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Por patrimonio se entiende todo el conjunto de las relaciones jurídicas de una persona
susceptibles de una valoración económica, es decir, relaciones jurídicas valorables:
derechos, activos y pasivos, y en la sucesión hereditaria tiene lugar en forma exclusiva la
sucesión universal (sucesores herederos, sucesores legitimarios) es decir, sucesión como
un todo(3); la noción de patrimonio igual está presente en la sucesión a título particular
(sucesores legatarios), la cual resultará en función de la masa de bienes que quedare
luego de deducidas las deudas(4); la sucesión hereditaria en su aspecto objetivo la
conforman, como venimos disertando, los bienes, activos, pasivos y deudas del causante,
y por tratarse de transmisiones por causa de muerte a la cual sobrevivirán los herederos o
causahabientes -relaciones subjetivas-, (sea por sucesión legítima o intestada y por
sucesión testamentaria) ambas relaciones confluirán en la comunidad hereditaria. La
comunidad hereditaria y la sucesión indivisa. Al materializarse la sucesión hereditaria con
la transmisión mortis causa de los derechos activos y pasivos que componen la herencia
del fallecido a la persona de los sobrevivientes o herederos y que esa sucesión será a titulo
universal cuando tenga por objeto un todo ideal, sin consideración a su contenido especial
ni al objeto de esos derechos(5), interesa determinar si estas relaciones objetivas y
subjetivas de sucesión deben necesariamente configurarse bajo la comunidad hereditaria;
en este sentido, los momentos o fases fundamentales que delimitan a la sucesión
hereditaria son: apertura, delación y adquisición. La apertura es el momento en el cual un
patrimonio queda sin titular como efecto civil de la muerte. La delación de la herencia o
legado es el momento en el cual determinada persona es llamada por el testamento o por
la ley para convertirse en el nuevo titular, sea por virtud de sucesión universal o particular.
(6) Pág. 41 Las referencias y notas al pie de página se encuentran al final del artículo La
adquisición es el momento en el cual dicho llamado pasa efectivamente a ser titular del
patrimonio, sea por sucesión universal o particular(7); es, precisamente ese lapso de
tiempo que transcurre entre el instante del fallecimiento de la persona (la apertura de su
sucesión) y la adjudicación definitiva o partición de la herencia, cuando habrá pluralidad
de herederos, en el cual, la titularidad particular de los bienes no se encuentra definida en
el dominio de un determinado heredero, sino que se encuentra en estado de indivisión o
sucesión indivisa(8), en ese periodo de tiempo de indivisión hereditaria obviamente
podrán generarse diversas relaciones tanto de herederos entre sí como de terceros, lo que
hará imprescindible la regulación de los derechos de todos los inmersos en esa comunidad
indivisa. En el derecho venezolano, ante el silencio del legislador sobre la naturaleza de la
sucesión o comunidad indivisa y sus efectos legales, deberán aplicarse de forma supletoria
las normas sobre la comunidad de bienes entre comuneros previstas en el Código Civil (9).
En este sentido, se han configurado diversas teorías que tanto afirman o niegan la
personalidad jurídica de la sucesión indivisa. Entre los que niegan rotundamente los
atributos propios de la personalidad jurídica encontramos a autores como Fornieles para
quien la comunidad hereditaria no es una persona moral porque la copropiedad entre los
herederos no reconoce ningún fin distinto al interés individual de éstos y carece de un
órgano que superponga a la diversidad de los herederos(10).
Por su parte, autores como Yorio asumen que la sucesión hereditaria tiene los atributos
de la personalidad jurídica, toda vez que la misma actúa por medio de sus órganos o
representantes, contrata, paga y adquiere múltiples obligaciones (11).
Existen otras teorías ecléticas que basan sus aseveraciones y consideraciones sobre el
problema en base a criterios tales como la personalidad discutida , la personalidad
restringida y la calificación de condominio de la sucesión indivisa; sobre ésta última
propone que el heredero es condómino, propietario de una parte ideal de los bienes de la
sucesión y según la cual, el estado de indivisión no es más que un condominio, esto es,
una copropiedad o concurrencia de varias personas con un derecho de igual naturaleza
sobre el mismo bien(12); no obstante esto, López del Carril nos señala igualmente las
diferencias entre el condominio y la comunidad hereditaria o sucesión indivisa entre las
cuales podemos citar en cuanto al contenido, la extensión y la administración. El
contenido del condominio afecta a cosas y nunca a bienes incorporales y en la comunidad
hereditaria se comprenden tanto bienes materiales como inmateriales, en cuanto a la
extensión en el condominio hay partes indivisas pero no existe la vocación actual o
eventual al todo, en la comunidad hereditaria existe vocación actual o eventual al todo ya
que se trata de una universalidad y en cuanto a la administración, en el condominio
prevalece la decisión de la mayoría en la administración y en la comunidad hereditaria uno
solo de los herederos no tiene por qué conformarse con la decisión de la mayoría de los
herederos, siendo el juez quien podrá dirimir las diferencias y nombrar si es el caso
administradores judiciales(13).
Conclusiones.
(2) Capozzi, G Sucessioni e Donazioni, tomo primo, Ed Giuffré, Milano, 1983, cita de Ruibal
Pereira, Luz. Las Sucesiones en el Derecho Tributario Especial referencia a la Sucesión de
Empresa, Editorial Lex Nova, Valladolid, 1997, p 39.
(6) Sobre la delación o ius delationis puede consultarse a Jordano Fraga, Francisco. La
Sucesión en el Ius Delationis. Civitas., 1990.
(10) Fornieles, Salvador. Tratado de las Sucesiones, Editorial Tea, Buenos Aires, cita de
Alferillo P, Administración de la Sucesion, ob cit, p 27; este autor ha reiterado que no
existe una entidad “sucesión” con personalidad jurídica distinta a la de los herederos,
porque a ello se oponen claras y precisas disposiciones legales en las que se ha
consagrado la identidad de la persona del causante y la de sus herederos. Véase su
Tratado de la Sucesiones, ob cit, p 607.
(12) López del Carril, Julio, Derecho de las Sucesiones, Depalma, Buenos Aires, 1991, p
122. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
(13) López del Carril, Julio, ob cit, p 122; en este sentido, autores como Carlos Giuliani
Fonrouge y Susana Camila Navarrine , proclives a la tesis condominial , apuntan que la
sucesión indivisa no constituye una persona de existencia ideal o ficticia, ni es una
creación legal con personería independiente de los herederos, ni origina la formación de
una sociedad sino de un condominio. Vid su obra Imposición al Capital. Depalma Buenos
Aires, 1983, pp 99 y 100.
(15) Código Civil Venezolano 1982 Artículo 19. Actualmente no existe ni la calificación de
registros subalternos ni departamentos, en todo caso, debe cumplirse con los requisitos
señalados en la vigente Ley de Registro Público y del Notariado.
(16) Código Civil Venezolano 1982 Artículos 1023 y siguientes y 1049 y siguientes. Sobre
las teorías que afirman y niegan la personalidad jurídica sugerimos la lectura de Federico
Puig Peña. Introducción al Derecho Civil, Común y Foral. Ediciones Atenea, 1ª Edición
2008.
(17) Ley de Impuesto sobre Sucesiones, Donaciones y demás Ramos Conexos publicada en
la Gaceta Oficial No 5391 de fecha 22 de octubre 1999.
(18) Para mayores detalles de la generación del hecho imponible sucesorio, así como de
los sujetos pasivos y formas determinación del tributo de sucesión sugerimos consultar
nuestro Libro Temas de Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones de mi autoría publicado
en su 3ª Edición y 2ª Reimpresión 2011 Lizcalibros CA, igual ponemos a disposición
nuestra 4ª Edición digitalizada en el portal AULA SAPIENTIA II
www.valoislamotte2.blogspot.com
(20) Código Orgánico Tributario Artículo 28.5 Sobre estos tópicos sugerimos la lectura de
la autora PEREIRA LUZ RUIBAL, La Sucesión en Derecho Tributario. Especial referencia a la
sucesión de Empresa. Editorial Lex Nova, Valladolid, 1997. JUAN CARLOS COLMENARES
ZULETA Abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (1981) Especialista en
Derecho Tributario UCV Profesor jubilado de la Facultad de Ciencias Jurídicas y P de la UCV
E-mail: joan.carlo00@gmail.com Pág. 44