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CASAS DE DISCIPULADO
SERIE: AFIRMANDO MI IDENTIDAD EN CRISTO
1 Juan 3:1-3 “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el
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mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha
manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él,
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porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así
como él es puro.”
Introducción
Un gran porcentaje de cristianos aún lucha con rudimentos del pasado, lo cual les impide llegar a
ver y apreciar quiénes son en Cristo y a qué privilegios tienen acceso.
Muchos de los que fueron rechazados, abandonados o maltratados desde su infancia, tienen una
actitud arraigada en su sistema de creencias y eso los lleva a pensar cosas como “no valgo nada,
no sirvo para nada, no merezco que me quieran”
Adán desobedeció a Dios y comió del árbol del conocimiento del bien y del mal
Desde ese momento todos los nacidos en este mundo tienen el cuerpo vivo, pero su espíritu
muerto y separado de Dios
Antes de llegar a Cristo no teníamos la presencia de Dios en nuestra vida ni el conocimiento de Sus
caminos, por lo cual aprendimos a vivir independientes de Él (Leer Efesios 2:1)
1 Juan 5:11-12. Jesús vino a darnos vida eterna. Cada cristiano está “Vivo en Cristo en este
momento”. Su espíritu está en unión con Dios
Ya no aplica cómo nos identificamos o cómo nos identificaron antes, por ejemplo, la raza, la
religión, el entorno cultural o las clases sociales. Según Pablo ninguna de estas categorías tiene
validez porque nuestra identidad ya no está determinada por nuestra herencia física, posición
social o diferencias raciales.
Nuestra identidad radica en que somos Hijos de Dios y estamos en Cristo Jesús
Conforme a su nueva identidad el cristiano:
a. Es Santo
b. Hijo nacido de Dios
c. Ciudadano del Cielo
d. Obtiene perdón
e. Recibe al Espíritu Santo