judío nacido el 22 de julio de 1878 en Varsovia (Polonia). Es uno de los polacos más conocidos fuera de Polonia a través de sus libros infantiles Korczak estudió Medicina en la especialidad de pediatría en diversos centros educativos, como la Flying University y la Universidad de Varsovia. Después acudió a Berlín para ampliar conocimientos. Al volver a Polonia se hizo cargo de un orfanato. A partir de entonces dedico su vida profesional a cuidar a niños huérfanos. Korczak nos enseñó un ejemplo de dedicación centrada en los niños huérfanos. Su famoso lema es: los niños tienen derecho a su independencia Su interés por la infancia y la literatura se plasmó en diferentes escritos centrados en los niños. Durante su vida Korczak fundó en Varsovia dos orfanatos: El Hogar de Huérfanos, destinado a niños judíos y que dirigió durante 30 años (1912-1942), acompañado siempre de su fiel ayudante Stefania Wilczyńska. Nuestro Hogar, su contraparte católica, que fundó conjuntamente con la educadora Maryna Falska para la atención de niños católicos, el cual llegó a tener hasta 50 niños en la época de mayor demanda, y que dirigió durante veinte años (1919-1939). Ambas instituciones estuvieron influenciadas por las ideas pedagógicas de John Dewey, entre otros grandes pensadores; ideas que fueron puestas en práctica, convirtieron a estos orfanatos en modelos de comunidades democráticas basadas en el autogobierno de los niños. El objetivo de aquel sistema era crear una pedagogía del respeto y también educar para la democracia y la participación. Piensa que hay que tratar al niño como a un igual, como a un amigo que debe ser respetado y amado. Se basa en el principio de autogestión y de creación de un entorno estimulante en el seno de una familia o de una institución que actúe como una. Su labor en pedagogía infantil, su actitud heroica ante los nazis y sus pioneras manifestaciones de derechos para el niño son aspectos clave de su trascendencia profesional y personal. Aquel infatigable gran hombre pasó toda su vida luchando para hacer valer y respetar las necesidades y los derechos infantiles. Lo que quedó en el recuerdo de todos no fue tanto su acción socioeducativa, si no como el hecho de que permaneciera hasta el final junto a sus 200 niños en el gueto de Varsovia. Se negó a abandonarlos y, el 6 de agosto de 1942, murió por sus ideas en el campo de exterminio de Treblinka. “El hecho de que Korczak renunciara voluntariamente a su vida por sus convicciones da una idea de su grandeza. Pero eso no es nada comparado con la fuerza de su mensaje” dijo Bruno Bettelheim.