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ISIDORO H.

GOLDENBERG

La .relación
de · causalidad
en la
responsabilidad civil

1 ª reimpresión

.aDOo
EDITORIAL ASTREA
DE ALFREDO Y fuCARDO DEPALMA
BUENOS AIRES
1989
7

1° edición, 1984.
1• reimpresión, 1989.

© EDITORIAL ASTREA
DE ALFREDO Y RICARDO OEPALMA S.R.L.
Lavalle 1208 - Buenos Aires

ISBN:_ 950-508-094-8 (rústico)


.950-508-095-6 (enc11odemodo)

Queda hecho el depósito que previene la ley 11. 723


IMPRESO EN LA ARGENTINA
A mis hijos
Nora Patricia Sara y Sergio Mariano,
con · esperanzada fe en el futuro.

L.
PALABRAS PRELIMINARES

El. estudio de la relación de causalidad ha constituido un


pemi.anente desafío al mundo de las ideas a través de la histo­
ria de la filosofía. 'El libro que presentamos no podía desen­
tenderse de la idea abarcadora que enmarca y otorga sentido
totalizador al tema; sin embargo, en cuanto a nuestro cometido
específico, debíamos asumir una consciente autolimitación
gnoseológica,( recurriendo al principio causal como anteceden­
te necesano sólo en la medida que fuera relevante para escla­
recer el objeto de la investigación emprendida.
No ignorábamos por cierto las extremada!' dificultades
conceptuales que debíamos afrontar en el tratamiento de una
cuestión considerada como la más ardua en el campo del de­
recho, a punto tal que Ripert no yacilara en calificarla de in­
soluble.
Tal circunstancia, en lugar de desalentarnos en la empre­
sa· se convirtió en un verdadero acicate para llevarla· a cabo.
Quizá éste sea el único mérito que el autor se atribuye respecto
de la presente obra.
Aunque su título pareciera ceñir el análisis al instituto de
la responsabilidad civil, la problemática expuesta es común a
todas las áreas de la juridicidad �n las cuales es aprehendido
normativaménte el vínculo causatorio entre un hecho antece-
dente y un resultado. ·
En ese orden de· ideas, debe recordarse que el desarrollo
del tema que n:os · ocupa ha sido tributario de la elaboración
teórica realizada en el ámbito de la ciencia penal. Allí debe
asimismo recurrirse necesariamente a fin de caracterizar las

L
7

XII PALABRAS PRELIMINARES

nociones de participación, coautoría, concausa y otras de tanta


significación en la problemática de la responsabilidad civil.
La bibliografía consultada revela elocuentemente la importan­
cia atribuida en nuestro estudio al fecundo aporte de esa disci­
plina jurídica.
En el prefacio al libro El daño en la responsabilidad civil
del doctor Eduardo A. Zannoni, éste anticipa que el análisis
de los restantes presupuestos de la responsabilidad -la antiju­
ridicidad, la relación de causalidad y los factores de atribu­
ción- serán materia de otra u otras obras.
la relación de causalidad en la responsabilidad civil viene
pues a ensamblarse con el precitado libro en el ambicii:>so pro­
yecto de vertebrar una teoría general sobre este impo�tante
instituto de la responsabilidad, que está emplazado en el cen­
tro mismo del dinámico derecho de nuestros días.
Estas manifestaciones implican a su vez un compromiso:
· d f,!sarrollar la temática de. la antijuridicidad y de los factores
de atribución, para así cerrar el drcuito de lo!? elementos inte­
grali vos del factum indemnizatorio. Confiamos en• poder co­
ronar ese esfuerzo.
Por último, el autor expresa su sincero agradecimiento al
amigo doctor Aldo Acquarone, distinguido miembro del lnsti-
1 ulo de Derecho Civil del Colegio de Ahogados de San Isidro,
por su inestimable colaboración en la búsqueda y selección de
los fallos citados en este libro.
ISIDORO H. GoLDENBERG
CRÍTICA DE LOS AGREGADOS
l. La materia 'sin causa de materia no se percibe. La causa
de materia sin materia .no se ve.:
2. Si la materia existiese sin causa de materia, consiguiente­
mente carecería de causa. Ahora bien, en ninguna parte se ve
cosa algu na carente de causa.
3. S.i la cauRB de la materia existiese sin la materia, serla
por consiguiente una causa carente de efecto. Ahora bíen, 'np se
ve una cauaa carente de efecto.
4. ¿Existe la materia? La causa de la matetja es lógica­
mente insostenible. ¿No existe la ·materia? · La causa de la mate­
ria es lógicamente insostenible.
5. Por otra parte, una· materia sin cauaa, .tampoco ella, des­
de luego, es lógicamente sostenible. Por eso, en,lo que respecta a
la materia, conviene guardarse mucho de dejarse arrastrar a cual­
quier construcción mental.
6. Un efecto idéntico a la causa e,s lógicamente insostenible;
Un efecto diferente de la causa es lógicamente insostenible.

7. El procedimiento que hay que aplicar a la sensación afec­


tiva, al ·pe "" -�miento, a In noción, a los coeficientes y, en defini­
tiva, a todos los seres, es el mismo que el que nosotros hemos
aplicado a. la materia.

Nagarjuna, pensador budista Mahayana del s. 11 d. de C. (?)


Mndhyamaka Karika, IV

L.
L
A causa de un clavo
la herradura se perdió,
a causa de In herradura
el caballo se perdió,
a causa del caballo
el jinete se perdió,
a causa del jinete
el mensaje se perdió,
a causa del mensaje
la batalia se perdió,
n causa de la batalla
la guerra se perdió,
a causa de In guerra
el Imperio se perdió,

A causa· de un clavo
el Imperio se perdi6.

(Canción anónima inglesa


referida n la batalla de Waterloo)

L
.
ÍNDICE GENERAL

Palabras preliminares .••..........•............... ; .................. - XI

CAPÍTULO PRIMERO

INTRODUCCIÓN.

D § l. Nociones preliminares .............. ............ ............ 1


1
§ 2. El fenómeno causal ...................................-..... 2
rv
i!l

§ 3. La investigación causal ............. • ...................... 4


I:' § 4. La causalidad en el ámbito jurídico .................... 7
1) a) Diferencias con las · ciencias naturales ........... • • . 8
b) El problema de' la univocidad del concepto causal . 11

CAPÍTULO JI

TEORÍA SOBRE LA RELACIÓN - DE CAUSALIDAD


§ 5. Concepto .................. �.................................. 15

A) Teoría de la equivalencia de las condiciones


o "condicio .sine qua non"

§ 6. Su planteo ................................................... - 19
§ 7. Crítica ................................·........................ 21

B) Teorías individuálizadoras.

§ 8. Teoría de la causa próxima ....... • • . ..................... 25


§ 9. Teoría de la causa eficiente y de la causa preponderante 27

L
·7

XVIII ÍNDICE GENERAL

§ 10. Teoría de la causa adecuada ............................. 30


a) Gravitación de la teoría ........ ..................... . . 30
b) Su mecánica. La "prognosis póstuma" ..... . ...... 32
c) Variantes doctrinales ..... .............................. 35
d) Fracturas del nexo causal ............. ................ 36
e) Objeciones. Utilidad ................................. 37
§ 11. Teoría de la acción humana ....... . ................. ..... 38
a) Concepto •........... . .................. . ................. 38
b) Comparación con otras teorías ....... ............. .... 40

C) Estado actual de la cuestión

§ 12. Revisión crítica .. ....................... . ................... 41


§ 13. En la dogmática penal y civil ....... ..................... 42

CAPÍTULO III
CAUSALIDAD Y AUTORÍA:
SU DIVERSO TRATAMIENTO
EN LAS ÓRBITAS CIVIL Y PENAL

§ 14. Principios generales. Conceptos de autoría, causali-


dad y culpabilidad ............... ................. • .. .. . ... 45
§ 15. Ilicitud civil e ilicitud penal ...... . . .................. . .. 50
a) Caracterización .·... . ... ........... . .... .................. 50
b) Aspectos distintos relevantes ........... ; ............. 51
§ 16. Enfoque teleológico del elemento causal ............ . . . 54,

CAPÍTULO IV
TRATAMIENTO NORMATIVO
DE LAS CONSECUENCIAS
DE LOS HECHOS VOLUNTARIOS
EN EL CÓDIGO CIVIL ARGENTINO

§ 17. El problema del método ................... . ............... 57


a) Fuentes de nuestro Código ............................ 57
b) Innovaciones introducidas por Vélez Sársfield ..... 61 ,
c) Aporte del codificador . . • ........... ... . ............... 62
ÍNDICE GENERAL XIX

A) Clasificación de las . consecuencias

§ 18. · El artículo 901 del Código Civil: sus antecedentes 64


§ 19. Consecuencias inmediatas ........••..•.•....•...... � .... 66
§ 20. Consecuencias mediatas ................................. 67
§ 21. Consecuencias casuales ................................. 69
§ 22. Dificultades que plantean las denominadas "conse­
cuencias remotas". Examen del nuevo artículo 906
del Código Civil. Remisión ........................... 71

B) Reglas consagradas en los artículos 520 y 521

§ 23. El sistema instituido por el Código Civil ............. 71


a) Su armonización con las normas generales ....... 71
b) Ensamble con los artículos 901 y siguientes .... 72
§ 24. El artículo 520 ........... , ............................... 74
§ 25. El artículo 521 ........................................... 78
§ 26. Conclusiones .............................................. 79

CAPÍTULO V

RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN
DE LAS CONSECUENCIAS

§ 27. · Principios aplicables ..... ................... ........... .. 83


a) El esquema legal de preconductas .... .... ......... 83
b) El criterio de previsibilidad: normas implicadas . 84
§ 28. Imputación de las consecuencias inmediatas . . ... . . . 90
a) El artículo 903, Código Civil ...................... 90
b) El artículo 520, Código Civil .. .... ....... ........ . 91
1) Aplicación de la responsabilidad civil por da-
ños causados por productos elaborados ....... 99
2) Operatividad en los negocios "intuitu personae"
(el artículo 909, parte 2", Código Civil) ..... .... 100
§ 29. Imputación de las consecuencias mediatas ....... ; ..... 104
a) El artículo 904, Código Civil ................... ..... 104
. b) El artículo 521, Código Civil. El debate acerca
de la locura "maliciosa"· ... .. . . .. .. . . .....• • . .. . . ..... 107

L
7

XX INDfCE GENERAL

§ 30. Imputación de las consecuencias casuales ........... 112


a) El artículo 905, Código Civil .... ........... ....... 112
b) Excepción: la previsibilidad subjetiva ............. 114
§ 31. Dificultades que plantean las denominadas "conse­
cuencias remotas". Examen del nuevo artículo 906
del Código Civil ............................... , ....... ... 118
a) El texto originario del artículo 906 ............... 118
b) Innovaciones del nuevo dispositivo legal: la con-
troversia doctrinaria .................................. 119
c) La cuestión en las Jornadas sobre Temas de Res­
ponsabilidad Civil (Rosario, 1979 ) ........... ..... 127
d) La interpretación de la materia a través de los prin--
cipios generales contenidos en el Código ..... • ..... 128
e) La teoría que informa el actual artículo 906 ..... 131
O La aplicación de la directiva legal al artículo 43
del Código Civil ... ................................... 132
§ 32. A modo de recapitulación .. • ....... ................ • .... 133
a) Consecueneías inmediatas ........................... 134
b) Consecuencias mediatas. ............................. 134
c) Consecuencias casuales .............................. 134
d) Consecuencias remotas .............................. 134
§ 38. El alcance del resarcimiento en la responsabilidad ob-
jetiva ....................................................... 135
§ 33 -1. Las propuestas de reformas ............................ 137
a) El Proyecto de 1936 ................................ 137
b) El Anteproyecto de 1954 .................. ......... 139

CAPITULO VI
COCAUSACIÓN

A) Pluralidad o concurrencia de causas


en el "iter" del hecho dañoso.
Situaciones a examinar

§ 34. La cuestión ................................................ 141


§ 35. Causalidad conjunta o común ........................... . 141
a) Concepto ................ , .............................. 141
b) En materia de delitos .......... ; ..................... . 141
c) En materia de cuasidelitos ........................... 143
ÍNDICE GENERAL XXI
1) El �gr?gado al �rtículo 1109 ................... 143
2) La 1ur1sprudenc1a ................................. 147
3) El enfoque doctrinal .............................. 148
d) Diferencias con la "responsabilidad indistinta" 149
§ 36. Causalidad acumulativa o concurrente .........•....•. 150
§ 37. Causalidad disyuntiva alternativa ...................... 15Í'"
a) Carac�erización ........................................ 151
b) Daños causados por grupos.. El P.robleina dé la
responsabilidad colectiva ........................... ; 152
1) En el derecho comparado ....................... 154
2) En las V Jornada_s de Derecho Civil (Rosario;
1971) ............................................... 155
3) En el Código Civil ................................ 156

B) Causas concurrentes: distintas hipótesis

§ 38. Enumeración ....................................... ·• ...... 160


§ 39. Culpa de ambas partes .................................. 161
a) "Culpa concurrente": reconocimiento legal de la
· figura ......................................... : ......·... 161
b) ·Elementos .............................................. 163
c) La cuestión respecto- de las personas inimputables . 164
d) El criterio de la compensación de culpas. Crítica 168
e) La distribución del perjuicio: sistemas ............ 169
O El derecho comparado ................ ............... 172
g) La condena en sede penal y la culpa concurrente . 173
§ 40. Culpa de la víctima y riesgo ........................... 174
§ 41. Culpa de la víctima y culpa presumida del autor ... 177
§ 42. Riesgo de ambas partes • ... • .... ......... ............... 179
a) El criterio de la neutrálización de responsabilidades 179
b) El criterio de la doble pretensión indemnizatoria . 180
c) La jurisprudencia ....................................... 183
d) Los estatutos legales en materia de circulación de
vehículos ............................... .. ...... ........ 184

C) Concausa

§ 43. Concepto ................................................... 184


§ 44. Concausa y causa nueva ............................... . 185
§ 45; La distinción en función de la teoría de la causalidad
adecuada ................................................... 186

L
·7

XXII ÍNDICE GENERAL

D), El caso fortuito en el ámbito


de la responsabilidad objetiva: condiciones
de aplicación. Concurrencia con el riesgo

§ 46. Interpretación del artículo 1113 ....................... 188


§ 47. . Extraneidad o exterioridad ......_..................... , .. 190
§ 48. La cuestión en las V Jornadas Sanrafaelinas de Dere-
cho Civil (1978) ............................. , ..... : ...... 192
a) El problema de la exención parcial de responsabi-
lidad · ..... : .. ; .................................. • • • • • • • • • 193
b) Las recomendaciones formuladas ................... 195

CAPÍTULO VII
CAUSALIDAD EN LOS ACTOS DE OMISIÓN

A) _La relación causal y las omisio�es

§ 49. Concepto· de omisión ..................................... 199


§ 50. Antijuridicidad de la omisión .......................... 201
§ 51. "Omi:,ión propia" y "omisión impropia" .............. 201

B) La responsabilidad civil
por los actos ilícitos de omisión,

§ 52. Reglas contenidas en el Código Civil ................. 204


§ 53. Omisión impropia. El delito civil por omisión (ar-
tículo 1073, Código Civil) ......................... : .... 205
§ 54. Omisión propia. El cuasidelito por omisión {artículo
1074, .Código Civil) ...................................... 206
a) La formulación contenida en el artícuio 1074 ... 206
b) Obligaciones legales de obrar .................. ; ... 207
c) Controversia interpretativa , ......................... 208
d) · El problema de la distribución del daño ......... 213
e) Nuestra opinión ..................................... , ; 213
f) Aplicación del abuso del derecho al comportai-
miento omisivo ........................................ 214
§ 55. Alcance de la condena penal dictada en delitos forma­
les en el proceso civil en cuanto a la existencia de
r--

INDICE GENERAL XXIII


relación de causalidad entre la conducta incriminada
y el daño ..............................·............ ........ 216
a) Planteamiento ...............• • ..... .. ................... 216
h) La cuestión de las I Jornadas Australes de Derecho·
(Comodoro Rivadavia, 1980) ............... .. ...... 219

CAPÍTULO VIII
PRUEBA DEL NEXO CAUSAL

§. 56. Nociones generales. Carga de la prueba ............ 221


§ 57. Rt�sponsabilidad por hecho propio ......•.............. 222
§ 58. Responsabilidad "indirecta o refleja" (por el hecho
ajeno) .......................·................................ 222
§ 59. Responsabilidad derivada de la intervención de cosas
inanimadas o animadas ................................. . 225
§ 60. · Responsabilidad objetiva ............................... . 226
§ 61. La cuestión respecto del caso fortuito ............... . 227
§ 62. Quid de la prueba ...................................... ; . 229.

Bibliografla ...................... ·: ............................... �. 233


r

.
r--

CAPÍTULO PRIMERO

INTRODUCCIÓN

§ l. NOCIONES PRELIMINARES

A fin de disipar equívocos derivados de los distintos


signifü�ados con que puede utilizarse el término "causali­
dad", previamente tenemos que hacer algunas aclaracio­
nes semánticas.
Para ello, hemos de basarnos en la terminología que
propone Bunge, con el objeto de aventar la confusión
que prevalece en la literatura filosófica y científica con­
temporánea, como lo señala en el capítulo inicial de su
obra 1.
El autor citado denomina "causación", la conexión
causal en general, así corrio todo nexo particular (como el
que existe entre las llamas en general y las quemaduras
por ellas producidas, o entre una determinada llama y la
quemadura particular por ella originada). Denota la ca­
tegoría que corresponde al vínculo de causalidad. "Prin­
cipio causal", o principio de causalidad, es el que enun­
cia la ley de causación: "la misma causa siempre produce
el mismo efecto". La denominación de ley causal hay
que reservarla para enunciados particulares de la deter-

1 Bu11ge, Mario, C,iusalülacl. .El princi pio ,le cau.�aliclad en la ciencia moderna,
3" ed., Ir. H. Rodríguez, Bs. As., Eudebu, 1972.

L_
2 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

minación causal (v.gr., las llamas inexorablemente cau­


san quemaduras en la piel humana). La tercera acepción
se identifica con la doctrina del "determinismo causal" o
"causalismo", que afirma la validez universal del princi­
pio causal y puede resumirse en la proposición siguiente:
"todo ocurre de acuerdo con la ley causal".
Tenemos, de este modo, tres connotaciones: a) una
categoría; b) un principio; c) una doctrina, referidas a
una misma noción conceptual,
Establecidas estas premisas, podemos afirmar que el
análisis de la determinación causal, que es una de las ca­
tegorías de la determinación en general (entendida como
la conexión constante y unívoca entre cosas o .aconteci­
mientos, o entre estados o cualidades de las cosas, así
como entre objetos ideales), constituye un instrumento
esencial en la investigación científica.
A los fines de nuestro estudio, tenemos que precisar
también el significado de "nexo causal", caracterizándolo
como el enlace material entre un hecho antecedente y un
resultado (daño), conocido en doctrina como "imputabili­
dad o atribuibilidad objetiva", "imputatio facti" o "víncu­
lo material"; en tanto que la reelaboración a nivel jurídico
de dicha conexión, con las particularidades que le atribu­
yen las teorías de la relación de causalidad, nos conduce
al concepto de "relación causal".

§ 2. EL FENÓMENO CAUSAL

El causalismo es el método filosófico-científico que


procura el conocimiento de las cosas (o el de las verda­
des) a través del estudio y análisis de sus causas. Sos­
tiene la existencia de cadenas de relaciones causales
(causa-efecto) que permiten, mediante la observación de
ellas,. una explicación de todo lo que puede explicarse.
,¡- -.

INTRODUCCIÚN 3
Determinar la o las causas de uno o varios sucesos
constituye la tarea de aprehensión cognoscitiva del fenó­
meno causal.
La formulación de la teoría de la determinación cau­
sal: "nada puede existir ni dejar de existir sin causa", o,
en otros términos, "todo efecto es generado por una cau­
sa", debe ser entendida como método del conocimiento
humano, ya que como doctrina explicativa del mundo de
la na�uraleza y de sus mutaciones conlleva necesariamen­
te el :reconocimiento de un primer fenómeno incausado,
un comienzo no causado pero que es la causa del todo, o
bien a una infinita regresión de causas y efectos (regressus
ad infinitum) 2•
La primera hipótesis, en cuanto importa la admisión
de la existencia de una primera causa incausada, cae evi­
dentemente en contradicción con el postulado esencial del
sistema mismo que se intenta esclarecer.
El segundo criterio preserva, en c1;1mbio, la validez
del principio al no asignar 'un inicio a la causalidad, pero
desde el punto de vista gnoseológico resulta inoperante,
pues exige un retroceso continuo e interminable, q-ue nos
remonta a un pasado en su _mayor ·parte ignoto.
•�Las cadenas causales son válidas durante tramos li­
mitados;· su validez es destruida más tarde o más tempra­
no por la ramificación, la convergencia o la discontinui­
dad. La continuidad es esencial para la causalidad; pero

2 Para Desearles lu causulidud es unu "vcrdut! eterna" r¡uc se rc,mme con la f,ir­
mula: "de nada, no se sigue nada". La necesidad del nexo causal es también afirmada
por Spinoza: "dada una causa determinada, resulta neces�riamente un efecto; y, a la
inversu: sin ninguna causa determinada es imposible que el efecto se produzca"; "el co­
nocimiento del efecto depende del conocimiento de la causa y lo incluye" (Ética, libro
I, axiomas III y IV). A fin de soslayar la dificultad que apareja la nuciún de causali­
dad a lo largo de la historia de la filosofía, en lugar de los conceptos de causo y efecto
se utilizan los de antecedente y consecuente, que no presuponen nada sobre la índole
del vinculo causal, y se limitan a registrar un hecho de experiencia: que un fonúmeno
dado es seguido por otro; que tul antecedente precede constantemente y según relación
constonle o tul consecuente.
4 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

no más esencial para el universo que la discontinuidad,


con la cual está íntimamente vinculada"ª·
Las consideraciones expuestas imponen al investiga­
dor una c.onsciente autolimitación en el examen del proce­
so de la causalidad. Tiene que perquirir aquello que re­
sulte relevante para el objeto de su indagación dentro de
sus actuales límites cognoscitivos.
· Con esta comprensión podemos destacar que las dis­
tintas doctrinas del causalismo como método del conoci­
miento que se han formulado a lo largo del tiempo, a la
par de delimitar su ámbito han ido paulatinamente preci­
sando su función.
"El principio causal, en suma, no es ni una panacea
ni un mito: es una hipótesis general subsumida en el prin­
cipio universal de determinación y que tiene una validez
aproximada en su propio dom.inio" 4•

§ 3. LA INVESTIGACIÓN CAUSAL

El punto de partida de esta problemática es .estable­


cer la noción de "causa" -sustento del método causal-,
que intenta la explicación de los sucesos por sus hechos
generadores.
Corresponde a la historia del saber escudriñar en el
pasado las hipótesis que el· hombre elaboró. acerca del
pr{ncipio de causalidad, como interpreta.ción totalizadora
de los fenómenos de la vida. La cuestión fue objeto de
arduas especulaciones centradas particularmente en el
ámbito de las ciencias de la naturaleza o empírico-fáctÍ'cas.
Si bien el examen de esa apasionante aventur� del
espíritu trasciende el marco de este trabajo, podemos su­
brayar que ya los filósofos jonios -siglos .VII y VI a. de

3 Bunge, Causalidad, p- 161.


4 Bunge, Causalidad, p. 367.
· INTRODUCCIÓN 5
C.- formularon con distintas variantes .(Tales de Mileto,
Anaximandro de Mileto y Anaxímenes de Mileto) una cos­
mogonía de naturaleza causal sobre la base de un princi­
pio unificador de la materia 5•
La ciencia es una continua e infinita reelaboración
conceptual, y así como. la moderna investigación no puede
desentenderse de esas teorías que contenían visionarios
anticipos, del mismo modo su advenimiento fue preparado
en épocas pretéritas, durante milenios, en Egipto, Meso­
potamia y posiblemente en otras regiones.
Es, sin embargo, con Aristóteles que puede situarse
el inicio del llamado "causalisnio científico". El ·Estagi­
rita requiere el concurso de cuatro causas para la produc­
ción de cualquier resultado. Todo efecto, de acuerdo
con sti pensamiento, ha de ser producido por algo o por
alguien (causa eficiente), para algo (causa final), de algo
(causa ma'terial) y con· introducción de algo (causa for­
mai) 6•
Se distinguen, de este· modo, cu.atro géneros de .cau­
sa: efficiens, finalis, materialis yformalis. La causa ma­
terial y la formal son causas del ser; la eficiente y la final,
causas del devenir. ·

5 Este elemento o causa originaria ha sido par� Tales el agua, que se manifiesta
por medio de sus diversos estados, aunque se trata de �na sustancia única. Para
Anaximandro· dicho principio es intangible, indeterminado (lo que importa la admisión
implícita de una categoría de determinación), y lo sustenta en una· teoría de lo infini­
to. Annxímencs ·por su parte formula una doctrina causal partiendo de un elemento
unitivo de naturaleza .física: el aire, que a través de sus diversos procesos vivifica al
universo. Acerca del origen del principio que examinamos, ver Bruera, Juan J., El
concepto filosófico jurídico de causalidad, pról. de S. Soler, Bs. As., Depalma, 1944,
"Sinopsis histórica del problema causal", p. 95 y siguientes.
6 · "Hay cuatro clases reconocidas de causas. Sostenemos que de ellas, una (la
causa formal), es la esencia o naturaleza esencial de la cosa (pues la 'razón' de una cosa
es en última instancia reducible a su fórmula y la 'razón' última es a la vez una caus11 y
un principio); otra (la causa material) es la materia o sustrato; la tercera (la causa efi­
ciente) es el origen del movimiento; y la cuarta (la causa final) es la complementaria de
la anterior, es decir, el fin o 'bien'; pues éste es el objetivo-de todo proceso generador o
motor" (Aristóteles, Mctaj(sica, libro 1, cap. III, 93 a, b).
6 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Aristóteles caracterizó la causa eficiente como "el


primer principio del movimiento y del reposo", siendo
luego desenvuelta la idea por los canonistas: "causa effi­
ciens, vel movens, vel agens, · vel unde est principium mo­
tus" -causa eficiente, o motriz, o agente, o aquello de
donde tiene principio el movimiento- 7•
Aristóteles califica ese principio como primero, por
relación a las otras causas: la causa material y la formal
no se pueden llamar primer principio porque necesitan de
la acción previa de la causa eficiente para poder consti-·
tuir el efecto; la causa final, a su vez, tampoco es el pri­
mer principio, porque en el orden de la ejecución o de la
eficiencia es el fin, lo último que existe.
Esta propiedad de la causa eficiente hace que la
mención de "causa" se identifique espontáneamente con
ella. En un orden estricto de ideas, las otras causas,
comparadas con la eficiente, tienen menor entidad como .
tales y en rigor se las designa así por extensión de ésta.
Podemos afirmar, a modo de prieta síntesis, que
aunque la doctrina aristotélica de las causas persistió en
la cultura de Occidente hasta el Renacimiento, sólo la
causa eficiente por su significación se proyectó en la teo­
ría del moderno conocimiento científico, porque era la
única que podía ser sometida a prueba experimental y era
susceptible de regulación.
Admitiéndose que la única causa generatriz era la
eficiente, la cuestión era determinar esa causa precisando
sus características. Galileo formula una omnicomprensi­
va definición al sostener que es la condición necesaria y
suficiente para la aparición de algo: "aquélla, y no otra
debe llamarse causa, a cuya presencia siempre sigue el
efecto y a cuya eliminación el efecto desaparece" 8•

7 Ver Bruera, El concepto filosófico jurtdico de causalidad, p. 95 y ss.; Quiles,


Ismael, La esencia de la filosof(a tomisia, Bs. As., Verbum, 1947.
8 Galileo, Il saggiatore, en "Opere", vol. 6, p. 265.
INTRODUCCIÓN 7
A partir de la obra de Galileo la investigación causal
se convierte en el centro de las especulaciones teóri­
cas. De este modo, muchas definiciones implican la fra­
se "conocimiento por sus causas".
A los fines de la investigación que nos ocupa, intere­
sa destacar el pensamiento de Thomas Hobbes (1588-
1679), discípulo de Galileo, ya que su caracterización de
la causa efficiens constituye el antecedente filosófico me­
diato de una de las teorías -la denominada "de la equiva­
lencia de condiciones"-, que en el plano jurídico pretende
explicar la relación de causalidad. "La causa -dice-,
pues, de todos los efectos consiste en ciertos accidentes
(propiedades) tanto en los agentes como en los pacientes,
accidentes tales que cuando están presentes se produce el
efecto, pero si alguno de ellos falta el efecto ñ� se produ­
ce;. y ese accidente, ya sea del agente o del paciente, sin
el cual no puede producirse el efecto, se llama causa sine
qua non o causa necesaria por suposición, así como causa
indispensable (requisite cause) para la producción del efec­
to" 9•

§ 4. LA CAUSALIDAD EN EL ÁMBITO JURÍDICO

Laaprehensión del fenómeno causal como proceso


de la verificación de la génesis de determinados sucesos y
la trama de sus interrelaciones, se da en el plano de la
realidad natural.
Pero cuando el principio de causalidad es trasladado
a otro dominio del conocimiento que posee objeto, finali­
dad y metodología propios, como el derecho -que se ads­
cribe a la órbita de las ciencias culturales-, se impone

9 Hobbes, Thomas, Elements of Philosophy en Woodbridge, F. J. E., ed. Selcc­


tions, New York, Scribner, 1930, cap. IX, 3, p. 94 (citado por Bunge, Causalidad, p.
45, nota 7, quien señala la concepción moderna de la causnción envuelta en terminolo­
gía escolástica -agente, paciente, accidente-).
8 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILfDAD CIVIL

distinguir tres niveles que, aunque bien definidos, apare­


cen generalmente superpuestos o entremezclados en la
elaboración teórica que lleva a cabo el jurista al tratar
esta materia. Ellos son: a) el ontológico, o el de los he­
chos reales; b) el gnoseológico, o del conocimiento y
enunciado de la relación causal; c) el jurídico, que con­
templa los modos como es captado normativamente el
fenómeno causal y su enmarcamiento a través de otras no­
ciones específicas del campo de lajuridicidad (v.gr., im­
putabilidad, culpabilidad, etcétera) 10•
a) Diferencias con las ciencias naturales. En la es-
fera del derecho el principio causal adquiere particulari­
dades propias, diferenciándose de las que presenta en las
ciencias naturales en función de la diversa finalidad con
que es aprehendido en aquel ámbito. Esta circunstancia
explica la distinta óptica del. investigador en uno y otro
campo del conocimiento respecto del mismo fenómeno.
Cabe señalar que en el tratamiento de este intrincado
tema se impone al jurista afinar al máximo su instrumen­
tal metodológico. No debe perder de vista el dato esen­
cial de que, aun cuando el hecho causa y el hecho resulta­
do pertenecen al mundo de la realidad natural, el proceso
causal va a ser en definitiva estimado de consuno con una
norma positiva dotada de un juicio de valor, que servirá
de parámetro para mensurar jur(dicamente ese encadena­
miento de sucesos. Para la debida comprensión del pro­
blema, ambos niveles no deben confundirse.
De este modo, las consecuencias de un hecho no se­
rán necesariamente las mismas desde el punto de vista
empírico que con relación al área de la juridicidad.

10 Barcesnt, Eduardo S., La relación de causalidad, en "Ilicitud e indemniza­


ción" (obra que agrupa trabajos sobre temas concurrentes de invesligaciím de derecho
civil y de derecho penul, con prólogo de L. M. Boffi Boggero), Bs. As., Álvarez, 1969,
p. 221, nota l.
INTRODUCCIÓN 9
En el iter del suceder causal el plexo jurídico sólo
toma en cuenta aquellos efectos que conceptúa relevantes
en cuanto pueden ser objeto de atribución normativa,
de conformidad con pautas predeterminadas legalmente,
desinteresándose de los demás eslabones de la cadena de
hechos que no por ello dejan de tener, en el plano onto­
lógico, la calidad de "consecuencü1s".
A su vez, el ordenamiento imputa en ciertas hipó­
tesis los resultados de un suceso a una acción que, según
sea el curso regular de los acontecimientos, no constitu­
ye estrictamente en el mundo del ser un hecho "antece­
dente" n_
De conformidad con estas ideas, si trazáramos dos
líneas paralelas que representaran el tramo formado por la
concatenación causal de las secuencias de un hecho, refe­
ridas a la realidad natural y a la realidad cultural, respec­
tivamente, eúcontraríamos diferencias de extensión entre
ellas, que en algunos casos podrían traducirse en una di­
latación y en otros en un acortamiento del proceso de cau­
salidad desde el ángulo juríqico, tomando como punto re­
ferencial el suceder fáctico.
Ello no debe, sin embargo; inducir a confusiones,
pues,· como ya lo señalamos, la tarea del científico del de­
recho consiste· en reelaborar jurídicamente las conexiones
objetivas que se presentan en el acontecer existencial, en
virtud de los especiaies objetivos perseguidos por esa dis­
ciplina.
"Al derecho, por su naturaleza esencial de. orden
normativo de la conducta, le interesa el acto humano
como fuente productora de daños, y sólo c;onsidera las
condiciones de orden físico o natural en cuanto puedan

11 Al referirse al principio causulorio en la ley de accidentes de trabajo, Bruera


expresa que la calificación jurídica amplía la esfera de actuaciéJn de la causalidad natu­
ral (El concepto filosófico jurídico de cau.�alidad, nº 107).
10 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

modificar o excluir la imputación jurídica de un suceso a


una persona determinada (v.gr., caso fortuito)" 12•
De lo expuesto cabe inferir que cuando en el desa­
rrollo de nuestro tema hablamos de "cauSit", "efecto" o
"consecuencia", debe entenderse que se trata de nociones
cuyo sentido hay que extraerlo del venero de la normativi­
dad. Sólo con esa inteligencia procede trasladar al ám­
bito jurídico tales denominaciones que tienen un signifi­
cado bien preciso por cierto en el terreno de las ciencias
naturales.
Como bien señala De Cupis: "Debemos preocuparnos
de averiguar, no ya cuándo el daño pueda decirse produ­
cido por un hecho humano según las leyes de la naturale­
za, sino más bien cuándo ese daño pueda decirse jurídi­
camente producido por un hecho humano" 1:-1. Un claro
ejemplo lo constituye el régimen legal de imputación de
las consecuencias dañosas de los hechos, instituido en los
arts. 903 a 906 de nuestro Código Civil, que estudiaremos
más adelante.
El orden normativo disciplina el vínculo causa-efecto
atendiendo a un proceso calificatorio de la conducta de
los sujetos. Esa conformación responde a las necesida­
des propias del derecho, con independencia del acopla­
miento material que pueda establecerse entre los suce­
sos. Entre el hecho y _la consecuencia jurídica existe
una relación de causalidad que no descansa en el orden
natural sino en la voluntad de la ley. Como se señala en
la obra de Enneccerus, es necesario ··precisar con mayor
rigor en el plano jurídico el concepto filosófico de causa:
"no se trata para nada de causa y efecto, en el sentido de

12 Orgaz, Alfredo, El daiio resarcible, 2" ed., Bs. As.; Omcba, 1960, p. 60 y
61. Cfr. Aguiar, Henoch D., Hechos y actos jurídicos, Bs. As., Tea, 1950, t. I, "La
voluntad jurídica", n" 91, p. 246.
13 De Cupis, Adriano, El daño, Ir. A. Martlnez Sarrión, Barcelona, Bosch,
1975, p. 248.
INTRODUCCIÓN 11
las ciencias naturales, sino de si una determinada con­
ducta debe ser reconocida como fundamento jurídico sufi­
ciente para la atribución de consecuencias jurídicas, o sea
de la relación de fundamento a consecuencia" 14•
El gran aporte de Kelsen consistió en esclarecer y fi­
jar la distinción conceptual e incluso terminológica entre
la causalidad, entendida como conexión de elementos
dentro del sistema de la naturaleza, y la imputación (Zu­
rechnung), que designa el enlace formal entre anteceden­
te y consecuente expresado a través de reglas jurídicas.
Precisamente, la formulación de los principios mediante
los cuales la ciencia del derecho describe con pulcritud
su objeto, constituye una de las más importantes contribu­
ciones realizadas por la "teoría pura" 15•
b) El problema de la univocidad del concepto causal.
Un arduo interrogante se plantea entonces: ¿transportar el
principio causal al plano de la juridicidad importa la con­
sagración de una causalidad distinta, compuesta a nivel
gnoseológico -que sólo conc.ierne a nuestra experiencia de
las cosas y al conocimiento que de ellas tenemos, sin ser
un rasgo de los objetos mismos-, al margen de la finisecu­
lar concepción elaborada en torno al concepto de causa? 16•

14 Enneccerus, Ludwig - Lehmann, Heinrich, Der�cho de las obligaciones, 11•


ed., Ir. B. Pérez González y f Alguer, Barcelona, Bosch, 1948, t. 11, vol. 1, p. 66.
15 Ver Kelsen, Hans, Teoría general del Estado, Ir. L. Legaz y Lacumbra, Méxi­
co, Nacional, 1973, p. 63 y Contribuciones a la teoría pum del derecho, ·tr. E. A. Váz­
quez, Bs. As., Centro Editor, 1969, p. 57.
16 Al explicar la persistencia del dogma causal en el campo penal, José María
Rodríguez ·Devesa dice: "Lu relación de causalidad es un concepto importado de las
ª
ciencias naturales, aunque procedente de lo filosofía... En lo que concierne Ju rela­
ción de causalidad considero, con la opinión dominante, que el derecho no es compe­
tente para construir un concepto específicamente jurídico de causa distinto del que rige
en las ciencias naturales. Ahora bien, no puede tampoco olvidarse que al criminalista
no le interesa establecer cuál ha sido la causa del resultado, sino si un determinado
acto humano e.s causa de un determinado resultado. El problema está ligado, por con­
siguiente, a los tipos penales... Es preciso, por lo tanto, concretarse al concepto de
causa en sentido físico-natural y deslindar aquellas series causales que interesan al ju­
rista" (Derecho penal español. Parte general, 3° ed., p. 310-315, citado por Bustos
12 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Refiriéndose al intento de crear un .concepto "jurídi­


co" especial de causalidad · y puntualizando la distinción
entre dicha noción y la de imputabilidad, Larenz expresa:
"La 'causalidad' es una categoría fundamental de nuestro
pensamiento (junto a otras); y no puede ser empleada sin
hacer distinciones en todos los ámbitos de la vida, pero
allí donde la. apliquemos sµ significación será siempre la
misma" 17•
Se trata, en suma, de preservar la univocidad de esa
noción que se juzga fundamental para el análisis científi,.
co de- toda realidad, incluso la jurídica. · "El orden cau­
sal significa precisamente la existencia de una sola con­
catenación de todos los fenómenos en el espacio y en el
tiempo, y corre peligro esta unidad si reconocemos al lado
de la causalidad física otra causalidad superior a ella, su­
pernatural" w.
El examen de las teorías jurídicas referentes a la re­
lación de causalidad que se hace en el capítulo siguiente
revela qµe algunas -la de la "equivalencia de condicio-
,
nes, y la de la "causa prox1ma
,. "- son un refl eJO" de postu-

Ramlrcz, Juan y Hormazáhal Malaréc, Hernán, Significación social y tipicidad, en


"Doctrina Penal", Bs. As., jul.-set. 1980, uño 3, n" ll, p. 5 1H, nota 29).
17 Larenz, Karl, Derecho de obligacio11es, tr. J. Santos Briz, Madrid, Revista de
Derecho Privado, 1958, L 1, p. 199.
18 Cassirer, Ernst, El problema del conocimiento, México, Fondo de Cultura Ec,;­
númica, 1948, p. 343, cit. por Cossio, Carlos, La "causa" y la comprensión en el dere­
cho, Bs. As., Juárcz, 1969, p. 43-44, notu 11. Ver Jiménez de Asúu, Luis, Tratado
d., derecho penal, 3" cd., Bs. As., Losada, 1965, t. III, n" 1091. La pulémica que
tuvo lugar entre Jiménez de Asúa y Soler es demostrativa de la gran riqueza conceptual
que encierra esta cuestión. El primero sostiene que no es correcto elaborar una teorla
de la causalidad jurídica para "andar por casa" exclusiva del derecho penal, enjuician­
do el intento de separar la realidad en dos esferas incomunicables y absolutamente in­
dependientes entre sí. Soler afirma, en cambio, el carácter autónomo de la causación
por la acción humana y su diversidad del problema físico o natural de la causalidad (ver
Jiménez de Asúu, Luis, la relación de causalidad y la responsabilidad criminal, LL, 16-
823; Nue11as reflexiones sobre la causalida,l en materia penal, LL, 22-1. Nota biblio­
gráfica a Soler, Sebastián, Derecho penal argentino, U, 23-11, secc. bibl.; Soler, Se­
r
bastián, Jlcció11 causalidad, LL, 22-4, secc. doctrina (ver también en el cap. 11, § 11,
su "teoría de la acción humana").
INTRODUCCIÓN 13
lados de carácter .filosófico, mientras que· otras -la de la
"causa eficiente"· y la de la "causa adecuada"- por el
contrario, pretenden crear una causalidad jurídica propia,
distinta de la que se da a nivel óntico y gnoseológico 19•
En nuestra materia es necesario deslindar claramen­
te t�es áreas: el nexo causal, como presupuesto que fun­
ciona a nivel ontológico; el juicio de mérito o de demérito
sobre el acto en sí, que se resuelve en el plano de la anti­
juridicidad, y· finalmente el reproche que por ese obrar
merezca el autor, que se traduce en un juicio de imputa-.
ción por el ordenamiento.
La labor teorética del investigador del derecho debe
enderezarse a aprehender el fenómeno causal a fin de so­
meterlo al tamiz de la valoración jurídica. · Sólo de este
modo, al encarar con autonomía su objeto propio, la tarea
será fecunda.
El iusfilósofo Carlos Cossio recuerda el aforismo for­
mulado por Dilthey: "la Naturaleza se explica; la Cultura
se comprende" 20, y afirma que el jurista interpreta un tra­
mo de sucesos causalmente concatenados, para lo cual
realiza el salto al plano de la personalidad (salto egológi­
co). Busca en los hechos su relación con la persona, no
su relación con otros hechos. Veamos el lugar atribuido

19 Paludi, Osvaldo C., La relaci6n de causalidad en la responsabilidad civil por


el hecho propio, Bs. As., Astrea, 1976, p. 52.
20 Ver Cossio, La "causa" y la comprensi6n e11 el derecho, "Proemio". Wilhelm
Dilthey (1833-1911) ha sido uno de los más importantes pensadores modernos y su obra
tuvo gran influencia, especiahnente en -punto a la dirección metodológica de las cien­
cias del espíritu (en su libro Introducción a la., ciencia:i del esptritu analiza los funda­
mentos filosóficos de este grupo de ciencias). Conforme a su criterio, la realidad espi­
ritual debe indagarse del mismo modo con que los científicos naturales lo han hecho en
su dominio propio, vale decir, es menester adaptar los métodos al tema de In investiga­
ción, obedecer ni principio de que el método debe tomar en cuenta ante todo la natura­
leza del objeto. · Según Dilthey las ciencias del espíritu toman los objetos sensibles
como algo externo en que se expresa una interioridad. El comprender es el procedi­
miento mediante el cual llegamos a esa interioridad interpretando sus manifestaciones
externas. La ciencia natural pasa de los efectos a las causas, de los todos a las parles;
las ciencias del espíritu van del signo a lo significado, de In expresión a la vivencia.
14 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

a la causalidad de acuerdo con su particular visión: "La.


consideración de la serie causal de los hechos no es ilimi­
tada en su ilimitado encadenamiento, sino que, por la
misma necesidad del físico, el jurista la corta. Uno la
corta, claro está -ésta es la gran diferencia-, separando
un instante sucesivo y el otro separando una totalidad su­
cesiva, porque la experiencia del uno se integra con ins­
tantes sucesivos y la del otro con totalidades sucesivas.
Sólo que el físico la cort·a cuando ha encontrado la causa
(un hecho) que le explica su problema, sin perjuicio de
que otro físico problematice esta causa y busque la causa
de la causa. En cambio, el jurista toma la serie causal
de hechos hasta aquí o hasta allá, cortándola sin prose­
guirla, cuando la ha comprendido en su sentido. El ju­
rista corta la serie causal cuando su comprensión está
lograda; y se alarga en la consideración de ella mientras
no obtenga una comprensión · que lo satisfaga" 21•

21 Cossio, Cwfos, La "cawa" y la comprensión en el derecho, p. 137 y El dere,


cho en el derecho judicial, Bs. As., Kraft, 1945.
CAPÍTULO II

TEORÍAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD

§ 5. CONCEPTO
El tema que estudiamos comenzó a ser objeto de un
examen metódico y sistemático a mediados del siglo pasa­
do por obra de los estudiosos del derecho penal, aunque
la cuestión se venía planteando ya habitualmente en ma­
teria de homicidio y lesiones, es decir, delitos materiales
(de daño efectivo) 22•
Pocos asuntos han dado lugar a una controversia tan
ríspida en el derecho comparado, y la profusa bibliografía
sobre la materia, especialmente de origen germánico, da
cuenta· de su vigencia actual.
Baste señalar que Jiménez de Asúa 23 cita al respecto
catorce teorías principales y muchas !intermedias, en un
verdadero despliegue· de casuismo que no ha disipado,
por cierto, los agudos interrogantes que genera la proble­
mática que nos ocupa.
Los civilistas han ido a la zaga en este planteamiento

22 Para_ los antecedentes históricos de la cuestión, ver Jiménez de Asúa, Trata­


do, t. III, nº 1092�1093.
2 3 Jiménez de Asúa, Tratado, t. 111, nº 1096. El capitulo dedicado a la- rela­
ción de causalidad abarca desde la p. 493 hasta la 688. Allí se encuentra la biblio­
grafía más completa sobre In materia (p. 493-498).

L
16 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

que no había merecido en la doctrina un trato autónomo,


acorde con la importancia del asunto.
En la praxis judicial las dudas acerca del alcance del
nexo causatorio se resolvían acudiendo en las situaciones
concretas a pautas empíricas; las soluciones se daban más
a nivel intuitivo que conceptual, a través del buen sentido
y tacto de los magistrados.
Incluso prestigiosos autores afirman que en definitiva
los jueces habrán de dirimir estas cuestiones guiándose,
más que por las teorías abstractas, por el criterio que en
cada caso lleve a la solución más justa, ponderando todas
las circunstancias 24• Hasta se ha sostenido que es un
problema que debe ser resuelto por "el sentimiento" 25•
Para reafirmar lo dicho, nada mejor que transcribir
el pensamiento de Bibiloni: "La medida de la responsabi­
lidad en los actos ilícitos por el daño cau"sado, y podría­
mos agregar, en todos los casos de obligación, es una de
las más difíciles en el derecho moderno. Se experimenta
sorpresa ante la completa anarquía de las opinioñes que
han informado las legislaciones recientes, y que se expo­
nen por los escritores más autorizados. No es exagerado
decir que es ésta la materia más oscura del derecho priva­
do, y hasta podríamos pensar que las resoluciones legisla­
tivas han sido adoptadas por razones puramente negati­
vas, esto es, por no condensarse el pensamiento jurídico
en conclusiones definidas. El análisis más sutil sólo ha
dado por resultado la destrucción de todo lo existente.

2•� Puig Brutau, José, Fumlame11tt1., de derecho civil, Barcelona, Bosch, 1956, t.
11, vol. 11, p. 684; Enncccl!ms - Lchmann, O/Jligacio11es, t. II, vol. I, p. 67; von Tuhr,
Andreas, TrattLdo de las obligtLcimres, tr. W. Roces, Madrid, Reus, 1974, t. I, p. 71 ;
Santos Briz, Jaime, La respt1mal,ilidad civil, 2" ed., Madrid, Monlccorvo, 1977, p. 195;
Colombo, Leonardo A., Culp a aquiliana (cuasidelitos), 2" ed., Bs. As., Ten, 1947, n"
58; De Gásperi, Luis - Morello, Augusto M., Tmtmlo de ·derecho civil, Bs. As., Tea,
1964, vol. IV, n" 1725 a- in.fine (se señulu que allí se truta en realidad de stallfÍllrds
jurídicos); SCBsAs, 27/11/.73, :IS, 1973-11-565 y ED, 53-305.
25 Planiol, Marce) - Ripett, Gcorg"s - Esmcin, Puul, Tmité pratique de ,lroit ci­
vil frw,,ais, 2 ª ed., t. VI, p. 737, nnta 541.

j
1
TEORfAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD 17
Nada se ha edificado. La ley no sabe qué decidir. El
juez resolverá: es sli · última conclusión" 26•
Pero aun admitiendo que esas posiciones traducen
más bien un llamado de alerta contra el exceso de sutileza
y abstracción que se ha incorporado al tema -por obra,· es­
pecialmente de los juristas alemanes, al decir de Orgaz 27-
y el empleo- de criterios metajurídicos que han oscurecido
su inteligibilidad, tenemos que subrayar que constituye
tarea irrenunciable del .jurista 1a conceptualización y sis­
tematización de todo conocimiento inherente a la ciencia
del derecho 28•
Orgaz afirma que aun ahora es posible advertir que
muchos de los que examinan el problema lo hacen con
marcado empirismo y sin penetración crítica, confundien-

26 Bibiloni, Juan A., Anteproyecto de reforma., a.l Código Civil argentino, Bs.
As., Abeledo, 1929, t. 11. p. 486. Más adelante y luego de citar a Planck, uno de los
autores del Código alemún, quien afirmara que el sentido jurídico determin�rú en �I
juez el límite, formula este �gudo reproche: ¡La regla legal, no es pues regla! (¡i:
492). Las severas críticas de Bibiloni, dice Alberto G. Spotu (El problema de la cau­
sución en la responsabllidfld aquiliana, JÁ, 1942-H-972) t{u� constituido en nuestro me­
dio un llamado de atención sobre el grave problema d� la relación causal. Ripert no
vacila en cxpresa_r que este problema "es tal vez.insoluble" (nota en "Dalloz", 1945,
J. 237).
27 "Quien lo sigue en su completo desarrollo -enfatiza- se ·éxpone a no sobrenadar
en ese proceloso mar de cavilosidades" (Orgaz·, El daño resarcible, p. 56). Por su par­
le Soler (Derecho penal argentino, Bs: As., Ten, 1963, t. 1, p. 283, nota 10 in fine)
destaca que la bibliografía sobre este tenia asume proporciones teratológicas en Alema-

211 La enseñanza de Antonio Hemández Gil es bien definitoria a.ese respecto:


"El derecho, al que acudimos para· superar la variabilid.�d de las leyes en concreto, se
muestra o toma significación en In norma o en la conducta o en ambas a la vez; aquélla
como concepto y ésta como fenómeno jurídico. Con ello no queremos descartar toda
posible variación -lo que serla absurdo-, sino verla a otro nivel, precisamente en el del
objeto de la ciencia, en donde es incomparablemente menor. De cualquier modo, aun•
que las leyes o las reglas en concreto sean totalmente variables y, en efecto, varían, y
aunque haya una variación del derecho mismo, con la sola variación del objeto, ni .está
dicho todo lo que cabe decir sobre la misma ni se puede descartar el carácter científico
del tratamiento del derecho ni, en general, ·1u condición de cien�ia �n cuálquier ámbito
del saber. La movilidad del objeto, como hemos apuntado, no hace anticientífico o
acientífico el conocimiento. La afirmación contraria es tiln absurda como si en la físi­
ca la conversión de la materia en energía pudiera comprometer su rango científico"
(Problemas epistemológicos de la ciencia•jurídica, Madrid, Civitas, 1976, p. 19-20).

2. Gnldcnher�.
18 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

do a menudo la cuestión de la causalidad con la de la cul­


pabilidad, o recurriendo a criterios diferentes para resol­
ver los distintos supuestos de responsabilidad 29•
Lo cierto del c·aso es que debe procurarse una ade­
cuada respuesta al problema de la extensión del resarci­
miento. "Las repercusiones directas, indirectas y casua­
les de un hecho suelen ser infinitas. Ocurre lo mismo
que con la caída de una piedra en el agua; las ondas se
van extendiendo más y más hasta perderse casi en el infi­
nito. ¿Hasta dónde responde el autor del hecho?" 30
Ni lógica, ni jurídica, ni moralmente -dice Acuña
Anzorena :u_ puede admitirse que la obligación del res­
ponsable sea absoluta e indiscriminada, porque si pertur­
badora del orden social. fue la ejecución del hecho ilícito,
la reparación que se concede a fin de hacer desaparecer
en parte sus consecuencias, _asumiría igual carácter en
aquellas condiciones y frustraría el desti.no armonizador
del derecho.
A estas consideraciones podemos agregar el princi­
pio en materia resarcitoria de que el daño no debe conver­
tirse en fuente de enriquecimiento para el damnificado.
Establecidas estas premisas y teniendo presente la
afirmación de Jiménez de Asúa de que lo que importa no
es resolver los problemas arduos desahuciándolos, sino
esclarecer · su papel 32, pasaremos revista a las distintas
teorías que se han formulado respecto de la relación cau-
sa1 :i:i

29 Orgaz, El daño resarcible, p. 55.


30 Borda, Guillermo A., Tratado de derecho civil argentino. Obligaciones, 3"
ed., Bs·. As., Perro!, 1971, t. 1, n" 139. · Ver Orgaz, Alfredo, La·limitación del resarci­
miento en las responsabilidades contractual y extracontractual, LL, 59-25.
31 Acuña Anzorena, Arturo, Estudios sobre la responsabilidad civil, La Pinto,
Platense, 1963, p. 41.
32 Jiménez de Asúo, Tratado, t. 111, nº 1094.
33 Sólo serán moterio de nuestro omílisis aquellos que revisten importancia para
el tratamiento del problema en ei ámbito del derecho civil. Pero se han enunciado
TEORIAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD 19

A) Teoría de· la equivalencia de las condiciones


o "condicio sine qua non"

§ 6. Su PLANTEO
Esta tesis, expuesta en el año 1860 por el. penalista
alemán Maximiliano von Buri, marca el comienzo del tra­
tamiento orgánico del problema de la relación de causali­
dad 34.
Como lo indica su propia denominación, para ·dicha
teoría todas las condiciones son del mismo valor (equi­
valentes) en la producción del daño (Aequivalenztheorie).
No cabe, por consiguiente, hacer distin�iones; todas son
indispensables, de modo que si faltase una sQla el suceso
no habría acaecido.
Cada condición -se afirma- origina la causalidad. de
las otras y el conjunto determina el everito causa causae
est causa causati. Como la- existencia de éste depende a
tal punto de ,cada una de ellas, si hipotéticamente se su-.
primiese alguna (condicio sine qua non) el fenómeno mis­
mo desaparecería: sublata causa tollitur effectus.
En consecuencia -sostiene von Burí-, dada la indivi-

otras doctrinas explicativas, entre las que podemos .mencionar la negativa de Mayer, la
de lo causalidad típica de Beling, la de la valoración social de Nagler, la de la causa
jurídica de Mosca y otros, la de la causalidad como medio de precisar la acción (ver
Drapkin, A., Relación de causalidad y delito, Santiago, Cruz del ·sur, ]943), etcétera.
Para una detallada exposición de todas los teorías, ver, el valioso trabajo de Antolisei,
Francesco, ll rapporto di causalitd nel diritto penale, Padova, Dott, 1934 y la obra de
Marty, Gabriel, La rclation de cause a ejfet comme condition de la responsabilité civile
(étude comparative des conceptions allemande, anglaise etfran,;aise), en "Revue trimes­
trielle de droit civil", !939, p. 690. y ss. Asimismo.el estudio de Spota, El problema
de la causación en la responsabilidad aquiliana, JA, 1942-11-972.
34 La formulación inicial aparece en Zur Lehre von der Tcilnahme a propósito de
un estudio sobre la participación criminal y posteriormente es desarrollada en diversos
trabajos (ver Soler, Derecho•penal argentino, t. I, p. 283, nota 12 ,y Spota, Alberto G.,
Tratado de·derecho civil, Bs. As., Depalma, 1957, t. I, vol. 36, nª 1787, p. 96,
nota 179.

L
20 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN. LA RESPONSABILIDAD CIVIL

sibilidad material del resultado, cada una de las condicio­


nes puede considerarse al mismo. tiempo causa de "todo"
el desenlace final. Es s1,1ficiente, pues, que un acto
haya integrado la serie de condiciones desencadenantes
del efecto dañoso para que pueda juzgarse que lo cau­
só. Por lo tanto, se concluye, para la atribución de un
hecho a una persona es suficiente que ella haya puesto
una de las condiciones necesarias para su advenimiento.
Para aseverar que nos hallamos ante una condición
sine qua non -dice Marty- 35, basta que se pueda respon­
der afirmativamente a la siguiente interrogación: "¿es
cierto que sin el hecho o la falta en cuestión, el daño no
se habría 'producido?" ·:
El planteamiento de_ von· Buri entronca con la noción
de "causa"· adscripta a la filosofía empirista, que en el si­
glo XIX enunció el pensador. inglés John Stuart Mill: "La
causa, pues, filosóficamente hablando, es la suma de las
condiciones positivas ·y negativas tomadas -juntas, el total
de las contingencias de toda naturaleza que; siendo reali:.
zadas, hacen que siga necesariamente el consiguiente, de
toda necesidad" 36;

·35 Mnrty, La relation de cause a· e/Jet, en "Revue trimestrielle de droit civil",


1939, p. 690, nº 6.
36 Mili, John Stunrt, Sistema de lógica inductiva y deductiva, tr. E. Ovejero y
Maury, Madrid, 1917, p. 332. Según los empiristas, el antecedente o conjunto de an­
tecedentes que han generado un fenómeno, lo originan nuevamente cada vez que· se pre­
sentan en identidad de circunstancias: Es el postulado de la uniformidad de la natura­
leza, cuestionndo más tarde por las investigaciones de la física moderna acerca de la
característica dual de la materia -relación partícula-'energía-. Ver Eddington, Sir
Arthur S., La filoso/la de la ciencia flsica, 2 ª ed., tr. C. E. Prélat y A. L.' M. Lelong,
Bs. As., Sudamericann, 1946.
En el ámbito de In física, pues, no es aceptable ya un determinismo causal rígi­
do, fenómeno que registra la teoría de· los quanta en · el sentido de que In energía se
libera en "saltos" discontinuos e irregulares, cuyo origen y dirección no son aún conoci­
dos. Ello conduce a un concepto flexibilizado de causa, donde se habla de verdades
aproximadas en lugar del riguroso mecanicismo hasta entonces imperante. Como se
advierte, los principios que otrora aparecían como leyes comprobadas en el dominio de
las ciencias naturales constituyen nctunlmente tan sólo uria mera probabilidad, noción
ésta sobre In cual von Kries edifica la teoría de la "causa adecuada", que resulta más
TEORÍAS SOBRE LA RELACIÓN ·DE CAUSALIDAD 21
La teoría de la "equivalencia de condiciones" que
von Buri introduce en el derecho. penal, inspirándose en
las obras de Berner, Glasser, Halschner y Kostlin y que
fue desenvuelta por von Liszt, gozó de predicamento en la
doctrina y jurispru·dencia: penal alemana, gravitando
en las decisiones del más alto tribunal de aquel país, del
que von Buri formaba parte, y tuvo también influencia
en el derecho francés y en el belga 37•.
Durante un tiempo se la llamó doctrina dominante y
se vio consagrada por el Código Penal noruego, el Código
Penal .italiano y el Código Penal brasileño. Sin embargo,
poco a poco fue perdiendo su rango, y en la propia Ale­
mania, su patria originaria, entró en un .reríodo de total
desprestigió 38• . . . . .
Aplicada la doctrina al área civil, tal como surg� · de
su f�rmulación conduciría a soluciones inaceptables,
como lo ha puesto de relieve, casi sin excepciones, la
doct�ina. La crítica de Binding es decisiva: si se aplica­
ra· consecuentement�. esta· tesis, desembocaría en la afir­
mación. de qUe todos son· culpables de todo 39•

§. 7. . CRÍTICA
Elevar al rango de causa de un daño a cada uno de
los numerosos hechos· antecedentes cuya concurrencia

armónica con las nuevas orientaciones del saber (ver Spota, El problema d,da causación
e11 la resporuabilidad aquiliana, JA, 1942-II-973, nota 7. y p. 979 y Tratado, t. 1, vol.
36, n" 1787 y noia 173; Jiménez de Asúa, Tratado, L III, n" 1105; Bodenheimer,
Etlgur, Teoría del derecho,. Ir.. V.
. Herrero,
. M éxico, Fondo de Cultura
. Económica, 1964,
p. 368).
37 Fue sostenida·por Martcau; ·Maz·eaud, Demogue, Lalou .y De Pagc .. La juris­
pruden.cia francesa fue favorable a dicha .tesis, pero luego la rechuzó. Acerca de los
autores que han defendido la teoría en los distintos países, ver Jiménez de Asúa, Trata­
do, t. 111, n". 1106 y Boffi Boggero, Luis María, Tratado de las obligaciones, Bs. As.,
Astrea, 1973, t. 2, § 537.
:m Peirano Facio, Jorge, Responsabilidad e:xtracontractual, Bogotá, Temis, 1979,
n" 233.
39 Binding, Karl, Die Normen 11nd ihre Übertretung, Leipzig, 1916, l. 11, lº, p.
22 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

determina· precisamente ese resultado, significa extender'


ilimitadamente las consecuencias que derivan del encade­
namiento causal de los sucesos.
Lo que desde el plano filosófico puede ser un postu­
lado cierto, cuando se pretende trasladarlo al campo de la
juridicidad se torna disvalioso desde un punto de vista de
política jurídica. ·
A la vigencia irrestricta de la teoría, en cuanto pre­
supone que el hecho dañoso constituye per se una condi­
ción · necesaria de todas las ulteriores secuelas que se
produzcan, cabe formular in limine las objeciones si­
guientes:·
a) El deber de resarcir, porla mecánica.propia de la
tesis, no podría atenuarse en forma alguna. La existen�
cia de culpa concurrente de la víctima resultaría, de este
modo, irrelevante.
b) Quedaría de hecho eliminada la �oción de "con­
causa". La misma es considerada ..:..��sde esta posición­
como causa en sentido jurídico. El .vínculo subsistiría
entonces ·aunque para la creación del efecto hubiesen
concurrido otros motivos, de aparición simultánea o suce­
siva. "Por ello, una acción es causal, aunque h�ya pro­
ducido el resultado solamente en razón de la especial
constitución corporal o anímica del ofendido (por ejem-•
plo, de un hemofílico) o a consecuencia de su propia im­
prudencia (falta de cuidado de la herida) o de resultar de
la interposición de un tercero (negligencia del médico)" 40•
e) Se cargan en la cuenta del autor, cualquiera que
haya sido su intervención, todas las consecuencias, aun .
las más remotas y distantes, aunque propiamente ellas no

479. Pnra Jiménez de Asúa (Tratado, l. 111, nº 1114), constituye unn exasperación del
concepto de causa.
40 Welzel, Hans, Derecho penal alemán. Parte general, 11" ed., tr. J. Bustos
Ramfrez y S. Yáñez Pérez, Santiago, Juddico, 1970, p. 67.
TEORÍAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD 23
deriven del accionar del sujeto, pues no se admite inte­
rrupción alguna del nexo causal. El casus no podría, en
consecuencia, invocarse como eximente.
Las críticas al desmesurado alcance conferido al
concepto de causa originan un replanteo de la doctrina
expuesta, que es enmendada en su versión original por la
introducción de un "factor correctivo" en el proceso cau­
sal: la culpabilidad del agente.
Se entra así en otra etapa del desarrollo de la teoría
de la equivalencia de condiciones, por el intento de corre­
gir la imputación del efecto en función de la incidencia de
la conducta del autor en el resultado final. A la imputa­
ción objetiva (causalidad) se le agrega la imputación sub­
jetiva al responsable (culpabilidad).
Con esta variante se restringe la propagación indefi­
nida de la serie causal, suprimiendo sus consecuencias
más irritativas, pero a costa de desvirtuar la construcción
teórica elaborada, al superponer y confundir dos cuestio­
nes de naturaleza muy diferente. Tal correctivo es ade­
más totalmente inoperante en los casos de responsabilidad
objetiva 41•
Al referirse a las aplicaciones de la tesis que nos
ocup�, Spota afirma que ella puede, en derecho civil,
proyectar suficiente luz sobre ciertos problemas de la res­
ponsabilidad. Menciona al respecto los actos ilícitos
cometidos por los dependientes en ocasión de esa depen­
dencia, que vendría, así, a desempeñar el papel de una
condición necesaria (condicio sine qua non). Del mismo
modo, en materia de accidentes del trabajo, los infortu­
nios que ocurren por el hecho o en ocasión de la labor de­
sempeñada: cualquiera de ellas es causa del accidente del

41 Ver Altcrini, Atilio A., Responsabilidad civil, ·2" cd., Bs. As., Abeledo­
Pcrrot, 1974, n" 180 y ss.; Orgaz, El daño resarcible, p. 64; Antolisei, // rapporto di
causalitci; Peirano Facio, Responsabilidad cxtracontractual, nº 233.
24, LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

trabajo -equivalencia de las condiciones-, regla que tiene


fecundas consecuencias, en especial con respecto a los
accidentes in itinere, en los cuales el trabajo es también
aquí una condición necesaria para la producción . del
daño 42•
Nuestros tribunales, a su vez, en algunos pronuncia­
mientos, han hecho mérito de _esta teoría para fundar la
relación causal, pero referidos al problema de la existen­
cia o no de un proceso interruptivo 43 •.
. En oposición a esta interpretación generalizadora,
según la cual basta la existencia de una vinculación cau­
sal . entre un antecedente en la sucesión de. hechos y el
efecto final para ,configurar la responsabilidad del sujeto,
se formulan las llamadas teorías individualizadoras, según
las �uales la "causa" ya no es la suma. de todas las condi­
ciones necesarias del . resultado o alguna d� ellas, sino
que sólo una determinada poseerá esa aptitud genética.
�l problema consiste, precisamente, · en seleccionar
cuál será ,la condición relevante que habrá. de elevarse a
la categoría de causa, a los fines de la .atribución jurídica

42 Spota, Tratado, L 1, vol. 3 6, n" 1788 y El daño causado por el dependiente en


ocasión de deseinpeñar la función de dependencia, ]A, 1943-1-386,
43 Debe re·conocerse que -h�bo conexión causal entre er acto cuasidelictual y el
fallecimiento de la victima, si aquél ha sido unn· de Ju� condiciones sine qua non del
deceso de ésta, que en modo alguno cabe atribuir a un proceso causal independiente,
desconec.tado del primer� ·(CNCiv, Sala D, 9/3/61, LL, 102-361), Existe conexión
causal entre· un acto y un resultado, ·cuando ha sido una de las condiciones sine qua non
de su realización, conforme al orden natural y ordinario de las cosas, no siendo exigible
que 'se trate de _la causa única del evento (CApel Merced�s, 1/7/55, ]A, 1955-IV-196;
CNPaz, Sula III, 15/12/58, LL, 94�381; CNCh-, Sala E, 11/6/70, LL, 142-617;26,365-S).
Hay encadenamiento �ausal entre In inyección aplicada en condiciones técnicas incon­
venientes_ y la gangrena sufrida por l_a en_ferma. Para establecer la relación de causali­
dad nó es necesario que el hecho atribuido uf agente sea la causa única del daño; a tal
efecto basta con que haya sido úri· requisito sine qua riori en su producción, en cuyo caso
el agente responde por la totalidad del daño, aunque para llegar ni desenlace se hubiera
unido también un vicio constitucional o una enfermedad preexistente (C l "CivCom Slsi­
dro, Sala I, 18/11/76, LL, 1977-B-419; CCivCom Tucumán, 24/7/59, U, 96-62, secc.
índice, sum. 78, 2891-5; CNCiv, Salu.B, 30/4/59, JA, 1959-Vl-613; íd., íd., 20/5/68,
LL, 134-472).
.TEORÍAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD 25
de las consecuencias que de ella deriven. Se formulan,
de este modo, en el derecho, •diversas tesis que reseñamos
a continuación.

B) Teorías individualizadoras

§ 8. TEORÍA DE LA CAUSA PRÓXIMA


El fundamento de esta doctrina, que tuvo gran predi­
camento en Inglaterra, fue enunciado en el siglo XVI por
el filósofo inglés Francis Bacon, en un conocido pasaje de
las Maxims of law, quien sostuvo que sería para el dere­
cho una tarea infinita detenerse en las causas de las cau­
sas y las influencias de una.s sobre otras, en una concate­
nación interminable. Basta, pues, considerar la causa
inmediata -proximate cause-, juzgando las acciones según
esta última y sin necesidad de remontarse a un grado más
distante -too remote-, In iure non remota causa, sed proxi­
ma spectatur 44•
Habrá relación de causa a efecto -dice Marty- si el
hecho culpable ha precedido inmediatamente a la realiza­
ción del daño.
•�.En alguna.medida -manifiesta Orgaz- 45, esta teoría
ha influido también en el derecho francés, en el Código
italiano anterior al vigente y en el Código. argentino que
sigue al francés; cuando estas leyes limitan la indemniza­
ción debida por el deudor a los daños que fuesen conse-

44 Ver Spotn, Tratado, t. I, vol. 36, n" 1788-1789 y sus remisiones; Peirnno Fa­
cio, Responsabilidad extracontractual, nº 235; Llnmbfas, Jorge J., Los distintos tipos de
cau:;alidad jur{dicamenle relevantes, en "Estudios de derecho civil en homenaje a Héc­
tor Lafnille", Bs. As., Depnlmn, 1968, p. 455; Busso, Eduardo B., Código Civil anota­
do, Bs .. As., Edinr, 1949, t. 111, comentario n los arta. 520 a 522, nº 25; Mazenud,
Henri y Léon - Tune, André, Tratad:, teórico y práctico de la responsabilidad civil delic­
t1tal y contractual, tr. L. Alcnlá-Zamora y Cnstillo, Bs. As., Ejen, 1963, t. 11-2,
n" 1667.
45 Orgaz, El daño resarcible, p. 66-67.
26 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

cuencia 'inmediata y directa' (art. 1151, francés y art.


1229, italiano), o 'inmediata y necesaria' (art. 520, ar­
gentino) del incumplimiento, reducen los daños indemni­
zables a los que reconocen como causa próxima ese in­
cumplimiento y excluyen los que se hallan con éste en
una relación más remota".
Esta concepción, por su mecanicismo y la superficia­
lidad de su planteamiento, ha sido objeto de fundadas
censuras: a la dificultad de establecer en muchos casos
cuál ha sido la condición última de un suceso, se agrega
que no siempre el antecedente temporal más cercano al
resultado en la. cadena causal es el determinante de él;
puede serlo, en cainbio, alguno que lo precedió.
En efecto, el concepto de inmediatez tiene que po­
seer sentido lógico, no cronológico, por lo cual la imputa­
ción que preconiza la teoría que examinamos puede con­
ducir a soluciones - jurídicas totalmente divorciadas del
bue.n sentido 46 • Por ello esta tesis, con el alcance expre­
sado, está ya abandonada en todas partes, como lo señala
la doctrina.
En la actualidad ha sido vivificada en el derecho an­
gloamericano a través de una reelaboración según la cual
se requiere para la existencia del nexo de causalidad una
"relación directa" entre la condición y el resultado dañoso
o, en otros términos, que no haya mediado ningún otro su­
ceso que fracture dicha vinculación, con lo que en definí-

46 Un ejemplo elocuente lo constituye el caso "Buucrfield c/Forrcster": un pro­


pietario coloca una barra atravesando una ruta y un jinete cabalgando u1 galope tropieza
con elln lesionándose; el juez niega a la víctima ·toda indemnización alegando que su
negligencia fue la causa próxima del daño que sufrió, yo que si hubiera galopado mús
lentamente habría podido sortear el obstáculo (oitado por Dcschizeaux, Jcan, De l'in­
fluence dufait de la victime sur la responsabilité civile délictuclle, Grenoble, 1934, p.
33, nota l. También el ejemplo que proporciona Orgaz, que conduciría -aplicando
esta tesis- a decretar la responsabilidad de la enfermera que suministra al paciente una
medicina (condición más próxima) ignorando la.sustancia tóxica que en In misma intro­
dujo dolosa o culpablemente un tercero (El da,io resarcible, p. 67).
TEORÍAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD 27
tiva se emparienta conceptualmente con la teoría de la
"causalidad adecuada" 47•

§ 9. TEORÍA DE LA CAUSA EFICIENTE


Y DE LA CAUSA PREPONDERANTE

En la doctrina germana· se. formulan otros plantea­


mientos de acuerdo con los cuales no interesa ya el acon­
tecimento q.ue ha precedido inmediatamente al da,ño, sino
que hay que establecer su condición causal según el gra­
do de eficiencia en el resultado (causa effic.iens) 48, en· opo­
sición al principio de la indiferencia de las condiciones
sustentado por la teoría de la condicio sine qua non.
.
Dentro de esa tesitura, una corriente acude a un cri­
terio cuantitativo para caracterizar la condición más acti­
va,. señalando que es aquella que en mayor medida . ha
contribuido a la producción. del .resultado (Karl von Birk-
meyer) 49.
Otra, en cambio, se basa en una noción cualitativa
(Qualitiitentheorie) para determinar la causa eficiente,
conceptuando como tal la de más considerable eficacia
por su calidad intrínseca en el proceso causal, según el

47 La nueva orientación se inicia con el caso "Polcmis c/Furness Whíty and


Co.", en el que la Corte de Apelaciones decidió que el hecho es proximate cause del
perjuici.o cuando media entre ambos �n vínculo directo (cfr. Colombo, Culpa aquiliana
(cuasidelitos}, nº 59; Marty, La relation de cause a effet, en "Revue tri�estrielle de droit
civil", 1939, p. 690, nº 13; Orgaz, El daíio resarcible, p. 67; Peirano Facio, Respon.sa­
bilidad extracontractual, nº 235; Mazeaud - Tune, Tratado, t. 11-2, n" 1504,
48 Se objeta esta denominación en cuanto no .aprehende el concepto eficiente en
su comprensión filosófica que le es propia. La tesis defendida en la doctrina beige por
Pirson et De Villé procura rescatar el sentido aristotélico de dicho término (Peirono Fa­
ció, Respon.sabilidad e.1:tracontraceual, ·n• 239, p. 423, nota l. y nº 241}.
49 Así, en la producción de un incendio, si Juan ha proporcionado a Pedro los
fósforos y éste· ha incendiado un objeto, no puede negarse que tanto Juan como Pedro
son condiciones sine qua non del incendio, pero es evidente que la causa del mismo no
es Juan, sino Pedro, por ser la condición mús activa en la producción de la consecuen­
cia (Peirano Facio, Respon.sabilidad extracontractual, nº 239). Ver asimismo Spota,
Tratado, t. I, vol. 36, nº 1789 y sus remisiones.

L
28 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

curso normal de los sucesos (Max Ernst Mayer, J. Kohler,


etcétera) 50•
En este orden de ideas, cabe señalar la obra de Stop­
pato, profesor de Bolonia, quien distingue entre causa,
condición y ocasión. Esta tesis, que .alcanzó gran reso­
nancia, procura rescatar la noción filosófica de causa (efi­
ciente) como antecedente generador de un resultado, es
decir, el· que le da existencia. · La condición, por el con­
trario, no lo produce, sino que de alguna manera lo facili­
ta,· mientras que la ocasión constituye una circunstancia
accidental que favorece la operatividad de la causa efi­
ciente 51•
A su vez, la "teoría de la preponderancia" o "preva­
lencia causal" estima que debe reputarse "causa" a aque­
lla condición que rompe· el equilibrio entre los factores fa­
vorables y adversos a la producción del daño;· es decir,
aquel acto que por su mayor peso o gravitación imprime la
dirección decisiva para el efecto operado. Se la ha de­
nominado también "teoría del equilibrio" (Binding,
Oertmann).
50 "Kohler ilustra su tesis con el siguiente. ejemplo: cuando se s_iembra una semi­
lla es evidente que pura que el fruto se produzca son necesari�s al -�argen de la acción
de la siembra una serie de condiciones indispensables {humedad, calor, elementos mi­
nerales, etc.); sin embargo, agrega Kohler, nadie duda que la verdadera causa de que
se produzca el fruto fue la siembra de la semilla y no las demás condiciones. ¿Por qué
esto es así?� porque la siembra de la semilla es una condición que tiene en sí la fuer.:a
cleterminante de la calidad de la consecuencia, en tanto que los otros antecedentes no
influyen sobre estu calidad, sino que de ellos depende solamente que la consecuencia
se produzca". (Peirnno Facio, Responsabilidad extracontractual, nº 240). Kohler dis­
tingue entre "condiciones estáticas" y "condiciones dinámicas" junto a las "fuerzas im­
pulsoras". Lás primeras serian las condiciones y sólo estas últimas constituirían la
causa; es decir, de ellas dependería no ya el ser o el no ser del resultado, sino además,
el cómo de éste en concreto.
51 Stoppato, l'evento punibile, cit. por Antolisei, "11 rapporto di causalitii", cap.
111, p. 79 y ss. Acerca de los conceptos de "causa", "condición" y "ocasión", ver Peí­
rano Facio, Responsabilidad extracontractual, nº 241; Leonfanti, María A., A propósito
del nuevo art. 906 del Código Civil, ED, 37-966, nº 27; Aherini; Responsabilidad civil,
n" 171 y 172; Boffi Boggero, Tratado, t. 2, § 539; Llambias, los distintos tipos de cau-
. salidad jurídicamente relevantes, en "Estudios de derecho civil en homenaje a Héctor
Lafaille", p. 456-457, nota 13.
TEORIAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD 29
Según el pensamiento de Binding, muchos son los
factores de un hecho, pero no por ello ha de llamarse cau­
sa a todos y cada uno de tales factores, sino sólo a las
condiciones positivas en su ·
preponderancia sobre las ne-
gati.vas 52• . . . ·
Sin embargo, cuando ·se tra�a. de establecer en la
práctica la pauta que permita seleccionar entre las diver­
sas condiciones de un resultado la más eficiente o la más
preponderante, se advierte con nitidez la fragilidad de es- ··
tas teorías.
En· efecto, la imposibilidad de escindir materialmen­
te un resultado, de suyo indivisible, para atribuir a una
condición per se un poder causal decisivo, hace caer di­
chas construcciones teóricas en un empirismo que las
despoja de todo rigor científico.
Orgaz manifiesta que, aunque la teoría de la causa
eficiente ha sido ya abandonada y superada, algu nas so­
luciones en la doctrina y jurisprudencia a propósito de
problemas . parciales, como� por ejemplo, el de la culpa
concurrente, son tributarias de la idea que inspira esa te­
sis. Así, cuando se afirma que el daño debe ser soporta:.
do por el ,autor y la víctima según la proporción de culpa
de cada uno· en la producción del daño, ello importa en
realidad aplicar el criterio de las condiciones más eficien­
tes y menos eficientes 53•

52 Binding, Die Normen und ihre Überlretung, t. 1, p. 112 y ss. y t. 11, lº; § 93,
p. 470 y ss. Ver Spota, Tratado, t. I_. vol. 36, nº 1789; Jiménez de Asúa, Tratado, t.
111, nº 1101.
53 Orgaz, El daño resarcible, p. 68-69 y nota 18. Llambías se· muestra partida­
rio en principio de la ''ieorfa de la causa eficiente". · Al refutar las críticos formuladas
a dicha tesis expresa: "No. creemos que In réplica sen decisivo. · Adviértase que se tra­
ta de averiguar cuál es fo causa de un daño concreto, que está a nuestra vista en el mo­
mento de hacer el análisis. De ordinario no será difícil hacer In discriminación entre
las condiciones que, de hecho, se han conjugado para lo producción del daño, a fin de
poder aislar mentalmente a la que tenía por sí virtualidad bastante para originar el per­
juicio: ésa habrá sido su causa eficiente; las otros, su causa ocasional, instrumental,
etcétera. Sólo por excepción, la discriminación será imposible de hacer, pero aun en-

L
30 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

§ 10. TEORÍA DE LA CAUSA ADECUADA


Esta te�ría fue expúestá inicialmente en el año 1871,
por Luis· vo� Ba� 54, a quien puede considerarse el precur­
sor de ella, pero su configuración precisa se debe, no a
un jurista sino al fisiólogo" J; .vori Kries, profesor de Fri­
burgo, en el año 1888.
a)· Gravitación de la teoría. · La doctrina de la "cau­
sa adecuada" adquirió gran predicamento y se la conside­
ra en la actualidad la posición dominante en la doctrina
comparada en materia de relac.ión causal, tanto en el
campo penal como en el civil.
Por su interés científico -reproducimos parte de la
carta que remitió a quien .escribe el profesor Moisset de
Espanés, comentando nuestro. estudio sobre la extensión
del resarcimiento 55, en la que expresa:
"Corroborando. esa afirmación puedo mencionar lo
que sucede en el derecho portugués, donde poco después
de la sanción del nuevo Código, Fernando Pessoa Jorge

!onces aparecerán, en el análisis racional, dos o más factores de paritaria eficacia pro­
ductiva del daño, lo que llevará a concluir que todos esos factores son la causa eficiente
del resultado ocurrido" (Llambfos, Los diltintos tipos de causalidad jurídicamente rele­
vantes, en "Estudios de derechó :civil en homenaje a Héctor Lnfoillc", ·p. 456-457, nota
13 y Tratado de derecho civil. Obligaciones, 3" ed., Bs. As., Perro!, 1978, t. I,
nº 289. Par¡i Peirano Facio el principio de la causa eficiente parece inspirar algunas
soluciones establecidas por el Código Civil uruguayo (Responsabilidad extracontractual,
nº 242).
54 La importante contribución de este autor es que introduce por vez primera el
concepto de regularidad: de acuerdo con su planteo, el agente sólo debe responder de
las consecuencias regulares de su acción. También se considera precursor al civilista
Zitelmann. Cifuentes señala que esta doctrina era llamada "regla de la vida"
(Cifuentes, Santos, en Belluscio, Augusto C. - Zannoni, Eduardo A., Código Civil y le­
yes complementarias. Comentado, anotado y concordado, Bs. As., Astrea, 1982,
comentario ni. art. 901, t. 4, p. 52).
55 Goldenberg, Isidoro H., La extensión del resarcimiento (el nuevo art. 906 del
Cód. Civil), en "Estudios de derecho civil (En homenaje al doctor Luis Moisset de Es­
punés al cumplir 20 años de docencia universitaria)", Bs. As., Universidad, 1980,
p. 483.
TEORIAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD 31
dice que tanto civilistas como penalistas sostienen en su
país que debe aplicarse la 'causalidad adecuada', citando
entre los civilistas a Pereira Coelho, y en el terreno penal
las opiniones de Cavaleiro de Ferreira y Eduardo Correia
{ver Essaio sobre os pressupostos da responsabilidade civil,
Lisboa, 1968, p. 392 y nota 358).
"Sin embargo, los arts. 562 y 563 de ese cuerpo le­
gal, que establecen el principio general en ·materia de in­
demnización, el primero, y el nexo de causalidad, el se­
gundo, no contienen una mención clara al principio de
'causalidad adecuada', al que sólo se llega por inferencias
de la doctrina.
"Por su parte, en la provincia de Quebec, en Cana­
dá, su Código nada dice sobre la relación causal, y es la
jurisprudencia la que se ha .inclinado a resolver que entre
el hecho y el efecto dañoso debe existir un vínculo de
'causalidad adecuada'. Sobre ese punto el profesor Bau­
douin sostiene que no deben tenerse en cuenta todas las
condiciones sine qua · non, sino 'solamente aquellas que,
por su existencia han vuelto objetivamente posible la rea­
lización del perjuicio' (Responsabilité civile délictuelle,
Montreal, 1973, p. 149). En sentido similar se expide
Nadeaµ, diciendo que los tribunales no se conforman con
una causa sine qua non, sino que exigen la 'causa deter­
minante (causa causans), directa o eficiente', con lengua­
je que no es tan preciso, pero que alude a lo que nosotros
llamamos causalidad adecuada (ver Traité pratique de la
responsabilité civile délictuelle, Montreal, 1971,. p. 608,
nº 654)" 56•

56 Ver Goldenberg, La e%te11sió11 del resarcimiento (el nuevo art. 906 del Cód. Ci­
vil), en "Estudios de derecho civil (En homenaje al doctor Luis Moisset de Espanés)".
La correspondencia que contiene los comentarios del profesor Moisset de Espanés
respecto de los trabajos reunidos en el libro homenaje y las controversias doctrinarias
con algunos de los autores se han agrupado en Estudios de derecho civil. Cartas y polé­
micas, Córdoba, 1982.
32 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

El estudio de la tesis sub examine revi;;te para noso­


tros un particularinterés por la expresa recepción positiva
del principio dispuesta por la ley 17. 711, en el art. 906
del Cód. Civil.

b) Su mecánica. La ''prognosis póstuma". Dicha


teoría aquilata la adecuación de la causa en función de la
posibilidad y probabilidad de un resultado, atendiendo a
lo que corrientemente acaece según lo indica la experien­
cia diaria en ·orden al curso ordinario de los acontecimien­
tos id quod plerumque accidit.
Adecuación quiere decir adaptación; el efecto ha de
ser apropiado a la forma de obrar del sujeto en función
del daño resultante, que era de· esperar· en la e�fera del
curso normal dé los· acontecimientos 57•
El concepto de "cau?alídad adecuada" implica,
pues, el de regularidad, apreciada de conformidad con lo
que acostumbra suceder en la vida misma. Es decir,
para que exista relación causal, . según la interpretación
que comentamos, la acción tiene que ser .idónea para pro­
ducir el efecto operado, tiene que determinarlo normal­
mente 58•
No hay causalidad del caso singular. Si los hechos
sólo sucedieran una vez y tuvieran que ser captados en su
individualidad no se podría afirmar que entre ellos existe
relación de causa a efecto, sino una mera sucesión tempo­
ral de fenómenos. La noción de causalidad adecuada: su­
pone, pues, necesariamente, pluralidad de casos, ya que

57 Hedemann, J. W., Tratado de derecho civil. Obligaciones, tr. J. Santos Briz,


Madrid, Revista de Derecho Privado, 1958,. vol. 111, p. 115.
58 Precisamente ese criterio de normalidad u ordinariedad de un resultádo ("coe­
ficiente de universal experiencia", según·von Kries) se ·adecua perfectamente a la mate­
ria aseguradora, que se apoya en un cálculo estadlstico de probabilidades (ver Stiglitz,
Rubén S., El siniestro, en "Seguros y responsabilidad civil", Ds. As., Astrea, 1980, n"
3, p. 59 y ss., especialmente notas 77 y 83.
TEORÍAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD 33
de lo contrario no responderí� a lo que indica la experien­
cia 59•
No es suficiente, por tanto, que un hecho aparezca
como condición de un evento si regularmente no trae apa­
rejado ese resultado. En el ejemplo de von Liszt de la
persona levemente herida en un accidente de tránsito que
fallece al incendiarse el hospital al que había sido condu­
cida, no puede considerarse al accidente causa adecuada
de ese efecto, pues aunque viene a ser una derivación de
aquel acontecimiento, no se encuentra habitualmente aso­
ciado a él.
A fin de establecer la vinculación de causa a efecto
entre dos sucesos, es menester realizar un juicio retros­
pectivo de probabilidad, cuya formulación en la siguiente:
¿la acción U omisión que se juzga era per se apta o ade­
cuada para provocar normalmente esa consecuencia?
En doctrina se denomina "prognosis póstuma" w al

59 Soler, Derecho penal arge11tilw,. t. !, p. 288. nota 23; De Cupis, El daño,


p. 258.
60 La expresión, hoy corriente entre los autores, pertenece a von Liszt. Es el
criterio objektive naclitriigliche Progno.,e -pronóstico objetivo-retrospectivo- (ver Spola,
Tratado, t. I, vol. 36, nº 1790 y ss., La presunción de responsabilidad aquiliana y la
causa ad�cuada ,lel darío, JA, 1944-1-315; la transgresión a las normas que reglan el
tránsito y la causalidad adecuada del darlo en los accidentes, ]A, 1955-IV-115, y El
darlo causado por el dependiente, JA, 1943-1-386, nº 8; Soler, Derecho penal argentino,
t. 1, p. 291; Alterini, Responsabilidad civil, n" 206). Mosset lturraspc, en su libro
Responsabiliclad civil del médico (en "Seguros y responsabilidad civil", Bs. As., Astrea,
1979, nº 2) desenvuelve con rigor este principio: "El juez, que debe decidir acerco de
una controversia sobre responsabilidad médica, debe actuar como un 'observador re­
trospectivo', colocado al momento de ejecutarse los 'hechos médicos', y juzgar si a par­
tir de esos hechos el curso natural y ordinário de la enfermedad desemboca en tal o cual
resultado final. Si el evento concreto en el cual culminó el proceso es o no es el resul­
tado del curso natural de. los hechos desencadenados.
En tal coso, la previsibilidad 'medio' o de un 'hombre normal' debe ser sustituida
por In previsibilidad de un profesional de In ciencia médica, de uno persona especiali­
zada en el conocimiento de los procesos patológicos, psíquicos o somáticos. Es lo que
ocurre si a In relación adecuada de causalidad, del art. 906, predominantemente objeti­
va, le aplicam!)S el correctivo de los orts. 902 y 909 del Cód. Civil" (p. 262). Una
meduloso aplicación de dicho procedimiento se ha hecho en el fallo de l" Inst, 24/12/
64, por el doctor José J. Carneiro, ED, 16-144.

l
34 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

procedimiento consistente en determinar ex. post facto la


posibilidad de un resultado en función de las condiciones
precedentes.
Este juicio de idoneidad o cálculo de probabi1idades
tiene que plantearse en abstracto, o en general, con pres­
cindencia de lo efectivamente sucedido, atendiendo a lo
que usualmente ocurre; y no en concreto o en particular,
es decir, como se han producido realmente las cosas.
La determinación del fenómeno causal constituye de
este modo el resultado de un proceso de abstracción y
generalización que da relevancia a una de las condicio­
nes del caso concreto, elevándola a la categoría de "cau­
sa" del evento.
De ahí que se objetara con acierto la denominación
de "causa adecuada", ya que en puridad se trata de una
"condición adecuada".
Si la acción u omisión que se aprecia era de ordina­
rio apta para provocar el daño, éste será objetivamente
atribuible al agente, por guardar con dicha conducta una
relación causal adecuada.
Ello no significa que necesariamente tenga que ser el
antecedente temporal más próximo al perjuicio. Una
causa mediata puede ser adecuada y en cambio puede no
serlo una inmediata 61•
¿Pero cómo se ha de establecer si un hecho se ajusta
o no al curso regular de las cosas? Fijar el criterio con
que ha de determinarse la adecuación entre el obrar del
agente y el efecto dañoso (saber ontológico) 62 dio lugar a
encontradas vertientes doctrinales.

61 Ennccccrus - Lehmann, Obligaciones, t. 11, vol. l, p. 71-72. Esta formula­


ción apunta indudablemente a refutar el postulado de la teorfn de la "causa próxima".
62 Los juicios de necesidad, de probabilidad y de posibilidad, cuya aplicación al
vínculo de causalidad constituye el soporte de la teoría de In adecuación, se emiten en
base a dos clases distintas de conocimientos: Kries denomina saber ontológico al de los
factores reales existentes al tiempo de cometerse la acción y saber gnomológico ni expe-
TEORÍAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD 35
.c) Variantes doctrinales. Frente a la apreciación
subjetivista de von Kries, fundador de la teoría, que to­
maba como referencia el punto de vista del autor del
hecho computando lo que éste conocía concretamente o
podía conocer a fin de evaluar la previsibilidad de su ac­
tuar, aparecen luego formulaciones de carácter objetivo,
como la de Thon, quien sostiene que ese diagnóstico debe
hacerse teniendo en cuenta lo que era cognoscible no
ya para un individuo dado, sino para el hombre común o
medio.
Dicha tendencia admite a su vez matices diversos y
surgen así una serie de variantes a ese planteamiento,
como las de Triieger y Hippel, que subordinan el juicio de
adecuación a todas las circunstancias que pueden ser
captadas o aprehendidas por un experto 63, o la de Gris-
. pigni, según la cual lo que el juez debe considerar es lo
que el agente realmente conocía, aunque dicho saber fue­
ra superior al del hombre corriente, y una tesis más extre­
ma preconizada por Rümelin que sostiene que es menes­
ter computar hasta las circunstancias del hecho sabidas a
posteriori 64•

rimental respe�to de los cursos causales que rigen la producción de los fenómenos natu­
rales. El juicio de que una piedra arrojada ni aire volverá a caer descansa en: prime­
ro, nuestrn conocimiento del hecho de que la piedra hn sido arrojada (conocimiento
antológica), y segundo nuestro eonoeimienlo de la ley de la naluraleza respecto u lu
fuerza de la gravedad (conocimiento gnamalógica). Respeelo u este íiltimo, la especial
versación del agente -por ejemplo, la de un científic- puede agravar así su responsa­
bilidad por la� consecuencias del hecho (ver Gimbcrnat Ordcig, Enrique, Delitos ,·uali­
ficaclos por el re.mltaclo y la causalidad, Madrid, Reus, 1966, ciiado por Hualde,
Dimas, Notas para el estudio de la relación ele carualidacl en el Código Civil argentillo,
en "Ilicitud e indemnización", p. 87, nota 33).
63 Conduce a lomar como modelo una suerte de superhombre, según la crllica de
Florian (Parte genera/e del cliritto penale, 4° ed., Milano, 1934, p. 607, n" 497).
64 Un episodio reaf-el célebre caso Thomns- recordado por Trüeger, demuestra
las incongruencias que resultarían de la aplicación de dicha tesis que implica la impu­
tación de todas las consecuencias: "A los trabajadores del vapor Moscl del Lloyd se les
escurrió, en ocasión de cargar el huque, un barril que en apariencia contenía enviar, y
que había sido abandonado por el terrorista Thomas; el barril hizo explosión y murieron
más de cien personas, averiándose seriamente varios buques. Si aceptamos que a los
36 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

d) Fractura del: nexo causal. La operatividad de la


teoría que nos ocupa se condiciona a que todos los esla­
bones de la cadena sean adecuados; la regularidad debe
existir en cada etapa del iter causal. Como bien lo se­
ñala Orgaz, "no basta establecer que la acción era en ge­
neral idónea para producir. el daño, sino que es además
necesario que las circunstancias intermedias hayan suce­
dido también normalmente, sin la intervención de factores
anómalos o extraordinarios" 65•
Precisamente, la concurrencia de esos eventos diso­
ciantes interfieren el curso originario del proceso, inte­
rrumpiéndolo; se produce entonces la fractura ·del nexo
causal. En tales hipótesis queda excluida la imputatio
.facti entre el resultado final y el suceso desencadenante
de la trama de acontecimientos 66•
Nos hallamos ante lo que se denomina "proceso atípi­
co o inadecuado": los efectos anormales no se atribuyen
ya al agente, pues no se consideran causados por su ac­
ción, aunque en concreto ese obrar haya constituido una
condicio sine qua non del desmedro resultante 67•

lrnhajudores se les podíu luchar de negligentes por la circunstancia de habérseles escu­


rrido el harril enlre lu curgu, serían responsables... según la teoría de Rümelin... de la
mucrle de los hombres y del daño de los huques" (citado por Ennecccrus - Lehmann,
01,/igadone.,, l. 11. vol. 1, p. 71, notu ll). Es evidente que el verdadero contenido del
hurril no podía en modo alguno ser conocido por lo eslibadorcs, por lo que el hecho
c·unsliluyc para ellos y para la empresa responsable un resultado imprevisible.
65 O�guz. El dttiio resarcible, p. 71.
<,(, Al respeclo expresa Messineo: "Se dice que hay interrupción, o rotura, del
11<',w ,:,rn.rnl, cuando el daño que, en abstracto, habría podido verificarse o que se ha­
bría verificado por una causa, o por un conjunto de causas (la denominada serie causal)
ya en acto, deba, en cambio, adscribirse en concrelo (en el momento en que se verifica)
y exclusivamente, 11 unu causa diversa y más próxima, o a un diverso conjunto de causas
y .mlame11te a ella.,: en el sentido de que la primera relación de causalidad se elimina, o
es absorbida por lu segundu, idónea, por sí sola, para determinar, como causa única, el
evento dañoso; y de ahl que el primer uclo ha llegado a ser indiferente a los efectos del
dar'io" (Messinco, Fruncesco, Manual de derecho civil y comercial, tr. S. Sentís Melen­
do, Bs. As., Ejea, 1971, t. VI, p. 500 , F. Cfr. von Thur , Tratado de las obligacio11es,
l. I, p. 63; De Cupis, El daiio, p. 270 y siguientes.
67 Si aplicúrumos l11 tesis de la "equivalencia de las condiciones" se llegaría en
cambio u la conclusión opuesta. Ver Larenz, Derecho de obligaciones, t. I, p. 200.
TEOR1AS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD 37
En consecuencia, al autor de una herida no se le
puede imputar la muerte de la víctima que se produzca en
virtud de una circunstancia ajena a dicha lesión, es decir,
que no esté causalmente ligada a ella. Existe, en el
caso, relación causal adecuada entre la conducta del
agente y la lesión, pero no entre dicho comportamiento y
el deceso ocurrido.
"Pero la independencia de este segundo proceso
debe ser real -puntualiza Orgaz-, en el sentido de que el
resultado no pueda atribuirse también, en alguna medida
apreciable, al primitivo, en cuanto haya actuado como
condición que ha facilitado el segundo proceso: por ejem­
plo, si el herido fallece a consecuencia de la anestesia o
por una septicemia, en principio el heridor responde de
esta muerte, como autor de la lesión que hizo posible este
resultado. No respondería, en cambio, si la muerte se
hubiese producido por otro hecho que se insertó anormal­
mente en el proceso c·ausal: v. gr., si la septicemia se pro­
dujo por una infección contagiada independientemente en
el hospital, o la muerte ocurrió por la aplicación de un
anestésico inapropiado o en cantidad excesiva; etcéte­
ra" 68.
E;n otras hipótesis el proceso puede verse alterado o
desviado de su curso normal por circunstancias anteriores
o concomitantes que concurren a la producción del efec­
to. Se trata de una unión consecutiva de varias causas
adecuadas que confluyen a integrar el resultado. Ello
es materia de la teoría de la concausa, concepto que será
materia de un desarrollo especial más adelante.
e) Objeciones. Utilidad. Sin perjuicio de los repa­
ros particulares que puedan achacarse a los criterios aquí
señalados, se observa que con distintos enfoques todos
ellos acuden a la noción de previsibilidad, con lo cual se

68 Orgaz, El dario resarcible, p. 90-91.

L
38 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

superpone el conc.epto de causalidad al de culpabilidad,


que metodológicamente debe plantearse a posteriori de
haberse comprobado la existencia de un vínculo causal.
En tal sentido, Núñez reprocha a la teoría que a fin
de estructurar el juicio de idoneidad de la conducta para
producir el resultado, se sirve de los materiales propios
de la culpabilidad. De este modo, la consecuencia no se
pone a cargo del autor por su conexión de sentido pura­
mente físico con la conducta, como lo requiere un proceso
de causalidad material entre una causa y un efecto 69•
Pero, aunque desde el punto de vista de una crítica
rigm;osa tales objeciones sean valederas, como bien lo se­
ñala Peirano Facio la tesis de la causa adecuada tiene el
mérito de dejar gran elasticidad a los tribunales para
apreciar los problemas de la causaÜdad en los supuestos
de concurrencia de causas 70•

§ 11. T1mníA DE LA ACCIÓN HUMANA


a) Concepto. Esta concepción formulada en _nuestro
medio por Soler, recogiendo el planteamiento de Beling,
Binding y Antolisei, parte de la distinción entre acción y
causalidad. Fustiga la indiferenciación conceptual en
que incurren las tesis causalistas, que lleva a resultados
inadmisibles, como se patentiza especialmente en la doc­
trina de la condicio sine qua non, que crea formas hiper­
tróficas de responsabilidad.
Lo que aquí se trata no es la causación natural; para
el derecho sólo es causa normal la voluntad del sujeto

69 Núñcz, Ricardo C., Derecho penal argentino. Parte general, vol. I, Bs. As.,
Bibliognífica Argentina, 1959, p. 262, nota 170. Mezger, también la objeta, afirman­
do que en rigor más que .una teoría de In causalidad es una teoría de la responsabilidad
(cit. por Jiménez de Asúa, Tratada, t. III, n" 1113 in fine).
70 Pcirnno Facio, Responsabilidad extracontractual, nº 241 in fine. En igual
sentido, von Thur, Tratado de las obligaciones, t. I, p. 70 y ss.; De Cupis, El dario,
p. 259.
TEORÍAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD 39
como fuerza productora supercausal. Por eso, es erróneo
plantear el problema desde el punto de vista físico; el
mundo sobre el cual se proyecta la acción es un mundo
estructurado por el sujeto mismo, y no el ciegamente cau­
sal de la naturaleza. El ser humano, sostiene Antolisei,
está provisto de conciencia y de voluntad, elementos con
los cuales contribuye decisivamente en sus relaciones
con el mundo exterior.
En la acción existe un elemento que no se encuentra
jamás en la causalidad: hay libertad. El poder del hom­
bre, mecánicamente considerado, es mínimo con relación
a lo que alcanza en cuanto ser inteligente y volitivo, que
por su inteligencia y su voluntad pone a su servicio las
fuerzas naturales.
En ese sentido, en la acción se comprenden efectos y
elementos que la causalidad no contiene ni puede produ­
cir. Soler nos recuerda el ejemplo propuesto por Bin­
ding acerca de las incontables consecuencias originadas
por el manifiesto de Alejandro II de Rusia sobre la eman­
cipación de los campesinos. No hay fuerza natural capaz
de producirlas, porque es un efecto que se exterioriza pri­
mero en el mundo de los valores 71•
Se individualiza así, dice Núñez 72, el primer término
de la relación causal jurídico-penal: la conducta.
En lugar de la formulación clásica del problema
¿cuándo un hecho es causa de otro? o ¿cuándo una acción
es causa de un resultado?, el planteamiento correcto de la
cuestión -sostiene Soler- debe responder al interrogante
¿cuándo deberá considerarse a un sujeto autor de determi-

71 Soler, Derecho penal argentino, t. ], p. 294 y ss. En el prólogo a la obra de


Bruera (El concepto filosófico jurídico de causalidad) y al objetar el criterio puramente
mecanicista de von Buri, expresa Soler que hace su entrada en escena el nuevo elemen­
to de In libertad humana, en cuyo dominio el derecho construye todo su material.
72 Núñez, Derecho penal argentino. Parte general, vol. I, p. 266.
40 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

nado resultado? Ser autor y ser ca.usa -concluye- son


cosas perfectamente diferentes 73•
b) Comparación con otras teorías. La doctrina de
la acción humana tiene puntos de coincidencia con la de la
causalidad adecuada en su versión subjetiva, aunque en
la formulación de aquélla se puntualiza el matiz diferen­
cial entre ambas: no es suficiente que las consecuencias
sean posibles desde un punto de vista genérico, como lo
plantea esta última tesis, sino que es menester la determi­
nación concreta de las posibilidades razonables (probabi­
lidades) de los resultados 74• "Ese juicio razonable debe
tomar en cuenta, en primer lugar, el estado de cosas en
que la acción fue emprendida, los cálculos hechos por el
autor sobre el curso de los fenómenos y los que razonable-
. mente debía hacer; debe examinarse finalmente el cur&o
efectivamente seguido, y ver si en él no existe algún acon­
lecimento excepcional, fortuito y autónomo, es decir, no
abarcado en el •programa' de acción del sujeto" 75•
Al considerar la teoría de la causa eficiente, Brebbia
se pronuncia en favor de ]a tesis que examinamos: "Nin­
guno de los autores que la apoyan han conseguido, sin
embargo, suministrar una pauta objetiva que permita se­
leccionar de entre las condiciones que han contribuido a
producir un evento, aquella que tuvo un intrínseco poder

7:-l Ya Ihcring con su habitual agudeza habla señalado que la voluntad humana
marca el límite del imperio ele la naturaleza, en cuanto 110 se encuentra sometida a las
leyes de ésta. La voluntad escapa a la ley de causalidad; sólo la rige la ley de finali­
dad. En el mundo físico la consecuencia sigue inexorablemente a la causa, mientras
que en el obrar humano el efecto se anticipa en la representación intelectiva del agente
(hecho querido o previsto) a la acción (causa) que conducirá a ese resultado. De ahí la
afirmación ele que toda voluntad humana es un principio de causalidad para el mundo
exterior (lhering, Rudolf von, El fin en el derecho, Bs. As., 1946, p. 11 y siguientes).
M Estus ufirmaciones motivaron que Núñez la designara doctrina de la "causali­
dad racional'' (nota bibliográfica, }A, 72-21, sccc. bibliografía y Derecho pel!al argemi­
no. Parte general, vol. l, p. 265, nota 177, donde expone la controversia con Soler
acerca de esa calificación).
75 Soler, Derecho penal argentino, t. I, p. 301.
TEORfAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD 41
de causac10n. Y es lógico que así ocurra puesto que
ningún fenómeno, por sí solo, tiene ese intrínseco y mis­
terioso poder causal; a menos que se tenga en vista el
caso de una conducta humana que capta un proceso físi­
co natural para obtener el fin propuesto por el agente,
supuesto éste que se explica por la teoría de la acción hu­
mana, pero no por la de la causa eficiente, que no distin­
gue entre la acción del hombre y la fuerza causal ciega de
los fenómenos de la naturaleza, para determinar la efi­
ciencia de la condición" 76•
En una línea conceptual afín, Carranza declara que
en el campo del derecho la causalidad no radica en la
mera cadena de precedentes físicos -como ocurre en las
ciencias de la· naturaleza-, sino que esa concatenación
material está interferida por el hombre -ser de libertad-,
que interviene como agente de los acontecimientos, influ­
yéndolos con su conducta 77•

C) Est�do actual de la cuestión

§ 12. REVISIÓN CRÍTICA

Indudablemente, el problema teórico en torno a la


relación de causalidad en el área jurídica dista mucho de
haberse agotado. Por el contrario, el concepto en sí en
el terreno filosófico se encuentra sometido a un proceso
de revisión crítica 78•

76 Brebbia, Roberto H., La relación de causalidad en derecho civil, Rosario, Ju­


ris, 1973, nº 10.
77 Carranza, Jorge A., Notas para un estudio de la relución causal en el ticto iU­
cito ci�il, LL, 145-745.
7 8 "El concepto de causalidcd jurídica ha sido criticado en varias ocasiones (ya
desde el filósofo Hume, y modernamente por la filosoflu denominada de la contingen­
cia), sobre In base de !u observución de que el denominado efecto no es el producto de
la cuusa; · se acepta, hoy en dín, que, en el lugar de 1n causalidad, se deberíu sustituir
el concepto de sucesión habitual de un hecho u otro hecho (o u un acto)" (Messineo, Ma-

L
42 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

§ 13. EN LA DOGMÁTICA PENAL Y CIVIL


Especialmente en materia penal se sostiene que el
principio metodológico de la causalidad ha sido utilizado
solamente para la explicación del vínculo existente entre
una acción y un resultado, entendido éste como física­
mente separable de aquélla. Con lo cual tendría vigen­
cia sólo en un ámbito sumamente reducido dentro de la
teoría del delito, ya que no quedan comprendidas las fi­
guras de mera actividad o aquellas en que no sea posible
separar un resultado independiente de la acción; además,
en gran medida el campo de la omisión.
Por ello -se afirma- la investigación de la teoría del
injusto se orienta actualmente por cauces diferentes: el
resultado es un problema de la antijuridicidad y, asimis­
mo, de la imputación. Este problema ha sido tradicio­
nalmente confundido con el de la causalidad en las cien­
cias naturales del siglo XIX 79•
En cuanto a la órbita civil no existe un criterio
uniforme para determinar la relación causal, como se ad­
vierte en la variedad de fórmulas que ofrece el derecho

1tual, t. VI, p. 501, H). Cfr. Cifucntes, en Belluscio - Zannoni, Código Civil, comen­
tado, anotado )' concorado, comentario al art. 901, t. 4, p. 47 in fine.
En el plano de la dogmática, una posición conceptual surgida en la doctrina ita­
liana considera que la relación causal es ajena al problema de la extensión del resarci­
miento o es hipotética (ver Mayo, Jorge A., en Belluscio - Znnnoni, Código Civil, co­
mentado, anotado y concordado, comentario al art. 521, l. 2, p. 72.4).
79 "El siglo XIX fue In época del gran auge de las ciencias naturales y del positi­
vismo. Por eso se explica ,¡ue von Liszt construyera la teorfa del delito a semejanza de
las clasificaciones en las ciencias naturales y que también incorporara el principio de la
causalidad, que tanta utilidad parecería tener en la explicación de los fenómenos físi­
cos" (Bustos Ramírez y Hormazábal Malnrée, Significación social y tipificidad, en
"Doctrina Penal", jul.-sel. 1980, año 3, nº 11, p. 537, donde se efectúa una valiosa
exposición del pensamiento actual sobre el tema objeto de estudio). Ver también,
Welzel, Derecho penal alemán. Parte general, p. 66 y ss.; Jiménez de Asúa, Tratado,
t. III, nº 1110, "Posición de los que proclaman la crisis del 'dogma causal' "; Núñez, De­
recho penal argentino. Parte general·, vol. I, p. 259, nota 164; Nino, Carlos S., Los
llmites de la responsabilidad penal, Bs. As., Astrea, 1980, p. 457 y siguientes.
TEORIAS SOBRE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD 43
comparado, tales como la "previsión de un hombre razo­
nable" (the foresight of a reasonable man), que utiliza la
jurisprudencia angloamericana; el principio de "causa efi­
ciente" que se menciona en la doctrina italiana o el de la
"posibilidad real"· de que hablan algunos juristas soviéti­
cos 80.

80 Ver los truhajos contenidos en las Primeras Jornadas Francocspañolas de De­


recho Comparado, Toulouse, 1954, Barcelona, 1955, p. 30 y siguientes.
CAPÍTULO 111
CAUSALIDAD Y AUTORÍA:
SU DIVERSO TRATAMIENTO
EN LAS ÓRBITAS CIVIL Y PENAL

§ 14. PRINCIPIOS GENERALES, CONCEPTOS


DE AUTORÍA, CAUSALIDAD Y CULPABILIDAD
En nuestra construcción teórica se impone, por razo­
nes de método, hacer previamente las precisiones siguien­
tes: relación acto-individuo: concepto de autoría; relación
acto-ordenamiento: calificación de antijuridicidad; rela­
ción acto-mundo exterior: noción de resultado (causalidad).
De este modo, la investigación de la "conexión cau­
sal" apunta al enlace material entre un hecho antecedente
y un hecho consecuente, mientras que la idea de "auto­
ría" se centra en la imputación subjetiva de un obrar a
una persona determinada.
Ello supone, en primer término, una actuación del
sujeto que constituye el medio por el cual da existencia al
hecho, lo proyecta externamente.
Pero para que ese proceder se eleve a la categoría de
acción es necesario que contenga un mínimo de participa­
ción subjetiva, es decir, debe emanar de una persona
. como ser humano y no como mero mecanismo biológico u
organismo puramente físico 81•

81 Soler, Derecho penal argentino, t. l; p. 264-265.

l
46 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Así, no se puede afirmar que exista acto propio del


agente en los casos de actos reflejos o instintivos o en los
realizados al margen del área lúcida de la psiquis, v. gr.,
alteraciones patológicas, sonambulismo, epilepsia, esta­
dos de inconsciencia, etc. (art. 921 infine, Cód. Civil), o
los llevados a cabo por fuerza física irresistible, vis abso­
luta (art. 34,, inc. 2°, parte 1 ª, Cód. Penal y art. 936,
Cód. Civil), donde el ejecutor material no es sino un sim­
ple instrumento de quien la ejerce.
La violencia representa un caso de no acción y exclu­
ye por consiguiente la calidad de autor. De acuerdo con
la equiparación establecida en el art. 78 del Cód. Penal,
en el concepto de violencia está comprendido el uso de
medios hipnóticos o narcóticos, que debe extenderse a
todo otro anulatorio de la voluntad 82•
Distinto es el caso contemplado en la parte final del
inc. 2° del art. 34 dél Cód. Penal, -"coacción", vis com­
pulsiva: "amenazas de sufrir un mal grave e inminente",
donde existe una determinación viciosa por parte del
coaccionado, que constituirá una causal de inculpabili­
dad, pero el sujeto ha realizado una opción entre la con­
ducta exigida y el mal con que se lo amedrenta, es decir,
el acto es fruto de un proceso intelectivo. Como lo seña­
la Soler, "siendo suya la decisión, suya es la acción:
coactus tamen voluit" 83•
Todas aquellas hipótesis en las que el querer y el
obrar aparecen disociados se encuentran excluidas de la
esfera del discernimiento del individuo, es decir, no
constituyen expresiones de su voluntad, lo cual implica
descalificarlas conceptualmente como acciones:
Se trata de un planteamiento ajeno al problema de

82 Ver Fontán Balestra, Carlos, Tratado de derecho penal. Parte general, 2"
ed., Bs. As., Abeledo-Perrot, 1970, t. I, p. 465 y siguientes.
83 Soler, Derecho penal argentino, t. I, p. 270.
CAUSALIDAD Y AUTORfA 47
culpabilidad o inculpabilidad que supone un juicio de va­
lor sobre una acción dada. Lo que aquí se juzga es la
actuación del sujeto en sí misma, sin abrir opinión acerca
de su contenido espiritual.
La relación de causalidad, en cambio, supone esta­
blecer el ligamen existente entre un acto y sus consecuen­
cias. No interesa ya el substrato psíquico del obrar, sino
su repercusión externa. De este modo, puede mediar re­
lación causal adecuada entre el hecho de un inimputable
y el daño por él ocasionado.
Como lo destaca certeramente Brebbia, la investiga­
ción de la relación de autoría es siempre de carácter sub­
jetivo, mientras que la relación de causalidad es de ca­
rácter predominantemente objetivo, ya que se hace sobre
la base de la apreciación de la regularidad de las conse­
cuencias 84•
La acción del agente constituye, de conformidad con
lo ya expuesto, el factor unificador que aglutina los diver­
sos elementos imbricados en el proceso de imputación:
acto-sujeto-consecuencias, que desembocan en el instituto
de la responsabilidad civil.
Esta interrelación se traduce, por ejemplo, en. las
disposiciones contenidas en los arts. 902 y 909 in fine del
Cód. Civil, que serán después materia de nuestro estudio,
en los cuales las aptitudes y conocimientos especiales del
sujeto para aprehender las consecuencias posibles de los
hechos, es decir, la valoración anticipada del proceso cau­
sal, tienen una decisiva influencia en orden a la estima­
ción de la responsabilidad en que pudo haber incurrido.
Antes de establecer cuándo el individuo debe respon­
der jurídicamente por un resultado, imputatio iuris, es ne­
cesario precisar si tal consecuencia ha sido efectivamente
producida por su acción u omisión, es decir, hay que exa-

84 Brcbbia, La relación de causalidad, nº 4.


48 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

minar la atribución material, o imputatio facti (estas de­


nominaciones pertenecen a la escuela de los prácticos de
la Edad Media). Una cosa es que el efecto pueda ser re- ·
ferido a la actuación de una persona y. otra muy diferente
el juicio de demérito que suscite ese comportamiento.
"La investigación de la relación causal es necesaria­
mente previa a la determinación de la culpabilidad del
agente. Para saber si una persona es culpable debe de­
mostrarse primeramente que es autor material del hecho
con las consecuencias que se le adscriben. Recién des­
pués de haberse adjudicado las consecuencias al acto y
demostrada la autoría material y jurídica (imputabilidad
subjetiva) del agente, podrá entrarse a indagar si es cul­
pable y, por ende, si responderá (civil y penalmente) por
su acción. De. donde se infiere que la relación causal
· constituye el paso inicial e imprescindible del proceso
que conduce a sentar la responsabilidad de un sujeto" 85•
Por lo tanto, en el estudio teórico se impone distin­
guir con pulcritud entre el concepto de causalidad y el de
culpabilidad, a pesar de que al considerar en concreto un
determinado ilícito no se pueda prescindir de la interco­
nexión de sus elementos constitutivos 86•
La distinción entre la imputabilidad material y la im­
putabilidad moral fue delineada con admirable precisión
por Carrara, como se evidencia en el pasaje siguiente: El
magistrado encuentra en un individuo la causa material
del acto y le dice ."tú lo hiciste": imputación física. En­
cuentra que ese sujeto ejecutó el acto con voluntad inteli-
\
85 Brebbia, La relación de causalida,I, n" 6. Cfr. Aguiar, Hecho.< y actos ju­
fldicos, t. IV, 1, "Actos· ilícitos. Daños y acciones", Bs. As., Tea, 1951, p. 324.
SCMza, 30/9/64, JA, 1965-IV-548.
86 En tal sentido, De Cupis expresa que "para poder decir que un daño se ha
causado por un hecho humano, no se requiere en modo alguno que aparezca cualificado
por la culpa, ya que la presencia de la culpa añade a la relación de causalidad un ele­
mento que no puede confundirse con él" (El daño, p. 247).
CAUSALIDAD Y AUTORIA 49
gente, le dice "tú lo hiciste voluntariamente": imputación
moral. Si establece que el hecho está prohibido por la
ley del Estado, le dice "tú lo hiciste en contra de la ley":
imputación legal. Y sólo después que tenga el resultado
de estas tres proposiciones, podrá el juez decir al ciuda­
dano: "te imputo este hecho como· delito" 87•
·Puede ocurrir, pues, que exista vínculo causal entre
un acto y su resultante, sin que proceda atribuir responsa­
bilidad jurídica alguna al sujeto por haber obrado sin cul­
pa (v.gr., el caso del médico que se ve impedido de dete­
ner una hemorragia a raíz de un súbito e imprevisto
corte de la energía eléctrica) 88•
A la inversa, puede haber culpabilidad eri el agente,
pero irrelevante a los fines de la responsabilidad civil que
se juzga, por ser diferente y ajena a él la causa del efecto
dañoso (v.gr., ·en la investigación del origen del accidente
por el cual un tren arrolló a un automóvil, el estado de
ebriedad del guardabarreras no autoriza a inculparlo por
las consecuencias del hecho -sin perjuicio de quedar su­
jeto a otro tipo de sanciones-', si quedó acreditado que el
evénto obedeció exclusivamente a la conducta temeraria·
del conductor del rodado que sorteó la barrera, que estaba
reglamentariamente baja, al paso del convoy) 89•
Finalmente, en cuanto a causalidad, hay que tener
en cuenta que dicho vínculo no sólo debe ser posible,
sirio que el daño tiene que ser consecuencia real del he-

117 Antes <le proceder u imputar -señala Currara- r,s necesario que t,,ngu la <,crh··
zu del hecho, lo cual constituye In materia <lel delito. Priu., de re r¡uam de reo (Curra­
ra, Frnncesco, Program.i de derecho criminal. Parle general, tr. J. J. Ortega Tum,s y
J. Guerrero, Bogotá, Temis, 1972, vol. J, § 8, p. 36. Asimismo Núiicz, Derecho pr.•11r1f
argentino. Parte general, vol. 1, p. 260 y siguientes.
88 Ver en tul sentido, CNCiv·, Sula F, 23/10/69, ll, 139-731.
89 Aceren de la necesidad de relación cuusul entre lu culpa y el daño, ver Josse­
rand, Louis, Derecho -civil, tr. S. Cunchillos y Munterolu, Bs. As.-Barcelona, Ejcu­
Bosch, 1950, t. 11, vol. I, n" 448-449; Mazeaud - Tune, Tratado, t. 11-2, n" 1417 ).
siguientes.

L
50 1.A RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

cho del agente. Es requisito de la efectividad del nexo


causal 90•

§ 15. ILICITUD CIVIL E ILICITUD PENAL

a) Caracterización. Si bien es verdad que el dere­


cho civil no · debe desaprovechar la valiosa elaboración
teórica de la doctrina penal en la materia que examina­
mos, es necesario compatibilizar tal aprehensión concep­
tual con los diferentes objetivos de estos sectores de la
juridicidad.
Como lo expresamos en otro trabajo, siguiendo el
pensamiento de Jiménez de Asúa, tanto el delito como la
infracción civil tienen un mismo origen y sólo se separan
al · llegar a las consecuencias. Todo injusto constituye
una formal oposición contra mandatos y prohibiciones del
orden jurídico, una intromisión en la esfera de poder de
otro, un ataque a intereses jurídicamente protegidos. Lo
injusto punible se distingue, dentro de ese marco, por sus
consecuencias jurídicas y no por su tipo. La identidad
sustancial de ambas categorías no obsta a su diversa con­
figuración, ya que la finalidad específica de cada ordena­
miento parcial del derecho impone un desigual tratamien­
to del ilícito 91•
El derecho penal y el derecho civil toman el concepto
unitario y genérico de ilicitud, entendido lato sensu como
la contradicción de un acto con el derecho positivo, te­
niendo en mira sus metas específicas: la punibilidad en el
primero; el resarcimiento en el segundo, dado que la repa-

90 Ver Busso, Código Civil anotado, t. 111, comentorio n los· nrts. 520 a 522,
nº 33.
91 Goldenberg, Isidoro H., La unicidad de lo iUcito, Su problemática, en "Re­
vista Jurídica de San Isidro", 1967, nº 1, p. 82 y ss. En cuonto a In equip!ll'nción
conceptual entre In culpa civil y la culpa penal, ver Jiménez de Asúa, Tratado, 2" ed.,
1963, t. V, nº 1662 y Soler, Derecho penal argentino, t. 11, p. 145 y siguientes.
CAUSALIDAD Y AUTORIA 51
ración no constituye una pena, sino el restablecimiento de
la situación alterada por el hecho dañoso 92•
b) Aspectos distintos relevantes. En la caracteriza­
ción del ilícito civil el elemento "daño" adquiere 'particu­
lar relevancia por el móvil indemnizatorio de este sector
del derecho. Tanto es así, que el art. 1067 del Cód. Ci­
vil dispone que "no habrá acto ilícito punible para los
efectos de este Código, si no hubiese daño causado, u otro
acto exterior que lo pueda causar".
Esta punibilidad específica del orden civil ("para los
efectos de este Código", según reza el texto legal citado)
consiste precisamente en la obligación de reparar los que­
brantos causados a terceros.
El daño es, por lo tanto, presupuesto de la responsa­
bilidad civil, no de la ilicitud. Es "el primer elemento
de la responsabilidad" -al decir de Orgaz 93- en la consi­
deración metódica no cronológica, ya que desde ese punJo
de vista es el último como consecuencia o resultado de la
acción antijurídica, pues si' no hay daño, es superfluo in­
dagar la existencia o inexistencia de los otros componen­
tes del acto ilícito.
La nota "daño" es, en cambio, ajena a la configura­
ción del ilícito penal. El delito de abuso de armas, de
amenazas, los delitos de peligro, las tentativas, constitu­
yen, entre otras figuras, prueba elocuente de ello.
Otra distinción esencial entre ambas categorías es
que .el ilícito penal está subordinado a un tipo específico
y concreto, predeterminado por la ley. Es el requisito de
tipicidad condensado en el célebre apotegma nullum cri­
men, nulla poena sine lege, que en nuestro ordenamiento
jurídico posee jerarquía constitucional (art. 18, Const.
Nacional).

92 Ver Orgnz, El daño resarcible, p. 24 y siguientes.


93 Orgnz, El daño resarcible, p. 35.

L
52 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

En materia civil no es menester la existencia de una


antijuridicidad tipificada. En efecto, los arts. 1072 y
1.109 de ese cuerpo normativo brindan una noción genéri­
ca de ambas especies de ilícitos civiles (delitos y cuaside­
litos) que abarcan suficientemente toda la materia de res­
ponsabilidad 94•
El derecho penal pone su acento en. el concepto de
autoría, puesto que dicha noción constituye para esta dis­
ciplina el fundamento de la responsabilidad. De ahí que
para la "doctrina de la acción humana" el fin de la inves­
tigación esté en determinar en qué casos puede conside­
rarse a un sujeto autor de un cierto resultado.
Para el derecho civil, en cambio, la cuestión desbor­
da el marco de la indagación de una conducta. Por eso,
· puede haber en el ámbito civil responsabilidad sin autoría
(v.gr., en el ejemplo de Orgaz, caída de una cornisa de
una casa en buen estado de · conservación que mata a. un
transeúnte, genera una oblig�ción indemnizatoria, aunque
penalmente la causa efectiva de la muerte no puede sus­
tentar una imputación de homicidio, ya que el propietario
no ha determinado el hecho con su conducta, ni inmediata
ni mediata) 95•
Del mismo modo, en los casos de daños emergentes
de hechos involuntarios en que el acto carece de autoría
espiritual por ausencia de discernimiento en el agente
(casos de inimputabilidad: arts. 921 y 1070, Cód. Civil),
de conformidad con la reforma introducida al art. 907 del
Código Civil por la ley 17. 711 se concede, en las condi­
ciones señaladas en el texto, una reparación equitativa en
favor. de la víctima, con prescindencia de. todo juicio de
valor respecto del comportamiento del sujeto activo del
daño.
94 Ver Goldenberg, la unicidad de lo iUcito. Su problemática, en "Revista Ju­
rídica de San Isidro", 1967, nª 1, p. 82 y siguientes.
95 Orgnz, El daño resarcible, p. 78, nota 31.
CAUSALIDAD Y AUTORIA 53
Para que funcione en esas hipótesis el deber de re­
sarcir tiene que mediar una conducta objetivamente ilíci­
ta (antijuridicidad objetiva); en otros términos, debe tra­
tarse de un perjuicio que hubiera podido ser imputado al
sujeto ·en caso de haber obrado con plena voluntad 96•
Es de destacar que la norma citada, al mentar las
pautas para la fijación del caudal indemnizatorio, se re­
fiere al patrimonio del "autor d.el hecho". La ley utiliza
aquí esa designación en el sentido puramente físico del
obrar, ya que en las situaciones que examinamos no pro­
cede, como lo hemos señalado, hablar de "conducta".
Pero esa circunstancia no excluye, por cierto, la necesi­
dad. de establecer el nexo causal entre el hecho del inim­
putable y el resultado dañoso acaecido.
Además, para el cumplim'iento de sus finalidades es­
pecíficas en cuanto a resarcimiento, el orden civil atribu­
ye determinadas consecuencias jurídicas a personas que
no tuvieron participación material alguna en el evento da­
fioso. Contrariamente a un principio básico en materia
penal, nú hay aquí identidad entre el que ha causado el
perjuicio y quien está legalmente obligado a satisfacerlo;
Por todo ello, no es válido aplicar la noción de
autoría, por ejemplo, en las hipótesis de responsabilidad
refleja del comitente por los actos ilícitos de sus depen­
dientes, donde el ordenamiento pone a cargo de aquél,
con apoyatura en el riesgo por la actividad delegada, una
responsabilidad inexcusable frente a la víctima, sin per­
juicio de las �cciones recursorias que le competen contra
el efectivo causante del daño.
Lo mismo sucede en los casos de responsabilidad ob­
jetiva en los cuales, más allá del fundamento teórico que

96 Ver Goldenberg, lsi<luro H., vqz Rt1sarcimiento del llano ocasionado por he­
cho.< involuntarios, en "Enciclopedia.Jurídica Omebn", Apéndice 111, p. 807 y siguien­
tes. Palmero, Juan Carlos, El doíio _involuntario. fndemniwci6n de equidad, Bs.
As., Astrea, 1973.

l
54, LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

se le asigne a la misma (teoría del "riesgo-provecho" o


. '
"nesgo- . "; de1 " acto anormal"; de 1a "· garantia de
bene f"1c10
los derechos"; etc.), no es menester, para la implementa­
ción del mecanismo indemnizatorio, la concurrencia de
ninguna acáón propia por parte del destinatario del deber
jurídico de reparar.
En todas esas situaciones la óptica del civilista debe
centrarse en la determinación precisa de la vinculación
causal entre el factum o supuesto de hecho (animal feroz;
riesgo o vicio de la cosa; daño nuclear -ley 17. 04,8-; etc.)
y las consecuencias dañosas sobrevinientes.
La calidad de autor es ajena a esta investigación de
carácter objetivo, que persigue exclusivamente fijar la co­
nexión externa de los distintos efectos que aparecen como
derivación de un suceso dado.
De ahí que el art. 1113 del Cód. Civil, en su actual
redacción, sólo admita como eximente, en los casos de
"riesgo o vicio", la demostración cabal de la causa ajena
("culpa de la víctima o de un tercero por quien no debe
responder").. Es decir, no basta la inculpabilidad, ni
siquiera cabe la alegación de la causa desconocida.
Adviértase que la norma que estudiamos dispone:
"... si el daño hubiere sido causado por el riesgo o vicio
de la cosa", o sea, exige la prueba de que tales propieda­
des de la cosa actuaron como agentes causales decisivos
en la producción del perjuicio.
Por ello, el sindicado como responsable ("dueño o
guardián") sólo podrá excusarse acreditando la incausali­
dad (causa extraña a él); no existirá, en esa hipótesis,
responsabilidad por ausencia de relación causal.

§ 16. ENFOQUE TELEOLÓGICO DEL ELEMENTO CAUSAL

Tanto en el derecho civil como en el derecho penal,


la determinación del vínculo de causalidad permite esta-
CAUSALIDAD Y AUTORIA 55
blecer cuándo una consecuencia debe ser atribuida a la
acción u omisión de una persona 97•
Este proceso cognoscitivo del efecto por su causa ge­
neratriz se observa con nitidez en todos los delitos de re­
sultado, así como también en el incumplimiento obliga­
cional que se traduce en un daño.
Sin embargo, hay ilícitos penales cuya configuración
no requiere la existencia de un resultado, como ocurre
coñ los denominados "delitos forma.les" (de peligro) y los
de "simple omisión".
Puede afirmarse que en materia civil el requisito
causal constituye condición general de la responsabili­
dad. Cumple, además, otra importante función: precisar
el alcance de la reparación, ya que el daño es indemniza­
ble sólo en la medida en que responde al hecho generador
como consecuencia jurídicamente atribuible al responsa­
ble 98•

97 La formulación de los pre.cepto¡; legales implicados constituye prueba cabal de


ello. Los textos que disciplinan la responsabilidad civil establecen que el daño in­
demnizable es el que se causare u ocasionare u terceros (arts. 1068, 1074, 1078, 1079,
1081, 1109, llll, lll3, etc., Cód. Civil). La ley penal, u su vez, instituye penalida­
des para quien "causare a otro la muerte" (art. 84, Cúd. Penal); "con el propósito de
causar un daño... " (art. 82, Cód. Penal); "el que causare un aborto" (arts. 85, 86 y 87,
Cód. Penal); "al que causare u otro, en el cuerpo o en Ju salud, un duño ... " (art. 89,
Cód. Pe�al); etcétera.
98 La Jurisprudencia, por su parte, ha refirmado la necesidad de este elemento
como presupuesto de la obligación indemnizatoria: Para que surja la responsabilidad
del agente, es decir, para que éste responda por los daños y perjuicios ocnsionadog, son
necesarios cinco requisitos: a) hecho del agente (positivo o negativo); b) violación del
derecho ajeno; e) perjuicio efectivo (daño); d) nexo causal entre el hecho y In conse­
cuencia, y e) imputabilidad (CNCiv, Sula B, 29/12/80, ]A, 1981-III-3). Es preciso no
confundir In relación de causalidad con la imputabilidad del acto. La primera es una
cuestión de orden físico, material, más que jurídico; se trata de saber si un daño es
consecuencia de un hecho anterior. La imputabilidad es un concepto netamente jurí­
dico: se trata de saber si In ley imputa a una persona In obligación de pagar ciertos da­
ños (CNCiv, Sala F, 12/il/69, LL, 139-793, 24.259-S; CNFed, Sala Civ y Com, 19/3/
68, ED, 25-561). Para que haya condenación por daños y perjuicios derivados de un
hecho illcito no basta que éste sea imputable y que exista una lesión causada; es nece­
sario, además, que entre el hecho y el daño exista una relación de causalidad, lo cual
constituye unn cuestión de hecho que deben resolver los jueces en cada caso particular
(CNCiv, Sala F, 1/9/64, U, 118-101 y 131-1182, 18.151-S; íd., Sula A, 24/11/69, U,

l
56 LA RELACIÓN DE CAUSA�IDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

En tal sentido, nuestro Código Civil ha organizado en


los arts. 901 y ss. un régimen imputativo que, basado en
una teoría de previsiones, contiene reglas específicas
para. graduar la extensión del resarcimiento, siendo un
claro exponente de ello el nuevo art. 906.
La ley penal se desinteresa en cambio, de ese aspec­
to, ya que, como lo manifestamos anteriormente, el daño
es un elemento del que puede prescindir este tipo de ilí­
cito 99• Ello conduce a que en la esfera civil el juez deba
evaluar la cuota causal de cada partícipe en la producción
del resultado, circunstancia que es en principio indiferen­
te para el derecho pen.al, cuya misión no es distribuir la
carga indemnizatoria, sino imponer penas proporcionales
a la gravedad de la acción cometida_.
Esa otra faceta del nexo causal obedece a la necesi­
dad de fijar por medio del examen de los antecedentes ge­
neradores del daño, el límite· de la responsabilidad. Las
distintas teorías antes consideradas procuran en definitiva
dar una respuesta satisfactoria a esta conflictiva cuestión.

139-216; C2"CivCom La Plata, Sala 11, 8/3/68, ll, 133-615). Existe responsabili<lu<l
y el resarcimiento se debe igualmente, aun cuando el neto no sea culpable, si hay un
nexo de causalidad entre el acto (no culpable) y el <luño, hablándose en tal caso de res­
ponsabili<la<l sin culpa u objetiva (ST ERíos, Sala del Trabajo, 29/8/78, JA, 1979-11-
72). A quien invoca haber sufrido un daño cuyo resarcimiento pretende, le correspon­
de no solamente la prueba de su existencia, sino también la ele la relación ele cuusalidud
entre el perjuicio y el hecho generador de la responsabilidad (CNCiv, Sala A, 28/3/78,
U, 1978-D-853, sum. 46, cuso 3386). No basta haber sufrido 1111 daño para que éste
dé lugar a indemnizaci<'in. Es menester el nexo de causali<lud entre el efecto dañoso y
el hecho que suscita la responsabilidu<l. . No es suficiente que un hecho huya sido an­
tecedente ele otro; es necesario que tenga por sí virtualidad de producir semejante re­
sultado (Cl" Salta, Sala 11, 23/10/73, BJS, 1975-Xlll-63; CNCiv, Sula A, 24/11/69,
LL, 139-216). No procede la reparación del daño que carece de adecuada relación de
causalidad con el hecho ilícito que lo ocasionó (CNCiv, Sala D, 19/11/62, ll, 1 Í0-
225). Es neces11rio -que el nexo causal presente el carácter de univocidad, adecuación
e inmediación que la ley exige para anudar una responsabilidad al acontecimiento lesi­
vo (CNCiv, Sala A, 22/11/79, Ll, 1980-8-13).
99 La mención del "daño" contenida en el art. 41, inc. l", Cód. Penal, sólo jue­
ga como una circunstancia agravante en lo que respecta a la imposición de la pena.
CAPÍTULO IV

TRATAMIENTO NORMATIVO
DE LAS CONSECUENCLi\S
DE LOS HECHOS VOLUNTARIOS
EN EL CÓDIGO CIVIL ARGENTINO

§ 17. EL PROBLEMA DEL MÉTODO


a) Fuentes de nuestro Código. Para una cabal com­
prensión de la metodología empleada por el codificador
para disciplinar las cuestiones referentes a los hechos y
actos jurídicos, es menester remontarse. a sus fuentes.
En tal sentido, la obra de Freitas asume para nuestro
estudio un· especial significado por la indudable gravita­
ción del Esbo<;ó en las normas que sobre esta materia con­
tiene el Código Civil.
La preceptiva de la Sección II del Libro 11, "De los
hechos y actos jurídicos que producen la adquisición, mo­
dificación, transferencia o extinción de los derechos y
obligaciones", es de fundamental importancia para la in­
vestigación que nos ocupa.
En el Título I, "De los hechos" (denominación que
Freitas utiliza con un alcance más amplio, comprensivo
de toda la secd.ón), se encuentran emplazados los arts.
901 a 909, que permiten vertebrar una teoría integral del
responder· por las consecuencias dañosas de los actos 100•
100 López Olnciregui, José M., Notas Jabre el sistema de responsabilidad del C6-

l
58 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

En la nota al epígrafe de dicha sección, Vélez Sárs­


field indica las razones que lo determinaron a agrupar
todas las disposiciones relativas a los hechos que pro­
ducen consecuencias jurídicas (adquisición, modifica­
ción, transferencia o extinción de derechos y obligaciones).
"En esta sección se verán generalizados los más importan­
tes principios del derecho, cuya aplicación parecía limi­
tada a determinados actos jurídicos... generalizando así
los principios, y generalizando también su aplicación", se
lee en el comienzo de dicha nota preliminar, expresando
más adelante que son "disposiciones susceptibles de una
aplicación común", es decir, que rigen tanto para los con­
tratos y los testamentos, como para las relaciones de fami­
lia, derecho sucesorio, etc., y por eso -añade- " ...ahora,
en su carácter propio, se han reunido en esta sección".
Podemos afirmar, sin titubeo alguno, que la obra de
Vélez constituyó un notable avance legislativo con rela­
ción a los códigos de su época, superando al francés y a
los que abrevaron en sus aguas.
En cuanto a método y técnica expositiva, se adhirió a
la línea conceptual del esclarecido jurisconsulto brasile­
ño, como lo explicita en la nota antes citada al recoger la
censura que éste formulara contra todos los códigos publi­
cados, con excepción del de Prusia, en el sentido de que
habían legislado sobre materias de aplicación general
como si fueran exclusivamente aplicables a los contratos y
testamentos. "Con este sistema -dice Vélez- han emba­
razado el exacto conocimiento del derecho privado, ais­
lando fenómenos que son efecto de la misma causa, y
haciendo de esta manera que muchas especies escapen a
la influencia de los principios que debían dirigirlos".
- -
-

digo Civil. Balance de un siglo, en "Revista Jurídica de Buenos Aires", 1964-1-IV.,


nº 46 (hay separata) y adiciones a Salvat, Raymundo M., Tratado de derecho civil ar­
gentino. Parte general, Bs. As., Tea, 1964, t. 11, nº 0-1597; Alterini, Responsabili- ·
dad civil, nº 266.
CONSECUENCIAS DE LOS HECHOS VOLUNTARIOS 59
Debemos recordar el ascendiente del Landrecht pru­
siano del año 1794, (que no era un código civil sino un
derecho territorial general de los Estados prusianos, que
comprendía todas las ramas del derecho, tanto públi­
co como privado) en la elaboración doctrinal de Freitas,
como éste lo señala en la nota al art. 431 de su Proyecto,
explicando que había seguido el método de los pandee-_
tistas germanos, y por ello estimó necesario remontar
desde los actos jurídicos hasta los actos lícitos en gene­
ral, de los actos lícitos hasta los actos voluntarios, encon­
trando allí los actos ilícitos, y finalmente, de los actos
volunJarios hasta los hechos en general.
La sistematización de la Sección II del Libro II de
nuestro Código Civil es en cierto modo tributaria de esas
ideas, ya que de los nueve títulos que la integran, el I
e&tá dedicado a los hechos, el II a los actos jurídicos 101, y
el VIII y IX a los actos ilícitos.
Freitas, en su Esbo,;o, había proyectado, inspirándose
en las ideas de Savigny, una Parte general que consti­
tuía el Libro I con el título "De los elementos de los de­
rechos", en la cual reunía en tres Secciones ("De las per­
sonas": arts. 16 a 316; · "De las cosas": arts. 317 a 430 y
"De los hechos": arts. 431 a 866), todos los componentes
de la :relación jurídica: sujeto, objeto y causa generatriz.
La -iíltima sección, destinada a los hechos, no forma­
ba parte del plan primitivo trazado en la Consolida,;ao,

101 La definición del acto jur(dico contenida en el art. 944 del Cód. Civil en
cuanto afirma In exteriorización de la voluntad del sujeto dirigida a establecer relacio­
nes jurídicas, responde certeramente a lo que tiempo después la doctrina moderna, es­
pecialmente 111 germana e italiana, denomina "teoría del negocio jurídico" (Rechtsges­
chiift y negozio giuridico, respectivamente). El rasgo distintivo de esta categoría
consiste eri que sus "cons�cuencias" advienen ex voluntate, como lo destaca el codifica­
dor en 111 parle final de la referida nota a In Sección II del Libro II donde dice: "Hay
ciertos hechos que tienen especialmente el objeto de establecer entre las personas, re­
laciones jurídicas, crear, modificar, transferir o aniquilar derechos, tales como los con­
tratos, los actos de última voluntad, etcétera. Estos son hechos que designamos bajo
In calificación general de actos jur{dicos".

l
60 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

como lo puntualiza Freitas en la Introducción, expresando


que la naturaleza concreta de los hechos impone la nece­
sidad de considerarlos al tratar cada materia especial, es
decir, al disciplinar cada una de las distintas institucio­
nes 102.
En la precitada nota al art. 431 del Esbo,;o -que ·ini­
cia la Sección 111 103- expone las razones de su cambio .de
criterio al incluir en la Parte general el tratamiento de los
hechos y actos jurídicos, afirmando: "estoy convencido de
que sin este método nos será imposible exponer con ver­
dad la síntesis de las relaciones de derecho privado y evi­
tar un gravísimo defecto de que se resienten todos los
Códigos, con excepción únicamente del de Prusia".
Este ordenamiento (que se plasma legislativamente
recién con la sanción del Código Civil alemán en el año
1900 al consagrar una Parte gf!neral en un Libro de Intro­
ducción y que se conceptuó uno de sus mayores logros)
constituye, por tanto, un genial anticipo, teniendo en
cuenta que fue concebido en el año 1860.
Freitas se apartó de todos los precedentes legislati­
vos de su época en el dificultoso quehacer de sistematizar
las materias, como expresamente lo admite al decir que
era la parte más delicada de sus trabajos 104•
Por la originalidad de las ideas allí expuestas y su ri­
gor metodológico, el Esbo,;o ha sido considerado con justi-

102 Freitas, A. Teixeira de, Con.solida,;áo das leis civis, ::J" cd., Ria de Janeiro,
1896, lntroducciún, p. 107, donde rechaza el método de legislar los hec,hos y actos en
la Parte general.
103 La Sección 111, "De lo� hechos", consta de: Título 1, "De los hechos en gene­
ral"; Título 11, "De los modos de la existencia de los hechos" .(Cap_ítulo I, "De los he­
chos voluntarios", Capítulo 11, "De los actos jurídicos", Cupítulo 111, "De los actos lf.
citos"); Título 111, "Del lugar de la existencia de los hechos", y Título IV, "Del tiempo
de la existencia de los hechos".
104 Freitas, Augusto Teixcira de, Código Civil. Esbo�o, Ria de Janeiro, 1860-
1865, p. 265 (Ir. Código Civil. Obrafundamental del Código Civil argentino, Bs. As.,
1909).
CONSECUENCIAS DE LOS HECHOS VOLUNTARIOS 61
cia uno de los monumentos más significativos de la histo­
ria jurídica de América 105•
b) Innovaciones introdu,cidas por Vélez Sársfield.
Vélez Sársfield tuvo el indudable acierto de seguir en esta
materia las innovadoras ideas del jurisconsulto brasileño,
como lo expresa en la nota al ministro de Justicia doctor
Etluardo Costa de fecha 21 de junio de 1865, en oportu­
nidad de remitir el primer Libro del Proyecto de Código
Civil.
No obstante ello, nuestro codificador se apartó de
Freitas al no destinar como éste un primer libro para re­
gular la parte general del derecho civil. Los elementos
que la integran están dispersos en la Sección I del Libro I
(personas); Sección II del Libro 11 (hechos) y Título I del
Libro 111 (cosas).
La mencionada Sección II del Libro II está emplaza­
da entre las obligaciones (Sección 1) y los contratos (en
general y sus distintas especies) {Sección 111).
Quizás esta ubicación de la causa generatriz -hechos
y actos jurídicos- entre las obligaciones y los contratos,
obedezca a la. íntima conexión de aquélla con el naci-'­
miento de las obligaciones 106 y con el contrato, que al
tiempo de elaborarse el Código constituía la figura domi­
nante en orden a la creación de nexos vinculatorios 1 m.
Es digno de destacar, como lo señala Moisset de Es­
panés, que el plan de Vélez para la distribución de mate­
rias, consistente en colocar cada uno de los elementos de

105 Nieto Blnnc, Ernesto E., Augusto Teixeira de Freitas, LL, 130-800, n" 25.
106 . "No se trota de los hechos como objeto de derecho, sino únicnmentc como
caus',l productora de derechos ... como fuente de un derecho" (nota de Vélez Súrsficld al
nrt. 896). . "Ln función de los hechos en In jurisprudencia es uno función eficiente"
(noto al epígrafe de In Sección 11). (El subrayado es nuestro).
107 Ello explica que más del 25 % del nrticulado de nuestro Código esté dedica­
do a disciplinarlo, Sobre el particular, ver Goldenberg, Isidoro H., La volu,1tatl 1mila­
tcral, pról. de Acdeel E. Salas, La Plata, Platense, 1975.

l
62 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA HESPONSABILIDAD CIVIL

la relación jurídica júnto a la institución que en la prácti­


ca está más vinculada con ese elemento, coincide con las
ideas enunciadas medio siglo después por Huber, que es­
tructuró el Código Civil suizo de manera muy similar al
nuestro. No creemos -afirma este autor- que Huber co­
nociera la labor legislativa de Vélez, aunque el argentino
trabajó sobre estos problemas, casi medio siglo antes,
sino más bien que por vías totalmente independientes am­
bos llegaron a conclusiones similares 108•
Los antecedentes reseñados constituyen, a nuestro
juicio, una obligada propedéutica para la: correcta valora­
ción de las normas implicadas en el estudio que llevamos
a cabo.
e) Aporte del codificador. La sistematización reali­
zada en el Título I de la Sección II comprende las conse­
cuencias de cualquier hecho jµrídico (arts. 901 y siguien-
. tes). Son preceptos de aplicación g�neral: comprenden
toda responsabilidad; rigen tanto para los actos ilícitos
propiamente dichos como para los que importan el incum­
plimiento de una obligación, así como también para los
meramente lícitos y aun para los actos jurídicos, sin per­
juicio de la aplicación de las reglas específicas estableci­
das en el Código acerca de cada uno de ellos, lo cual evi­
dencia la unidad conceptual de la materia 109•
IOH Moissct <le Espanés, Luis, las costumbres, la tradición jur{dica y la origina­
litl,ul en el C,i,Iigo de Véle:: Sársfield, en "Revista Notarial", La Plata, Colegio de Escri­
banos de la provincia de Buenos Aires, n" 831, VI, ap. b, y en Estudios. Parte
gr•11eml, ,,bfigaciorw.� y derechos reales, Córdoba, Comercio y Justicia, 1978, p. 30.
109 Comp. Spola, Tratado, t. 1, vol. 3", n" 1783; López Olaciregui, Notas sobre
el sistcnw de responsabilidad, en "Revista Jurídica de Buenos Aires", 1964-1-IV, nº 47;
Allerini, Responsabilidad civil, n" 270; Colmo, Alfredo, De las obligaciones en general,
3" ed., Bs. As., Abeledo-Perrol, 1961, nº 145; Lafaille, Héctor, Derecho civil. Trata­
,lr, de la., ,,b/igaciones, Bs. As., Edinr, 1947, vol. 1, nº 221; Aguiar, Hechos y actos
jurídicos, t. IV, l, p. 336. Sin embargo, en un follo se sostuvo que en los ilícitos civi­
les la reparación del daño se funda en lns disposiciones especiales de los Títulos VIII y
IX de la Sección II del Libro II prescindiendo de toda clasificación de causalidad, y no
en las reglas de carácter general de los siete primeros Títulos de dicha Sección (C3ºCiv
Com Cba, 28/2/75, JA, 28-1975-469).
CONSECUENCIAS DE LOS HECHOS VOLUNTARIOS 63
Ello revela que nuestro codificador, en materia de
hechos, diagramó una verdadera parte general, no .en sen­
tido formal, sino atendiendo a su contenido, al desglosar
ese elemento de la relación jurídica a fin de regularlo en
sede propia, en forma autónoma y con una proyección ge­
nérica. En igual sentido se pronuncia Boffi Boggero,
quien manifiesta que el codificador instituyó una parte
general acerca de los hechos jurídicos y sus especies,
aunque no le asignó el sitio conveniente no.
Si se considera que el Proyecto de Freitas -antece­
dente inmediato- no llegó a convertirse en derecho positi­
vo, y que el Landrecht prusiano -antecedente mediato- no
era en puridad, como ya lo señalamos, un código civil, se
advertirá la exactitud de la observación de Moisset de Es­
panés, de que el Código Civil argentino es el primero que
legisló en general la "causa generadora", marcando un
paso histórico en la evolución de la codificación civil I11.
En tal sentido, se ha afirmado que ni siquiera los ju­
ristas que intervinieron en la redacción del Código Civil
alemán aprovecharon las enseñanzas del Landrecht, como
lo hiciera nuestro codificador, y que en esta materia Vélez ·
se anticipó visionariamente a la doctrina comparada, con­
siderando que la obra de von Bar, que marca el inicio del
planteamiento teórico de la causalidad, se llevó a cabo
entre los años 1860 y 1894, y la de von Kries a partir de
1888 ll2 .

llO Boffi Boggcro, Luis María, Reflexiones en torno al centenario de un ,1conteci­


miento liist6rico: la sanción del Código Civil argentino, LL, 135-1257, n" 5, i, (número
extraordinario del centenario del Código Civil de la República Argentina, septiembre
1969).
I 11 Moisset de Espanés, Las costumbres, la tradición jurídica y la originalidatl,
en "Revista Notarial", nº 831, V[, ap. c, y Derecho civil espaiiol y americano. Su.sin­
fluenciw reciprocas, Córdoba, 1973, nº 10.
112 Hualde, Notas para el estudio de la relación de cau.salidad, en "Ilicitud e in­
demnización" p. 9-10, y nota 6.

l
64 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

A) Clasificación de las consecuencias

§ 18. EL ARTÍCULO 901 DEL CóDIGO CIVIL:


SUS ANTECEDENTES

El art. 901 consagra un criterio clasificatorio de las


consecuencias dividiéndolas en inmediatas, mediatas y
casuales. El texto en cuestión dispone: "Las consecuen­
cias de un hecho que acostumbra suceder, según el curso
natural y ordinario de las cosas, se llaman en este Código
'consecuencias inmediatas'. Las consecuencias que
resultan solamente de la conexión de un hecho con un
acontecimiento distinto, se llaman 'consecuencias media­
tas'. Las consecuencias mediatas que no pueden prever-
,
se, se 11.aman 'consecuencias
. casua1es• ,
En rigor, no se trata de una norma imputativa, lo
cual haría aplicable en la especie las consideraciones
críticas formuladas por el propio codificador en la nota al
art._ 4,95 113•. En el presente caso, sin embargo, tales
enunciaciones de exclusivo tinte doctrinario resultan jus­
tificadas considerando que dicha categorización va aso­
ciada a un régimen legal de imputaciones (arts. 903 al
906) 114•
El art. 901 está inspirado en las disposiciones del
Código de Prusia (Parte 1 ª, Título 111, arts. 4. 0 a 6°).

113 Allí se expresa: "Nos abst.mcmos de definir, porque, como dice Freitas, las
definiciones son impropias de un código de leyes... En un trabajo legislativo sólo
pueden admitirse aquellas definiciones, i¡uc estrictamente conlcng,m una regla de con­
ducta, o por la inmedfata aplicación de sus vocablos, o por su influencia en las dispo­
siciones de una materia especial... Ella debe ser imperativa, y sea que mande o
prohíba, debe sólo expresar la voluntad del legislador... " (nota al art. 495, Cód. Civil).
Los códigos civiles modernos no contienen un precepto similar.
114 Ver las consideraciones que efectúa José A. Butclcr en el ap. IV del prólogo
a la obra de Aguiar (Hechos y actos jur{dicos, t. IV, 1), acerca de la coordinación de la
!corla alemana de "las condiciones" con la de la "causalidad psicológica", o criterio de
la "previsibilidad", contenida en el viejo Código de Prusia y trasladada íntegramente a
nuestro Código Civil.

j
CONSECUENCIAS DE LOS HECHOS VOLUNTARIOS 65
Llama la atención la ausencia de nota a dicho texto, pre­
cisando la fuente de que se valió el codificador, contraria­
mente a lo que ocurre con los artículos inmediatos (900 y
902), en los cuales se explicita el modelo seguido (Cód.
de Prusia, Parte l ª, Título 111, arts. 3° y 9°, respecti­
vamente).
La doctrina, partiendo de la base de que V élez adop­
tó sin mencionarlos los arts. 4,º a 6° del Landrecht, ha
hecho hincapié en la defectuosa versión que ha resultado
del trasvasamiento del original prusiano. Sin perjuicio
de que las diversas traducciones realizadas en nuestro
medio de dichas normas no son coincidentes 11 5, el princi­
pal reparo que se formula al enunciado del art. 901, es
que lo "que acostumbra suceder" serían las consecuencias
y 110 el "hecho", tal como lo predica el dispositivo legal
<'ll <'Uestión. El verbo debe leerse, pues, en plural:
"ru·osturnbran".
Existe, sin embargo, un criterio discordante, que rei­
\'i ndica la literalidad del precepto redactado por Vélez,
d<·spués de suministrnr la versión castellana de los tres .
artículos prusianos, rebatiendo en especial la opinión de
Scgovia a ese respecto. Para ello, hace un estudio com­
parativo de aquéllos y de su pretendido equivalente ver­
náculo, analizando también el problema en la doctrina
francesa, para concluir que la omisión de la fuente en
nuestro art. 901 fue deliberada, por el apartamiento del
modelo por el codificador 116•

11:; A I res pee In, confrontar las versiones de Varel u, Luis V., Cor1cortlm1cias y
Ji111da1111<11tn< rl,d Ctirligo Ci11il argc11tirw, Bs. As., 18i5, vol. 14, p. 57; del Instituto de
Dcrec-110 Civil de la Universidad ele Ccírdoba y la opinión de Segovia, Lisanclro, Explica-
1·iti11 y crítirn ,le/ C,írligu Civil arge11tÍlto mwtmlu, Bs. As., 1894, vol. 1, p. 236, notu 4
u su arl. 902 (en Acuña Anzon,na, E.<tudio.<, p. 45, nota 12; Alterini, Responsabilidad
,·il!il, notas :145 inJi111•, :-146 y 3<l7; Salva! - Lí,pez Olacircgui, Trata do. Parte g,mera/,
l. 11, n" 1599).
11<, Huulde, Nutr¡s fl(ITll el 1:st111lio de la relaciti11 de camalidad, en "Ilicitud e in­
dcmnizacic'm". nota 51.
66 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA- RESPONSABILIDAD CIVIL

Al definir las consecuencias inmediatas, se subraya


en el texto que así "se llaman en est_e Código". Ello
apunta, entendemos, al carácter general de su ámbito de
aplicación, pero podría también inferirse que con esa fra­
se Vélez quiso refirmar la singularidad de la normativa
sancionada.
. de "conse-
Antes de estudiar las distintas especies
cuencias" que contempla nuestra ley civil, se impone la
caracterización de ellas. Según el pensamiento de López
Olaciregui, las consecuencias son prolongaciones del
acto, que, a su vez, pasan a constituirse en algo con vida
propia que se prolonga en nuevas consecuencias, ·,que se
van alejando del acto, pero que en alguna medida han .
sido determinadas por él 117•

§ 19. CONSECUENCIAS INMEDIATAS


Para definir las "consecuencias inmediatas", el Có­
digo adopta un criterio de probabilidad: son las que acos­
tumbran suceder "según el curso natural y ordinario de
las cosas". No es necesario, pues, que sobrevengan ine­
ludible o forzosamente (criterio de necesidad); basta que
ordinaria y comúnmente le sucedan, quod plerumque fit
"normalidad del acontecer" na.
Ese efecto tiene que ser apreciado objetivamente, se­
gún lo que suele acaecer en las relaciones causales que la
vida depara (principio de la regularidad). Precisamente,
el factum de la "teoría de la imprevisión" (art. 1198,
Cód. Civil), reposa en el surgimiento de "acontecimientos
extraordinarios e imprevisibles", es decir, sucesos inusi­
tados, anormales, que escapan a la habitualidad.
117 Salvat - López Olaciregui, Tratado. Parte general, t. 11, nº 0-1597, IV.
118 Aguiar, Hechos· y actos jurídicos, t. IV, 1, p. 389. En este orden de ideas,
se ha declarado que para que la consecuencia de un hecho pueda calificarse como "in­
mediata", no se requiere que sea neceBaria y fatal, pues el art. 901, Cód. Civil, sólo le
atribuye carácter contingente {SCBsAs, 5/7/60, ]A, 1961-IV-528).

j
CONSECUENCIAS DE LOS HECHOS VOLUNTARIOS 67
El concepto de inmediatez supone que entre hecho y
resultado no haya interferencia alguna en el iter causal.
En este orden de ideas cabe señalar la opinión de Koch,
el gran comentarista del Código prusiano: "Inmediato es
lo que sin medio, sin intervención de una tercera cosa,
nace de sí mismo. Mediato, por contraposición, es lo
que tiene una causa que existe fuera de él. El § 5 da
otro concepto. Inmediato es, según él, lo que por cierto
medio, como causa actuante (el hecho), nace; y mediato
lo que por la accesión de una tercera cosa, como prnpaga­
ción o causa auxiliar, se sigue más allá del primer impul­
so. Pero en todo caso deben éste y· 1a consecuencia se­
guida permanecer en la conexión de causa y efecto" 119•
Finalmente, tenemos que destacar que no se trata de
un concepto temporal de inmediatez. En el ejemplo de
Brebbia, si una persona coloca una bomba con un meca­
nismo de acción retardada en el domicilio de otra, habrá
conexión lógica inmediata entre dicha acción y el daño
producido por el estallido del artefacto, cualquiera que
sea el tiempo en que éste ocurra 120• Constituye un efec­
to "inmediato", en el sentido de que normalmente ese he­
cho debía ocasionarlo según el curso natural y ordinario
de las cosas.

§ 20. CONSECUENCIAS MEDIATAS

Para aprehender conceptualmente esta categoría (art.


901, parte 2ª), hay que vincularla con las "casuales", de­
finidas en la parte final del artículo que se examina como
las "consecuencias mediatas que no pueden preverse".
De este modo, y recurriendo al criterio de "previsibi­
lidad", se consideran mediatas las consecuencias previsi-

119 Koch, ,1llgemeines Landrecht, Leipzig, 1884, t. I, p. 123. Ver Bibiloni.


Antepro yecto, t. II, p. 494.
120 Brebbia, La relación de causalidad, n" 22.
68 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

bles que resultan de la conexión de un hecho con un acon­


tecimiento distinto {arts. 901 in fine y 904,).
Deben concurrir un factor subjetivo, el de su previ­
sión o el de su previsibilidad; y otro objetivo, el de la
conexión con un acontecimiento distinto 121• "Aquí la li­
gazón con el hecho reputado causa no es directa, porque
en la cadena causal aparece aquél interferido por otro he­
cho que determina, coadyuva, condiciona o es meramente
indiferente al resultado" 122•
A fin de establecer la previsibilidad de un suceso, es
menester acudir a la directiva que brinda la parte primera
del art. 901 al caracterizar las consecuencias inmediatas,
ya que sólo es previsible lo que "acostumbra suceder, se­
g{m el curso natural y ordinario de las cosas".
Por lo tanto, aunque el enlace del hecho con otro
acontecimiento, condición <Jeterminante del efecto, es
una circunstancia contingente, no por ello deja de ser
previsihle. ya que esa derivación constituye una conse­
c·uencia posible.
Existe. pues, mediatez material, pero inmediatez en
c·l plano de las representaciones intelectivas del autor del
a<'to. ya que de lo contrario se trataría de una consecuen­
cia casual o fortuita, que por su naturaleza escaparía a
todo cálculo previsivo.
Al estudiar el art. 904 Aguiar manifiesta que "el
daño resarcible como consecuencia mediata de un hecho,
es aquel que se ha previsto o podido prever, y en cuyo
caso se encuentra el no previsto por culpa imputable al
autor de] acto originario; de manera que la previsión real
y efectiva, originada en el conocimiento o en la posibili­
dad de conocer ambos, determinantes de la imputabilidad

121 Aguiar. /lecho.,)' actos jurídicos, t. IV, 1, n" 395.


122 Buslumanlc Alsinu, Jorge, Teoría general de la resporuabilidad civil, 3" cd.,
íls. As., Abclcdo-Pcrrol, 1980, n" 598.
CONSECUENCIAS DE LOS HECHOS VOLUNTARIOS 69
de esas consecuencias, debe alcanzar, en primer término,
al acontecimiento distinto y, en segundo, a la consecuen­
cia, resultado de la conjunción de ambos hechos" 12ª.
Por aplicación de estos principios; se ha considerado
que corresponde responsabilizar al médico por los daños
causados por un enfermo bajo tratamiento psíquico que se
fuga a favor de una falta de vigilancia imputable a aquél,
por tratarse de una consecuencia mediata previsible en un
individuo afectado de tales perturbaciones 124•
De igual modo, en un caso resuelto por nuestros tri­
bunales se decretó la responsabilidad hacia el damnifica­
do por el disparo accidental que efectuara un agente de
policía en circunstancia en que perseguía a unas personas
empuñando la pistola, por no constituir una consecuencia
casual sino mediata, ya que se trataba de un evento que
empleando la debida atención y prudencia pudo haberse
previsto y evitado 125•

§ 21. CONSECUENCIAS CASUALES

Estas consecuencias constituyen una subespecie de


las · mediatas, que se distinguen por su imprevisibilidad
(art. 901, parte 3 ª). Al estar marginadas, por su carác­
ter accidental, de la órbita de previsiones del sujeto, la
ley declara como regla general que no son imputables al
autor del hecho (art. 905, parte 1ª).
Para diferenciar las consecuencias casuales de las
mediatas, se recurre a un factor subjetivo de valor inte­
lectual: la imposibilidad de preverlas, ya que el proceso

123 A¡;uiur, Hechos y actos jurídico.,, t. IV, 1, p. 398.


124 Cuso plunleudo en el derecho frunct!s, cil. por Buslamanle Alsina (Teoría, 11"
1379 y nota 714) y Trigo Represas, Félix A., Res¡,oruabilitltul cillil de lus profesionale.,,
en "Seguros y responsabilidad civil", n" 1, Bs. As., Aslrea, 1978, p. 91 y nota 160.
125 CCivl" Cap, 2/6/43, LL, 31-23.

L
70 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

material de causa a efecto es el mismo en las unas que en


las otras 126•
Alterini caracteriza este tipo de consecuencias como
aquellas que . tienen una conexión de tercero o ulterior
grado con el hecho generador: se encadena un hecho con
un acontecimiento distinto que, a su vez, enlaza con otro
tercer acontecimiento, u otros posteriores 127•
Como bien lo hace notar Brebbia, objetando ese cri­
terio puramente cuantitativo, lo que califica el nexo de
causalidad adecuado es la normalidad del proceso que
conduce del hecho a la última consecuencia, cualquiera
que sea el número. de eslabones que presente la cadena
causal 128•
Por nuestra parte, tampoco creemos que pueda re­
solverse el problema mediante una esquematización aprio­
rística. Será el examen retrospectivo del caso particular
el que en definitiva revele la existencia o no de un víncu­
lo causal jurídicamente relevante.
Al pronunciarse en un juicio sobre responsabilidad
contractual, la Suprema Corte de la Provincia de Buenos
Aires declaró que la pretensión resarcitoria de los perjui­
cios derivados de una consecuencia casual, que resulta de
la objetivamente imprevisible conexión del incumplimien­
to con un acontecimiento distinto, no es atendible fuera
de los supuestos extraordinarios establecidos por los arts.
905 y 906 del Cód. Civil, por no existir relación adecuada
de causalidad 129•

126 Aguinr, Hechos y actos jurídicos, t. 1, p. 269-270.


127 Alterini, Responsabilidad civil, nº 159 y ss. y 272 y siguientes.
128 Brebbin, La relación de causalidad, nº 31, notn 94.
129 SCBsAs, 1/2/71, LL, 143-260.
CONSECUENCIAS DE LOS HECHOS VOLUNTARIOS 71

§ 22. DIFICULTADES QUE PLANTEAN LAS DENOMINADAS


"CONSECUENCIAS REMOTAS".
EXAMEN DEL NUEVO ARTÍCULO 906
DEL CóDIGO CIVIL. REMISIÓN
El art. 906, en su actual redacción, dispuesta por la
ley 17. 711, introduce la calificación de "consecuencias re­
motas", ajena al criterio clasificatorio de nuestro Código.
El problema interpretativo suscitado por el nuevo
texto legal es materia de estudio en el capítulo V, § 31.

B) Reglas consagradas en los artículos 520 y 521

§ 23. EL SISTEMA INSTITUIDO POR EL CóDIGO CIVIL

a) Su armonización con las normas generales. La


Sección I del Libro II del Código Civil contiene una Parte
Primera denominada "De las obligaciones en general", in­
tegrada por seis títulos, uno de los cuales está destinado
al tratamiento "De los daños e intereses en las obligacio­
nes que no tienen por objeto sumas de dinero" (Título III,
arts. 519 al 522). Estas normas constituyen una precep­
tiva típica de la llamada "responsabilidad contractual" 130,
contemplándose allí el incumplimiento culposo y doloso
en los arts. 520 y 521, respectivamente.
Se advierte de inmediato la contradicción que impli­
ca el emplazamiento de este título específico dentro de la
parte que -como lo denota su epígrafe- debería discipli­
nar toda clase de obligaciones, con abstracción de su cau­
sa generatriz (art .. 4,99, Cód. Civil) 131•
130 Esta denominación es la que tradicionalmente utiliza la doctrina, aunque
desde el punto de vista técnico no es la apropiada, ya que el incumplimiento de prome­
sas unilateralmente vinculativas también es fuente de responsabilidad civil. Al res­
pecto, ver Goldenberg, La voluntad unilateral.
131 "N_o hay obligación sin causa, es decir, sin que sea derivada de uno de

L
72 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

La idea del codificador era independizar la regula­


ción de las obligaciones de la correspondiente a sus he­
chos productores, como lo explicita en la nota preliminar
de dicha sección, donde formula una aguda censura al
método seguido por el Código francés, citando la opinión
de Zachariae y Ortolan: "Ha resultado de esto que no hay.
un título de las obligaciones en general que nacen de tan
diversas causas... Teniéndose presente, pues, los diver­
sos orígenes de las obligaciones, se advertirá la razón de las
diferencias de nuestros artículos, comparados con los de
los códigos de Europa y América. En éstos se trata sólo
de las obligaciones convencionales, y en nuestro proyec­
to, de las obligaciones en general".
En la nota puesta al pie del art. 4,99, que contiene
pasajes de Ortolan y Marcadé, se reafirman estas ideas,
censurándose nuevamente al código galo y a los que lo to­
maron como modelo, por no haber distinguido entre las
causas de las obligaciones y las de los contratos.
No obstante esos enunciados, nuestro Código no lo­
gró plasmar categóricamente la delimitación entre las
obligaciones y sus respectivas fuentes. Dan cuenta de
ello, entre otros, los arts. 500 a 502, 504, 505, inc. 1 °,
506 y ss., que denúncian claramente su filiación conven­
c10nal, así como también los citados arts. 519 al 522,
disposiciones éstas que desdibujan el plan de agrupar sis­
temáticamente las normas genéricas del responder, como
expresión de la unicidad conceptual de la materia.
b) Ensamble con los artículos 901 y siguientes. Las
consideraciones expuestas proyectan luz sobre lo que
constituye el objeto de nuestra investigación, esto es, pre­
cisar la aplicabilidad de los arts. 901 y ss. a las obligacio­
nes de origen contractual en lo concerniente al alcance del
resarcimiento.

los hechos, o de uno de los actos licitas o ilícitos, de lns relaciones de familia, o
de 111s relaciones civiles".
í
CONSECUENCIAS DE LOS HECHOS VOLUNTARIOS 73
Al respecto, son de especial significación los arts.
520 y 521 (según la reformulación dispuesta por la ley
17. 711), que respectivamente instituyen:
"En el resarcimiento de los daños e intereses sólo se
comprenderán los que fueren consecuencia inmediata y
necesaria de la falta de cumplimiento de la obligación"
(art. 520, Cód. Civil).
"Si la inejecución de la obligación fuese maliciosa
los daños e intereses comprenderán también las conse­
cuencias mediatas" (art. 521, Cód. Civil).
Interesa recordar el texto prístino del art. 521, no en
función- de la superada controversia en torno a la existen­
cia del discutido adverbio "no" en dicho precepto 132, sino ·
por la recepción del criterio clasificatorio de daños "in­
trínsecos" y "extrínsecos", que parece inferirse de la hoy
derogada norma del Código, que conserva aún relevancia
para nuestro estudio por su estrecha vinculación con el
art. 520 que persiste inalterado 133•
La distinción entre dafios intrínsecos y daños extrín-

J:i2 Pocas cuestiones han motivado un debate tan arduo en la doctrina nacional
!'orno determinar si el verdadero texto rle la segunda parle del nrl. 521 proyectado por
Vélt•z era el de la primera edición oficial del C,ídigo (la de Nueva York, año 1870) que
contenía el pasaje " ... y los que el acreedor ha sufrido en 1ms otros bienes", � el de las
edi<"iones posteriores que, por el conlrurio, figuraban con la interpolación de dicho nd­
Hsrbio "... y no los que el acreedor ha sufrido en sus otros bienes". Todos los autores
�t• han ueupado del "enigma del art. 521" como lo calificara con acierto Lafaille (Trata­
do ,/,, las ol,ligaci011e.�. vol. 1, n" 224). Para un examen detallado del problema, .ver en
especial Bibiluni, .41tte¡,royeclo, t. 11, p. 57 y ss. y el dictamen del doctor Enrique Mar­
tíncz Paz, en Refomrn del Código Civil. Observaciortes y actas de la comisió11, Bs. As.,
Kraft, 1937, t. 1, p. 326; Llambías, los di.vtil!los tipos de causalidadjur(dicamente rele­
varttes, en "Estudios de derecho civil en homenaje a Héclor Lafnillc", p. 4 71 y es.; De
Gúsperi - Morello, Trntado, vol. [, n" 595 y nula 43 a; Cabra! Texo, Jorge, Historia del
Código Civil argentino, Bs. As., Jesús Menéndez, 1920, p. 241 y ss.; Aguiar, Hechos y
actos jurídicos, t. IV, 1, p; 345, nota 22; Aherini, ResportSabilidad civil, nº 326 y ss.;
Busso, Código Civil artotado, l. 111, comentario n los nrts. 520 a 522, nº 61-64; Busta­
mantc Alsinn, Teorta, n" 625 y ss.; Boffi Boggero, Tratado, t. 2, § 576; Ovejero, Da­
niel, El da110 civil y su re¡,araciórt, JA, 53-65, sccc. doctrina, cap. IH.
133 El nrt. 521 constituía uno derivación del art. 520 como se desprende del que
era su párrafo inicial "aun cuando ... ".

L
l
1

74 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

secos arranca del derecho romano 134: los primeros son los
que recaen en el objeto mismo de la prestación propter
rem ipsam, mientras que los segundos alcanzan a otros
bienes del acreedor.
El problema que se plantea al intérprete es determi­
nar si las normas especiales en los casos de incumpli­
miento contractual contenidas en el precitado Título 111
de la Sección I, Libro 11, responden a un criterio diferente
en materia de relación causal del adoptado en el Título I
de la Sección II de ese Libro, y además cómo se ensam­
blan aquéllas con las reglas generales estatuidas en los
arts. 901 a 906 del mismo cuerpo legal.
En otros términos, si existe un régimen autónomo en
cuanto a la medida de la reparación en materia contrac­
tual o, en cambio, la categorización de las consecuencias
establecidas en los arts. 901 y ss. se proyecta también so­
bre el sistema vertebrado en los arts. 520 y 521 del Cód.
Civil.

§ 24. EL AHTÍCULO 520


Para elucidar el problema relativo a la coordinación
de las normas que integran el sistema resarcitorio de
nuestro Código, se impone acudir a las respectivas fuentes.
La nota al art. 520 señala las siguientes fuentes:
'"Proyecto de Goyena, art. 1016; Cód. francés, art.

1 :14 Se lratu de un frugmenlo de Puulo citado en el Digesto (L. XIX, tít. I, fr. 21,
párr. 3") con relación al c:ontrato de compraventa y referido a la obligación de entregar
la cosa vendida. En lu eslimación de los daños y perjuicios -dice Paulo- se compren­
derá "toda la utilidad del comprador", que consiste solamente en la misma cosa (quac
morlo circa rem ipsam consistit). De ahí se. parte para distinguir ·luego los daños circa
rem que eonsislen en la pérdida de la cosa que era el objeto de la prestación a cargo del
deudor, y en la pérdida de Ju utilidad que esa cosa había producido; y los daños e.%tra
rem que se identifican con el perjuicio sufrido en otros bienes del acreedor, y con las
utilidades que producen esos bienes; todo unido a la pérdida de la cosa debida. Los
primeros serian los daños intrínsecos y los segundos los extrínsecos. Bartolo proyectó
mús turde ese criterio clasificatorio ni ámbito extrncontractual.
CONSECUENCIAS DE LOS HECHOS VOLUNTARIOS 75
1150. Los otros códigos -dice Vélez- copian al francés"
(y transcribe un pasaje de Marcadé). La nota correspon­
diente al art. 521, a su vez, remite a Pothier -parte I,
cap. 2, art. 3 °-.
El art. 1016 del Proyecto de García Goyena 135, en su
primer apartado, expresa: "En el resarcimiento de los da­
ños y perjuicios, sólo se comprenderán los que fueren
consecuencia inmediata y necesaria de la falta de cumpli­
miento del contrato".
El art. 520 de nuestro Código reproduce dicho texto,
salvo la sustitución de los términos "perjuicios" por "inte­
reses" y "contrato" por "obligación", de conformidad con
las ideas del codificador en cuanto a método que antes
señalamos.
Como fundamento de la regulación allí establecida,
García Goyen& en su comentario objeta la redacción del
art. 1150 del Código Napoleón, según la cual cuando nQ
ha mediado dolo se responsabiliza al deudor por los daños
e intereses "que han sido previstos o que han podido pre­
verse al tiempo del contrato", manifestando: "La dificul­
tad de estimar el cuánto del daño está íntimamente enla;,.
zada con la de fijar los límites de la responsabilidad; las
palabras del artículo francés para el caso de no haber
dolo, ·no dan una idea clara: ¿qué es lo que se previó o
pudo preverse? Cada contrayente dirá que él previó los
daños de diferente manera". Y agrega: "En el nuestro se
hallan reemplazadas por las de consecuencia inmediata y
necesaria, que parecen equivaler a las de la ley 21, párr.
3 °, tít. I, libro XIX del Digesto, utilitas quae circa ipsam
rem consistit".

135 La obra de Florencio García Goyena, Concordancias, motivos y comentarios


del Código Civil español, Madrid, 1852, -cuatro volúmenes que contenían 3000 artícu­
los aproximadamente-, constituyó una importante guía para Vélez por tratarse de la
única fuente directa de origen español. Segovia afirma que el codificador extrajo 300
artículos de es� Proyecto, como asimismo tomó de él las citas romanas y españolas.

L
76 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Sus ejemplos son -añade-: "compré vino y no se me


entregó: no se reputará daño o lucro cesante, que yo ha­
bría podido venderlo y negociar con su precio, porque la
ganancia es incierta y lejana, y hasta pude dejar de nego­
ciar. Compré trigo y por no habérseme entregado murie­
ron de hambre mis esclavos: yo no puedo pedir como daño
el precio de ellos, sino el precio mayor que tuvo el trigo o
vino desde que debió serme entregado, porque esta mayor
utilidad circa rem ipsam consistit, y su pérdida es una
consecuencia inmediata, necesaria, inevitable del contra­
to; la muerte de los esclavos es una cosa extrínseca, acci­
dental, ajena al contrato, y que además pude evitar" w,_
De la transcripción precedente se infiere que Vélez
estableció en el art. 520 en caso de incumplimiento obli­
gacional la imputación de las "consecuencias inmediatas
y necesarias", adjetivos utilizados por García Goyena.
que desecha la fórmula del Código Civil francés 1:17•
Se ha afirmado que la restricción a los daños inme­
diatos (circa: cercanos, ocurridos como consecuencia de
no haberse tenido la cosa), se emparentaría conceptual­
mente, en la interpretación de 'García Goyena, con los
postulados que años después constituirían el fundamento
de la "teoría de la causa próxima" i:m_
Sin embargo, no es éste el significado con que ha de
aprehenderse el texto de nuestro art. 520, que debe inter­
pretarse armónica y sistemáticamente con el art. 90 l, que
al caracterizar las consecuencias inmediatas, agrega sig­
nificativamente que así "se llaman en este Código", y ca­
recería de sentido -como lo puntualiza Alterini 1 ª9- que,

J:i6 G11rcí11 Goyena, Concorclancia.,, t. 111, p. 51.


137 El Código Civil español en combiu se 11parló de Goyena, acloplundo el modelo
francés (ver Hualde, Notas para el estudio de la relación de causalid(l(l, nula 100).
1:m Huulde, Nota., para el estudio de la rclació11 de causalidml, p. ;-n.
139 Alterini, Respon.sabilidad civil, n" 339.
CONSECUENCIÁS DE LOS HECHOS VOLUNTARIOS 77
cuando emplea el término definido, la ley le diera conte­
nido diferente.
Hay además otro importante elemento de juicio que
corrobora esta interpretación. En la nota al art. 520 el
codificador pone la siguiente cita: "El principio de donde
se origina la obligación de pagar daños e intereses, lo de­
riva Marcadé de la misma obligación que debía cumplir­
se. La deuda, dice, de daños e intereses es el resultado
de una convención accesoria, tácitamente estipulada en­
tre el deudor y el acreedor. Esta intención probable de
las partes no ha podido comprender sino el perjuicio que
podía preverse o que fuese consecuencia inmediata de la
inejecución de la obligación, según el curso ordinario de
las cosas" (este pasaje aparece en la nota transcripta
como comentario de Marcadé al art. 1151 del Cód. fran­
cés, aunque en realidad corresponde a la glosa al art.
1150 de esa legislación) 140•
Vélez, sin embargo, lleva a cabo una enmienda en el
texto de referencia, ya que· el párrafo original sólo alude
'"al perjuicio previsible, según las circunstancias y el cur­
so ordinario de las cosas" 141; es decir, el adjetivo inme­
diato constituye una interpolación que no figura en la ver­
sión de Marcadé.
Ello da cuenta de la univocidad con que nuestra ley
civil utiliza el concepto de "consecuencia inmediata" a lo
largo del articulado del Código, circunstancia que hay
que ponderar en todo su alcance en la labor hermenéutica
en esta materia.

140 Marcadé, V., Explication tftéorique et pratiquc du Codc Napoléon, Paris,


1866, t. IV. p. ,134,
141 "Sur le préjurlicc que l'on pouvait prévoir d'apres les circoristances et le cours
ordinaire des clwses".

L
78 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

§ 25. EL ARTÍCULO 521


La nota al art. 521, como ya lo indicamos, señala
como fuente a Pothier, quien· al referirse al dolo del obli­
gado, manifiesta que en tal caso la responsabilidad com­
prende no sólo los daños e intereses experimentados res­
pecto de la cosa que ha sido objeto del contrato propter
ipsam rem non habitam, sino también los sufridos por el
acreedor en sus otros bienes 142•
· Pero si confrontamos el texto del art. 521 del Código
con la parte 2ª del art. 1016 del Proyecto de García Goye­
na: "... En caso de dolo, se extenderá la indemnización a
los [daños y perjuicios] que hubieran sido conocidamente
· ocasionados por él", y con el art. 1151 del Code: "Inclu­
so en el caso en que el incumplimiento de la convención
resulte del dolo del deudor, los daños y perjuicios no de­
ben comprender con respecto a la pérdida sufrida por el
acreedor, o a la ganancia de que haya sido privado, sino
aquello que sea consecuencia inmediata y directa del in­
cumplimiento de la convención", se infiere que nuestro
codificador se apartó de ambos modelos, guiándose por un

142 Ln cita de Pothier remite a In pnrte l ª , cn¡i. 2, nrt. 3, que corresponde al t.


JI de Oeu.vre�, 104 ed., ni cuidado de M. Bugnet, Paris, 1861, § 159 a 172. En el
§ 166 este autor plantea el célebre ejemplo del negocinnte que vende una vnca nfectndn
de un mnl contagioso ocultando esn enfermedad, lo que provoca su propngnción al resto
del ganado del comprador. Esta disimulación es- un dolo de su parte, nfirma Pothier.
Tal conducta lo hace en consecuencia responsable del perjuicio causado ni cocontratan­
te no. sólo en el objeto de la prestación, sino también en los restantes animales por tra­
tarse de una consecuencin previsible. En el § 167 se refiere n los otros daños sufri­
dos, expresando que no ocurriría lo propio si a rnlz del contagio comunicado n lo¡;
bueyes, el comprador ha estado impedido de cultivar sus tierras y satisfacer sus obliga­
ciones, provocando el embargo y venta a vil precio de sus bienes por los acreedores, ya
que aun hallándose en relación causal con el dolo del vendedor, no se trataría de una
relación necesaria sino de consecuencias muy lejanas e indirectas. Además, Pothier
extendía el principio establecido en la esfera contractual al ámbito delictual.
Debe recordarse, sin embargo, que el verdadero precursor ha sido Domat, quien
con muchn anterioridad habla sistematizado con -prolijidad los principios del derecho
romano en la materia (ver Mazeoud - Tune, Tratado, t. 11-2, n• 1667).
CONSECUENCIAS DE LOS HECHOS VOLUNTARIOS 79
criterio único de previsibilidad -lo que acostumbra suce­
der según el curso natural y ordinario de las cosas-.
Ésta y no otra, pues, es la directiva en nuestro derecho
para determinar cuáles son los perjuicios indemnizables.
Del examen de sus antecedentes cabe colegir que por
medio del art. 521 Vélez quiso delimitar el alcance de la
responsabilidad del deudor doloso 1 43, con referencia a la
amplitud con que se la acogía en el Proyecto de García
Goyena. Precisamente, en su comentario al art. 1016 el
autor lo explicita así: "En este segundo párrafo nos apar­
tamos también del art. 1151 francés, y damos mayor ex­
tensión que él a la responsabilidad... Bastará, pues,
que el daño haya sido conocidamente ocasionado por el
dolo, y que sin éste no habría.tenido lugar, aunque no sea
su consecuencia directa, inmediata e inevitable" 144•

§ 26. CONCLUSIONES

De todo lo expuesto podemos concluir que no obstan­


te figurar en el texto de Pothier, al que remite la nota al
art. 521, nuestro Código no ha adoptado en materia de in­
cumplimiento de las obligaciones la categorización de
daño intrínseco y extrínseco. Por el contrario, esta sis­
temática es ajena a la economía de él; los arts. 520 y 521
no están, pues, marginados del régimen general instituido
por los arts. 901 y siguientes.
En materia de causalidad el intérprete tiene que re­
currir obligatoriamente a estos principios, afirma por su
parte Zannoni 145• Del mismo criterio participa Brebbia,

143 Los términos "nun cuando" y "comprenderán sólo" nllí contenidos, importan
consngrnr un límite 11 In extensión indefinida de los daños e intereses en In cadena
causal.
144 García Goyenn, Concordancias, t. 111, p. 51.
145 Znnnoni, Eduardo A., El da1io en Ja responsabilidad civil, Bs. As., Astrea,
1982. Con respecto al citado ejemplo de Pothier, afirma: "Notamos que Pothier

L
80 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

quien asevera que las reglas consagradas en los arts. 901


a 906 tienen vigencia general en todo el ámbito del dere­
cho civil, dada su colocación en la Sección que trata de
los hechos y actos jurídicos, por ser normas aplicables a
toda clase de acontecimientos, concluyendo que los arts.
520 y 521 constituyen sólo desviaciones, para ciertos ca­
sos particulares, de los principios sentados en aquellos
preceptos 146•
En cuanto al argumento de la pluralidad de fuentes
que se arguye como determinante de la distinta regulación
de las consecuencias que habría hecho el codificador
( Potbier, Código francés y García Goyena, con referencia
a los arts. 520 y 521, y Código de Prusia con relación a
los arts. 901 y ss. ), y la desarmonía resultante en el siste­
ma legal por él estructurado, se ha puesto de relieve que
los redactores del Landrecht debieron sin duda conocer
lm; obras de Domat y Pothier. En efecto,· 1a primera re­
<la<'ciün de aquel cuerpo de leyes data de 1784, -su vigen­
i·ia se produce en 1794-, veinte años después de la publi­
l'a<'i«'>n de las dos primeras ediciones del Tratado de las
obligaciones de Pothier 147.
Es decir, la corriente del pensamiento francés -Du-

<'j«'mplifi<·a t1¡mrn1/,•11w111e, rdacionanclo el dolo o la c,ulpa con In responsabilidud que


se· exlil!ncle. en d ¡,rimcr caso, 111 dmio cxtrlnscco, y en el segundo que se circunscribe
al i11lrí11s,,i•o. C111wc1lemos r¡ue en el ejemplo lo huce así, pero no debe confundimos,
p111•s ,·l sn1tido 11,•I ejemplo, corno surge clarnmcnte del § 167 del Traité, es demostrar
,¡111• .,¡ de11clur dolo1<0 responde por los dcuio., impre1Ji.,1os" (p. 65, nota 52).
J.\f, Brehhia. /,a refocüfo cfo causalfrlad, n" 37. Comp. Aguiar, Hechos y actos
i11ritlfro.,. l. IV, l. p. :ti6; Boffi Boggero, Tratado, t. 11, § 575, b; Lafoille, Tratado de
la., o/1/igm·io11,•.,. vol 1, n" 221; Curdini, Eugenio O., lm¡mtal,i{i,lacl ele las con.,ecuencias
d,• lo., ""'"·' mlimtarios. Régime11 legal ele lo., arts. 901 /905. El 1me11<J art. 906 del
(.'ti,lig11 Ci1•il argr.mi,w, ED, 42-888.
1-n Huulde (Nota.< ¡,r1rtt el est11clio e/e la relacitín ,le causalidad, nota 92, en "Ili­
rit1ol e imlcmnizuciún") luego de referirse a los antecedentes del Código prusiano, pone
ile resalto ,¡ue el criterio r.lasificutorio de lus consecuencias y las normas de imputución
allí eonsugradas, se ajustan con notable exactitud a la casuistu descripción y fundamen­
taci,,n de Pothier sohre el lema. En iguul sentido, ver Aguiar, Hechos y actos jurídi­
""·'• t. IV, 1, p. 384, 110111 41 in fine.
CONSECUENCIAS DE LOS HECHOS VOLUNTARIOS 81
moulin, Domat y Pothier 148- y la noción de previsibilidad
allí expuesta no debe considerarse extraña a la sistemati­
zación prusiana de las consecuencias, que se ha proyecta­
do en nuestra ley civil (arts. 901 y siguientes).
La mayor responsabilidad que se impone al autor
doloso tiene una antigua raigambre histórica, que se re­
monta al derecho romano, la legislación de Partidas y el
primitivo derecho francés, pasando después a informar el
Código Napoleón. En nuestro Código Civil, a su vez, ese
tratamiento normativo más riguroso tiene muchas manifes­
taciones 149•
Volveremos sobre los arts. 520 y 521 al examinar en
el capítulo siguiente las reglas de imputación de las con­
secuencias establecidas en el Código.

148 Charles Dumoulin, comentarista de las Costumbres; Domat, Jean, Les loi:t ci­
viles dans leur ordre naturel, París, 1694; Pothicr, Oeuvres, t. II, § 159-172.
149 Alterini, enumera las siguientes disposiciones: arfs. 461, 507, 521, 537,
775, 857, 904, 905, 931 y ss., 954, 992, 1049, 1158, 1166, 1191, 1407, 1480, 1657,
1658, 2064, 2066, 2112, 2162, 2166, 2259, 2785, 3142, 3277, 3336 y 3350 (Respon­
sabilidad civil, p. 249, nota 390).

L
6. Gul,lenher¡;.
CAPÍTULO V

RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN
DE LAS CONSECUENCIAS

§ 27. PRINCIPIOS APLICABLES


a) El esquema legal de preconductas. Después de
clasificar en el art. 901 las consecuencias de acuerdo con
un criterio de probabilildad con referencia al acto, nues­
tro Código establece en los artículos siguientes las reglas
de imputación de aquéllas ..
Tal imputación se sustenta en un cuadro de precon­
ductas apriorísticamente delineadas en función de la pre--
visibilidad de un resultado.
En efecto, del examen de los arts. 902 y ss. se infiere
que el Código atribuye las consecuencias dañosas al autor
de un acto, graduando el juicio de reproche de acuerdo
con la previsión que hubiera debido tener de ellas.
Para llegar a esa valoración, se parte de los efectos
hasta llegar retrospectivamente, en el iter causal, al pro­
ceso interno que precedió el acto del agente, ya que "pre
visión" (del latín praevidere, pre-ver, ver anticipadamente)
no es otra cosa que el mecanismo intelectivo por medio
del cual el individuo se representa con antelación las
eventuales consecuencias que puede provocar su conducta.
La ley toma en cuenta de este modo el elemento sub­
jetivo en cuanto constituye presupuesto necesario, como

L
l
84 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

antecedente dialéctica en el plano normativo, del juicio


de imputación. El ordenamiento civil va a atribuir con­
secuencias al accionar humano considerando el cumpli­
miento de los deberes de previsibilidad.
La responsabilidad se funda en el hecho de haber
previsto el daño -consecuencia prevista- o haberlo podido
prever "empleando la debida atención y conocimiento de
la cosa" -consecuencia previsible-, que patentiza la falta
de adopción de las medidas necesarias para evitar tal
efecto.
Y en una tercera categoría podemos colocar aquellas
consecuencias que, a pesar de ser imprevisibles en abs­
tracto, y por lo tanto estar excluidas del esquema imputa­
tivo, son atribuidas al autor del hecho porque obró con el
· designio específico de un determinado resultado, si bien
improbable, atendiendo al curso natural y ordinario de los
acontecimientos, pero no para él, que lo tuvo en "sus mi-
ras " a 1 eJecutar
. 1a acc1on.
.,
b) El criterio de previsibilidad: normas implicadas.
Éstos son ·a grandes rasgos los principios que informan los
arts. 903, 904, y 905 del Cód. · Civil, que se vertebran a
través del concepto de previsión, verdadero eje del siste­
ma 1 !jº •
Es evidente que en la base de él anidan, aunque no
están explicitadas, las figuras del "dolo" y de la "cul­
pa". Existe una indudable correspondencia entre el
efectivo prever y la voluntad dolosa, caracterizada como el
actuar conscientemente enderezado a la producción de un
resultado antijurídico (ya se trate del deliberado incum-

150 Aguiar señala que con relación a sus consecuencias, In situación espiritual
del agente hay que referirla n tres estados de conciencia, claramente definidos: 1) ni d e
s u conocimiento; 2 ) n i d e s u conocimiento posible, s i hubiese empleado l a debida aten­
ción y conCJCimiento de In cosa, y 3) al de su falta de conocimiento, no obstante la aten­
ción ;t diligencia desplegadas para alcanzarlo (Aguiar, Hechos y actos jurídicos, t. 11,
"Ados ilícitos. Responsabilidad civil l ", Bs. As., Tea, 1950, p. 239).

j
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 85
plimiento de las obligaciones asumidas -dolo contractual­
º de la intención de dañar -dolo configurativo del delito
civil-); y entre el no haber previsto lo que se debió prever
y el concepto de culpa, por omisión de las diligencias
adecuadas que correspondieren a las circunstancias de
personas, tiempo y lugar.
El criterio de previsibilidad hay que juzgarlo, como
se dijo, en abstracto y tomando como parámetro de conj
ducta exigible lo que un hombre medio haya debido pre­
ver actuando con la debida prudencia y diligencia 151•
Esta formulación se ve vigorizada por el enunciado
de la parte 1 ª del art. 909 (que reconoce como fuente los
arts. 24, y 25 del Cód. de Prusia), que dispone: "Para la
estimación de los hechos voluntarios, las leyes no toman
en cuenta la condición especial, o la facultad intelectual
de una persona determinada".
Se ha señalado la manifiesta contradicción que exis­
tiría entre dicho enunciado y la regla del art. 512, según
la cual, para apreciar la culpa del deudor, hay que tomar
en cuenta "las circunstancias de las personas" 152•
Salas rechaza que esa mención importe afiliar la nor:.
ma al sistema de apreciación in concreto, afirmando:
"Cuando el art. 512 se refiere a las personas, no alude a
sus calidades subjetivas; si así fuera, estaría concediendo
un beneficio a la torpeza: cuanto más torpe fuera el suje­
to, menor sería su responsabilidad" y más adelante agre­
ga: "¿ Qué quiere decir el Código cuando hace referencia
a las circunstancias de personas? Para nosotros sólo alu­
de a las circunstancias externas, a las calidades adquirí-

151 Se trata de un· ,tandard: "La previsibilidad común", a través del cual debe
apreciarse el comportamiento que se juzga. Acerca de los standards jurídicos o "con­
ceptos válvulas" según la caracterización de Wurzel, ver el estudio del Instituto de De­
recho Civil del Colegio de Abogados de San Isidro, Análisis del artlculo 1198 del C6di­
go Civil, punto 11, en "Revista Jurídica de San Isidro", octubre 1977, nº 12-13.
152 De Gásperi - Morcllo, Tratado, vol. 1, nº 598.·

L
86 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL
l
das por el sujeto {por ejemplo, no se le puede exigir la
misma diligencia a un enfermero que a un médico), pero
no a las circunstancias subjetivas, a las modalidades pro­
pias de cada persona" 153•
Alterini, al referirse al tema que estudiamos mani­
fiesta: "No hay incongruencia entre predicar en el art.
909 la regla de consideración de un tipo promedio, y en el
art. 512 -al definir la culpa- la adopción de un criterio in
concreto; un supuesto es la causalidad {qué daño se impu­
ta) y otro la culpabilidad (en razón de qué estado subjeti­
vo del agente se le imputa)" 154•
No se trata, sin embargo, de categorías incomunica­
das; prueba de ello es que para establecer si una. conducta
concreta es o no culposa, es menester confrontarla con la
"diligencia debida" (concepción in abstracto) 155•
La regla contenida en el párrafo inicial del art. 909
cede en los casos en que deben computarse las mayores
aptitudes o conocimientos del agente a fin de graduar el
alcance de su responsabilidad en el hecho, en cuyo caso
la valoración ha de hacerse ya en concreto. Estas cir­
cunstancias particulares, que han de estimarse en función
de la previsibilidad media, viene a acentuar así dicha res­
ponsabilidad.
Es el caso contemplado por el artículo 902 del Có­
digo Civil, que establece una directiva de carácter gene­
ral: "Cuanto mayor· sea el deber de obrar con prudencia
y pleno conocimiento de las cosas, mayor será la obli­
gación que resulte de las consecuencias posibles de los
hechos" ..

153 Salas, Acdeel E., La responsabilidad civil, contractual r e:x:tracontractual, en


"Revista del Colegio de Abogados de La Plata", jul.-dic. 1968, nº 21, p. 290. Comp.
Aguiar, Hechos r actos jur{dicos, t. 1, "La voluntad jurídica", p. 257 in fine.
154 Alterini, Responsabilidad civil, p. 225, nota 351.
155 Ver Paludi, La relación de causalidad, p. 99 y ss. y el comentario del prolo­
guista L. M. Boffi Boggero.
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 87
Al exponer la "teoría de la acción humana", Soler
expresa que el juez debe examinar el contenido total de la
acción, que incluye también el punto de vista de lo efecti­
vamente calculado por el sujeto, como fuerza productora
supercausal, que trasciende el marco puramente causalis­
ta de la condicio sine qua non. Constituye una aplica­
ción del principio contenido en el art. 902 del· Cód. Ci­
vil. Son profundamente distintas -afirma- las formas de
matar de un cirujano y las de un asaltante, y estas dife­
rencias son totalmente incaptables por todas las teorías
puramente causalistas, porque el fenómeno físico de la
muerte es siempre el mismo. Hay que tomar en cuenta
un conjunto de datos y de formas de la ley de causalidad,
intelectualmente. condicionados por el hombre mismo, in­
telecti vamente captados por él, que ni se pueden ni se de­
ben desechar 156•
A su vez, el art. 909, parte 2ª, referido exclusiva­
mente al área contractual, aparece como corolario del
enunciado del art. 902, al .disponer que en los contratos
que suponen una confianza especial entre las partes" ... se
,estimará el grado de responsabilidad, por la condición es�
pecial de los agentes" 157•
�rebbia resume estos principios legales del modo si-

156 Soler, Derecho penal argentilio, t. 1, p. 300.


157 ";,Qué se entiende por condición especial o facultad intelectual? Es difícil
precisar exactamente cuál es el sentido que el legislador ha dado a estos términos. En
nuestra opinión, ellos deben interpretarse en un sentido amplio, comprendiendo cual­
quier clase de condiciones en que la persona haya podido encontrarse, ya se trate de
condiciones morales o materiales; facultad intelectual, por otra parte, debe interpretar­
se en el sentido de preparación y experiencia profesional" (Salval, Parte general, t. 11,
nº 1613). Al seiíalnr las reglas para la estimación de los hechos voluntarios, Aguiar
expresa que en los actos en que no se tiene en mira la capacidad intelectual del agente
o sus condiciones personales, se apreciará por la ordinaria diligencia que -el agente
pone en sus asuntos propios, quis suis rebus adhibere solet y en los contratos que supo­
nen una confianza especial entre las partes, se estimarán de acuerdo con la capacidad

l
intelectual y la condición especial de los sujetos, que fueron tenidas en mira por la otra
parte (Aguiar, Hechos y actos jurídicos, t. I, "La voluntad jurídica", p. 260).
88 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

guiente: "a mayor conocimiento o aptitud, mayor causali­


dad; a mayor causalidad, mayor responsabilidad" 158•
El art. 902, tomado del Landrecht (art. 9°, Tít. III,
Parte P), agrava la responsabilidad del sujeto-" ... mayor
será la obligación que resulte de las consecuencias posi­
bles de los hechos"- cuando éste por sus condiciones es­
peciales, su idoneidad o las funciones que desempeña,
estaba en el deber de conducirse con un cuidado y dili­
gencia superiores a las corrientes 159•
Este precepto establece, pues, una exigencia de ma­
yor previsibilidad para atribuir efectos que, de otro modo,
quedarían fuera del alcance del marco causal jurídica­
mente relevante.
Hay que tener presente el emplazamiento de esta
norma, que sigue a la que fija el criterio clasificatorio de
las consecuencias (art. 901), precediendo inmediatamente.
a las reglas de imputación de· ellas (arts. 903, 904,, 905 y
906, Cód. Civil).
Tal circunstancia nos revela que allí se consagra un
"deber de previsión" flexible, íntimamente vinculado al
diagnóstico de probabilidad que formulará retrospectiva­
mente el juez, en función de lo que era cognoscible por el
agente, ponderando en qué medida se debe acentuar la
previsión requerida al hombre común atendiendo a las ·ca­
lidades concretas del autor del hecho 160•

158 Drebbin, La relación de causalidad, nº 27 in fine.


159 "Este artículo 'tiene aplicación en el depósito, por ejemplo, cuando por las
condiciones especiales del depositario éste ha debido prever todos los peligros que co•
rría In cosa. Tiene lugar también ·en el comodato, en que está en In obligación de
atender en primer lugar, a la cosn dadn en comodato que n las .suyas propias (art.
2269)" (Llerena, Bnldomero, Concordancias y comentarios del Código Civil argentino,
2° ed., Bs. As., Peuser, 1900, t. III, p. 418-419).
160 Ln jurisprudencia ha hecho frecuente aplicación de este principio, declaran•
do: El art. 902 del Cód. Civil constituye una norma aplicable en todos los casos para
graduar In responsabilidad por los hechos voluntarios (CNCiv, Sala E, 25/11/80, U,
1981-D-133, con nota de Trigo Represas). A los efectos de indemnizar las consecuen­
cias de un hecho ilícito, el juez debe hacer el juicio de probahilidai:I o previsibilidad_ de
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 89
Es menester computar también las condiciones obje­
tivas y externas que harán aplicable la directiva legal aun
en aquellos casos en que no se juzguen las facultades es­
peciales del sujeto. En tal sentido se ha señalado que es
mayor la responsabilidad (exigencia de previsibilidad),
aunque se trate del mismo agente, de quien transporta un
material explosivo, que la de quien acarrea cascotes; de
quien maneja un camión de gran tonelaje, que la de quien
circula en bicicleta; de quien dirige un jet con cien pasa-

las mismas retrospectivamente y en atención a lo que es cognoscible por el agente,


como ejemplo del tipo de hombre medio, pero si la previsibilidad del agente concreto
era superior a la ..corriente, por sus aptitudes sobresalientes o sus condiciones especia­
les, se debe tener en cuenta esa previsibilidad mayor (art. 902, Cód. Civil) (CCiv Cap,
Sala A, 8/8/66, JA, 1966-V-606). Si el principal sabíu de la imprudencia habitual de
la víctima, que por causa de la edad era presumible, con mayor razón tenía obligación
de prevenir actitudes de arrojo y descuido, y en cambio lo dejó solo, hay responsabili­
dad, pues cuanto mayor es el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las
cosas, mayor será la obligación que resulte de las consecuencias posibles de los hechos
(art. 902, Cód. Civil) (CNCiv, Sala C, ,9/2/78, JA, 1979-11-62). El banco no actuó con
la diligencia necesaria al certificar la fi"!')a de un pagaré, que resultó falsa, porque, no
tratándose de un trámite bancario comú,:t, sino de una operación especial para la cual
no es necesaria la rapidez del trámite ordinario debió tomar otras precauciones, lo que
hace que su proceder deba calificarse como culposo o por lo menos negligente, generó-.
dar, por lo tanto, de responsabilidad por el daño causado a un tercero conforme con los
· arts. 902, 903, 904, 1068, 1109, 1113 y eones. del Cód. Civil (CNCom, Sala B, 14/1�/
76, ED, 74-205). El responsable de la obra nueva debe cerciorarse de la capacidad
de resistencia de la antigua casa lindera, respecto de las tareas que se emprenderán,
asf como de programar éstas de tal forma que no se dañe la finca contigua. Esa con­
ducta es la que cabe exigir al demandado según las claras normas de los arts. 512 y 902
del Cód. Civil (CNCiv, Sala C, 5/2/81, U, 1981-B-88). No cabe distinguir la llamada
culpa profesional de la .culpa común y cuanto mayor sea el deber de obrar con pruden­
cia y diligencia y pleno conocimiento de las cosas, mayores serán las consecuencias
que resulten de los hechos consumados por el médico (art. 902, Cód. Civil) (Cl "CivCom
Slsidro, Sala I, 18/11/76, LL, 1977-B-420). Para establecer si se ha incurrido en in­
cumplimiento de los deberes de asistencia médica ha de privar un criterio estricto en la
apreciación de In culpa. Esla solución que aparece impuesta por el juego de los arts.
512 y 902 del Cód. Civil permite resultados más valiosos desde el ángulo de la justicio,
al tiempo que opera como disuasivo de actuaciones paco diligentes (CNCiv, Sala A, 29/
7177, LL, 1977-D-92). El mayor deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento
de las cosas asienta en una previsibilidad más acusada de la que se exigiría a cualquie­
ra en general (CNCiv, Sala C, 12/9/80, ED, 90-649). La norma del urt. 902 del Cód.
Civil rige en toda la vida de relación del hombre y, desde luego, en el. orden de las rela­
ciones familiares, dado �I aspecto fundamental que ellas tienen íCNCiv; S�la B. 7/11/
60, u, 101-400).
90 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

jeros, que la de quien conduce un planeador monoplaza;


etcétera �61•
Al respecto opina Boffi Boggero:. "Estimamos que el
art. 902 permite graduar la responsabilidad, tanto por las
condiciones subjetivas del agente cuanto por las objetivas
que rodeen el acto. No otra cosa dispone el art. 512,
aunque sea más definidamente inclinado a la culpa in
concreto, mientras en el art. 902 asoma el · concepto in
abstracto" 162•

§ 28. IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS INMEDIATAS


a) El artículo 903, Código Civil. Las consecuencias
inmediatas son en todos los casos imputables al autor del
hecho. Así resulta de coordinar el enunciado del art.
901 parte 1 O., con el "deber de previsión" que sustenta
el régimen de responsabilidad estructurado por nuestro
Código.
En efecto, tales consecuencias, por lo mismo que de­
rivan del curso natural y ordinario de los acontecimientos,
se las presume siempre previstas. Se trataría de una
culpa evidenciada por el efecto dañoso mismo del obrar,
como, por ejemplo, las lesiones o perjuicios que se causa­
ren con un automotor al cruzar una bocacalle céntrica a
toda velocidad; el derrumbe de una edificación que care­
cía de los pilares de apoyo necesarios, etcétera.
En estos casos apárece claramente la concatenación
causal hecho-resultado y, en orden al juicio de probabili­
dad, así ocurre regularmente. En tal sentido, el art. 903
del Cód. Civil -que reconoce como fuente al art. 7° del
Landrecht- dispone: "Las consecuencias inmediatas de
los hechos libres, son imputables al autor de ellos".

161 Hualde, Not� para el estudio de la relación de causalidad, en "Ilicitud e in­


demnización", p. 19. Cfr. Cifuentes; en Belluscio - Zannoni, Código Civil, comenta­
do, anotado y concordado, comentario al art. 901, t. 4, p, 69.
162 Boffi Boggero, Tratado, t. 5, § 1982.
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 91
Al respecto, Aguiar declara: "Cabe destacar que la
presunción de la condicio sine qua non, propuesta por En­
neccerus, fue sancionada por el art. 903 del Cód. Civil
argentino, con el carácter de una iuris et de iure, como se
dijo al referirse a las consecuencias inmediatas de un he­
cho libre, ya que no otra cosa importa la afÍrmación legal,
hecha sin restricción alguna, de que son 'imputables al
autor de ellos' " 163•
Con la locución "libres", la norma quiere significar,
en rigor, la voluntariedad del acto ejecutado, que supone
también la concurrencia de las otras condiciones internas
de la volición: el discernimiento y la intención (art. 897).
El principio imputativo que contiene el art. 903 es
inohjetable, al decir de Orgaz, ya que aquí se presenta la
"adecuación" en su máxima pureza 164•
h) El artículo 520, Código Civil. A su vez, el art.
520 imputa también al autor los daños que fueren "conse­
cuencia inmediata y necesai:ia" de la falta de cumplimien­
to de la obligación.
Aunque esta disposición no especifica a qué incum­
plimiento se refiere, de su coordinación con el primitivo
art. 521 se infiere que contempla la falta de cumplimien­
to culposa .. · La mayor extensión del resarcimiento "cuan­
do la inejecución de la obligación resulte del dolo del
deudor", importaba precisamente excluir las hipótesis de
culpa.
Esta distinta aprehensión del dolo (arts. 506 y 507) y
de la culpa (arts. 511 y 512) en materia contractual, reco­
noce su origen en el sistema acuñado por el Código fran­
cés, bajo la influencia de las ideas de Pothier, que
se traducía en un agravamiento de la responsabilidad del

163 Aguiar, Hechos r actos jur{dicos, t. IV, 1, p. 334.


164 Orgaz, El daño resarcible, p. 82.
l

92 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

deudor doloso con respecto a la atribuida al meramente


culpable.
La fórmula actual del art. 521 tiene una precisa im­
putación en cuanto pone a cargo del agente las consecuen­
cias mediatas, "si la inejecución de · 1a obligación fuese
maliciosa". La conjunción "si", con que comienza dicho
texto legal, implica ciertamente marginar de su ámbito de
aplicación el incumplimiento por culpa.
Podemos, pues, afirmar que la disposición contenida
en el art. 520 del Cód. Civil constituye la regla general
del incumplimiento imputable en materia obligacional.
Como ya lo hemos señalado, nuestro Código se apar­
tó del sistema francés, prescindiendo de toda prueba del
elemerito subjetivo del deudor, simplificando de este
modo el mecanismo indemnizatorio. Se hace responder a
éste por las consecuencias inmediatas y necesarias, ya
que ellas fluyen del incumpli�iento mismo y suelen suce­
der de acuerdo con el curso ordinario de las cosas. Se­
ría un caso de intención presumida por la ley 165•
En este orden de ideas, Acuña Anzorena afirma: "la
ley presume, de manera irrefragable, que su autor las pre­
vió o pudo preverlas porque el grado de desarrollo intelec­
tual que permite tener a su acto por voluntario hasta para
presumir en él la posibilidad de prever un daño que natu­
ralmente había de producirse" 166•
La disposición que estudiamos es el desenvolvimien­
to de la regla general contenida en el art. 511 del Código,
que estatuye: "El deudor de la obligación es también res­
ponsable de los dañ<>s e intereses, cuando por culpa pro-_
pia ha dejado de cumplirla".
De los daños producidos, el incumplidor culposo sólo

165 Comp. Galli, Enrique V., adiciones a Salvat, Tratado de derecho civil argen­
tino. Obligaciones en general, 6ª ed., Bs. As., Teu, 1952, t. l, nº 176 d.
166 Acuño Anzorena, Esiudios, p. 46.
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 93
deberá responder por las consecuencias "inmediatas y ne­
cesarias". Ello significa, desde el punto de vista del al­
cance del nexo causal, un límite a la pretensión indemni­
zatoria, pero al mismo tiempo constituye una extensión
respecto de los efectos propios del negocio jurídico cele­
brado, impuesta al sujeto por el ordenamiento a causa de
su conducta antijurídica.
En cuanto al concepto de consecuencia inmediata, ya
nos hemos detenido en su caracterización, señalando que
ella resulta del enlace directo entre el hecho antecedente
y el hecho consecuente, sin la intervención de un aconte­
cimiento distinto (arg. art. 901, Cód. Civil).
La norma habla de "consecuencia inmediata y necesa­
ria". Se impone, pues, precisar jurídicamente este últi­
mo calificativo y si su inclusión en el texto del art. 520
importa establecer un nuevo requisito respecto del art.
903, que no contiene ese vocablo.
El adjetivo "necesaria" se tomó del Proyecto de Gar­
cía Goyena y su significado en nuestro Código ha dado lu­
gar a interpretaciones divergentes en la doctrina nacional.
Una opinión que atiende a la literalidad del término
{del latín necessarius: dícese de lo hecho en forma obliga­
da, determinada, que se sigue inevitablemente a su cau­
sa) identifica la consecuencia necesaria con la consecuen­
cia fatal, en el sentido de que tiene que producirse
indefectible o forzosamente. Tal es el criterio que pre­
conizó Aguiar, siguiendo a Freitas (art. 4,33, EsbOf;o),­
para quien se trata de un acontecimiento que infalible­
mente tiene que acontecer 167•
A nuestro juicio hay que descartar esa interpreta­
ción, pues choca con el texto expreso del art. 901 y con­
duciría a exonerar al deudor de las consecuencias que
regularmente suelen suceder· (es decir, que también po-

167 Aguinr, Hechos y actos jurtdicos, t. IV, 1, p. 352.


94 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL
l
drían no suceder), pues faltaría en tales casos -a estar a
dicha tesis- el requisito de la necesariedad.
· Al respecto, Brebbia señala que no hay hechos inevi­
tables en el proceso de cau.sación social. Lo que sucedió
como consecuencia regular de un hecho, pudo no haber
ocurrido o bien haber acaecido de una manera diferente,
de haber interferido o influido sobre la relación causal
otros factores ajenos al acto 168•
Orgaz, desde el punto de vista jurídico del vínculo
de causalidad, también ha refutado el criterio expuesto
por Aguiar, diciendo que la palabra "necesaria" designa,
no lo fatal o inevitable, sino lo que está determinado por
otra cosa o por su naturaleza, lo que no se ha producido
. espontánea o libremente. En la hipótesis que estudia­
mos, la consecuencia necesaria está determinada por otro
�echo, que es el incumplimiento. Concluye que, en esa
mteligencia de la acepción, la necesariedad es una exi­
gencia común a la responsabilidad contractual y extracon­
tractual, y es la que se designa en la doctrina como cone­
xión causal 169•
Llambías participa de este criterio, afirmando: "Noso­
tros pensamos que ésta es la comprensión apropiada: la con­
secuencia es necesaria cuando el hecho que la origina no es
por sí indiferente en la producción de ese resultado: no
es algo contingente, que puede ser o no ser, sino que
acontecido el incumplimiento del deudor, se habrá de se­
guir, verosímilmente, aquella consecuencia. Y aplican­
do este concepto al daño concreto que se estuviera anali­
zando, se estimará como consecuencia necesaria· del
incumplimiento del deudor cuando reconozca en este he­
cho su causa adecuada, sin que aparezca como el resulta­
do de algún factor eventual.

168 Brebbia, La relación. de cawalidad, nº 37.


169 Orgaz, Acerca de las "con.secuencia.s necesarias" en. la respon.sabilidad con-

J
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 95
En suma, el concepto de consecuencia necesaria no
ha de entenderse aisladamente, sino conjuntamente con el
de consecuencia inmediata, tal como está en el art.
520. Según ello, el deudor responde por el daño que re­
conoce precisamente en el incumplimiento obrado por él su
causa adecuada (consecuencia necesaria), según el curso
natural y ordinario de las cosas (y por ello se trata de una
consecuencia inmediata)" 170•
También Hualde, después de señalar que se adhiere
a la interpretación de Orgaz, formula una observación a
ella: "Si la consecuencia 'necesaria' no fuese causada por
la falta de cumplimiento, va de suyo que no le sería impu­
table al deudor. El problema consiste en analizar cuál
puede ser esa otra causa de una consecuencia inmediata,
que no sea la falta de cumplimiento... Llegamos, así
-añade- a que la consecuencia inmediata es la que resul­
ta del 'hecho-falta de cumplimiento' del deudor, dentro de
las circunstancias de la obligación, con lo cual, por elimi­
nación, debemos concluir • que la 'necesariedad' de tal
consecuencia inmediata está ligada a que la misma no
pueda ser razonablemente evitada por el hecho o la omi""
sión del acreedor. Si el acreedor pudo, razonablemente,
evitar el daño -o un mayor daño- ocurrido como con­
secuencia inmediata, pero no lo hizo, entonces esa conse­
cuencia no era 'necesaria', y el art. 520 no la imputa al
deudor, a pesar de ser inmediata" 171•
· Para Boffi Boggero él Código ha querido restringir el
concepto de "inmediatas", exigjendo una conexión más
íntima entre el incumplimiento por mora o falta y el

tractual y en la extracontractual, en "Revista Jurídica de Córdoba", Córdoba, 1948,


año 1, nº 3, p. 464-471.
170 Llambías, Los distintos tipos de causalidad jurídicamente relevantes, en "Es­
tudios de derecho civil en homenaje a Héctor Lafnille", p. 468-469.
171 Hualde, Notas para el estudio de la relación d,c causalidad, en "Ilicitud e in­
demnización", p. 114, nota 96 infine.Cfr. Mayo, en Belluséio • Znnnoni, Código Civil,
comentado, anotado y concordado, comentario al art. 521, t. 2, p. 726 in fine-727.
96 LA RELACl9N DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

daño. No es consecuencia fatal, pero tampoco simple­


mente causada; lo uno por demasiado restricto y lo otro
por demasiado amplio 172 •
Spota, refiriéndose al art. 520 -al exponer las conse­
cuencias inmediatas�, que estima de aplicación general
para todas las obligaciones, salvo el ius singulare en cada
caso establecido, considera que al decretar dicha norma
que el daño resarcible tiene que ser consecuencia nece­
saria del hecho del incumplimiento, aunque no haya traí­
do por sí solo todo el daño, consagra una aplicación de la
teoría de la condicio sine qua non.
Más adelante declara: "Por lo tanto, sea en materia
contractual, sea en el campo extracontractual, media un
nexo causal entre el incumplimiento o el hecho ilícito y el
daño cuando aquél es la condición adecuada de éste, o
sea, cuando revistiendo el hec'1.o la característica de ser
necesario en la producción del daño, éste acaece en la en.
tidad o medida que acostumbra su�eder, según el curso na­
tural y ordinario de las cosas (art. 901)... Esto nos con­
duce, por otra parte, a la procedencia, en principio, de la
reparación integral, aun en materia de obligaciones con­
vencionales" 1 73•
El planteamiento que hizo Salvat desemboca en igual
conclusión. Después de expresar su rechazo a hacer re­
vivir, por vía de interpretación, las viejas distinciones
que el Código ha querido precisamente desterrar, afirma
que " .. .la interpretación amplia de la fórmula legal, sin
distinción entre daños intrínsecos y extrínsecos, aproxima

172 Boffi Boggero, Tratado, t. 2, § 575 c.


173 Spota, Tratado, t. I, vol. 36, nº 1794. En este orden de ideas se ha decla­
rado que el principio de responsabilidad plena e integral rige tanto en materia de res­
ponRabilidad extrncontrnctunl como contractual (SCBsAs, 11/7/67, ED, 21-396;
Cl °CivCom La Plata, Sala 11, 14/2/61,ll, 107-437; CNCiv, Sala F, 12/4/62, U, 107-
129; íd., Sala D, 6/11/59, U, 98-422; CFed Cap, Sala Civ y Com, 19/8/69, JA, 1970-
875, nº 49.
RÉGIME;N DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 97
nuestro Código al principio de la reparación integral que,
en definitiva, como hemos visto, es la fórmula mejor y la
que prevalece en las legislaciones modernas" 174•
La responsabilidad del·deudor por el incumplimiento
culposo de las obligaciones contractuales comprende,
como hemos visto, las consecuencias inmediatas y nece­
sarias. Así lo dispone expressis verbis el art. 520, que
delimita en esos casos el alcance de la conexión causal.
El Código no hace distinción alguna entre daños in­
trínsecos y daños extrínsecos, categoría que como hemos
señalado es ajena a la sistemática de nuestro Código, lo
cual ha dado lugar a una intensa disputa doctrinal que
juzgamos estéril 175•
En efecto, lo que hay que elucidar es si las conse­
cuencias objeto de examen reúnen o no la calidad de in­
mediatas-necesarias, es decir, si tienen que concurrir mi­
nisterio legis, ambas características 176• El problema
consiste, pues, en determinar si existe adecuación causal
directa entre la falta de cumplimiento y el resultado da­
ñoso, a fin de establecer el régimen legal aplicable en
materia de imputación. Como lo puntualiza Brebbia, es
indiferente que las consecuencias sean intrínsecas o ex-

174 Salva! - Gnlli, Obligaciones, t. I, n" 176. Galli, en cambio, apartándose


del criterio de Salvat, en las adiciones al texto recurre a la categorización de daños in­
trínsecos y extrínsecos (nº 176 d, 176 e y 179 b). Morello habla de los daños experi­
mentados por el acreedor en su interés contractual que seun consecuencia inmediata, di­
recta o necesaria del incumplimiento (Morello, Augusto M., lndemni::acíón del daño
contractual, 8s. As., Abeledo-Perrot, 1967, vol. I, p. 186). Es la ·carateriznción del
Código Civil italiano, cuyo urt. 1223 dispone: "Re.,arcimiento del daño. El resarci­
miento del daño por incumplimiento o por el retardo debe comprender tanto la pérdida
sufrida por el acreedor como la foltu de ganancia, en cuanto sen consecuencia inmcdia•
ta y directa de ello".
175 Para una síntesis de las diversas posiciones interpretativas que han sostenido
nuestros autores, ver Brebbia, La relación de causalidad, nº 36; Busso, Código Civil
anotado, t. 111, comentario a los art�. 520 a 522, nº 49 y ss.; Acuña Anzorena, Estu­
dias, p. 43.
176 Cfr. Alterini, Responsabilidad civil, nº 341-342, sin perjuicio de nuestra dis­
crepancia en cuanto a la caracterización de "daño intrínseco" que realiza este autor.

7. Goldenberg.
98 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABrLIDAD CIVIL

trínsecas: basta que sean inmediatas y necesarias 177• La


señalada controversia queda así despojada de contenido.
Si un daño, por ejemplo, se proyecta en otros bienes
como efecto de la interposición de un acontecimiento dife­
rente del incumplimiento, quedará marginado de la órbita
del art. 520, pero no por ser un daño extrínseco, sino por
constituir una consecuencia med iata de la inejecución.
En sentido análogo se pronuncia Zannoni: "Como de­
cimos, pues, no está en juego aquí el problema de la in­
demnizabilidad o no del d año extrínseco. Diríamos: en
el esquema, coherente, que siguió Vélez, no puede saber­
se a priori qué daños extrínsecos son indemnizables.
Porque si se trata de daños extrínsecos que son conse­
cuencia inmediata y directa del incumplimiento y eran
previsibles (es decir, perjuicios que podían preverse),
ellos son en todo caso indemnizables. Y esto es así de
lege lata en razón de que ei' art. 519, que encabeza el tí­
tulo respectivo, computa entre los daños, no sólo el valor
de la pérdida, sino el valor de la utilidad que haya dejado
de percibir el acreedor por la inejecución de la obligación
a su debido tiempo. El valor de utilidad es, en puridad,
extrínseco a la cosa debida en sí misma, pero, como pre­
visible, es indemnizable " 178•

177 Brebbia, al desarrollar su pensamiento, expresa: "No estú demús señalar a


este respecto que esas clasificaciones tampoco se corresponden doctrinariamente, toda
vez que pueden ocurrir consecuencias inmediatas (que surgen del hecho mismo) tanto
intrínsecas como extrínsecas. Así, la entrega de la cosa objeto de la obligación en ma­
las condiciones o con vicios ocultos, origina un daño intrínseco e inmediato; en cambio,
la no entrega por el vendedor de la cosa que el comprador prometió a otra persona, obli-
. ga a indemnizar el mayor valor de la cosa: daño intrínseco y mediato. A su vez, los
daños que recaen sobre una cosa distinta de la que es objeto de la obligación pueden
encontrar su origen en forma inmediata o mediata con relación al incumplimiento:
v. gr., la entrega por el vendedor de un animal enfermo que contagia a otros animales de
propiedad del comprador, es un daño mediato y extrínseco; la no entrega de un medica­
mento prometido puede constituir la causa inmediata y extrínseca del daño configurado
por la muerte del animal al que iba a ser aplicado" (Brebbia, La relación de causalidad,
nº 37).
178 Zannoni, El daño en la responsabilidad civil, p. 66.
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 99
Constituye, pues, la aplicación del "criterio de previ­
sibilidad", directiva que opera en todos los casos, como lo
señalamos en el capítulo anterior, al exponer las conse­
cuencias reguladas en el art. 521.
De todo lo expuesto podemos concluir que las conse­
cuencias mentadas en el art. 520 son las explícita o im­
plícitamente previstas por las partes al constituir la rela­
ción obligacional.
Son los daños que se siguen como derivación lógica y
natural del incumplimiento, y por eso la ley los imputa al
deudor sin instituir requisito o condición alguna para su
procedencia, contrariamente a lo que establece a propósi­
to de las consecuencias mediatas, cuya atribución se su­
bordina a la previsibilidad del hecho (art. 904).
El deudor tiene que responder de este modo por los
daños que suceden inmediata y normalmente como resul­
tado de la inobservancia de lo estatuido en el contrato o.
de lo que dimana de su plexo, en función -como lo desta­
ca Alterini 179- de la buena-fe (art. 1198, Cód. Civil) y de
acuerdo con lo presupuesto o base del negocio jurídico
por omitir las diligencias idóneas para satisfacer exacta­
mente la prestación debida (arts. 505 in fine, 511, 512,
725, 740 y ss. y eones. del Cód. Civil).
1) Aplicación a la responsabilidad civil por daños
causados por productos elaborados. En la responsabili­
dad contractual del fabricante vendedor de productos ela­
borados -cuestión palpitante en el derecho de nuestros
días-, encontramos un dilatado campo para la aplicación
práctica de las ideas expuestas.
La doctrina considera que en estas situaciones el fa­
bricante asume frente al comprador una obligación de se­
guridad por los daños que el producto pueda causarle a
raíz del vicio que contiene. . Es un corolario de la exi-

179 Alterini, La responsabilidad civil, n" 343.

L
100 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

gencia de la buena fe y de la protección de la confianza


puesta por quien adquiere un producto lanzado al merca­
do por el elaborador.
Esta garantía la impone el deber de preservar el ad­
quirente de cualquier daño derivado del consumo o utili-.
zación del producto. La existencia del perjuicio aparece,
de este modo, como una consecuencia inmediata y nece­
saria del quebrantamiento de dicha obligación, que con­
lleva su responsabilidad civil (arts. 512, 520, 902 y
1198, Cód. Civil) 180•
2) Operatividad en los negocios "intuitu personae" (el
artículo 909, parte 2ª , Código Civil). Cuando se trata de
negocios jurídicos intuitu personae, cuya celebración ha
sido determinada por las condiciones del sujeto sobre las
que se asienta una "confianza especial'' (art. 909, parte
2 ª, Cód. Civil), dichas facultades asumen la calidad de
relevantes en orden a la apreciación de las consecuencias

180 Esta cuestión fue objeto de tratamiento en las VIII Jornadas Nacionales de
Derecho Civil celebradas en La Plata en setiembre de 1981 (ver Ponencias, tema 2,
Obligaciones. "Responsabilidad civil por los productos elaborados", p. 63 a 127, La
Pinta, Fundación Editora Notarial, 1981). En el punto X de la ponencia presentada
por quien escribe, se expresa: "La acción que pueda hacer valer quien adquirió In cosa
portadora del vicio contra et' fabricante es de naturaleza contractual y se funda en
la infracción del deber (de resultado) de seguridad o garantía. El resarcimiento debe
regirse en esos casos por las normas específicas contenidas en el Título 111 de la Sec­
ción I del Libro 11, sin perjuicio de In aplicabilidad de las regios establecidas en los
nrts. 901 y ss., en materia de relación causal" (ver también Goldenberg, Isidoro H., La
responsabilidad civil por los productos elaborados, JA, 1982-1-746). Cfr. Bustamnnte
Alsina, Teorla, nº 1088 y_ ss., especialmente nº 1108 bis; Santos Briz, La responsabili­
dad civil, p. 553; López Cnbnnn, Roberto M. y Lloverns, Néstor L., La responsabilidad
civil del industrial. Régimen de reparación de darlos causados por productos elaborados,
ED, 64-549; Llnmbías, Daños causados por producios elaborados, U, 1979-B-1093 y
ss.; Salema, Man:elo U., Responsabilidad del fabricante por productos elaborados. Ba­
ses para una futura legislación, ED, 95-779; Trigo Represas, La responsabilidad civil
del fabricante en las Vil] Jornadas Nacionales de Derecho Civil, U, 1982-B-663 y ss.;
C11siello, Juan J., Responsabilidad civil por los produclos elaborados, LL, 1981-D-1192
y ss.; Stiglitz, Gabriel A., Publicidad comercial del producto elaborado. Responsabili­
dad civil del empresario. Tutela del consumidor, LL, 1982-D-770. Garrido, Roque F.
y Andomo, Luis O., El art. 1113 del Código Civil. Comentado. Anotado, Bs. As.,
Hnmmurnbi. 1983, p. 431 y siguientes.
1

RÉGIMEN DE IMl'UTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 101


inmediatas y necesarias derivadas de su inejecución.
"En estos casos se estimará el grado de responsabilidad,
por la condición especial de los agentes" (art. 909, parte
2ª, Cód. Civil) 181•
En efecto, en esas situaciones se acentúa el deber de
previsión, ya que el sujeto, por su idoneidad o mayores
conocimientos, está obligado a valorar debidamente el al­
cance de los efectos que puedan seguirse de la falta de
cumplimiento de las prestaciones a su cargo. Son tam­
bién de aplicación en la especie las disposiciones conte­
nidas en los arts. 512, 902 y 1198, part'"; 1 ª, del Código.
Como afirma Llerena: "No basta que obre con la previsión
que le sugiere su inteligencia: es necesario emplear la
mayor que se podía emplear" 182•
La esencia de determinadas figuras jurídicas delinea­
das en el Código anida precisamente en esa confianza es­
pecial entre las partes. Ciertas obligaciones derivadas
del mandato, la sociedad y el depósito 183, entre otras, dan
cuenta de la amplia vigencia de la segunda parte del art.
909, que rige también todas aquellas situaciones en ·que
la persona ha sido elegida al contratar por su profesión,
arte o cualidades especiales.
Precisamente, la falta en el sujeto de la cualidad que

181 "La segunda parte del urt. 909 sanciona una excepción a la regla contenida
en la primera que, aunque en dicha excepción·no se legisla sobre el acto voluntario en
general, lo hace respecto de una de sus especies, cual serfa aquella para cuya valora­
ción se tienen en cuenta afirmativamente los mi.smos factores que los excluyó en la consi­
deración de aquél, o sea la condición especial y la facultad intelectual del que se
obliga: Lo que allí se repudió, aqul se consagró" (Agu iar, Hechos y actosjur(dicos, "La
voluntad jurídica", t. I, p. 254).
182 Llerena, Concordancias y comentarios, t. 111, p. 424.
183 Art. 1896: "Pueden ser mandatarios todas las personas capaces de contratar,
excepto para aquellos actos para los cuales In ley ha conferido atribuciones especiales a
determinadas clases de personas". Art. 1724: "Deben poner [los socios] en todos los
negocios sociales el mismo cuidado, y hacer las mismas diligencias que pondrlan en los
suyos". Art. 2202. "El depositario está obligado a poner las mismas diligencias en
la guarda de la cosa depositada, que en las suyas propias".

L
}02 LA RELACIÓN DE CAUSALrDAD EN LA RESPONSABlLrDAD CIVIL

se tuvo en cuenta al contratar, constituye un caso de


"error esencial", error in qualitate, que reuniendo sus re­
quisitos configurativos (art. 929), excluye el consenti­
miento y conduce a la anulación del acto jurídico (art.
925, Cód. Civil). En tal sentido afirma Spota: "Así,
todo contrato celebrado intuitu personae lleva consigo la
subordinación de la declaración de voluntad a la identi­
dad física y a la existencia de las cualidades previstas.
El error sobre esa identidad o tales cualidades es, por re­
gla general, esencial" 184 •
En la nota puesta al pie del art. 925, el codificador
cita un pasaje de Savigny, donde se lee: ".... si quiero en­
comendar una obra a un artista determinado, y otro se da
por el artista que busco ... hay una declaración de volun-
. tad sin intención".
Pero no cualquier error en la persona produce la in­
validación del acto; ha de ser un equívoco de importancia
acerca de la identidad de ella · o de sus cualidades que
fueron determinantes de su celebración, ya que de ordi­
nario se contrata en vista de un resultado y no de una
persona 185•
Al respecto, Machado señala que el error relativo a
la persona anula el acto sólo en los casos en que la consi­
deración de ella ha sido causa principal del acto jurídico
y menciona, entre otros casos, los negocios en que se esti­
pulan obligaciones de hacer intuitu personae, como cuan­
do se contrata un cuadro con miras a poseer la obra de un

184 Spota, Tratado, t. I, vol. 36, nº 1890. "La directiva para aprehender la ex­
cusabilidad del error debe ser circunstancial y flexible de acuerdo con el slandard ju­
rídico que emana del art. 512; es decir, con las particularidades del negocio jurídico,
la calidad de las personas que en él intervienen (v.gr., su condición de profesional, de
experto -arg. arts. 2170 y 2176-), y las demás circunstancias o modalidades del acto
jurídico" (nº 1918, b). Conforme a lo decidido por la CNCiv, Sala D, 12/8/52, (J1t,
1953-1-108), aun siendo inexcusable el error, se lo-debe equipnrar ni excusable cuando
ha sido conocido por In otra porte, yn que lo contrario importaría amparar la mala fe.
185 CNCiv, Sala A, 12/9/61, LL, 104-717.
í
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 103
artista en particular, o se encomienda una estatua a un
escultor de fama 186•
En resumen, esta disposición opera en aquellos ne­
gocios jurídicos en que la valoración de la persona es de­
cisiva, ya que determina la voluntad, como son los que
estipulan obligaciones de hacer en vista de los atributos,
conocimientos, especialización, habilidades, aptitudes,
moralidad o fama de uno de los contratantes (arts. 626 y
730, Cód. Civil).
Por ello, cuando la identidad personal de los sujetos
no constituye el elemento primordial del contrato, es im­
procedente la invocación del error esencial como vicio
invalidante 187•

186 Mucl111do, José O., Exposicián y comentario riel Cádigo Cit>il, Bs. As., Lu­
juuane, 1899, t. III, p. 141-142.
187 Ver Salval, Parte general, t. II, 11" 231 l.
Numerosos pronunciamientos judiciales han caructerizudu los principios <¡ue ri­
gerda imputación de lus consccuen,!ias· inmediatas: El art. 520 del Cúd. Civil com·uer­
rla con su fuente -el art. 1016 del Proyecto de Garcla Guyena- en cuanto dispone que
en caso <ll" incumplimiento de lu obligaclún el resarcimiento de los daños e intereses;
súlo comprenderá l•Js que fueran consecuencia inmediata y necesaria de aquélla
(CNCiv, Salu E, 23/4/59, LI,, 97-157). E! término "inmediuto" empicado en el art.
520, Cúd. Civil, debe entenderse en el sentido de un efecto directo, es decir, sin inter­
vención de otro; y normul o no extraordinario o no e�t>cpcionul, o sea, q1re ucoslmnhn�
suceder segt'tn d curso onlinariu de las cosas. El término "necesario" usado en el art.
520 no tien" una significación n1ctaflsica ahsoh,tu, sino que uparcce cunnotaclo por una
nuciún de· relatividad referidu ul clamnificado. A pesar de su cuntingcnciu ontológica
(sucede normalmente pern puecl<: no acaecer) asume una cierta fisonomía ele necesidad
toda vez que inevitablemente lesiuna al sujeto pasivo del perjuicio a pesar del empeño y
la diligencia puesta por ésle para contrarrestarlo o evitarlo (C:i"CivCom Cba, 22/5/56,
LL, 84-202).
La privación del aporte económico de la víctimu a su familia, c!onstituye una con­
secuencia inmediata de la muerte, pues entra dentro de lo que acostumbra suceder en
el orden naturul de las cosas; es lo corriente en las familius modestas y no es dable afir­
mar que el daño beu resultante de In incidencia de otro hecho independiente, desde el
punto de vista de la relación de causalidad adecuada. Toda vez que el daño sufrido
0

por el ucreedor se siga normalmente y de ordinario del hecho del incumplimiento de la


obligación, tal daño deberá ser identificado c:omo consecuencia inmediata de semejante
hecho, qui! será su causa jurídica. El concepto de consecuencia ncccsuria no debe
entenderse aisladamente, sino en formu conjunta con el de consecuencia inmediata;
de acuerdo con cuya interpretación el deudor �ulposo responde por el dñño que recono­
ce precisamente en el incumplimiento obrado por él su causa adecuudn, según .,J curso

L
104 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

§ 29. IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS MEDIATAS

a) El artículo 904, Código Civil. Las consecuen­


cias que resultan de la interposición de un acontecimiento
distinto entre el hecho generador y el resultado -conse­
cuencias mediatas-, se imputan al autor cuando han sido
previstas o eran previsibles "empleando la debida atención
y conocimiento de la cosa", de acuerdo con las relaciones

natural y ordinario de las cosos (CNCiv, Solo C, 18/6/79, JA, 1979-IV-348). En mate­
ria de responsabilidad contractual culposo el Tesorcimiento se limito o oquellol! daños
"que fueren consecuencia inmediato y necesaria de lo falta de cumplimiento de lo obli­
gación" (ort. 520, Cód. Civil), entendiéndose por consecuencia inmediato de u,; hecho
la que acostumbro suceder "según el curso natural y ordinario de los cosos" (art. 901,
Cód. Civil) y por consecuencia necesaria de la inejecución aquéllo que reconozco en
ésta su causa adecuada, sin que aparezco como el resultado de un factor eventual que
.,'
interfiere en el desarrollo causal (CNFed, Solo II Civ y Com, 22/6/79, LL, 1979-D-5;
CCivComLob y Minería SRoso, 16/3/79, BJLP, 1981-28-49; CNCom, Salo A, 12/6/61,
LL, 104-5; CNCiv, Solo D, 19/9/74, ED, 61-592). Lo responsabilidad derivado del
incumplimiento de un controlo debe limitarse o los c;onsccuencios necesarias e inme­
diatas, yo que, aunque integral dentro de lo posible, no puede exceder del perjuicio
realmente sufrido (CNCiv, Sala C, 22/8/56, LL, 84-362).
Cuando se trato de consecuencias inmediatas que acostumbran suceder según el
curso natural y ordinario de los cosas, lo ley presume de manero irrefragable que. su
autor los previó o pudo preverlos (C2ªCivCom Cho, 11/8/78, BJC, XXH-766). No
puede legítimamente postularse lo responsabilidad del incumplidor culposo por las di­
ferencias de cambio producidas en la operación de importación en tonto dichas diferen­
cias y los circunstancias que las provocan no aparecen como consecuencias inmediatos
y necesarias de la falta de oportuno cumplimiento de In prestación asumida (CNCom,
Sala C, l 7/10/80, LL, 1981-B-244). Siendo el médico demondndo, un especialista,
mayor es lo responsabilidad que asume porque dada su aptitud, puede estar en mejores
condiciones para advertir las consecuencias de un mal y donde existo un peligro poten­
cial, mayores son las precauciones que debe tomar. Los normas contenidos en los
arts. 512, 902 y 909, Cód. Civil, sirven para juzgar lo conducta asumido en lo atención
del paciente, por cuanto si bien en principio no se asume unn obligación de resultado,
sino de medios tendientes o lograr un fin, es doble exigir ,na conducto diligente en
atención u los circunstancias del coso, que ordinariamente, puede conducir o lo cura
del enfermo (Cl ªCivCom Tuc, 6/6/79, JA, 1980-1-318).
La necesidad de poner remedio a los lesiones, sea cual fuere el tratamiento elegi­
do o necesario, es consecuencia inmediato del accidente que las ocasiono y no mediato
(CNCiv, Solo C, 27/6/74, LL, 156-844, 31.845-S).
El vendedor que culposomente se encuentro en lo imposibilidad de escriturar,
sólo debe responder ante el comprador por los daños que fueron consecuencia inmedia­
to y necesario de lo falta de cumplimiento de lo obligación, pero no por los efe_ctos me­
diatos y ajenos al de su cumplimiento (CNCiv, Salo E, 8/7/69, LL, 137-55).

....!:...!--
RtGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 105
causales que suelen acaecer en situaciones similares
(arts. 901 y 904, Cód. Civil).
No se investiga la aptitud intelectiva o de compren­
sión de un sujeto dado, ,sino que se confronta el acto con
la conducta genérica, jurídicamente exigible según la
previsibilidad de un hombre común, que actúa con la pru­
dencia y solicitud que las circunstancias exijan.
Al referirse a estas consecuencias, afirma Spota:
"El criterio de la objekive nachtriigliche Prognose, o
sea, del pronóstico objetivo-retrospectivo, se halla tam­
bién aquí consagrado. Es el curso regular de las cosas o
su curso natural y ordinario lo que prevalece, y no la pre­
visibilidad subjetiva del daño mismo" 188•
La previsibilidad subjetiva, no obstante, es relevante
y extiende la trama causal de las consecuencias cuando
concurre una especial aptitud del sujeto (art. 902), o me­
dia un designio específico de que se produzca el resultado
dañoso (art. 905, parte 2ª).
De la fórmula empleada por el art. 904 (cuya fuente
es el Landrecht prusiano: arts. 8 ° y 10 del citado Tít. III
de la Parte Primera), se infiere que para la atribución de
los efectos al autor del hecho es suficiente la previsibili­
dad abstracta de tales consecuencias, las haya o no pre­
visto realmente.
La primera parte de la citada norma en cuanto se
refiere a las efectivamente previstas, constituye, pues,
una disposición innecesaria, ya que está subsumida por el
enunciado final del artículo " ...haya podido preverlas".
En general, hay que tomar en cuenta la previsión de
un individuo corriente, atendiendo a la circunstancia de
que el acontecimiento diverso que se acopla al acto inicial
es habitualmente conexo a él como contingencia probable
y, por lo tanto, es previsible· a la luz de las reglas de la

188 Spota, Tratado, t. I, vol. 36, nº 1795.


106 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

experiencia. En efecto, de no mediar tal circunstancia,


ese efecto no se habría producido.
Es que las consecuencias mediatas, al igual que las
inmediatas, responden al criterio de la regularidad (de
acuerdo con lo que suele suceder según el curso natural y
ordinario de las cosas): se imputan al agente los efectos
que suelen ocurrir normal u ordinariamente, diferencián­
dose . dichas categorías µor su grado de inmediación con
referencia al acto. La nota esencial común a ambas es la
previsibilidad abstracta del daño con relación a la genera­
lidad de las personas como corolario de que se produce
habitualmente, en oposición a las "casuales", que por su
carácter fortuito son imprevisibles; por ello, se conside­
ra que existe respecto de aquéllas una conexión causal
adecuada.
En tal sentido, Orgaz so�tiene que respondería por
homicidio la persona que suministrara a otra un narcótico,
con propósito de broma o de robo, si ella muere por no to­
lerar el tóxico a causa de deficiencias orgánicas. Señala
que aunque el resultado haya sido imprevisible para el
agente, era previsible en general, ·en las circunstancias del
caso, por ser la muerte un efecto normal de la droga en
personas con ciertas deficiencias en su salud 189•
No haber previsto lo que era previsible para el co­
mún de la gente acusa per se una ligereza, una falta de
cuidado, que hace responsable al sujeto por las conse­
cuencias lesivas que se ocasionen a causa de ese obrar.
Como lo puntualiza Alterini, la previsibilidad debe
recaer sobre la imagen genérica del daño, es decir, la
eventualidad de que acaezca, y no sobre su cuantía, lo
cual se patentiza especialmente en la responsabilidad in­
directa y en materia de imputación objetiva de daños -teo­
ría del riesgo y sus aplicaciones normativas-. Lo contra-

189 Orgaz, El daño resarcible, p. 158, nota 39 (el subrayado es nuestro)..


RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 107
rio frustraría la obligación de reparar por lo contingente
de los daños que pueden causarse en esas situaciones 190•
El criterio de previsibilidad que informa el art. 904
se interrelaciona con el juicio de valor de la conducta del
agente: la previsión concreta (art. 904,, parte 1ª) implica
la ejecución de un daño "a sabiendas" -supuesto de dolo,
contemplado en el art. 1072-; mientras que el deber d«
previsión "empleando la debida atención... " (art. 904,
parte 2ª) se identifica con las diligencias mentadas en el
art. 512 -concepto general de culpa-, ya que gramatical y
jurídicamente ambos términos suponen el cuidado o pre­
caución puesta en la realización de algo 191•
El ejemplo que pone De Gásperi es bien ilustrativo
de esta última hipótesis: "Quien en la proximidad de una
ventana que da sobre la calle carga un arma de fuego,
debe prever la contingencia de que, disparando el arma,
aun por un descuido, vaya a herir a un transeúnte. Pro­
ducido este hecho, su autor no excusaría su responsa­
bilidad por las consecuencias mediatas so color de no
haberlas previsto. Ha debido preverlas, y si no las ha
previsto, incurre en culpa" 192•
b) El artículo 521, Código Civil. El debate acerca
de la locución "maliciosa". En la órbita contractual, la
responsabilidad se extiende a las consecuencias mediatas
en caso de "inejecución maliciosa" de la obligación, con­
forme lo determina el art. 521 en su actual redacción (art.
1º, inc. 38, ley 17. 711), que sustituye el controvertido
texto original del Código 193•
190 Altcrini, Responsabilidad civil, n º 277. Comp. Aguiar, Hechos y actos jurt­
dicos, t. IV, 1, p. 422-423.
191 L6pez Olaciregui, Notas sobre el sistema de responsabilidad, nº 61 y 68; Acu­
ña Anzorcna, Estudios, p. 47;_Aguiar, Hechos y actos jurtdicos, t. IV, 1, p. 395.
192 De Gásperi - Morello, Tratado, vol. 1, nº 595.
193 En cuanto a la indiscriminación entre daños intrínsecos y extrínsecos, la su­
presión de la refercncia_a los daños sufridos por el acreedor "en sus otros bienes" resul­
ta bien significativo, como lo remarca Brebbia (La relación de causalidad, nº 38).
108 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Sin embargo, la reforma introducida ha traído nuevas


dificultades interpretativas, al incorporar la locución
maliciosa 194 en lugar del vocablo dolo, que se conserva
inalterado en los arts. 506 y 507.
La incertidumbre creada en la doctrina es de suyo
demostrativa de la deficiente técnica jurídica con que se
legisló al modificar el Código Civil, con olvido de las en­
señanzas de lhering, de que el objetivo fundamental de
aquélla debe ser la simplificación del derecho. Lo cierto
es que el intérprete tiene ahora que elucidar si el cambio
terminológico implica o no crear una nueva categoría ju­
rídica consagrando una forma de incumplimiento: la ineje­
cución maliciosa, distinta de las tradicionales del dolo y
de la culpa 195•
Al respecto, recuérdese que nuestro Código caracte­
rizó el dolo como vicio del acto voluntario (art. 931) y
como elemento intencional del delito civil (art. 1072),
pero no hizo lo mismo con el concepto de la figura en ma­
teria de obligaciones de fuente convencional.
Por medio de la elaboración doctrinaria del art. 506
se aprehendió su sentido en el incumplimiento contrac­
tual: el dolo allí mentado es la inejecución consciente y
deliberada de la prestación debida, sin. que sea necesario
el designio específico de dañar al acreedor 196 •
194 Este adjetivo ya tenía enria de ciudadanía en nuestro ordenamiento positivo
por su incorporación al Código de Comercio (art. 4" del decr. ley 4777/63, ratificado
por la ley 16.478) como agregado al art. 565 que decreta un acrecentamiento de la tasa
de interés respecto del deudor que litiga con malicia. A su vez, el Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación (ley 17.454) sancionó en su art. 45 la conducta malicio­
sa o temeraria de la parte vencida en juicio. En sentido concordante, el párrafo añadi­
do al art. 622 del Cód. Civil dispuesto por la ley 17. 711 (ar!. 1°, inc. 41) establece las
consecuencias derivadas de la "inconducta procesal. maliciosa" (ver Llambías, Ley
17.711: reforma al Código Civil, en "Revista del Colegio de Abogados de La Plata", nº
21, p. 236 y SS., n º 12).
195 Ver Salas, Acdeel E., La técnica legislativa en la reforma del Código Civil,
]A, doctrina 1969-378, nº 9.
196 Cfr. Galli, adiciones a Salva!, ·Obligacirmes en general, nº 116 a y b; Busso,
Código Civil anotado, t. 111, comentario al art. 506, nº 30; Borda, Obligaciones, t. 1, nº
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 109
A nuestro entender, la conducta maliciosa a que se
refiere el nuevo art. 521, aun interpretada de acuerdo con
la directiva general establecida en el art. 1198, ap. 1 °,
debe. considerarse equivalente a la significación del dolo
que acabamos de caracterizar, so pena de desarticular el
equilibrio del sistema trazado por el Código 197•
Alterini comparte este criterio, afirmando que, de
otro modo, resultaría }a incorporación de una categoría
nueva sin motivo ni justificación algunos, y se desconec­
taría la norma de imputación de daños (art; 506) de la que
ahora fija sus límites (art. 521). Deja a salvo que si ese
daño fue· querido, previsto concretamente como motiva­
ción del obrar, las consecuencias emergentes se proyecta­
rán en mayor medida sobre el incumplidor 198•
Llambías estima muy plausible el nuevo texto legal,
porque aclara la agravada responsabilidad del deudor que
infringe deliberadamente el deber que le incumbe y frus­
tra a designio la expectativa del acreedor, sin ·que sea me­
nester la demostración de '.'la intención de perjudicar",
que en la especie, implica una prueba diabólica, por la
extrema dificultad de su producción 199•
81; Colmo, De las obligaciones en general, nº 103; Rezzónico, Luis M., Estudio de la.J
obligaciones en nuestro derecho civil, Bs. As., Depalma, 1961, t. I, p. 146; Lafoillc,
Tratado de las obligaciones, vol. 1, nº 174; Carranza, Jorge A., El dolo en el derecho
civil y comercial, Bs. As., Astrea, 1973, p. 30; Llambíos, Jorge J., Estudio de la refor­
ma del Código Civil. Ley 17.711, Bs. As., Jurisprudencia Argentina, 1969, p. 132;
Compagnucci de Caso, Rubén H., Dos elementos de la responsabilidad civil: antijuridi­
cidad y culpa, en "Revista Notarial", La Plata, Colegio de Escribanos de la provincia
de Buenos Aires, nº 845, cap. 111.
197 Ésta es la posición dominante en nuestra doctrina: Salas, La responsabilidad
civil, contractual y extracontractual, en "Revista del Colegio de Abogados de La· Pinto",
nº 21, p. 288, y La responsabilidad en la reforma del Código Civil, JA, doctrina 1969- ·
425; Brebbia, La relación de causalidad, n º 38; Spota, Alberto G., Sobre las reforma.J al
Código Civil, Bs. As., Depalma, 1969, p. 15; Cazeaux, Pedro N. - Trigo Represas, Fé­
lix A., Derecho de las obligaciones, 2° ed., La Plata, Platense, 1975, t. I, p. 361; Ga­
rrido, Roque F. - Andorno, Luis O., Reformas al Código Civil, 2° ed., Bs. As., Zava­
lía, 1971, comentario al art. 521, p. 122; Goldenberg, Isidoro H., La responsabilidad
civil. Ensayo de sistematización, LL, 156-1323.
198 Alterini, Responsabilidad civil, nº 113.
199 Llambías, Estudio de la reforma al Código Civil. Ley 17.711, p. 133.
110 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Para Borda la utilización de la palabra maliciosa en


vez de dolosa ha sido deliberada. A renglón seguido ex­
plicita su pensamiento, manifestando: "Malicia no equi­
vale a dolo, como ·por error se ha entendido. Malicia es
un dolo calificado por alguna de las siguientes circunstan­
cias: a) intención de causar un daño; b) indiferencia del
incumplidor ante las consecuencias dañosas que muy pro­
bable y previsiblemente surgirán al acreedbr del incum­
plimiento... lo cierto es que [la solución de la ley] supone
distinguir entre dolo y malicia y limitar la agravación de
la responsabilidad al último caso" 200•
En esta línea conceptual, Mosset lturraspe sostiene
que la malicia es una especie de comportamiento doloso
calificado por el designio de incumplir y de dañar (dolo
directo con intenci6n perversa). No obstante, cuestiona
la interpretación de Borda, ya que el enunciado b antes
transcripto importa incluir el "dolo eventual" 2 1 en la ca­ º
lificación de malicia, lo cual cémduciría en los hechos a
consecuencias no queridas, afirmando finalmente: "Queda
claro que ahora, luego de la reforma al art. 521, todo in­
cumplimiento no malicioso, sea, culposo o doloso, se regi­
rá por el art. 520 del Cód. Civil" 202•
Carranza juzga también excesivo incluir el dolo
eventual en la inejecución maliciosa, ya que en todo caso

200 Borda, Guillermo A., La reforma de 1968 al Código Civil, Bs. As., Perrot,
1971, n" 131. En este sentido se ha pronunciado la CNCiv, Sala D, 10/5/77, ED, 76-
572, voto del doctor Gnecco, declarando que la malicia (dolo calificado) requiere la in­
tend6n de causar un daño.
20 1 La figura del dolo eventual, originada en la doctrina de los penalistas, y que
ha dado lugar a una rica bibliografía, consiste en que el sujeto, pese a representarse un
resultado como consecuencia de su conducta, aunque· no persiga esa finaHdad, no de­
siste sin embargo de ella. Es, por lo tanto, la indiferencia como contenido subjetivo
de la acción, ante el efecto ilícito que el agente preveía como posible (ver Gimbernat
Ordeig, Enrique, Acerca del dolo eventual, en "Nuevo Pensamiento Penal", Bs. As.,
set. -dic. 1972, año 1, nº 3, p .. 355 y .sigmentes.
202 Mosset lturraspe, Jorge, en "V Jornadas de Derecho Civil. Ponencias", Ro­
sario, 1971, t. I, tema 5, "Fijación de los Íineamientos generales del sistema de res-
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 111
-sostiene- debería quedar adscripto al régimen del art.
520. Objeta asimismo el criterio de aplicar igual rasero
al incumplimiento doloso que al simplemente culposo,
vulnerando los principios básicos que vertebran la teoría
de la obligación, de conformidad con el esquema acepta­
do por nuestro Código Civil 203•
En cuanto a la apreciación que eqmpara la malicia
con la figura del dolo delictual {art. 1072, Cód. Civil), se­
ría aplicable la observación de Llambías, de que cuando
el deudor obra con esa particular intención de dañar, el
acto de incumplimiento muda de especie: ya no será ese
tipo especial de·ilicitud con un régimen propio -dolo obli­
gacional-, sino un ver9adero delito civil, que sitúa el he­
cho dañoso en el régimen más severo de los delitos,
contemplado en los arts. 904,, 905, 1068, 1069, 1076,
1077, 1078 y 1079, Cód. Civil 204• Igual criterio pre­
coniza Bustarnante Alsina, quien sostiene que no es ne­
c·esario que el hecho sea a la vez un delito del derecho
criminal para aplicarle las normas que rigen los actos
ilícitos 205•
La ley reformatoria, al afirmar el principio de repara­
ción integral, debió seguir el cauce de los modernos orde­
namientos civiles, que prescinden de los elementos subje­
tivos, ·centrando su óptica en la medida del daño sufrido
por el acreedor, si en el plano causal viene a ser una con­
secuencia del incumplimiento del obligado 206•
Por el contrario, el art. 521 en su reformulación exi­
ge como presupuesto subjetivo de imputabilidad de las

ponsnhilidad civil", puntos XVI y XVIT y Responsabilidad por daños, Bs. ·As., Ediar,
1971, t. I, n º 40.
203 Carranza, El dolo, p. 33.
204 Llamhías, Estudio de la reforma del Código Civil. Ley 17.711, p. 138
nota 140.
205 Bustamanle Alsina, Teoría, nº 641.
206 Código Civil alemán (arts. 249, 252 y 276); Código suizo de las Obligaciones

l
(arts. 42, 43 y 49) y Proyecto de· Reformas de 1936 (art. 569).
112 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

consecuencias mediatas la existencia de "malicia" en el


deudor, conducta de difí.cil caracterización, a la que se
subordina el alcance del resarcimiento, omitiendo la con­
sideración del acreedor insatisfecho 207•
A modo de recapitulación podemos afirmar que más
allá de los dispares juicios que ha merecido el nuevo texto
del art. 521, la verdad es que instituye en materia de al­
cance de la reparación contractual un régimen distinto del
que rige la responsabilidad aquiliana, apartándose sin
fundamento valedero de las conclusiones del 111 Congreso
Nacional de Derecho Civil, que aprobó el despacho sobre
"Unificación del resarcimiento" en materia de responsabi­
lidad: "Recomendación nº 16: 1º) La reparación ha de
sancionarse según fórmula integral y unificada, aplicable
tanto a la responsabilidad contractual, cualquiera sea la
naturaleza de la prestación, como a la extracontractual,
sea que los hechos configuren o no delitos del derecho
criminal" 208•

§ 30. IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS CASUALES·


a) El artículo 905, Código Civil. El principio gene­
ral de la irresponsabilidad. La regla general en materia
207 Al respecto, Boffi Boggero puntualiza que el "dolo" .o la "malicia" desempe­
ñan un rol jurfdico, son conceptos de derecho y la ley, que no admite interpretaciones
"psicologistas", ve intención de dañar cuantas veces haya consecuencia y decisión de
no cumplir (Tratado, t. 2, § 580, B).
208 111 Congreso Nacional de Derecho Civil, Córdoba, public. oficial, 1962, t.
11, p. 617-642. En igual sentido, se ha señalado la desarmonía legal resultante te­
niendo en cuenta que la razón finalista de la estructura sustantiva es la reparación de
daños (Cataldi, Roque Vicente, Consecuencias de los hechos jurídicos, LL, 143-149).
En materia de atribución de consecuencias mediatas la jurisprudencia ha decla­
rado: En el sistema del Código Civil, el principio general que rige la relación de causa­
lidad en el ámbito de la responsabilidad extracontractual, se integra con el resarcimien­
to de los daños que son consecuencia inmediata del hecho determinante, y con los que
son consecuencia mediata, si ésta se traduce en daños previstos por el agente o si era
previsible, aunque de hecho no hubieran sido previstos. Por el contrario, no son com­
putables las consecuencias· casuales del hecho de existir culpa, esto es,• a no ser que
medie la hipótesis del dolo (CNEspCivCom, Sala 111, 30/9/75, BCNEC y C, 607, nº
8199). El hecho distinto que caracteriza a la consecuencia mediata, que concurre en

j
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 113
de consecuencias casuales (art. 901, parte 3 ª) es su inim­
putabilidad, ya que son normal u objetivamente imprevi­
sibles. Así lo consagra el art. 905, parte 1 ª, que recono­
ce como antecedente el art. 11 del Landrecht: "Las
consecuencias pura.mente casuales no son imputables al
autor del hecho".
En efecto, ya hemos destacado que las consecuen­
cias mediatas imponen responsabilidad cuando por acom­
pañar regularmente al hecho generador son previsibles
para cualquier persona (art. · 904,).
Por lo tanto, la solución legal es• coherente al esta­
blecer que las consecuencias mediatas que por constituir
una derivación imprevisible en el iter causal son anorma-

la producción de la misma con el incumplimiento o hecho generador que se imputa ni


deudor, debe consistir en un acontecimiento contingente, aunque previsible, de singu­
lar ocurrencia y fuerza causal propia en In concreción del daño que viene a anudarse n
la potencia dañosa del incumplimiento mismo, aunque aquel hecho concurrente no sen
a su vez apto para la generación del perjuicio (CNCiv, Sala C, 18/6/79, ]A, 1979-
IV-348).
Las consecuencias mediatas son aquellas que resultan solamente de la conexión
de un hecho con un acontecimiento distinto: la ligazón con el hecho reputado causa
no es directa porque la cadena causal aparece interferida por otro hecho, resultando·
imputable esta consecuencia al autor cuando la hubiere previsto o empleando la debida
atención pudo prever, precisamente porque es previsible en abstracto (CApel Junln,
30/4/81, [)JBA, 121-262). Trutiindose de consecuencias que acaecen solamente por la
conexión del hecho "con un acontecimiento distinto" (art. 901, Cód. Civil), resultarán
imputables al autor del hecho, pero a condición de que las hubiere previsto o que em­
pleando In debida atención y conocimiento de la cosa, haya podido prevetlas (art. 904,
Cód. Civil), pues de lo contrario serían casuales. Tal previsibilidad ha de computarse
al momento de realiz11ción del hecho dañoso ya que en ese momento debe fijarse el esta­
do de conciencia del agente en relación a las consecuencias de su obrar, para estable­
cer su imputabilidad o inimputabilidad (C2ªCivCom Cha, 11/8/78, BJC, XXII-766).
No es equitativo pretender que el deudor de la indemnización tenga que sufrir las con­
secuencias indefinidas ·de los sucesos que se relacignan con el hecho i�putable que no
guardan vinculación inmediata con él, o sea con la causa directa y exclusiva de la culpa
(arts. 520 y 521, Cód. Civjl) (CNCiv, Sala F, 8/9/60, ll, 101-45). La complicación
provocada por la infección de la herida sufrida en un accidente de tránsito, constituye
una consecuencia mediata y no remota, ya que esa derivación no fue causada por otro
hecho ajeno a dicho accidente, sino en todo caso, por una contingencia de la evolución
de la herida, no mediando prueba de que proviniese de una desatención o mala aten­
ción hospitalaria. En consecuencia, debe responder por ello el autor del hecho
(CNCiv, Sala C, 2/8/77, ll, 1978-C-678, sum. 3260).

l
O. Goldcnberg.
114 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

les, por su calidad de fortuitas, no crean responsabilidad


en el autor del hecho. La razón es porque desbordan las
predicciones de cuanto pudiera razonablemente aconte­
cer.
En esas hipótesis no se puede considerar que exista
una conexión causal adecuada entre la acción del agente y
el resultado último, como, por ejemplo, si el lesionado fa­
llece a consecuencia de sufrir una descarga eléctrica en el
establecimiento donde se asistía de sus heridas, evento
éste que no tiene un enlace lógico con el hecho del lesio­
nante.
Tenemos que ponderar una vez más el acierto del
sistema estructurado por Vélez� que posibilita al intérpre­
. te llegar a soluciones concordantes con las que resultan
de aplicar los principios sustentados más adelante por los
expositores de la teoría de la causalidad adecuada 209•
En el estudio de esta clase de consecuencias no hay
que perder de vista que el Código, al caracterizar el "caso
fortuito" en el art. 514,, señala dos notas configurativas: la
imprevisibilidad y la inevitabilidad. Es menester, pues,
juzgar el alcance de la responsabilidad del sujeto en fun­
ción de la posibilidad que tuvo de prever y de evitar el
daño.
b) Excepción: la previsibilidad subjetiva. La segun­
da parte del art. 905 constituye una excepción al princi­
pio de la irresponsabilidad por las consecuencias casuales
consagrado en el párrafo inicial de dicha norma.
Al establecer que son imputables " ...cuando debie­
ron resultar, según las miras que tuvo al ejecutar el he­
cho", el precepto (tomado del art. 12 del Landrecht)
contempla la hipótesis del sujeto que actúa con el desig­
nio de producir esa eventualidad -previsión concreta-,

209 En efecto, como lo señalamos en el § 17, e, el planteo orgánico de esa tesis


ha sido hecho con posterioridad a la elaboración de nuestro Código Civil.
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 115
que no por ello deja de ser, en orden a su grado de co­
nexión con el acto, objetivamente casual. Estas conse­
cuencias se imputan al autor por su previsibilidad subje­
tiva, cuando la determinación del agente haya estado
dirigida a la consecución de ese improbable resultado, de
acuerdo con el curso natural y ordinario de los aconteci­
mientos.
Para Salvat las consecuencias casuales, si han sido
tenidas en mira por el sujeto, dejan de ser tales para con­
vertirse en consecuencias mediatas 210• Es la apreciación
también de Aguiar, quien sostenía que en esas situacio­
nes han sido previstas y, en consecuencia, pierden la ca­
lidad de casuales, que se caracterizan precisamente por
su imprevisibilidad {art. 901 in fine) 211•
Orgaz, en un principio, participó también de ese cri­
212
terio , pero después lo desechó, fundándose en que la
distinción de las consecuencias, es decir, el juicio de
probabilidad, se hace en abstracto, no en concreto, razón
por la cual se las define por lo que era o no previsible, en
general, y no por lo que previó o dejó de prever el agente
en particular. Afirma que ei hecho de haberlas tenido
en mira -previsión concreta- no quita que tales conse­
cuencias sean casuales, si no eran, en general, las que
debían resultar del curso natural y ordinario de las cosas;
como la imprevisión también concreta del agente no impi­
de que sean "mediatas" las consecuencias que podían
preverse, en general, "empleando la debida atención y
conocimiento de la cosa" {art. 904,), concluyendo que en
la caracterización de las consecuencias los puntos de vis­
ta abstracto y concreto, no se interfieren mutuamente 213•
López Olaciregui señala que el art. 905 estuvo iargo

210 Snlvnt - Lópcz Olucircgui, Parte general, t. II, n" 1608.


211 Aguiar, Hechos y actos jurídicos, t. IV, 1, p. 401.
212 Orgaz, Alfredo, Estudios de derecho civil, Bs. As., Tea, 1948, p. 90, nota 31.
213 Orguz, El daño resarcible, p. 82, nota 37.·

L
116 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

tiempo arrumbado como inútil bajo la acusación de com­


portar una contradicción, pero después la norma fue reha­
bilitada por una interpretación más comprensiva. Al
explicitar este aserto manifiesta que el hecho casual no se
presentaba antes de suced�r como algo imposible sino
simplemente como algo improbable o sólo remotamente
probable, pero dentro de esa remota posibilidad podía
ocurrir que sucediera y esa posibilidad, por remota que
fuera, pudo haber sido "tenida en mira" por el sujeto 214•
En las adiciones a la obra de Salvat, el autor citado
puntualiza elfundamento de la mayor incriminación legal:
sancionar la intención dolosa; se responde del daño ca­
sual que se previó como posible a pesar de que fuera for­
tuito 215•
Con mucha anterioridad a la recepción legal del
principio de la causalidad adecuada (art. 906, texto refor­
mulado por la ley 17. 711), y con un enfoque exclusiva­
mente centrado en el plano causal, Spota afirmaba que en
esos casos hay una consecuencia casual, pero adecuada
con criterio subjetivo 216•
Para Orgaz falta en estos casos, en rigor, la conexión
causal adecuada, de acuerdo con la idea fundamental de
la teoría, entre el acto y las consecuencias. La imputa­
ción se hace más bien a título de pena: se· castiga la mala
intención o el designio perverso con que actúa el agen­
te 211.
A nuestro criterio, no es posible desvincular el se­
gundo pasaje del art. 905 del postulado que informa el
actual art. 906 (nexo causal adecuado).

214 Ló pez Olaciregui, Notas sobre el sistema de responsabilidad, n" 62-63.


215 Salvut - López Olaciregui, Parte general, t. 11, n" 1608-B.
216 Spotu, Tratado, l. I, vol. 36, nº 1796.
217 Orguz, El dwio resarcible, p. 83 y nota 40. Cfr. Acuña Anzorenu, Estudios,
p. 50._
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 117
En tal sentido, no basta para responsabilizar al agen­
te haber "tenido en mira" un resultado específico, sino
que la acción llevada a cabo por él tuvo que ser idónea
para producirlo. Nos adherimos, así, ·a la crítica que
formula Brebbia al ejemplo puesto por López Olaciregui
(envío a mi enemigo en un viaje en avión, conjeturando
sobre la posibilidad, que se realiza, de un accidente), ya
que esa acción (enviar a una persona en avión) no es per se
condición adecuada del accidente del que se sigue la
muerte del viajero 218•
Distinta sería la solución si alguien, sabiendo la de­
ficiencia cardíaca que padece una persona, produjera de­
liberadamente en ella un agudo sobresalto o una fuerte
impresión, con un resultado letal.
Esa consecuencia -el deceso-, en virtud del especial
conocimiento de las condiciones orgánicas y anímicas de
la �íctima, de ningún modo puede calificarse de fortuita
para el autor del hecho, ya que se lo representó .anticipa­
damente como resultado posible; no así para los tercero_s
que ignoraban esa circunstancia y respecto de los cuales
aparece como una secuela puramente casual.
Por lo expuesto, resulta evidente que en estas sittia­
'ciones el efecto no sólo ha sido previsto sino también que­
rido, como finalidad determinante del obrar, por el
causante del infortunio. Se le imputan, pues, las conse­
cuencias a título de dolo, ya que existe un acto ilícito eje­
cutado a sabiendas y con intención de dañar (art. 1072,
Cód.. Civil) 219•

218 Brebbia, La relación de causalidad, p. 81, nota 78.


219 La regla contenida en el urt. 905 del Cód. Civil ha sido evaluada en diversos
folios, en los que se ha decidido:. Si bien la reparación en materia de delitos y cunside­
litos debe ser integral, hulla un límite en lo dispuesto por el art. 901 del Cód. Civil, o
sea que se excluyen a falta de dolo las consecuencias puramente casuales que no son
imputables al autor del hecho, sino cuando debieron resultar según las miras que tuvo
al ejecutarlo (CNEspCivCom, Sala 1, 26/12/80, BCNEC y C, 981-703, nº 10.549). Si

L
118 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

§ 31. DIFICULTADES QUE PLANTEAN LAS DENOMINADAS


"CONSECUENCIAS REMOTAS". EXAMEN DEL NUEVO
ARTÍCULO 906 DEL CóDIGO CIVIL

a) El texto originario del artículo 906. El art. 906,


que motivó tantas desinteligencias entre nuestros autores�
en su actual redacción ha suscitado no menores discre­
pancias en cuanto a su alcance e interpretación.
El texto originario del Código era de este tenor: "Son
imputables las consecuencias casuales de los hechos re­
probados por las leyes, cuando la casualidad de dlas ha
sido perjudicial por causa del hecho".
Para la comprensión gramatical del precepto era in­
dispensable acudir a su fuente (art. 13 del Landrecht), de
conformidad con la nota pue�ta al pie de dicho artículo,

los perjuiciós no son consecuencia inmediata de la conduela culposa del agente, porque
no suceden según el curso natural y ordinario de las cosas, sino consecuencia mediata
que aquél no previó, constituyen derivaciones imprevisibles a las que corresponde cali­
ficar de fortuitas o casuales (arl. 901 in fine, Cúd. Civil) y están fuera de la categoría
de las indemnizables cuando el hecho originario súlo fue culposo (STCba, 23/12/76,
IJJC, XXI-22).
El responsable solamente se hace cargo de las consecuencias casuales cuando
obrú con dolo, o poniéndolas en las miras que tuvo al ejecutar el hecho (art. 905, Cód.
Civil) (CNCiv, Sala C, 3/11/76, LL, 1977-A-511). La responsabilidad del obrar doloso
del autor de delitos del derecho criminal --<¡ue son también delitos del derecho civil- se
extiende a las consecuencias inmediatas, mediatas, previsibles y aun a las casuales,
cuando éstas debieron resultar según la mira que tuvo al ejecutar el hecho, quedando el
condenado en sede penal obligado en la forma más amplia que el. derecho conoce a una
indemnización integral (CNCiv, Sala F, 15/7/77, ED, 77-362). Respecto de las con­
secuencias "inmediatas" debe responderse en todo supuesto, pues la más elemental
discreción impone tomar en cuenta aquello que regularmente acaece (arg. arl. 903,
Cód. Civil); tocante a las "mediatas" cuando se hubieren previsto o hayan podido prever­
se (arg. art. 904, Cód. Civil) y en cuanto a las "casuales", se responde sólo por excepción
(arg. art. 905, Cód. Civil) (CNCiv, Sala A, 25/10/77, LL, 151-464). Si bien la repara­
ción en materia de delitos y cuasidelitos debe ser integral, halla un límite en lo dis­
puesto por el art. 901 del Cód. Civil, o sea que se excluyen a falta de dolo las conse­
cuencias puramente casuales que no son imputables al autor del hecho, sino cuando
debieron resultar según las miras que tuvo al ejecutarlo (CNEspCivCom, Sala I, 26/12/
80, BCNEC y C, 981-703, nº 10.549). Para que haya daño resarcible debe tratarse de
consecuencias inmediatas o mediatas previsibles; las casuales·, que no pueden prever-
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 119
según la cual la imputación de las consecuencias casuales
corresponde cuando el suceso (fortuito) ha sido perjudi­
cial por causa del hecho (del agente) 220•
La expresión "hechos reprobados por las leyes"
había dividido a la doctrina en varias corrientes interpre­
tativas en lo que se refiere al ámbito de aplicación de la
norma.
Se controvertía si tal enunciado contemplaba los
actos ilícitos en general, lo que los romanos llamaban
"casus dolo vel culpa determinatus" -caso fortuito deter­
minado por dolo o culpa- (Salvat, Lafaille, Aguiar y Bibi­
loni), o bien aludía sólo a los delitos (Llambías, Acuña
Anzorena). Otra apreciación (Orgaz) le asignaba el ca­
rácter de regla general comprensiva de toda responsabili­
dad, tanto aquiliana como convencional. Finalmente, un
criterio diferente (Hualde) estimaba que el precepto se di­
rigía al hecho ejecutado de mala fe, con un fin ilícito,
concepto que sobrepasa el marco del delito civil (arg. art.
95 7, referido a la simulación ilícita) 221•
b) Innovaciones del nuevo dispositivo legal: la contro­
versia doctrinaria. El texto legal que nos ocupa, en la
formulación dispuesta por la ley 17. 711 (art. 1°, inc. 46):
"En ningún caso son imputables las consecuencias remo­
tas, que no tienen con el hecho ilícito nexo adecuado de

se, sólo son imputables cuando deben resultar de las miras del autor ni ejecutar el he­
cho, y las remotas en ningún caso (arts. 520, 521, 901 " 906, Cód. Civil). Las afec­
ciones que pudieran derivar pllra los parientes ele la víctima no son previsibles para el
autor del hecho; por lo tanto, no son resurcibles por no durse el caso previsto como ex­
cepción por el art. 905, Cód. Civil (CNCiv, Sala C, 18/2/75, ED, 64-313). El se¡;uro,
las reiuciones con la aseguradora, el trámite para el cobro y la consi ¡;uiente demora, ya­
sea por causa de la inacción de lll llctorn o del retardo de la aseguradora, son conse­
cuencias casu!lles del accidente de tránsito, pues Falta la posibilidad de preverlas por
purte del culpable (CNCiv, Sala C, 6/11/76, ED, 68-442).
220 Respecto de las diversas traducciones efectuadas del artículo del Códi¡;o de
Prusia, ver Orgaz, El daño resarcible, p. 84, nota 41.
221 Prescindimos del examen detallado de la cuestión en virtud de que llctulll­
mente carece de interés dogmático, remitiéndonos a las obras de los autores citados.

L
120 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

causalidad", debe examinarse desde un doble punto de


vista: a) por lo que deroga; b) por lo que introduce.
En cuanto a lo primero, elimina la norma imputativa
de responsabilidad por las consecuencias casuales que
contemplaba el anterior precepto como hipótesis de ex­
cepción a la regla general de no atribuibilidad contenido
en el art. 905, parte J U , que se mantiene inalterado.
A su vez, incorpora expressis verbis el principio de la
causalidad adecuada. 222, descartando la imputabilidad por
las "consecuencias remotas" {"En ningún caso son impu­
tables ... "), categoría ésta ajena al criterio clasificatorio
establecido en el art. 901, eje del sistema articulado por
el codificador en cuanto a la - medida del resarcimiento.
La reforma realizada en el año 1968 en vez de disi­
par las oscuridades de la primitiva norma ha creado un
nuevo foco de conflicto interpretativo. En efecto, no
bien sancionada la ley 17. 711 ·se alzaron las primeras vo­
ces de censura acerca de la cuestión que examinamos.
En tal sentido, Brebbia expresa: "Igualmente, la mo­
dificación del art. 906 cuando establece que en ningún
caso son imputables las consecuencias remotas, que no
tienen con el hecho ilícito nexo adecuado de_ causalidad,
aparte de sentar un principio que resultaba innecesario
atento a lo que disponen las normas de los arts. 901 a 905
del Cód. Civil, no sólo no aclara el confuso texto anterior
del Código, sino que deja sin solución expresa la hipóte­
sis prevista en la referida norma que en los casos de he­
chos ilícitos ponía a cargo del agente las consecuencias
del caso fortuito cuando éste no se hubiera producido sin
la culpa del autor del hecho" 223•

222 C!lbe recordar que el III Congreso Nllcional de Derecho Civil, en el despncho
al que hicimos referencia en la nota 208, habla aprobado la siguiente Recomendación:
"3°) La medida del resarcimiento se extiende n todo daño que guarda conexión causal
adecuada con el hecho generador de lll responsabilidad civil" (ver el relato de su miem­
bro informante, Acdeel E. Sal_, ';' S,, 111 Congreso Nacional de Derecho Civil, t. 11, p. 62 8).

J
, _
223 Brebbia, Examen de la refonna del C1digo Civil y de su gcnesi.,, en "Revista
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 121
En la misma fuente encontramos la opinión de Salas,
quien manifiesta: "La llamada ley 17. 711 establece la
teoría de la causalidad adecuada, sin decirnos de qué se
trata; perq lo grave del caso es que dispone que el autor
del hecho no responde por las consecuencias 'remo­
tas'... Esta frase es sólo producto del empirismo; nos
dice lo mismo que nos había dicho Pothier hace 200 años,
al afirmar que no se puede responder por las consecuen­
cias demasiado alejadas, porque si no, la responsabilidad
sería muy grave" 224•
En una publicación posterior, este autor vuelve a
considerar. las "consecuencias remotas", señalando que se
· trata de una locución desafortunada, por carecer de un
sentido técnico preciso que no encuadra en ninguna de
las categorías legalmente establecidas y tampoco puede
vincularse esa expresión a la teoría de la "causa próxi­
ma", incompatible con la de la "causalidad adecuada",
que recepta el nuevo art. 906. Concluye que se las debe
identificar con las consecuencias casuales (imprevisibles:
art. 901, parte. 3 °), a las que con mucho más acierto se
había referido Vélez Sársfield, so pena de desarticular
todo el siste.ma de nuestro Código 225•
"Determinar la significación del término 'remotas' en
el art'. 906, Cód. Civil, conduce, pues, a un dilema de
hierro: si se entiende por tal a las consecuencias que no
tienen una conexión adecuada con el hecho ilícito, se
confunden con las casuales, definidas en el art. 901, Cód.
Civil; si se ha reservado esa expresión para eventos sin
conexión alguna con un hecho antecedente, no puede ha-

n
del Colegio de Abogados de La Plata", º 21, "Refonnas inconvenientes desde el punto
de· vista de la estimación jurídica", p. 27-28.
224 Salas, La re,¡,onsabilidad civil contractual y cxtracontractual, en "Revista
del Colegio de Abogados de La Plata", jul.-dic. 1968, nº 21, p. 295.
225 Salas, La responsabilidad en la reforma del Código Civil, ]A,., doctrina 1969-
428. Cfr. Cifuentes, en Belluscio - Zonnoni, Código Civil, comentado, anotado y con­
cordado, comentario al art. 901, t •. 4, p. 83.
122 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL
l
blarse ya de consecuencias, que suponen siempre una re­
lación (adecuada o no) entre un hecho antecedente y otro
consecuente. En este último caso la inocuidad de la
regla sería mayor todavía, toda vez que es evidente que
no pueden atribuirse a ningún sujeto eventos que no tie­
nen conexión ninguna con su acción" 226•
En igual sentido Llambías señala que la llamada
causalidad remota no es, en verdad, causalidad, ya que el
hecho antecedente no tiene eficiencia causal respecto de
dicha consecuencia 227•
.
" ¿ Que, son, o cua'les son estas consecuencias remo-
tas? ¿Son, con otro nombre, alguna de las tres que ·defi- .
ne el art. 901? En caso afirmativo, y puesto que eviden­
temente no pueden ser ni las inmediatas ni las mediatas
(previsibles), ¿son una subespecie de las casuales y, en
su caso, cuál es su concepto legal y su característica fren­
te a las otras de su misma especie?" 228•
A fin de elucidar esta cuestión hay que tener en
cuenta que para nuestro Código consecuencias casuales o
fortuitas son las que resulten de una imprevisible deriva­
ción de un hecho (art. 901 in fine).
"El nexo de causalidad no encuentra, lógicamente
considerado, ningún límite en el tiempo. Los efectos de
un .suceso, sea favorable o perjudicial, se comunican al
futuro e influyen, en mayor o menor proporción, todo el
curso ulterior de las cosas " 229•
Como agudamente lo señalan Mazeaud-Tunc, a medi­
da que uno se aleja del perjuido inicial, el vínculo de
cam:alidad "se esfuma" poco a poco, hasta convertirse en

226 13rebbin, La relación de causalidad, nº 31 in fine.


227 Llnmbíns, Parte general, Bs. As,, Perrot, 1970, t. 11, nº 1416 bis y Obliga­
ciones, t. 111, nº 2285, D.
228 Orgnz, Alfredo, Las consecuenciw remotw, ED, 56-673.
229 Ver von Tuhr, Tratado de las obligaciones, t. l, p. 69.
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 123
inexistente, planteando después el siguiente interrogante:
¿cabe declarar responsable a un individuo de todas las
consecuencias más remotas de sus culpas? 230•
El problema del vínculo causal es, como lo hemos
señalado, de naturaleza ontológica; lo que se juzga es el
encadenamiento entre un resultado material determinado
(daño) y un acontecimiento.
Desde este punto de vista podemos afirmar que si
con la locución "remotas" se quiso poner énfasis en la
inimputabilidad de dichas consecuencias por su lejanía
con el hecho antecedente en el iter causal, la regla es su­
perflua, ya que auri sin ella correspondía esa solución,
pues, al decir de Llambías, la acción no aparecía como la
.causa eficiente o determinante de las mismas, sino como
su causa meramente ocasional 231•
Si, por el contrario, se interpreta que se trata de una
categoría ex novo, se habría cometido a nuestro criterio
un evidente desacierto en materia de técnica jurídica, al
introducir innecesariamente una figura diferente en el ar­
mónico sistema del Código, sin caracterizarla ni asignarle
un contenido propio.
Para Borda, que gravitó decididamente en la refor­
ma, l�s consecuencias remotas "no son otras que las ca­
suales" 232• No se entiende, entonces por qué se dejó de
lado una expresión enraizada en nuestro derecho civil,
creando serias dudas en esta importante materia.

230 Mazcaud - Tune, Tratado, t. 11-2, nº 1666. Ver las consideraciones de


Bibiloni aceren del problemo relotivo 11 fo extensió� de In respon�nbilidnd, glosando a
Paulo (l. 43, 19, 1, D), quien califica de inicuo imponer a una persona todas las consc­
cuencios de los hechos en que ni siquiera podía pensar (Anteproyecto, t. 11, p. 486 y
ss.). En este orden de ideos, Orgaz afirma que el principio de la plenitud del
resarcimiento no signific11 'que el responsable debo repornr todo el daño que ha ocasio­
nado materialmente con su acto; no 3e trata de la causalidad material sino de la jurídi­
co, vale decir, solamente la que se halla en conexión causal adecuada con dicho neto
(El daño resarcible, p. 154).
231 Llambios, Estudio de la reforma del Código Civil. Ley 17.711, p. 206.
232 Bordo, La reforma de 1968, nº 144.
124 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

La doctora Leonfanti, en el valioso aporte precitado


sobre el tema conceptúa, al igual que Spota, la causa ade­
cuada como la causa típica, identificando la consecuencia
remota con la atípica, es decir, el efecto que se produce
en virtud de lo que técnieamente, tanto en materia penal
como civil, se califica como "interrupción del nexo cau­
sal". Transcribe la opinión que dicho autor le expusiera
a su requerimiento en una carta personal, en la cual afir-
ma que 1o atmente
· a1 caracter
, "remoto"de 1a consecuen-
cia no tiene mayor significación, ya que lo que cuenta en
realidad es la causación adecuada 233•
Aun admitiéndose la consagración legal de una nue­
va categoría autónoma de consecuencias, la solución no
diferiría de lo que llevamos expuesto. Así, Bustamante
Alsina, que sostiene un criterio diferencial entre conse­
cuencias casuales y remotas en función de lo normado por
los arts. 905 y 906, declara que estas últimas están tan
alejadas del hecho, por la interacción de otros aconteci-·
mientos distintos, que de ningún modo puede hallarse en
aquél la causa adecuada del daño 234 •
A su vez, Mosset lturraspe subdivide las consecuen­
cias casuales en "puramente casuales" (art. 905) y "remo­
tas" (art. 906). Las citadas en segundo término equiva­
len a las fortuitas o imprevisibles; son consecuencias
atípicas, donde el nexo adecuado de causalidad desapare­
ce 2as.
Como colofón del presente desarrollo tenemos que
destacar que más allá de su denominación legal, tales de­
rivaciones, por su distante vinculación con el hecho, caen
fuera de toda estimación previsiva.
Esto es un corolario del régimen diagramado en el

233 Leonfonti, A propósito del nuevo art. 906 del Código Civil, ED, 37-966, nº 26.
234 Bustnmnnte Alsinn, Teoría, nº 602 y 677.
235 Mosset Iturrnspe, Respomabilidad por darlos, t. I, nº 78 in fine y 80.

_J
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 125
art. 901 y ss. del Código, según el cual el fundamento de
la imputabilidad de las consecuencias de los hechos está
dado por la previsibilidad de quien los lleva a cabo, apre­
ciada en abstracto, es decir, en sí misma, de conformidad
con el curso natural y ordinario de los sucesos y con inde­
pendencia de la situación del autor respecto del acto.
No se trata aquí de una cercanía en el tiempo o en el
espacio, sino de establecer la adecuación entre un hecho
y un resultado, correlacionando en el vínculo ca:usal el
efecto con su causa generatriz.
"La reforma -dicen Garrido-Andorno- viene a esta­
blecer que las consecuencias remotas, únicamente serán
imputables si tienen con el hecho ilícito, un nexo adecua­
do de causalidad, con lo cual indudablemente se refirma
el criterio de la reparación integral en el supuesto de deli­
tos y de cuasidelitos" 236•
El texto _originario del art. 906 consagraba una norma
imputativa de excepción por las consecuencias casuales,
cuando la acción culposa del agente -y a fortiori la dolo­
sa- hubiera precedido al caso fortuito determinante del
resultado dañoso.
Por su emplazamiento constituía una directiva apli­
c,-able a toda responsabilidad (nota al epígrafe de la Sec­
ción II del Libro II del Código Civil) y la disposición
contenida en el art. 513 -"El deudor no será responsable
de los daños e intereses que se originen al acreedor por
falta de cumplimiento de la obligación, cuando éstos re­
sultaren de caso fortuito o fuerza mayor, a no ser que el
deudor hubiera tomado a su cargo las consecuencias del
caso fortuito, o éste hubiere ocurrido por su culpa... "- re­
sultaba de este modo un desenvolvimiento de la formula­
ción general establecida por el codificador en el mentado
art. 906.

236 Garrido - Andorno, Reformas al Código Civil, comentario ni árt. 906, p. 151.
}26 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

El fundamento júrídico de la atribución de las conse­


cuencias casuales al autor del hecho ilícito aparece así
con nitidez, ya que, de no mediar su irregular comporta­
miento, aquéllas no se habrían producido (arts. 513 y
906, Cód. Civil) 237•
Con la supresión del antiguo art. 906 se ha consagra­
do, al decir de Llambías, una solución inarmónica: "en el
ámbito de la responsabilidad contractual el caso fortuito
sobreviniente a la mora del deudor, perjudica a éste
(conf. art. 513, Cód. Civil), pero el mismo caso fortuito
sobreviniente a la comisión de un delito civil, y que no
hubiese ocurrido sin él, perjudica a la víctima y no al de­
lincuente, pues es una consecuencia casual -por eso es
un caso fortuito- que ahora sólo se le imputa al autor del
'hecho ilícito, pese a estar en mora desde entonces, en el
raro supuesto del art. 905" 238•
Por ello, coincidimos con la apreciación de Rovere,
de que el actual texto del art. 906 debió haber sido un
agregado al anterior y no un sustituto de él, porque falta
ahora la norma excepcional de imputabilidad de las con­
secuencias casuales de los actos ilícitos, que solamente
se podrá obtener por inferencia del nuevo precepto. Al
respecto, afirma: "Naturalmente, tratándose de establecer
una excepción, era necesario el texto anterior del art. 906
y, si se ha querido atemperar su rigor excluyendo las con­
secuencias remotas, debió decírselo en un agregado, pero
no eliminar el texto que establece precisamente la excep­
ción. Con el texto actual -concluye- se atempera el ri­
gor de una norma que no existe" 239•

237 Repárese en el adverbio "cuando" utilizado por Vélez Sársfield en la redac­


ción de los arts. 513 y 906, que denota una modalidad de tiempo.
238 Llamblas, Estudio de la reforma del Código Civil. Ley 17.711, p. 211.
239 Rovcre, Roberto y otros, Reformas al Código Civil (ley 17.711), curso de es­
tudio y debate organizado por el Colegio de Abogados de In Primera Circunscripción Ju­
dicial de In Provincia de Santa Fe, Rosario, Orbir, 1968, p. 49 y siguientes.

_J
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 127
c) La cuestión en las Jornadas sobre Temas de Res­
p onsabilidad Civil (Rosario, 1979). En las Jornadas
Sobre Temas de Responsabilidad Civil en Caso de Muerte
o Lesión de Personas, celebradas en la Facultad de Dere­
cho de Rosario, Departamento de Derecho Privado, Área
Civil, durante los días 28 al 30 de junio de 1979, el Insti­
tuto de Derecho Civil del Colegio de Abogados de San Isi­
dro, presentó una ponencia sobre "Extensión y forma del
resarcimiento", que constituía el tema de estudio de la
Comisión nº 2, cuyo contenido transcribimos:
"a) No puede darse al actual art. 906 del Cód. Civil
un alcance más restrictivo que el que tenía el texto origi­
nal de Vélez Sársfield.
"b) Frente a la reforma introducida por la ley
17. 711, no debe el intérprete prescindir de la elaboración
doctrinal realizada en torno del texto primitivo del art.
906, en cuanto éste consagraba la imputabilidad de las
consecuencias casuales, como hipótesis de excepción a la
regla general contenida en el art. 905, parte 1 ª, del Código.
"c) Pese a haber sido el precepto del art. 906 del
Cód. Civil, oportunamente calificado por la doctrina como
de abstrusa redacción, éste resultaba perfectamente inte­
ligible cuando se lo interpretaba en el sentido siguiente:
son imputables las consecuencias casuales cuando el su­
ceso ha sido perjudicial por causa del hecho.
"d) Al recibir consagración legislativa las ·conse­
cuencias remotas' mentadas en el nuevo art. 906, que por
su máxima lejanía en la concatenación causal con respec­
to al hecho generador son declaradas jurídicamente inim­
putables, resulta evidente que st: parte del presupuesto de
que existen consecuencias casuales im putables; pues, de
otro modo, la nueva norma carecería de razón de ser.
"e) Además, el art. 905, en su segunda parte, esta­
blece también una excepción a la regla de la inimputabili-
128 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

dad de las consecuencias casuales, en cúanto atribuye al


autor del hecho determinados resultados que no derivan
del curso regular de los sucesos, en razón de la previsión
concreta de ese efecto por el agente; vale decir que dichas . 1
consecuencias, además de previstas, han sido queridas !(
('...según las miras que tuvo al ejecutar el hecho').
''j) En razón del emplazamiento de los arts. 901 y
ss. dentro de la economía del Código, que constituye una
normativa general aplicable a los hechos jurídicos (nota al
epígrafe de la Sección II del Libro II y al art. 896 del
Cód. Civil), el jurista debe efectuar una interpretación
que permita una solución armónica y coherente en mate­
ria de extensión del resarcimiento en las llamadas áreas
'contractual' y 'extracontractual', teniendo en cuenta los
· principios generales implicados en la materia (arts. 513 y
901 a. 903, Cód. Civil)".
En el despacho final producido sobre el referido
Tema 2, se aprobó, en cuanto a "Relación causal", el dic­
tamen siguiente:
"a) El resarcimiento por lesión de las personas sólo
procede si estas consecuencias guardan relación causal
adecuada con el hecho (unanimidad).
"b) Sin embargo, la muerte o lesión serán resarci­
bles cuando, a pesar de no derivar del curso regular de
los sucesos, haya debido resultar según la previsión con­
creta o miras que tuvo el autor al obrar (Zavala de Gon­
zález, Goldenberg, Zannoni, Moisset de Espanés).
"e) La actual redacción del art. 906 del Cód. Civil
no excluye la imputación de consecuencias casuales
cuando el caso fortuito ha resultado perjudicial por causa
del hecho (unanimidad)".
d) La interpretación de la materia a través de los
principios generales contenidos en el Código. Las consi­
deraciones precedentemente expuestas autorizan a soste-

J
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 129
ner que la derogación in totum del antiguo art. 906 no ha
conmovido, sin embargo, el sólido régimen estructurado
por el Código en materia de extensión del resarcimiento.
Como acertadamente puntualiza Brebbia, si media
entre el hecho ilícito y el caso fortuito un nexo adecuado
de causalidad, las consecuencias dañosas tienen que ser
imputadas fácticamente al agente 240 •
Y prueba de ello es que la regla contenida en el art.
513 sigue vigente en todos los casos específicos previstos
en nuestra ley civil y que han permanecido inalterados:
v. gr., art. 789 -accipiens de mala fe de un pago inde­
bido-; art. · 2203 -depositario que incurre en culpa o
mora-; art. 2269 -culpa o uso indebido de la cosa por el
comodatario-; arl. 2294 -negotiorum gestio imprudente o
negligente-; art. 24,35 -poseedor de mala fe-; art. 3426
-poseedor de mala fe de la herencia-; etcétera.
Pero la atribución de las consecuencias fortuitas im­
puesta al agente no tiene razón de ser si se acredita que el
perjuicio se habría producido igualmente sin el hecho an­
terior, principio explicitado con alcance general en el art.
892 in fine, y desenvuelto en los arts. 789, 2295, 2435 y ·
3426, Cód. Civil.
No hay que olvidar que dichos preceptos constituyen
excepciones al principio de la inimputabilidad de las con­
secuencias puramente casuales (art. 905, parte 1 ª), que
sólo son de aplicación en el caso de que se demuestre
que el obrar culposo del sujeto ha sido la efectiva causa
del daño.
Si el caso fortuito hubiese sucedido de todos modos,
el menoscabo resultante no derivará entonces de su vincu­
lación con el acto ilícito, como se infiere de los propios
textos legales implicados (" ...a no ser que el deterioro o

240 Brebbia, La relación de causalidad, n" 32. Cfr. von Tuhr, Obligaciones, l.
I, p. 64.

9. Goldenhcrg.
130 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

pérdida de ella [la cosa] hubiera también de haber sucedi­


do, estando en poder del que la entregó" -art. 789-;
" ... si probase que el perjuicio habría igualmente tenido
lugar" -art. 2295-; " ... si la cosa no hubiese de haber pe­
recido, o deteriorádose igualmente, estando en poder del
propietario" -art. 2435-; "... a no ser que la pérdida o de­
terioro hubiese igualmente tenido lugar si esos objetos se
hubieran encontrado en poder del heredero" -art. 3426-),
razón por la cual dicho acto no constituye la causa ade­
cuada del resultado dañoso, y, en consecuencia, no pue­
de ponérselo a cargo de la acción del sujeto.
El Código se aparta de esta directiva en dos hipótesis
particulares, que son materia de consagración expresa:
con respecto al autor del hurto (art. 1091) y al poseedor
vicioso (art. 2436), en las cuales extiende la responsa­
bilidad por caso fortuito, aunque la cosa hubiese igual­
mente perecido o se hubiera 'deteriorado en poder del pro­
pietario.
Es indudable que estas situaciones exceden el marco
de atribución causal jurídicamente relevante. A nuestro
criterio, la solución legal adoptada configura en puridad
una verdadera pena civil.
. Como lo hemos señalado en otro trabajo, glosando el
pensamiento de von Thur, el derecho privado no carece
completamente de elementos penales. Ciertas normas
descansan en la idea de que la conducta contraria al de­
ber impuesto se la tiene que castigar con un perjuicio pa­
trimonial, v.gr., la privación de la legítima; la indignidad
para suceder 241•
A través de este concepto y referida a la promesa de
recompensa, hemos fundamentado también la disposición
contenida en el art. 2532 en cuanto decreta que la perso-

J
241 Goldenberg, La unicidad de lo ilfcito. Su problemática, en "Revista Jurídi­
ca de Snn Isidro", 1967, nº l, p. 83.
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 131
na que encontró una cosa perdida conociendo o pudiendo
conocer quién era el dueño y no le diere aviso, pierde el
derecho a la recompensa aunque hubiera sido ofrecida por
el propietari'o, a cualquier compensación por su trabajo y
también al reintegro de las sumas invertidas 242•
e) La teoría que informa el actual artículo 906. En
cuanto a la filiación teórica a que responde el principio
receptado en el art. 906 (teniendo en cuenta las distintas
versiones doctrinarias que admite la teoría de la relación
causal adecuada -ver§ 10-), Borda afirma que como pau­
ta para establecer si existe o no tal relación hay que apli­
car la noción de previsibilidad consagrada en el art. 904,
bien entendida, no con referencia al autor del hecho, sino
a lo que una persona normal y prudente hubiera debido
prever, usando la diligencia, atención y conocimiento de
las cosas que sería dable exigir de ella 243•
Ello importa en rigor adscribir el texto que estudia­
mos a la formulación objetiva enunciada por Thon, para
quien, como ya hemos señálado, el diagnóstico de proba­
bilidad debe hacerse tomando en consideración lo que era
cognoscible, no ya para un individuo determinado, sino
en general para el hombre común.
Así lo sostuvimos en una publicación anterior, al
afirmar que el nuevo art. 906 aprecia la relación causal
adecuada según un cartabón objetivo: la previsibilidad de
un hombre medio respecto de las condiciones influyentes
en el resultado dañoso 244•
El planteamiento del fundador de la teoría, von

242 Goldenberg, La voluntad unilatefal, p. 142.


243 Borda, La reforma de 1968, n" 143.
244 Goldenberg, La extensión del resarcimiento, en "Estudios de derecho civil",
p. 490. Cfr. Mosset lturraspe, La recepción de la teorla del riesgo creado por el Código
Civil a través del art. 1113, U, 1979-D-713, prop. XXVII y Estudios sobre responsabili­
dad por daños, Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 1980, t. 1, p. 64; Alterini, Responsabilidad
civil, nº 291.
132 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Kries, según el cual el juicio de previsibilidad hay que


realizarlo desde el plano de lo que es o puede ser adverti­
do por el agente en el momento de la actividad, es aplica­
ble cuando la imputación se basa en. el conocimiento
concreto del sujeto (arts. 904,, parte 1 ª; 905, parte � ª y
909, parte 2ª) 245•
O La aplicación de la directiva legal al artículo 43
del Código Civil. Finalmente, es de destacar como apli­
cación particular en el ámbito de la responsabilidad refle­
ja por actos ilícitos cometidos por directores, administra­
dores o dependientes de personas colectivas, que la
directiva de la causalidad adecuada viene a circunscribir
el alcance del art. 43 del Código en cuanto a los daños
que se produzcan en "ocasión" de las funciones de aqué­ �.
llos, debiendo, por tanto, interpretarse este texto legal de
acuerdo con el principio sancionado en el art. 906 246•

245 Cfr. Aherini, Re,ponsabilida.d civil, nº 291.


246 Como bien lo destaco un pronunciamiento de la SCBsAs, "en materia de cau­
salidad o causación, mucho antes que se planteara formalmente por los escritores el
problema de la relación causal mediante distiutas teorías, ·nuestra ley había estructura­
do un sistema que concuerda exactamente con la doctrina de la causa adecuada (orts.
512, 520, 521, 902, 904, 905, 906, 1109 y eones., Cód. Civil) (SCBsAs, 27/8/74, ED,
57-558). Paro determinar cuál es In causa odecuod� del daño deben examinarse obje­
tivamente los hechos de acuerdo con el curso ordinario y normal de los cosos, con lo
que puede preverse según ellos descartando todo lo que resulte dañoso por condiciones
extraordinarios, anormales o imprevisibles. La causa adecuada de un hecho dañoso ha
de individualizarse mediante un examen objetivo y retrospectivo de previsibilidad ordi­
nario y normal, verificando un cálculo de probabilidades ex post facto a fin de alcanzar
un pronóstico póstumo (STSFe, 5/11/43, JA, 1944-1-315; CNCiv, Sala F, 28/12/65, JA,
1966-11-250). El responsable de un neto il!cito debe responder por las consecuencias
mediatas e inmediatas del hecho, incluyéndose en ellas todos los perjuicios ocasionados
por el evento dañoso cuyo límite está dodo por lo relación de causolidod adecuada entre
dicho hecho y los perjuicios invocados por la víctima (conf. arts. 901 o 906, Cód. Civil)
(CNEspCivCom, Sala IV, 17/10/79, RepED, 14-299, nº 134; CNCiv, Sola B, 20/12/74,
JA, 1975-27-132).
Debe estimarse que ha existido causo adecuada si los actos de lo demandada, se­
gún el curso ordinario de la vida y de acuerdo con la experiencia y las reglas de la razo­
nable previsibilidad, fueron susceptibles de ocasionar el daño (SCBsAs, 27/8/74, LL,
156-872, 31. 999-S). El daño imputable al autor del hecho iifcito es solamente el que
se hnllo en conexión causal adecuada con ese hecho, ea decir, las consecuencias nor­
males y, por eso mismo, previsibles del acto (CNCiv, Sala F, 1/9/59, U, 97-615).

_I
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 133

§ 32. A MODO DE RECAPITULACIÓN

Del estudio realizado, podemos inferir que gnoseo­


lógicamente hay que partir del reconocimiento de la esen­
cia unívoca del concepto de causalidad en cuanto supone
un enlace efectivo entre un acto y un resultado (conexión
causal).
Pero ello no obsta para que esa noción unitiva, al ser
aprehendida en el campo de la juridicidad, dé lugar a
módulos diversos de imputabilidad, que el ordenamiento
elabora para. trazar la responsabilidad que atribuye a los
sujetos por las consecuencias dañosas de sus actos, esta­
bleciendo asimismo sus topes.
En compacta síntesis puede ofrecerse la siguiente
caracterización del régimen de imputaciones que contiene
nuestro Código Civil:

La causalidad udecuudn es In que vincula un hecho antecedente a uno consecuente,


cuando el primero tiene Ju virtuulidud de. producir ni segundo, según el curso natural y
ordinario de las cosus. Este tipo de conexión causal es tomado en cuenta a todo even­
to, pura medir el daño resarcible (CNCiv, Sula A, 29/3/75, LL, 1975-C-168). El crite­
rio de definición de lus consecuencias inmediatas se aviene sin dificultad con el con­
cepto de euusación adecuada. A!lf, todo el problema consiste en determinar si lu
acción u omisión a la que se le atribuye el duño eru normalmente capuz de producirlo;
vale decir, el problema debe plantearse en ubstructo, teniendo en consideración lo que
ordinuri�mente sucede, sentándose con ello una pauta general u la que debe ajustarse
el juez, teniendo en cuenta las circunstancias peculiares de cada caso (CNCiv, Sala B,
23/12/79, ED, 86-436).
Lu culpa o negligencia de lu empresa demandada, al no tener un ascensor en de­
bidas condiciones y permitir n los pasajeros utilizar el montncurgus sin In debida pre­
vención del riesgo que corrlun, puede producir en caso de accidentes lesiones suscepti­
bles de c1111snr In muerte en alguno de ellos, sin que lu circunstancia fáctica relutivu u
que In v íctimu no falleciera al producirse el hecho generador de responsabilidad, sino
posteriormente al ser sometida u una operación quirúrgica, altere In conclusión urribu­
du. Ello es así, si fueron precisumente las lesiones sufridas por lu victima lus que de­
terminaron Ju necesidad de la intervención, existiendo, en consecuencia, una relación
de causalidad que queda ·comprendida dentro del concepto de la cuusnlidud ndecuadu
(CNCiv, Sulu B, 23/10/79, JA, 1979-IV-659).
Pum establecer lus consecuencius de In responsubilidud contractual hay que ate­
nerse ni principio de Ju "cuusación adecuada", es decir, In que según el curso ordinnrio
de lu vidu y según In expetienciu, puede ocasionar un daño (Cl"CivCom y Minas SJuan,
RepLL, XXX-518, n" 652).
134 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

a) Consecuencias inmediatas. Son siempre imputa­


bles al autor del hecho (arts. 520 y 903).
b) Consecuencias mediatas. Son imputables en tan­
to en cuanto sean previsibles en abstracto (art. 904), o
resulten de la inejecución maliciosa de la obligación (ar­
tículo 521).
c) Consecuencias casuales. Como regla general son
inimputables (art. 905, parte 1u), con las excepciones si­
guientes: J) cuando fueron tenidas en mira por el agente
y su acción resulte idónea para producirlas (art. 905, par­
le 2 ª ), y 2) en el caso de que la acción del sujeto hubiera
precerlido al caso fortuito, constituyéndose en condición
adecuada del evento dañoso (art. 513).
d) Consecuencias remotas. No se responde por ellas
c�n ningún caso, ya que por su lejanía con el hecho an­
tecedente en el iter causal, quedan al margen de todo
C'tÍlculo previsivo.
Por medio de los arts. 901 a 906, que deben ensam­
blarse en la labor hermenéutica con las pautas circunstan­
ciadas contenidas en el art. 512 y con la figura del dolo
como elemento configurativo del delito civil, se llega a
vertebrar una teoría general sobre el debatido problema
de los límites de la reparación civil.
En ella ocupa un lugar de preferencia el criterio de
la previsibilidad, sobre el que se asienta el sistema de
imputación de las consecuencias organizado por el Có­
digo.
Finalmente, debemos poner de relieve el acierto del
codificador que recurrió en materia de previsibilidad a los
puntos de vista abstracto y concreto, conservando cada
uno su autonomía.
El cuadro que exponemos a continuación permitirá
aprehender más claramente lo expuesto:
1
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 135

j
consecuencias previsibles: art. 901, partes
1 ª y 2ª; art. 902; art. 904, parte 2".
APRECIACIÓN consecuencias imprevisibles: art. 901 infine;
EN ABSTRACTO art. 905, parte 1ª; art. 906; art. 514,
parte J U.

{
APRECIACIÓN consecuencias previstas: art. 904, parte 1 ª;
EN CONCRETO art. 905, parte 2ª; art. 514, parte 2ª.

§ 33. EL ALCANCE DEL RESARCIMIENTO


EN LA RESPONSABILIDAD OBJETIVA

Si las consecuencias fortuitas son imputables, en los


supuestos antes señalados, en razón de la concurrencia de
una culpa anterior del agente {doctrina del art. 513, Cód.
Civil), resulta coherente excluir esa atribución en los ca­
sos de responsabilidad objetiva, que por su naturaleza es
ajena a la idea de reproche o censura de una conducta.
Distinta sería la solución si se acreditare la culpabi­
lidad del responsable, en cuyo caso la situación quedaría
marginada del campo de la responsabilidad objetiva y se
regiría por los principios precedentemente enunciados.
En las VII Jornadas de Derecho Civil, realizadas en
Buenos Aires del 26 al 29 de septiembre de 1979, la Co­
misión nº 2 "Obligaciones" analizó el tema "Extensión de
la reparación en la responsabilidad objetiva", form!llán-
dose dos despachos:
"Desp acho de la mayoría. - 1º) La extensión de la
reparación en la responsabilidad objetiva, con excepción
de los casos específicamente legislados en leyes especia­
les, se rige por las mismas disposiciones legales que regu­
lan los cuasidelitos. Son indemnizables las consecuen­
cias inmediatas y mediatas. 2°) No son reparables las
consecuencias casuales emergentes del hecho de la
cosa. 3°) La atenuación de. la responsabilidad prevista
en el art. 1069 del Cód. Civil es aplicable a la responsa-

l
136 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

bilidad objetiva. 4° ) Son reparables los daños morales


originados en el riesgo de la cosa".
"Despacho de la minoría. - Acerca del tema del
epígrafe corresponde declarar: 1º) Que el límite de la re­
paración en este tipo de responsabilidad está dado por el
daño que sea consecuencia inmediata del hecho originario
de dicha responsabilidad. 2 °) Que si el damnificado pre­
tende el resarcimiento de un daño mediato está precisado
a establecer el dolo o culpa del demandado, saliendo del
marco de la responsabilidad objetiva".
En la sesión plenaria fue aprobado el despacho de la
mayoría como Recomendación nº 4 de las Jornadas.
Conforme a la opinión de Llambías, portavoz de la
tesis de la minoría, la atribución de las consecuencias
mediatas está subordinada a la presencia de un obrar do­
loso o culposo del agente 246•1 •.
Pero si conceptuamos que la relación causal que
gobierna la obligación de reparar se determina por la pre­
visibilidad en abstracto, es decir, según la habitualidad
de las consecuencias apreciadas en sí mismas (arg. art.
901, Cód. Civil), se infiere que el patrón resarcitorio está
dado por la "causalidad adecuada" de los efectos de un
hecho, con independencia de la noción de culpa que su­
pone un juicio de valor en concreto, conforme a la situa­
ción personal del autor respecto al acto que se juzga 246•2•
Es que no hay impedimento legal alguno para la apli­
::!ación al sistema de responsabilidad objetiva de las nor­
mas contenidas en los arts. 901, 903 y 904,, que delimitan
246-1 Llumbías, Obligaciones, t. III, n" 2164, p. 545 y ss.; t. IV-A, 11" 2656, p.
637 y ss., y VII Jornadas de Derecho Civil, Ponencia.�, p. 45-47.
246-2 Conf. Alterini, Responsabilidad civil, 11" 205; Trigo Represas, Félix A., La
extensión dr.l resarcimiento en la responsabilidad objetiva, LL, 1979-C-790; Bustamnnle
Alsina, Jor¡;e H., Extensión de la reparación en la responsabilidad objetiva, ll, l 979-C-
1024; Brebbiu, Roberto H., Acerca de la llamada responsabiliilad objetiva y de su repa­
ración, ED, 84-897; Garrido. Andorno, El art. 1113 del Código Ci11il, p. 501 y si­
guientes.
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 137
el alcance del nexo causal. La hipótesis del art. 905,
parte 2ª (consecuencias tenidas "en miras" -queridas­
por el· autor del hecho), resulta obviamente ajena a este
tipo de responsabilidad.
En este orden de ideas, el punto 1 de la poneuc1a °
presentada por el doctor Jorge H. Bustamante Alsina a las
VII Jornadas establece:
"No existe ningún principio jurídico ni moral por el
cual deba imponerse al responsable de un daño una repa­
ración limitada cuando no ha habido culpa; es decir,
cuando el factor de responsabilidad es objetivo" 246-3•
Constituye un deber para el intérprete superar el
problema de técnica jurídica causado por la reforma de la
ley 17. 7ll, que introdujo nuevos cánones atributivos de
responsabilidad, sin asignarles empero efectos especiales.
La reparación debe, pues, regirse en esos casos por
las normas propias de los cuasidelitos, máxime teniendo
en cuenta el emplazamiento de la nueva preceptiva (pá­
rrafo agregado al art. 1113) en el Título IX, "De las obli­
gaciones que nacen de los hechos ilícitos que no son deli­
tos", de la Sec. 11 del Libro 11, Código Civil, solución que
fue expresamente consagrada en el nuevo Código Civil de
Portugal que establece en el art. 4,99: "Son extensivos a
los casos de responsabilidad por riesgo, en la parte apli­
cable y a falta de preceptos legales en contrario, las dis­
posiciones que regulan la responsabilidad por actos ilíci­
tos" 246-4.

§ 33-1. LAS PROPUESTAS DE REFORMAS


a) El Proyecto de 1936. No podemos dejar de seña­
lar la inconsecuencia del criterio que adoptó el Proyecto

246-:1 VII Jornadas de Derecho Civil, Ponencias, p. 43.


246-4 Esta norma se encuentra emplazada en el Libro· 11, Derecho de las obliga­
ciones, Título I, Sección V, Responsabilidad Civil, Su.bsección 11, Responsabilidad por
riesgo.
138 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

de Reforma al Código Civil del año 1936, que desestimó


las modificaciones propuestas por Bibiloni 247, suprimien­
do en su totalidad las normas del Código regulatorias del
alcance del nexo causal, tanto en el régimen de responsa­
bilidad contractual (arts. 520 y 521) como el de la aqui­
liana (arts. 901 a 906).
El art. 595 del Proyecto se limita a establecer que es
resarcible el daño que es "consecuencia" de la mora o del
incumplimiento de la obligación, es decir, deja sin resol­
ver la cuestión, no dando directiva alguna al respecto 248•
Al examinar las censuras que hizo Aguiar al Proyec­
to, en el sentido de que "importa un salto atrás para caer
en la nebulosidad de lo indeterminado en que se debaten
las doctrinas en pugna", Lafaille replica: "En nuestro

:Mi El autor del Anleproyeclo formuló una crítica tan acerba como injusta, a
nuestro juiciu, del régimen estructurado por 'Vélez Sársfield, expresando: "El sistema
d., nuestro Código es, pues, aún más duro y persecutorio que el prusiano. Haya desig­
nio o huya culpa, se responde por todo daño, previsto o imprevisto, y sin límite.
Hasta el fin de In cadena.. Hasta 11ue el juez se canse de buscar anillos para forjarla"
(,fotr.¡m,y,,i:to, t. 11. p. 495-496). Ver asimismo las razones q1ie invoca como fundu­
nwnto de la supresión de los arts. 901 a 906 (Anteproyecto, t. 1, p: 99 y ss.). Bibiloni
prupuso en su reemplazo las normas siguientes: "Los daños e intereses causados por
culpa del deudor sólo comprenden los que se refieren n In prestación misma, y los pre­
vi.-, u pudo preverlos en el momento de constituirse In obligación o en el de ejecutar el
hecho de culpa. Si fueron causados por dolo, comprenden los sufridos por el acreedor
en sus otros bienes aunque no pudieran preverse" (nrt. 18). "En sU$litución de los
,ut.,. 520 y 521. Aun cuando In incjccución de la obligación resulte del dolo del deu­
dor, los daños e intereses sólo comprenderán los que fuesen cummdos por él, y sc11n
consecuencia inmediata y neces11ri11 de la falta de cumplimiento" (art. 19).
En materia de actos ilícitos el art. 6" dispone: "Se sustituye el art. 1069 por el
.,iguien/e: Pura la estimación del daño se aplicarán las reglas establecidas por los arts.
5 19 u 521. En los delitos sólo se tomarán .en consideración las consecuencias media­
tas cuando debieron resultar según las miras que el uulor tuvo al ejecut11r el hecho. El
juez podrá moderar In indemnización y hasta dispensar de ella, cuando hubiere evidcn·­
te desproporción entre la acción ejecutada con intención, o por culpa, y el daño efecti­
vamente causado".
Respecto de lus objeciones u In legislación proyectada, ver Aguinr, Hechos yac­
to., jurídicos, l. IV, 1, p. 428 y ss.; Spota, El problema de la causación en la responso.hi­
lidad aquiliana, ]A, 1942-11-973, nota 1, Brebbia, La relación de causalidad, nº 43.
248 Este articulo corresponde ni 519 del Código, único que queda en pie del
Titulo 111, Sección I, Libro II. Con referencia u In discusión en el seno de Ju comisión
redactora, ver Reforma del Código Civil. Observaciones y actas de la Comisión, t. l.
RÉGIMEN DE IMPUTACIÓN DE LAS CONSECUENCIAS 139
sentir, la supresión de normas tan defectuosas como los
arts. 520-521 y 905-906, o de carácter doctrinario, a la
manera del art. 901, lejos de ser inconveniente, es alta­
mente beneficiosa cuando el nuevo art. 595 y sus correla­
tivos permiten resolver los problemas que pudieran susci­
tarse, sobre todo mediante el juego de los arts. 569 y
5 74- 575" 249•
Lo cierto es que no se puede desconocer la pro­
cedencia de las objeciones formuladas por la doctrina.
Así, Brebbia manifiesta: "Esta ausencia de toda pauta
para establecer el alcance del vínculo causal, que sirve a
su vez, según se ha visto, para precisar la extensión del
resarcimiento, constituye un grave retroceso científico
con relación al Código Civil, al dejar librada por completo
tan escabrosa materia a las inspiraciones necesariamente
fluctuantes de la doctrina y de la jurisprudencia" 250•
b) El Anteproyecto de 1954. El Anteproyecto de.
1954, dirigido por el doctor Jorge J. Llambías disciplina la
materia en su art. 1075, cuyo tenor es el siguiente:
"La responsabilidad se extiende a las consecuencia!'?
inmediatas del hecho ilícito, así como a las consecuen­
cias mediatas que previó o pudo prever el agente median­
te el empleo de la adecuada atención y conocimiento del
estado de cosas. Sin embargo, el juez podrá moderar la
indemnización cuando mediase desproporción entre el
acto culposo y la magnitud del daño ocasionado.
Las consecuencias puramente casuales no serán im­
putables al autor del hecho sino cuando resultaren según
las miras que tuvo al ejecutarlo, o cuando el efecto daño­
so pueda atribuirse en cierta proporción al acto doloso co-

249 Lnfaille, Obligaciones, vol. 1, n" 269.


250 Brebbin, La reláción de causalidad, n" 44. lsunles repnros opone Busso,
Código Civil anotado, comentario a los arts. 520 a 522, n" 34; Llnmbías, Obligaciones,
t. 1, nº 307 b.
140 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

metido. En .este último supuesto, la responsabilidad no


excederá de esa misma proporción.
El daño moral será indemnizable cuando el ag�nte
hubiera actuado con dolo".
"El sistema proyectado -dice Brebbia 251- debe con­
siderarse acertado, en general, toda vez que termina con
la discriminación de consecuencias extrínsecas e intrín­
secas, establece un régimen unitario para ambas especies
de responsabilidad civil, y pone a cargo del agente las
consecuencias inmediatas y mediatas previsibles".
Coincidimos con esa apreciación, así como también
en su discrepancia con el régimen de imputación diagra­
mado para las consecuencias casuales q'ue el Anteproyec­
to subordina al dolo del agente, reiterando nuestra adhe­
sión al sistema establecido por el Código en el texto
originario del art. 906 fundado en la causalidad, que
como tratamos de demostrar precedentemente, no ha sido
destituido por la reforma del año 1968.
En cuanto a la reparación del daño moral, disentimos
totalmente de la solución propuesta. Dicho tema, que
trasciende los límites de esta obra, fue objeto de nuestro
examen en el IV Congreso Nacional de Derecho Civil 252•

251 Brebbia, la relaci6n de causalidad, nº 45.


252 IV Congreso Nacional de Dereého Civil, Córdoba, 1972, informe despacho de
l. H. Goldenberg, t. II, p. 434-437 y 442-443.
CAPÍTULO VI

COCAUSACIÓN

A) Pluralidad o concurrencia de causas


en el "iter" del hecho dañoso.
Situaciones a examinar

§ 34. LA CUESTIÓN

Un efecto puede producirse como consecuencia de


una única causa, o pueden concurrir varias con aptitud
genética respecto del perjuicio sobreviniente. Esta se­
gunda hipótesis admite a su vez distintas alternativas:

§ 35. CAUSALIDAD CONJUNTA O COMÚN


a) · Concepto. Si la acción· de varias personas es
causalmente relevante para la producción de una determi­
nada consecuencia a cuyo advenimiento han cooperado
con su conducta, hay causalidad conjunta, que se traduce
en una imputación plural.
b) En materia de delitos. Es el caso contemplado
en el art. 1081 del Cód. Civil, que decreta una responsa­
bilidad de caráctc;,r solidario con relación a todos los
partícipes de un delito, tanto respecto del autor corno de
los consejeros o cómplices 253•
253 En igual sentida, el art. 31 del Código Pean! dispone: "La obligación de re­
parar el daño es solidaria entre todos los responsables del delito".
142 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

La unidad de propósito de los intervinientes justifica


la común imputación, aunque sólo uno hubiera sido quien
materialmente ejecutó el hecho. "Ninguno de ellos po­
dría discutir la relación causal, así sea .remota su activi­
dad criminosa con relación a la víctima, pues en materia
de delito la ley no hace .distingo: para el Código todos se
consideran autores" 254•
En estos casos, la ley priva de acción recursoria al
que sufragó la totalidad de la indemnización (art. 1082).
La solución del Código obedece al criterio de que mal
. puede el partícipe de un delito valerse de la justicia para
dirimir el ajuste de cuentas con sus coautores o cómplices.
"En materia de delitos -sostiene Cammarota 255- sería ab­
surdo que el legislador se preocupase de la cuestión de
contribución y aun de discernir la cuota de cada partíci­
pe"; afirmando a renglón seguido: "La ilicitud del hecho
justifica con razón la exclusión de cualquier recurso en­
tre ellos". A este argumento se agrega la dificultad de
aprehender la graduación del dolo de cada interviniente.
Sin embargo, si examinamos las consecuencias prác­
ticas a que conduce la aplicación del principio que veda
la repetición de lo pagado por uno de los autores, instiga­
dores o cómplices contra los otro:;; partícipes, se advierte
la injusticia que supone obligar al solvens más allá del
daño que causó en beneficio precisamente de aquellos
que merecen el mismo juicio de reproche por parte del or- ·
denamiento.
A esta motivación de carácter ético, que el derecho
no puede desconocer, hay que añadir que la privación de
la acción de regreso vulnera el gran principio del enrique­
cimiento sin causa.

254 Cnmmnrotn, Antonio, Responsabilidad extracantractual, Bs. As. , Depalmn,


1947, t. 1, nº 97.
255 Cnmmarota, Responsabilidad extracantractual, t. I, nº 144.

_]
COCAUSACióN 143
Si se considera además que la norma que examina­
mos no distingue entre pago voluntario o forzoso, se acen­
túa aún más el desmedido rigorismo de la solución del
Código, que contradice la regla general en la materia (art.
717).
Cabe, por último, señalar que el Código Penal adop­
ta un criterio opuesto en el art. 32: "El que por título
lucrativo participare de los efectos de un delito, estará
obligado a la reparación hasta la cuantía en que hubiere
participado".
El Proyecto de Reforma de 1936, de acuerdo con la
doctrina imperante en el derecho moderno, concede la ac­
ción reversiva al autor que enjugó integralmente el
daño 256•
c) En materia de cuasidelitos. En la categoría de
los cuasidelitos la situación varía, pues aunque frente a la
víctima existe una única obligación indemnizatoria por
la integridad del perjuicio, el principio de la división de
la responsabilidad tiene pléna vigencia en las relaciones
entre los causantes del daño.
1) El agregado al artículo 1109. El párrafo agrega­
do por la ley 17. 711 al art. 1109, que da por implícita la
existencia del vínculo de solidaridad de los coautores de
los hechos ilícitos que no son delitos 257, así lo establece

256 "Si varias personas se hubieren concerlndo para ejeculnr un ocio ilícito, que­
darán solidariamente obligados u lo reparación del perjuicio producido por uquél, seun
ellos aulores, insligadores o cómplices.
Quien hubiere pagado In totalidad del doño, podrií repetir lo parte que fije pura
coda uno el juez, según In gravedad de In falta. Si ello no fuere posible, In división se
hará por cuolus iguales" (nrt. 867).
257 La Cámurn Nocional en lo Civil en el acuerdo plenario de 7/12/65 "Brczco de
Levy c/Gus del Eslndo" (LL, 120-774 y ]A, 1966-1-131) hnbin unificado su jurispruden­
cia sobre el conflictivo tema de In solidaridad en materia cunsidelictunl, pronunciándo­
se por quince volos contra tres en favor de In tesis solidnrisln declarando: "Ln responso­
bilidnd de los conulores de un cuasidelito es solidaria". En el voto emilido en dicho
plenario, Llambíns había planteado como cuestión previa un deslinde conceptual enlre
lns nocioneR de coautor{a y participaci6n, afirmando que nquélln, que supone In asocia-
144 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

explícitamente: "Cuando por efecto de la solidaridad deri­


vada del hecho uno de los coautores hubiere indemnizado
una parte mayor que la que le corresponde, podrá ejercer
la acción de reintegro".
_En efecto, desinteresada ya la víctima, no hay moti­
vo valedero alguno para hacer soportar todo el quebranto

cit'm u culaburación de varios individuos para producir un resultadu .dañoso, es decir, la


intencit'm común, no es de aplicación u los cuasidelitos, que resultan sólo de la cone­
xibn accidental de dos o más culpas. De ahl -concluía- que no se trata en esas hipó­
tesis de coautoría, sino de la participación de varios en la realización de un hecho, sin
haberse concertado paru cometer la ilicitud. Posteriomente y cuando los argumentos
en pro y én contra parecían ya ugotudos, aparece un valioso ensayo de López Olnciregui
(En la stmtla de los plenarios: reflexiones sobre el que afirma la solidaridad de los coau­
tores de un cuasidelito, ]A, 1966-11-59, secc. doctrina), que otorga nuevos perfiles a la
cuestión en estudio ni distinguir tres supuestos diversos en muterin de ilícitos culposos:
·111 cuasidelitu cometido por varias personas que previamente se han puesto de acuerdo
1•11 lu realización conjunta del acto imprudente que derivó en el daño de la víctima
( v.¡,;r., el caso de ·las denominadas "picadas'.' automovillsticus) a cuyo respecto resulta
extensible la regla del art. 1081; b) enluce casual de cuasidelitos individuales que hace
responsable in totum a cada uno de los agentes en virtud de la mecánica de imputacio­
m,s del Código, si pudieron prever el efecto de la interferencia de su recíproco obrar: la
formación de una fuerza compleja cnus11nte del daño (art. 904, Cód. Civil); e) conexión
casual de hechos culposos que no rcsponsnbiliz11n a c11dá ¡¡gente por la totalidad del
daño si éste resulta meramente accidental por no haberse podido prever la interferencia
de •1tra culpo (art. 905, parte 1 ° , Cód.- Civil¡.
Aun cuando este planteo quedó superado con lu derogación del nrt. ll08 y el pl.Í­
rrafo incorporado al art. ll09 -que confiere plenitud al texto original de Vélez Sárss
field-, en su obra Estudio de la reforma del Código Civil. Ley 17.711, Llambías se
adhiere al planteo de López Olaciregui en cuanto u que las consecuencias mediatas pre­
visibles, constitutivas de un resultado único, son imputables II todos los agentes que
concurrieron con su actitud voluntaria a la re11lización de ese daño. Pero disiente de
su conclusión, pues, cuando ese resultado es atribuible a varios -afirma- fallando la
solidaridad por ausencia de acuerdo previo para la ejecución del hecho dañoso, funcio­
n11 una responsabilidad conjunta simplemente m11ncomunada, que ha de regirse por In
regla general de la división (Estudio de la reforma del Código Civil. Ley 17. 711,
p. 261, nota 294 infine).
En nuestro articulo La solidaridad en materia de cuasidelitos (en "Doctrina Ju.
rídica", vol. VI. p. 257 y ss. y "Enciclopedia Jurldic11 Omeba", Apéndice I, p. 717 y
ss.), al comentar In reforma del art. ll09, formulamos una critica al método empicado
de dar por supuesta la existencia de un régimen general de solidaridad, dando lugar a
una serie de incertidumbres y contradicciones que ali! explicitamos (ver ca'p. 111 "La
situación después de la reforma de In ley 17. 711"). Tal actitud -dijimos- importa lisa
y llanamente legislar en forma elíptica, lo que no constituye por cierto el procedimiento
más recomendable para aventar desinteligencias interpretativas.
Lo real del caso es que, más allá de la técnica adopt11da, la nueva formulación

J
COCAUSACióN 145
al coobligado que· ha satisfecho íntegramente la presta­
ción. La regla del art. 1082 -que enjuiciamos antes- no
es concebible siquiera en materia cuasidelictual 258•
Al comentar ese pasaje, Llambías declara: "Aunque
el nuevo texto del art. 1109, parte 2 ª, sólo habla de coa_u­
tores y no de partícipes en el hecho culposo, lo que per­
mitiría relacionar sólo con aquéllos y no también con
éstos, la solidaridad de que allí se habla, nos parece que
en el nuevo sistema la solidaridad del art. 1081 también
alcanza a estos últimos. Por lo pronto, esa conclusión se
impone por no haber para esos partícipes un régimen pro­
pio, de donde se infiere que la regulación de su situación
. será la correspondiente a la de los partícipes en un delito
(arg. art. 1109, parte I 3 in fine)" 259•
Por ello reviste especial significación en el orden
cuasidelict�1al el estudio de las ciri::unstancias de hecho
configurativas del ilícito, ya que ellas permitirán estaQle­
cer en definitiva la graduación de las responsabilidades
de cada uno de los partícipés del episodio dañoso.
Sobre el particular, hay que tener en cuenta las di-

del texto legal ha puesto fin a esa vexata quaestio de la solidaridad en m11teria cuaside­
lictunl, que en su momento enfrentó a los más presrigio�os juristas de nuestro medio.
La solución cons·agradn responde a· una necesidad legislativa en materia de daños: use­
gurnr el pleno res11rcimiento a la víctima, que tiene �xpresión en todos los cuerpos nor­
mativos civiles de nuestro tiempo. En puridad, el problema se centra en el nexo cau­
satorio y al respecto es útil transcribir un pasaje de Colombo al reseñar los argumentos
expuestos en favor de In tesis solid11rista: "la solidnridnd entre los corresponsables de
un cuasidelito deriva de Ju imposibilidad material de separar los efectos· de cada hecho­
condiciún, que se convierte u�í en hecho-cnusa ... la solidaridnd será siempre de rigor,
porque la actuación colectivo de los culpables, sólidamente ligados por el hecho y por
el resultado del mismo, la impone necesariamente, dado que In lesión emerge de nctitu­
des que, siendo individunles, pertenecen también al conjunto de los nutores, formando
un todo indivisible. Si no se puede dividir el motivo primigenio, menos ·podrá dividir­
se la responsabilidad; no habría ninguna base para ello" (Colombo, Culpa aquiliana,
n" 228).
258 Las considernciones que formula Vélez en la nota al nrt. 1121, aunque en un
diverso mnrcu legal, son bien ilustrativos al respecto.
259 Llnmbfus, Estudio de la reforma del Ctídigo Civil. Ley 17. 711, p. 262,
noto 295.

JO. (;oldenherg.
l
1

146 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

versas modalidades del hecho, que puede obedecer a la


actuación sucesiva o simultánea de agentes distintos.
Ejemplo del primer supuesto sería el caso del pasa­
jero de un transporte colectivo que es despedido del ve­
hículo que circula con la puerta abierta, a raíz de una
brusca maniobra del conductor, y al caer al pavimento es
arrollado por otro automotor.
En la segunda hipótesis, el daño resulta un efecto de
la coactuación de dos o más sujetos. Esa confluencia de
los respectivos comportamientos constituye la causa efi­
ciente del infortunio, como, v. gr., las lesiones que sufre
el acompañante de un motociclista por efecto de la coli­
sión de éste con otro vehículo.
La relación causal del hecho debe juzgarse en forma
indivisible en cuanto al siniestro y al damnificado, que es
completamente extraño al accidente, por lo cual se trata
de graduar la extensión de la responsabilidad de cada
agente 260•
En cuanto a la forma en que hay que hacer la distri­
bución de la responsabilidad, entendemos que la cuestión
debe resolverse ponderando los antecedentes del caso a
través de la directiva de la "causalidad adecuada".
Hay que partir de la base de que el perjuicio en es­
tos casos reconoce como causa la interacción de varios
hechos: aisladamente no habrían originado tal consecuen­
cia. El quid está en determinar la proporcionalidad de
la contribución en el resarcimiento del daño. En la me­
dida de la incidencia causal de la acción u omisión de los
coautores en el acontecer del evento, podrán fijarse cuo­
tas distintas a cargo de cada uno de ellos 261•

260 Cammarota, Responsabilidad extracontractual, I, n" 98 in fine.


261 En orden a la distribución de la responsabiiidad entre los coporiícipes de un
cm1sidelito, es de señolor que olgunos outores han sostenido lo división por portes viri •
les, alegando que siendo el perjuicio un resultodo de lo acción conjunto de varias cc,1-
COCAUSACióN 147
La procedencia de esta solución resulta por otra par­
te incuestionable por aplicación analógica de los arts.
689, 717 y 771, inc. 3° , del Cód. Civil. El primero de
estos textos, que regula las relaciones recíprocas entre los
acreedores o deudores conjuntos, dispone que "... se en­
tenderá que son interesados en partes iguales" (inc. 3 °),
sólo en el caso de que ni del título (inc. 1º), ni de los an­
tecedentes de la obligación (inc. 2°), pueda inferirse la
forma de fraccionar el crédito o la deuda.
2) La jurisprudencia. La jurisprudencia tiene deci­
dido que la víctima de un accidente de tránsito producido
por la participación de más de un automotor, no tiene por
qué investigar la mecánica del hecho, pudiendo dirigir su
acción indemnizatoria contra todos los que hubieren inter­
venido en él 262• Si se juzga que el obrar de cada uno de

ductns ellas han desempeñado un pope! i¡; uol en su realización, pues cada una ho con­
currido o producir por entero el daño (Mnzeaud, Henri et León, Traité théarique et pra­
tique de la responsabilité civile, delictuelle et contractuellé, 4ª ed, Éditions Montchres­
llen, Paris. Cfr. i¡;unlmente Mnzeaud, Henri, León y Jean, Lecciones de derecho civil,
tr. L. Alcalá - Zamora y Castillo, Bs. As., Ejen, 1959-1965, t. 11, nº 586). Pero otros
autores, rechazando In tesis de lo equivalencia de lns condiciones, nie¡;an el concepto
de que cada culpa sen, en su totalidad, causa del daño, nle¡;ondo que una culpa ha
podido ser, se¡;ún los casos, su causa esencial o, por el contrario, una causa secun­
daria (ver Mazenud - Tune, Tratado, t. 11-2, n" 1640). Santos Briz, después de ma­
nifestar que In solidaridad de los responsables del neto ilícito se halla expresamente de­
clarada en In mayoría de los códi¡;os civiles extranjeros, señala que el derecho de regre­
so es regulado también en esos ordenamientos, expresando: "Pero como re¡;ln ¡;enero! no
se distribuye el importe del daño por mitad o por portes i¡;unles entre los distintos obli­
gados, sino que unos (códigos de Austria, Italia, Brasil y Portugal), con norma dirigida
al tribunal, ordenan tener en cuenta In culpa poro distribuir la indemnización según su
gravedad y las consecuencias derivadns, y sólo en caso de duda permiten presumir
iguales todos las culpas y, por tanto, repartir por igual la suma indemnizntorin; en otros
códigos (suizo de obligaciones), el prudente arbitrio judicial determinará las cuotas de
cado uno de los deudores solicLttios" (La respomabilidad civil, p. 376).
262 CNCiv, Sala A, 12/9/72, ED, 46-402; íd., ld., 23/11/71, JA, 14-1972-301;
id., Sala B, 9/9/75, U, 1976-A-141; id., Sala C, 2/11/71, ED, 40-470; íd., id., 7/9/
71, ED, 44-983, nº 976; id., íd., 22/10/75, U, 1976-A-378; íd., Saln D, 11/5/72,
JA, 16-1972-11; íd., Sala E, 11/10/72, ED, 46-718; íd., Sala F, 6/7/71, ED, 41-
383; fd., id., 3/5/73, ED, 49-681; íd., fd., 29/9/70, ED, 36-106; fallos citados ED,
44-983, nº 977 a 999; íd., id., 28/6/73, ED, 51-758, n" 16; SCBsAs, 5/12/73, U,
153-245; CCivCom Bell Ville, 14/5/71, JA, reseñas 1973-608, nº 2; CCivComLab y
148 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

los coautores ha constituido una condición necesaria para


la producción del hecho dañoso, cabe atribuir a cualquie­
ra de ellos frente a la víctima todo el resultado.
Sin embargo, existen pronunciamientos que han des­
vinculado de responsabilidad a alguno de los sujetos ac­
tuantes. En esta línea conceptual se ha resuelto que no
posee carácter de· autor ni siquiera de partícipe, aquel
que se limita a intervenir materialmente en el evento a
través de una cosa de su propiedad que actúa como objeto
inerte desplazado por la actividad de un tercero ajeno a él
(en la especie, un vehículo que se encontraba detenido a
la espera de un cambio de luces, fue embestido por otro
rodado -en su parte trasera y al ser lanzado hacia adelante
arrolló e hirió a una persona que cruzaba reglamentaria­
mente la senda peatonal 263• En otros fallos se ha resuel­
to concordantemente que el tribunal puede exonerar al
partícipe inocente o a aquel cuyo acto aparece sólo como
causa ocasional del hecho 264•
3) El enfoque doctrinal. De acuerdo con el criterio
de Cazeaux-Trigo Represas, en estas hipótesis no cabría
hablar de "coautor", quedando liberado el partícipe no
culpable de toda obligación y, por ende, de la solidaridad
inherente a ella 265• Igual apreciación sustenta Llam-

Minas Santa Rosa, 4/4/74, ]A, reseñas 1974-88, n" 20; CApelCivCom Río Cuarto, 3/7/
78, CJ, XXVIII-J-187; CNEspCivCom, Sala V, 25/2/81, BCNEC y C, 981, nº 10.533.
-263 CNEspCivCom, Sala 11, 8/11/78, ED, 83-149; CNCiv, Sala E, 14/8/75,
]A, 29-1975-73 (en este fallo el tribunal expresa que In cosa sólo se desempeñó como
masa o instrumento); CNCiv, Sula C, 18/5/62, LL, 107-370 y JA, 1963-1-284; Id.,
Id., 15/11/67, LL, 133-949, 19.187-S; CNCiv, Sula D, 22/10/68, ED, 25-538.
264 CNCiv, Sala C, 10/4/69, LL, 136-372; íd., íd., 18/6/69, U, 137-539; íd.,
íd., 11/7/69, LL, 138-958, -23. 741-S y ED, 29-160; íd., íd., 13/4/72, ED, 43-515
y JA, 16-1972-262; íd., íd., 2�/10/75, LL, 1976-A-378; CNCiv, Sala B, ll/9/74,
U, 156-726; íd., Id., 9/9/75, U, 1976-A-141; CNCiv, Sala D, 10/2/71, LL, 146-677,
28.781-S. Pero si del juicio resulta In falta de responsabilidad de uno de los par­
ticipes, no por ello In víctima, ajena al suceso, debe cargar con las costas del rechazo
de la acción contra aquél (CN"Civ, Sala F, 18/4/67, U, 128-334); en contra, CNCiv,
Sala A, 20/11/73, U, 153-314.
265 Cuzeaux - Trigo Represas, Derecho de las obligaciones, 2ª ed., t. 4, p. 359.
COCAUSACIÓN 149
bías, quien señala que la participación inocente no es
atributiva de responsabilidad; sólo la actuación culpable
es la que suscita la responsabilidad solidaria 266•
A nuestro juicio estos enfoques sacan la cuestión de
sus cauces legales específicos. Prueba de ello es la afir­
mación de los autores citados en primer término, de que
en nuestro derecho positivo está vigente todavía el princi­
pio de que no hay responsabilidad sin culpa 267• Lo que
aquí está en juego es que frente al factor de atribución
"riesgo" (art. 1113, párr. 2 ° in fine), Je cabe al partícipe
acreditar como causal liberatoria la "culpa... de un terce­
ro por quien no debe responder" (art. 1113, párr. 2° in
fine).
Aunque no se nos oculta la objeción que podría for­
mulársenos, de que por esa vía se llega a idéntico resulta­
do, entendemos que ésta · es la apreciación doctrinal que
se ajusta rigurosamente a la preceptiva instaurada en ma­
teria de responsabilidad extracontractual después de las
reformas realizadas por la ley 17. 711.
d) Diferencias con la "responsabilidad indistinta".
Debemos por último diferenciar la noción de autoría plu­
ral, entendida como la actuación de dos o más sujetos en
la producción de un hecho ilícito, de la responsabilidad
indistinta que la ley atribuye a ciertas personas (responsa­
bilidades indirectas o reflejas: arts. 1113, párr. 1° y ss. ),
aunque no hayan participado en la comisión de él. Exis­
te en estas situaciones una "propagación" de la responsa­
bilidad que, nacida en cabeza de un individuo se extiende
a otros distintos del autor directo 268•

266 Llambfas, Obligaciones, t. IV-A, nº 2428, nota 5 · in fine.


267 Cazeaux - Trigo Represas, Derecho de las obligaciones, 24 ed., t. 4, p. 359.
268 Acerca del llamado "criterio de propagación", ver Barbero, Domenico, Crite-
rio di "nascita" e criterio di ''propago.::ione" della responsabilita per /atto 'illecito, en
"Studi in onore de B. Biondi", en "Rivista di diritto civile", 1960, p. 372 y ss. y Siste­
ma del derecho privado, Ir. S. Sentís Melendo, Bs. As., Ejea, vol. IV, p. 710 y si­
guientes.
150 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Aunque en ambos casos la víctima puede accionar


por el total del perjuicio contra cualquiera de los respon­
sables, la situación es distinta en las relaciones internas
entre los coobligados: en el primer supuesto media una
obligación solidaria en virtud de la cual el que pagó pue­
de ejercitar las pertinentes acciones de contribución con­
tra los otros coautores en la forma antes explicitada; en la
segunda hipótesis se trata de una responsabilidad in soli­
dum 269 que se origina en virtud de títulos distintos, y así,
por ejemplo, en el caso del comitente (responsable indi­
recto) que sufragó el daño, tiene acción contra su depen­
diente (responsable directo) causante material del hecho
por el total de la indemnización (art. 1123, Cód. Civil);
pero no a la inversa, ya que este último carece de toda ac-
. ción de reintegro contra aquél, porque no constituye una
deuda propia del principal.

§ 36. CAUSALIDAD ACUMULATIVA O CONCURRENTE

Esta clase de intervención plural se constituye cuan­


do un daño es provocado por la acción independiente en­
tre sí de dos o más personas, pero de tal suerte, que aun
de haber actuado aisladamente, el resultado se habría
producido lo mismo. Surge en esas hipótesis un caso de
causalidad acumulativa o concurrente, con el alcance

269 Con respecto a esta cntegorla juridicn, en el punto a de In ponenciu presen­


tada por Luis O. Andomo a las V Jornadas de Derecho Civil se expresa: "Que debe
aceptarse la vigencia de In denominada teoría de la responsabilidad Í1I solidum en el
derecho argentino, en los diversos supuestos en que varios deudores pueden ser conde­
nados ni pago 'del todo' (tataliter); aun sin existir entre ellos una relación previa emer­
gente de una convención o disposición legal" (Ponencias, Rosario, Universidad Nacio­
nal de Rosario, Instituto de Derecho Civil, 1971, t. 1). Ver asimismo l\ndorno, Luis
O.: Responsabilidad citiil y la obligación "in solidum", JA, doctrina 1972-429. Garri­
do - Andorno, El art. J J 13 del Código Civil, p. 37 y siguientes. Cfr. el debate sobre
el tema "Solidaridad de los coautores de un nclo ilicilo culposo; acción recursorin o de
reembolso (agregado al art. 1109)"; Ramella, Anteo E. y airas, Reformas al Código Ci­
vil (ley 17. 711), Rosario, Colegio de Abogados de Santa Fe, 1968, p. 93-94.
COCAUSACIÓN 151
de atribuir a todos y a cada- uno de los agentes la totalidad
del perjuicio, por ser cada conducta particular causa de él.
Si• bien podría argüirse que en ausencia del hecho
individual de cada partícipe la consecuencia hubiera
igualmente acaecido, no es menos cierto que la alegación
de esa misma circunstancia por los demás, conduciría a
la irresponsabilidad de todos 27°'.
Al respecto, hay que distinguir varias situaciones, ya
porque el daño hubiera sido producido por el acto de uno
aun sin la intervención de los demás (v.gr., dos fabrican­
tes vierten en un río aguas contaminadas en tal cantidad,
que la materia tóxica desaguada por cualquiera de ellos
era suficiente para destruir la pesca); o bien cada uno, sin .
cooperación consciente, realiza una de las condiciones
por cuya conjunción se produce el resultado (v.gr., uno
deja imprudentemente una cantidad de pólvora y otro la
hace explotar por negligencia; varios industriales derivan
agua sobrante al río y la mezcla de las materias tóxicas
arrojadas por uno y otro d�struye la pesca) 271•

§ 37. CAUSALIDAD DISYUNTIVA ALTERNATIVA

a ) Caracterización. En ciertos casos un resultado,


en vez de acontecer por la unión consecutiva de varias
causas, se produce por la acción de una sola que elimina
a las demás.
Nos encontramos ante diversos hechos que si bien
poseen individualmente aptitud para producir una conse­
cuencia, ésta viene a ser obra exclusiva de uno de ellos;
de ahí el carácter disyunto o alternativo de esta clase de
causación.

270 Cfr. von Tuhr, Tratado de las obligaciones, t. 1, p. 67.


271 Cfr. von Tuhr, Tratado de las obligaciones, t. I, p. 67; Enneccerus •
Lehmann, Obligaciones, t. 11, vol. I, p. 73..
152 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

En la hipótesis de causalidad conjunta o común y en


la de causalidad acumulativa o concurrente, la vincula­
ción material entre los copartícipes en el hecho y el daño
resultante aparece debidamente establecida a los fines del
régimen legal de atribución de responsabilidad.
Distinta es la situación cuando el perjuicio se origina
como efecto de una acción en la que concurrieron varias
personas sin que pueda individualizarse con certidumbre
quién entre esos sujetos determinados ha sido el efectivo
autor del quebranto 272•
En tal caso y ante la imposibilidad de probar la auto­
ría singular, pero acreditando el nexo causal entre el daño
y la acción anónima del grupo, se plantea el problema de
cuál debe ser la respuesta del orden jurídico: ¿la irres­
ponsabilidad de los pa�tícipes en la acción colectiva ante­
cedente inmediato del daño o, por el contrario, la· incri­
minación de todos los intervinientes? · En este segundo
supuesto surge de inmediato un significativo interrogante:
¿cuál es el título jurídico que legitima tal inculpación?
b) Daños causados por grupos. El problema de la
responsabilidad colectiva. La· procedencia del resarci­
miento en los casos de daños provocados por grupos 273,
cuando falta la idendficación del autor del desmedro,
conduce necesariamente a un conflicto valorativo que
conmueve la base misma del sistema de responsabilidad
civil.
En efecto, por un lado está en juego el principio de
la imputabilidad individual, que rechaza la imposición a

272 Como, por ejemplo, si una persona es arrollada por uno de dos camiones que
cruzmi con corto intervalo (von Tuhr, Tratado de obligaciones, t. 1, p. 67-68).
2 73 Mosset lturrnspe señnln que no debe confundirse el "grupo" con cualquier
reunión accidental de personas, puesto que aun cuando no estén organizados, los gru­
pos constituyen "unificaciones", "complejos", y "cohesiones" más o menos "cimenlu­
das'', al decir de Gurvitch, que autorizan a definirlos -concluye- como "una unidad
colectiva real" (Daños causados por un miembro no ideniijicado de un grupo determina­
do, en "Estudios sobre responsabilidad por dnños", t. 11, p. 311).

J
1
COCAUSACióN 153
un individuo del deber de reparar un mal que no ha cau­
sado; desde el ángulo del derecho de la víctima la propo­
sición se invierte: ¿el daño injusto inferido por la acción
de un grupo, debe ser soportado exclusivamente por
aquélla? 274•
Pertenece a la esencia de esta clase de responsabili­
dad la no individualización del autor material del daño,
por lo cual, identificado éste, los demás integrantes del
grupo quedan exonerados de toda obligación. También
cabe a cada uno de los partícipes demostrar que no ha po­
dido causar el hecho lesivo de conformidad con las cir­
cunstáncias del caso en particular.
Lo que se impone como presupuesto inexcusable es
la prueba cabal de la participación del sujeto en la acción
riesgosa o culposa llevada a cabo por el grupo, aunque
ella en sí misma no sea reprensible (v.gr., el ejemplo de
los cazadores).
En cuanto al juicio de reproche a todos los integran­
tes, éste se funda en la ciréunstancia de que la acción del
conjunto aprehendida como fenómeno unitario es la que
posibilita la consecuencia dañosa. Sin esa participación
grupal el resultado no habría acontecido; es, por ende,
condicio sine qua non. En opinión de Mosset Iturraspe,
el juicio de antijuridicidad se sustenta en el menosprecio

274 La moderna tendencia en materia de responsabilidad civil reposa en In ideo


de que debe garantizarse In seguridad n todo individuo que vive en el medio sociul.
En efecto, In conciencia jurídica uctuul tiende n buscar antes que In existencia de un
responsable una "reparación usegurada" para la víctima (Ripert, G., El régimen demo•
crdtico y el dereclio civil moderno, Méxic�, Cajicn, 1951; Stnrck, B., Essai d'une tlzéorie
généralc de La resporuabilité civile, Paris, 1947; Roujou de la Boubée, M. E., Essai sur
La notion de réparation, París, 1972; Friedmnnn, W., El derecho en una sociedad en
traruformación, tr. F. M. Torner, México, Fondo de Cultura Económica, 1966; Ossorio
y Gallardo, Ángel, Resporuabilidad objetiva, en "Enciclopedia Jurfdi'ca Omebu",
t. XXIV, p. 888 y ss.; Casiello, Juan J., Viejos y nuevos enfoques sobre la responsabili­
dad civil, LL, 135-1272; Goldenberg, La unicidad de lo iUcito. Su problemática, en
"Revista Jurídica de San Isidro", 1967, n º 1 y La resporisabilidad civil. Ensayo de sis­
tematización, U, 156-1323.
154 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

del resultado por parte de quienes han creado la comuni­


dad de peligro 275 •
1) En el derecho comparado. El problema de la res­
ponsabilidad colectiva se planteó jurisprudencialmente en
Francia a propósito de accidentes causados por cazado­
res. Resulta sumamente ilustrativo el examen de dichos
fallos, que en un comienzo se pronunciaron terminante­
mente contra esa clase de responsabilidad, no admitiendo
en consecuencia la condena de los sindicados, para luego
aceptarla recurriendo primero al argumento de la culpa
común de los miembros del grupo (culpa en el hecho; en
la vigilancia; en la guarda colectiva, etc.) y finalmente
sustentándola en el hecho de la participación misma en la
acción colectiva causante del daño 276 •

275 Mosset lturraspe, Da,ios causados por un miembro no identificado de un gru­


po determinado, en "Estudios sobre responsabilidad por daños", t. 11, p. 310.
2 76 Así lo resolvió la Corte de Riom (Revue trimestrielle de droit oivil, 1966, p.
808) en un follo que fue confirmado por la Corte de Casación, aplicando directamente
la responsabilidad colectiva a todos los integrantes de una banda de jóvenes que consu­
maron una agresión en un campo de scouts hiriendo a uno de ellos, ante la incertidum­
bre sobre la identidad del autor. Al fundar su decisión la Corte sostuvo: "Se llega­
rla si no a esta situación singular de ver a la víctima de un hecho dañoso causado por
un conjunto de personas peor tratada que si hubiese sido cometido por una sola de
ellas... ; la equidad y el buen sentido quieren que en caso de daño causado a un tercero
por uno de los miembros de un grupo, en el curso de una acción colectiva, sin que sea
posible determinar con certidumbre el autor del acto dañoso, la responsabilidad incum­
be a cada uno de los participantes, los cuales deben ser considerados como habiendo
concurrido a causar todo el daño" (cit. por Bustamante Alsina, Teoría, n" 1719 y
1736. Para el análisis de la jurisprudencia francesa, cfr. el desarrollo que realiza este
autor en el n" 1723 y ss. ). Debemos señalar también que la ley francesa del 4 de junio
de 1970 agrega el art. 314 al Código Penal, que tipifica como delito la acción concerta­
da por un grupo del que resultaren violencias, vfas de hecho contra personas o bienes,
o actos de depredación (ver el comentario y discusión parlamentaria de dicha ley, en
Bustamante Alsina, Teor{a, nº 1747 y ss.).
En el Código Civil alemán se halla expresamente contemplada la responsabilidad
colectiva en el art. 830, que dispone: "Si varios han causado un daño por un acto
ilícito realizado en común, cada uno es responsable del daño. Lo mismo vale si no se
puede saber quien, entre varios participantes, ha causado el daño con·su acto. A los
coautores se equiparan los inductores y participes".
El Código de Etiopía en su art. 2142, con el epígrafe "Daño de autor indetermi­
nado", preceptúa: "Si un daño ha sido causado por culpa de uno u otro entre varias per­
sonas, sin que sea posible establecer precisamente cuál de esas personas es el autor,
COCAUSACióN 155
Con el título "Daños ocasionados por miembros o
componentes desconocidos de grupos determinados", San­
tos Briz aborda este tema y dice: "Dadas las corrientes
actuales de sentido objetivista, se suele desechar por ine­
quitativa la tesis de la fuerza mayor, que dejaría sin in­
demnización a las víctimas. Se trata de orillar las difi­
cultades de prueba con la misma finalidad, atribuyendo la
responsabilidad al grupo a que pertenece el desconocido
autor de la infracción dañosa. Hay en ello un fundamen­
to de solidaridad que acarrea la consecuencia de persona­
lizar la responsabilidad en todos y cada uno de los miem­
bros del grupo a través de su representación única, ya
transitoria, ya permanente" 277•
Para Silvio Rodrigues 278, el reconocimiento de esta
responsabilidad común por acto individual de uno de los
partícipes del grupo, revela la preocupación de ampliar el
concepto tradicional de culpa y de facilitar la obtención
del resarcimiento por parte del perjudicado.
2) En las V Jornadas de Derecho Civil (Rosario,
1971). En la ponencia que se transcribe, presentada a
las V Jornadas de Derecho Civil, celebradas en la ciudad
de Rosario en el año 1971, Jorge Bustamante Alsina pos­
tuló la implementación legal de la responsabilidad colec­
tiva:
"Tema nº 5: Fijación de los lineamientos generales
del sistema de responsabilidad civil: .. . De lege ferenda.
El sistema vigente no centempla la responsabilidad
colectiva.
Deben establecerse legislativamenté las bases si-
guientes de la responsabilidad colectiva para que la vícti-

los jueces pueden, fundados en la equidad, condenar ni grupo de personas u la repara­


ción del dnño causado, si en el grupo se encuentra ciertamente el autor del daño".
277 Santos· Briz, La responsabilidad civil, p. 269.
278 Rodrigues, Silvia, Direito civil, 2" ed., Süo Paulo, Saraivn, 1977, vol. IV,
Responsnbilidnd civil, p. 158.
156 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

ma de un daño cuando tiene en frente muchos responsa­


bles no individualizados no se halle en peor situación que
aquella que tit?ne un solo responsable reconocido:
a) Que el autor -del daño no sea individualizado.
b) Que los responsables sean integrantes de un grupo.
e) Que el daño provenga de un grupo que ejecuta
una acción riesgosa. ya sea lícita o ilícita.
d) Que el resarcimiento pueda o no ser integral y la­
responsabilidad no solidaria según las circunstancias" 279•
El despacho aprobado por el plenario en lo que a
este punto respecta, dice: "Cuando el daño es causado
por un miembro no identificado de un grupo determinado,
todos sus integrantes están obligados in solidum a la repa­
ración, si ]a acción del conjunto es imputable a culpabili­
dad o riesgo" (Comisión nº 5,. Recomendación nº 13) 280•
3) En el Código Civil. En nuestro Código Civil hay
una norma de prosapia romanista que consagra la respon­
sabilidad colectiva. Es la hipótesis contemplada en el
art. 1119 281: "El artículo anterior es aplicable... A los

279 V Jornadas de Derecho Civil. Ponencias, t. I, y Ramella, Anteo E., Los li­
neamiento s generales del sistema de la respowabilidad civil y las V Jornadas de Derecho
Civil, en "Revista de Ciencias Jurídicas y Sociales", Santa Fe, 1978 (hay separata),
n" 120, 3° Serie, cap. IX. Reconoce como antecedente el artículo de Bustamante Al­
sina, Jorge H., La responsabilidad colectiva en el resarcimiento de darios, U, 142-976 y
siguientes.
280 Al fundar nuestra posición en el plenario de las V Jornadas de· Derecho Ci­
vil, nos adherimos aL despacho en el entendimiento de que es necesario crear un dispo­
sitivo legal que contemple y asegure el resarcimiento de los perjuicios que deriven de
esas manifestaciones antisociales -v.gr., los daños provocados por las clásicas "palo•
tas"; los actos depredatorios cometidos en ocasión de espectáculos deportivos; las pe­
dreas a· los trenes de pasajeros; etcétera-. Tales fueron las razones que nos impulsaron
a auspiciar la implantación de esta responsabilidad (ver Goldenberg, La rt!lponsabilidad
ci�il. Ensayo de si.stemati:ación, U, 156-1326, IX).
281 Actio de posilis vel swpensis y actio de effwis et deiectis (dafios causados por
cosas suspendidas o arrojadas respectivamente, que se equiparaban a un supuesto de
cuasidelito) -Dig., libro 44, 1ft. VII, ley 5, § 5-. -Existla asimismo una acción para
estas situaciones, creada por el pretor po� medio de un edicto, cuyo texto conserva Ul­
pinno en el Digesto (libro IX, tlt. 3, leyes l y 5). Vélez, en In nota puesta al pie del
COCAUSACIÓN 157
padres de familia, inquilinos de la casa, en todo o en par­
te de ella, en cuanto al daño causado a los que transiten,
por cosas arrojadas a la calle, o en terreno ajeno, o en te­
rreno propio sujeto a servidumbre de tránsito, o por cosas
suspendidas o puestas de un modo peligroso que lleguen a
caer; pero no cuando el terreno fuese propio y no se halla­
se sujeto a servidumbre de tránsito. Cuando dos o más
son los que habitan la casa, y se ignora la habitación de
donde procede, responderán todos del daño causado. Si
se supiere cuál fue el que arrojó la cosa, él solo será res­
ponsable".
En cuanto al fundamento de la responsabilidad insti­
tuida por dicha norma, la cuestión es objeto de controver­
sia en la doctrina. Para Llambías, la razón de ser que
tiene la obligación de reparar un daño anónimo que se
origina en un lugar sometido a nuestra custodia, reside en
el descuido en el ejercicio de la autoridad doméstica res­
pectiva: el daño ocurrido denuncia o pone de manifiesto
una culpa o negligencia en el cumplimiento de esa obliga­
ción. Se trataiía -concluye- de u-na culpa revelada por
el modo de realizarse el daño: res ipsa loquitur 282•
Creemos que esa imputación de responsabilidad en
virtud de una culpa presumida puede ser valedera respec­
to del · efectivo autor del perjuicio, pero no alcanza a
explicar el porqué de la incriminación a todos los que ha­
bitan en el edificio.
En efecto, mal puede inferirse en esos casos la exis-

nrt. 1119, cito In Partido 7ª, tft. 15, leyes 25 y 26. Lo segundo porte de lo ley 25-
constituye un significativo antecedente de In responsnbilidnd que nos ocupa, al dispo­
ner: "Et si morasen muchos homes en In casa donde fue echada In cosa que ficiese el
daño, quier fuese el daño suya o In toviesen lognda o emprestada, todos de so uno son
tenudos de pechar el daño si non supiesen ciertamente qunl ern aquel que fizo el daño;
pero si lo supiesen, él solo es tenudo facer In enmienda dél el non los otros".
282 Llambfns, Responsabilidad por cosas arrojadas o expuestas a caer, LL, 1975-
C-859. Compnrten la tesis de In culpa fo vigilando los autores mencionados por Llam­
bíns en la nota 11 del citado nrtfculo.
71

158 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

tencia de una culpa, cuando no ha podido siquiera esta­


blecerse la conexión causal entre la acción u omisión de
un sujeto determinado y el resultado dañoso: "No es posi­
ble entrar en el terreno de la imputabilidad sin haber re­
suelto antes el problema de la causalidad" 283•
Ello revela claramente que el fundamento de la res­
ponsabilidad es de naturaleza objetiva, ya que se impone
el deber jurídico de indemnizar a un ,grupo de individuos,
atendiendo sólo a una circunstancia de hecho: habitar el
inmueble desde el cual cayó o fue arrojada la cosa. Y
tal responsabilidad encuentra su justificación en el riesgo
que entrañan para los transeúntes los objetos suspendidos
o puestos de un modo peligroso o los arrojados a la calle,
y la necesidad de amparar a las personas que resulten
damnificadas, criterio que se ha afirmado entre nuestros
autores 284•
Corrobora esta interpreta�ión la circunstancia de que
los destinatarios de la imputación legal no pueden liberar­
se acreditando una adecuada diligencia, ya que se trata
de una responsabilidad inexcusable (art. 1119, parte l ª, y
1118 infine); establecido el nexo de causación " . . . respon­
derán todos del daño causado" (art. 1119), con prescin­
dencia de cualquier indagación subjetiva.
Claro está, la atribución plural sólo es aplicable
cuando no ha podido identificarse el causante del daño
(arts. 1119 in fine y 1121 in fine). Tampoco opera si se
comprueba que uno de los moradores de la casa es el due­
ño o guardián de la cosa que produjo el daño (art. 1113,

283 López Cabana, Roberto M. - Lloveros, Néstor L., La respomabilidad colecti­


va: pautas para su aplicación en el derecho civil argentino, ED, 48-805, nº 14 in fine.
284 López Cabnna - Lloveros, La responsabilidad colectiva, ED, 48-805, nº 14;
Bustamnnte Alsinn, Teoría, nº 1756 bis y ss.; Orgaz, Alfredo, La culpa, Bs.As., Ler­
ner, 1970, p. 195 (arg. por analogia); Boffi Boggero, Tratado, t. 5, § 2113 (responsabi­
lidad objetiva fundada en la idea de "garnntia"); Cazeaux - Trigo Represas, Derecho de
las obligaciones, t. IV, p. 586; Horvath, Pablo A., La responsabílidad objetiva en el de­
recho privado, JA, doctrina 1970-563.
COCAUSACióN 159
agreg. ley 17. 711). En estos casos, al existir un nexo
causal particular, no procede la incriminación al conjunto
contenida en la norma que venimos considerando.
Los coobligados responden en forma simplemente
mancomunada, según lo expresamente dispuesto por el
art. 1121: "... no serán solidariamente obligados a la in­
demnización del daño; sino que cada uno de ellos respon­
derá en proporción a la parte que tuviere", texto que no
ha sido afectado por la reforma introducida por la ley
17. 711 al art. 1109, al igual que el art. 1135 infine, que
consagra la misma regla. Dichas normas específicas
constituyen, pues, derogaciones particulares al principio
general de la solidaridad de los coautores de los actos ilí­
citos en virtud del principio lex specialis per generalem
. non derogatur 285•
En la cuestión que nos ocupa, dicho apartamiento se
justifica por el. carácter excepcional de la responsabilidad
colectiva, sustentada en la pertenencia de un sujeto a un
grupo, que debe contribuir a la indemnización de un per­
juicio por la imposibilidad de demostrar quién ha sido el
efectivo autor del resultado dañoso 286•

285, Goldenberg, La solidaridad en materia de cuasidelitos, en "Enciclopedia Ju­


rídica Omebn", Apéndice I; Cnzenux - Trigo Represas, Derecho de las obligacio11es, t.
IV, p. 360; Busso, Código Civil anotado, comentario nrt. 17, 11" 8 y ss.; Arnuz Castcx,
Manuel, Derecho civil. Parte ge11eral, t. I, n" 284, Bs. As., Empresa Técnica Jurí­
dica Argentina, 1965; Llnmbíns, Parte general, t. I, n" 61.
286 En un fallo se hn caracterizado esta responsabilidad, afirmándose: "Si el pro­
pio actor hn señalado en su demanda que el disparo de armn de fuego partió de un ter­
cero no identificado entre los restantes espectadores del estadio de fútbol confundido en
In multitud, se presenta, entonces, un ejemplo clásico de lo que doctrinnriumenle se
denomina 'responsnbilidnd colectivn'. Aquí, n rníz de In fnhn de prueba, no puede se­
ñalarse cuál de varios individuos es el autor de un dnño que intrínsecamente reúne los
requisitos necesarios pnra tomarlos resarcibles" (CNCiv, Snln E, 11/3/81, LL, 1981-B-
519 y ED, 93-689). En cuanto n la aplicación de In responsabilidad colectiva respecto
del neto médico en equipo, ver Buslamanle Alsinn, Jorge H., Responsabilidad médi­
ca. Pluriparticipación por equipo y asistencia múltiple de pacientes, Zeus, 20-D-76.
Asimismo, con referencia a la responsabilidad por daño ecológico, ver despacho de la
Comisión Temn 11, de lns IX Jornadas Nacionales de Derecho Civil (Mar del Plaln,
nov. 1983).
160 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

4) En el Código Penal. Finalmente, es objetable a


nuestro juicio que en materia penal, en que el requisito
de "culpabilidad" goza de jerarquía constitucional, exista
un precepto que consagra una clara aplicación de esta
clase de responsabilidad. Es .el art. 95 del Cód. Penal,
que establece: "Cuando en riña o agresión en que tomaren
parte más de dos personas, resultare muerte o lesiones de
las determinadas en los arts. 90 y 91, sin que constare
quiénes las causaron, se tendrá por autores a todos los
que ejercieron violencia sobre la persona del ofendido y
se aplicará reclusión o prisión de dos a seis años en caso
de muerte y de uno a cuatro en caso de lesión".,
No obstante, la exigencia de que los sujetos hayan
ejercido violencia sobre el ofendido, supone que la· activi­
dad de todos fue la condicionante del hecho -la riña o
agresión- de la que se siguió el resultado objeto de incri­
minación plural.

B) Causas concurrentes: distintas hipó!esis

§ 38. ENUMERACIÓN

El suceso dañoso puede advenir, como ya lo hemos


señalado, por la actividad concurrente de una pluralidad
de sujetos, con aptitud causal adecuada para producir tal
resultado.
Estos casos admiten a su vez diversas variantes. En
el presente apartado examinaremos los distintos supuestos
en que se da el concurso del damnificado, ya que si el
perjuicio reconoce como causa única el hecho de la vícti­
ma, no origina responsabilidad alguna a cargo de terceros
(art. 1111, Cód. Civil) 287•

287 El principio se remonta al derecho romano, que consagró una vieja regla de
Pomponio: Quod quis e:i; sua culpa damnum sentit, non inteligitur damr,um sentire (no se
COCAUSACIÓN 161
Así, la llamada "culpa de la víctima" puede confluir
con la del autor del ilícito; o con el riesgo (art. 1113,
párr. 2° , parte 2 ª); o con una culpa presumida por la ley:
daños causados "con las cosas" (art. 1113, párr. 2 ° , parte
1 ª); o puede también darse el caso de riesgo concurrente;
Estudiaremos en particular cada una de estas hipóte­
sis de causa concurrens 288•

§ 39. CULPA DE AMBAS PARTES


a) "Culpa concurrente": reconocimiento legal de la fi­
gura. El tema de la concurrencia de culpas posee una
gran amplitud en materia cuasidelictual 289 y constituye
uno de los capítulos más importantes de la teoría general

entiende que padece daño quien por su culpa lo sufre) -Dig., de regulis juris, libro L,
tít. XVII, ley .203- y lus leyes de Partidas: "El duño que orne recibe por su culpa,
a sí mismo deue culpar por ello". "La culpa del uno non deue empecer a otro que non
aya parte" (Pnrt. 7ª, tít. 34, leyes 22 y 18). Sobre el pnrticulur, Peirnno Facio expre­
sa: "es claro que si el daño se debe por entero a la acción de la víctima siendo la activi­
dad causal del ofensor sólo aparente, corresponde que este último sea totalmente exone­
rado, y que todo el peso del daño caiga sobre el que materialmente ha sufrido el evento
dañoso; es ésta unn cónsecueneia necesaria de los principios cardinales de lu responsa­
bilidacl cxtrncontractual, que hn sido siempre aceptndu por la jurisprudencia universal
(Responsabilidad extracontractual, n• 244).
288 El planteo correcto de la cuestión debe situarse en el marco del nexo causal,
aun cuando doctrinalmente sen trntnda como "concurrencia de culpas". Para un es­
tudio pormenorizado del lema, ver Morcos, Soliman, Essai d'une·théorie générale sur les
causes légales d'exoneration de la rcsponsabilité civile contractuelle et délictuelle, tesis,
Le Cuire, Université Egyptienne, 1936.
289 No así tratándose de delitos, ya que en ellos la conducta de la víctima no
puede influir ni atenuar la responsabilidad del autor, por cuanto su intención de dañar
constituye In causa del acto ilícito (arts. 1072 y 1076, Cód. Civil) y, por lo tanto, es
justo que soporte integralmente la reparación yu que en tules hipótesis el dolo absorbe a
la culpa (ver Sourdnt, M. A., Traité général de la responsabilité, t. 1, p. 101, n" 108,
Paris, 1887). A principios de siglo Teisseire había formulado este principio, afirman­
do que la culpa o el hecho de la víctima desaparecen frente al delito cometido por el
ofensor, porque el autor intencional se ha apropiado de la actividad de aquélla hacién­
dola suya (Teisseire, M., Essai d'une théorie générale sur lefondement de la rcsponsabi­
lité, p. 180, Aix, 1901, cit. por Peirllno Facio, Responsabilidad c.,:tracontractual, n"
244). En igual sentido, Planiol-Ripert expresan que lu culpa de la víctima no incide
en las consecuencias del delito, las que constituyendo el resultado buscado o querido
por el autor, con ella o sin ella, necesariamente se habrían producido (Traité, t. VI,
n" 570, nota 2).

ll. Goldenbcrg.
162 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

de la responsabilidad civil. Da cuenta de ello la afirma­


ción de Peirano Facio: "podría decirse que no existe jui­
cio de responsabilidad en el cual el ofensor no trate de
demostrar que el daño causado fue producido, o cuando
menos agravado, por la conducta de la víctima" 290•
Estas situaciones se caracterizan por el hecho de que
el evento dañoso es el resultado de la conducta conjunta
-por acción u omisión- del ofen_sor y de la víctima; es de­
cir, el nexo causal se establece entre el perjuicio y la ac­
tividad de ambas partes, por haber sido cada una de ellas
condición indispensable para la producción de él.
Autor y damnificado resultan así mutuamente origen
y causa de la integridad del daño, puesto que la culpa de
uno de ellos ha sido sólo uno de los factores que detenni-
naron su producc10n.
1 ., Por eso se alude a una "coopera-
ción de negligencia", ya que la víctima contribuyó en gra­
do eficaz a la formación del hecho 291•
En nuestra dogmática civil no existe un precepto que
consagre explícitamente la figura de la "culpa concu-

290 Pdrano Facio, Re.�ponsabilidad extracontractual, n" 244.


291 E!! tus directivas han sido explicitadas en numerosos fallos: Cuando media
fultu recíproca tanto del autor del hecho, como de parte de aquel 11 quien se causa el
perjuicio, 8e está en presencia de una doble culpa -del autor y del dañado-, entrañan­
do un problema de responsabilidad concurrente (SC Mza, 10/12/56, LL, 90-364). Cul­
pa <:«rncurrente significa cooperación de negligencia entre el autor del daño y la víc­
t imu (CFed Resistencia, 23/2/60, U, 103-439). Habrá culpa concurrente cuando el
duño seu el resultudo de la conducta de ambas partes, por haber sido cada una de ellas
condición indispensable pura que se produzca el perjuicio, es decir, que la culpa de
la victima y In del autor del hecho sean factores conjuntos en su producción (CNCiv,
Sala F, 4/6/64, ll, 117-800, 11.305-S; íd., íd., 10/9/64, LL, 117-721; Id., íd., 20/9/
64, Ll, 117-596; ST Chaco, Sula 1, 11/9/67, LL, 129-22) .
Determinar la existencia de culpo concurrente, es tanto como establecer, en pri­
mer término, lu pusibilidud de lu misma y luego el grndo en que la victima, por su pro­
pia conducta, ha contribuido ul evento dañoso, jugando también en su consideración el
principio de la previsibilidad (CApel Dolores, 23/8/66, LL, 124-744). Si resulta evi­
dente que ha existido cooperación de negligencia entre el causante del accidente y la
victima, corresponde apreciar, para determinar la responsabilidad, cuñl de ambas cul­
pas fue la determinante y decisiva y cuál sólo fue predisponente u ocasional (CPaz
LetrSFe, 3/12/76, RepJA, 1977-166).
.
COCAUSACIÓN 163
rrente" 292• No obstante, la doctrina y la jurisprudencia
son unánimes en su reconocimiento partiendo de una
construcción jurídica sustentada en el art. 1109 -que de­
creta la responsabilidad del que por culpa o negligencia
ocasiona un daño a otros-, y el art. 1111 -que recepta la
máxima volenti non fit iniuria-, de acuerdo con el princi­
pio de la plenitud hermética del ordenamiento jurídico
(art. 16, Cód. Civil) 293•
b) Elementos. Para que se dé esta forma de cocau­
sación basada en el reproche recíproco, es menester ais­
lar conceptualmente el hecho de la víctima a fin de deter-

292 En los modernos códigos extranjeros, por el contrario, el cuso está expresa­
mente contemplado.
Código Civil alemán, art. 254: "Cuando en la causución del daño huyo concurrido
culpa del perjudicado, lu obligación de inde�nizar, así como la cuantía de la indemni­
zación, dependerá de las circunstancias, especialmente atendiendo a cuál de las partes
hu causado predominantemente el dnño. Lo mismo se tendrá en cuenta cuando la cul­
pa del perjudicado huya consistido en no avisar al deudor del peligro de un duño ex­
traordinario y elevado que el deudor no pudo conocer, o cuando aquél hayu omitido evi­
tar o reducir el tlaño".
Código CiviÍ italiano, art. 1227: "Si concurre a ocasionar el daño el hecho culpo­
so del acreedor, el resarcimiento disminuirá según la gravedad de su culpu y lu entidad
de las consecuencias de ello derivadas. No procederá resarcimiento por los daños que
el acreedor. habría podido evitar usando de la ordinaria. diiigenéia".
Código federal suizo de las Obligaciones, ar!. 44: "Si el perjudicado ha consentido
el daño o concurren circunstancias de lus que él responde que han contribuido a origi­
nar o aumentar el d_año o a agravar la posición del agente, podrá el juez reducir el deber
de indemnizar e incluso hacerlo desaparecer.- También podrá el juez reducir la obliga­
ción de indemnizar cuando, tratándose de daños no dolosos ni culposos, el obligado u
indemnizar se vería en situación de necesidad en cuso de tener que pagar todo In in­
demnización".
Código Civil portugué.\, art. 570: "Cuando u In causución o agravación de los da­
ños huyu concurrido un hecho culposo del perj�dicado, el tribunal, con base en In gra­
vedad de las culpas de ambos partes y en los consecuencias que de ella� resultaran,
determinará si In indemnización debe ser totalmente concedida, reducida o excluido.
Si la responsabilidad se basura en uno simple presunción de culpo, la culpo del perju­
dicado, u falto.de disposición en contrario, excluye In obligación de indemnizar".
293 Ver Cossio, Carlos, La plenitud del ordenamiento jurídico, Bs. As., Losada,
1947. Es de destacar que Aubry y Rau, citados por el codificador en lu·notu ni nrt.
1111, enseñaban que en caso de coexistencia de culpas lo procedencia de la indemni­
znción así como también su cuuntfa debían ser resueltos por el juez (Cours de droit civil
franfais, 3" ed., Paris, 1856, t. 3, § 446, p. 548).
164 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

minar su idoneidad genética para la producción del


entuerto. En consecuencia, tiene que reunir todos los
elementos necesarios para tipificar el acto ilícito: a) ser
contrario al ordenamiento; b) haber provocado el daño;
c) tener relación causal adecuada con el perjuicio; d) no
ser imputable al ofensor 294•
Por ello resulta impropio hablar de ''culpa común"
para caracterizar esas hipótesis, ya que no hay una sola
culpa que sea común a varias personas, sino que lo que
hay es distintas culpas autónomas cuya concurrencia pro­
duce el resultado.
c) La cuestión respecto de las personas · inimputa­
bles. La referencia a la "culpa de la víctima" 295 como

294 Así lo hu declarado también la jurisprudencia:


El proceder de la víctima reúne los requisitos que exige lu doctrina pura poner u
su cargo lus consecuencias dañosas derivadas de su proceder, si existe un víncu lo de
causalidad entre su conducta y el perjuicio experimentado por ella, y su obrar no fue
imputable a los demandados. Asimismo si actuó en la oportunidad con culpa, extremo
necesario para que el hecho de la víctima influya sobre la responsabilidad (CNCiv, Sula
D, 17/10/69, ll, 138-932, 23.599-5). Pura que se produzca concurrencia de culpa es
necesario que el hecho de In victima sea a su vez ilícito, o scu que debe haber causado
el dnño -en cierta medida- y ser culpable (nrts. 1068, 1074, 1109, 1111. 1113 y
eones. del Cód. Civil) (C2"CivCom Mdes, 21/9/72, ]A, 18-1973, Indice, 45, n" Sj.
Los requisitos para que la culpa de la víctima sen considerada común con la del ofen­
sor, son: a) relación de causalidad entre la conduela del damnificado y el daño; b) el
hecho de la víctima debe ser ajeno y mi imputable al ofensor; e) el hecho cometido por
la persona afectada debe ser en sí mismo ilícito e imputable (C4ºCivCom Cba, 16/2/73,
]A, 19-1973-698, secc. provincial).
295 Esta expresión es criticable y se la utiliza en sentido impropio, ya que la cul­
pa en sentido jurldico está referida a una conducta reprocbable frente u otras personas
c¡ue genera una obligación resarcitoria (principio de In alteridad). Lu llnmndn "culpu
contra sí mismo" (Zitelmann) no infringe en consccuenciu ningún deber juridico, sino
que sólo traduce un desacierto en el obrar que perjudica al que lo comete (cfr. Ennec­
cerus • Lel1munn, Obligaciones, p. 79; von Tuhr, Tratado de las obligacio11es, p. 78;
Larenz, Derecho de las obligacio11es, p. 219-220; Orgaz, la culpa, p. 226; Llumbíus,
Jorge J., la culpa de la víctima como causa eximente de responsabilidad civil, ]A, doctr.
1974-6 y ss.; Busso, Código Civil anotado, III, comentario a los arts. 511 y 512, nº
132; Mossel lturraspe, Responsabilidad por daños, Bs. As., Ediar, 1980, t. 111, n" 13;
Spola, la concurrencia de culpas en la responsabilidad aquiliana, ]A, 1944-1-242; La
concurrencia de culpas en el acto ilícito y la distribucitin de la re.�ponsabilidad, ]A,
1954-11-211).

., •'\
_J
COCAUSACióN 165
eximente total o parcial de responsabilidad (art. 1113,
párr. 2° in fine), plantea la cuestión relativa a las perso­
nas privadas de discernimiento (arts. 921 y 1070) y que
por carecer de voluntad no pueden incurrir en culpa, en­
tendida como un error de conducta o una falta de pruden­
cia. Obsérvese que dicha norma menciona "la culpa",
no "el hecho" de la víctima (el art. 1111, por su parte,
alude a la "falta imputable" a ella).
Sin embargo, si se encara la cuestión desde el punto
de vista causal, es indud�ble que la acción del que sufrió
el daño influyó decididamente en el advenimiento del in­
fortunio, como en el ejemplo puesto por Orgaz del menor
o el insano que se lanza a la calle sorpresivamente al paso
de un vehículo, sin dar tiempo al conductor para evitar el
accidente. Para este autor, si la acción fue imprevisible
e inevitable, sería un caso· fortuito {art. 514,), que libera­
ría de responsabilidad al agente, sin necesidad de hablar
incorrectamente de la "culpa" del inimputable 296• Idén­
tica solución preconiza Bustamante Alsina 297•
Del examen del grado de causalidad de cada obrar se
inferirá en definitiva si la acción del inimputable fue la
causa única del evento o si la conducta objetivamente im­
prudente o temeraria de éste se conjugó en una misma ac­
tuación con un comportamiento culposo del autor. Sólo
en el primer supuesto, que por los intereses implicados
debe juzgarse -según la opinión de Orgaz 298- con un cri­
terio más riguroso que el habitual, funcionará la eximente
del caso fortuito.
Cazeaux-Trigo Represas sostienen que en estos casos
la falta de imputabilidad no excluye la autoría si se cum­
ple el requisito de la ilicitud del acto realizado por la víc-

296 Orgnz, La culpa, p. 227.


297 Bustnmnnte Alsinn, Teoríu., nº 685.
298 Orgnz, La culpa, p. 228.
166 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

tima -"ilicitud objetiva", por haberse quebrantado el


ordenamiento jurídico- que contribuye al resultado daño­
so para ella misma 299•
En algunos pronunciamientos se recurrió al argumen­
to de la concurrencia de la culpa del victimario con
la culpa propia del representante del inimputable, por
omisión del deber de vigilancia que tenía a su cargo por
ministerio de la ley 300• En otros fallos se decidió que la
falta de discernimiento de la víctima no impide examinar
su conducta en el hecho 301•
Para Llambías hay que distinguir entre la culpa de la
víctima y el simple hecho de ella. Manifiesta que si se
invoca el simple hecho de un lesionado carente de discer­
nimiento, la exclusión de la presunta responsabilidad del
demandado requiere una doble prueba: 1 °) que ese hecho
ha sido la causa del daño; 2°) que era imprevisible o inevi­
table para el agente la ocurrencia de tal hecho, por lo cual
no se le puede reprnchar que lo haya descartado al em­
prender la actividad realizada y con 1� cual se relacionó el
hecho del damnificado. Es decir, para que el hecho de
la víctima pueda ser alegado por el presunto responsable
como causa de exoneración, ha de constituir un caso
fortuito 302•
299 Cazeaux - Trigo Represas, Derecho de las obligaciones, t. IV, p. 405. Res­
pecto del concepto de "ilicitud objetiva"," ver Goldenbetg, La unicidad de lo iUcito.
Su problemática, en "Revista Jurídica de San Isidro", 1967, y voz Resarcimiento del
daño ocasionado por hechos involuntarios, en "Enciclopedia Jurídica Omeba".
300 CNCiv, Sala E, 20/4/61, U, 103-427; CApel Dolores, 23/8/66, U, 124-
744; CCivl º Cap, 29/12/47, JA, 1948-1-139; CCiv2° Cap, 20/12/47, JA, 1948-1-525.
301 La circunstancia de que la victima del accidente de tránsito, por ser menor
sin discemimiento, no responde de sus actos respecto de terceros, no obsta a que ese
comportamiento tenga influencia con relación a los daños y perjuicios sufridos por ella
o sus herederos, con participación de su culpa personal (CFed Paraná, 15/12/60, JA,
1961-IV-490). En esa línea conceptual, CFed Resistencia, 6/6/67, JA, 1967-V-707,
secc. prov. (en estos folios, empero, por las circunstancias de hecho, se decretó la res­
ponsabilidad exclusiva del autor); CNEspCivCom, Sala 11, 11/5/81, ED, 94-679;
CNCiv, Sala B, 30/10/79, U, 1980-A-205; CNCiv, Sala A, 26/5/72, ED, 44-1006, nº
1133; CNCiv, Sala D, 21/12/71, ED, 44-1006, nº 1134.
302 Llambfas, Obligaciones, t. 111, nº 2291.
COCAUSACióN 167
En una apreciación diametralmente opuesta, Mosset
lturraspe sostiene que no se trata de juzgar culpas sino
autorías, y desde ese punto de vista afirma que si el ver­
dadero origen del perjuicio lo constituye el propio com­
portamiento de la víctima, sea la conducta culposa o no,
incluso aunque sea involuntaria, ¿cómo entonces atribuír­
selo a otra persona? A través de ese prisma, tanto da
que el autor de su propio daño sea un capaz, como que
sea un incapaz. La falta de voluntad o los vicios en ella
no le impiden lesionarse a sí mismo, y siendo así, ¿con
qué fundam�nto se puede responsabilizar a un tercero que
no ha concurrido con su obrar a la producción del perjui­
cio? 303.
Por nuestra parte, y como lo hemos dicho ya, enten­
demos que la clave del problema anida en la investigación
del nexo causal.
Si este requisito, presupuesto inexcusable de la res­
ponsabilidad civil, supone la atribución de un resultado a
un sujeto por haber constituido su acción la causa eficien­
te del daño, será indudable que si se acredita que el per­
juicio ha tenido un origen distinto, es decir, reconoce una
causa extraña a él, el presunto responsable se liberará en
la me.dida de la incidencia causal del hecho de la víctima
sobre el resultado final.
Al respecto, puntualiza Cammarota: "Conviene ob­
servar que a los fines de la declaración de concurrencia
de culpa, lo sustancial a considerar es el grado de impu­
tabilidad atribuible a cada parte en el hecho ilícito acae­
cido; el daño es una faz ulterior, que consulta lo resarci­
torio y sobre el cual incide esa apreciación prevaleciente.
No se trata, pues, de exhibir daños y contemplar quién
los sufrió en mayor,grado para procurar extraer conclusio-

303 Mosset Iturraspe, Responsabilidad por daños, t. 111, nº 13 y nota 57 in fine;


asimismo, t. 11-B, p. 66, nota 138.
168 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

nes, pues de ser así las consecuencias regirían a las cau­


sas, lo que es inadmisible. Debe haber, de consiguiente,
un razonable discriminar de imp utabilidad. Las circuns­
tancias del caso proporcionarán elementos para estable­
cerla" 304.
d) El criterio de la co mpensación de culpas. Críti­
ca. Dándose por existente la concurrencia de culpas en
la producción del suceso dañoso, surge el delicado pro­
blema de regular las relaciones que de él derivan en
cuanto a ofensor y víctima.
V arias son las soluciones que se han propuesto en la
doctrina. Para el criterio de la llamada "compensación
de culpas", éstas se neutralizan recíprocamente, lo cual
cond4ciría a privar a la víctima de todo derecho resarcito­
i-io aos.

30-1 Cnmmnrota, Responsabilidad extracontractual, t. 1, n" 241.


305 Eru la solución del derecho romano, de acuerdo con 111 cual de haber con­
currencia de culpas cada uno debiu soportar su propio daño. ·En esus situaciones se
d,ielarabu inadmisible la acción derivada de la ley Aquilia. Los ejemplos que propor­
t·ionu el Digesto constituyen aplicaciones del principio enunciado: "Si un esclavo se in­
troduce en un campo de tiro, y es herido por uno de los dardos alll lanzados, y ello, no
obstante., después de haberse declarudo que es culpable el juego que causa daño"; "Si
un hombre se hace afeitar en un lugar donde se juego a la pelota y es herido por haber
dado una de ésta, en las manos del barbero, ya que aquél debe quejarse de s! mismo al
haberse hecho afeitar en un sitio peligroso"; "Si un transeúnte ene en un hoyo hecho
parn. cazar, en lugar acostumbrado, si pudo evitar el peligro"; "Si un esclavo hubiese
muerto de los heridos en razón de la negligencia del amo" (Dig., Lib. IX, tít. 11, ley 9,
§ 4; ley 11, proem.; ley 28, ley 52, proem.). Ver Giorgi, Jorge, Teorta de las obliga­
ciones en el derecho moderno, Madrid, Reus, 1911, nº 518; Chironi, G. P., La culpa en
el derecho civil moderno, tr. C. Bemnldo de Quiroz, Madrid, Reus, 1928, t. 11, nº 537 y
siguientes.
Ese criterio, seguido por Domnt (Les loix civiles, Paris, 1735, t. I, p. 178) y otros
autoreo del antiguo derecho francés y que tuvo predicamento en la doctrino y jurispru­
dencia italiano de principios de siglo, pasó n informar el derecho anglosajón donde se
elaboró In !corlo de la contributory negligence que conduce a negar toda acción indem­
nizntoria. La jurisprudencin nortenmericanu más reciente ha morigerado el rigorismo
de ese temperamento, que prácticamente ha sido nbnndonodo en el derecho moderno
(7er Mazenud - Tune, Tratado, t. 11-2, nº 1508). Hoste In sanción de lo ley 20.094
(15/1/73) dicha reglo perduró en nuestro Código de Comc:rcio en materia de abordaje al
disponer el derogado nrt. 1263: "Si hn habido culpa por porte de los dos cnpitnnes o de
los individuos de las dos tripulaciones, cado buque soportará su daño. As! en este
COCAUSAClóN 169
Esta apreciación ha sido objeto de fundadas críticas,
argumentándose que la culpa de quien padece el perjuicio
no necesariamente hace desaparecer la del agente que
con su hecho contribuyó a perpetrarlo 306•
En efecto, la existencia de una falta recíproca sólo
puede tener influencia en la regulación del quantum in­
demnizatorio, pero no exonerar la responsabilidad civil
del agente que cooperó a la producción del hecho.
Como bien lo señala Orgaz: "Las culpas tienen otra
naturaleza, son defectos de conducta, comportamientos
imprevisores o imprudentes: ellas no se compensan, esto
es, no se extinguen recíprocamente y, al contrario, sub­
sisten y deben ser individualmente consideradas para
establecer la responsabilidad de las partes, sea el daño
mutuo, sea exclusivo de una de ellas. En suma, las obli­
gaciones que nacen de un acto ilícito, como todas las
otras obligaciones, son compensables entre sí; no las cul­
pas"ªº1.
e) La distribución de{ perjuicio: sistemas. La ten­
dencia dominante acepta que las consecuencias del
ilícito se repartan entre autor y damnificado, aunque no
exista una regla precisa para establecer la medida en que
haya de hacerse la distribución del perjuicio. Pueden
señalarse tres sistemas a este respecto:
a) Una tesis, actualmente desechada, tributaria de
la teoría de la condicio sine qua non, propugna la división

caso como en el del artículo precedente, los capitanes son responsables hncin los due•
ños de los buques y del cnrgnme_nto dañadi,, salvo su acción, si hubiere lugar, .contra
los oficinles e individuos de In tripulación".
306 Aguinr, Hechos y actos jur(dico's, vol. 11, 1, p. 302 y ss.; Colmo, De las obli­
gaciones en general, n• 115; Busso, Código Civil anotado, t. 111, comentario n los nrts.
511 y 512, n" 128; Peirano Fncio, Responsabilidad extracontractual, n" 245; De Gñsperi -
Morello, Tratado, vol. fv, p. 127; Mosset lturraspc, Responsabilidad por daños, t. lll,
n" 13, nota 65.
307 Orgaz, La culpa, p. 233 y La culpa concurrente y sus efectos jur(dicos, U,
52-72 y siguientes.

l
170 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL
l
del daño por partes iguales o porciones viriles, basándose
en que a cada uno de los intervinientes en el suceso hay
que considerarlo responsable de él. Fue sostenida en el
derecho francés por los hermanos Mazeaud 308 arguyendo
que ambas faltas han sido en su totalidad causas del per­
JU1c10. Para Mosset lturraspe es una solución salomóni­
ca, que renuncia a la averiguación de las circunstancias
del evento dañoso, de cómo se produjo el daño 309•
b) Un segundo criterio, propuesto por Lalou, Demo­
gue, Colin y Capitant y otros autores, postula el prorrateo
del daño, atendiendo a la gravedad de la culpa de cada
uno de los protagonistas: cuanto mayor sea su gravedad,
más amplia será su responsabilidad y, en consecuencia,
cargará con una porción superior del quebranto.
e) Por último, una tercera corriente, centrada en el
nexo de causacián, afirma que cada cual tiene que sopor­
tar el daño en la medida en que lo haya producido, es de­
cir, en la incidencia de su obrar sobre el acontecer del
evento.
En este orden de ideas, Colombo manifiesta que el
daño debe indemnizarse en la proporción en que ha sido
causado por cada uno de los participant.es en el hecho
ilícito, porque el nexo causal los liga estrechamente a ese
hecho, el cual no puede nacer sin que tal nexo se perfec­
cione. Después de otras consideraciones concluye que
la solución propuesta toma como punto de partida dos hi­
tos determinados: la importancia del daño y la relación
existente entre él y el acto cometido por cada uno de los
que lo causaron. De ello deduce el magistrado en qué
proporción haya de hacerse efectivo el resarcimiento 310 •

308 M11ze11ud, Lecciones, t. 11, nº 594. Cfr. Deschizenux, De l'influence du fait


de la victime, p. 46-47; Morcos, Les caUJes légales d'e.t;oneration, p. 334 y ss.; M11ze11ud -
Tune, Tratado, t. 11-2, nº 1511, nota l.
309 Mosset lturr11spe, Responsabilidad por daños, t. 111, n º 13, nota 65.
310 Colombo, Leonardo A.,.La indemnización del daño cuando existe culpa con­
currente del ofensor y de la v(ctima, LL, 85-946.
COCAUSACióN 171
De esta línea conceptual participa también Spota,
diciendo: "La única norma de conducta es la de graduar
la responsabilidad de cada uno de acuerdo con las cir­
cunstancias� aquilatando en qué medida cada hecho de
las partes contribuyó a configurar la causa adecuada del
daño" 311•
Tal planteamiento, que cuenta con el respaldo de la
mayoría de la doctrina contemporánea, es el que mejor se
ajusta a los principios de la teoría de la "causalidad ade­
cuada" y a la télesis del instituto de la responsabilidad ci­
vil, que es el resarcimiento del daño, no la punición.
Por consiguiente, la cuantía del perjuicio, no la entidad
subjetiva de la falta, es la que tiene que determinar el al­
cance de la reparación.
Se ha cuestionado también que el resarcimiento a la
víctima deba supedítarse a la culpa· de cada partícipe,.
pues no sólo el sistema de división en grados ha sido re­
chazado por nuestro Código (nota art. 512), sino que
es perfectamente posible que la culpa más grave haya
sido la de menos influencia en la creación del perjui­
cio. "La intensidad del vínculo causal, que es de lo ql,ie
se trata, no depende directamente de la gravedad de las
culpas. Si cada uno debe responder del perjuicio que
realmente ha causado, el criterio de la gravedad de las
culpas puede conducir a resultados injustos" 312•
Es, .en cons�cuencia, .el principio de la causalidad el
que ha de prevalecer en la determinadón de la medida
del resarcimiento, teniendo en cuenta que en esta mate­
ria, ante la ausencia de norma alguna que imponga una
solución determinada, existe un amplio margen de arbitrio

311 Spoln, La concurrencia de culpas en la re.,ponsabilidad aquiliana, ]A, 1944-


1-242. Ver también del mismo nulor, La concurrencia de culpas en el acto iltcito y la
distribución de la responsabilidad, ]A, 1954-11-211.
312 Orgaz, La culpa, p. 235. Cfr. Mazcaud - Tune, Tratado, t. 11-2, nº 1511;
Cazenux - Trigo Represas, Derecho de las obligaci�nes, t. IV, p. 408.

l
l

1 72 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD Eti LA RESPONSABIUDAD CIVIL

judicial en orden a establecer cómo haya de distribuirse


entre las partes el peso del quebranto.
Sólo en el caso de imposibilidad de acreditar, ni por
su gravedad ni por su influencia causal, cuál de las accio­
nes influyó principalmente en el hecho, procederá distri
huir paritariamente el monto indemnizatorio 313•
De acuerdo con la opinión de Mosset lturraspe, la
reparación tiene que atender a los comportamientos de la
víctima y el victimario, en un doble sentido: a) gravedad
del reproche y, b) poder genético. Sólo la consideración
de ambos aspectos -afirma- nos permitirá decir qué debe­
mos colocar sobre las espaldas de cada uno 314•
Podemos concluir que más allá de los esquemas teó­
ricos, los magistrados ponderan todas las circunstancias
que rodean al hecho, tanto en materia de culpabilidad
como de causalidad -que generalmente se presentan su-
. perpuestas en la prognosis del suceso- a fin de lograr una
justa composición del resarcimiento. Al respecto, Ma­
chado ha dicho que los jueces tienen que pesar con pru­
dente arbitrio la imprudencia de autor y damnificado,
debiendo pronunciarse, en caso de duda, en favor de este
último; porque entre el que daña a otro por negligencia de
ambos, debe ser de mejor condición el ofendido, según la
regla de derecho 315•
f) El derecho comparado. Con referencia al derecho
español, que al igual que el nuestro carece de regulación

313 Ver Solvot - Acuño Anzorenn, Obligaciones, 2° ed., Bs. As., Ten, 1958, t.
IV, "Hechos illcitos", nº 2792, p. 140, nota 10 b.
314 Mosset lturraspe, Respomabilidad por •daños, t. 111, p. 67·, nota 65.
315 Machado, El Código Civil argentino interpre1ado por los tribunales de la Re­
pública, Bs. As., Lajouane, 1904, t. 11, p. 208, noto 413. El Proyecto de Reformas
de 1936 consagró la fórmula siguiente: "Si lo culpo del damnificado contribuyó·a causar
el daño, la cuant!o del resarcimiento se disminuirá en esa proporción" (art. 869, parle
2ª). Colombo ha objetado su escasa claridad, ya que no puede saberse ni adivinarse
-afirmo- si esa proporción se refiere a la culpa o al dnño (Colombo, La indemnización
del daño, LL, 85-949).

.J
COCAUSACIÓN 173
específica, Santos Briz declara: "La actuación judicial
para determinar la participación del perjudicado en los
daños ha de atender en primer lugar a su intervención en
la causación de aquéllos y apreciar las circunstancias es­
peciales en que se originaron, en cuanto de ellas pueda
deducirse la participación objetivamente contraria a la si­
tuación fáctica, y en este sentido 'culposa'. No es posi­
ble dividir en partes el resultado para adjudicarlas a la
causación de cada partícipe, ya que son responsables
conjuntamente. Un criterio flexible, como el del cita.do
§ 254 [en alusión al Código Civil alemán], permite al juez
una apreciación de conjunto de todas las circunstancias,
precisamente porque las distintas aportaciones a la causa­
ción · no pueden separarse exactamente una de otras" 316•
g) La condena en sede penal y la culpa concurren­
te. Finalmente, tenemos que destacar que de conformidad
con una reiterada jurisprudencia, la condena dictada en
sede penal no impide al declarado responsable alegar en
el juicio civil la culpa concurrente de la víctima, para ob­
tener una disminución del resarcimiento a su cargo, pro­
porcional a su efectivo grado de· participación en el resul­
tado dañoso 317•
316 Santos Briz, La responsabilidad civil, p. 108. El art. 254 del Código Civil
alemán (ver nota 292), que responde ni criterio de In incidencia causal, ha ejercido una
marcada influencia en la doctrina y jurisprudencia españolas. Al respecto, ver Soto
Nieto, Francisco, La llamada "compen.sación. de culpas", en "Revista de Derecho Priva­
do", Madrid, 1968, t. LII, p. 409.
317 CPazLetrCap, Sida 3•, 2/12/47, JA, 1948-111-4; STSFe, 25/6/43, LL, 31-131;
CApcl Mercedes, 9/4/54, ]A, 1954-111-358; Cl ºCivCom La Pinta, 26/8/47, JA, 1947-
IV-550; íd., Sala I, 23/6/55, LL, 79-189; CApel Rosario, 29/9/53, U, 73-423; CCiv2ª·
Cap, 30/6/48, LL, 51-617; CNCiv, Sala C, 28/3/58, U, 92-486; íd., Sala D, 17/10/60,
LL, 101-1; CNEspCivCom, Salo 1, 11/2/80, ED, 90-683, nº 52; íd., Sala Il, 29/9/78,
ED, 90-683, nº 53; íd., Sala III, 28/7/78, LL, 1978-D-675.
Nuestra jurisprudencia hu desarrollado con amplitud los principios que rigen la
responsabiliJad derivada del ilícito donde concurren In culpa del autor y de la victi­
ma. Del extenso repertorio de fallos hemos seleccionado los que marcan los grandes
lineamientos teóricos que hemos señalado:
La causalidad bilateral o concurrente implica multiplicidad de causas que actúan
simultánea o sucesivamente y una de ellas está dada por el concurso del perjudicado;
-

174 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

§ 40. CULPA DE LA VÍCTIMA Y RIESGO


A consecuencia de la reforma introducida al art.
1113 del Cód. Civil, pueden coexistir una responsabili­
dad por riesgo con una culpa concurrente de la víctima
-especialmente en materia de lesiones ocasionadas por

pero la existencia de causa concurrente no implica necesariamente "culpa concurren­


te", pues puede ocurrir que uctúun como causa la culpa del agente y el riesgo imputa­
ble a la víctima o viceversa, y asimismo los riesgos creados por una y otra parte {TColeg
iuicio Oral Rosario, 14/10/75, Juris, 52-98).
El criterio de compensación de las culpas no tiene aceptación en la doctrina, lu
jurisprmlem:ia y la legislación. Si se admitiera esa compensación se volverla la espal­
da al principio de que cada uno debe soportar el dnño en la medida que hu contribuido
con su hecho a producirlo {CNCiv, Sala F, 1/9/64, U, 118-101).
Cuando se habla de concurrencia de culpas, no significa que se compensan, no
se extinguen hasta la concurrencia de la menor, se mantienen individualmente y en rea­
lidad lo que se compensa son los ,montos emergentes de los daños recíprocamente
causados y reconocidos por la sentencia (CJ Salta, Sula 11, 18/2/71, U, 146-654,
28,624-5).
Las dos culpas, en materia de hechos illcitos, no se anulan recl procamcntc como
la extinción de lus obligaciones; por el contrario, ambas continúan jurldicumcnte vivas
y deben ser consideradas en la cuestión correlativa de la responsabilidad por el daño,
Hen reciproco o exclusivo de una de las partes (C2"CivCom y Minas SJuun, 9/10/67,
JSJ, 1967-IIl-l l 7; CNCiv, Sula C, 24/12/57, LL, 91-282).
Una corriente jurisprudencia) adecua el resarcimiento en proporción al grado de
culpa de cada uno de los protagonistas. En esta lfnea conceptual, se hu declarado:
Aunque el régimen de nuestro Código no admite el sistema de graduación de las culpas
y, por ende, Ju mayor o menor intensidnd de éstas no constituye, en principio; la medi­
da de Ju reparación, cuando se tratu de concurrencia de la culpabilidad dél agénte con
lu de la victima es útil establecer su respectiva gravednd, al menos como índice purn
determinar lu influencia del hecho culpable de cudu uno de ellos en la producción del
daño (CNCiv, Sula D, 3/2/64, LL, 114-435). Al determinar la culpa concurrente debe
tenerse en cuenta lu relativa gravedad de las distintas culpas, que coincide generalmen­
te con la medida en que cada actividad culposa hu concurrido a producir el dnño, pura
lo cual dcberún considerarse las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar
(CNCiv, Sala F, 7/5/64, U, 116-812, 11.082-5; Id., Id., 4/6/64, U, 117-800,
11.305-5.
Cfr. SCBsAs, 12/11/63, AS, 1963-111-663; CApelCivCom Rosario, Sula 1, 19/8/
65, LL, 120-121; C4ªCivCom Cha, 20/11/64, CJ, XIX-126; C2 ªCivCom y Minas SJuun,
20/2/67, JSJ, 1967-1-69; C2ªCivCom La Plata, Sula 11, 30/6/67, LL, 129-1018,
16.656-S; CNFed, Sula 2ª CivCom, 23/4/71, JA, 11-1971-37; CNCiv, Sula C, 13/12/
67, U, 130-545; Id., Sala D, 3/4/70, U, 141-668, 25.470-S; Id., Sula F, 1/9/64, U,
118-101; Id., Id., 20/5/69, JA, 3-1969-393.
Otro criterio preconiza que la atribución de responsubllidud se efectúe teniendo
en cuenta la incidencia de cada obrar en la relación causal: Cuando media concurrencin
COCAUSACióN 175
automotores a peatones- 318, y habrá que atenerse en esas
hipótesis a una división del daño proporcional a la respec­
tiva incidencia de uno y otro factor causal sobre la consti­
tución del hecho.
Ello supone que la conducta del damnificado no haya
constituido la causa exclusiva del evento, para lo cual tie­
ne que llenar, de acuerdo con algunas decisiones judicia-

de culpas entre In víctima y el agente del daño, éste debe ser obligado a reparar el per­
juicio en In medida en que hu contribuido a causarlo. Es In teoría de In influencia
causal de cada culpa, que, en principio, aparece como la más udecuuda pura solucionar
con equidad los conflictos que plantea la culpa concurrente en cuanto al resarcimiento
del daño (CNCiv, Sala A, 14/2/78, ED, 80-445). Es más justo y razonable, cuando
media conjunción de dos culpas, que Ju imputación de la responsabilidad se realice te­
niendo en cuenta la gravedad de ellas como elemento de causalidad, esto es, como cuu•
sa generadora del daño. Entre causalidad y responsubilidad debe existir una udecuuda
correspondencia (CNCiv, Sala D, 3/7/67, LL, 128-628). Cfr. CSJN, 25/9/72, JA, 17-
1973-421; CNCiv, Salo C, 29/7/74, JA, 24-1974-120; fd., Sala D, 3/7/67, JA, 1968-1-
238; fd., fd., 7/6/67, U, 128-652. En cuanto n In existencia de culpa concurrente se
ha expresado que quien demanda reparación de daños sufridos por causa de un acto
ilícito, debe demostrar el vínculo causal entre ese daño y el comportamiento del de­
mandado, y si de los elementos de juicio ullegudos al proceso resulta que media causo
concurrente entre el obrar del autor del hecho y la victimo para lo producción del even­
to, el juez así debe declararlo aunque no se lo hoyo alegado oportunamente (SCBsAs,
30/7/65, LL, 119-903; STMisiones, Sala 1, 26/2/70, BJM, 1970-1-18).
En lo concerniente a la distribución del daño se ha declurudo que si se demostró
que ambos intervinientes en el hecho dañoso son culpables y no existe motivo suficiente
para discriminar cuál de los culpas en juego fue mús eficiente en su producción, hu de
considerarse que los dos lo son por partes iguules (CNCiv, Sola A, 6/4/72, JA, 15-
1972-69; CFed Tuc, 27/12/76, RepJA, 1977-166, nº 3; C2"CivCom Ln Plata, Sala 11, 8/
4/67, LL, 129-925; íd., íd., 22/8/67, LL, 129-1034, 16.742-S; CNCiv, Sula F, 18/11/
63, U, 115-266). Por último, en otros pronunciumientos se ha declarado que el res­
ponsable de los daños, solamente responde de los que le son atribuibles pero no de los
generados por el hecho del ucreedor, pues cuando éste los agrava se da un caso de con­
currencia de culpu (CNCom, Salu A, 25/11/70, JA, 9-1971-574; CNCiv, Sala D, 19/12/
73, JA, 21-1974-478; íd., Sula B, 21/12/64, LL, 118-922, 12.193-S; id., Sala A, 25/
10/72, U, 151-464; íd., íd., 20/10/76, ED, 77-463; íd., Sala C, 3/11/76, U, 1977-
A-511).
318 Es mayoritaria la tendencia que califico de "cosn riesgos¡¡" al automóvil en
circulución, uplicúndose a su respecto la pl't!ceptiva del art. 1113, púrr. 2°, parte últi­
ma. Existe una copiosu bibliografía sobre el temá, que hu sido udemás materia de
análisis y debate en diversos encuentros de juristas. En las I Jornadas Provinciales de
Derecho Civil celebradas en la ciudad de Mercedes (provincia de Buenos Aires) en
agosto de 1981, In comisión 1° trató "El articulo 1113 del Código Civil (supuestos de
responsabilidudes contemplados)" y con respecto a la cuestión que nos ocupa, "Duños
causados por automotores", se produjeron dos despachos: Postura A (Mayorla): "Estos

l
1
176 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

les, las condiciones de imprevisibilidad e inevitabilidad


respecto del demandado 319 •
"Si existiese culpa exclusiva de la víctima, ello será
suficiente para excusar la responsabilidad del dueño o
guardián de la cosa (art. 1113, 2° período del primer pá­
rrafo agregado por la ley 17. 711), pues aquella circuns­
tancia corta el nexo causal del daño con el vicio o riesgo
·de la cosa. Ni el vicio ni el riesgo han sido la causa ade­
cuada del daño sufrido por la víctima, sino que su propia
cuJpa ha determinado normalmente ese resultado (art.
1111, Cód. Civil)" 320•
cusos deben ser considerudos como incluidos en el párr. 2" infine del art. 1113 del
Cód. Civil, es decir, en la responsabilidad por 'riesgo o vicio de 111 cosa' (B.rchbiu, Ru­
mellu, Goldenberg, Bueres, Ghcrsi, Trigo Represas). Postura B (Minoría): "Es unu
hipótesis de rcsponsubilidud por daños causados 'con' lus cosus" (Compagnueci de Cuso
y Monti).
Cun anterioridad, la cuestión hubfu sido considerudu en las I Jornadas Australes
de Derecho, celcbrudas en Cumodorc¡ RivudavÍa, en octubre de 1980, por 111 comisión.
del temu B, donde se formaron también dos corrientes de opinión: Posición A: "Los ac­
cidentes de automotores encuadran en el urt. 1113, ap. 2", segunda parte, Cód. Civil
('riesgo o vicio de la cosa'} (Brebbiu, Trigo Represas, Sulas, Garrido, Kemelmujer de
Curlucci, Rumella, Borda, Mosset Iturraspc). Posición B: "Los accidentes de automo­
tores encuadrun en el art. 1113, up. 2", primero purte, Cód. Civil ('daños causados con
la cosu') (Jorge H. Alterini, Compagnucci de Cuso).
Como exponente del criterio del "riesgo", ver Mosset lturraspe, Eximentes verda­
deras y falsas en los accidentes de automotores, en "Estudios", Santa Fe, 1982, t. IV, p.
80 y ss.; Responsabilidad por da1ios, t. 1, n" 53, t. 11-B, n" 206, l. III, p. 181; Respon­

.1
.,abilidad del conductor en lo., accidentes de tránsito, en "Estudios", t. 1, p. 267 y ss.;
La responsabilidad por riesgo con motivo de la reforma del Código y el IV Congreso Na­
1
cional de Derecho Civil, ]A, 1970-719, sece. doctr.; la recepción de la teor(a del riesgo
creado, Ll, 1979-D-713. En cuanto a la jurisprudeneiu, ése es también el criterio
prevaleciente: SCBsAs, 10/12/74, LL, 1975-B-ll y ED, 61-320; CJSulta, 26/3/74, JA,
reseñus 1974-338, nº 27; C4º CivCom Minas Paz y Trib Mendoza, 19/3/79, RepU,
XXXlX-618, nº 351; Cl ºCivCom Mercedes, 29/ll/77, LL, 1978-B-185; C2º CivCom
Mercedes, 21/9/72, U, 148-560; CCivCom Paraná, Sala 1°, 21/5/74, JA, 24-1974-
713, secc. prov.; Id., íd., 24/3/75, JA, 1976-1-779, nº 24; CNCiv, Sulu C, 10/11/76,
Ll, 1978-A-616, 34.507-S; Id., íd., 23/6/76, ED, 68-355; íd., Sala D, 26/2/75, LL,
1975-D-437, nº 1533; íd., íd., 3/II/67, Ll, 131-ll25, 17.820-S; íd., Snlu E, 10/9/74,
JA, 25-1974-42, índice, n" 33; íd., Sala F, 10/7/74, ED, 64-315; TColegCivCom SNi­
colás, 21112/77, S. 979-XXIV-327; CNEspCivCom, Sala IV, 13/3/80, ED, 88-220; íd.,
Sala V, 22/8/78, JA, 1980-1-41; CNCiv, Sala C, 2/3/72, JA, 1978-11-110. En con!ra,
ver folios citados en nota 325.
319 CNCiv, Sala A, 10/10/75, JA, 1976-11-28; Id., Id., 6/2/76; U, 1976-B-343.
320 Bustamante Alsina, Teor(a, n" 694. En un pronunciamiento se hu dicho

1
1

.J J
COCAUSACIÚN 177
Sin embargo, hay que tener en cuenta que en virtud
de la mecánica instaurada por el art. 1113 (párr. 2 º , parte
2 11 infine), la situación jurídica de ambos protagonistas es
muy diferente, ya que sobre el creador del riesgo gravita
una fltribución legal de responsabilidad y en consecuencia
para liberarse -total o parcialmente-, el ordenamiento
le impone inexcusablemente la obligación de acreditar la
causa ajena (en la especie, el hecho del propio afecta­
do). De no producir esa prueba, responderá íntegra­
mente por el factor imputativo "riesgo" :121•

§ 41. CULPA DE LA VÍCTIMA


Y CULPA PRESUMIDA DEL AUTOll

Si el daño fue causado "con las cosas", existe una


culpa presumida del dueño o guardián de ellas, a quien le
asiste el derecho de acreditar "que de su parte no hubo
culpa" (art. 1113, pC:rr. 2 º , parte P).
En tal sentido, la culpa· probada de la víctima haría
funcionar la eximente de responsabilidad, desplazando la
presunción legal si se tratase de culpa exclusiva, y concu�
rriría con ella si sólo hubiera sido uno de los factore,5 que
confluyeron al acaecimiento del infortunio ;m.

que el peutón debe ser el mejor guardiún de su propia vida o ele su integridad física y
nu exponerse u situaciones riesgosus que pueden resulturle perjudiciales (CNCiv, Sula
C, 27/6/74, [,l, 1975-A-762, 32.043-S). Con respecto a la caracterización de la culpa
exclusiva ele la víctima, se ha declarado que pura que sea uplicahle lo preceptuado en
el art. 1111 del Cód. Civil es menester ·que exista culpahilidud por purte de la persol}a
que sufre el daño y que esa culpabilidud sea ei.:clusivamente suya (SCMza, Sula II, 10/
9/65, LL, 122-892; SCBsAs, 2317/63, AS, 1963-11-464).
:-121 Al damnificado en un accidente de tránsito sí,lo le corresponde acreditar el
hecho, e incumbe al causante del daño la prueba de descargo, vale decir, demostrar lu
responsabilidad de la víctima o de un tercero (CNCiv, Sala E, 7/8/7:'1,, LL, 153-449,
31.076-S). Cfr. CNCiv, Sala F, 13/4/73, LL, 153-134; íd., íd., 21/8/73, LL, 152-
167; CNEspCivCom, Sala III, 17/9/79, ED, 88-226, n" 59.
322 SCBsAs, 4/9/73, uc. 19.488, LL, 152-50; CNCiv, Sala A, 7/4/59, JA, 1959-
IV-211; Id., Id., 28/3/63, JA, 1963-III-504; Id., íd., 9/8/73, ED, 52-359; íd., Sala D,
19/5/61, JA, 1961-IV-630; íd., Sala C, 23/8/54, LL, 77-117.

12. Goldenberc.
. 1 78 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL
1
Hay que tener presente que la comprensión de la
frase "daños causados con las cosas" supone necesaria­
mente la referencia a un sujeto (el hombre) que se vale o
se sirve de ellas. La cosa cumple aquí una función ins­
trumental, a diferencia de lo que ocurre con el "riesgo o
vicio", donde el perjuicio dimana de su propia aptitud da­
ñosa, con total independencia de una autoría humana in­
mediata 32:i.
Por ello, en el primer caso le bastará al dueño o
guardián demostrar su falta de culpa (pues la culpa se
J.lresume), mientras que en la segunda hipótesis (imputa­
ción ajena a la culpa), sólo podrán exonerarse probando la
incausalidad, es decir, el "hecho extraño".
La prueba de la "no culpa" consiste en la demostra­
ción de que el agente se comportó con la diligencia y pru­
dencia adecuadas a fin de •evitar el daño. Se trata en
definitiva de una "obligación' de medios": conducirse cui­
dadosamente de modo tal, que no causara perjuicio a los
terceros :124•

:12:1 Hespeclo de la dislinción conlenid11 ,en el agregado al arl. 1113 entre daños
d,•riva<los ,lel "riesgo o vicio de la cosa" y daños causados "con las cosas", ver Orgaz,
Alfredo, El dmfo "con" y "por" fos co.m.,, Ll, 135-1595;. Bianchi, Enrique T., Daiios:
..por d hecho del hombre" y "por el hecho de la cosa", ]A, 20-1973-262; Trigo Repre­
sus, Félix A., /,a reJpon.mbili<lad e.'ttmcmllractual én la reforma del Código Civil, en
··Hevistu del Colegio de Abogados de La Plalu", n" 21, p. 303 y ss., cap. 8, Dueiio y
!fUllrdití11 e11 fo responsabili<lad civil por daños causados por automotores, ll, 1981-A-
691, y Re.1¡mnsabilidad por darios cau.mdo., por automotores y otros estudios, La Plata,
Lcx, 1977; Salas, la responsabilidad en la reforma, ]A, doctrina 1969-430 y Relaciones
entre el dueño y el guardián de la cosa inanimada da,íosa, en "Temas de responsabili­
dud civil. En honor del ductor Augusto M. Morello", Lu Plata, Platense, 1981, p. 369
y ss.; Ramellu, Anlco E., El daño causado con la corn r el da,io cawada por el riesgo o
vicio de la cosa, Juris, 33-205 y ss.; Smith, Juan C., ltmites lógicos del riesgo creado,
/./,, 1981-8-969; Russo, Edu11rdo A., Definición teleológica en culpa aquiliana, U,
147-507; Guldenberg, Isidoro H., las recientes reformas en el ordenamiento civil argen­
tino. la responsabilidad extracantractual, en "Crítica de legislación y jurisprudencia",
may.-nov. 1969, n" 6, p. 7 y ss.; Horvath, la responsabilidad objetiva, ]A, doctrina,
1970-562; Garrido, Roque F., Responsabilidad objetiva r riesgo creado, ]A, doctri­
na, 1974-809.
324 Ver la valiosa nota a fallo de Trigo Represas, Félix A., "Casus" r falta de
culpa, LL, 1981-B-283.

<:.i

j
1 COCAUSACIÚN

Tratándose de daños derivados del uso de automoto­


179

res, una corriente jurisprudencia! los emplaza en la cate­


goría de "daños causados con las cosas", y por lo tanto
sería suficiente como causal eximitoria la demostración
de la falta de culpa del conductor, ya que tales situacio­
nes están enmarcadas conforme a esa tesis en el ámbito
de la responsabilidad subjetiva 325•

§ 4,2. RIESGO DE AMBAS PARTES


Esta cuestión se plantea profusamente en la praxis
judicial, a raíz de los problemas derivados de la colisión
entre automotores. Ello presupone, por cierto, la califi­
cación de "cosas riesgosas" a los vehículos en circu­
lación.
a) El criterio de la neutralización de responsabilida­
des. Un importante sector doctrinario y jurisprudencia!
entiende que el conflicto entre dos riesgos produce una
suerte de compensación de responsabilidades, que se
neutralizan entre sí y que, por lo tanto, la cuestión ha de
dirimirse sobre la base de la prueba de la culpa efectiva
de los partícipes en el suceso (responsabilidad por hecho
propio: art. 1109) 326• Es la solución de la primitiva ju-

325 CNCiv, Sula A, 11/10/74, ll, 1975-A-461; íd., íd., 6/8/76, ll, 1977-8-17;
íd., íd., 8/7/76, JA, 1977-11-183; Id., Id., 9/8/73, ED, 51-741; Id., Sula C, 31/8/76,
Li, 1978-A-630, n" 42 (ver voto del doctor Jorge H. Altcrinil; Id., Id., 23/6/76, ED,
68-358; íd., íd., 30/6/76, LL, 1976-D-276; íd., íd., 31/8/76, ll, 1978-A-630, n" 45-
46; íd., Sala E, 10/9/74, JA, 25-42, n" 33; Cl"CivCom Slsidro, Sula 2", 24/5/73, ED,
49-650 y ]A, 25-520, secc. prov.; CNEspCivCom, Sala IV, 15/8/79, RepED, 14-16, n"
19; Cl"CivCom Cba, 13/3/81, ll, 1982-B-247.
326 Orgnz, la culpa, p. 239; Bustum1mte Alsinu, Jorge H., El nuevo régimen de
la responsabilidad y el seguro de la respon.mbilidad civil, debate, RDCO, Bs. As., Dc­
pulma, 1970, nño 3, p. 771,. y Teorta, nº 700 y 1071 ter; Borda, Obligaciones, 3" ed.,
t. 11, nº 1481; Meilij, Gustavo R., Efectos jur(dicos de lós accidentes de tránsito, Bs.
As., Ariel, 1978, nº 144 y ss.; Bueres, Alberto J., ponencia presentada a las I Jornadas
Provinciales de Derecho Civil {punto - 11), tema 1, "El art. 1113 del Código Civil";
Josscrand, Derecho civil, t. 11, vol. I, nº 550. Para un examen de la cuesti(m en el
derecho comparado, ver Santos Briz, la responsabilidad civil, cap. XIV "Responsabi-

l
l
180 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

risprudencia francesa. · Hay que tener presente que la


'�culpabilidad", por con�tituir el fundamento de la respon­
sabilidad civil funciona siempre como área residual. Si
no puede establecerse la existencia de culpa alguna, cada
interviniente tendrá que soportar su daño.
b) El criterio de la doble pretensión indemnizato­
ria. Desde otro punto de vista se objeta esta tesis, argu­
yéndose que los casos de riesgos recíprocos originan una
doble pretensión indemnizatoria, no una ausencia de res­
ponsabilidad. Cada uno debe responder por el daño pro­
ducido al otro 327 •
En tal sentido Trigo Represas, adhiriéndose a la
interpretación sostenida en Francia por los hermanos Ma­
zeaud y su actualizador André Tune, afirma que las pre­
sunciones no se oponen. En el accidente hay dos activi­
dades contrarias y hay dos daños; se trata, pues, de dos
acciones. La presunción está contra el autor del daño
causado al otro. No hay contradicción de presuncio­
nes :mi.
liclad por riesgo", § 3, "Los daños sufridos por ·colisión de vehículos", p. 495 y si­
�uientes.
Numerosos fallos asl lo declaran: CSJN, 24/2/76, JA, 1977-1-270; CFedTuc, 27/
12176, RepJA, 1977-174, n" 76; CNCiv, Sala A, 19/6/78, JA, 1979-IV-374; Id., Id.,
:WB/79, LL, 1980-A-208; íd., Sala D, 28/4/77, LL, 1978-C-677, n• 32; íd., íd., 31/5/
77, LL, 1978-A-633, nº 77; íd., íd., 26/5/77, U, 1978-A-633, nº 78; íd .. , íd., 29/3/
77, LL, 1978-A-633, nº 79; íd., íd., 4/7/78, JA, 1980-11-385; CNEspCivCom, Sala 1,
31/3/79, RepED, 14-32, n" 197; Id., íd., 2/12/77, RepED, 14-32, nº 199; íd., Sala 11,
II/9/79, RepED, 14-32, nº 195; íd., Sala 111, 16/6/80, RepED, 14-32, nº 198; íd., Sala
IV, 22/10/79, RepED, 14-32, n" 193; íd., íd., 19/10/81, U, 1982-A-356; Cl"CivCom
Slsidro, 21/2/78, LL, 1978-C-137; Cl º Mar del Plata, 11/6/70, JA, reseñas 1970-313,
n" 7; CCivComLnb y Minas SRosa, 13/11/74, JA, 26-1975-736, n" 17; Cl ªCivCom Pn­
ramí, Sala 11, 30/9/76, RepJA, 1977-174, nº 37; CPnzLetrRosnrio, Sala 2ª , 31/8/72, JA,
reseñas 1973-111, nº 9; SCBsAs, 26/4/77; ne. 23.280, DJBA, 7/7/77 y AS, 1977-1-
898; CNEspCivCom, Sala IV, 19/10/81, LL, 1982-A-356.
327 CFedLn Plata, Sala 11, 4/10/66, LL, 124-845; CCivCom Dolores, 6/5/76, JA,
1977-1-349; Id., íd., 9/5/78, JA, 1978-111-258; CNCiv, Sala B, 11/3/75, U, 1975-C-
226; Id., Sala D, 30/6/75, LL, 1975-D-441, nº 1550; íd., Sala F, 23/5/74, LL, 1975-A-
874, nº 870.
328 Trigo Represas, Responsabilidad por daños causados por automotores, p. 72 y
ss. "¿Por qué impedirle a las dos presunciones que se apliquen cada una en su esfera

j
COCAUSAClóN 181
¿Por qué abandonar el factor objetivo de atribución
sólo porque concurren riesgos?, interroga Kemelmajer de
Carlucci, concluyendo que el criterio de la neutralización
priva a la teoría del ri.esgo de su auténtico valor;-129.
En este orden de ideas, Mosset lturraspe declara que
la concurrencia de dos comportamientos riesgosos no
"neutraliza" la imputabilidad a ese título; como la concu­
rrencia de dos conductas culposas no impide la aplicación
de los principios de la imputabilidad subjetiva 330•
Por su parte, Llambías sostiene: "La ley no ha con­
templado expresamente la situación de los daños prove­
nientes de riesgos recíprocos, con prescindencia de toda
culpa probada o presunta de ambas partes. En tal su­
puesto, en que el daño ocurre por la sola gravitación de fa
intervención activa de las cosas que entraron en contacto,
cada damnificado podrá invocar lo dispuesto en el art.
1113, parte 2 11 , para pretender del otro la responsabilidad
del daño sufrido. Establecido el monto de cada indemni­
zación, funcionará la compensación de ambas deudas hasta
el alcance de la menor, quedando como única obligación la
mayor por el excedente (conf. art. 818). Es el caso de
dos automóviles detenidos en una pendiente que por una
causa ignorada se ponen en movimiento y luego chocan
entre sí" 331•
Si se estudia la cuestión a la luz del fundamento de
la responsabilidad por riesgo creado introducida por la re-

propio? El choque hn podido destruir los vchlculos, no las presunciones" (Mnzcuud -


Tune, Tratado, t. 11-2, n" 1535)..
329 Kemelmojcr de Cnrlucci, Aldn, Responsabilidad en las colisiones entre dos o
más vehtculos, en "Temas de responsnbilidnd civil", VII, p. 226-227. En este trnbnjo
In autora desnrrolla unn minucioso refutación de In tesis que considera innplicnble el
art. 1113 n los daños producidos por automotores entre si. Cfr. Ramelln,. en I Jornn­
dns ,Australes de Derecho, "Ponencias", p. 43, prop. XIV.
330 Mosset lturrnspe, Responsabilidad por daños, t. 11-B, n" 208; Eximentes ver­
daderas y falsas, en "Estudios de responsnbilidnd civil", t. IV, p. 91-92.
331 Llnmbins, Obligaciones, t. 111, nº 2299.

l
182 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

forma al art. 1113, se llega a la conclusión de que la fina­


lidad del legislador fue estructurar un sistema de imputa­
ciones jurídicas que, más allá del marco normativo de la
culpa, suministre una tutela efectiva a aquellas personas
que están más expuestas a sufrir un quebranto frente a
quienes han potenciado las contingencias de dañosidad en
el medio social.
Por esa razón, los sindicados como responsables sólo
pueden liberarse, según lo expresamos, acreditando que
el perjuicio reconoce una causa ajena; es decir, no habría
responsabilidad por ausencia de causalidad.
Ante este esquema legal, es evidentf! que si concurre
una .imputación por riesgo frente a otra de igual carácter,
no se da el presupuesto fáctico que permite .privilegiar a
un damnificado por su posición de inferioridad en el he­
cho. Pero tiene que tratarse entonces de riesgos de simi­
lar naturaleza o entidad, ya que de lo contrario se impone
discriminar la cosa que ofrece mayor riesgo, determina­
ción que ha de hacerse, no en abstracto sino en concreto,
como acertadamente lo puntualiza Orgaz 332•
A juicio de Llambías tal distinción no es apropiada,
porque no hay un criterio que permita a priori definir cuál
de las dos cosas es de mayor riesgo: ésa es una cuestión
que se mide por su resultado 333•
Aquí entra a operar un cúmulo de matices de hecho
que hay que ponderar cuidadosamente en cada caso some­
tido a juzgamiento. En este orden de ideas, en la ponen­
cia presentada por Jorge Mosset lturraspe a las Jornadas
Sobre Responsabilidad Civil (San Rafael, diciembr� de
332 Conforme a la ejemplificación de Orgaz, pueden ser responsabilidades ile
distinta naturaleza -choque de un automóvil con una motociclisla, de ésta con una bici­
cleta, .etc.- o bien de la misma naturaleza pero de distinta entidad -un automóvil pode­
roso con otro pequeño, un camión con una camioneta, un perro bulldog con un pequi­
nés, ele.- (Orgaz, La culpa, p. 240). Cfr. Garrido - Andorno, El art. 1113 del Código
Civil, p. 325, 2.
333 Llambjas, Obligacione,, t. 111, nota 263.
COCAUSACIÓN 183
1971), se propuso: "En un accidente entre dos automoto­
res puede mediar concurrencia de riesgos, en cuyo caso la
averiguación tenderá a demostrar la entidad de uno y otro
y su gravitación en el resultado".
c) La jurisprudencia. Por su parte, la jurispruden­
cia ha hecho una frecuente aplicación de estos principios,
no como corolario de una teoría general sino con miras a
la solución particular del problema sometido a decisión.
Las directivas señaladas sólo son aplicables en caso
de daños recíprocos entre los vehículos intervinientes en
la colisión, ya que si únicamente uno de ellos resulta per­
judicado no puede achacarse a su dueño o guardián una
hipotética responsabilidad a título de nesgo común y
compartido :i:i4_
También es necesario que en la mecánica del acci­
dente intervengan dos o más automotores en movimiento
(que es cuando producen el riesgo), pues en caso contra­
río opera una presunción de culpa contra el que embis­
te :s:1\ salvo que el vehículo detenido haya creado a su vez
un riesgo, al obstruir, por ejemplo, la ruta :t16•
:i:14 Cfr. l.lumhíus. Obligacio11es, l. 111, n" 2294 y ss.; Josserand, Derecho civil, t.
11. vol. 1, n" 550 a. Cuando de lu colisión de dos vehículos resulta un daño único
-Kiluucicín u la que eti ec¡uiparadu cuando uno de los damnificados no demnndu los da­
iins por ,,1 sufridns- se presume lu culpa del c¡ue dio el impacto duiioso, porque no huy
nlru prcsunciím legal que pucclu neutrulizurlu, ya que el damnificado no puede ser sos­
pcrhmln culpahle de un duiio inexistente o no invocado.' Cfr. CNCiv, Sala C, 12/3/75,
U, 1975-ll-790; íd., fcl., :m/6/74, ED, 58-282, n" 58; íd., íd., 26/8/74, ll, 156-554;
íd., íd., :I0/9/74, /,t, 1975-ll-144; íd., Sala A, 17/9/75, ll, 1976-A-224; CJSalta,
Sala 11. l 4/;J/75, /J}S, 1975-XVI-I04; CNEspCivCom, Sala III, 7/3/75, ll, 1975-C­
:153. �n contra: CPazl.etrRosurio, Sula 2", 31/8/72, JA, reseñas 1973-lll, nº 9;
CApd Parunú, Sula l. 12/9/78, Re¡,/,/,, 1981-953. n" 540; CNCiv, Sala F, 19/4/79, JA,
19110-111-694; íd., ftl., 7/5/79, JA, 1980-111-708; íd., íd., 26/6/79, JA, 1980-IV-282.
:tl5 Cfr. Josserund, De.echo civil, l. II, vol. I, n" 550 b. Cuando uno de los
vehículo11 se encuentra detenido al producirse el choque, en principio no es cosa ries�
gosu, por lo c¡ue pura desvirtuar tul presunción quien sostenga Ju responsabilidad emer­
gente de lu detención indebida debe probarlo (CNEspCivCom, Sala 11, 9/5/77, Rep
JA, 1978-196, n" 92; íd., Sala IV, 30/3/79, ED, 85-743; CFedTuc, 27/10/76, RepJA,
1978-195, nº 90; CNCiv, Sala B, 4/4/75, Ll, 1975-B-600).
336 CCivCom Paranú, Sala 1, 29/5/74, JA, reseñas 1974-428, nº 43.

l
184, LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

d) Los estatutos legales en materia de circulación de


vehículos. Finalmente, hay que tener en cuenta los esta­
tutos específicos en materia de circulación de vehículos:
Reglamento general de tránsito para los caminos y calles
de la República Argentina (ley 22.934, que derogó el
decr. 12.689/45, ratificado por ley 13.893 y sus modifi­
caciones); Código de Tránsito de la Provincia de Buenos
Aires (ley 5800 de la provincia de Bs. As. Y. sus modifica­
ciones); Código de Tránsito de la Ciudad de Buenos Aires
(ordenanza 12. 116/48 y sus modificaciones) y ordenanzas
municipales (n º 23.583, 23.623, 23.802, etc.), que, ade­
más· de establecer normas de tránsito, deberes y prohibi­
ciones, consagran una serie de presunciones legales cons­
titutivas de responsabilidad.

C) Concausa

§ 4,3, CONCEPTO
De acuerdo con la definición que da Núñez: "Existe
concausa o interferencia de un curso causal independiente
si el resultado proviene de un curso causal cuya génesis
es independiente de la condición puesta por el agente.
Tales son: a) la condición preexistente que desenvuelve
su propio curso causal no desarrollado por la acción del
agente; b) la condición concomitante que desenvuelve su
propio curi;;o causal con exclusión del efecto causal de la
conducta del agente; c) la condición superviniente que no
es una secuela del curso causal desenvuelto por la con­
ducta del agente; d) la simple concurrencia de otro curso
causal eficiente que no excluye la d�l imputable al agen­
te, si el resultado también se produjo con arreglo al curso
causal propio de ésta" ;¡37•

337 Núñez, Derecho penal argentino. Parte general, vol. I, p. 271 y ss. (y sus
COCAUSACIÓN 185
La incidencia de esta otra causa independiente que
se acopla al hecho primitivo, puede desviar o excluir el
curso de los efectos regulares de él.

§ 44. CONCAUSA Y CAUSA NUEVA

Busso, siguiendo el pensamiento de De Cupis, for­


mula una distinción conceptual entre concausa y causa
nueva. Al caracterizar esta segunda, afirma que puede
ocurrir que un hecho exterior agrave o complique la se­
cuela de los daños sin que éstos puedan considerarse nor­
malmente consecutivos de una cadena lógica que los una
al hecho del responsable. La nueva causa reviste un ca­
rácter extraordinario y sobreviene de manera tal, que rom­
pe la relación de causalidad, dando al daño una dirección
o un volumen completamente diferente de lo que era con­
secuencia natural de la conducta del primer agente (v.gr.,
la persona lesionada en un accidente, que fallece en e]
hospital donde se asistía, con motivo de un incendio).
Difiere de la concausa, ya 'que ésta se agrega a la causa
puesta por el obligado como un hecho ordinario y actúa en
la misma dirección del daño, dada por el autor del he�
cho:-1:-ia.
Será útil transcribir lo expresado por De Cupis:
"Para que pueda hablarse, en sentido propio, de interrup­
ción del nexo, o de la relación causal, la nueva causa no
debe tener ningún ligamen con la ya existente. De otra
manera los factores causales se insertarían en una única
serie causal, lográndose, valga decir, una única cadena

remi_siones de doctrina y jurisprudencia referentes u cudn uno de los ugrupumientos He­


ñalados). Cfr. Jiménez de Asún, Tratado, t. 111, n" l ll9. Este uutor curucterizu lu
concausa como In condición que concurre en lu producción del resultado con predomi­
nio sobre lu acción del sujeto activo (p. 582).
Lu expresión concausa hu sido criticada por Antolisei, quien entiende �ue sería
mús correclo hablar de "relación ocasional" (ll rapporto di cau.,alitci, p. 193 y siguien­
tes).
338 Busso, Código Civil anotado, comentario a los urts. 520 u 522, n" 30 y 31.

l
186 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

causal compuesta de :varios anillos. Entre ellos el liga­


. men puede ser más o menos extenso y, por tanto, no pue­
de hablarse de nexo causal interrumpido" 339•
La distinción precedente es de fundamental impor­
tancia, ya que cuando existe interrupción del nexo causal
la responsabilidad del agente cesa, mientras que en la hi­
pótesis de concausa la responsabilidad del agente subsis­
te, aunque quede ella atenuada por la presencia de otra
causa concurrente; el daño se remonta en parte a la con­
causa y, por lo tanto, lo mismo ocurre en cuanto a respon­
sabilidad 340•

§ 45. LA DISTINCIÓN EN FUNCIÓN DE LA TEORÍA


DE LA CAUSALIDAD ADECUADA

Adquiere singular relevancia para el esclarecimiento


teórico de estas situaciones, consideradas a la luz de los
principios que informan la teoría de la causalidad ade-

339 A continuación proporciona ejemplos de interrupción del nexo causal extraí­


dos de las fuentes romanas: "El del esclavo herido de muerte, que fallece por cimsa de
la -ruina de un edificio, por un naufragio o por otro hecho sobrevenido antes· de que la
herida hubiese causado la muerte (Dig. 9.2.15. l); y aquel otro del esclavo, herido mor­
talmente por uno y más larde asesinado por otro (Dig. 9.2.11.3). En ambos casos, se­
gún los textos romanos no existe responsabilidad a cargo del causante de las heridas por
lu muerte del esclavo, pues lo cierto es que el evento mortal se ha realizado por una
causa sobrevenida (ruina del edificio, naufragio, posterior herida mortal) que ha inte­
rrumpido la relación causal precedente" (De Cupis, El daño, p. 270-271). En sentido
similar se pronuncia Messineo (ver nota 66).
340 Messineo, Manual, t. VI, p. 504-505. Es de señalar que en materia de da­
ños originados por infortunios de trabajo rige en cambio el principio de la indiferencia
de la concausa, vale decir, no se computan a los fines. indemnizatorios los factores
concurrentes en el advenimiento del daño. El iw especialis (ley 9688) sustentado en
la "teorfa del riesgo profesional", tiene_ un carácter evidentemente tuitivo y excede el
marco del derecho común. Por lo tanto, basta que la prestación de trabajo haya con­
tribuido concausalmente a desencadenar o acelerar el proceso, ·para hacer al operario
acreedor a la indemnización especial. Ver fallo de la CNApelTrab, Sala VI, 19/4/79,
"Derecho del Trabajo", XXXIX-1090 y el comentario ni mismo de Pirolo, Miguel A.,
La relación de causalidad y la reparación de accidentes del trabajo sobre la base del de­
recho común. Asimismo Goldenberg, lsidoro H., Problemdtica en tomo a la regula­
ción jurldica de los riesgos del trabajo, "Derecho Laboral", XV-1973-465 (en especial
IV, p. 472).
COCAUSACIÓN 187
cuada 341• Desde ese punto de vista hay que juzgar el
efecto que producen en el vínculo causal las circunstan­
cias anteriores, concomitantes o posteriores, que alteran
el resultado de la acción cometida, produciendo conse­
cuencias que no hubieran sobrevenido normalmente de su
actuar.
Es misión del intérprete evaluar en cada caso si tales
eventos originan la fractura de los eslabones de la cadena
causal, escindiendo la adecuación entre las distintas eta­
pas del proceso, o si la interferencia de esos aconteci­
mientos no llega a excluir el nexo causa-efecto entre el
hecho originario y el resultado final.
Sólo hay interrupción si el efecto ha sido determina­
do por el suceso posterior, que no deriva del precedente,
es decir, que posee una operatividad completamente au­
tónoma de la primera causa. La ruptura del nexo causal
puede provenir del hecho del perjudicado, del hecho de
un tercero o de un caso fortuito.
Además, es menester 9omputar la previstbilidad de
las circunstancias concausales; por lo tanto, si ellas eran
conocidas o cognoscibles para el autor del daño, éste ha-.
hrá de soportar la agravación sobreviniente por efecto del
obrar de aquéllas, aunque se aparten del curso natural y
ordinario de las cosas 342•
A través de numerosos pronunciamientos, la juris­
prudencia ha elaborado un rico repertorio acerca del tema
en estudio 343•

341 Lo doctrino de lo condicio sine qua non no admite, por el contrario, la con­
causalidad porque toma en cuenta todas las condiciones, en lugar del antecedente-cau­
sal único en que se apoya la teoría de la causalidad adecuado. Para aquéllo, lo
concausa es uno condición como cualquier otro, yo que todos se consideran equivalen­
tes en la cadena etiológica.que conduce al resultado (ver; en el § 7, las objeciones a
este criterio).
342 Por ejemplo, la hemofilia que padece la víctima de las lesiones, que actúo:
erf el proceso causal cumo factor desencadenante de su muerte, si dicha enfermedad era
del conocimiento del heridor (Brebbia, La relación de causalidad, p. 44, noto 39).
343 No se exige, para responsabilizar al autor del hecho ilícito por los perjuicios
188 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

D) El caso fortuito en el ámbito


de la responsabilidad objetiva: condiciones
de aplicación. Concurrencia con el riesgo

§ 46. INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 1113


Si el perjuicio no proviene del hecho del mismo deu­
dor o del de un tercero por quien aquél tenía que respon­
der, sino de una causa distinta y ajena por completo a él,
no procede la atribución jurídica de consecuencias a su
respecto.

ocasionados, que el fallecimiento de In víctima aparezca como consecuencia directa e


inmediata del accidente; bosta que haya sido su cuus11 eficiente, acelerando, con ese
resultado, el proceso de un doño físico de que aquéllo yo era portadora. La concausa
no puede actuor como factor de eliminación de la responsabilidad del culpahle del acci­
dente que produjo la muerte de la víct/mo. · En todo coso, esa circunstancia h11brá de
considerarse en In fijación del monto del resorcimiento (CNCiv, Sala B, 30/9/69, LL,
138-641). Si no se discute que la causa eficiente de deceso fue el accidente, aun
cuando 11 él se hubiere unido la influencia .de un vicio de constitución o uno enfermedad
anterior, el solo hecho de que el accidente precipite la evolución de uno dolencia, lo
convierte en causa originaria (CCivCom Tuc, 24/7/59, LL, 96-62, nº 78, 2891-S).
Probad 11 111 relación de c11us11lidad entre el 11ccidente de tránsito y el fallecimiento de 1111
vfctimo, el hecho de la coexistencia de otro causo, de carácter orgánico, es indiferente
y no enerva el derecho o indemnizoción cuondo el factor decisivo está constituido por
las lesiones recibidas (CNCiv, Sala B, 30/4/59, JA, 1959-Vl-613). No existe relación
cnusol entre el accidente y el daño cuando éste se produce como consecuencia de las
condiciones particulares de la víctima. En el coso, un hueso del accidentado se en­
contraba resentido antes del infortunio, por lo que el menor contacto anormal debía
provoc11r su fractura, supuesto en que las concausas absorben los efectos (C2°CivCom
La Plotn, Solo l", 2/5/56, JA, .1956-IV-11, 11º 123). Importa una cousa nueva, en el
curso de lo iniciada por el lesionante, la intervención innecesaria del cirujano por una
operación riesgosa que trajo una complicación letal fuera de la ordinaria de la herida
inicial (se trata de un proceso en sede penol, donde se declaró la ruptura de la relación
de causalid11d entre uno lesión leve y el resultodo mortal sobrevenido por una causo
nuevil (SCTuc, 7/4/42, U, 28-82). No existe interferencio en el desencadenamiento
cousol qué generó en la víctima lo fractura-luxación expuesta del tobillo seguida de os­
teonrtritis postroumáticn, ·ya que 111 secuela que actualmente presenta debe considerarse
originada por la lesión (C2ºCivCom y Minas SJuan, 30/12/64, JSJ, 1946-11-96). La
curación defectuosa, inhábil o foltante, no interrumpe el nexo de cnusalidal:I. Tampo­
co tiene relevancia jurídica la posibilidad de eliminar o atenuar la deformación median­
te tratamientos especiales médico-quirúrgicos (SCTuc, 14/12/43, LL, 33-606).
Si las causas sucesivas son el efecto de la primera, es siempre a ésta a la que hay
COCAUSACIÓN 189
Todo ello es materia de la teoría del caso fortuito y
fuerza mayor, que cortan el vínculo causal y al desenca­
denar sus propios efectos determinan per se la producción
del resultado.
Ante la falta de mención entre los factores exoneran­
tes enunciados en el art. 1113 (párr. 2° , parte 2° in fine)
del caso fortuito, se plantea la cuestión relativa a esclare­
cer cómo funciona el casas en la responsabilidad derivada
del riesgo o vicio de la cosa ("responsabilidad objeti­
va") :M4.
La redacción de la norma citada que emplea el ad­
verbi'o "sólo" (" ... sólo se eximirá total o parcialmente... ")

que retornar, y In relación causal, no obstante In presencia de hechos intermedios, es


también aquf directa e inmediata, porque fue el primer hecho el que habiendo generado
los posteriores, de los cuales el perjuicio resulta en definitiva ocasionado, hizo posible.
In situación dañosa (SCBsAs, 18/12/79, ne. 27.117, DJBA, n" 8660, 27/2/80). La tur­
dí11 o defi<iiente asistencia médica no constituye, ni ·menos mientras no introduzca fucto­
n,s letales independientes de la lesión originaria, uno causa extraña a ella que inte­
rrumpa In relación causal y excluya In responsabilidad civil del autor del hecho ilícito
por In muerte del lesionado (SCBsAs, 19/10/65, AS, 1973-11-564 y,LL, 122-33; Id., 18/
12/79, ne. 27. ll 7, DJBA, n" 8660, 27/2/80). Probada In relación l:le causalidad entre
d traumatismo y In muerte posterior del accidentado, aunque éste sufriera otra enfer-.
mcdad, debe responder la demandada porque de no mediar el accidente no habría ncae­
ddo el · deceso y desde que en materia de actos ilícitos el autor está obligado por las
consecuencias mediatas (CCiv2" Cap, 28/6/35, LL, 10�904). Ln circunstancia de que
otros hechos -como ser la enfermedad preexistente de In victima, necidentudn mientras
se hallaba internada en un hospital- pudieran haber provocado el evento dañoso, sólo
puede ser tomada en considernr;ión pura reducir el monto de In indemnización que se
condena u abonar u In entidad de quien depende el establecimiento hospitalario, pero
no para eximirla del pago (CApel Rosario, Sula 1, 28/5/47; LL, 47-574). Si el acci­
dente, aun obrando como concausa, incidió sobre In muerte de In victima, debe rcspon­
s11biliznrse de todas las consecuencias al autor del hecho (CNCiv, Sala B, 20/5/68, LL,
134-473).
344 "La causalidad en los casos de responsabilidad por riesgo (v. gr., nccidenles
de lrubajo, ley 9688; transporte, nrt. 184, Cód. de Com.; art. 1113, pñrr. 2º, Cód. Ci­
vii; ele.) se atiene n los _miemos principios estudiados de la causalidad adecuada, sola­
mente que en este caso In vinculación causal debe existir entre la nctividud ·que desen­
cadena el riesgo y el daño sufrido. Establecida In conexión causal adecuada, el sujeto
que desarrolla In actividad riesgosn (patrono, porteador, dueño o guardián) responde por'
ese daño, sin necesidad de entrar a indagar si hay culpa y sin que se le permita ni res­
ponsable excusarse demostrando que no hubo culpa de su parte" (Brebbin, La relación
de causalidad, nº 34).
190 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

daría pábulo a sostener la exclusión de toda otra causal


no expresamente señalada, máxime tratándose de excep­
ciones que por su propia·naturaleza no admiten una inter­
pretación extensiva.
Sin embargo, por encima de la exégesis literal,
tiene que prevalecer una hermenéutica integrativa del
precepto dentro del plexo que disciplina como estructura
totalizadora las reglas aplicables en materia de responsa­
bilidad civil.
En consecuencia, nada autoriza a apartarse del prin­
cipio cardinal de que si no hay un nexo causal suficiente
entre el hecho y el daño, no cabe formular un juicio impu­
tativo de responsabilidad. Obsérvese que el art. 1113
dispone: "si el daño hubiere sido causado por el riesgo o
vicio de la cosa", es decir, ratifica esa necesaria vincula­
ción entre causa y resultado ..
Por otra parte, el art. 513 que consagra el efecto li­
beratorio del caso fortuito y de la fuerza mayor, por su
emplazamiento (Libro 11, Sección I, Parte I, "De las obli­
gaciones en general") constituye una regla genérica, apli­
cable a todo tipo de responsabilidad.
En virtud de la especial naturaleza de la responsabi­
lidad objetiva, para que opere esa causal excusatoria, los
indicados por la ley -"dueño o guardián"- deberán de­
mostrar que el daño sobrevino por un acontecimiento ex­
traño al riesgo o vicio de la cosa inanimada.

§ 4,7. EXTRANEIDAD O EXTERIORIDAD


Por lo tanto, a los requisitos comunes de imprevisibi­
lidad e irresistibilidad hay que agregar en esas hipótesis
el de extraneidad o exterioridad, es decir, que el suceso
se ha originado fuera de la cosa. Es la condición señala­
da a fines del siglo pasado por Exner, jurista austríaco,
profesor de Viena, en su famosa obra De la fuerza mayor
COCAUSAClóN 191
en el derecho mercantil romano y en el actual, respecto de
la caracterización del casus. De conformidad con su
doctrina, extraída del derecho romano, para que tenga lu­
gar el caso fortuito tiene que tratarse de un "hecho exte­
rior" de magnitud, ajeno a la explotación, a las activida­
des, a las cosas de propiedad del deudor, notorio o público
y de carácter extraordinario. Sólo reuniendo todos esos
elementos surge la irresponsabilidad del obligado, pero
para que ella se produzca hay que acreditar además el
nexo entre el casus general y externo y su situación propia
y que nada le es imputable en cuanto a diligencia.
Como se ve, este autor desplaza el problema del campo de
la culpabilidad y lo proyecta al ámbito de la causali-
dad 345.
Ello se traduce a su vez en una limitación a la órbita
de la responsabilidad por riesgo. En efecto, sólo se im­
putan los daños que emanan de su efectiva intervención en
el acaecer del suceso, circunstancia que justifica una se­
rie de disposiciones legales que consagran como causal
eximente el casus extraño a la cosa o a la actividad :w,_

345 Ver Colmo, De las obligaciones en general, n" 120 y ss.; Busso, Código Cúii{
anotado, comentario a los arts. 513 y 514, ·n" 14 y ss.; Lafaille, Tratado de las obliga­
ciones, vol. 1, n" 193; Josserand, Derecho civil, t. II, vol. J, n" 451; Mazeaud - Tune,
Tratado, t. II-2, n" 1557; Bustamnntc Alsina, Teoría, n" 714; Snlvnt - Galli, Obligacio­
nes, t. I, n" 144 y 144 a; Morcas, les causes légale.t cl'éxoneration, p. 221 y siguientes.
346 La ley 9688 de ncC'idcntes de trabajo, en su art. l", responsabiliza al em­
pleador por los accidentes ocurridos a los operarios "por el hecho o en ocasión del
trabajo o por caso fortuito o fuerza mayor inherente al trabajo". A su vci, el urt. 4"
enumera entre las causales exonerntivas de responsabilidad In "fuerza mayor extraña al
trabajo" (inc. b). El art. IV, púrr. 3°, np. a de In Convención de Viena sobre respon­
sabilidad civil por daños nucleares, ratificada por ley 17. 048, sancionada el 2/12/66,
decreta In irresponsabilidad del explotador cuando el daño nuclear es causado "por un
ilccidente nuclear que se deba directamente a conflicto armado, hostilidades, guerra
civil o insurrección". Es In solución prevaleciente en el derecho comparado. El ort.
505 del Cód. Civil de Portugal (Sección V, "Responsabilidad civil", Sub-Sección 11,
"Responsabilidad por riesgo" -Accidentes causados por vehículos-) bajo el epígrafe
"Exclusión de responsabilidad'' dispone que ella cesu cuando e_l accidente sen imputable
al propio lesionado o n un tercero o cuando "resulte de causo de fuerza mayor extraño al
funcionamiento del vehículo". Idéntica causal aparece consagrada en lo ley española
192 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL
l
Con su habitual claridad, Orgaz declara que el caso
fortuito ajeno al riesgo o al vicio escapa a la finalidad de
la ley y continúa regido por las normas generales: éste ex­
cusa de responsabilidad. Al exponer ese concepto, afir­
ma: "Aunque la cosa presente riesgos o tenga vicios, si el
daño ha derivado de un caso fortuito sin relación alguna
con ellos, no hay fundamento ninguno para que la respon­
sabilidad se mantenga: si la casa arruinada se viene abajo
en ocasión de un terremoto, que ha derribado también
edificios en buen estado, es indudable que el daño produ­
cido por la destrucción de aquélla nada tiene que ver con
los vicios o los riesgos, y sí, exclusivamente, con la vio­
lencia del terremoto" 347•
En virtud de lo expuesto, quedan marginados como
elementos interruptivos de la cadena causal no sólo los
riesgos o vicios propios de las cosas sino también la "cau­
sa desconocida" del daño, que deja subsistente la respon­
sabilidad al no poder el dueño ó guardián de la cosa de­
mostrar la existencia de un/actor externo -hecho específi­
co y positivo- motivador del infortunio 348•

§ 48. LA CUESTIÓN EN LAS V JORNADAS SANRAFAELINAS


DE DERECHO CIVIL (1978)

En las V Jornadas Sanrafaelinas de Derecho Civil,


celebradas en el año 1978, la Comisión nº 2 presidida
por el distinguido jurista Roberto H. Brebbia, tuvo a su
cargo el estudio del tema "Caso fortuito y fuerza mayor:
su funcionamiento en los casos de responsabilidad civil
por culpa y responsabilidad objetiva", donde se debatió la
cuestión que nos ocupa.

de uso y circulación de vehículos a motor (art. 39); 111 ley alemana de 1957; la ley vene­
zolana de In circulación de 1962; etcétera.
347 Orgnz. La culpa, p. 263-264.
348 Mosset lturrnspe, La responsabilidad por riesgo con motivo de la· reforma al
Código, JA, doctrina 1970-719 y Responsabilidad por daños, t. 1, nº 89, np. a.

_j
COCAUSACióN 193
Quien escribe elevó a la comisión la siguiente ponen­
cia: "En los supuestos de daños provenientes de la cosa
misma (riesgo o vicio -art. 1113, Cód. Civil-), el proble­
ma del casus se desplaza al nexo de causalidad. Por lo
tanto, el destinatario de la imputación legal de responsa­
bilidad, sólo puede exonerarse acreditando la falta de
causación entre el riesgo o vicio y el perjuicio ocasiona-
d o"349
a) El problema de la exención parcial de responsabili­
dad. Puede ocurrir que el caso fortuito gravite concu­
rrentemente en la producción del daño ocasionado por el
riesgo o vicio de la cosa, pero sin desplazar la cadena
causal sino imprimiéndole una mayor intensidad al proce­
so. Actuaría, pues, en estos casos como una concausa
no interruptiva, lo cual plantea el problema de establecer
en qué medida tal circunstancia influye en la responsabi­
lidad de los agentes. La cuestión ha dado lugar a inter­
pretaciones opuestas en orden a establecer si procede
o no en tales situaciones uria exención parcial de dicha
responsabilidad.
Una importante corriente doctrinal sostiene que el
caso fortuito externo puede alegarse para excusar total­
mente la responsabilidad en virtud del principio general
contenido en el art. 513, pero no procede su invocación
como eximente parcial, dados los términos del nuevo texto
del art. 1113, que menciona exclusivamente la culpa de
la víctima o la de un tercero ajeno al dueño o guardián.
Sólo libera, por tanto, el caso fortuito externo que despla­
ce íntegramente al riesgo en el iter causal 350•

349 Ver Caso fortuito y fuerza mayor: su funcionamiento en los casos de responsa­
bilidad civil por culpa y responsabilidad objetiva, en "Temas de derecho civil", libro de­
dicado ni desarrollo de las V Jornadas Sanrnfaelinns de Derecho Civil, con pról. del
doctor Luis Moisset de Espnnés, Bs. As. Universidad, 1980, p. 77-117.
350 Bustnmnnte Alsina, Teor{a, nº 1068; Trigo Represas, Responsabilidad por
daños causados por automotores, p. 41; Llnmbfos, Ley 17.711: reforma del Código Civil,

13. Goldenberg.
194 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Esta interpretación la hemos sostenido en las V Jor•­


l
nadas Sanrafaelinas, expresando, con referencia a la con­
causa, que no puede darse la acumulación entre "caso
fortuito" y "vicio", porque este segundo supone siempre
un defecto interno -en la fabricación, conservación o fun­
cionamiento de la cosa-; es decir, que si existe vicio, es
ya indiferente el casus.
En cuanto a la concurrencia de caso fortuito y riesgo,
manifestamos que hay que tener en cuenta que se trata de
una responsabilidad específica basada en una imputación
estrictamente material, ajena a la idea de culpa. Si el
caso fortuito potenció el riesgo que en definitiva constitu­
yó el elemento gravitante del daño, aquél queda absorbido
por dicho factor objetivo de atribución porque anida en la
propia esencia de este tipo de responsabilidad, de modo
tal que el dueño o guardián tiene que cargar con todas las
consecuencias sobreviniente�. Ello, sin perjuicio de la
facultad de atenuación del monto indemnizatorio que con­
sagra el art. 1069, párr. 2°, del Cód. Civil en materia de
ilícitos culposos, que es de aplicación tanto a la respon­
sabilidad subjetiva como a la obje_tiva 351•
En cambio, de acuerdo con el criterio del doctor
Brebbia, no hay razón para apartarse de la solución a la
que se llegó en materia de concurrencia entre culpa y
caso fortuito. En ambos casos -afirma- existen dos fuer­
zas causales que conducen a un resultado. ¿Por qué un
tratamiento distinto y más duro para con el "riesgo"?, se
pregunta a su vez Mosset lturraspe, quien en igual apre­
ciación conceptual opina que si el que pone el riesgo pue­
de demostrar que el caso fortuito actuó como factor pro-

]A, doctrina 1969-53, nº 14-VI y Obligaciones, t. 111, nº 2311 (este autor acepta esta
solución sólo de lege lata, pues In considera injusta).
351 Ver Caso fortuito y fuerza mayor: su funcionamiento en las casos de respon­
sabilidad civil por culpa y responsabilidad objetiva, en "Temas de derecho civil",
p. 91-92.
COCAUSACIÓN 195
ductor, habría en ese caso dos autores, dos causas y, en
alguna medida podría liberarse 352•
b) Las recomendaciones formuladas. Por su interés
doctrinario reproducimos íntegramente las recomendacio­
nes de las V Jornadas Sanrafaelinas acerca del tema que
venimos estudiando:
"l.. El Código Civil argentino utiliza indistintamen­
te los términos caso fortuito y fuerza mayor asignándoles
idénticos efectos.
Despacho a: El caso fortuito queda reducido al 'he­
cho de la naturaleza'. Debe distinguirse, conceptual­
mente, del hecho del Estado, el cual modernamente es
responsable de su obrar antijurídico y dañoso, y del he­
cho del tercero, quien también es responsable (Mosset
hurraspe, Goldenberg, Garrido).
Despacho b: En sus efectos, el caso fortuito compren­
de tanto el hecho del Estado, la acción del tercero, como
el de la naturaleza, aun cuando conceptualmente puedan
ser distinguidos (Brebbia, Compagnucci de Caso, Kemel­
majer de Carlucci).
II. Despacho a: El caso fortuito o fuerza mayor inte­
rrumpe el nexo de causalidad entre la conducta del agente
y el daño (Brebbia, Compagnucci de Caso, Kemelmajer
de Carlucci, Goldenberg).
Despacho b: El caso fortuito es, en rigor, un hecho
extraño; ello equjvale a decir que su 'autor' es otro. Fal­
ta, en consecuencia, el presupuesto de la autoría y, por
ende, la relación de causalidad entre el daño y el presun­
to responsable (Mosset Iturraspe, Garrido).
111. El caso fortuito como causa exonerativa de res­
ponsabilidad debe revestir los siguientes requisitos:

352 Ver Casoforluito y fuerza mayor: su funcionamiento en los casos de responsa­


bilidad civil·por culpa y responsabilidad objetiva, en "Temas de derecho civil", p. 87-88
y 91. Ver también Mosset lturrnspe , Responsabilidad por daños, t. I, nº 89, ap. b.
196 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

1) Imprevisible e inevitable.
2) No debe obedecer a culpa del presunto· respon­
sable.
3) Despacho a:. Extraneidad o exterioridad del hecho
(Mosset Iturraspe, Garrido, Kemelmajer de Carlucci, Gol­
denberg).
Despacho b: El caso fortuito o la fuerza mayor reque­
rirá el carácter de exterioridad, sólo en los supuestos de
responsabilidad objetiva. En la responsabilidad subjeti­
va -fundamentada en la culpa- el caso fortuito puede ser
interno o externo (Brebbia, Compagnucci de Caso).
4,) Debe. mediar un nexo de causalidad adecuada en­
tre el caso fortuito y el daño.
Aclaración conceptual de los doctores Mosset lturras­
pe, Garrido, Goldenberg y Kemelmajer de Carlucci: en
puridad, más que hablar de 'causa exonerativa', 'eximen­
te', o denominaciones similares que apuntan a una excusa
de la persona a quien se atribuye responsabilidad, se trata
del 'hecho extraño' y por tanto de la falta de los presu­
puestos configurativos de la responsabilidad civil.
IV. En los casos de responsabilidad contractual,
corresponde distinguir entre las obligaciones de medio y
de resultado. En estas últimas, es insuficiente la prue­
ba de la diligencia debida para exonerar de responsabili­
dad, al deudor, por lo que éste deberá acreditar el caso
fortuito. El caso fortuito actúa sobre el contenido de la
prestación; volviendo su cumplimiento materialmente im­
posible, con extiución de la obligación. No debe con­
fundirse con la excesiva onerosidad sobreviniente.
V.. En· los casos encuadrados dentro del art. 1109,
en razón de que el damnificado debe acreditar la culpa
real del presunto responsable, el caso fortuito no adquiere
mayor relevancia, toda vez que la prueba de la culpa ex­
cluye la existencia de éste.
COCAUSACIÓN 197
VI. En los casos de culpa presunta (arts. 1113,
párr. 2° , parte 1°, 1114, y ss., Cód·. Civil), la demostra­
ción del caso fortuito destruye la presunción legal.
VII. En los casos de responsabilidad objetiva, tan­
to contractual como extracontractual, el caso fortuito debe
ser extraño a la cosa o a la actividad sobre la que pesa
una presunción de responsabilidad.
VIII. Cuando concurrieren como concausas culpa
del agente y caso fortuito, el juez atenuará la responsabi­
lidad del agente teniendo en cuent? la incidencia del fac­
tor subjetivo en la producción del daño.
IX. Despacho a: Si el hecho dañoso causado por el
riesgo o vicio de la cosa concurre con el factum del caso
fortuito, debe imputarse la responsabilidad total al dueño
o guardián, no siendo en este supuesto el casus causal ex­
culpatoria (Garrido, Compagnucci de Caso, Kemelmajer
de Carlucci, Goldenberg).
Despacho b: Cuando cqncurrieren c·omo concausas el
riesgo y el caso- fortuito, el juez atenuará la responsabili­
dad del agente teniendo en cuenta la incidencia del riesgo
en la producción del daño (Brebbia, Mosset lturraspe)�
X. La carga de la prueba del caso fortuito incumbe
a quien la invoca, salvo las excepciones legales para ca­
sos específicos". (Firman: Mosset lturraspe, Kemelma­
jer de Carlucci, Goldenberg, Companucci de Caso, Garri­
do, Brebbia.)
CAPÍTULO VII
CAUSALIDAD EN LOS ACTOS DE OMISIÓN

A) La relación causal y las omisiones

§ 49. CONCEPTO DE OMISIÓN


En el tratamiento de la relación causal en las omisio­
nes -una de las cuestiones que más ha desesperado a los
juristas, según Jiménez de Asúa-, se impone al intérpre­
te, como prius metodológico, esclarecer el concepto nor­
mativo de "omisión", que no se identifica con una mera
conducta pasiva del agente; es necesario que el comporta­
miento que se omite sea una acción esperada 353 , en cuanto
supone la preexistencia de un deber jurídico de obrar en
una determinada forma.
¿Cómo opera la relación causal en las omisiones? 354•

353 La doctrino de In ''occión esperadn", desenvuelta por Mezger y que según Ji­
ménez de Asúo es In única cnpoz de dar respuesta sntisfoctorin a In cuestión en estudio,
hn sido-formulada por nquél diciendo: "Todo delito de omisión tiene su fundamento en
una acci6n esperada (enuartete Handlung); sin esa acción pensada, no hay omisión algu­
na en sentido jurídico. Con ello logra la completa doctrina del delito de omisión su
firme sustento" (ver Jiménez de Asúa, Tratado, t. 111, nº 1066 y 1152).
354 "Desde el punto de vista de la causalidad, Knufmnnn, en realidad deshace el
problema, afirmando la perfecta identidad entre In causalidad por acción y In de omi­
sión. En In comisión, In cuestión se planten diciendo: 'él ha obrado de determinada
manera -si no hubiera obrado ns!' ... mientras que, en In omisión, In misma cuestión se
formula ns!: 'él no ha obrado de determinada manera- si de tal modo hubiera obra­
do'..." (cit. por Soler, Derecho penal argentino, t. I, p. 308, nota 9).

l
200 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

A las dificultades propias que presenta de suyo el proble­


ma de la causación, se· añaden en este caso los reparos
que algunos juristas han formulado acerca de la posibili­
dad de adscribir efectos causales a los actos omisivos.
Tal planteamiento, expuesto especialmente por la doctri­
na germánica, parte de la base de que los hechos negati­
vos no tienen per se aptitud para modificar la realidad
exterior: ex nihilo nihil fit (de la nada, nada resulta).
Esta tesis ha sido certeramente enjuiciada, señalán­
dose que el derecho puede asignar normativamente conse­
cuencias a una abstención, a pesar de que desde el plano
. "naturalista" ese no hacer carezca de virtualidad. Cons­
tituye una concepción ingenua del fenómeno causal ya
descalificada, sostiene Nino, después de expresar: "La
idea de que un hecho negativo no puede ser causa de �!
nada deriva de una concepción equivocada de los factores
causales como 'fuerzas motoras',. como algo que involucra
en sí .mismo movimiento y que transmite ese movimiento a
otros objetos" 355•
Tanto el derecho penal como el derecho civil contie­
nen figuras de ilícitos omisivos. Cuando el ordenamien­
to considera una conducta como "omisión", va en ello .
implícita la existencia de una regla de actuación positiva:
está ella referida necesariamente a una acción cierta.
No existe, por tanto, una omisión "en sí"; jurídica­
mente "omitir" no significa un mero no hacer nada, sino
:un no hacer · la acción decretada, como lo señala con
acierto Welsel 356• En igual sentido se pronuncia Núñez,
afirmando: "La omisión no se identifica con la inactivi-

355 Nino, Cnrlos S., ¿Da lo mi.smo omitir que actuar? Acerca de la valoración
moral de los delitos por omi.sión, LL, 1979-C-801. Cfr. Jiménez de Asún, Tratado, t.
111, nº 1151; Grispigni, Filippo, Derecho penal, tr. De Benedelli, Bs. As., Depnlmn,
i948, vol. 11, p. 156-157; Bncignlupo, Enrique, Delitos impropios de omisión, Bs. As.,
Pnnedille, 1970.
356 Welzel, .Derecha penal alemán, p. 277.
CAUSALIDAD EN LOS ACTOS DE OMISIÓN 201
dad. Cuando el individuo no hace nada está inactivo,
pero se puede estar inactivo sin incurrir en omisión. El
de inactividad es un concepto natural: mira el no hacer,
en sí mismo, como ausencia de movimiento corporal. El
de omisión es un concepto normativo, porque sólo tiene
sentido cuando la inactividad del individuo se mira con
referencia a una norma que demandaba una actividad" 357•

§ 50. ANTIJURIDICIDAD DE LA OMISIÓN


La nota que tiñe de antijuridicidad a la abstención
está dada por el quebrantamiento del deber jurídico que
tenía el sujeto de llevar a cabo un accionar positivo, que
puede reconocer tres fuentes distintas:
a) Un precepto legal que consagra un comportamien­
to específico (v.gr., la obligación alimentaria, arts. 367 y
ss., Cód. Civil).
b) Un negocio jurídico mediante el cual el individuo
se ha comprometido a realizar una determinada actividad
en beneficio de la otra parte (v.gr., el custodio que asume
la obligación de preservar la integridad de la persona su :­
jeta a su vigilancia).
e) Una conducta precedente que impone una poste­
rior obligación (v.gr., el anestesista que debe cuidar al
paciente al que adormeció, hasta su total recuperación
cardíaca y respiratoria).
En todas estas situaciones el acto que habría evitado
el resultado dañoso era jurídicamente exigible.

§ 5L "ÜMISIÓN PROPIA" Y "OMISIÓN IMPROPIA"

Esta cuestión encierra una rica problemática y su


adecuado deslinde conceptual permite precisar el campo
específico de esta clase de ilícitos.

357 Núñez, Derecho penal argeniino. Parte general, vol. ], p. 236-237.

l
202 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

En la llamada "omisión propia", "simple omisión" u


"omisión propiamente dicha", el sujeto infringe el manda­
to legal, no ejecutando la actuación prescripta por la nor­
ma, con independencia de las consecuencias perjudicia­
les que produce o pudiera producir su inactividad. Es,
por ejemplo, el caso de la persona que no concurre a
prestar testimonio en una causa judicial, pese a encon­
trarse debidamente notificada.
Lo punible en esta categoría es la omisión misma: no
hacer lo que la norma exige. En estas situaciones, ma­
nifiesta Soler, se invierte la relación causal, y en vez del
acto cometido se juzga el acto esperado 358•
Un exponente de este ilícito lo constituye el delito de
"omisión de auxilio" (art. 108, Cód. Penal). Al respec­
to, Fontán Balestra dice que se trata de un delito de pura
omisión, tipificado por la no prestación de auxilio o por
no dar aviso inmediato a la autoridad. Lo. que la ley cas­
tiga es la prolongaci6n por la inactividad del autor, de la
situación de peligro en que la víctima, ya se encuentra 359•
Otros ilícitos de "omisión propia" son: el abandono
de persona (art. 106, Cód. Penal); no denunciar la comi­
sión de un delito cuando el sujeto estuviere obligado a ha'"
cerio por su profesión o empleo (arts. 277 in fine y 143,
inc. 6° , Cód. Penal); la no presentación a los fines del en.,­
rolamiento; el incumplimiento de los deberes de asisten­
cia familiar (ley 13. 944) 360•

358 Este autor cuestiono lo posición de von Liszt, según lo cual lo omisión con­
siste en no impedir voluntariamente el resultado, expresando: "en vez de hablarse de In
voluntariedad del neto omitido, hay que referirse a In posibilidad de haber querido el
neto esperado: si esa posibilidad no ha exútido, tampoco hubo omisión" (Soler, Derecho
penal argentino, t. 1, p. 306).
359 Fontán Bnlestrn, Tratado de derecho penal. Parte general, t. IV, p. 363 in
fine y 364.
360 Ver Bnigún, David, El delito de incumplimiento de los deberes de asistencia
familiar a través de la leor(a del delito, en "Nuevo pensamiento penal", 1974, año 3, p.
265 y siguientes.
CAUSALIDAD EN LOS ACTOS DE OMISIÓN 203
En cambio, en la "omisión impropia" ella es sólo un
medio para alcanzar el resultado perjudicial querido por
el agente: v.gr., la madre que deja de suministrar alimen­
tos a la criatura con la intención de darle muerte; el pro­
fesional de la medicina que a fin de acabar con la vida del
enfermo, deliberadamente no conecta el pulmotor; el ba­
ñero que al advertir que la persona a quien va a rescatar
es su enemigo personal, no le brinda auxilio dejándolo
perecer. El no hacer traduce aquí la voluntad dirigida a
la consecución de aquella finalidad.
En todos estos casos existe un efectivo acto de comi­
sión, llevado a cabo a través de un proceder negativo; dé
ahí la denominación de "actos de comisión por omisión",
que indica claramente que se trata sólo de una modalidad
de los actos comisivos, cuyo régimen le es, por tanto, ple:.
namente aplicable.
Al contrario de lo que ocurre <;:on los ilícitos de pura
omisión, que se tipifican por la sola infracción a un deber
de actuar con prescindencia del propósito del agente, • en
las situaciones que examinamos la causalidad de la con­
ducta está dirigida a la creación de un estado de hecho
que se traduce en el resultado comisivo. "Al obligado a
actuar se le puede imputar, en tales casos, la causación
del resultado, porque al omitir el acto que le era exigible,
desenvolvió el curso c�usal que lo produjo" 361•
Lo que en definitiva debe juzgarse es si un determi­
nado efecto puede ser causalmente referido al comporta­
miento positivo (la ejecución de un acto) o negativo (la no
realización de un acto) de una persona. En ambos casos
nos hallamos frente a una conducta con fuerza causal pro­
ductora de un suceso reprobado por el ordenamiento jurí-
dico.

361 Núñez,. Derecho penal argentino. Parte general, vol. I, p. 276. Cfr.
Terán Lomns, Roberto A; M., Derecho penal. Parte general, Bs.As., Astrea, 1980, t.
1, nº 158, p. 275 y siguientes.

l
204 LA RELACIÓN DE CAUSALrDAD EN LA RESPONSABrLrDAD CIVIL

En este orden de ideas, Puig Brutau señala que la


misión de los tribunales consistirá siempre en valorar el
proceder del demandado en relación con el daño produci­
do, tanto si consiste en una acción como si consiste en
una omisión, destacando que no siempre en la práctica es
fácil distinguir si la conducta de la que resulta un perjui­
cio puede calificarse de activa o de pasiva 62• ª

B) La responsabilidad civil
por los actos ilícitos de omisión

§ 52. REGLAS CONTENIDAS EN EL CóDIGO CIVIL

Los ilícitos omisivos no constituyen una categoría


jurídica exclusiva del ámbito penal. En el orden civil
una omisión puede también co_nstituir un acto ilícito que
hace responsable al autor por los daños que produzca.
Nuestro Código Civil contempla expresamente la dis­
tinción entre acción y omisión, no sólo al tratar de los ac­
tos ilícitos (arts. 1073 y 1074 del Libro 11, Sección 11,
Título VIII, que serán materia de nuestro estudio en los
apartados siguientes), sino también en materia de "obliga­
ciones de hacer o de no hacer" (arts. 625 y 632, Libro 11,
Sección 1, Título VIII), y de "actos jurídicos" (art. 945,
Libro 11, Sección 11, Título 11).
Además, en la recordada nota puesta al pie del art.
896 nuestro cofificador declara: "Los hechos como objetos
de derechos y de los actos jurídicos, son siempre actos
humanos, positivos o negativos, acciones u omisiones", y
en la nota al Título VIII, "De los actos ilícitos", del Libro
11, Sección 11, afirma: "Los actos ilícitos pueden ser ac­
ciones u omisiones. Acciones, cuando se hace lo que la

362 Puig Brutau, Fundamento.1 de derecho civil, t. 11, vol. 11, p. 671-672, nº 3 a
y notu 2.

1
CAUSALIDAD EN LOS ACTOS DE OMISIÓN 205
ley prohíbe; omisiones, cuando no se hace lo que la ley
manda. Los actos lícitos son acciones no prohibidas por
la ley; los actos ilícitos siempre son acciones u omisiones
prohibidas".
Como lo señala Colombo, tanto el acto positivo como
el negativo (el primero, no obstante, con más frecuencia
que el segundo) pueden ser eficientes para herir al dere­
cho ajeno, afirmando luego: "La actividad positiva, pues,
aparece en plano privilegiado, como una pantalla que sólo
por sus bordes deja ver, no siempre netamente, la real
contextura de los actos negativos" 363•

§ 53. ÜMISIÓN IMPROPIA. EL DELITO CIVIL


POR OMISIÓN (ARTÍCULO 1073, CóDIGO CIVIL)
El designio de "dañar la persona o los derechos de
otro", es decir, el querer del agente orientado a la conse­
cución de ese resultado antijurídico -"a sabiendas y con
intención"- que constituye el núcleo del delito civil (art.
T072f l64 , pueden cometerse·por medio de un acto positivo
o por una abstención. En tal sentido el art. 1073 pres­
cribe: "El delito puede ser un hecho negativo o de omi-•
sión, o un hecho positivo" 365•

363' Colombo, Culpa aquiliana (cuasidelitos), n" 46.


364 Vélez diferenció claramente los delitos civiles de los delitos del derecho cri­
minal mentados en los nrts. 1078 (texto originario), 1081, 1100, 1107, etcétera. La
nota ni nrt. 1072 es bien ilustrativa ni respecto: "La palabra delito tiene en derecho
civil una significación diferente de la que tiene en el derecho criminal. En derecho ci­
vil designa toda acción ilícita por la cual una persona n sabiendas e intencionalmente
perjudico los derechos de otra. En derecho criminal, desi gno toda infracción definida
y castigada por In ley penal. No todos los delitos civiles constituyen delitos del dere­
cho criminal, porque In ley penal no castiga todos los netos que atacan los derechos de
otro, por ejemplo, el estelionato que no se castiga por la ley penal, aunque es en mu­
chos casos un verdadero deli!o civil. Y recfprocamente, no todos los delitos del dere­
cho criminal constituyen delitos civiles. La ley penal castiga netos que no hacen sino
amenazar el ejercicio de ciertos derechos, aunque no hnyn un ataque efectivo".
365 El codificador no menciona fuente algu na respecto del nrt. 1073, que recoge,
sin embargo, las enseñanzas de Aubry y Rnu (Cours, 5" ed., t. 6, § 444, texto y nota 1,
p. 337). La nota al nrt. 1074 contiene en cambio In mención n dicha obra, de In cual
Vélez tomó el pasaje que reproduce textualmente en este artículo.
206 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL
l
1

El daño que se comete por medio de un deliberado


acto omisivo, es ciertamente "el resultado de una libre
determinación de parte del autor" (art. 1076). Este in­
tencional no actuar a fin de que el perjuicio tenido en
mira se consume, constituye un acto volitivo que posee
igual entidad que una acción. Se trata, en consecuen­
cia, de un "acto de comisión por omisión" u "omisión im­
propia", que ha sido caracterizado precedentemente.
· Llambías sostiene, basándose en el texto del art.
1073, que ninguna diferencia hay que hacer entre delitos
por comisión y delitos· por omisión, afirmando que tampo­
co desde un punto de vista filosófico cabe distinguir entre
el daño querido intencionalmente, y conseguido por un
acto de comisión o de omisión. Ejemplifica ese criterio
diciendo que lo mismo muestra una voluntad maligna el
que arroja una persona al río para que se ahogue, o el que
la induce a que entre en el a·gua· prometiéndole enseñarle
a nadar para no hacerlo después, dejándolo que se aho­
gue 366.
Finalmente, tenemos que destacar que Tejerina pun­
tualiza que en los ilícitos de comisión por omisión hay au­
toría, no así en los ilícitos de pura omisión, en los cuales
el daño encuentra su causa en circunstancias ajenas al
omiten te 367•

§ 54,. ÜMISIÓN PROPIA. EL CUASIDELITO POR OMISIÓN


(ARTÍCULO 1074, CóDIGO CIVIL)
a) Laformulación contenida en el artículo 1074. Se
puede incurrir en un ilícito, tanto cometiendo una acción
prohibida (art. 1066) como absteniéndose de ejecutar un
hecho debido (art. 1074).

366 Llambfas, Jorge J., La responsabilidad civil por abstención, ED, 48-667.
367 Tejcrina, Wenceslao, Culpa por omuión, en "Temas de responsabilidad ci­
vil", p. 82-83. Ver Bacigalupo, Delitos impropios de omisión, p. 129 y siguientes.
1
CAUSALIDAD EN LOS ACTOS DE OMISIÓN 207
Este último texto legal, pese a su emplazamiento en
el capítulo "De los delitos", contempla el caso de las omi­
siones culposas, disponiendo: "Toda persona que por
cualquier omisión hubiese ocasionado un perjuicio a otro,
será responsable solamente cuando una disposición de la
ley le impusiere la obligación de cumplir el hecho omi­
tido" 368• Así surge -afirma Llambías 369- del término
"ocasionado" que emplea el art. 1074. No es ocasionado
el daño causado con la intención de producirlo. Ocasio­
nado es el daño que resulta de la ocasión, es decir, de la
oportunidad y circunstancia propia para la ocurrencia del
daño: es responsable de ese daño, quien por su culpa ha
creado la ocasión de la cual provino el daño (arg. art.
1109)" 370•
La palabra "ley", contenida en el artículo, hay que
entenderla aquí en sentido material, por lo cual compren­
de toda conducta jurídicamente impuesta (v.gr., ordenan­
zas municipales, decretos, resoluciones administrativas,
etcétera).
b) Obligaciones legales de obrar. En el Código Ci­
vil encontramos frecuentes ejemplos de obligaciones lega­
les de obrar (arts. 378, 431, 2103, · 2532, etcétera).
En materia de seguros, la ley 17.418 contiene pre-

3 68 El Código Civil de Portugal ha consagrado una norma similar: "Artigo 486


(Omisséies) As simples omissiies dño lugar ú obrigai;áo de reparar os danos, quando,
independentemente dos outros requisitos legais, havin, por Corca da lei ou de negócio
jurídico, o dever de· praticar o acto omitido".
369 Llambfas, La responsabilidad civil por abstención, ED, 48-668, nota 4.
370 Para Tejerina, en cambio, el contenido normativo del art. 1074, comprende
tanto los delitos como los cuasidelitos. Afirma este autor que la interpretación que co­
rresponde acordar al art. 1074 abarca por igual las dos situaciones, aun cuando el al­
cance del resarcimiento debido pueda diferir en orden a la conducta dolosa -delito- o
culposa propia de los cuasidelitos {art. 904 y ss., Cód. Civil). Concluye que metodo­
lógicamente el art. 1074 debió haber sido colocado en el título general VIII, De los ac­
tos ilícitos, a continuación del art. 1066 (Culpa por omisión, p. 72-73 y 86). T.1mbién
Rezzónico participa del criterio de que .dicha norma rige por igual los delitos y los cua­
sidelitos (Obligaciones, vol. II, p. 1241).
208 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

ceptos que establecen diversas cargas legales en cabe­


za del tomador, y cuya omisión puede producir la pérdida
del derecho a ser indemnizado, como ocurre, por ejemplo,
con la falta de denuncia del siniestro ( arts. 46, parte 1 ª,
93, 97, 103 y 115) 371.
También en el derecho laboral la responsabilidad por
omisión tiene un vasto campo de aplicación, como se in­
fiere claramente del art. 75, LCT 372•

c) Controversia interpretativa. La cuestión relativa


a la responsabilidad emergente de los actos de omisión
propia o pura omisión ha dado lugar a una aguda contro­
versia en orden a precisar el contenido del "deber de
obrar", antecedente necesario de aquélla en el plano nor­
mativo.
Dos apreciaciones interpretativas enfrentan decidi­
damente a la doctrina nacional: una, restrictiva, se atiene
a que sólo un deber legal expreso de cumplir el hecho omi­
tido puede crear responsabilidad al sujeto; otra, amplia,
subraya que es suficiente a esos fines la violación de un
deber jurídico de actuar, por hallarse interesadas las obli­
gaciones generales de conducta, la moral y buenas cos­
tumbres que integran el orden normativo, sin necesidad
de que esa actividad haya sido impuesta por una disposi­
ción específica de la ley.
La primera. tesis, que se apoya en una exégesis lite-

3 71 Ver Stiglitz, El siniestro, en "Seguros y responsabilidad civil", vol. 3, p. 73


y siguientes.
372 "El empleador debe hacer observar las pausas y limitaciones a la duración
del trabajo establecidas en esta ley y demás normas reglamentarias, y adoptar las medi­
das que según el tipo de trabajo, la experiencia y la técnica sean necesarias para tutelar
la integridad psicoffsica y la dign idad de los trabajadores, debiendo observar las dispo­
siciones legales y reglamentarias pertinentes sohre higiene y seguridad del trabajo".
Como se advierte, la norma transcripta impone al empleador uno serie de deberes que
se traducen fundamentalmente en "obligacion.es de hacer". Esto cuestión la hemos
examinado en nuestro trabajo Acci6n de derecho común en los accidentes laborales, en
"Temas de responsabilidad civil", p. 181-182.
CAUSALIDAD EN LOS ACTOS DE OMI$IóN 209
ral del art. 1074, sostiene que el Código ha reproducido
la regla de derecho romano según la cual nadie se com­
promete por el no obrar: qui non facit quod /acere dehet,
videtur facere adversus ea quae non facit 373•
Para que la abstención sea fuente de responsabilidad
civil, es indispensable que la actividad omitida estuviera
ordenada expressis verbis por la ley. Faltando esta condi­
ción, tal conducta no puede engendrar obligación alguna
porque el individuo, al proceder de esa forma, no ha he­
cho sino ejercer su libertad de no hacer consagrada en el
art. 19 de la Constitución, que se refleja en los arts. 910
y 911 del Cód. Civil 374•
Finalmente, se sostiene también que en · esos casos
falta la relación causal entre la abstención y el daño re­
sultante. "Y bien, en los actos de pura omisión, ante
una situación de peligro que es absolutamente inimputa­
ble a un sujeto, si éste se cruza de brazos esta actitud no
es normalmente y en abstracto una condición idónea o
adecuada para producir la muerte, las lesiones o la des­
trucción de cosas ajenas" 375•
Tales son, en compacta síntesis, los argumentos que ·
esgrimen los sostenedores de la interpretación estricta de
la norma en examen 376•

373 Dig., libro 50, tít. 17, ley 121. Ver Chironi, G. P., La culpa en el derecho
civil moderno, 2 ª ed., tr. A. Posada, Madrid, Reus, 1928, t. I, nº 28, p. 97-98.
374 "Nadie puede obligar a otro a hacer alguna cosa, o restringir su libertad, sin
haberse constituido un derecho especial al efecto" (art. 910).
"Nadie puede obligar a otro a nhstenerse de un hecho porque éste pueda ser per­
judicial al que lo ejecuta, sino en el caso en que una persona obre contra el deber prcs­
cripto por las leyes, y no pueda tener lugar oportunamente la intervención de las autori­
dades públicas" (art. 911).
375 Orgaz, La culpa, p. 111. Cfr. Plnniol - Ripert, Traité, t. VI, nº 507.
376 Machado, Exposici6n y comentario del C6digo Civil, t. 111, p. 354-355; Sol­
vat, Tratado, t. IV, "Hechos ilícitos", n" 2711; Orgaz, La culpa, p. 111 y Los actos ilt­
citos de omisi6n, U, 138-1055; Znvnln de González, Mntilde M., Responsabilidad civil
por actas illcitos de omisi6n, JA, 1980-111-796 y ss. Para Tejerina, cuando no exista
norma que mande cumplir el hecho omitido, In irresponsabilidad es el principio, la re-

14. Goldenberg.
210 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Un importante sector doctrinario se pronuncia en


cambio en favor de una hermenéutica amplia y no casuista
del texto legal, con una comprensión que excede el rígido
molde de la prohibición explícita 377•
Para ello, se impone estudiar el dispositivo que nos
ocupa de acuerdo con la totalidad del plexo jurídico que
disciplina el instituto de la responsabilidad civil. Desde
este punto de vista integrador ha de juzgarse la conducta
del que se abstiene, a la luz del deber general de obrar
con prudencia y pleno conocimiento de las cosas (art.
902), que correspondan a las circunstancias de las perso­
nas, tiempo y lugar (art. 512), todo ello dentro del marco
de licitud en que tiene que desenvolverse la libertad de
no actuar (art. 1071).
Lo prohibido por la ley no es sólo lo explícitamente
reprobado por ella, sino también lo inequívocamente des­
calificado o desautorizado por el derecho, al decir· de
Llambías 378• Se trata, en definitiva, de la armonización
de los distintos preceptos legales implicados en este tipo
de ilícitos.
gla; las excepciones al nrt. 1074 son limitadas, de interpretación restrictiva y deben re­
sultar del ordenamiento jur{dico (Tejerina, Culpa por· omisi6n, p. 76-77 y 86, conclu­
sión d).
377 Participan de este criterio: Llerenn, Concordancias y comentarios, t. IV, p.
143, nº 2; Acuña Anzorenn, Culpa por omisi6n y abuso del derecho, en "Estudios sobre
In responsabilidad civil", p. 117 y ss. y la actualización de Snlvat, t. IV, "Hechos ilí­
citos'', adiciones ninº 2711; Colombo, Culpa aquiliana (cuasidelitos), nº 48; Cammaro­
ta, Responsabilidad extracont ractual, t. I, p. 51; Quinteros, Federico D., Culpa por
omisi6n, en "Revista del Colegio de Abogados de Buenos Aires", t. 19, p. 213 y as.;
Spoln, Responsabilidad por hecho iUcito negativo, JA, 70-16; Borda, Obligaciones,
3ª ed., t. 11, nº 1310; Mosset lturraspe, Responsabilidad por da,ios, t. I, nº 13 y 81;
Bustnmante Alsina, Teorla general, nº 180 y ss. y Responsabilidad.del médico por omi­
si6n de a.sistencia, nota n fallo U, 1980-A-408; Cazeaux • Trigo Represas, Derecho de las
obligaciones, t. IV, p. 336 y siguientes.
Con referencia al derecho comparado, Llambfns expresa que prevalece esta opi­
nión no referida naturalmente n In disposición del nrt. 1074 de nuestro Código, que no
suele tener norma similar en las legislaciones de otros países (La responsabilidad civil
por abstenci6n, ED, 48-667, nota 8). Para un examen de la doctrina y legislación ex­
tranjera, ver en especial los trabajos citados de Acuña Anzorena, Orga_z y Llamblns.
378 Llambfas, La responsabilidad civil por abstenci6n, ED, 48-669.
r
CAUSALIDAD EN LOS ACTOS DE OMISIÓN 211
Para Orgaz la ausencia de una prohibición expresa
impide que se configure en estos casos responsabilidad
alguna para el omitente. Se opone a ello -sostiene-, no
sólo la categórica redacción del art. 1074, que contiene el
adverbio "solamente" y la condición de que exista "una
disposición de la ley", sino también el art. 1066, que exi­
ge adicionar al elemento "culpa" el requisito de la ilici­
tud, afirmando que el art. 1109 hay que entenderlo corno
si dijera: "Todo el que ilícitamente ejecute un hecho, que
por su culpa o negligencia ... " 379•
Si se interpreta, por el contrario, que el principio ge­
neral de responsabilidad por culpa consagrado en el art.
1109 domina todo el sistema resarcitorio estructurado por
el Código, se tiene que concluir necesariamente que la
inacción de una persona frente a un daño que estaba en
condiciones de evitar_,-no obstante ser extraño a su géne­
sis-, de conformidad con sus aptitudes intelectuales, co­
nocimientos y las circunstancias de tiempo y lugar, tiene
que considerarse culposa y, como tal, engendra responsa­
bilidad (arts. 512, 901, 902, 903 a 906, 1109 y eones.,
e 'd e·. ·1) a8o
O • IVI •

Es una aplicación pura y simple de la idea de culpa,


como lo señala Acuña Anzorena, apoyándose en la tesis

379 Orguz, La culpa, p. 105.


380 El voto de Adolfo Pliner en el follo dictado por Ju CApelCivCom BBlanca, el
25/3/58, traduce esta corriente de pensamiento: "Siempre que la convivencia jurídica
impone deberes de prudencia, de diligencia o de precaución por razón de la naturaleza
de las cosas, de las circunstancias o de las personas, la infracción culposa a esos debe­
res -aunque sea de lndole omisiva, negativa- coloca al. negligente en la obligación de
resarcir el daño que cause conforme a la regla del art. 1109 del Cód. Civil. El art.
1074 del Cód. Civil no debe interpretarse ajustándose al rigor de la literalidad de sus
términos, viendo en ellos una norma absoluta y excluyente. . Junto a la ilicitud inicial
considernda en esa disposición, debe colocarse In posibilidad coexistente de conductas
ilfcitns determinadas por la omisión dolosa o culpable de un deber jurídico de obrar im­
puesto por ineludibles exigencias de la convivencia humana y los principios de solidari­
�nd que informen la sociedad organizada sobre fundamentos de derecho" (ED, 48-281,
y JA, 1959-V-389). Orgaz critica este pronunciamiento afirmando que confunde el
acto de omisión con el de comisión por omisión (La culpa, p. 106, nota 11 in fine).
212 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

de H. y L. Mazeaud, de que la "culpa por abstención" es


una culpa como las otras. "El juez, para saber si hay
responsabilidad en caso de abstención, debe averiguar si
un individuo normal se habría abstenido en las mismas
condiciones. Así, pues, de conformidad a esta idea, se
está en culpa por haberse abstenido en aquellos supuestos
en que un hombre razonable, en iguales circunstancias,
teniendo las mismas funciones, algunas veces la misma
profesión, se tendría por obligado de obrar" 381•
A diferencia de lo que acaece en el derecho penal,
en el orden civil no es necesario que cada ilícito esté en­
cuadrado dentro de un determinado tipo predeline�do por
la ley 382• Basta a ese fin que al agente se le pueda im­
putar culpa o negligencia, que exista un daño a un tercero
y que la conducta omisiva esté causalmente ligada con el
resultado final, que pudo precisamente consumarse por la
reprochable abstención, que· actuó así como factor efi­
ciente de él.
Ello nos permite sostener que, desde el punto de vis­
ta de la relación de causalidad, ese no hacer viene a ser
una condición apta o adecuada para que el desmedro se
produzca. Prueba de lo expuesto es que de haberse
observado el comportamiento positivo que las circunstan­
cias exigían, se podría haber interrumpido el proceso
causal, evitándose el desenlace dañoso 383•

381 Acuña Anzorena, Culpa por omisión y abuso del derecho, en "Estudios sobre
In responsabilidad civil", cap. VI, p. 122. Cfr. Mazeaud - Tune, Tratado, t. 1-2,
nº 528 y siguientes.
382 Ver Goldenberg, La unicidad de lo ilícito. Su problemática, en "Revista
jurídica de San Isidro", 1967, nº 1, cap. 111.
383 En tal sentido, la Corte de Casación francesa ha decidido "que una absten­
ción puede ser culpable cuando constituye la inejecuci6n de una obligación de obrar, y
esa culpa no podrfa ser declarada ajena al daño si las precauciones omitidas fuesen ap­
tas para excluir el peligro" (Civ 2 ª secc. civ., 18/5/55, "Dalloz", 1955-520, J. C. P.,
1955, 11, 8793, con nota de Esmein, "Gazette du Palais", 1955, 2, 32). Ese fallo
casó la sentencia de la Corte de Orléans del 17/1/49, "Dalloz", 1949, 502, con nota de
Ripert (citado por Llambfas, La responsabilidad civil por abstención, ED, 48-667, nota
8 in fine).
. CAUSALIDAD EN LOS ACTOS DE OMISIÓN 213
d) El problema de la distribución del daño. Esta
afirmación no significa, sin embargo, que deba imputarse
al autor de la omisión la totalidad del daño, ya que tal
conducta incidió concurrentemente y como coadyuvante
con los demás factores desencadenantes del perjuicio 384•
En la valoración retrospectiva de los hechos el juez
deberá ponderar esmeradamente la efectiva influencia de
la condición, de naturaleza omisiva o negativa, puesta por
el agente en la cadena causal.
e) Nuestra opinión. La regla contenida en el art.
1109, Cód. Civil, en cuanto sanciona la inobservancia del
deber general de conducirse con la prudencia, cuidado y
diligencia que impone la convivencia social, constituye el
sustento normativo de la interpretación doctrinal expues­
ta, que compartimos, no sólo por ser la solución más va­
liosa desde el punto de vista axiológico, ya que atiende a
un inexcusable principio de solidaridad humana, sino
porque creemos que es la que mejor armoniza el precepto
que estudiamos con el resto de las normas sobre responsa­
bilidad civil, de acuerdo con las cuales el obrar culposo
nunca obtiene permiso legal, pues descalifica jurídica:.
mente la acción.

384 Cfr. Mnzenud - Tune,. Tratado, t. 1-2, nº 527 y notas 5 y 5 bu.


Al respecto, he de destacar las consideraciones expuestas en el fallo citado en
nota 286 con comentario de Llambíns, El espectáculo público y la responsabilidad muni­
cipal por omisión (CNCiv, Sala E, 11/3/81, U, 1981-B-519). En esa sentencia se de­
clara In responsabilidad de In Municipalidad de Buenos Aires por las graves lesiones
sufridas por. un menor mientras presenciaba un partido de fútbol profesional, siendo
victima de un disparo de arma de fuego efectuado por un autor no individualizado.
Para ello, el tribunal toma en cuento la infracción de ese ente a lo dispuesto en el
art. 5 ° de In ordenanza 24.225 que lo obligaba a disponer In suspensión del espectácu­
lo, el desalojo totol o parcial de los sectores donde se produjeren alteraciones del orden
y el retiro, con el auxilio de In fuerza pública, de toda persona que perturbore el normal
desarrollo del encuentro. En el pronunciamiento se declara: "No se dudo osi en odju­
dicor a lo omisión municipal (ort. 1074, Cód. Civil) el carácter de concausa del daño
sufrido por In victima, posibilitando la continuoción de un estado de desorden que estu­
vo en sus manos impedir". Sobre el olconce de la reparación en estos situaciones, ver
Zovala de González, Responsabilidad civil por actos iltcitos de omisión, JA, 1980-
IIl-803.
214 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Ello atañe al concepto mismo de ilicitud, habiéndose


señalado que nuestro art. 1109 subsume en su amplio
contenido los alcances de los arts. 1066 y 1074, y corres­
ponde a una etapa más evolucionada del. derecho, respec­
to de los precedentes romanos en la materia 385•
En las situaciones que examinamos la actitud pasiva
configura una verdadera culpa por la omisión de las dili­
gencias exigidas -culpa in omittendo- por la naturaleza
del acto.
Los propios hechos imponen muchas veces imperati­
vamente un ol:>rar- diligente, y así se ha afirmado que "las
abstepciones o las omisiones legítimas en sí mismas, pue­
den �er culpables, si estuviesen rodeadas de· circunstan­
cias características de negligencia o imprudencia" 386•
.En cuanto al argumento que esgrime Orgaz, de que
el art. 1109 no puede ser la ley a la que se refieren los
arts. 1066 y 1074, porque aquél dice: "Todo el que ejecu­
ta un hecho..." y no "Todo el que omite un hecho ...", es
decir•� se refiere. á un acto de comisión, en tanto que el
art. 107 4 trata de actos de omisión 387, coincidimos con la
refutación que formula Bustamante Als1na a este criterio,
que se atiene a una significación estrictamente gramati­
cal, puntualizando que la culpa tanto puede consistir en
una acción como en una omisión, pues ella se caracteriza
por omitir la conducta debida (art. 512, Cód. Civil).
"Hecho" -concluye,-, en el art. 1109, tanto vale como ac-
ción que como ."omisión" 388•
f) Aplicación del abuso del derecho al comportamien­
to omiszvo. En la materia que examinamos tiene un im­
portante campo de aplicación la teoría del abuso del dere-

385 Bustamante Alsina. Teoría, nº 183 a.


386 Aguiar, Hechos y actos jurídicos, t. 11, 1, p. 266.
387 Orgaz, La culpa, p. 104,- nota 8.
388 Bustamante Alsinn, Teorta, nº 183 b.
CAUSALIDAD EN LOS ACTOS DE OMISIÓN 215
cho, en este caso, del de abstenerse de obrar ante el
inminente mal ajeno y sin que la acción omitida produzca
riesgo alguno para el sujeto. No es la libertad individual
lo que se defiende· en la tesis opuesta, sino el egoísmo,
según la afirmación de Sallé de la Marniere 389•
Después de la expresa recepción dogmática del abu­
so del derecho dispuesta por la ley 17. 711 (art. 1011;·­
Cód. Civil), toda forma de comportamiento injusto qqeda
desprovista de licitud y, por lo tanto, fuera del amparo
legal.
Hay que tener en cuenta que los derechos subjetivos
han sido reconocidos a las personas como medios, indis­
pensables para la satisfacción de fines huma'.nos dentro
del marco de la conducta social cómpartida; en',,bonse­
cuencia, cuando el titular los ejerce en forma opuesta a
ese propósito, desaparecen los motivos que justificaban
su existencia y pasan· a ser actos contra ius.
Ya sea por violentar la finalidad de la norma el ·o·
contenido ético del derecho (buena fe, moral y buenas
costumbres), incurre en comportamiento abusivo y se sit_úa
en el campo de lo injusto, quien con su proceder omisivo
contribuye efectivamente al acaecimiento del suceso per­
judicial o nocivo. · En el abuso del. derecho se encuentra
el gra� venero de ."omisiones antijurídicas", afirma Mos­
set lturraspe 390•
Surge de este modo a cargo del omitente una obliga­
ción resarcitoria que se rige p�r las reglas y. principios
que gobiernan los_.actos ilícitos, aunque con el alcance
antes señalado 391•

389 Sallé de la Marniere, nota en "Dalloz", 1936, 2, 25.


390 Mosset lturraspe, Responsabilidad por daíios, t. I, nº 13.
391 En materia de culpa por omisión la jurisprudencia ha declarado: El derecho
(tOmún es el que en todo caso obliga a las personas a conducirse con el cuidado y la
prudencia necesarios para evitar producir perjuicios a otros: as(, habrá siempre respon­
sabilidad cuando iie vulnere culposamenle por omisión (o abstención) el derecho ajeno,
216 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

§ 55. ÁLCANCE DE LA CONDENA PENAL DICTADA


EN DELITOS FORMALES EN EL PROCESO CIVIL
EN CUANTO A LA EXISTENCIA DE RELACIÓN
DE CAUSALIDAD ENTRE LA CONDUCTA INCRIMINADA
Y EL Dl\Ñ·o
a) Planteamiento. Tiene especial significación para
el. estudio del tema que nos ocupa un juicio fallado por la
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de San
Martín, Sala I, en- una acción de daños y perjuicios pro­
movida por los padres de una menor fallecida a causa
de una ·herida de bala en el -vientre, contra el autor del
disparo y el facultativo condenado en· sede penal por
el delito de abandono de persona {art. 106, Cód. Penal).

aunque no haya una ley o norma jurídica que imponga In obligación de realizar un acto
determinado. Si bien· generalmente s� alude á los actos jurídicos como actos positivos
del agente (netos de obrar), el no o_brar constituye también un hecho por igual que el
otro, pues tanto el neto ,positivo como.el ·n�gativo pueden perfectnniente ser eficientes
para herir el derecho ajeno (CNCiv, Sala D, 31/12/76, JA, 1978-111-283)._ Para hacer
responsable a una persona de los daños· producidos por su omisión,. no es necesario que
el mandato de cumplir el hecho omitido esté impuesto de una manera expresa por In
ley, bastando que lo sea de una manera implícita en la obligación general que se tiene
de obrar con prudencia y conocimiento de las cosas (1 • lnstPw: Cap, firme, 17/11/,59,
U, 102-740). En nuestro derecho tanto el acto ilícito positivo como el negativo se ri­
gen por los mismos principios (CNCiv, Sala F, 20/12/66, LL, 127-371), En la omisión
y en la abstención suele haber tanta culpabilidad como en los actos positivos. Y sien­
do así, siempre que se traduzca· en un perjuicio efectivo para otros, no deberá negarse
In indemnización correspondiente cuando In imputabilidad y el nexo causal sean inne­
gables. El suceso ilícito se perfeccionará, la infracción al derecho ajeno será patente
y será entonces antijurídico negar las acciones indispensables para restablecer el equi­
libro roto (CNCiv, Sala E, 27/9/68, LL, 139-772, 24.123-S). Aunque el arl_. 1074 del
Cód, Civil consigna que debe haber uná disposición legal que disponga la obligación de_
cumplir el hecho omitido, en la doctrina local contemporánea parece predominar la ten­
dencia a reconocer que aunque con la acción u omisión no se viole un deber, es necesa­
rio tener presente que una abstención puede generar una responsabilidad (CNCiv, Sala
F, 21/11/63, U, 115-3). Para hacer responsable n una persona por los daños produci­
dos por su omisión, no es necesario que el mandato de cumplir el hecho omitido esté
impuesto de una manera expresa por la ley, bastando que lo sea de una manera im­
plícita en la obligación general que se tiene de obrar con prudencia y conocimiento de
las cosas. Esas omisiones aunque no tienen el nombre de delitos hacen responsnble al
que por su culpn o negligencia causa un dnño n otro (SCBsAs, 20/5/80, ne. 28.890,
DJBA, 119-457).
r CAUSALIDAD EN LOS ACTOS DE OMISIÓN 217
Aquel fallo fue materia de una medulosa nota de Busta­
mante Alsina 392•
Los antecedentes del caso son los siguientes: la víc­
tima fue conducida a un sanatorio particular donde el pa­
dre requirió la asistencia de un médico, quien dispuso
una intervención quirúrgica para extraer la bala del hipo­
condrio derecho, para lo cual se le practicó en el quirófa­
no una transfusión de sangre. Pero como aquél careciera
de dinero en efectivo para el depósito de los derechos que
exigía el reglamento interno de la clínica, el profesional
interrumpió su intervención, trasladando a la menor sin
su acompañamiento en una ambulancia al Hospital Regio­
nal de San Martín, donde fue intervenida quirúrgicamente
y falleció once días después, a causa de un proceso infec­
cioso que desembocó en una peritonitis.
Al fundar su memoria contra la sentencia civil con­
denatoria de primera instancia, el facultativo centró sus
agravios en la/alta de relación causal entre su conducta y
el daño causado por la posterior muerte de la menor, afir­
mando que si bien su proceder tipificó un delito de dere­
cho criminal, no alcanzó a configurar un ilícito civil en
razón de no haber causado daño a terceros.
El tribunal de alzada rechazó tales argumentos, de­
clarando que si el recurrente fue condenado en sede penal
por abandono de persona, no puede argüir válidamente.
que la sentencia recaída en el juicio civil que lo declara
responsable por. la muerte de la víctima, se sustenta en
un·a simple suposición del juez y que su conducta carezca
de nexo adecuado de causalidad con el deceso.
El anotador del fallo examina con rigor conceptual
todos los aspectos jurídicos implicados en el decisorio: la
naturaleza de la responsabilidad del profesional que esti-

392 Bustamanle Alsina, Jorge, Resporuabilidad del médico por omisi6n de asis­
tencia, LL, 1980-A-408.
218 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

ma -contrariamente al criterio de la cámara- de carácter


contractual; la muerte del paciente como consecuencia
mediata de la abstención del médico, considerando apli­
cables enla especie los arts. 521, 902 y 904 del Cód. Ci­
vil; la culpa por omisión {art. 1074, Cód. Civil); las omi­
siones medicinales; la condenación solidaria.
Hemos. de detenernos sólo en el capítulo del comen­
tario titulado: "Influencia en el proceso civil de la con­
denación penal", ya que allí se ponderó el alcance de la
sentencia criminal en lo referente al vínculo de causa­
lidad.
Al respecto, señala Bustamante Alsina que la, sen­
tencia condenatoria penal tiene un valor absoluto impues­
to por la autoridad de la cosa juzgada, en cuanto a lo que
haya de decidirse en el proceso civil en relación a la exis­
tencia del hecho principal que constituye el delito y en
cuanto a la culpa del condenado que no podrá impugnarse
{art. 1102, Cód; Civil). En el caso, que la conducta del'
médico puso en peligro la vida o la salud de la víctima,
pero no necesariamente que fue ella la causa de su muerte.
El abandono de persona es delito de peligro, es decir; que
no se requiere la producción de un dañl\, elemento que
concurre sólo como agravante de la figura penal {art. 106,
Cód. Penal). Resulta, por tanto, que la condena penal
no hizo cosa juzgada con respecto a la relación causal en­
tre el abandono y la muerte de la víctima, consecuencia
ésta que no integra el factum del delito de abandono de
persona.
Si bien es verdad -concluye---,- que dicho codemanda­
do no puede discutir, ni es dable poner en duda, que su
abstención .en el hecho resultó peligrosa para la salud de
la víctima, no es menos cierto que se puede controvertir
en cambio, si la referida abstención fue o no causa de la
muerte, cuestión ésta no comprendida en la sentencia pe­
nal, que condenó por delito de peligro, pero que sí es
CAUSALIDAD EN LOS ACTOS DE OMISIÓN 219
tema fundamental en el proceso civil por daños y perjui­
cios, porque la relación de causalidad entre el daño y
la conducta ilícita constituye un presupuesto esencial de la
responsabilidad civil, de tal manera que no existirá el de­
ber resarcitorio si no se comprueba que el daño, es decir,
la muerte de la víctima, fue consecuencia adecuada del
hecho omisivo -abandono de persona- que se le imputa.
b) La cuestión en las I Jornadas Australes de Derecho
(Comodoro Rivadavia, 1980). En las I Jornadas Austra­
les de Derecho celebradas en Comodoro Rivadavia entre
los días 1 a 4 de octubre de 1980, el tema E estuvo desti­
nado al estudio de la "Influencia del proceso penal sobre
la acción de responsabilidad civil (calificación· penal: a)
autoría; b) vínculo de causalidad; e) culpabilidad)".
Bustamante Alsina presentó una ponencia en la que
se exponen las ideas desarrolladas en el citado comentario
jurisprudencia!, cuyas conclusiones en lo referente al
tema objeto de estudio reproducimos:
"l. La sentencia condenatoria en el proceso penal
hace cosa juzgada en el proceso civil en cuanto a la exis­
tencia del hecho principal {autoría, resultado efectiva­
mente dañoso y relación de causalidad) cuando la conde­
na recae en relación a un delito material.
"2. La sentencia condenatoria en el proceso penal
no hace . cosa juzgada en el proceso civil en cuanto a la
existencia del hecho principal, cuando la condena recae
en relación a un delito formal, esto es, que no requiere
daño efectivo para su consumación. El demandado· en
sede civil podrá cuestionar la pretendida relación de cau­
salidad entre el hecho y el daño cuya reparación se re­
clama" 393.

393 En su ponencia, bajo el .tftufo "Fundamentos", entre otras consideraciones,


Bustamante Alsina expresa: "Cuando la sentenr.ia condenatoria recae en relación a un
delito formal no hay juzgamiento acerca del resultado efectivo, pues la relación de cau-
220 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL
l
La comisión aprobó estas proposiciones con diferen­
cias sólo de detalle, suscribiendo el despacho respectivo
Jorge Bustamante Alsina, autor de la ponencia, Augusto
M. Morello, Atilio A. Alterini y Acdeel. E. Salas.

snlidnd se establece solamente entre In acción y el riesgo de que el daño se produzca.


Por ejemplo, In injuria. puede no haberle quita.do el honor ni ultrajado, es decir, que el
daño puede haber quedado en potencio pero el delito ha existido. Lo mismo ocurre
por omisión en el delito de abandono de personas, donde basto poro la consumación del
delito el peligro para la vida o In salud de otro" (1 Jornadas Australes de Derecho, Po­
nencias, p. 115-116). Ver Esteguy, Guillermo Luis, Influencia del proceso penal sobre
la acción de responsabilidad civil.. Conclusiones de las Primeras Jornadas Australes
de Derecho, ED, 91-893.
CAPÍTULO VIII

PRUEBA DEL NEXO CAUSAL

§ 56. NOCIONES GENERALES. CARGA DE LA PRUEBA


En nuestro derecho positivo privado, para que haya
responsabilidad civil, tienen que concurrir una serie de
presupuestos configurativos. Si desglosamos ontológica­
mente el hecho indemnizatorio, advertimos que se trata de
un complejo fáctico que puede resumirse en la fórmula si­
guiente: daño+ antijuridicidad+ factores de atribución+
nexo causal 394•
Cuando se encuentran reunidos estos requisitos el
ordenamiento, para revertir la violación dañosa del dere­
cho ajeno, impone al agente el deber jurídico de indemni­
zar el perjuicio causado.
Por lo tanto, el damnificado que ejercita su preten­
sión accionable en pos de obtener la reparación del des­
medro, deberá acreditar necesariamente la conexión entre
la conducta antijurídica del agente y el daño sufrido, de
modo tal que aparezcan vinculados por una relación de cau- ·
sa a efecto.

394 El presupuesto "factores de atribución" constituye el avance más significati­


vo en el enfoque de la teoría general de In responsabilidad, pues implica el reconoci•
miento explícito de su independencia respecto de la culpabilidad, nociones que durante
mucho tiempo fueran indebidamente asimiladas (ver Goldenberg, La responsabilidad ci­
vil. Ensayo de sistematización, U, 156-1316).
222 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

La re gla ge neral, a fin de establecer la carga d.el


onus probandi de que la demostración de los hechos cons­
titutivos incumb e a quien afirma la existencia del derecho
qu e se pretend e hacer valer tanto en los. casos de r espon­
sabilidad aquiliana como contractual (art. 377, Cód.
Proc. Civil y Com. de la Nación) 395, está sujeta en esta
mat eria a las limitaciones y condicionamientos det ermina­
dos por la naturaleza de cada clase esp ecial de responsa­
bilidad. . .

Siguiendo el lineamiento conceptual trazado por Or­


gaz 396, podemos distinguir varias situaciones, que tratare­
mos s eparadame nte

§ ·. 57. RESPONSABILIDAD POR HECHO PROPIO

Se funda en el conc epto· de culpa lato sensu (arts.


1073 y 1109). En estos casos el r e quisito de l vínculo
causal s e presenta con caract erísticas muy similares a las
requeridas en la doctrina penal: la relación de causalidad
debe encontrarse directament e entre la acción u omisión
del responsable y el daño.

§ 58. RESPONSABILIDAD ''INDIRECTA O REFLEJA"


(POR EL HECHO AJENO)

Son las situacion es en que e l hecho generador de la


responsabilidad no es . ejecutado por el mismo individuo
sobre quien va a recaer la obligación de resarcir el· en­
tu erto.

39 5 Alsina, Hugo, Tratado teórico práctico de derecho procesal civil y comercial,


Bs. As., Edinr, 1942, t. 11, p. 192; Couture, Eduardo J., Fundamentos del derecho pro­
cesal civil, 3° ed., Bs. As., Depalma, 1958, nº 156, p. 245; Morello, Augusto M. -
Pas si Lanza, Miguel A. - Sosa, Gualberto O. - Berizoncc, Roberto O., Códigos proce­
sales en lo civil y comercial de la provincia de Bs. As. y de l� Nación, comentados y ano­
tados, La Plata-Bs. As., Platense-Abeledo-Perrot, 1973, t. V, p. 18.
396 Orgaz, El daño resarcible, p. 74 y siguientes.
1
1

PRUEBA DEL NEXO CAUSAL 223


"La construcción teórica de la responsabilidad indi­
recta se emparienta dialécticamente con la teoría del pa­
trimonio porque las personas o cosas de que se sirve un
sujeto son elementos de su patrimonio, son su 'prolonga­
ción' personal, o ...;.usando la expresión de algunos auto­
res- son un 'brazo largo', que jurídicamente pertenece a
su persona" 397•
Las responsabilidades reflejas por el hecho de otro
pueden agruparse en dos categorías, sujetas a diferentes
regímenes en lo concerniente a la prueba:
a) Las que se asientan en una presunción iuris tantum
de culpa, que por relativa admite prueba en contrario,
ya· que el sindicado como responsable puede excusarse
probando que le fue imposible impedir el hecho dañoso,
como sucede con los padres 398, tutores, curadores, direc­
tores de colegios y maestros artesanos (arts. 1116 y 1117,
Cód. Civil).
b) Las que reposan en una presunción legal absoluta
o irrefragable de culpabilidad iuris et de iure, que no ad­
mite prueba en contrario, originando en consecuencia una
responsabilidad inexcusable 399•

397 López Olaciregui, Notas sobre el sistema de resp�nsabilidad, en "Revista


Jurldica de Buenos Aires", 1964-1-IV, nº 27.
398 De acuerdo con In opinión de Mosset lturraspe esta responsabilidad debe ser
inexcusable, no fundada en culpas· las más de las veces inexistentes, sino en el hecho
de In paternidad con todo lo que ello.conlleva (La responsabilidad de los padres·y la evo•
luci6n de la familia, en "Estudios sobre responsabilidad por daños", t. 1, p. 305 y si­
guientes).
399 Para Orgaz se trata de un artificio, ya que por ser absolutas no son presun­
ciones sino ficciones (La culpa, p. 187). Como lo ·señalamos en otro trabajo, constitu•
yen "fantasmas de culpa" ¡Culpa sin culpa! Sólo subsiste nqul el nomen iuris; tales
presunciones no son sino una mentira jurídica para rendir tributo a un concepto tradi-_
cional hondamente arraigado en In vida del derecho (Goldenberg, Isidoro H., Las re­
cientes reformas en el ordenamiento civil argentino. La responsabilidad extracontrac­
tual, en "Critica de legislación y jurisprudencia",. may.-nov. 1969, nº 6, p. 15). En
igu al sentido, Josserand afirma que una culpa de pura creación legal no es tul. La
culpa no tiene de esta suerte otro valor que el de una estratagema jurídica, un procedi­
miento técnico empleado con mira a explicar artificialmente el nacimiento de In obliga­
ción delictual (Derecho civil, t. 11, vol. I, nº 513).
224 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Así ocurre con el comitente (art. 1113, párr. 1°,


Cód. Civil) 400; con los dueños de hoteles, casas públicas
de hospedaje y de establecimientos públicas de toda índo­
le; con los capitanes de buques, patrones de embarcacio­
nes y empresarios de transporte terrestre; con los padres
de familia por los daños causados a quienes transitan
frente a las casas por objetos arrojados o suspendidos pe­
ligrosamente, que deben responder en todos los casos,
aunque prueben que les fue imposible impedir el daño
(arts. 1118 y 1119). (Ver § 37.)
En esta clase de responsabilidades por "hecho no
propio", al decir de Messineo, se produce una disociación
de los conceptos de autoría y responsabilidad -no conce­
bible en materia penal-, ya que ella se confi gura sin la
efectiva participación del imputado en el suceso dañoso.
El estudio de la relación
.. de causalidad debe atender
en esos casos a dos vinculaciónes sucesivas, las que exa-
. minaremos en función de cada una de las categorías antes
señaladas:
J) Responsabilidades sujetas a una presunción iuris
tantum.
Es menester distinguir entre la causa inmediata del
daño, es decir, la autoría material del acto ilícito por el
menor, el interdicto, el alumno o aprendiz; y la causa me­
diata, consistente en la negligencia del principal en la vi­
gilancia o educación de la persona subordinada, que fun­
ciona como causa de la causa del daño (vinculación causal).
Con palabras de Orgaz podemos decir: "El examen
del nexo causal debe determinar, en consecuencia, en
400 Conforme lo .normado por el art. 1113, párr. lO, de nuestro Código Civil "la
oblignción del que hn causado un dnño se extiende a los dnños que cnusnren los que
están bnjo su dependencia". El concepto de "dependencia" traduce una actuación
funcional y no personal, ya que el comisionado obra como mero instrumento del princi­
pal y en interés de éste. De nhl que por una cuestión de política legislativa y tutela a
los derechos de terceros, el riesgo de In nctividnd delegada sea trnslndndo por el orde­
namiento ni comitente en forma irrefragable.
PRUEBA DEL NEXO CAUSAL 225
primer término, si el daño de que se queja el perjudicado
fue realmente ocasionado por la persona subordinada y no
obedece, al contrario, a otra causa; resuelta afirmativa­
mente esta primera cuestión, se presume la relación cau­
sal entre la acción u omisión culpable del principal y el
acto ilícito del subordinado, presunción que admite la
prueba contraria; mas no producida ésta, puede concluir­
se que hay vinculación causal entre la negligencia .del
principal y el daño, a través del subordinado" 401•
2) Responsabilidades sujetas a una presunción iuris
et de iure.
El nexo causal tiene que establecerse entre la acción
u omisión del dependiente y el daño. Establecido este
vínculo, se traslada al comitente o principal sin necesi­
dad de investigación subjetiva alguna en virtud de la me­
cánica indemnizatoria antes señalada {responsabilidad
inexcusable del principal).

§ 59. RESPONSABILIDAD DERIVADA DE LA INTERVENCIÓN


DE COSAS INANIMADAS O ANIMADAS

Después de la reforma realizada al art. 1113, tene­


mos que incluir en este rubro los daños causados "con las
cosas" {párr. 2° , parte 1ª). De acuerdo con el régimen
instaurado por la ley 17. 711, el solo hecho de que en la
producción del daño intervenga una cosa inanimada crea
una presunción legal de culpa contra su dueño o guardián.
Aunque se mantiene en estas hipótesis la esencia
subjetiva de la responsabilidad, se modifica sustancial­
mente el sistema probatorio en virtud de la culpa presunta
que consagra el nuevo texto legal.
Por lo tanto, una vez establecida la vinculación ma­
terial entre el daño y la cosa inanimada, entra a operar la

401 Orgnz, El daño re�arcible, p. 75-76.

15. Col,lcnbcrfl.
226 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

praesumptio legal, a no ser que el sindicado como respon­


sable acredite "que de su parte no hubo culpa" (art.
1113, párr. 2°, parte l ª), es decir, que observó los debe­
res adecuados de precaución, cuidado y diligencia para
evitar daños a terceros, ya que se trata de una presunción
que admite ser desvanecida por prueba contraria.
En cuanto a los daños causados por animales, la es­
tructura normativa instituida por Vélez Sársfield se man­
tiene inalterada, por lo cual hay que investigar en primer
lugar si el daño ha sido realmente producido por el ani­
mal, en cuyo caso la ley atribuye la responsabilidad al
dueño o a quien se servía de él, salvo que éstos hagan va­
ler una causal excusatoria: fuerza mayor (art. 1128); cul­
pa de la víctima (art. 1128); culpa de un tercero extraño
que lo excitó (art. 1125); soltura o extravío del animal sin
culpa del encargado de guardarlo {art. 1127).
La preceptiva del Código en esta materia ha hecho
decir que importa un régimen que no se diferencia del
que después se llamó del "riesgo creado" 402•

§ 60. RESPONSABILIDAD OBJETIVA

A los casos específicos del animal feroz que no re­


porta utilidad para la guarda o servicio de un predio (art.
1129, Cód. Civil); la reparación de los infortunios del tra­
bajo (ley 9688 y sus modificatorias); las disposiciones del
Código Aeronáutico (ley 17. 285) 403 y las normas sobre
responsabilidad civil por daños nucleares (ley 17.048) 404,

402 Bustamante Alsina, ·Teor(a, nº 1130; Orgaz, La culpa, p. 186; Borda, Obli­
gacio=, 3• ed., t. 11, nº 1432; Trigo Represas, La atensión del resarcimiento en la
responsabilidad objetiva, U, 1979-C-790.
403 Una particularidad del sistema creado por dicha ley es que en materia de
transporte aéreo la responsabilidad derivada de daños a las personas, mercaderfas y
equipajes, se encuentra tarifada según una escala cuyos valores se cotizan en base al
patrón monetario "argentino oro".
404 El nrt. IV, párr. 1° de la Convención de Viena (ver nota 346) establece cate­
góricamente que la responsabilidad del ·explotador será objetiva. En este marco con-
PRUEBA DEL NEXO CAUSAL 227
la reforma al art. 1113 agregó con carácter general los da­
ños causados por "el riesgo o vicio de la cosa".
Es una responsabilidad típicamente objetiva, que
para su constitución sólo requiere la prueba de la existen­
cia de un daño en cuyo acaecimiento ejerció una influencia
causal decisiva el riesgo de la cosa o el vicio de que ella
adolecía, que le comunicó dañosidad.
En estas situaciones en que el perjuicio proviene de
la cosa misma, no cabe prueba exonerativa alguna de in­
culpabilidad: sólo se acepta la demostración de la causa
extraña -culpa de la víctima o de un tercero por quien no
se tiene que responder o caso fortuito externo a la cosa-;
en consecuencia, no hay aquí responsabilidad porque no
hay causalidad.

§ 61. LA CUESTIÓN RESPECTO DEL CASO FORTUITO

El punto X de las recomendaciones de las V Jorna­


das Sanrafaelinas de Dere�ho Civil contiene la formula­
ción siguiente: "La carga de la prueba del caso fortuito in­
cumbe a quien lo invoca, salvo las excepciones legales
para casos espec1'f'1cos"
La primera parte de dicho enunciado es un corolario
de la tradicional regla referida a la situación jurídica del
demandado: in exceptionibus partibus actoris fungitur, eas­
que probare debet.
La acreditación del caso fortuito como causal exi­
mente de responsabilidad corre, pues, por cuenta de
quien alega los hechos que lo constituyen 405• Además,

ceptual, el art. 2311 del Cód. Civil, en su n ueva redacción dispuesta por la ley 17.711,
decreta en su párr. 2° que "las disposiciones referentes a las cosas son aplicables a
la energía y a las fuerzas naturales susceptibles de apropiación", por lo que rige a su
respecto la responsabilidad objetiva por "riesgo o vicio" (art. 1113).
405 Colmo, De las obligaciones en general, nº 130; Busso, Código Civil anotado,
t. 111, comentario a lo� arts. 513 y 514, nº 232 y ss.; Salvat - Galli, Obligaciones, vol.
1, n º 163 y SS.; Rezzónico, Obligaciones, t. I, p. 181.
228 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

el deudor debe demostrar que el hecho se produjo sin que


mediara culpa o negligencia alguna de su parte 406•
Al respecto, la doctrina francesa destacó que no
existen acontecimientos capaces de constituir fatalmente.
por sí mismos caso fortuito; un fenómeno natural puede
presentarse con diversa intensidad en cada caso, de
acuerdo con las circunstancias 407•
En cuanto a la segunda parte de la recomendación,
se ha tenido en mira el caso del art. 1572 delCód. Civil,
referido a la locación, que establece que el incendio se
presume caso fortuito, estando a cargo del locador desva­
necer dicha presunción demostrando la culpa del locatario
o de las personas a él vinculadas; es decir, que se aparta
del principio de que la prueba del casus está a cargo de
quien lo invoca 408•

406 Plll'D que el'caso fortuito o de fuerza mayor pueda ser invocado como eximen­
te de responsabilidad, se requiere que sea la cause único del daño; pero no tiene este
carácter si ocurrió por culpe del agente, o si ésto concurrió con aquél en In producción
del evento dañoso. Lo primero resulte expresamente de los términos del art. 513 del
Código Civil, y se justifico, porque en tal supuesto el daño se origina no en el cuso for­
tuito, sino en lo culpo del autor del hecho, que viene a ser as( la verdadera causa del
perJu1c10. Lo segundo es punto que otoñe a In relación de causalidad entre el hecho
de la persono y el daño producido como presupuesto necesario de lo responsabilidad,
consistiendo entonces el problema en establecer en qué medida lo culpa del ofensor es
susceptible de determinar su obligación de reparar cuando concurre con el acaecer de
un caso fortuito o fuerza mayor (SCBsAs, 13/8/57, ac. 856, AS, 1957-IV-165). Culpa
y caso fortuito son términos excluyentes (CNCiv, Sala O, 14/5/69, u,· 138-932,
23.6O2-S).. Aplicaciones de esta reglo son los pronunciamientos siguientes: CNCiv,
Sala C, 6/10/64, U, 117-754; CCiv2" Cap, 16/12/38, U, 13-15; CFed Cap, Sala Civ y
Com, 24/9/68, JA, 1969-1-222; CNCom, Sola A, 18/12/63, U, 115-29.
407 Ver Bonnecase, Julien, Suppléme11t al Traité théorique et pralique de droil ci­
vil, en G. Baudry - Lacantinerie, París, Sirey, 1924, t'. 111, nº 269.
408 Vélez se inclinó en este punto por una solución opuesta a la-del precedente
galo, como lo explicita en lo nota puesta ni pie del urt. 1572: "El Código francés y sus
comentadores hocen uno derogación al derecho común, cargando con la prueba al de­
mandado, y por esto crean uno presunción de derecho, que el incendio siempre es pro­
ducido por culpa de los que habitaban lo casa, presunción desmentida mil veces por los
hl"chos, pues lo más común es que sea por algún accidente inculpable a las personos
que en ella se hallan". En nuestra doctrina, los intérpretes se han esforzado por estre­
char el alcance de la regla contenido.en el art. 1572. As( Salva!, partiendo del princi­
pio aceptio es strictüsima interpretationis, sostiene que el deudor para eximirse de res-
í

PRUEBA DEL NEXO CAUSAL 229


En materia de carga de la prueba opera la teoría del
hecho notorio (v.gr., un terremoto); en este caso el sindi­
cado como responsable queda eximido de ella, pero ten­
drá que demostrar el nexo de causalidad adecuado entre
el daño y el caso fortuito notorio 409•

§ 62. Qum DE LA PRUEBA


Se afirma que, en general, el accionante debe probar
que el hecho del agente fue condición necesaria del per­
juicio, circunstancia que hace presumir que dicha condi­
ción era adecuada para la producción del resultado.
Es a cargo del obligado, por lo tanto, destruir esa pre­
sunción 410•
Sobre el particular, tenemos que recordar que exami­
nando la cuestión a través del prisma de la "causalidad
adecuada" (art. 906, Cód. Civil), para establecer en el
plano jurídico si un suceso es causa de otro, es necesario
realizar ex post facto un jui.cio o diagnóstico de probabili­
dad en abstracto, inquiriendo si la acción u omisión que
se juzga era de suyo idónea para producir normalmente
ese evento, según el curso ordinario de las cosas.
En el capítulo titulado "La prueba en los pleitos so-

ponsabilidnd tendría que probar, no sólo el hecho del incendio, sino también que éste
había sido el resultado de un caso fortuito o fuen:n mayor (Obligaciones, t. I, nº 165).
Rezzónico, n su vez, afirma que In norma citndn, que considera caso fortuito el incendio
de In cosa arrendada, es una disposición de carácter especial y de excepción, que sólo
rige pnra In locación y no puede hacerse extensiva a otras hipótesis, como el fuego pro­
pagado a las casas o cosas del vecino (Obligaciones, t. 1, p. 192). En igual sentido,
Busso expresa que In presunción en favor del deudor que establece el art. 1572, Cód.
Civil, constituye una excepción que no es lícito generalizar (Código Civil anulada, co­
mentario a los arts. 513 y 514, n" 236). Éste es también el criterio jurisprudencia!
prevaleciente.
409 Ver el Informe del coordinador, doctor Roberto H. Brebbia. en el plenario de
las V Jornadas Snnrafaelinas de Derecho Civil, en "Temas de Derecho Civil", p. 80-88.
410 Enneccerus - Lehmnnn, Obligaciones, t. 11, vol. 1, p. 71 y nota 12. Ver
Cifuentes, en Belluscio - Zonnoni, Código Civil, comentado, anotado y concordada, co­
mentario ni art, 901, t. 4, p. 53-55.
230 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABIUDAD CIVIL
1
bre responsabilidad civil", Santos Briz declara: "La prue­
ba prima facie o de primera impresión (Anscheinbeweis) es
de relevante importancia en los pleitos sobre actos ilícitos
extracontractuales. Significa que una cierta situación de
hecho corresponde, según la experiencia, a un curso cau­
sal típico y determinado. Entonces puede considerarse
que la causa fijada ha producido cierto resultado y que la
alegación puede tenerse por probada. Corresponde este
concepto a la apreciación de la prueba y no significa una
inversión de la carga de probar, sino una mera facilitación
de prueba" 411•
El juicio de probabilidad confiere una segura guía al
intérprete, no sólo para la determinación del nexo causal
sino también, una vez establecido, a fin de precisar jurí­
dicamente su alcance.
Estas directivas tendientes a encauzar el proceso del
razonamiento -como una suerte de tópica- permiten dotar
al juez de un amplio margen de· apreciación, no ceñido
por fórmulas o esquemas apriorísticos, en una materia tan
sutil y compleja donde la lógica de los hechos y el estudio
de todas las circunstancias y factores causales que inci­
dieron en cada situación, contribuirán a responsabilizar o
no al autor de un hecho por determinadas consecuencias
que de él emanen.
Apoyándose én que la única prueba excusante es la
de una causalidad ajena al guardián, se sostiene que los
casos de responsabilidad objetiva se explican por una
"presunción de causalidad". Esta tesis es defendida por
Orgaz, quien en su libro La culpa aquilata la responsabili­
dad por "riesgo y vicio de la cosa" y la "responsabilidad
por los animales" en el capítulo que lleva como epígrafe
"Presunciones de causalidad" 412•

411 Snnlos Briz, La responsabilidad civil, p . 743.


412 Orgnz, La culpa, p. 185. Conf. Mazeaud - Tune, Tratado, t. II-2, · nº
1435-1437.
PRUEBA DEL NEXO CAUSAL 231
Del mismo criterio participa Mosset lturraspe, quien
al examinar en particular la responsabilidad civil del mé­
dico en la relación de origen contractual con el paciente,
afirma que aquél, como deudor de la prestación asisten­
cial, es quien debe demostrar, ante el incumplimiento y
el daño a la salud, la causalidad fortuita o casual. "Ello
significa, en buen romance, establecer en favor de la víc­
tima una presunción de causalidad adecuada" 413•
Entendemos que tal apreciación equivale a dar por
sentado en esas situaciones el nexo causal, siendo que,
por el contrario, ese vínculo debe ser precisamente mate­
ria de investigación como etapa indispensable del proceso
imputativo del responder por las consecuencias lesivas
del obrar.
Obsérvese la redacción que emplea el art. 1113
(párr. 2°, parte 2ª): no dice "si en la producción del daño
hubiere intervenido el riesgo o vicio de la cosa", sino que
establece "si el daño hubiere sido causado por el riesgo o
vicio de la cosa", es decir, pone a cargo de la víctima la
prueba de que el perjuicio tiene una relación causal ade­
cuada con las calidades dañosas de la cosa.
Que la ley en algunas ocasiones prescinda de la cul­
pa del agente para tener por configurada la responsabili­
dad, i-io significa que de ahí se infiera la conexión entre
un acontecimiento dado y el daño, requisito éste que debe
ser materia de prueba en cada caso sometido a decisión
( imputatio facti) 414•
Como ya lo señalamos antes, para esclarecer esta
cuestión se impone distinguir entre la prueba del nexo
causal, como carga de la parte que reclama el resarci-

413 Mossct lturraspe, Responsabilidad civil del médico, en "Seguros y responsa­


bilidad civil", n º 2, p. 260.
414 Cfr. Brebbia, la relación de cawalidad, nº 41; Cifuentes, en Belluscio -
Zannoni, Código Civil, comentado, anotado y concordado, comentario al art. 901, t. 4,
p. 55-57.

L
232 LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

miento, y la del carácter adecuado de la condición, que


1
se presume por el advenimiento mismo del resultado da­
ñoso.
Corresponderá, por tanto, al sindicado como respon­
sable para liberarse, demostrar que aquella condición no
fue la causa eficiente del perjuicio, es decir, habrá de
aportar la prueba de que el daño reconoce una proceden­
cia extraña a su obrar o a las cosas bajo su guarda, por la
inserción de una circunstancia anormal o extraordinaria
en el proceso causal.
Las consideraciones expuestas son 'aplicables tanto a
los actos ilícitos como al incumplimiento contractual, o
sea que debe existir también una relación de causalidad
adecuada entre el daño producido al acreedor y la ineje­
cución del contrato imputable al deudor 415•

415 Cfr. Bustnmnnte Alsinn, Teorla, nº 608; Spota, Tratado, t. I, vol. 36 , nº


1797 in fine.
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