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Igualdad y diferencia.

La cuestión de la equidad de género…

Igualdad y diferencia. La cuestión de la


equidad de género en la educación

por Rosemary SALOMONE


St. John’s University (USA)

Durante la pasada década, el tema de búsqueda de la igualdad de género en la


la enseñanza diferenciada por sexos se enseñanza que se persigue hoy en día.
convirtió en objeto de un acalorado deba- Pero a diferencia de los deportes, asunto
te en los Estados Unidos. Visto desde fue- en el que quienes se califican en Estados
ra, puede parecer bastante extraño que Unidos conservadores y liberales mantie-
un asunto aparentemente benigno pro- nen normalmente la postura que se es-
voque unas reacciones tan viscerales en- pera de ellos, la enseñanza diferenciada
tre educadores, encargados de formular rompe las tradicionales divisiones políti-

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las políticas educativas y académicos que cas. Disfruta del apoyo de los conserva-
pertenecen a todo el espectro político. Sin dores porque se basa en los valores
embargo, visto desde dentro, esta res- tradicionales y porque apela a un libre
puesta es más que comprensible, si tene- mercado de diversidad educativa en el
mos en cuenta que en países como los que los padres puedan elegir. Al mismo
Estados Unidos la enseñanza diferencia- tiempo, ha hecho que los liberales se en-
da por sexos se enfrenta con el dogma de frenten los unos a los otros en típicas y revista española de pedagogía
la educación mixta y rasga el velo de la atípicas alianzas y ha generado una fuer-
neutralidad de género. Al hacer esto, am- te animadversión entre los aliados tradi-
plía el concepto mismo de igualdad tal y cionales de los derechos civiles y los
como se aplica al género y suscita un gran movimientos feministas. Aquellos que
desacuerdo acerca de la relación entre han marchado juntos en la lucha por los
género, por un lado, y aptitud, actitud y derechos de la mujer se enfrentan ahora
rendimiento por el otro. de manera incómoda y a veces estridente
en la prensa nacional, en los informati-
Probablemente, después del tema de vos y en las revistas especializadas. Los
la financiación de los deportes en la es- partidarios de la educación diferenciada
cuela, la enseñanza diferenciada es el explican las razones tanto a corto como a
motivo que genera más división en la largo plazo. Principalmente apuntan a la
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igualdad educativa para las niñas; la me- mo de drogas e inmersión en la delin-


jora del rendimiento académico global, el cuencia entre los hombres afroamericanos
desarrollo del interés y la competencia de todo el país.
en matemáticas, ciencias y tecnología; el
aumento de la autoestima; y el aumento A principios de los 90, algunos distri-
no sólo del interés por las profesiones tra- tos escolares entre ellos Detroit y Nueva
dicionalmente dominadas por el hombre York, intentaron luchar contra estos pro-
sino por aumentar en ellas la participa- blemas con la apertura de centros educa-
tivos masculinos, algunos de los cuales
ción femenina. Hay quien sugiere que la
fueron dotados de un programa de estu-
enseñanza no diferenciada contiene una
dios enfocado específicamente hacia los
intención oculta, un sutil pero sin em- varones afroamericanos. Esto generó una
bargo dañino programa institucionalizado gran discusión tanto en las comunidades
para conseguir el dominio masculino en respectivas como en los mismos órganos
la interacción en clase, hacer que las ex- de la administración escolar, y, además,
pectativas de los profesores sean desigua- no pudieran iniciarse los programas al
les y que las actitudes institucionalizadas considerarse que este asunto requería
preparen a los estudiantes para un papel una legislación federal. Más recientemen-
social determinado por el género. Otros te, ciudades como Nueva York y Chicago
sostienen que la enseñanza no diferen- han abierto centros femeninos de ense-
ciada presta insuficiente atención a los ñanza secundaria que buscan reducir la
diferentes estilos de aprendizaje y a las diferencia de los resultados con los chi-
diferentes necesidades emocionales de los cos en matemáticas, ciencias y tecnolo-
dos sexos, así como que tampoco recono- gía. Ahora bien, los grupos a favor de los
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ce el diferente ritmo con el que desarro- derechos civiles afirman que estos cen-
llan sus aptitudes. Un objetivo diverso, tros violan las prohibiciones constitucio-
aunque relacionado, se ha centrado en la nales y federales contra la discriminación
socialización cultural y en la necesidad sexual en la enseñanza, y han amenaza-
do con emprender acciones legales (Salo-
de preparar a los estudiantes para que
mone, 2000).
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desempeñen un papel significativo tanto


en sus propias comunidades como en la Los que se oponen a la enseñanza di-
sociedad. La atención se centra en este ferenciada presentan argumentos igual-
caso en vencer e impedir las desventajas mente vehementes. Sostienen que estos
sociales y educativas a las que tienen que programas de estudios se caracterizan por
hacer frente los hombres y mujeres de una política sexista más o menos suave
las minorías raciales, sobre todo en las que niega a los hombres y a las mujeres
áreas urbanas, donde se observan unas las aptitudes interpersonales que necesi-
muy duras estadísticas referentes a los tan para relacionarse los unos con los
embarazos de las adolescentes que per- otros ahora y en el futuro. Dicen que la
tenecen a las minorías raciales, a la vio- educación diferenciada no fomenta el en-
lencia en las escuelas, a los altos índices tendimiento y respeto mutuo que pone a
de abandono de los estudios y al consu- las mujeres en igualdad de condiciones
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con los hombres. Temen la vuelta a un sus puertas a las mujeres, en algunos
mundo al que se enfrentaron los movi- casos para ampliar y mejorar la selec-
mientos feministas en los años 60; un ción del alumnado, en otros casos forza-
mundo en el que las escuelas públicas das a tomar esa decisión por un mandato
eran centros masculinos o femeninos; un legal. El recuerdo de esa experiencia está
mundo en el que se escatimaban los re- todavía demasiado reciente como para
cursos educativos a las chicas y se limi- que alguien se sienta cómodo con una
taban sus opciones de empleo a un grupo admisión de alumnos que se base en el
limitado de trabajos mal pagados. Como sexo. Queda el riesgo potencial de una
mucho, ven la enseñanza sólo para niños recaída. Luego está la muy conocida in-
o niñas como un parche político que hace vestigación sobre las adolescentes y su
caso omiso de las más insidiosas desigual- pérdida de protagonismo y de autoestima.
dades de género en las escuelas. En el Finalmente, en los Estados Unidos exis-
peor de los casos, creen que refuerza ine- te un problema de género que se mezcla
vitablemente los persistentes estereotipos con el de la raza, la cultura y la clase
de género. Algunos de los que se oponen social. Aquí se pueden observar los pro-
ven también algo más malévolo detrás blemas prácticamente irresolubles que
de la política de formar centros educati- rodean a la enseñanza de los chicos y
vos de enseñanza diferenciada. En efec- chicas pertenecientes a las minorías, es-
to, quienes preferirían que sólo hubiera pecialmente los deteriorados centros de
escuelas públicas, ven en la enseñanza las ciudades. Las llamas de esta contro-
diferenciada por sexos el primer paso en versia se avivan con las reacciones por
el camino a poder tener más elección a la
los errores detectados y por las perjudi-
hora de elegir el centro educativo. En un
ciales implicaciones de los enfoques que
sistema en el que la ayuda del gobierno

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hablan de «déficit» y de «las chicas como
a los centros privados y especialmente a
víctimas». Hay un creciente reconocimien-
los religiosos es políticamente inacepta-
to de que los centros de enseñanza no
ble y legalmente controvertida, temen que
cualquier avance en el movimiento a fa- son los bastiones del privilegio masculi-
vor del apoyo económico a la libertad de no que el proyecto de igualdad de género
había supuesto. Ahora, innumerables ar-
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elección de escuela reducirá seriamente
el apoyo a la enseñanza pública. tículos nos dicen que a los chicos no les
va tan bien, ni emocionalmente ni acadé-
Si nos adentramos un poco más en micamente, como se creía.
estos argumentos, se puede ver claramen-
te que hay cuestiones mucho más pro- El factor clave que subyace en el fon-
fundas que alimentan y confunden el do de estas situaciones tan dispares es el
debate. En primer lugar, la histórica ex- dilema de la homogeneidad y la diferen-
clusión de las mujeres de las institucio- cia y las cuestiones implícitas que plan-
nes académicas de prestigio, tanto en el tea en relación con la igualdad de género
ámbito universitario como en la enseñan- y los programas de estudios diferencia-
za secundaria. Sólo han pasado unas po- dos por sexos. ¿Son diferentes las chicas
cas décadas desde que la mayoría de estas y los chicos en algunos aspectos o facto-
instituciones abriesen por primera vez res relevantes para que se requieran dis-

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tintas maneras de enfocar su educación? tualmente tienen los liberales, se ha con-


¿Deberían estar separados durante al vertido en protagonista. Los que se opo-
menos parte de su educación para que nen a la enseñanza diferenciada buscan
ésta se adecue a las diferencias de géne- la igualdad «formal» o tratamiento igual
ro en cuanto a los estilos de aprendizaje, y arguyen que los programas sólo para
actitudes, capacidades y ritmo de desa- niños o niñas violan el principio de que a
rrollo? ¿Están estas diferencias entre los las personas en una situación similar se
sexos determinadas biológicamente, y por las debe tratar de manera similar. En su
tanto son inevitables, o se constituyen opinión, hombres y mujeres están en una
culturalmente, y por tanto se pueden situación similar en lo que respecta a las
cambiar? ¿Incluso sugerir la posibilidad capacidades cognitivas y, por tanto, de-
de diferencias innatas insinúa una defi- berían tener las mismas oportunidades
ciencia en uno u otro sexo? ¿Implica una de trazar sus planes de vida como indivi-
condición que es esencial al hecho de ser duos autónomos. Gran parte de esta for-
mujer u hombre? (Spelman, 1980) ¿O es ma de pensar mana del feminismo de los
la separación por género en sí lo que hace 70. Durante ese periodo, los defensores
que la educación diferenciada sea más de las mujeres estaban muy molestos por
apropiada, al menos para algunos alum- los dañinos estereotipos y las desigual-
nos, durante ciertos periodos o en áreas dades que inevitablemente se despren-
curriculares específicas de su educación dían de una duradera ideología de
formal? ¿Son estos periodos y áreas los «esferas separadas» que se remontaba al
mismos para las chicas que para los chi- menos a la Grecia clásica. Esta bifurcada
cos? ¿Puede la separación de género jus- visión de la realidad relegaba a las mu-
tificarse al menos parcialmente en jeres a la esfera privada del hogar y la
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función de la raza, cultura o clase social vida en familia mientras que los hom-
ya que por separado o en conjunto influ- bres dominaban la polis o la esfera pú-
yen en el éxito académico? Al aparecer blica del trabajo, la política y la vida
continuamente en el debate, estas cues- intelectual (Welter, 1996). La biología
tiones han generado una intrincada si- conformaba el verdadero destino.
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tuación de argumentos y afirmaciones


conflictivas que se basan en la jurispru- Las feministas de esa época creían fir-
dencia, la psicología del desarrollo y la memente que para extirpar esa mitolo-
investigación en el campo de la educa- gía tenían que centrarse en lo que los
ción. Todos estos argumentos conllevan hombres y las mujeres tenían en común.
serias implicaciones para las políticas Desafiaron el determinismo biológico do-
educativas y su desarrollo y por tanto, minante a la sazón ya que lo considera-
centraré en ellos mis observaciones. ban fundamentalmente erróneo. Para
ellas, las chicas y los chicos eran esen-
1. El género y el ideal de igualdad cialmente idénticos en cualquier aspecto
En el debate sobre la enseñanza dife- que pudiera influir en su rendimiento
renciada, el ideal de igualdad, que es el académico. Sus opiniones se asentaban
elemento nuclear del proyecto que ac- sobre las premisas de un modelo de simi-

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litud que exigía una justicia basada en sustancialmente equivalente a lo que se


la normativa masculina. Creían que al le ofrece al sexo contrario ya sea en el
probar que las mujeres eran iguales que mismo entorno o en uno diferente. Para
los hombres, consecuentemente podrían ellos, la igualdad de género es simétrica.
eliminar las distinciones en cuanto al
sexo que históricamente les habían ne- Desde la perspectiva contraria, se in-
gado los beneficios o derechos de los que siste en que el asunto no está en la igual-
disfrutaba el sexo contrario. Y que al cen- dad «formal» sino en la «sustancial».
trarse en la igualdad de derechos, podrían Buscan igualar los resultados docentes
evitar la complicada y controvertida cues- que han resultado ser de menor magni-
tión de si las diferencias entre ambos tud para las chicas y los estudiantes per-
sexos eran biológicas o culturales. Lucha- tenecientes a las minorías raciales.
ron para romper las barreras de todo tipo Arguyen que la separación de género es
y para tener igual acceso en términos necesaria, al menos en ciertas circuns-
iguales. En la enseñanza, lucharon para tancias, para promover la igualdad de
hacer que las escuelas fuesen neutrales oportunidades. En vez de definir a los
en cuanto al género en su organización chicos como la norma, entienden que las
interna, es decir, en su material didácti- chicas y chicos son diferentes en algunos
co, admisiones, expectativas, clima y pro- aspectos importantes, tanto determina-
grama de estudios para que los alumnos dos biológicamente como socialmente
formados allí tuvieran la misma actitud. constituidos y que, consiguiente, requie-
ren diferentes enfoques docentes. Para
Por eso no es sorprendente que aque- ellos, la enseñanza diferenciada se cons-
llos que defienden esta idea liberal de truye sobre estas diferencias y proporcio-

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igualdad consideren problemática la en- na una educación adecuada que se basa
señanza diferenciada. Los liberales creen en las necesidades identificadas en el gru-
que debilita los resultados políticos obte- po. De manera similar a las razones sub-
nidos a lo largo del último tercio de siglo. yacentes en los programas educativos de
Los más extremistas mantienen que la apoyo a los estudiantes desfavorecidos,
separación por cualquier motivo, indepen- distintos recursos como materiales revista española de pedagogía
dientemente de lo bienintencionado que didácticos, métodos, planes de estudio,
sea, perpetúa los estereotipos perjudicia- etc., producirán resultados sustancial-
les y marca particularmente a las niñas mente iguales, tal y como se mide por los
y rechazan la suposición implícita de que logros académicos y la presencia profe-
las niñas necesitan ser tratadas de ma- sional en ciertas áreas como las mate-
nera diferente porque no pueden funcio- máticas, la física y la tecnología,
nar al mismo nivel que los niños. Otros tradicionalmente dominadas por los va-
liberales adoptan una postura más mo- rones.
derada pero con reservas. Sostienen que
la «separación» por sí misma no viola el Parte de la justificación es que las
principio de igualdad. Sin embargo, lo que mujeres necesitan que se las compense
se le ofrece a un sexo debe ser al menos porque las normas culturales tradiciona-

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les han generado en ellas diferentes acti- bargo, la obra definitiva que activó el de-
tudes, aspiraciones y expectativas que li- bate sobre la homogeneidad y la diferen-
mitan sus oportunidades y opciones en cia e hizo que el público internacional
la vida. Sin embargo, hay también una conociera el tema fue In A Different Voice
creencia subyacente de que en las clases (Con una voz diferente) de Carol Gilligan
no diferenciadas no se ha tratado igual a (1982), que se tradujo a nueve idiomas.
las niñas y a los niños y que las chicas Aparentemente tenía significado para
en particular pueden aprender de mane- muchas mujeres de todos los países y cul-
ra más eficaz si están separadas de los turas. Sin embargo, también provocó una
chicos. Esta opinión adquiere a veces una oleada de reacciones y debate, especial-
mentalidad más radical con elementos de mente entre las feministas. Y aunque era
la teoría de la subordinación en la que se esencialmente un estudio del desarrollo
ve a las mujeres como víctimas del domi- moral, allanó el terreno para posteriores
nio masculino tanto en la sociedad en ge- estudios sobre las diferencias de género
neral o en una clase no diferenciada. Otra que han tenido profundos efectos sobre
idea, más conservadora considera que los las políticas educativas. A la larga, aun-
hombres y las mujeres son diferentes tan- que involuntariamente, el texto dio cre-
to biológicamente como en sus intereses, dibilidad a los argumentos a favor de la
y los programas de enseñanza diferen- enseñanza diferenciada.
ciada son los que mejor pueden satisfa-
cer estas diferencias. Gilligan situaba su teoría sobre dos
puntos principales: que las mujeres como
2. Desde la psicología de la dife- grupo difieren de los hombres en su orien-
tación básica hacia la vida y que muchas
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rencia a las prácticas educativas teorías psicológicas y del desarrollo de


A finales de los 70, mientras las acti- gran reputación infravaloraban y despre-
vistas feministas seguían haciendo hin- ciaban de manera ilegítima la orienta-
capié en la homogeneidad para promover ción femenina. Las mujeres o lo que se
los derechos de la mujer a través de la define culturalmente como «sexo femeni-
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ley y un cambio en el pensamiento so- no», sostenía Gilligan, se orienta hacia el


cial, algunas estudiosas y escritoras fe- compromiso, el contacto con otras perso-
ministas empezaron a ver las diferencias nas y el cuidado, lo que hace que se incli-
de sexo desde una perspectiva nueva. El nen por las relaciones humanas. Sin
debate se centró en las distintas expe- embargo, los hombres o lo que cultural-
riencias de hombres y mujeres, que se mente se define como «sexo masculino»
han traducido en una perspectiva moral se orienta hacia la separación y el pensa-
y psicológica diferentes (Chodorow, 1978; miento abstracto, lo que les predispone
Noddings, 1984; Belenky et al., 1986). Se hacia los logros personales y la subordi-
decía que las mujeres obtuvieron su defi- nación de las relaciones. Algunas femi-
nición como tales a través de relacionar- nistas del mundo universitario protesta-
se, y las distintas «formas de saber» de ron por los estereotipos de género que
las mujeres se hicieron famosas. Sin em- hallaban implícitos en este argumento
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que para ellas, reivindicaba peligrosa- chicas ese compromiso está ligado al rol
mente la ideología victoriana acerca del subordinado de las mujeres en la socie-
género. Otras se alegraban del elevado dad (Gilligan, 1992). Después descubrió
terreno moral que sugería para las muje- que las chicas de las escuelas públicas y
res, al liberarlas de lo masculino como de diversa formación cultural expresaban
norma y así valorar sus cualidades úni- sentimientos similares de aislamiento y
cas. De cualquier manera, la teoría de pérdida (Gilligan, 1995).
Gilligan y el movimiento que generó en
el campo académico dejaba al descubier- El trabajo de Gilligan apoyaba la idea
to el «dilema de la diferencia»: tanto si de que los hombres y las mujeres no son
reconocemos las diferencias como si no necesariamente iguales y que deberían
les hacemos caso, de todas maneras, nos reconocerse sus distintas formas de per-
encontramos con una connotación nega- cibir la realidad. Sus conclusiones apor-
tiva (Minow, 1990). tarían apoyo teorético a las deducciones
empíricas de los investigadores de la edu-
Y lo que es más importante, el libro cación y de los defensores de las mujeres
creó una base teorética para los posterio- que examinarían la igualdad de género
res estudios de Gilligan con chicas ado- en la siguiente década. Su investigación
lescentes. Es aquí donde su trabajo dejó de los aspectos únicos a los que se en-
una huella definitiva tanto en las políti- frentan las adolescentes en su lucha por
cas educativas como en las prácticas edu- desarrollar un sentido de sí mismas apor-
cativas. De sus entrevistas con chicas que tó mucho al creciente debate sobre la edu-
estudiaban en distintas escuelas indepen- cación de las niñas, especialmente en la
dientes privadas, Gilligan concluyó que etapa media de su educación secundaria.

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la adolescencia es un «periodo muy im- Y sus conclusiones sobre la importancia
portante en el desarrollo femenino, un del cuidado y el contacto entre las muje-
momento en el que las chicas corren el res contribuyeron a la adopción de enfo-
riesgo de anularse o desaparecer.» Ob- ques de aprendizaje con un contenido de
servó cómo las chicas son más propensas mayor colaboración en las aulas de los
a manifestar problemas psicológicos, como Estados Unidos. Al tiempo que Gilligan revista española de pedagogía
por ejemplo depresión y desórdenes ali- publicaba sus conclusiones, los investi-
menticios, cómo responden más negati- gadores en el terreno de la educación pro-
vamente a los retos estresantes en la porcionaban pruebas empíricas de que la
primera adolescencia y cómo revelan más enseñanza no diferenciada desatendía a
cambios negativos en la imagen que tie- las chicas. Los resultados de la investi-
nen de sí mismas (Gilligan, 1990). gación educativa no sólo en los Estados
Gilligan comparaba el inicio de la ado- Unidos sino también de otros países de-
lescencia en el desarrollo de las mujeres sarrollados nos advertían que las chicas
con el inicio de la infancia en el de los no alcanzaban los niveles previstos sobre
hombres. Para ella, ambos son momen- todo en matemáticas y ciencias (Burton,
tos de «compromiso entre la voz y las re- 1990, Fennema y Leder, 1990; UNESCO,
laciones.» Tal y como lo veía, para las 1995). Los investigadores daban varias
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razones para esto: las chicas perdían la cos. Aunque aún había diferencias en sus
autoestima a medida que se aproxima- resultados en las pruebas estandarizadas
ban a la adolescencia, los profesores fa- en el ámbito nacional, particularmente
vorecían a los chicos en la interacción en en los niveles más avanzados de mate-
clase, los chicos dominaban el espacio de máticas y ciencias, las alumnas cursa-
intervención de la clase y negaban a las ban más asignaturas de matemáticas y
chicas la posibilidad de participar de un ciencias en el instituto y en la universi-
modo igual en las clases (Sadker y dad, sacaban mejores notas que los alum-
Sadker, 1994; Wilkinson y Marrett, 1985; nos y había más licenciadas que
American Association of University licenciados. Y así, la percepción popular
Women Educational Foundation, 1998; empezó a cambiar. Surgió un nuevo gé-
Spender y Sarah, 1980). nero de literatura popular que se centra-
ba en el fracaso de la enseñanza para
Los gobiernos y los centros educati- satisfacer las necesidades de los chicos
vos de todo el mundo respondieron con (Pollack, 1998; Kindlon y Thompson,
una proliferación de programas especia- 2000). En los Estados Unidos existía un
les diseñados para aumentar el rendi- atraso en este sentido. Otros países de-
miento académico de las alumnas sarrollados ya habían empezado a darle
especialmente en matemáticas y ciencias. mucha importancia a este tema (Connell,
Parecía que ellas eran las víctimas y qui- 1996; Yates, 1997). Se nos decía que eran
zá los chicos eran en parte los que las los chicos quienes estaban fracasando
convertían en víctimas. Este fue el tema académica y socialmente; la estructura y
recurrente en la investigación de la igual- expectativas de comportamiento de la ma-
dad de género durante los primeros años yoría de los centros no diferenciados y en
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de la década de los noventa y a medida particular de las escuelas primarias ten-


que se convirtió en el criterio convencio- dían a favorecer a las niñas a la vez que
nal, los educadores y padres empezaron los profesores estaban más sensibiliza-
a pensar en las escuelas y clases de edu- dos con la voz de estas.
cación diferenciada como la solución. Al-
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gunos países como Australia, por ejemplo, Esto llevó al debate sobre la homoge-
dotaron estas iniciativas de amplios fon- neidad y la diferencia a una nueva di-
dos estatales. En Estados Unidos, el sec- mensión. Al mismo tiempo que las chicas
tor privado se ocupó en gran parte de se quedaban rezagadas en matemáticas
este asunto. Cualquier intento por parte y ciencias, especialmente en los niveles
de la dirección de los centros educativos más avanzados, los chicos se quedaban
de titularidad pública respecto de atrás en lengua, literatura e idiomas. Más
implementar estas políticas se encontra- chicos que chicas tenían problemas de
ba con denuncias legales. aprendizaje, suspendían y eran expulsa-
dos de la escuela y menos realizaban es-
A principios de los 90 estaba claro que tudios superiores. Se produjo una
las chicas habían empezado a reducir las reacción contra la supuesta victimización
diferencias de rendimiento con los chi- de las chicas y «¿Qué pasa con los chi-

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cos?» Se convirtió en la nueva frase de monales y los efectos respectivos de los


moda (Sommers, 2000; Kleinfeld, 1999). estrógenos y la testosterona en el apren-
La propia Gilligan admite ahora que que- dizaje y el comportamiento se han con-
dan «asuntos pendientes» en el estudio vertido en objeto de animada discusión
del desarrollo de chicos y chicas. Está (McLougin, 1988; Shapiro, 1990; Gorman,
estudiando si falta algo en la literatura 1992; Sullivan, 2000). La investigación
psicológica sobre el desarrollo de los chi- sobre el cerebro ha dado legitimidad cien-
cos (Gilligan, 2000). tífica a la creencia de que la estructura
del cerebro masculino y femenino difiere
De nuevo, implícita en el debate chi- ligeramente desde el nacimiento, sin per-
co-chica está la creencia de que los chi- juicio de responder a las influencias pos-
cos y chicas interactúan en el entorno de teriores de su entorno.
la enseñanza de diferentes formas. Por
supuesto, la inevitable y bastante con- Hasta hace pocos años, las feministas
trovertida pregunta es «¿Por qué?». Hay y algunos otros se oponían al estudio de
quienes han sugerido que existen dife- las diferencias entre los sexos ya que
rencias biológicas significativas entre los creían que la cuestión misma no era cien-
sexos, que simplemente los chicos y chi- tífica, que estaba motivada políticamen-
cas son diferentes, lo que explica, al me- te y que era a la larga perjudicial para la
nos en parte, su diferente rendimiento igualdad social de las mujeres. Esa pos-
académico. Por ejemplo, algunos sostie- tura está empezando a cambiar a medi-
nen que los chicos tienen una mayor ca- da que las técnicas estadísticas y la
pacidad cognitiva espacial innata, lo que tecnología hacen más fiables las conclu-
les facilita el rendimiento en matemáti- siones de la investigación. Parece que

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cas. En otras palabras, pueden visualizar ahora hay algo de consenso en que las
objetos de dos y tres dimensiones en el personas se forman a través de la natu-
espacio y darles vueltas en su mente, lo raleza y la educación. La relativa influen-
que supone una ventaja por ejemplo a la cia de cada factor es una cuestión de la
hora de resolver problemas de geometría interacción de la genética con el abanico
(Benbow y Stanley, 1980; Gurian, 2001). de todas las experiencias que se tienen a revista española de pedagogía
Otros adoptan la postura de que aunque lo largo de la vida (Deek, 2001).
hay diferencias visibles entre los sexos,
estas son pequeñas en comparación con ¿Cómo explica esto las diferencias de
las diferencias dentro de cada sexo género en el rendimiento y la participa-
(Maccoby, 1999). Algunos afirman que ción académica? Las alumnas todavía no
aun aceptando ciertas diferencias bioló- han alcanzado el mismo nivel de rendi-
gicas entre los dos sexos estas diferen- miento que los chicos en matemáticas y
cias pueden cambiarse a través de la ciencias, especialmente en pruebas tipo
educación y el entrenamiento (Deek, test y en los niveles más avanzados. Lo
2001). En la pasada década, esta discu- mismo puede decirse ahora de la infor-
sión llegó a los medios de comunicación mática. Los datos evidencian que los hom-
donde la cuestión de las diferencias hor- bres superan a las mujeres tanto en las

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pruebas orales como en las de matemáti- a una edad temprana. En todo el mundo
cas de las pruebas de acceso a la univer- hay un mercado abundante de juegos de
sidad así como en los exámenes especí- ordenador y salas de videojuegos que es-
ficos para entrar en las carreras de me- tán pensadas para atraer a los chicos.
dicina y derecho. Y al final, es mucho Por eso, en el momento en el que em-
menos probable que las mujeres elijan piezan la etapa media de la enseñanza
las matemáticas, las ciencias (excepto la secundaria, las chicas muestran menos
biología) o la tecnología como una opción interés por los ordenadores que los
profesional (Salomone, 1999). Esta es la chicos.
realidad a pesar del hecho de que las chi-
cas suelen aventajar a los chicos en los También hay pruebas de que al me-
cursos desde la escuela primaria hasta nos parte de la diferencia en el rendi-
la enseñanza superior. La explicación es miento de las matemáticas se debe a la
en parte que más chicas se presentan a mayor capacidad de recuperación de da-
los exámenes de alto riesgo, incluidas las tos matemáticos de los chicos. En la uni-
que tienen una capacidad o rendimiento versidad, los chicos tienen una ligera
más bajos. Pero la tendencia es que los ventaja con respecto a las chicas por la
chicos predominen en los niveles más al- velocidad en que contestan correctamen-
tos y bajos de estos exámenes; hay más te problemas computacionales básicos y
chicos entre los intelectualmente dotados esta diferencia de décimas de segundo en
excepcionalmente y entre los que tienen el cálculo puede liberar la capacidad men-
problemas de aprendizaje. tal para otro tipo de problemas matemá-
ticos, especialmente en pruebas crono-
Pero al mismo tiempo, el hecho de que metradas. Sin embargo, los investigado-
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la mayor atención por parte de los cen- res han descubierto que esta capacidad
tros educativos y el cambio de actitudes no es genética y que puede mejorarse
en la sociedad haya reducido la diferen- significativamente con la práctica (Royer
cia que favorecía a los chicos en matemá- et al., 1999; Royer et al., 2002). Al mis-
ticas y ciencias, indica que el rendimiento mo tiempo, aunque los chicos desarrollan
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en estas áreas puede cambiar y que no la capacidad verbal más despacio que las
es algo biológico. Y el hecho de que pocas chicas, parece que se ponen al día en la
diferencias en el rendimiento motivadas secundaria a juzgar por sus resultados
por el género se hagan evidentes hasta en las pruebas estandarizadas. Parte de
la preadolescencia sugiere que la sociali- esta puesta al día se debe sin duda a la
zación en el colegio, en el hogar y en la maduración y parte a la gran importan-
sociedad en general puede contribuir en cia que se le da a la capacidad verbal y a
parte a estas diferencias. Los ordenado- la lectura en los primeros cursos. Algu-
res, por ejemplo, se consideran normal- nas de las diferencias entre los sexos que
mente como una cosa de chicos y estos observamos que persisten en el rendi-
tienen muchas más oportunidades de de- miento escolar pueden ser motivadas por
sarrollar una familiaridad y comodidad los problemas académicos y sociales más
con ellos simplemente a través del juego graves que caracterizan a los chicos po-
442
Igualdad y diferencia. La cuestión de la equidad de género…

bres y desfavorecidos cuyas experiencias ritmo más lento, no es razonable esperar


en una subcultura actúan en contra del que progresen en la escuela primaria con
rendimiento académico (Steele, 1992; la misma velocidad que las niñas. Tam-
Osborne, 1997). De esto podemos concluir poco es pedagógicamente aceptable retar-
que la programación de la enseñanza pue- dar el aprendizaje de las alumnas mien-
de mediar eficazmente entre las más que tras se espera a que los niños se pongan
probables diferencias biológicas y las fuer- al día. Al mismo tiempo, las niñas pare-
zas del condicionamiento sociológico. cen quedarse atrás en el desarrollo de
sus aptitudes para las matemáticas y la
3. Una respuesta ponderada al informática tal y como indican las prue-
rompecabezas bas de rendimiento en las que ha habido
Intentar separar la magnitud de las una persistente diferencia en el trans-
posibles diferencias entre los sexos y su curso de los años a pesar de sus resulta-
origen resulta ser una tarea desalenta- dos en la escuela.
dora. Pero en vez de centrarse únicamen-
te en el rendimiento o en los resultados Si estas diferencias son el resultado
de los tests de aptitud, un enfoque más de la biología, o una ansiedad causada
prometedor para los educadores es exa- por fuerzas sociológicas, o porque las chi-
minar las diferencias entre los sexos a cas son más lentas en los cálculos a dos
medida que se desarrollen, sin olvidar que niveles todavía no se sabe con certeza.
hay diferencias dentro de cada grupo. Sin embargo, la experiencia muestra que
Surge entonces la cuestión de cómo sal- cuando se les pide que elijan, muchas chi-
var la diferencia en el rendimiento de cas preferirían clases de matemáticas sólo

año LXV, n.º 238, septiembre-diciembre 2007, 433-446


ambos sexos en el programa de estudios para ellas durante la última etapa de la
y en las aptitudes. Y aquí es donde en- primaria y a lo largo de la secundaria
tran en juego las políticas educativas y (American Association of University
la práctica educativa. Women, 1992). Aunque parece no haber
conexión entre la mejora en la actitud
revista española de pedagogía
¿Qué nos dice esto acerca de la ense- hacia las matemáticas y el mayor rendi-
ñanza diferenciada? ¿Es la separación en miento a corto plazo, no deberíamos des-
algún momento de su vida escolar la so- cartar la posibilidad de que tuviese
lución definitiva a las diferencias en el efectos a largo plazo en la elección de la
rendimiento académico y en la elección profesión. Hay que profundizar más en
de profesión? No, pero podría ser uno de la investigación de esta cuestión concre-
los mecanismos para darles a algunos chi- ta así como también en la más amplia
cos y chicas igualdad de oportunidades cuestión de la educación diferenciada
en el sentido de una educación «adecua- frente a la no diferenciada. Pero la in-
da». Si los jóvenes tienen mayores nive- vestigación sólo puede continuar si hay
les de energía y no pueden mantener la una cantidad considerable de programas
atención durante mucho tiempo y enci- de enseñanza diferenciada de los que sa-
ma desarrollan su capacidad verbal a un car conclusiones comparativas.

443
Rosemary SALOMONE

Hasta entonces, existe un peligro real BROWN, L. M. y GILLIGAN, C. (1992) Meeting at the
Crossroads (New York, Ballantine Books).
de que las persistentes cuestiones del de-
sarrollo que rodean a la homogeneidad y BURTON, L. (Ed.) (1990) Gender: an International and
Mathematics Perspective (Londres, Cassell Educational
la diferencia y al bagaje político e ideoló-
Limited).
gico que pesa sobre esa distinción, pue-
dan frenar a los educadores a la hora de CHODOROW, N. J. (1978) The Reproduction of Mothering
(Berkeley, University of California Press).
probar enfoques alternativos que satisfa-
gan los visibles diferentes métodos de CONLON, R. W. (1996) Teaching the boys: New research
on masculinity and gender strategies for schools,
aprendizaje y patrones de desarrollo de Teachers College Record, 98:2, Invierno, pp. 206-35.
al menos algunos chicos y chicas. Con
CONNELL, R. W. (1995) Masculinity (University of California
esto no quiero decir que todos los chicos Press).
y chicas sean esencialmente iguales sin
DEEK, J. (2001) Girls Will Be Girls (New York, Hyperion).
ninguna diferencia dentro de su grupo,
ni tampoco que todos se beneficiarían con FENNEMA, E. y LEDER, G. C. (Eds.) (1990) Mathematics
la enseñanza diferenciada. Simplemente and Gender (New York, Teachers College Press).

pienso que algunos saldrían beneficiados GILLIGAN, C. (1982) In a Different Voice (Cambridge, Harvard
con los programas de educación diferen- University Press).
ciada, ya fuese en centros específicos o GILLIGAN, C. (1990) Preface: Teaching Shakespeare’s sister:
en clases diferenciadas dentro de una es- Notes from the underground of female adolescence,
en C. GILLIGAN; N. P. LYONS y T. J. HAMMER (Eds.)
cuela mixta. Y para esos estudiantes, la Making Connections (Cambridge, Harvard University
enseñanza diferenciada debería ofrecer- Press).
se como una opción válida y no limitada GILLIGAN, C. (1995) Between Voice and Silence: Women
a las familias privilegiadas que pueden and Girls, Race and Relationships (Cambridge, Harvard
año LXV, n.º 238, septiembre-diciembre 2007, 433-446

permitirse acudir a centros no sosteni- University Press)


dos con fondos públicos. GORMAN, C. (1992) Sizing up the sexes, Time, 20 de
enero, pp. 42-51.
Dirección de la autora: Rosemary Salomone, St. John’s
GURIAN, M. (2001) Boys and Girls Learn Differently (San
University, School of Law, 8000 Utopia Parkway, Ja-
Francisco, CA, Jossey-Bass).
maica, New York, 11439, Estados Unidos.
revista española de pedagogía

KINDLON, D. y THOMPSON, M. (2000) Raising Cain:


Protecting the Emotional Life of Boys (New York,
Bibliografía Ballantine).
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444
Igualdad y diferencia. La cuestión de la equidad de género…

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Igualdad y diferencia. La cuestión
ROYER, J. M.; RATH, K.; TRONSKY, L.; MARCHANT, H. y de la equidad de género en la
JACKSON, S. L. (2002) Spatial Cognition and Math-
Fact Retrieval as the Causes of Gender Differences in educación
Math Test Performance, Paper presented at the Annual Desde la pasada década, el tema de la
Meeting of the American Educational Research
Association.
enseñanza diferenciada por sexos se con-
virtió en objeto de un acalorado debate
SADKER, M. y SADKER, D. (1995) Failing at Fairness: How
Our Schools Cheat Girls (New York, Simon and
en los Estados Unidos entre políticos y
Schuster). académicos que en este asunto no siguen
las líneas convencionales de sus posicio-
SALOMONE, R. C. (1999) Single-sex schooling: Law, policy
and research, en D. RAVITCH (Ed.) Brookings Papers nes conservadoras o liberales, como allí
on Education Policy (Washington, D.C., Brookings se suelen denominar. Unos se oponen a
Institution Press). la enseñanza diferenciada buscando la
SALOMONE, R. C. (2000) Rich kids, poor kids, and the igualdad «formal» o tratamiento igual y
single-sex education debate, Akron Law Review, 34:1, arguyen que los programas sólo para ni-
pp. 209-29. ños o niñas violan el principio de que a

año LXV, n.º 238, septiembre-diciembre 2007, 433-446


SHAPIRO, L. (1990) Guns and dolls, Newsweek, 28 de las personas en una situación similar se
mayo, pp. 56-65. las debería tratar de manera similar. Sus
SOMMERS, CHRISTINA HOFF (2000) The War Against Boys oponentes afirman que lo importante no
(New York, Simon and Schuster). es la igualdad «formal» sino la «sustan-
SPELMAN, E. V. (1980) Inessential Woman: Problems of cial». Buscan igualar los resultados do-
Exclusion in Feminist Thought (Boston, M.A, Beacon centes que han resultado ser de menor revista española de pedagogía
Press). relevancia para las chicas y los estu-
SPENDER, D. y SARAH, E. (Eds.) (1980) Learning to diantes pertenecientes a las minorías
Lose: Sexism and Education (London, The Women’s raciales.
Press).

STEELE, C. M. (1992) Race and the schooling of black Intentar separar la magnitud de las
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Jessica Kingsley Publishers). de los tests de aptitud, un enfoque más
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American Quarterly, 18, verano, pp. 151-74. minar las diferencias entre los sexos a

445
Rosemary SALOMONE

medida que se desarrollen, sin olvidar que and the implicit questions regarding
hay diferencias dentro de cada grupo. gender equity and single-sex programs.
Surge entonces la cuestión de cómo sal- Is it the gender separation itself that
var la diferencia en el rendimiento de makes single-sex schooling more
ambos sexos en el programa de estudios appropriate than coeducation at least for
y en las aptitudes. Y aquí es donde en- some students? The article studies the
tran en juego las políticas educativas y conflicting arguments, with some of its
la práctica educativa. implications for policy and practice.

Descriptores: Desarrollo de mujeres y Key Words: Development of women and


de varones, escuela diferenciada por sexo. men, coeducation, single-sex schools.

Summary:
Sameness and Difference. The
Dilemma of Gender Equity in
Education
Over the past decade, the topic of sin-
gle-sex schooling has become the subject
of heated debate in the United State
among policymakers and scholars across
the political spectrum, defying
conventional political labels. Proponents
point to a real educational equity for girls
año LXV, n.º 238, septiembre-diciembre 2007, 433-446

improving overall academic achievement


or contends that coeducation fails to
adequately recognize the range of
learning styles and emotional needs both
for girls and boys, firstly for minorities.
revista española de pedagogía

Opponents contend that separation does


not breed the mutual respect and
understanding that place women on an
equal footing with men.

As a matter of fact, there is a growing


recognition that schools are not the
bastions of male privileges that the
gender equity project assumed. The
literature is telling us that boys are not
faring as well as believed. Churning
through these disparate developments is
the dilemma of sameness and difference
446

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