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Saint Simón

Para Saint Simón, el adelanto de la crisis en que estaba hundida Europa,


donde concluía el siglo de las luces, se diluía la sociedad feudal, nacía el sistema
industrial y subsistían los avatares oportunos de los cambios políticos, sociales y
culturales que indujo la Revolución Francesa, era el principio que le imputaban a la
falta de una doctrina dispuesta a realizar alguna influencia sobre la conducta
individual y requerían de una honda renovación espiritual que proyectó la
necesidad de elaborar una doctrina, la ocupación de esta era convertirse en el
cimiento del reordenamiento que requería la sociedad europea. Saint Simon
planteó dar respuesta a esta petición, y manifestó los principios de la doctrina
positiva, destinada a ordenar las relaciones sociales y reponer la unión de la
sociedad, sin embargo, con algunos matices, colocaron a la educación en el
centro de su proyecto.

El positivismo se bautiza así, sin pretenderlo, en un instrumento de


certificación de la educación, cuya institucionalización en forma de sistema
comenzaba a acentuarse por aquellos tiempos, ya que, la encomendada de
infundir aquella doctrina positivista correspondía ser la escuela; la función de ésta
mediante dicha tarea de inculcación, era dotar a la sociedad de la época de la
cohesión y la justicia que necesitaba. Esta idea se fundaba, en dos principios
centrales que guían el pensamiento de Saint Simon sobre la educación: a) que la
sociedad es una comunidad moral, cuya cohesión descansa en la adhesión
generalizada a un tronco común de ideas-sentimientos; y b) que es necesaria una
doctrina orgánica, unitaria, que sirva de fundamento al nuevo orden social.

En este sentido, Saint Simon citado por Lerena (1985) explica que "el lazo
más fuerte que puede unir a todos los miembros de la sociedad es la semejanza
de sus principios y sus conocimientos, y esta semejanza sólo puede existir como
resultado de la enseñanza otorgada a todos los ciudadanos" (Pag. 83). En otros
términos, simplemente a través de la educación era viable establecer los hábitos
básicos de pensamiento y acción obligatorios para formar la fuerza cohesiva que
la sociedad estaba necesitando.
Para percibir mejor la propuesta de Saint Simon hay que tener en cuenta su
idea de la división entre poder temporal y poder espiritual o ideológico. En la
sociedad industrial, el poder temporal es practicado por los industriales, mientras
que el poder espiritual está en manos de los sabios positivos y le incumbe,
esencialmente, a la instrucción pública.

 La reorganización del poder espiritual exige, en resultado, la reorganización


de la educación de acuerdo a esta repartición del poder y según un plan
totalmente nuevo. En este sentido, propone al rey la promulgación de una serie de
ordenanzas que constituyen su plan concreto de instrucción pública. Allí, Saint
Simón se encarga de la instrucción primaria, que es donde él ve los problemas
más urgentes. Mancomuna la escuela a trabajo, a enseñanza útil, a acceso a la
producción, a remedio de la ignorancia y de la pobreza. Sin embargo, la escuela
no es la única instancia educativa, también lo son la familia y la iglesia, pero la
escuela por ser controlada por el Estado, debe ser despótica. Esta institución se
constituye así, desde la representación de Saint Simon, en un aparato político en
manos del Estado, y las relaciones educativas se sitúan en el campo de las
relaciones de dominio ideológico.

Karl Marx

Para Marx (1818-1883) sus ideas sobre la educación, desplegadas de maneras


desordenadas pero perseverantes en sus variados escritos, son primordiales para
entender aspectos de la educación que no estaban contemplados en el plan positivista.

Aunque la educación no fue un tema que Marx se entendiera tratar de manera


evidente, ocupa un lugar significativo en sus obras, tanto en las consignadas al análisis de
la sociedad capitalista, como en aquellas donde se narra a la sociedad socialista. Marx
choca prácticamente todo el espectro de problemas que son inevitables en una sociología
de la educación: el sistema de enseñanza; la gratuidad-obligatoriedad de la enseñanza; la
relación entre la escuela, el Estado, el gobierno y la Iglesia; la función educadora del
Estado; el carácter público-privado de la enseñanza; los contenidos de la enseñanza; la
división del trabajo y la educación; la cultura, los científicos y los intelectuales; la infancia y
la educación familiar.

Para entender los planteamientos de Marx sobre la educación es necesario


conocer dos aspectos esenciales del pensamiento de Marx: su pensamiento del hombre y
sus ideas sobre el trabajo. El trabajo forma el centro, tanto de sus análisis científicos,
como de sus propuestas programáticas para la educación. Con respecto a hombre,
este mantiene que es un ser genérico, proporcionado de un potencial humano,
cuya realización pende de las relaciones que origine con otros hombres.

Esto lleva a afrontar a la sociedad capitalista quien deforma la relación del


hombre con la naturaleza, y el trabajo, en lugar de ser la expresión de la
capacidad creativa del ser humano, se reduce a un medio para ganar dinero.
Fuera de la sociedad capitalista, el trabajo se constituye en la clave para
comprender la realidad: el hombre llega a ser hombre en virtud del despliegue de
su actividad en el trabajo, es decir, merced a su actividad práctica. A través de
ésta se produce a sí mismo y produce la sociedad.

Estas ideas sobre el hombre y el trabajo componen el cimiento de las


reflexiones de Marx sobre la educación. Empieza el tema de dos maneras
diferentes, según se trate de sus análisis científicos de la sociedad capitalista, o de
sus propuestas programáticas para la edificación de una sociedad socialista. En el
contexto de la sociedad capitalista Marx sostiene que la educación es de entorno
clasista, que sigue un elemento ideológico en manos del género dominante para
eternizar la relación de clases existente, es decir, para reproducir las condiciones
(ideas, hábitos, formas de conducta) que la conservan en el poder. En la sociedad
socialista, sustenta Marx que, la educación debe gestionar el progreso del
'potencial humano'; para ello es necesario unir la enseñanza con el trabajo
productivo.

Marx repercutía a favor de la lucha por una educación igualitaria. Criticó por
un lado las propuestas que consideraban que podía haber una escuela igual para
todas las niñas y niños en una sociedad capitalista establecida en la desigualdad
entre quienes tenían la propiedad de los medios de producción y quienes tenían
que vender su fuerza de trabajo. Sin embargo, sí reflexionaba que la lucha por una
escuela igualitaria constituía parte de la lucha por una sociedad igualitaria que
sustituyera al capitalismo. Defendió la universalización de la escuela para toda la
población. La facilidad era considerada como una condición necesaria para el
acceso igualitario de todas y todos a la educación. También se oponía a la
segmentación entre centros privados para las clases altas y centros públicos para
el resto. Finalmente, defendía la imposición de la escuela frente a las diferentes
aprovechamientos infantiles que frenaban la asistencia.

Su proposición contenía el carácter laico de la escuela, donde sólo se


enseñaran los saberes de las desiguales ciencias y no las diferentes doctrinas de
los partidos o clases sociales. Indispensablemente ese carácter laico y pluralista le
llevaba a oponerse a las escuelas adoctrinadoras en una establecida ideología o
religión, y también a proponer una educación social que no dejara a las niñas o
niños en manos de una única forma de ver las cosas por parte de su familia. No
obstante, eso no suponía defender una imposible educación neutral. Proponía que
las escuelas y los diferentes niveles del sistema educativo estuvieran
inspeccionados por las organizaciones obreras y populares.

Emile Durkheim

Durkheim (1858-1917) dedicó varias de sus obras a la educación, es más,


es en éstas donde su orientación epistemológica y su teoría sociológica general se
expresan de manera genuina. Algunos le atribuyen la “paternidad” de sociología
de la educación, constituyó la sociología como una ciencia autónoma, en lugar de
hacerla depender de las Ciencias Naturales. Durkheim abordó en sus trabajos
sobre la educación: la escuela, la acción educativa, la relación pedagógica, la
disciplina escolar, los contenidos de la enseñanza, el papel del maestro, la función
del Estado en materia educativa.
Durkheim consideraba que la sociología de la educación debía tener una
orientación práctica con dos finalidades: a) proporcionar al profesorado un análisis
científico de la educación que les diera información y que les ayudase a resolver
sus problemas; b) racionalizar su moral proporcionando así nuevos criterios de
actuación educativa.

De igual manera, este hace una elegancia primordial en sus trabajos de


investigación, entre las sociedades según se dé en ellas la solidaridad mecánica u
orgánica. La primera se da en las sociedades primitivas, donde sus miembros
comparten unas ideas y creencias. La solidaridad orgánica se da en las
sociedades modernas, con una especialización de funciones y unas diferencias de
profesión y entornos sociales; la división del trabajo cohesiona entonces a sus
miembros haciendo posible ese nuevo tipo de solidaridad social

Sin embargo, a lo largo de su vida, se observa una evolución en la que el


ascenso académico va descargando un papel mayor en una solidaridad orgánica,
ya no tan basada en la división del trabajo. El ascenso en torno a unas normas
tiene un papel cada vez más trascendental en la cohesión social. La educación
ocupaba para él un lugar muy relevante en el objeto de la sociología, ya que la
entendía como la socialización ejercida por las generaciones adultas sobre las que
todavía no habían alcanzado el grado necesario de madurez.

La introducción de la perspectiva sociológica en el estudio de la educación


supuso una revolución respecto a cómo se había emprendido tradicionalmente. Su
carácter social discutía las presunciones de filósofos y pedagogos de diseñar la
educación ideal para todo tipo de sociedad. Por el contrario, se descubría así el
papel de las instituciones educativas y sus funciones dentro de una sociedad
determinada. Sin embargo, la lógica interna de la institución proporcionaba al
sistema escolar una relativa autonomía.

Educación y cambio social

Partiendo de inherente carácter social de la educación, la vinculación entre


sociedad y la antes mencionada hace que el estado de desorden que afecta a
muchos ámbitos sociales se haya situado también en el medio educativo. Y ello
acata a tensiones en el mundo político, a penetrantes transformaciones del mundo
cultural que perturban de manera radical al compuesto de normas, valores y
costumbres, a métodos de globalización y mundialización de la actividad
económica, en definitiva, a una problemática que cruza múltiples esferas de lo
social.

Lo cierto es que la polémica en relación con la misión, las formas de


desempeño y la contribución social de la educación está hoy tan presente en
nuestro entorno que los temas a debate son múltiples y diversos. Sin embargo,
para pensar en la relación entre el cambio social y la educación se debe comenzar
por entender que educación no es sinónimo de escuela, sino que se trata de un
concepto mucho más amplio que significa el proceso a través del cual los seres
humanos conservan (y modifican) la cultura transmitiéndola de generación en
generación.

López manifiesta, en el libro Sociología de la educación (1994) en la que resalta lo


siguiente:

Lo interesante es que la sociología de la educación como


disciplina ha desarrollado un cuerpo de conocimientos que
nos permite, a su vez, el desarrollo de la conciencia
sociológica como un tipo de saber que nos capacite sobre las
características y dinámica propia de la realidad social y sobre
la forma de incidir en ella. La teoría de la socialización
nombre que le asigna a la explicación elaborada por
Durkheim, para aprender a vivir en sociedad, permite
entender cómo se logra la adquisición de los valores, ideas,
creencia y normas que regulan la vida de la sociedad
( López, 1994, p. 11 ).

Esto confirma que será la sociología a través de sus fundamentos teóricos


quien conceda a la sociedad las materias necesarias para que empleen
costumbres o prácticas de aprendizaje en una nueva realidad social y se respete
la autonomía, cultura para el desarrollo de su identidad. Lo que se procura es que
los seres humanos asimilen a vivir en sociedad, y resaltar de cada integrante los
valores, ideas, creencias y pautas que vigoricen la vida en sociedad y se suscite la
democracia cognitiva, y la ética ciudadana.

En síntesis la educación es el proceso a través del cual los adultos eligen


ciertos medios de orientación y los transfieren a las nuevas generaciones con el
objetivo de formarlos y de construir un futuro a largo plazo. Entre el siglo XIX y la
primera mitad del siglo XX, en casi todo el mundo, la escuela se convirtió en la
forma hegemónica a través de la cual se solucionó la cuestión educativa. La
mayoría de los países establecieron la obligatoriedad de la educación escolar
básica, lo que implicó en una extraordinaria expansión matricular.

Por lo tanto, la escuela es una institución fundamental para entender la


educación en nuestros tiempos, hasta el punto en que cuando le hablamos a
alguien de educación inmediatamente piensa en la escuela.

Los cambios sociales también trajeron apareados importantes mutaciones


en el mundo de la cultura que afectan otros semblantes de la formación de las
personas. Por ejemplo: Uno de estos cambios se relaciona con el cambio
tecnológico permanente y cómo convivir con él. Un aspecto que sin duda será
fundamental para las generaciones futuras.

Muchos mecanismos de cambio se generan en el primer nivel, como los


nuevos inventos científicos y tecnológicos, la reformulación de los dogmas
religiosos, las nuevas formas culturales como las modas, el progreso de las
lenguas, los cambios en las costumbres que generan desarrollo o desvalorización
de la población, entre otros. Algunos cambios pueden quedarse en este nivel y se
transmiten a través de los procesos de aprendizaje social.

Sin embargo, en la generalidad de los casos los cambios culturales se


traducen en cambios en las prácticas que definen los roles, y finalmente producen
cambios en la estructura social ya sea cuantitativos (como los procesos de
crecimiento demográfico o movilidad social ascendente o descendente),ya sea
cualitativos cuando suponen un cambio radical de las instituciones sociales, es
decir, de las reglas de juego de una sociedad y consiguientemente de la
distribución del poder social (como el paso de la sociedad feudal a la capitalista,
ejemplificando). Estos procesos de cambio frecuentemente son evolutivos, pero en
algunos casos se originan a partir de graves conflictos sociales como las
revoluciones o las guerras.

La sociología dilata a pensar que las sociedades nuevas han hecho viable
que el ser humano sea más autónomo y reflexivo, aunque los procesos de
modernización concretos sean eventuales, violentos y deshumanizados.
Igualmente tiende a considerar que a través de la cultura se pueden domar las
tendencias más destructivas de la especie y construir un mundo que satisfaga las
necesidades y aspiraciones de todos los seres humanos.

Funciones Sociales de la Educación

Díaz 2008, destaca que las funciones sociales de la educación se


administran en tres dimensiones fundamentales: preservar la cultura social,
desarrollar la cultura social y promover la cultura social.

La función preservadora de cultura de la educación, avala la continuidad y


conexión que permite a la sociedad permanecer más allá de la vida de los
miembros que la satisfacen. La transmisión de la cultura es condición de
conservación de la sociedad y se logra de una generación a otra. La función de
desarrollo de cultura de la educación, está en correspondencia con la formación
de personas críticas y creativas que generen nuevos conocimientos y den
respuesta desde un enfoque histórico cultural a los problemas presentes y futuros
transformando y enriqueciendo la sociedad.

La función de impulso de cultura de la educación perfecciona las de


resguardar y tender en tanto logra mediar entre una y la otra, creando que las
personas libres y creadoras que se formen, adaptadas a las normas sociales del
grupo, estén preparadas para propagar la nueva cultura que se va fundando como
una nueva carácter a lo largo del proceso educativo y permita así que las nuevas
actitudes, valores y esquemas de conducta de la sociedad no la desequilibren, si
no que la desarrollen y realcen a un nivel superior (Díaz, 2008).

Refiere además que desde las funciones sociales de la educación se


definen los objetivos de las políticas educativas de la sociedad como: la incidencia
de la capacitación profesional, social y política de sus miembros en el progreso del
país. El control social que los dirigentes puedan ejercer sobre las ideas, valores y
actitudes que se desean transmitir. La mejora de la calidad humana de los
individuos. La democratización de la enseñanza bajo el principio de igualdad de
oportunidades. La relación entre los intereses individuales y los intereses sociales.
El perfeccionamiento continúo del sistema general de educación.

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