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A casi tres años de estar con los discípulos, Jesús los confrontó con una
pregunta: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» (Mateo 16.15).
¿Cuál es tu respuesta a la pregunta de Jesús? ¿Por qué lo crees así? ¿De
dónde proviene tu conocimiento de él?
APLICACIÓN
— Escribe tu propia confesión de quién es Dios. Estudia las Escrituras esta
semana. Apunta las definiciones que ellas dan de Dios. Compara tu creencia
con las verdades bíblicas. Si no sabes por dónde empezar, pide ayuda a otro
creyente. Decide convertirte cada día de las ideas distorsionadas sobre Dios a
la versión real de él.
Alábalo por quién es Dios cada vez que el Espíritu te revele su verdad.
— Reflexiona en las palabras del Señor: «No pones la mira en las cosas de
Dios, sino en las de los hombres». ¿Qué distracciones corren tu vista de la
obra de Dios? Recuerda que nuestras «buenas» ideas o intenciones no son
conforme a la justicia de Dios.
Evalúa si acaso estás fomentando en ti mismo y en otros una forma de vida
sobre
«buenos» principios y no sobre la sabiduría de Dios. Ora para que Dios te
ayude a distinguir en qué podrías estar fallando.
— Busca intencionalmente imitar a Jesús esta semana: manifiesta la justicia de
Dios predicando a Cristo; muestra la compasión del Padre visitando a un
enfermo, o asistiendo al necesitado; descubre el corazón comprometido de
Dios exhortando en amor al débil en la fe; evidencia al Dios proveedor dando
algo al que no tiene; deléitate en el corazón de intimidad del Padre buscando
su presencia en oración.