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Rev.

280 Chilena
En de
relación
Cirugía.
conVol
el advenimiento
55 - Nº 3, Junio
de la2003;
antisepsia
págs. y280-284
la asepsia en la cirugía... / Sergio Zúñiga R

DOCUMENTOS

En relación con el advenimiento de la antisepsia


y la asepsia en la cirugía chilena
Dr. SERGIO ZÚÑIGA R
Sección de Cirugía Pediátrica, P Universidad Católica de Chile, Centro de Estudios Bioéticos y
Humanísticos, Facultad de Medicina, Universidad de Chile

El 27 de diciembre de 1892 fue un día glorioso científico, ya anciano, hemipléjico, caminando afir-
para la Historia de la Medicina. mado en el brazo del presidente de Francia, Sadi
En el anfiteatro repleto de la Sorbonne se rea- Carnot. A su izquierda, avanzando hacia él con sus
lizaba el acto académico en homenaje a Louis brazos en alto, Lord Lister. La ovación era estreme-
Pasteur, al cumplir éste los 70 años. En el lienzo del cedora (Figura 1)
pintor Jean André Rixens se puede observar al Lord Lister le expresa:1

Figura 1.
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Verdaderamente no existe en el ancho mundo En Chile, los primeros anestésicos que se usa-
un hombre a quien la ciencia médica deba más que ron también fueron éter y cloroformo. En El Mercu-
a usted. rio de Valparaíso 23 de octubre de 1848,3 aparece
Y Pasteur no era médico. descrito que el cirujano de marina Don Francisco
En respuesta el científico le manifiesta: Javier Villanueva realizó la amputación de un brazo
La ciencia y la paz deben triunfar sobre la en una anciana de 90 años de edad, por una grave
ignorancia y la guerra. Las naciones deben unirse, fractura producto de una caída. El anestésico em-
no para destrozarse, sino a fin de instruirse las pleado fue cloroformo y la paciente estaba comple-
unas a las otras; pues el futuro pertenecerá a aque- tamente restablecida a los 15 días. Esta constituye
llos que hayan hecho más por la humanidad que la primera información de un procedimiento anesté-
sufre. Y me refiero a usted mi querido Lister. sico con cloroformo en el país.
Entre los asistentes al acto se encontraban los En los Anales de la Universidad de Chile del
médicos chilenos Lucas Sierra, Alejandro del Río, año 1850, aparece publicado el primer reporte
Otto Philippi, Eduardo Moore y Roberto Montt científico nacional sobre el cloroformo y su aplica-
Saavedra.2 ción en la cirugía. El mérito corresponde al doctor
En realidad, a pesar de la distancia (la única Juan Miquel y su trabajo “Algunas ideas sobre el
vía hacia Europa era la marítima, a través del cabo cloroformo y sus aplicaciones médicas tomadas de
de Hornos y el viaje duraba aproximadamente tres los más recientes autores de Europa y América, y
meses), de las barreras culturales, económicas y de las experiencias hechas en Santiago por el
de toda índole, la cirugía chilena, estaba bastante autor”. Al año siguiente, 1851, en los mismos Ana-
al día en los conceptos de antisepsia y asepsia les, Pelegrín Martín, asegura en otro trabajo sobre
imperantes en la medicina europea de esa época y el cloroformo,“que éste neutraliza positivamente
esto, como resultado del esfuerzo de los médicos los efectos del dolor”.3
nacionales para conocer sobre los progresos cien- La práctica de la cirugía, hasta ese momen-
tíficos. No era una casualidad, entonces, que Lucas to, de acuerdo a los contenidos de la Revista Mé-
Sierra, alumno y más tarde, ayudante de Barros dica de Chile, estaba limitada a la atención de las
Borgoño estuviese presente en el homenaje a afecciones que comprometían la superficie del
Pasteur, acompañado de sus colegas. cuerpo, fueran abscesos, flemones, traumatismos,
Los pilares del desarrollo experimentado por la tumores y particularmente del cuello o de las extre-
cirugía durante el siglo XIX fueron, sin lugar a du- midades o problemas que se presentaran en el
das, el control del dolor con el advenimiento de la parto. Las intervenciones quirúrgicas de la cavidad
anestesia y luego, la comprensión y manejo de la torácica o abdominal eran impensables por su altí-
infección. sima mortalidad, ya que se complicaban con enor-
El 16 de octubre de 1846 se practicaba la me frecuencia de una infección purulenta que aca-
primera intervención con anestesia general etérea baba con la vida del enfermo.4
en el Hospital General de Massachusetts, por el Francisco Puelma Tupper en sus “Recuerdos
cirujano de Boston, John Collins Warren. El anes- de medio siglo”, (apuntes para la Historia de la
tesista de dicho acto fue el dentista William Medicina en Chile) aparecidos en la Revista Médica
Morton. de Chile en 1919,5 refiriéndose al Hospital San
En diciembre del mismo año se efectuaba en Juan de Dios, de Santiago –cuya historia se con-
un hospital de Londres la primera intervención de funde con la Historia de la Medicina en Chile– rela-
importancia bajo los vapores de éter y al año si- ta, “no se imaginan ustedes la mortalidad horrorosa
guiente, 1847, en Francia y en Alemania.3 Sin de los hospitales, nada menos que el 80%; casi
embargo, el reinado absoluto del éter, no alcanzó a todos morían de infección purulenta y edema malig-
durar un año, ya que James J. Simpson, profesor no. Había casos fatalmente mortales de carbunclo
de obstetricia de Edimburgo, emplea cloroformo edematoso, una forma de carbunclo edematoso
por vez primera en un parto, a fines de 1847. que no he vuelto a ver, que invadía todo el cuerpo
En 1853, nace un hijo de la Reina Victoria, de un edema negro-azulado. No era la podredum-
empleándose cloroformo en el parto. Se inicia así lo bre de hospital, ésta es una falsa membrana que se
que se denominó “el cloroformo a la Reina”. Por su desarrolla sobre las heridas, a manera de difteria,
mayor facilidad de empleo y por producir una nar- con gran hinchazón y dolor. La podredumbre de
cosis más tranquila y profunda, el cloroformo reem- hospital no escaseaba tampoco, al contrario, se
plazó muy pronto al éter en casi todo el mundo, veía con frecuencia; se combatía con cloruro de
siendo abandonado por sus efectos laterales, ya zinc al 10% o con ácido fénico al 5% ...con fracaso
bastante avanzado el siglo XX.3 casi seguro”.
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“El cirujano Thévenot, (llegado al país a fines sia quirúrgica en Chile y si no tuvo más compren-
de 1866 y que había sido contratado por el Supre- sión por parte de sus colegas puede haber sido por
mo Gobierno en Francia, para reemplazar a ese su personalidad. Todo esto motivó un apresurado
otro gran francés, Lorenzo Sazié, fallecido de tifus retorno a Francia en 1873.
exantemático en 1865) muy inteligente, tenía una Francisco Puelma Tupper formó parte del pri-
estadística horrible y de ello se aprovechaban los mer grupo de becados de la Escuela de Medicina
conservadores para hacerle la guerra. En verdad enviados a Europa en 1874 por el Supremo Gobier-
que el hombre tenía sus visos de levantisco y era no, a perfeccionar sus estudios y esto gracias a la
medio volteriano o volteriano y medio. La muerte visión del decano José Joaquín Aguirre. Los otros
de sus pacientes no provenía del descuido, sino médicos del grupo fueron Manuel Barros Borgoño,
porque el Hospital se hallaba completamente in- Vicente Izquierdo y Máximo Cienfuegos. La influen-
fectado. No se lavaban nunca los pisos, no se blan- cia que tuvieron ellos en la evolución y el progreso
queaban jamás las paredes. Así la sala del de la medicina y en especial de la cirugía en Chile,
Dr. Elguero, tenía colgado el retrato de un viejo que fue trascendental.
se veneraba como un santo milagroso, pero un La primera publicación de Lister data de 1867.
santo con cuello, lo que me lo hizo sospechoso; en Su procedimiento estaba en uso ya por doce años
realidad se trataba del fundador de la sala, señor al retorno de Puelma y sus compañeros. El método
del Villar, que aparecía misterioso, por la tierra y consistía en operar en una atmósfera saturada de
suciedad que lo cubría”. ácido fénico producido por dos vaporizadores. Al
“Los instrumentos no se desinfectaban nunca. regreso de los becados chilenos de Europa el país
Las heridas se curaban diariamente, cuando no dos se encontraba en plena Guerra del Pacífico. La
veces al día, pasándoles una esponja empapada mortalidad por la infección purulenta en los heridos
en manteca de chancho, llamada cerato. La misma de batalla era altísima. Incluso el mismo Puelma
esponja iba de una cama a otra y recorría todos los relata que el buque “Amazonas”llegó del norte car-
enfermos de la sala. gado con 300 heridos, de los cuales murieron to-
Se usaba también una sola pinza cubierta de dos, oficiales y soldados, sin librar uno, de infección
costras y de sangre ennegrecida”.5 purulenta.
Thevénot empleaba en sus curaciones –el sis- Continua narrando Puelma “al volver de Euro-
tema francés– un procedimiento absolutamente pa en 1879, quisimos introducir en el Ejército algu-
nuevo en nuestro medio y que consistía en apósitos nas ideas nuevas las que despertaron gran resis-
impermeables con mucho algodón; recién Pasteur tencia entre los jefes. Recuerdo que al Ministro de
demostraba que los microbios no atravesaban el Guerra, a quién le hablé de organizar ambulancias,
algodón. Este método había sido propuesto y apli- se sonrió y me contestó: “En la batalla de
cado en Francia por Alfonso Guerin, cirujano inspi- Loncomilla (1851) no tuvimos ambulancias y lo más
rado en las experiencias de Pasteur.3 bien salimos del paso”.
El empleo desmedido de algodón levantaba Como pronto los hospitales de Santiago se
grandes protestas de las buenas monjas. Se usaba hicieron insuficientes, se fundaron entonces tres
también la gasa y un protector que evitaba que el hospitales de sangre: uno en la calle Lira, otro en la
apósito se pegara a la herida. Lister, en Edimburgo, calle Castro y el último en la calle Agustinas.
había recomendado también el algodón, pero no Puelma Tupper, Barros Borgoño, Izquierdo y
tanto con el objeto de filtrar el aire sino de mantener Cienfuegos, a cargo del hospital de la calle Lira
una atmósfera antiséptica alrededor de las heridas esquina con Santa Isabel, en una casa instalada y
con al ácido fénico y otros antipútridos.5 sostenida por la familia Matte, introducen el sistema
Thevénot había empleado un procedimiento de Lister. Dicho establecimiento contaba con 54
mixto en sus salas del Hospital San Juan de Dios. camas.6 Allí la mortalidad por infección purulenta
De Lister había aceptado el empleo del ácido fénico bajó inmediatamente a 3%. Mientras tanto en los
como antipútrido asociado al alcohol o la glicerina; otros hospitales a cargo de los clericales, opuestos
de Guerin, todas sus indicaciones. Sus resultados a todo progreso dando más importancia a la otra
parecen haber sido muy satisfactorios –según lo vida, se seguía con la esponja y el cerato y una
afirma Reccius–3 disminuyendo considerablemente mortalidad de 80%.5
la infección purulenta; así, en doce amputados con- Durante el año y cinco meses que funcionó el
secutivos en 1872, tuvo sólo dos casos de infección hospital Domingo Matte se atendieron 200 enfer-
purulenta y uno de gangrena hospitalaria. Como mos de los que 120 fueron dados de alta antes de
puede observarse, es a Alfonso Thevénot a quién los 40 días y de una remesa de 90 pacientes sólo
corresponde el mérito de haber iniciado la antisep- fallecieron tres.4
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Puelma Tupper es bastante ilustrativo “costó sos de aquella época no dejaron de hacerse sentir
mucho convencer a la gente de la existencia de los en nuestro país. Todos los órganos del cuerpo
microbios, como no los veían, y nosotros los jóve- pudieron ser abordados con éxito por los cirujanos,
nes los veíamos en todas partes, nos creían per- comenzando con los de la cavidad abdominal.
turbados, alucinados; en 1879, me caricaturizaron Más adelante, los descubrimientos de Koch,
matando con una escopeta microbios a diestra y con sus medios de cultivo, permitieron el conoci-
siniestra”.5 miento de los microbios causantes de las infeccio-
Había profesores de Medicina de Santiago que nes en las heridas, y así empezó a reconocerse
se burlaban del nuevo procedimiento tan aparatoso que el peligro de la infección no radicaba sólo en
y sobre todo de las pulverizaciones de ácido fénico los microbios que contenía el aire como lo había
con que se impregnaba la atmósfera al hacer las enseñado Lister, sino que sobretodo en el contacto
curaciones. Criticaban su olor, su acción irritante con los objetos infectados: manos del operador,
sobre las heridas y sobre la piel y sobretodo su instrumentos, material de curación, etcétera. Ciru-
acción tóxica. Sin embargo, el método listeriano janos y ginecólogos se vieron obligados a desente-
poco a poco se va imponiendo. rrar las ideas que Semmelweis había preconizado
El posteriormente famoso oftalmólogo Manuel unos 25 años antes, en 1847.3
J. Barrenechea, en su memoria de prueba publica- Comienza entonces el cambio de la cirugía
da en la Revista Médica (1882) “Ligera reseña so- antiséptica a la cirugía aséptica, cambio que en el
bre la curación de las heridas según el método país fue lento, en el curso de varios años, empleán-
antiséptico de Lister”, concluye diciendo: “el méto- dose ambos métodos en forma simultánea con
do de Lister para la curación de heridas es el mejor objeto de preservar al paciente de toda infección.
de los conocidos hasta ahora. Su institución en Traducido literalmente antisepsia significa contra la
todos nuestros hospitales es fácil y en extremo sepsis y asepsia quiere decir sin sepsis.
ventajosa”.7 La clínica de von Bergmannn en Berlín fue la
En la misma Revista Médica existe un aparta- que enseñó el camino hacia una asepsia casi per-
do que ha sido destacado por numerosos profeso- fecta.3 Schimmelbusch, su asistente, publica en
res. En 1880,8 el doctor Joaquín Zelaya de La 1891, un trabajo sobre el procedimiento aséptico
Serena publica la memoria “Tratamiento de la gan- cuyas ideas están basadas en que la limpieza
grena por el sistema de la irrigación en el hospital mecánica y la desinfección por el calor bastan para
de sangre de La Serena”. El Dr. Zelaya empleó en evitar un contagio de las heridas por las bacterias
forma sistemática la irrigación continua con agua patógenas.
gota a gota. Si la parte gangrenada era extensa, La esterilización previa del material de opera-
agregaba al agua, cloruro de calcio, ácido carbó- ciones en autoclaves aseguraba una asepsia rigu-
lico, licor Labarraque u otras sales antisépticas rosa, pero quedaba por resolver todavía el difícil
solubles. Obtuvo con este método sorprendentes problema de la desinfección de las manos del ope-
curaciones no fallando ni una vez en un centenar rador y sus ayudantes, y del campo operatorio del
de casos. Este fue el mismo procedimiento reco- enfermo. Inicialmente se creyó en la posibilidad de
mendado por Dakin y Carrel para activar la limpie- “aseptizar” las manos por el lavado y el uso de
za de los tejidos mortificados, sólo que treinta y soluciones antisépticas, llegándose finalmente al
cinco años más tarde durante la primera guerra empleo de guantes que inicialmente fueron de seda
mundial. o hilo y luego de goma.
Manuel Barros Borgoño se hace cargo de la Charles Goodyear había logrado idear el pro-
nueva Cátedra de Clínica Quirúrgica en 1882, y ceso de vulcanización del caucho en 1839. La prác-
desde el primer momento comienza a enseñar la tica de operar con las manos cubiertas con guantes
aplicación del método antiséptico. Poco tiempo impermeables se inicia en la clínica de William
después, el Presidente Santa María reorganiza la Halsted en el Hospital John Hopkins de Baltimore,
enseñanza de la medicina, dividiendo la clase de en 1889. Halsted, amigo de Goodyear, le encargó
cirugía y clínica quirúrgica en dos cátedras, que- el diseño de guantes para la protección de una
dando una a cargo del Dr. Ventura Carvallo Elizalde dermatitis en las manos de su instrumentadora y
y la otra, de don Manuel Barros Borgoño. Ambas, futura esposa, Caroline Hampton. Más adelante, en
de alguna manera, rivalizan por un mejor y mayor 1891, Halsted recomienda la utilización de estos
desarrollo de la cirugía chilena. guantes en intervenciones que requerían una asep-
El resultado práctico de los descubrimientos de sia rigurosa.9 En Alemania este mismo mérito es
Pasteur y Lister, había provocado un auge inespe- atribuido a Mikulicz.3
rado de la ciencia quirúrgica y los rápidos progre- En un artículo de revisión publicado en la Re-
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vista Médica de 190010 se recomienda el uso de preconiza Adolfo Reccius3 en su Historia de la Ci-
guantes en la práctica quirúrgica y obstétrica, dada rugía Abdominal en Chile.
la demostración experimental de la imposibilidad de
esterilizar las manos del cirujano mediante el lava- BIBLIOGRAFÍA
do con soluciones antisépticas. El doctor Francisco
Navarro, jefe de clínica de Ventura Carvallo, luego 1. De Tezanos Pinto S: Breve historia de la Medicina
de haber permanecido en Europa de1904 a 1905, Universal y notas sobre historia de la Medicina Chi-
es quien introduce el uso de estos guantes en las lena. 2ª ed. Santiago: Edit Universitaria 1987.
intervenciones quirúrgicas en Chile.11 Esta práctica 2. Chateau G: Lord Lister Anales Chilenos Historia
Medicina 1963; 5: 49-61.
se extiende poco a poco por todo el país.
3. Reccius A: Historia de la cirugía abdominal en Chile.
La mascarilla facial y el gorro aparecen ya Santiago: Empresa Editora Zig-Zag 1948.
mencionadas en trabajos chilenos de Gregorio 4. Larraín C: La Sociedad Médica de Santiago y el
Amunategui y Arturo Brandt en 1901 y 1904, res- desarrollo histórico de la Medicina en Chile. Santia-
pectivamente.3 go: Edit Soc Méd Santiago 2002.
La piel de los enfermos se preparaba me- 5. Puelma T: Apuntes para la Historia de la Medicina en
diante un baño con abundante jabón y escobilla y Chile. Recuerdos de medio siglo. Rev Méd Chile
raspado de la parte pertinente; luego, un nuevo 1919; 47: 882-6.
lavado con una solución fenicada y, posteriormen- 6. Campos E: Una vida por la vida. Vicente Izquierdo
te, vendaje con un paño limpio de la región así Sanfuentes. Edit Universidad Católica de Chile,
1995.
preparada.12
7. Barrenechea M: Ligera reseña sobre la curación de
Es necesario recordar que en aquellos años el las heridas según el método antiséptico de Lister.
baño era un lujo exótico y pariente muy próximo del Memoria. Rev Med Chile 1882; 11: 89-106, 129-37,
pecado, si no pecado liso y llano, aun para las 164-81.
clases acomodadas; es fácil imaginarse como an- 8. Zelaya J: Tratamiento de la gangrena por el sistema
daría entonces la higiene en la clientela hospitala- de irrigación aplicado en el hospital de sangre de La
ria.12 Serena. Rev Méd Chile 1880; 9: 214-7.
El uso de soluciones de yodo en la piel data de 9. Wangesteen OH: Some pre-listerian and post-liste-
1907, recomendado en ese entonces por Antonio rian antiseptic wound practices and the emergence
Grossich, en Istria. En 1911, éstas comienzan a of asepsis. Collective review. Surg Gynecol Obstet
1973; 137: 677-702.
emplearse en la Asistencia Pública de Santiago.3
10. Revista extranjera. Los guantes en cirugía y obstetri-
Hoy en día, el ritual de la asepsia es práctica- cia. Rev Méd Chile 1900; 28: 463-7.
mente el mismo en todo el mundo, como también la 11. Homenaje a Don Francisco Navarro. Rev Méd Chile
indumentaria del cirujano y sus ayudantes y cum- 1940; 68: 1599-608.
plen con lo que Billroth había exigido ya hace más 12. González I: Un pabellón quirúrgico del 900 Anales
de un siglo: limpieza hasta la exageración, como lo Chilenos. Historia Medicina 1959; 1: 17-26.

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