ¿no ves qué no hacen nada más que
murmurar de nosotras?, nuestros amigos no ven bien que una señorita bien
educada trabaje como si fuera una pobre que no tiene donde caerse muerta, no sé
por qué te empeñas en dejarnos en evidencia, deberías quedarte con nosotras

─madre te dije la semana pasada que me iba de viaje a Suffolk, lo tengo


previsto desde hace diez meses por lo menos, así que no me creo que no te hayas
enterado, hoy no podré ir a cenar con vosotras porque mañana quiero levantarme
temprano para coger el coche que me lleve a Suffolk, madre no quiero tener la
misma conversación siempre que me vaya a hacer algún encargo, pero si yo no
trabajara no podríamos vivir como vivimos, el dinero de mi padre se acabó hace
años, no me queda otro remedio que trabajar, no puedo hacer otra cosa, y además
no me importa, me gusta lo que hago, te lo he dicho mil veces, id vosotros a cenar
con los señores Hamilton y preséntales mis excusas, y cuando regrese estaré
encantada de cenar con vosotras y los Hamilton o con quien sea.

─Bueno esperemos que no tardes demasiado en volver, estamos muy


preocupadas por ti cuando faltas en casa

─Madre no te preocupes no me va a pasar nada voy a la mansión de un


duque

─¿un duque? ¿qué duque?

─Se llama Julián

─Julián ¿qué más?

─Julián no sé qué más tiene muchos nombres, es el duque de Wasford, creo


que es octavo o noveno duque, vamos que llevan siglos siendo duques, pero
parece ser que es un naturista aficionado a los insectos y quiere que los pinte,
porque quiere hacer una especie de catalogo, el caso es que me va a pagar muy
bien, estaré cuatros semanas en sus tierras, pero os mandaré noticias a menudo,
madre no te preocupes que no me pasará nada

─lo sé hija cuídate, y escríbenos siempre que tengas un hueco, te vamos a


echar mucho de menos

─lo sé madre pero antes que te des cuenta estaré de regreso.

A la mañana siguiente Lena partió hacía Suffolk, no estaba demasiado lejos


de Londres pero le llevó casi todo el día, cuando llegó a la mansión del duque iba
cansada y polvorienta y no tenía ganas de nada.

Vio a lo lejos que le quedaba un buen trecho que recorrer, el coche la había
dejado en el principio de la finca y tendría que andar un kilómetro más o menos, el
duque no había tenido el detalle de mandarle a alguien que la recogiera.
Cuando llegó además de cansada y polvorienta estaba sudorosa, en la
terraza que rodeaba la casa había varias personas sentadas y algunos de pie
hablando entre ellos y riendo, ella no hizo caso y se encaminó hacia la puerta
principal, llamó a la puerta y esperó contestación.

─creo que se ha equivocado de puerta, señorita─ oyó una voz a su derecha

─¿por qué dice eso señor?─ preguntó Lena sin mirarle

─es obvio señorita, el servicio tiene su puerta de entrada, está en el lateral


izquierdo de la casa

Lena levantó la vista y se enfrentó con la voz que tan grosera había sido con
ella. Era un hombre de unos treinta y pocos años, muy guapo y muy  bien vestido,
tenía los ojos grises que parecía que te taladraban y el pelo castaño oscuro, muy
espeso y en la boca una mueca como de burlarse del mundo, de no importarle la
opinión de los demás, su gesto era arrogante y hasta un poco despectivo.

─perdone señor ¿es usted el duque de Wasford?─ preguntó Lena pues no


quería enemistarse con su patrón el primer día

─no señorita, soy el conde de Bellamy, pero eso no cambia la realidad de


que usted se ha equivocado de puerta.

─No señor, no me he equivocado, tengo una cita con el duque de Wasford, y


si usted no lo es me esta haciendo perder el tiempo

Richard no se podía creer lo que estaba oyendo, había estado mirando a esa
jovencita hacía un buen rato, cargada con su maleta que parecía bastante pesada, y
la había visto como se había acercado a la puerta y había llamado con toda la
desfachatez del mundo a la puerta principal, cuando todo el mundo sabía que los
criados entraban por la puerta de servicio incluso cuando iban a pedir trabajo, y
que tuviera una cita con el duque no se lo creía ni por asomo, el duque nunca
entrevistaba a nadie del servicio ni aunque fuera el ama de llaves, siempre lo hacía
el administrador o el mayordomo, pero no el duque, él tenía mejores cosas en las
que emplear su tiempo. Iba a responder a esa muchacha desvergonzada como se
merecía cuando se abrió la puerta y apareció el mayordomo

─¿es usted la señorita Belford? Preguntó el mayordomo sin darle tiempo a


Richard a increparla─ siento mucho que no estuviera un carruaje esperándola,
pensamos que llegaría mañana, hasta que su excelencia ha vuelto a leer su carta y
se ha dado cuenta que era hoy cuando iba a llegar, ahora mismo íbamos a salir en
su busca, pase señorita, déjeme su maleta, enseguida la recibirá su excelencia

Richard no podía dar crédito a lo que sus ojos veían, parecía que la
muchacha había dicho la verdad y que el duque la estaba esperando, y no debía ser
una doncella aunque su pinta y su vestimenta dijeran otra cosa, desde luego no era
una dama, vio como entraba en el recibidor y daba al mayordomo la maleta y el
abrigo y se quitaba el sombrero debajo del cual apareció una mata de pelo pelirrojo
que aunque iba recogido con pulcritud, unos cuantos cabellos se habían soltado de
su confinamiento, la muchacha siguió al mayordomo y la llevó al despacho del
duque. Richard había seguido todo el proceso con la mirada y estaba ansioso por
saber quién era aquella mujer que iba a ser recibida por su amigo, ya le preguntaría
más tarde, siguió hablando con Rose la condesa de Monfort mientras sus
pensamientos siguieron en la escena que acababa de presenciar.

─Pase señorita Belford.─ dijo Julián mientras se levantaba y se acercaba a


donde estaba ella─no sabe cuanto lamento mi torpeza, haber confundido las fechas
ha sido un error imperdonable, lo siento mucho no es una buena manera de
empezar nuestra relación, que espero sea agradable para los dos.

─no se preocupe excelencia, cualquiera puede equivocarse, me extrañó que


no estuviera un carruaje esperándome, más que nada porque mi maleta pesa
mucho, debido a las pinturas, pero como me había adelantado un poco a la hora de
llegada no le di mayor importancia

─¿quiere tomar algo señorita?─ preguntó Julián mientras el mayordomo


seguía esperando ordenes

─sí por favor, un té me vendrá muy bien ─el mayordomo salió de la estancia
y los dos se quedaron solos

─acérquese ─le hizo una señal con la mano ─quiero que vea los insectos que
necesito que me dibuje con la mayor precisión posible

─muy bien,─ Lena  se puso de pie siguiéndole a donde el duque señalaba.


Tenía los insectos en unos paneles inmovilizados con unos alfileres todos ellos bien
dispuestos en linea y con el nombre debajo de cada uno y el sitio donde los había
capturado─¿cuántos insectos son?

─Tengo uno doscientos más o menos, yo sé que son muchos pero es la


décima parte de los que hay en Inglaterra, querría hacer una especie de catalogo,
que sirviera para conocer un poco más nuestra naturaleza, quien la conoce la tiene
menos miedo, los insectos son necesarios para nuestra vida y no hablamos solo de
la abejas que nos dan miel, sino de otros menos laboriosos pero que sin ellos se
crearía un pequeños caos en nuestras vidas, ya sé que algunos son como una plaga
pero ya tienen sus depredadores naturales que son los pájaros y los murciélagos, 
no quiero que el hombre por ignorancia mate sin ton ni son, yo creo que un
catalogo en el que se detalle cuales son los beneficios de los insectos servirá un
poco para que nos frenemos a la hora de matar.

─¿desde cuándo tiene esta afición excelencia?

─Desde pequeño, pero no me llame excelencia vamos a trabajar íntimamente


durante cuatro semanas, mi nombre es Julián Fernsby Culpeper, casi todo el
mundo me llama Wasford, usted puede llamarme Julián o Wasford como quiera.
Me han hablado muy bien de usted dicen que es una dibujante magnifica que hasta
el propio gobierno le ha solicitado sus servicios,

─sí, la verdad es que no me puedo quejar, empalmo un trabajo con otro, este
es quizás el de mayor envergadura que he tenido, no por lo grande que sea sino
por la precisión que se requiere ya que veo que hay insectos muy parecidos unos a
otros

─sí, pero siempre hay algo que los diferencia, ante cualquier duda no vacile
en preguntarme, yo me pasaré varias veces durante el día para ver como progresa,
estas dos primeras semanas tengo una fiesta campestre y la casa estará llena de
gente y a lo peor no podre pasarme tanto como quisiera, pero si usted quiere
verme no dude en llamarme.

Lena se dio cuenta que era un hombre guapo, no tanto como el que la había
increpado en la puerta pero parecía mucho más cordial, tenía el pelo rubio y los
ojos azules y una sonrisa muy amable, hablaba con determinación pero era
extremadamente educado. Entró el mayordomo con el servicio de té y detrás el
hombre de la entrada. El mayordomo sirvió el té y salió tal como había entrado, el
otro hombre se quedó en la habitación

─¿Necesitas algo Bellamy?─ preguntó julián

─no, venía solamente por si me necesitabas para algo─dijo Richard

─no, pero ya que estás aquí te presentaré a la señorita Belford, se va quedar


aquí por cuatro semanas, va a dibujar todos mis insectos para el catalogo, señorita
Belford le presento a mi gran amigo el conde de Belammy Richard Sheffield

─encantado señorita─ dijo Richard tomando la mano desnuda de Lena, ( se


había quitado los guantes para poder tocar los insectos) y acercándosela a los
labios para besársela, una corriente se instaló entre ellos, ella la sintió correr por
todo el brazo, tuvo ganas de quitar la mano bruscamente pero no lo hizo y dejó
que la besara

─siento mucho la confusión de la entrada

─no tiene importancia

─¿quieres tomar el té con nosotros Bellamy? ─Preguntó Julián

─sí, con mucho gusto,─ sabía que ellos querrían hablar de trabajo pero le
apetecía quedarse un rato más con esa muchacha con los ojos más verdes que
jamas había visto.

Cada uno cogió una taza y bebieron sin decir nada, la primera en hablar fue
Lena

─no sé dónde habrá pensado instalarme excelencia, pero necesitaría una


habitación con mucha luz natural para poder pintar por el día, también pinto
mucho por la noche en ese caso solo necesito bastantes velas,

─había pensado una habitación en la parte oeste, toda el ala este está
ocupada y no puedo desalojar a ninguno de mis invitados se sentirían ofendidos,
la zona oeste no tiene mucha luz, no había pensado en eso, lo siento señorita
Belford

─no se preocupe, ya encontraremos una solución.

A Julián la muchacha le había gustado se la veía profesional y muy educada,


sabía que haría un buen trabajo, había muchos artistas que eran muy caprichosos,
y ella desde luego no parecía de ese tipo

─yo puedo dejarla mi habitación ─dijo Richard,─está situada en la zona este


y entra una luz por la mañana que a mí me molesta

─no será necesario despojarle de su habitación Milord─ contesto Lena


mirándole brevemente. Estaban sentados unos enfrente de otros, y Lena se había
dado cuenta que no dejaba de mirarla, la ponía nerviosa ese hombre

─cuando venía andando he visto una caseta que está orientada al este por lo
menos algunas habitaciones, ¿qué es lo que tiene esa caseta?

─No tiene nada, es muy pequeña, solo tiene una habitación un salón y una
cocina, es la caseta del antiguo guardes, luego mi padre le hizo otra más grande
cuando empezó a tener familia,

─¿pero está bien, se puede vivir en ella? ─preguntó Lena

─sí, está en buena condiciones, y la limpian regularmente, pero allí estará


muy solitaria

─eso no me preocupa, casi mejor, me gustaría alojarme en ella, además vi


que tenía tanto delante como detrás un poco de jardín

─sí, pero ¿está segura?, ¿no pasará miedo de noche estando tan sola?─
preguntó Julián preocupado

─no, no soy muy miedosa, creo que es el sitio ideal, no molestaré a nadie, a
veces de noche pinto y tengo mucha luz encendida y puedo molestar a los que
duermen a mi lado, porque suelo cantar cuando pinto, es una mala costumbre pero
no la puedo evitar porque no me doy ni cuenta

─bien, pues daré orden de que se la preparen y  dejen todo a su gusto, si en


cualquier momento se arrepiente no dude en decírmelo, y la cambiaré de
aposentos, después de la fiesta ya habrá mucho más sitio─ dijo Julián poniéndose
de pie y acercándose a Lena

─tendré que llevarme los paneles con los insectos de uno en uno─ dijo
Lena─ me tiene que decir las medidas en las que quiere que lo pinte, ¿al natural,
cómo aparecen ?

─yo lo que había pensado era uno al tamaño natural y otro aumentado como
cinco veces para los mas pequeños, los más grandes pues yo creo que con el doble
estará bien, que se vea cada detalle, ¿eso se puede hacer?

─Claro que sí─dijo Lena─ no hay ningún problema, ─poniéndose de


pie,─me gustaría empezar cuando antes, ¿me podría dar un baño?
─Por supuesto, daré ordenes a mi criados de que la sirvan en todo lo que
precise.

El mayordomo apareció a la llamada del duque y Lena lo siguió, salieron del


despacho dejando solos a Richard y a Julián

─no sabía qué ibas a tener otra invitada no me dijiste nada─ comentó
Richard

─sí, contacte con ella hace al menos un año, es un ilustradora muy


reconocida y con muchísimo trabajo, es una pena que haya coincidido con la fiesta,
pero ella no tenía otra fecha libre, si no te lo dije es porque no creía que te
interesara, ¿quieres una copa Bellamy? Yo estoy un poco cansado de tanto té

─sí ponme lo que tú, es una mujer muy bonita─ continuó Richard, se la ve
educada aunque no demasiado ¿cómo ha podido decirnos que quería bañarse a
dos hombres? ¿nadie le ha enseñado que esos temas no se le cuentan a un hombre?

─No seas esnob Bellamy, y déjala en paz, no quiero que sea otra de tus
conquistas, ni la  mires siquiera, no tiene nada que ver  contigo, ni con nuestro
mundo, nuestra relación va a ser profesional y ambos sacaremos algo de ella,

─¡por Dios no me digas eso! ni siquiera me he fijado en ella, nunca me


enredaría con una mujer de la clase trabajadora, ahora todas mis energías están
puestas en Rose que parece muy dispuesta, solo he sentido curiosidad por eso he
venido, la he visto en la entrada y la he increpado para que entrara por la puerta
de servicio,

─¿por qué has hecho tal cosa? ─ preguntó Julian dándole una copa a su
amigo y sentándose de nuevo en la butaca

─por su aspecto parecía del servicio, iba toda llena de polvo y su vestido no
era el de una dama y venía andando, pensé que era del servicio, pero ella me
contestó con gran aplomo y un poco de soberbia luego llegó Simmon y la hizo
pasar, y eso me produjo curiosidad

─que viniera andando fue culpa mía, no la mandé el carruaje, confundí las
fechas, un desastre, pero ahora parece que está todo en orden, quiero que me haga
un buen trabajo por eso no la quiero molestar, quiero que esté a gusto en todo
momento, te pido que no te metas con ella, te conozco y no dudas en ser bastante
desagradable con el servicio cuando se salen de su ámbito
─cada uno tiene su lugar, si ella no lo traspasa, yo seré cordial con ella, lo
que no puedo es con esas arribistas que piensan que el mundo les pertenece, ni con
aquellos que dicen que todos somos iguales, nunca lo hemos sido y nunca lo
seremos, nosotros estamos en la parte alta y allí es donde permaneceremos, pero
no quiero que nadie de una capa más abajo se cuele a la parte superior y la haga
suya─ dijo Richard dando un sorbo a su copa

─te pierdes gran parte de la vida Richard, yo he encontrado en esos estratos


a gente muy interesante y muy inteligente, no todo es el nacimiento, nosotros
tenemos congéneres que son uno brutos y vagos, que no hacen nada por su
hacienda o que la despilfarran sin ningún pudor, no todo es blanco o negro
Bellamy hay muchos matices en la vida, y con ese pensamiento te vas a perder un
montón de cosas

─sí, eso es verdad, pero entre la gente baja también hay brutos, borrachos y
desechos de la vida y putas y mucha miseria, sé que puede ser  en parte culpa
nuestra, pero yo manejo mi hacienda con rigor y los que están bajo mi protección
no pasan hambre, ni frío, que otros no hagan su trabajo no es culpa mía ni en una
parte ni en otra.

─Ya, puede que tengas razón y eso se pueda aplicar para la parte alta y la
más baja quizás como tú dices son negligentes, pero hay toda una clase media o
por lo menos lo intenta que tienen otros valores y quieren ganarse la vida de otra
manera y hay mucho talento por ahí, no solo en la clase alta

─puede ser como tú dices, pero yo todavía no he conocido a nadie fuera de


nuestra clase que merezca la pena y en nuestra clase hay mucha gente inservible
pero hay gente muy valida, en otras clase siempre quieren algo, dinero o cambiar
de posición o que le hagas un favor o que los mantengas de por vida, no sé
Wasford creo que el mundo esta hecho así por una razón, no podemos todos estar
en la clase dirigente, lo más capaces tienen que llevar las riendas, y esos somos
nosotros, tenemos una gran responsabilidad, no todo es tan fácil

-─¡qué me vas a decir a mí! lo sé bien Bellamy, pero no puedes cerrar


puertas, y tú lo cierras todo, no puedes pensar que todo el mundo es según su
nacimiento

─bueno salgamos fuera, las damas deben estar preguntado por los hombres
más apuestos de la fiesta
─sí y los más ricos─ añadió julian.

 
Capítulo 2

Lena se acomodó en la caseta que ella misma había sugerido, estaba muy
contenta, tanto en el salón como en su dormitorio había una gran cantidad de luz,
que era lo que ella requería para un trabajo minucioso. Le traían todas las comidas
y luego se llevaban los platos con lo cual ella no se tenía que ocupar de nada, solo
de dibujar. De vez en cuando salía a dar un paseo por el jardín. El duque se pasaba
por lo menos dos veces al día una por la mañana y otra al atardecer, estaba
satisfecho con el trabajo, llevaba ya unos veinte insectos dibujados pero todavía le
quedaba mucho trabajo. Hoy por la mañana iría al pueblo, a una tienda que le
había recomendado el duque de Wasford para comprar más pinturas y más
carboncillo, para tal circunstancia le habían dejado un caballo apacible, según el
mozo de cuadras.

Cuando quería hablar con alguien se iba a las caballerizas o a la cocina ya


tenían muchos conocidos y la trataban con amabilidad, también veía a las damas y
a los caballeros jugando o cabalgando y por la noches en sus bailes, no es que ella
quisiera ir, pero de vez en cuando se preguntaba qué se sentiría siendo una gran
dama sin tener que ganarse la vida, solo esperar a que amaneciera otro día para
poder disfrutar, aunque a ella le gustaba mucho pintar, el hacerlo todo el día por
trabajo no era tan agradable como llevar una vida contemplativa o eso es lo que
ella creía, tampoco había vuelto a ver a Richard, que ya sabía como se llamaba,
pero no le extrañaba, era de esos nobles orgullosos de serlo y que no veían ni una
pega a su manera de vida, y no creía que su vida opulenta dejaba en la indigencia a
otros, ni siquiera lo relacionaban.

Era primera hora de la mañana cuando partió hacia el pueblo, a la tienda


donde le había sugerido el duque, también el mozo de las caballerizas le había
indicado otras, y pensaba recorrerlas todas, no tardó en llegar y comprar tanto en
la tienda que le había dicho el duque como en la otra que le habían indicado, se
metió en un café para descansar y tomar un café con bollos. Había andado bastante
buscando las tiendas, estaba cansada y hambrienta, estaba tomando el café ( que le
gustaba más que el té) cuando entró el conde de Bellamy, él no la vio al entrar pero
ella sí, iba acompañado de una dama y cogieron una mesa al fondo del local, se
sentaron ajenos al mundo, se les veía con gran complicidad, se tocaban de vez en
cuando aunque sin sobrepasar el decoro, cualquiera que los hubiera visto no
habrían visto nada anormal, pero algo había entre ellos, pensó Lena, era como se
miraban y como se acariciaban la mano o como él le retiraba el pelo. Lena los miró
un rato, pero al cabo de un tiempo se cansó y se concentró en su café, y volvió a
mirar a la taberna en general, había un ramillete variopinto de gente, había
ganaderos que venían a vender sus reses, también agricultores, mujeres que venían
con sus maridos, y alguna mujer joven en busca de trabajo, Lena sintió que el
conde la estaba mirando pero no cruzó la mirada con él, no quería que se sintiera
obligado a saludarla, apuró su café, pagó y salió a la calle, para volver al trabajo,
estaba saliendo cuando una voz a sus espaldas, la hizo girar

─señorita Belford, no la habíamos visto, buenos tardes ¿qué tal se encuentra?

─Muy bien milord, he venido para comprar algunas pinturas pero ya


regresaba

─¿tiene modo de volver?─ le preguntó sin presentarle a la señora que iba a


su lado y que en este momento le agarraba del brazo

─sí, voy con esa yegua que es muy mansa─ la yegua estaba metida dentro
de una cuadra frente a donde ellos estaban

─nosotros tenemos carruaje si quiere volver con nosotros, amarramos su


caballo al coche

─no se preocupe Milord, volveré como he venido

─creo que debo insistir─ dijo Richard que se estaba impacientando, vaya
mujer testaruda no veía que iba a llover de un momento a otro─ no creo que tarde
en llover y se mojaría usted además de todo lo que ha comprado.

Lena miró hacia el cielo parecía que iba llover y a no tardar mucho, no le
quedaba más remedio que compartir el carruaje, no quería ser una carga, pero
tampoco quería que se le mojara todo lo que había comprado.

─ pero no estaría bien que ustedes acortaran su salida solamente por mí, yo
puedo esperar a que amaine, no creo que tarde

─eso nunca se sabe─ dijo Richard─ puede llover durante horas, nosotros ya
volvíamos a Moonlight espero que no seamos una compañía aburrida

─no, claro que no,─ Lena ya estaba harta de luchar contra él, con lo cual se
rindió pero tampoco quería ser demasiado cortes, todavía no la había presentado a
la dama que iba con él─ está bien ataré el caballo a su carruaje
─déjelo que lo haga el cochero─ dijo Richard con sorna en la voz, que
fastidió a Lena sobremanera ─tiene más pericia que nosotros

─puede, pero no es la primera vez que lo hago,─comentó Lena que no


quería que él se quedara con la última palabra.

Subió al carruaje, después de la dama y seguida por el conde, se sentó en el


asiento frente a la dama y el conde se sentó frente a ella y al lado de la dama, no
dijo nada, el conde fue el primero en hablar

─perdone, señorita Belford todavía no la he presentado a Rose Warriors


condesa de Monfort

─encantada milady─  Lena extendió la mano, la condesa hizo una


inclinación pero no dijo ni palabra y desde luego no la estrechó la mano

─lo siento no sabía que no se estrechaba la mano-  Lena estaba sorprendida─


de donde yo vengo todos nos damos la mano

─y no me extraña─la condesa sonrió con condescendencia,─ así se propagan


las enfermedades unos a otros y al cabo de poco tiempo todos están enfermos para
no trabajar

─claro─ Lena alzó las cejas sorprendida─ no se me había pasado por la


cabeza esa idea, que todos queremos estar enfermos solo para no trabajar y por eso
nos damos la mano, es una manera curiosa de ver la vida, lo raro es que trabajamos
estemos enfermos o no, pero eso es otra cuestión.

Lena no volvió a abrir la boca en todo el trayecto, pero ellos no pararon de


hablar, la mayoría de las veces tan bajo que Lena no distinguía de lo que hablaban,
pero de todas maneras le daba igual, esos nobles pagados de sí mismos eran la
peste de la sociedad, le molestaba su falta de delicadeza en el fondo eran unos
maleducados esperaba no verlos más. Al cabo de poco tiempo llegaron a
Moonlight cuando la lluvia caía especialmente fuerte, entraron los tres en la
mansión, se quitaron los abrigos con la ayuda de los sirvientes y Richard seguido
de la condesa entraron en una sala a mano derecha, Lena se quedó un momento
quieta y luego se dio la vuelta hacia la cocina, cuando oyó una voz a sus espaldas

─¿no quiere acompañarnos y calentarse un poco antes de seguir con su


trabajo?
─no gracias, iré a la cocina a tomar un poco de té, no se preocupe por mí─
dijo Lena con una sonrisa

─como quiera señorita─ dijo Richard cerrando la puerta a su espalda

─¿por qué querías invitarla Richard,? es una mujer muy vulgar─ exclamó la
condesa mientras se quitaba los guantes y se sentaba en un sillón─ ¿viste con qué
desfachatez me contestó en el carruaje? En el tiempo de mi padre la habrían
mandado azotar por insolente y encima tú la invitas, menos mal que ella ha
preferido irse a la cocina que es su lugar

─yo solo he querido ser cortes Rose, no podíamos dejarla allí a la intemperie,
a estas alturas tendría un constipado y Wasford me mataría si ella enfermara y yo
hubiera podido hacer algo para evitarlo

─¿por qué te iba a matar su excelencia? ¿quién es ella? ¿ qué importancia


tiene?

─Es una ilustradora, y le está haciendo un trabajo al duque que él considera


muy importante, para él es una huésped muy especial por eso he sido tan educado
con ella, pero bueno dejemos de hablar de la pintora, dime ¿qué es lo que hay hoy
de entretenimiento?

─había juegos al aire libre, pero no para de llover así que la gente se estará
entreteniendo dentro de la casa, lo que si sé es que esta noche hay un baile por
todo lo alto vienen personalidades de todos los estamentos, el primer ministro ha
dicho que si puede se pasará, todo el mundo se estará preparando a esta hora

─¿y tú no vas a prepararte?─ preguntó Richard Rose era una mujer muy
guapa morena con los ojos azules y una cara perfecta, ojos grandes, labios
carnosos, era una de esas mujeres que despertaba pasiones allá por donde fuera, la
habían casado muy joven con un conde viejo pero que había muerto hacía ya
algunos años y a ella la había dejado toda su fortuna, el condado había pasado a un
primo lejano pero toda la fortuna era de ella, con lo cual ahora todos los hombres
se la disputaban, pero algo había que empañaba la situación, era que en los cinco
años de matrimonio no había tenido hijos y eso creaba dudas sobre su fertilidad,
todo el mundo quería estar cerca de ella, y granjearse su amistad, pero ella prefería
al conde Belamy, quería casarse con él y sabía que tarde o temprano lo conseguiría,
eran tal para cual

─algunas necesitan más preparación que otras, de todas maneras me voy a


retirar a descansar un rato, nos veremos en la cena Milord

─que descanses milady, por supuesto que nos veremos en la cena, hasta
entonces,─ se puso de pie y le hizo una reverencia mientras le besaba la mano.
Rose salió de la habitación rumbo a sus habitaciones y Richard se sirvió una copa
de oporto mientras se sentaba en la butaca, pensó en la ilustradora, era una mujer
desconcertante, no guardaba las apariencias y desde luego no tenía ningún respeto
por las clases que eran superior a ella, había contestado a Rose sin ningún respeto,
Pero había algo en ella que le atraía, aunque no era una belleza, su persona estaba
llena de sensualidad, era lo que tenían las clases bajas, mostraban su sensualidad
sin ningún pudor ni recato, no le quitaría ni un pensamiento más, se levantó y salió
de la sala hacia su habitación.

Lena estaba dibujando, cuando alguien llamó a la puerta, era el duque

─buenas tardes Lena ¿le querría hacer una pregunta?─ mientras hablaba
miraba los dibujos de Lena con mucho detenimiento, para ello usaba una lupa para
ver los detalles más pequeños

─ están quedando muy bien los dibujos- dijo olvidando la pregunta


momentáneamente

─¿cómo puede conseguir hacer estos detalles tan precisos?

─Porque yo también utilizo una lupa para dibujar, tengo dos lupas que
reposan en un cabestrillo una con más aumento que la otra, además de mis gafas,
claro─ dijo Lena riendo-

─¿qué pregunta quería hacerme?

─Ah sí lo había olvidado, esta noche vamos a dar una cena y después un
baile de gran importancia están invitados gente de todos los estratos sociales, me
haría un gran favor si quisiera acompañarnos. Entre los invitados hay un pintor
Adam Cox no sé si lo conocerá, pero no hay nadie más que tenga esos intereses
que usted, y había pensado que si usted viniera el pintor tendría alguien con quien
hablar que no fuera de política o de los últimos bailes, que no creo que le interese
ni lo mas mínimo, estaría en deuda con usted si quisiera acompañarnos

─por mí no hay ningún inconveniente, no creo que sean muy distintas a las
que suelo asistir con mi madre y mi hermana, al final la gente siempre habla de lo
mismo, de sus vidas, que es lo que más les interesa, pero no tengo nada adecuado
que ponerme para asistir a un gran baile, me temo que no podre asistir

─ya he pensado en eso y dentro de poco le traerán tres vestidos, creo que he
acertado con su talla, con sus respectivos zapatos y complementos espero que sepa
perdonarme por semejante atrevimiento pero es que necesito que asista, no quiero
que ninguno de mis invitados se sienta desamparado ¿me hará ese gran favor?

─Por supuesto, no se preocupe excelencia, haré todo lo que pueda, espero


comportarme como usted espera, y que no se avergüence de mí

─no creo que eso sea posible, pruébese los vestidos y escoja él que más le
guste, vendrán a buscarla a eso de las siete para la cena, no se preocupe demasiado
por las normas de cortesía casi todo el mundo se las salta, además hay mucha
gente invitada que salió del pueblo llano y no tienen ni idea de nuestras estrictas
normas. Estoy muy complacido con su trabajo, está haciendo unos dibujos
extraordinarios─ y haciendo una inclinación de cabeza salió de la casa de Lena-

Lena se probó los vestidos, cada uno era más bonito que el anterior, se
decidió por uno de color azul aguamarina, de talle bajo y con un escote
pronunciado, sin llegar a ser escandaloso, sin mangas pero que iba acompañado
por unos guantes largos y un collar de zafiros, vino una doncella a peinarla, le hizo
un moño alto, cuando acabó con ella, con el vestido y los complementos puestos se
miró en el espejo, estaba espectacular nunca se había visto tan bonita. Llegó a la
cena un poco tarde, la anunciaron, el duque la saludó

─Señorita Belford está usted deslumbrante si me permite decírselo

─gracias excelencia, pero todo ha sido obra suya, el vestido y el peinado

─no lo creo, la materia prima la tiene usted, pero déjeme que le presente al
señor Adam cox que estaba deseando conocerla

─encantado de conocerla señorita, no me habían dicho que mi compañera de


mesa iba a ser una belleza

─muchas gracias señor, he oído hablar mucho de usted, una vez fui a ver
una exposición suya en la National Galery, me gustó mucho

─gracias, me han dicho que usted también pinta- dijo adam

─no, yo solo dibujo, es así como me gano la vida, pero yo no tengo la


imaginación necesaria para ser una buena pintora, puedo copiar lo que me pida,
pero no puedo plasmar una sola idea sacada de mi cabeza por mí misma

─quizás es que no lo ha intentado lo suficiente- el pintor  estaba gratamente


sorprendido por la mujer que le había tocado como acompañante, además de
bonita, no era nada creída, ni presumida, claro que no pertenecía a la nobleza. Él
había aceptado la invitación porque necesitaba publicidad para vender sus
cuadros, y la gente de esta noche era la que quería conocer, eran de la clase más
alta y no reparaban en gastos cuando querían un cuadro, pero él se aburría
soberanamente en estas reuniones, esta vez parecía que iba ser diferente, la
muchacha le gustaba mucho. Lena a su vez estaba también encantada con el pintor,
era muy amable, no era tan apuesto como otros hombres que se hallaban en el
salón pero tampoco era feo, alto de ojos marrones y pelo castaño, tenía un aspecto
como de otro mundo como si no le interesara demasiado lo que ocurría en el salón,
como si no fuera con él, pero la conversación era muy interesante. Hablaron de
técnicas de pintura y de pintores famosos y de los que empezaban, los dos estaban
muy enterados y hablaron con gran complicidad. Fueron presentados a diferentes
personajes, de la política y de la judicatura con todos hablaron sin reparos y dando
su opinión sincera, solo había una parte que no se reunía con ellos con naturalidad
y era la alta nobleza que quedaban a un lado del salón sin quererse mezclarse con
ellos, aunque si hablaban con políticos y jueces de renombre.

Lena vio a Richard al otro lado del salón acompañado de la mujer tan
hermosa que había conocido el otro día, estaba muy guapo con su traje de gala y su
pañuelo anudado con gran precisión y el pelo un poco alborotado y los ojos tan
grises que parecían dos luces en la oscuridad, lo miró un rato hasta que sus
miradas se cruzaron él hizo un suave inclinación de cabeza y ella apartó la mirada.

La cena transcurrió con normalidad y cuando el baile dio comienzo, ella


bailó en primer lugar con Adam cox y luego con el duque, después bailó con casi
todos los hombres que le habían presentado en un momento u otro, algunos viejos
otros más jóvenes, también bailó con parte de la nobleza, barones, vizcondes y
hasta condes, todos ellos habían venido animados porque el duque la había sacado
en primer lugar. Lena bailaba muy bien ya que su madre se había empeñado en
que tomaran clases tanto ella como su hermana y a ella le encantaba bailar,  no
había sido un sacrificio para ella, todo lo contrario, disfrutaba mucho bailando.

Richard la había estado observando toda la noche, la había visto cuando


hizo la entrada en el salón, se había quedado anonado, estaba preciosa, no sabía
que un vestido caro y un peinado elaborado, podría transformarla en esa
preciosidad, no tenía nada que envidiar a ninguna de las mujeres que había en el
salón, pero él sabía que todo era fachada, debajo de todo ese disfraz no había más
que una mujer trabajadora que quería medrar como fuera, a él no le engañaba y
aunque le hubiera gustado bailar con ella y tomarla en sus brazos, no cedió a ese
impulso y no la sacó a bailar, de vez en cuando la miraba y salvo una vez que la
había pillado mirándolo, no le devolvió la mirada ni una sola vez en toda la noche.
El bailó con gran cantidad de mujeres pero sobre todo con la condesa de Monfort,
que además se la quería llevar a la cama lo antes posible, a ser posible esta misma
noche, no era la primera vez que ella se le insinuaba, y de esta noche no pasaría.

El baile acabó y todos y cada uno se fueron a sus habitaciones en el salón


solo quedaba Richard, Rose y Julian

─el baile ha resultado muy bien─dijo Julián, mientras se servía una copa y se
sentaba en un sillón ─¿os habéis divertido?

─Mucho excelencia─ dijo la condesa─ todo ha estado maravilloso, la gente


muy educada y divertida, habéis invitado a lo mejor de lo mejor

─sí excepto alguno, que no cuadraba demasiado con el ambiente─ dijo


Richard

─¿a quién te refieres?─ preguntó Julián

─los referentes a las artes plásticas

─¿al pintor?

─al pintor y a su acompañante─ dijo Richard

─siento llevarte la contraria, pero tanto uno como otro han tenido mucho
éxito, el pintor tiene una fama extraordinaria en Londres, sus cuadros se venden
muy bien son bastante caros y en cuanto a Lena ha sabido comportarse como una
gran dama, tiene conversación, no ha sido demasiado incisiva, la he visto hablar
con el primer ministro dando opiniones muy acertadas sin ser ofensiva, es una
mujer extraordinaria

─ten cuidado Wasford, puedes caer en sus redes con gran facilidad, yo
conozco muy bien a las de su clase

─no te preocupes, no creo que me enamore de ella, pero eso no quita que la
admire, de todas maneras  no sé qué te ha hecho, ni siquiera se ha acercado a ti ¿o
es precisamente por eso?

─No digas tonterías, ¿para qué quiero yo una mujer como ella?, pero
conozco muy bien a las de su clase, lo he sufrido en mis propias carnes

─en las tuyas no, era tu hermano él que se enamoró, él que sufrió y él que
finalmente acabó mal Bellamy, no fuiste tú, tú no sabes nada, nada más que lo que
te contaron y solo una parte nunca supiste lo que pasó a la mujer, excepto su final,
nunca sentiste lo que ella sintió, eres muy parcial en toda esta historia, además no
puedes juzgar a todas las mujeres pertenecientes a una clase por una sola.

─No me vas a convencer, todas estas mujeres que se creen tan


independientes solo quieren una cosa, que alguien las retire de esa vida que tanto
admiran, para pasar a ser una de esas que tanto desprecian, y nada me hará
cambiar de opinión

─sea como tú quieras─ dijo el duque─ me voy a la cama ha sido un día muy
duro, y mañana quiero madrugar hasta mañana lady Rose, Bellamy

─hasta mañana excelencia─ dijo Rose, que se había mantenido callada todo
el tiempo

─¿quieres que demos un paseo por el jardín Richard?─preguntó Rose

─sí me agradaría mucho así me despejo un poco antes de ir a dormir.

Salieron al jardín a Richard poco a poco se le iba pasado el mal humor, se


acercó a Rose y la besó en la boca ella salió al encuentro con gran placer

─¡OH Richard! no sabes cuánto tiempo he esperado que dieras el paso,


quiero sentirte cerca de mí

─ven─dijo Richard─ mientras la acercaba a él y le tocaba el pecho por


encima del vestido─ ¡qué suave eres!─ le dijo mientras le besaba el cuello ─vamos
a la caseta-

Entraron en la caseta besándose, y tocándose uno a otro, Richard no se


acordaba que la caseta estaba habitada por Lena, ellos estaban metidos dentro de la
pasión cuando chocaron con la mesa y un lupa cayó, haciendo gran ruido, ellos
casi no lo oyeron pero a Lena el ruido la había despertado, asustada cogió un palo
que tenía debajo de la cama y bajo las escaleras hacia el salón empuñando el palo
en una mano

─¿quién anda ahí?─ gritó mientras intentaba encender una vela

Richard y Rose se separaron, todavía con las respiraciones bruscas, Rose


intentaba subirse el corpiño, Lena encendió la vela y vio a las dos personas que
tenía delante, luego vio que habían tirado por el suelo sus dibujos y la lupa, se
agachó para recoger sus dibujos y la lupa y ver los desperfectos causados, se puso
las gafas y miró, algunos dibujos estaban arrugados y los tendría que repetir, una
furia le entró por todo el cuerpo no se podía creer que las dos personas que tenía
delante fueran tan desconsideradas con el trabajo de otro ser humano y con su
esfuerzo

─me pueden decir, ¿qué es lo que hacen aquí?─  con lágrimas en los ojos
debido a la impotencia porque si se hubiera dejado llevar por su primer impulso
les habría dado un palazo a cada uno

─no tenemos por qué darle explicaciones─la contestó Richard con su mirada
más dura

─me parece que sí, están en mi casa, la han allanado y encima han
estropeado unos cuantos dibujos que tendré que repetir

─está no es su casa ¿o piensa que sí ?─ dijo Richard cada vez más enfadado,
ya que no le había pasado inadvertido que Lena había bajado en camisón y se le
transparentaba todo, notaba sus pezones marcándose bajo la tela, pugnado por
salir, y el vello que tenía entre las piernas, esa visión fue hacia sus partes más bajas,
y su miembro se despertó con ferocidad, la visión de esa mujer en camisón lo había
afectado más que todos los besos y tocamientos que había tenido con Rose hacía
solo un momento.

─Mientras esté trabajando aquí bajo el techo del duque esta es mi casa, y así
es como se me hizo saber, no sé por qué han venido aquí a tener sus escarceos si
sabían que estaba ocupada, usted estaba delante cuando el conde me dijo que
podía instalarme aquí ¿o no se acordaba?

─Bueno yo me voy te espero en la fuente Richard─ dijo Rose saliendo del


salón

─ahora voy─ dijo Richard─no, no me acordaba, siento mucho que la


hayamos a asustado pero se podía haber puesto una bata para bajar─  dijo Richard 
pinchándola-

─está bien, ya no se puede hacer nada, solo siento los destrozos a mis
dibujos─  Lena miró sus dibujos, se dio media vuelta para subir de nuevo a su
habitación, cuando una mano la agarró y la volvió

─espere Lena─susurró Richard con la voz cargada de pasión- y la besó


primero suavemente lamiendo los labios y mordisqueándolos poco a poco para
que los abriera, a Lena esto la tomó por sorpresa y abrió la boca para tomar aire, él
aprovechó para tomar posesión de su boca y meterle su lengua dentro a la vez que
reclamaba la suya, Lena no sabía que hacer y salió a su encuentro con timidez las
lenguas se unieron en una danza frenética. Richard tomó su pecho entre sus manos
y se lo acarició y tomó su pezón entre los dedos , la apretó contra él para que
notara su erección y se acomodó entre sus muslos mientras seguía besándola, le
pasó una mano por la espalda y bajó hasta su trasero y la apretó más contra él,
Richard estaba enfebrecido esa mujer lo estaba llevando al limite de sus defensas,
Lena gimió y él también al oírla, luego poco a poco aflojó el beso y el abrazo y
dándose media vuelta salió de la estancia.

Lena poco a poco se recompuso y subió hacia la cama sin saber muy bien lo
que había pasado, bueno sabía que la había besado, pero no sabía por qué, el beso
había sido perjudicial para su salud mental, esto no podía volver a pasar, se dijo
Lena, sino tendría que hablar con el duque y acabar el trabajo en su casa de
Londres no podía caer bajo las garras de ese conde que sabía que el el fondo de su
corazón despreciaba a las mujeres como ella, le costó dormirse pero al final se
durmió y soñó con Richard y con besos cargados de pasión.

 
Capítulo 3

Richard no entendía muy bien lo que había pasado, pero una fuerza
superior a él había tomado posesión de su voluntad y había besado a la
ilustradora, estaba fuera de sí desde que se había fijado en su silueta debajo del
camisón, casi transparente de lo gastado que estaba, sus pechos turgentes y ese
vello entre la piernas le habían mandado una orden a sus partes más bajas y había
tenido que besarla no podría haber parado aunque hubiera entrado el mismísimo
diablo, el beso había sido espectacular y se había quedado con ganas de más, su
erección era dolorosa cuando se encontró con Rose en la fuente, ella le estaba
esperando con el corpiño bajado, él no lo pensó más, la tomó entre sus brazos y la
besó le subió las faldas y de un solo empujón se metió dentro de ella cerró los ojos,
y pensó que era a Lena a quién estaba penetrando, se corrió de una manera
espectacular entre los muslos de Rose

─¡Dios mio! no sabía que eras tan fogoso, espero que podamos repetirlo a
menudo─ dijo Rose colocándose el vestido

─para mí también ha sido magnifico Rose─ pero no era verdad, todo había
sido falso, él no quería poseer a Rose, quería estar entre los muslos de Lena y su
miembro también lo sabía, ese beso lo había afectado más de lo que imaginaba,
tendría que tener a esa pequeña arpía, una vez que la tuviera la olvidaría y podría
seguir con su vida igual que antes de haberla conocido. La seduciría y luego la
abandonaría, era lo que se merecía por ser tan arrebatadora,

─volvamos a la casa Rose es ya muy tarde,mañana nos veremos.

En la cama Richard rememoró una y otra vez el beso, con todos los matices
que había saboreado, sabía que después había poseído a Rose pero de eso ni
siquiera se acordaba, se había corrido fuera, ya que no quería tener un hijo, no
hasta que estuviera casado, él no era un noble que iba dejando bastardos por
donde quiera que fuera.

Lena no salió en dos días de su casa ni siquiera para tomar el aire, los
dibujos inutilizados le habían hecho atrasar el trabajo y quería ponerse otra vez en
el momento de la noche anterior si no no podría entregarlos en la fecha que se
había comprometido. Al tercer día fue el duque a verla y se dio cuenta de que
estaba repitiendo dibujos que él ya había visto, al preguntarla a Lena no le quedó
otro remedio que contarle la verdad, sin relatarle nada de los besos que le había
dado Richard.

─Me lo tenía que haber dicho señorita Belford─ dijo Julián contrariado

─¿y qué iba arreglar con eso? El mal ya estaba hecho y nada de lo que se
pudiera hacer repararía el hecho de que los dibujos tenían que volverse a repetir

─pero esto la retrasará en su trabajo

-─no demasiado, estos dos días ya he dibujado los que habían quedado
inutilizados, ya estoy con un insecto nuevo, el escarabajo pelotero, no se preocupe
excelencia, no tiene importancia

─sí la tiene, por dos personas irresponsables usted no ha podido salir ni a


tomar el sol, descanse un rato, dé un paseo, no tendré en cuenta si no acaba a
tiempo no la penalizaré─dijo julián sonriendo-

─de acuerdo voy a salir a dar un paseo, y me despejaré un rato.

Julián fue en busca de su amigo Richard, para saber lo que había pasado se
lo encontró en la biblioteca leyendo un libro y bebiendo una copa de coñac

─¿no tienes algo que contarme?─ le preguntó Julián a su amigo sentándose


enfrente de él

─no sé de que me hablas─ dijo Richad, que no creía que Lena le hubiera ido
con el cuento de que la había besado, y el otro incidente él lo había olvidado por
completo

─creo que la otra noche tú y Rose avasallasteis la casa de Lena y


estropeasteis unos dibujos

─¿ah eso? Lo había olvidado

─qué insensible eres Richard, esa mujer ha estado estos dos días sin salir ni
siquiera a dar un paseo porque le destrozasteis unos dibujos con vuestro ardor ¿lo
qué no entiendo es por qué fuiste a la caseta? Tú sabías que estaba Lena viviendo
en ella

─¿Lena? ya es Lena─ dijo Richard que había sentido una punzada de celos a
oír el nombre de la ilustradora en los labios de su amigo

─no seas estúpido y contéstame a mis preguntas

─no me acordaba que la señorita Belford estaba en la caseta, salí con Rose a
dar un paseo y una cosa llevó a la otra y nos vimos en la caseta, cuando nos dimos
cuenta era demasiado tarde todo sucedió rápidamente, no quisimos hacer ningún
daño,  no nos dimos cuenta

─ deberías ahora ayudarla a dibujar si supieras, ella ha estado trabajando


todo los días para poder entregar a tiempo el trabajo, mientras los dos tanto tú
como Rose estáis disfrutando de los placeres de la vida ¿no ves lo injusto de la
situación?

─Sí pero ¿qué quieres que haga? ni yo ni Rose la podemos ayudar, ya me


disculpé, no puedo hacer otra cosa pero si quieres la iré a ver esta tarde y le
ofreceré mis servicios

─eso estaría bien para variar ¿qué tal vas con Rose?

─Bien, es una mujer muy guapa y agradable

─parece que estás hablando de una prima

─no, pero ¿qué quieres que te diga? Nos divertimos juntos nada más─ dijo
Richard poniéndose de pie─ iré a ver a la ilustradora, para volver a disculparme,
no sabía que habíamos destrozado tantos dibujos, lo siento Wasford

─ yo lo siento por ella, es la que lo ha sufrido, yo ni siquiera me habría


enterado si no hubiera ido a verla, estos días no he podido porque he tenido que ir
a ver una tierras por la parte norte, de no ser por eso me habría enterado antes

─¡vaya!, habérmelo dicho te habría acompañado.

─No te encontré ¿estarías con Rose?- dijo julián guiñándole un ojo

─puede, me voy, voy a disculparme con la señorita Belford

Richard salió de la casa en dirección a la caseta, quería verla otra vez estos
dos días no había parado de pensar en ella, incluso cuando estaba en compañía de
Rose, no sabía lo que tenía esa mujer pero le había calado bien hondo
─buenos días─ gritó mientras llamaba a la puerta y la abría, vio a Lena
sentada en una silla y dibujando de cara a la ventana con las gafas puestas y una
lupa que enfocaba directamente al dibujo que estaba realizando─ no quería
importunarla señorita Belford, venía a disculparme por lo de la otra noche, he
estado hablando con Wasford y estaba muy disgustado por nuestro
comportamiento, por todo ello he venido otra vez a disculparme con usted

Lena  lo miró sin levantarse de la silla ,

─no tenía que haberse molestado, lo que pasó pasado está, ya he podido
rehacer los dibujos y he empezado los nuevos de esta semana ¿quiere tomar algo?
No es que tenga gran cosa, pero hay algún licor y agua fresca, tome asiento si
quiere

─tomaré un licor si usted me acompaña─ dijo Richar tomando asiento en


una silla

Lena sirvió dos oportos y le pasó una copa al conde, el conde cogió la copa
mientras le acariciaba la mano, dio un sorbo a la copa mientras la miraba, Lena se
sentó y dio un sorbo a su copa. Richard se levantó y se encaminó hacia donde
estaba Lena la tomó de la mano y la levantó mientras le acariciaba la mejilla y la
besaba por el cuello

─no sé lo que tienes que me excito con solo verte- dijo mientras la besaba los
labios con delicadeza lamiéndole las comisuras de los labios─ sé que tú sientes lo
mismo, noto como te acoplas a mis brazos─profundizó el beso y buscó con afán su
lengua Lena salió al paso, no quería pero su voluntad la había abandonado desde
que el conde entró dentro de la estancia, le pasó los brazos por el cuello y él la
abrazó y la apretó contra su cuerpo la llevó hacia la pared y allí siguió
restregándose contra ella mientras no paraba de besarla

─tienes que ser mía, solo una vez Lena, después te dejaré en paz y los dos
nos olvidaremos de lo ocurrido─ le susurró sobre sus labios no me niegues esto,
sino vendré todos los días hasta que sucumbas

─no, esto no puede ser, no quiero, ¿qué pasará luego?

─no pasará nada, seguiremos con nuestras vidas, tú con tu trabajo y yo con
mis quehaceres

─esto no está bien es mejor que lo olvidemos─ separándose del abrazo de


Richard

─sabes que eso no pasará, hay una corriente de deseo instalada entre
nosotros desde el primer día que te di la mano ¿lo notaste? Fluyó entre nosotros y
desde entonces nos acompaña, lo mejor sera que nos dejemos llevar, verás como
pasa y luego seremos más felices

─sobre todo usted ¿verdad? Se acostará conmigo seré otra conquista y si te


he visto no me acuerdo gracias pero no, me tengo más respeto que todo eso

─como quieras pero yo creo que no lo podremos evitar pero te dejaré en paz,
no quiero forzarte a nada que tú no quieras

─muchas gracias por ser tan buena persona, y ahora si me disculpa tengo
que seguir trabajando

Richard salió excitado y malhumorado, no había salido como había


esperado, él había creído que ella no pondría grandes reparos, no era una
muchacha era una mujer  y estaba acostumbrada a ir por esos mundos de Dios no
se podía creer que nunca hubiera tenido una proposición de esa características, se
la tendría que camelar un poco más, pero al final acabaría entre su brazos y él entre
sus muslos.

La fiesta continuó y Lena siguió con su trabajo cada vez le quedaban menos
insectos por dibujar, dentro de dos semanas seguramente acabaría el trabajo y
volvería a casa, salió un momento a dar un paseo sin sombrero, le gustaba que el
viento le diera por todas las partes del cuerpo, se sentía libre, y como transportada
a otra época, no vio que el cielo estaba cada vez más oscuro, se avecinaba
tormenta, se había adentrado en el bosque cuando la tormenta descargó, se refugió
en un árbol, pero sabía que no era buena idea, tenía que salir de allí y llegar a la
casa como fuera, esperó a que amainara un poco y salió corriendo hacia su casa con
todo sus fuerzas, pero cuando llegó a casa estaba empapada. Richard la había visto
pasar a todo correr desde el bosque, él estaba sentado cómodamente en la terraza
de la casa cuando la vio aparecer empapada como un perro apaleado con la cabeza
gacha y el pelo cayéndole por la espalda, una descarga eléctrica fue a parar a sus
partes más sensibles, inflamándose de deseo y como un resorte se levantó de la
silla y corrió hacia la caseta dando un rodeo para que nadie lo viera, entró en la
casa sin llamar y vio que Lena se estaba desvistiéndose en el salón, que era donde
estaba el fuego encendido, perdió el sentido y fue hacia ella como una exhalación
─déjame que te ayude─ dijo con un hilo de voz. Y le quitó la camisola y se
entretuvo en acariciar sus pechos, cuando pensó que ya no podía parar bajó su
boca y le tomó un pezón entre los dientes y se lo mordisqueo un poco, ella gimió y
él no pudo más siguió quitándole los calzones y la vio en su plenitud, la atrapó
entre la pared y su cuerpo y se restregó contra ella, él estaba todo vestido pero su
erección era dolorosa la besó de nuevo esta vez en la boca, entrando en su boca y
tomando posesión de su lengua, ella intentaba quitarle la chaqueta, él no opuso
resistencia y se quitó la chaqueta y la camisa y luego se desabrochó el pantalón y
de una sola embestida la penetró, un grito cortó el silencio de la noche. Richard se
quedó inmóvil todo su cuerpo estaba sudoroso, no se podía creer que ella fuera
virgen , si se lo hubieran contado se habría reído en la cara del que se lo hubiera
dicho.

─Dios mio Lena ¿por qué no me dijiste que nunca habías estado con un
hombre? Mientras lo decía, su cuerpo se estremecía de placer, era el primero, eso le
provocó una nueva emoción

─no te muevas el mal ya está hecho─ empezó a moverse dentro de ella


primero lentamente y profundo mientras le besaba la boca y bajaba por el
cuello─¿qué bien sabes?─le dijo con la voz cargada de pasión. A Lena ya se le
había pasado la punzada de dolor y sentía en su cuerpo un calor que la cubría y
empezó a moverse al ritmo que marcaba él, sintiendo una desazón que no sabía a
donde la llevaría, el calor era cada vez más intenso y le subía desde los pies por
todo el cuerpo sintió que un gozo indescriptible se  instalaba donde estaba unida a
ese hombre y le subía por todo el cuerpo empezó a temblar hasta que estalló con
gran placer

─Dios mio Lena eres magnifica─dijo Richard mientras notaba los espasmos
de ella en su miembro no podía más el placer era insoportable y estalló
derramándose dentro de ella, todavía estaban apoyados en la pared, él dejó caer su
cabeza sobre el cuello de ella y le lamió el lóbulo de la oreja─ nunca me había
sentido así─ dijo con un hilo de voz ─despiertas mi pasión como ninguna otra,
estás hecha para el placer.

A ella esto último no le gustó fue como un jarro de agua fría e intentó
desembarazarse de él

─espera pequeña, todavía no he acabado contigo no he hecho nada más que


empezar─ la soltó poco a poco y la tomó de la mano─vamos a tu dormitorio,─ la
cogió en brazos y subió con ella las escaleras hasta la habitación, la puso entre las
sabanas y se tumbó a su lado, empezó acariciándole los muslos hasta que encontró
su centro de placer y se lo masajeo con gran pericia, al poco tiempo ella se deshacía
en sus brazos, gemía y volvía a sentir ese calor tan especial que ya sabía como
acabaría, con una explosión de sensaciones

─¿qué es lo que me haces? Nunca me había sentido así

─te estoy dando placer, es lo que estoy haciendo─ dijo con su boca pegada a
la suya─ eres una mujer muy receptiva y me excitas de un modo que jamas había
sentido─ ella empezaba a sentir los primeros espasmos de su orgasmo, cuando
Richard volvió a penetrarla, su miembro entró cuando Lena estaba con su primer
temblor, el placer de Richard fue indescriptible, sintió la estrechez de su pasaje, y la
contracción en su miembro nada más entrar

─Dios mio Lena vas a acabar conmigo─nunca me había sentido así, sé que
soy repetitivo pero es que no me salen las palabras─ y empezó a moverse duro y
profundo, ella gritaba en sus brazos, y Richard volvió a correrse en el orgasmo más
espectacular de su vida, él hubiera querido que durara toda la noche , pero no
pudo más y estalló  dentro de ella, nunca le había pasado nada igual era muy
cuidadoso, y con esa mujer se olvidaba hasta de cómo se llamaba, no sabía lo que
tenía pero le llevaba sin nada de esfuerzo hasta lo más alto, se retiró de ella con
gran pesar, y vio que su miembro estaba manchado de sangre, era la constancia de
que ella era virgen nadie la había poseído antes que él, sintió que el pecho se le
hinchaba de satisfacción, había sido su primer hombre, el primero que la había
hecho gozar, ahora esa mujer era suya, aunque él no la quería para nada, pero eso
no quiso analizarlo se tumbó a su lado y la abrazó cubriéndola con su abrazo

─ha sido magnifico Lena ¿te ha gustado?

─Sí me ha gustado mucho, pero ahora debe irse Milord, y esto no debe
repetirse

─no me llames Milord, hemos tenido gran intimidad y creo que me puedes
llamar Richard, cuando estemos solos

─no se preocupe no le llamaré Richard ni solos ni acompañados, esto solo ha


sido físico, no quiero repetirlo, no debería haber sucedido, y no quiero que se
repita, usted tiene muchas mujeres déjeme en paz no vuelva por aquí o se lo tendré
que decir al duque.

Fue como un jarro de agua fría y se enfadó, pero que pensaba esa mujercita,
él volvería las veces que le diera la gana, ella debería de estar agradecida de que él
hubiera posado sus ojos en ella y parecía que se arrepentía, es verdad que era
virgen pero ya tenía cierta edad y todavía no se había casado con lo cual su
perspectivas de matrimonio debían ser nulas ¿qué quería? ¿morirse virgen? Él casi
le había hecho un favor, solo que él había disfrutado como nunca, no quería dejar
de verla, haberla probado solo había intensificado sus ganas y su obsesión, no creía
que la fuera dejar en paz ni aunque pudiera, pero por ahora no le llevaría la
contraria ya tendrías otras oportunidades y él sería más cuidadoso, no la quería
dejar embarazada y se había dejado llevar tanto por la pasión que no pudo salir a
tiempo ninguna de las dos veces ¡en qué estaba pensando!

─Como tú quieras─dijo saliendo de la cama y poniéndose el pantalón, ella


por su parte se estaba poniendo la bata, tenía el pelo revuelto y suelto que le caía
en cascada por la espalda toda una cascada de rizos pelirrojos, los ojos mas
grandes y verdes que nunca y los labios hinchados por sus besos. Richard la miró y
se le secó la boca estaba preciosa, de buena gana la habría tomado otra vez entre
besos por todas partes, pero no parecía muy receptiva, en su cara se podía leer
enfado y algo peor, el arrepentimiento, parecía que se arrepentía de lo que había
pasado entre los dos, para él había sido magnifico, pero aunque ella hubiera
disfrutado estaba claro de que se arrepentía y no podía culparla en ningún
momento le había dicho ni una sola palabra cariñosa, pero es que lo que había
entre los dos solo había sido deseo puro y duro, pero solo eso deseo, y las mujeres
lo gestionaban peor que los hombres, pero ya se acostumbraría, ella era una mujer
muy fogosa y ahora que había probado los placeres de la carne sería más fácil
convencerla.

─No hace falta que me acompañes me sé el camino

─lo sé, solo voy a ver cómo está mi ropa y el fuego no quiero salir ardiendo.

Bajaron en silencio, en el salón estaba toda la ropa desperdigada, él siguió


vistiendo mientras

ella iba recogiendo la ropa y poniéndola cerca del fuego que lo atizó con
gran maestría, él no sabía que decir, le habría gustado besarla otra vez, pero veía el
peligro, si la besaba a lo peor no podía parar y tendría que hacerla otra vez suya,
su miembro se despertó dentro de sus pantalones, no, no había tenido suficiente de
ella, de eso estaba bien seguro

─adiós Lena, nos volveremos a ver


─adiós Milord, espero que no, no vuelva por aquí, por favor─ y sin decir ni
una palabra salió y se encaminó hacia la casa, pasó la noche recordando cada uno
de los momentos pasados con Lena, su erección cuando le llegó el sueño era
dolorosa.

 
Capítulo 4

La fiesta siguió con sus acontecimientos y se acercaba a su final, Lena no


había vuelto a salir de la casa. El trabajo estaba muy adelantado, solo salía bien
entrada la noche cuando veía que en la casa estaban acabando de cenar y habían
empezado con el baile, o con el teatrillo o con cualquier otra cosa que hicieran para
entretenerse, no salía al pueblo cuando le faltaba algo mandaba a un lacayo, la
puerta de su casa estaba cerrada con llave cuando el duque le preguntó por qué se
encerraba, le dijo que se le colaban animales y que así se sentía más segura, el
duque dio por buena su repuesta y no volvió a sacar el tema y aunque él tenía llave
siempre que iba a verla llamaba a la puerta y esperaba a que ella le abriera. Richard
se había acercado un par de veces a su puerta pero ella no le había abierto, ni
siquiera le había contestado, él al poco tiempo había desistido aunque se le veía
malhumorado cuando se alejaba. Lena no estaba dispuesta a que volviera a
suceder lo de la otra noche ya estaba bastante avergonzada por todo lo que había
sentido y aunque sabía que no debería volver hacerlo, se sabía muy débil y si él
conde la tocaba de nuevo seguramente claudicaría, con él se sentía segura y
expuesta a la vez era un mar de contradicciones, aunque no le gustaba como
pensaba, era un hombre lleno de prejuicios, también se podía ver que debajo de esa
capa de arrogancia se escondía un hombre herido y un buen hombre que la vida la
había vuelto duro y engreído pero no podía ceder, la única que tenía que perder
era ella, se quedaría sola y seguramente enamorada de un hombre que pasada la
pasión no volvería a mirarla a la cara, eso ella lo sabía y tenía que protegerse fuera
como fuera, pero ya quedaba poco, hoy era el último día de la fiesta y había un
gran baile y aunque el duque la había invitado ella había declinado la invitación,
quería acabar cuanto antes el trabajo,  tenía otros encargos en su agenda y no
quería perder ni un segundo. El duque no insistió y ella respiró, no quería
encontrarse otra vez con el conde, no quería volver a caer en sus brazos,por eso lo
mejor era poner espacio entre los dos, al día siguiente todo el mundo se iría y con
todos ellos también el conde y ella respiraría, se podría concentrar otra vez en el
trabajo, ahora estaba muy distraída pensando en él y el trabajo no le cundía como
antes.

Richard entró en el salón de baile mirando por todas partes a ver si la veía,
había ido al baile solo porque sabía que el duque la había invitado, no creía que
fuera a rechazar la invitación, como a todas las mujeres a Lena también le gustaría
relacionarse con la élite para ver lo que podía pescar sobre todo ahora que gracias a
él no era virgen, seguro que estaba allí pensado que su salida  era el matrimonio, la
buscó pero no la vio, había demasiada gente. Ya la encontraría seguro que no
andaba muy lejos

─no busques más Milord, ya estoy aquí─ una voz a sus espaldas lo sacó de
sus pensamientos era la condesa, no había pensado en ella ni un solo momento en
los últimos días, tampoco la había buscado, ni siquiera se había acordado de ella,
todo sus pensamientos se centraban en una mujer pelirroja de ojos verdes

─milady está usted preciosa─ dijo sonriendo- ¿cómo sabía que la estaba
buscando?

─porque le he visto mirar por todo el salón buscando a alguien y como me


ha tenido tan abandonada últimamente, pensé que quería congraciarse conmigo.

─¿la he tenido abandonada? Lo siento no era mi intención ¿le apetecería


bailar?

─Me encantaría Milord

─Richard bailó con Rose y mientras aprovechó para mirar por todo el salón
buscando a Lena no la encontró, cuando acabó el baile fue con la condesa donde
estaba las bebidas y les sirvieron dos copas, el duque se acercó a donde estaban
ellos

─buenas noches lady Rose, Bellamy ¿estáis disfrutando de la fiesta?

─Sí muchas gracias excelencia, pero veo que esta noche los invitados son
menos variopintos no veo a ninguna representación de las artes plásticas

─es verdad pero tampoco hay nadie de la judicatura, y no me has


preguntado por ellos Pero le contestaré, la señorita Belford ha declinado la
invitación debido a que tiene que acabar el trabajo en dos semanas, no por mí sino
por ella, ya que tiene otros encargos, y no quiere perder el tiempo en fiestas,

─¿se lo comunico así? ─ preguntó la condesa

─no, ella fue más diplomática pero en el fondo quería decir eso, es lo que yo
interpreté, y como esta vez no tenía en vista que asistiera ningún pintor al que
tuviera que atender, no la presioné para que aceptara

─pero para ella habría sido una oportunidad codearse con gente de clase
superior, y así conseguir más encargos─dijo Richard

─No creo que eso le preocupe, su fama la precede, la requieren hasta en el


continente, no creo que ella vea ningún beneficio en asistir a esta fiesta, bueno pero
contarme ¿ os ha gustado la fiesta? ¿ os vais mañana? ¿ o os quedareis más tiempo
Bellamy?

─Yo me iré, tengo la fiesta de la marquesa Richmond, y debo irme─ contestó


la condesa aunque espero veros a los dos antes de que acabe la temporada

─claro que sí─dijo el duque ─¿y tú Bellamy? ¿qué vas hacer? Puedes
quedarte unos días, ya más tranquilos los dos

─no sé no lo había pensado, tendría que pasarme por mi hacienda pero


quizás me quede unos días más, todavía falta para que acabe la temporada y yo
creo que tendré tiempo para todo.

Ella no había venido a la fiesta, porque no quería encontrarse con él, él se


moría de ganas de verla aunque fuera en la distancia y Lena había pasado de
encontrarse con él, no la había vuelto a ver desde esa noche, pero tampoco había
dejado de pensar en ella, y ella ni se había dignado aparecer ¿pero quién se creía
que era? él que se había vestido y acicalado pensando que ella lo vería, y no se
había presentado. La ira hizo su aparición, tendría que ir a verla y demostrarla
quién mandaba, no podía darle la espalda a lo que había pasado entre los dos

─creo que me quedaré unos días si no te molesto

─no sea tonto Bellamy estaré encantado

─¿vendrás a verme esta noche?─ le preguntó la condesa cuando en duque


los dejo solos

─claro que sí condesa espérame cuando acabe la fiesta─y así se demostraría


que la pelirroja no había supuesto tanto como él creía, se acostaría con la condesa y
disfrutaría cada momento.

Pero no fue así, no podía ponerse a tono, tuvo que hacer un gran esfuerzo
para poder acabar la faena, al final tuvo que pensar en Lena para poder excitarse y
conseguir el punto óptimo para poder penetrar a la condesa y que ella no notara
nada y quedara satisfecha, eso le enfadó todavía más, volvería a ver a la
ilustradora y se saciaría de ella aunque fuera lo último que hiciera en esta vida.
La casa quedó tranquila, todos los invitados se habían ido Lena estaba más
tranquila y sus preocupaciones se habían ido o eso por lo menos creía ella, el
trabajo cada vez iba mejor y ya le quedaban pocos insectos por dibujar, acabaría
antes de tiempo, luego los revisaría por si faltaba alguno y más tarde se iría a su
casa, el trabajo ya lo había cobrado, sabía que el duque había ingresado la cantidad
estipulada en el banco de ella. Estaba dando un paseo por el bosque, cuando sintió
frió y decidió volver a casa, estaba contenta iba canturreando por lo bajo cuando
entró en la casa, y se quedó de piedra, allí en medio de su salón sentado en una
butaca estaba Richard,  no había cerrado la casa, pensaba que ya no tenía nada que
temer, al parecer estaba equivocada

─hola Lena, no te dejas ver mucho, he tenido que venir a verte yo, parece
que no quieres saber nada más de mí, no creo que haya hecho nada para merece
semejante trato

─¿qué es lo que quiere Milord? ¿ por qué no me deja en paz? Tengo mucho
trabajo todavía por hacer.

─porque no puedo Lena lo he intentado, pero no dejo de pensar en ti─


mientras decía eso se iba acercando a Lena la tomó entre sus brazos y la empezó a
besar primero lentamente y con delicadeza le mordisqueó los labios y le pasó la
lengua por la comisuras de los labios, ella gimió y él se apoderó de su boca─¿ por
qué no quieres veme Lena?, si me necesitas como yo a ti─ la besó con pasión
tomando su lengua y sorbiéndola y besándola con desesperación, mientras con una
mano le acariciaba el pecho otra le subía el vestido para encontrar el huracán que
ella tenía entre sus piernas, estaba preparada, la humedad le cubrió los dedos ella
también lo deseaba, aunque no quisiera

─tú también me deseas, ¿verdad? Te mueres de ganas de que te llene otra


vez, pues que así sea, cuando me vaya los dos estaremos saciados Lena no luches
contra esto no puedes y no vas a ganar, mientras le hablaba la iba acariciando su
parte más intima hasta que ella no pudo más y gritó encima de su boca

─ves Lena no te puedes resistir, la llevó hacia la pared mientras se iba a


desabrochando el pantalón, Richad no podía más le temblaban los dedos de las
ganas que tenía de ella y de un solo empujón la llenó, una calma se apoderó de él─
─¡Dios mio Lena! ¡cómo te he echado de menos!, no querías verme, y yo me moría
por ti,─ empezó a moverse dentro de ella. Ella se aferró a sus hombros y a su
cuello,
─eso es Lena, agárrate a mí, marcarme como tuyo que es así como me siento

─no puedo más Richard, voy a estallar

─no sin que yo estalle contigo mi amor,─ se movía dentro de ella cuando
sintió las primeras contracciones de ella sobre su miembro no pudo más le capturó
su boca mientras se derramaba dentro de ella en otro orgasmo más espectacular
que  el anterior si ello fuera posible, la abrazó y la acarreó hacia el sofá donde la
tumbó,

─no tengo ninguna consideración contigo siempre te tomo de cualquier


manera y es que es verte y encenderme y no puedo hacer otra cosa que estar
dentro de ti produces ese efecto en mi y no creo que por el momento se me pase,
así que he decidido quedarme tanto tiempo como tú, cuando te vayas yo partiré
hacia mi hacienda así podemos estar todo el tiempo juntos, cuando acabes el
trabajo yo vendré a tu lado y nos daremos placer mutuamente

─y todo eso lo has pensado tú solo, sin contar que yo esté de acuerdo o no

─yo sé que tú también me deseas, de manera que no veo el motivo por el


cual no podamos estar juntos, somos adultos y podemos amarnos sin esperar nada
el uno del otro

─me parece muy bien, pero en el proceso yo me puedo quedar embarazada


o lo que es peor me puedo enamorar de ti, aunque eso me parece poco probable,
nunca en mi vida he visto a una persona más insensible que tú y más egoísta, solo
piensas en tu placer

─en el mio solo no amor, también pienso en el tuyo, sé que tú has gozado
tanto como yo

─y no sabes lo que me arrepiento─dijo Lena con lágrimas en lo ojos de furia


─ no quiero saber nada de ti, mañana hablaré con el duque y me iré, acabaré el
trabajo en Londres, esto no puede continuar, no ves que cada vez que te acercas yo
estoy en riesgo, me puedo quedar embarazada, y entonces tú ¿qué harás?, no, no
me digas nada, no harás nada te darás media vuelta y si te he visto no me acuerdo

─eso no es verdad cuidaría de ti y de tu hijo, pero tienes razón he sido muy


descuidado, no sucederá otra vez, tomaré medidas y no quedarás embarazada, te
doy mi palabra, no te vayas Lena nuestra historia todavía no ha acabado, si nos
dejamos de ver será peor para los dos pero no dejaré que te vayas, si no quieres
verme más, él que se va soy yo, no hables con su excelencia, no te pondré en más
aprietos, si no me quieres ver, no me verás, no te preocupes, a mí me hubiera
gustado disfrutar un poco más de tu cuerpo pero no quiero forzarte a nada y noto
tu cara de arrepentimiento cada vez que estamos juntos, yo creí que tú eras más
independiente pero ya veo que no  que eres como cualquier otra mujer con los
mismos deseos y los mismos miedos

─¡qué fácil es hablar así! desde tu atalaya, hombre, noble y rico, y te dedicas
a dar lecciones a las mujeres, tú no sabes nada de nosotras, nosotras vivimos en un
mundo dominado por vosotros en todos los aspectos. Tú sabes lo que me cuesta
conseguir trabajo, e ir a un sitio y que vean que soy una mujer, no sabes lo difícil
que me ha resultado hacerme con un nombre y que me contraten, por no decir que
tanto a mi madre como a mi hermana no les gusta que trabaje, pero si no lo hiciera
nos moriríamos de hambre, no poseemos tierras, ni rentas, ni dinero, no somos de
la clase privilegiada, pero todo esto que tanto esfuerzo me ha costado conseguir se
vendría abajo si alguien supiera lo que ha pasado aquí estos días y se difundiera el
rumor, dejarían de solicitarme para que les dibujara, la sociedad es muy cruel con
las mujeres caídas en desgracia, pero tú de todo eso no sabes nada, para empezar
eres un hombre y para acabar eres conde, déjame Richard y olvidemos todo esto
como si nunca hubiera sucedido

─muy bien, entiendo tu postura, ya no te molestaré más, pero déjame darte


un último beso de despedida.

Se acercó a ella y la besó con delicadeza y pasión poniendo todo sus ganas
contenidas, ella no dijo que no y lo besó con la misma entrega lamiéndole los labios

─¡Dios mio qué bien sabes!, ¡cómo me gustas!, adiós Lena que te vaya muy
bien en la vida

─adiós Milord

Richard no sabía que pensar no quería dejar de verla, le había dicho que sí,
pero dejaría pasar unos días y volvería a la carga, no podía pasar de ella, todavía la
deseaba con ferocidad y no estaba acostumbrado a que se le negara nada, solo una
vez le habían arrebatado lo que más quería y había sido una mujer, una mujer
como Lena independiente pero no lo suficiente, igual que  ella. Volvió a la casa
pensativo

─Bellamy ¿quieres acompañarme a tomar una copa?─preguntó el duque


desde la puerta de su despacho

─por supuesto, necesito una copa─ le contestó Richard entrando en el


despacho y sentándose en un sillón

─¿qué pasa Bellamy? Y no me engañes, sé que andas detrás de la señorita


Belford te he visto varias veces rondado la puerta donde se aloja , ¿qué quieres de
ella?

─Nada, ya nada, me gusta mucho pero ella no está de acuerdo en que


mantengamos un romance

─te has acostado con ella ¿verdad?

─Sí, pero no creo que eso sea de tu incumbencia─dijo con su voz más
arrogante-

─me importa, y además me has decepcionado, ¿en qué estabas pensado?,


ella es una trabajadora, está bajo mi protección, en mi casa ¿en qué estabas
pensando? ¿qué harás si ella se queda embarazada? ¿te casarás con ella?

─No, no me casaría con ella, pero no creo que eso suceda, además no va a
volver a pasar, ha sido un error, no sabía en qué estaba pensado, fue como una
fiebre, pero ya se me ha pasado

─no te creo Bellamy, te conozco y cuando una mujer se te mete en la cabeza


hasta que no te cansas de ella no paras. ¿qué ha pasado con la condesa Monfort?
Pensé que te gustaba ¿por qué no te has concentrado en ella ? Y has dejado en paz
a la señorita Belford, el daño ya está hecho, pero déjala en paz Bellamy, si no
quieres que te eche de mi casa

─¿qué pasa? ¿es qué te gusta?─ dijo Richard, que le había enfurecido y
puesto celoso que la defendiera con tanta vehemencia, ella era suya y él podía
hacer con ella lo que quisiera le pertenecía, desde la primera vez que había puesto
sus manos encima de ella

─no seas absurdo Bellamy has tenido que ir precisamente a por la qué no
debías tocar

─porque me gusta mucho─ dijo Richad levantándose y sirviéndose una


copa  de coñac
─sabía que no estaba bien pero no lo he podido evitar, lo siento Wasford
tienes razón, mañana a primera hora me iré, no sabía en que estaba pensando,
acepta mis disculpas he abusado de tu hospitalidad

─sí, lo has hecho, esperemos que no tenga más consecuencias, que la caída
en desgracia de esa pobre chica─  Julián todavía estaba enfadado con su amigo.

 
Capítulo 5

Richard a primera hora tal y como había prometido a su amigo partió hacia
su casa, en ella estaba esperándole una hermana y una madre además de su tía y
su primo, su hermana Catherine y su madre Celia lo adoraban, había sido el hijo
menor, su hermana era dos años mayor y aunque se había casado una vez, había
enviudado y había vuelto a casa y desde entonces no había salido, no quería volver
a casarse, su matrimonio no fue una experiencia muy agradable, con lo cual había
desechado a los hombres de su vida. En cuanto a su madre había tenido tres hijos
el mayor había muerto hacía tres años en extrañas circunstancias era el heredero
del condado y por lo tanto había sido educado para tal menester. Se enamoró de
una maestra muy inferior a él pero a Eduard que era como se llamaba no le
importó tal eventualidad y desafiando a su padre que todavía vivía salió en busca
de la mujer que pocas horas antes su madre había echado de la casa. Se había
presentado en la casa familiar alegando que estaba embazada de Eduard. su madre
no la creyó y la echó con cajas destempladas cuando Eduard se enteró salió
corriendo en su busca con tan mala fortuna que se desató una tormenta y se cayó
del caballo muriendo en el acto, la madre nunca se recuperó de tal desgracia y el
padre murió tres meses después, de la mujer nadie supo nada, pero pocos días
después de la muerte de su hermano sacaron un cadáver de una chica del Tamesís
que se correspondía con la descripción de la novia de su hermano. Richard por
aquel entonces estaba de viaje por Europa pero le hicieron regresar rápidamente, la
madre no se recuperó de la muerte de su primogénito y  echó toda la culpa a esa
advenediza que causó tal desgracia en su familia.

Esa era la desgracia de la familia, por culpa de una mujer que no supo estar
en su sitio, toda una familia había quedado destruida y triste, la tristeza no se
había ido de Rostof Mannor por eso Richard iba tan poco a su casa, el ambiente era
asfixiante, todo eran tristezas solo su hermana lo reconfortaba un poco.

En cuanto a su tía y su primo era dos personas resentidas con su suerte, ellos
tenían que vivir de la caridad de sus parientes y su orgullo no le dejaban vivir en
paz, sobre todo su tía que se había casado con un barón que pensaba que era rico
pero que no tenía ni un penique, cuando el barón murió sus deudores se llevaron
todo menos el titulo y una finca que estaba ligada al título pero que sin dinero no 
podían hacerla productiva desde entonces vivían de la caridad de Richard y de su
madre, pero la odiaban por eso y en consecuencia odiaban a Richard, ellos
pensaban que se merecían más el condado que Richard que no había hecho nada
para merecérselo, todo eran malas caras en su casa de la niñez. Pero ahora Richad
estaba apunto de cruzar el umbral y enfrentarse con su familia,

─hijo ¡qué alegría que hayas vuelto! No sabes lo qué te echamos de


menos─dijo la madre mientras se encaminaba a donde estaba Richad y le daba dos
besos─ven siéntate con nosotros y cuéntanos ─qué tal fue la fiesta del duque,
¿cómo iban vestidas las señoras?, cuéntanoslo todo-

─¿dónde está Catherine? ─ preguntó Richard, -- ─hola madre, tía ¿qué tal
están? tampoco veo a Robert

─Catherine se ha ido a casa de su amiga lady Sanchard, todo este fin de


semana estará fuera, Robert creo que está en Londres en casa de unos amigos pero
eso lo sabe mejor tu tía Elizabeth, pero cuéntanos tú ¿qué tal la fiesta? no
pensábamos que llegaras tan pronto

─hay que comprar la simiente y empezar a plantar dentro de poco y quería


estar aquí, me quedaré un tiempo por aquí. La fiesta estuvo bien mamá estaba lo
más granado de la sociedad el primer ministro vino a una cena, y también había
jueces y pintores todo estuvo bien ahora si me disculpas me gustaría ir a darme un
baño y descansar antes de la cena

─claro que sí hijo daré instrucciones para que te suban el baño ahora mismo,
luego nos veremos en la cena y nos contarás más cosas

─bien madre, no vemos en la cena, tía

Richard se dio un baño y se quitó el cansancio de encima otra cosa era esa
tristeza que se le instalaba en el corazón siempre que estaba en su casa además no
paraba de pensar en Lena, desde que había salido de su vida no dejaba de
recordarla sobre todo en sus brazos, cuando se corría al tiempo que él, no podía
dejar de recodar esos momentos una y otra vez y cada vez que los recordaba se
excitaba, esta vez se dejo llevar mientras se acariciaba, se imaginaba que era la boca
de Lena quien le lamia y le succionaba y quien se la metía en la boca una y otra vez
hasta que se corrió en la bañera, soñando con ella, era patético, pero no podía hacer
otra cosa, sabía que se le pasaría siempre era así, tarde o temprano la olvidaría,
otras veces ya le había pasado, claro que la mujer por lo general si aceptaba sus
avances.

Lena también los había aceptado pero no el tiempo suficiente.


Lena se tuvo que quedar tres semanas más, acabó el trabajo y partió a
Londres a su casa, con su madre y su hermana. Cuando llegó la estaban esperando
con una cena de bienvenida en la que habían invitado a sus amigos más íntimos

─madre, no tenías que haberte molestado, estoy muy cansada y solo me


apetece meterme en la cama además no me encuentro demasiado bien desde hace
unos días

─Lena date un baño y descansa un rato, verás como dentro de una hora te
encuentras mejor, esta cena te servirá para despejarte un rato, que trabajas mucho,
además viene el señor Blair que parece que le gusta tu hermana, y es una
oportunidad para ella

─está bien mamá descansaré un rato después de bañarme a ver si me


encuentro mejor

─eso es hija, tienes muy mala cara y ojeras, espero que no hayas cogido la
gripe

─no madre es solo cansancio

Lena subió a su habitación y se bañó, llevaba días devolviendo el desayuno,


y casi todo lo que entraba en su cuerpo, no quería pensar en ello pero se imaginaba
lo peor, que estaba embarazada de Richard. No quería pensar, pero ya lo había
decidido todo, se iría a Francia allí tenía contactos para trabajar mientras crecía el
embarazo y nacía el niño, luego en un tiempo prudencial volvería a Londres como
viuda de un señor francés, antes de partir le escribiría una carta al conde para
notificárselo, para cuando la recibiera ella ya estaría en París.

También se lo tenía que contar a su madre, no podía dejarlas durante dos


años diciendo que era por trabajo y luego volver con un niño, mañana a primera
hora se lo diría a su madre.

Bajó a cenar con su mejor cara, después de bañarse y descansar un rato se


encontraba mejor. En la cena estaba el señor Blair acompañados de sus padres,
también estaba el párroco y su mujer, todos le preguntaron a Lena por su viaje y
como había sido su estancia en la mansión del duque de Wasford.

─El duque era muy agradable, y hubo un baile con lo mejor de la sociedad,
pero por lo general los nobles que estaban en la fiesta son unos clasistas y no se
mezclan con nadie inferior a ellos
─¿pero todos no serán así?─ preguntó Jane

─no todos no, pero la mayoría sí y a usted ¿ qué tal le va en el despacho


señor Blair, tiene muchos casos

─bueno nosotros solo llevamos empresas y cuentas de clientes adinerados y


les aconsejamos donde meter el dinero para que sea más productivo, no
resolvemos casos de asesinatos, somos abogados pero nos dedicamos a lo
mercantil

─¡qué lastima!─ dijo Lena,─me hubiera gustado que nos hablara de casos
que hubiera resuelto o no, pero esos casos tan difíciles que nunca se sabe quién es
el asesino

─yo tengo compañeros que se dedican a eso pero está todavía peor pagado
que el derecho mercantil

─¿y tenéis algo que comunicarnos?─ preguntó Lena con una sonrisa en la
cara

─¡Lena!─ grito la madre,─no seas curiosa

─está bien, no preguntaré nada más.

La cena fue amena, pasada la media noche todos se despidieron y Lena por
fin pudo subir a la cama y descansar, los últimos días no había descansado apenas.

A  la mañana siguiente cuando bajó a desayunar su té con mucho azúcar, se


había dado cuenta de que si lo endulzaba mucho no vomitaba después, su madre
la estaba esperando, estaban muy contentas porque el señor Blair se  había
declarado a su hermana, mejor pensó, así no tendría que preocupase de ella, por lo
menos era una boca menos y seguramente su madre se iría con ella pasado un
tiempo prudencial, las cosas no podían ponerse mejor.

─Madre tengo que hablar contigo un momento

─claro que sí, pero antes deberías saludar a el duque de Wasford, ha venido
a hacerte una visita

─¿el duque de Wasford está aquí?


─buenos días─ dijo Julian mientras se levantaba – ─estaba en Londres y
pensé en pasar y saludarla para ver qué tal se encontraba me tenía muy
preocupado, los últimos días la vi muy desmejorada, espero que se haya
recuperado

─sí, me encuentro algo mejor, pero no tenía que haberse molestado, ¿ha
desayunado? ¿ quiere tomar algo?

--No, no he desayunado y sí me gustaría tomar algo mientras charlamos─


dijo Julián tomando asiento en la cabecera de la mesa─ sabe he venido a traer sus
dibujos para el catalogo de insectos de Surffolk lo he dejado en la imprenta yo creo
que en seis meses más o menos estará en las librerías, como ilustradora aparecerá
su nombre debería estar orgullosa de ello

─y lo estoy─ dijo Lena mientras se echaba azúcar en el té a Julián no le paso


desapercibido que se había echado por lo menos seis cucharadas, si ya tenía
sospechas sobre su embarazo aquello se las disipó por completo

─me gustaría hablar a solas un momento con usted─ dijo mientras


mordisqueaba un trozo de pan con mantequilla

─ahora cuando acabemos de desayunar le enseñaré mi jardín no es tan


imponente como a los que está acostumbrado pero es muy bonito. Cuando
acabaron de desayunar se encaminaron hacía el jardín

─perdone mi atrevimiento, pero me gustaría preguntarle algo que me ronda


desde hace algún tiempo ¿está usted embarazada? Y en el caso afirmativo que creo
que sí, ya sé quien es el padre, yo me encargaré de hablar con él y espero que se
comporte como un caballero

─no por Dios, no tiene que hacer nada de eso, ya había decidido mandarle
una carta para notificárselo, pero no le voy a obligar a nada, además no podría, yo
partiré hacia París allí tengo contactos para trabajar, y no son tan puritanos como
aquí en Inglaterra y pasado un tiempo prudencial volveré

─¿sola?, ¿había pensado hacer todo eso sola?

─no, me iba a llevar a mi doncella, si se lo iba a decir al conde es solo porque


el niño o la niña querrán saber la verdad cuando sean grandes, y no quiero que si
alguna vez quiere conocer a su padre, él les diga que no tenía ni idea de su
nacimiento no sería justo ni para el hijo ni para el padre
─es usted una mujer asombrosa─dijo Julián mientas le cogía la mano─pero
déjeme hablar antes con Bellamy él es un buen hombre, y hará lo correcto

─pero es que yo no quiero que se case conmigo por mi embarazo, será


desgraciado y me hará también a mí desgraciada y será una vida horrible

─no tiene por qué, yo creo que usted le gustaba mucho.─ dijo Julian mientas
caminaban por el jardín, ─pero de todas maneras, si la convivencia es
insoportable , Richard es un par del reino podría poner fin al matrimonio, tiene
contactos pero yo creo que ustedes podrían ser felices he visto como la mira y creo
que tiene sentimientos hacia usted aunque no lo sepa, así usted no tendrá que
marcharse del país, mientras él no mueve ni un solo dedo y no cambia de
costumbres, eso no es justo además tiene que responsabilizarse del niño si no se
quiere casar por lo menos tiene que darle dinero para que no se tenga que
preocupar nunca más por él, usted podrá seguir trabajando pero solo en aquellos
proyectos que le gusten

─sí, eso estaría bien, ahora tengo algo de dinero ahorrado pero no me durara
eternamente─ dijo Lena mientras se encaminaban a casa

─déjelo todo en mis manos, si no viene él, me pondré en contacto yo mismo


con usted, y juntos pensaremos en una solución, no la molesto más ha sido un
placer volver a saludarla

─muchas gracias por haber venido excelencia, espero que todo sea para bien

─lo será Lena , ya verá.

Vio como el duque partía en su imponente carruaje, era un buen hombre,


ojalá los de su clase fueran como él─ pensó Lena.

Una semana después el duque estaba en casa de Richard sentado en su


despacho después de haber comido, estaban en el despacho para tomarse una copa
mientras las señoras se quedaban tranquilamente en el salón

─ha sido una sorpresa que vinieras a verme─ dijo Richard mientras le servía
una copa a su amigo y otra para sí─ no esperaba verte hasta vernos en la
temporada ya en Londres, aunque casi ha acabado y no creo que vaya ya este año
¿cómo es qué has venido?

─He venido para decirte que la semana pasada fui a ver a la señorita Belford
a interesarme por su salud, los últimos días en mi casa se la veía muy desmejorada
y fui a ver qué tal se encontraba- hizo una pausa para beber de su copa a Richard
se le habían erizado los pelos al saber que Lena estaba enferma, no quería que nada
malo le pasara, todavía pensaba en ella todos los días

─y ¿qué tal se encuentra?─preguntó Richard con la voz más serena que


pudo

─está embarazada

─¿embarazada?

─Sí, no sé de qué te extrañas es lo que suele pasar cuando se hace lo que


vosotros habéis hecho sin el debido cuidado

─¿y te ha mandado a ti para contármelo?- preguntó Richard, enfadado

─no, ella te iba a escribir una carta para contártelo, pero solo para que lo
supieras, pensaba irse a París, parece ser que allí ella tiene contactos de trabajo,
quería tener el niño allí y cuando pasara un tiempo prudencial volvería con el niño
y como viuda, eso es lo que pensaba hacer y ahora ¿qué piensa hacer tú?─ dijo el
duque mientras se servía otra copa-

Richard analizó las emociones que estaba sintiendo, por un lado se alegraba
de volver a ver a Lena y de hacerla suya para siempre, no había quedado saciado
de ella pero sabía que tarde o temprano se cansaría, no podía atarse a una mujer
que no amaba y que encima no era de su clase, no tenía contactos, ni dinero, ni
siquiera belleza, por otra parte ella llevaba un hijo suyo en sus entrañas, pero eso
no era suficiente, a lo mejor lo era ahora pero ¿qué pasaría dentro de cinco años?
Todo era complejo y confuso, por no pensar en lo que diría su madre tan apegada
a las formalidades, la historia se volvía a repetir era como el capítulo inacabado de
la historia de su hermano, pero lo suyo era peor, él no estaba enamorado de Lena y
seguramente nunca lo estaría, la muchacha le gustaba pero eso pasaría tarde o
temprano, por eso él mismo se sorprendió cuando oyó estas palabras salir de su
boca

─me casaré con ella ─ dijo mirando fijamente a su amigo

─bien no esperaba otra cosa de ti, esperaba que te comportaras como un


caballero, yo creo que podéis hacer buena pareja, ella es muy buena muchacha, y
nada pretenciosa─ dio un sorbo a su copa y continuó─ está bien educada, mucho
mejor que muchas mujeres de nuestra sociedad, a lo mejor le falta pulirse un poco
pero eso no será problema, es una mujer muy lista

─no hace falta que me la ensalces tanto, ya he tomado una decisión─ le dijo
un poco malhumorado─ mañana me iré a Londres y a más tardar dentro de dos o
tres días le pediré la mano

─¿quieres qué te acompañe?

─No hace falta─ Richard se pasó la mano por el pelo con un gesto
preocupado sabía que estaba cometiendo un terrible error, pero no podía dar
marcha atrás, además no quería hijos bastardos por el mundo

─de todas maneras siempre está el divorcio si veis que no os lleváis bien

─si, pero no creo que eso sea la solución, ya será bastante escándalo que me
case con una mujer sin apellidos, sin fortuna y sin contactos, de otra clase social,
como para dentro de unos años agravarlo con un divorcio, además no es fácil que
te den el divorcio

─si no estás convencido─puntualizó el duque─ dale dinero para que pueda


vivir toda la vida, no creo que ella haya pensado en el matrimonio, si ella pensaba
escapar no tenía dentro de sus pensamientos que tú te casaras con ella

─a lo mejor, pero después de hablar tú con ella seguro que ha cambiado de


opinión─ el conde se levantó y fue hacia las bebidas se sirvió un coñac más grande
de lo que solía pero lo necesitaba,

─perdona si me he metido en lo que no me importaba, pero yo me di cuenta


de que estaba embarazada la última semana de su estancia en mi casa, si vieras la
cara que se le quedó, no comía nada, y todo lo que comía lo devolvía eso me lo dijo
la doncella que la atendía

─no te preocupes, la culpa ha sido mía, nunca debí de fijarme en ella, y


menos enredarme, yo tenía otros planes para mi vida y mi matrimonio─ Richad
fue hacia la ventana y miró hacia fuera, la lluvia caía sin cesar, el día estaba gris
que era exactamente como se sentía

─¿estás enamorado de la condesa de Monfort?

─No, pero pensaba que tarde o temprano le pediría matrimonio, es una


mujer que me conviene mucho más que Lena, de ella tampoco estoy enamorado

─¿entonces por qué te enredaste con ella? ¿solo por qué sabías que podías?

─No solamente por eso, la muchacha me gusta mucho, pero de ahí a


casarme con ella va una enorme diferencia.

─Ya, pues piénsalo bien─Julián se puso de pie y fue junto a su amigo─ no


solo por ti también por ella, ofrécele dinero, no te dirá que no

─no, no quiero que un hijo mío sea educado por otro hombre, o por una
mujer sola, es mi responsabilidad, y yo debo afrontarlo

─si necesitas algo no dudes en pedírmelo, te ayudaré en lo que quieras.


─dijo el duque ─ soy tu amigo, no dudes en confiar en mí

─gracias, Wasford, eres un gran amigo ¿te quedas a cenar con nosotros? Mi
madre seguro que se alegra mucho de tenerte con nosotros

─me encantaría, además no quiero salir tan de noche,

─pues no se hable más esta noche la pasas aquí y mañana por la mañana nos
vamos los dos.

 
 
Capítulo 6

Una semana más tarde Richard se enfrentó al momento más amargo de su


vida, tenía que pedirle matrimonio a Lena, y no quería, todo su cuerpo se revelaba
pero ya había tomado una decisión y nada le iba a echar atrás.

Lena por su parte no esperaba la visita del conde aunque creía que el duque
tenía buenas intenciones, pero no creía que Richard fuera a proponerla
matrimonio, todavía no le había dicho nada a su madre, pero de hoy no pasaría, ya
estaba haciendo los preparativos del viaje al continente, y no podía demorar más
para decírselo a su madre. Lena fue hacía su despacho tenía correspondencia que
contestar, entró en la estancia y se sentó, en los últimos días parecía que el
estomago se le había apaciguado, ya no lo vomitaba todo, la habitación estaba
silenciosa, sacó las cartas del cajón y se dispuso a contestarlas, estaba enfrascada en
su tarea, cuando una doncella llamó a la puerta y anunció al conde de Bellamy,
Lena se puso de pie de un saltó y todas las cartas se le cayeron, estaba
recogiéndolas cuando vio las botas del conde dentro de la habitación se incorporó,
la doncella cerró la puerta dejándolos solos

Richard miró a Lena, estaba vestida con un vestido amarillo de mañana que
le quedaba muy bien aunque se le veía un poco gastado, llevaba un moño en lo
alto de la cabeza medio desecho, desde luego no era la imagen de la elegancia ni la
perfección pero estaba muy bonita, lo miraba con los ojos muy abiertos llenos de
incredulidad

─buenos días Lena, estás muy guapa─ dijo por decir algo, y porque estaba
tan acostumbrado a ser galante que las frases mil veces repetidas le salían sin tener
que pensarlas─ creo que tenemos que hablar ¿me puedo sentar?

─Si, perdone milord tome asiento ¿quiere tomar algo? ¿un té o algo más
fuerte?

─Una copa estará bien de cualquier cosa

─¿coñac?

─Sí, está bien ¿quieres sentarte por favor Lena? Sino me obligaras a
permanecer de pie y llevó días durmiendo mal y estoy cansado. Lena le sirvió una
copa de coñac se la acercó y se sentó en una silla cerca de la ventana.
Richad se sentó en un sillón frente a donde estaba ella, tomó un sorbo de
coñac para darse valor y miró a Lena

─no me voy andar por las ramas, sé que estás embarazada, y he venido a
proponerte matrimonio sé que no es la situación ideal para ninguno de los dos,
pero creo que es lo que debo hacer, no quiero que mi hijo crezca como un bastardo
y que venga un día a mi puerta y me reproche que nunca me ocupé de él porque
nació en el lado equivocado de la cama, no soy de esos, por eso vengo a proponerte
matrimonio, te ofrezco la protección de mi apellido y de mi fortuna y no espero
nada de ti, como tú no puedes esperar nada de mí, no te voy a engañar, yo no
quiero este matrimonio─ hizo una pausa y se acabó la copa─ pero considero que
yo tengo más culpa que tú y tú eres la que vas a cargar con las consecuencias y eso
no sería justo para ti, por eso vengo a ofrecerte matrimonio nos casaremos dentro
de dos semanas, partiremos para mi hacienda y nos casaremos allí, lo tengo todo
preparado haremos vida en común hasta que nazca el niño, una vez que haya
nacido puedes hacer lo que quieras, yo haré lo mismo, te presentaré a mi familia
pero nada más, no te introduciré en nuestra sociedad, si es lo que estabas
esperando ya te digo que abandones la idea, no te llevaré a bailes, ni al teatro ni te
presentaré a nadie, no te facilitaré las cosas, lo único que te daré será mi apellido
que ya es mucho─Richard se levantó y fue hacia donde estaba Lena─¿estás de
acuerdo?

─sí─dijo Lena sabía que esa solución era mejor que criar a su hijo
sola─¿podre continuar con mi trabajo?

─No tendrás por qué, ya no tendrás problemas de dinero, si es eso lo que te


preocupa

─no, eso no me preocupa, pero la vida que me espera aunque llena de lujos
que yo no he pedido va ser una vida sin ilusiones, por eso me gustaría seguir con
mi trabajo

─está bien puedes hacer tus dibujos, siempre que no tengas que
viajar.─Richard se pasó una mano por el cabello, y miró a los ojos a Lena,
─entonces estamos de acuerdo. En dos semanas nos casaremos en la capilla que
hay en mi hacienda en tres días pasaré a buscarte, a la ceremonia puede venir tu
madre y tu hermana pero nadie más y después regresarán a Londres no las quiero
en mi hacienda ¿me has entendido?

─Sí perfectamente dijo Lena─ mirando a Richard, estaba guapísimo con sus
pantalones de montar y su camisa blanca con un pañuelo anudado, el pelo
alborotado y los ojos grises tan claros que relucían, pero en ese momento Lena lo
vio como una persona desagradable y fría, iba ser una vida muy dura la que la
esperaba, esto lo hacía por el niño para que tuviera un apellido pero una vez que
creciera ella desaparecería, intentaría hacer su vida, no creía que Richard le pusiera
ningún impedimento, ella se iría no quería ser desgraciada toda la vida

─bien, yo continuaré haciendo mi vida, y no quiero ningún tipo de


reproches ¿lo has entendido?

─sí─ dijo Lena─ ya lo he entendido, lo has dejado perfectamente claro

─bien, a mi madre no creo que le gustes demasiado, vete haciéndote a la


idea ahora tengo que irme, dentro de tres días te vendré a recoger y un día antes de
la boda mandaré que recojan a tu madre y a tu hermana, adiós lena

─adiós milord

salió de la casa dejando un reguero de amargura a su paso.

Richard salió enfadado y triste, enfadado, porque le habría gustado darle un


beso a Lena nada más verla, pero no se atrevió cuando fuera su mujer sí que iba a
hacer uso del matrimonio, pero ahora no quería que ella pensara que estaba
contento con esta situación cuando no lo estaba, y se lo había dejado claro, y triste
porque se había dado cuenta de que ella quería casarse con él, pero no por él, sino
por subir de posición, era como todas, una arribista no le había puesto ni una sola
pega, y eso que había sido duro con ella, con tal de casarse con un conde soportaría
cualquier cosa, no es que pensara que ella era diferente, pero en el fondo de su
corazón hubiera querido que ella le hubiera dicho que no a su proposición
matrimonial, en cambio no había puesto ni una sola condición, bueno quitando lo
de que quería seguir dibujando, él no la amaba y nunca lo haría, no le gustaba el
carácter de esa mujer, lo único que quería era su cuerpo y eso lo tendría siempre
que quisiera, y cuando se hartara de ella la compraría una casa en Londres y harían
vidas totalmente separada, él pensaba que se cansaría en dos meses mas o menos
siempre se cansaba pronto.

Lena se había quedado sentada en la silla donde Richard, le había expuesto


lo que esperaba de ella, él no la quería, pero ya dudaba siquiera de que le gustara
tal y como la había tratado, parecía que ella tuviera la culpa de todo, y era una
obligación que tenía que cumplir como si no tuviera ninguna responsabilidad. Su
madre entró en la habitación sacándola de sus pensamientos.

─Lena ¡vaya amigos qué tienes! el otro día un duque y ahora un conde
parecía enfadado ¿qué es lo que quería?

─Me ha pedido en matrimonio

─¿qué dices niña? No bromees con esas cosas que no tienen ninguna gracia

─pero es verdad madre, cuando estuve trabajando con el duque de Wasford


tuve una relación con el conde de Bellamy y me he quedado embarazada yo no
pensaba que se iba hacer cargo del bebé, pero parece que su amigo el duque de
Wasford lo ha debido de convencer

─¿estás embarazada? ¿por qué no me lo dijiste?- dijo la madre acercándose a


Lena que todavía estaba sentada en el mismo sitio que había estado con Richard, y
tomándola de las manos─ pero Lena esta es una muy buena oportunidad, si se
quiere casar contigo ¿no le habrás dicho que no?

─No, no se lo he dicho, pero no por falta de ganas, madre me ha tratado


como una persona de segunda clase, me ha dicho que se casa por el niño que
viviremos juntos hasta que el niño nazca y una vez que eso suceda nuestras vidas
se separarán, no quiere que vosotros estéis en su maravillosa hacienda, por si acaso
se la mancháis.─ Lena miró a su madre con tristeza-

─ha sido la proposición más humillante que cualquier mujer podría oír, no
me quiere cerca, él va hacer su vida y a mi me va excluir me lo ha dejado muy claro

─pero debes casarte con él por el niño hija, tienes nueve meses para intentar
que cambie de opinión─dijo la madre acariciando la cara de Lena

─no me interesa nada de lo que él pueda ofrecerme, no quiero que cambie


de opinión, a mi me gustaba mamá, pensaba que era un buen hombre un poco
estirado pero bueno, fue tan tierno y hoy he visto una faceta suya fría e insensible,
no lo quiero como marido, ni como amigo, es un hombre cruel, de todas maneras
una vez que nazca el niño nos separáremos, eso es lo que me ha dicho, por lo
menos no viviremos juntos

─bueno Lena hoy estás muy alterada, pero seguro que cuando te conozca
mejor cambia de opinión, eres una muchacha muy buena y estás muy preparada,
cien veces mejor preparada que cualquier mujer que él pueda conocer. Ahora no te
conoce pero cambiará de opinión no te quepa la menor duda

─no lo creo madre, tiene alguna herida muy profunda, no acepta a las
personas que no son de su clase, no sé por qué pero lo noto, no es solamente que
sea un esnob, es que hay algo que no le deja ser de otra manera

─tú sobre todo no te disgustes─dijo la madre limpiándole una lágrima del


rostro a Lena ─no es bueno para el niño, todo se arreglará─ la abrazó y acunó en
sus brazos─ podía haber sido peor ¿tú sabes lo difícil qué es para una mujer
quedarse embarazada sola sin dinero y sin marido? eso sí que es un infierno, y sé
que tus ahorros no son tantos como para que te dure toda la vida, sécate las
lágrimas y vamos a darle la buena noticia a tu hermana, tenemos que comprarte
algunos vestidos, para que vayas más decente

─está bien madre─ Lena se secó la cara y siguió a su madre.

A los tres días se fueron hacia la casa de Richard en Norfolk llegaron al día
siguiente, era un día lluvioso y gris pero eso no cambió la impresión que le produjo
la hacienda, estaba en lo alto de una colina rodeada de unos jardines muy cuidados
y con rosas de todos los colores había más flores era verano y el jardín estaba en
todo su esplendor. En la parte izquierda había una fuente con dos delfines y de su
boca salía agua y al fondo en lo alto de la colina se levantaba una casa muy grande
por la cantidad de ventanas que tenía debía de haber por lo menos treinta
habitaciones. En el exterior de la casa les estaban esperando el mayordomo y el
ama de llaves, ya que Richard había mandado una carta notificándoles su llegada

─buenos días Milord─ dijo el mayordomo─ déjeme ser el primero en


felicitarle por su próximo enlace

─muchas gracias Thomas─ les presento a mi prometida la señorita


Belford─dijo mientras subían las escaleras y allí en el recibidor les estaba
esperando todo el servicio que no serían menos de veinte personas, que les fueron
presentan uno a uno

─todo esto es un poco prematuro Thomas ya habrá tiempo para que conozca
a todo el servicio

─como desee señor

─¿está mi madre o mi hermana?


─ Las dos están el la sala dorada junto con lady Elizabeth

─muy bien pues vamos hacia allá, tráenos algo de comer, que no hemos
comido nada desde el almuerzo

─muy bien señor

Lena siguió a Richard por un pasillo hasta que entraron a una estancia que
era más grande que toda su casa junta contando con el jardín, en el fondo sentado
en un sofá vio a una mujer vestida con un traje de tarde en tonos rosados y el pelo
recogido en un moño tenía en su mano una taza de té y en sus dedos varios anillos,
era una mujer de cierta edad pero muy bella, el pelo era de color rubio con algunas
canas y los ojos del mismo tono que Richard de un gris plateado sin lugar a dudas
era la madre de Richard. La estaba mirando fijamente con una mirada cargada de
desprecio, en otro sofá frente a ella había una señora casi de la misma edad más o
menos que la madre pero no tan bella, esa debía de ser la tía y de pie al lado de la
chimenea había una mujer más joven vestida con un vestido granate que
intensificaba el color de sus ojos azules, ella la miraba con curiosidad pero no había
desprecio en la mirada. Lena iba vestida con gran elegancia con un vestido azul en
dos tonos y el corpiño en forma de uve, los vestidos todos se los había comprado
Richard y él mismo había estado en todas las pruebas con la modista para que se
hicieran justo como deseaba, ella no había podido opinar de nada, no obstante se
veía muy elegante, pero ella se sintió como una pordiosera que recorría las calles
sucias de Londres en busca de algún cliente incauto.

Oyó la voz de Richard a su lado

─madre, tía, Catherine os presento a mi prometida la señorita Lena Belford

─encantada de conocerte Lena, me permites que te llame por tu nombre que


es muy bonito─ la primera en acercarse y saludarla había sido la hermana de
Richard, que con una sonrisa en los labios la había dado dos besos en ambas
mejillas

─por supuesto que puede llamarme por mi nombre Milady─ dijo Lena
sonriendo

─pero tú llámame Catherine, si no no hay trato, ven acércate al sofá ¿quieres


tomar algo? mejor acércate al fuego estás helada

─vaya Richard─ dijo la madre con la voz cargada de arrogancia─ nunca


habría pensado que tú nos meterías en casa a una arribista de peor especie si cabe
que la que nos metió tu hermano, le has superado,

─madre no hace falta ser tan desagradable luego hablaremos tú y yo ahora


debemos subir a nuestras habitaciones y asearnos un poco, estamos cansados,
luego bajaré y hablaré contigo.

Dicho esto se dio media vuelta y salió del salón dorado seguido por Lena
que no sabía que hacer, ella le hubiera contestado a esa mujer desagradable pero
no quería empezar con mal pie y se mordió la lengua

─Thomas enséñele su habitación la señorita Belford, yo me iré a mi


habitación nos veremos en la comida Lena.

Richard había visto la cara de tristeza de Lena pero la desechó rápidamente,


ella ya tenía lo que quería no podía sentir lastima por ella, el único agraviado era
él, otra cosa era el intenso deseo que sentía por esa arribista pero ya se saciaría una
vez que la desposara iba tomarla tantas veces como quisiera entonces sería suya
con todas las de la ley, su miembro se tensó pero él mentalmente le mandó una
consigna, ya faltaba poco

─Señorita esta es su habitación, la cena será a las siete, si necesita algo no


tiene más que tocar la campana

─perdone señor Thomas, pero no voy a saber llegar al comedor, no sabría ni


como salir de aquí

─no se preocupe señorita yo le mandaré una doncella cuando llegue la hora

─y otra cosa señor Thomas, querría darme un baño, pero no sé que ropa me
tengo que poner después, no tengo ni idea de nada de etiqueta, ¿me podría
ayudar?

─No se preocupe señorita, yo le mandaré a la doncella más veterana, ella la


ayudará con su vestido, ─ la miró a la cara y vio confusión y temor en sus ojos─es
más fácil de lo que piensa, pronto aprenderá todo lo que tiene que saber, parece
usted una muchacha despierta y no me llame señor Thomas, llámame solo Thomas
o señor Buck que es mi apellido pero yo prefiero el nombre Thomas a secas

─gracias Thomas.
Cuando bajó al salón todo el mundo la estaba esperando, Richard estaba de
pie al lado de la ventana con una copa en la mano, y vestido con un pantalón
negro, que se ajustaba a su cuerpo como un guante, una camisa blanca y una
chaqueta de color burdeos, ni siquiera la miró cuando entró

─¿te estábamos esperando muchacha?─dijo Celia .¿no te han enseñado la


más mínimas normas de etiqueta?

─Perdone milady pero me han dicho que la cena sería a las siete y son las
siete,─como para fortalecer sus palabras el reloj del salón dio las siete en ese
preciso instante.

─Ven Lena siéntate a mi lado y cuéntame a que te dedicabas, antes de que


mi hermano te robara el corazón─ se sentaron en las sillas y Lena vio un sinfín de
platos empezar a desfilar delante de su nariz, no era de extrañar que la gente
pasara hambre si una familia de cuatro o cinco personas necesitaba para cenar diez
platos.

─Soy ilustradora─ dijo Lena mientras le servían una sopa

─¿ y eso qué es? Le preguntó Catherine frente a ella

─pues dibujo por encargo lo que la gente precise, mapas, pongo los dibujos
a libros de historia o cuentos o de naturaleza, lo que me pidan, ya mi padre era
dibujante y me enseñó el oficio

─¡Dios mio!─dijo la madre─ es peor de lo qué había imaginado

─¿por qué dice eso señora?

─No solo tienes que trabajar para vivir sino que además eres una artista─
dijo con una mueca de desprecio y no soy señora soy una lady

─milady, la inmensa mayoría en este mundo trabaja para vivir, solo una
pequeña élite vive de las rentas como ustedes, y no me extraña que haya tanta
miseria con el despilfarro que he visto aquí

─ya sé que la gente trabaja─ dijo Celia─pero esa gente no se mezcla con
nosotros, se queda en su sitio que eso es lo que tú tenías que haber hecho

─eso dígaselo a su hijo  yo no tengo la culpa de esta situación─Lena estaba


con los ojos llenos de lágrimas debido a la ira, pero no las dejaría salir

─tú eres la única culpable de esa situación, aunque estés embarazada,


podíamos darte dinero para que vivieras feliz toda tu vida sin trabajar, y no
aceptar la proposición que te ha hecho mi hijo en un momento de ofuscación
porque le gana el buen corazón que tiene

─si eso es lo que quiere su hijo solo tiene que proponérmelo, y ahora si me
disculpa doy por terminada esta conversación

─la conversación se terminará cuando yo diga, muchacha descarada

─no milady, ya no tengo más que decirla, si su hijo no quiere que esté aquí
es bien fácil, que me devuelva al sitio de dónde me sacó y yo seguiré con mis
planes, todas las quejas que tenga se las tendrá que exponer a él

Richard había escuchado la conversación en silencio, y sintió una punzada


de admiración al ver como se había defendido Lena, él sabía que era una mujer
capaz, pero ahora le había demostrado que además era valiente, en el combate con
su madre había salido vencedora sin discusión y pocas veces sus madre había sido
derrotada en una reyerta. Miró a Lena y vio en su cara dolor y algo más, la pelea le
había dejado profundas heridas, apartó la vista, no quería que ella le conmoviera,
solo quería su cuerpo y era por eso por lo que se casaba con ella, por ese deseo
persistente y tenaz que sentía, por eso y por el hijo, pero no quería sentir ningún
tipo de emoción diferente al deseo, se puso a comer y nadie dijo ni una palabras
hasta que acabó la cena y su madre salió del salón seguido de su hermana.

─No le hagas caso Lena─dijo Catherine, ya cambiará de opinión, ¿no crees


Richard?

─No lo sé Catherine, madre siempre ha sido muy rígida con las normas y las
clases sociales yo ya sabía que Lena no le iba a gustar, pero ella no tiene ningún
poder de decisión así que es mejor no darle mayor importancia se tendrá que
aguantar y ya está, me voy a tomar una copa en mi despacho, hasta mañana

─la situación es tensa ¿verdad Lena?

─Sí, lo es

─yo sé que mi hermano no se casaría contigo solo porque estuvieras


embarazada, tiene que haber algo más, desde luego le gustas mucho, solo hay que
ver como te mira cuando cree que nadie le ve, ten paciencia con él─dijo Catherine
sentándose en el sofá y animando a Lena a que se sentará con ella ─ mi madre le ha
estado metiendo esas ideas desde que vino de Europa y pasó lo que pasó con mi
hermano mayor.

─¿qué pasó con tu hermano mayor?

─A grandes rasgos se enamoró de una maestra, alguien muy por debajo de


él en el orden social que diría mi madre, ella se quedó embarazada y vino a
decírselo a Eduard, mi hermano no estaba en ese momento en la casa y ella habló
con mi madre. Mi madre no la creyó y la echó de la casa cuando llegó mi hermano
salió en su busca con tan mala fortuna que el caballo lo tiró y murió (yo esto
siempre lo vi raro, mi hermano era muy diestro con el caballo, y los trataba muy
bien y el caballo que llevaba era rápido pero manso no sé cómo le pudo tirar ) el
caso es que la chica también murió se tiró al Támesis tres días después cuando se
enteró de que mi hermano había muerto, toda una desgracia, pero mi madre
siempre culpó a esa muchacha cuando no tenía ninguna culpa, pero ella no lo ve
así y esas mismas ideas se las metió a mi hermano, antes no era tan esnob ni tan
duro con las clases menos favorecidas

─entiendo─ dijo Lena─ él me ve como esa muchacha, una trepadora

─pero no creo que ella fuera así, tanto mi hermano como ella se amaban
profundamente yo les vi juntos y creo que mi hermano quería casarse con ella,

─no es el caso de Richard, él no me ama, solo siente una atracción por mí,
pero se le pasará eso es lo que me ha dicho, pero yo no le he pedido que se casara
conmigo, ni siquiera le iba a pedir dinero fue él empujado por su amigo el duque
de Wasford. Pero esta vida a mí no me va a gustar-Lena miró a su futura cuñada a
la cara─ no me deja decidir nada, no me pide opinión, ni siquiera me mira, y me ha
dicho que va a seguir haciendo su vida como si nada.

─Tú estás enamorada de mi hermano por eso te duele tanto, sino estarías
encantada

─no, no creo que sea eso, me gusta mucho físicamente, pero no aguanto su
carácter

─sí es un poco arrogante,─ Catherine se levantó- ¿quieres una copa?

─No, no quiero nada, gracias, me gusta mucho hablar contigo Catherine,


menos mal que estás aquí

─a mi también me gusta tenerte como amiga además de cuñada, no te


preocupes todo se arreglará.

Los días que siguieron antes de la boda, Lena se fue familiarizándose con la
casa para no perderse, estaba repartido como en cuadrantes, y un pasillo central
del que salían cuatro pasillos diferentes uno para cada ala , las habitaciones de los
condes estaban en el primer piso, en el ala este que era la que tenía más luz
durante toda la mañana, ahora Lena estaba en la otra punta en el ala oeste con lo
cual no veía nunca a Richard, no comía ni cenaba con ella y la madre tampoco,
pero sí la tía y Robert que era el hijo de la tía de Catherine. Con Catherine, tenían
grandes charlas, Lena ya la había empezado a coger cariño después de saber todo
lo que había sufrido en su matrimonio. Su marido la pegaba y la maltrataba de
todas las maneras posibles, la única vez que se había quedado embarazada, le
había pegado tal paliza que malogró al niño, pensaba que no era de él que ella se
había acostado con algún hombre aunque nunca preciso con cuál, ya que no
existía, por eso le tenía animadversión al matrimonio y juraba y perjuraba que
nunca se casaría, Lena sabía que eso era el pan nuestro de cada día, el hombre
ejercía el poder absoluto sobre la mujer la trataba como una pertenencia y si le
apetecía pegarla pues la pegaba, lo que no sabía era que en la clase alta esos
comportamientos también se daban, ella pensaba que cuanto más formación, los
hombres se comportarían mejor con sus mujeres, pero parecía que ese pensamiento
era erróneo, y también había brutos en la clase dirigente.

Con la madre de Richard la situación no había mejorado nada, casi no le


dirigía la palabra, luego estaba el primo de Richard, Robert, que no parecía mal
hombre pero estaba totalmente dominado por su madre y en cuanto a Elizabelth la
tía de Richard era una mujer envidiosa y amargada, no estaba de acuerdo con el
papel que le había tocado en la vida, y no dudaba hacer cualquier cosa para
cambiarlo.

Lena se había granjeado la amistad de todo el servicio, sabía como tratarles,


se preocupaba de sus dolencias, los escuchaba cuando querían contarle alguna
intimidad o algún sueño, nunca se burlaba de ellos, y a veces fomentaba a que
cambiaran de vida, cuando no lo veía muy descabellado, también daba grandes
paseos por la hacienda y se había hecho amiga de un joven que estaba estudiando
medicina, el hijo del párroco y de la curandera del lugar, esas amistades le iban a
ser muy útiles en un futuro no demasiado lejano.
Y llegó el día de la boda, amaneció nublado y gris, era un presagio de como
se sentía Lena en esos días no había visto ni una sola vez a Richard esperaba verlo
en la iglesia, pero si no era así no le preocupaba demasiado, saldría de esa casa, tan
grande pero tan triste y se iría sin mirar atrás,

Richard por el contrario sí que había pensado en Lena, pero no había


querido verla para no desearla más de lo que ya la deseaba, por la noches era un
sufrimiento pensar que estaba durmiendo a unos cuantos metros de él y no ir hacia
ella y tomarla una y otra vez hasta que se saciara de ella, por eso no había parado
por casa.

Había ido hacer una visita a la condesa de Monfort para explicarle la


situación, ella en un principio pensaba que era una broma cuando él la sacó de su
error las lágrimas de la condesa le conmovieron el corazón, no sabía que ella se
había hecho tantas ilusiones con respecto a él, si solo habían estado un par de veces
juntos, eran las mismas veces que había estado con Lena y no se la podía sacar de
la cabeza. La consoló lo mejor que pudo pero no se acostó con ella, no le apetecía
aunque no se lo dijo, ella le insinuó que podían ser amantes después de la boda,
Richard no contestó, no quería disgustar más a la condesa de lo que ya estaba, y
tampoco quería cerrarse puertas no sabía lo que iba a pasar en un futuro. La besó
con toda la pasión que pudo reunir que no era mucha, toda estaba aguardando al
día que por fin tuviera a Lena entre sus brazos, a la condesa le gustó y se lo tomó
como que la relación entre ellos dos no había terminado, se despidieron con
lágrimas en los ojos de ella, él con el corazón apesadumbrado eso le hizo enfadarse
un poco más con Lena, que le hacia enfrentarse a situaciones que no quería. La
vida ya nunca volvería a ser como era antes de conocerla.

 
Capítulo 7

El día de la boda llegó, él estaba impaciente por ver a Lena, sabía que estaría
preciosa con su vestido de novia que él mismo había elegido y comprado, aunque
no se lo había visto puesto.

Richard estaba en la capilla esperándola cuando la vio entrar, llevaba un


vestido blanco con el corpiño ajustado y los hombros desnudos solo un velo se los
cubría, la falda bajaba como en olas hasta pararse en sus pies, el vestido era sencillo
pero le hacia resaltar su pelo que lo llevaba suelto solo sujeto con dos alfileres de
pelo que sujetaban el velo, los ojos de Lena estaban abiertos y un poco tristes pero
a Richard al verla tan preciosa se le secó la boca, Dios mio que ganas tenía de ella,
no sabía como iba a llegar vivo a la noche, pero esta noche por fin la tendría a su
merced. La ceremonia fue corta y en menos de media hora ya eran marido y mujer,
Richard se fijó que no se sentía tan angustiado como había creído.

Llegaron al salón para un almuerzo para las pocas personas que habían
asistido a la ceremonia por su parte el duque de Wasford como único invitado
además de su familia y la familia de Lena, no iba a haber baile ya que eran tan
pocos que no había parejas suficientes.

El duque se acercó a donde estaban los novios sentados en la mesa


esperando que les sirvieran lobjetos diretos. ... abençoar, aborrecer, abraçar,
acompanhar, acusar, admirar, adorars platos sin hablar entre ellos

─milady quiero ser el primero en felicitarla y en decirla que está preciosa

─gracias excelencia es usted muy amable─ le contestó Lena con un deje


triste en la voz─siéntese a nuestro lado estamos tan alejados unos de otros que no
podemos mantener una conversación

─pero es así como debe ser Lena, es el protocolo

─en la edad media podía ser, pero hoy es el día de mi boda y me gustaría
hablar con la gente que ha venido a mi enlace si no le importa milord

─como tú quieras─ Richard dio instrucciones al mayordomo y en pocos


minutos todos estaban más cerca unos de otros quedaba más de media mesa libre
pero se veían las caras y podían hablar sin tener que chillar, empezaron a desfilar
platos, Lena casi no comió debido a los nervios, pero los invitados disfrutaron
mucho de los platos, luego Lena le dijo al mayordomo que si sobraba algo de la
cocina se repartiera entre los más necesitados esto último lo oyó Richard

─eres muy piadosa, pero en mis tierras no hay pobres

─eso serán tus arrendatarios, que yo no digo que no─ dijo Lena
calmadamente─ pero hay mucha gente que no trabajan en tus tierras y no tienen
tanta suerte y pasan hambre, yo los he visto

─¿cuándo?

─¿Cuándo qué?

─¿Cuándo los has visto?

─en mis paseos matutinos, me viene bien pasear, me lo ha dicho el médico

─¿y en esos paseos vas sola?

─Sí ¿por qué?'

─desde ahora te acompañará una doncella, no quiero que andes sola por
ahí─ le dijo mientras la cogía  la mano para que lo mirara

─no corro ningún peligro, no salía de tus tierras, no me acercaba al pueblo

─aún así no quiero que andes sola, ahora eres la condesa de Bellamy y debes
comportarte como tal, y una condesa no sale sola, no lo haría jamas,

─como quieras, no quiero enfadarme por tan poca cosa

─ni yo, come algo, estás muy delgada, y el niño tiene que alimentarse

Lena comió en silencio hablaba de vez en cuando con su madre y su


hermana pero no volvió hablar con Richard, él a su vez hablaba con el duque o con
su madre,cuando la comida estaba a punto de terminar el duque se levantó

─propongo un brindis por esta pareja que tiene todo para ser feliz pero que
ninguno de los dos lo ve por ahora, para que no permanezcan ciegos mucho más
tiempo, por mi amigo y su mujer para que sean felices, ¡¡vivan los novios!!
Todos gritaron en una voz ¡¡vivan los novios!!,  todos no, ni la madre ,ni la
tía de Richard dijeron una sola palabra pero los demás eran lo bastante ruidosos
para que no se les notara.

Las horas pasaron rápido y llegó la hora de la verdad.

Lena estaba en su habitación, la que correspondía a la condesa, contigua a la


del conde con su doncella que la estaba ayudando a desvestirse cuando entró
Richard

─te puedes ir Mildred, ya me ocupo yo

Mildred salió tan deprisa como pudo y Richard tomó el puesto de la


doncella y la ayudó a quitarse las medias arrodillándose como estaba la doncella,
Lena cogió la media y se la empezó a bajar

─no déjame a mí, tú no hagas nada, he llegado tarde quería quitarte el


vestido yo mismo pero no importa todavía me queda mucho trabajo.

Richard llevaba puesto solo una bata color gris plateado y debajo de ella no
llevaba nada había corrido quitándose la ropa, quería llegar antes de que Lena se
hubiera desvestido del todo y se hubiera puesto el camisón nupcial que él mismo
le había comprado pero que hoy no lo iba a necesitar.

Le bajó la media lentamente mientras con su boca iba besando toda la parte
de ella que quedaba al descubierto, luego hizo lo mismo con la otra media y la otra
pierna, le quitó la camisola y el corsé no le llevó mucho tiempo estaba deseoso de
ella, su miembro estaba tan tenso que pensaba que iba a estallar, por fin Lena
estaba desnuda delante de él

─no sabes cuánto tiempo llevó esperando esto, no veía el día en que te
tuviera a mi merced pero por fin ha llegado, dijo mientras le cogía un pecho y se lo
estrujaba mientras que con el otro hacía lo mismo, ella suspiro, él la oyó─ tú
también, estás deseosa de mí ¿verdad? túmbate en la cama Lena que te voy a
probar, nunca te he probado

─Richard ¿tú crees qué es buena idea que tengamos intimidad? ¿Quizás yo
me enamoré de ti? y entonces sufriré cuando tú me abandones

─Lena esto es sexo solo eso, deja el corazón aparte no quiero tu amor solo
quiero tu cuerpo y es una de las dos razones por la que me he casado contigo, no
pienses tanto, solo goza es lo único que te pido y ahora, por favor túmbate en la
cama como te he pedido.

Lena miró a su marido estaba guapísimo el pelo oscuro alborotado, los ojos
grises casi plata cargados de deseo, la bata la tenía abierta por el pecho y se le veía
el vello, ella hizo lo que él le pidió, Lena se dijo por qué no disfrutar como él le
había pedido, mañana ya pensaría en las consecuencias, además él podía
enamorarse de ella como ella ya lo estaba de él, aunque la pusiera nerviosa, y a
veces le hubiera dado un azote como a un niño por ser tan egoísta e insensible.
Acercó la mano a su pecho y se lo acarició, gimió, él le tomo la boca y paso una
mano donde se concentraba su placer

─noto que tú me deseas, lo mismo que yo a ti─ le dijo al oído con la voz
tomada por la pasión─ es lo que más me gusta de ti que rivalizas con mi propia
pasión,─ le metió un dedo dentro de su cueva y ella gimió mientras notaba como la
humedad de ella le mojaba el dedo, sacó el dedo y se lo metió en la boca.

─Me encanta tu sabor y ahora déjame saborearte como es debido Lena y


túmbate en la cama

─¿qué me vas a hacer Richard?

─algo que te va a gustar confía en mi pequeña─y puso su labios encima de


su carne y pasó la lengua dentro de sus labios─ Dios mio que bien sabes,─la lamía
con desesperación mientras ella se retorcía entre sus manos y su boca

─Richard, no voy a poder aguantar mucho, no sé dónde has aprendido


hacer eso, pero es demasiado y chilló y chilló hasta que el sorbió su última gota, se
tumbó encima de ella mientras se zambullía dentro de su cuerpo, él no pudo más y
gimió

─¡oh Dios mio! Lena no sabes el placer que me das, ver como te corres ya es
placentero por sí mismo pero correrme dentro de ti mientras tú esperas a que se
construya otro nuevo orgasmo es lo más maravilloso que he sentido en mi vida,-
─todo esto lo decía mientras la embestía salvajemente, ella salía a su encuentro
adecuándose al ritmo que él marcaba, Lena notaba que le quedaba poco para que
ese placer volviera a inundarla y empezó a mover la cabeza de un lado a otro
mientras todo su cuerpo temblaba

─córrete mi amor, que yo ya no puedo más ─le dijo Richard mientras


tomaba su boca tragándose su grito, mientras se derramaba dentro de ella, en un
orgasmo intenso y duradero que parecía que no tenía fin, cuando la última
contracción de placer cesó, él se derrumbó encima de ella, estaba agotado pero
feliz, había merecido la pena esperar todo este tiempo, había sido mucho mejor de
lo que él recodaba, ahora esa mujercita era suya y podía tenerla en su cama y sus
brazos todas las noches, sonrío para si, estaba feliz o lo más parecido a la felicidad
que él conocía, su cuerpo estaba como en paz y calmado. Las respiraciones se
fueron calmando y él se retiró a un lado de la cama, no la abrazó no quería esa
intimidad con ella, solo quería meterse dentro de ella una y otra vez, pero no
quería darla ternura por eso no la abrazó aunque tuviera ganas

─¿te ha gustado? ¿has disfrutado?─dijo mientras le quitaba un mechón de la


cara

─sí me ha gustado mucho, más que otras veces, me tocas el cuerpo como si
conocieras todos mis resortes. Me imagino que se debe a que tienes más
experiencia que yo a mi me gustaría aprender a darte tanto placer como me das tú
a mí.

El miembro de Richad respondió ente esas palabras, y volvió a la vida en


todo su esplendor, Richad se maravilló nunca se había repuesto tan pronto.

─No te preocupes, nos quedan muchas noches juntos hasta que nos
cansemos el uno del otro, yo te enseñaré a dar placer a un hombre, aunque ya
sabes bastante, a mí me excitas mucho y deprisa, pero eso pasará, siempre me
ocurre lo mismo con todas las mujeres después de un tiempo ya no siento esa
necesidad, estos primeros meses serán muy placenteros para ambos─ Richard la
miró a los ojos para ver su expresión pero ella lo escuchaba atentamente quizás con
un poco de tristeza en la mirada, pero no le contestó ─no te preocupes yo siempre
me ocuparé de ti, incluso cuando ya no te quiera en mi cama, ahora te dejo ha sido
un día muy largo y necesitas descansar.

Salió de la habitación mientras Lena lo seguía con la mirada tenía un cuerpo


magnifico hombros anchos cintura esbelta y caderas estrechas y unas piernas
fuertes y bien torneadas se puso la bata y salió por la puerta que comunicaba las
dos habitaciones, no se podía decir que no hubiera sido sincero, pensó Lena, se lo
había dejado bien claro se acostaría con ella hasta que se cansara y parecía que se
cansaba rápidamente, lo mejor sería que se cansara rápido sino seguramente ella se
enamoraría más todavía y sufriría cuando la desechará, pero ella volvería a su
antigua vida un poco golpeada, pero seguramente mucho más sabia, y su hijo
siempre tendría un apellido y habría nacido bajo un matrimonio consagrado, era
todo lo que le importaba, luego ya sufriría pero por ahora pensaba sacar todo el
provecho que pudiera de esta nueva experiencia.

A la mañana siguiente cuando Lena bajó a desayunar, Richard ya no estaba,


pero si estaba la condesa viuda y su cuñada

─te estábamos esperando─ dijo Celia que acaba de desayunar─ se te han


pegado las sabanas,

─espero que en el futuro madrugues algo más, o no te va a dar tiempo de


acabar con todos tus quehaceres

─déjala en paz madre, acaba de casarse, déjala que se habitúe a la casa─ la


que hablaba así era Catherine-

─cuando antes empiece a saber cuales son sus obligaciones mejor

─¿qué obligaciones son esas?─ dijo Lena tomando un panecillo untado en


mermelada y llevándose a los labios

─lo primero ─ Celia la miró de arriba abajo─vestirse adecuadamente

Lena llevaba un vestido azul oscuro muy bonito con las mangas largas y un
corpiño azul mas claro

─¿no voy bien vestida?

─No, te has puesto un vestido de tarde, los vestidos de mañana son más
suaves y por lo general de colores más claros, bueno pero lo que yo quería decir ─
dijo Celia retomando la conversación─ es que como nueva condesa tienes que
llevar las riendas de la casa desde hoy mismo dejo en tus manos la gestión de la
casa, es tu cometido, espero que no defraudes a tu marido, lo he consultado con él
y le ha parecido bien, y a mí me vendrá bien descansar un poco y dedicarme más a
mi misma

─madre no crees que es un poco pronto para deja en sus manos la casa─
Catherine miró  preocupada a Lena─no creo que nunca haya llevada una casa tan
grande como esta

─seguramente, por eso nos casamos con gente de nuestra misma posición
porque están preparadas desde la cuna para llevar una casa de estas características,
ella ha querido meterse en este jardín ahora que acarreé con las consecuencias

─no creo que sea tan difícil─ dijo Lena tímidamente─ ¿qué es lo que tengo
que hacer?

─Pues llevar la casa, bueno os dejo que tengo una cita con mi modista
adiós─ y salió de la habitación con la barbilla muy alta y sin mirar atrás

─no te preocupes Lena yo te ayudaré en todo lo que pueda─dijo Catherine─


iba a tomarme unos días de vacaciones en Bath, pero me quedaré

─no te preocupes vete a tu merecido descanso, si te necesito te haré llamar,


voy hablar con el ama de llaves y ella me pondrá al corriente

─como tú quieras, pero no dejes de pedirme ayuda, no creo que los


próximos meses sean tranquilos para ti, no hagas caso de mi madre, siempre ha
sido muy esnob, fue hija de un duque y ha sido criada así, no entiende otra manera
de vivir que la que ha conocido, y no cree que se debe mezclar una clase con otra, a
mi me casaron con un marques, y hubiera preferido casarme con un deshollinador,
era de todo menos un caballero, pero ya te conté mi vida.

Lena vio como salía y mandó llamar al ama de llaves, las dos semanas que
había pasado en la hacienda, había hecho buenas migas con el personal de servicio,
era los únicos con los que podía hablar, a Richard no le veía, con su madre apenas
hablaba, estaba Catherine, pero ella salía y tenía sus amigas, así que ella entabló
amistad con varias doncellas y con el ama de llaves, los trataba con cariño no era
altiva porque nadie se lo había enseñado, y las veía más cercanas a ella que
cualquiera de las personas que pasaban por la casa, para ver a Richard o a
Caherine o a su suegra. El ama de llaves entró en la sala

─me había mandado llamar milady

─sí señora Cox, parece ser que mi suegra ha dejado las riendas de la casa en
mis manos, y yo en realidad no sé en que consiste el trabajo, me gustaría que me
ayudara a llevarlo a buen término, si no es abusar de su amabilidad

─no es ningún inconveniente, lo primero que tiene que saber es que usted
dispone de una cantidad estipulada para los gastos de la casa, en eso va todos los
gastos menos los sueldos del personal se entiende, pero de eso sale la comida,
limpieza, si tiene algún extra eso debe de ir aparte, como por ejemplo una fiesta, la
condesa y yo el lunes a primera hora vemos los menús y disponemos la limpieza
de la semana, por ejemplo si se deben limpiar las alfombras o los candelabros etc,
no es muy dificultoso, usted  lo aprenderá con rapidez no se preocupe y para
cualquier duda me tiene a mí

─se lo agradezco hoy es lunes deberíamos ver los menús─ dijo Lena─
además tengo una idea, vamos a reducir los platos no hace falta que un día normal
se sirvan diez platos que nadie come y que luego se desperdician, por no decir el
trabajo que debe de tener la cocinera, vamos a reducirlo a un primero y dos
segundos a elegir carne o ave y pescado cuando lo haya pero estando tan cerca del
mar me imagino que no habrá problema para el pescado ¿qué le parece sra Cox?

─Milady a mí me parece muy bien se desperdicia mucha comida todo los


días y eso que lo entregamos en la casa de beneficencia pero aún así hay mucha
comida que se tira pero ¿estará de acuerdo la condesa?

─Ahora la condesa soy yo─ dijo Lena ─y ella ha dejado la casa en mis manos
por lo tanto puedo hacer los cambios que quiera, sino que me lo digan, en cuanto a
la limpieza en vez de hacer limpieza general cada mes lo haremos cada semana y
contrataremos a dos personas de refuerzo, que si no llega con la asignación general
la pagaré yo, así no se acumulará tanto polvo y luego no será tanto trabajo,
volviendo a los menús pon cada día de la semana un plato que le guste a alguien y
no habrá discusión,

─de acuerdo señora─dijo el ama de llaves─ tendría que hablar con el


administrador, para que de ahora en adelante le pase a usted directamente la
asignación y que no tenga problemas,

─de acuerdo iré hablar con él ahora mismo señora Cox ¿debo saber algo más
del manejo de la casa?

─Si milady pero poco a poco, ya le iré informando de todo, usted está
embarazada y debería descansar y dar grandes paseos,

─si cuando hable con el administrador saldré a dar un paseo.

Mientras esta conversación tenía lugar, cerca de allí,  en la habitación de


ElizabethTown baronesa de Relish

─hijo tenemos que actuar rápido, ahora ese bastardo de Richard ha dejado
embarazada a esa mujer y podría ser un varón en ese caso sería su heredero
─madre no deberíamos precipitarnos─ dijo Robert mesándose los
cabellos─también podría ser una niña

─por eso mismo─ sentenció la tía sentándose en el sofá ─debemos quitarnos


de en medio a Richard ya habrá tiempo para ir en contra del bastardo, pero
debemos ir con mucho cuidado debe parecer un accidente, como su hermano

─¿qué estás pensando? Yo estoy un poco harto de todo este asunto, no sé


por qué quieres que yo sea conde, vivimos mejor sin tantas preocupaciones

─¡qué poca sangre tienes hijo! Igual que tu padre, vivimos de la caridad de
ellos, no tenemos ningún derecho, pero mi cuñado dejó claro que si sus dos hijos
morían sin descendientes tú serías el heredero al no tener ningún pariente por su
rama que pudiera ostentar su titulo, ahora vivimos de su buena disposición, pero
eso podría cambiar en cualquier momento, solo con que a tu primo se le antojara
echarnos de casa tendríamos que irnos con una mano delante y otra detrás, yo no
quiero vivir en la indigencia, yo quiero tener lo que me merezco y me merezco
esto, todo esto, no mi hermana, ¡tan tonta ella!

─madre ¿qué es lo que has pensado?─ dijo Robert sentándose al lado de su


madre?

─Pronto empezará la temporada de caza, un accidente de caza sería lo


mejor, muere mucha gente por accidentes de caza todos los años y casi nunca
tienen a quién echarle la culpa, es perfecto

─tenemos que tener mucho cuidado, su mujer me parece una mujer muy
inteligente

─sí, pero él le hace el vacío, y en cuanto a mi hermana ni siquiera la mira, no


será un problema, ya iremos planificando cuando será el día mejor, ahora voy a
echarme un rato antes del almuerzo, no tengo ganas de salir a pasear

─me voy madre, que descanses, no sé pero todo esto me da mala espina no
creo que debamos hacerlo,

─no seas agorero, lo planificaremos minuciosamente y no pasará nada,


ahora déjame sola Robert.

Una semana después a la hora de la comida Lena esperaba con impaciencia


la reacción de todos los comensales a su reducción del menú, presidia la mesa su
marido a su izquierda su madre, Lena se sentaba a la derecha y seguidamente
Catherine y luego Robert, al lado de Celia estaba Elizabeth, el primer plato fue una
crema de puerros hecha con gran cantidad de mantequilla estaba muy buena, ya se
quejaron de que no hubiera otro primer plato para elegir pero no hubo más
comentarios, llegaron los segundos platos una bandeja con buey guisado con
patatas y otra pescado frito con verduras, las criadas las pusieron en mitad de la
mesa y salieron

─¿qué significa esto?─ dijo Celia que fue la primera en hablar

─la comida, los segundos platos, me he informado que a todos ustedes les
gusta el buey menos a Catherine que prefiere el pescado, he reducido los platos del
menú, de ahora en adelante va a haber un primer plato y dos segundos y luego el
postre, esa cadena de diez platos que nadie comía más que una cucharadas se ha
acabado, se desperdiciará menos comida y la cocina no tendrá tanto personal que
podrán hacer otras tareas,

─¿quién eres tú para cambiar la cantidad de platos del menú? Es una


tradición que lleva con nosotros desde el primer conde

─soy la nueva condesa, y si no recuerdo mal, fue usted misma quién me dio
los plenos poderes para llevar la casa y eso es lo que he hecho─aseguró Lena
mientras le servía un doncella un trozo de pescado con verduras.

─Bien comamos ─atajó Richard dando por terminada la discusión─ me


parece bien el cambio, luego me gustaría hablar contigo Lena si no te importa.

La comida siguió sin ninguna interrupción hasta que llegaron los postres, la
comida que había sobrado, había sido mucha menos que otras veces y todos
habían repetido de los dos platos

─me retiro a mi despacho a fumar, cuando acabes ¿puedes venir un


momento Lena?

─sí, ahora mismo voy.

─Ya veras como mi hijo te pone en tu sitio─ dijo Celia mientras comía un
trozo de queso y membrillo─ no ha estado bien lo que has hecho niña

─hábleme con el debido respeto─exigió Lena a la condesa viuda─ no soy


una niña, y si su hijo hubiera querido regañarme ya lo habría hecho
─no, él tiene más clase que todo esto

Lena fue al encuentro de su marido

─¿qué querías Richard?

─¿cómo se te ha ocurrido reducir tan drásticamente los platos? ─Le


preguntó Richard sentado en la mesa de su despacho que estaba cubierta toda de
papeles ─no sabía qué llevabas tú la casa ¿cómo es que nadie me lo ha
comunicado?─dijo mientras se levantaba y la cogía del codo y la llevaba hasta el
sofá donde se sentaba junto a ella, la miró la boca y notó la tensión en su
entrepierna, era mirarla y se excitaba, ¿qué tendría esa muchacha? se preguntó,
llevaba una semana casados y haciendo uso del matrimonio todos los días y no se
cansaba de ella bueno todavía era pronto pensó Richard, todavía le gustaba mucho
y tenía muchos meses para cansarse de ella

─no sabía que te lo tenía que informar, tu madre me dio las riendas de la
casa hace una semana y me dijo que te lo había comunicado y que estabas de
acuerdo, no varié enseguida los menús porque había mucho genero comprado,
pero ya hemos reducido las compras y no se derrochará tanto

─vaya que mujercita más apañada que eres─ comentó Richard con un tono
burlón en la voz mientras la besaba el cuello─nunca lo hubiera imaginado─ la
mano de él fue hacia su pierna y le acarició la pantorrilla mientras iba subiendo
hacia su muslo se lo acarició mientras le besaba la boca

─no deberíamos hacer esto─susurró Lena con un hilo de voz, mientras le


acariciaba el pecho por encima de la camisa

─¿por qué? Estamos casados─ Richard subió hasta su parte más escondida y
le metió un dedo dentro, noto su humedad, no se sorprendió siempre era así con
ella, era una mujer muy apasionada y él lo sabía

─alguien podía entrar

─nadie entraría sin permiso ni siquiera mi madre relájate, te voy a tomar


ahora mismo ya estás preparada

─déjame que te acaricie─ pidió ella─ nunca te lo he acariciado

Richard notó que su miembro se endurecía más al oír aquellas palabras, y


con prisa se desabotonó el pantalón y su miembro salió de su confinamiento, Lena
con los ojos muy abiertos le pasó la mano por la punta y notó humedad, él gimió

─¿te gusta? preguntó Lena mientras bajaba la mano para notar toda su
dureza

─claro que me gusta mira te voy a enseñar─ y puso una mano encima de la
suya y se la agarró y empezó a subir y bajar por toda la extensión de su
miembro─se hace así Lena siguió los movimientos que él marcaba y luego pensó
que sentiría si se lo metía en la boca se agachó y se metió la punta─ Richard que le
había cogido desprevenido gimió más fuerte

─¿qué haces Lena? Me vas a matar

─¿no te gusta?

─Sí, me gusta mucho en realidad, no pares – y ella se la metió un poco más y


más hasta que la punta dio contra su campanilla, Richard pensó que tenía que
parar o se derramaría en su boca y aunque quería, no creía que estuviera
preparada, la levantó y la puso entre sus piernas sentada a horcajadas mientras la
penetraba ella gimió y él también

─mi mujercita fogosa, me haces desearte cada día más─ dijo mientras se
movía dentro de ella. La tumbó en el sofá y con una mano la tocó donde ella más lo
necesitaba siguió moviéndose primero lento y profundo como no queriendo que se
acabara nunca, Lena gemía mientras le quitaba la chaqueta y la camisa y le
acariciaba el pecho y le besaba por donde veía un trozo de piel. Richard pensó que
no podría aguantar mucho más tiempo y intensificó el movimiento mientras ella
salía a su encuentro y con un dedo presionaba su botoncito, ella chilló dentro de su
boca y él se derramó dentro de ella poco tiempo después de oír sus gritos el
orgasmo fue espectacular pero ya no le sorprendía, cada vez que se corría dentro
de ella era como dejar una parte de él mientras que se llevaba un trozo de ella, la
besó en la boca mientras se tumbaba encima de ella

─¡Dios mio! Lena, vas acabar conmigo, me dejas sin fuerzas, pero con ganas,
no tengo fuerzas, pero me gustaría meterme otra vez dentro de ti cuando apenas
he salido, no sé por qué me pasa eso contigo nunca me había pasado con nadie, en
la cama eres única serías una buena amante o una buena meretriz.

Para Lena fue como un jarro de agua fría, para ella hacer el amor con
Richard era entregar un poco de su esencia, ella no podía hacer algo tan íntimo sin
dar algo de su corazón y de su espíritu, para él en cambio solo era lujuria, pero eso
sí parecía que ella lo encendía como ninguna otra, no podía negarle sus favores en
la cama pero de buena gana le habría puesto un candado a su corazón y a sus
partes íntimas, para que él no pudiera usarlas a su antojo,sabía que esta relación
iba acabar con ella, pero no podía hacer nada, tampoco tenía voluntad para decirle
que no, porque en cuanto él la tocaba ella se fundía como si fuera chocolate,
tendría que tener menos intimidad con él, pero no sabía cómo, él todas las noches
iba a su encuentro y ella era incapaz de negarle nada, cuando naciera el niño todo
sería diferente, de todas maneras el se cansaría antes de ella, ya se lo había dicho
muchas veces.

Lena se arregló en corpiño y las medias aunque ni se las había quitado,


Richard también se estaba vistiendo pero ya ni la miraba, para él había dejado de
tener interés, se acabó de arreglar y se volvió hacía donde estaba Richard

─si no tienes nada más que decirme me gustaría retirarme

─si puedes irte, no necesito nada más de ti- -Richard era ofensivo a
propósito, pero es que no quería necesitar a Lena más de lo que ya la necesitaba, no
quería que ella se hiciera falsas expectativas con él, en cuanto naciera el niño él la
compraría una casa y seguramente se divorciaría de ella, para casarse con Rose o
con otra como ella, cualquiera con sangre azul que llevara su linaje alto por donde
quiera que fuera.

Lena salió del despacho de Richard, y él sintió como un vacío, pero lo


desechó, debería de tomarla menos, pero es que no podía cada día se levantaba con
el propósito de no ir a su dormitorio esa noche y cada noche esa promesa la
rompía, lo intentaba, pero sus esfuerzos eran infructuosos, pensaba que ya se le
pasaría siempre le ocurría lo mismo, primero era una pasión muy fuerte como un
fuego pero luego se iba calmando, con Lena no sería diferente, aunque notaba un
pequeño cambio cuanto más veces la tenía más veces la quería tener, y eso otras
veces no le había pasado.

Los días pasaban y después las semanas, la casa iba como un reloj no había
tenido ni el más mínimo problema, estaba más limpia que antes y se comía mejor
porque al hacer menos comidas la cocinera y su ayudante ponían más esmero en lo
que cocinaba, y los postres eran buenísimos ahí ponían todo su buen hacer, Lena
apenas veía a Richard ni a nadie. Catherine se había ido a pasar unos días a Bath y
ella daba grandes paseos. La temporada de caza ya había empezado. Richard
seguramente se iría a cazar ya que lo había invitado la condesa de Monfort, que
tenía un coto donde se podían cazar ciervos y corzos, Lena sabía que él iría como
iba a sus fiestas, a ella nunca la llevaba, ni cuando venía a casa gente invitada era
presentada a ninguno de sus amigos, ella esperaba que él la llamara para ser
presentada pero nunca ocurría, como le dijo hacían vidas totalmente separadas y él
no le había facilitado la entrada en su mundo. Lena no se quejaba daba grandes
paseos por la campiña y tenía grandes amigos el hijo del párroco que estaba
estudiando para médico, que de vez en cuando la reconocía y según él todo iba
bien, también era muy amiga de la curandera del pueblo y de un escritor ya de
cierta edad pero muy inteligente y leído y que le contaba unas historias increíbles,
ella intentaba memorizarlas hasta que llegaba a su casa y luego dibujarlas. Se
dedicaba a pintar en una habitación que había habilitado para tal efecto y ahora
pintaba cuadros sobre todo retratos y algunos paisajes, comprar lienzos y pinturas
no era problema.

Los martes escribía a su madre y también recibía cartas de ella regularmente


y de su hermana  que ya estaba prometida y se casaría el año que viene.

Lena no era feliz pero tampoco se podía decir que fuera infeliz, sacaba lo
mejor que esta vida podía darle.

Con Richard apenas hablaba solo se dirigían la palabra para hablar de algún
problema de la casa. Pero por la noches era distinto, todas las noches Richard iba a
su habitación y le hacía el amor con una pasión desmedida, el fuego parecía que
nunca se iba apagar, a veces se amaban dos o tres veces, pero siempre después de
acabar se iba a su habitación sin una palabra de afecto, Lena ya se había
acostumbrado a esa falta de amor y ni siquiera lo echaba de menos nunca lo había
conocido, por lo tanto no podía echarlo de menos.

Una mañana de septiembre

─Lena quería comentarte que estaré fuera dos semanas, voy a cazar a las
tierras de la condesa de Monfort, no creo que pase nada─ dijo Richard desde la
puerta de la habitación de Lena sin entrar, pero si pasa algo los criados saben
dónde se encuentra su finca, mi hermana creo que regresa hoy o mañana y no
estarás tan sola, mi madre ya está en casa de la condesa con lo cual no te molestará

─de acuerdo Richard, no creo que necesite nada, ni que suceda nada
extraño, ¡qué te diviertas!─ dijo Lena y siguió escribiendo sin darle mayor
importancia
─de acuerdo entonces me voy─ volvió a insistir Richard, se acercó a ella por
la espalda y le acarició los hombros, Lena se levantó y se quedó frente a él─déjame
darte un beso Lena van a ser dos semana sin ti y te voy a echar mucho de menos ─
y la besó primero suavemente los labios y luego fue intensificando el beso hasta
que ella abrió la boca y él tomó posesión de ella, Lena gimió y levantó los brazos y
se los pasó por su cuello─ ¡Dios Lena! me excito solo con tocarte, me voy, si no no
podre irme nunca, y dándole un beso rápido en los labios se fue de la habitación, a
Lena la dejó temblorosa y queriendo más pero ya estaba acostumbrada a estas
espantadas de Richard se sentó y siguió escribiendo la carta.

─Esta es la oportunidad que estábamos esperando─ le dijo Elizabeth a su


hijo─ tienes que ir a esa cacería y disparar a el conde por la espalda, no puede ser
con tu escopeta tienes que coger otra o con una pistola pero no puede ser con la
tuya, no pueden sospechar de ti, lo tienes que matar no lo dejes medio muerto
porque con la suerte que tiene seguro que se recupera ¿me estás escuchando
Robert?

─Sí madre─ Robert estaba mirando por la ventana de su habitación y vio


como salía Richard se montaba en su caballo y se iba en dirección a la casa de la
condesa de Monfort. ─Ya se podía haber casado con la condesa

─¿por qué dices eso?─ le preguntó su madre

─porque seguramente la condesa no puede tener hijos, en cinco años con su


anterior matrimonio no tuvo ninguno, y porque no me gustaría hacer daño a Lena
ni a su criatura, me cae bien esa muchacha, siempre tiene una palabra amable con
todo el mundo, se hace querer, rezo todos los días para que lo que tenga no sea
niño, no me gustaría hacerle daño a un niño

─eres muy sentimental Robert, eso te va a perder, ¿te han invitado a la


cacería ?

─Sí madre, esta tarde saldré para allá, no quiero llegar muy pronto, mañana
por la tarde todo habrá acabado y ahora déjame solo madre, no quiero seguir con
esta conversación, ya lo he previsto todo, cuando menos sepas mejor─ Robert se
volvió y miró a su madre, no era un hombre mal parecido, alto con hombros
anchos cabello y ojos castaños, pero en su cara siempre había una mirada como de
pesadumbre y remordimiento ─vete madre no quiero seguir hablando

Elizabeth pensó que era mejor no presionarle demasiado y salió de la


habitación de su hijo con desgana, antes de que se fuera intentaría hablar otra vez
con él, por ahora era mejor dejarlo solo como le había pedido.

Ajeno a todo esto Richard llegó a casa de la marquesa, su madre ya estaba


esperándole junto con la marquesa, cada vez le resultaba más duro asistir a esas
reuniones sobre todo si eran tan largas, no entendía por qué, pero hubiera
preferido quedarse en casa junto a Lena aunque no la hubiera visto en días, él sabía
que estaba cerca y eso en cierto modo lo reconfortaba pero ahora estaba a millas de
distancia y si le ocurría algo no estaría cerca de ella, desechó esa idea enseguida
Lena era una mujer muy capaz en los meses que llevaban casados había
demostrado su valía con creces, en parte era por su buen hacer y en parte porque
tenía a todo el servicio metido en el bolsillo con su maneras amables un por favor
siempre y un gracias después y una sonrisa bonita suya y el servicio hacía lo que
ella quería sin cuestionarlo siquiera, era una mujer sorprendente

─Richard menos mal que ya has llegado te hemos echado de menos en el


desayuno, pensábamos que ibas a llegar antes─ la voz de su madre le sacó de su
pensamientos─ya se han ido a a cazar

─yo empezaré mañana por la mañana, ahora pensaba tomarme algo con las
mujeres más encantadoras del condado ─dijo Richard con una sonrisa en la boca

─por supuesto milord ¿qué es lo que quieres?─le preguntó la condesa


mientras se acercaba a él contoneando las caderas, era una mujer muy bonita pensó
el conde, Morena con ojos azules y grandes, el cuerpo proporcionado y una boca
lujuriosa, pero a él no le decía nada, no le excitaba ni lo más mínimo, no era como
el cuerpo de Lena solo con mirarla ya se encendía. Lena con su pelo pelirrojo y su
ojos verdes, no era tan bonita pero en cambio a él sus pechos sus caderas su boca
todo en ella le volvía loco de deseo, miró a su interlocutora y la sonrió

─un oporto me iría bien, ¿qué es lo que tenéis pensado para estos días?
─preguntó Richard mientras tomaba la copa que ella le ofrecía-

─después de la caza habrá algún teatrillo y una sesión musical el último día
será el gran baile espero que sea de tu agrado Milord

─por supuesto nada de lo que hagáis me podría molestar─a Rose el conde le


gustaba mucho no es que estuviera enamorado de él pero era un ejemplar
magnifico alto y fuerte con unos hombros y muslos poderosos el cabello oscuro y
los ojos grises como dos monedas de plata que cuando te miraban te traspasaban
pero lo que más le gustaba de él era su respeto por las tradiciones, él creía
firmemente en la pureza de sangre, en que las clases no se deben mezclar, por eso
no entendía cómo se había podido casar con esa advenediza aunque estuviera
embarazada, podría haberla apartado a una casa y darle dinero para que ella
pudiera vivir con su bastardo sin preocuparse de nada, seguramente su fuertes
principios de hacer lo que debía había inclinado la balanza, pero ella sabía que
cuando el niño naciera, él se divorciaría de ella para casarse de nuevo con una
mujer más acorde a sus principios. Se lo había dicho su madre y aunque él nunca
se lo había dicho abiertamente sabía que pensaba así, entonces ella sería la elegida,
Rose tenía una gran fortuna y solo se casaría con alguien que sabía que no la
dilapidaría en menos tiempo que se hubiera enfriado su lecho, había mucho nobles
que solo se daban a la vida disipada y no había fortuna que aguantara eso, por eso
su clase estaba perdiendo poder y una clase emergente resurgía, eso a ella no le
gustaba, por eso quería a Richard en su vida, pensaba como ella, sería un
matrimonio magnifico, a lo mejor no había amor, pero había algo mucho más
fuerte, las mismas convicciones, la misma manera de ver la vida, eso era más fuerte
que cualquier pasión que con el tiempo no haría nada más que enfriarse.

─Mañana a primera hora me uniré con la partida de caza ¿tú iras condesa?

─Sí supongo que sí, hoy no ido por esperarte quería recibirte cuando
llegaras, no quería que estuvieras solo cuando por fin estuvieras aquí

─estaba mi madre─ dijo Richard sonriendo─pero agradezco que  me hayas


esperado es más agradable tu visión que la de mi madre

─no seas irrespetuoso con tu madre─ dijo Celia sonriendo pues le agradaba
mucho que su hijo coqueteara con la condesa, ella la veía su esposa perfecta
aunque tenía que reconocer que la advenediza no lo hacía del todo mal, pero no
tenía nada que hacer contra Rose, ella sí que era toda una dama, con un poco de
esfuerzo por parte de todos no tardaría en convertirse en su nuera tal y como
debería haber sido desde un principio.

Al mañana siguiente todo los buenos augurios dieron al traste, a eso de las
once de la mañana Richard entró por la puerta de la casa de Rose herido de un
disparo. Fue llamado el médico y la policía para que empezara una investigación
por si no había sido un accidente. El médico llegó enseguida, Richard ya estaba
acostado en la cama había perdido mucha sangre y estaba muy débil. Le sacaron la
bala que todavía estaba alojada en su hombro y le vendaron, lo habían abatido con
una pistola no con una escopeta. El médico dejó medicación y quedó en pasar a la
mañana siguiente, fue también cuando llamaron a Lena comunicándole que su
esposo había sido herido por arma de fuego pero que estaba vivo.

Lena fue lo más rápido que pudo con el alma en vilo cuando llegó a la cama
de Richard, lo vio pálido y la herida no presentaba muy buena cara el médico ya le
había hecho una sangría aduciendo que tenía que sacar toda la sangre mala que le
corría por el cuerpo y que tarde o temprano le llegaría al corazón, al día siguiente
se volvió a repetir la misma historia una nueva sangría para ver si el paciente
mejoraba pero nada parecía dar resultados, el médico cada vez estaba más
desesperado, no quería perder a un paciente de tan noble apellido. La habitación
de Richard estaba llena de gente, estaba su madre, su tía, su hermana y por
supuesto Rose, ya que era su casa en la que estaba alojado, cuando llegó el médico
para hacer una nueva sangría, Lena tomó una determinación ella no entendía
mucho de medicina pero sabía que si el médico le volvía a sacar sangre no le
quedaría nada para poder combatir cualquier infección, no creía que esa fuera la
solución así que armándose de valor se puso en pie

─doctor soy la condesa de Bellamy, la mujer del conde de Bellamy y por lo


tanto la que ahora toma las decisiones ya que mi marido no puede, porque está
inconsciente

─no sabía yo creía que la mujer de Richard era... la frase quedó sin acabar la
mirada del doctor se había dirigido a donde estaba Rose

─ya veo, pero la condesa soy yo, y no quiero que a mi marido le haga una
nueva sangría, no creo que le venga bien─ dijo Lena con más determinación de la
que realmente sentía, todo su cuerpo estaba temblando, por el miedo a perder a
Richard y por la incertidumbre de que quizás se estuviera equivocando

─pero milady si no le hago una nueva sangría la podredumbre de la sangre


correrá al corazón y morirá─ dijo el médico con un hilo de voz

─morirá si le saca más sangre, no ve lo pálido que está, ya ni abre los ojos,
apenas se le oye la respiración,

─Lena como su madre yo me opongo a tal decisión y si muere Richard por


tu decisión haré que te apresen y te ahorquen por dejar que un par del reino no se
le atienda como es debido

─pero hasta que eso llegue debo de insistir en que a  mi marido, no se le


hará una sangría más, quiero que salgan todos de la habitación, ─Catherine manda
a mi doncella a por el médico del pueblo se llama Tom y es un joven muy capaz
también quiero que venga la curandera que se de prisa─todo esto se lo dijo en un
susurro de voz a su cuñada para que nadie se enterara,

Catherine salió de la habitación en busca de la doncella, Lena se asomó a


donde estaba Richard en la cama se le veía tan desamparado le puso una mano en
frente, estaba ardiendo, era obvio que tenía infección, y estaba claro que una nueva
sangría no le ayudaría. En menos de una hora llegó el nuevo médico y la curandera

─¿cómo le ve doctor? preguntó lena

─está mal Lena, tiene mucha fiebre, no se cuán grande es la infección, vamos
a quitarle el vendaje y a limpiar la herida, has hecho bien no dejando que le
hicieran una nueva sangría eso le habría matado, entre los dos le quitaron el
vendaje al poco llegó la curandera y ayudó a Tom con la herida

─no tiene muy buen aspecto Lena está infectada, debemos quitarle todo lo
infectado y limpiarle muy bien ─Tom se lavó las manos y se puso a la faena- tengo
aquí un compuesto hecho por mi que funciona muy bien con las heridas, primero
lavaremos bien la herida con agua y jabón, la herida está infectada está muy roja y
tiene temperatura, si me hubieras llamado antes hubiera sido mejor

─lo sé, Tom pero estaba aquí el médico y no sabía que hacer, cuando vi que
Richard no mejoraba es cuando me he decidido, veía que moría si no hacía nada

─has hecho lo correcto, la lavaremos bien y la desinfectaremos luego


irrigaremos dentro de la herida un compuesto hecho de jengibre ajo limón, tomillo
cebolla, le pondremos una capa de cebolla y le venderemos la herida habrá que
repetir el proceso tres veces al día, esta noche deberías quedarte Lena para ver
como va la fiebre si tú no puedes me quedaré yo, la fiebre es muy alta y no te
conviene estar tan cerca de él

─no, me quedaré yo no te preocupes, tú ven mañana por la mañana, está


también mi cuñada y ella me relevará

─como tú quieras─dijo Tom que ya había acabado de poner de nuevo el


vendaje

─yo también me puedo quedar─ dijo Sara

─no Sara, tú tienes niños pequeños que atender, pero me gustaría que
volvieras mañana para ver al enfermo, no quiero que le pase nada,

─claro que sí Lena─ no te preocupes vamos a ver cómo pasa la noche, si le


baja un poco la fiebre aunque sea un poco será buena señal, pásale un paño frío de
vez en cuando por la frente eso le aliviará, mañana volveré, y dale estos polvos con
agua es sauce eso le aliviará

─yo también me voy Lena─Tom ya estaba en la puerta─pero mañana


vuelvo, mójale los labios de vez en cuando

─gracias a los dos estaré eternamente agradecida a vosotros

─no seas tonta, cuando todo esto acabe nos invitarás a comer a tu casa y
todo resuelto─ dijo Tom con una sonrisa en los labios

Lena se quedó sola con Richard en la habitación se le veía muy pálido y sin
fuerza, su cuerpo se  veía inerte no parecía el mismo hombre ahí postrado en la
cama, Celia entró en la habitación

─muchacha espero que sepas lo que haces─dijo con su mirada más altiva
detrás de ella iba la condesa Monfort─ como mi hijo muera, no tendrás mundo
para huir, no descansaré hasta que pagues tu culpa

─señora tráteme con respeto soy la mujer de su hijo, y si quiere discutir


salgamos de la habitación, estas voces no hacen más que alterar al enfermo, de
todas maneras no hay nada de qué hablar, su hijo todavía está vivo y yo quiero que
eso siga así por muchos años en cambio si le hubieran hecho otra sangría quizás
ahora mismo estaríamos todos lamentándolo, no quiero darle más explicaciones,
vamos a ver como progresa el enfermo y luego ya oiré sus reproches, pero por
ahora no quiero que vengan a importunarme otra vez─mientras Lena les decía esto
las iba echando poco a poco de la habitación hasta que cerró la puerta delante de
sus narices

─habráse visto- oyó como su suegra iba refunfuñando, no tiene ninguna


educación.

Los tres días siguientes fueron cruciales para la vida de Richard, Lena no se
separó de su cama ni de día  ni de noche, de vez en cuando Caherine la relevaba
para que se aseara y diera una cabezada, Lena estaba de cinco meses y cada vez se
sentía más pesada y cansada.
Al tercer día la fiebre remitió, Tom estaba muy contento de como iba la
herida, ya no parecía infectada y aunque tardaría un tiempo en cicatrizarle, tenía
buen color y el enfermo respondía muy bien, de vez en cuando abría los ojos y
decía algo para caer de nuevo en la inconsciencia

─Lena, el conde ya está mucho mejor la fiebre ha bajado del todo, dentro de
poco despertará y querrá comer debes volver a casa y descansar, sino la que me
preocupará serás tú─dijo Tom con la cara seria

─me quedaré esta noche pero mañana partiré para mi casa, quiero dormir en
una cama suave y de un tirón, y le dejaré a los cuidados de Celia y de la condesa, él
se encontrará mejor

─como quieras, pero incluso esta noche podrías descansar en tu casa

─no, hoy prefiero estar con él no vaya a recaer, pero mañana me iré te lo
prometo Tom

Richard estaba mucho mejor, aunque no estaba despierto del todo, pero
sentía a una mujer en la habitación, alguien le tocaba la frente y le ponía un paño
en los labios también le ahuecaba las almohadas olía como Lena, un pecho le
rozaba el costado, era el pecho de Lena porque se excitó y su cuerpo solo respondía
así ante la cercanía de Lena, él lo sabía bien, pero no podía abrir los ojos todavía,
no tenía la fuerza suficiente, le gustaría decirla que le diera un beso y que seguro
que él mejoraría, le dolía terriblemente la cabeza pero si ella le besaba, él
seguramente sanaría, eso era todo lo que necesitaba, pero la mujer de manos
suaves se alejó y no le hizo caso, él le grito ¡vuelve Lena! siéntate aquí junto a mí, al
cabo de un rato volvió y le acarició los labios y se los besó suavemente y le susurró
algo pero él no lo pudo entender fue todo lo que recordó, porque un profundo
sueño le fue agarrando hasta que lo atrapó por completo, cuando despertó era de
día Lena no estaba en la habitación, él tenía la boca como un estropajo y pidió agua
una mano se la acercó era la mano de la condesa

─menos mal que estás despierto nos has tenido unos días muy preocupada─
Rose se acercó a la cama y se sentó en un lado

─¿qué ha pasado? No recuerdo nada solo que alguien me disparó cuando


estaba apunto de abatir una pieza. Pero no recuerdo nada más

─sí, alguien te alcanzó con una bala, el juez ya ha venido con el alguacil para
hacer averiguaciones pero ellos se inclinaron por un accidente, pero no saben
quién lo pudo hacer, no había nadie detrás de ti, por lo que piensan que han sido
cazadores furtivos, no te preocupes si lo encuentran seguro que lo ahorcan.

La madre de Richard entró en la habitación como una exhalación

─Dios mio Richard vaya susto que nos has dado, ya sabía yo que tú eras
muy fuerte y que saldrías de esto, gracias a los cuidados de Rose que no se ha
separado de tu cama ni de día ni de noche, luego vendrá el médico a verte, ¿qué tal
te encuentras?

─Bien, me duele un poco la cabeza, y tengo hambre, me podrías traer algo


para comer.

Richard no preguntó por Lena si no estaba allí seguramente había sido un


sueño, había confundido a Rose con Lena, su madre había dicho que no se había
separado de él, en cuanto a Lena  quizás prefería que se muriera, ella se quedaría
viuda y si su niño era un varón ella controlaría su fortuna durante años hasta que
el niño fuera mayor de edad. Seguramente se llevaría una decepción cuando se
enterara que estaba vivo y coleando, no quería pensar que fuera ella la que hubiera
planeado todo, no la creía capaz, pero sí de alegrarse de quedarse viuda y con todo
su dinero, una sensación de ira y tristeza se adueño de él ,como podía no haberlo
ido a visitar ni siquiera a enterarse como estaba.

─Y Lena ¿ la avisasteis?

Rose y Celia se miraron pero fue Celia la contestó

─le mandamos aviso, pero no ha aparecido por aquí mandó a una doncella
para enterarse de cómo estabas una vez pero nada más, a lo mejor viene hoy o
mañana

─si viene no la dejéis pasar─ dijo Richard con tristeza en la voz ─ ahora ya
no hace falta

─muy bien como tú quieras ─dijo su madre sonriendo porque su estrategia


le había funcionado, sabía que tarde o temprano se enteraría pero sería tarde,
¿quién se lo iba a decir? aunque la advenediza se lo contara, él no la creería, y al
médico o la curandera no lo volvería a ver, con lo cual su pequeña mentira estaba a
salvo

Lena se acercó por la tarde a la casa de la condesa de Monfort, pero le


prohibieron la entrada por orden del conde de Bellamy no preguntó el porqué, no
le interesaba, nadie podía ser tan despreciable como un noble, no eran agradecidos
ni siquiera con aquellos que había hecho lo imposible por mantenerlo con vida, se
volvió a casa con lágrimas en los ojos, nunca más volvería a llorar por Richard,
tenía que haberse vuelto antes a casa, ella que había puesto en juego su propia
salud, solo para que su hijo no naciera sin padre, y también por ella, porque ya
sabía desde hacía tiempo que amaba a ese hombre por despreciable arrogante y
cruel que fuera, pero ella también conocía su otra faceta, era un hombre cariñoso,
honrado, y que escuchaba a todo el mundo, por insignificante que fuera, su
arrogancia solo era una fachada para protegerse, para que no le hicieran daño, la
vida ya le había hecho sufrir y no quería sufrir más, y por eso prefería que otros
sufrieran, como ella, pero eso se iba a acabar, desde ahora sí que mantendría las
distancias dentro de poco daría a luz y entonces ella lo abandonaría no quería
pasar por una vida de sufrimiento, así él podría disolver el matrimonio, si ella lo
abandonaba no le quedaría otro remedio que intentar divorciarse, sabía que era
difícil y costoso, pero no sería por dinero él era rico y tiempo también tenían,
nunca se tenían que haber casado, había sido un error desde el principio .

─¿qué te pasa Lena? ¿ por qué lloras? Le preguntó Catherine cuando la vio
entrar en la sala donde estaba tomando un té con unos pastelillos

─no me han dejado entrar en la casa de la condesa de Monfort─dijo Lena


sirviéndose una taza de té

─seguro que es una orden de la condesa, no te puede ni ver, y quiere tener a


su merced a mi hermano y tú eres un estorbo

─podría estar de acuerdo contigo, si no fuera porque la orden ha partido


directamente del conde de Bellamy, no me han dejado pasar de la puerta, al pobre
mayordomo se le veía abochornado al darme semejante noticia

─no me puedo creer que mi hermano sea tan insensible, a lo mejor no sabe
que gracias a ti está vivo,

─¡me da igual, soy su mujer!, ¿qué motivo tendría para negarme la entrada?
Yo solo quería verlo,─  Lena notó que las lágrimas volvían a fluir por su cara

─no llores Lena no se lo merece, no te lleves ese disgusto, ya hablaré yo con


mi hermano

─déjalo, no le vas hacer cambiar de opinión me da igual solo quiero que esto
acabe, no puedo más Catherine, solo quiero volverme a mi casa con mi madre

─esta es tu casa ahora─dijo Catherine acercándose y tomándola de la mano─


es más casa tuya que de muchas condesas que han pasado por aquí, tú has dejado
más huella en estos pocos meses que muchas condesas en años, no te desesperes la
verdad siempre sale victoriosa

─puede pero a veces tarda siglos y no creo que tenga paciencia para esperar
tanto tiempo.

 
Capítulo 8

Richard se quedó dos semanas más en casa de la condesa de Monfort, podía


haber regresado antes pero no quería enfrentarse a Lena, no quería verla, sobre
todo sabiendo que no le había ido a visitar ni un solo día, él pensaba que era más
sensible, y ahora la veía dura como una roca, estaba seguro que ella hubiera
preferido que se hubiera muerto, y eso le dolía en lo más profundo de su corazón,
tener la constancia de que prefería verlo muerto antes que vivo le producía una
sensación de desolación que no sabía como convivir con ella.

La condesa se había volcado en él y en sus necesidades, estaba seguro que


era la mujer perfecta para él, había tomado una decisión, una vez que el bebé
naciera, pediría el divorcio, sabía que le iba a costar pero haría una petición al
parlamento si fuera preciso, luego le compraría una casa a Lena y le daría una
cantidad para vivir con desahogo y la sacaría de su vida, nunca tendría que haber
entrado había sido un error, pero lo enmendaría, si el bebé fuera niño se quedaría
con él como su heredero, en cambio si era niña se la dejaría a la madre y ni siquiera
la visitaría, rompería todos los lazos con esa mala mujer

─no tiene por qué irse milord, debería quedarse unos días más, para
recuperarse del todo─dijo Rose haciendo un mohín

─ya me he quedado más de lo debía, tengo que atender mi hacienda, debo


irme Rose, pero te agradezco muchísimo todas las atenciones que has tenido
conmigo, nunca las olvidaré─ y tomándole de la mano se la besó, Rose se acercó
como esperando algo más apasionado que no llegó

─pero todavía no estás recuperado del todo, te duele el hombro lo sé porque


haces muecas de dolor, quédate uno o dos días más, la cacería ya ha acabado y
ahora podemos disfrutar el uno del otro

─me quedaré otro día, solo por agradecerte lo bien que te has portado
conmigo pero mañana por la mañana saldré hacia mi casa

─pues no sé si es buena idea hijo─ hay dos horas de camino y no estas


recuperado del todo

─pero estoy bien no me pasará nada.


Cenó solo con la condesa, su madre se había retirado pronto para dejarles
solos a propósito, la cena fue agradable, pero cuando Rose quería hablar de algo
más intimo Richard no lo consentía cambiaba de conversación, con la mayor
diplomacia posible, no quería hacer daño a Rose era una mujer muy buena y no
quería disgustarla, por nada en el mundo quería hacerla daño.

A la mañana siguiente partió hacia su casa, el día estaba despejado y no


llovía, por lo cual volvió a caballo que era más rápido que en carruaje.

Llegó a su casa, Richard entró en el salón donde estaban su hermana


acompañada por Lena, su hermana se levantó al verle y le dio dos besos Lena se
quedó donde estaba

─Richard ¿cómo me alegro de verte bien!, ¿qué tal estas?

─Muy bien, gracias a los cuidados de Rose, que no me ha dejado ni de día ni


de noche cuidándome, no como mi mujer, que ni siquiera se ha dignado en venir a
verme

─fui─ dijo lena─ pero por orden tuya no se me dejó pasar─ Lena se puso de
pie Richard se dio cuenta de que la tripa le había crecido y también los pechos, una
punzada fue directamente a la ingle, la notó y eso le enfureció más

─claro que no te deje entrar, ya no se requería tu presencia

─si me disculpas, me voy a descansar

cuando Lena salió su hermana se enfrentó a Richard

─¿por qué le has dicho eso? Gracias a Lena estás vivo, si no hubiera sido por
ella te habríamos enterrado hace días

─no lo creo, fue Rose quien me cuido día y noche, me lo dijo Celia, no quería
decírmelo pero le pregunté si había ido a verme Lena y me dijo que no, que había
mandado a su doncella y eso que la avisaron el mismo día que me ocurrió el
accidente, o cuando alguien quiso quitarme la vida, porque todo fue muy raro no
había ningún cazador detrás de mí, el qué me disparó lo hizo intencionadamente,
el alguacil y el juez dicen que fue un furtivo, pero los furtivos no suelen salir a
pleno día cuando hay cacería no quieren verse deportados, no es su manera de
proceder─ Richard se había servido una copa y se había sentado enfrente de su
hermana.
─Puede que tengas razón, en lo que no fue un accidente, investiga más,
manda a algún investigador que profundice en el tema, pero en lo referente a Lena
no tienes ninguna razón. Lena fue el mismo día del accidente, allí ya estaba el
médico mamá y Rose, el médico te había hecho dos sangrías sin ningún resultado,
y Lena dijo que bajo su responsabilidad no te hacían ninguna sangría más, ella
creía que morirías, nunca la había visto tan preocupada, echó de la habitación a
Celia y a Rose y mandó llamar a un médico joven del pueblo llamado Tom y a una
curandera amiga suya entre los dos y con ayuda de Lena te salvaron, te limpiaron
la herida sin descanso y te cambiaban el vendaje tres veces al día, ella estuvo sin
descansar apenas sin comer sin moverse de tu lado tres días y tres noches, cuando
tú ya estabas mejor y ya no temíamos por tu salud, el médico se puso serio y la
mandó a casa a descansar, cuando volvió para verte ya no la dejasteis entrar,
regresó a casa llorando, nunca la había visto más furiosa y triste, todo a la vez, no
te digo que Rose no te hubiera cuidado, que me imagino que sí, pero nunca
hubiera tenido la fuerza para imponerse a todo un médico de las clase pudientes,
ella lo echó de la habitación, también se enfrentó a tu madre que la amenazó con la
horca si tú morías, a ella no le tembló ni la voz cuando la echó de la habitación, es
todo un carácter esa mujer tuya.

Richard había escuchado a su hermana con atención, el peso que sentía en el


corazón poco a poco había ido desapareciendo y se había ido ocupando por una
alegría mal disimulada, no podía estar más contento al comprobar lo que su mujer
había hecho por él, se había enfrentado a todo el mundo por salvarle a él, se dio
cuenta de lo injusto que había sido con ella, había creído a su madre sin poner en
duda ni una palabra, porque no había puesto en entredicho ni una sola palabra de
su madre, cuando ya sabía como era Lena, en cambio había pensado lo peor de
ella, si incluso había pensado que había atentado contra su vida, y ella por el
contrario lo había salvado incluso poniendo en peligro su propia salud, las manos
que él había sentido cuando estaba inconsciente eran de Lena, ya se lo había
parecido, olía como ella, y la suavidad era la de ella, ahora no le quedaba más
remedio que disculparse pedirle perdón y a ser posible fundirse con ella, eso lo
necesitaba como el respirar si nada más entrar en la habitación había sentido su
presencia en lo más hondo de su persona

─¿por qué me mentiría Celia?─ Richard no quería pensar que su madre le


había mentido solo para acercarlo a Rose, no le gustaba que su madre intentara
manipularle

─pues para separarte de Lena a ella no le gusta, aunque la casa va mejor que
cuando la llevaba ella, pero Celia nunca lo reconocerá, puede que Lena no sea de
sangre azul, pero es una mujer muy valiosa, y serías tonto si la dejaras escapar, y
ahora creo que le debes una disculpa

─sí─dijo Richard levantándose─ creo que se merece que me disculpe, voy en


su busca.

Subió las escaleras y entró en su habitación sin llamar a la puerta, no había


ni rastro de Lena, siguió buscándola por salas y saloncitos y hasta en el salón
grande, nada, no había ni rastro de ella, vio a su doncella Mildred y le
preguntó,─¿dónde está tu señora?

─¿No está en su habitación?, si no está allí estará en el cuarto donde pinta en


el tercer piso la tercera puerta a la derecha según milady es la habitación que tiene
más luz

─gracias Mildred─ Richard se dio cuenta de lo poco que sabía de lo que


hacía su mujer cuando estaba fuera de la cama, donde a él le gustaba más, no sabía
ni que tuviera un cuarto de pintar, no sabía que seguía pintando, llegó a la
habitación y una voz que conocía bien le permitió el paso, abrió la puerta y la vio,
al lado de la ventana estaba su mujer pintando un cuadro de un paisaje con un mar
enfurecido y un barco que iba a la deriva el cuadro era bonito y parecía que el mar
te iba a tragar. Ella no se giró

─Mildred ¿ya es la hora de cenar? Ya bajo no te preocupes

─no soy Mildred soy yo.

Ella se giró y dejó de pintar, Richard la vio con la luz entrando por la
ventano su pelo estaba suelto y un poco despeinado y los ojos muy grandes la boca
era lo mejor, la tenía fruncida como enfadada, pero Richard sintió una punzada de
deseo en su miembro, siempre era así con ella era verla y desearla, nunca se le iba a
pasar, ya se estaba acostumbrándose a desearla a todas horas

─¿qué quieres Richard? ¿me vas a insultar de nuevo? ¿ quizás me vas a


echar la culpa de que te hayan disparado?

─No, vengo a disculparme, mi madre me dijo que no habías pasado a


verme, que solo habías mandado a una doncella, y eso me enfadó, pero Catherine
me ha contado la verdad

─y ahora te has dado cuenta de lo injusto que has sido ¿verdad? Me da lo


mismo Richard, yo hice lo que pensé que era mejor para ti y para mí, porque vas a
ser el padre de mi hijo y no quiero que nazca sin un padre, pero lo que más me
dolió es que me prohibieras la entrada, yo nunca le prohibiría la entrada a alguien
que me quisiera ver cuando estuviera enferma, no importa lo que la otra persona
haya hecho por mí, tú no sabías en realidad por qué yo no había ido a verte tal
como te dijo tu madre, podía haber estado indispuesta o fuera de la región, a lo
mejor había salido a ver a mi madre a Londres, pero tú ya me habías juzgado y
condenado y por lo tanto me habías prohibido la entrada,─ Lena fue hacia donde
estaban los otros cuadros y los tapó con una sabana, a Richard ese gesto no le paso
desapercibido─si vieras la cara del pobre mayordomo de la condesa cuando me
tuvo que informar que no podía dejarme pasar por orden tuya,

─lo siento Lena estaba enfadado, me sentó tan mal que no te hubieras
acercado a verme que me ofusqué,

─no importa, ya sabemos lo que podemos esperar uno del otro, pero me
alegra que tengas tan buen aspecto─ dijo con una sonrisa-

─gracias, pero quiero que sepas que nunca volveré a impedirte la entrada en
un sitio donde esté yo, quiero que me creas Lena─ se acercó a ella, necesitaba sentir
su cuerpo, aunque solo fuera un poco, ella se alejó─ no te alejes Lena quiero
sentirte, y sabes que lo haré no huyas de mí ─ y la atrapó en sus brazos y la besó
con ansia, habían sido días sin ella y estaba al limite de sus fuerzas le pasó las
manos por la espalda y la acercó─ te necesito Lena, te quiero en mi cama ahora,
déjame entrar en ti, no puedo más, solo pienso en ti ─ mientras le decía eso le iba
quitando el vestido, Lena se quedó en ropa interior Richard vio como le había
crecido la tripa, se la acarició─ no ha parado de crecerte, mientras hablaba la iba
desnudando hasta que se quedó sin nada delante de Richard─ eres perfecta Lena,
eres preciosa

─estoy gorda, cada vez me cuesta más moverme

─puede, pero eres la visión más magnifica que he visto si supiera pintar
como tú, te plasmaría ahora mismo─le acarició la tripa y bajó por el ombligo hasta
que encontró su parte más femenina y se la acarició─ estas húmeda, ¿es por mí
verdad?

─Sí, es mi perdición , cuando me tocas se me olvida todo, lo enfadada que


estoy se diluye como por arte de magia
─yo en cambio te veo y solo quiero tocarte, estamos cortados por el mismo
patrón ─ Richard se quitó la chaqueta y la camisa y se desabrochó los pantalones,
la tumbo en el sofá y entró en ella, con toda sus ganas y su fuerza─por fin, me
encuentro como si hubiera vuelto a casa después de estar perdido, tú eres mi
referente, empezó a moverse lentamente─quiero que esto dure Lena, darnos a los
dos mucho placer, puedo sentirte como me envuelves, ¿te gusta sentirme?─
Mientras hablaba seguía moviendo intensificando los movimientos y con una
mano buscaba el botón de ella y lo masajeaba con decisión

─sabes que sí, me encanta como te mueves dentro de mí, no puedo más,
quiero que dure pero siento que voy a morir en tus brazos

─espera un poco cielo-─dijo Richard encima de sus labios, mientras sus


movimientos eran más duros y fuertes, ella gritó y él gimió mientras se derramaba
dentro de ella y caía en una relajación inaudita

─ahora me muevo, te debo de estar haciendo daño en tu tripa─dijo Richard


retirándose poco a poco con una sensación de abandono y sentándose a su lado

─no, no me haces daño,─ Lena se levantó y fue hacía su ropa interior


mientras Richard la seguía con la mirada

─¿me enseñas tus cuadros?, he visto que antes tapabas unos cuantos, me
gustaría verlos

─no sé si son buenos, aunque me gustaría llevarlos a Londres algún día,


tengo un amigo marchante de arte y quería pedirle su opinión.

El conde sintió como una punzada de celos al oír que Lena tenía un amigo,
él quería ser su principio y su final, nunca había sentido una sensación así, se
acercó a ella y le cogió un mechón de pelo

─enseñámelos a mí antes, sé que no me lo merezco por haberme portado tan


mal contigo pero me gustaría verlos,

─está bien pero no esperes demasiado.

Se acercaron a los cuadros, había muchos pintados, casi todo eran escenas
cotidianas, mujeres lavando la ropa, los jornaleros arando los campo, doncellas en
la cocina riendo mientras hacían un pastel, Richard montando a caballo, Richard
con la espalda desnuda girándose para mirarla a ella, Richard haciendo el amor a
Lena, se veía solo el torso y la cara de Richard, pero era inconfundible, su
expresión era una mezcla de deseo y felicidad y un poco de orgullo, los dibujos
eran buenos, sabía como captar la expresión y las emociones en los rostros,
parecían que tú estabas compartiendo las escenas

─están muy bien─ dijo Richard, ¿quieres llevarlos todos a Londres?

─No, este─señaló el de Richard haciéndole el amor- ─te lo iba a regalar por


el día de tu cumpleaños pero no me enteré del día, nadie me lo dijo, luego lo supe
porque te vi venir con algunos de tus amigos y te iban felicitando, se lo pregunté a
tu hermana y me dijo que sí que era tu cumpleaños, ahora estaba esperando otra
oportunidad

Richard se acordó de ese día, había sido hacía poco más de un mes salió a
celebrarlo con sus amigos, es verdad que no le había dicho nada a Lena, no creía
que le interesara, no sabía que tenía un regalo para él tan magnifico, no quería
implicarla en su vida y eso es lo que estaba haciendo, sintió una punzada de
culpabilidad, pero es que él no quería una matrimonio de verdad con ella ¿o sí?
Desde luego lo que no quería es que ella hiciera una vida lejos de él de eso estaba
seguro, no se había cansado de ella y hasta que no sucediera no la dejaría ir

─lo siento, no sabía que me querías regalar este cuadro tan magnifico ¿pero
cómo haces para pintarlo? Porque no te he visto tomar notas cuando eso estaba
pasando

─guardo tu cara en mi memoria y luego la intento plasmar, es difícil, no te


vayas a creer─ unos golpes en la puerta los sacaron de su momento

─milady ¿está usted ahí?

─Sí Mildred, ¿ya está preparada la cena?

─sí milady

─bajamos ahora mismo.

 
Capítulo 9

─¿Me puedes decir qué es lo que ha pasado Robert?, ¿cómo puedes ser tan
inútil ¿cómo pudiste fallar? cuando solo lo tenías a unos pasos─ reprochaba
Elizabeth a su hijo

─lo siento madre, en el último momento se movió y fallé, pero le he pegado


un buen susto, de todas maneras no quiero continuar con esto, no quiero
exponerme de nuevo a la horca, si quieres matarlos tendrás que hacerlo tú misma,
yo no quiero saber nada de todo este asunto

─¿cómo que te retiras,? no puedes hacer eso, todavía no hemos conseguido


nada, ¿quieres qué lo dejemos ahora?

─Sí madre quiero que lo dejemos antes de que pase algo irreparable,
estuvieron investigando el juez y el alguacil, no entendían de donde salió la bala,
no había detrás de él ningún cazador, no quiero morir y tampoco quiero ser conde
voy a buscar un trabajo y me pondré a trabajar

─no, eso jamas, no te lo permitiré

─tú no me tienes que permitir nada, voy a ver si consigo dinero para poner a
funcionar otra vez mis tierras, estoy harto de esta vida ociosa y sin dinero, me voy
madre, te dejo sola, esta tarde hablaré con Richard me sinceraré con él, le pediré
perdón y me iré, si me quiere denunciar asumiré lo que me depare el futuro

─Robert no lo has pensado bien─ Elizabeth estaba mudada de color y un


sudor frío le recorría todo el cuerpo─ no puedes contarle nada a Richard sería tu
final

─¿por qué? No he hecho nada que no se pueda reparar, no quiero tener nada
sobre mi conciencia y tampoco quiero un condado para poder ser feliz

─¿quién te ha metido esas ideas en la cabeza? ¿alguna mujer verdad?,


seguro que alguna putilla de esas que tanto te gustan

─te equivocas madre no tiene nada que ver con ninguna mujer, solo que no
quiero pasarme la vida obedeciéndote, ya soy mayorcito y debo tomar mis propias
decisiones, adiós madre
─no te puedes ir Robert, yo no me puedo quedar sola aquí

─sí puedes madre, eres muy lista siempre sales de cualquier situación

─pero de que viviremos si nos vamos de aquí

─yo de mi trabajo tú puedes venir conmigo pero olvídate de los lujos no creo
que pueda permitirme muchos.

Fue en busca de Richard, lo encontró en su despacho con su administrador


entre una montaña de papeles

─Richard ¿puedo hablar contigo un momento?─ la cara de Robert delataba


culpabilidad y ansiedad

─dime Robert ¿qué es lo que deseas?─ Richard apreciaba a Robert lo veía


buen hombre, su madre lo tenía dominado pero su fondo no era malo, él creía que
la influencia de su madre era perjudicial para su primo, hizo una seña al
administrador que al momento salió de la estancia

─te tengo que hacer una confesión luego me pongo a tu disposición para que
tú hagas conmigo lo que creas oportuno

─¿qué confesión es esa? no creo que sea tan grave

─sí lo es, Richard─ Robert tomó asiento mientras se frotaba las manos y se
mesaba el cabello se le veía nervioso─ yo fui el que atentó contra tu vida el otro
día, lo siento mucho de verdad y estoy feliz de que no fuera capaz de acabar con tu
vida

─¿por qué lo hiciste Robert? No, no me lo digas para heredar el condado,


influido por tu madre, siempre he desconfiado de ella, lleva su vida con gran
resentimiento solo te voy hacer una pregunta ¿tuviste algo que ver con la muerte
de mi hermano?

─no, Richard eso fue un accidente, por eso mi madre empezó a pensar que el
condado se quedaba en unas manos incompetentes, las tuyas, y que yo sería más
capaz─ se levantó y se sirvió una copa─no sabe que mis manos son mucho más
incompetentes, y si lo sabe no le importa, porque en realidad ella quiere llevar las
tierras y la fortuna, cree que se las merece más que ninguno de nosotros
─¿ y qué piensas hacer ahora? Yo no te voy a delatar, no he muerto y no
quiero otro escándalo en la familia, pero no quiero que permanezcáis en mi casa ni
un minuto más

─yo ya había pensado en marcharme he encontrado un trabajo y pienso


ahorrar para poner en funcionamiento mis tierras.

─Pero eso podría llevarte años, yo te prestaré el dinero para poner en


funcionamiento tus tierras, con la condición de que me lo devuelvas, y de que
mantengas alejada a tu madre de mi hacienda

─no merezco que me ayudes pero no te defraudaré, mis tierras volverán a


tener el esplendor de antaño y te prometo que mi madre no volverá a pisar tus
tierras, no sé como agradecértelo Richard

─-con que cumplas tus promesas me daré por satisfecho.

 
Capítulo 10

Los meses pasaban para todos en la casa, Richard seguía haciendo su vida
de espaldas a Lena aunque las noches eran diferentes y seguía visitándola
regularmente, Lena seguía pintando y esperando que llegara el fin de su embarazo,
Celia seguía adelante con sus conspiraciones para que su hijo se casara con la
condesa de Monfort.

A principios de Marzo Lena tuvo una niña sana y rolliza, con el pelo castaño
oscuro como el padre y los ojos verdes como la madre, el padre estuvo esperando
impaciente el nacimiento del bebé y cuando supo que tanto la madre como la niña
estaban bien, partió hacia Londres, la temporada acababa de empezar, y él quería
ir de fiesta en fiesta y de mesa de juego en mesa de juego, también visitaría alguna
casa de señoritas, todo antes de quedarse junto a Lena y la niña que todavía no
tenía nombre, y que no quería pensar en cómo llamarla, ¡qué lo pensara la madre!,
no quería implicarse en nada, no quería encariñarse con la pequeña, ni ver como la
madre le daba el pecho, quería alejarse de todas esa imágenes, no quería caer bajo
el hechizo, y no querer deshacerse de ninguna de las dos, por eso había partido de
madrugada sin despedirse ni de la madre ni de la hija.

Cuando llegó a su casa de Londres ya le estaba esperando su madre, había


ido hacía unos días y la casa estaba preparada para su llegada, el servicio le felicitó
por su paternidad, él ni siquiera dio las gracias y se encaminó a su despacho en
cuanto entró en la estancia fue directo a donde estaban las bebidas y se sirvió un
coñac y después otro, acababa de llegar y ya echaba de menos a Lena, y no quería
sentirse así, no quería echarla de menos, quería que todo fuera como antes de que
entrara  en su vida, y lo iba a conseguir ya tenía un montón de invitaciones en la
mesa, iría a todas las fiestas, y bailaría con todas las mujeres que le apeteciera, no
pensaría ni un minuto en ella, con ese pensamiento se echó otra copa y cuando ya
se sentía lo bastante adormecido subió a su habitación para dormir solo, siempre
dormía así, pero antes había pasado por la habitación de Lena y había disfrutado
de ella varias veces, esta noche iba a ser distinta en la habitación contigua a la suya
no había nadie esperándole.

En Londres todo el mundo sabía que Richard había abandonado a su mujer


después de dar a luz a su hija, cada uno tenía una versión de los hechos, unos
decían que la mujer de Richard era tan fea y mal educada que se avergonzaba de
ella, no se la había presentado a ninguno de sus amigos ni siquiera cuando iban a
su casa, para otros era una perdida y Richard no estaba seguro de que su hijo fuera
suyo, pero la versión que más seguidores tenía era que Richard nunca quiso
casarse con ella y que tarde o temprano la repudiaría y se casaría con Rose esa era
la que su madre la condesa viuda Bellamy contaba a todo el mundo que la quisiera
oír, en estos momentos se lo estaba contando a la condesa de Valmont

─sí Berta, mi hijo de quien está realmente enamorado es de Lady Rose la


condesa de Monfort pero ya sabes como son los hombre, esa arribista se le puso a
tiro y él no desaprovechó la oportunidad, es lo que tienen esas mujeres, hacen lo
que sean para conquistar a un hombre y a mi hijo le pierde su buen corazón, y se
casó con ella, no quería que un hijo bastardo suyo anduviera por el mundo

─es un buen hombre tu hijo─ la condesa Valmont estaba sentada


escuchando atentamente a su amiga─ otro cualquiera le habría dado algo de
dinero y la habría abandonado a su suerte ¿dicen qué es fea? ¿es verdad?

─No es muy bonita, desde luego no tiene comparación con la condesa de


Montfort, pero fea tampoco es, pero lo que es peor es que es una pintora, se ganaba
la vida pintando y dibujando

─¿y tiene algún cuadro que yo pueda conocer?

–No Berta, dibujaba por encargo, mi hijo la conoció en casa del duque de
Wasford, que la contrató no sé para qué

─desde luego no sé donde vamos a parar, cada vez hay más gente que
quiere movernos la silla, en nuestro tiempos esto no habría pasado

─no Berta, estoy de acuerdo contigo pero mi hijo apenas la hace caso y ahora
que ha nacido la niña no creo que tarde mucho en comprarla una casa y separarse
definitivamente

─no se puede ser tan bueno Celia, así todo el mundo se aprovecha.

─Da igual el tiempo pone a cada uno en su sitio- vámonos Berta que
empieza hacer frío aquí en la terraza, entremos mejor dentro.

Richard cumplió lo que había prometido todas las noches iba a una fiesta
diferente, él era invitado a las mejores fiestas, nunca antes había ido a tantas fiestas
en una sola temporada, también era asiduo a las mesas de juego, solía tener suerte,
pero si no le acompañaba se retiraba, nunca le había gustado mucho jugar, no le
divertía ni cuando ganaba siquiera, no entendía como había gente que se enviciaba
con esa diversión, también bailó con todas mujeres que le apeteció menos con las
casaderas, ya que no podía darles ninguna esperanza.

En cuanto a tener relaciones con otras mujeres lo intentó pero no lo


consiguió y eso le puso más furioso, buscaba a mujeres que se pareciera a Lena
pero no eran Lena y eso él lo notaba y su cuerpo también

Rose era una asidua acompañante, con lo cual tanto la condesa como la
madre de Richard estaba muy contentas con el giro de los acontecimientos.

Esta noche era como una de tantas, Richard iba elegantemente vestido con
pantalones negros que se le ajustaban perfectamente a su musculoso cuerpo una
chaqueta que le quedaba como un guante, camisa, chaleco blanco y un pañuelo
dorado con un nudo muy elaborado estaba muy guapo, parado junto a las bebidas
y bebiéndose una copa de champán

─buenas noches Bellamy se te ve bien

─¡ Wasford! ¿qué tal estas? ¿ cuánto tiempo sin verte?

─Es verdad acabo de llegar a Londres, pero ya sabes que no me gustan


mucho estas fiestas─ al contrario de ti, ya me han comunicado que eres un asiduo

─sí, es verdad, esta temporada estoy disfrutando mucho─ su tono era todo
lo alegre que podía pero sus ojos le delataban, tenían un fondo de tristeza

─ya veo─ dijo julián como si a él no le es tuviera engañando─¿cómo está la


señorita Belford?

─Perdón la condesa de Bellamy, ya sé que has tenido una niña, mi


enhorabuena

─cuando las dejé estaban las dos muy bien, gozaban de muy buena salud

─me alegro, me gustaría mucho hacerlas una visita, yo no voy a estar mucho
en Londres he venido para ver si la imprenta ya tenía mi catalogo, y espero que me
lo den en unos cuantos días─ miró a su amigo que estaba mirando al horizonte, no
le hacía mucho caso, y con la mirada perdida─ ¿ te ocurre algo Bellamy?

--No, no me ocurre nada, ¿por qué lo preguntas?


─No sé te veo como ausente, te estaba diciendo que cuando me den el
catalogo me gustaría hacer una visita a Lena para enseñárselo ¿no te importa
verdad?

─Para ti no es Lena es la condesa de Bellamy, y si puedes hacerla una visita


no me importa

─ya veo─ volvió a decir Julián─ ¿estás bien? ¿ te gustaría contarme algo?
somos amigos en mí puedes confiar, sé que te pasa algo, a ti no te gusta todas estas
fiestas, antes no ibas a más de una o dos por temporada y ahora por lo menos has
ido a quince ¿qué te ocurre?

─No me ocurre nada Wasford, mira por ahí viene la condesa de Monfort, si
me disculpas voy a bailar con ella.

Julian se quedó mirando a su amigo como saludaba a la condesa y la llevaba


a la pista de baile, parecía contento y feliz de bailar con la condesa, pero a él no le
engañaba, a su amigo le ocurría algo, y Lena Belford, ahora condesa de Bellamy
tenía algo que ver, en cuanto tuviera el catalogo, partiría para Norfolk y pasaría a
saludarla a ver si se enteraba de algo, porque estaba claro que su amigo no le iba a
contar nada

Richard cada vez echaba más de menos a Lena, por el día hacía mil cosas
para no pensar en ella y más de una vez al día se sorprendía pensado en ella, pero
las noches eran lo peor no solo pensaba en ella sino que todo su cuerpo la
reclamaba, no paraba de dar vueltas en la cama, la echaba tanto de menos, que
muchas noches se levantaba y bebía hasta caer embotado por la bebida y así poder
coger el sueño, habían pasado dos meses pero a él le parecían años, no creía que
pudiera aguantar toda la temporada en Londres tarde o temprano iría a verla,
estaba al limite de sus fuerzas, le aburría tanto su vida en Londres que estaba de
mal humor casi todo el tiempo, tenía que hacer grandes esfuerzos para disimular
su malestar ¿pero qué le pasaba? ¿ por qué no podía parar de pensar en ella?
Quería verla a ella y a la niña que solo le había echado un rápido vistazo, y ya
tendría dos meses y habría crecido, nadie la había mandado noticias de la casa,
solo su administrador y no le había contado nada ni de Lena ni de la niña, tampoco
era su cometido, pero le hubiera gustado que le dijera algo aunque solo fuera de
pasada. Sabía que su hermana Catherine había vuelto a la casa, después de pasar
una temporada con una amiga. Ella le había escrito, y le había dicho que tanto
Lena como la niña que se llamaba April,estaban bien, pero nada más ni una
referencia si se le echaba de menos, sobre todo si Lena le echaba de menos tanto
como él a ella, pero claro que iba a saber su hermana, pero seguramente Lena no lo
echaba de menos, estaría feliz de que él estuviera lejos.

─Richard, ¿en qué piensas? llevas un buen rato sin decir nada─su madre le
sacó de sus pensamientos

─estaba pensado en irme a Nortfolk

─¿ahora?, pero si la temporada todavía no ha acabado, estábamos invitados


este fin de semana a la fiesta campestre de la marquesa de Thoursand

─ve tú madre, yo creo que mañana me iré a Nortfolk, y no me voy hoy


mismo porque dentro de poco se hará de noche sino cogía mi caballo y partía

─pero ¿qué le vas a decir a la condesa de Monfort? habías quedado en ir con


ella a la fiesta de la marquesa de Thoursand

─pues discúlpate tú por mí, dile que me han mandado llamar porque hay un
problema en la hacienda

─¿pero no es verdad? ¿ pasa algo? No sé por qué mi hermana se tuvo que ir


tan repentinamente la echo mucho de menos

─¿tu hermana no habló nada contigo antes de irse?

─No, solo dijo que se iba con su hijo porque era su deber, pero volviendo a
lo de tu partida, no deberías irte, si creo que ahora viene tu hermana me escribió el
otro día y me dijo que venía a Londres

─a mí también me escribió y no me dijo nada-mejor, pensó Richard así


tendría a Lena y a la niña para él solo, sin miradas indiscretas, tenía tantas ganas
de Lena que una vez tomada la decisión no sabía si iba a poder aguantar hasta
mañana.

─¿no te iras por qué estás preocupado por esa pintora?

─Esa pintora es mi mujer, y sí, quiero ir a verla, casi no conozco a mi hija,


creo que no me debí de ir tan deprisa─ Richard estaba en la ventana mirando por
ella, no quería que su madre le viera en su cara la culpabilidad que llevaba encima.

─Claro que te debiste ir tan deprisa, así no te encariñabas con la niña, lo


mejor sería que fueras haciendo gestiones para ver como puedes poner fin a ese
matrimonio, la niña ya ha nacido, menos mal que no ha sido un varón, ha nacido
bajo tu protección, ya has hecho todo lo que un caballero haría, más, si me apuras,
le has dado tu apellido, no se puede quejar, ahora le das dinero, que no le falte de
nada, y tú podrás casarte con una mujer que te merezca─ su madre se acercó a
donde estaba Richard─ esa mujer no te conviene hijo, tú lo sabes mejor que nadie,
no tiene contactos, ni fortuna, ni siquiera belleza, no es fea, pero tampoco es una
belleza sin parangón.

Todo eso era verdad, pero Richard la veía más apetecible que cualquier otra
mujer que se hubiera cruzado en su vida, no quería seguir la conversación con su
madre, todo lo que le estaba diciendo, ya lo sabía,

─madre, mañana me voy a Nortfolk discúlpame con la condesa de Monfort,

─¿y cuándo volverás?

─Pronto, solo quiero saber cómo está mi hija y volveré

─está bien hijo, haz lo que debas hacer, pero no te quedes demasiado, aquí te
esperaremos contando los días

Richard partió a primera hora y al anochecer estaba en Nortfolk, el caballo


llegó agotado pero él por fin había vuelto a casa

─buenas noches Tomm ¿dónde está lady Lena?

─Creo que está en el cuarto de la niña, ¿quiere que le anuncie?

─No, voy yo, prepárame algo de cenar que no he comido nada desde esta
mañana

─bien milord

Subió las escaleras de dos en dos, el corazón le iba a mil por hora, llegó a la
habitación y se quedó en la puerta observando, allí estaba Lena sentada en un
sillón con la niña en los brazos y dándole el pecho que mamaba con ganas a la vez
que movía el brazito, se le secó la boca, la escena era muy tierna, pero a él una
punzada de deseo le cubrió todo el cuerpo

─buenas noches Lena─dijo con la voz ronca


─¡Richard no te esperaba!─dijo mientras le sacaba el pecho de la boca a la
niña y se la subía al hombro dándole golpecitos en la espalda-

─¿qué tal estáis? Me dejas que la coja

─claro que sí, ─le pasó la niña, que él la tomó con mucho cuidado, la niña no
lloró, se estaba quedando dormida

─es preciosa se parece a ti

─sí, pero también tiene cosas de ti mira, la boca es como la tuya─ la pusieron
en su cuna─.ahora viene la nanny ¿cómo es que estás aquí? No te esperaba hasta
que acabara la temporada

─te echaba de menos─ le apartó un mechón de pelo de la boca─ quería verte


por eso estoy aquí ¿tú qué tal estás?

─Bien la niña es muy buena, y hasta me ha dejado pintar

entró la nany en la habitación y ellos salieron

─ven Lena─ le agarró por la cintura y la acercó a su cuerpo y la besó, ella le


correspondió el beso, él le lamió los labios y le mordisqueó el labio inferior, ella
gimió y él atrapó su gemido y su lengua,

─¡Dios lena cómo te he echado de menos!, ven vamos a la habitación


─fueron a la habitación de Richard, Lena nunca había estado en su habitación él
siempre iba a donde ella estaba, nunca la había llevado a su cama vio que encima
de la chimenea estaba su cuadro, el que le había pintado, se emocionó, Richard
siguió besándola mientras la iba desnudando poco a poco tomó un pecho en las
manos─ te ha crecido el pecho Lena, antes era bonito ahora es espectacular─ le dijo
mientras le chupaba el pezón, mientras con la otra mano le acariciaba el otro, Lena
le iba quitando la chaqueta y el pañuelo fue desabrochando la camisa y acarició su
pecho

─me vuelves loco, me gusta como me acaricias, sigue no pares─ Lena no


paró le desabotonó los botones y el miembro salió disparado de su encierro, ella le
acarició primero la punta y luego con las dos manos le cogió el miembro, el gimió
mientras su mano iba buscando su centro de calor- ─ya estás preparada, nunca me
decepcionas
─es que han sido varios meses y yo también te he echado de menos─Richard
volvió a gemir mientras la tumbaba en la cama sin dejar de acariciarla ella gemía y
se retorcía en sus brazos, él no pudo más y la penetró, moviéndose suavemente,
Lena se acomodó a su ritmo mientras sus respiración era cada vez más
entrecortada, él siguió moviéndose mientras no paraba de acariciarla, Lena quería
sentirlo más dentro de ella ya le faltaba poco, así que cruzó sus piernas por detrás
de él, cuando Richard con un rugido se separó de ella derramándose en su vientre

─¿qué es lo que querías atrapándome así con tus piernas?─ chilló Richard─
quedarte otra vez embarazada ¿verdad? Para que nunca pudiera separarme de ti,
otro embarazo, otro año más, unos cuantos meses para que creciera el niño y yo
mientras tanto caería otra vez en tus redes y otra vez vuelta a empezar, ¡qué tonto
he sido!─se puso de pie de un salto, su miembro no estaba del todo flácido pero no
le hizo caso y se enfundó los pantalones

Lena estaba con la boca abierta por el asombro y unas lágrimas intentaban
fluir pero ella no las dejó, no se podía creer lo que estaba oyendo

─no, yo solo quería sentirte más dentro de mi

él se dio la vuelta al oír su voz cargada de tristeza y su enfado se disipo un


poco pero no cedió en su idea en que ella le había tendido una encerrona,

─ya ¿qué pasa? ¿qué no me sientes lo suficiente? No sé en que estaba


pensando para caer otra vez en tus redes

─bueno ¡ya basta!, ¡se acabó!─ chilló Lena─deja de insultarme, has sido tú
quien has venido a buscarme, pero esto tiene un arreglo muy fácil, no se volverá a
repetir, no creo que me quede embarazada no tengas miedo, me gustaría esperar
unos seis meses que la niña crezca un poco, pero por mí puedes deshacer este
matrimonio cuando quieras, estoy harta de tus desplantes, solo me quieres para
una cosa, y ahora ni eso porque tienes miedo de que me vuelva a quedar
embarazada, así que cuanto antes pongamos fin a esto, antes podremos retomar
nuestras respectivas vidas, y volver a ser felices─ y diciendo esto salió de la
habitación totalmente desnuda, Richard la oyó como iba a su habitación y cerraba
la puerta y luego la escuchó llorar por último se calmó y se vistió, sintió como salía
de su habitación y bajaba las escaleras

Richard se llamó burro una y otra vez, lo había estropeado todo, pero él
todavía creía que le había hecho una encerrona, no quería dejarla otra vez
embarazada, quería deshacerse de ella, pero cuando lo dijo en voz alta un sudor
frío le recorrió todo el cuerpo, bajó al salón donde le estaba esperando la cena, y
cenó solo, no tenía que haber venido pero es que le apetecía tanto verla y había
sido estupendo hasta que lo estropeó todo, pero ella tenía razón tenía que acabar
con todo esto cuanto antes, no podía demorarlo más.

Richard se quedo unos días más y luego volvió a Londres pero no dio ni un
paso para deshacerse de Lena esperaría unos meses más, que la niña estuviera un
poco crecida. No volvió a ver a Lena cuando él iba a ver a la niña, ella no estaba, y
eso que él intentaba ir cuando le daba de mamar pero ni una sola vez había
coincidido con ella, sabía que pasaba horas en su estudio pintando, pero no la
había vuelto a ver. Partió para Londres pero con una sensación de que se estaba
equivocando, de que no debería de partir, de que esto no hacía más que separarlos,
pero ¿no era lo qué quería,? Richard ya no sabía bien qué es lo que quería por eso
volvió a Londres, tenía que tomar perspectiva, y ella no hacía más que atontarlo,
cuando la tenía cerca no podía pensar en nada más que en ella, en cómo olía en
cuán suave era su piel, en cómo se reía, cómo lo acariciaba, Dios mio si solo de
pensarlo se ponía duro.

La estancia en Londres fue peor que la vez anterior todo era más soporífero,
no se divertía con nada, Rose le parecía aburrida y sin sustancia, como todas las
demás mujeres no hacía más que compararlas con Lena, y siempre salían
perdiendo. Se le ocurrió una idea haría una gran fiesta para dar a conocer a su hija
e intentaría congraciarse con Lena todavía no estaba seguro si podría pasar la vida
con ella, pero de lo que estaba seguro es que no  quería perderla todavía, todavía
no.

Volvió a su casa cuando la temporada en Londres había acabado, con él


volvió Catherine su hermana y su madre, Lena no les salió a recibir, ¿pero qué
esperaban? ellos harían lo mismo con Lena si ella volviera de cualquier lugar, solo
Catherine la echó de menos, bueno Richard también pero no dijo nada

─¿dónde está lady Lena?Tomm─ preguntó Catherine

─creo que está en su estudio ¿quiere que la avisé milady?

─Sí por favor me gustaría saludarla.

Al poco bajo Lena a donde estaban reunidos la familia

─Lena ¿qué tal estas?─ la saludó Catherine dándole dos besos en ambas
mejilla, mientras Richard no le quitaba la vista de encima está preciosa pensó, y
seguramente sigue enfadada conmigo

─bien, estoy muy bien ¿qué tal fue tú estancia en Londres? Espero que fuera
de tu agrado

─¡claro que sí Lena!, pero te eche mucho de menos, el año que viene me
tienes que acompañar serás mi invitada, yo te enseñaré todo Londres, bueno el que
yo domino, y tú me enseñarás tu calle, y todo lo que tú dominas, me encantaría
pasear contigo por Londres

─a mí también me gustaría ir contigo a Londres ya tendremos ocasión, no te


preocupes, no creo que esta situación dure mucho

─¿qué situación? Preguntó Richard que había escuchado la conversación y


una punzada de celos e irritabilidad le había calado, quería ser él, el que paseara
con Lena por Londres y enseñarle todo lo que conocía, que conocía mucho, pero
seguro que Lena le podía mostrar cosas de Londres que él ignoraba

─pues en la que me hallo, aquí en Nortfolk, sin poder ir a Londres, pero no


me quejo a mi me gusta mucho el campo y esta hacienda me encanta, pero me
gustaría visitar a mi madre que todavía no ha venido a ver a mi hija

─no me extraña─ replicó la madre, es una de las haciendas más prosperas de


Inglaterra a cualquiera le gustaría, no eres tonta niña

─veo que estáis todos bien de salud, y ya nos hemos saludado con lo cual yo
me retiro, hasta mañana.

Y salió de la estancia Richard notó un gran vacío, a él le gustaba verla,


aunque estuviera enfadada, aunque no quisiera nada con él, con verla se
conformaba

─¿qué le pasa a esta chiquilla? Cada vez es más mal educada

─yo la he visto triste─ dijo Catherine─ más triste que otras veces

─pues no sé por qué debería estar triste, vive como una reina no creo que se
pueda quejar de nada

─madre, no  todo es el dinero y la posición para ser feliz, ella está aquí sola
sin nadie que la apoye, sin su familia, yo creo que no es feliz

Richard escuchó a su hermana y no podía estar más de acuerdo Lena estaba


triste y él solo empeoraba la situación.

 
Capítulo 11

En navidad April cumplía nueve meses era lo suficientemente grande para


darle la bienvenida al mundo y por eso pensó Richard hacer una fiesta en su casa
para que todo el mundo se enterara de que había tenido una hija.

El bautizo de la niña fue como la boda en la más estricta intimidad. No


habían hecho ninguna fiesta.

Desde que se casó con Lena no había dado ninguna fiesta, tampoco ella
había asistido a ninguna, nunca la había llevado con él a ninguna, era una manera
también de hacer una presentación oficial de Lena pero a ella no le dijo nada, no
quería que se hiciera ilusiones con respecto a él. Pensó que quizás ella no podría
con todo, por eso le pidió ayuda a Catherine antes de decírselo a Lena, luego fue en
su busca. Su relación era muy tensa desde que  volvió de Londres, no habían hecho
el amor ni una sola vez, las veces que él se había querido acercar, ella no había sido
nada receptiva, y Richard se había retirado, no quería una mujer poco afectuosa, a
él le gustaba Lena porque nunca le decía que no, pero desde que la había acusado
de querer atraparlo con un nuevo embarazo no se lo había perdonado, y no se
acercaba a él, Richard la anhelaba pero no quería forzar nada, sabía que no se había
portado bien pero no sabía como arreglarlo sin quedar expuesto totalmente, y
todavía era renuente a quedar tan expuesto a ella

─Lena ¿podría hablar contigo un momento─ Lena estaba en la terraza el día


era frío aunque soleado, la niña estaba con ella, totalmente abrigada, pero tomando
los escasos rayos de sol que había a esa hora

─sí, por supuesto ¿qué es lo que quieres?

─Quiero dar una fiesta por navidad─ y también quiero besarte hasta que
pierdas el sentido pero eso no lo dijo─¿podrías tú encargarte de organizarla, le he
pedido ayuda a Catherine que está entusiasmada

─desde luego me encantaría─ y le sonrío,

Richard pensó que tenía que besarla pero se contuvo, la sonrisa le había
desarmado hacía meses que no veía su sonrisa y le entraron ganas de llorar y
besarla al mismo tiempo, a ella le gustaba la idea, si lo hubiera sabido habría
planeado la fiesta hacía meses
─bien, dentro de tres semanas ¿será tiempo suficiente?, quiero invitar a
gente importante, políticos embajadores y gente de la nobleza por supuesto ¿te
dará tiempo?

─Yo creo que sí, me ayudará Catherine y también le pediré ayuda a la


señora Cox

─muy bien, en todo lo que te pueda ayudar no dudes en pedirme ayuda─


dijo Richard mirándola a los ojos, Dios mio estaba preciosa con ese vestido rosa y
el sombrerito a juego con gusto le hubiera ayudado a desprenderse de todo lo que
tenía incluido ese abrigo tan abrigadito, cogió a la niña para centrar sus
pensamientos en la niña y no pensar todo el tiempo en los labios y los pechos de
Lena si seguía así se iba a poner enfermo

─vamos dentro que ya está refrescando─dijo Lena y los tres como una
verdadera familia entraron en la casa.

La fiesta mantuvo ocupadas a Catherine, Lena y la señora Cox, pusieron


motivos navideños en el salón de baile y por todo el primer piso, buscaron un
menú de ocho platos en los que todos quedaran satisfechos, contrataron a más
personal para que no faltaran bebidas ni comida en ningún momento, pensaron en
los postres más apetitosos. Y por fin llegó el gran día, para tan evento Lena se
había comprado un vestido azul oscuro con un corpiño dorado la espalda tenía un
gran escote en uve, que era todo un escándalo el escote estaba cubierto por un tul
color negro y bajo el corpiño en dorado la falda caía por las piernas pegándose a su
cuerpo como un guante, cuando Richard la vio casi se cae de la conmoción y eso
que estaba sentado en una silla. Fue a su encuentro

─estás preciosa Lena─y la besó en los labios, no pudo contenerse, de esta


noche no pasaría, esta noche la haría suya otra vez y si se quedaba embarazada
mejor, así no podría huir de él

─¿te gusta? ¿no es un poco escandaloso?

─Lo es, solo deberías ponértelo en mi habitación, para que solo yo pudiera
disfrutar de tan magnifica vista, pero estás preciosa causarás sensación

Richard con Lena y Catherine estaban en la puerta recibiendo a los invitados


-Richard la trataba con cariño, presentándole a todo el mundo que recibía, como si
fuera un matrimonio de verdad, llegó el turno a los políticos y luego a los
embajadores cuando fue presentado el embajador alemán , el hombre con gran
dificultad se presentó, cuando Lena en perfecto alemán le preguntó, qué tal le
habían tratado en su país y si necesitaba algo, el embajador giró la cara hacia
donde estaba Lena y con una gran sonrisa le contestó en alemán

─no sabe como me gusta que alguien hablé mi idioma llevo poco tiempo, y
me está costando un poco acostumbrarme a su idioma, me encantaría luego hablar
con usted─el embajador era un hombre e unos treinta y cinco años rubio con los
ojos azules, alto y fornido y muy guapo miró hacía donde estaba Catherine─
también me gustaría que me presentara a esa bella mujer que está a su lado

─claro que sí─ dijo Lena riendo abiertamente- Richard la miró una punzada
de orgullo y celos le traspasó el cuerpo, orgullo porque no sabía que su mujer
supiera hablar alemán y celos porque ese alemán tan guapo había conseguido que
Lena se riera abiertamente, cosa que él no había conseguido nunca, y el sonido de
su risa era preciosa como música, vio como Lena le estaba presentando a su
hermana al embajador alemán y como miraba a su hermana y se tranquilizó un
poco, luego llegó el embajador ruso, al cual Lena también saludó en su idioma para
entonces el corazón de Richard casi se salía de su pecho de lo orgulloso que
estaba─ el último de la fila de invitados fue su gran amigo el duque de Wasford
que después de saludarle a él con gran cariño, saludó a Lena

─Lena ¿no sabes las ganas que tenía de verte? Espero que me concedas un
baile, y que podamos charlar luego, no me quiero ir sin hablar contigo.

Otra punzada de celos fue al estomago de Richard directo, no quería que su


amigo hablara con Lena a solas, no tenía nada de lo que hablar con ella, y  ¿por qué
la había tuteado?

Agarró de la cintura a Lena, ella le miró con asombro pero no dijo nada.
Richad quería marcar su propiedad, y aunque sabía que ella era un espíritu libre,
quería dejar claro que no renunciaría a ella sin pelear

─me encantaría excelencia tanto una cosa como otra, me imagino que quiere
hablarme del catalogo de insectos

¡ah claro! pensó Richard, se le había olvidado por completo,

─sí, traigo un ejemplar conmigo y me gustaría que lo viera

─por supuesto, más tarde le buscaré excelencia


─sí, porque ahora debemos empezar el baile─ dijo Richard sin soltarla de la
cintura y encaminándose con ella a la pista de baile cuando empezaron a sonar los
compases del vals

─la fiesta está resultando perfecta Lena

─sí ¿te gusta? No sabía si lo estaba haciendo bien, pero tu hermana ha sido
de gran ayuda

─me alegro, ¿no sabía que hablabas idiomas?

─Sí, fui con mi padre a Alemania  cuando era joven y permanecimos


durante cinco meses, a mi padre lo reclamó una iglesia católica que tenía un
manuscrito muy antiguo, no lo podían restaurar porque era muy caro, lo que
querían era hacer una copia porque estaba muy deteriorado, él lo copió para qué
no se perdiera la información que había en él, había muchos dibujos y por eso le
llamaron. Cinco meses para una jovencita sin nada que hacer se hacen muy largos
y aunque ayudaba a mi padre me quedaban muchas horas libres, hablaba con los
sacerdotes así que aprendí el idioma lo mismo me pasó en Rusia pero allí
estuvimos menos tiempo con lo cual lo domino menos─ cuando acabó el discurso
le sonrío, Richard sintió que su miembro se despertaba con ferocidad, la acercó a
su cuerpo

─Lena quiero que me perdones, por lo que te dije la última vez que
estuvimos juntos, quiero tenerte otra vez, me muero por ti Lena, no te olvido, no
dejo de pensar en ti ,ni de anhelarte, quiero tenerte otra vez debajo de mí, o
encima, como sea, pero quiero estar dentro de ti─ todo esto se lo dijo en un susurro
en el oído mientras la acercaba a su cuerpo para que ella notara su erección

─¡oh Richard!, yo también lo quiero, pero no quiero que te arrepientas al


cabo de las horas, si quieres que estemos juntos no debes derramarte dentro de mí,
solo así podremos estar juntos

─te lo prometo─ aunque a él no le hubiera importado, había cambiado su


forma de pensar y no le molestaba si ella se quedaba embarazada otra vez, pero no
quería decírselo, ella no le creería y con tal de tenerla otra vez junto a él era capaz
de prometer que andaría sobre ascuas ardiendo─ esta noche, vendrás a mi
habitación quiero que estés en mi cama mientras te hago el amor y poder mirar el
magnifico cuadro que me has pintado

─de acuerdo, pero esto no cambiará nada, cuando llegue la hora no te


preocupes, yo te dejaré cuanto tú quieras Richard, no quiero ser una carga

tu nunca lo eres─pensó Richard, pero no dijo nada no quería asustarla,


diciéndole cosas de las que todavía no estaba seguro, por ahora se conformaría con
hacerla el amor una y otra vez esta noche.

La fiesta transcurrió con normalidad, cuando Lena vio como Rose se


acercaba a su marido y él se la llevaba para bailar una cuadrilla, ella buscó con la
vista al duque y enseguida lo encontró, no quería que le afectara lo que Richard
hiciera con su vida, tarde o temprano  se iría y ella se quedaría sola con su niña, no
podía quererle más de lo que le quería pero no podía tenerlo, lo sabía desde el
principio, pero eso no quería decir que no le doliera, le dolía, pero era su realidad y
no podía cambiarla

─excelencia, ¿está disfrutando de la fiesta?

─Claro que sí milady, pero por favor no sea tan formal conmigo, me gustaría
contarme entre sus amigos llámeme Julián, sé que es muy intimo pero usted ya es
una mujer casada y puede permitirse esos lujos

─muy bien Julián─ sonrío lena─ ¿ me enseña ese catalogo? estoy impaciente
por verlo

Richard vio la espalda de Lena salir del salón de baile seguido de su amigo
Julián, y los celos que había sentido antes volvieron con más fuerza, sabía que su
amigo nunca se aprovecharía de la mujer de un amigo, pero es que no quería que
la mirara ni que tuvieran nada en común, y sabía que tenían todo un trabajo que
compartían, y eso no lo podía cambiar, era de eso de lo que tenía celos, que
compartía algo con Lena, y no quería que nadie que no fuera él mismo compartiera
nada con Lena

─¿estáis muy callado milord?─le preguntó la condesa cuando volvieron a


bailar juntos

─No, solo estaba disfrutando del baile

el baile acabó

─¿me invitáis a una copa de champán?─dijo la condesa

─claro que sí ¿queréis que vayamos juntos o preferís esperar?


─No ,vamos juntos,

mientras estaban bebiendo en un rincón de la sala, Richard no quitaba la


mirada de la puerta para ver cuando aparecería su Lena, no sabía cuando había
empezado a pensar así, pero era un hecho, la consideraba suya, y no pensaba
dejarla ir, ni ahora ni nunca. Lena entró seguida del duque llevaba el catalogo en
las manos que iba mirando con detenimiento

─es magnifico excelencia─seguía mirando mientras sonreía

─Julián, no me llames excelencia, si no puedes llámame Wasford pero no


excelencia

─perdona Julián, mira esta avispa, que bien está, parece que quiere salir del
catalogo─ el duque miró juntando la cabeza con Lena, Richard los estaba mirando
desde la distancia, los veía juntos mirando el catalogo y riendo, y no pudo más, se
acercó a donde estaban ellos, seguido de Rose

─¿qué es lo que estáis mirando con tanta atención?

─mira Richard, es el catalogo en el que trabajamos Wasford y yo, es


precioso, está muy bien redactado, y los dibujos quedan muy nítidos ¡me encanta!

Richard miró a Lena a la cara,estaba iluminada por la alegría y la emoción, le


produjo una sensación de bienestar verla tan contenta, cogió el catalogo

─a ver, sí que están bien definidos los bichos estos, me gusta mucho, mira
hacen una descripción primero de la zona, está muy bien va a ser una guía muy
provechosa─dijo Richard sinceramente

─a mí me parece espantoso─ dijo Rose─ pero no por nada, los dibujos están
muy bien pero no sé yo que utilidad puede tener una guía de insectos

─pues mucha condesa por ejemplo puedes saber cuales son peligrosos,
cuales son los que pican y los que son inofensivos, pero dejemos de hablar de
insectos se lo he traído a lady Bellamy porque sabía que le gustaría ver como había
quedado su trabajo, pero vamos a divertirnos ¿me concede este baile condesa?

─Por supuesto excelencia

─está muy bien Lena, ─dijo Richard que seguía mirando los dibujos, la tomó
de la mano,─ ven Lena

─¿a dónde?

─Ven conmigo, no preguntes a dónde

─pero no podemos abandonar la fiesta

─podemos, y lo vamos hacer.

Cuando salieron del salón Richard la cogió en brazos y subió la escalera de


dos en dos y de una patada abrió la puerta de su habitación la echó en la cama y se
echó al lado de ella

─Richard me vas a arrugar el vestido

─pues te compraré cinco más, no te preocupes Lena lo voy a tratar con


suavidad─mientras le iba acariciando el pecho por encima del vestido-- sigues
teniendo los pechos más grandes que antes, ¡me encantan!

─quítate el vestido Lena si no quieres que te lo raje de arriba abajo, no puedo


más mira como estoy y se quitó los pantalones y se tocó el miembro─ ves lo que
haces conmigo quítate el vestido, ven que yo te ayudo─ y empezó a quitarle todos
los botoncitos mientras la iba acariciando y besando por todas las partes que iba
desnudando─ no sé que voy hacer contigo, no se me pasan las ganas de poseerte
una y otra vez─ Richard tocó la parte de ella más sensible y la tumbó, ya estaba
toda desnuda y la abrió las piernas y puso su lengua entre sus piernas y empezó a
lamerla y a mordisquearla, Lena empezó a retorcerse y a gemir

─Richard si me haces eso no voy a poder aguantar mucho más

─pues déjate llevar, esta noche te voy a dar placer más de una vez, no vamos
a parar hasta quedar los dos más que satisfechos─ y siguió lamiéndola donde sabía
que arrancaba los gritos de ella, Lena no pudo más y chilló cuando el placer la
inundó todo el cuerpo

─bien ahora es mi turno ─y se zambulló dentro de ella, ella estaba húmeda


por su excitación y por el placer que acababa de recibir de la boca de Richard─
Dios es como estar en el paraíso, muévete conmigo Lena me encanta cuando sales
a mi encuentro, su voz era cada vez más entrecortada, no podría aguantar mucho
por eso metió la mano entre el cuerpo de ambos y buscó el botón de Lena que sabía
que estaba muy sensible y que si se lo tocaba ella no aguantaría mucho─ dime qué
es lo que sientes, necesito saber que sientes lo que yo siento, me aprietas tanto,
estoy como enfundado dentro de ti, siento tus contracciones, ya te llega de nuevo
¿verdad?

─Sí Richard no puedo más, no te corras dentro sal de dentro de mi

─no, no quiero ni puedo y se derramó dentro de ella besándola con


desesperación mientras los dos temblaban de placer abrazándose.

Se quedaron en silencio esperando que el corazón y la respiración


recuperara el ritmo normal

─¿por qué no has salido a tiempo,? te has corrido dentro de mí. no quiero
quedarme embarazada, no quiero pasar otro año y medio como él que he pasado

─si te quedas embarazada todo será distinto, confía en mí Lena, Richard se


quitó a un lado y la abrazó pegándola a su cuerpo─ ahora duerme, tienes que
descansar has pasado unas semanas muy ajetreadas. Ella fue a incorporarse para
salir de la habitación, Richard la agarró y volvió a tumbarla a su lado

─¿a dónde piensas que vas?

─A mi habitación a dormir, ¿no es lo que me has dicho?

─No, te he dicho que duermas aquí a mi lado yo cuidaré de tu sueño,


duérmete cariño

Lena estaba hecha un lío pero no quiso discutir, se acostó a su lado y se


durmió. Richard permaneció un tiempo despierto a su lado, sintiendo su
respiración relajándose se sentía en paz y muy feliz, no recordaba haberse sentido
nunca tan feliz y completo, acarició el pecho de Lena y ella gimió, qué mujer más
fogosa pensó Richard, nunca me voy a cansar de ella, lo sé, es la horma de mi
zapato, no puedo perderla y siguió acariciándola hasta que el sueño le venció.

A la mañana siguiente cuando Richard se despertó, Lena seguía a su lado, la


alegría se instaló en su corazón,  la acarició y la besó, no podía pasar de ella, se fue
despertando y él volvió a tomarla esta vez con energía la penetró duro y fuerte, los
gritos de ella podrían haber despertado a toda la casa si él no fuera acallándola con
besos, y tragándose sus gemidos y sus gritos
─vas a despertar a toda la casa─dijo Richard sonriendo cuando los dos
estaban relajados en la cama

─pues tú tendrás la culpa ─dijo riendo─nunca me habías hecho disfrutar


tanto, eres incansable

─contigo sí mi amor, no sé lo que tienes que eres como opio para mi, cuando
más te tengo más te necesito

─debo levantarme tengo que dar de mamar a la niña

─te acompañó, no me perdería el espectáculo por nada del mundo.

Fueron juntos a la habitación de la niña, Lena la cogió en brazos, y la puso


en su regazo mientras le daba el pecho, Richard contemplaba la escena con el
corazón encogido por la emoción. La niña crecía muy bien sin dar un solo
contratiempo

Los meses que siguieron fueron felices sobre todo para Lena, aunque a
Richard todavía lo veía indeciso, de vez en cuando desaparecía por días, unas
veces era muy cariñoso y otras veces muy frío, Lena estaba hecha un lío, por eso
creía que debía de poner un poco de distancia entre los dos.

Cuando llego marzo, Catherine fue a verla un día a su estudio

─Lena, ¿te acuerdas que hace un tiempo llegamos al acuerdo de qué


conoceríamos Londres las dos juntas? yo te enseñaría el Londres que yo conozco y
tú el que conoces tú

─sí claro que me acuerdo¿ por qué? ¿crees que ya ha llegado el tiempo de
hacer turismo por nuestra ciudad?

─Sí Lena, vámonos a Londres a mi casa, no a la casa de Richard, yo tengo


una casa que me dejó mi marido, no es tan espectacular como la de Richard, pero
es suficientemente grande para nosotras dos, la niña, las dos doncellas y tus
cuadros

─ay Catherine─ dijo Lena riendo encantada─ claro que me iré contigo se lo
diré a Richard

─no está, se ha ido a una fiesta que daba la condesa de Monfort


─no me ha dicho nada─ a Lena la voz se le tiñó de tristeza-

─déjale una nota ya la verá cuando venga, por lo menos tú si le das la noticia
de que te vas, no creo que se merezca mayor consideración, no sé que le pasa a
Richard, una veces parece que no puede vivir sin ti y otra que te echaría de la casa
a patadas

─sí, es verdad, es un mar de confusión, nos vendrá bien separarnos, y si él


no pone fin a este matrimonio lo pondré yo, voy a ver si le gustan los cuadros a mi
amigo, si me los pudiera vender, me compraría una casa

─no pienses ahora en eso, es un poco prematuro por ahora, vamos a


disfrutar, vete haciendo las maletas mañana nos vamos.

 
Capítulo 12

Cuando Richard llegó después de una semana de estar en la fiesta de la


condesa, no podía más de aburrimiento. Se enteró de que Lena se había ido con su
hermana y con la niña, en un primer momento se sintió aliviado, no quería
enfrentarse de nuevo a ella, y al deseo que despertaba en él, no quería estar tan
expuesto, se centró en la hacienda que últimamente la tenía muy abandonada, vio
el rendimiento de el último año, comenzó la rotación de los cultivos, que ya le
había dado muy buenos resultado el año pasado, solucionó los problemas de los
jornaleros que trabajaban para él y después de un mes de no dejar de trabajar, no
podía más, echaba tanto de menos a Lena que decidió ir a Londres en su busca.

Sabía que no podía vivir sin ella, lo mejor era rendirse ante la evidencia la
quería en su vida sabía que había estado esquivándola estas últimas semanas pero
es que no quería necesitarla tanto, no quería quedarse tan descarnado ante otra
persona, sabía que Lena era una buena mujer, pero no quería mostrar tal debilidad
ante ella, pero por fin había comprendido que era al revés, que con ella cerca era
más fuerte, cuando ella no estaba con él era cuando era más débil y quedaba más
expuesto, le faltaba su otra mitad, ella le completaba, tenía que ir en su busca y
hacérselo comprender, la amaba, lo sabía, se había dado cuenta hacía tiempo pero
no lo quería reconocer, pero ya no tenía miedo, la amaba con todo su corazón y con
cada fibra de su ser, ahora ella lo tenía que comprender, él creía que ella también lo
amaba, nadie se podía dar a otra persona como Lena se entregaba a él sin amarle,
ella nunca se lo había dicho de palabra, pero si con sus dibujos y con sus hechos,
ahora tendría que sacárselo, y hacerla comprender que él también la amaba, y que
deberían comportarse como un matrimonio normal, viviendo juntos todos los días
y amándose todos los días.

Lena y Catherine llegaron a Londres a primeros de marzo la temporada no


había hecho más que comenzar.

La casa de Catherine, sin ser una mansión imponente como era la de


Richard, era muy bonita tenía ocho habitaciones y dos salones, Lena en realidad no
sabía como era la casa de Richard en Londres nunca había estado y nunca la había
visto, pero le había hablado mucho de ella y sabía que era una gran mansión.

A Catherine la invitaban a todas las fiestas ellas eligieron las mejores a la


primera que fueron fue a la que daba la condesa de Valmont.
─La anfitriona de esta fiesta es muy amiga de mi madre, pero no es tan
clasista como mi madre ni mucho menos, es muy buena mujer, tiene un hijo que
todavía está soltero y es un poco calavera─le informó Catherine a Lena cuando ya
partían a la fiesta─ pero es muy buena persona, mi hermano Richard es muy
amigo de el, sintió mucho la muerte de mi hermano y fue un gran apoyo para
Richard en aquellos días

─nunca habláis de tu hermano Eduard ¿todavía os duele?

─Ya cada vez menos, pero Eduard era muy buena persona, por eso le pasó
lo que le pasó, nunca quiso enfrentarse a mi padre ni a mi madre bueno yo
tampoco, el único que se enfrentaba era Richard, como era el menor parecía que lo
podía hacer sin tener consecuencias pero todo eso cambio con la muerte de mi
hermano, fue un golpe para toda la familia, pero ya basta de hablar de tristezas,
mira estamos llegando a la casa de la condesa ¡pero cuánta gente,! hay cola para
entrar- Lena estaba con la boca abierta nunca había estado en una fiesta de tanto
postín, únicamente en la que habían hecho en Rostof Mannor, pero esa parecía
mucho más grande si teníamos en cuenta todos los carruajes que estaban
esperando para poder llegar a la puerta principal

─sí, quizás hemos llegado un poco pronto, pero es que estoy desentrenada
en cuanto a las fiestas, cuando vivía mi marido nunca fuimos a ninguna y luego a
mí no me apetecía demasiado, pero hoy la verdad me apetece disfrutar.

Por fin pudieron entrar en la fiesta, cuando dijeron el nombre de la condesa


de Bellamy todos esperaban ver a Celia pero el revuelo fue mayúsculo cuando se
dieron cuenta que era la mujer de Richard la que estaba en la fiesta.

La condesa de Valmont acompañada de su hijo las recibieron en la puerta

─bienvenidas a nuestra casa, es un honor para nosotros que hayáis aceptado


nuestra invitación

─el honor es nuestro milady, les quiero presentar a mi cuñada la condesa de


Bellamy

─mucho gusto milady, hemos oído hablar mucho de usted, ha sido para
nosotros una agradable sorpresa poder conocerla─ la que hablaba era la condesa
de Valmon que no le quitaba ojo, la muchacha era mucho más bonita de lo que su
amiga le había contado y más fina iba adecuadamente vestida y peinada, y sus
modales eran exquisitos
─el honor es mio milady, estoy muy contenta de estar aquí, está va a ser mi
primera fiesta, quitando la que dimos en nuestra casa en Rostof mannor,─ le dijo
Lena con una sonrisa en la cara

─déjeme presentarle a mi hijo Charles Lenox conde de Valmont el aludido


estaba mirando a Lena con atención

─es un placer milady espero que me pueda conceder un baile

─por supuesto milord será un honor

después de saludar a los anfitriones, entraron en el salón, era muy grande y


estaba muy iluminado, había una mesa con bebidas que lacayos uniformados
servían a quien se acercaba, y había mucha gente, todos ellos en silencio y
mirándolas

─¿qué es lo que miran con tanto interés?- preguntó Lena a su cuñada

─a ti querida, parece ser que que eres la gran sorpresa de la fiesta a saber lo
que mi madre ha estado contando de ti para que todos te miren con esa cara de no
creerse lo que están viendo, mira quién viene por ahí

─¿quién?

─El embajador alemán- dijo Catherine azorada

─pues no se te ocurra dejarme sola y ponerte a bailar con el señor Behrens,


te mato si me dejas aquí sola

─no te preocupes hasta que yo no te vea bailando no me iré

─buenas noches – Helmut era él que las saludaba-- no sabía que iban a
venir, pero ha sido una agradable sorpresa, lady Bellamy y le besó la mano a la vez
que inclinaba la cabeza, y lady Rennard─esta vez se demoró un poco más en la
mano de Catherine

─¿me concede un baile lady Rennard?

─Encantada, pero espere al siguiente, que quiero disfrutar un poco viendo a


la gente bailando si no le importa
─no, no me importa, yo con estar cerca de usted ya soy feliz─ lo dijo con un
lenguaje catastrófico pero a Catherine le encantó como sonó.

Nada más acabar de saludar a la gente invitada a la fiesta.

Charles el conde de Valmont buscó con la mirada dónde se encontraba la


condesa de Bellamy y fue en su busca, era una muchacha preciosa y quería hablar
un rato con ella, tenía una mirada inteligente y nada afectada, le apetecía mucho
conocerla

─milady─ dijo cuando llegó a su altura─dígame que no tiene este baile


comprometido, me encantaría que me lo concediera

─estaré encantada milord─ Helmult y Cathriene sonrieron y fueron los


cuatro hacia la pista

─¿cómo es que no ha venido antes a la temporada?

─Antes de casarme con Richard era imposible nadie me invitó, yo hubiera


venido de mil amores pero nadie me invitó,─ dijo Lena sonriendo ─y después no
he podido, he estado muy ocupada cuidando a mi hija

─a su marido sí le hemos visto frecuentemente, está temporada todavía no,


pero la pasada no salió de los salones de baile

─sí, parece que le gusta disfrutar de la temporada de Londres

─perdone, milady no quería ser insensible─ dijo Charles, que se había dado
cuenta de la cara de tristeza que había puesto Lena cuando le había informado de
las correrías de su marido

─no se preocupes milord─Lena miró al hombre que estaba bailando con ella,
era un hombre muy guapo no tendría mas de treinta años, alto y moreno con unos
ojos azules muy grandes y expresivos, iba muy bien vestido de gala y olía
estupendamente─no lo ha sido,

─y ¿dígame a qué es lo que se dedicaba antes de que Bellamy le robara el


corazón?

─yo era ilustradora, así le conocí a él, el duque de Wasford me contrató para
un catalogo de insectos y allí estaba Richard
─vaya que historia más bonita

no, no era bonita pensó Lena, todo había sido sufrimiento o casi todo, pero
hoy no quería pensar en eso, hoy quería disfrutar de todo lo que le deparara la
vida sin pensar en nada más. El baile acabó, y Charles siguió a su lado, todavía no
la quería dejar quería saber más de esa deliciosa mujer

─¿quiere tomar algo?

─Estaré encantada

Los dos fueron hacia las bebidas y allí estaba Helmult con Catherine
hablando con gran dificultad cuando se acercó Lena a Helmult la cara le cambió

─milady ayúdeme─le dijo en alemán. Quiero decirla a Catherine que


mañana la quiero invitar a comer en la embajada para que vea donde trabajo y que
me gustaría mucho que aceptara

Lena asintió con la cabeza, y se lo comunicó a Catherine que aceptó


encantada y se lo dijo a Helmult en alemán, Charles había escuchado y mirado
toda la escena con atención y se quedó gratamente sorprendido, sabía hablar
alemán, y su suegra decía que era una mujer poco preparada, pues él con lo poco
que había visto la había  encontrado más preparada que casi todas las mujeres de
clase alta que conocía.

Lena disfrutó mucho de la fiesta bailó con todo el mundo que se lo pidió, no
le importó si era joven o viejo a ella le gustaba mucho bailar y desde que se había
casado apenas había bailado, cuando la fiesta estaba apunto de acabar, estaba muy
cansada, se acercó el conde Valmont

─milady antes de que se vaya me gustaría decirla que es usted una mujer
asombrosa, que me ha gustado mucho conocerla y que estaría muy feliz si aceptara
junto con la marquesa de Rennar a venir pasado mañana a una pequeña reunión
que vamos a celebrar en casa, es una velada musical.

─Muchas gracias, nada nos agradaría más, se lo comunicaré a Catherine


pero no creo que haya ningún problema

─hasta pasado mañana entonces milady.

Desde ese día Charles Lenox conde de Valmont fue compañía inseparable de
Lena, casi siempre acompañados por Catherine y el embajador.

A finales de marzo Lena ya había salido por lo menos media docena de


veces con Charles, habían ido sobre todo a bailes, pero también al teatro y a las
carreras de caballos. Sabía más cosas acerca del conde de Valmont que de su
propio marido.

La relación de Catherine con Helmult iba viento en popa se les veía a los
dos muy ilusionados, a Lena le hacía mucha ilusión pero también sentía un poco
de envidia

─Catherine me gustaría ir a ver a mi amigo el marchante quiero enseñarles


mis dibujos ¿tú me podrías acompañar?

─claro que sí Lena pero ¿no habías quedado con el conde de Valmont?

─sí, él también nos acompañará, pero no quiero ir sola con el conde, por
favor acompáñanos

─sí, no te preocupes Lena yo te acompaño, ¿por qué estás preocupada? Es


por Richard ¿verdad? No quieres que piense mal de ti, si se entera que has ido sola
con el conde

─sí no quiero que se sienta agraviado, sé que sufrir no va a sufrir, a no ser


que sea en su orgullo, pero no quiero que le hablen mal de mí

─yo creo que sí le iba a importar si se entera que tienes una amistad con el
conde y no solo por su orgullo, yo creo que le importas más de lo que él se piensa,
pero no te preocupes yo te acompañó, para guardar tu virtud─se río abiertamente

─no seas tonta, pero muchas gracias Catherine eres una buena amiga

─tú sí que eres buena Lena, no te preocupes alguna vez la vida te


recompensará, mirame a mí, loca por el teutón ese, yo que había dicho que no
quería saber nada de hombres, pero es que no todos son iguales,

─afortunadamente─ dijo Lena mientras reía

Fueron hacia dónde vivía Lena anteriormente a la calle bloomsbury, allí el


amigo de Lena tenía su galería de arte, era un amigo ya de su padre algo más joven
de lo que sería su padre si viviera . Era un hombre entrado en años y kilos pera
nada más verlo te daba confianza, tenía unos ojos nobles y sus maneras eran
exquisitas, Lena acompañada por el conde Valmon y Catherine llegaron en un gran
carruaje y pararon en la puerta de la galería, le dijeron al cochero que diera una
vuelta, pero que volviera porque allí, llevaban los cuadros y los tendrían que
descargar, pero antes de eso quería hablar con Thomas Miller

─¡ Lena! ─saludó el señor Miller nada más ver asomar por la puerta de su
establecimiento a Lena─no me puedo creer que estés aquí, el otro día vi a tu
hermana y me dijo que vivías en Nortfolk

─ ¿qué tal estás? Se te ve muy bien estás muy guapa ¿qué te trae por aquí?

─Señor Miller, ¿qué tal está? Yo estoy bien me acuerdo mucho de usted, de
los consejos que me daba para que plasmara bien la perspectiva, déjeme que le
presente a Charles Lenox conde Valmont, y a mi cuñada la marquesa de Rennard
tanto el señor Miler como los nobles hicieron una inclinación de cabeza

─encantados de conocerlos pero acompáñeme a la trastienda allí estaremos


más a gusto y nos tomamos un té o una copa lo que prefiráis.

Siguieron al señor Miller por un pasillo que daba al fondo a una puerta color
verde entraron dentro y era un despacho amplio con una gran ventana por el que
se veía la calle, el señor Miller les invitó a una copa que solo aceptó Charles, llamó
a la doncella y les sirvió a las damas un té con uno pastelillos

─bueno Lena y ¿qué es lo que te trae por aquí?

─señor Miller últimamente he estado pintando y me gustaría que viera  mis


cuadros, pero quiero que sea sincero si piensa que no valen para nada me lo dice y
yo me los vuelvo a llevar, a mí me gustan mucho, por eso me gustaría que usted
me diera su sincera opinión

─Lena si tus cuadros no me gustan, no te preocupes, que se me notará en la


cara─ dijo Thomas poniéndose de pie ─ pero ¿dónde están? No hay cosa que más
me guste que ver obras nuevas, tú eras muy buena con el color, me gustaría mucho
verlos

─pues voy a por el cochero

─espera Lena voy yo─ dijo Charles─ tú quédate con tu amigo.


A Thomas Miller los cuadros le parecieron muy buenos con mucha fuerza,
había plasmado muy bien los sentimientos de las personas, trasmitía sensaciones y
eso era lo mejor para un artista, que su obra trasmitiera

─Me encantará hacer una exposición ¿cuántos cuadros tienes?

─Aquí unos diez, en Nortfolk tengo más, pero he traído los que más me
gustaban

─muy bien arreglaré todo para una exposición dentro de dos meses más o
menos, yo creo que se venderán bien, si eso sucede, ya viajaré yo a tu casa en
Nortfolk para ver los cuadros que tienes. Y dime Lena ¿qué tal esta tu madre?

─Bien pero yo la veo un poco sola, mañana voy a comer con ella, si quiere se
puede pasar y le invitamos y recordamos viejos tiempo

─si puedo me paso, me encantaría saludar a tu madre.

Salieron de la tienda Lena iba contenta como unas castañuelas,

─¿estás contenta Lena? Le preguntó Catherine

─estoy feliz, no sabía si lo cuadros eran buenos me ha encantado que le


hayan gustado al señor Miller

─a mí me han parecido muy buenos. Yo no entiendo nada, pero me han


emocionado- dijo el conde mirando a Lena

Lena se lo quedó mirando a lo ojos

─gracias Valmont eres un buen amigo

─de nada Lena a mí me gusta contarme entre tus amigos.

Esa noche Charles Lenox estaba cenando con su madre en casa, no iban a
salir a ningún sitio, bueno Charles luego pasaría un rato por el club, pero la madre
estaba tomando el postre cuando levantó la mirada hacia su hijo y le preguntó:

─¿te gustá la condesa de Bellamy? ¿verdad hijo?

─Sí madre, me parece una mujer muy interesante. Hoy hemos ido a una
galería para que vieran unos cuadros que ella había pintado, eran magníficos
madre, ella estaba toda nerviosa por si no le gustaban al marchante, a él le han
entusiasmado, pero es que realmente estaban muy bien

─hijo todo eso está muy bien, a mí también me parece una muchacha
excepcional, no tiene nada que ver con lo que decía Celia, pero es una mujer
casada, con un amigo tuyo sin ir mas lejos

─pero él no la quiere, no la hace ni caso, te acuerdas del año pasado nada


más nacer su hija se vino aquí a pasar la temporada, le vi bailar con todas la
mujeres que se le ponían a tiro, por no hablar de la condesa de Monfort que era
como su amante, que quieres que te diga si se queda libre, desde luego no estará
mucho tiempo sola,

─ten cuidado hijo no sabes la relación que hay entre los dos

─no te preocupes madre no estoy enamorado de ella, pero es una pena que
Bellamy no valore la mujer que tiene a su lado,

─quizás si lo sabe

─no la hubiera dejado sola en Londres sin la protección de un hombre.

 
Capítulo 13

Mientras esto pasaba, Richard estaba en Rostof Mannor pero mañana


partiría para Londres, hacia su casa, en su casa le esperaba una sorpresa, sabía que
no estaba Lena ya que le había dejado una nota diciéndole que partía con Cathrine
y que se hospedaría en su casa, a él le hubiera gustado que las tres se quedaran en
su casa pero no estaba allí cuando ellas partieron, en su casa si le estaban
esperando dos mujeres su madre y Rose. Rose había ido invitada por su madre,
porque en su casa estaban haciendo obras, y no podía vivir y como la temporada
había empezado se había acoplado las dos en su casa, hacía un mes que no veía a
Lena ni a su hija, que cada vez la echaba más de menos era una parte de él y de
Lena y por eso la amaba,

─Richard ¿no sabíamos cuándo vendrías? ¿ has tardado mucho?


Pensábamos que llegarías hace semanas

─madre es que también tengo que trabajar, la hacienda no se lleva sola

─no te enfades, ya estás aquí. Rose es nuestra invitada, me he tomado la


libertad de invitarla ya que su casa estaba inhabitable espero que no te importe

─claro que no, puede quedarse el tiempo que quiera-

─gracias─ dijo Rose caminando hacía donde estaba Richard contoneándose


y ofreciéndole la mano para que se la besara─ ¿estarás cansado? Esta noche
pensábamos ir a la opera pero si estás cansado no hace falta que nos acompañes

─no, os acompañaré, tomaré un baño y comeré algo y enseguida estoy con


vosotras

─muy bien hijo te esperaremos, tu mujer lleva un tiempo aquí y no ha


desperdiciado el tiempo no ha parado de salir a bailes y se ha hecho muy amiga
del conde de Valmont.

No le gustó lo que le estaba contando su madre pero en su cara no se reflejó


su malestar, ¿qué habría pasado con Lena en Londres?, quería verla y aclarar de
una vez la situación sino tarde o temprano Lena lo abandonaría

Richard se vistió poniendo empeño en quedar lo más atractivo posible,


pensaba que quizás se encontraría con Lena y quería que ella le viera muy guapo,
sabía que ella lo encontraba atractivo, más de una vez se lo había dicho, él la veía
preciosa a ella, pero no hacía falta que se acicalará, incluso con un saco la
encontraría arrebatadora.

Cuando llegaron a la opera, a su palco, Richard miró por todo el teatro para
ver si la veía en cualquier sitio, no la encontró, varias personas vinieron a
saludarles a su palco, él estaba con su madre y con la condesa de Monfort. De
repente en un palco de enfrente varias personas entraron y se acomodaron, a él se
le erizó el pelo de la nuca no la había visto pero sabía que Lena estaba allí, la buscó
con la mirada, y allí estaba sentada al lado de su hermana y el embajador ese tan
guapo, una ráfaga de celos se le instaló en el estomago, aunque sabía que el
embajador ese tan guapo iba detrás de su hermana, pero es que ahora mismo
estaba sonriendo a su mujer, esperó pacientemente a que llegara el descanso, no
estaba el conde Valmont con ellos, mejor, no quería dar el espectáculo con su
amigo delante

─voy al palco de Catherine, a saludarla y a Lena que está con ella, ¿queréis
acompañarme?

─No, nos quedamos aquí─dijo la madre

─yo te acompaño,─ dijo la condesa ─así no te sentirás solo

Richard se arrepintió de haberlas invitado era una cortesía nada más, no


esperaba que Rose aceptara, quería hablar con Lena, le daba lo mismo que Rose
estuviera allí, él hablaría con Lena de una manera o de otra

─buenas noches ─ dijo Richard en la puerta─¿cómo estáis? Mirando


solamente a Lena que se había girado al oír la voz tan familiar

Catherine se levantó y fue a besar a su hermano, Lena hizo lo mismo,


cuando vio detrás de él a la condesa, intentó echarse para atrás y volver a su sitio
pero Richard no la dejó, la tomó de la mano y la besó en los labios con suavidad

─¿qué tal estás amor? Le preguntó al oído. Te he echado de menos, ¿cómo te


encuentras en casa de Catherine?

─Estoy bien, pero mañana me mudaré a casa de mi madre, tu hermana ha


decidido irse de viaje con Helmut a Austria y Alemania, quiere que me quede en
su casa pero yo prefiero irme con mi madre, te lo digo para que sepas dónde me
encuentro

─no, tú te vienes conmigo a mi casa que es también la tuya, o es que olvidas


que estamos casados ¿qué tal está April?

─Muy bien ya ha dado sus primeros pasos, está preciosa, pero no quiero
molestar, yo creo que estaré mejor en casa de mi madre, además ya he hablado con
ella y nos estará esperando.

Richard la arrastró con él a un lado del palco en el cual reinaba la oscuridad,


los demás en el palco no sabían que hacer

─condesa ¿qué tal se encuentra? le preguntó Catherine a Rose

─muy bien pero creo que me iré a mi palco ha sido un placer saludarla   lady
Catherine, encantada de conocerlo sr. Berhens

─Lena ¿por qué no quieres venir conmigo a nuestra casa con April? Dime

─no es que no quiera ir Richard, pero tú tienes una invitada y quizás no te


encuentres cómodo estando yo allí

─pero ¿qué es lo que piensa tu cabecita? Lena- Richard la estaba acariciando


y besando el cuello mientras le susurraba en el oído─ yo no tengo nada con Rose es
solo una amiga, nada más, nunca tuve nada con ella, por lo menos desde que te
conocí, no volví a tener nada con ella, vuelve a casa conmigo Lena, allí estarás
mejor y con más espacio para pintar, si quieres yo mañana te acompañaré a visitar
a tu madre

─¿de verdad? ─ a Lena se le iluminó la cara ─¿me acompañarías a ver a mi


madre?

─Claro que sí preciosa, y más sabiendo que te pones tan contenta porque yo
te acompañe

-─sí, a mi madre le encantará verte

─pues no se hable más ahora mismo vamos a por la niña, las doncellas y nos
vamos a casa, tu habitación está lista y también la de la niña,─ la cogió de la mano
y salió sin despedirse de su hermana y sin volver a su palco. Ya en el carruaje
Richard cogió a Lena por la cintura y la sentó en su regazo
─Lena, cariño no sabes lo que te echado de menos─y la besó con pasión y
con fuerza

─Richard, suéltame, si me agarras y me besas así no puedo pensar

─¿y qué tienes que pensar? Siente nada más, yo no dejo de sentirte, flexible y
sensible a mis besos y a mis abrazos

─Richard te voy a hablar con sinceridad, yo te amo, te he amado casi desde


el primer momento, pero yo no puedo vivir así, hoy me quieres, mañana no me
puedes ni ver y huyes de mí, porque no eres capaz de echarme de tu lado

Richard todavía estaba asimilando lo que ella le había dicho, lo amaba, lo


había dicho con todas las palabras y casi desde el primer momento, se había
quedado sin palabras, ¡cómo lo podía decir tan tranquila!, él estaba anonadado
como si le hubieran dado un puñetazo.

─Por eso he pensado─continuaba hablado Lena─ en comprar una casa aquí


en Londres y quedarme a vivir con mi hija, yo tengo algún dinero ahorrado de la
asignación que me dabas y puedo hacer unos primeros pagos, pero no la compraré
hasta que no tenga todo el dinero, pero no te preocupes no te voy a pedir nada, mis
cuadros han gustado mucho a mi amigo el marchante y me ha dicho que en unos
dos meses me va a hacer una exposición, él tiene grandes esperanzas en que pueda
vender casi toda mi obra, con eso tendré más que suficiente para comprar la casa, y
saldré de tu vida para siempre, yo le diré a April quién es su padre, pero si no la
quieres ver no te preocupes, yo supliré tu papel, nunca le faltará de nada, pero si
alguna vez veo que no puedo alimentarla te pediré ayuda, no soy tan orgullosa, si
quieres verla tampoco te quitaré de que la veas, podrás hacer lo que quieras. Así 
podrás casarte con una mujer pareja a tu linaje y serás más feliz, y yo me imagino
que también. Te echaré de menos─ le tocó el pelo y el cuello, Richard tembló de
placer mientras ella seguía con su discurso─ pero en este tiempo que estado
contigo yo no he sido feliz, solo era feliz los momentos que he estado contigo,
cuando parecía que me querías pero solo era lujuria ahora lo sé. Y toda una vida no
se puede sustentar solo con deseo porque ese tarde o temprano se acaba y si no hay
amor no queda nada.

─¿has acabado ya de exponerme tu razonamiento?

─Sí creo que sí

─bien pues ahora me toca a mí, es verdad que un matrimonio no se puede


sustentar solamente con deseo, pero ese no sería nuestro caso porque tú me amas

─sí pero tú a mí no

─yo no te he interrumpido mi amor, no me interrumpas─le acarició la cara y


le besó los labios ella quiso salir de su abrazo y sentarse en el otro asiento pero él
no la dejó─es verdad que yo no te quería como mi mujer y que quería casarme con
alguien de mi misma posición, también es verdad que estado muy esquivo contigo,
siempre te deseaba, y no quería que te alejaras de mí, eso me daba miedo, no
comprendía que amar a otra persona como yo te amo a ti, me daba fuerzas, yo
pensaba que me hacía vulnerable, me dejaba expuesto a ti, pero lo que es peor me
exponía a perderte y perderlo todo, felicidad y mi propia paz, no quería sentir eso,
es verdad que yo pensaba en un principio que era solo lujuria pero no era solo eso,
el deseo se tiene que sustentar con algo más si no no dura tanto,a mí me ha llevado
mucho tiempo darme cuenta, pero al fin lo he hecho, y ahora nada me alejará de
ti ,te amo Lena, no sé desde cuando, pero sé que es desde hace tiempo, te quiero
conmigo y para toda la vida, me alegro que seas tan ahorradora, no sabía que te
querías comprar una casa en Londres, pero si no te gusta a la que vamos que es la
tuya por matrimonio, yo te compraré la que tú quieras, con tal de que seas feliz, y
no me abandones nunca, si me abandonas, te seguiré allí donde quiera que vayas,
y más ahora que acabas de confesar que me amas─ vio

que Lena estaba llorando calladamente y le lamió una lágrima─ no llores mi


amor, ahora todo está bien, bueno si tú me aseguras que nunca me abandonarás,
también me alegro de que tus cuadros le hayan gustado a ese amigo marchante
tuyo, al que yo tengo que conocer, para que sepa que eres una mujer
comprometida y que eres mía como yo soy tuyo y de nadie más

─Richard, no sé si creerte─ dijo Lena tapándose la cara con las manos

─no te preocupes ya te convenceré, no pienso dejarte sola ni un solo


momento, y en cuanto a meterme dentro de ti, no vas a saber donde empieza uno y
acaba el otro, pero ahora no pienses en nada, vamos a coger a la niña y a irnos a
casa, mañana ya hablaremos más, no piense más esa cabecita tan linda te va a
estallar.

─Richard no deberíamos acostarnos hasta estar más seguros uno del otro, yo
me atonto cuando me tocas

─no estoy de acuerdo, te atontas porque me deseas igual que yo a ti, pero es
la única manera de encontrarme a mi mismo, sin ti no soy nada, pero no podemos
dejar de amarnos sería como dejar de respirar, te amo Lena, no puedo dejar de
amarte, como no puedo dejar que te alejes, ven ya llegamos a casa, hoy dormirás
conmigo si no quieres que te toque no lo haré pero dormiremos juntos, solo lo
hemos hecho una vez, y fue la vez que mejor dormí en mi vida, no me digas que
no Lena,

─está bien, dormiremos juntos, a mí también me gusta sentirte cerca,


también me gusta que me abraces, es lo que más me gusta, pero no quiero que
luego todo sea como antes, y que dentro de dos días te alejes de mí, yo sufro
mucho con esos comportamientos, no sé que pensar

─no te preocupes eso no volverá a pasar, sé que es difícil creerme debido a


mi comportamiento, pero dame una oportunidad para demostrártelo, si no me
dejas seremos infelices los dos

─está bien Richard, nos daremos otra oportunidad, nada me gustaría más
que funcionara.

Cuando llegaron a casa estaba ya Celia y Rose

─¿por qué nos has dejado en la opera? Hemos tenido que coger un coche de
alquiler, que estaba viejo y olía a perro muerto─ dijo Celia toda enfadada

─lo siento madre pero he ido a buscar a Lena y a mi hija para traerlas de
vuelta a casa, Catherine se va mañana de viaje y no quería que se quedaran solas
en casa de Catherine

─¿por qué no? Allí estarían de maravilla, no sé por qué las has tenido que
traer a casa tienes una invitada de la que tienes que cuidar

─madre esta es la casa de Lena y de mi hija, tienen más derecho que tú


misma a estar aquí, no quiero discutir pero en esta casa hay espacio para todos, no
creo que sea un inconveniente para nadie

─como tú digas hijo pero yo creo que estarían más cómodas en casa de
Catherine

─no madre, están mejor aquí conmigo, y ahora si nos disculpas nos vamos a
retirar
Celia se quedó en silencio junto a Rose, Rose fue a primera en hablar

─Celia, parece que Richard está enamorado de Lena y contra eso no hay
nada que hacer

─no, no lo aceptaré mientras viva ─dijo Celia roja por la ira─ no dejaré que
mi único hijo sea como el anterior y que se deje embaucar por una arribista, ya ha
mezclado su sangre, pero no dejaré que un bastardo herede todo por lo que han
luchado durante generaciones

─no veo lo que tú puedes hacer, yo no quiero entrar en batalla contra un


hombre enamorado de otra mujer, no tengo nada que hacer, yo me retiro

─no puedes retirarte, ahora que nos faltaba tan poco para ganar

─no creas Celia, desde que esa mujer entró en la vida de tu hijo, tu hijo ha
sido muy galante conmigo, pero no me ha vuelto a tocar, sé que no debería hablar
de cosas tan íntimas contigo, pero es la única manera de convencerte, esa mujer le
gustó desde el primer momento o quizás se enamoró de ella nada más verla, pero
no lo quiso reconocer, y ahora que teme perderla es cuando se ha dado cuenta, yo
intentaría llevarme bien con ella, si quieres llevarte bien con tu hijo

─no, antes muerta que llevarme bien con esa arribista, no te des por vencida
Rose tú eres cien veces más bonita y tienes un linaje impecable, Richard acabará
por darse cuenta

─no se puede hacer nada, él esta enamorado, me voy a retirar mañana


seguiremos hablado de esto , pero yo creo que no hay nada más que hablar

Celia no quería darse por vencida algo tenía que hacer, si su hijo no quería
entrar en razón por las buenas, tendría que hacer algo drástico, quitaría de en
medio a la arribista, ya pensaría la manera de hacerlo, que pareciera un accidente,
Londres era una ciudad muy peligrosa, cualquiera podía tener un accidente mortal

─ya pensaré algo

A la mañana siguiente Lena acompañado de Richard se encaminaron hacia


la casa donde vivía Cassandra la madre de Lena.

La casa estaba algo deteriorada, y aunque Lena la había dado dinero desde
que llegó a Londres, con eso tenía que vivir y pagar a la única doncella que tenía,
(al mayordomo lo tuvo que despedir igual que a la otra doncella )y calentarse en
invierno y todos los gastos, no le daba para hacer modificaciones en la casa, que las
necesitaba y rápidamente.

Cassandra los pasó al salón, que era la estancia de la casa que estaba en
mejores condiciones

─¡cómo me alegro me verte hija!y tan bien acompañada, Milord es un honor


tenerle en mi casa

─el honor es mio, señora ¿qué tal esta? Preguntó Richard mientras se
sentaba en una butaca

─pues estoy bastante bien

─madre, la casa está muy fría el otro día te di dinero para que compraras
leña ¿qué ha pasado?

─Tuve que pagar la cuenta de la carnicería se me había olvidado pero se


presentó en la puerta y tuve que darle el dinero que me habías dado, de todas
maneras tu hermana me prometió que hoy me traería algo de leña─Casandra se
sentó en una silla enfrente de Richard─ pero me da un poco de apuro, ellos no
están muy bien, y están esperando un hijo, y a su marido todavía no le han
ascendido en el despacho como le prometieron, sé que andan muy justos

─nos encantaría tenerla como invitada en nuestra casa, se lo venía diciendo


a su hija─el conde era él que hablaba─ su hija no sabía si quería desprenderse de la
casa que tan buenos recuerdos le trae, pero hemos pensado que mientras se hacen
las reformas usted se venga a vivir con nosotros, allí hay espacio de sobra, una vez
acaben y este todo restaurado pues ya pensaremos que hacemos con esta bonita
casa─ Lena le estaba mirando, en su cara se veía el asombro y la gratitud, Richard
le guiñó un ojo y mirando a su suegra continuó─ puede alquilarla o venderla o
cedérsela a su otra hija lo que usted quiera, o puede seguir viviendo aquí, pero
sepa que en nuestra casa siempre será bienvenida,

─oh milord muchas gracias, no sé que decir, no querría molestar─ la madre


tenía lágrimas en los ojos

─no molesta, la casa es lo suficientemente grande, podríamos estar sin verla


días si usted no quiere, yo sé que a su hija le haría muy feliz sí nos acompaña, y así
podría disfrutar de su nieta, y no me llame Milord, que somos familia
─oh gracias hijo, voy a recoger mis cosas─ Cassandra estaba entusiasmada,
salió de la habitación sin ni siquiera despedirse.

─Gracias Richard─ dijo Lena cuando se quedaron solos─ sé que es un


sacrificio para ti, me dijiste que no querías saber nada de mi familia

─eso era antes mi amor-─dijo Richard levantándose y acercándose a donde


estaba Lena y levantándola a la vez para poder besarla─ahora me preocupa todo lo
que a ti te preocupe, y tu madre estará mejor con nosotros, ¿por qué no me habías
dicho que su situación era tan precaria?

─Tampoco yo lo sabía, me enteré cuando llegué a Londres desde entonces


he intentado pagar sus cuentas pero ella no me contaba todo lo que le sucedía,
tampoco sabía que mi hermana lo estuviera pasando mal, mañana le haré una
visita

─déjalo en mis manos ¿sabes dónde trabaja su marido? ¿en qué despacho de
abogados?

─Si en Larry e hijos ¿por qué?

─Mañana iré y transferiré alguno de mis negocios para que lo lleve su firma,
pero se los confiaré directamente a tu cuñado, verás como eso le supone un
aumento de sueldo, siempre puede contar con nuestra ayuda, pero si gana más
dinero se sentirá mejor

─oh Richard─ dijo Lena tirándose en su brazos y abrazándole─ no sabes que


feliz me haces

Richard no desaprovechó el momento y la besó con pasión mientras la


acariciaba el pecho

─sí sé que me ibas a responder así, te lo habría dicho nada más entrar─
continuó besándola hasta que escucharon ruidos fuera, era su madre que ya estaba
preparada.

Llegaron a casa al anochecer, Cassandra se retiró a su habitación mientras


Richard y Lena entraban en la biblioteca

─buenas noches hijo ¿me gustaría hablar un momento contigo, a solas?


─No, madre lo que tengas que decir lo dices delante de Lena

─no, yo me puedo ir, te espero arriba-─Richard la cogió de la mano y la


acercó a su cuerpo─ de eso nada, lo que me tenga que decir mi madre, lo puedes
oír, tú eres la señora de esta casa, y todo lo que se diga aquí es de tu incumbencia
¿no estás de acuerdo madre?

─¿por qué has traído aquí a esa mujer? Lo haces a propósito para irritarme

─no madre, esa mujer como tú la llamas es la señora Beldorf, la madre de mi


mujer y tiene el mismo derecho a estar en esta casa que tú, y aquí se va a quedar, si
no quieres estar bajo el mismo techo que ella, te puedes ir, tienes dos casa a tu
nombre, no sé por qué permaneces aquí si estás tan a disgusto─ dijo Richard sin
soltar a Lena, acercándola a su cuerpo para notar su calor, le daba fuerzas.

─Richard nunca me había sentido tan insultada en mi propia casa, y por mi


propio hijo, esta casa ha sido de los condes de Bellamy durante generaciones,
nuestra sangre nunca había sido mezclada, con sangre común, tú has desafiado a
todos nuestros antepasados, y el castigo caerá sobre ti, no dudes de eso, o sobre tus
descendientes

─madre no te pongas drástica, Lena es la mujer que amo, nuestro


matrimonio desde hoy va a ser un matrimonio a todos los efectos, la quiero en mi
vida, y no la voy a dejar ir, si tú no quieres verlo, es mejor que te vayas, si te
quedas tendrás que aceptarlo, y aceptar también a su madre, es una mujer muy
educada os podrías convertir en amigas, sois de la misma edad, no sé por qué no
podéis llevaros bien

─no me hagas reír─ en estos momentos la cara de la madre era una mueca
desagradable─ nunca permitiré que viva esa advenediza en esta casa, como tu
mujer, la he aguantado todos estos meses porque pensé como tú me dijiste que te
separarías de ella, que intentarías disolver el matrimonio aunque te costara, pero
veo que ella te ha enredado con sus malas artes, que has claudicado, como lo hizo
tu hermano, y tendrás el mismo final que él

─¿por qué dices eso, madre? ¿ tuviste algo que ver en la muerte de mi
hermano?

─Claro que no, ¿cómo puedes pensar eso?, fue un castigo divino, por
haberse juntado con quien no debía, él también decía que la amaba. Y ya ves como
acabó todo
─madre, creo que deberías irte a descansar, estás fuera de tus casillas, si no
quieres estar aquí con nosotros, puedes irte a la casa de Brighton, o volver a Rostof
Mannor,

─no, me quedaré aquí, esta es mi casa, nadie me echará de mi casa,─ se


levantó y fue hacia donde estaba Lena junto a Richard─ pero no seré amiga de tu
madre, y tú nunca serás feliz en esta casa, te lo prometo

─madre no nos amenace o tendré que echarla de esta casa, está muy alterada
es mejor que se vaya a dormir mañana verá la situación de otro modo, vey a
descansar

─me voy, pero esto no quedará así─ y salió de la estancia dando un portazo

─Richard, no quiero ser un problema entre tu madre y tú

─Lena, tú no eres el problema─ la puso enfrente de él y la besó suavemente-


─el problema es ella, nunca a había visto tan fuera de sí, pero yo sé que en el fondo
cuando haya recapacitado tomará la decisión más correcta, pero ten cuidado con
ella, te va hacer la vida imposible, no te separes de mí, y yo estaré más feliz. Dijo
besándola de nuevo─ y ahora dime tenías pensado ir algún sitio

─sí, me habían invitado al baile de la marquesa de Richmond pero no iba a


ir sola, no creo que se vea bien, aunque no estoy segura, pero como tu hermana ya
no iba a ir pues yo tampoco

─muy bien, pues vamos a prepararnos e iremos los dos, me encantaría


llevarte yo a un baile nunca hemos ido juntos a ninguno y así acallaremos todos los
rumores que se han desatado por mi comportamiento─ Richard se separo de
Lena─ me ha dicho mi madre que te has hecho muy amiga del conde de Valmont

─sí, es una persona muy agradable

─bien pues ahora los dos le diremos quién es el dueño de tu corazón para
que no le quede ninguna duda, por si se había hecho alguna esperanza contigo

─no creo, solo era un buen amigo, nunca se sobrepasó, ni siquiera lo insinuó,
solo quería ser amable conmigo, pero yo creo que era por ti, porque me dijo tu
hermana que era muy buen amigo tuyo

Richard se la quedó mirando, su mujer tan preparada pero tan inocente, no


conocía la naturaleza del hombre, Charles era un buen hombre él lo sabía, pero
también era un hombre, solo estaba esperando un buena oportunidad para atacar a
su presa

─de todas maneras si aparecemos juntos no le quedará ninguna duda de que


nos amamos.

Su madre y Rose también se estaban preparando para ir al baile, su madre


había decidido ir al baile porque no quería quedarse en la misma casa donde
estaba la madre de Lena estaba furiosa con su hijo.

 
Capítulo 14

Cuando llegaron al baile causaron una conmoción, a nadie le pasó


desapercibido que Richard iba acompañado de su mujer a la que llevaba cogida de
la mano, pero con ellos también estaba la condesa de Monfort.

El conde de Valmont fue uno de los primeros en acercarse

─condesa de Bellamy, Bellamy condesa de Monfort ¿qué tal están ustedes?

─Muy bien milord─ la primera en hablar fue Lena que le sonrío

─hoy viene muy bien acompañada─ le dijo el conde Valmont sin apartar la
mirada de Lena

A Richard no le había pasado desapercibido como su amigo miraba a su


mujer, su cara estaba seria y sus labios estaban en tensión no quería enemistarse
con su amigo, pero como siguiera mirando a su mujer como la estaba mirando no
le iba a quedar otro remedio que darle un puñetazo

─Bellamy hacía tiempo que no te veía, desde la última temporada, pero en


esta no te has dejado ver con tanta asiduidad,

─sí pero por fin he llegado─ le contestó con su mirada más dura─ creo que
has acompañado a mi mujer y a mi hermana a varios eventos

─sí, disfruto mucho con la compañía de tu mujer, es una mujer cuanto


menos sorprendente, me gusta contarme entre sus amigos

Celia y la condesa de Monfort escuchaban la conversación con interés, no


sabían que la arribista tuviera tantos amigos, desde que habían llegado a la fiesta
no habían parado de saludarla, tanto hombres como mujeres, casi más mujeres que
hombres. Ellas nunca iban a los bailes que acudían Lena y Catherine, si sabían que
ellas iban a ir ellas iban a otro, por eso no sabían el efecto que había causado Lena
en su sociedad, pero no se esperaban que la hubieran acogido tan bien.

─Te agradezco que hayas sido tan buen amigo, que no hayas dejado a mi
hermana y a mi mujer solas en estas aguas turbulentas, pero ya no se necesitara
más tus servicios─ los ojos de Richard eran duros, le estaban advirtiendo a su
amigo

─ya veo─ dijo Charles─no sabia que tuvieras tanto interés. Se estaba
refiriendo a Lena─ creo que me habían informado mal, pero ahora que lo veo yo
mismo, no te preocupes Bellamy, solo quiero ser un buen amigo para tu mujer,
como espero seguir siéndolo tuyo

─por supuesto Valmont solo quería dejar las cosas claras

─has hecho bien en venir con tu mujer a la fiesta, hay muchos tiburones
sueltos y dejar a una mujer tan bonita como la tuya sola con todos estos
especímenes es por lo menos arriesgado, más cuando ella no tiene ni un gramo de
maldad

─lo sé Valmont, y te agradezco que la hayas dado tu protección─ la voz de


Richard era más amable y conciliadora, no había segundad intenciones en su voz─
de verdad espero que nos vayas a ver a Rostof Mannor para agradecerte todo lo
que has hecho por Lena

─no tiene importancia Bellamy para mí ha sido todo un placer, pero vamos a
divertirnos, mira por ahí llega mi madre

─Celia─dijo la condesa de Valmont, no sabía que estabas aquí ven conmigo


vamos a tomar algo y charlaremos un rato

─encantada de saludarte Berta, sí vámonos, que no puedo más de tonterías─


el conde Valmont miró a Rose y le pidió

─¿me concedería este baile milady?

Encantada Milord

Lena y Richard se quedaron juntos y saludando a todo aquel que se acercaba


a charlar un rato con ellos, Richard miraba a Lena con admiración, la saludaban
muy afectuosamente y mucha gente, personas que él ni siquiera conocía, ella
escuchaba pacientemente y les sonreía a todos, era muy amable con todos ellos. Si
no la amara ya, en ese momento sin duda habría caído rendido a sus pies

─Lena vamos a bailar, quiero bailar con mi mujer, para que todos vean que
eres mía como yo soy tuyo y que no les quede ni la mas mínima duda de que te
quiero
─por eso has insistido en que vengamos al baile juntos

─sí, sabía de los rumores, todos pensaban que te había repudiado y como no
te conocían pues hacían sus elucubraciones, unos decían que eras fea o
maleducada, cuando te han conocido pues han debido de pensar que el loco era yo
por dejar a una mujer tan maravillosa sola en este mundo, no entendían por qué te
abandonaba

─¿cómo sabes todo eso?

─Has oído la conversación que he tenido con el conde de Valmont─ la


acercó a su cuerpo que se había separado un poco, no quería que se separara
quería sentirla cerca de él en todo momento

─claro que os he oído, estaba a tu lado

─pues él me lo ha dicho

─yo no he oído nada de eso

─sí, si lo escuchas bien es lo que me ha dicho

Richard la besó la oreja

─también me ha llamado imbécil por dejar a una mujer tan maravillosa sola
y me ha advertido que no estarías mucho tiempo sola

─me estas tomando en pelo─ río Lena

─no, es lo que me ha dicho, es como hablamos, pero todo eso es lo que me


ha dicho en su pequeño discurso

─y tú que le has contestado, porque creo que no me he enterado de nada

─pues yo le he dicho que ya estaba aquí, que te amaba y que no iba dejarte ir
sin pelear y él lo ha entendido, él creía que yo no te quería pero al darse cuenta me
ha felicitado por entrar en razón- el baile acabó y Richard le dijo al oído

─Lena ahora ya hemos cumplido todos nos han visto juntos y ha quedado
claro que eres mi mujer en todos los sentidos, esto correrá de boca en boca y dentro
de dos días todo el mundo lo sabrá, como ya ha terminado nuestra misión
vámonos a casa, nada me haría más feliz que estrecharte en mis brazos mientras te
duermes

─sí mi amor, vámonos

se despidieron de los anfitriones y buscaron a su madre con la mirada estaba


cerca de la condesa de Valmont y hablaban animadamente

─ no me habías dicho que tu nuera era tan encantadora─ le decía Berta a


Celia

─¿pues no se dónde ves el encanto?, yo la encuentro vulgar y zafia

─Celia tú sabes que no es así, ¿por qué dices esas cosas?, es una mujer muy
preparada, he charlado con ella, la invité a mi casa a cenar y me dio tiempo a saber
como era, además de ser una buena muchacha, es lista y nada presuntuosa, está
muy  preparada, mucho mejor que muchas mujeres de nuestra clase, ¿por qué no
lo quieres ver?

─Berta, ella no es nadie, no tiene contactos, no tiene apellidos, a mí que me


importa que sea lista y preparada, no va aportar nada a mi familia

─pero ¿a qué te refieres?, puede que no aporte dinero, pero para que lo
queréis, tu hijo en tres años ha duplicado tu fortuna ¿qué es lo que quieres que
aporte? Ella aporta todos los conocimientos que posee y todos sus talentos que son
varios, además creo que poco puedes hacer, he visto como tu hijo la mira y como la
agarra, la marca como suya, has visto la mirada que le ha echado a Charles solo
porque estos días ha estado acompañando a Lena, no creo que tu hijo piense como
tú , creo que debes cambiar tu proceder sino perderás a este hijo también Celia
piénsalo bien

─no puedo Berta, no puedo darle la bienvenida como si nada, mi hijo esta
deslumbrado por sus malas artes, pero tarde o temprano se desengañará de ella, él
no la quiere, solo le gusta mucho, vete  a saber qué artes poseerá para tenerlo tan
embobado debe de ser una amante magnifica

─no creo que sea solo eso, pero por ahí se acercan los dos, hacen una buena
pareja

─madre, condesa ¿ están disfrutando de la fiesta?─ Preguntó Richard


─sí Richard estamos disfrutando mucho, ¿has bailado con tu mujer?- era la
condesa de Valmont quien hablaba

─sí ya he bailado, pero nos gustaría retirarnos, te vienes con nosotros madre,
o si quieres os dejamos el carruaje a lady Monfort y a ti y nosotros vamos dando un
paseo hasta la casa

─de acuerdo hijo, nosotros no tardaremos en irnos, pero es que no veo  a


Rose y no me quiero ir sin ella

─como quieras─ se acercó y besó a su madre y hizo un breve inclinación


para despedirse de Lady Valmont

 
Capítulo 15

A la mañana siguiente Richard como prometió se encaminó al despacho de


abogados Larry e hijos, iba vestido elegantemente como corresponde a un conde,
pantalones granates a juego con la chaqueta y una camisa blanca pañuelo negro y
un abrigo del mejor paño, todo en él decía que era de la clase dirigente, y que su
bolsillo era abultado. Llegó al despacho, el despacho estaba en el primer piso de un
edifico de tres plantas, la primera planta la ocupaban ellos. Era un sitio que al
entrar notabas que había conocido mejores épocas, lo recibió un empleado, el suelo
estaba descuidado al igual que las cortinas que adornaban algunos despachos que
estaban descoloridas por el sol, aunque se veía descuidado también había que
decir que se veía muy limpio, no descuidaban la higiene

─quisiera hablar con el señor Blair por favor

─un momento señor ─se fue y vino enseguida acompañado de un hombre


de mediana edad y entrado en kilos, él supo inmediatamente que no era el cuñado
de Lena

─señor soy James Larry, uno de los dueños de este bufete, mi deseo es
servirle en lo que se le ofrezca

─bien, pues mi deseo es hablar con el señor Blair, y sé que trabaja aquí, y me
gustaría hablar de negocios con él, pero solo hablaré con él con nadie más, quiero
desviar algunos de mis asuntos a su despacho, pero solo si los puede llevar el
señor Blair personalmente, sino, me iré a otro sitio

─no por Dios, claro que el señor Blair puede llevarle sus asuntos, venga que
le acompaño a su despacho─siguieron por un pasillo hasta llegar a una despacho
muy chiquito sin ventanas, había una mesa y dos sillas y un armario para meter los
papeles y nada más, sentado al otro lado de la mesa estaba un hombre joven, bien
parecido, que leía unos documentos con atención. Levantó la cabeza al oír la
puerta y antes de que pudiera hablar Richard entró en la estancia con la mano
extendida

─Blair ¡cuánto me alegro de encontrarte al fin!, quería hablar de unos


asuntos contigo y de paso invitarte a cenar a ti y a tu querida esposa el sábado si te
viene bien. Lena me ha dicho que no me venga sin una promesa en firme

Sean que así era como se llamaba el cuñado de Lena, miraba al conde y
luego a su jefe sin salir de su asombro, para no quedar como un estúpido le cogió
la mano que le estaba tendiendo el conde y habló

─estaremos encantados de asistir a la cena milord, no sabía que iba a venir a


mi trabajo

─sí, estoy interesado en que me llevéis ciertos asuntos, solo si tú te puedes


encargar ya se lo he dicho al señor Larry, y no ha puesto ninguna objeción

Sean no salía de su asombro, él había visto al conde dos veces en su vida y


no se le veía un hombre muy cercano y ahora aparecía como por arte de magia, y
parecía que casi todos los días se veían, y que eran íntimos amigos

─pues si mi jefe está de acuerdo, yo estaré encantado de atenderle ¿qué


asuntos serían esos?

El jefe de Sean no salía de su asombro, un noble en su despacho y venía por


trabajo, tendría que aumentarle el sueldo a Blair, era un joven muy valido , él se lo
habría aumentado antes, pero es que el negocio iba mal,pero con esta nueva
inyección  de dinero todo sería distinto

─y si yo quedo satisfecho de sus servicios no dude que le recomendaré a mis


amistades su despacho- Richard estaba dando la mano al jefe de Sean que todavía
estaba como alelado y saliendo del despacho, después de dejarle los documentos
necesarios para que llevaran los asuntos de dos minas que tenía en el norte de
irlanda─Blair no se te olvide el sábado estáis invitados a cenar os mandaré un
carruaje para que os recoja

─no se moleste milord, ya iremos en uno de alquiler

─no es ninguna molestia os lo enviaremos a eso de las siete ¿de acuerdo?

─Muy bien milord─Sean no salía de su asombro- hasta el sábado.

La convivencia en la casa, era tensa, Lena estaba con su madre en su


saloncito y solo bajaban cuando Richard volvía a la casa, mientras la madre y Rose
campaban a sus anchas

─Lena, esta es tu casa ─dijo Richard, enfadado,─ no tienes que estar


encerrada aquí, tú tienes que tomar posesión de tus dominios, mi madre no te va
hacer nada, pero si te acobardas ella pensará que ha ganado,  además tú no eres
una mujer cobarde, eres muy valiente, si has viajado por todo el país dibujando
¿qué ha quedado de esa mujer?

─Es que no quiero molestar a tu madre, no quiero tener una discusión por
eso estamos aquí, aquí estamos muy cómodas

─lo sé mi amor─se encaminó donde estaba ella y la cogió la cara─ pero


debes  hacerla saber quién es la dueña de todo, y esa eres tú, ven vamos abajo

─muy bien

Lena intentó hacer lo que su marido le había dicho y iba por toda la casa,
Rose ni la hablaba, pero Celia intentaba entablar una discusión cada vez que la
veía, hasta que una tarde Celia la invitó a sus aposentos a tomar el té, ella acudió,
se mostró muy amable, con ella estaba Rose que también estaba amable con ella,
por fin parecía que todo iba bien

─Lena quería pedirte perdón por haberte tratado tan mal desde que
llegaste─ dijo su suegra mientras la daba una taza de té─ tú no tienes la culpa si mi
hijo se ha enamorado de ti, es verdad que a mí me hubiera gustado que él se
hubiera casado con una mujer como Rose, más de nuestra posición, que sabe como
llevar una casa de estas dimensiones, pero bueno tú tampoco lo haces mal del todo,
pero mi opinión no cuenta, ya que mi hijo tiene la última palabra y él te quiere o
por lo menos es lo que cree ¿otra taza de té

─Sí gracias,─ dijo Lena─yo nunca quise ser un obstáculo para Richard en
sus pretensiones pero la verdad es que yo también le quiero y me gustaría pasar
toda la vida junto a él, pero también sé que para Richard la familia es muy
importante, y no me gustaría ser yo la causante de su separación

─claro que no hija, mi hijo es muy cabezota, pero todo se arreglará tarde o
temprano

Lena bebió el té, sabía muy amargo, le echó una cucharada de azúcar y cogió
otro pastelillo, no sabía a lo que se refería su suegra pero no quiso hacer más
preguntas, por ahora la ofrenda de paz era pequeña, pero a Lena le bastaba.

Unas horas más tarde en la cena, todos estaban en la mesa incluida su


madre, la conversación transcurría con normalidad, Lena empezó a encontrarse
mal tenía mucho sueño y la boca seca muy seca, y el estomago le dolía, Richard se
preocupó y llamó al médico una hora más tarde Lena estaba casi inconsciente
─¿pero qué le ocurre doctor? Estaba bien, y de repente se ha empezado a
encontrar muy cansada según sus palabras, no ha cenado nada, ha tenido que ser
algo que ha tomado con el té

─milord, su mujer ha sido envenenado, no sé muy bien con qué, pero creo
que con belladona, tiene las pupilas muy dilatadas, es imprescindible hacerla
vomitar que le preparen una infusión con manzanilla, que le echen mucha
manzanilla mientras esperamos vamos a levantarla, no puede quedarse dormida,
quizás no despierte.

Richard notó como su mundo se derrumbaba, si perdía a Lena moriría, él la


quería más que a su vida, no quería perderla por nada del mundo, no entendía
como podía haber tomado belladona, había por algunos parajes, pero la tendría
que conocer, y no quería creer que la hubiera tomado a propósito, y
accidentalmente no tomas tanta no tiene buen sabor, alguien se la tenía que haber
administrado y ese alguien tenía que estar en la casa.

La hicieron vomitar, le dieron la manzanilla cargada y vomito más.

─ahora vamos a darle café y un poco de opio para contrarrestar los efectos,
no debe dormirse, y veremos como responde, por ahora parece que los síntomas
no se han acentuado, ¿qué es lo que comió esta noche?─ la voz del médico era
tensa

─No cenó nada─ la cara de Richard era la cara de la preocupación estaba en


mangas de camisa con el pelo despeinado y un rictus de preocupación en el
rostro─ tomó un té a mitad de la tarde, yo no estaba con ella, lo sé porque me lo
contó,

─¿quién estaba con ella?

─Mi madre y la condesa de Monfort

─ellas presentan algún síntoma

─no que yo sepa, pero si quiero lo pregunto

─sí ,por favor

─Beatriz mira si alguien tiene las mismas dolencias que lady Bellamy y
vuelve pronto-
Richard estaba nervioso y muy preocupado, Lena estaba somnolienta

─¿qué podemos hacer?, parece que se va a dormir

─hay que ponerlas compresas frías, mande que traigan un baño, iremos
enfriándola para que no se duerma, traiga café, y le voy a suministrar el opio.

Pasaron parte de la noche, en vela cuidando a Lena, había vomitado


bastante y no la habían dejado que se durmiera, parecía que el opio estaba
haciendo su efecto. Richard no se separó de la cama ni un minuto, rezó para que
viviera, él que nunca rezaba, no había rezado ni cuando le comunicaron el fatal
accidente de su hermano, no podía creer ahora que estaba apunto de tocar la
felicidad, el infortunio se lo quitara todo, no podía ni siquiera pensarlo, no
soportaba la idea de perderla, había desperdiciado tanto tiempo, toda su vida
buscando algo, no sabía qué y cuando lo encontró ni siquiera se dio cuenta, y
cuando por fin se da cuenta, va la vida y se lo quita, se lo tenía merecido por haber
sido tan arrogante y desconsiderado con Lena por haberla tratado tan mal, pero se
prometió a sí mismo que si salía de esta, su misión en la vida sería hacerla feliz,

─parece que el peligro ha pasado, parece que respira mejor y los latidos de
su corazón son regulares, las pupilas están menos dilatadas, yo creo que ha pasado
lo peor,

─gracias doctor no sé como pagárselo, le estaré eternamente agradecido

─no se preocupe, ya le mandaré mi minuta, y ha hecho bien avisándome tan


rápido un poco más tarde y seguramente su esposa no lo habría contado, de todas
maneras pregunte a la cocinera cómo es que llegó la belladona al estomago de su
mujer, quizás fue por error y está en la despensa sin saber cuál es su peligro, pero
debe intentar averiguarlo, están todos en peligro si no saben como llegó esa
belladona al té que estaba bebiendo su mujer, no daré parte, si ve que su mujer no
se recupera o que empeora no dude en avisarme, mañana volveré para ver que tal
sigue, quizás la tenga que suministrar un poco más de opio

─no se preocupe doctor intentaré averiguarlo. Beatrice acompañé al señor a


la puerta

Richard se quedó solo con Lena en el dormitorio, él tenía una idea bastante
clara de quién le había hecho eso a su mujer, esta noche no haría nada, no quería
separarse de la cama de Lena, pero mañana a primera hora hablaría con su madre,
y la echaría de su casa, no se podía creer que alguien hiciera daño a la persona más
buena que había conocido, a alguien que no había hecho daño a nadie en su vida y
solo por no pertenecer a su clase social, intentar acabar con su vida, merecería que
pagara con su vida por intentar quitarle lo que él quería, se sentó al lado de Lena,
Lena respiraba con regularidad y calmadamente

─¿qué ha pasado Richard? Me duele la cabeza y estoy muy cansada-─miró a


su marido parecía preocupado estaba despeinado, y en mangas de camisa, con dos
botones desabrochados pero estaba guapísimo con esos ojos grises como estrellas y
una barba incipiente─estás muy guapo

─tú sí que estás guapa─ la besó suavemente en los labios─ ahora ya puedes
descansar, parece que el peligro ya ha pasado, pero has estado muy grave Lena,
pensaba que te perdía, y todavía tengo el miedo metido en el cuerpo, no me voy a
separar de tu lado mientras viva, te amo Lena, esta noche me he dado cuenta de lo
mucho que te amo, si te pierdo me muero

─no me vas a perder Richard, yo también te amo, pero no sé lo que ha


pasado me encuentro muy cansada

─pero todo eso pasará, parece que alguien te suministro belladona, espero
que sea por error, porque como alguien lo haya hecho intencionadamente lo
mataré con mis propias manos─Richard le acariciaba la cara y volvió a besarla
suavemente

─habrá sido algún error, seguramente con el té, me pareció que sabía raro, y
le eché más azúcar

─¿el  té qué te tomaste con mi madre?

─Sí también estaba Rose, pero fueron muy amables conmigo ¿dónde esta mi
madre?

─Estará descansando no la he querido preocupar, mañana se lo cuentas tú.


Lena no quiero pensar mal pero creo que mi madre ha intentado envenenarte,
mañana hablaré con ella y como sea verdad, la voy a denunciar

─no hagas eso Richard, piensa que para tu madre soy una gran decepción,
no se va a acostumbrar fácilmente, pero si la denuncias además del escándalo, las
diferencias serán irreconciliables

─Lena has estado a punto de morir─dijo Richard tomándola de la mano


─pero no he muerto, no hagas eso, dile que se vaya de la casa por una
temporada pero no la denuncies

─pero así pensará que puede hacer lo que quiera y quedar impune, y eso no
está bien

─pero es tu madre, estoy muy cansada, ¿por qué no te acuestas aquí


conmigo?

─no te quiero molestar, me quedaré en la butaca a tu lado

─no, acuéstate conmigo y abrázame así conciliaré mejor el sueño─no esperó


a que se lo repitiera, tenerla entre sus brazos después del susto que había pasado
esta noche era un sueño hecho realidad, se tumbó a su lado completamente
desnudo y se apretó contra su cuerpo

─no sabes la falta que me haces Lena, creí que moría esta noche si tú me
faltabas, solo tenerte en mis brazos ya soy feliz, te amo con todas mis fuerzas, sé
que estás muy cansada pero sueño con estar dentro de ti otra vez, duerme, mañana
estarás mejor, tu cuerpo ha reaccionado bien, no sabes lo que te necesito Lena, lo
equivocado que he estado todos estos años, pero ya te lo demostrare día tras día.

Lena no respondió estaba profundamente dormida, Richard la abrazó


fuertemente contra su cuerpo y se dispuso a descansar, no creía que pudiera
dormir pero por lo menos se relajaría después del miedo que había pasado, el
sueño no se dignaba aparecer, pero no le importaba, tenía a Lena en sus brazos lo
peor ya había pasado, y él era el hombre más feliz del mundo, quería amarla como
se merecía, sin dobles intenciones, demostrándola que era lo más importante de su
vida, no sabía como había podido tardar tanto en darse cuenta pero por fin había
comprendido que Lena era su principio y su final, no quería que nada enturbiara
esa felicidad que acaba de descubrir.

 
 Capítulo 16

A, la mañana siguiente Richard, bajó a desayunar temprano, apenas había


dormido, Lena todavía estaba dormida, pidió para ella un café, y entró en el salón
donde se servían los desayunos, estaba su madre acompañada de Rose y de la
madre de Lena, se acercó un momento a donde estaba Cassandra

─Cassandra, su hija esta mañana no se encuentra muy bien, ¿puede ir a


hacerla compañía ?si no ha acabado de desayunar, yo les diré que le suban algo
para desayunar

─no hace falta, ya he desayunado pero ¿qué le pasa a Lena?

─No ha pasado muy buena noche, suba con ella y ella se lo explicará, yo
tengo que hablar con mi madre

Cassandra salió de la habitación, Richard se sirvió un café y un plato con


salchichas y riñones y se sentó

─¿no tienes nada que decirme?- su cara era seria y eso que estaba afeitado y
aseado pero no estaba contento─madre,

--yooo ¿qué quieres que te diga?, siento lo de tu mujer, quizás está de nuevo
embarazada, y yo con eso no tengo nada que ver─ todo esto lo dijo sin levantar la
mirada de su plato no quería enfrentarse a la mirada de su hijo parecía que estaba
muy enfadado y no quería disgustarlo más

─madre, Lena fue envenenada me lo ha confirmado el médico, con


belladona, me ha dado a entender que en otras circunstancias él tendría que dar
parte al juez, pero al ser una familia importante lo dejaba en mis manos,  ¿no tienes
nada que confesar?

─No Richard, no tengo nada que confesar, solo que todas mis acciones son
pensadas por el bien común, tú bien sobre todo, yo lo único que quiero es que seas
feliz y sé que con Lena nunca lo serás, no quiero causarle ningún daño, solo quiero
que te abandone, que te deje, que no tengas otro remedio que deshacer este
matrimonio, pero todo lo que hecho, lo he hecho pensando en ti. No quería
causarle ningún daño, solo quería asustarla nada más, se que tú no lo ves así pero
algún día lo comprenderás y me darás la razón
─Madre, tú solo lo has hecho pensando en ti, en nadie más, siempre ha sido
así, con tu hijo mayor, con tu marido, con todos, solo piensas en ti, pero te voy a
decir algo, mi felicidad pasa por la felicidad de Lena, ella me hace feliz, si ella es
feliz yo lo soy, estoy enamorado de ella y eso nadie lo puede cambiar, ─ Richard
dio un sorbo a su café y continuó─si no te denuncio es por ella, a mí ya no me
importa el escándalo, solo me importa ella y mi hija, si eso no lo puedes aceptar es
mejor que te vayas, tienes dos casas, cualquiera de las dos están habitables, yo
seguiré pagando tus cuentas, siempre que no sean impagables, o si quieres te doy
una asignación y tú misma te administras, pero quiero que salgas hoy mismo de
esta casa─ Richard miró a donde estaba sentada Rose─ ¿en cuanto a ti Rose,¿has
tenido algo que ver en todo este asunto,?

─No, no sabía lo que iba hacer tu madre, me dijo que todo cambiaría pronto
pero no me dijo lo que pensaba hacer, yo no tenía ya esperanzas contigo, ya sabía
que estabas enamorado de Lena, solo había que ver como la mirabas, nunca me has
mirado así, por eso le dije a tu madre que yo me retiraba de intentar conquistarte
sabía que era una batalla perdida.

Rose estaba pálida y los labios le temblaban ligeramente, no quería que


Richard pensara que ella era capaz de cometer un asesinato

--Bien te creo, puedes quedarte hasta que tu casa este lista o puedes irte con
mi madre como tú quieras, no quiero que le hagas ningún desplante ni a Lena ni a
su madre, no quiero ser descortés como lo habéis sido vosotros pero si veo alguna
mala cara por tu parte no dudaré en echarte de esta casa

─yo me quedaré aquí unos días mi casa estará lista en una semana─ no te
preocupes no molestaré a nadie,

─Richard serás capaz de echar a tu madre de tu lado,─ yo te he dado la vida


y me he desvivido por ti─la madre de Richard ya estaba llorando

─madre te estoy muy agradecido por todo eso, pero mi felicidad tendría que
ser primordial para ti y Lena es mi felicidad, deberías haber aprendido que los
matrimonios concertados en nuestra familia no salen bien, sino mira a tu hija, un
matrimonio que a ti te entusiasmaba y no se pudo portar peor con la pobre
Catherine, pero nunca le has pedido perdón por haberla forzado a un matrimonio
que ella no deseaba y que te suplicó que no la obligaras, menos mal que murió el
marqués, sino seguramente tú habrías enterrado a tu hija, pero no te preocupó,
solo te preocupaba las apariencias, estar entre las mejores familias, que nadie
manchara tu linaje, eso llevó a tu primer hijo a la muerte, pero no contenta con eso
quieres tener otra muerte en tu conciencia, madre vete, y no te pongas en contacto
con nosotros hasta que nosotros te avisemos,─ Richad se levantó y fue a salir de la
habitación y en la puerta se dio media vuelta─ tienes que darle las gracias a Lena
yo te habría denunciado─ y salió de la habitación.

Los días pasaron y Lena se fue recuperando poco a poco, Richard, no paraba
de mimarla, y no veía la hora en que se recuperara del todo para llevarla a su
dormitorio y allí amarla sin descanso, tenía tantas ganas de ella.

La madre de Richard se había ido hacía una semana y Rose también se fue
pasados unos días, su casa ya estaba terminada y no quería prolongar más su
estancia, se fue triste, no había acabado la historia como ella la imaginó, pero ella
era una mujer fuerte y tampoco es que estuviera locamente enamorada de Richard,
aunque le gustaba como ningún otro hombre le había gustado.

Lena cada vez estaba más desesperada, quería levantarse, se encontraba


perfectamente pero parecía que nadie la creía, pero de hoy no pasaría, se estaba
bañando cuando entró Richard en el dormitorio, y salió la doncella

─¿qué es lo que haces?─preguntó con una sonrisa

─no lo ves me estoy bañando, porque me voy a vestir y voy a salir, estoy
perfectamente y no quiero estar más tiempo aquí encerrada

─bien entonces déjame que te ayude.─ Se acercó y cogió la esponja y fue


lavándola despacito primero un pecho y un hombro luego el otro pecho, se
demoraba y le tocaba el pezón con los dedos luego fue bajando por el vientre y un
poco más abajo, allí donde él sabía que le gustaba la tocó y suspiró, encontró su
botón y la que suspiro fue Lena-

─Lena eres mi perdición,─y siguió tocándola mientras la besaba en la boca


buscando su lengua, mientras Lena le estaba desabrochando la camisa con gran
esfuerzo, Richard seguía tocándola y besándola hasta que notó como ella se corría
en su mano entonces la sacó de la bañera y la llevó hasta la cama la tumbó y se
tumbó encima de ella penetrándola con fuerza

─¡Dios!, ¿qué ganas tenía de sentirte otra vez!, no sabes lo qué me he tenido
que contener seguía besándola y moviéndose dentro de ella despacio y luego
deprisa cuando veía que ella estaba a punto, paraba y metía la mano donde se
juntaba buscando dónde sabía que más le gustaba
─no pares, ¿por qué paras?

─Porque quiero que dure no me quiero derramar tan pronto

─ten cuidado no te corras dentro de mí

─¿por qué? Preguntó Richard con un hilo de voz

─Porque me dejarías embarazada estoy en mitad del ciclo

─mejor, pienso correrme dentro de ti pero no solo hoy, todos los días de mi
vida, y quiero que sea muy larga junto a ti,─ siguió moviéndose primero
lentamente hasta que fue cogiendo más ritmo cuando ya no pudo más la besó y
ahogó su grito mientras él se derramaba dentro de ella como había dicho

─oh Lena, eres magnifica, vas a acabar conmigo, te amo, sé que no me crees
pero yo haré que me creas

─te creo Richard, creo que nadie me habría cuidado como tú si no me


quisiera, ni que me hubiera hecho caso con lo de tu madre si no me quisieras, yo
también te quiero, espero que no te arrepientas

─y yo lo que espero es que no te arrepientas tú, yo nunca me arrepentiré, lo


único que siento es la mala vida que te he dado hasta que me he dado cuenta, de
no haberle hecho caso a mi hija tal y como se merecía, pero como todavía es
pequeña creo que podre resarcirla, es de lo único de lo que me arrepiento pero de
amarte como te amo nunca me podre arrepentir

─yo también te amo,

─pues demuéstramelo

y ella se lo demostró un par de veces más, cuando la pasión había pasado


Lena de dijo a su marido.

─Richard quiero ir a la galería de arte, hoy es la inauguración de la


exposición de mis cuadros y me gustaría pasarme para ver como van las ventas

─¿por qué no me lo has dicho antes,? claro que nos pasaremos, ¿a qué hora
quieres que estemos allí?
─No demasiado pronto, no quiero llevarme una desilusión, por cierto he
recibido una carta de tu hermana está feliz con su Helmut, me habla maravillas de
él y de su casa, dicen que todos han sido muy amables con ella, y que el mes que
viene estará de vuelta porque  él tiene que volver. Lena se estaba vistiendo y
Richard miraba como se iba poniendo la ropa interior

─me alegro por ella, se merece lo mejor, es una mujer muy buena, no tenía
que haber sufrido tanto, pero ahora la vida la resarcirá de todo el sufrimiento que
ha pasado─se acercó a Lena que ya se estaba peinando y le cogió el cepillo─
déjame que yo te peine, me encanta tu pelo, y toda tú dijo dándole un beso en el
hombro.

Por la tarde llegaron a la galería, Thomas Milller estaba como loco había
vendido casi todos los cuadros de Lena, en menos de dos horas, nunca había visto
una acogida tan buena

─Lena iba a mandar a alguien que te fuera avisar, toda tu obra esta vendida
o apalabrada, quiero que me traigas más cuadros has causado sensación, pero no
me extraña tus cuadros son muy buenos

Richard sintió un enorme orgullo en su pecho y cogió a Lena por la cintura

─señor Miller déjeme presentarle a mi marido Richard  Sheffield, conde de


Bellamy

─encantado milord tiene una mujer que vale su peso en oro

─lo sé─ y en su cara se traslucía orgullo y emoción pero no me llame milord


llámeme Richard los amigos de mi mujer son mis amigos

─querría ir a su mansión en Rostof Mannor cuando vuelvan, para ver la


obra que tiene allí Lena si no le importa milord

─claro que no, no tardaremos en irnos ya le avisaremos y puede pasar


cuando quiera.

De regreso a su casa Lena notó que Richard estaba muy callado y el miedo
de otras veces le atenazó el corazón

─¿te pasa algo Richard?


─no Lena, solo estoy triste por la mala vida que te he dado antes de darme
cuenta de lo que significas para mí, no sé si tú serás capaz de perdonarme algún
día

─ya está perdonado Richard no te preocupes, pensaba que tenías dudas

─¿dudas de mi amor? No Lena, estoy muy orgulloso de ti. El dinero que


ganes con tu cuadros es tuyo, abriremos una cuenta a tu nombre y podrás hacer
con él lo que quieras sin darme ningún tipo de explicación ese dinero te lo has
ganado tú con tu talento y es todo tuyo, ahora si quieres hacerme algún regalo ─ le
guiñó el ojo mientras se reía─ yo estaré encantado, vámonos a la cama Lena, que
han sido un día de muchas emociones

─te amo Richard, eres un hombre muy bueno

─tú si que eres buena y yo también te amo con todo mi corazón

 
 

Epílogo

Su nombre se puso de moda y todos querían tener un cuadro de la condesa


plebeya como ya la llamaban, su hermana y Sean Blair iban casi todos los sábados
a cenar cuando estaban en Londres y tenían grandes charlas los dos matrimonios, a
Richard le gustaba mucho hablar con Sean, era un hombre muy inteligente y nada
arrogante, ahora entendía mejor a su amigo el duque de Wasford cuando le decía
que en todos los estratos de la sociedad había gente muy valida.

  Richard todavía no había perdonado a Celia y no sabían nada de ella, pero


de la que si habían tenido noticias había sido de Catherine que seguramente la
primavera que viene se casaría con su guapo alemán.

Lena y Richard estaban descansando en la biblioteca leyendo cada uno un


libro

─Richard, tengo que hablar contigo─Richard levantó la vista de su libro y


miró a su mujer que llevaba las gafas puestas, él la veía preciosa con sus gafas en la
punta de la nariz se acercó donde ella estaba y la besó-

─dime mi amor de que tienes que hablarme que parece tan serio

─no sé si te va a gustar

─¿por qué no me iba a gustar?─Richard tembló, ¿no querría abandonarle


verdad? ─¿no querrás abandonarme ¿verdad?

─¿por qué dices eso? ¿qué te hace pensar eso?

─No sé, pero es que soy tan feliz que a veces me da miedo, me da miedo que
quieras dejarme, que no me quieras como yo te quiero a ti, no quiero sentirme así
pero todavía me siento vulnerable, te he tratado tan mal que no sé si serás capaz de
perdonarme, a veces creo que todo es una quimera, y que tú no me aguantarás, y el
sufrimiento que pasaste, me lo harás pagar y me abandonarás

─Dios mio Richard, ─ dijo Lena y le besó con toda su pasión,─ yo te amo, te
he amado desde el primer momento, yo sabía que tú no eras como aparentabas,
pero que una herida profunda te hacía ser así, nunca te abandonaré, antes me
cortaría una mano, lo que yo quería decirte es que estoy esperando un hijo, y no
quería que te enfadaras

Richard, pensó que todavía los dos tenían profundos temores el uno
respecto al otro, pero día a día lo superarían, el amor que se profesaban podría con
todo

─Lena me haces el hombre más feliz de la tierra, yo quiero tener hijos


contigo, nada me hace más feliz, todavía tenemos grandes miedos el uno con el
otro, pero te amo profundamente, y estoy muy feliz con ese niño, esta vez será un
varón, pero si no lo es dará igual lo volveremos a intentar, bésame Lena, te amo

─y yo─ y fue y le besó

                                   fin

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