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UNES Altos Mirandinos PNF: TSU Investigación Penal

Trayecto II

Unidad Curricular CRIMINOLOGÍA

Tema 10: Violencia de género


 Concepto: Clasificación física, psíquica y sexual
 Tráfico de mujeres y niñas, prostitución. Violencia en conflictos armados. Crímenes
de honor. Mutilación genital femenina
 Violencia en la pareja
 Dinámica de los procesos violentos. Facilitadores de la violencia de género
 La víctima y el proceso de victimización

VIOLENCIA DE GÉNERO
Concepto:
La violencia de género es un tipo de violencia física o psicológica ejercida contra cualquier
persona o grupo de personas sobre la base de su orientación o identidad sexual, sexo o
género que impacta de manera negativa en su identidad y bienestar social, físico,
psicológico o económico. Presenta distintas manifestaciones, como actos que causan
sufrimiento o daño, amenazas, coerción u otra privación de libertades. Estos actos se
manifiestan en todos los ámbitos de la vida social y política, entre los que se encuentran la
propia familia, el Estado, la educación, los medios de comunicación, las religiones, el
mundo del trabajo, la sexualidad, las organizaciones sociales, la convivencia en espacios
públicos, la cultura, etc.

CLASIFICACIÓN: FÍSICA, PSÍQUICA Y SEXUAL


La violencia física es la forma de violencia que atañe al cuerpo y a la fuerza física: el
castigo corporal, capaz de ocasionar dolor o incluso la muerte, así como sentimientos
traumáticos y de humillación.

La violencia física ocurre cuando una persona trasgrede el espacio corporal de la otra sin
su consentimiento, ya sea sometiéndola a golpes, jalones o empujones, o bien
encerrándola, provocándole lesiones físicas con algún tipo de objeto (letales o no), o
forzándola a tener algún tipo de relaciones sexuales.

La violencia psicológica en la pareja es una forma de abuso psíquico, que tiene lugar en la
relación de dos personas que deciden convivir o vincularse afectivamente para compartir
un proyecto en común. Son comportamientos que se convierten en agresiones y daños,
de los cuales el agresor puede o no tener conciencia. Implica coerción, supone la amenaza
de la violencia física o corporal y en muchas ocasiones es peor que la violencia física. Se
enfatiza con el tiempo y cuanto más perdura mayor es el daño, produce un deterioro en la
víctima que la imposibilita para defenderse.
"La violencia psicológica es una conducta pasiva o activa practicada en descrédito,
deshonra o menosprecio al valor de la dignidad personal del hombre o la mujer, de igual
forma los maltratos, negligencias, humillaciones, amenazas y comparaciones destructivas
que puedan afectar el autoestima de la persona y que perjudique su desarrollo operativo,
lo que puede generar depresión o incluso el suicidio"

Violencia sexual hace referencia al acto de coacción o amenaza hacia una persona con el
objetivo de que lleve a cabo una determinada conducta sexual, por extensión, se
consideran también como ejemplos de violencia sexual, "los comentarios o insinuaciones
sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo
la sexualidad de una persona mediante coacción por la relación de ésta con la víctima, en
cualquier ámbito, incluidos el hogar o el lugar de trabajo." La violencia sexual se
manifiesta con actos agresivos que mediante el uso de la fuerza física, psíquica o moral
reducen a una persona a condiciones de inferioridad para imponer una conducta sexual
en contra de su voluntad. Este es un acto que busca fundamentalmente someter el cuerpo
y la voluntad de las víctimas.

TRÁFICO DE MUJERES Y NIÑAS, PROSTITUCIÓN. VIOLENCIA EN CONFLICTOS ARMADOS.


CRÍMENES DE HONOR. MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA
Dentro de la noción de violencia de género se incluyen actos como asaltos o violaciones
sexuales, prostitución forzada, discriminación laboral, el aborto selectivo por sexo,
violencia física y sexual contra personas que ejercen la prostitución, infanticidio en base al
género, castración parcial o total, ablación de clítoris, tráfico de personas, violaciones
sexuales en guerras o situaciones de represión estatal, acoso y hostigamiento sexual,
patrones de acoso u hostigamiento en organizaciones masculinas, ataques homofóbicos y
transfóbicos hacia personas o grupos LGBT, el encubrimiento y la impunidad de los delitos
de género, la violencia simbólica difundida por los medios de comunicación de masas,
entre otros.

En los conflictos armados, las mujeres y las niñas se ven particularmente afectadas debido
a su condición jurídica y social y su sexo. A menudo las partes en un conflicto violan a las
mujeres, y en ocasiones las utilizan sistemáticamente como táctica de guerra. Pero las
mujeres y los niños son también asesinados, sometidos a esclavitud sexual, embarazo o
esterilización forzados.
Desde la Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing en 1995, ha habido empero
avances. La violación ha sido, por ejemplo, incluida explícitamente como crimen de lesa
humanidad.

La trata de mujeres es una de las modalidades de la trata de personas más practicadas en


el mundo. La trata de mujeres en su esencia, se presta la esclavitud sexual y a la venta de
la mujer como objeto sexual.
Para quien realiza este tipo de explotación, la actividad tiene bajos riesgos y altos logros.
Las mujeres traficadas entran en su país de destino con visa de turista y la acción de la
explotación sexual muchas veces es camuflada en los registros por actividades legales
como las agencias de modelos, niñeras, camareras o bailarinas.

Pocas de las mujeres víctimas de este crimen tienen conciencia de que la migración se
destina a la explotación sexual. A veces ellas permanecen en una cárcel privada, bajo
permanente vigilancia, además de sufrir prejuicio y discriminación por parte de los
clientes y de los dueños de los establecimientos.

Se sabe que esas mujeres trabajan de 10 a 13 horas diarias en el mercado del sexo, no
pudiendo rechazar clientes y siendo sometidas al uso abusivo de drogas y alcohol para
permanecer despiertas .Ellas acaban sin reconocerse cómo traficadas, no se dan cuenta de
la grave explotación que sufren, sólo admiten que fueron engañadas.

El tráfico para fines de explotación sexual trae irreversibles consecuencias a las mujeres.
Estas quedan expuestas a todo tipo de enfermedades de trasmisión sexual, inclusive al
virus VIH, sufren ataques físicos por parte de los clientes, son atacadas sexualmente por
los reclutadores, tienen que lidiar con constantes amenazas o intimidaciones por todo el
periodo que permanecen en régimen de esclavitud sexual, además de destinar todo el
dinero que recaudan para pagar la deuda contraída con los proxenetas.

La prostitución es la práctica de mantener relaciones sexuales con otras personas a


cambio de dinero u otros beneficios económicos. La prostitución es ejercida
mayoritariamente por mujeres (llamadas prostitutas) y niñas (prostitución infantil),
mientras que los clientes son mayoritariamente hombres. También existe, en menor
medida, la prostitución masculina, donde los clientes también son generalmente varones.

Tradicionalmente, la prostitución se ha ejercido en sitios destinados a este fin, llamados


«burdeles» o «prostíbulos». Estos han sido habitualmente casas regentadas por un
proxeneta, en las que hay prostitutas y habitaciones privadas para practicar la
prostitución. También se practica en aceras de calles urbanas y laterales de carreteras
industriales, así como en bares y discoteca, hoteles y a domicilio.

La figura de la prostituta está frecuentemente ligada a la del proxeneta, persona que


induce a la prostitución obteniendo un beneficio económico de ello. Los proxenetas
obtienen una parte de los beneficios de las prostitutas. Esta relación se puede dar de
mutuo acuerdo a cambio de un servicio de mediación o protección, o bien se puede dar
mediante extorsión, violencia física o secuestro.

Crimen de honor, también conocido como asesinato de honor o asesinato por honor, es el
asesinato de una persona por parte de uno o varios miembros de su familia, debido a la
creencia de que la víctima, quien es vista como propiedad de sus familiares y no como una
persona libre, habría causado desprestigio a su familia a causa de su comportamiento.
Para los perpetradores, la acción realizada por ella, real o supuestamente, ha traído
deshonor a la familia o habría violado los principios de su religión y con base en sus
creencias justifican sus crímenes. Algunos de los motivos que pueden inducir a estos
asesinatos han sido, por ejemplo:
Negarse a contraer un matrimonio arreglado.
Mantener una relación con alguien que la familia no aprueba.
Tener relaciones sexuales fuera del matrimonio.
Ser víctima de una violación.
Vestirse de forma inapropiada.
O mantener una relación homosexual.

La mutilación o ablación genital femenina es un procedimiento que se realiza a una mujer


o a una niña con el objeto de alterar o lesionar sus órganos genitales sin que existan
razones médicas que lo justifiquen. Casi siempre implica la extirpación parcial o total de
los genitales externos. La mutilación genital femenina constituye una violación de los
derechos humanos fundamentales de las niñas y las mujeres.
En muchos de los países donde la mutilación genital femenina se lleva a cabo, la violencia
contra las niñas y las mujeres es socialmente aceptable, y esta práctica constituye una
norma social profundamente arraigada en la desigualdad de género.
La mutilación genital femenina no ofrece beneficios para la salud y, a menudo, tiene
consecuencias físicas y psicológicas a largo plazo. Las complicaciones médicas van desde
dolor intenso hasta hemorragias prolongadas, infecciones, infertilidad e, incluso, la
muerte. Además, puede aumentar el riesgo de transmisión del VIH.
Las mujeres que han sido mutiladas pueden presentar complicaciones al dar a luz, como
hemorragias posteriores al parto, muertes fetales o muertes prematuras de sus hijos
recién nacidos.
Los efectos psicológicos pueden ir desde la pérdida de confianza de la niña en sus
cuidadores hasta ansiedad y depresión a largo plazo en la vida adulta.

VIOLENCIA EN LA PAREJA
La violencia de pareja, violencia conyugal o violencia marital, es una de las formas más
recurrentes de violencia intrafamiliar y aunque diversos autores indican que este tipo de
violencia en general es un término aplicado a aquellas acciones coercitivas de alguien
hacia su pareja en realidad este es un fenómeno psicosocial que afecta a ambos sexos,
siendo probable que muchas investigaciones aplicadas al tema estén influenciadas por el
número mayor de denuncias provenientes de mujeres.

Este tipo de violencia incluye todas aquellas formas de abuso que tienen lugar en las
relaciones de quienes sostienen o han sostenido un vínculo afectivo relativamente
estable, e incluye aquel dirigido a la mujer, hacia el hombre o aquellos en que la violencia
es cruzada o recíproca
DINÁMICA DE LOS PROCESOS VIOLENTOS. FACILITADORES DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
En las últimas décadas el tema de la violencia contra las mujeres se ha legitimado como un
problema social, de salud pública y como objeto de estudio. Este tipo de violencia se ha
definido como aquellos actos u omisiones que pueden producir daño o sufrimiento de
diverso tipo, cuyo objetivo es ejercer el control mediante el uso de la fuerza, y que se
desarrolla en una situación de desigualdad entre los actores involucrados, asociada a la
exclusión, subordinación, discriminación y explotación de las mujeres

Se evidencia que el regreso con la pareja violenta después de una separación o el retirar
una denuncia no necesariamente implica un retroceso en el proceso de detener la
violencia, pues en algunos casos funcionó como advertencia de una separación definitiva
o de una sanción legal y, en ese sentido, desalentó el uso de la violencia.
Pero además de las estrategias, que se caracterizan por ser intencionales, el análisis
diacrónico permitió identificar otros procesos que contribuyen a una disminución de la
violencia en el mediano plazo. Estos procesos presentan una amplia variabilidad en sus
manifestaciones empíricas, por ejemplo, la modificación o supresión de aspectos
subjetivos detonantes producto de condiciones psicológicas y/o de condiciones de vida
(irritabilidad, depresión, desesperación); el acceso a información que desnaturaliza la
violencia y deslegitima algunas de sus manifestaciones y modalidades; una disminución de
las expectativas afectivas en alguno de los miembros de la pareja; el que los hijos al crecer
intervengan en las confrontaciones, generalmente a favor de la madre; una modificación
de las posiciones en la relación proveedor-dependiente económico que disminuye la
dependencia de las mujeres (y que está relacionada con las necesidades económicas de
los hogares y con las características del mercado laboral); o el envejecimiento de los
miembros de la pareja, lo que para algunos varones implica dejar su empleo y con ello
perder su estatus de proveedor, así como la oportunidad de contacto social y el atractivo
que favorecía sus prácticas de infidelidad. Se puede identificar que algunas condiciones,
como el alcoholismo de los varones, tienen una implicación compleja en la producción de
la violencia pues si bien funciona como detonante y permisivo de las conductas violentas,
en el mediano plazo puede funcionar como un limitante de las mismas, al disminuir la
cuota de poder del padre alcohólico en la relación conyugal cuando la madre se convierte
en la proveedora principal y la figura de autoridad y afecto para los hijos.

Para comprender las condiciones que posibilitan utilizar la violencia como instrumento de
lucha, cuál de los actores en la relación experimenta más daño como resultado de la
frustración de expectativas, o contra qué actor es posible descargar la ira en forma de
violencia, es necesario atender a los procesos que funcionan como facilitadores de la
violencia.

Se identifican como facilitadores:


a) el aprendizaje social sobre la naturalización de la violencia y su eficacia, patrones
relacionales que la incorporan, modelos identitarios que la promueven, y roles en las
relaciones violentas (ejecutor, receptor y testigo)
b) la desigualdad entre los sujetos que participan en la relación.
La desigualdad se construye a partir de la articulación de condiciones como la fuerza física,
la edad, la posición socioeconómica o las expectativas afectivas y simbólicas puestas en las
relaciones familiares. El género atraviesa estas condiciones, aunque en articulación con
otros marcadores de la posición de los sujetos en las jerarquías sociales legitimadas, de
ahí que las mujeres no se encuentren en todas las situaciones en una posición
subordinada.
La desigualdad que se produce cuando estas condiciones se articulan contribuye a la
producción de los conflictos aludidos como productores de violencia, y determinan
vulnerabilidad de los actores que entran en relación, así como su capacidad para
defenderse o para sustraerse de una relación violenta. Así, se establecen relaciones
costo/beneficio de utilizar la violencia que resultan diferenciales en función de la posición
que ocupen los actores en las relaciones de poder.

LA VÍCTIMA Y EL PROCESO DE VICTIMIZACIÓN


Existe, en primer lugar, una víctima social ligada a la exclusión y carencialidad. Las cuales
sufren pobreza, desamparo, marginalidad cultural, y son el eslabón más frágil de la injusta
cadena de la desigualdad humana.

Podemos hablar, en segundo lugar, de la víctima del delito. Esta víctima ha sido objeto de
un abuso criminal, tipificado y admitido formalmente como injusticia en una legislación
penal. El fundamento jurídico sobre el que irremisiblemente se basa la intervención penal
es de carácter público.

Niveles de victimización. La victimización se califica según tres niveles de impacto:

Victimización Primaria: la sufrida por la víctima a consecuencia de la originaria agresión o


injusticia criminal. Estudiamos aquí entre otros factores:
La interacción víctima-victimario, la “pareja penal”, y sus relaciones de
complementariedad, las relaciones de poder, la actitud de la víctima, la retroalimentación
o escalada de las situaciones victimizantes, el impacto de los llamados ciclos de
victimización.
Identificación y evaluación de factores de riesgo y desamparo victimal. Hablaremos, así,
de vulnerabilidad personal (referida a riesgos individuales psico-bio-sociales, así: la falta
de habilidades sociales, la diferencia cultural, el analfabetismo, la inmadurez o la
minusvalía), vulnerabilidad relacional (debida a un acentuado diferencial de poder) o
vulnerabilidad contextual (es un contexto victimógeno el factor de desamparo).
.
Victimización Secundaria: victimización añadida, subsecuente a la primaria, que padece la
víctima normalmente al ser estigmatizada, culpada o rechazada en contacto con las
instituciones (policía, operadores jurídicos, asistentes) o con el marco social de reacción
(medios de comunicación, comunidad, entorno de la víctima). Aquí la víctima sufre
fundamentalmente por dos factores:
Porque es instrumentalizada al cumplimento de otros fines que transcienden su
humanidad (la enloquecedora lógica judicial, la no menos utilitaria lógica de las audiencias
en pos de la víctima noticiable).
Porque se activan mecanismos soterrados de inculpación y rechazo social: la víctima
comporta el valor simbólico de recordarnos nuestra propia fragilidad; si la culpa reside en
ella (su actitud fue reprochable, ella se lo buscó), puede neutralizarse la percepción de
amenaza personal.
Por último, hablaremos de victimización terciaria, que ha sido relacionada con tres
temáticas distintas:
La victimización del penado, objeto de excesos punitivos y erosión prisionalizadora.
La que se sufre de modo vicarial o indirecto (mediante imágenes televisivas o cuando se es
testigo de una victimización violenta).
La que sufre la víctima al construir obsesivamente su identidad en torno a la victimización.

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