La formación que estamos recibiendo como futuros psicólogos es, en muchos
aspectos, adecuada para desenvolvernos en áreas como la comunitaria, ya que los
planes de enseñanza incluyen las herramientas más básicas para la comprensión de la sociedad y de los factores culturales que moldean nuestra cultura, además de esto entrega conocimiento sobre los métodos estadísticos que podrían ayudarnos a comprender las tendencias que hay en distintos grupos poblacionales, la educación que lo estudiantes de psicología reciben permite y a la vez nos de la responsabilidad de producir cambios importantes en la sociedad, no desde lo social, si no desde el individuo, nos da la posibilidad de desempeñarnos como agentes de cambio desde lo particular hacia lo general, comenzando por esas personas “claves” que ejercen su influencia sobre un importante numero de personas, para así mejorar la calidad de vida de los sectores involucrados, teniendo siempre en cuenta que al hacer esto estaremos dando soluciones a una problemática que se resolverá de manera reciproca, es decir, al producir un cambio en el individuo producimos cambios en lo social y viceversa, además de esto somos los profesionales más adecuados para la comprensión del ser humano dentro de su contexto, y en áreas como la comunitaria esto es imprescindible. Si bien en los aspectos antes mencionados la pertinencia de nuestra educación profesional básica es valida, existen otros puntos en los cuales evidentemente se requiere una especialización, digamos que a pesar de la eficacia con la que podríamos desenvolvernos en temas como el de “seguridad ciudadana”, quizás en el caso de enfrentarnos a problemáticas que requieran la utilización de métodos de recolección que requieran manejar estrategias cualitativas y cuantitativas, nos sería más difícil actuar con precisión ya que nuestros conocimientos apuntan más a la salud mental y a la superación de temas como lo son la pobreza o la formulación de programas que ayuden a la comunidad.