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¿Por qué la gripe afecta más a unas personas que a otras?

Podría deberse, en parte, a la exposición al


virus de la gripe durante la infancia. Esta
impronta inmunológica hace que el siguiente
contagio sea más llevadero.

Mar Aguilar
07/02/2020
4 minutos de lectura
Nos encontramos en plena temporada
de gripe y seguro que varios compañeros de trabajo han “caído”, algún familiar ha
pasado unos días regulares o incluso nosotros mismos hemos tenido que
quedarnos en casa “doblados” por el dichoso virus. También es más que posible
que a nuestro alrededor veamos personas que están como si nada, que no se han
contagiado o que si han tenido síntomas, han sido muy leves. ¿Por qué ocurre
esto? ¿Por qué unos sí y otros no? Parte de la respuesta, según un nuevo estudio
publicado en PLoS Pathogens, está relacionada con la primera cepa de gripe que
contraemos en la infancia. Sus hallazgos podrían ayudar a mejorar las
estrategias orientadas a minimizar los efectos de la gripe estacional.

Científicos de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) y de la


Universidad de Arizona han descubierto que la exposición a los virus de la
gripe durante la infancia ofrece a las personas una protección parcial para el
resto de sus vidas. Los biólogos llaman a esto "impronta inmunológica".

El descubrimiento tira por tierra la creencia generalizada de que la exposición


anterior a un virus de la gripe protege poco o nada de las cepas que pueden pasar
de los animales a las personas, como la gripe aviary la porcina. Son
precisamente estas cepas las que más preocupan a nivel mundial porque podrían
mutar y no solo saltar fácilmente de los animales a las personas sino también
propagarse más rápidamente entre los humanos.

En la investigación los científicos estudiaron dos subtipos del virus de la gripe:


el H3N2 y el H1N1, principales responsables de los brotes estacionales de
gripe durante las últimas décadas. El primero suele afectar a ancianos y es el que
el causa mayores complicaciones y la mayoría de las muertes por gripe. El H1N1
suele afectar a personas jóvenes y de mediana edad y causa menos muertes.

Los investigadores analizaron los registros sanitarios que el Departamento de


Servicios de Salud de Arizona obtiene de hospitales y médicos privados y
detectaron un patrón. Vieron que las personas que se expusieron por primera vez
a la cepa menos grave, el H1N1, durante su infancia, tenían menos
probabilidades de terminar hospitalizadas si volvían a encontrarse con el H1N1
más tarde que las personas que se expusieron por primera vez al H3N2. A
quienes se expusieron por primera vez al H3N2 les ocurrió lo mismo, es decir,
estuvieron más protegidos contra este virus a lo largo de su vida. De esto
dedujeron que la protección contra futuras infecciones es mucho más fuerte
cuando uno se expone a cepas del mismo grupo que ha combatido antes,
aunque también es cierto que la infección a una cepa hace que nuestro sistema
inmune esté mejor preparado para luchar contra la infección de otra cepa.

En la investigación se encontró otro patrón que desconcertó a los científicos. Era


el siguiente: las personas que se expusieron cuando eran pequeñas al H2N2, una
cepa muy cercana al H1N1, no tuvieron una protección extra contra el H1N1
cuando se toparon con él en la vida adulta. Fue desconcertante porque H2N2 y
H1N1 son dos subtipos que se encuentran en el mismo grupo y en estudios
anteriores se había demostrado que la exposición a uno podía, en algunas
ocasiones, proteger considerablemente del otro.

"Nuestro sistema inmunológico a menudo lucha por reconocer y defenderse de


cepas de gripe estacional estrechamente relacionadas, aunque estas son
esencialmente las hermanas y hermanos genéticos de las cepas que circularon
hace apenas unos años", dijo la autora principal Katelyn Gostic, que era
estudiante de doctorado de la UCLA cuando se realizó el estudio y ahora es
becaria de postdoctorado en la Universidad de Chicago. "Esto es desconcertante
porque nuestra investigación sobre la gripe aviar muestra que en lo más profundo
de nuestra memoria inmunológica tenemos cierta capacidad para reconocer y
defendernos contra los primos terceros genéticos, relacionados a distancia, de las
cepas que veíamos de niños”.

Gostic espera dar con las pistas que lleven al desarrollo de una vacuna universal
contra la gripe estudiando las diferencias entre la inmunidad contra la gripe aviar
y la inmunidad contra la gripe estacional. En la primera nuestro sistema inmune es
capaz de protegernos eficazmente mientras que en la otra, no tanto.

“Las dos últimas temporadas de gripe han sido más severas de lo esperado”,
dijo Michael Worobey, coautor del estudio y jefe del departamento de ecología y
biología evolutiva de la Universidad de Arizona. “En la temporada 2017-18, 80.000
personas murieron en los EE.UU., más que en la pandemia de gripe porcina de
2009”.

Entre las medidas más efectivas para no contagiarnos de gripe ni ayudar a


propagar el virus están vacunarnos todos los años, cubrirnos la tos y
estornudos con el brazo (no la mano), lavarnos frecuentemente las manos
con agua y jabón y mantener hábitos de vida saludable.

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