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Maratón hacia la Confirmación

¡Hola!

Imagínate que quieres correr una maratón; quizás en Bogotá, Madrid o incluso en Nueva York. Es
imposible sin entrenarse. Al menos un año antes tienes que comenzar a correr. Tienes que ir
subiendo el ritmo y aumentando el recorrido. Y si quieres ser realmente bueno, deberías modificar
quizás tu alimentación, renunciar por un cierto tiempo a esas papas fritas tan ricas y a esas
chocolatinas tan tentadoras. Como recompensa a tus esfuerzos notaras como tu cuerpo se
trasforma semana a semana, se embellece y se pone en forma. Un buen día llega la carrera. A
otros les falta aliento, pero tú tienes por lo visto unas reservas infinitas y estas en los primeros
puestos.

Algo parecido pasa con el curso de catequesis de Confirmación al que te has inscrito. También aquí
hay que comenzar al menos un año antes para estar realmente a pleno rendimiento en un tema
tan importante. Puedes decir: “correr un maratón me gustaría un montón. Pero la confirmación la
consigo fácilmente. ¿Para qué tantas molestias?”. Ok, hagamos la comparación:

Maratón hacia la Confirmación

En la maratón está en juego tu fuerza En la Confirmación es importante que


física. esté preparada tu alma, tu YO.

En la maratón recurres a tus propias En la Confirmación asimilas en ti la fuerza


reservas de fuerza. de Dios (a la que puedes recurrir más
adelante).

Una maratón eleva tu autoestima. En la Confirmación Dios mismo fortalece


tu identidad como su hijo querido y su
colaborador.
Está claro que no podemos comparar del todo una maratón con la Confirmación. Una maratón se
puede correr o no correr. En realidad da igual si uno ha llegado en Bogotá, Berlín o en Nueva York
en el puesto 577 o en último lugar o si uno ni siquiera se ha calzado las zapatillas de maratón
alguna vez.

Pero no buscar a Dios aunque uno sabe que existe es una insensatez. Es meter la pata hasta el
fondo. Y en la confirmación se trata precisamente de esto: tienes la oportunidad única de
descubrir a Dios, de abrirle tu corazón y de dejarle que se acerque íntimamente a ti.

El plan de entrenamiento en cuatro pasos

Bueno, y ahora el programa de entrenamiento. Es exigente, pero las cosas grandes no se


consiguen sin esfuerzo. Cumple los cuatro pasos que te harán avanzar mucho en el entrenamiento
para una vida con Dios: 

1. No perderse el discurso

¡No faltar a ninguna de las catequesis! no te perderías ni una hora


de entrenamiento Si quisieras correr la maratón de Nueva York. 

2. Buscar la cercanía de Dios


¡Ir cada Domingo a la Santa Misa! sin excepciones. Siempre.
Aunque llueva o truene. Aunque tuvieras una fiesta o por la
mañana esté previsto un paseo. La santa misa es una cita
con Dios y esto no se rechaza.

3. Entrar en diálogo con Dios

La regla del borde de la cama dice: por la mañana no superar el


borde de la cama sin la oración de la mañana; por la noche no
superar el borde de la cama sin la oración de la noche. Nadie
puede mantener una relación con Dios si no habla con él. Llorar no es otra cosa. Sobre todo es
importante el PADRENUESTRO,  pero también las AVEMARÍA. Y busca en la Biblia los salmos: son
las oraciones más hermosas de la humanidad. Tómate tiempo también para la oración libre,
expresando todo lo que te preocupa.

4. Escuchar el mensaje de Dios

¡Mira a ver cómo te haces con una Biblia!  Puedes conseguir que te la regalen alguna edición
bonita.  La Biblia es como una larga carta que Dios ha escrito para ti.  Intenta leer la de vez en
cuando, quizás más en vacaciones. Es mejor que comiences por el Nuevo Testamento, con los
evangelios. Intenta comprender como Dios te habla a ti mediante su palabra.

¡Uff!  Creo que es suficiente para empezar. ¡Pásala bien con la catequesis de
Confirmación de este 2020!

En nombre de tu Párroco y Catequistas.

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