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COMANDO DE INSTITUTOS MILITARES

ESCUELA DE COMANDO Y ESTADO MAYOR


“MARISCAL ANDRÉS DE SANTA CRUZ”
BOLIVIA

ENSAYO

SEGURIDAD

I.- INTRODUCCION.

Al inicio del nuevo siglo, no parece excesivo estimar que atestiguamos y


vivimos momentos históricos y claves, para afinar nuestra comprensión y
mejorar nuestras capacidades de acción sobre aspectos fundamentales del
funcionamiento de nuestro sistema de Seguridad y Defensa Nacional.
Tanto en el ámbito interno como en el internacional.

Los nuevos riesgos, amenazas y vulnerabilidades que entrañan las


tendencias de largo alcance que operan en el plano Nacional , regional y
mundial sumado a los recientes e importantes cambios registrados en los
regímenes político, económico y social y el inicio de un nuevo enfoque
gubernamental de la Seguridad y Defensa del Estado, acentúan el valor de
esta oportunidad de darle la importancia y necesidad de reformular en un
plano globalizante, las políticas de Seguridad del Estado, donde la
seguridad tanto interna como externa no se encuentre bajo la exclusiva
responsabilidad de las Fuerzas Armadas, y donde los riegos de aplicación
de las medidas de Defensa y Seguridad, sean compartidas por todos los
organismos Nacionales e internacionales.

En este nuevo milenio, las políticas de Seguridad y Defensa del Estado


requieren de un cambio fundamental en aquello que representa el objeto
principal de su atención. En nuestra Región, toda vez que el Estado cumplió
ya con su cometido histórico de consolidar al mismo, la principal
preocupación de las políticas de Seguridad y Defensa no pueden seguir
siendo la protección meramente de su entorno interno como estado, a ésta
debe anteponerse la seguridad de la colectividad Regional pero sin dejar de
lado la protección territorial y la seguridad del gobierno.

La Seguridad Nacional, es una situación o estado de garantía de los


intereses vitales de la nación, contra todo tipo de interferencias
substanciales internas o externas y la Defensa Nacional se constituye en el
conjunto de acciones y previsiones, que se adoptan para lograr la situación
de garantía que implica la Seguridad Nacional; donde se establece que la
solución de los conflictos que atentan contra los intereses vitales de la
Nación, son de responsabilidad de la Defensa Nacional como uno de los
grandes campos de acción de la Política Nacional.

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Si bien las amenazas que encaramos y que tienen dimensiones
transnacionales, nos imponen a redefinir la conceptualización de la
Seguridad y Defensa Nacional, como resultante de consensos colectivos en
un mundo que se hace cada vez más interdependiente; también es
importante considerar que para la vida, desarrollo y/o muerte de un Estado,
se hace necesario en la actualidad ampliar sus dimensiones y cubrir a ese
Estado integrado en un interés colectivo.

Si bien el MERCOSUR, UNASUR, la CAN. y el ALBA entre muchos otros


tratados y organismos, plantean esa posibilidad; Lamentablemente en
Latinoamérica, no todos los Estados tienen la capacidad de competitividad
necesaria como para participar sin intereses de una seguridad colectiva.

Ante esta situación nos planteamos la siguiente interrogante ¿Habrá


desaparecido el concepto de Seguridad del Estado frente al concepto
de Seguridad Colectiva? Este cuestionamiento es el norte que guía el
presente trabajo y que busca definir claramente en qué lugar se encuentran
ambas y qué tipo de relación tienen frente a las nuevas amenazas que
surgen en el mundo.

Para dar pie al mismo es necesario entrar en una primera parte a conocer
cómo ha ido evolucionando La seguridad desde sus orígenes hasta nuestro
tiempo, asimismo, definir algunos conceptos de Seguridad que tiene que
ver con la protección del individuo como tal inmerso dentro de un aparato
estatal, como marco referencial y teórico importante que sirva de sustento
a la idea en cuestión , llegando de esta manera a poder inferir aspectos que
consideremos los más adecuados sobre nuestra posición respecto a este
tema.

II.- DESARROLLO.

A.- Evolución de La Seguridad.

Seguridad es una necesidad básica. Estando interesada con la


preservación de la vida y las posesiones, es tan antigua como la
vida. Los conceptos de seguridad es encuentran ya en el inicio de la
escritura. La evidencia escrita más temprana de conceptos
relacionados con la seguridad se encuentra en códigos legales, tales
como el Sumerio (3.000ac) o el de Hammurabi (2.000ac). Más tarde,
aparece en obras generalmente refiriéndose al arte de la guerra y
gobierno. La Biblia, Homero, Sun Tzu, Cicerón, Virgilio, Cesar,
Frontino, Suetonio, Joseph, Vegetio, son ejemplos relevantes de
obras de autores donde ciertas evidencias de temas y principios de
seguridad son halladas.

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Otra evidencia puede ser encontrada en la arqueología y la
antropología. Por ejemplo, podemos razonablemente asumir que la
cultura y habilidades de seguridad son reconocibles en actuales
culturas primitivas que son muy cercanas a las de nuestros
ancestros. Como informan los antropólogos, las organizaciones
sociales primitivas revelan un profundo conocimiento y sofisticada
aplicación de los principios y funciones básicas de seguridad. Desde
su nacimiento, las personas son instruidas, vía tradición, y
entrenamiento, y/o vía imitación, en las habilidades para la
seguridad. Los bebes son instruidos en no llorar en las proximidades
de un enemigo, y son entrenados desde su infancia en reconocer y
evitar peligros, a dar alarma, y a esconderse y refugiarse en caso de
necesidad. Los hombres jóvenes físicamente fuertes (y a veces las
mujeres) son requeridos para mantener erectas, guardar, mantener y
defender barreras físicas. Los asentamientos son reforzados con
fuegos y primitivas empalizadas (hechas de ramas de plantas
espinosas), que son frecuentemente adornadas con las cabezas de
enemigos muertos, signos mágicos y tabús, con el fin de incrementar
el valor “intimidatorio”. Pueblos primitivos domesticaron animales
para obtener alarma y soporte, para reaccionar organizadamente
como equipos, de acuerdo con bien planeadas y ensayadas tácticas,
cuando el combate era considerado inevitable, o cuando la potencial
pérdida fuera letal.

La evidencia de medidas de seguridad acompaña cada


descubrimiento arqueológico. Cerraduras, puertas fuertes, ventanas
selladas, trampas, cajas fuertes, sistemas de alarma, barreras físicas
y escudos son conocidos y usados desde el principio de la
civilización.

De acuerdo con la evidencia anterior, no existe duda de que los


conceptos de alertar, evitar, detectar, alarmar y reaccionar son tan
viejos como la vida misma, siendo una parte esencial de la pugna
diaria por la vida, y están fundados en el instinto básico de
supervivencia. Primitivos seres humanos estaban ciertamente alerta
sobre los peligros, y antes de que métodos defensivos emergieran,
sólo podían reaccionar como los animales, intentando evitar las
amenazas más temidas, o eliminado su causa, dentro del bien
conocido patrón de “luchar o huir (flight or fight)”.

Los conceptos y principios de seguridad han seguido un patrón de


evolución dentro de la organización social, desde la familia al
clan/banda, tribu, reino y estado. Muy pronto fue claro que los grupos
eran menos vulnerables a las amenazas que las personas
individuales : proveían una disuasión/intimidación por su mero
número; hicieron posible la organización de centinelas y guardias, y
facilitaron tácticas básicas defensivas. La institución de la familia y el

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descubrimiento de técnicas básicas de agricultura aportaron una
importante limitación del fundamental principio de escape : la
exigencia de defender la familia, la residencia y los medios de
supervivencia (niños, reservas de comida, cosechas y porciones
vitales de territorio) de animales y enemigos. Con objeto de preservar
su margen de supervivencia, las personas limitadas en su posibilidad
de escapar tuvieron que concebir una manera de resolver la nueva
desfavorable ecuación de “luchar o huir”.

Probablemente, el próximo paso en la evolución de la seguridad fue


la emergencia de la especialización, primero por la división entre la
seguridad interna y externa, y después entre la seguridad privada y
pública. Con la aparición Nacional y la confianza de su defensa a un
organizado ejército, la responsabilidad de la seguridad interna se
relevó gradualmente de la fuerza militar a la fuerza civil.

La seguridad externa ( aquella preocupada por la amenaza de otros


estados) no fue identificada con la paz, sino con la improbabilidad de
la guerra. Esto debía ser obtenido a través de la diplomacia, y
particularmente alcanzando la superioridad militar sobre los posibles
enemigos. En muchos casos, la aproximación de los estados a la
seguridad externa estaba basada más en un principio de intimidación
y disuasión (“Si vis pacem, para bellum”), que en aquellos de alianza
y cooperación. Guerra, ataques preventivos, retribución militar,
intercambio de prisioneros, eran los medios usuales para asegurar la
paz y la seguridad.

La evidencia literaria citada y la Historia en general indican que, en el


mundo antiguo, la seguridad pública estaba, básicamente, basada en
la seguridad interna. Ambas eran principalmente consideradas por
los legisladores por el rol que podían jugar en la estabilidad de los
gobiernos, esto es, en su propia seguridad.

La aproximación Nacional o del Estado a la seguridad interna


( aquella preocupada con las amenazas contra las instituciones
Nacionales) estaba principalmente basada en el principio de
“deterrencia” a través de feroces sanciones. La seguridad pública era
rudimentaria (parece que el concepto de investigación nació en la
Roma imperial) y basada en los mismos principios. Las disputas
privadas eran generalmente resueltas por un arbitraje y de acuerdo
con los principios de proporcionalidad y compensación. Los asuntos
domésticos estaban bajo las normas de cabeza de familia, las cuales
incluían el poder de sentenciar a muerte a miembros de la misma y a
esclavos.

La primera evidencia de una cultura y organización en seguridad


madura aparece en el examen de los documentos y en la

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arqueología de la Roma imperial y republicana. En la administración
romana los “cives” (ciudadanos) no eran considerados actores, pero
sí participantes y propietarios de la Res Publica (el estado). Disciplina
publica (seguridad pública, en el sentido del reforzamiento de la ley y
el orden) fue descrita en un detallado cuerpo de leyes y edictos,
derivados de las XII Tabulae (doce tablas, 500ac) y más tarde
recogidas en el Corpus Iuris Iustineaneus o Código de Justiniano.
Datos policiales eran recogidos, y una ley especial, Lex Julia de Vi
Publica, fue designada con el fin de controlar el ejercicio de la
autoridad y prevenir su abuso. Securitas Publica, en el sentido de
“safety” o inmunidad Nacional, adquirió una prominencia política y se
plasmó en emblemas y monedas.

La caída del Imperio Romano trajo un periodo de inestabilidad


política a la civilizaciones occidentales, la cual llegó hasta la Edad
Media. El estado de guerra endémico entre ciudades y distritos,
agravado por plagas, pestilencias y la ignorancia, hizo de la
seguridad un importante problema de la vida diaria, Donde las
carreteras estaban abandonadas, bandas de forajidos campearon, y
la seguridad no pudo ser mantenida en áreas rurales. Tanto dentro y
fuera de las ciudades, la seguridad se convirtió en un asunto semi-
militar, relacionada con el armamento, blindaje, defensas físicas y
sanciones salvajes.

Esta existencia parroquial cambió con las Cruzadas, que abrieron


carreteras y mentes. El advenimiento de esta era comercial hizo
renacer antiguos problemas de seguridad (la protección del
transporte y almacenaje de grandes cantidades de bienes contra
ladrones y piratas). Estos problemas habían sido casi solucionados
en el pasado por potentes gobiernos anteriores, como el romano. Las
flotas de Cesar y Pompeyo habían exterminado a los piratas y
llamaron al mar Mediterráneo “Mare Nostrum”. Tales soluciones no
fueron disponibles por sus sucesores, debido a la fragmentación,
beligerancia e intrínseca debilidad de los estados. Estos fueron
restringidos a sus propios territorios. Ningún estado pudo permitirse
los medios para controlar las rutas marítimas y rurales. En la
ausencia de fuerza gubernamental, la seguridad pública y comercial
tuvo que ser reconsiderada por aquellos involucrados. El recurso
tradicional a la prevención, protección, alarma e intervención se
probó inadecuado contra bandas armadas, las cuales tenían un
entrenamiento militar y en ocasiones estaban formadas por cientos
de hombres. En tales circunstancias, ninguna organización privada ni
poder público podía permitirse el costo de medidas efectivas de
seguridad. En adelante, una aproximación diferente fue requerida. Se
encontraron nuevas soluciones por parte de los gremios medievales,
relacionadas con el aseguramiento privado, y reforzadas por el
establecimiento de responsabilidad colectiva por compensación, de

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la que existen evidencias en edictos medievales. El concepto de
reducción de pérdida (y/o transferencia) fue adoptada en seguridad.

Desde el siglo XVIII, los descubrimientos científicos y la extensión de


conocimiento resultante de la invención de la imprenta han traído
nuevas contribuciones a la cultura de seguridad. Laplace y sus
principios de probabilidad, Bayes y su teorema de la predicción, las
teorías de Gauss y Kolmogorov sobre la medición, han dado una
base más científica tanto al concepto de reducción de pérdida como
a la predicción de daños y fallos dentro de un sistema, incluyendo un
sistema de seguridad.

Es ampliamente asumido que la seguridad moderna se originó


durante la Revolución Industrial. Con su advenimiento, el miedo al
fuego, a los delitos comunes (robo, atraco) y los movimientos
laborales (huelgas y revueltas violentas) llevó al desarrollo de la
industria de seguridad. El interés en el progreso social y en las
instituciones políticas, iniciado por Locke (1632-1704) y Voltaire
(1694-1778), fomentado por Hume (1711-76), Rousseau (1712-
1778), Verri (1728-1797), Beccaria (1738-1794), Bentham (1748-
1832) y Mill (1806-73), causó un replanteamiento de los conceptos
de justicia, y consecuentemente de seguridad pública.

El advenimiento de conflictos mundiales trajo una seria atención


gubernativa a la industria de la seguridad (la cual todavía
permanece), inicialmente debida al miedo del sabotaje,
espionaje y subversión militar, y después por el miedo al
terrorismo y el espionaje industrial. La seguridad industrial,
siendo un componente esencial en los esfuerzos de guerra,
integró sus programas en los sistemas de seguridad de la
Nación o del Estado(quitar negrillas)Creada como una respuesta a
contingencias temporáneas, una sustancial parte de este sistema
permaneció después de la Segunda Guerra Mundial debido al
advenimiento de nuevas tensiones internacionales, la Guerra Fría, y
la aparición de sensitivos programas gubernamentales en
comunicación, energía nuclear y la industria espacial. 1

Con el término de la confrontación Este-Oeste y con las crecientes


interrelaciones económicas entre los estados, en la medida que la
economía de libre mercado iba siendo adoptada como política de
intercambio a escala global, surge la necesidad de redefinir aquellos
planteamientos estratégicos tradicionales en materias de seguridad.
Se buscaba así un modelo que permitiera conservar la relativa paz
que presentaba la transformación del mundo bipolar en uno unipolar,

1
SEARA VASQUES MODESTO, “Evolución y conceptualización de la Seguridad Nacional “

6 - 171717171717171717661
y la generalizada reducción de las fuerzas militares diseñadas para
una pasada guerra global.

La aparición de nuevos factores de inestabilidad global, que


anteriormente no figuraban en la agenda de seguridad internacional,
son ahora percibidos como riesgos e inclusive amenazas a la
seguridad deseada por los estados para lograr el desarrollo y
bienestar de sus pueblos.

Con la globalización, las amenazas a la seguridad, no solo atentan


contra los estados como tal, si no también a la estabilidad de la paz
internacional, como es el caso del narcotráfico o el terrorismo por
ejemplo, lo cual origina la necesidad de unificar esfuerzos para
obtener una situación de seguridad que beneficie a mas de un estado
en forma reciproca y simultanea. Pues, la (suegerencia)

interdependencia de los estados, la globalización de sus economías,


la pérdida del control sobre las armas de destrucción masiva y el
surgimiento de otras múltiples “nuevas amenazas” hacían dificultoso
garantizar su seguridad mediante las estrategias tradicionales de
ejercicio del poder, basadas en la confrontación. Así se buscó lograr
dicho objetivo influyendo en el concierto internacional en forma más
constructiva; surge así el concepto de la Seguridad Colectiva. 2

B.- La Seguridad.

1.- Seguridad Nacional o del Estado.

La Seguridad es una necesidad básica de la persona y de los


grupos humanos y al mismo tiempo un derecho inalienable del
hombre y de las naciones.

Bajo cualquier forma que se le entienda, la seguridad implica


las nociones de garantía, protección y tranquilidad, de las
personas, frente a amenazas o presiones que atenten contra
su existencia, sus bienes, al ejercicio de sus derechos.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (ONU


1948), prescribe en su Art. 3 que, "todo individuo tiene
derecho a la seguridad de su persona" y más adelante, que
"todos tienen derecho a ser protegidos”.

2
DAVID HARDY VIDELA, “La seguridad colectiva un modelo de seguridad estratégica en
evolución.” http://www.revistamarina.cl/revistas/2003/6/hardy.pdf

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De lo expuesto, se puede colegir que la seguridad (en un
sentido objetivo) supone la ausencia de amenazas a valores
esenciales, al mismo tiempo que (en sentido subjetivo) la
ausencia de temor de que tales valores sean atacados.

Si el Bienestar General, como uno de los fines esenciales del


Estado exige un ambiente de seguridad y tranquilidad, que
posibilite la realización de la persona humana, sobre la base
de la oportuna y adecuada satisfacción de sus necesidades,
resulta claro que para alcanzar tal fin, el Estado debe eliminar
o neutralizar todas las amenazas o presiones que puedan
perturbar o interferir el desenvolvimiento de sus políticas
nacionales y de los esfuerzos para lograr crecientes niveles de
Bienestar General, Pues bien, la protección y la garantía para
que el Bienestar se haga patente en forma progresiva y para
hacer que la acción política de los Estados Latinoamericanos
se desarrolle bajo condiciones de normalidad y tranquilidad, se
tendrían que englobar bajo el concepto de Seguridad Integral.

Para darle a este fin esencial del estado un carácter de


desafío, partimos del concepto de este término que a la letra
dice:3
“Es una situación en la cual el Estado tiene garantizada su
existencia, la integridad de su patrimonio, sus intereses
nacionales, así como su soberanía e independencia;
entendida ésta como la facultad de actuar con plena
autonomía en el campo interno y libre de toda subordinación
en el campo externo”.

2.- Seguridad Colectiva.4

Los cambios en los paradigmas teóricos llevan a una


redefinición del tradicional concepto de Seguridad. Nuevas
amenazas no militares están surgiendo. Problemas
domésticos como los Derechos Humanos, los económicos, la
pobreza, el narcotráfico se vuelven internacionales.

Las relaciones entre los países tendrían su mejor marco de


solución si se encara un nuevo Sistema de Seguridad
Colectivo, porque favorecería la creación de un clima
adecuado para eliminar muchas susceptibilidades y para
acortar las distancias que aún existen entre algunos países.

La Seguridad Colectiva debería tener en Cuenta lo siguiente:

3
PERU – CAEN – “Planteamiento Doctrinario y Metodológico de la Defensa Nacional” – 1993 . Pag 23
4
MERCADO J. Edgardo, “La Geopolítica en el Tercer Milenio”, 1995, Pag. 60.

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El fin de la Guerra Fría y las transformaciones recientes del
sistema internacional han llevado a un replanteamiento de las
concepciones de seguridad vigentes en la actualidad. Este
replanteamiento global ha conducido a un intenso debate
acerca de las nociones tradicionales de seguridad y de los
presupuestos implícitos a ella, que afectan asimismo las
políticas de seguridad de los países y el rol de las Fuerzas
Armadas.

En la Guerra Fría, la Seguridad Nacional se entendía entonces


como una estructura sostenida en dos pilares; uno constituido
por los recelos mutuos que hunden sus raíces en las
respectivas historias nacionales y el otro era un
anticomunismo militante. Estados Unidos consideró a nuestro
hemisferio como un escenario donde el comunismo podría
enraizarse, desarrolló una doctrina y aplicó una política y
estrategia militar para impedirlo. Con el fin de la Guerra Fría,
dicha doctrina y su estrategia correspondiente se convirtieron
en obsoletas.

Si bien las amenazas que encaramos y que tienen


dimensiones transnacionales, nos imponen a redefinir la
conceptualización de la seguridad como resultante de
consensos colectivos en un mundo que se hace cada vez más
interdependiente.

C.- Análisis comparativo de Seguridad y defensa Cooperativa ,


Seguridad Colectiva y Defensa Colectiva.

La Seguridad Cooperativa busca alcanzar la seguridad por medio del


consentimiento, institucionalizado, entre los actores internacionales
involucrados en el sistema, en lugar de que entre ellos se utilice la
amenaza o uso de la fuerza coercitiva para subsanar sus diferencias.
Supone que los objetivos de seguridad de los socios han sido
identificados como comunes y compatibles, pudiéndose establecer
relaciones de cooperación entre ellos para alcanzarlos.

“La creación de un ambiente de seguridad estable y predecible a


través de la “regulación mutua” de las capacidades militares y los
ejercicios operativos que generan o pueden generar desconfianza e
incertidumbre”5.

Esta definición, la clarifica y complementa. agrega luego que “lo que


distingue a la Seguridad Cooperativa de los enfoques tradicionales
es su énfasis en la “prevención”. En lugar de disuadir amenazas a la

5
DR. PAUL STARES, Brookings Institution, la Seguridad Cooperativa, 1995.

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seguridad nacional o prepararse para combatirlas si éstas llegan a
concretarse, la Seguridad Cooperativa apunta, en primer lugar, a
evitar que surjan”.

“Aquellos esfuerzos sostenidos desarrollados entre estados para


reducir la probabilidad de guerra, o de sus consecuencias en caso de
ocurrir, los cuales no son dirigidos contra un estado o grupo de
estados específicos”6.
Definición que mantiene la esencia de las anteriores y en ella se
encuentran implícitos dos conceptos que otros autores habían
mencionado en forma amplia.

En primer lugar se refleja el sentido de permanencia del modelo,


como actividad “sostenida”, la cual debe ser perdurable en el tiempo.
Esto diferencia a la Seguridad Cooperativa del concepto de “alianza”
en el ámbito de la seguridad, por cuanto esta última surge para
enfrentar una amenaza particular y habitualmente se disuelve o
desaparece junto con aquel factor que causaba la inseguridad.

En segundo lugar, esta tercera definición lleva implícito el principio de


abandono de la acción unilateral; es el reconocimiento de la
incapacidad de un estado de aumentar su seguridad debido a que
sus acciones conllevan la reacción de sus presuntos adversarios,
provocando a la larga una pérdida de seguridad en ambos. Es lo que
se conoce en teoría de las relaciones internacionales como el “dilema
de la seguridad”. Por consiguiente, el modelo de la Seguridad
Cooperativa requiere del reconocimiento del Estado de la necesidad
de cooperar con otros como la mejor opción para aumentar su propia
seguridad.

La Seguridad Cooperativa, pretende ser una propuesta que permita


superar las debilidades del modelo Colectivo. Su fin último teórico es
su aplicación a escala global, en un Orden Mundial gobernado por la
interdependencia y donde los intereses de la comunidad tienen
prioridad por sobre los individuales de cada Estado. Así los estados
transfieren parte de su voluntad soberana a la comunidad
internacional. Si bien su propósito ulterior es la conformación de un
Sistema Cooperativo Mundial, reconoce que para llegar a dicha
condición se debe transitar por la implementación progresiva en los
ámbitos regionales.

Muchas veces se piensa que el concepto de Seguridad Cooperativa


debe referirse a una relación multilateral entre un grupo de estados.
Lo anterior no es del todo correcto, ya que si se analiza el concepto

6
George C. Marshall, Seguridad Cooperativa,2001

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con profundidad se verá que esta relación perfectamente puede
desarrollarse transitoriamente en forma bilateral, considerando a sólo
dos estados en la asociación, pero con una visión de expansión
futura.

Tomando en consideración el hecho de que la anterior definición no


goza de consenso absoluto, se estima necesario ampliar el concepto
mediante la comparación con otros dos términos utilizados
comúnmente en la temática de las relaciones internacionales: La
Seguridad Colectiva y la Defensa Colectiva, ambos conceptos
muchas veces confundidos entre sí.

Si bien los tres términos se orientan a la estructuración de un sistema


de seguridad comunitaria, partiendo de un compromiso asociativo
entre estados estrechamente relacionados, éstas se diferencian entre
sí por el ámbito de su accionar y por el momento en que actúan con
respecto a la ocurrencia de una agresión. Es necesario reconocer
que tampoco existe un criterio único para definir estos conceptos,
existiendo diversas posturas para establecer sus alcances y
relaciones.

Seguridad Colectiva, en primer lugar, tanto la Seguridad Colectiva


como la Cooperativa trabajan hacia el interior de la organización, es
decir buscan como meta la seguridad entre los miembros de ésta. Su
diferencia primordial radica en el enfoque respecto al momento en
el cual deben neutralizar el conflicto. Mientras la Seguridad
Cooperativa actúa antes, previniendo el surgimiento de conflictos
que puedan alterar la seguridad de los estados miembros, la
Seguridad Colectiva actúa neutralizando el conflicto una vez que
éste ya ha surgido, es decir en forma curativa.

Tal vez la idea más clarificadora para comprender la diferencia que


existe entre el concepto de la Seguridad Cooperativa de la Seguridad
Colectiva es comparando la Seguridad Cooperativa con la Medicina
Preventiva y la Seguridad Colectiva con el Cuidado Intensivo; ambas
se preocupan de la “salud” del individuo actuando sobre él. Sin
embargo la primera pretende evitar la “enfermedad”, mientras que la
segunda busca sanar al enfermo. Esta analogía permite comprender
claramente que la Seguridad Cooperativa busca actuar antes de que
surja el conflicto, afectando las posibles causas que podrían llegar a
provocarlo.

Es particularmente interesante destacar que en este estudio ya se


manifestaba, en forma explícita, que estas estrategias Cooperativa y
Colectiva no son excluyentes ni opuestas entre sí, sino más bien se
complementan.

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Defensa Colectiva, para mayor claridad, difiere primordialmente de
los dos últimos por cuanto se preocupa de la protección hacia el
exterior del sistema. Es decir, busca defender a sus miembros de
una agresión por parte de un actor ajeno al sistema de seguridad.
Los sistemas Cooperativo y Colectivo, como se expresara, se
orientan a prevenir, mantener o recuperar la seguridad entre los
miembros de la organización; o sea, hacia el interior del sistema. Son
ejemplos de organizaciones de Defensa Colectiva la Organización
del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la Unión Europea Occidental
(UEO) y la Organización del Tratado del Sudeste Asiático (SEATO).
Mientras que como organización de Seguridad Colectiva se reconoce
particularmente a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Todos los modelos de seguridad señalados no se presentan en la


práctica de forma tan compartimentada, puesto que sus alcances, en
alguna medida, se sobreponen e invaden el terreno de otros.

Así la Seguridad Cooperativa, por ejemplo, considera que un Estado


debe mantener una capacidad militar para defensa de su territorio, la
cual en alguna medida siempre producirá algún grado de efecto
disuasivo y le otorgará una capacidad reactiva ante una agresión.

Consecuentemente el problema radica en que si el objeto de la


seguridad es el Estado o el individuo, para el caso de la "seguridad
humana", o la subregión o el hemisferio, para la "seguridad
cooperativa" o la "seguridad colectiva", en cualquiera de las
circunstancias de seguridad indicadas, siempre se espera la acción
estatal, para crear las mejores condiciones que garanticen un
ambiente seguro, en materias de relaciones exteriores, defensa y
seguridad pública.

Como se puede apreciar, las diferentes formas de circunscribir la


seguridad, son caras de una misma moneda, en la que la necesidad
básica de seguridad es requerida por el Estado o por el individuo,
que buscan preservarse de las amenazas trascendiendo hacia la
seguridad que engloba a otros estados como una forma de hacer
frente en forma conjunta a las amenazas globalizadas de la
actualidad.

C.- Procesos de integración Regional en el marco de la seguridad.

La evolución de los conceptos de seguridad y defensa en América


Latina está muy vinculada a la coyuntura política existente, ya que
son los gobiernos de los distintos países los encargados de
diseñar y de aplicar las políticas públicas
correspondientes.

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En líneas generales se puede decir que en América Latina
predomina la democracia como forma de gobierno, con la principal
excepción de Cuba, que desde el año 1959 está bajo los efectos de
una prolongada dictadura, que de momento no da señas de iniciar
ningún proceso de democratización.

si bien se ha planteado de forma repetida que el desarrollo de


unas afinidades políticas e ideológicas cada vez más estrechas
p u e d e n reforzar los procesos de integración regional en
América Latina, el resultado fue claramente el opuesto.

S i n e m b a r g o , hemos visto una gran irrupción de conflictos


bilaterales de nuevo tipo, que se han superpuesto a los
tradicionales, basados en motivaciones fronterizas que han
incrementado la tensión regional y, en algunas circunstancias han
conducido a enfrentamientos bélicos.

Ante esto, se han hecho esfuerzos en los procesos de integración


regional en la década de 1990 hicieron más por la paz en la región
que la existencia actual de gobiernos con afinidades políticas. Esto
se puede comprobar en los casos de las tradicionalmente tensas
relaciones entre Argentina y Brasil, atemperadas
considerablemente como consecuencia de los avances vividos
con el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y de Argentina y
Chile, que en la década de los años setenta, habían estado a
segundos de la guerra, Ecuador y Perú, que se habían enfrentado
militarmente en el año 1995 por el trazado de las frontera
samazónicas,pudieron solucionar sus diferendos gracias a las
negociaciones realizadas bajo gobiernos democráticos. En todos
estos casos, el desarrollo de medidas de confianza impulsadas por
gobiernos democráticos permitió desactivar varios conflictos.

Así mismo, la existencia de conflictos por el acceso a recursos


naturales, especialmente hidrocarburos, estos se mantienen
vigentes, como ocurre con el diferendo que enfrenta a Colombia y
Venezuela por el límite del golfo de Venezuela. Los diferendos
entre Bolivia y Chile, por la salida al mar, y entre Perú y Chile,
trazado de la frontera marítima entre ambos países, se inscriben
en esta línea. También asistimos en los últimos años a un
espectáculo bastante inusual: las denuncias de países
latinoamericanos contra sus vecinos ante el Tribunal
Internacional de La Haya por disputas bilaterales. Este es el caso de
la acusación de Costa Rica contra Nicaragua por el conflicto del
río San Juan o el de Honduras contra Nicaragua por unas islas
del Caribe o el conflicto argentino uruguayo, por las plantas de
pasta de celulosa, impensable en cualquier otro momento de la
historia de los dos países, han dejado en evidencia una serie de

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desnudeces de las relaciones bilaterales, y de los liderazgos
regionales y también de los procesos de integración, donde se vió
la incapacidad de Brasil para impulsar una solución negociada, así
como la falta absoluta de mecanismos dentro del Mercosur para la
resolución de conflictos de este tipo, Se suele argumentar que estos
conflictos son fácilmente reconducibles y, por tanto, no suelen
plantear preocupación desde la perspectiva de la seguridad y la
defensa.
Otro caso ilustrativo, y más preocupante(borrar esto) de la situación
regional de la defensa, fue el conflicto entre Brasil y Bolivia,
consecuencia directa de la nacionalización de los hidrocarburos
bolivianos decretada por Evo Morales. El Decreto Supremo de
nacionalización firmado por Morales afectó de pleno a la
empresa energética brasileña Petrobrás, la principal inversora
extranjera en el país andino. En este caso, el conflicto fue
azuzado por la intervención venezolana, que molestó a los
brasileños. Si las cosas no fueron a mayores se debió a la
paciencia del presidente Lula con su colega Morales.
Con todo, lo más preocupante del presente caso es la
posibilidad de que los conflictos sociales, étnicos y regionales (los
departamentos más ricos del este frente a los departamentos más
pobres de la región andina y con un porcentaje mayor de población
indígena) se desborden y puedan dar paso a una guerra civil. Este
es el escenario más temido por muchos analistas, por cuanto
podría dar pié a una regionalización del conflicto, ante el
apoyo manifiesto de Hugo Chávez a Evo Morales y la riqueza
de los yacimientos de gas del país, ansiados por muchos de los
vecinos, que no verían con buenos ojos una ruptura de las
rutas de aprovisionamiento.

El bolivarianismo: ¿factor de unión o de división en América


Latina?

El discurso de Hugo Chávez, con sus alusiones a Simón Bolívar


y su carácter de precedente inmediato de la integración
latinoamericana, es presentado como un discurso paradigmático
que aboga, sin medias tintas, por la integración de todo el
continente latinoamericano. Es evidente que por su carácter
antiimperialista y anti Estados Unidos, este último país queda
totalmente excluido del proyecto. Desde esta perspectiva, cuando
desde la administración norteamericana se estaba impulsando
el ALCA, Hugo Chávez comenzó a hablar del ALBA, presentando
como antagónicas ambas posiciones. Quizá el punto de mayor
confrontación entre ambos proyectos se alcanzó en la Cumbre de
las Américas celebrada en Mar del Plata, en noviembre de 2005.
En ese entonces el enfrentamiento entre los presidentes Hugo

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Chávez, apoyado por el anfitrión Néstor Kirchner y George W.
Bush, respaldado por el mexicano Vicente Fox, alcanzó uno de sus
puntos más álgidos.
Pese a la retórica integracionista del líder venezolano, los hechos
que avalan sus actuaciones parecen marchar en la dirección
contraria, comenzando por su salida de la Comunidad Andina de
Naciones (CAN) y sus amenazas respecto al Mercosur, en el
sentido de que era mejor enterrarlo si no servía a los pueblos en
vez de a los poderosos. Si a esto sumamos los recientes
choques con Brasil por el liderazgo regional, se observa esa
tensión más propensa a la fractura que a la unidad.
Inicialmente Chávez tuvo como principal y casi único apoyo para
impulsar el ALBA a Fidel Castro, dando lugar a lo que se
llamó el eje Caracas–La Habana. Con posterioridad sus
respaldos crecieron, en la medida en que sus partidarios fueron
ganando elecciones, como ocurrió con Evo Morales, en Bolivia,
Daniel Ortega, en Nicaragua, y Rafael Correa, en Ecuador.
La modernización del equipamiento militar: ¿renovación o
carrera armamentística?

En los últimos años se ha evidenciado una tendencia al mayor


gasto militar en algunos países de la región. Si bien de momento
esta tendencia no ha revertido en
algo similar a una carrera armamentística, en parte por las
medidas de confianza desarrolladas a partir de los procesos de
democratización y de la integración subregional, ya comenzamos
a ver como algunos países comienzan a mostrarse cada vez
más nerviosos frente a algunos de los movimientos que se
están realizando. Es el caso de Perú respecto a Chile y,
especialmente, de Brasil respecto a Venezuela. Anuncios recientes
del gobierno de Brasilia sobre un fuerte incremento de los
presupuestos militares y la decisión del presidente Lula de
reemprender la construcción de un submarino de propulsión
nuclear indican que las señales constantes del rearme
venezolano no caen nada bien en las Fuerzas Armadas
brasileñas.
Esta tendencia al aumento creciente del gasto militar en casi todos
los países de la región ha sido posible en la medida que la
recuperación económica y la situación favorable que supone la
mejora en los precios de los productos energéticos, las materias
primas, y los alimentos supone una mayor facilidad del gasto
de los estados regionales. Junto con la quiebra de lo que hasta
ahora había sido, en líneas generales, una tendencia a la
moderación en el gasto militar en relación al producto interior bruto,
se observa otro hecho digno de ser mencionado: y es el hecho de

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que buena parte de los países que han decidido aumentar el
gasto militar cuentan con gobiernos de izquierda, lo que es
algo contradictorio con lo que había sido tradicionalmente el
pensamiento antimilitarista de la izquierda latinoamericana. Los
Gobiernos de Venezuela, Chile y Brasil entran en dicha
categoría, mientras que Colombia es la principal excepción.
América Latina vive un momento muy especial desde la perspectiva
de la seguridad y la defensa. Por un lado, la consolidación de
la democracia y los avances registrados en las últimas dos
décadas en los procesos de integración subregional han permitido
desarrollar una serie de medidas de confianza mutua que
han desactivado buena parte de los conflictos bilaterales
existentes, muchos de ellos en estado latente o como mero remedo
de un pasado ya superado. Sin embargo, y esto resulta sumamente
paradójico, en un momento como el actual, que es cuando más se
habla de la integración regional y de sus repercusiones para el
crecimiento económico de toda la región y para la mejora de sus
poblaciones, nos encontraos con un preocupante aumento de la
conflictividad bilateral, en este caso asociada a cuestiones
económicas o políticos, algo que en el pasado remoto tenía
una incidencia mucho menor.
Este panorama, nos conduce directamente a la evaluación de
los procesos de integración regional y a su calidad. Aquí se
observa con preocupación como los elementos adyacentes que se
vinculan al mismo no ha dejado de engordar y nos encontramos
con que la Comunidad Suramericana de Naciones ha dado lugar a
la Unión de Naciones de América del Sur, según una propuesta
formulada por el presidente Hugo Chávez a sus colegas regionales
en la Cumbre Energética de isla Margarita. Y si bien se ha
pretendido que la energía se convirtiera, junto con las
infraestructuras, en el motor de la integración regional, se ve con
preocupación como el creciente peso del nacionalismo energético ha
introducido una cuña de división en América del Sur, a tal punto
que la pregunta de si la política regional bolivariana tiende a unir o
a dividir es cada vez más relevante.
Desde esta perspectiva el futuro de Bolivia se sigue con una
inquietud creciente, dadas las posibilidades de que en caso de una
escalada del conflicto, éste termine regionalizándose. De ahí el
interés que tiene prestar atención a los supuestos de intervención
militar actualmente presentes en las Fuerzas Armadas regionales,
ya que ellas nos aportarán importantes datos de una situación en
permanente estado de evolución y que en estos momentos se ve
agravada por la tendencia al rearme, o a la modernización de
equipamiento, presente en algunos países del continente.

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III.- CONCLUSIONES.

A.- Se están haciendo algunos esfuerzos por lograr la integración


regional, pero para esto, es necesario primero crear las condiciones
estratégicas en lo político, económico, social y Militar que viabilicen
estos proyectos donde cada país debe tomar conciencia de la
necesidad de crear acuerdos que fortalezcan las iniciativas de
formar un sistema de seguridad y defensa regional que equilibren los
intereses internos con los intereses comunes.

B.- El concepto y la forma de aplicación de la seguridad, en el ámbito


estratégico, ha ido evolucionando a lo largo de la historia conforme a
la necesidad de afrontar a las diferentes amenazas, en tal sentido la
transnacionalización de las amenazas de esta era, obligan a adoptar
nuevos modelos de seguridad que involucran a más de un estado en
forma conjunta para beneficio de la comunidad internacional.

C.- Si bien la seguridad colectiva y la seguridad cooperativa, hoy por hoy


se constituye en una necesidad para preservar la paz en un ámbito
regional o mundial, estas de ninguna manera eliminan o sustituyen la
importancia de la seguridad nacional, ya que esta es fundamental
para la subsistencia de todo estado y para la forma de integrarse al
resto de la comunidad internacional.

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