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Historia de La Astronomía
Historia de La Astronomía
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Astronomía Prehistórica
Desde la más profunda antigüedad, el hombre ha contemplado los cielos y
se ha maravillado con su aspecto. No podemos imaginarnos cuales fueron
las explicaciones que construyó en su mente al contemplar al Sol, la Luna
y las estrellas.
Con un cerebro en proceso de
formación, los primeros homínidos
debieron encontrarse a merced de
las inclemencias del medio ambiente.
Los fenómenos naturales como la
lluvia, la sequía, el frío o el calor
tuvieron que sembrar en su mente
más miedo y temor por lo
desconocido, que admiración.
Es el Pleistoceno tardío y el Cro-Magnon se mueve en la Tierra. Muy
poco podemos intuir sobre el grado de conocimiento de la astronomía
que manejó la humanidad en esta etapa de su evolución.
Astronomía Paleolítica
El Paleolítico Superior, periodo de tiempo que va desde 40.000 a 10.000
años aC. se caracterizó por un conocimiento astronómico muy básico. Son
muy pocos los indicios que se han descubierto, pero el haber dominado el
fuego, trajo como consecuencia el desarrollo ulterior de la humanidad.
Este sueño de 4.320 años terrestres, era guardado por Shiva, el señor
de la danza cósmica.
Esta civilización fue sustituida por los Arios del Norte que hablaban el
Sánscrito y sus tradiciones eran transmitidas de forma oral por sus
sacerdotes brahmanes.
La Astronomía en La India
Poco antes de la era cristiana, se adoptó una escritura alfabética y se
comenzó toda una labor de recopilación del cocimiento hindú antiguo.
Estos compendios antiguos, Los Vedas, contienen las primeras referencias
astronómicas en lo que respecta al Sol, la Luna y las estrellas. Como cosa
extraña, los planetas no poseen ninguna referencia.
Los astrónomos hindúes conocían las obras de Hiparco, pero no las de
Ptolomeo. En este sentido podemos afirmar que en algún momento entre el
150 aC y 140 dC ocurrió una importante transición, pero posterior al 664
dC prácticamente se perdió producto de las invasiones musulmanas.
Los dos grandes astrónomos hindúes, Varahamihira (505 dC) y Brahmagupta
(628 dC) trabajaron en el observatorio astronómico de Ujjain.
Varahamihira construyó un compendio de la astronomía hindú: los Siddantas.
En ellos se expresa que el conocimiento astronómico hindú provenía del
Occidente (Yavanas).
Los astrónomos hindúes, para poder explicar el complicado movimiento
planetario, recurrieron a la teoría griega de los Epiciclos, pero en lugar de
ser redondos, los mismos eran elípticos.
La Astronomía en el Antiguo Egipto
La astronomía en el antiguo Egipto, no se diferencia mucho de las demás
civilizaciones, en los albores de la humanidad: una mezcla de registros
científicos enlazados con concepciones místicas.
Para los egipcios, el cielo estaba representado por Nut, una diosa con
cuerpo de mujer que extendía sus extremidades para arropar todo el
firmamento. Geb (la Tierra) servía de soporte, siendo los cuatro
puntos cardinales, los puntos en donde se apoyaba Nut.
A través de Nut, Amón-Ra (el Sol), transitaba el Nilo celestial en su
barca.
Merece especial atención el planeta Venus, que para los Mayas constituyó
un objeto astronómico de gran interés. Determinaron cuidadosamente el
Levantamiento Helíaco (salida del astro) por las mañanas y le ofrendaron
sacrificios humanos.
La Astronomía Maya
Observaciones meticulosas
determinaron dos ciclos en las
disposiciones planetarias que tienen
que ver con el planeta Venus.
El primer ciclo es el de 584 días, que es
lo que duran la Tierra, Venus y el Sol
para producir una alineación. Venus
se observa 260 días durante las
madrugadas y 260 días en el
atardecer, con 64 días que no se
puede observar ya que pasa o por
delante o detrás del Sol.
El segundo ciclo es de 2.922 días
(aproximadamente 8 años solares o 5
ciclos de Venus) que es el tiempo que
demoran la Tierra, Venus, el Sol las
estrellas para alinearse.
La Astronomía Maya
Para los Mayas, la Eclíptica fue representada como la serpiente de dos
cabezas. Casi toda la cosmología maya se encuentra perdida, pero se han
encontrado evidencias de algunas denominaciones dadas a algunas
constelaciones situadas en la Eclíptica, que curiosamente también se
corresponden con animales, tal como nuestras constelaciones del
Zoodiaco. En este sentido encontramos al Escorpión (única constelación
que los pueblos antiguos identificaron igual, dado su inconfundible
aspecto), el Saíno (cerdo nocturno americano), la Tortuga, el Tiburón, el
Jaguar, la Serpiente. Hasta ahora se ha identificado que la constelación
del Saíno, es Géminis y las Pléyades eran el crótalo o cola de la serpiente
de cascabel.
La Astronomía Maya
La Vía Láctea recibió dos denominaciones dependiendo de la fecha en que
fuese visible. La Vía Láctea hacia el centro (constelación de Sagitario)
era visible en el periodo de lluvias y florecimiento de los árboles; de
aquí que haya sido llamada el Arbol del Mundo (Wakah Chan): la Ceiba
majestuosa de donde provino la vida. Para los meses de Verano,
recibía el nombre de Serpiente blanca deshuesada (Kawak).
La Astronomía Azteca
La civilización Azteca surge después de la caída de la Tolteca, a partir
del siglo X dC. Su máximo esplendor lo obtuvo entre los siglos XIV al
XVI.
La representación del cielo (masculino) y Tierra (femenino) estaban
determinados por Ometecuhtli y Omecíhuatl, respectivamente.
Las eras en la cosmología azteca están definidas por soles, cuyo final
estaba signado por descomunales cataclismos.
El primer Sol, Nahui-Oceloti (Jaguar) era un mundo poblado por gigantes
que tuvo una duración de 156 años (tres veces 52 años). Fue destruido
por jaguares.
El segundo Sol, Nahui-Ehécati (Viento) duró 364 años (7 veces 52 años)
y fue destruido por un huracán.
El tercer Sol, Nahuiquiahuitl, duró 312 años (6 veces 52 años) y fue
destruida por una lluvia de fuego.
El cuarto Sol, Nahui-Ati (agua) duró 156 años (3 veces 52 años) y fue
destruida por un diluvio.
El Sol actual, Nahui-Ollin (movimiento) está destinado a desaparecer por
movimientos telúricos.
La Astronomía Azteca
El calendario azteca o piedra del Sol es el
monolito más antiguo que se conserva de la
cultura prehispánica. Se estima su fecha de
construcción en el año 1479.
La Piedra del Sol, como se le conoce, es un
monolito circular con cuatro círculos
concéntricos. En el centro se distingue el rostro
de Tonatiuh (Dios Sol) tocado con adornos de
Jade y sosteniendo un cuchillo en la boca. Los
cuatro soles o eras anteriores, se encuentran
representados por figuras de forma cuadrada
que flanquean al quinto sol, en el centro.
El círculo más exterior está constituido por 20
áreas que representan los días de cada uno de
los 18 meses que constaba el calendario azteca.
Para completar los 365 días del año solar, los
aztecas incorporaban 5 días aciagos o
nemontemi.
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La Astronomía Azteca
Para los aztecas, la simple sucesión del día y la noche
se encontraba enmarcada en constantes pugnas entre
los astros principales. La circunstancia de que a plena
luz del día fuese muy difícil observar a la Luna e
imposible a las estrellas, era representado con el mito
que el sol naciente (Huitzilopochtli) mataba a la Luna
(Coyolxauhqui) y a las estrellas.
Al igual que casi todos los pueblos antiguos, los aztecas agruparon las
estrellas brillantes en asociaciones aparentes (constelaciones).
Los cometas fueron denominados por ellos “las estrellas que humean”.
Los aztecas no solo desarrollaron la astronomía y el calendario, sino que
estudiaron y desarrollaron la meteorología, como una consecuencia lógica
de la aplicación de sus conocimientos para facilitar sus labores agrícolas.
La Astronomía Inca
Los Incas, dado lo extenso de su territorio y al igual
que otras civilizaciones en el planeta, llegaron a tener
un conocimiento avanzado de la bóveda celeste, que
utilizó para sus actividades públicas y religiosas.
Casi la totalidad de las ceremonias en el imperio,
tenían como protagonista a un objeto celeste y
básicamente, el Sol.
A finales del siglo XV, Pachacuti Inca Yupanqui, noveno inca reinante, mandó
a construir templos para la veneración del Sol, a lo largo y ancho del imperio.
Las actividades más conocidas eran Inti Raymi y Capac Raymi, los Solsticios
de Verano e Invierno, respectivamente.
Según las crónicas de los conquistadores españoles, en Cusco, la capital del
imperio Inca, existía un imponente calendario solar de carácter público, el
cual estaba constituido de pilares de 5 metros de altura, cada uno. Los
pobladores podían establecer la fecha, por la extrapolación visual de los
pilares hacia el horizonte. Este calendario podía verse a kilómetros de
distancia.
La Astronomía Inca
La cultura Inca deriva de un calendario lunar, en principio, a uno solar.
Como deidad preponderante en la cosmología inca, el Sol era el centro de
toda su atención. Para su observación se destinó plataformas de piedra
(Ushnus) situados en lugares apartados.
Investigadores han propuesto un tercer calendario, el sideral-lunar.
Este calendario centra su base en el período que demora la Luna en
ocupar la misma posición relativa entre las estrellas. Este ciclo es de
27,33 días.
Doce meses de 27,33 días arrojan un total de 327,96 días (328 días).
Este número coincide con el total de Huacas (sitios ceremoniales
sagrados) que los Incas colocaron en los alrededores de Cusco.
La Tierra no es solamente el
centro de rotación (p.ej. Lunas
de Jupiter).