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Dialnet IgualdadYDiferencia 2576686
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ce el diferente ritmo con el que desarro- derechos civiles afirman que estos cen-
llan sus aptitudes. Un objetivo diverso, tros violan las prohibiciones constitucio-
aunque relacionado, se ha centrado en la nales y federales contra la discriminación
socialización cultural y en la necesidad sexual en la enseñanza, y han amenaza-
do con emprender acciones legales (Salo-
de preparar a los estudiantes para que
mone, 2000).
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con los hombres. Temen la vuelta a un sus puertas a las mujeres, en algunos
mundo al que se enfrentaron los movi- casos para ampliar y mejorar la selec-
mientos feministas en los años 60; un ción del alumnado, en otros casos forza-
mundo en el que las escuelas públicas das a tomar esa decisión por un mandato
eran centros masculinos o femeninos; un legal. El recuerdo de esa experiencia está
mundo en el que se escatimaban los re- todavía demasiado reciente como para
cursos educativos a las chicas y se limi- que alguien se sienta cómodo con una
taban sus opciones de empleo a un grupo admisión de alumnos que se base en el
limitado de trabajos mal pagados. Como sexo. Queda el riesgo potencial de una
mucho, ven la enseñanza sólo para niños recaída. Luego está la muy conocida in-
o niñas como un parche político que hace vestigación sobre las adolescentes y su
caso omiso de las más insidiosas desigual- pérdida de protagonismo y de autoestima.
dades de género en las escuelas. En el Finalmente, en los Estados Unidos exis-
peor de los casos, creen que refuerza ine- te un problema de género que se mezcla
vitablemente los persistentes estereotipos con el de la raza, la cultura y la clase
de género. Algunos de los que se oponen social. Aquí se pueden observar los pro-
ven también algo más malévolo detrás blemas prácticamente irresolubles que
de la política de formar centros educati- rodean a la enseñanza de los chicos y
vos de enseñanza diferenciada. En efec- chicas pertenecientes a las minorías, es-
to, quienes preferirían que sólo hubiera pecialmente los deteriorados centros de
escuelas públicas, ven en la enseñanza las ciudades. Las llamas de esta contro-
diferenciada por sexos el primer paso en versia se avivan con las reacciones por
el camino a poder tener más elección a la
los errores detectados y por las perjudi-
hora de elegir el centro educativo. En un
ciales implicaciones de los enfoques que
sistema en el que la ayuda del gobierno
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función de la raza, cultura o clase social vida en familia mientras que los hom-
ya que por separado o en conjunto influ- bres dominaban la polis o la esfera pú-
yen en el éxito académico? Al aparecer blica del trabajo, la política y la vida
continuamente en el debate, estas cues- intelectual (Welter, 1996). La biología
tiones han generado una intrincada si- conformaba el verdadero destino.
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les han generado en ellas diferentes acti- bargo, la obra definitiva que activó el de-
tudes, aspiraciones y expectativas que li- bate sobre la homogeneidad y la diferen-
mitan sus oportunidades y opciones en cia e hizo que el público internacional
la vida. Sin embargo, hay también una conociera el tema fue In A Different Voice
creencia subyacente de que en las clases (Con una voz diferente) de Carol Gilligan
no diferenciadas no se ha tratado igual a (1982), que se tradujo a nueve idiomas.
las niñas y a los niños y que las chicas Aparentemente tenía significado para
en particular pueden aprender de mane- muchas mujeres de todos los países y cul-
ra más eficaz si están separadas de los turas. Sin embargo, también provocó una
chicos. Esta opinión adquiere a veces una oleada de reacciones y debate, especial-
mentalidad más radical con elementos de mente entre las feministas. Y aunque era
la teoría de la subordinación en la que se esencialmente un estudio del desarrollo
ve a las mujeres como víctimas del domi- moral, allanó el terreno para posteriores
nio masculino tanto en la sociedad en ge- estudios sobre las diferencias de género
neral o en una clase no diferenciada. Otra que han tenido profundos efectos sobre
idea, más conservadora considera que los las políticas educativas. A la larga, aun-
hombres y las mujeres son diferentes tan- que involuntariamente, el texto dio cre-
to biológicamente como en sus intereses, dibilidad a los argumentos a favor de la
y los programas de enseñanza diferen- enseñanza diferenciada.
ciada son los que mejor pueden satisfa-
cer estas diferencias. Gilligan situaba su teoría sobre dos
puntos principales: que las mujeres como
2. Desde la psicología de la dife- grupo difieren de los hombres en su orien-
tación básica hacia la vida y que muchas
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que para ellas, reivindicaba peligrosa- chicas ese compromiso está ligado al rol
mente la ideología victoriana acerca del subordinado de las mujeres en la socie-
género. Otras se alegraban del elevado dad (Gilligan, 1992). Después descubrió
terreno moral que sugería para las muje- que las chicas de las escuelas públicas y
res, al liberarlas de lo masculino como de diversa formación cultural expresaban
norma y así valorar sus cualidades úni- sentimientos similares de aislamiento y
cas. De cualquier manera, la teoría de pérdida (Gilligan, 1995).
Gilligan y el movimiento que generó en
el campo académico dejaba al descubier- El trabajo de Gilligan apoyaba la idea
to el «dilema de la diferencia»: tanto si de que los hombres y las mujeres no son
reconocemos las diferencias como si no necesariamente iguales y que deberían
les hacemos caso, de todas maneras, nos reconocerse sus distintas formas de per-
encontramos con una connotación nega- cibir la realidad. Sus conclusiones apor-
tiva (Minow, 1990). tarían apoyo teorético a las deducciones
empíricas de los investigadores de la edu-
Y lo que es más importante, el libro cación y de los defensores de las mujeres
creó una base teorética para los posterio- que examinarían la igualdad de género
res estudios de Gilligan con chicas ado- en la siguiente década. Su investigación
lescentes. Es aquí donde su trabajo dejó de los aspectos únicos a los que se en-
una huella definitiva tanto en las políti- frentan las adolescentes en su lucha por
cas educativas como en las prácticas edu- desarrollar un sentido de sí mismas apor-
cativas. De sus entrevistas con chicas que tó mucho al creciente debate sobre la edu-
estudiaban en distintas escuelas indepen- cación de las niñas, especialmente en la
dientes privadas, Gilligan concluyó que etapa media de su educación secundaria.
razones para esto: las chicas perdían la cos. Aunque aún había diferencias en sus
autoestima a medida que se aproxima- resultados en las pruebas estandarizadas
ban a la adolescencia, los profesores fa- en el ámbito nacional, particularmente
vorecían a los chicos en la interacción en en los niveles más avanzados de mate-
clase, los chicos dominaban el espacio de máticas y ciencias, las alumnas cursa-
intervención de la clase y negaban a las ban más asignaturas de matemáticas y
chicas la posibilidad de participar de un ciencias en el instituto y en la universi-
modo igual en las clases (Sadker y dad, sacaban mejores notas que los alum-
Sadker, 1994; Wilkinson y Marrett, 1985; nos y había más licenciadas que
American Association of University licenciados. Y así, la percepción popular
Women Educational Foundation, 1998; empezó a cambiar. Surgió un nuevo gé-
Spender y Sarah, 1980). nero de literatura popular que se centra-
ba en el fracaso de la enseñanza para
Los gobiernos y los centros educati- satisfacer las necesidades de los chicos
vos de todo el mundo respondieron con (Pollack, 1998; Kindlon y Thompson,
una proliferación de programas especia- 2000). En los Estados Unidos existía un
les diseñados para aumentar el rendi- atraso en este sentido. Otros países de-
miento académico de las alumnas sarrollados ya habían empezado a darle
especialmente en matemáticas y ciencias. mucha importancia a este tema (Connell,
Parecía que ellas eran las víctimas y qui- 1996; Yates, 1997). Se nos decía que eran
zá los chicos eran en parte los que las los chicos quienes estaban fracasando
convertían en víctimas. Este fue el tema académica y socialmente; la estructura y
recurrente en la investigación de la igual- expectativas de comportamiento de la ma-
dad de género durante los primeros años yoría de los centros no diferenciados y en
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gunos países como Australia, por ejemplo, Esto llevó al debate sobre la homoge-
dotaron estas iniciativas de amplios fon- neidad y la diferencia a una nueva di-
dos estatales. En Estados Unidos, el sec- mensión. Al mismo tiempo que las chicas
tor privado se ocupó en gran parte de se quedaban rezagadas en matemáticas
este asunto. Cualquier intento por parte y ciencias, especialmente en los niveles
de la dirección de los centros educativos más avanzados, los chicos se quedaban
de titularidad pública respecto de atrás en lengua, literatura e idiomas. Más
implementar estas políticas se encontra- chicos que chicas tenían problemas de
ba con denuncias legales. aprendizaje, suspendían y eran expulsa-
dos de la escuela y menos realizaban es-
A principios de los 90 estaba claro que tudios superiores. Se produjo una
las chicas habían empezado a reducir las reacción contra la supuesta victimización
diferencias de rendimiento con los chi- de las chicas y «¿Qué pasa con los chi-
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pruebas orales como en las de matemáti- a una edad temprana. En todo el mundo
cas de las pruebas de acceso a la univer- hay un mercado abundante de juegos de
sidad así como en los exámenes especí- ordenador y salas de videojuegos que es-
ficos para entrar en las carreras de me- tán pensadas para atraer a los chicos.
dicina y derecho. Y al final, es mucho Por eso, en el momento en el que em-
menos probable que las mujeres elijan piezan la etapa media de la enseñanza
las matemáticas, las ciencias (excepto la secundaria, las chicas muestran menos
biología) o la tecnología como una opción interés por los ordenadores que los
profesional (Salomone, 1999). Esta es la chicos.
realidad a pesar del hecho de que las chi-
cas suelen aventajar a los chicos en los También hay pruebas de que al me-
cursos desde la escuela primaria hasta nos parte de la diferencia en el rendi-
la enseñanza superior. La explicación es miento de las matemáticas se debe a la
en parte que más chicas se presentan a mayor capacidad de recuperación de da-
los exámenes de alto riesgo, incluidas las tos matemáticos de los chicos. En la uni-
que tienen una capacidad o rendimiento versidad, los chicos tienen una ligera
más bajos. Pero la tendencia es que los ventaja con respecto a las chicas por la
chicos predominen en los niveles más al- velocidad en que contestan correctamen-
tos y bajos de estos exámenes; hay más te problemas computacionales básicos y
chicos entre los intelectualmente dotados esta diferencia de décimas de segundo en
excepcionalmente y entre los que tienen el cálculo puede liberar la capacidad men-
problemas de aprendizaje. tal para otro tipo de problemas matemá-
ticos, especialmente en pruebas crono-
Pero al mismo tiempo, el hecho de que metradas. Sin embargo, los investigado-
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la mayor atención por parte de los cen- res han descubierto que esta capacidad
tros educativos y el cambio de actitudes no es genética y que puede mejorarse
en la sociedad haya reducido la diferen- significativamente con la práctica (Royer
cia que favorecía a los chicos en matemá- et al., 1999; Royer et al., 2002). Al mis-
ticas y ciencias, indica que el rendimiento mo tiempo, aunque los chicos desarrollan
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en estas áreas puede cambiar y que no la capacidad verbal más despacio que las
es algo biológico. Y el hecho de que pocas chicas, parece que se ponen al día en la
diferencias en el rendimiento motivadas secundaria a juzgar por sus resultados
por el género se hagan evidentes hasta en las pruebas estandarizadas. Parte de
la preadolescencia sugiere que la sociali- esta puesta al día se debe sin duda a la
zación en el colegio, en el hogar y en la maduración y parte a la gran importan-
sociedad en general puede contribuir en cia que se le da a la capacidad verbal y a
parte a estas diferencias. Los ordenado- la lectura en los primeros cursos. Algu-
res, por ejemplo, se consideran normal- nas de las diferencias entre los sexos que
mente como una cosa de chicos y estos observamos que persisten en el rendi-
tienen muchas más oportunidades de de- miento escolar pueden ser motivadas por
sarrollar una familiaridad y comodidad los problemas académicos y sociales más
con ellos simplemente a través del juego graves que caracterizan a los chicos po-
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Hasta entonces, existe un peligro real BROWN, L. M. y GILLIGAN, C. (1992) Meeting at the
Crossroads (New York, Ballantine Books).
de que las persistentes cuestiones del de-
sarrollo que rodean a la homogeneidad y BURTON, L. (Ed.) (1990) Gender: an International and
Mathematics Perspective (Londres, Cassell Educational
la diferencia y al bagaje político e ideoló-
Limited).
gico que pesa sobre esa distinción, pue-
dan frenar a los educadores a la hora de CHODOROW, N. J. (1978) The Reproduction of Mothering
(Berkeley, University of California Press).
probar enfoques alternativos que satisfa-
gan los visibles diferentes métodos de CONLON, R. W. (1996) Teaching the boys: New research
on masculinity and gender strategies for schools,
aprendizaje y patrones de desarrollo de Teachers College Record, 98:2, Invierno, pp. 206-35.
al menos algunos chicos y chicas. Con
CONNELL, R. W. (1995) Masculinity (University of California
esto no quiero decir que todos los chicos Press).
y chicas sean esencialmente iguales sin
DEEK, J. (2001) Girls Will Be Girls (New York, Hyperion).
ninguna diferencia dentro de su grupo,
ni tampoco que todos se beneficiarían con FENNEMA, E. y LEDER, G. C. (Eds.) (1990) Mathematics
la enseñanza diferenciada. Simplemente and Gender (New York, Teachers College Press).
pienso que algunos saldrían beneficiados GILLIGAN, C. (1982) In a Different Voice (Cambridge, Harvard
con los programas de educación diferen- University Press).
ciada, ya fuese en centros específicos o GILLIGAN, C. (1990) Preface: Teaching Shakespeare’s sister:
en clases diferenciadas dentro de una es- Notes from the underground of female adolescence,
en C. GILLIGAN; N. P. LYONS y T. J. HAMMER (Eds.)
cuela mixta. Y para esos estudiantes, la Making Connections (Cambridge, Harvard University
enseñanza diferenciada debería ofrecer- Press).
se como una opción válida y no limitada GILLIGAN, C. (1995) Between Voice and Silence: Women
a las familias privilegiadas que pueden and Girls, Race and Relationships (Cambridge, Harvard
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medida que se desarrollen, sin olvidar que and the implicit questions regarding
hay diferencias dentro de cada grupo. gender equity and single-sex programs.
Surge entonces la cuestión de cómo sal- Is it the gender separation itself that
var la diferencia en el rendimiento de makes single-sex schooling more
ambos sexos en el programa de estudios appropriate than coeducation at least for
y en las aptitudes. Y aquí es donde en- some students? The article studies the
tran en juego las políticas educativas y conflicting arguments, with some of its
la práctica educativa. implications for policy and practice.
Summary:
Sameness and Difference. The
Dilemma of Gender Equity in
Education
Over the past decade, the topic of sin-
gle-sex schooling has become the subject
of heated debate in the United State
among policymakers and scholars across
the political spectrum, defying
conventional political labels. Proponents
point to a real educational equity for girls
año LXV, n.º 238, septiembre-diciembre 2007, 433-446