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EL FEMINISMO Y LA CRIMINOLOGÍA

Godoy Pascual Vivian Jacquelin1

Ledesma Márquez Jenner Grisson2

Salazar Huaripata Carlos Daniel3

SUMARIO: Introducción. II. Feminismo: Antecedentes Históricos. III. Concepto de


Feminismo. IV. La teoría clásica de la criminología y la nueva criminología V.
Realismo de Izquierda y Criminología Feminista. VI. Nuevos enfoques de la
Criminología Feminista. VII. Nuevos enfoques de la Criminología Feminista. Vlll.
Conclusiones. IX.Referencias Bibliográficas

l. Introducción

En las últimas décadas, la tasa de delincuencia femenina ha tenido un


crecimiento y una variabilidad en las conductas delictivas. A los delitos típicos
cometidos por este grupo se han incorporado nuevas actividades delictivas
como: asalto a banco, secuestro, extorsión y delitos contra la salud. Delitos
que hasta hace poco estuvieron tradicionalmente asociados con el
género masculino, precisamente por la violencia implícita y el
modus operandi que conlleva su ejecución. El conocimiento generalizado
sobre esta problemática es que la mayoría de las mujeres encarceladas
proviene de sectores de la población económica y socialmente desfavorecida
y que permanece encarcelada por delitos típicos que carecen de poder,
también que son mujeres que han vivido en la pobreza y han sido
violentadas la mayor parte de sus vidas.

A este conocimiento habría que incorporar el análisis de la conducta


criminal de las mujeres a partir de enfoques distintos hasta los ahora
abordados, ¿las diferencias de género explican las diferencias de
participación en la criminalidad? Reflexionar sobre este tema y discernir
sobre el papel que ha ocupado en el desarrollo de las teorías criminológicas
y de las investigaciones que se han realizado, así como sobre las
perspectivas desde las cuales ha sido abordado este problema, exige
entrar a un tema complejo y, porque no decirlo, cargado de prejuicios
ideológicos, tal como se evidencia en este desarrollo evolutivo.

En el presente documento se describen las tres etapas de la


criminología feminista, revisando en cada una de ellas la situación que guarda
este tema en el marco de la criminología en general. La primera etapa se
caracteriza por algunos someros estudios sobre criminalidad femenina en las
primeras décadas del siglo XX, en el marco de la criminología tradicional.
Las teorías y hallazgos de la criminalidad masculina eran aplicables
a las mujeres y reflejaban una imagen machista de la mujer delincuente
y de la mujer en general, que fortalecen la imagen de la mujer sumisa, pasiva
e inferior.

La segunda etapa, durante los años setenta y ochenta, se desarrolla la


Tesis de la Liberación, en el marco de la Nueva Criminología y el
Realismo de Izquierda, es en este periodo cuando se habla ya
propiamente de Criminología Feminista.

Y en la tercera etapa, a partir de los años noventa, surgen


importantes reflexiones y cuestionamientos sobre los estudios desarrollados
en este tema y sobre la agenda por desarrollar en los próximos años. El
patriarcado se incorpora como un elemento central en los estudios y
están en proceso de construcción las explicaciones criminológicas con
perspectiva de género.

Caso: Homicidio

Corinna Smith, de 59 años de edad, fue sentenciada el 9 de julio del 2021 a


cadena perpetua, con una pena mínima de 12 años, por asesinar a su esposo
Michael Baines, de 80 años, con una mezcla de agua hirviendo y azúcar.

El hecho ocurrió el 14 de julio del 2020 en la localidad de Neston, Chesire, en


Inglaterra, según publica el medio local The Standard.

En el juicio la mujer contó al jurado que mezcló agua hirviendo con tres bolsas
de azúcar para luego verterlo en el cuerpo de su pareja mientras dormía. El
dulce provocó que el líquido se volviera viscoso y difícil de desprender de la
piel.

“Smith mató a su esposo Michael de una manera tan dolorosa y cruel. Arrojar
agua hirviendo sobre alguien cuando está dormido es absolutamente horrible.
El azúcar que se coloca en el agua la vuelve viscosa. Se vuelve más espesa y
pegajosa y se hunde mejor en la piel. Dejó a Michael en agonía“, dijo el jefe de
los detectives del caso Paul Hughes.

El hombre fue llevado al hospital con un 36% de quemaduras, sin embargo,


después de un mes de luchar por su vida falleció debido a la gravedad de las
heridas.

Un día antes de que Smith atacara a su esposo, su hija, afirma el Diario, le


contó que Baines había cometido abusos sexuales contra niños “durante
muchos años”.

Una de las víctimas habría sido Craig Baines, el único hijo varón que habían
procreado y quien a sus 25 años se suicidó.

Según una de las Juezas, el joven había cambiado su actitud e incluso estuvo
en prisión por una agresión. “Te había dicho que el hombre al que atacó era un
pedófilo y que lo había tocado sexualmente (…) El día antes de la muerte de
Craig, él había estado angustiado y había dicho: ‘Mamá, es un pedófilo’“, dijo la
Jueza.

Luego de que la mujer vertiera el agua sobre Baines, ella salió de la casa y le
contó a un vecino lo que había sucedido. La Policía la arrestó y guardaba
prisión preventiva desde entonces.

Por su parte el Juez del caso dijo que “aunque los antecedentes brindan
alguna explicación de por qué hizo lo que hizo”, el accionar de Corinna Smith
no se justifica.
“Matar al señor Baines también le quitó la oportunidad de probar las
acusaciones. Eso le quitó el derecho a un juicio justo, teniendo en cuenta que
todo el mundo es inocente hasta que se demuestre su culpabilidad”,
argumentó el Juez, quien después de deliberar la sentenció a cadena perpetua
con un periodo mínimo de 12 años para solicitar libertad condicional.

ll. Feminismo: Antecedentes históticos:

Algunas autoras ubican los inicios del feminismo a fines del s. XIII,
cuando Guillermine de Bohemia planteó crear una iglesia de mujeres. Otras
rescatan como parte de la lucha feminista a las predicadoras y brujas (ver
Brujas), pero es recién a mediados del s. XIX cuando comienza una lucha
organizada y colectiva. Las mujeres participaron en los grandes
acontecimientos históricos de los últimos siglos como el Renacimiento, la
Revolución Francesa y las revoluciones socialistas, pero en forma
subordinada. Es a partir del sufragismo cuando reivindican su autonomía.

-Las precursoras

La lucha de la mujer comienza a tener finalidades precisas a partir de


la Revolución Francesa, ligada a la ideología igualitaria y racionalista del
Iluminismo, y a las nuevas condiciones de trabajo surgidas a partir de la
Revolución Industrial. Olimpia de Gouges, en su “Declaración de los
Derechos de la Mujer y la Ciudadana” (1791), afirma que los “derechos
naturales de la mujer están limitados por la tiranía del hombre, situación que
debe ser reformada según las leyes de la naturaleza y la razón” (por lo que
fue guillotinada por el propio gobierno de Robespierre, al que adhería). En
1792 Mary Wollstonecraft escribe la “Vindicación de los derechos de la
mujer”, planteando demandas inusitadas para la época: igualdad de derechos
civiles, políticos, laborales y educativos, y derecho al divorcio como libre
decisión de las partes. En el s. XIX, Flora Tristán vincula las reivindicaciones
de la mujer con las luchas obreras. Publica en 1842 La Unión Obrera, donde
presenta el primer proyecto de una Internacional de trabajadores, y expresa
“la mujer es la proletaria del proletariado [...] hasta el más oprimido de los
hombres quiere oprimir a otro ser: su mujer”
-Las sufragistas

Si bien los principios del Iluminismo proclamaban la igualdad, la


práctica demostró que ésta no era extensible a las mujeres. La Revolución
Francesa no cumplió con sus demandas, y ellas aprendieron que debían
luchar en forma autónoma para conquistar sus reivindicaciones. La demanda
principal fue el derecho al sufragio, a partir del cual esperaban lograr las
demás conquistas.

Aunque en general sus líderes fueron mujeres de la burguesía,


también participaron muchas de la clase obrera. EE.UU. e Inglaterra fueron
los países donde este movimiento tuvo mayor fuerza y repercusión. En el
primero, las sufragistas participaron en las sociedades antiesclavistas de los
estados norteños. En 1848, convocada por Elizabeth Cady Stanton, se
realizó en una iglesia de Séneca Falls el primer congreso para reclamar los
derechos civiles de las mujeres. Acabada la guerra civil, se concedió el voto a
los negros pero no a las mujeres, lo que provocó una etapa de duras luchas.
En 1920, la enmienda 19 de la Constitución reconoció el derecho al voto sin
discriminación de sexo.

-Feminismo actual

El nuevo feminismo asume como desafío demostrar que la Naturaleza


no encadena a los seres humanos y les fija su destino: “no se nace mujer, se
llega a serlo” (S. de Beauvoir). Se reivindica el derecho al placer sexual por
parte de las mujeres y se denuncia que la sexualidad femenina ha sido
negada por la supremacía de los varones. Por primera vez se pone en
entredicho que - por su capacidad de reproducir la especie- la mujer deba
asumir como mandato biológico la crianza de los hijos y el cuidado de la
familia. Se analiza el trabajo doméstico, denunciando su carácter de
adjudicado a ésta por nacimiento y de por vida, así como la función social del
mismo y su no remuneración. Todo ello implica una crítica radical a las bases
de la actual organización social. “Ya no se acepta al hombre como prototipo
del ser humano, como universal. Luchamos, sí, porque no se nos niegue
ningún derecho, pero luchamos, sobre todo, para acabar con la división de
papeles en función del sexo” (P. Uría, E. Pineda, M Oliván, 1985).
En América Latina el feminismo fue adquiriendo relevancia en los
últimos años. Durante la Primera Ola la preocupación era articular las luchas
de las mujeres contra el imperialismo. Un rasgo distintivo es la coincidencia
con importantes movimientos de mujeres que se organizan en torno a
objetivos y demandas diversas, algunas más puntuales o sectoriales –lucha
contra la carestía y la desocupación, por el agua, guarderías, etc.– y otras
más generales, como las de militantes de partidos y movimientos
revolucionarios, que relacionan sus reivindicaciones con los cambios
necesarios en la sociedad global. Los movimientos de mujeres, sumamente
heterogéneos, están constituidos básicamente por grupos de amas de casa,
villeras, pobladoras, sindicalistas, trabajadoras de salud, etc., en general
pertenecientes a los sectores populares. Aunque mayoritariamente no se
reconocen como feministas, muchas veces comparten reclamos comunes –
divorcio, anticoncepción, aborto, patria potestad, eliminación de leyes
discriminatorias, etc.–, constituyendo frentes con las feministas y otros
sectores.

IIl. Concepto de feminismo

Alcanzar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, sigue


siendo una de las principales exigencias del feminismo en pleno siglo XXI.

Actualmente, se constituye como una corriente de pensamiento que


reúne un conjunto de movimientos e ideologías, tanto políticas como
culturales y económicas que busca lograr la equidad de género y la
transformación de las relaciones de poder entre ambos sexos.

A lo largo de los últimos años, la palabra feminismo ha ido tomando


relevancia en muchos contextos, en algunos de ellos rodeada de una
connotación negativa, hasta hacerse un hueco en cualquier debate político o
de bar. El feminismo no es odiar a los hombres, ni querer la supremacía de
las mujeres. No es una moda, aunque efectivamente, está de moda, es
mucho más que eso. La Real Academia Española (RAE) define el feminismo
como “el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre así como
el movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del
feminismo”. Aún así, todavía hay cierta reticencia a declararse abiertamente
feminista o a apoyar esta ideología por parte de algunos grupos a causa del
desconocimiento de su significado.
Así, el feminismo no es un concepto unitario sino que engloba
diferentes modalidades de una lucha que comparte un mismo fin. “Los
feminismos procuran la visibilización y la transformación de las formas de
opresión, dominación, segregación y otras violencias específicas que sufren
todos los sujetos otros del hombre. La fuerza de transformación de los
feminismos pone en cuestión toda fuerza de conservación de dichas formas
de violencia. En ese sentido, toda propuesta que, en nombre del feminismo,
subscriba formas sociales, económicas y políticas afines a la conservación y,
por tanto, subscriba formas de opresión, dominación y segregación, debe ser
cuestionada como feminista.

Muchos consideran que el feminismo está viviendo actualmente su


‘época de oro’ por la notoriedad que ha adquirido en la vida cotidiana, pero
también existe mucha discrepancia al respecto. “Lo que existe es un potente
activismo feminista en la red gracias a las nuevas tecnologías de la
comunicación, que desvelan con enorme rapidez y difusión historias
concretas de luchas o de sufrimientos.

 Corrientes del feminismo

Una forma tradicional que ha contribuido a visibilizar los procesos de la lucha


de las mujeres, es la ubicación de cuatro olas históricas.
-Primera ola
La primera de las cuatro olas del feminismo nace en el siglo XVIII,
frente al inicio de la Revolución Francesa y la Ilustración. El principal objetivo
de la revolución francesa consistía en la consecución de los principios de
libertad, igualdad y fraternidad. Sin embargo las libertades, los derechos y la
igualdad jurídica y política tan perseguida por la revolución, excluía a la
mujer.
Así pues, la primera ola del feminismo se inició ante la falta de
representación de la mujer en los principios que sostenía la revolución, tres
principios directamente relacionados al hombre y excluyentes para la mujer.
Fue entonces cuando el colectivo de las mujeres empezó a luchar por sus
derechos de igualdad y por la necesidad de destacar el papel de la mujer en
la sociedad, el cual había permanecido oculto hasta entonces.

-Segunda ola
La segunda ola del feminismo, conocida socialmente como el
sufragismo, tuvo lugar entre mediados del siglo XIX hasta la década de los
cincuenta del siglo XX, en la finalización de la Segunda Guerra Mundial. a
segunda de las etapas del movimiento feminista empezó en Estados Unidos,
donde cuatro mujeres se unieron a la lucha por la independencia del país y a
la causa sobre la liberación de los esclavos. Estos dos hechos dieron lugar a
que la mujer empezara a ocuparse de cuestiones sociales y políticas. Ante
ello, nació el sufragismo, el cual perseguía dos objetivos: el derecho al voto
femenino y el derecho educativo, los cuales se mantenían relacionados,
puesto que el movimiento defendía que con la posibilidad de formarse
educativamente sería más difícil negarles el derecho al voto.

-Tercera ola
La tercera ola del feminismo llegó en la década de los sesenta, donde
frente a la Mística de la feminidad, las mujeres se sentían vacías por el papel
que debían representar en la sociedad, el de madre, esposa y ama de casa.
Fue entonces cuando Betty Friedan creó la Organización Nacional de
Mujeres (NOW), convirtiéndose en la organización femenina más
representativa del feminismo liberal.
El feminismo liberal se caracterizaba por su oposición a la
desigualdad, y no en cuanto a la opresión y explotación, buscaba reformar el
sistema para adquirir la igualdad entre géneros. Las liberales defendían que
la base del problema se centraba en la exclusión de la mujer en el ámbito
público, recurriendo a su derecho a entrar en el mercado laboral.

-Cuarta ola
La cuarta ola del feminismo empieza después de los ochentase
concentra en la actualidad, donde el colectivo feminista reivindica la
necesidad de otra ola, debida a la continuidad del maltrato de género, los
abusos y violaciones, las diferencias aún existentes en el mundo laboral, la
desigualdad en las sentencias judiciales, etc.
Ante ello, el movimiento feminista se muestra con más fuerza que
nunca y se caracteriza por su activismo en Internet. Hacen uso de las redes
sociales para aumentar su visibilidad y su mayor repercusión internacional,
reclamando la lucha por la igualdad, los derechos civiles, el derecho al
aborto, la oposición a la violencia machista y a los estereotipos, la defensa de
la libertad sexual, donde entra con fuerza el colectivo LGTBI y la denuncia al
sexismo en los medios de comunicación.
El movimiento se describe bajo el nombre de sororidad, entendido
como la relación existente entre la hermandad y la solidaridad que debe
haber entre las mujeres, potenciando el papel activista de la mujer. Por
ejemplo, en la creación de grupos de autoconciencia que consisten en
concienciar a la mujer a partir de experiencias propias, manifestaciones
multitudinarias, actos de protesta, sabotajes, creando centros de autoayuda,
etc.

IV. La teoría clásica de la criminología y la nueva criminología

En la década de los años sesenta comienza a tener importancia un


movimiento dentro de la criminología que cada vez recibe más apoyo,
aunque no termina de consolidarse, debido, en parte, a su radicalismo. Lo
cierto es que esa nueva orientación pone de manifiesto que la criminología no
es una ciencia pacífica ; aunque con otros presupuestos, hay ahora un
enfrentamiento a la criminología tradicional.
La entrada de Marx en el mundo de la Criminología, se tradujo en una
toma de consideración del contexto social global en el estudio de la
delincuencia, en el análisis de la norma, su aplicación, y funcionamiento del
Sistema Penal, en atención a la función que cumplen en el establecimiento y
reproducción del Sistema Capitalista y en la elaboración de una teoría apta
para propiciar el cambio social. Por ello, el inicio de la Criminología crítica
data de la recepción de las teorías norteamericanas y la unión de la
criminología marxista.
La criminología crítica, tiende a un cuestionamiento a la criminología
tradicional desde la manera de ver al delincuente, hasta los mecanismos de
control social
A continuación se presenta un cuadro comparativo entre la
criminología clásica y la nueva criminología o criminología crítica.

Criminología clásica Criminología critica


Como comportamiento, el delito surgía de Cada persona tiene su propio código de
la libre voluntad del individuo, no de todo lo que considera justo o injusto y
causas patológicas, y por ello, desde el suele evolucionar de la infancia a la
punto de vista de la libertad y de la madurez. Normalmente. coincide con las
responsabilidad moral de las propias normas legales, aunque no en todos los
acciones, el delincuente no era diferente, estratos sociales se da en la misma
del individuo normal. proporción, y de ahí que no se de el mismo
La Sanción Penal según la Escuela criterio de conducta desviada en los grupos
Clásica no era un medio para modificar al normalmente integrados en la estructura
sujeto delincuente, sino sobre todo como media social, que en los marginados y
un instrumento legal para defender a la áreas sociales de subcultura.
sociedad del crimen.

Considera a todos los hombres y mujeres Explican que las condiciones frágiles en la
como seres libres, iguales y racionales, sociedad capitalista, hacen que la pobreza
por lo cual podían actuar tenga sus reflejos en la criminalidad.
responsablemente como individuos. El También se genera por los factores como:
interés del estudio no recae sobre el el individualismo, la competitividad, la
actor, sino en el acto delictivo o criminal; agresividad, la codicia de bienes
concibe al delito como una creación materiales, las anomalías sexuales, el
jurídica y la violación de la norma como machismo, etc.
un rompimiento del pacto social.

El Derecho Penal debe volver sus ojos Ataque al sistema de elaboración de las
a las manifestaciones externas del acto, leyes, cuya violación califica a los
a lo objetivo; el delito es un ente desviados, pues consideran que no se
jurídico, una injusticia; sólo al derecho sigue el criterio más adecuado, ya que son
le es dable señalar las conductas que elaboradas por quienes tienen el poder
devienen dificultosas. político o económico o por otros a sus
servicios, por lo que las normas buscan el
interés de aquellos.

Con la criminología crítica, que todavía se encuentra en sus


comienzos, la criminología, que era una ciencia pacífica y apolítica, pierde su
pasividad, politizando . Los nuevos criminólogos atacan al sistema del
capitalismo y los regímenes políticos que no toleran. Sin embargo, creemos
que cometen el error de pensar que prácticamente todo es malo en el
capitalismo y casi todo bueno en el marxismo. Consideramos que no se debe
politizar la criminología, ciencia independiente, cuya misión es dar a conocer
la problemática de la criminalidad, así como las injusticias sociales y legales
que la fomentan ; ha de descubrir todos los factores concurrentes y proponer
soluciones, sin perjuicio de criticar los abusos que condicionan tal
criminalidad.
Los criminólogos críticos que ponen en tela de juicio a quienes están
de parte del capitalismo e integrados en su sistema pueden caer en el mismo
error, defender al marxismo, dependiendo también de sus instituciones ; no
es bueno pensar que ellos son los únicos que se encuentran poseídos de la
verdad, ya que ni unos ni otros la tienen, y mucho menos si se empeñan en
hacer criminología política .

V. Realismo de Izquierda y Criminología Feminista

La Nueva Criminología de finales de los años 60 y principios de los 80


recibió este nombre, llamada también criminología marxista, materialista
y crítica, entre otras. Fue muy poderosa en cuanto a la crítica a la
criminología tradicional, hasta el punto que redirigió la estructura
total del discurso concerniente al crimen y a la desviación. La primera
tarea de los autores era demostrar que los estudios convencionales sobre
crimen se amoldaba a teorías y paradigmas que asumen un monopolio
sobre lo “correcto”, lo “científico” y lo “determinista” en cuanto al
entendimiento de la naturaleza humana y del orden social.
Para la Nueva Criminología, el capitalismo es un orden social
alienante y explotador, en el que la no igualdad está institucionalizada
por una clase dominante y, en consecuencia, la delincuencia es una
respuesta a los arreglos forzados, es un producto de la economía política.
Bajo este sistema capitalista, la ley criminal está manipulada en
beneficio de un grupo determinado, la delincuencia se definiría
como políticas capitalistas e intereses que contribuyen a la miseria
humana y a la deprivación de las personas de su potencial humano. Los
herederos hoy en día de la Criminología Crítica es el Realismo de
Izquierda o Criminología Realista, con gran influencia Británica
y Estadounidense.
La Nueva Criminología o Criminología Radical se había centrado
en el efecto del estado en la delincuencia, pero no había abordado el efecto
del delito en la víctima. Este olvido fue muy grave porque debía
haberse centrado en el triángulo “del delincuente, víctima y estado”,
propio del objeto de estudio de la criminología. Ante las críticas y la
nueva situación, se desarrolló un enfoque diferente, el Realismo de
Izquierda.
En este nuevo enfoque había una preocupación central que era
que la nueva criminología había puesto demasiado énfasis en el
estado, olvidando la etiología del crimen. El Realismo de Izquierda
estaba preocupado explícitamente, aunque no exclusivamente, por los
orígenes, naturaleza e impacto del crimen en la clase obrera. Y un ejemplo
de la preocupación por las víctimas es el énfasis en las perspectivas
feministas. Se preocupaba por las mujeres víctimas, al igual que por el
racismo, la brutalidad policial y otros temas. La particularidad de esta
perspectiva es que se interesaba por las dimensiones del poder y de
clase, de las causas de la delincuencia y qué se puede hacer al respecto.

VI. La criminología feminista: Antecedentes

La criminalidad de la mujer ha sido ignorada por la Criminología, los


estudios sobre la conducta criminal de las mujeres han sido escasos,
teniendo como razón principal el reducido número de población
femenina en las cárceles. A finales del siglo XIX, principios y mediados
del siglo XX, sólo un pequeño número de escritos hablaron de este
tema; todos coincidían en buscar diferencias entre las mujeres
delincuentes y las no delincuentes. Como resultados se identifican dos
clases de mujeres: las mujeres buenas y las mujeres malas. Alrededor
de esta asunción se asume también que “el crimen era resultado de la
voluntad individual, de una elección individual”; por lo tanto, las
mujeres eran libres para elegir la no delincuencia, invalidando la
influencia del mundo social, económico y político.

Cesar Lombroso en “The female ofender” postula que la


delincuencia femenina es una tendencia inherente a las mujeres, que
en efecto no habían evolucionado apropiadamente hacia mujeres
femeninas con refinamientos morales. Dio argumentos psicológicos para
argumentar que las mujeres delincuentes eran atavistas biológicas
(incluyendo aquí características craneales y faciales, altura, pelo oscuro,
color de piel, etc.). También caracterizaba a las mujeres por inmovilidad
fisiológica, pasividad psicológica, predisposición fría y calculadora. Las
mujeres criminales eran más masculinas que femeninas, podían pensar
como hombres, mientras que las “buenas mujeres” no.

También las delincuentes eran más fuertes en algunos aspectos


que los hombres y se podían ajustar más fácilmente que los hombres al
dolor físico y mental, las mujeres delincuentes eran anormales. Pero no
solo eso, Lombroso y Ferrero, señalaron que son doblemente
prejuiciosas comparadas con los hombres y que su doble infracción de
las leyes comporta que a las mujeres criminales se las puede
considerar como un “monstruo”. W. I. Thomas en sus obras “Sex and
Society” (1907) y “The undjusted girl” (1923), propone dos visiones
distintas en este tema. En su primera obra, pone el énfasis en las
diferencias fisiológicas y psicológicas; los hombres son destructivos de
energía y las mujeres guardan energía como las plantas, son menos activas
y más conservadoras. Esta diferencia ha contribuido a un relativo
declive en el status de las mujeres, especialmente en las sociedades
civilizadas.

En otro momento explicó las diferencias en la criminalidad a


causa de la pérdida de la libertad sexual de la mujer. Las mujeres bajo la
monogamia tuvieron que confinar su conducta sexual a ser mujeres y madres
y ajustarse al hecho de ser tratadas como propiedad controlada por los
hombres. En esencia la monogamia y la castidad se convirtieron en
una forma de acomodo para las necesidades básicas del hombre. Su
postura se enfocó a considerar la delincuencia femenina como normal
bajo determinadas circunstancias, dadas ciertas asunciones sobre la
naturaleza de la mujer. Y respecto al castigo a los criminales, su actitud es la
defensa de la rehabilitación y la prevención. La forma de prevenir que la
mujer delinque era que se ajustase a la situación que les toca vivir
como mujeres. Por eso más mujeres de clase media delinquen poco,
éstas han sido socializadas para aceptar su situación y valorar su castidad
como una inversión. Las mujeres de clase baja no se han socializado
de esta manera, no han sido socializadas para suprimir su necesidad
de seguridad y por lo tanto delinquen por deseo de excitación y nuevas
experiencias.

Otra obra importante de la época es la de Otto Pollak, The criminality


of women (1950), en la que también se exponen razones psicológicas.
Las mujeres son inherentemente mentirosas a causa de estas razones.
Los hombres no pueden esconder sus errores sexuales o sus
emociones sexuales ya que deben conseguir una erección para
practicar el sexo. Las mujeres son, por tanto, mentirosas, engañosas
innatamente. Cuando esta naturaleza femenina se combina con
oportunidades domésticas como sirvientas, enfermeras, profesoras y
amas de casa, esa naturaleza engañosa les permite delinquir de forma no
detectable. Otro elemento que incorpora Pollak en el análisis es el
tratamiento que se le da a la mujer en el ámbito de la administración de
justicia, exponiendo la tesis de la caballerosidad. Las mujeres reciben
un trato diferente en la justicia porque seducen a los jueces y policías
y, en consecuencia, éstos se muestran más benévolos con ellas que con
los hombres, lo que hace que las cifras de sus crímenes se escondan. El
y muchos otros teóricos pioneros, explicaron los crímenes económicos
femeninos por motivos sexuales de base psicológica y fisiológica. No
consideró que las mujeres delincuentes suelen ser pobres o que han
dejado de lado definiciones de roles de mujer chovinistas, clasistas y
racistas. Por otra parte, la actitud paternalista del sistema de
administración de justicia, en el trato hacia las mujeres, se debía a que
estas eran vistas como personas desprotegidas y desfavorecidas que
deberían ser juzgadas con menos rigor que los hombres.

Pero la Criminología Feminista ha criticado con dureza esta tesis,


porque como se ha visto en las estadísticas delictivas éstas tienden a
cometer menos delitos y de menor gravedad, por eso la poca
participación en las estadísticas delictivas. Sin embargo, otros
autores oponen argumentos a la anterior tesis, Rutter y Giller
concluyeron que durante la década de 1970, las jóvenes solían ser
tratadas por los tribunales algo más severamente que los jóvenes. Así,
ellas tenían más probabilidades de comparecer ante los Tribunales por
asuntos no penales como “estar en peligro moral” o “fuera de control”,
se les llevaba a los tribunales por delitos menores. Eso puede implicar
que las chicas jóvenes son perseguidas de manera desproporcionada
por hechos leves, que en el caso de los chicos pasaría sin mayor
relevancia como travesuras propias de la edad.

 Criminología feminista

El estudio científico de la naturaleza, las causas, y el control de la


conducta criminal ha sido repetidas muchas veces calificado como un campo
dominado por hombres, ya sea porque ellos son considerados por excelencia
los sujetos de investigación, teorización, y de aplicación de leyes; ya sea
porque las principales teorías criminológicas han sido desarrolladas por
sujetos del género masculino, dejando un claro sesgo de género
(Messerschmidt, 1993; Flavin, 2001; Chesney-Lind and Shelden, 2004,
Chesney Lind, 2006; Muncie, 2009). El surgimiento de una criminología
feminista se ubica en la década del setenta, como un fruto de la segunda ola
del feminismo (Chesney-Lind, 2006).

Se reconoce a Carol Smart como la iniciadora de esta corriente con su


libro Women, Crime and Criminology (Mujeres, crimen y criminología)
publicado en 1977. En él, la autora no sólo destacó la escasez de material
sobre la criminalidad femenina sino también que el poco material existente
carecía de una actitud crítica sobre los estereotipos sexuales dirigidos a las
mujeres adultas y jóvenes. Esos estereotipos no hacían más que confirmar el
estatus de natural inferioridad de las mujeres no solo en la sociedad en
general, sino en el mundo del crimen. De hecho, “la mayoría de los estudios
se referían a las mujeres en términos de sus impulsos biológicos, o de su
domesticidad, instinto maternal y pasividad” (Smart, 1977).

De esta manera, a pesar de la evolución en las teorías criminológicas,


se enmarca al estudio de las mujeres en sus primeros estadios, bajo la
influencia de Lombroso y Ferrero (1895/1980). Esto se reforzaba bajo las
creencias de que las mujeres son irracionales, compulsivas y algo neuróticas
(Downes y Rock, 1995). Smart argumentaba que el trabajo orientado a la
delincuencia femenina no enfoca las diferencias entre los roles de género, ni
daba explicaciones estructurales sobre los orígenes sociales de esos roles.
Tampoco tenía en cuenta las motivaciones de las mujeres que se dedicaban
al crimen (Smart, 1977, en Downes y Rock, 1995).

Después del trabajo de Smart, los inicios de la criminología feminista


centraron sus esfuerzos en destacar los sesgos androcéntricos de la de la
criminología tradicional, escrita por hombres y para hombres. Tres posturas
feministas -liberales, radicales y socialistas- han criticado cada vez más estos
enfoques, pero el desarrollo de una criminología feminista per se es todavía
incipiente (Muncie, 2009). Cada una de estas posturas acepta una mayor
incidencia de hombres en la comisión de delito y violencia, y los explica de
una manera distinta. Las feministas liberales proponen una socialización
diferenciada de hombres y mujeres, Las radicales destacan las estructuras de
poder que otorgan privilegios masculinos en una sociedad patriarcal y las
marxistas plantean que el crimen y la violencia son producto de una
distribución desigual del poder en el mercado y en el hogar. Sin embargo,
ninguna de esas perspectivas explica las razones que llevan a una mujer a
delinquir o a recurrir a la violencia, en los hogares o en las calles.

La criminología feminista abarca muchas áreas distintas. Sin embargo,


hay cinco a las que ha prestado especial atención: 1. Estudio de mujeres o
jóvenes delincuentes: estas investigaciones se centran en la tipología
delictiva de las mujeres y las jóvenes, los arrestos, las sentencias y las
causas de su delincuencia. 2. El tratamiento del sistema de justicia: investiga
el trato que tienen los sistemas de justicia e institucionales hacia las mujeres
y adolescentes, bien siendo más duros con ellas que con sus pares
masculinos, ya que se considera que se salen de la moralidad, bien siendo
más blandos porque las ven como débiles y sin capacidad de decisión
(paternalismo). 3. Bandas juveniles/Pandillas callejeras: hay muy pocas
agrupaciones formadas sólo por mujeres y las mixtas tienen escasas
integrantes, y en la mayoría de los casos con posiciones inferiores a las de
ellos. En los países donde hay bandas femeninas, se comportan de forma
violenta e intimidatoria para así poder desenvolverse en las pandillas, contra
otras y en los barrios. Además, en muchos casos son víctimas de abusos y
agresiones sexuales por parte de los varones de su misma pandilla. 4.
Violencia en la pareja: otro ámbito de estudio muy desarrollado por las
criminólogas feministas es la violencia en la pareja, sus causas, su
perpetuación y la dinámica relacional. 5. Medios de comunicación: los medios
de comunicación analizan y divulgan de forma distinta los delitos cometidos
por hombres que los cometidos por mujeres, contribuyendo en muchas
ocasiones a la perpetuación de estereotipos falsos sobre sus características
delictivas.

VII. Nuevos enfoques de la Criminología Feminista


Carol Smart y Maureen Cain apuntan hacia nuevas direcciones
en la Criminología Feminista, criticando no sólo a la criminología tradicional,
como lo hace la Nueva Criminología y el Realismo de Izquierda, sino incluso
considerando limitadas las posibilidades que presentan estas últimas
teorías para abordar en un lugar central los estudios de las mujeres.
Maureen Cain propone a la criminología Feminista como una Criminología
Transgresora, creadora de espacios “sólo de las mujeres”, colocando
en un lugar central los estudios de este género por razones políticas y
teóricas. Transgrediendo la atadura del tejido del co-hombre, es decir,
estudiando a las mujeres como las mujeres y comparando diferentes
tipos de mujeres, en lugar de comparar hombres y mujeres, quitando
la atención en el varón como la “vara de medir”. Para ello se requiere
empezar esta criminología transgresora fuera del discurso criminológico,
porque éste no provee de herramientas para explorar los estudios de
mujeres desde esta perspectiva. La autora señala que sólo desde afuera,
con la construcción social del género o con las experiencias de vidas
de mujeres o con la estructura del espacio doméstico, es posible tener el
sentido de lo que está pasando.
Esto es posible, señala Cain, a partir de tres estrategias: la
reflexividad, la deconstrucción y la reconstrucción del discurso y de las
prácticas. Es necesario preguntarnos por ejemplo ¿Cómo el género se
constituye en las cárceles, en las estaciones de policía, en las cortes?
¿Cómo estos sitios y modos de constitución del género se conectan
con otros sitios y modos? ¿Cuáles son los efectos de estas prácticas
para las mujeres, para los hombres y para la autorrealización humana?
La criminología tradicional, sin embargo, no se cuestiona sobre estos
sitios, sobre estas instituciones, da por hecho que la ley y la
administración así lo prevén. Así mientras la criminología liberal o
radical siempre se ha preocupado por la clase social, raramente se
ha cuestionado por las relaciones de clase y su constitución y
reconstitución como pregunta central, más bien ha visto la lucha de
clases como su preocupación central. Maureen Cain aclara que en esta
problemática extra criminológica debemos reintroducir a los hombres,
pero ya no en el sentido tradicional, sino preguntándose cómo la
construcción social de la masculinidad se conecta con el hecho de que la
mayoría de los delincuentes son y siempre han sido los hombres, no
preguntarse esto es como si se considerasen normales las propiedades
criminógenas de la masculinidad. Esta es otra razón que da la autora
de por qué las feministas deben transgredir la criminología misma para
entender a los hombres y a las mujeres como ofensores, víctimas,
demandados y prisioneros.
Por otro lado, la Criminología Posmoderna reclama el pluralismo y la
diversidad y, más concretamente, que en la criminología o estudio del delito
conviven muy distintos paradigmas, que la criminología incluye un
abanico multicolor entre las que la criminología Positiva, mayoritaria,
es sólo una, pero en ningún caso la única; que hay, en efecto, muy
distintas formas de entender la criminología y de aproximarse al delito. Así,
desde el Feminismo Posmoderno se ha criticado la noción de objetividad
establecida por las ciencias sociales. Sandra Harding señala que esa
objetividad de la ciencia es el mundo percibido por los hombres, que
lo que aparece como objetividad es realmente el sexismo y que en los
tipos de preguntas de las ciencias sociales han estado excluidas
sistemáticamente las mujeres y sus intereses. Por consiguiente, desde
su concepción de empirismo feminista la verdadera ciencia no debía
ser androcéntrica, sino que tomaría en cuenta a ambos géneros.
Tal perspectiva no pretende amenazar el orden establecido, sino
facilitar el estudio de las mujeres ofensoras para llenar los huecos del
conocimiento existente.
Las contribuciones feministas cuestionan no sólo las posiciones
epistemológicas y prácticas de la criminología tradicional, también
desafiaban la idea de objetividad en el sistema de justicia criminal y judicial.
De ahí surge la necesidad de develar la verdad de igualdad ante la
ley en un rango de estudios empíricos.
Algunos estudios parecían encontrar que la policía o cortes trataron a
las mujeres igualmente que a los hombres, mientras otros estudios
encontraron lo contrario. Había tantos descubrimientos dependiendo de la
naturaleza de la ofensa o la longitud del registro o el estado civil del ofensor.
Los estudios del sistema de justicia delictivo siempre comparan el
tratamiento de mujeres con los hombres, siguen siendo la norma contra todo
lo que se juzga. La pregunta es si se tiene una criminología realista
feminista o si el realismo de izquierda (y por consiguiente la criminología
en conjunto) se ha revitalizado por las energías y preocupaciones
del movimiento de las mujeres políticamente activas. Sin embargo, sí
deja ver que el Realismo de Izquierda ha sido insuficiente para abordar
otra clase de conocimiento, como es el caso de los estudios de
masculinidad que han quedado fuera de la investigación.
Así el Realismo Feminista está en una trayectoria diferente del
Realismo de Izquierda. El Posmodernismo feminista no intenta resolver
los problemas desde otras posiciones, más bien empieza en un lugar
diferente y prosigue en otras direcciones. El feminismo tenía que abandonar
su armazón inicial y empezar a buscar otras maneras de prácticas, los
debates sobre la sexualidad, la pornografía y los deseos empezaron a
deshacer la idea del verdadero ego y dieron la forma a las nociones de
subjetividades fracturadas. El elemento central del Posmodernismo
feminista es el rechazo de una realidad que se levanta sobre la “falsa
perspectiva del discurso universal”, buscando acabar con la imposición de
una realidad unitaria; más bien se refiere a conocimientos subyugados
que cuentan historias diferentes y tienen especificidades diferentes.
VIII. Conclusiones

El feminismo es un movimiento social cuyas características principales


son: solidaridad, percepción específica de la realidad, ruptura y capacidad de
producir. La solidaridad está dirigida a promover o impedir cambios sociales.
La percepción de la realidad cuestiona las ideas normativas y reglas sociales
que suponen desventajas para las mujeres.
Hay muchas maneras de describir las múltiples expresiones de
feminismo que han surgido desde la década de los años 1960, muchas de las
cuales se entrelazan o interrelacionan en puntos importantes. Estos tipos o
corrientes feministas se pueden apreciar en las 4 olas feministas que explican
de forma histórica, como ha ido evolucionando este movimiento.

El impacto de la actual Criminología es beneficioso; los conocimientos


que nos brinda son positivos, no para criticar el pasado sino para aplicarlos
en un nuevo mundo más justo, que respete la dignidad humana por encima
de cualquier otra consideración utilitaria. Se es consciente de lo difícil que es
“resocializar” al delincuente, cuando los condicionamientos que le empujaron
al delito siguen estando vigentes y por eso, se considera que buscar los
medios para prevenir el comportamiento antisocial implica a toda la
comunidad y que sólo podrá conseguirse este objetivo cuando sea la
sociedad toda la que tome conciencia del problema, de sus causas y de la
necesidad urgente de soluciones.

La criminología feminista ha criticado el olvido de la mujer en el


conocimiento científico por parte de las explicaciones clásicas. Muchas de
ellas han ignorado la delincuencia femenina, la han explicado con estudios
empíricos con varones, o se han centrado en actos relacionados con la
sexualidad, como la prostitución. Las teorías de la desviación han descrito un
perfil de mujer delincuente sesgado y repleto de asunciones sexistas en
función de ideas culturales y prejuicios propios de la época que permeaban
también otras áreas de conocimiento.
IX. Referencias bibliográficas

Alvares,G., Montenegro, M. y Martinez, J. (2012). Apuntes acerca de dos


escuelas criminológicas: clásica y positivista. Recuperado de
http://www.psicologia.unam.mx/documentos/pdf/publicaciones/Apuntes_acerc
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Gamba,S., (2008). Feminismo: historia y corrientes. Recuperado de


https://www.mujeresenred.net/spip.php?article1397

Gonzales, B., (2021). ¿Qué es el feminismo ? Una guía completa para


principiantes. Recuperado de
https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20210304/feminismo-que-es-guia-
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Magallanes, M. (2015). Criminología crítica: Planteamientos, perspectiva y


valoración final. Recuperado de
https://www.derechoycambiosocial.com/revista002/criminologia.htm
Serrano, A., (2010).Criminología crítica. Recuperado de
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Thomen, M., (2021). Las cuatro olas del feminismo. Recuperado de


https://www.psicologia-online.com/las-cuatro-olas-del-feminismo-
4627.html#anchor_2

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