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2 M ARIANO F RULLA
I - LA F AMILIA 3
DERECHO DE FAMILIA
4 M ARIANO F RULLA
I - LA F AMILIA 5
Alicia García de Solavagione
DIRECTORA
DERECHO DE
FAMILIA
COORDINADOR:
José Luis BÁEZ
AUTORES:
José Luis BÁEZ
Martín Andrés F LORES
Mariano F RULLA
Alicia GARCÍA DE SOLAVAGIONE
María Julieta ROJO CANTOs
Agostina TULA
Córdoba
2016
6 M ARIANO F RULLA
692 p. ; 23 x 16 cm.
ISBN 978-987-551-295-5
PALABRAS PRELIMINARES
1
KLEISER, Luis Martínez, Individuo de Número de la RAE (compilador), Refranero
general ideológico español, 3ª reimpresión, Hernando, Madrid, de MCMLXXXIX,
p. 416.
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CAPITULO I
LA FAMILIA
1. La familia
1 BORDA, Guillermo A., Tratado de derecho civil. Derecho de familia, Perrot, Bs. As.,
1989, ps. 12 a 14.
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Crisis de la familia
Desde principios del siglo XX, como consecuencia de una serie de
procesos que venían afectando de diversos modos a la institución familiar,
se comenzó a hablar de la «crisis de la familia». El quebrantamiento de la
disciplina familiar, la relajación de las costumbres, la declinación de las
convicciones religiosas, la despreocupación por los hijos; sumado a la
proliferación de las uniones de hecho, al aumento de los nacimientos
extramatrimoniales, a la práctica extendida del aborto, a la indiferencia
respecto del matrimonio y disminución de los requisitos y formalidades
para su celebración, y al alto índice de divorcialidad unido a las nuevas
tendencias que promueven la defensa del derecho absoluto e incondicio-
nal de cada cónyuge a obtener el divorcio vincular, fueron algunas de las
causas que comenzaron a captar la preocupación de sociólogos, moralistas
y doctrinarios. Además, el avance de la técnica genética había logrado, a
través de la inseminación artificial, la separación de dos hechos natural-
mente unidos: el acto sexual y la procreación. En este escenario, desde el
derecho se procuró dar respuestas a través de numerosas leyes que
buscaron defender y fortalecer a la familia.
Autores como Ferrer, atribuyeron la causa fundamental de la crisis
familiar y social a una nueva moral individualista. Sostuvo dicho autor, que
«… una filosofía individualista que postula el derecho del individuo
a la felicidad, y los principios de la libertad e igualdad llevados a sus
máximos extremos alientan no sólo el relajamiento general de las
costumbres, sino también (…) el debilitamiento y la pérdida de
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7 CERUTTI, María del Carmen, El orden público en el Código Civil argentino. Algunas
cuestiones relativas a su uso. Libro homenaje al Dr. Buteler Cáceres, Advocatus, Cba.,
1990, ps. 107 a 111; citada por FANZOLATO, Eduardo I., ob. cit., p. 66.
8 FANZOLATO, Eduardo I., ob. cit., p. 67.
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inter vivos y mortis causa» 10. Esto significa que estaremos en presencia
de una familia, para la ley, siempre que exista el deber de asumir cargas
familiares, aun cuando los vinculados por esa carga no tengan parentesco
entre sí, ni conformen una convivencia sexual.
Ahondando en el concepto de carga familiar, debemos distinguir
según ésta sea un deber alimentario o un deber de contribución. Las
cargas familiares alimentarias presuponen la necesidad en el alimentado;
hacen a la subsistencia de los miembros de la familia inhabilitados para
afrontar por sí mismos las exigencias vitales. Se fundan en el principio de
solidaridad familiar y en el imperativo de asegurar la supervivencia de
ciertas personas vinculadas familiar o cuasi familiarmente. En cambio, las
cargas de contribución se traducen en obligaciones que se imponen a
quienes residen familiarmente en un mismo hogar, consistentes en sopor-
tar los gastos para su propio sostenimiento y el de los diversos miembros
del grupo. Se fundan en razones de equidad de naturaleza colectiva, por
lo que la obligación de soportar las cargas comunes se impone a cada
integrante de la familia según sus posibilidades concretas, en la medida de
sus recursos económicos. Es dable agregar que, sea de un tipo o de otro,
toda carga familiar no se agota en el aspecto pecuniario sino que debe
integrarse con la asistencia moral y el apoyo afectivo indispensable en
todo vínculo de naturaleza familiar, aun cuando la satisfacción de esta
carga afectiva no pueda lograrse por los mecanismos de exigibilidad
propios del derecho patrimonial.
En resumen, participando del concepto que enuncia el maestro
Fanzolato, decimos que «… la familia es un conjunto moral y econó-
micamente solidario, integrado por dos o más individuos que viven
ligados por cargas familiares recíprocas (inter vivos o mortis causa)
emergentes de los vínculos del matrimonio, de las diversas especies
de convivencia estable juridizada, de la filiación, del parentesco o
de la tutela, curatela o guarda»11.
De esta manera, se superan todas las discusiones doctrinarias que
fueron surgiendo a medida que la estructura de la familia iba mutando:
12 Ibíd., p. 69.
13 F ULCHIRON, Hugues, Del derecho de familia a los derechos individuales. Reflexiones
sobre la emergencia de un modelo familiar europeo, La Ley, Bs. As., 2014.
14 Ibíd., p. 2.
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Familia patriar- Integrada por una pareja conyugal o de hecho que convive con
cal, extendida o toda su descendencia (hijos, nietos, etc. y sus respectivos
polinuclear cónyuges), incluyendo otras personas que viven en el mismo
hogar, vinculadas por lazos parentales o biológico más alejados
(tíos, primos, sobrinos) o afectivos (ahijados, criados, amigos).
Casi extinguida.
Familia nuclear Constituida por la pareja casada que vive con sus hijos comunes.
matrimonial Se reducen los vínculos respecto del linaje y de los parientes
colaterales y por afinidad.
Familia matri- Constituida por una pareja de casados sin hijos, ya sea por una
monial sin imposibilidad o por una exclusión deliberada de la prole por los
descendencia esposos. En estos casos, la falta de descendencia no obsta a que
exista familia.
Familia nuclear Formada por una unión convivencial cuyos miembros tienen
extramatrimo- hijos comunes. Si los convivientes tuvieran hijos de relaciones o
nial matrimonios anteriores se configuraría una familia ensamblada.
Convivencias Unión de hecho estable de dos personas del mismo sexo, que no
heterosexuales tiene descendencia.
estables sin
hijos
Familia Grupo cuasi familiar que se forma sobre la base del vínculo
protectriz jurídico derivado de la tutela, de la curatela o de la guarda. Liga al
tutor y su descendencia, al curador o al guardador con el pupilo,
menor o incapaz a su cargo o bajo su custodia.
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Unión de hecho Uniones convivenciales entre dos personas del mismo sexo reco-
homosexual nocidas por el derecho, con hijos de cada uno de los convivientes
juridizada con o comunes logrados por los procedimientos antes señalados.
hijos
Unión de hecho Formada por una pareja de individuos de igual sexo que convi-
homosexual ven en relación de afectividad análoga a la de un matrimonio,
juridizada sin sin hijos.
hijos
16 Ibíd., p. 11.
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1.4. Funciones
19 GOODE, William J., La familia, traducción española, México, 1966; citado por
FANZOLATO, Eduardo I., ob. cit., p. 30.
20 FANZOLATO, Eduardo I., ob. cit., p. 30.
21 Ibíd., p. 31.
28 M ARIANO F RULLA
22 Ibíd., p. 31.
23 F ERRER, Francisco A. M., ob. cit., p. 20.
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2. Derecho de familia
2.1. Concepto
2.2. Caracteres
espacio, por ello se dice que el orden público tiene una aplicación
subjetiva. Es un concepto revolucionario y dinámico que no surge por
generación espontánea, sino que está sujeto a cambios generacionales,
adquiriendo con el tiempo madurez y nuevas características; en definitiva
su estudio es un problema de axiología y no de lógica jurídica. No obstante,
es de suma importancia subrayar que la relatividad o dinámica de los
principios que dan fundamento al orden público, responde u obedece a la
realidad social cambiante de un país y no a la voluntad discrecional del
legislador de turno.
El derecho de familia toma esta institución y erige toda una sistemá-
tica con particularidades propias, que se ha dado en llamar «orden público
familiar», destinada a protegerla de los posibles abusos que la voluntad
individual podría ocasionarle. De esta forma, la esencia del orden público
se halla en el mandato impuesto por el Estado, el cual limita la autonomía
privada con el objeto de proteger a la familia, asegurando su existencia,
conservación y el desarrollo humano en su interior.
El funcionamiento de la familia, pues, encontrará sus límites en
aquellos derechos que aseguren imperativamente la solidaridad, la igualdad
efectiva entre sus miembros, la responsabilidad y la protección al más débil.
El orden público familiar se manifiesta a través de normas impera-
tivas, inderogables por la voluntad privada, que atienden al interés superior
del Estado. Ellas son de aplicación inexorable y prevalecen sobre cual-
quier acuerdo en contrario de los particulares, siendo insusceptibles de ser
modificadas por la voluntad individual de los sujetos sometidos a ellas; ya
que no podrían pretender alterar la regulación que el Estado impone por
razones de interés social. En supuestos excepcionales, en el ámbito de las
relaciones económicas -subordinadas a las de índoles personal-, el orde-
namiento jurídico reconoce un cierto grado de autonomía; pero lo hace
consciente de que en esos casos la satisfacción concreta del interés familiar
suele descansar en el responsable acuerdo de los particulares. Así, en las
relaciones familiares patrimoniales «… las prerrogativas de esta índole
que se conceden a los individuos, con frecuencia no les son conferidas
en interés personal de los mismos sino para que puedan observar y
atender a las necesidades prevalentes del grupo familiar»27.
27 Ibíd., p. 87.
34 M ARIANO F RULLA
28 DÍAZ DE GUIJARRO, Enrique, Tratado de derecho de familia, TEA, Bs. As., 1953, t. I,
ps. 290 y 291; citado por FANZOLATO, Eduardo I., ob. cit., p. 86.
29 ESPÍN CÁNOVAS, Diego, Manual de derecho civil español, Revista de Derecho Privado,
Madrid, 1963, vol. IV, Familia, p. 6.
30 F ANZOLATO, Eduardo I., ob. cit., p. 87.
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31 Ibíd., p. 88.
36 M ARIANO F RULLA
32 BORDA, Guillermo A., Tratado de derecho civil. Derecho de familia, cit., ps. 18 y 19.
33 FONTANARROSA, Rodolfo O., Derecho comercial argentino, Víctor P. de Zavalía, 1979,
p. 28.
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34 MAZZINGHI, Jorge Adolfo, Derecho de familia, Abaco de Rodolfo Depalma, Bs. As.,
1995, t. I, ps. 38 y 39.
38 M ARIANO F RULLA
38 CICU, Antonio, «La filiación», Revista de Derecho Privado, Serie B, vol. XIV, 1930,
ps. 9 y 10.
I - LA F AMILIA 41
Si bien esta teoría fue seguida por algunos autores italianos -De
Ruggiero, Allara, Allorio, Ferri y Vassalli-, en nuestro país ha sido
rechazada por parte de la doctrina. Esta adhiere al criterio formal de
distinción según el cual, existe derecho público solamente cuando en la
relación jurídica es parte el Estado en ejercicio del poder público o de su
soberanía política. En tal sentido, es evidente que el derecho de familia
queda fuera del ámbito del derecho público.
Borda juzga que toda la construcción de Cicu tiene un apoyo falso,
el criterio de distinción entre derecho público y privado basado en el
interés protegido por la norma; sostiene, al igual que la mayoría de los
autores, que el criterio válido es el que se funda en el sujeto de la relación.
En igual sentido, Guastavino expresa que es incorrecto distinguir entre
derecho público y privado sobre la base del criterio del interés, ya que los
intereses públicos y privados se hallan ligados de forma tal que resulta muy
difícil diferenciar las normas jurídicas conforme a tal criterio. Continuan-
do con la crítica que formula Borda, él reconoce que existe un interés
familiar distinto del individual y del estatal pero considera que ello no
autoriza a crear una rama del derecho autónoma, pues en las asociaciones
también el interés de éstas es distinto al de los asociados y al del Estado,
y no por ello se propugna la clasificación cuatripartita del derecho.
Además, manifiesta que «… la pretensión de desglosar la familia del
derecho privado importa un desconcertante contrasentido. Pues
¿puede concebirse algo más privado, más hondamente humano que
la familia, en cuyo seno el hombre nace, vive, ama, sufre y muere?
¿Dónde, si no en ella, puede refugiarse la privacidad?»39.
Por su parte, Díaz de Guijarro, citado por Belluscio, entiende que las
regulaciones limitativas de la libertad humana y las restricciones norma-
tivas a su manifestación, no significan en absoluto negar la existencia de
derecho privado, ya que éste se construye sobre la regulación limitativa
de la autonomía de la voluntad y en muchas de sus instituciones interviene
el Estado en la formación de relaciones jurídicas. Considera que esta
similitud se ve, especialmente, en los derechos reales, pues no pueden ser
creados por la voluntad humana ni es posible alterar sus efectos legales.
En fin, el número de normas de orden público que contenga una rama del
derecho no modifica su naturaleza. En la misma orientación, Zannoni
sostiene que el hecho de que las relaciones jurídicas estén regidas, en
muchos casos, por normas de orden público, no implica que dejen de ser
relaciones de derecho privado. Señala que en el derecho privado, el
interés público también está presente como una categoría que limita y
condiciona al interés individual.
Francisco M. Ferrer40 señala que el hecho de que exista un interés
familiar superior y distinto de los intereses individuales, y que se limite la
autonomía de la voluntad mediante el orden público, no justifica que se
separe el derecho de familia del derecho civil. Considera que el individuo,
más allá de las limitaciones impuestas por el orden público, mantiene un
decisivo margen de libertad al momento de constituir muchas de sus
relaciones familiares; además, no sólo en el derecho de familia la voluntad
individual se encuentra restringida, también lo está en otras ramas del
derecho civil, como en los derechos reales, el derecho sucesorio, etc.
Afirma, en tal sentido, que la norma de derecho civil es perfectamente
compatible con una regulación limitativa de la voluntad individual.
42 Ibíd., p. 95.
43 En este sentido, México fue el primer país del mundo -año 1917- en promulgar una ley
en la materia independiente del Código Civil.
44 M ARIANO F RULLA
g. Nuestra opinión
Compartimos la postura de la mayoría de los autores de nuestro país
que, en consonancia con la tradición legislativa, consideran al derecho
familiar como parte integrante del derecho civil. No obstante, reconoce-
mos las peculiaridades que presenta el derecho de familia y, en especial,
46 En tal sentido se pregunta Güitrón Fuentevilla: «¿cómo es posible que en ocho o diez
renglones se pretenda encontrar la rectificación a una teoría tan importante y tan
trascendente, como lo fue en su tiempo la de Cicu?». GÜITRÓN FUENTEVILLA, Julián, ob.
cit., p. 83.
47 ANTONI, Jorge S., «La ubicación de la familia en el derecho», Revista Jurídica de
Tucumán, Nº 20, Tucumán, 1969, p. 17.
46 M ARIANO F RULLA
Concepto. Elementos
En el derecho de familia, al igual que en las demás ramas del derecho
civil, emergen derechos subjetivos de las normas jurídicas que lo integran.
Estos, se sostiene en doctrina, son poderes concedidos a los individuos por
el ordenamiento jurídico como medio de protección de sus intereses.
Buteler Cáceres49 señala que el derecho subjetivo es la facultad de obrar
y de exigir con miras a la satisfacción de un interés honesto y justo, digno
de la tutela jurídica.
En efecto, la noción de derecho subjetivo se compone de dos
elementos: el interés, configurado por la necesidad humana del sujeto
que requiere ser satisfecha; y el poder que el ordenamiento atribuye y
garantiza al individuo, a fin de que se valga de él para satisfacer su
interés. Este poder jurídico se integra con un conjunto de facultades que
posibilitan la actuación y el reclamo del individuo, procurando la tutela
de aquel interés.
Clasificación
Siguiendo a Fanzolato, distinguimos dos clases de derechos subjeti-
vos familiares:
a) Otorgados para satisfacer intereses ajenos al titular: no
configuran derechos subjetivos puros, pues se los reconoce con miras al
cumplimiento satisfactorio de un deber consustancial; motivo por el cual
se los ha catalogado de derechos-deberes. Generalmente, se atribuyen a
su titular en razón de determinados deberes morales que se le imponen
hacia otras personas, derivados de un vínculo familiar legalmente estable-
cido entre ellas. En la observancia de esos deberes está interesado el
orden público familiar, ya que hacen a la superior organización familiar,
por lo que la renuncia o abstención injustificada en el ejercicio de estos
derechos configura una conducta reprochable, susceptible de originar
sanciones civiles. El derecho se convierte así en un medio para la
satisfacción de un deber, siendo su ejercicio de naturaleza funcional, a
más de obligatorio. Al ser concedidos sólo para satisfacer el interés
familiar, y no el interés individual de su titular, constituyen dere-
chos instrumentales o derechos con fines altruistas.
Naturaleza. Concepto
Las relaciones jurídicas familiares encuentran su génesis, general-
mente, en un acto jurídico familiar. Sin embargo, existen algunos casos en
los que aquéllas se originan directamente en la ley, la cual atribuye
consecuencias jurídicas a determinados hechos. Por ejemplo, la materni-
dad en la filiación por naturaleza se determina por la prueba del nacimiento
y la identidad del nacido (art. 565 Código Civil y Comercial), es decir, por
un hecho natural -como lo es el parto de la mujer- debidamente acreditado.
En estos casos, las relaciones que surgen del hecho jurídico, y los derechos
y deberes que tales relaciones determinan, no tienen como fuente a la
voluntad de los sujetos, sino a la ley que prevé los efectos jurídicos
imputables a esos hechos. Por ello, no se trataría de un acto voluntario en
los términos del art. 259 Código Civil y Comercial, lo que ha dado
fundamentos a parte de la doctrina para considerar que la teoría general
del acto jurídico sería extraña al derecho de familia.
Sin embargo, en nuestro país ha prevalecido el criterio que sostiene
que el acto jurídico familiar es una especie dentro del género de los actos
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jurídicos en general. Más allá de los casos especiales en los que pareciera
que la relación familiar no tiene como fuente a la voluntad de los
individuos, lo cierto es que, en general, las relaciones jurídicas familiares
nacen de la voluntad de las personas (contrayentes en el matrimonio,
progenitor en el reconocimiento de un hijo, adoptantes en la adopción,
etc.). Que el contenido de la relación familiar esté predeterminado por la
ley, excluyendo generalmente a la autonomía privada, no obsta a que la
fuente de aquélla obedezca a un acto voluntario lícito que tenga por fin
inmediato la adquisición, modificación o extinción de relaciones o situacio-
nes jurídicas (art. 259 Código Civil y Comercial). En efecto, se considera
que la teoría general del acto jurídico es aplicable al acto jurídico familiar
como fuente de relaciones de derecho de familia, aun cuando el contenido
de esas relaciones escape a la regulación de los interesados. No obstante,
se puntualiza que sólo se aplica a falta de reglas específicas referidas a
los actos jurídicos familiares. La esencia de éstos es igual a todos los actos
jurídicos en general, lo que los diferencia de ellos es su objeto, el cual se
constituye por el emplazamiento en un estado de familia o por la regulación
o ejercicio de facultades propias de los derechos subjetivos familiares.
Así, la distinción en el objeto de estos actos no impide que pertenezcan al
mismo género, respondan a la misma estructura y se sometan al mismo
régimen legal a falta de una regulación singular.
De este modo, tomando como base al art. 259 Código Civil y
Comercial, podemos definir al acto jurídico familiar como el acto volun-
tario lícito que tiene por finalidad establecer, modificar o extinguir
relaciones jurídicas familiares. Fanzolato manifiesta, de forma más aca-
bada, que «... son actos voluntarios lícitos que tienen por fin inmedia-
to establecer entre las personas relaciones jurídicas familiares, o
crear, modificar, ejercer, conservar, o extinguir derecho subjetivos
familiares, en tanto la obtención de ese fin por la voluntad de los
particulares esté admitida por la ley»51.
Elementos
En el derecho de familia, los elementos esenciales de todo acto
jurídico -sujeto, objeto y forma- presentan algunas notas particulares que
singularizan a los actos jurídicos familiares, sin que ello impida considerar-
los como una especie de aquel género.
Clasificación
4. Estado de familia
4.1. Concepto
52 CICU, Antonio, Derecho de las sucesiones. Parte general, traducción de José Manuel
González Porra y notas de Manuel Albaladejo García, Publicaciones del Real Colegio
de España en Bolonia, 1964, p. 45.
60 M ARIANO F RULLA
57 Ibíd., p. 151.
64 M ARIANO F RULLA
Respecto a
los convi- Conviviente estable o inscripto; Convi-
vientes de viente de hecho o no inscripto
hecho
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4.2. Caracteres
literal del art. 944 del Código Civil Comercial surge que la renuncia se
autoriza sólo cuando afecta intereses privados, es decir, a contrario
sensu no se tolera cuando vulnera intereses de la sociedad, cuando se
opone el orden público. En fin, la reforma en la redacción de los artículos
del Código de Vélez no altera el principio de irrenunciabilidad del estado
de familia que aquí se pregona. Además, existen disposiciones legales que
reflejan la aplicación práctica de esta regla. Así, el art. 436 Código Civil
y Comercial establece que la nulidad de la renuncia de cualquiera de los
cónyuges a la facultad de pedir el divorcio; el art. 576 prevé que el derecho
a reclamar la filiación o de impugnarla no se extingue por prescripción ni
por renuncia expresa o tácita; el art. 539 que prohíbe la renuncia al
derecho de reclamar o percibir alimentos; el art. 712 consagra la impres-
criptibilidad e irrenunciabilidad de las acciones de estado. No obstante,
también existen algunas excepciones dispuestas por la ley, como la
renuncia a la filiación adoptiva simple (art. 629 inc. c. Código Civil y
Comercial). Otro caso está dado por la posibilidad que tienen los proge-
nitores de tomar la decisión libre e informada de que el niño o niña sea
adoptado, habilitando el otorgamiento de la guarda y de la adopción plena
(arts. 607 inc. b. y 625 inc. c. Código Civil y Comercial). Como conse-
cuencia se podría producir la extinción del parentesco con la familia de
origen, por lo que se considera que esta decisión de los padres implicaría
una renuncia «indirecta» al estado de familia, pues se produciría tal efecto
recién con la sentencia de adopción y no con dicha decisión. Por último,
si bien es claro que los derechos extrapatrimoniales emergentes del
estado son irrenunciables -aun cuando el interesado pueda omitir su
ejercicio-, no puede decirse lo mismo de los derechos puramente patrimo-
niales. Estos, en principio, son renunciables pues son concedidos en
interés particular del titular, sin perjuicio de que cuando el derecho en
cuestión afecte la organización familiar no se admita su renuncia.
Importancia práctica
El conjunto de hechos que configuran la posesión de estado tienen
significativa importancia como prueba del estado de familia de cuyo título
se carece. La trascendencia jurídica de la posesión de estado se exhibe
en los siguientes casos:
65
a) En materia filiatoria , la ley le atribuye a la posesión de estado de
hijo debidamente acreditada en juicio el mismo valor que el
reconocimiento expreso, siempre que no sea desvirtuada por
prueba en contrario sobre el nexo genético (art. 584 Código Civil
y Comercial).
b) En relación con la celebración del matrimonio, si bien la posesión
de estado no es prueba suficiente para establecer el estado de
casado o reclamar los efectos del matrimonio, adquiere relevan-
cia jurídica en los casos de vicios formales en el acta de
celebración. Así, cuando exista acta de matrimonio y posesión de
estado, no podrá alegarse la inobservancia de formalidades en el
acto de celebración contra la existencia del matrimonio (art. 423
Código Civil y Comercial).
64 Ibíd., p. 170.
65 Sostenía Vélez Sársfield en la nota al art. 325 del código derogado: «Cuando un hombre
ha sostenido y mantenido a la madre, cuando ha sostenido y mantenido al hijo de ella,
tratándolo como suyo, cuando lo ha presentado como tal a su familia y a la sociedad,
y en calidad de padre ha provisto a su educación, cuando ante cien personas y en
diversos actos ha confesado ser padre de él, no puede decirse que no ha reconocido
al hijo de una manera tan probada, como si lo hubiera hecho por una confesión judicial.
La posesión de estado vale más que el título. El título, la escritura pública, el asiento
parroquial, la confesión judicial, son cosas de un momento, un reconocimiento
instantáneo; mas la posesión de estado, los hechos que la constituyen, son un
reconocimiento continuo, perseverante, de muchos y variados actos, de todos los días,
de todos los instantes. La posesión de estado (…) es la prueba, viva y animada, la
prueba que se ve, que se toca, que marcha, que habla; la prueba en carne y hueso…».
76 M ARIANO F RULLA
5. Acciones de estado
5.1. Concepto
asientos contenidos en las actas del Registro Civil. Este tipo de acciones,
como las de ejercicio de estado, no se rigen por las reglas que gobiernan
las acciones de estado de familia, pues con ellas no se tiende a obtener una
resolución judicial relativa al estado de familia.
5.2. Caracteres
accionar tendría los mismos efectos que una renuncia tácita. Otro ejemplo
estaría dado por los casos en que se confirma la nulidad relativa al
continuar en la cohabitación el cónyuge legitimado para accionar (art. 425
incs. b y c, Código Civil y Comercial).
67 Ibíd., p. 72.
80 M ARIANO F RULLA
69 Ibíd., p. 191.
82 M ARIANO F RULLA
6.1. Introducción
Por último, cabe reiterar que el derecho sustancial de familia, con sus
principios y caracteres particulares, determina la existencia de una
estructura procesal específica que se rige por reglas y principios propios
que integran el llamado «derecho procesal de familia». Más allá de que en
la actualidad, en la mayoría de las jurisdicciones, se tramitan los conflictos
de familia a la luz de las pautas previstas en los Códigos adjetivos para la
materia civil, es innegable que el Código Civil y Comercial promueve la
autonomía del derecho procesal de familia.
A continuación trataremos únicamente el Capítulo I del Título VIII,
siendo lo demás capítulos desarrollados oportunamente en relación con los
diversos institutos a que refieren.
79 Artículo 8º. «Garantías judiciales. 1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación
de cualquier acusación penal formulada contra ella o para la determinación de sus
derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter».
80 Artículo 25. «Protección judicial. 1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo
y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes,
que la ampare contra actos violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida
por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales. 2. Los Estados Partes
se comprometen: a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema
legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga el recurso;
b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y c) a garantizar el cumplimiento,
por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya estimado
procedente el recurso».
I - LA F AMILIA 93
Acceso a la justicia
El derecho de acceso a la justicia, como una especie del género tutela
judicial efectiva, es receptado expresamente por el inciso a) del art. 706
que reza: «Las normas que rigen el procedimiento deben ser aplicadas de
modo de facilitar el acceso a la justicia, especialmente tratándose de
personas vulnerables…». En igual sentido se pronuncia el Código de
Procedimiento de Familia de Córdoba, agregando que «Se debe evitar que
la desigualdad entre las personas por razones de vulnerabilidad afecte el
desarrollo o resultado del proceso» (art. 15 inc. 1).
El precepto del Código Civil y Comercial ha sido recogido de las 100
Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de personas en condición de
vulnerabilidad, aprobadas por la XIV Cumbre Judicial Iberoamericana.
Estas Reglas, como establece su exposición de motivos, no se dirigen sólo
a la promoción de políticas públicas que garanticen el acceso a la justicia
de estas personas, sino también al trabajo cotidiano de todos los servidores
y operadores del sistema judicial y quienes intervienen de una u otra forma
en su funcionamiento. Tienen como objetivo «… garantizar las condicio-
nes de acceso efectivo a la justicia de las personas en condición de
82 C.S.J.N., 2/3/11, «Guerrero, Estela Mónica por sí y sus hijos menores c/ Rubén
Leandro Insegna s/muerte por accidente de trabajo», en sitio web C.S.J.N.
I - LA F AMILIA 95
Inmediación
El principio de inmediación exige un contacto directo y personal del
juez con las partes y órganos de prueba. Se complementa con el principio
de la personalidad de las partes, el que supone que actor y demandado
deben intervenir por sí en el proceso, restringiéndose la posibilidad de que
Oralidad
La inclusión legal del principio de oralidad en el art. 706 del Código,
no se traduce en la imposición a las provincias de la obligación de
organizar un procedimiento netamente verbal. La regulación de la estruc-
tura del proceso de familia en base a una modalidad verbal pura, acarrea
ciertamente mayores gastos que un sistema escrito y crea el riesgo de
caer en una auténtica denegatoria de justicia ante la dilación de los juicios
cuando no se cuenta con la cantidad de tribunales de justicia suficientes
para afrontar este tipo de sistema. Por ello, la previsión de este principio
por la normativa de fondo se limita a garantizar una porción mínima de
oralidad en los procesos de familia de todo el país, receptándolo las
distintas provincias de acuerdo a su propia organización del sistema de
justicia. En tal sentido, el Código de Procedimiento de Familia de Córdoba
consagra como uno de los principios generales del proceso de familia a la
oralidad (art. 15 inc. 5).
La técnica de la oralidad supone una comunicación directa entre el
juez, las partes y todos los que participen en el juicio familiar, que
necesariamente se encuentra unida al principio de inmediación. En rigor,
en los sistemas procesales iberoamericanos, la oralidad se estructura en
«procesos por audiencias» y exige, como mínimo, la recepción oral de la
prueba en una vista de causa. Así, el esquema se basa en la oralidad para
la etapa probatoria, creando un marco dialogal que favorece una genuina
valoración de las partes en conflicto por el juzgador a través de la
apreciación de gestualizaciones, reacciones, expresiones, etc., sin inter-
mediarios; es decir, sin que la información se presente «tercerizada».
Además, el proceso oral contribuye a la celeridad procesal permitiendo la
concentración de actos, siempre que se cuente con los medios y recursos
necesarios para que el sistema sea eficaz y no se postergue indefinida-
mente la fijación de audiencias. Por otra parte, se mantiene la forma
escrita para los actos preparatorios del juicio y los de postulación
(demanda, contestación de demanda, reconvención, etc.), y para la etapa
decisoria y recursiva. Por último, la técnica de la oralidad reduce
considerablemente el campo de la inconducta procesal.
I - LA F AMILIA 99
Oficiosidad
En el proceso de familia, debido a la imperatividad e indisponibilidad
de las normas materiales y a los derechos e intereses comprometidos, se
hace necesario asignar un papel más activo al juez procurando arribar a
la solución más beneficiosa para la comunidad familiar. De esta forma,
opera una morigeración del sistema dispositivo tradicional que rige el
proceso civil y comercial. «En el juicio familiar la naturaleza de los
intereses en juego se vinculan fuertemente con el orden público
interno del Estado y en consecuencia exceden el sistema dispositivo
clásico de partes en conflicto. Por tal motivo tanto el derecho de
fondo como las reglas procesales muestran una idiosincrasia propia
que aparta el asunto de un esquema estrictamente contencioso,
dominado por instancias adversariales, y el trámite se encamina a
desactivar la contienda e inducir a las partes para que obtengan
soluciones consensuadas para recomponer el orden familiar (…) su
fin no es el logro de un triunfo personal de uno de los contendientes
sino que tiende a proteger las relaciones de familia y evitar situacio-
nes de conflicto»86. Así, el juez de familia se convierte en el director del
proceso con amplios poderes-deberes tendientes a hallar la verdad
jurídica material. El interés de la sociedad en la resolución de los conflictos
familiares exige un mayor activismo judicial que no se limite a los planteos
exclusivos de los litigantes. Se flexibiliza el principio de congruencia
Por último, el art. 708 del Código Civil contempla la posibilidad de que
las actuaciones sean ofrecidas como prueba ante otro juzgado, debiendo
el juez ordenar su remisión si la finalidad de la petición lo justifica y se
garantiza su reserva. Es decir, el magistrado requerido evaluará los
motivos invocados en la solicitud y las medidas que deberán adoptarse
para garantizar el cumplimiento del principio de reserva.
Para alcanzar este fin, el juez cuenta con un instrumento idóneo para
desmontar la controversia: la conciliación. Se ha dicho que hubiera sido
conveniente la inclusión del principio de acentuación de la función
conciliadora en el Código, pues no cabría entender que está comprendido
en la enunciación del art. 706 inc. a). Por imperio de este principio, lo que
ha sido materia de acuerdos deberá ser privilegiado y tomado como
antecedente relevante para resolver la cuestión sometida al juez. No
obstante, consideramos que la fórmula amplia utilizada, más allá de su
correcta o no redacción, incluye a este principio. Así, se faculta al juez y
otros funcionarios judiciales el poder-deber de conciliar, como instrumen-
to apropiado para soluciones consensuadas.
La ley 10.305 al armonizar la normativa procesal de Córdoba con el
Código de fondo, recepta el principio de acentuación de la función
conciliadora disponiendo que: «La resolución de los conflictos familiares
debe procurar y preferir las soluciones consensuadas» (art. 15 inc. 7). El
Código de Procedimiento de Familia de Córdoba impone, como instituto
preventivo en la etapa prejurisdiccional del proceso, una audiencia de
conciliación ante el asesor (art. 60), el que deberá procurar la conciliación
de los asistentes procediendo de la manera más conveniente al interés de
la familia y al de cada uno de los miembros. Además, autoriza a fijar las
entrevistas o audiencias que estime necesarias si a su juicio existen
posibilidades de alcanzar un avenimiento (art. 61). En igual sentido,
durante el trámite del proceso se prevé la realización de una audiencia
ante el juez de familia, quien procurará el avenimiento de las partes (arts.
81, 82, 85). Además, se le reconoce el poder-deber de convocar audiencia
de conciliación de oficio o a petición de parte, en cualquier estado de la
causa, tantas veces como lo estime conveniente (art. 51).
La actividad conciliatoria puede eventualmente obtener la pacifica-
ción de la controversia, mediante concesiones mutuas, sobre todo el
conflicto o parte de éste, ya que no todas las materias son susceptibles
de conciliación.
Por otra parte, el principio de solución pacífica reconoce la trascen-
dencia de la mediación como medio alternativo de solución de conflictos
para aquellos casos en que su objeto sea materia disponible por los
particulares. En tal sentido, el Código de Procedimiento de Familia de
Córdoba acuerda al justiciable la posibilidad de acudir ante el Asesor de
Familia o el Centro Judicial de Mediación cuando la etapa prejurisdiccio-
nal sea de carácter obligatorio (art. 54).
I - LA F AMILIA 107
97 O.N.U., Comité de los Derechos del Niño, Observación General 12, El derecho del niño
a ser escuchado, Ginebra, 2009, p. 9.
114 M ARIANO F RULLA
98 Ibíd., p. 11.
I - LA F AMILIA 115
99 Ibíd., p. 12.
100 «Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación elaborados
por la Comisión Redactora», en Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación,
Infojus, Bs. As., 2012.
I - LA F AMILIA 117
101 Artículo 12. «Igual reconocimiento como persona ante la ley: (…) 2. Los Estados Partes
reconocerán que las personas con discapacidad tienen capacidad jurídica en igualdad
de condiciones con las demás en todos los aspectos de la vida».
118 M ARIANO F RULLA
102 LORENZETTI, Ricardo L., Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Rubinzal-
Culzoni, Santa Fe, 2014, t. I, p. 139.
I - LA F AMILIA 119
103 Precepto reproducido por el art. 15 inc. 11 del Código de Procedimiento de Familia
de Córdoba.
104 FERREYRA DE LA RÚA, Angelina, ob. cit., p. 22.
120 M ARIANO F RULLA
105 P EYRANO, Jorge W., CHIAPPINI, Julio O., «Lineamientos de las cargas probatorias
dinámicas», E,D, 107-1005.
106 C.S.J.N., 21/6/57, «Perón, Juan D.», Fallos 238:76, J.A. 1957-III-65; L.L. tomo 87,
p. 110.
107 C.S.J.N., 10/12/97, «Pinheiro, Ana María y otro c/ Instituto de Servicios Sociales para
el Personal Ferroviario», Fallos 320:2715.
I - LA F AMILIA 121
Testigos
Como corolario de los principios de libertad y flexibilidad de la
prueba, el art. 711 del Código Civil y Comercial viene a dejar sin efecto
las normas procesales que prohíben la admisión como testigos de los
parientes de las partes. En tal sentido, el Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación veda el ofrecimiento como testigos de los
consanguíneos o afines en línea directa de las partes y del cónyuge,
aunque estuviere separado legalmente, con la excepción de que se tratare
de reconocimiento de firmas (art. 427 C.P.C.C.N.). Además, dispone que
puedan ser ofrecidos como testigos las personas mayores de catorce años
(art. 426 C.P.C.C.N.). Por su parte, el Código Procesal Civil y Comercial
de Córdoba, mediante una fórmula más amplia, dispone: «No serán
admitidos como testigos contra una de las partes; sus consanguíneos,
112 CNCiv., Sala F, 20/11/07, «Y., C.I. c/ L., B.A. s/ divorcio Art. 214 inc. 2 Código Civil».
126 M ARIANO F RULLA
7. Parentesco
7.1. Concepto
113 M ÉNDEZ COSTA, María Josefa - D’ANTONIO, Daniel H., Derecho de familia, Rubinzal-
Culzoni, Santa Fe, 1990, t. I, p. 332.
114 BORDA, Guillermo A., Tratado de derecho civil. Derecho de familia, cit., p. 23.
115 BOSSERT, Gustavo A. - ZANNONI, Eduardo A., Manual de derecho de familia, cit., p. 38.
116 F ANZOLATO, Eduardo I., Derecho de familia, Advocatus, Cba., 2007, t. I, p. 209.
I - LA F AMILIA 127
117 «Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación elaborados
por la Comisión Redactora», en Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación,
Infojus, Bs. As., 2012.
128 M ARIANO F RULLA
7.2. Clases
118 «Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación elaborados
por la Comisión Redactora», en Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación,
Infojus, Bs. As., 2012.
I - LA F AMILIA 129
120 «Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación elaborados
por la Comisión Redactora», en Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación,
Infojus, Bs. As., 2012.
132 M ARIANO F RULLA
ción del matrimonio. Es el vínculo jurídico que une a cada cónyuge con los
parientes del otro (art. 536 Código Civil y Comercial). Es decir, liga a la
persona casada con los parientes de su consorte en los mismos grados y
líneas en que éste se encuentra respecto de sus propios familiares,
independientemente de la fuente de este último parentesco (por naturale-
za, por técnicas de reproducción humana asistida, por adopción). Se
origina únicamente al contraer nupcias y tiene carácter de permanencia,
pues sus efectos jurídicos subsisten una vez disuelto el vínculo matrimonial
(art. 403 inc. c. Código Civil y Comercial); por ello se dice que la afinidad
es indeleble. No obstante, en el supuesto de nulidad del matrimonio, la
extinción de todos los efectos jurídicos que produce la sentencia en forma
retroactiva alcanza a las relaciones de parentesco. El art. 536 del Código
aclara que «el parentesco por afinidad no crea vínculo jurídico alguno
entre los parientes de unos de los cónyuges y los parientes del otro»; «No
hay afinidad de afinidad»121 dice el maestro Fanzolato. Por último, cabe
subrayar que las uniones convivenciales no hacen nacer entre los convi-
vientes vínculo de parentesco alguno. En tal sentido, en los Fundamentos
del Código se expresa que las uniones convivenciales no generan vínculo
de parentesco, siendo sólo el matrimonio causa fuente del parentesco por
afinidad. Se hace imprescindible precisar que entre el llamado «progenitor
afín» y el hijo de su conviviente no existe parentesco de afinidad, más allá
de los derechos y obligaciones que la ley impone entre ellos.
El estado parental
Sostiene Fanzolato122 que en el parentesco -a semejanza de lo que
ocurre en el matrimonio que se distingue entre matrimonio in fieri y
matrimonio in factum esse- se diferencia el acto jurídico que da origen al
parentesco y el estado parental que de él emerge. El acto jurígeno parental
emplaza a la persona en un auténtico status parentalis que se expande
con carácter de permanencia hacia el conjunto de personas que la ley
reconoce como parientes.
123 MÉNDEZ COSTA, María Josefa; D’ANTONIO, Daniel H., ob. cit., p. 332.
124 FANZOLATO, Eduardo I., ob. cit., p. 220.
134 M ARIANO F RULLA
126 BORDA, Guillermo A., Tratado de derecho civil. Derecho de familia, cit., p. 23.
127 FANZOLATO, Eduardo I., ob. cit., p. 220.
136 M ARIANO F RULLA
128 M ÉNDEZ COSTA, María Josefa - D’ANTONIO, Daniel H., ob. cit., t. I, p. 334.
129 F ANZOLATO, Eduardo I., ob. cit., p. 222.
I - LA F AMILIA 137
Francisco
Pablo María
Derechos - Deberes
a) Es fuente de la obligación alimentaria parental: entre ascendien-
tes y descendientes, entre hermanos bilaterales y unilaterales, y
entre parientes afín en línea recta en primer grado (arts. 537, 538
del C.C. y C.). En tal sentido, se convierte en requisito de
exigibilidad.
b) Se erige en el eje de la vocación hereditaria ab intestato (art.
2424 y ss. C.C. y C.), la cual se defiere a los descendientes del
causante, a sus ascendientes, al cónyuge supérstite, y a los
parientes colaterales dentro del cuarto grado inclusive, en el
orden y según las reglas establecidas en el Código.
c) Otorga derecho para deducir oposición a la celebración del
matrimonio a los ascendientes, descendientes y hermanos de
alguno de los futuros esposos, cualquiera sea el origen del vínculo
(art. 411 inc. b. C.C. y C.).
d) Legitima para promover acción de nulidad de matrimonio a los que
podían oponerse a su celebración (art. 424 C.C. y C.).
e) Confiere acción para solicitar la declaración de incapacidad y de
capacidad restringida a los parientes dentro del cuarto grado y a
los afines dentro del segundo (art. 33 inc. c. C.C. y C.); y legitima
a ascendientes y descendiente a pedir la inhabilitación judicial
(art. 48 C.C. y C.).
f) Impone a los parientes obligados a prestar alimentos al niño, niña
o adolescente, la obligación de denunciar los casos en que éstos
no tengan referente adulto que los proteja (art. 111 C.C. y C.).
g) Otorga legitimación a los parientes del tutelado para reclamar por
los daños causados por el tutor (art. 118 C.C. y C.).
140 M ARIANO F RULLA
8. Alimentos
Derecho a la alimentación
Tradicionalmente el derecho a la alimentación fue abordado, exclu-
sivamente, desde la óptica del derecho privado de familia, ya que se
entendía que la relación alimentaria sólo surgía de la existencia de un
vínculo conyugal, paterno-filial o parental. Actualmente, el derecho a la
alimentación ha trascendido las fronteras del derecho de familia y, más
aún, del derecho privado, erigiéndose en un derecho fundamental de todo
132 Artículo 25.2. Declaración Universal de Derechos Humanos; artículo VII Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; artículo 19 Convención Americana
sobre Derechos Humanos; artículo 10.2. y 3. Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales; artículos 15.3., 16, 17 y 18 Protocolo de San
Salvador.
133 Ibíd., p. 352.
146 M ARIANO F RULLA
que los Estados no adopten medidas que impidan el acceso existente a una
alimentación adecuada; la obligación de proteger que requiere la adopción
de medidas que tiendan a evitar que las empresas o los particulares priven
a las personas del acceso a una alimentación adecuada; la obligación de
facilitar que implica el inicio de actividades que procuren fortalecer el
acceso y la utilización por parte de la población de los recursos que
aseguren sus medios de vida; y la obligación de hacer efectivo el derecho
a la alimentación adecuada de forma directa, cuando un individuo o un
grupo sea incapaz, por razones que escapen a su control, de disfrutar de
tal derecho por los medios a su alcance145.
Por último, el Comité dispone que las víctimas de una violación al
derecho a la alimentación deban tener acceso a recursos apropiados, sean
judiciales o de otro tipo, en los planos nacional e internacional, que
aseguren una reparación adecuada146. Además, exhorta a los defensores
nacionales del pueblo y comisiones de derechos humanos a que se ocupen
de las violaciones del derecho a la alimentación, reconociendo que los
tribunales de justicia están en condiciones de juzgar tales violaciones,
refiriéndose de modo directo a las obligaciones asumidas en el PIDESC.
9.1. Concepto
9.2. Caracteres
155 LORENZETTI, Ricardo L., Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Rubinzal-
Culzoni, Santa Fe, 2014, t. III, p. 401.
156 M ARIANO F RULLA
156 BOSSERT, Gustavo A. - ZANNONI, Eduardo A., Manual de derecho de familia, cit., p. 49.
157 FANZOLATO, Eduardo I., ob. cit., p. 260.
158 M ARIANO F RULLA
161 FANZOLATO, Eduardo I., ob. cit., p. 255, nota al pie 227.
162 BORDA, Guillermo A., Tratado de derecho civil. Derecho de familia, cit., p. 379.
163 FANZOLATO, Eduardo I., ob. cit., p. 256.
160 M ARIANO F RULLA
que genera el deber alimentario (arts. 538, 539 Código Civil y Comercial).
Este vínculo jurídico que da origen a la relación alimentaria entre parientes
goza de la estabilidad propia del estado de familia correlativo, por lo que
se mantiene entretanto no sea impugnado judicialmente. El vínculo
parental se acreditará, en la generalidad de los casos, con las partidas
correspondientes. No obstante, ante la imposibilidad o grave dificultad
para acompañarlas podrá probarse por cualquier medio.
b) Estado de necesidad del solicitante: el Código impone al
pariente que pide alimentos la carga de probar «… que le faltan los
medios económicos suficientes y la imposibilidad de adquirirlos con
su trabajo, cualquiera que sea la causa que haya generado tal
estado» (art. 545 Código Civil y Comercial). La falta de medios suficien-
tes se refleja en una situación objetiva de indigencia o insolvencia que no
permite la satisfacción de las exigencias vitales. El reclamante se encuen-
tra incapacitado para atender a las cargas de la vida, careciendo de lo
indispensable para su propio sostén y subsistencia. Pensamos, junto a
Fanzolato, que el necesitado no está obligado a liquidar todos sus bienes,
es decir, «… podrá conservar aquellos que son indispensables para
una digna subsistencia (vivienda, ajuar del hogar, útiles de trabajo).
Claro que (…) la posesión de tales bienes (o su valía) no debe
exceder el marco de lo racional» 166. El estado de necesidad se presenta
como un concepto relativo que refiere a una cuestión de hecho sujeta, en
cada caso concreto, a la apreciación del juez. Por otra parte, el actor
deberá demostrar la imposibilidad de procurarse con su trabajo personal
los medios necesarios para afrontar sus necesidades elementales. En tal
sentido no basta la mera acreditación de la falta de una ocupación
remunerada, ya que debe existir una razonable imposibilidad fundada en
impedimentos físicos o limitaciones de tipo social, o bien en la insuficiencia
de los ingresos para cubrir los requerimientos alimentarios. Es decir, no es
indispensable que la imposibilidad de proveer a sus necesidades sea
absoluta, pues si el demandante puede afrontarlas parcialmente la pres-
tación cubrirá los rubros insatisfechos que no admitan postergación. Por
último, la ley declara la intrascendencia de la causa generadora del estado
de necesidad, siendo indiferente que el o los motivos determinantes sean
imputables a la propia culpa o negligencia del reclamante, pues el
El Código en vigor, en los arts. 537 y 538 fija límites en líneas y grados
de extensión del parentesco, del derecho-deber alimentario.
En primer lugar, se deben alimentos los parientes en línea recta
ascendente o descendente sin límite de grado, no existiendo prelación
entre una u otra dirección. No obstante, están obligados preferentemente
los más próximos en grado, recayendo sobre los más remotos una
obligación subsidiaria, condicionada al hecho de que no exista pariente de
grado más cercano en condiciones de atender el requerimiento alimentario.
En efecto, si bien «… la obligación alimentaria se encuentra potencial-
mente en cabeza de todos los parientes que la deben de acuerdo a la ley,
sólo nace en forma efectiva para el más lejano cuando no existe pariente
más cercano en condiciones de satisfacerla. Por eso se dice que es
subsidiaria o sucesiva…» 167. Adviértase que el Código se refiere a los
parientes en general o «a secas», incluyendo al parentesco por naturaleza,
por técnicas de reproducción humana asistida y por adopción.
En segundo término, el art. 537 del Código, impone el deber
alimentario a los parientes colaterales en segundo grado, es decir, a los
hermanos, sean bilaterales o unilaterales. Se actualiza esta obligación
ante la falta de parientes en línea recta, o cuando los existentes no se
hallan en condiciones de afrontar el requerimiento alimentario, siendo
aplicable aquí también la regla de la subsidiariedad. Si bien es cierto que
en la sucesión de los colaterales se beneficia al doble vínculo de los
hermanos bilaterales cuando concurren con hermanos unilaterales (art.
2440 Código Civil y Comercial) y que sería coherente reconocer que la
yerno o nuera, e igualmente el cónyuge y los hijos del otro cónyuge o sea
los hijastros.
Si bien el artículo enunciado no establece un orden de prelación, tanto
la doctrina como la jurisprudencia han afirmado el carácter subsidiario de
la obligación alimentaria a cargo de los parientes afines en relación a la
de los demás parientes; pues la solidaridad familiar impone el deber de
satisfacer las urgencias alimentarias del necesitado, prioritariamente, a
quienes se hallan vinculados por naturaleza, por técnicas de reproducción
humana asistida o por adopción y, subsidiariamente, a quienes se ligan a
través del cónyuge del alimentado. En otras palabras, se hace efectivo el
deber alimentario del pariente afín cuando no existen otros parientes -sean
por naturaleza, por técnicas de reproducción humana asistida o por
adopción- que se hallen en condiciones de satisfacer la prestación
alimentaria. Adviértase que en estos casos la subsidiariedad legal tampo-
co impone un sucesividad procesal, estando el necesitado habilitado para
dirigir el reclamo contra cualquiera de los parientes obligados, debiendo
demostrar que los más cercanos no están en condiciones económicas de
atender las urgencias alimentarias.
Una cuestión que genera mayor complejidad al tema, está dada por
la nota de permanencia que caracteriza al parentesco por afinidad, el que
subsiste aun cuando se haya disuelto el vínculo conyugal, excepto el
supuesto de nulidad del matrimonio. En efecto, al ser indeleble la
afinidad, se mantiene con posterioridad a la disolución del matrimo-
nio el deber alimentario que de ella se deriva. No obstante, el pariente
afín conservará el derecho a obtener alimentos posteriores al divorcio
mientras no opere la caducidad de tales alimentos entre los ex cónyuges.
Es decir, «… el suegro o la suegra pueden reclamar alimentos a su
yerno o nuera, siempre que su hijo o hija no hayan perdido el
derecho a obtenerlos de su ex cónyuge (…) El yerno o la nuera
pueden reclamar alimentos a su suegro o suegra, si conservan el
derecho a la prestación alimentaria de su excónyuge»170. En tal
sentido, el ex cónyuge pierde el derecho a reclamar alimentos post
divorciales y, correlativamente, cesa la obligación a cargo del otro, «… si
desaparece la causa que la motivó, o si la persona beneficiada contrae
matrimonio o vive en unión convivencial, o cuando el alimentado incurre
172 «Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación elaborados
por la Comisión Redactora», en Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación,
Infojus, Bs. As., 2012.
173 F ANZOLATO, Eduardo I., ob. cit., p. 288.
174 Ibíd., p. 289.
I - LA F AMILIA 171
175 CNCiv., Sala A, 1/7/91, «S. de P., A. A. c/ P., C.», L.L. 1991-D-358.
172 M ARIANO F RULLA
Alimentos provisionales
Otra regla procesal que establece el Código Civil y Comercial, es
la que autoriza al juez a decretar la prestación de alimentos provisorios
desde el inicio de la causa o en el transcurso de ella (art. 544 C.C. y C.).
Los alimentos provisorios tienen por finalidad atender sin demoras las
necesidades más urgentes o impostergables de aquel que los reclama,
durante el lapso que demande el proceso176. Por lo tanto, estos alimentos
podrán ser concedidos de acuerdo con lo que prima facie surja de las
presentaciones efectuadas en el expediente y de los elementos aporta-
dos al mismo 177.
En general, la jurisprudencia ha reconocido a la prestación de
alimentos provisorios la naturaleza de medida cautelar y se las ha
decretado en base al régimen de estas últimas, pidiendo la existencia de
verosimilitud en el derecho invocado y peligro en la demora. No obstante,
otra parte de la jurisprudencia le asigna una naturaleza diferente,
178 Cám. Apel. Civ. Com. y Minería de San Juan, Sala 2, 10/3/15, «P.I.V. c/ C.R.R. s/
Incidente de Alimentos», Id Infojus: FA15280013.
179 Cám. 1ª Apel. Civ. y Com. de Mar del Plata, Sala II, 23/9/99, «N., L. c/ S., R.O.»,
L.L.B.A. 1999, 1163.
180 CNCiv., Sala I, 1/10/98, L.L. 1999-F, 790 (42.220-S); J.A. 1998-IV, 490.
I - LA F AMILIA 175
Efectos de la sentencia
El art. 548 del Código Civil y Comercial consagra la retroactividad de
la sentencia que decreta la prestación de alimentos. Esta tiene carácter
declarativo, pues reconoce el derecho del actor a percibir alimentos de
parte del demandado, retrotrayendo sus efectos al día de la interposición
de la demanda o de la interpelación al obligado por medio fehaciente,
siempre que la demanda se presente dentro de los seis meses de la
interpelación. En otras palabras, los alimentos se deben desde la fecha en
que el alimentado exterioriza su necesidad y reclama fehacientemente al
pariente obligado, constituyéndolo en mora, o desde que interpone la
demanda o petición de alimentos, siendo exigible la cuota alimentaria a
partir de ese mismo momento. La interpelación que exige la norma queda
verificada cuando se inicia el trámite de mediación en aquellas jurisdiccio-
nes en que dicha instancia es previa y obligatoria.
En cuanto a alimentos anteriores a la interposición de la demanda
o a la constitución en mora extrajudicial, ellos no son exigibles pues la
falta de reclamo oportuno hace presumir la ausencia de necesidad
durante el período en que se omitió el requerimiento (in praeteritum
non vivitur). En tal sentido, no se permite la acumulación de pensiones
no reclamadas, porque justamente la prestación alimentaria tiene como
destino -es su finalidad- la satisfacción de necesidades actuales e
176 M ARIANO F RULLA
Intereses
Con buen criterio el art. 552 del C.C. y C. dispone: «Las sumas
debidas por alimentos por el incumplimiento en el plazo previsto devengan
una tasa de interés equivalente a la más alta que cobran los bancos a sus
clientes, según las reglamentaciones del Banco Central…». Esta solución,
que había sido adoptada por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Civil en 1976 en fallo plenario182, encuentra fundamento en el hecho de
que el acreedor alimentario ante la falta de percepción del importe debido
en concepto de alimentos, se ve obligado a recurrir a la obtención de un
Medidas cautelares
El art. 550 del Código sancionado, prevé la posibilidad que se
disponga el planteo de medidas cautelares para asegurar el pago de
alimentos futuros, provisionales, definitivos o convenidos. Son medidas
asegurativas que procuran el cumplimiento en tiempo y forma de la
sentencia, garantizando la efectividad del derecho del acreedor alimentario.
Procede la traba de estas medidas, cuando exista riesgo de que el
alimentante no cumpla voluntariamente con la prestación, ya sea que se
infiera de reiterados incumplimientos anteriores o repetidos atrasos, o bien
que exista temor fundado de que enajene u oculte sus bienes, intente
insolventarse o ausentarse del país, o cualquier otra causal objetiva que
torne incierto el cobro de la cuota.
Cabe diferenciar estas medidas de las que se decretan en el
trámite de ejecución de la prestación alimentaria, las que tienden a
garantizar el cobro de cuotas ya devengadas que no han sido abonadas
en tiempo oportuno.
La última parte de la norma faculta al obligado a ofrecer otras
garantías suficientes en sustitución de la medida trabada, siempre que
178 M ARIANO F RULLA
ción fehaciente al obligado, siguiendo los lineamientos del art. 548 del
Código Civil y Comercial. En cuanto a la sentencia de reducción de cuota,
la doctrina en general ha sostenido con criterio favorable al alimentado
que produce efecto ex nunc, o sea, para el futuro, desde que queda firme.
Adviértase que se alude a la sentencia que resuelve el incidente de
reducción y no a la sentencia de segunda instancia que dispone la
disminución de la cuota, pues ésta tendrá efectos retroactivos sobre las
pensiones no percibidas.
188 CNCiv., en pleno, 27/7/54, «R. de C., A. c/ C., E. M. H.», L.L. 75-737; J.A. 1954-
III-382.
182 M ARIANO F RULLA
189 BOSSERT, Gustavo A. - ZANNONI, Eduardo A., Manual de derecho de familia, cit., ps.
61 y 62.
I - LA F AMILIA 183
190 CNCiv., Sala E, 30/9/88, L.L. 1990-E, 24; CNCiv., Sala G, 13/8/82, R.282.652;
CNCiv., Sala B, 19/6/97, L.L. on line.
I - LA F AMILIA 185
191 Tribunal Colegiado Familia Nº 5 Rosario, 29/10/10, «P.A.J. c/ R.G.A. s/ alimentos litis
expensas. Tenencia», L.L. 2011-A-227.
192 CNCiv., Sala K, 14/2/12, «D. M., D. H. c/ F. De D. M., L. G. s/ divorcio. Ordinario».
186 M ARIANO F RULLA
194 «Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación elaborados
por la Comisión Redactora», en Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación,
Infojus, Bs. As., 2012.
188 M ARIANO F RULLA
195 «Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación elaborados
por la Comisión Redactora», en Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación,
Infojus, Bs. As., 2012.
196 BOSSERT, Gustavo A. - ZANNONI, Eduardo A., Manual de derecho de familia, cit., p. 70.
197 RIVERA, Julio C. y MEDINA, Graciela, Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, La Ley, Bs. As., 2014, t. II, p. 556.
I - LA F AMILIA 189
Bibliografía
CAPITULO II
DERECHO MATRIMONIAL
1. Matrimonio
1 BORDA, Guillermo A., Tratado de derecho civil, La Ley, Bs. As., 2008, t. I, p. 40.
194 J OSÉ L UIS BÁEZ
expresar que las cargas más pesadas recaen sobre la madre. A pesar
de ello, es llamativo que los redactores del Código Civil vigente (ley
26.994), hayan optado por mantener la denominación clásica de
matrimonio, aun cuando es conocido por todos que se puede celebrar
nupcias entre personas de igual o distinto sexo. De ello, se genera una
evidente contradicción entre la institución matrimonial en sí misma y
su contenido. No profundizamos en la cuestión semántica, pues
entendemos que excede el marco de este capítulo.
1.1. Concepto
1.4. Caracteres
1.5. Fines
5 BASSET, Ursula C., «El proyecto de vida en común como deber matrimonial englobante
en el Código Civil y Comercial de la Nación», Cita online: AR/DOC/3861/2014.
6 BELLUSCIO, Augusto C., Manual de derecho de familia, Abeledo-Perrot, Bs. As.,
2001, p. 149.
7 http://www.scielo.cl/pdf/iusetp/v17n2/art15.pdf
202 J OSÉ L UIS BÁEZ
Para Bossert y Zannoni, «(…) las fórmulas que resumen los fines
del matrimonio desde la perspectiva de la realización plena de
hombre y mujer en el encuentro interhumano en el cual han de fundar
una familia constituida por ellos y más tarde por los hijos que lleguen
a este mundo, para educarlos y educarse, para realizarse en la vida
y cumplir lo que constituye un destino natural, sea más propiamente
función de la sociología y de la ética, que de la explicitación de las
normas jurídicas. Éstas implícitamente reenvían a la realidad, que
determina los fines que corresponden al matrimonio de acuerdo con
la naturaleza de las cosas»8.
Para Fanzolato, «La familia tiene fines naturales o religiosos,
asimilados por la sociedad que no siempre están consagrados por el
derecho. Con esta óptica, la familia cumple desde el origen del
hombre indispensables funciones geneonómicas, formativas y de
socialización de la descendencia, de solidaridad y ayuda material y
moral, y de perpetuación o transmisión de patrimonios» 9.
El matrimonio tiene fines particulares que son los propios de cada uno
de los contrayentes, quienes pueden evidenciar mayor o menor intensidad
en cada caso, pero siempre establecidos sobre la base del proyecto de vida
en común. También tiene fines sociales que hacen a la trascendencia de
la unión y que contribuyen al bien común de la sociedad, que implica -entre
otros tantos aspectos- respetar la dignidad de los contrayentes y que
permite la convivencia social en términos pacíficos. En este punto
advertimos que el interés público está comprometido con la Constitución
Nacional y el mantenimiento del vínculo, como también el cumplimiento de
los derechos y deberes que derivan de esa unión.
como una rama autónoma dentro del derecho privado, como parte del
derecho social, y sus variantes), en todos los casos tienen vital importancia
el desarrollo de los principios que informan el derecho de familia en
Argentina, pues es sabido por todos que se trata de ideas fuerzas o
rectoras que permiten esclarecer la interpretación de las normas.
Clásicamente la doctrina sostenía la vigencia de algunos principios
tales como el orden público familiar, el favor matrimonii, el in dubio pro
comunitate, entre otros. Con la vigencia del Código -ley 26.994- se
introducen expresamente algunos nuevos principios en el derecho de
familia por incidencia de la constitucionalización del derecho de familia.
Bossert y Zannoni sostienen: «como se advierte, la incidencia de la
reforma constitucional es vasta y compleja. Debe tenerse en cuenta
como se ha dicho, que en los tiempos que vivimos el derecho privado
se inserta en el plan político que la Constitución define y del cual
resultan los derechos y garantías que ella reconoce de manera
explícita o implícita (art. 33. Const. Nacional)»10. Así tenemos los
principios de libertad y de igualdad nombrados en el Capítulo 1, del Título
1, del Libro Segundo, De las relaciones de familia.
En orden a interpretar las normas de nuestro derecho positivo
vigente, no podemos olvidar las normas receptadas en el título prelimi-
nar del Código, al que remitimos su lectura. Sólo destacamos el art. 2º
que, expresa: «La ley debe ser interpretada teniendo en cuenta sus
palabras, sus finalidades, las leyes análogas, las disposiciones que
surgen de los tratados sobre derechos humanos, los principios y los
valores jurídicos, de modo coherente con todo el ordenamiento» (el
resaltado es nuestro).
La enumeración que realiza el artículo no se trata de un orden
de prelación (propio del derecho contractual, v.gr. arts. 963, 1094,
1709, etc.), ni es taxativo, sino que por el contrario son pautas que se
deben aplicar al caso concreto para lograr la mejor solución. Lógica-
mente, cualquier decisión judicial que se adopte en contradicción con
tales principios y valores jurídicos será revisable ante la instancia
correspondiente.
a. Orden público
Es imposible no mencionar que el orden público es un principio
general del derecho de familia. Una de las normas que lo recepta es el art.
12 que expresa: «Las convenciones particulares no pueden dejar sin
efecto las leyes en cuya observancia está interesado el orden público.
El acto respecto del cual se invoque el amparo de un texto legal, que
persiga un resultado sustancialmente análogo al prohibido por una norma
imperativa, se considera otorgado en fraude a la ley. En ese caso, el acto
debe someterse a la norma imperativa que se trata de eludir».
derivados del divorcio, pero claro está que «Si existe desacuerdo sobre los
efectos del divorcio, o si el convenio regulador perjudica de modo
manifiesto los intereses de los integrantes del grupo familiar, las
cuestiones pendientes deben ser resueltas por el juez de conformidad con
el procedimiento previsto en la ley local» (art. 438 C.C. y C.). También
pueden celebrar algunos contratos de carácter civil: mandato (arts. 459,
375 inc. b C.C. y C.) mutuo, depósito, comodato, fianza, entre otros; y
contratos de carácter comercial: «Los cónyuges pueden integrar entre sí
sociedades de cualquier tipo y las reguladas en la Sección IV» (art. 27 ley
19.550, sustituido por ley 26.994).
Para Graciela Medina, «Las limitaciones a la autonomía de la
voluntad establecidas por las normas de orden público muchas
veces se relacionan con el interés familiar, por lo tanto es necesa-
rio determinar que se entiende por interés familiar. En este sentido
hay que tener en cuenta que según la Corte Suprema de Justicia de
la Nación el orden público es el interés familiar inserto en los
intereses humanos, pero que no son más que la suma de los
intereses individuales que se estiman necesarios para la existencia
y conservación de la familia sin cuya presencia no se puede
concebir la sociedad, porque su fin es la vida misma, teniendo por
función la satisfacción de las necesidades primarias de la existen-
cia (C.S.J.N., Fallos 315:549)» 14.
Incluso las disposiciones del derecho extranjero deben ser excluidas
cuando conducen a soluciones incompatibles con los principios fundamen-
tales de orden público que inspiran el ordenamiento jurídico argentino
(conf. art. 2600 C.C. y C.). En este ámbito, Graciela Medina sostiene:
«Por otra parte en el derecho internacional se distingue entre el
orden público pleno y el atenuado: será pleno, cuando, con el objeto
de proteger y preservar los intereses generales de la sociedad (por
ejemplo la monogamia), se impida constituir una situación jurídica
de acuerdo a un derecho extranjero (como, por ejemplo, celebrar un
matrimonio poligámico); y es atenuado, cuando lo que se pretende es
e. Principio de libertad
Los principios de libertad y de igualdad, se erigen en pilares legales
que conducen la interpretación de las normas que rigen las relaciones de
familia. Desde lo normativo, el código pregona ahora la constitucionali-
zación del derecho de familia. Por tal razón es que estos principios se
proyectan expresamente al derecho de familia, si bien es cierto que
existían ambos preceptos desde antes. En efecto, como se verá a
posteriori, la auténtica constitucionalización del derecho de familia, co-
mienza en 1985 con la sanción de la ley 23.264 de equiparación de
las filiaciones, ley verdaderamente democratizante.
Circunscribiendo los límites del amplio principio de libertad al dere-
cho de familia, interpretamos que existen dos fases de él. Una es la
libertad del sujeto emplazado en el estado de familia matrimonial. En este
II - DERECHO MATRIMONIAL 211
f. Principio de igualdad
El principio de igualdad -y también el de libertad- no se encontraba
expresamente receptado en el Código Civil de Vélez. Por el contrario, el
ordenamiento jurídico otorgaba ciertas preferencias en favor de alguno de
los cónyuges. En el régimen anterior a la entrada en vigencia del Código
Civil (ley 26.994), existían algunos supuestos que confirmaban lo expre-
sado; la guarda de los hijos menores de cinco años (art. 206 C.C.), del uso
del nombre marital (arts. 4º y 8º ley 18.248), etc. En estos casos, que no
eran los únicos, se observaba un trato desigual en favor de alguno de
los cónyuges, que claramente no tenía fundamento jurídico en todos
los casos.
El art. 402 del C.C. y C. establece como principio rector del
matrimonio la igualdad de derechos y obligaciones de sus integrantes. El
principio de igualdad se proyecta en la esfera personal y patrimonial de los
contrayentes. En el primer caso, se refleja en la igualdad entre el hombre
y la mujer en las relaciones familiares (arts. 641, 651 C.C. y C.), igualdad
entre los matrimonios heterosexuales y homosexuales. También claro
está, se prohíbe cualquier discriminación en razón de la orientación sexual
de los contrayentes (surge de la ley 26.618).
En opinión de la maestra Graciela Medina, «El fundamento del
principio de igualdad reside en la concepción democrática de la
familia que se afirma después de la Constitución del año 1994 y de
la constitucionalización de las Convenciones de Derechos Humanos
que impiden establecer desigualdades matrimoniales tanto con rela-
ción al sexo, como al género de los contrayentes»21.
Coincidimos con Cafferata22 en que el ser humano tiene derecho a
ser feliz y que la vida familiar influye directamente en el logro de tal
21 MEDINA, Graciela, «Matrimonio y disolución» en: Julio César Rivera (dir.) y Graciela
Medina (coord.), Comentarios al Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación,
Abeledo-Perrot, Bs. As., 2012.
22 CAFFERATA, José Ignacio, ob. cit., p. 42.
II - DERECHO MATRIMONIAL 215
a. Diversidad de sexos
Naturalmente es innegable la atracción que existe entre el hombre y
la mujer y viceversa. Esta afirmación no implica discriminar a las personas
que, legítimamente, desean compartir su intimidad con parejas del mismo
218 J OSÉ L UIS BÁEZ
Nuestra posición
Entendemos que nuestro país perdió una oportunidad histórica de
sancionar una muy buena ley de unión civil para parejas de igual o diferente
sexo, inclinándose por injertar dentro de un estatuto conyugal para personas
heterosexuales un matrimonio entre personas de igual sexo, que tiene severas
contradicciones constitucionales. Con ello expresamos que adheríamos a
los postulados del proyecto alternativo de ley de Unión Civil 27.
30 FERRER, Francisco A.M., «Nueva concepción del matrimonio civil», en Nuevo régimen
legal del matrimonio civil. Ley 26.618, Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe, 2010, ps.
70 y 71.
222 J OSÉ L UIS BÁEZ
31 BELLUSCIO, Augusto C., «La ley de matrimonio 26.618», J.A. 2010-IV, Bs. As., 1/12/
10, fascículo Nº 9, p. 3.
II - DERECHO MATRIMONIAL 223
34 EPPSTEIN, Alberto B., Las nulidades matrimoniales y las leyes eugenésicas, Univer-
sidad Nacional de Córdoba, Dirección General de Publicidad, Cba., 1962, p. 78.
35 DÍAZ DE GUIJARRO, Enrique, Matrimonio y eugenesia. El impedimento matrimonial de
enfermedad, Guillermo Kraft, Bs. As., 1944, ps. 6/9 y 47.
226 J OSÉ L UIS BÁEZ
36 DÍAZ DE GUIJARRO , Enrique, «El impedimento de locura (art. 9º, inc. 7 de la ley de
matrimonio civil)», J.A., 68-857.
37 BELLUSCIO, Augusto César, Manual de derecho de familia, 5ª ed. actualizada, Bs. As.,
1991, t.1, p. 169, Nº 74.
38 S AMBRIZZI, Eduardo A., Impedimentos matrimoniales, Abeledo-Perrot, Bs. As, 1994,
p. 197.
II - DERECHO MATRIMONIAL 227
a. Impedimentos
b. Concepto. Los impedimentos matrimoniales son aquellas prohibicio-
nes impuestas por la ley, para que las personas puedan contraer matrimonio
válido, basadas en hechos o situaciones preexistentes que afectan al sujeto.
Los impedimentos son obstáculos legales a fin de la no celebración del
matrimonio, ya que la regla es que toda persona es hábil para contraer
matrimonio; los impedimentos son la excepción a esta regla general.
El régimen de los impedimentos matrimoniales está consagrado en el
art. 403 y siguientes del C.C. y C. y son de aplicación exclusiva al régimen
matrimonial. A contrario sensu, los mencionados impedimentos no se
aplican a las uniones convivenciales que se rigen por aplicación de sus
normas especiales. En este punto remitimos al art. 510 del C.C. y C..
Los impedimentos se clasifican en dirimentes e impedientes. Histó-
ricamente, esta distinción nació en el derecho canónico, y luego la adoptó
la legislación civil. El art. 403 del novel Código, introduce la calificación
de «impedimento dirimente», que si bien no estaba receptada expresa-
mente en el Código de Vélez, había consenso en la doctrina para aceptar
tal denominación.
Los impedimentos dirimentes son aquellos que generan la nulidad del
matrimonio, ya sea absoluta o relativa, cuando no se cumplen los requisitos de
validez. Mientras que los impedimentos impedientes, exigen el cumplimiento
de las exigencias de regularidad. A su vez, no generan la nulidad matrimonial,
sino que tienen otro tipo de sanción, por lo general de índole pecuniaria.
c. Clasificación y efectos
Existen distintos criterios de clasificación de los impedimentos
según:
a) La sanción que apliquen: Se distinguen entre impedimentos
dirimentes e impedientes.
Dirimentes: Provocan la nulidad del matrimonio, absoluta o
relativa y constituyen un obstáculo para su celebración.
Impedientes: Acarrean generalmente sanciones de carácter
patrimonial o simplemente obstaculizan la celebración del matri-
monio.
228 J OSÉ L UIS BÁEZ
d. Impedimentos dirimentes
Parentesco, ligamen y crimen: Se trata del obstáculo dirimente de
parentesco en clase y grado prohibido, cualquiera sea el origen del vínculo
(art. 403, inc. a, C.C. y C.), y entre hermanos bilaterales y unilaterales,
cualquiera sea el origen del vínculo (art. 403, inc. b, C.C. y C.) y la afinidad
en línea recta en todos los grados (art. 403 inc. c C.C. y C.). En los tres
casos, comparten el fundamento biológico, cultural, y ético emanado de la
ley natural dada la especial relación entre parientes próximos que es
incompatible con el matrimonio. A este respecto el vínculo matrimonial,
decíamos en la definición, es exogámico, pues en nuestro país existen
valladares legales que implican salir del clan, de la familia para poder
celebrar nupcias. El riesgo del incesto está presente, en caso de
personas que hayan sido gestados por las TRHA, desconozcan que son
parientes en clase y grado prohibido y contraigan matrimonio, entre
sí por ejemplo: dos hermanos, o padre/madre e hijo, pues no existe un
sistema de registración que garantice el conocimiento fehaciente de la
existencia del impedimento, ante el anonimato del donante.
En otras palabras, conforme el art. 575 del C.C. y C., en relación
a la determinación de la filiación extramatrimonial en la técnicas de
reproducción humana asistida, cuando en el proceso reproductivo se
utilicen gametos de terceros, sí se generan vínculos jurídicos a los
fines de los impedimentos matrimoniales entre el donante de
gametos y el nacido producto de la unión del material genético. En
conclusión, el derecho no permite la celebración del matrimonio entre
parientes en clase y grado prohibido.
II - DERECHO MATRIMONIAL 229
40 FRÍAS, Jorge A., El error en las cualidades de la persona causa de nulidad matrimonial,
Imprenta de la Universidad. Córdoba, Cba., 1939, p. 99.
41 COSTA - LASCOUX, Jacqueline, «Mujer, procreación y bioética», en Historia de las
mujeres. El siglo XX, la nueva mujer, Taurus, España, t. 10, p. 205.
236 J OSÉ L UIS BÁEZ
e. Impedimentos impedientes
Eugenésicos
Leyes 12.331 y 16.668. Enfermedad venérea en período de
contagio. El fundamento de este impedimento obedece a una finalidad
eugenésica, es decir, a una pretensión de regular las condiciones óptimas
para la procreación y de aventar el peligro que las uniones inconvenientes
perjudiquen el nivel de salud física y mental de la población. Debe tratarse
de una enfermedad grave y de tener la condición de contagiosa o
transmisible hereditariamente, pero la ley no especifica ni define qué tipo
de enfermedades comprende. La ley impone la exigencia de un examen
médico prenupcial, y la presentación del correspondiente certificado.
Sida: No se considera enfermedad venérea en período de contagio,
pues tiene una etapa denominada «período ventana» que es indetermina-
da, toda vez que resulta imposible determinar cuándo se ha adquirido la
enfermedad al ser asintomática y no detectarse el virus en el organismo.
El período de contagio nunca llega a su fin.
El tema de la eugenesia es un tema para profundizar, porque en
realidad con el avance de la investigación sobre el genoma humano se han
hecho grandes descubrimientos. Una persona tiene genes recesivos
letales y es importante que éstos no sean iguales a los de la persona con
la que contraiga nupcias, pues traería problemas en la descendencia:
estos datos son exactos aunque no se presenten en todos los casos, pero
se está estudiando científicamente en la actualidad.
Por lo general, estos genes se repiten en la familia, pero no siempre
es así, y si bien es raro que se dé entre personas ajenas a la familia, esto
tampoco es imposible.
42 Art. 505 (Proyecto de Código Civil de 1998). «Nulidad relativa. Adolece de nulidad
relativa el matrimonio: … inc. c) En caso de impotencia de uno de los cónyuges, o de
ambos, anterior al matrimonio, que impida absolutamente las relaciones sexuales entre
ellos y mientras esta situación persista. La acción corresponde a cualquiera de los dos.
La nulidad no puede ser demandada:
I. si el cónyuge demandante ha promovido anteriormente acción de separación judicial
o de divorcio;
II. si los cónyuges han promovido acción de adopción alegando encontrarse imposi-
bilitados para procrear;
III. si la cónyuge ha sido sometida a una técnica de reproducción humana asistida con
consentimiento expreso de ambos cónyuges».
II - DERECHO MATRIMONIAL 237
Tutela y curatela
El impedimento impediente para contraer matrimonio del tutor/a con
el pupilo/a, está receptado en el art. 404 último párrafo del Código vigente.
Este obstáculo implica que no podrá casarse el tutor con su pupilo o el
curador con el insano, hasta que haya fenecido la tutela y haya sido
aprobada la cuenta de su administración: el sentido de este impedimento
impediente es proteger el patrimonio del pupilo.
Este artículo -aplicable a la curatela del mismo modo- recepta un
impedimento impediente que no sólo alcanza al tutor sino también a sus
descendientes, sean mayores o menores de edad, incluidos los adoptivos.
En concordancia con lo dicho anteriormente, conforme art. 129 inc. d)
C.C. y C., el tutor no tiene derecho a retribución si contrae matrimonio con
el tutelado sin la debida dispensa judicial. El art. 453 del Código de Vélez
agregaba «El tutor no tendrá derecho a remuneración alguna, y restituirá
lo que por ese título hubiese recibido, si contrariase a lo prescripto
respecto al casamiento de los tutores o de sus hijos con los pupilos
o pupilas (…)» (El resaltado es nuestro).
f. Prohibiciones administrativas
Se trata de normas que no constituyen impedimentos, sino que sólo
tienen consecuencias de orden disciplinario-administrativo.
En relación a los militares, existían ciertas normas que impedían
contraer matrimonio a los futuros esposos en caso de que pertenecieran
a diferentes jerarquías o que perteneciesen a las fuerzas armadas y
fuerzas de seguridad entre sí y que en relación con los diplomáticos, el art.
21 de la ley 20.957 establece que «son obligaciones de los funcionarios del
Servicio Exterior de la Nación, con arreglo a las disposiciones legales que
2.3. El consentimiento
b. Prohibición de modalidades
El derecho argentino no admite que el matrimonio sea sometido a
modalidad alguna. Es decir, existe prohibición de imponer modalidades al
242 J OSÉ L UIS BÁEZ
51 FRÍAS, Jorge A., El matrimonio, sus impedimentos y nulidades, El Ateneo, Cba., 1941,
Capítulo XXVI, Nº 3, p. 243.
52 M AZZINGHI, Jorge Adolfo, ob. cit., p. 246.
II - DERECHO MATRIMONIAL 247
53 SPOTA, Alberto G., «El dolo y el error como causales de anulabilidad del matrimonio»,
L.L. t. 13, Nº 26, II, p. 743.
248 J OSÉ L UIS BÁEZ
preste entre personas determinadas, esto es, que cada parte debe otorgar
su consentimiento respecto a cierta persona individualmente identifica-
da. La identidad del individuo físico hace referencia a elementos objetivos
del sujeto que son, entre otros, su individualidad biológica, no debiéndose
confundir el error en la manifestación del consentimiento, con el mero
error acerca del nombre del otro contrayente.
Los profesores de la Universidad de Berlín, Kipp y Wolff, refieren
respecto al error de identidad: «Cuando al concluirse (por celebrarse)
el matrimonio, uno de los cónyuges yerra sobre la persona de otro.
En lo que concierne al ‘error in personam’ se ha de tener presente que
la declaración de conclusión del matrimonio implica siempre decla-
ración de querer casarse con una persona que comparece ante el
funcionario del estado civil y que es designada con un nombre
determinado; o sea que el aparato oficial conduce a una individua-
lización por dos medios: nombre y comparencia física. Si ambos
medios se descoyuntaran porque el compareciente y la persona que
es nombrada son personas distintas, serán ambiguas tanto la decla-
ración del compareciente, como la declaración del otro» 54.
En este punto coincidimos con Cafferata, quien manifiesta: «Por eso
este supuesto ha sido calificado de casi ‘quimérico’ por Cornejo, por
la muy escasa posibilidad de que se dé en los hechos»55. Similar
opinión sostiene Méndez Costa sobre esta causal: «El error ‘sobre la
persona’ del art. 175 es el error sobre la identidad del otro contra-
yente que responde al concepto clásico de tomar a una por otra (el
caso bíblico de Lía y Raquel en el matrimonio de Jacob, Génesis, 29,
15-30). Los ejemplos que pueden darse al respecto son excepciona-
les o imaginarios puesto que (citando a Cafferata) ‘cada sujeto como
entidad biológica e integrante del mundo material, puede ser distin-
guido perfectamente de cualquier otro’»56.
58 VIDAL TAQUINI, Carlos H., Matrimonio civil. Ley 23.515. Comentario de los artículos
159 al 239 del C.C. y demás normas vigentes. Doctrina y jurisprudencia, Astrea, Bs.
As., 1991, p. 134.
59 Cám. Civil y Comercial, Rosario, Sala II, 9/9/60, Juris, t. 7, p. 258.
60 CNCiv., Sala F, 7/3/67, L.L. t. 127, p. 72.
II - DERECHO MATRIMONIAL 251
61 FERRER, Francisco A.M. - MEDINA, Graciela - MÉNDEZ COSTA, María Josefa, Código
Civil comentado. Doctrina. Jurisprudencia. Bibliografía, Derecho de Familia,
Rubinzal-Culzoni, 2006, t. I, p. 80.
62 FRÍAS, Jorge A., El error en las cualidades de la persona causa de nulidad matrimonial,
Imprenta de la Universidad. Córdoba, Cba., 1939, p. 25 y ss.
252 J OSÉ L UIS BÁEZ
65 MÉNDEZ COSTA, María Josefa - D´ANTONIO, Daniel Hugo ob. cit., p. 156.
66 MAZZINGHI, Jorge Adolfo, ob. cit., p. 248.
254 J OSÉ L UIS BÁEZ
69 Ley 26.413. Art. 84: «Las inscripciones sólo podrán ser modificadas por orden
judicial, salvo las excepciones contempladas en la presente ley. En todos los casos,
antes de dictar resolución, los jueces deberán dar vista a la dirección general que
corresponda. En las actuaciones respectivas será juez competente el que determine
la jurisdicción local del domicilio del peticionante o el del lugar donde se encuentre
la inscripción original. El procedimiento será sumario con intervención del Minis-
terio Público».
70 Ley 26.413. Art. 85: «La dirección general cuando compruebe la existencia de
omisiones o errores materiales en las inscripciones de sus libros, que surjan evidentes
256 J OSÉ L UIS BÁEZ
abordan estos tipos de modificación registral. Y son sólo éstas las formas;
pero la ley fija cuáles son las excepciones expresamente comprendidas,
no abarcando la ley 26.743 dentro de dichas excepciones.
Las constancias obrantes en las partidas del Registro Civil, constitu-
yen la prueba del estado civil de las personas, que sólo puede ser suplida
por otras en caso de que no hayan existido o hubiesen desaparecido los
libros del Registro. Dada su trascendencia como prueba preconstituida
del estado civil, y sin perjuicio de que su exactitud pueda ser impugnada
judicialmente para obtener su rectificación, la ley impone el deber de
inscribir los hechos del estado civil. Toda inscripción registral de reasignación
sexual, debe indispensablemente ser resuelta y ordenada a través de un
procedimiento judicial, de conformidad con la ley 26.413.
En consecuencia, nuestro derecho positivo no admite desprejuiciada-
mente cualquier clase de rectificación registral y le asiste razón en parte,
pues el dato personal inscripto en el acta de nacimiento y en los
documentos de identidad es estático y el sexo que se anota entra en los
registros sin supeditarse al transcurrir de la vida en su movimiento
formativo: de allí la sustancial diferencia con el sistema de la actualiza-
ción de datos.
Si se admitiera que sólo el sexo cromosómico-morfológico es el que
define la inscripción y el que el derecho tutela los fines registrales, una vez
ordenado judicialmente la rectificación de la partida de nacimiento o
solicitado su rectificación por aplicación de la ley de identidad de género,
se estaría faltando a la verdad, pues el transexual no tuvo desde su
nacimiento el sexo consignado en el instrumento registral, sino a
partir de determinada fecha, la de su readaptación sexual. Entonces, como
consecuencia lógica, rectificar la partida de nacimiento es otorgar
validez a una falacia. Al nacer, el individuo es identificado con el
«Certificado Médico de Nacimiento», contemplado en los arts. 33 y 34, de
la ley 26.413. El inciso b) del art. 33 fija los datos que deberá contener el
certificado respecto del recién nacido: nombre con el que se lo inscribirá,
sexo, edad gestacional, peso al nacer e impresión plantal derecha si nace
del propio texto o de su cotejo con otros instrumentos públicos, podrá, de oficio o a
petición de parte interesada, ordenar la modificación de dichas inscripciones previo
dictamen letrado y mediante resolución o disposición fundada».
II - DERECHO MATRIMONIAL 257
con vida. Por lo tanto, no albergamos ninguna duda respecto a que el sexo
es un dato necesario y que debe ser inscripto.
Dijimos que existen sólo dos vías de modificación de los asientos
registrales: una administrativa y la otra, judicial, como consecuencia del
principio de estabilidad relativa de los asientos registrales. Pero más allá
de estas vías, la ley de Identidad de Género crea una tercera vía, no
contemplada como excepción de modificación de las rogaciones,
basada en el elemento volitivo del solicitante (art. 2º: vivencia interna
e individual tal como la persona la siente).
Expresa Sabene 71 que «la norma recepta, entonces, un caso
particular de inexactitud registral. El desacuerdo aparece, enton-
ces, entre el sexo anunciado en el Acta de nacimiento y la identidad
de género. En consecuencia, podemos decir que la asignación del
sexo de una persona de existencia visible tiene lugar, en principio al
confeccionarse el acta de nacimiento, a partir de los datos resultan-
tes del certificado médico. Pero, eventualmente, el sexo puede
modificarse cando el sujeto se encuentre en la situación abrigada
por la ley 26.743 y ejerza su derecho en sede registral».
«Cabe destacar que el texto legal no hace referencia a una
modificación del asiento sino a su rectificación, que es una especie de
modificación. Un asiento registral es modificado siempre que se
incorpora, se suprime o se altera parte de su contenido, pero cuando
ello ocurre porque el asiento era inexacto, hablamos de rectifica-
ción». «En consecuencia, el art. 3º parte de la premisa que la identidad
de género se impone frente al sexo anunciado en el acta de nacimiento,
tornándolo inexacto; por consiguiente, con la rectificación, no se
hace sino dar reflejo registral a una realidad preexistente».
«La ley 26.743, entonces, incorpora un régimen que modifica
parcialmente el establecido en los arts. 84 y 85, ley 26.413, puesto
que ya no será ésta la única excepción a la regla en virtud de la cual
sólo un juez puede ordenar la modificación de un asiento registral.
Por tal motivo opinamos que la ley 26.743 debió haber previsto la
71 SABENE, Sebastián E., «Primeras reflexiones sobre el impacto de la ley 26.743 de Identidad
de Género en el derecho registral de las personas», director: Alejandro P.F. Tuzio,
Jurisprudencia Argentina, I, Fascículo Nº 1, Abeledo-Perrot, Bs. As., 2/1/13, p. 7.
258 J OSÉ L UIS BÁEZ
modificación del art. 84, ley 26.413, por cuanto esta norma dispone
que LAS ÚNICAS EXCEPCIONES A LA EXIGENCIA DE LA INTERVENCIÓN JUDICIAL PARA
LA RECTIFICACIÓN DE ASIENTOS REGISTRALES DEBEN SURGIR DE ESA LEY , y clara-
mente la ley 26.743 VINO A CONSAGRAR UNA NUEVA EXCEPCIÓN A LA REGLA».
Es altamente cuestionable, como ya adelantáramos, que no se haya
previsto ningún recaudo para verificar, la condición física, o de salud del
requirente de la rectificación registral. Sólo los profesionales especializa-
dos (médicos endocrinólogos, psiquiatras, psicólogos, etc.) pueden deter-
minar si un individuo padece disforia de género, única posibilidad acepta-
ble para iniciar el proceso judicial de rectificación de partida. Sucede que
los mentores de la ley entienden que no se está frente a una patología sino
que obedece a una vivencia personal (acto volitivo) que justifica la
rectificación registral.
Como conclusión, creemos que el matrimonio contraído entre dos
personas, cuando una de ellas ha cambiado de género y no lo comunica
al otro antes de su celebración, es inexistente por dolo inducido por el
registrador al otorgar una partida de nacimiento aparente, viciando el
consentimiento. El matrimonio celebrado entre dos personas, en el cual -
después de su celebración- una de ellas muta de sexo registralmente, es
un matrimonio anulable por error en las cualidades del contrayente.
Sugerimos la lectura de la publicación, en tanto justifica sus conclusiones
al no poder extendernos, brevitatis causae.
d. Distintas hipótesis
Se discute si constituye vicio del consentimiento la reserva mental.
Por ejemplo, que alguien se case porque no tiene trabajo, porque no se
anima a quedarse solo, u otras situaciones que llevan a que el matrimonio
se celebre sin que realmente haya una voluntad; es decir, a ese matrimonio
se le ponen condiciones. Ahora bien, ¿quién es el legitimado para invocar
la reserva mental: el que la efectivizó? Imposible, porque nadie puede
alegar en su contra su propia torpeza. Si es el otro el que alega, la nulidad
procedería por vicios del consentimiento, probando que de haber conocido
el vicio no hubiese contraído matrimonio. La mayoría de la doctrina
nacional no admite ni la reserva mental ni la simulación.
Antes, el tema también se planteaba con respecto al sordomudo que
no sabe darse a entender por escrito (regulado en el art. 166 del Código
II - DERECHO MATRIMONIAL 259
Matrimonio a distancia
Los arts. 422 y 2623 del C.C. y C., regulan el matrimonio a distancia.
El primero expresa que «El matrimonio a distancia es aquel en el cual el
contrayente ausente expresa su consentimiento personalmente, en el
lugar en que se encuentra, ante la autoridad competente para celebrar
matrimonios, según lo previsto en este Código en las normas de derecho
internacional privado».
El segundo, «considera matrimonio a distancia aquel en el cual el
contrayente ausente expresa su consentimiento, personalmente, ante la
autoridad competente para autorizar matrimonios del lugar en que se
encuentra.
La documentación que acredite el consentimiento del ausente sólo
puede ser ofrecida dentro de los noventa días de la fecha de su otorga-
miento.
72 Revista General de Legislación y Jurisprudencia, Madrid, dic. 1977, t. LXXV, ps. 591-634.
73 Revista General de Legislación y Jurisprudencia, Madrid, p. 21-53, enero 1981, t.
LXXXII.
260 J OSÉ L UIS BÁEZ
78 MAZZINGHI, Jorge Adolfo, Derecho de familia, 3ª ed., Abaco de Rodolfo Depalma, Bs.
As., 1995, t. 1, ps. 213-215.
79 MAZZINGHI, Jorge Adolfo, ob. cit., p. 223.
80 VIDAL TAQUINI, Carlos H., Matrimonio civil. Ley 23.5155 Comentario de los artículos
159 al 239 del C.C. y demás normas vigentes. Doctrina y jurisprudencia, Astrea, Bs.
As., 1991, ps. 113-114.
81 ASTIGUETA, César P., «Consentimiento matrimonial. Modalidades», en Nuevo régimen
de matrimonio civil. Ley 23.515, Abeledo-Perrot, Bs. As., 1989, ps. 69 y ss.
264 J OSÉ L UIS BÁEZ
82 ASTIGUETA, César P., obra citada. Completa su argumentación, manifestando que: «La
importancia del consentimiento como elemento intrínseco del acto jurídico matrimo-
nial ha sido reconocida desde el derecho romano, donde Ulpiano señalaba que el
matrimonio nace del consentimiento y no de la unión sexual: Nupcias, non concubitu,
sed consensus facit».
83 M ÉNDEZ COSTA, María Josefa - D’ANTONIO, Daniel Hugo, Derecho de familia,
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1990, t. I, p. 139.
84 MÉNDEZ COSTA, María Josefa - D´ANTONIO, Daniel Hugo, ob. cit. p. 140. La académica
finaliza manifestando: «No obstante, cabe precisamente la discordancia entre lo
querido y lo manifestado cuando en los sujetos emisores de la manifestación, falta la
voluntad del contenido del acto, cuando la voluntad se encuentra viciada por error
espontáneo o provocado por acción u omisión dolosa o por violencia moral, sin dejar
de reconocer que tanto la voluntad del contenido como la de la manifestación faltan
II - DERECHO MATRIMONIAL 265
86 NOVELLINO, Norberto José, Matrimonio civil. Efectos jurídicos. Ley 23.515. Comen-
tada. Anotada, M.G., Bs. As., 1990, p. 80.
87 CAFFERATA, José Ignacio, Derecho de familia, Mediterránea, Cba., 2005, t. I. Matri-
monio, p. 78.
88 CAFFERATA, José Ignacio, Nulidad matrimonial y Constitución Nacional, Advocatus,
Cba., 2000, p. 45.
II - DERECHO MATRIMONIAL 267
89 FERRER, Francisco A.M. - MEDINA, Graciela - MÉNDEZ COSTA, María Josefa, Código
Civil Comentado. Doctrina – Jurisprudencia - Bibliografía». Derecho de Familia.
Tomo I. Rubinzal - Culzoni. 2006, p. 67.
90 CNCiv., Sala E, 3/8/82, L.L. 1983-A-113; Sala G, 14/12/84, J.A. 1985-II-357; Cám.
1ª C. y C. de San Isidro, Sala I, 28/9/76, L.L. 1977-C-436.
91 El art. 408 del Proyecto expresa: «Consentimiento puro y simple. El consentimiento
matrimonial no puede someterse a modalidad alguna. Cualquier plazo, condición o
cargo se tiene por no expresado, sin que ello afecte la validez del matrimonio», Proyecto
de Código Civil y Comercial. República Argentina, Zavalía, Bs. As., 2012.
92 Artículo 409 del Proyecto: «Vicios del consentimiento. Son vicios del consentimiento:
a) la violencia, el dolo y el error acerca de la persona del otro contrayente; b) el error
acerca de las cualidades personales del otro contrayente, si se prueba que quien lo sufrió
no habría consentido el matrimonio si hubiese conocido ese estado de cosas y apreciado
razonablemente la unión que contraía. El juez valorará la esencialidad del error
considerando las circunstancias personales de quien lo alega». Proyecto de Código
Civil y Comercial. República Argentina, Zavalía, Bs. As., 2012.
268 J OSÉ L UIS BÁEZ
inc. 4 del C.C.) a pesar de que la ley 12.331 está vigente y el requisito
de los dos (2) testigos de conocimiento previsto en el art. 187, inc. 3
del C. C. de Vélez.
3.1. Oposición
sentar ante el oficial público encargado del Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas correspondiente al domicilio de cualquiera de
ellos, una solicitud que debe contener:
a) nombres y apellidos, y número de documento de identidad, si lo
tienen;
b) edad;
c) nacionalidad, domicilio y el lugar de su nacimiento;
d) profesión;
e) nombres y apellidos de los padres, nacionalidad, números de
documentos de identidad si los conocen, profesión y domicilio;
f) declaración sobre si han contraído matrimonio con anterioridad.
En caso afirmativo, el nombre y apellido del anterior cónyuge,
lugar de celebración del matrimonio y causa de su disolución,
acompañando certificado de defunción o copia debidamente
legalizada de la sentencia ejecutoriada que hubiera anulado o
disuelto el matrimonio anterior, o declarado la muerte presunta del
cónyuge anterior, según el caso.
Si los contrayentes o alguno de ellos no sabe escribir, el oficial público
debe levantar acta que contenga las mismas enunciaciones».
El acto de celebración es el que, con presencia del oficial público
ejerciendo el control de legalidad del acto, toma el consentimiento
brindado por los contrayentes para declararlos unidos en matrimonio, es
decir, cuando no hay acto, no hay matrimonio porque el consentimiento
matrimonial hace a su esencia. Y ese consentimiento es dar su voluntad
afirmativa, acepta, es una aserción de querer establecer la relación
jurídica matrimonial con el otro, aceptando toda regulación que el Estado
establece mediante normas jurídicas a fin de regular el matrimonio.
El acto de celebración es con la presencia de ambos contrayentes,
esto significa que para nosotros no hay matrimonio postmortem y que el
consentimiento no puede ser presumido por la ley.
En el matrimonio post mortem la ley presumía el consentimiento
porque dos personas habían estado conviviendo, o porque tuvieron hijos,
o por lo que fuese se celebraba el matrimonio. Esto no existe entre
nosotros, pero sí existe el matrimonio «no presencial» que es el matri-
monio a distancia. Este, habiendo desaparecido el matrimonio por poder,
se sustituyó por el matrimonio a distancia, siendo una institución noto-
riamente diferente.
II - DERECHO MATRIMONIAL 277
Matrimonio in extremis.
El art. 2436 del C.C. y C. regula el caso del matrimonio in extremis.
Se trata del cónyuge supérstite, quien no tiene vocación hereditaria si su
consorte ha fallecido dentro de los treinta (30) días de la celebración del
matrimonio, a consecuencia de una enfermedad (conocida por el supérs-
tite) que lo afectaba en el momento de contraer nupcias, salvo que ese
matrimonio sea precedido por una unión convivencial. El fundamento de
esta norma es evitar la captación de herencia.
Concurriendo los requisitos estipulados se presume iuris et de iure
la captación, y la exclusión queda configurada.
Los requisitos para que funcione esta causa de exclusión de la
vocación hereditaria del cónyuge supérstite, son:
a) Que el matrimonio se hubiere contraído por el de cujus padecien-
do una enfermedad grave;
b) Que el contrayente conozca esa circunstancia;
c) Que el fallecimiento se produzca dentro de los treinta días de la
celebración del matrimonio;
d) Que la causa determinante del deceso sea la enfermedad que
sufría al momento de casarse;
e) Que el matrimonio no hubiera sido precedido por unión
convivencial con el supérstite. Se supera de este modo las
distintas teorías existentes respecto al modo de interpretación,
como rezaba el antiguo código, del alcance del concepto de
«regular situaciones afectivas preexistentes (art. 3573 C.C.)».
Ahora se trata claramente de una unión more uxorio.
278 J OSÉ L UIS BÁEZ
4.4. Formalidades
El art. 420 establece cuáles son los requisitos del acta de matrimonio
y copia: «La celebración del matrimonio se consigna en un acta que debe
contener:
a) fecha del acto;
b) nombre y apellido, edad, número de documento de identidad si lo
tienen, estado civil, nacionalidad, profesión, domicilio y lugar de
nacimiento de los comparecientes;
c) nombre y apellido, número de documento de identidad, naciona-
lidad, profesión, y domicilio de sus respectivos padres, si son
conocidos;
d) lugar de celebración;
e) dispensa del juez cuando corresponda;
f) mención de si hubo oposición y de su rechazo;
g) declaración de los contrayentes de que se toman por esposos, y
del oficial público de que quedan unidos en matrimonio en nombre
de la ley;
h) nombre y apellido, edad, número de documento de identidad si lo
tienen, estado de familia, profesión y domicilio de los testigos del
acto;
i) declaración de los contrayentes de si se ha celebrado o no
convención matrimonial y, en caso afirmativo, su fecha y el
registro notarial en el que se otorgó;
j) declaración de los contrayentes, si se ha optado por el régimen de
separación de bienes;
k) Documentación en la cual consta el consentimiento del contra-
yente ausente, si el matrimonio es celebrado a distancia».
En relación con las circunstancias que deberá levantar el oficial
público en el acta de celebración, el art. 420 del Código Civil y Comercial
prevé ciertas diferencias, que surgen de la simple lectura comparativa
con el derogado art. 191 del Código de Vélez96. Sin embargo, una de las
Según dispone el primer párrafo del art. 423 del C.C. y C., por regla
general, la prueba ordinaria del matrimonio la constituye el acta de su
celebración, su testimonio, copia o certificado, o la libreta de familia, expedidos
por el Registro de Estado Civil y Capacidad de las personas. Conforme al art.
23 de la ley 26.413, se trata de instrumentos públicos y en consecuencia
hacen plena fe de su contenido siempre que cumplan los requisitos de
existencia establecidos en la ley (conf. art. 290 y conc. C.C. y C.).
282 J OSÉ L UIS BÁEZ
Bibliografía
CAPITULO III
EFECTOS PERSONALES Y
PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO
Introducción
2 El Código Civil sancionado por ley 340 y sus mod. (actualmente derogado por ley
26.944 de 2014), designaba al Título II, perteneciente a la Sección Primera del Primer
Libro: «De las personas de existencia visible».
3 Ley sancionada en 2014 por medio de la cual se aprueba el Código Civil y Comercial
de la Nación, y a su vez, se derogan los códigos Civil, de Comercio, y legislación
complementaria.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 289
1.2. Capacidad
1.3. Estado
1.4. Domicilio
1.5. Nombre
19 El artículo 8º, ley 18.248 (reformada por ley 23.515), establecía: «Será optativo para
la mujer casada, añadir a su apellido el del marido, procediendo por la preposición ‘de’».
20 PLINER , Adolfo, El nombre de las personas, Bs. As., 1966, Cap. III, N° 100.
21 Ley que modifica el matrimonio civil, comúnmente conocida como «ley de matrimonio
igualitario».
22 Artículo 8º, ley 18.248 (reformada por ley 26.618), segundo párrafo: «En caso de
matrimonio entre personas del mismo sexo, será optativo para cada cónyuge añadir a
su apellido el de su cónyuge, precedido por la preposición ‘de’».
296 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
23 PUIG PEÑA, Federico, Tratado de derecho civil español, t. II, p. 217, cit. en RAMOS PAZOS,
René, Derecho de familia, 2ª ed. act., Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 1999, p. 141.
24 Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948: arts. 16.1 y 16.2; Convención
Americana sobre Derechos Humanos - 1969: art. 17.4; Declaración Americana de los
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 297
Derechos y Deberes del Hombre - 1948: art. 2º; Convención Sobre la Eliminación de
Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer - 1979: art. 16.1; Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos - 1966: art. 23; Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales - 1966: art. 10.1.
25 LLOVERAS, Nora, «El divorcio en el Anteproyecto de Código Civil» en Jurisprudencia
Argentina 2012-II Número Especial «El derecho de familia en el Anteproyecto de
Código Civil», p. 11.
26 MEDINA, Graciela, «Matrimonio y disolución», en Julio César RIVERA (dir.) y Graciela
MEDINA (coord.), Comentarios al Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación
2012, Abeledo-Perrot, Bs. As., 2012.
27 GIL DOMÍNGUEZ, Andrés; FAMÁ, María Victoria; HERRERA, Marisa, Matrimonio igua-
litario y derecho constitucional de familia, Ediar, Bs. As., 2010, p. 66.
298 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
Alcances
El art. 402 consagra la igualdad de derechos y obligaciones de los
cónyuges entre sí. Igualdad que debe ser entendida en dos dimensiones:
a) igualdad ante la ley, y b) igualdad de trato y oportunidades. A
continuación reseñaremos las implicancias de ambas dimensiones sobre
el ordenamiento jurídico.
En lo que respecta a la igualdad ante la ley, Graciela Medina30 se
ocupó de realizar una breve enumeración de algunas implicancias de este
principio en nuestro Código Civil y Comercial, a saber:
a. La igualdad de roles: Que otorga cada uno de los cónyuges el
derecho a no recibir un trato discriminatorio, ni diferente en la distribución
de sus cargas por razón de su género y correlativamente le impone un
deber de respetar la esfera personal del otro cónyuge.
En esta línea, la igualdad supone, como indica Lacruz Berdejo, que
la ley no toma partido por uno u otro cónyuge, ni identifica roles o
funciones que primen unos sobre otros. Esto es particularmente significa-
tivo en relación con el papel que va a desempeñar cada uno de los esposos
en la comunidad familiar, que no está legalmente predeterminado. El
reparto de papeles y funciones en el marco de la comunidad de vida
establecida se debe dejar, por tanto, a la autonomía de la voluntad en el
seno de cada pareja, partiendo de la base de que, a la hora del reparto,
ambos cónyuges están en pie de igualdad y ninguno queda subordinado a
la voluntad del otro31.
b. La igualdad de capacidad jurídica: Implica que el matrimonio
no le resta, con respecto al otro, capacidad jurídica a ninguno de los
cónyuges. Este principio no se encuentra en contradicción con la circuns-
tancia de que el Código exija en algunos casos, el acuerdo de ambos
cónyuges, como por ejemplos en los actos referidos a la vivienda familiar
porque viene justificado, por el principio de solidaridad y de respeto a la
necesidad de dar protección a la vivienda familiar.
32 La autora citada manifiesta en su obra que el Código Civil y Comercial supera al régimen
del anterior Código Civil, el cual otorgaba una preferencia a la madre para el
otorgamiento de la tenencia de los hijos de hasta los cinco años de edad (art. 206 C.C.).
33 Hasta el dictado de la ley 25.781, el art. 1296 disponía que «Si no se puede determinar
el origen de los bienes o la prueba fuere dudosa, la administración y disposición
corresponde al marido».
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 301
38 FERRER, Francisco A.M., «Nueva concepción del matrimonio civil», en Régimen legal
del matrimonio civil. Ley 26.618, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2010, p. 40.
39 M ÉNDEZ COSTA, María Josefa, Régimen legal del matrimonio civil. Ley. 23.515,
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1987, ps. 175 y 176.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 303
2.4. Caracteres
a. Recíprocos
Esto se debe a que cada uno de los cónyuges es titular tanto de un
derecho como de un deber -derechos instrumentales- con relación al otro.
Ambos deben respetarlos y exigirlos de igual manera, conforme el
principio de igualdad jurídica que los asiste y regula. Como nos advierte
Méndez Costa42, no hay que caer en la confusión de sostener que se tratan
de derechos que al mismo tiempo son deberes, sino de una yuxtaposición
que torna inseparable el derecho y el deber sin que se confundan, pues
ambos conservan su propia naturaleza y lógica autonomía.
b. De orden público
Surge de la trascendencia del matrimonio para la sociedad, y por lo
tanto en su inherencia al bien social. Cuestión que es independiente a la
existencia de sanciones civiles reguladas de manera directa o indirecta-
mente por el plexo normativo. El Estado interviene motivado por el interés
que posee en la familia entendida a ésta como institución. La existencia
de un divorcio incausado no atenta contra la naturaleza del orden público
matrimonial, es decir, de los derechos-deberes y del interés del Estado en
protegerlos. A modo de ejemplo, que se haya eliminado la causal de
adulterio o de injurias graves como fundamento legal para la solicitud del
divorcio, con sus respectivas consecuencias negativas para el cónyuge
culpable, no obsta a la existencia y naturaleza del deber moral de
fidelidad, hasta incluso sería contradictorio con el fin y espíritu del
matrimonio, un «proyecto de vida en común». El orden público reposa
en el interés del estado en preservar y proteger las instituciones
inherentes al bien social, donde la familia y en particular el matrimonio
poseen una notable relevancia.
Desde esta perspectiva, el orden público matrimonial es un principio
regulador de lo fáctico. Un regulador ético y jurídico.
El orden público regula lo que conviene hacerse, no sólo lo que
se puede hacer. Aparece en ocasiones para frenar un poder e
imponer un deber, para ordenar conflictos, para establecer justicia.
Sus criterios organizadores con los que resuelve conflictos son
42 M ÉNDEZ COSTA, María Josefa, Régimen legal del matrimonio civil…, cit., p. 172.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 305
c. Permanentes
Se mantienen durante el matrimonio y en algunos supuestos especia-
les continúan con posterioridad a su disolución. Claro ejemplo es el deber
de asistencia que deben observar los cónyuges, tanto a lo largo del
matrimonio, como con posterioridad a éste, caso en que requiere que se
perfeccionen los hechos especiales e hipotéticos descriptos por la norma
para que proceda la obligación alimentaria.
a. Antecedentes
En lo que respecta a la evolución normativa de los derechos-deberes
matrimoniales, tomaremos como punto de partida el Código Civil de Vélez,
sancionado por ley 340 de 1869, el cual receptaba en su texto originario
los derechos-deberes explícitos de los cónyuges. Precisamente de sus
arts. 184, 185 y 18747 surgían los deberes de fidelidad, asistencia y
obligación puede ser demandado por el otro, o civilmente por acción de divorcio, o
criminalmente por acusación de adulterio». Art. 185 (C.C. - Ley 340): «El marido está
obligado a vivir en una casa con su mujer, y a prestarle todos los recursos que le fuesen
necesarios, a ejercer todos los actos y acciones que a ella le correspondieren, haciendo
los gastos judiciales que fuesen necesarios para salvar los derechos de su mujer; como
también los que fuesen precisos si la mujer fuese acusada criminalmente. Faltando el
marido a estas obligaciones, la mujer tiene derecho a pedir judicialmente que su marido
le dé los alimentos necesarios, y las expensas que le fuesen indispensables en los
juicios». Art. 187 (C.C. - Ley 340): «La mujer está obligada a habitar con el marido,
donde quiera que éste fije su residencia. Si faltase a esta obligación, el marido puede
pedir las medidas policiales necesarias, y tendrá derecho a negarle los alimentos. Los
tribunales, con conocimiento de causa, pueden eximir a la mujer de esta obligación,
cuando de su ejecución haya peligro de su vida».
48 En 1995, por medio de la ley 24.453, se suprimió el delito de adulterio en la República
Argentina, el cual hasta ese momento se encontraba codificado bajo el art. 118 del
Código Penal, que reprimía con prisión de un mes a un año a la mujer que cometiere
adulterio, al amante de la mujer, al marido y su manceba. Disposición que a las claras
era de gran contenido discriminatorio en contra de la mujer.
308 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
b. ¿Deberes jurídicos?
Como disparador para el desarrollo de este tema, transcribiremos un
extracto de los Fundamentos del Anteproyecto de la ley 26.994: «Se
establece el compromiso de los cónyuges de llevar adelante un proyecto
de vida, elemento tradicional del matrimonio, basado en la cooperación y
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 309
51 CHÁVEZ ASENCIO, Manuel, «El deber jurídico familiar», Jurídica. Anuario del Depar-
tamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana, t. I, N° 13, México DF, 1981,
p. 342, ISSN 1405-0935.
312 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
c. Encuadre normativo
La ley enumera en su art. 431 los derechos y deberes personales de
los cónyuges, pero no los enumera a todos, no agota la cantidad de deberes
que surgen del matrimonio. Esto surge del propio artículo, el cual analiza-
remos a continuación.
En su Capítulo VII, bajo el Título: «Derechos y deberes de los
cónyuges», se tratan las relaciones personales derivadas del matrimonio.
En particular el art. 431 establece:
«Asistencia. Los esposos se comprometen a desarrollar un proyecto
de vida en común basado en la cooperación, la convivencia y el deber
moral de fidelidad. Deben prestarse asistencia mutua».
En la tarea de analizar la presente norma, proponemos desarrollar
por un lado, al espíritu y fin del matrimonio -«proyecto de vida en común»-
y por el otro, a la clasificación de los derechos-deberes personales que
surgen del instituto matrimonial.
52 BASSET, Ursula C., «El proyecto de vida en común como deber matrimonial englobante
en el Código Civil y Comercial de la Nación», L.L., N° 10, Bs. As., 2014, ps. 86-87.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 313
2.6. Clasificación
a. Deberes implícitos:
Son aquellos que no se encuentran en el texto de la ley pero que
surgen del «proyecto de vida en común» que asumen los cónyuges y que
son igualmente importantes que los expresamente contemplados en la
norma. Los deberes implícitos son aquellos configurados por un conjunto
54 BASSET, Ursula C., «El proyecto de vida en común como deber matrimonial englobante…»
cit., p. 90.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 315
b. Deberes explícitos:
Son aquellos que se encuentran expresamente contemplados en el
texto de la ley. Dentro de éstos, encontramos:
61 Conf. MAZZINGHI, Jorge A, «El nuevo perfil del matrimonio. Primeros apuntes sobre
el Anteproyecto de Código Civil y Comercial», E.D., 4/6/12.
62 OTERO, Mariano C., Matrimonio, disolución del matrimonio, régimen patrimonial del
matrimonio, uniones convivenciales y proceso de familia, Estudio, Bs. As., 2015, vol.
1, p. 79.
320 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
quien sufre un daño sea reparado tan sólo por detentar determinado estado
de familia. Producido el daño, éste debía ser reparado, independientemen-
te de las sanciones previstas por la normativa familiar.
- Teoría intermedia68: Afirmaba que el resarcimiento sólo procedía
si existía una conducta ilícita que generaba una lesión a los derechos
personalísimos del inocente, es decir, cuando los hechos del cónyuge
culpable entrañasen un verdadero «grave ataque» a la persona del
inocente. Postura que exigía un factor de atribución subjetivo y de tipo
agravado, acompañado de una antijuridicidad fundada en la vulneración
del principio constitucional: alterum non laedere y no en la violación a un
derecho-deber derivado del matrimonio69.
Surge de lo expuesto que no existía un criterio unánime. Coexistiendo
fallos jurisprudenciales que se sustentaban en las diferentes teorías
citadas, cuestión que dependía del caso en concreto y criterio del tribunal.
Un punto importante a tratar es el vinculado con los presupuestos de
la responsabilidad civil. Como es sostenido por la mayoría de la doctrina
civilista, los presupuestos que le dan nacimiento se pueden reducir en:
daño resarcible, antijuridicidad, factor de atribución y relación de causalidad.
68 Ver CIFUENTES, Santos, «El divorcio y la responsabilidad por daño moral, en L.L. 1990-
B-805.
69 «Al analizar el reclamo de una indemnización por daño moral en un proceso de divorcio
corresponde aclarar que la acreditación de causales de divorcio culpable atribuida a
alguno de los cónyuges no es suficiente para generar un derecho a la reparación moral
a favor del otro, porque no será el divorcio en sí, que porta su propia sistemática
sancionatoria, la fuente o causa del resarcimiento (...) pero que la cuestión cambia (...)
cuando ese obrar malicioso, realizado por un cónyuge hacia otro tiene una clara y
excluyente inspiración nociva para el otro cónyuge (...). En estos supuestos la fuente
del resarcimiento no es el divorcio sino la conducta ilícita que lesiona el honor del
cónyuge inocente, como lo sostuvo este tribunal recientemente (L.S. 118.164, 19/5/
08), pues el resarcimiento de los daños y perjuicios no será el divorcio en sí que porta,
como lo señala el a quo, su propia sistemática sancionatoria, la fuente o causa del
resarcimiento, sino supuestos en los cuales el cónyuge ofensor incurre en un hecho
ilícito que lesiona la dignidad o integridad física o moral del otro, de sus derechos
personalísimos, con un obrar malicioso, de clara y excluyente inspiración nociva para
el otro cónyuge, pues en tales casos el derecho a reparación proviene no de su calidad
de cónyuge sino como cualquier persona afectada por un hecho ilícito» (CTCCPaz y
Trib. de Mendoza, 10/11/11, «C., R. I. c/ A., S. s/Div. vine. cont.», L.L. Gran Cuyo
2012 (marzo), 189; L.L. ARD11JR/78632/2011).
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 323
71 BASSET, Ursula C., «Incidencia en el derecho de familia del Proyecto del Código con
media sanción», en L.L. del 16/12/13, p. 4, AR/DOC/4581/2013.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 327
73 PAIDAL ALBÁS, A., La obligación de alimentos entre parientes, Bosch, Barcelona, 1997,
p. 170.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 329
hogar, sin que medie la estrictez que implica la fijación de una cuota fija74.
Mientras se mantiene el proyecto de vida en común, puede ser difícil
observar el contorno nítido de los alimentos como deber jurídico indepen-
diente del deber de contribución a las cargas del hogar regulado en el art.
455 del Código Civil y Comercial 75; si los cónyuges obran en función de
esa comunidad de vida que presupone el matrimonio, los proveerán
naturalmente y sin ninguna clase de requerimientos76. Han existido fallos
con anterioridad a la ley 26.994, que admitieron la procedencia de
demandas por alimentos durante la convivencia de los cónyuges77, esta-
bleciendo en algunos casos que el hecho de que los cónyuges todavía
convivan debía ser tomado como una pauta para la fijación de la cuota.
Un punto importante es el relativo al contenido de la prestación en
estos casos, en el contexto de vigencia del Código velezano, la doctrina
establecía que los alimentos entre cónyuges convivientes eran siempre
alimentos congruos, es decir amplios y abarcativos, interpretación que
surgía del anterior art. 207 respecto a que el alimentado debía mantener
el nivel económico del que gozaba antes de verse en la necesidad de
reclamar alimentos, conforme la edad, estado de salud de ambos cónyu-
ges, la dedicación al cuidado y educación de los hijos por el solicitante, su
capacidad laboral y su probabilidad de acceso a un empleo, disponiéndose
también las bases para la actualización de la cuota. Con la sanción de la
ley 26.994, se produjo una restricción en el contenido conforme la
disposición de remisión que realiza el art. 432, por lo que es de aplicación
la normativa que regula el contenido de la obligación alimentaria entre
parientes, la cual en su art. 541 dispone que «la prestación de alimentos
comprende lo necesario para la subsistencia, habitación, vestuario y
asistencia médica, correspondientes a la condición del que las recibe, en
c. Requisitos
Tanto para el caso de alimentos durante la vida en común como
operada la separación de hecho, los requisitos que deberá acreditar el
solicitante son: a) estado de necesidad, b) falta de recursos o la imposi-
bilidad de conseguirlos, y c) la posibilidad del alimentante de prestarlos.
Con respecto a la acreditación del presupuesto de necesidad, el Dr.
Fanzolato, durante la vigencia del Código de Vélez, sostenía que el
cónyuge que solicita alimentos no debe probar su estado de necesidad, ya
que la lealtad que se presume entre cónyuges determina que no se deba
acreditar tal presupuesto, aunque aclaraba que se debía permitir la prueba
en contra, por lo cual si el cónyuge demandado la producía, se debería
desechar la solicitud por falta de una de las condiciones de exigibilidad81.
d. Cuantificación
El art. 433 instituye las pautas para su fijación o cuantificación, las
cuales son enunciativas y tienden a determinar la situación de hecho en
las que se encuentran las partes frente a la necesidad de cubrir los gastos
pertinentes para la subsistencia de alimentado. Se establecen como
pautas: la colaboración de un cónyuge en las actividades mercantiles,
industriales o profesionales del otro cónyuge, la atribución judicial o
fáctica de la vivienda familiar, el carácter ganancial, propio o de un tercero
del inmueble sede de la vivienda y sí es arrendada, si el alquiler es abonado
por uno de los cónyuges u otra persona, el tiempo de la convivencia
matrimonial y, si están separados de hecho, el tiempo de la unión
los términos que preveía el art. 20389; y c) los alimentos de toda necesidad,
que procedían en aquellos supuestos en que no se indagó la culpabilidad
o inocencia, o incluso cuando el cónyuge reclamante había resultado
culpable de la separación o el divorcio90.
Existía un debate con respecto a la naturaleza del derecho alimentario
operada la separación o el divorcio vincular, cuestión que la doctrina
distinguía. Si operaba la separación personal, la naturaleza era asistencial
debido a que subsiste el matrimonio, mientras que si se producía el divorcio
vincular, la naturaleza era diferente, ya que la prestación alimentaria no
podría encontrar su fundamento en un matrimonio disuelto. Para este
supuesto, Fanzolato sostenía que el fundamento del derecho radicaba en
la reparación del daño injustamente sufrido por el cónyuge inocente,
mutando la naturaleza del carácter asistencial al patrimonial del resarci-
miento y convirtiéndose en una suerte de «prestación compensatoria»91.
Posición no compartida por Bossert, quien sostenía la naturaleza asisten-
cial una vez operado el divorcio, incluso afirmaba que además existían
otros efectos derivados del matrimonio que subsistían una vez producido
el divorcio, como por ejemplo: el parentesco por afinidad, los impedimen-
tos matrimoniales, etc. Por lo que la disolución del vínculo no necesaria-
mente producía la mutación a la naturaleza indemnizatoria92.
En el actual régimen, procede sólo en los siguientes casos:
1) Por mutuo acuerdo de partes: Es el caso de que ambas partes lo
hayan establecido de común acuerdo en el convenio regulador93.
89 Art. 203 (texto s/ ley 23.515 - B.O.: 12/6/87): «Uno de los cónyuges puede pedir la
separación personal en razón de alteraciones mentales graves de carácter permanente,
alcoholismo o adicción a la droga del otro cónyuge, si tales afecciones provocan
trastornos de conducta que impidan la vida en común o la del cónyuge enfermo con los
hijos».
90 Según art. 209 (texto s/ ley 23.515 - B.O.: 12/6/87): «Cualquiera de los esposos, haya
o no declaración de culpabilidad en la sentencia de separación personal, si no tuviera
recursos propios suficientes ni posibilidad razonable de procurárselos, tendrá derecho
a que el otro, si tuviera medios, le provea lo necesario para su subsistencia (…)».
91 F ANZOLATO, Eduardo I., Comentario al art. 217, en BUERES (dir.) y HIGTHON (coord.).
Código Civil y normas complementarias, t. I, p. 215.
92 BOSSERT, Gustavo A., Régimen jurídico de los alimentos, 4ª reimp., Astrea, Bs. As.,
2000, p. 85.
93 Art. 438 C.C. y C.- «Convenio regulador. Contenido. El convenio regulador debe
contener las cuestiones relativas a (…) la prestación alimentaria».
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 335
g. Supuestos especiales
Suspensión de la prescripción
Tanto para el caso de prescripción adquisitiva como liberatoria, el
matrimonio produce su suspensión. Causa legal que surge del art. 2543
que establece que el curso de la prescripción se suspende: inciso a) entre
cónyuges, durante el matrimonio (…). Disposición de orden público, como
todas las normas relativas a la prescripción, por lo que no puede ser
modificada por convenio alguno.
Al ser causal de suspensión, disuelto el matrimonio, el término se
reanuda computándose el tiempo que hubiere transcurrido con anteriori-
dad a la celebración de las nupcias. Su fundamento se encuentra en no
perturbar la armonía de los esposos y proteger la paz conyugal, debido a
que si esto no fuera así, incitaría a los cónyuges durante el transcurso del
proyecto de vida en común a la interposición de acciones judiciales entre
ellos con el fin de conservarlas.
La presente disposición no es innovadora, debido a que en el
Código velezano se encontraba regulada pero con un alcance más
amplio. Ya que no sólo abarcaba las acciones entre cónyuges sino que
también con terceros. Supuesto especial que requería que la acción en
340 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
99 Artículo 3573 bis Código Civil: «Si a la muerte del causante éste dejare un solo inmueble
habitable como integrante del haber hereditario y que hubiera constituido el hogar
conyugal, cuya estimación no sobrepasare el indicado como límite máximo a las
viviendas para ser declaradas bien de familia, y concurrieren otras personas con
vocación hereditaria o como legatarios, el cónyuge supérstite tendrá derecho real de
habitación en forma vitalicia y gratuita. Este derecho se perderá si el cónyuge supérstite
contrajere nuevas nupcias».
342 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
4.1. Concepto
100 IGLESIAS, M. y SALUZZI, C., «El derecho real de habitación del cónyuge supérstite y su
proyección a las uniones convivenciales», publicado en Rubinzal Online. Cita: RCD
314/2015.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 343
101 ROLANDO, Carlos H., Derecho de familia, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1982, t. I, p.
288.
102 RENAULD, G.J., Les régimes matrimoniaux, citado por Méndez Costa, Josefa, Ob. Cit.,
p. 288.
103 COLIN, Ambroise y CAPITANT, Henri, en Curso elemental de derecho civil, Madrid,
Reus, 1926, t. III, vol. 1, p. 3, citado en la obra de Vidal Taquini, nota Nº 2.
104 BELLUSCIO, Augusto, Manual de derecho de familia, 10ª ed. act., Abeledo-Perrot, Bs.
As., 2011, p. 369.
344 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
105 M OLINA DE JUAN, Mariel, Tratado de derecho de familia. Según Código Civil y
Comercial de 2014…, cit., p. 528.
106 BELLUSCIO, Augusto César, «La elección de régimen matrimonial por los esposos»,
especial para La Ley, t. 1994-A, Secc. Doctrina, ps. 799-810.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 345
107 MAYNZ, Charles, Cours de droit romani, 3ª ed., París-Bruselas, 1974, t. III, parág. 393;
TIMBAL, P.C., Droit romani et ancien droit français (régimes matrimoniaux, successions,
libéralités), Paris, 1960, Nº 10, Nº 11, Nº 12 y Nº 15; ARIAS RAMOS, J., Derecho romano,
11ª ed. revisada por J. A. Arias Bonet, Madrid, 1969, t. II, parág. 297; JÖRS, Paul,
Derecho privado romano, edición refundida por Wolfgang Kunfel, Barcelona, 1965,
parág. 180, ob. cit. del Dr. Belluscio.
108 TIMBAL, P.C., ob. cit. en nota anterior, Nº 38, 46, 47 y 48; OURLIAC, Paul - DE MALAFOSSE,
Jean Louis, Histoire du droit privé, t. III; Le droit familial, París, 1968; PLANITZ, Hans,
Principios de derecho privado germánico, trad. de la 3ª ed. alemana por Carlos Melón
Infante, Barcelona, 1957, parág. 81, I, y 85, I y IV, ob. cit. del Dr. Belluscio.
109 OURLIAC, Paul - GAZZANIGA, Jean Louis, Histoire de droit privé français de lº An mil
aun Códe Civil, Paris, 1985, ps. 300-302, ob. cit. del Dr. Belluscio.
346 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
4.4. Clasificación
110 TERRE, François - SIMLER, Philippe, Droit civil. Les régimes matrimoniaux, Paris, 1989,
Nº 150; OURLIAC - GAZZANIGA, ob. cit., en nota 11, p. 309; ob. cit. del Dr. Belluscio.
111 BOSSERT, Gustavo A. y ZANNONI, Eduardo A., Manual de derecho de familia, 6ª edición
actualizada, cit., ps. 219 y 220.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 347
112 BOSSERT, Gustavo A. y ZANNONI, Eduardo A., Manual de derecho de familia, 6ª edición
actualizada, cit., p. 222.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 349
por los bienes entregados por los padres de la mujer o por otras personas,
al marido, para que con las rentas de estos bienes encontrase un modo de
ayuda para enfrentar las cargas y gastos comunes del hogar y la familia,
que pesaban exclusivamente sobre el marido. La dote, en un comienzo,
pasaba definitivamente al patrimonio del marido; pero al modificarse las
costumbres y multiplicarse los divorcios, se acordó a la mujer una acción
para recuperarla, total o parcialmente.
En los regímenes de separación, los esposos no poseen expectativas
comunes sobre los bienes adquiridos o ganados durante el matrimonio. Es
decir que cada uno de los cónyuges adquiere para sí, administra y dispone
libremente. No hay una masa común, se suele representar a través de la
expresión «lo mío, es mío, y lo tuyo, es tuyo». Sin perjuicio de esto, se
conserva la obligación de ambos de contribuir con las cargas del hogar, el
deber de asistencia y colaboración y de responder conjuntamente por las
obligaciones contraídas para el cumplimiento de tales requerimientos.
Es un régimen que suele incorporarse dentro del marco de un sistema
convencional, donde coexiste con otros regímenes posibles y que se le
otorga la potestad a los contrayentes para designarlos. Es receptado por
países como Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú,
Panamá, Venezuela, Honduras, Guatemala, Nicaragua, El Salvador,
Francia, España, Italia, Inglaterra, Alemania, Bélgica, Austria, Portugal,
Turquía, entre otros. Cabe aclarar que en algunos casos en particular es
de aplicación imperativa, como por ejemplo en Brasil y Portugal.
6. Régimen de participación
En rasgos generales posee la estructura del régimen separatista,
puesto que no hay una masa común de bienes, cada cónyuge es exclusivo
propietario de los bienes que adquiere durante el matrimonio. Pero su
diferencia reside al momento de la disolución del matrimonio, donde posee
efectos diferentes. Se le reconoce a los cónyuges el derecho de participar
de los bienes adquiridos por el otro, en el caso de que sus patrimonios sean
desiguales producto de haber experimentado, uno de éstos, menores
adquisiciones durante el matrimonio. Es decir que tiende a equilibrar el
patrimonio de ambos al momento de la disolución, otorgando el derecho a
participar en las ganancias del otro.
350 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
113 Variante adoptada por los ordenamientos jurídicos de: Paraguay -teniendo como
opciones al régimen de gananciales de administración conjunta, el de participación
diferida y el de separación de bienes-; Brasil -el régimen de comunidad parcial,
comunidad universal, participación en las ganancias y el de separación de bienes-; Chile
-separación total o parcial de bienes y el de participación en los gananciales-; Perú -
sociedad de ganancias y separación de patrimonios.
114 Adoptados por países como El Salvador, República Dominicana, Nicaragua, Uruguay
y Puerto Rico, estos dos últimos con algunas limitaciones.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 351
118 M OLINA DE JUAN, Mariel, Tratado de derecho de familia. Según Código Civil y
Comercial de 2014…, cit., p. 547.
119 M IZRAHI, Mauricio, Familia, matrimonio y divorcio, Astrea, Bs. As., 2006, p. 61.
120 Era impuesto de manera imperativa por la ley como único régimen. El art. 1218 del C.C.,
establecía: «Toda convención entre los esposos sobre cualquier otro objeto relativo
a su matrimonio, como toda renuncia del uno que resulte a favor del otro, o del derecho
a los gananciales de la sociedad conyugal es de ningún valor». Vélez manifestó las
razones de la imposición de un régimen único, legal y forzoso, en la nota al Título II,
De la Sociedad Conyugal, del Libro Segundo, Sección Tercera, del Código Civil, que
en su parte pertinente nos decía: «(…) La sociedad conyugal será así puramente legal,
evitándose las mil pasiones o intereses menos dignos, que tanta parte tienen en los
contratos de matrimonio. Permitimos sólo aquellas convenciones matrimoniales que
juzgamos enteramente necesarias para los esposos y para el derecho de terceros (…)».
121 Los cónyuges no podían modificarlo durante el matrimonio, como prescribía el art.
1219 del C.C.: «Ningún contrato de matrimonio podrá hacerse, so pena de nulidad,
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 353
después de la celebración del matrimonio; ni el que se hubiere hecho antes, podrá ser
revocado, alterado o modificado».
122 Todo régimen de comunidad posee una masa a dividir, la cual está representada por
los bienes gananciales, pero existen gananciales que no son objeto de división, los
denominados «anómalos», cuestión que preveía el código velezano en el art. 1306, 3er.
párrafo. Cabe aclarar que los gananciales anómalos son aquellos que los cónyuges
adquieren cuando se encuentran separados de hecho.
123 En principio, cada cónyuge tenía la libre disposición y administración de los bienes
propios y gananciales que adquirían a título legítimo. Se requería asentimiento
conyugal para ciertos actos de disposición y gravamen, por esto era la tendencia a la
gestión conjunta (arts. 1276 y 1277 del C.C).
124 Carácter que surgía del art. 5º de la ley 11.357 (actualmente derogada por la ley 26.994),
que establecía que cada cónyuge respondía por las deudas que contraía con sus bienes
propios, salvo las excepciones expresamente establecidas por el art. 6º del mismo plexo
normativo.
125 Conforme lo prescribía el art. 1315 del Código de Vélez: «Los gananciales de la sociedad
conyugal se dividirán por iguales partes entre los cónyuges, o sus herederos, sin
consideración alguna al capital propio de los cónyuges, y aunque alguno de ellos no
hubiese llevado a la sociedad bienes algunos».
126 Comisión integrada por los Dres. Augusto Belluscio, Salvador D. Bergel, Aída
Kemelmajer de Carlucci, Sergio Le Pera, Julio Rivera, Federico Videla Escalada y
Eduardo A. Zannoni. El proyecto fue elevado en marzo de 1993 y adquirió estado
parlamentario al ser girado al Senado en las sesiones ordinarias ese mismo año. Sin
embargo, no tuvo tratamiento legislativo.
354 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
127 «Fundamentos del Proyecto de reforma elaborado por la Comisión creada por decreto
685/95», L.L. Antecedentes Parlamentarios, 1999.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 355
128 KRASNOW, Adriana N., «El régimen patrimonial del matrimonio en el nuevo Código Civil
y Comercial de la Nación», cita: RC D 1034/2014.
356 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
129 Desarrollaremos este punto conforme la obra de la Dra. Alicia GARCÍA DE SOLAVAGIONE,
titulada Autonomía de la voluntad en el matrimonio y régimen separatista de bienes,
Advocatus, Cba., 2015. La presente obra fue presentada por la autora en el Congreso
de la Academia Iberoamericana de Derecho de Familia y de las Personas, que se
realizó en Montevideo (Uruguay), los días 26 y 27 de octubre de 2015, ponencia bajo
el título: «Autonomía de la voluntad entre cónyuges con especial referencia al régimen
separatista de bienes. restringida aplicación del principio a los efectos patrimoniales
del matrimonio. Derecho comparado».
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 357
130 En España existe un amplia autonomía de la voluntad y sólo se consideran nulas las
estipulaciones contrarias a las leyes o a las buenas costumbres (arts. 1315 y 1328).
Asimismo, siguiendo las antiguas reglas consagradas en los fueros de las comunidades
autónomas, a partir del 2 de mayo de 1975, los esposos pueden convenir y modificar
los capítulos matrimoniales en cualquier tiempo sin mayores restricciones (arts.
1325 y 1326 C.C.).
131 En Uruguay los esposos pueden hacer las convenciones especiales que juzguen
convenientes con tal de que no se opongan a las buenas costumbres o a los principios
superiores que informan la organización familiar. Sólo a falta de convenciones que
modifiquen la sociedad conyugal se aplican, supletoriamente las disposiciones legales
que rigen la asociación conyugal en cuanto a los bienes (arts. 1938 y 1941 C.C.). Del
mismo modo, antes de las nupcias los contrayentes pueden celebrar convenciones
matrimoniales que, en principio, son inmutables mientras dure el vínculo conyugal; a
falta de capitulaciones, rige supletoriamente un sistema de asociación conyugal; pero
los esposos, en cualquier momento, unilateral o conjuntamente, y sin necesidad de
expresar la causa, pueden solicitar la disolución y liquidación de la sociedad conyugal
(art. 6º ley 10.783) y así, según las normas legales, se pasa a un régimen de separación.
A pedido de ambos esposos, se podrá decretar judicialmente el fin de la separación de
bienes, reconstituyéndose el régimen comunitario anterior, sin perjuicio de los actos
cumplidos mientras duró la separación.
358 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
132 Regolamento Legislativo e Giudiziario Per Gli Affari Civile, emanado dalla Santitá di
Nostro Signore GREGORIO XVI, con Moto Proprio del 10 novembre 1834, esibito il 17
dello stesso messe negli tai dell´apolloni Secretario e Cancelliere della R. C. A. Roma
MDCCCXXXIV. Dalla Tipografía Camerale.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 361
el régimen legal, forzoso y único, por ser el más justo y el que más se
adecua a la solidaridad que debe existir entre quienes están dispuestos
a compartir su vida, la cual «debe ser estimulada por la ley y no
combatida». Adviértase que, en el fondo, lo que se propicia es la opción
por el régimen de separación de bienes, que desvincula la suerte
patrimonial de los cónyuges en una inequívoca consagración del egoís-
mo. Se ha señalado como su principal inconveniente la ausencia de
participación de un cónyuge en la prosperidad del otro aunque haya
mediado su colaboración (…).
6. Capitulaciones matrimoniales
137 ZANNONI, Eduardo A., Derecho civil. Derecho de familia, 5ª ed., Bs. As., 2006, t. 1,
p. 488 y ss.
138 F LEITAS ORTIZ DE ROZAS y ROVEDA, Régimen de bienes del matrimonio, Bs. As., 2004,
p. 30.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 363
139 MÉNDEZ COSTA, María J., Código Civil Comentado, Derecho de familia patrimonial,
Santa Fe, 2004, p. 13.
140 Compulsar con artículo 1217, inciso 1 y 3 del Código Civil.
141 Compulsar con artículos 1218 y 1219 del Código Civil.
364 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
142 M OLINA DE JUAN, Mariel, Tratado de derecho de familia. Según Código Civil y
Comercial de 2014…, cit., p. 569.
143 Por ejemplo, el Código de Familia de El Salvador (decreto 677), que en su art. 84
establece: «Son capitulaciones matrimoniales los convenios celebrados para determi-
nar, modificar o sustituir el régimen patrimonial del matrimonio, inclusive la constitu-
ción del derecho de habitación sobre un determinado inmueble (…). Tales convenios
podrán celebrarse antes o después de contraerse el matrimonio, y no podrán contener
estipulaciones contrarias a este Código y demás leyes de la República».
144 Conf. GARCÍA DE SOLAVAGIONE, Alicia, Autonomía de la voluntad en el matrimonio y
régimen separatista de bienes, cit., ps. 56-62.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 365
145 FANZOLATO, Eduardo Ignacio, Derecho de familia, Advocatus. Cba., t. I, 2007, p. 126.
Sostiene el maestro al respecto: «El desarrollo de esta teoría (la de los actos jurídicos
familiares) no tiene un interés puramente doctrinario sino que, al afirmar que los actos
jurídicos familiares son por su naturaleza idénticos a los actos jurídicos en general,
regulados en la parte general del Código Civil, estamos reconociendo que, de no existir
un ordenamiento singular referido a determinados actos jurídicos familiares, las
normas comunes son de aplicación a ellos».
146 Art. 12 C.C. y C. (texto según ley 26.994): «Orden público. Fraude a la ley. Las
convenciones particulares no pueden dejar sin efecto las leyes en cuya observancia está
interesado el orden público. El acto respecto del cual se invoque el amparo de un texto
legal, que persiga un resultado sustancialmente análogo al prohibido por una norma
imperativa, se considera otorgado en fraude a la ley. En ese caso, el acto debe someterse
a la norma imperativa que se trata de eludir» (Código Civil y Comercial de la Nación
Argentina., Zavalía, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2015, p. 9).
366 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
147 LAFAILLE, Héctor, Curso de derecho civil. Derecho de familia, Biblioteca Jurídica
Argentina, Bs. As,. 1930, ps. 23 y 24.
148 DÍAZ DE GUIJARRO, Enrique, El acto jurídico familiar y otros estudios, Perrot, Bs. As.,
1960, p. 30; Introducción al estudio del acto jurídico familiar, Arayú, Fascículo I,
Sección Doctrina, Bs. As., 1954, p. 17; «Concepto y naturaleza jurídica del acto
jurídico familiar», J.A., Doctrina, 1966-VI-17; Tratado de derecho de familia, TEA,
Bs. As., 1953, t. I.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 367
149 CÓRDOBA, Marcos M.; VANELLA, Vilma R.; VÁZQUEZ, Angela C., Derecho de familia.
Parte general, La Ley, Bs. As., 2002, p. 69.
368 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
tanto, los actos jurídicos patrimoniales sólo miran al interés privado y sus
derechos son esencialmente renunciables.
En los actos jurídicos de familia el principio de la autonomía de la
voluntad se encuentra fuertemente limitado. La voluntad o consentimiento
sólo se exige para que el negocio se forme o nazca, pero sus efectos están
regulados en la ley, no pudiendo modificarse por las partes. Excepcional-
mente, en el matrimonio se deja a la pareja alterar el régimen legal de
sociedad conyugal por el de separación de bienes o viceversa. Por el
contrario, en los actos jurídicos patrimoniales el principio de la autonomía de
la voluntad es plenamente eficaz, tanto para dar nacimiento al acto como
para regular sus efectos. En virtud de este principio, las partes pueden
modificar o derogar las normas supletorias civiles, e incluso, pueden crear
los llamados negocios innominados o atípicos (contrato de suministro).
En cuanto a los fines que se persigue, en los actos de familia está
comprometido no sólo el interés de quienes realizan el acto, sino también
el interés de la sociedad, porque se entiende que en ellos está en juego el
interés general. Ello porque los actos de familia, se dice, tiene relación con
la constitución de la familia, y esto interesa a toda la colectividad, porque
se estima que mientras mejor esté constituida la familia, menos problemas
tendrá la sociedad. En cambio, en los actos patrimoniales sólo está en
juego el interés de quienes concurren a su celebración.
¿Contrato o convención?
152 ZANNONI, Eduardo A., Derecho de familia, Astrea, Bs. As., 1981, t. I, párr. 289, p. 426.
153 LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando J., Teoría de los contratos, Parte general, 4ª ed., Zavalía,
Bs. As., 1997, t. I, párr. 1, p. 13.
154 APARICIO, Juan Manuel, «Contratos en general. Observaciones al Proyecto de Código»,
La Ley del 5/12/12; L.L. 2012-F, 1213.
155 LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando J., Teoría de los contratos, Parte general, cit., párr. 1,
p. 13.
370 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
156 APARICIO, Juan Manuel, Contratos I, Hammurabi, Bs. As., 1997, ps. 58-60.
157 KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, «Autorregulación de las relaciones patrimoniales del
matrimonio», en Derecho patrimonial de la familia, Alveroni, Cba., 2000, párr. IV,
e, p. 148.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 371
158 MOLINA DE JUAN, Mariel, Tratado de derecho de familia. Según Código Civil y
Comercial de 2014…, cit., p. 575.
159 Conf. FASSI, Santiago C., «El régimen patrimonial del matrimonio en la reforma del
Código Civil», E.D., 23-890, IV; VIDAL TAQUINI, Carlos H., Régimen de bienes en el
matrimonio, 3ª ed., 6ª reimpr., Bs. As., 2005, p. 304.
372 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
163 BOSSERT, Gustavo A. y ZANNONI, Eduardo A., Manual de derecho de familia, 6ª ed.
actualizada, cit., p. 229.
164 SAMBRIZZI, Eduardo A., «Las convenciones matrimoniales en el Código Civil y
Comercial», L.L. Cita on line: AR/DOC/3941/2014.
374 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
Forma y efectos
Las convenciones matrimoniales deben ser realizadas por escritura
pública antes de la celebración del matrimonio. La misma forma se exige
para el caso de que se les realicen modificaciones. Cabe aclarar, como
bien prescribe el art. 448, que la oportunidad para realizar modificaciones
es sólo con anterioridad a la celebración del matrimonio.
Con respecto a la forma, se exige un requisito adicional para el caso
del ejercicio de opción de regímenes patrimoniales. La última parte del art.
448 nos dice: «(…) Para que la opción del artículo 446 inciso d), produzca
efectos respecto de terceros, debe anotarse marginalmente en el acta de
matrimonio». Si bien con la escritura pública es válida y produce efectos
entre los cónyuges, no será oponible a terceros si la opción no se encuentra
en anotación marginal. Por lo que, para los terceros se procederá de
acuerdo a los efectos regulados por el régimen de comunidad de ganancias.
Son oportunidades distintas de cumplimiento, ya que primero los
futuros cónyuges deberán cumplimentar con el requisito de escritura
pública «antes de la celebración del matrimonio» y luego en el mismo acto
de celebración o con posterioridad, la anotación al margen del acta del
matrimonio.
La escritura pública deberá contener los requisitos establecidos en
el art. 305.
Roveda ha cuestionado que la única forma de otorgar las conven-
ciones sea por escritura pública, ya que, a su juicio, debió también
haberse dado la opción de realizarlas por instrumento privado sujeto a
165 Conf. M EDINA, Graciela, «El régimen patrimonial del matrimonio en la reforma al
Código Civil y Comercial», L.L., Revista de Derecho de Familia y de las Personas, año
IV, N° 10, noviembre de 2012, p. 8.
376 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
166 Conf. ROVEDA, Eduardo G., «El régimen patrimonial del matrimonio», en Comentarios
al Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación 2012, AA.VV., Bs. As., 2012,
p. 356.
167 SAMBRIZZI, Eduardo A, «Las convenciones matrimoniales en el Código Civil y Comer-
cial», cit.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 377
170 BOSSERT, Gustavo A. y ZANNONI, Eduardo A., Manual de derecho de familia, 6ª ed.,
actualizada, cit., p. 279.
171 Idem, p. 280.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 379
175 HERRERA, Marisa, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, cit., p. 66.
III - E FECTOS PERSONALES Y PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO 381
176 PERACCA, Ana, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, t. II, HERRERA, M.,
CARAMELO, G., PICASSO, S. (directores), PONTORIERO, M. y PEREIRAS, L. (coords. grales.),
DE LA TORRE, N. (coord.), Infojus, Bs. As., 2015, p. 103.
382 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
Bibliografia
CAPITULO IV
REGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO
Introducción
1. Régimen primario
1 MEDINA, Graciela, Comentario al artículo 454, en Julio César RIVERA y Graciela MEDINA
(dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, 1ª ed., La Ley, Bs. As.,
2014, t. II, p. 115.
390 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
2 LACRUZ BERDEJO, José L., Elementos de derecho civil, IV, Derecho de familia, Barcelona,
1990, vol. 1, p. 279.
3 MEDINA, Graciela, Comentario al artículo 454, en Julio César RIVERA y Graciela MEDINA
(dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, op. cit., p. 114.
4 Compulsar con los Fundamentos del Anteproyecto de la ley 26.994, los cuales en su
parte pertinente nos dicen: “(…) Contiene un Capítulo de normas comunes a todos
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 391
8 KRASNOW, Adriana N., “El régimen patrimonial del matrimonio en el nuevo Código Civil
y Comercial de la Nación”, cita: RC D 1034/2014.
9 M OLINA DE JUAN, Mariel, Tratado de derecho de familia. Según Código Civil y
Comercial de 2014, KEMELMAJER DE CARLUCCI - HERRERA - LLOVERAS (directoras),
Rubinzal-Culzoni, Bs. As., 2014, t. I, t. I, p. 604.
10 BASSET, Ursula, La calificación de los bienes en la sociedad conyugal, Abeledo-Perrot,
Bs. As., 2010, p. 363.
11 P ECES BARBA, con la colaboración de R. De Asís y otros, Curso de derechos
fundamentales. Teoría general, Ed. Boletín Oficial del Estado, Madrid, 1995, p. 278.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 393
1.4. Caracteres
12 Ver, entre otros, HERRENDORF, Daniel y BIDART CAMPOS, Germán, Principios de derechos
humanos y garantías, Ediar, Bs. As., 1996, p. 198.
394 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
2. Contenido
A. Deber de contribución
Antecedentes
En el Código velezano no existía una norma que estableciese y
describiese de manera expresa el deber de contribución de los cónyuges.
Cuestión que, como dijimos, ocurre en la actual normativa. Esta encuentra
su antecedente en el art. 504 del Proyecto de 1993 y mayormente por el
art. 447 del Proyecto de 1998. En lo atinente al derecho comparado,
encontramos como antecedentes, al Código Civil italiano, el cual dispone
la obligación de los cónyuges de contribuir a la satisfacción de las
necesidades de la familia en relación a sus recursos personales y a su
propia capacidad de trabajo profesional o doméstico. El Código Civil
francés nos dice en su art. 214: “Si las capitulaciones matrimoniales no
regulan la contribución de los cónyuges a las cargas del matrimonio,
contribuirán en proporción a sus facultades respectivas. Si uno de los
cónyuges no cumple sus obligaciones, podrá ser obligado a hacerlo por el
otro en las formas previstas en el Código de Enjuiciamiento Civil”. Por su
parte, el derecho español reglamenta que cualquiera de los cónyuges
puede realizar los actos encaminados a atender las necesidades familia-
res, estableciendo como principio que todos los bienes de los cónyuges
están afectados a las cargas del hogar.
Contenido
A continuación, analizaremos el art. 455 del C.C. y C., con el fin de
determinar el contenido y objeto del deber de contribución de los cónyu-
ges. Para esta tarea desglosaremos la norma de la siguiente manera:
“Los cónyuges deben contribuir a su propio sostenimiento, el del
hogar y el de los hijos comunes (…)”.
Ambos cónyuges tienen los siguientes deberes:
17 ZANNONI, Eduardo A., Derecho civil. Derecho de familia, 5ª ed., Bs. As., 2006, t. 1,
p. 581.
398 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
Caracteres
Se caracteriza por ser:
Recepción normativa
En oportunidad de referirnos al contenido del régimen primario,
enumeramos dentro de él al asentimiento conyugal. Este forma parte del
conjunto de disposiciones de orden público que deben observar los
esposos durante el proyecto de vida en común. Por lo tanto no es materia
disponible para los cónyuges. Cabe recordar que al integrar el régimen
primario es de aplicación común a todo tipo de régimen patrimonial, sin
perjuicio de que en lo que respecta a su extensión encuentra variaciones
dependiendo del tipo de régimen vigente en el caso en concreto. El art. 456
del C.C. y C. establece aquellos actos que requieren asentimiento, el art.
457 dispone los requisitos para que el otorgamiento válido del mismo y, por
último, el art. 458 contempla aquellos casos excepcionales en los que se
permite la venia judicial supletoria.
Con respecto al conjunto de actos que requieren asentimiento, su
regulación y tratamiento no se agota en el art. 456, esto se debe a que
además de los previstos por este artículo, existen otros que dependerán del
régimen patrimonial aplicable (art. 470).
Régimen primario
Se requiere el asentimiento conyugal para:
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 407
Régimen de comunidad
a. Bienes propios y gananciales, es de aplicación lo relativo al
régimen primario.
b. Bienes gananciales: Se requiere el asentimiento conyugal tanto
para la promesa como para la efectivo acto de enajenar o gravar
de:
i. Los bienes registrables.
ii. Las acciones nominativas no endosables y las no cartulares,
con excepción de las autorizadas para la oferta pública.
iii. Las participaciones en sociedades no autorizadas para la oferta
pública.
iv. Los establecimientos comerciales, industriales o agropecuarios.
34 M OLINA DE JUAN, Mariel, Tratado de derecho de familia, op. cit., ps. 619-621.
35 JUNYENT BAS, Francisco y otro, La tutela de la vivienda, Advocatus, Cba., 2001, p. 28.
36 Conf. F ANZOLATO, Eduardo, “El régimen patrimonial primario y la regulación de las
capitulaciones matrimoniales en el Mercosur”, op. cit., p. 150.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 409
38 M OLINA DE JUAN, Mariel, Tratado de derecho de familia, op. cit., ps. 624 y 625.
39 Idem, p. 627.
40 M EDINA, Graciela, “Régimen patrimonial-matrimonial primario y la reforma del
Código Civil”, E.D. 184-1306.
41 MEDINA, Graciela, Comentario al artículo 456, en Julio César RIVERA y Graciela MEDINA
(dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, op. cit., p. 121.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 411
43 MEDINA, Graciela, Comentario al artículo 456, en Julio César RIVERA y Graciela MEDINA
(dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, p. 123.
44 M OLINA DE JUAN, Mariel, Tratado de derecho de familia, op. cit., p. 633.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 413
b. Régimen de comunidad
48 MEDINA, Graciela, Comentario al artículo 470, en Julio César RIVERA y Graciela MEDINA
(dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Código Civil y Comercial
de la Nación Comentado, op. cit., ps. 181 y 182.
416 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
49 MEDINA, Graciela, “Aplicabilidad del artículo 1277 del Código Civil a la transferencia
o gravamen de acciones nominativas endosables”, L.L. 1986-E-1048; GAGLIARDO,
Mariano, “¿Es siempre necesario el asentimiento conyugal en las sociedades comer-
ciales? (comentario breve)”, E.D. 174-92; GAGO, Carlos B., “Transmisión de acciones
nominativas no endosables”, J.A. 1986-II-857.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 417
470 del mismo cuerpo legal, los efectos de este incumplimiento no serán
oponibles a terceros portadores de buena fe.
c) Las participaciones en sociedades no autorizadas para la
oferta pública: Aquí se refiere a las participaciones de sociedades en
general que no estén autorizadas a realizar oferta pública, ya sean regular
o irregularmente constituidas. Por lo que quedan comprendidas las
sociedades unipersonales, las de capital e industria, las colectivas, y las
encomanditas (simple o por acciones) regularmente constituidas; como
también las irregulares o sociedad en formación.
d) Los establecimientos comerciales, industriales o agropecuarios:
El presente inciso requiere el asentimiento conyugal para la transferencia
de establecimientos comerciales e industriales que se encuentren inscriptos
en el Registro Público de Comercio, y para los establecimientos
agropecuarios. Sobre esta exigencia, Medina50cree que comprende la
transmisión de establecimientos comerciales e industriales contemplada
en la ley 11.867, pero advierte que el inciso en comentario hace referencia
a los establecimientos agropecuarios que no están comprendidos por la ley
11.867 y que también requieren asentimiento conyugal.
e) Promesa de venta: El Código Civil y Comercial exige el asenti-
miento conyugal para las promesas de venta de los bienes comprendidos
en el art. 470 del C.C. y C., siempre y cuando, al igual que para
efectivamente enajenarlos o gravarlos, posean la calidad de bienes
gananciales.
Con respecto a este tema, Medina51 se detiene en un supuesto en
particular, que es el caso de la cesión del boleto de compraventa, la
académica sostiene que resulta de gran importancia definir si es necesario
requerir el asentimiento para la cesión de un boleto de compraventa por
el adquirente, que tiene la posesión del inmueble, pues el otro cónyuge ya
no va a tener la posibilidad de cuestionar el acto al momento de la
52 COLOMER, Andre, Droit civil, Régimes matrimoniaux, 9ª ed., Litec, Paris, 1998, p. 235.
53 M EDINA, Graciela, Tratado de derecho de familia, op. cit., p. 779.
54 M OSSET I TURRASPE , Jorge, “Omisión del asentimiento conyugal, ¿nulidad o
inoponibilidad?”, J.A. 1982-II-396; SOLARI, Néstor E., “Consecuencias de la falta de
asentimiento conyugal”, L.L. 2005-C-1075.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 419
55 BOSSERT, Gustavo A. y ZANNONI, Eduardo A., Manual de derecho de familia, ob. cit.,
p. 262.
56 M AZZINGHI, Tratado de derecho de familia, ob. cit., t. 2, p. 295.
57 BOSSERT, Gustavo A. y ZANNONI, Eduardo A., Manual de derecho de familia, ob. cit.,
ps. 262 y 263.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 421
Supuestos de procedencia
Conforme establece el art. 458 del C.C. y C., para aquellos actos que
se encuentren bajo la exigencia del asentimiento (arts. 456 y 470 C.C. y
C.), sólo se podrá solicitar la venia judicial supletoria en los casos en que
el cónyuge que debe prestarlo, se halle imposibilitado de hacerlo o se
niegue injustificadamente.
El Código Civil y Comercial prevé determinadas circunstancias,
de naturaleza objetiva por las cuales el cónyuge no disponente, se
encuentra imposibilitado a prestar asentimiento, a saber: por ausencia;
por ser incapaz o por impedimento transitorio para expresar su
voluntad. Frente a la existencia de estos presupuestos objetivos, que
imposibilitan al cónyuge no titular a prestar el debido asentimiento, se
podrá solicitar judicialmente la autorización del magistrado para rea-
lizar el acto de disposición.
Legitimación
Se encuentran legitimados para solicitar judicialmente la venia
supletoria:
63 MOLINA DE JUAN, Mariel, Tratado de derecho de familia, op. cit., ps. 642 y 643.
64 MEDINA, Graciela, Comentario al artículo 458, en Julio César RIVERA y Graciela MEDINA
(dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Código Civil y Comercial
de la Nación Comentado, op. cit., p. 127.
424 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
67 MOLINA DE JUAN, Mariel, Tratado de derecho de familia, op. cit., ps. 640 y 641.
68 GUSTAVINO, Elías, “Subrogación en acciones derivadas de la falta de asentimiento
conyugal”, L.L. 151-967.
69 CNCiv., Sala G, 21/12/11, “Díaz, Irene Selika c/ Lopez. s/Escrituración”, Abeledo-
Perrot, AP/JUR/157/2011.
426 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
C. Representación conyugal
72 PERACCA, Ana, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, t. II, HERRERA, M.,
CARAMELO, G., PICASSO, S. (directores), PONTORIERO, M. y PEREIRAS, L. (coord. grales.),
De la Torre, N. (coord.), Infojus, Bs. As., 2015, p. 103.
73 SAMBRIZZI, Eduardo, Régimen de bienes en el matrimonio, La Ley, Bs. As., 2007, p. 347.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 429
74 HERRERA, Marisa, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, op. cit., p. 56.
430 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
75 P IZARRO, Daniel R., Comentario al artículo 699, en Bueres (dir.) y Highton (coord.),
Código Civil y normas complementarias, Análisis doctrinal y jurisprudencial, t. 2 A,
Hammurabi, Bs. As., 2006, p. 657.
76 M OLINA DE JUAN, Mariel, Tratado de derecho de familia, op. cit., p. 672.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 433
79 Idem, p. 676.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 435
E. Protección a terceros
80 Ibid, p. 678.
436 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
a los actos otorgados por uno en representación del otro se les aplican las
normas del mandato tácito o de la gestión de negocios, según sea el caso”.
Este último tramo del artículo tiene como finalidad brindar una
protección a terceros de buena fe que hayan contratado con uno de los
cónyuges, el cual en una aparente representación del otro celebra el
negocio jurídico sin estar debidamente autorizado para realizarlo en
nombre y en representación de éste. Por lo que el derecho positivo otorga
como solución el encuadre normativo del acto o conjunto de actos dentro
del mandato (art. 1319 y ss. C.C. y C.) o gestión de negocios (art. 1781
y ss. C.C. y C.).
Fórmula que se repite dentro de régimen de comunidad de ganancias,
donde el art. 474 C.C. y C., en concordancia con el art. 460 del mismo
cuerpo normativo (régimen primario de orden público), prescribe: “Admi-
nistración sin mandato expreso. Si uno de los cónyuges administra los
bienes del otro sin mandato expreso, se aplican las normas del mandato o
de la gestión de negocios según sea el caso”.
De tal modo, corresponderá dilucidar en el caso en concreto, si ha
habido una actuación en interés de otro, quien conociendo esta circuns-
tancia no la impide, o bien, si se ha asumido oficiosamente la gestión de
un negocio ajeno, sin la intención de hacer una liberalidad y sin contar con
autorización ni obligación legal o convencional81.
81 HERRERA, Marisa, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, op. cit., p. 56.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 437
82 Régimen adoptado entre otros por los códigos de Uruguay (art. 1948), Venezuela
(artículo 148), Brasil (art. 1640), Chile (art. 1715), Paraguay (artículo 38), Perú (art.
2078); en el orden europeo encontramos a los Códigos de España (art. 1344), Italia (art.
177), Francia (artículo 1400), Portugal (art. 1967), etc.
83 M EDINA, Graciela, Tratado de derecho de familia, ob. cit., p. 687.
84 Para una mayor profundización nos remitimos a lo ya desarrollado en el Capítulo 3
de la presente obra, donde abordamos conceptos, caracteres y evolución normativa del
régimen de comunidad de ganancias.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 439
carácter de propio (art. 464 C.C. y C.). La masa común se integra con
todos los bienes que adquieran los cónyuges a título oneroso después de
la celebración del matrimonio 85.
Aplicación
Medina86 sostiene que la prohibición del art. 463 del C.C. y C. debe
ser coordinada con lo dispuesto para las uniones convivenciales en lo
relativo a los pactos de convivencia (arts. 513 y 517 C.C. y C.). Los
convivientes pueden pactar que sus relaciones económicas estarán regi-
das por un régimen de comunidad de ganancias. En este caso, opina la
eximia jurista, si posteriormente los convivientes se casan, sería conve-
niente que el régimen de comunidad de ganancias nazca con anterioridad
al matrimonio, ya que la comunidad nació en el momento en que se celebró
el pacto de convivencia. En otras palabras, si los convivientes contraen
matrimonio, el régimen debería continuar si ellos no pactaran un nuevo
régimen patrimonial-matrimonial al momento de la celebración de las
nupcias. Pone de ejemplo la autora, piénsese en una pareja que vive 10
años en unión convivencial y celebra un pacto convivencial de comunidad
de bienes, con lo cual todos los bienes que adquieren a nombre de
cualquier conviviente durante esos 10 años son gananciales. Pasados los
10 años la pareja se casa, y no hace opción por el régimen de separación,
con lo cual se les aplica el régimen de comunidad (opinión que perso-
nalmente no compartimos).
y los que adquiere durante éste a título gratuito, o por subrogación real con
otro bien propio, o por una causa o título de adquisición anterior al
matrimonio. En tanto, los bienes gananciales son los que se adquieren
durante el matrimonio a título oneroso, o aun después de la extinción del
régimen patrimonial por una causa o título anterior a su disolución.
En consecuencia, una vez celebrado el matrimonio, por cada cónyu-
ge nacerá de forma ideal dos masas de bienes, una individual y una común.
Esta última será la que a su vez integrará el activo de la comunidad.
87 BOSSERT, Gustavo A. y ZANNONI, Eduardo A., Manual de derecho de familia, ob. cit.,
p. 233.
88 F ASSI, Santiago y BOSSERT, Gustavo, Sociedad conyugal, Astrea, Bs. As., 1977, t. I,
p. 266; ZANNONI, Eduardo A., Derecho civil. Derecho de familia, Astrea, Bs. As., ps.
347 y 425.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 443
91 M EDINA, Graciela, Tratado de derecho de familia, ob. cit., ps. 695 y 696.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 445
92 HERRERA, Marisa, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, op. cit., p. 80.
446 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
93 HERRERA, Marisa, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, op. cit., p. 91.
94 BASSET, Ursula, La calificación de los bienes en la sociedad conyugal…, ob. cit., p. 605.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 447
95 Ampliar en: M EDINA, Graciela, Tratado de derecho de familia, ob. cit., p. 715.
96 MEDINA, Graciela, Tratado de derecho de familia, ob. cit., p. 717.
448 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
101 ZANNONI, Eduardo A., Derecho civil. Derecho de familia, Astrea, Bs. As., p. 472.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 451
103 HERRERA, Marisa, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, op. cit., ps.
92 y 93.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 453
104 AZPIRI, Jorge A., Régimen de bienes en el matrimonio, 3ª ed., Hammurabi, Bs. As.,
2012, p. 89; ZANNONI, Eduardo A., Derecho civil. Derecho de familia, ob. cit., ps. 365,
455.
105 ZANNONI, Eduardo A., op. cit., ps. 364, c) y 454.
106 MEDINA, Graciela, Comentario al artículo 464, en Julio César RIVERA y Graciela MEDINA
(dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Código Civil y Comercial
de la Nación Comentado, op. cit., p. 153.
454 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
107 HERRERA, Marisa, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, op. cit., p. 76.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 455
108 MÉNDEZ COSTA, María Josefa, Código Civil de la República Argentina explicado.
Doctrina. Jurisprudencia. Bibliografía, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2011, t. IV, p. 375.
456 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
109 M EDINA, Graciela, Tratado de derecho de familia, ob. cit., ps. 741 y 742.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 457
110 Nuestro Código Civil y Comercial define tesoro en su art. 1951: “Tesoro. Es tesoro
toda cosa mueble de valor, sin dueño conocido, oculta en otra cosa mueble o inmueble.
No lo es la cosa de dominio público, ni la que se encuentra en una sepultura de restos
humanos mientras subsiste esa afectación”.
458 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
111 HERRERA, Marisa, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, op. cit., p. 101.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 459
112 HERRERA, Marisa, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, op. cit., ps. 105
y 106.
462 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
113 RAGEL SÁNCHEZ, Luis Felipe, “La sociedad de gananciales (2). El activo de la sociedad”,
en YZQUIERDO TOLSADA, Mariano y CUENA CASAS, Matilde (dirs.), Tratado de derecho
de familia, Thomson Reuters, Madrid, 2011, vol, III, p. 787.
464 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
116 MEDINA, Graciela, Comentario al artículo 466, en Julio César RIVERA y Graciela MEDINA
(dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Código Civil y Comercial
de la Nación Comentado, op. cit., ps. 168 y 169.
117 MEDINA, Graciela, Tratado de derecho de familia, ob. cit., p. 757.
466 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
118 HERRERA, Marisa, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, op. cit., p. 113.
119 Compulsar y complementar con lo ya desarrollado dentro de Régimen Primario, bajo
el título “Responsabilidad frente a terceros”.
120 En el Código Civil y Comercial, el principio de separación de deudas se encuentra
receptado: para el régimen de comunidad de ganancias en el art. 467 y para el régimen
de separación de bienes en el art. 505.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 467
Principio y excepciones
121 M EDINA, Graciela, Tratado de derecho de familia, ob. cit., ps. 765 y 766.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 469
Recompensas
122 MÉNDEZ COSTA, Josefa, Derecho de familia, Rubinzal- Culzoni, Santa Fe, 1982, t. I,
p. 438.
123 ZANNONI, Eduardo A., Derecho civil. Derecho de familia, ob. cit., p. 768.
472 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
Bienes propios
En principio, el art. 469 del C.C. y C. expresa: “Bienes propios.
Cada uno de los cónyuges tiene la libre administración y disposición de sus
bienes propios (…)”.
El sujeto casado, titular de los bienes propios bajo régimen de
gananciales, sea varón o mujer, puede realizar válidamente sobre sus
bienes y derechos privativos todos los actos y contratos relativos a la
explotación, disposición o gravamen por cualquier título, que tenga por
convenientes y con plenitud de efectos, sin que sea necesario de modo
alguno la intervención de su consorte, salvo en los casos especialmente
establecidos por la ley124.
Con respecto a la disposición de bienes propios, el principio de
libertad encuentra como imitaciones, las previstas en el art. 456 del C.C.
y C. (régimen patrimonial matrimonial primario, o básico o de
potestades domésticas, de orden público), del cual surgen que para la
disposición de la vivienda familiar y los muebles indispensables de ésta se
requiere el asentimiento del cónyuge “no propietario - no disponente”125.
Bienes gananciales
El art. 470 del C.C. y C. comienza diciendo: “Bienes gananciales.
La administración y disposición de los bienes gananciales corresponde al
cónyuge que los ha adquirido (…)”.
De acuerdo con la norma citada, la legislación argentina también
consagra el principio de libre administración y disposición por los cónyu-
ges de aquellos bienes gananciales que cada uno de éstos adquiere
durante el matrimonio.
Al igual que el caso de los bienes propios, este principio no es pleno
y por lo tanto encuentra limitaciones expresamente previstas en la
normativa civil. Así, además de las restricciones generales y de orden
público impuestas por el régimen primario (vivienda familiar y bienes
indispensables de ésta), además encontramos, conforme el art. 470 del
C.C. y C., que será necesario el asentimiento de ambos cónyuges tanto
que será de tipo mixto. Esto surge del art. 471 del C.C. y C. que en su parte
pertinente nos dice: “(…) A las cosas se aplican las normas del condomi-
nio en todo lo no previsto en este artículo (...)”. En conclusión, son de
aplicación las reglas generales del derecho real de condominio, pero con
las siguientes particularidades que difieren de aquel régimen y son
incorporadas por el derecho de familia:
a) Las decisiones se toman conjuntamente por ambos cónyuges
copropietarios, independientemente del porcentaje que posean
sobre la cosa. Se diferencia del régimen general de condominio en
que para éste, la decisión del condómino, que represente la
mayoría absoluta del valor de la cosa, obliga a los demás.
b) Para el caso de disenso entre ambos cónyuges en la toma de
decisión, se prevé la posibilidad de solicitar autorización judicial.
Mientras que para el régimen de condominio, el art. 1994 del C.C.
y C. dispone que en caso de empate, la decisión quedará reser-
vada a la suerte.
c) En el condominio entre cónyuges es de aplicación el régimen de
asentimiento previsto en los arts. 456, 469 y 470 del C.C. y C. En
el condominio común cada condómino puede enajenar y gravar la
cosa en la medida de su parte indivisa sin el asentimiento de los
restantes condóminos.
d) Por último, el art. 417 del C.C. y C. limita el pedido de división de
condominio de la siguiente forma: “(…) Si alguno de los cónyuges
solicita la división de un condominio, el juez de la causa puede
negarla si afecta el interés familiar”. A diferencia del régimen
común que se dispone debe otorgarse siempre salvo el supuesto
excepcional de partición nociva que fija un plazo determinado de
indivisión.
En conclusión, el régimen que se aplicará a los bienes adquiridos
conjuntamente por los contrayentes será el del derecho real de condomi-
nio con las modificaciones incorporadas por el derecho de familia.
Extinción de la comunidad
Causas
Previo al análisis de las causales enumeradas por el art. 475 del
C.C. y C., debemos realizar una distinción con respecto a las enunciadas
en el art. 477 del mismo cuerpo legal. Las contempladas en el primero de
los artículos referenciados y que desarrollaremos en este punto, son
aquellas que producen la extinción del régimen patrimonial de comunidad
de ganancias, y dentro de las cuales encontramos la “separación judicial
de bienes”. El art. 477 se ocupa de las causas que hacen operar a esta
separación. Por lo que, producida una de éstas, da lugar a la separación
judicial, la que a su vez, conforme el art. 475, produce la extinción del
régimen comunitario.
128 MEDINA, Graciela, MEDINA, Graciela, Comentario al artículo 475, en Julio César RIVERA
y Graciela MEDINA (dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Código
Civil y Comercial de la Nación Comentado, op. cit., p. 192.
129 a) Subrogación de gananciales (art. 465, inciso f) y; b) Derecho nacido durante la
vigencia de la comunidad (art. 465, inciso j y k).
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 477
Clasificación
Las causales de extinción del régimen de comunidad pueden
clasificarse de la siguiente manera:
A) Dependiendo de que si para la constitución de la causal se
requiere o no intervención judicial previa:
a) Causales extrajudiciales:
i. Muerte comprobada de uno de los cónyuges;
ii. Modificación del régimen patrimonial-matrimonial.
b) Causales judiciales:
i. Muerte presunta de uno de los cónyuges;
ii. Anulación del matrimonio putativo;
iii.Divorcio vincular;
iv. Separación judicial de bienes.
B) Por su forma de operar:
a) Causales que extinguen la comunidad de forma automática
(ipso iure):
i. Muerte comprobada o presunta de uno de los cónyuges;
ii. Anulación del matrimonio putativo;
iii.Divorcio vincular;
b) Causales que para la extinción de la comunidad requieren la
petición o solicitud de parte:
i. Separación judicial de bienes;
ii. Modificación del régimen patrimonial-matrimonial.
C) Conforme sus efectos con respecto al matrimonio:
a) Causales que implican la cesación del régimen matrimonial:
i. Muerte comprobada o presunta de uno de los cónyuges;
ii. Anulación del matrimonio putativo;
iii.Divorcio vincular.
b) Causales que no implican la cesación del régimen matrimonial:
i. Separación judicial de bienes;
ii. Modificación del régimen patrimonial-matrimonial.
478 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
130 HERRERA, Marisa, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, op. cit., p. 153.
131 ZANNONI, Eduardo A., Derecho Civil. derecho de familia, Astrea, Bs. As., t. I. p. 526.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 479
Momento de extinción
El art. 480 del C.C. y C. se ocupa de precisar para determinados
supuestos de extinción de la comunidad cuando acaece aquella. Además,
deja expresamente a salvo los derechos de terceros adquiridos de buena
fe y a título oneroso. En el primero de los casos, la norma referenciada
dispone un principio general y dos excepciones.
Como principio afirma que, para los casos de nulidad, divorcio o
separación judicial de bienes (art. 475, incs. b, c y d, C.C. y C.) la extinción
de la comunidad opera con efecto retroactivo al día de la notificación de
la demanda o la petición conjunta.
133 HERRERA, Marisa, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, op. cit., p. 174.
134 MEDINA, Graciela, MEDINA, Graciela, Comentario al artículo 477, en Julio César RIVERA
y Graciela MEDINA (dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Código
Civil y Comercial de la Nación Comentado, op. cit., p. 197.
482 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
135 M AZZINGHI, Jorge A., “El concurso como causa de separación de bienes”, E. D. 131-
239; VIDAL TAQUINI, “Régimen de bienes en el matrimonio y las V Jornadas de Derecho
Civil”, L.L. 146-1098, p. 279 y ss.
136 GOWLAND, Alberto J., “Desafortunada reaparición de una desaparecida causal de
separación de bienes (dos sentencias coincidentes)”, E.D. 153-463.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 483
137 GROSMAN, Cecilia, “La mala administración de un cónyuge como causal de separación
de bienes”, Rev. Tribunales 8-1988-7, ps. 79 y 80.
138 JUNYENT BAS, Francisco, “Una ‘vexata quaestio’: la convergencia del régimen matri-
monial patrimonial ante el concurso y la quiebra”, en RDFyP 2010 (agosto), p. 26.
139 MEDINA, Graciela, Tratado de derecho de familia, ob. cit., p. 811.
484 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
140 “Hay mala administración de la sociedad conyugal cuando el marido administra su masa
de gananciales en forma desordenada, inepta, dispendiosa, de tal manera que haya
perjudicado a la mujer respecto de sus bienes gananciales o propios o entrañe peligro
de que la perjudique en esos bienes o en los gananciales de su administración. Por ello,
la mala administración que autoriza a pedir la separación de bienes no se configura por
una pérdida o quebranto accidental, por el mayor o menor acierto en los negocios, sino
que esa causal requiere una conducta de contornos definidos que se exteriorice en una
serie de actos y que, en el contexto de una administración, evidencien un obrar
desaprensivo, temerario o de franca ineptitud” (CNCiv., Sala B, 13/8/87, “C. de V.,
R. E. c/ V., J.”, L.L., 1998-D-494).
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 485
141 MEDINA, Graciela, Comentario al artículo 477, en Julio César RIVERA y Graciela MEDINA
(dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Código Civil y Comercial
de la Nación Comentado, op. cit., p. 200.
142 SCJ de Mendoza, Sala I, 10/11/92, “De la Roza de Gaviola en Gaviola, Alberto. Suc.”,
J. A. 1993-IV-464.
143 MEDINA, Graciela, Tratado de derecho de familia, ob. cit., p. 814.
486 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
144 MEDINA, Graciela, MEDINA, Graciela, Comentario al artículo 477, en Julio César RIVERA
y Graciela MEDINA (dirs.), Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Código
Civil y Comercial de la Nación Comentado, op. cit., p. 202.
145 M ÉNDEZ COSTA, María Josefa, Código Civil de la República Argentina explicado, ob.
cit., t. IV, p. 231.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 487
entre los cónyuges, por lo que parece razonable autorizar al otro cónyuge
a requerir la extinción de aquélla146.
146 F ASSI, Santiago y BOSSERT, Gustavo, Sociedad conyugal, Astrea, Bs. As., 1978, t. II,
p. 128.
147 GROSMAN, Cecilia P., “La mala administración de un cónyuge como causal de separación
de bienes”, en Revista Tribunales, 8-1988-7, p. 77 y ss.
148 XII Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Bariloche, 1989.
488 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
Según el art. 470 del C.C. y C., rige para ambos cónyuges el principio
de libre administración y disposición de los bienes gananciales de su masa.
De manera que si no se trata de aquellos actos sujetos a la exigencia del
asentimiento conyugal, los realizados por uno de los cónyuges no pueden
ser atacados por el otro.
Sin embargo, este principio encuentra como límite el fraude; es
decir, el acto que sea realizado con la intención de perjudicar al otro
cónyuge, de desfalcarlo, de reducir intencionalmente los derechos de
participación en el activo ganancial que éste tiene, puede ser atacado por
el consorte que resulta víctima de la maniobra, invocando el vicio de
fraude por medio de la acción de fraude.
150 Norma innovadora a causa de que en el derogado Código Civil no existía una norma
referida al fraude genérico siendo solo una construcción doctrinaria.
490 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
dice: “(…) El acto respecto del cual se invoque el amparo de un texto legal,
que persiga un resultado sustancialmente análogo al prohibido por una
norma imperativa, se considera otorgado en fraude a la ley. En este caso,
el acto debe someterse a la norma imperativa que se trata de eludir”. Por
otro lado, el fraude a los acreedores y la oponibilidad de los actos
celebrados por el deudor se hallan reglados en los artículos 338 a 342.
Para resolver la cuestión planteada, nuestro criterio sigue el andari-
vel de la teoría “amplia”, sostenida durante la vigencia del Código Civil.
Esta doctrina, encabezada por Fassi, Bossert y Zannoni, consideraba que
la acción de fraude entre cónyuges tiene un sentido propio, al que sólo se
le pueden aplicar las normas de fraude entre los acreedores en la medida
que sean compatibles con la naturaleza de los derechos e intereses en
juego, pues el objeto de aquella es proteger “la integralidad del patrimonio
común” y no la mera satisfacción de un crédito determinado151.
De manera que consideramos que el fraude entre cónyuges recae
bajo la órbita genérica y sólo será de aplicación lo prescrito en materia de
fraude a acreedores, en aquello que sea compatible, puesto que ambas
acciones divergen en sus fines. La acción pauliana contemplada en los
arts. 338 a 342 se otorga para proteger el interés de los acreedores
quirografarios que, por efecto de los actos del deudor, se verían afectados
debido a su insolvencia. Es la insolvencia la que, provocada fraudulenta-
mente, da sustento a la inoponibilidad de los actos anteriores al impugna-
do152 . Mientras que la acción de fraude entre cónyuges se otorga para
proteger los derechos de participación en los gananciales que a la
liquidación de la sociedad conyugal tienen derecho los esposos, y este
remedio se otorga independientemente de que el consorte esté en insol-
vencia, ya que la protección se da al cónyuge no sólo como acreedor sino
como partícipe en la comunidad de gananciales y como beneficiario de las
normas imperativas del régimen primario153.
151 F LEITAS ORTIZ DE ROZAS, Abel y ROVEDA, Eduardo G., “Régimen de bienes del
matrimonio”, L.L., Bs. As., 2001, p. 230.
152 ZANNONI, Eduardo A., Sociedades entre cónyuges, cónyuge socio y fraude societario,
Astrea, Bs. As., 1980, p. 144.
153 M EDINA, Graciela, Tratado de derecho de familia, ob. cit., p. 793.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 491
Acción de fraude
154 AZPIRI, Jorge A., Régimen de bienes en el matrimonio, 3ª ed., Hammurabi, Bs. As.,
2012, p. 411.
155 MEDINA, Graciela, Tratado de derecho de familia, ob. cit., p. 791.
492 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
Concepto
Naturaleza jurídica
157 CNCiv., Sala C, 9/9/75, L L., 1976-A-84; Sala D, J.A. 21-974-306; Sala F, 27/6/76,
L L. 1979-B-686, Fallo 35.125-S; íd., 19/8/76, Rep. L.L., t. XXXVII, J-Z, p. 1601,
sum. 67.
158 F ASSI, Santiago y BOSSERT, Gustavo, Sociedad conyugal, Astrea, Bs. As., 1977, t. II,
p. 228.
159 GUASTAVINO, Sociedades conyugales disueltas y no liquidadas ob. cit.; BORDA, Guillermo,
Tratado de Derecho Civil. Familia, 7ª ed., Abeledo-Perrot, Bs. As., 1984, t. I, p. 434,
N° 469-1; MÉNDEZ COSTA, María Josefa, “Ineludible interpretación reafirmada: los
bienes de un cónyuge ante las deudas del otro”, L.L., 1986-D-231 y sus citas.
160 M EDINA, Graciela, Tratado de derecho de familia, ob. cit., p. 825.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 495
Administración
En principio, los cónyuges tienen la facultad de acordar las reglas de
administración y disposición que regirán durante la indivisión respecto de
aquellos bienes que integran la masa indivisa (bienes gananciales) hasta
que finalice el periodo con la correspondiente partición. En el caso de falta
de acuerdo, el art. 482 del C.C. y C., dispone que serán de aplicación
supletoria las reglas de administración y disposición previstas para el
régimen de comunidad (arts. 456/460, 462, 469/474 C.C. y C.).
161 ZANNONI, Eduardo, Derecho civil. Derecho de familia, ob. cit., p. 687, N° 450.
496 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
Medidas protectorias
Durante el periodo de indivisión, los cónyuges, con el objeto de
proteger sus derechos sobre los bienes indivisos, poseen el derecho de
requerir las siguientes medidas cautelares:
a) Las previstas por las leyes de procedimiento locales (inventario, vista
de libros, designación de veedor, embargo, inhibición general de
bienes, medida de no innovar, prohibición de contratar, etcétera).
b) La autorización judicial supletoria para la realización de actos que
requieren el consentimiento del otro cónyuge frente a su negativa
injustificada.
c) La designación de un administrador de la masa del otro cónyuge,
ya sea en su persona o en un tercero, desempeño que se regirá por
las normas de administración de la herencia en cuanto a faculta-
des y obligaciones del administrador.
Frutos y rentas
El Código Civil y Comercial establece el deber de rendir cuentas que
pesa para los cónyuges sobre los frutos y rentas de los bienes gananciales
devengados durante el periodo de indivisión. Esto se debe a que éstos
acrecen a la masa indivisa. En el caso de que uno de los cónyuges posea
exclusivamente el derecho de uso y goce sobre un bien, con respecto a los
frutos o rentas que podrían ser percibidos, generará sobre éste y para la
masa un derecho de recompensa, el cual deberá ser abonado desde que
el otro cónyuge lo solicita.
Sobre lo último, y durante la vigencia del Código Civil, la jurispruden-
cia tenía entendido que “en la indivisión post comunitaria de la sociedad
conyugal, el ocupante del inmueble común adeuda al otro comunero su
porción en el valor locativo desde la fecha de su formal reclamo”163,
pudiendo entenderse como tal el día en que fue notificada la demanda de
fijación del canon locativo164.
La última parte del art. 486 del C.C. y C. autoriza a todos los
acreedores de los cónyuges copartícipes a subrogarse en los derechos de
su deudor o en los del no contratante -en caso de que se trate de deudas
comunes- para solicitar la partición de la masa común. La subrogación en
tales derechos nunca podrá ser superior al monto del crédito que pretende
ejecutarse.
Reza el art. 487 del C.C. y C.: “Efectos frente a los acreedores.
La disolución del régimen no puede perjudicar los derechos de los
acreedores anteriores sobre la integralidad del patrimonio de su deudor”.
En oportunidad de analizar la norma precedentemente transcripta,
Herrera165 comenta que los acreedores -de fecha anterior a la extinción
de la comunidad- del titular de un bien ganancial pueden oponerse a la
partición hasta no ser desinteresados. En caso de fraude pueden plantear
la inoponibilidad del acto de disposición conforme lo acuerdan las normas
generales de protección de los terceros. Concluye que dicha norma, debe
ser complementada con el 4° párr. del art. 480 del mismo cuerpo. La
sentencia que extingue la comunidad (de divorcio, nulidad, separación
judicial de bienes y/o el cambio de régimen) produce efectos retroactivos
-con diverso alcance de acuerdo al art. 480- de modo que las deudas y los
bienes posteriores a tal fecha son ajenos a la comunidad. No obstante ello,
165 HERRERA, Marisa, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, op. cit., p. 211.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 499
la titularidad que sobre los bienes tenían los cónyuges antes de extinguida
la comunidad no se modifica de pleno derecho disuelta aquélla. La norma
protege los derechos de terceros acreedores de los copartícipes de fecha
anterior a la extinción de la comunidad imponiendo a los cónyuges -o ex
cónyuges- un deber de diligencia consistente en la inscripción de la
sentencia respectiva (o el cambio de régimen) en el Registro Civil.
Satisfecho tal deber la extinción comunitaria será oponible a los acreedores.
Liquidación de la comunidad
166 BOSSERT, Gustavo A. y ZANNONI, Eduardo A., Manual de derecho de familia, ob. cit.,
p. 301.
500 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
6. Cargas de la comunidad
167 P ERACCA, Ana, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, HERRERA, M.,
CARAMELO, G., PICASSO, S. (directores), PONTORIERO, M. y PEREIRAS, L. (coord. grales.),
DE LA TORRE, N. (coord.), Infojus, Bs. As., 2015, t. II, p. 167.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 501
Obligaciones personales
168 Conf. PERACCA, Ana, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, ob. cit., ps.
167 y 168.
502 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
dijimos a lo largo del presente capítulo, implica que cada uno de los
cónyuges responde por las deudas por él contraídas, salvo los casos de
deudas solidarias o concurrentes.
Es precisamente por esto que el art. 490 del C.C. y C. enumera bajo
el título “Obligaciones personales” a aquellas deudas que pesarán sobre
el patrimonio propio del cónyuge que las contrajo o sobre los bienes que
aquel reciba como producto de la partición de la masa común. En el caso
de que para afrontar estas deudas uno de los cónyuges haya dispuesto del
activo ganancial, deberá a la comunidad la respectiva recompensa.
Son obligaciones personales de los cónyuges:
a) Las contraídas antes del comienzo de la comunidad: Es el
caso de deudas que se encuentran impagas al momento de la
liquidación de la comunidad y que el copartícipe deudor deberá
afrontar con su propio dinero.
b) Las que gravan las herencias, legados o donaciones recibi-
dos por uno de los cónyuges: Supuesto que se desprende del
principio de subrogación, por lo que resulta lógico que las deudas
adquieran el mismo carácter que los bienes.
c) Las contraídas para adquirir o mejorar bienes propios: La
deuda se subroga en el carácter del bien que no está sujeto a
partición, de modo que, no existiendo provecho para el cónyuge
no deudor, el crédito debe ser soportado por el deudor, único
169
beneficiario del gasto .
d) Las resultantes de garantías personales o reales dadas por
uno de los cónyuges a un tercero, sin que de ellas derive
beneficio para el patrimonio ganancial: Este inciso importa un
novedoso cambio en torno a la responsabilidad por deudas en la
relación interna de los cónyuges, puesto que de acuerdo a la
antigua norma del art. 1275 del C.C., todas las deudas y obliga-
ciones que cualquiera de los cónyuges contrajera durante el
matrimonio iban a ser solventadas con el haber ganancial.
Sin embargo, esta distinción importa que tales obligaciones serán
solventadas con el haber ganancial sólo en aquellos casos en que
169 P ERACCA, Ana, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, ob. cit., p. 170.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 503
Las recompensas
170 VELOSO, Sandra F., Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado. 1ª ed., En su
comentario al artículo 491. Directores Julio César Rivera - Graciela Medina. Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. La Ley, 2014, t. I, p. 227.
504 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
171 PERACCA, Ana, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, ob. cit., p. 172.
506 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
De estos dos valores se deberá tomar el menor, que será aquel que
representará el monto a compensar. En el caso de que del gasto, inversión
o erogación no se haya obtenido ningún provecho o beneficio, se tomará
como monto el valor de aquella. Es decir que si en la tarea de cotejo no
existe el valor consignado en el punto b), se tomará sólo el del punto a).
La operación de cotejo, necesariamente lleva implícita una valuación de
los bienes objeto de la recompensa, por lo que cabe preguntarnos ¿en qué
oportunidad se debe realizar?
La respuesta la encontramos en el art. 494 del C.C. y C., que
incorpora una pauta temporal, estableciendo que si bien la tasación será
efectuada a la época de la liquidación de la comunidad, aquella se deberá
realizar conforme el estado en que estaban los bienes al tiempo en que la
comunidad se extinguió.
7. Partición de la comunidad
División
Formas de la partición
Gastos de la partición
174 P ERACCA, Ana, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, ob. cit., p. 179.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 511
falta de acuerdo debemos remitirnos a la letra del art. 501 del C.C. y C.,
que dispone que esos gastos deban ser afrontados por cada parte
proporcionalmente a su participación en la masa. Esto no es más que una
norma de remisión al art. 2384 del C.C. y C. sobre partición de herencias.
Supuesto de bigamia
175 YARKE, María del Carmen, Enciclopedia de Derecho de Familia, Universidad, Bs. As.,
t. I, p. 516.
512 M ARTÍN ANDRÉS FLORES
176 Conf. PERACCA, Ana, Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado, ob. cit., p.
183.
IV - RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO 513
Bibliografía
CAPITULO V
DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO
1 “La pérdida de la capacidad tenía lugar por la capitis deminutio maxima, ya fuere por
hacerse esclavo, ser condenado a servidumbre o caer en poder del enemigo, y también
por el incesto sobreviniente, especialmente en caso de adopción de la esposa por el
suegro” (BELLUSCIO, Augusto César, Manual de derecho de familia, Abeledo-Perrot,
Bs. As., 2013, p. 577).
520 A GOSTINA T ULA
2. Separación de hecho
4 PERROT, Celina Ana, “La separación de hecho como causal autónoma en la nueva ley
de matrimonio civil”, L.L. 1987-D, 1100, p. 6. Cita Online: AR/DOC/8852/2001.
5 CNCiv., Sala F, 12/10/94, J.A. 1995-III-350.
6 Cámara Civil y Comercial de San Isidro, Sala I, 2/6/98, J.A. 2000-II-459.
7 CNCiv., Sala B, 6/5/99, J.A. 2000-II442, con nota de Ana M. CHECHILE.
8 CNCiv., Sala J, 31/5/00, E.D. 191-366.
524 A GOSTINA T ULA
3. Separación judicial
Ahora bien, el art. 236 fijaba los requisitos que debiera contener la
demanda conjunta, a saber:
a. Tenencia y régimen de visitas de los hijos.
b. Atribución del hogar conyugal.
c. Régimen de alimentos para los cónyuges e hijos menores e
incapaces, incluyendo los modos de actualización;
Pudiendo también realizar las partes los acuerdos que consideraran
pertinentes respecto los bienes de la sociedad conyugal, caso contrario si
no hubiere acuerdo su trámite se daba por vía sumaria.
El juez podría objetar cualquier acuerdo que no considerara adecuado
o que afectara gravemente los intereses de una de las partes o de los hijos.
Una vez que se presentaba la demanda, se daba lugar a una primera
audiencia, de asistencia obligatoria para ambas partes y en ésta se
buscaba conciliarlas. Dada la negativa de ello, se fijaba una segunda
audiencia en un plazo no menor a dos meses ni mayor a tres, ya no
obligatoria a fines de los efectos procesales. Si de dicha audiencia no se
producía una reconciliación11, el juez decretaba la separación personal
o el divorcio vincular.
La causal subjetiva:
Enumeradas en el Código de Vélez en el art. 202 quedaba configu-
rada a partir de los siguientes hechos:
a. Adulterio.
b. Tentativa de uno contra la vida del otro o de los hijos, sean o no
comunes, ya sea como autor principal, cómplice o instigador: no
culminada por causas ajenas a la voluntad.
c. Instigación de uno de los cónyuges al otro a cometer delitos.
d. Injurias graves: menoscabo a la persona, al honor e integridad de
la persona; el juez valoraba en cuanto a la condición social,
religión, etc.
e. Abandono voluntario y malicioso.
11 “Es la restitución del estado normal del matrimonio cuando dicho estado se ha roto
en virtud de la desavenencia resultante de existir causales de separación personal o
divorcio, o cuando la separación ha sido decretada” (BELLUSCIO, Augusto César,
Manual de derecho de familia, Abeledo-Perrot, Bs. As., 2013, p. 715).
V - DISOLUCIÓN DEL M ATRIMONIO 529
Nuevo Código:
Modifica todo el régimen anterior de modo drástico. Se pasa de un
sistema de divorcio causado (subjetivo y objetivo) a uno incausado o sin
expresión de causa, unilateral o bilateral. De esta manera el deber de
fidelidad y cohabitación quedan como deberes de carácter “moral”. A su
vez, ya no se exige un determinado plazo a cumplir para que la separación
sea declarada judicialmente12, como respuesta al principio de voluntad y
autonomía buscando con ello también disminuir los conflictos conyugales
que dieron fruto a la disolución del vínculo.
Es muy diferente al llamado “divorcio express” del derecho español,
trámite que se realiza en sede administrativa, frente a un oficial público,
y requiere un plazo de espera desde la celebración del matrimonio hasta
el divorcio, de tres meses, entre otras particularidades. Vale esta aclara-
ción, pues se difundió mediáticamente el divorcio argentino como si fuese
idéntico a esta tipología del español, lo cual no es cierto (agregado de la
directora de la obra).
Se mantiene la tramitación del divorcio en el ámbito judicial, descar-
tando las posibilidades del divorcio notarial o en sede administrativa, fruto
de nuestra tradición jurídica.
Podríamos decir que al suprimir las causales y establecer este nuevo
tipo de divorcio con eliminación de plazos y exteriorización de causas se
establece como una herramienta facilitadora de pacificación de las
relaciones disminuyendo situaciones conflictivas y de desgaste que mu-
chas veces trae aparejado para toda la familia un divorcio.
Su petición puede darse por uno o ambos cónyuges según lo
requieran, con el único requisito de la presentación de un convenio
regulador de los efectos que la nueva situación genera, para dar trámite
al proceso judicial.
13 MÉNDEZ COSTA, María Josefa, Derecho de familia, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2008,
t. I, p. 569.
14 BOSSERT, Gustavo A y ZANNONI, Eduardo A., Manual de derecho de familia, Astrea,
Bs. As., 2000, p. 319.
V - DISOLUCIÓN DEL M ATRIMONIO 531
del pasado y la organización del futuro. Es un acto jurídico que nació válido
generando todos los efectos que consigo lleva.
La nulidad ataca al acto y retrotrae los efectos al estado anterior
como si nunca hubiera existido, es la destrucción legal y retroactiva de un
vínculo imperfectamente constituido por concurrir a la celebración de las
nupcias un vicio consustancial a ellas, suficientemente acreditado, con
algunas salvedades que serán desarrollados en la bolilla que continúa y
que hace alusión al tema específicamente.
El art. 345 del nuevo Código determina las causas de disolución del
matrimonio:
a. muerte de uno de los convivientes.
b. sentencia firme de ausencia con presunción de fallecimiento
c. divorcio declarado judicialmente
Serán entonces las nuevas causales que generen un divorcio entre
los cónyuges, la primera y última sin mayor complejidad vienen a ser
bastantes claras. Ahora la segunda trae consigo una modificación respec-
to a la receptada en el Código de Vélez.
Se dispone que en la ausencia con presunción de fallecimiento sea la
“sentencia firme” la que genera la disolución del vínculo, dejando de lado
la regulación anterior que establecía que la disolución operaba con el
“matrimonio que contrajere el cónyuge del declarado ausente con presun-
ción de fallecimiento”.
Es decir, se generaba una ficción que no disolvía el vínculo en caso
de que el presunto fallecido reapareciera, por lo que los cónyuges seguían
casados.
Se quiere de este modo crear un sistema sencillo que genere un efecto
inmediato a través de la sentencia, sin provocar incertidumbres a futuro.
7. Divorcio vincular
7.1. Efectos
Antecedentes históricos
Es una institución jurídica nueva que hace su aparición en leyes
europeas en la década del 70. Las reformas legislativas en Francia,
Dinamarca, Gran Bretaña, Italia, España y Alemania las adoptan bajo
diversas características, asignándole funciones y perfilando una fisono-
mía jurídica particular en cada país, de acuerdo con sus necesidades y
condicionamientos sociales.
El ideólogo de esta institución en Francia, Carbonnier expresa que
una parte considerable de los dolores del divorcio son los del posdivorcio.
Se piensa, entonces especialmente, en la pensión alimentaria, mediocre,
15 Cámara Civil y Comercial de Salta, Sala IV, “M. de C., M. c/ C., T. L. s/ Divorcio”,
7/9/15, publicado en: L.L. NOA 2015 (octubre), 1021. Cita online: AR/JUR/29207/
2015.
540 A GOSTINA T ULA
Naturaleza jurídica
La naturaleza jurídica de estas prestaciones deriva de la voluntad que
el legislador ha tenido cuando pensó en incorporarlas en nuestra legisla-
ción, incorporándolas bajo el criterio de igualdad y solidaridad familiar, ya
que al adoptar el sistema de divorcio incausado dichas prestaciones van
a ser fruto de los efectos que derivan del divorcio, tal como lo son los
alimentos, la vivienda familiar, la vocación hereditaria, entre otros, dejan-
do de lado como origen y eje central el alejamiento fáctico como causa del
divorcio y con ello la acreditación de culpas entre los cónyuges.
Dicha institución en nuestro Código parece ser tomada por el
legislador, del art. 97 del Código Civil español con leves modificaciones.
Este tiene como objetivo el regular una pensión por desequilibrio restitu-
yendo al desmejorado la potencialidad de oportunidades laborales, profe-
sionales, pecuniarias que habría tenido de no mediar el vínculo matrimonial
y una vez recuperado ese nivel debe cesar la percepción de la renta.
La doctrina y jurisprudencia mayoritaria en España sostiene que la
pensión compensatoria del art. 97 constituye un supuesto resarcimiento
del daño objetivo sufrido a consecuencia del divorcio y al margen de toda
conexión con la idea de culpa o responsabilidad.
Nuestra legislación las incorpora a partir del principio de solidaridad
familiar, tratando de impedir que el divorcio, las nulidades matrimoniales
y uniones convivenciales den lugar a un enriquecimiento o empobreci-
miento económico de un cónyuge o conviviente a costa del otro. Es así
como el cónyuge a quien el divorcio produce un desequilibrio manifiesto
que signifique un empeoramiento de su situación y que tiene por causa
adecuada el vínculo matrimonial y su ruptura, tiene derecho a una
V - DISOLUCIÓN DEL M ATRIMONIO 541
16 CNCiv., Sala G, “De Nigris, Patricia Delia c/ Sffaeir, Ernesto José s/ alimentos”, 10/
4/12, publicado en: E.D. 21/6/12, 5; J.A. 9/12/12, 57. Cita online: AR/JUR/9662/2012.
17 CNCiv., Sala B. “G., C. V. c/ R., R. A. s/art. 250 C.P.C” Familia” 23/12/11, La Ley
Online AR/JUR/91887/2011.
542 A GOSTINA T ULA
en cuenta que está casada con el accionado hace más de veinte años,
posee un título universitario pero dejó de ejercer su profesión para atender
la necesidad del hogar familiar, y sufre un deterioro en su salud psicoló-
gica, alegó sufrir anorexia en virtud de situaciones de violencia doméstica.
“En ese mismo sentido y en relación a las circunstancias enumeradas en
el mencionado art. 442, el fallo de la Sala M de la Cámara Nacional en lo
Civil del año 2014, ha forjado los fundamentos del valor de la cuota en el
mismo criterio que se encuentran fundadas las mencionadas circunstan-
cias18. Expresamente la Cámara dijo: “es equitativa de conformidad con
el nivel socio económico de las partes y las condiciones de edad y
capacidad económica del obligado; teniendo en consideración que este
último debe cubrir las necesidades de la peticionante en la medida de sus
posibilidades”. Asimismo, en el año 2012 un Juzgado de Familia de la
provincia de Mendoza, hizo referencia expresa al nuevo Código y más
específicamente a las prestaciones compensatorias: “La respuesta se
puede encontrar no sólo en el sentido común sino también en la propia
legislación proyectada que dice en su art. 434: Alimentos posteriores al
divorcio. Las prestaciones alimentarias pueden ser fijadas aun después
del divorcio: b) La obligación no puede tener una duración superior al
número de años que duró el matrimonio y no procede a favor del que recibe
la prestación compensatoria del art. 441. Asimismo se engarza con otra
institución de la legislación proyectada, pero, acaso relacionada con el
objeto del incidente en análisis, cual es la prestación compensatoria arts.
441, 442, 524 y 525 del C.C. y C. El proyecto recepta una figura que tiene
aceptación en varias legislaciones del derecho comparado, y que es
coherente con el régimen incausado de divorcio; en efecto, con funda-
mento en el principio de solidaridad familiar y en que el matrimonio no sea
causa fuente de enriquecimiento o empobrecimiento económico de un
cónyuge a costa del otro, se prevé la posibilidad de que los cónyuges
acuerden o el juez establezca pensiones compensatorias”19. Respecto a
los plazos -en relación con el art. 441 del nuevo Código- el ya mencionado
fallo de la Sala B de la Cámara Nacional en lo Civil del año 2011, limitó
Caracterización
Puede pagarse con dinero, con el usufructo de determinados bienes o
de cualquier otro modo que acuerden las partes o decida el juez (art. 441).
En caso de la nulidad del matrimonio cualquiera de los cónyuges
puede reclamarlo si el matrimonio ha sido declarado de buena fe por
ambos, mientras que en el matrimonio declaro nulo por buena fe de uno
y mala fe del otro, sólo el cónyuge de buena fe puede solicitar dichas
compensaciones (arts. 428 y 429). Para el alcance y la extensión de dicha
prestación será aplicable el art. 441.
En relación con las uniones convivenciales, se establece: “Cesada la
convivencia, el conviviente que sufre un desequilibrio manifiesto que
signifique un empeoramiento de su situación económica con causa
adecuada en la convivencia y su ruptura, tiene derecho a una compensa-
ción. Esta puede consistir en una prestación única o en una renta por un
tiempo determinado que no puede ser mayor a la duración de la unión
convivencial. Puede pagarse con dinero, con el usufructo de determinados
bienes o de cualquier otro modo que acuerden las partes o en su defecto
decida el juez” (art. 524).
El hecho objetivo a tener en cuenta es el desequilibrio que la ruptura
matrimonial ha producido entre los cónyuges, una vez delimitado el
Caducidad
La caducidad de la fijación judicial de la compensación económica se
establece en el art. 442: “A falta de acuerdo de los cónyuges en el
convenio regulador, el juez debe determinar la procedencia y el monto de
la compensación económica sobre la base de diversas circunstancias,
entre otras:
a) el estado patrimonial de cada uno de los cónyuges al inicio y a la
finalización de la vida matrimonial;
b) la dedicación que cada cónyuge brindo a la familia y a la crianza
y educación de los hijos durante la convivencia y la que debe
prestar con posterioridad al divorcio;
c) la edad y el estado de salud de los cónyuges y de los hijos;
d) la capacitación laboral y la posibilidad de acceder a un empleo del
cónyuge que solicita la compensación económica;
e) la colaboración prestada a las actividades mercantiles, industriales
o profesionales del otro cónyuge;
f) la atribución de la vivienda familiar, y si recae sobre un bien
ganancial, un bien propio, o un inmueble arrendado. En este último
caso, quien abona el canon locativo.
La acción para reclamar la compensación económica caduca a los
seis meses de haberse dictado la sentencia de divorcio”.
Cuando los cónyuges no se han puesto de acuerdo sobre la compen-
sación económica, el juez debe resolver sobre su procedencia y, en caso
afirmativo, sobre su monto. Las pautas fijadas para su determinación
coinciden con algunas de las que se toman en cuenta para establecer los
alimentos durante la convivencia y la separación de hecho y se agregan
otras que son propias de este instituto, como el estado patrimonial de cada
uno de los cónyuges al inicio y a la finalización de la vida matrimonial.
V - DISOLUCIÓN DEL M ATRIMONIO 545
21 http://thomsonreuterslatam.com/2015/09/10/doctrina-del-dia-las-propuestas-el-con-
venio-regulador-y-otras-vicisitudes-del-proceso-de-divorcio-autor-esteban-m-
mazzinghi/?source=TwitterOrg#sthash.LonCF0Hs.dpuf
546 A GOSTINA T ULA
se ven con una carga que deben obligatoriamente cumplir ya que hacen
a la esencia y a la prueba del nuevo instituto.
A su vez, éste es tratado de una manera incompleta a nivel general,
ya que si bien el Código las incorpora no sucede lo mismo en otras áreas
del derecho, lo que implica replantear la existencia de la figura, ya que la
omisión provoca una evidente desarmonía ante el fenómeno sociológico,
dado que para ciertos efectos jurídicos estaremos en presencia de dichas
uniones y en otras ocasiones no se hallarán alcanzadas por el derecho. Ello
también en virtud de disparidad de plazos mínimos que exigen tales
uniones en distintas leyes del ordenamiento jurídico.
Así, para las uniones convivenciales previstas en el Código Civil y
Comercial se establece un mínimo de dos años de convivencia. En cambio,
en el ámbito previsional, para otorgar derecho a pensión a los convivientes,
la ley 24.241 exige cinco años, cualquiera fuere el estado civil del
causante, y de dos años de convivencia cuando hubiere descendencia.
La Ley de Contrato de Trabajo, en su art. 248, cuando legisla sobre
la indemnización por muerte del trabajador, contempla entre los benefi-
ciarios, a la mujer del trabajador que hubiere vivido públicamente con él,
en aparente matrimonio, haciendo distinciones según tenga cinco o dos
años de convivencia. La misma Ley de Contrato de Trabajo, en el art.
158, al tratar el régimen de licencias especiales, dice que el trabajador
gozará de ellas “por fallecimiento del cónyuge o la persona con la cual
estuviere unido en aparente matrimonio, en las condiciones establecidas
en la presente ley, de hijos o de padres, 3 días corridos (conf. inciso c)”.
Es decir, en el caso es aplicable la exigencia temporal contenida en el
art. 248.
La ley 24.193, de trasplantes de órganos y material anatómico
humano, distingue entre dos y tres años, según haya o no hijos; mientras
que la ley 26.066, de trasplantes de órganos y tejidos, refiere a una relación
no menor a tres años.
La desarmonía legislativa resulta manifiesta, lo que provocará inter-
pretaciones dispares en el ámbito judicial, que requieren urgente trata-
miento legislativo.
Para un desarrollo más profundo de este tema, será incorporado de
acuerdo a un sistema armónico de estudio en la siguiente unidad, con lo
cual precisaremos enfocarnos en la disolución de la figura y todos los
efectos que de ello derivan.
V - DISOLUCIÓN DEL M ATRIMONIO 549
Efectos
Respecto al fin de la convivencia y la liquidación de las cuestiones
patrimoniales en principio rige el Capítulo 2 del Libro III destinado
especialmente a esta nueva institución, donde los pactos de convivencia
cumplen el rol a partir de la autonomía de la voluntad de los convivientes
para el desarrollo de la vida en común siempre que sean respetados los
principios del derecho de familia, la moral y las buenas costumbres. Ahora
bien, a falta de acuerdo es cuando aparecen los problemas en la práctica,
el conviviente deberá demostrar que ha habido una gestión de negocios,
una comunidad de derechos, o un acuerdo tácito de asociación de
empresa, recibiendo en dicho caso la participación que le corresponda en
proporción a lo que hubiera aportado y en cada una de las actividades
económicas comunes.
El aporte en estos casos no sería el de una comunidad de ganancialidad,
como en el supuesto de elección de este sistema entre los cónyuges, por
lo cual acá el conviviente deberá probar su trabajo o el aporte en dinero
que realiza como colaboración de la vida en común o el contrato tácito
entre ambos. Por lo general, en un principio se considera la falta del
“ánimo” de hacer comunes los bienes adquiridos durante la unión, por lo
550 A GOSTINA T ULA
22 C.S.J.N., 5/2/98, “S., V. E. y F., M. I.”, L.L. 1998-C-653, con nota de María Josefa
MÉNDEZ COSTA y L.L. 1998-E-230, con nota de Andrés GIL DOMÍNGUEZ.
556 A GOSTINA T ULA
24 BÍSCARO, Beatriz, “Divorcio”, Jornadas sobre el Proyecto del Código Civil y Comercial,
Area de Derecho de Familia, Sala de Derecho de Familia y Fundación Tercer Milenio,
Colegio de Abogados de Córdoba, 17 de septiembre de 2012.
25 BORDA, Guillermo J., “Las relaciones de familia en el proyecto de Código Civil y
Comercial”, Revista de Derecho de Familia y de las Personas, año 4, Nº 06, julio de
2012, Edición especial, La Ley, p. 34.
560 A GOSTINA T ULA
4. Se suprime el divorcio por las causales subjetivas (art. 202 del C.C.
anterior) para incoar la demanda. En los fundamentos se manifiesta: “Otra
modificación sustancial es la supresión de las causales subjetivas de
divorcio. La experiencia judicial ha demostrado el alto nivel de destrucción
y desgaste emocional al que se someten los cónyuges y sus familias
cuando se opta por el divorcio contencioso. El valor pedagógico de la ley
es conocido; el Anteproyecto pretende contribuir a la pacificación de las
relaciones sociales en la ruptura matrimonial. La eliminación de las
causales subjetivas es una manera de colaborar a superar la ruptura
matrimonial de la manera menos dolorosa posible. De este modo, y de
conformidad con la línea legislativa que adoptan varios países en sus
reformas más recientes, se prevé un único sistema de divorcio remedio.
Eduardo Roveda26 en un trabajo jurídico conjunto, fija su posición favora-
ble a la eliminación de las causales subjetivas, al expresar que: “Esta
modificación es congruente con la eliminación de los derechos-
deberes derivados del matrimonio, especialmente la regulación de la
fidelidad como deber moral y la desaparición del deber de cohabi-
tar. Ello así, por considerar que éstos no son deberes estrictamente
jurídicos, ya que de su incumplimiento no deriva ninguna conse-
cuencia aunque subsiste su valor axiológico”.
26 ROVEDA, Eduardo G.; SASSO, Marcela Lorena; ROBBA, Mercedes, “El divorcio en el
proyecto de Código Civil y Comercial”, Revista de Derecho de Familia y de las
Personas, año 4, Nº 06, julio de 2012, edición especial, La Ley, p. 40.
V - DISOLUCIÓN DEL M ATRIMONIO 561
23.515 fijó la naturaleza jurídica disoluble del vínculo, nuestra tarea aquí
es marcar las contradicciones.
Vidal Taquini27, en su obra sobre matrimonio civil, explica al analizar
el art. 230 del C.C. vigente: “Existe una aplicación más de los límites
impuestos a la autonomía de la voluntad en derecho de familia, con
lo cual la prohibición que la norma contiene está referida a que por
ningún otro medio o instrumento los cónyuges puedan pactar una
renuncia como la que prohíbe, porque si así no fuese, implícitamente
resultaría una dispensa para los cónyuges de cumplir con los
deberes matrimoniales, cuya infracción trae como sanción, entre
otras, que el cónyuge afectado ponga la acción de separación
personal o de divorcio. Pacto de tal naturaleza es de nulidad
absoluta”. Coincidimos con el autor, pero dentro del marco normativo
impuesto por la ley 23.515, donde no rige el principio individualista de
la autonomía de la voluntad.
Es de recordar que la Corte Suprema de Justicia de la Nación
oportunamente rechazó la demanda de los contrayentes que impugnaban
el art. 230 del Código Civil, y pretendían acordar que el matrimonio que
contraían sería indisoluble28.
27 VIDAL TAQUINI, Carlos H., Matrimonio Civil. Ley 23.515, 2ª edición actualizada y
ampliada, Astrea, Bs. As., 2000, p. 707.
562 A GOSTINA T ULA
Bibliografía
Fallos
CAPITULO VI
NULIDAD DEL MATRIMONIO
2 BELLUSCIO, Augusto César, Manual de derecho de familia, 7ª ed., Astrea, Bs. As., 2004,
t. I, p. 270.
3 BELLUSCIO, Augusto César, ob. cit., p. 306.
4 BOSSERT, Gustavo A. y ZANNONI, Eduardo A., p. 161.
5 M ÉNDEZ COSTA, María J., «Consideraciones sobre el consentimiento matrimonial en
la proyectada reforma de la ley 2393.», L.L. 1987-A, 1068. AR/DOC/1537/2001.
VI - N ULIDAD DEL MATRIMONIO 571
1.2. Consecuencias
6 Además puede ser competente cualquier funcionario judicial ante casos de matrimonio
in extremis, entre otros supuestos.
VI - N ULIDAD DEL MATRIMONIO 573
3. En cuanto a los efectos: ellos son los establecidos en los arts. 428,
429, 430 y 441, según los diferentes supuestos. Se desarrollará infra.
2.1. Supuestos
De los arts. 406 y 407 del C.C. y C. derivan las exigencias legales para
la existencia de matrimonio. Se requiere la consecución de dos elementos
VI - N ULIDAD DEL MATRIMONIO 575
8 GARRIDO C ORDOBERA, Lidia; BORDA, Alejandro; ALFERILLO, Pascual E., Código Civil y
Comercial comentado, Astrea, Bs. As. - Bogotá, 2015, p. 424.
9 CARAMELO, Gustavo; PICASSO, Sebastián; HERRERA, Marisa, Código Civil y Comercial
de la Nación comentado, 1ª ed., Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Infojus, 2015,
t. II, p. 32.
578 A GOSTINA T ULA
3.2. Causales
3.4. Causales
a. Falta de la edad legal: art. 425 inc. a que remite al art. 403 inc. f
del C.C. y C.
b. Falta permanente o transitoria de salud mental: art. 425 inc. b que
remite al 403 inc. g del C.C. y C.
c. Vicios del consentimiento: art. 425 inc. c que remite al art. 409 del
C.C. y C.
5. Efectos de la nulidad
Inexistencia Nulidad
Puede ser alegada por cualquiera que Pueden alegarla únicamente los
tenga interés. expresamente autorizados en el C.C.
y C.
6. Uniones convivenciales
Regulación La unión more uxorio tiene un Nueva Gales del Sur, Brasil, Uru-
integral ordenamiento integral especí- guay, Angola, Portugal, El Sal-
autónoma fico, que no las identifica con vador, Cataluña, Navarra, Va-
el matrimonio formalizado; por lencia, Bélgica, Galicia, Canarias,
ende, las derivaciones jurídi- Baleares, Francia, Holanda,
cas de una y otra situación no México DF.
tienen que ser, necesariamen-
te, iguales; precisamente, por-
que son distintas las circuns-
tancias que las originan.
6.3. Caracteres
6.4. Requisitos
El art. 510 del C.C. y C. es claro en cuanto a cuáles deben ser los
requisitos a cumplir para que la unión convivencial quede configurada
como tal, estableciendo que:
«a) los dos integrantes sean mayores de edad;
b) no estén unidos por vínculos de parentesco en línea recta en todos
los grados, ni colateral hasta el segundo grado;
c) no estén unidos por vínculos de parentesco por afinidad en línea
recta;
d) no tengan impedimento de ligamen ni esté registrada otra convi-
vencia de manera simultánea;
e) mantengan la convivencia durante un período no inferior a dos
años».
6.5. Registración
24 BURDEOS-R OVEDA, «Proyecto de ley para regular las uniones de hecho», el Dial,
DC176B.
25 GARRIDO CORDOBERA, Lidia; BORDA, Alejandro; ALFERILLO , Pascual E., ob. cit., p. 572.
26 DE LA TORRE, Natalia, «Algunas consideraciones en torno a la regulación proyectada
en las uniones convivenciales», Derecho de las Familias, Infancia y Adolescencia,
2014-337.
VI - N ULIDAD DEL MATRIMONIO 601
27 GARRIDO CORDOBERA, Lidia; BORDA, Alejandro, ALFERILLO, Pascual E., ob. cit., p. 573.
602 A GOSTINA T ULA
Contenido
Si bien el Código permite una amplitud en cuanto a ello, hay
determinadas aristas que deben encontrarse en el marco de estas cues-
tiones que hacen al sistema patrimonial básico o de las potestades
domésticas y son:
«a) la contribución a las cargas del hogar durante la vida en común;
b) la atribución del hogar común, en caso de ruptura;
c) la división de los bienes obtenidos por el esfuerzo común, en caso
de ruptura de la convivencia» (art. 514)
El primero se refiere a la manera de contribuir en una de las
obligaciones inderogables por acuerdo entre los convivientes. Las cargas
conforman el piso mínimo obligatorio insoslayable y el Código Civil y
Comercial prevé la posibilidad de acordar entre convivientes la forma en
que cada uno dará cumplimiento a esta obligación común, por lo cual, el
pacto no puede incluir, válidamente, una cláusula que estipule que estará en
cabeza de uno de los miembros de la pareja la responsabilidad de solventar
todas las cargas del hogar, pero sí el modo de contribución de cada uno.
Límites
«Los pactos de convivencia no pueden ser contrarios al orden
público, ni al principio de igualdad de los convivientes, ni afectar los
derechos fundamentales de cualquiera de los integrantes de la unión
convivencial» (art. 515).
El Código Civil y Comercial establece ciertos límites a la autonomía
de la voluntad, es decir, a la facultad de pactar entre los integrantes los
efectos de su relación. Las cláusulas pactadas que infrinjan el orden
público o el principio de igualdad entre los convivientes, o afecten sus
derechos fundamentales se tendrán por no escritas.
El primer límite genérico en materia de pactos que enuncia el artículo
en comentario es el orden público. El art. 12 C.C. y C. define qué debe
entenderse o cuál es el alcance del término «orden público»: «Las
convenciones particulares no pueden dejar sin efecto las leyes en cuya
observancia está interesado el orden público. El acto respecto del cual se
invoque el amparo de un texto legal, que persiga un resultado sustancial-
mente análogo al prohibido por una norma imperativa, se considera
otorgado en fraude a la ley. En ese caso, el acto debe someterse a la norma
imperativa que se trata de eludir». Un claro ejemplo de esta aplicación
imperativa es la obligación impuesta en el art. 513 C.C. y C. respecto al
piso mínimo obligatorio (arts. 519 a 522 C.C. y C.) para todas las uniones
convivenciales. Por razón de orden público, de existir un acuerdo entre
convivientes que contradiga el cumplimiento del piso mínimo, la conven-
ción particular será dejada sin efecto tornándose imperativo lo normado
en el art. 513 C.C. y C.
La cuestión que se nos presenta vidriosa es, si estos pactos de
convivencia quedan registrados en el Registro del Estado Civil y Capacidad
de las Personas, nos preguntamos: ¿quién controla el cumplimiento efectivo
VI - N ULIDAD DEL MATRIMONIO 605
del orden público? ¿El oficial público?, ¿El director del Registro Civil? ¿Quién
es la autoridad de contralor? (agregado de la directora de la obra).
En consonancia con el sistema de fuentes que el Código Civil y
Comercial recepta en su art. 1º: «Los casos que este Código rige deben
ser resueltos según las leyes que resulten aplicables, conforme con la
Constitución Nacional y los tratados de derechos humanos en los que la
República sea parte». La validez y eficacia del contenido de los pactos
estará intrínsecamente ligada al respeto de los derechos fundamentales de
los involucrados, consagrados en la Constitución Nacional y los tratados
de derechos humanos. A modo de ejemplo, cabe recordar, entre otros, el
principio de igualdad enunciado en el art. 17, inc. 4, CADH: «Los Estados
Partes deben tomar medidas apropiadas para asegurar la igualdad de
derechos y la adecuada equivalencia de responsabilidades de los cónyu-
ges en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución
del mismo», aplicable por analogía a las uniones convivenciales, en tanto
la normativa encierra el principio general de protección a la familia. En la
misma línea, recuérdese lo expresado en el art. 16 de la Convención sobre
la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer,
«Los Estados Partes adoptarán todas las medidas adecuadas para elimi-
nar la discriminación contra la mujer en todos los asuntos relacionados con
el matrimonio y las relaciones familiares y, en particular, asegurarán, en
condiciones de igualdad entre hombres y mujeres…».
Por otro costado, la normativa en análisis se vincula con la prohibi-
ción genérica del ejercicio abusivo de los derechos establecida en el art.
10 C.C. y C.: «La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos.
Se considera tal el que contraría los fines del ordenamiento jurídico
o el que excede los límites impuestos por la buena fe, la moral y las
buenas costumbres»; y con lo establecido en el art. 344 C.C. y C.
respecto de las condiciones prohibidas de los actos jurídicos: «Se tienen
por no escritas las condiciones que afecten de modo grave la
libertades de la persona, como la de elegir domicilio o religión, o
decidir sobre su estado civil»31.
Finalmente estamos de acuerdo en que «En un sistema basado en
la protección y consiguiente eficacia de los derechos fundamentales,
31 CARAMELO, Gustavo; P ICASSO, Sebastián; HERRERA, Marisa, ob. cit., ps. 205 y 206.
606 A GOSTINA T ULA
Relaciones patrimoniales
Las relaciones patrimoniales de los convivientes se rigen en princi-
pio, por lo estipulado en los pactos de convivencia.
«Ante la ausencia de pacto, cada integrante de la unión ejerce
libremente las facultades de administración y disposición de los bienes
de su titularidad, con la restricción regulada en este Título para la
protección de la vivienda familiar y de los muebles indispensables que
se encuentren en ella. Esto es lo que, en términos de la regulación
matrimonial, se dio en llamar ‘régimen primario inderogable’, estable-
ciéndose supletoriamente un régimen de separación de bienes, carac-
terizado por la ausencia de cualquier regulación legal»34.
Asistencia
El art. 519 establece «los convivientes se deben asistencia durante
la convivencia».
«Plantea Souza de Vieira que la convivencia de dos personas en
aparente matrimonio importa una comunidad de vida. Es decir,
quienes conviven en pareja comparten techo, lecho y mesa, sin
distinguir entre lo personal y lo patrimonial. Lo cierto es que las
partes, cuando de hecho conviven, trabajan conjuntamente, llevan-
33 GARRIDO CORDOBERA, Lidia; BORDA, Alejandro; ALFERILLO, Pascual E., ob. cit., p. 579.
34 Idem, p. 581.
608 A GOSTINA T ULA
37 LORENZETTI, Ricardo Luis, ob. cit., t. III, ps. 340, 341 y 342.
612 A GOSTINA T ULA
sición de los bienes por uno de los convivientes puedan poner en peligro,
hacer incierto o defraudar los derechos patrimoniales del otro; así como
individualizar la existencia de bienes o derechos de los que los convivien-
tes fuesen titulares (art. 722).
- Beneficio de competencia: El acreedor debe conceder el beneficio
de competencia cuando el deudor sea su conviviente (art. 893 inc. b).
- Legitimación: Se le otorga a los convivientes legitimación para: a)
solicitar la declaración de incapacidad o de capacidad restringida por
discapacidad mental de su pareja mientras la convivencia no haya cesado
(art. 33 inc. b); b) reclamar las consecuencias no patrimoniales por muerte
del otro conviviente (daño art. 1741); c) y reclamar los daños materiales
derivados de la muerte de su conviviente (art. 1745 inc. b).
- Suspensión de la prescripción: Al igual que en el régimen matrimo-
nial, el curso de la prescripción para las acciones que susciten entre
convivientes, se suspende durante el plazo que dure la convivencia (art.
2543 inc. b).
- Afectación de la vivienda: En el Capítulo 3 del Título III, del Libro
1 (arts. 244 a 256) encontramos la regulación que viene a reemplazar el
antiguo régimen del bien de familia, otorgando la posibilidad que el
conviviente sea beneficiario (art. 246 inc. a). Si la unión convivencial está
inscripta, el inmueble afectado no puede ser transmitido o gravado sin la
conformidad del conviviente (art. 250)38.
- Cabe también mencionar la facultad para solicitar el derecho de
comunicación (art. 556) o bien para la continuación de la locación (art.
1190).
Bibliografía
38 RIVERA, Julio César y MEDINA, Graciela, Código Civil y Comercial comentado, 1ª ed.,
La Ley, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2014.
VI - N ULIDAD DEL MATRIMONIO 613
Fallos
CAPITULO VII
FILIACION
2 ZANNONI, Eduardo Antonio, Derecho de familia, Astrea, Bs. As., 1998, t. I, p. 72.
3 CAFFERATA, José Ignacio, La filiación natural, Imprenta de la Universidad, Cba., 1952,
p. 252 y ss.
4 FANZOLATO, Eduardo Ignacio, Derecho de familia, Advocatus, Cba., 2007, t. I, p. 147.
618 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
4. Título de estado
5 MAZZINGHI, Jorge A., Tratado de derecho de familia, La Ley, Bs. As., 2006, t. I, p. 38.
VII - FILIACIÓN 621
6 BORDA, Guillermo A., Tratado de derecho civil argentino. Familia I, 2ª ed., Perrot, Bs.
As., 1959, p. 32.
7 BELLUSCIO, Augusto César, Manual de derecho de familia, 7ª ed. actualizada y
ampliada, Astrea, Bs. As., 2004, t. I, p. 53.
8 ZANNONI, Eduardo, Derecho de familia, 3ª ed. actualizada, Astrea, Bs. As., 1998, t.
I, p. 84, y en t. II, p. 357.
622 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
8. El estatuto filiatorio
11 P UIG PEÑA, Federico, Tratado de derecho civil español, p. 6, citado por LÓPEZ DEL
CARRIL, Julio J. en: La filiación y la ley 23.264, Abeledo-Perrot, Bs. As., 1987, Cap.
II, p. 25.
12 LÓPEZ DEL CARRIL, Julio J., Legitimación de hijos extramatrimoniales, Roque Depalma
Editor, Bs. As., 1960, p. 113 y ss.
13 TERÁN LOMAS, Roberto A.M., Los hijos extramatrimoniales, Prólogo de Díaz de
Guijarro, Tipográfica Editora Argentina, Bs. As., 1954, p. 54 y ss.
14 TROPLONG, M., La influencia del cristianismo en el derecho civil romano, Dedebec,
Ediciones Desclée de Brower, Bs. As., 1947, p. 149.
15 MÉNDEZ COSTA, María Josefa, La filiación, Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe, 1986,
ps. 48 a 53.
16 M ÉNDEZ COSTA, María Josefa - D´ANTONIO, Daniel Hugo, Derecho de familia,
Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe, 1996, t. III, ps. 15-20.
17 LAFAILLE, Héctor, Curso de derecho civil. Derecho de familia, Biblioteca Jurídica
Argentina, Bs. As., 1930, p. 371.
VII - FILIACIÓN 625
18 Confr. Convención Americana sobre Derechos Humanos, art. 17.5 y arts. 240, 241 y
21 de la ley 23.264. FANZOLATO, Eduardo Ignacio, Apuntes de Cátedra de la Carrera
de Especialización en Derecho de Familia, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
de la Universidad Nacional de Cba., Argentina, 2008.
628 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
Esta tendencia se inicia con la ley 14.394 (el art. 51 admite la indivisión
hereditaria hasta que el menor de los herederos llegue a la mayoría de edad);
continúa con la 17.711 (art. 1277 in fine); con la ley 19.134; prosigue con
la ley 23.264, con cambio de concepto de familia, con el art. 264 ter; con la
ley 23.515 (art. 211) y con la 24.779 y finalmente con la ley 26.061, del 2005
cuyo art. 3º in fine establece que «cuando exista conflicto entre los
aprobado como en la Edad Media». Dip. Cobos, Julio: «Estuvo cajoneado, con el
tiempo se verá qué intereses estuvieron detrás de este apuro». El representante de la
izquierda Julio Altamira sostuvo: «El Código acentúa la vulnerabilidad de tercerizados,
campesinos y aborígenes. Lo único que tiene en común con el Código de Napoleón -
con el que la presidenta comparó el proyecto oficialista- es la inviolabilidad de los
privilegios de la burocracia».
«Los opositores insisten en que fue «ilegítima» la sanción del nuevo Código».
Clarín.com. 7 de octubre de 2014.
VII - FILIACIÓN 633
Puede tener lugar mediante tres formas (art. 558 del C.C. y C.).
1. La filiación por naturaleza, biológica por la sangre: Es la
generada por el acto natural de la procreación; es decir el origen es la
biología. Sin embargo se debe distinguir:
A. Filiación matrimonial: Ambos progenitores se encuentran uni-
dos entre sí por matrimonio.
Filiación extramatrimonial o no matrimonial: Originada en
progenitores no casados.
2. Mediante técnicas de reproducción humana asistida (T. R. H. A.)
3. La filiación adoptiva, ficticia o por imitación. Es la que surge
de una sentencia judicial de adopción.
En este marco entendemos, siguiendo a Azpiri, que las TRHA no
constituyen una fuente de filiación. Porque: a) En la filiación por natura-
leza se ha producido la concepción mediante la conjunción de un óvulo con
un espermatozoide y ese proceso biológico también ocurre cuando se
utiliza una práctica medica como la que menciona el artículo. Esto
significa que tanto en uno como en otro caso habrá material genético
involucrado, lo que evidencia que en ambos supuestos la filiación se
producirá, como dice la norma, por naturaleza.
La diferencia radica en la forma en que se ha ocasionado la
concepción, que en el primer supuesto surgirá a partir de la relación sexual
y en el segundo por la técnica médica.
Esta, a su vez, puede realizarse con material homólogo o heterólogo.
Cuando el aporte genético es de las propias personas, la filiación será por
la naturaleza y no resultará necesario establecer el vínculo por la
realización de las técnicas por devenir superfluas a ese fin.
La verdadera cuestión referida a la filiación se presenta cuando ha
mediado una técnica de procreación con material total o parcialmente
heterólogo, porque en ese supuesto, al no coincidir el aporte genético con
la pretensión de establecer el vínculo filial, pasa a cobrar importancia la
voluntad procreacional.
En suma, no será la TRHA la fuente de la filiación sino dicha
voluntad, cuando no exista coincidencia genética entre las personas que
desean asumir el vínculo filial con quien ha nacido a través de esas técnicas.
636 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
Del artículo 558 surgen las fuentes filiatorias que el legislador del
2015 consideró legítimas. De la norma surgen los siguientes criterios:
1) El primer criterio es el número hermético de modalidades, o
numerus clausus de fuentes, por medio de los cuales se establece
jurídicamente el vínculo filiatorio entre un niño y quienes serán llamados
progenitores. La determinación de la filiación por naturaleza y
adoptiva, mantienen idéntica forma que en el Código derogado. La
presunción de paternidad matrimonial contemplada en el antiguo art. 243,
curiosamente se mantiene ahora en el artículo 566, denominándola
23 AZPIRI, Jorge Osvaldo, «La filiación en el Proyecto del Código Civil y Comercial»,
Revista de Derecho Privado y Comunitario, Rubinzal-Culzoni, Bs. As., 2013, ps. 364-
365.
VII - FILIACIÓN 637
27 BASSET, Úrsula C., «El consentimiento informado y la filiación por procreación asistida
en el Código Civil y Comercial», La Ley, año LXXIX Nº 129; L.L. 2015-D. Bs. As.,
14 de julio de 2015, ps. 1, 2 y 3.
28 BASSET, Ursula C., Código Civil y Comercial, Comentado, Anotado y concordado,
dirigido por Lidia M.R. Garrido Cordobera, Alejandro Borda, Pascual Alferillo.
642 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
Comentarios a los arts. 558 a 593. t. 1. Parte General. Relaciones de Familia, Astrea,
Ciudad Autónoma de Bs. As., 2015, p. 629.
VII - FILIACIÓN 643
30 AZPIRI, Jorge O., «La filiación en el Proyecto del Código Civil y Comercial», Revista
de Derecho de Familia y de las Personas. Edición Especial, año 4, Nº 6, julio de 2012,
La Ley, Bs. As., 2012, ps. 115-123.
VII - FILIACIÓN 645
5. Eduardo A. Sambrizzi
“La procreación asistida no constituye una fuente distinta a la
filiación por naturaleza. Ello es así, ya que tanto en ese supuesto
como en el de la relación sexual natural, es la naturaleza la que
actúa para producir la concepción (...). Lo que sí constituye una
nueva forma de filiación en los supuestos en que el niño nace
mediante una de las técnicas de procreación asistida, es la denomi-
nada voluntad procreacional, que constituye una creación del Pro-
yecto, sin antecedentes en nuestra legislación, y que lleva a conclu-
siones inaceptables”. “La voluntad procreacional no constituye una
pauta valiosa para la determinación de la maternidad o de la
paternidad en la procreación asistida (…). No debe por otra parte
olvidarse que en este tipo de cuestiones se encuentra involucrado en
importante medida el Orden Público, que no deja casi margen para
la actuación de la voluntad de las personas involucradas”. “Queda
claro que el sistema propuesto deja de lado el factor seguridad
jurídica en materia de filiación”38.
6. Roberto L. Andorno
“Téngase en cuenta que aquí también está en juego una cues-
tión más grave que la manipulación del embrión individual. Se trata
del futuro mismo de la especie humana. Por ello, no es difícil advertir
la magnitud de los riesgos que contiene la selección de los hombres
del mañana a través de la nueva eugenesia que supone la FIV. Y en
este punto, cabe hacerse algunas preguntas: ¿quién ha atribuido a
los equipos médicos la facultad de decidir qué caracteres físicos o
biológicos deben alentarse y cuáles, por el contrario, deben desapa-
recer en la sociedad del mañana? ¿Sobre la base de qué criterios, si
es que los hay, pueden decidir quiénes son “mejores” y quiénes son
“peores”? ¿Quién asumirá los daños irreversibles que se cometan en
este campo?”; “la procreación heteróloga es distinta (de la adop-
ción), en cuanto supone provocar deliberadamente el nacimiento de
hijos que, desde el principio, van a estar privados de su padre
biológico. El niño va a tener un padre legal y un padre biológico que,
en principio, queda en el anonimato. Los psicólogos tienen una
posición sumamente crítica con respecto a este desdoblamiento, que
consideran nocivo para la salud psíquica del hijo (los psicólogos
hablan del “crimen simbólico del padre o “el vacío de la ascenden-
cia” que esta práctica genera). Al mismo tiempo, el empleo de
gametos de terceros anónimos supone desconocer el derecho del
niño a su propia identidad biológica, a lo más íntimo de su propio ser
como es su origen. NUEVAMENTE, ESTAMOS FRENTE A UNA COSIFICACIÓN DE LA
PERSONA , ESTA VEZ POR EL CORTE DE SUS RAÍCES BIOLÓGICAS ”. “(…) Los
principios constitutivos de nuestro derecho civil no son favorables al
empleo de gametos de terceros (…). Tal práctica afecta el principio
de indisponibilidad del estado civil de las personas (art. 845 y conc.
del CC). Ello supone disponer, por acto privado, del estado civil del
niño por venir, quien se verá privado, desde el comienzo y en forma
deliberada, de sus ascendientes. El interés de los hijos que vendrán
al mundo por esas técnicas exige que la ley que se dicte excluya las
técnicas heterólogas. Se trata de evitar la pluralidad de padres/
madres (padres biológicos, padres legales, madres uterinas, etc.)”39.
39 ANDORNO, Roberto L., «El derecho argentino ante los riesgos de cosificación de la
persona en la fecundación in vitro», en El derecho frente a la procreación artificial».
Abaco de Rodolfo Depalma, Bs. As., 1997, p. 63.
VII - FILIACIÓN 651
7. Eduardo A. Zannoni
“Más complejas aún son las cuestiones que suscita la insemina-
ción artificial heteróloga, es decir, con semen de un tercero o
donante. (…). Podrá responderse que aquí opera, en modo relevan-
te, la llamada por Díaz de Guijarro voluntad procreacional que
corresponde al marido y no al donante del semen fecundante, que lo
proporcionó sin pensar en ese hijo, con un “fin impersonal” (como
quien dona algo de su sangre al banco de sangre de un hospital).
Pero a pesar de los esfuerzos del distinguido tratadista no hemos
podido convencernos que la presunción pater is est se funde sólo en
la voluntad procreacional. Esta puede constituir un medio saludable
para impedir al marido desconocer la paternidad del hijo volunta-
riamente asumido al consentir la inseminación heteróloga de su
esposa, pero, en términos generales, en su sentido tradicional, la
paternidad NO SE FUNDA EN LA VOLUNTAD DE PROCREAR SINO EN UNA
ATRIBUCIÓN QUE PRESUPONE RELACIONES SEXUALES EXCLUSIVAS , ello es coitos
fecundantes exista o no la mentada voluntad procreacional en cada
uno de ellos”40.
41 DI LELLA, Pedro, Paternidad y pruebas biológicas, Ediciones Depalma. Bs. As., 1997,
p. 11.
VII - FILIACIÓN 653
Capítulo 3
Determinación de la maternidad
15. Presunción de paternidad matrimonial (art. 243 del C.C., ahora art. 566)
Capítulo 4
Determinación de la
filiación matrimonial
47 GITTER, Andrés, Código Civil y Comercial de la Nación comentado, Julio César Rivera
y Graciela Medina, La Ley, Bs. As., 2014, t. II., p. 370.
672 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
La norma clave para elucidar los nuevos desafíos que nos presenta
el derecho de familia, y a mi juicio la de mayor gravedad institucional y
constitucional, es la contemplada en el art. 577. Veamos:
toda clase de pruebas, incluidas las bas, incluso las biológicas, las que po-
genéticas, que pueden ser decretadas drán ser decretadas de oficio o a peti-
de oficio o a petición de parte. ción de parte.
Ante la imposibilidad de efectuar la
prueba genética a alguna de las par-
tes, los estudios se pueden realizar
con material genético de los parientes
por naturaleza hasta el segundo gra-
do, debe priorizarse a los más próxi-
mos.
Si ninguna de estas alternativas es
posible, el juez valora la negativa
como indicio grave contrario a la po-
sición del renuente.
18.5. Competencia
Artículo 582.- Reglas generales. El Art. 254.- Los hijos pueden recla-
hijo puede reclamar su filiación matri- mar su filiación matrimonial contra sus
monial contra sus progenitores si no padres si ella no resultare de las ins-
resulta de la inscripción en el Registro cripciones en el Registro del Estado
del Estado Civil y Capacidad de las Civil y Capacidad de las Personas.
Personas. La acción debe entablarse En este caso la acción deberá enta-
contra los cónyuges conjuntamente. blarse conjuntamente contra el padre
El hijo también puede reclamar su y la madre. Los hijos pueden también
filiación extramatrimonial contra quie- reclamar su filiación extramatrimonial,
nes considere sus progenitores. contra quien consideren su padre o su
En caso de haber fallecido alguno de madre. En caso de haber fallecido al-
los progenitores, la acción se dirige guno de los padres, la acción se dirigi-
contra sus herederos. rá contra sus sucesores universales.
Estas acciones pueden ser promo- Estas acciones podrán ser promovi-
vidas por el hijo en todo tiempo. Sus das por el hijo en todo tiempo.
herederos pueden continuar la acción Sus herederos podrán continuar la
iniciada por él o entablarla si el hijo acción iniciada por él o entablarla si el
hubiese muerto en la menor edad o hijo hubiese muerto en la menor edad
siendo persona incapaz. Si el hijo fa- o siendo incapaz.
688 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
Artículo 583.- Reclamación en los Art. 255.- En todos los casos en que
supuestos de filiación en los que está un menor aparezca inscripto como hijo
determinada solo la maternidad. En de padre desconocido, el Registro Ci-
todos los casos en que un niño o niña vil efectuará la comunicación al Mi-
aparezca inscripto sólo con filiación nisterio Público de Menores, quien
materna, el Registro Civil debe comu- deberá procurar la determinación de la
nicar al Ministerio Público, el cual paternidad y el reconocimiento del hijo
debe procurar la determinación de la por el presunto padre. En su defecto
paternidad y el reconocimiento del hijo podrá promover la acción judicial co-
por el presunto padre. A estos fines, rrespondiente si media conformidad
se debe instar a la madre a suministrar expresa de la madre para hacerlo.
el nombre del presunto padre y toda
información que contribuya a su indi-
vidualización y paradero. La declara-
ción sobre la identidad del presunto
padre debe hacerse bajo juramento,
previamente se hace saber a la madre
las consecuencias jurídicas que se de-
rivan de una manifestación falsa.
Antes de remitir la comunicación al
Ministerio Público, el jefe u oficial del
Registro Civil debe citar a la madre e
informarle sobre los derechos del niño
y los correlativos deberes maternos,
de conformidad con lo dispuesto en la
ley especial.
Cumplida esta etapa, las actuacio-
nes se remiten al Ministerio Público
para promover acción judicial.
Mantiene la misma estructura del art. 255 pero presenta una gran
diferencia.
El art. 255 preveía la posibilidad que el Ministerio Público ante la falta
de reconocimiento voluntario del progenitor, promueva la acción judicial
de reclamación, exclusivamente si mediaba conformidad expresa de
la madre para hacerlo. Si la madre no brindaba la información necesaria
o no se presentaba estando citada, las actuaciones debían archivarse.
690 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
19.2. Alimentos
Capítulo 8 Capítulo 9
Acciones de impugnación Acciones de impugnación de estado
de filiación
El caso
El caso lo presentaron dos hermanas de Baja Sajonia, una de 12 y otra
de 17 concebidas a través de un donante de esperma anónimo. Las niñas
trataron de averiguar quién era su padre biológico ante la clínica de
reproducción, sin recibir ninguna respuesta, por lo que iniciaron su
reclamo ante la justicia. El Tribunal del Distrito acogió su requerimiento
pero el Tribunal Regional de Hanover decidió que debían esperar a
cumplir la edad establecida por la ley. Así, el caso llegó a la Bundesgerichtshof,
disputando el derecho vigente respecto de la edad para conocer la
identidad del donante anónimo de esperma.
La ley Fundamental alemana en el art. 2 establece el derecho al libre
desarrollo de la personalidad e incorpora la temática de la identidad y el
origen familiar en su art. 3, especificando que nadie puede ser favore-
cido ni perjudicado con motivo de su identidad de origen.
Al dictar el fallo, el tribunal citó como antecedente la decisión del
Tribunal Constitucional Federal de 1989, según el cual los niños tienen
derecho a recibir información respecto de su origen, ya que la clarificación
de su propia ascendencia constituye una “parte indispensable del derecho
general de la personalidad”.
Alemania ya había abandonado la doctrina del anonimato del donante
considerando la importancia que tiene para el menor el hecho de conocer
sus orígenes con el fin de establecer su propia identidad.
Si bien es posible sostener que la donación de gametos y de esperma
constituye un signo de solidaridad con quienes no pueden concebir
por métodos convencionales, la doctrina mayoritariamente conside-
ra que para los casos en que la donación se haga anónimamente ello
puede constituir un atentado directo al derecho a la identidad
genética del niño.
El fallo apunta al reconocimiento del derecho a establecer una
realidad biográfica e histórica a partir del dato genético. De ninguna
manera se debe considerar que se trata simplemente a informar el
dato genético.
VII - FILIACIÓN 701
Bibliografía
CAPITULO VIII
FILIACION ADOPTIVA
1. El expósito D’Alembert
2 RIVERA, Julio César, «La proyectada recodificación del derecho de familia», Revista
de Derecho de Familia y de las Personas, año 4, Nº 06, julio de 2012, Edición Especial.
Análisis del Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación, La Ley, p.10.
VIII - F ILIACIÓN ADOPTIVA 709
3 Para la redacción de este capítulo, revisten importancia decisiva los aportes efectuados
por Graciela Medina en: «Las diez grandes reformas al derecho de familia», Revista
de Derecho de Familia y de las Personas, año 4, Nº 06, julio de 2012, Edición Especial,
Análisis del Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación, La Ley, p. 20. Y el
Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, dirigido por la Dra. Graciela
Medina y el Dr. Julio César Rivera, La Ley, Bs. As., 2014, t. II.
710 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
9 Artículo 39, ley 26.061: «Medidas excepcionales. Son aquellas que se adoptan cuando
los niños/as y adolescentes estuvieran temporal o permanentemente privados de su
medio familiar o cuyo superior interés exija que no permanezcan en ese medio. Tienen
como objetivo la conservación o recuperación por parte del sujeto del ejercicio y goce
de sus derechos vulnerados y la reparación de sus consecuencias. Estas medidas son
limitadas en el tiempo y sólo se pueden prolongar mientras persistan las causas que
le dieron origen».
716 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
10
superior . Cabe analizar qué sucede con los embriones ya
gestados pero aún no implantados. Infra se amplía el tema.
c) La preservación de los vínculos fraternos, priorizándose la
adopción de grupos de hermanos en la misma familia adoptiva
o, en su defecto, el mantenimiento de vínculos jurídicos entre
los hermanos, excepto razones debidamente fundadas. Ante
la sensibilidad de los jueces de niños, niñas y adolescentes, la
jurisprudencia ya había consolidado en la práctica preservar el
vínculo entre hermanos. Así también lo ordena la ley 26.061 en el
art. 41, inc. d). Como regla general, no se debe separar al conjunto
de hermanos, en consecuencia es un principio esencial la no
«escisión» del grupo fraternal. Si ello fuese imposible, deberán
ser adoptados por dos adoptantes diferentes, bajo la condición de
que garanticen al tribunal que se conservará la relación entre los
niños. Derecho que se veda al niño nacido mediante las TRHA.
d) El derecho a conocer los orígenes. El dogma impuesto para la
filiación adoptiva, choca frente la negación estatal a conocer el
origen de los niños nacidos por técnicas de fecundación asistida
y la correlativa imposibilidad del niño de accionar para conocer su
raíz identitaria.
e) El derecho del niño a ser oído y a que su opinión sea tenida
en cuenta según su edad y grado de madurez, siendo obliga-
torio requerir su consentimiento a partir de los diez años. El
niño es parte en todo el proceso de adopción y deberá ser oído por
los intervinientes en dicho proceso. Su opinión debe ser tenida en
cuenta y prestará expreso consentimiento para que el tribunal
dicte sentencia de adopción. Comportamientos que deberán
adecuarse a su edad y grado de madurez. Adelante veremos que
la edad y el grado de madurez suficientes, debieran ser acredita-
dos previo a toda actuación judicial mediante un proceso jurídico
sumarísimo, con intervención de los equipos multidisciplinarios.
11 BASSET, Ursula C., «La adopción en el Proyecto de Código Civil y Comercial», Revista
de Derecho de Familia y de las Personas, año 4, Nº 06, julio de 2012, Edición Especial.
Análisis del Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación. La Ley, p. 149 y ss.
720 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
12 BASSET, Ursula C., «La adopción en el Proyecto de Código Civil y Comercial», op. cit.,
p. 157.
13 BASSET, Ursula C., «La adopción en el Proyecto de Código Civil y Comercial», op. cit.,
ps. 149/158.
VIII - F ILIACIÓN ADOPTIVA 721
5. Personas que pueden ser adoptadas (arts. 597 y 598 C.C. y C.)
14 SAMBRIZZI, Eduardo A., Personas que pueden ser adoptadas en el Proyecto de Reforma
del Código Civil», Revista de Derecho de Familia y de las Personas, año V. Nº 4, mayo
2013, La Ley, Bs. As., p. 14.
VIII - F ILIACIÓN ADOPTIVA 723
1) Matrimonios.
2) Ambos integrantes de una unión convivencial.
3) Personas solas («adopción unilateral»).
Otra de las grandes innovaciones, como consecuencia de las modi-
ficaciones que se presentan en las familias actuales, como el matrimonio
entre personas de igual sexo y las uniones convivenciales, es la aceptación
de que los convivientes puedan adoptar conjuntamente, como una manera
de evitar las desigualdades entre familias. Aceptamos esta modificación
en consonancia con los diferentes modelos familiares. En el escrutinio
de admisibilidad que deberá efectuarse por parte de los organismos
administrativos y el juez especializado, no debiera valorarse la
orientación sexual de los pretensos adoptantes, sino la idoneidad
para cumplir su función en cada caso concreto. Es ciertamente de
importancia para el hijo la estabilidad y la persistencia en el tiempo de los
matrimonios, pero no implica que se encuentren iguales condiciones en
parejas unidas fácticamente.
17 BELLUSCIO, Augusto César, Manual de derecho de familia, 7ª ed., Astrea, Bs. As., 2004,
t. 2, p. 326.
18 GOYENA COPELLO, Héctor R., «Meditaciones sobre la nueva ley de adopción», La Ley
143-983.
VIII - F ILIACIÓN ADOPTIVA 725
Nuestra opinión
Cuando se instaura la adopción en nuestro país, la noble institución
de la adopción, mediante la ley 13.252 en 1948, se procuraba que fuera
considerada similar a la filiación biológica. Si en el momento actual, en
nuestro país se advierte parentalidades precoces y conflictos con
madres y/o padres carentes de compromiso y responsabilidad sobre sus
hijos, a nuestro juicio no pareciera razonable disminuir las diferen-
cias etáreas entre padre e hijo. Que, recordémoslo, no son pares. El
padre es la autoridad y el hijo le deberá respeto por ser aquél su
principal referente.
La filiación adoptiva tiene su razón de ser en el interés superior del
niño, y el vínculo creado se verá sustentado con mayor intensidad en la
estabilidad y madurez que el pretenso padre muestre para afrontar el
proceso. La diferencia de edad luce, entonces, como una condición
importante para actuar como padre experimentado, pues la brecha
generacional disminuye las tribulaciones y generan seguridad y confianza
en la parentalidad. En conclusión, creemos que debe mantenerse la
diferencia de 18 años entre adoptante y adoptado.
9. Personas que no pueden ser adoptantes (arts. 601 y 602 C.C. y C.).
23 SAMBRIZZI, Eduardo A., «Personas que pueden ser adoptadas en el Proyecto de Reforma
del Código Civil», Revista de Derecho de Familia y de las Personas, año V, Nº 4, mayo
2013. La Ley, Bs. As., p. 8.
732 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
12. Sujetos del proceso (art. 608; art. de referencia: 317 C.C.)
28 BASSET, Ursula C., «La adopción en el Proyecto de Código Civil y Comercial», op. cit.,
p. 157.
29 MEDINA, Graciela, obra citada, nota Nº 1, p. 21.
738 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
14. Guarda con fines de adopción (art. 611; art. de referencia 318
del C.C.)
A. Juicio de adopción
30 ROVEDA, Eduardo Guillermo - ALONSO REINA, Carla F., obra citada,nota Nº 10, p. 453.
31 «Artículo 716.- Procesos relativos a los derechos de niños, niñas y adolescentes. En
los procesos referidos a la responsabilidad parental, guarda, cuidado, régimen de
comunicación, alimentos, adopción, y otros que deciden en forma principal o que
modifican lo resuelto en otra jurisdicción del territorio nacional sobre derechos de niño,
niñas y adolescentes, es competente el juez del lugar donde la persona menor de edad
tiene su centro de vida».
VIII - F ILIACIÓN ADOPTIVA 743
34 HERNÁNDEZ, Lidia Beatriz, «La guarda con fines de adopción y los padres biológicos
del menor», Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia Nº 27, p. 66, VII.
35 GARCÍA DELFINO, María Victoria, obra citada, nota Nº 4, p. 102.
748 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
36 RIVERO DE ARHANCET, Mabel - RAMOS CABANELLAS, Beatriz, obra citada, nota Nº 21, p.
282.
VIII - F ILIACIÓN ADOPTIVA 749
Preferentemente:
A) Cuando se trate de niños, niñas y adolescentes huérfanos de
padre y madre que no tengan filiación establecida. Otros supues-
tos legales:
B) Cuando se haya declarado al niño en situación de adoptabilidad.
C) Cuando sean hijos de padres privados de la responsabilidad
parental.
D) Cuando los progenitores hayan manifestado ante el juez su
decisión libre e informada de dar a su hijo en adopción.
La adopción plena extingue todos los vínculos con la familia de origen
del niño adoptado de modo que admitir su revocabilidad significaría
desamparar al hijo, quien quedaría sin emplazamiento filial alguno.
B. Adopción simple
C. Adopción de integración
D. Nulidad de la adopción
31. Nulidades absolutas (art. 634 C.C. y C. Antecedente: art. 337 C.C.)
40 «Art. 386 C.C. y C.- Criterio de distinción. Son de nulidad absoluta los actos que
contravienen el orden público, la moral o las buenas costumbres. Son de nulidad relativa
los actos a los cuales la ley impone esta sanción sólo en protección del interés de ciertas
personas». «Art. 388.- Nulidad relativa. Consecuencias. La nulidad relativa sólo
puede declararse a instancia de las personas en cuyo beneficio se establece. Excepcio-
nalmente puede invocarla la otra parte, si es de buena fe y ha experimentado un perjuicio
importante. Puede sanearse por la confirmación del acto y por la prescripción de la
acción. La parte que obró con ausencia de capacidad de ejercicio para el acto, no puede
alegarla si obró con dolo».
VIII - F ILIACIÓN ADOPTIVA 757
E. Fallo ejemplar
Los antecedentes:
La Sala I de la Cámara Primera de Apelación en lo Civil y
Comercial del Departamento Judicial de La Plata, confirmó, de un lado,
la sentencia de la instancia de origen que declarara el estado de
abandono y adoptabilidad de los niños C.D.L.A., F.M., A.A. y C.S.C.
y, de otro, el pronunciamiento que desestimó la nulidad procesal plantea-
da por los progenitores de los mismos.
Se interpuso, por los referidos progenitores, recurso extraordinario
de inaplicabilidad de ley.
El pronunciamiento
De los distintos informes que obran en la causa, pueden leerse los
pasajes que siguen: «De las diferentes visitas realizadas al domicilio de la
señora «A.» se evidenciaron diferentes situaciones de vulnerabilidad de
los niños, derecho a la salud vulnerado por la falta de controles médicos
de los niños, falta de higiene personal y ambiental que habría producido
enfermedades dermatológicas en los mismos; irregularidad de asistencia
de los niños al ámbito educativo; disfuncionalidad en la trama vincular,
falta de higiene en la vivienda, también en ella y en los niños, con ropa que
denotaba suciedad de días.
- Si hay derechos es tan sólo para cumplir con las responsabilidades
que se tienen para con estas personas en pleno proceso de
formación. ¿Cuánto pueden esperar los niños institucionalizados?
- No es un dato menor que con fecha 20/12/2012 el Servicio solicita
que se «adopten las medidas necesarias y un ámbito familiar
alternativo a fin de la integridad física y psíquica de los niños
resguardar.
- Considero que el plazo razonable para que los progenitores concre-
taran una propuesta viable de egreso está más que cumplido.
Es dable constatar el modo en que los recurrentes persiguen la
defensa de su derecho a ejercer el rol paterno, trayendo en el expediente
denuncias de violación del debido proceso cuando no existen pruebas
de que se hayan ocupado debidamente de la realidad vital de los
niños, de su salud, de su formación, de generar un sano entorno de
contención, amor y protección».
III. Conclusiones
1. Coincidimos con:
1) La integración expresa de Principios Generales de la filiación
adoptiva, en Parte General.
2) La adopción por parte de convivientes en forma conjunta.
3) La adopción conjunta por parejas divorciadas.
4) Supresión de la condición del plazo de 3 años del matrimonio para
iniciación del proceso.
5) La supresión de la esterilidad matrimonial para legitimar la
adopción sin la edad correspondiente.
6) La reducción del plazo de guarda con fines de adopción de 1 año
a 6 meses.
7) La disminución de la edad mínima para adoptar de 30 a 25 años.
8) La supresión de la entrega directa del niño por parte de los
progenitores o por escritura pública.
VIII - F ILIACIÓN ADOPTIVA 759
Bibliografía
CAPITULO IX
RESPONSABILIDAD PARENTAL (PATRIA POTESTAD)
1. Responsabilidad parental
1.1. Introducción
1 MEDINA, Graciela, Código Civil y Comercial de la Nación comentado, La Ley, Bs. As.,
2014, p. 483.
2 M AZZINGHI, Jorge Adolfo, Derecho de familia, Abaco de Rodolfo Depalma, Bs. As.,
1999, t. 4, p. 329.
IX - RESPONSABILIDAD PARENTAL ( PATRIA POTESTAD ) 765
3 AZPIRI , Jorge O., Juicios de filiación y patria potestad, Hammurabi, Bs. As., 2001,
p. 264.
4 MEDINA, Graciela, ob. cit., p. 483.
768 JOSÉ LUIS B ÁEZ Y M ARIANO FRULLA
«la tenencia compartida». Existe una el hijo convive un tiempo con cada
preferencia a favor legar de la tenencia uno de los progenitores y el régi-
materna del menor de 5 años. men indistinto según el cual ambos
progenitores realizarán las labores
según las necesidades del grupo fami-
liar, con independencia del lugar don-
de el niño reside principalmente (art.
650 C.C. y C.).
Se incorpora el plan de parentalidad
del cual puede ser presentado por los
progenitores, indicando el lugar y tiem-
po en el que el hijo permanece con
cada progenitor, las responsabilidades
que cada uno asume, el régimen de
vacaciones, el régimen de relación y
comunicación con los hijos cuando el
hijo reside con otro progenitor, entre
otros; todo plan de parentalidad se
considera «provisorio», pudiéndose
modificar en función de las necesida-
des del grupo familiar y del hijo (art.
655 C.C. y C.).
Ante la inexistencia de un plan de
parentalidad homologado, el juez fija-
ra el régimen de cuidado de los hijos
priorizando la modalidad compartida
indistinta, excepto que por razones
fundadas resulte más beneficioso el
cuidado unipersonal o alternado (art.
La guarda es regulada en los arts. 656 C.C. y C.).
316, 317 y 318 del C.C. Se dispone Guarda. Se prohíbe expresamente la
que el adoptante deberá tener el me- entrega directa en guarda de niño, ni-
nos bajo su guarda durante un lapso ñas o adolescentes mediante escritura
no menos de seis meses ni mayor de o acto administrativo, así como la en-
un año, el que será fijado por un juez. trega directa en guarda otorgada por
La guarda deberá ser otorgada por el cualquiera de los progenitores u otros
juez o tribunal del domicilio del me- familiares del niño (art. 611 C.C. y
nor, prohibiéndose la entrega en guar- C.). En supuestos de especial grave-
da de menores mediante escritura pú- dad, se prevé la posibilidad para el
blica o acto administrativo. juez de otorgar la guarda de un menor
a un pariente por un plazo de un año
prorrogable por igual periodo por ra-
zones fundadas (art. 657 C.C. y C.).
IX - RESPONSABILIDAD PARENTAL ( PATRIA POTESTAD ) 773
2. Titularidad y ejercicio
de que sea un allegado al niño, como por ejemplo, el padrino de bautizo del
menor de edad6.
Con la incorporación de este carácter, sin duda se deja de lado la
indelegabilidad, de la responsabilidad parental, en atención al interés
superior del menor. En el anterior sistema, se sostenía que la patria
potestad era indisponible, intransmisible, inalienable e indelegable.
Se desconoce aún, por carecer de la casuística necesaria, si ello
favorecerá o podrá perjudicar a los hijos, pues podría implicar una
vulneración del principio axial de «estabilidad» de los estados de familia.
Este encargo si bien debe ser homologado por el juez, deberá ser otorgado
excepcionalmente y por razones debidamente fundadas (agregado de la
directora de la obra).
El articulado no fija un procedimiento determinado a fin de obtener
la homologación judicial del acuerdo, por lo que debiera considerarse
como un acto de jurisdicción voluntaria, de carácter no adversarial
(agregado de la directora de la obra).
La cesión del ejercicio de la responsabilidad parental, no libera a los
progenitores de la responsabilidad por los hechos ilícitos cometidos por sus
hijos menores, ya que los progenitores conservan la titularidad de la
responsabilidad parental, y mantienen el derecho a supervisar la crianza
y educación del hijo en función de sus posibilidades.
Por último, la norma mencionada establece la aplicación de igual
régimen para el hijo que sólo tiene un vínculo filial establecido.
Por otra parte, se permite conferir el ejercicio de la responsabilidad
parental al progenitor afín, es decir el cónyuge o conviviente que vive con
quien tiene a su cargo el cuidado personal del niño o adolescente (art. 672
C.C. y C.), por parte del progenitor conviviente, en determinadas circuns-
tancias y en forma temporal; delegación que debe ser homologada
judicialmente, excepto que el otro progenitor exprese su acuerdo de modo
fehaciente (art. 674 C.C. y C.).
En el punto en donde encontramos mayores perplejidades, es en
la figura del progenitor afín: la sola decisión de una persona -padre
o madre- de unirse en convivencia con otra, la primera con descenden-
cia, es depositar la responsabilidad parental exclusivamente en ese
8 Tribunal Colegiado de Instancia Unica del fuero de Familia Nº 1 de San Isidro, 2012/
12/07, “A.G. c/ T.C.B. s/tenencia”. Cita Online: AR/JUR/80321/2012. Con comen-
tario de M EDINA Graciela, en R.D.F.y P., mayo 2013, La Ley, p. 43.
IX - RESPONSABILIDAD PARENTAL ( PATRIA POTESTAD ) 787
9 MIZRAHI, Mauricio Luis, “El cuidado personal del hijo en el Proyecto de Código”, L.L.
2013-C, 925.
10 MIZRAHI, Mauricio Luis, “La responsabilidad parental. Comparación entre el régimen
actual y el del Proyecto de Código”, Revista de Familia y de las Personas, Nº 04, La
Ley, Bs. As., 2013, p. 21.
IX - RESPONSABILIDAD PARENTAL ( PATRIA POTESTAD ) 789
11 BELLUSCIO, Augusto, Manual de derecho de familia, Astrea, Bs. As., 2004, t. II, p. 371.
790 JOSÉ LUIS B ÁEZ Y M ARIANO FRULLA
15 Ibíd., p. 4.
16 Ibíd., p. 11.
798 JOSÉ LUIS B ÁEZ Y M ARIANO FRULLA
Concepto
Dicho ordenamiento, dentro del Título VII «Responsabilidad parental»
del Libro Segundo, dedica el Capítulo 7 a los «Deberes y derechos de los
progenitores afines».
802 JOSÉ LUIS B ÁEZ Y M ARIANO FRULLA
como integrante de una unión en los términos de los arts. 509, 510, 511 y 512
del Código. En ambos casos la norma exige que el padre o madre del menor
tenga a su cargo el cuidado personal, cualquiera sea la modalidad (art. 648
y ss. Código Civil y Comercial).
Deberes
En cuanto a los deberes del progenitor afín, el art. 673 establece que
«… debe cooperar en la crianza y educación de los hijos del otro, realizar
los actos cotidianos relativos a su formación en el ámbito doméstico y
adoptar decisiones ante situaciones de urgencia» (art. 673 C.C. y C.). En
las familias ensambladas, el cónyuge o conviviente del padre o de la madre
del menor, al cohabitar con ellos, ejerce de hecho una serie de quehaceres
cotidianos algunos de los cuales se relacionan con el cuidado y crianza del
niño o adolescente. Es de suma importancia que esta colaboración que
presta el progenitor afín esté pactada y consensuada con su pareja y con
el menor, inclusive configuraría un escenario ideal que también lo esté con
el progenitor no conviviente. De todos modos, el nivel de participación que
el progenitor afín tenga en la vida del niño dependerá de la situación
concreta y de la dinámica de cada grupo familiar. Además, el artículo
prevé que ante la hipótesis de desacuerdo entre el progenitor y su cónyuge
o conviviente, prevalecerá el criterio de este último. En el párrafo final se
dispone que la colaboración que preste el progenitor afín, no afecta los
derechos de los titulares de la responsabilidad parental; es decir, se
bifurca el camino entre ambas funciones, las que, no obstante, deben
complementarse y no pretender excluirse o sustituirse.
En este sentido, se ha sostenido que el reconocimiento de derechos
al progenitor afín sólo puede efectuarse en detrimento del progenitor no
conviviente, ya que sus prerrogativas parentales resultan transferidas a
aquél. Reiteramos las extraordinarias palabras de Fulchiron: «Se quita a
los padres y se transfiere a los progenitores afines. Esto puede
resultar en un conflicto entre padres y progenitores afines y el niño
se ubicará en el medio. Se trata además de una desresponsabilización
del padre con el cual el niño no convive, ya que sus obligaciones los
cumple un tercero…» 19.
20 http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/responsabilidad-parental-
codigo-argentino-proyectado.pdf
21 Conf. LACRUZ BERDEJO, J. y S ANCHO REBULLIDA, F., Barcelona, 1983, ob. cit., p. 114.
Para mayor desarrollo, consultar: GARCÍA RUBIO, María Paz, Alimentos entre cónyuges
y entre convivientes de hecho, Civitas, Madrid, 1995, ps. 19 a 25, 68 y 69. Cita extraída
de: FANZOLATO, Eduardo I., Derecho de familia, Advocatus, Cba., 2007, t. I, p. 55.
806 JOSÉ LUIS B ÁEZ Y M ARIANO FRULLA
4.2. Bienes sobre los cuales recae la administración de bienes del menor
Todos los bienes de los hijos bajo custodia parental están sometidos
a la administración común de los progenitores, con las siguientes excep-
ciones (art. 686 C.C. y C.):
a) Bienes adquiridos por el hijo mediante trabajo, empleo, profesión
o industria, que son administrados por éste, aunque conviva con
sus progenitores;
b) Bienes heredados por el hijo por indignidad de sus progenitores;
c) Bienes adquiridos por herencia, legado o donación, cuando el
donante o testador haya excluido expresamente la administración
de los progenitores.
Se dispone como regla que las rentas de los bienes de los hijos les
corresponden a éstos y no deben ingresar al patrimonio de los padres, sino
que deben ser conservadas y reservadas para ellos, evitando la confusión
de ambos patrimonios. Es decir, que se impone a los progenitores el deber
de preservar el producto de los bienes del hijo, procurando evitar que se
fundan ambas masas patrimoniales. Sólo de manera excepcional, los
progenitores pueden disponer de las rentas con autorización judicial y
por razones fundadas en beneficio de los hijos (art. 697 C.C. y C.).
Como todo buen administrador, deberán rendir cuentas a pedido de
su descendiente. En este caso, se presume la madurez del hijo.
Esta autorización no es necesaria, bajo la condición de rendir
cuentas, cuando las rentas se destinen para (art. 698 C.C. y C.):
a) Gastos de subsistencia y educación del hijo cuando los progenito-
res no pueden asumir esta responsabilidad a su cargo por incapa-
cidad o dificultad económica;
b) Gastos de enfermedad del hijo y de la persona que haya instituido
heredero al hijo;
c) Gastos de conservación del capital, devengado durante la minori-
dad del hijo.
Reiteramos que los hijos tienen la facultad de requerir a sus proge-
nitores que rindan cuentas por la gestión a su cargo.
24 CERRA, Silvina, Código Civil y Comercial de la Nación comentado, Rivera, Julio César
y Medina, Graciela (dirs.), La Ley, Bs. As., 2014, p. 619.
816 JOSÉ LUIS B ÁEZ Y M ARIANO FRULLA
Bibliografía
CAPITULO X
TUTELA
1. Tutela
1 M ARTÍNEZ, Víctor H., La tutela en el derecho civil argentino, actualizado por Víctor
C. Martínez, Advocatus, Cba., 1997, p. 11.
X - T UTELA 823
1.4. Concepto
1.5. Caracteres
Están detallados en el art. 105 del C.C. y C., con carácter meramente
enunciativo, ya que pueden existir otros:
«Caracteres. La tutela puede ser ejercida por una o más personas,
conforme aquello que más beneficie al niño, niña o adolescente.
Si es ejercida por más de una persona, las diferencias de criterio,
deben ser dirimidas ante el juez que haya discernido la tutela, con la debida
intervención del Ministerio Público.
El cargo de tutor es intransmisible; el Ministerio Público interviene
según lo dispuesto en el artículo 103".
Pese a que el título del artículo precitado anuncia que su contenido
tratará sobre los caracteres, se refiere exclusivamente a tres de ellos,
dado su carácter no taxativo:
Puede ser unipersonal o pluripersonal: Este carácter es una
innovación en la institución: ahora puede ser ejercida por una o más
personas, teniendo en cuenta el interés superior del tutelado.
826 M ARÍA JULIETA ROJO CANTOS
4 Tribunal de Familia Nº 2 de Mar del Plata, 19/8/10, autos: «M., M. del C. y otros –
Tutela», L.L. online, 70066516.
X - T UTELA 827
1.6. Capacidad
actual Código deroga la tutela legal (arts. 389 y 390 C.C. de Vélez), al
carecer de sentido que la ley a priori efectúe una enumeración preferen-
te para el discernimiento de la tutela y por considerarse que no siempre
los parientes más cercanos son los que están en mejores condiciones de
emprender la crianza y educación del menor, sea por razones de salud, por
diferencia de edad entre tutor y tutelado o bien porque existen personas
más allegadas afectivamente al menor; así cualquier persona, pariente o
no, con idoneidad puede ejercer el cargo de tutor. En otras palabras, será
el juez quien otorgue la tutela al sujeto que sea más apto para el desempeño
de las funciones de protección del niño, en los siguientes supuestos:
1) Frente a la omisión de designación paterna de tutor.
2) Ante la excusación, rechazo o imposibilidad de ejercicio del
elegido.
La idoneidad del pretenso tutor debe ser valorada por el juez en
función diversas variables, como por ejemplo: la edad, condiciones
personales, posibilidades físicas, laborales, morales, de integración con el
niño, su relación afectiva, entre otras aptitudes del propuesto para facilitar
el desarrollo integral del niño, niña o adolescente.
Si bien la norma, con buen criterio, se abstiene de mencionar las
condiciones que debe tener en cuenta el juez, con el fin de no limitar
las distintas circunstancias que se pueden presentar en cada caso, el
juez deberá fundamentar razonablemente los motivos que justifiquen
la designación.
Del mismo modo serán de aplicación a la tutela dativa los principios
que rigen la responsabilidad parental (art. 639 C.C. y C.). En este proceso
el menor tiene derecho a ser oído de acuerdo a su edad y grado de
madurez, con intervención del Ministerio Público (arts. 109 inc. c, 113
C.C. y C. y 27 de la ley 26.061). El juez competente será el del lugar donde
el menor tiene su centro de vida.
Así se tiene dicho en jurisprudencia: «La idoneidad para desempe-
ñar la tutela se aprecia a través de múltiples cualidades, aptitudes y
posibilidades; debe juzgarse en función de las condiciones de
admisibilidad establecidas en el art. 398 del CC y de las de conve-
niencia aludidas por el legislador al referirse a la solvencia y
reputación del futuro tutor. El texto legal utiliza la voz ‘solvencia’ como
una de las condiciones requeribles al futuro tutor. Tiene la misma un
sentido moral y material, no estrictamente económico, que se completa
834 M ARÍA JULIETA ROJO CANTOS
Tutela especial
La tutela especial se establece para un acto o negocio especialmente
determinado. Es excepcional y coexiste con la tutela general o aun con la
misma responsabilidad parental. Siempre está limitada a asuntos deter-
minados.
El art. 109 del C.C. y C. establece los casos en que corresponde
designar tutores especiales:
a) Oposición de intereses respecto de un determinado acto:
- «cuando existe conflicto de intereses entre los representados y sus
representantes; si el representado es un adolescente puede actuar
por sí, con asistencia letrada, en cuyo caso el juez puede decidir que
no es necesaria la designación del tutor especial» (inc. a).
- «cuando existe oposición de intereses entre diversas personas
incapaces que tienen un mismo representante legal, sea padre,
madre, tutor o curador; si las personas incapaces son adolescen-
tes, rige lo dispuesto en el inciso a)» (inc. c).
b) Privación de la administración de padres o tutores:
- «cuando los padres no tienen la administración de los bienes de los
hijos menores de edad» (inc. b).
- «cuando la persona sujeta a tutela hubiera adquirido bienes con la
condición de ser administrados por persona determinada o con la
condición de no ser administrados por su tutor» (inc. d).
c) Dificultad en la administración por el tutor:
- «cuando existe necesidad de ejercer actos de administración
sobre bienes de extraña jurisdicción al juez de la tutela y no
pueden ser convenientemente administrados por el tutor» (inc. e).
- «cuando se requieren conocimientos específicos o particulares
para un adecuado ejercicio de la administración por las caracte-
rísticas propias del bien a administrar» (inc. f).
d) Situaciones de urgencia:
- «cuando existen razones de urgencia, hasta tanto se tramite la
designación del tutor que corresponda» (inc. g).
836 M ARÍA JULIETA ROJO CANTOS
Conforme lo establece el art. 119 del C.C. y C., «El juez debe fijar
las sumas requeridas para la educación y alimentos del niño, niña o
adolescente, ponderando la cuantía de sus bienes y la renta que producen,
sin perjuicio de su adecuación conforme a las circunstancias.
Si los recursos de la persona sujeta a tutela no son suficientes para
atender a su cuidado y educación, el tutor puede, con autorización judicial,
demandar alimentos a los obligados a prestarlos».
El artículo citado repite sintéticamente los contenidos del Código
Civil derogado y los del art. 63 del Proyecto de 1998.
Para cumplir con este deber, el tutor no está obligado a suminis-
trar de su propio peculio, lo necesario para educación y alimentos del
pupilo, ya que para tales gastos se aplicarán las rentas necesarias de
los bienes del menor.
Si el pupilo no tuviere bienes o éstos no fueren suficientes, o
requiriese alimentos, el tutor con autorización del juez, demandará a sus
progenitores la prestación de alimentos con el alcance fijado en el art. 659
del nuevo ordenamiento jurídico. El tutor debe seguir una especie de orden
de prelación de obligados en la demanda de alimentos para su pupilo; en
primer lugar los progenitores, luego los parientes en línea recta en grado
más próximo y finalmente a los colaterales en segundo grado, los que se
encuentren en mejores condiciones.
Se han eliminado los arts. 429 y 430 del Código Civil derogado,
referidos a la posibilidad del tutor de poner al pupilo, con autorización
judicial, en casa del pariente que le preste alimentos, o en casa de otras
personas que no sean parientes pero bajo contrato de aprendizaje de un
oficio y los alimentos.
2.3. Responsabilidad del tutor por los hechos ilícitos del pupilo
8 MACHADO, José O., Exposición y Comentario del Código Civil argentino, Bs. As., t.
II, 1992, p.115.
9 LLERENA, B., Código Civil Argentino, 3ª ed., Bs. As., 1931, t. 2, p. 227.
10 MARTÍNEZ, Víctor H., ob. cit., p. 91.
844 M ARÍA JULIETA ROJO CANTOS
De los actos que el tutor debe cumplir con relación a los bienes de su
pupilo, la rendición de cuentas es el de mayor importancia, pues permite
conocer periódicamente o al término de la gestión los resultados de ésta
y determinar la buena o deficiente actividad del tutor, el estado del
patrimonio del tutelado y los saldos a favor de uno u otro.
En cuanto a los gastos que irrogue la rendición de cuentas, el art. 132
C.C. y C. (reiterando el texto del art. 462 del Código derogado), se refiere
a aquellos que el tutor debió realizar para cumplir con su importante
función, disponiendo que éstos «deben ser adelantados por quien ejerce la
tutela y deben ser reembolsados por el tutelado si son rendidas en debida
forma». Se pagarán al tutor todos los gastos anticipadamente, aunque en
definitiva no hubiese resultado de ello utilidad al tutelado (art. 133 C.C. y
C., reproduciendo el texto del art. 464 del C.C. de Vélez). Es decir, se
le reconocen los gastos hechos, si fueron prudentes y razonables,
850 M ARÍA JULIETA ROJO CANTOS
4.5. Responsabilidad
5. Terminación de la tutela
5.1. Causales
5.2. Efectos
5.3. Retribución
6.1. Concepto
7.1. Concepto
Concepto
A partir de la reforma introducida por la ley 26.579, dentro de nuestro
sistema legal el «estado de minoridad» existe desde el momento de la
concepción hasta el mismo día en que se cumplen los 18 años. Esta
reforma recepta lo regulado por la Convención sobre los Derechos del
Niño de 1989 (C.D.N.), con rango constitucional, adecuando definitiva-
mente la legislación de fondo a lo allí establecido, por lo tanto se abandona
la denominación de menores como sujetos definidos de manera negativa,
y pasan a ser llamados de manera afirmativa, como niños, niñas y
adolescentes sujetos plenos de derecho.
Los derechos del niño son aquellos derechos que poseen los niños, niñas
y adolescentes, que son inalienables e irrenunciables, por lo que ninguna
persona puede vulnerarlos o desconocerlos bajo ninguna circunstancia.
Caracteres
La defensa de los derechos consagrados en la C.D.N. requiere
cambios en los que se considere a los niños como sujetos, en ese sentido
los caracteres principales son:
- Carácter general de la Convención y protección integral de los
derechos de los niños: vale decir, abarcar todas las dimensiones
de la vida y desarrollo de las niñas y niños. Estos derechos son
estrictamente interdependientes.
- El niño como sujeto de derecho, teniendo en consideración su
autonomía progresiva: que consiste en construir una nueva con-
cepción del niño y de sus relaciones con la familia, la sociedad y
el Estado.
- Se pasa de las necesidades a los derechos minoriles: este carácter
se basa en la posibilidad de una relectura de las exigencias de los
858 M ARÍA JULIETA ROJO CANTOS
9.1. Concepto
9.2. Principios
9.3. Organismos
Responsabilidad familiar
Mi especialización, el derecho de familia, tiene una característica
propia que es la permanente actualización de las legislaciones, fenómeno
denominado «rapidacion». Así podemos observar especialmente refor-
mas a las leyes de menores, adopción, equiparación de las filiaciones,
igualdad jurídica de los progenitores y de los cónyuges, etc.
Pero nada permite alentar una preocupación semejante con relación
al segmento integrado por los ancianos, indicando en principio falta de
desarrollo en la problemática de ese sector de la población. En el marco
de la ficción literaria, Adolfo Bioy Casares describió en forma patética las
humillaciones sufridas por un grupo de viejos en un barrio de Buenos
Aires, en su libro Diario de la Guerra del Cerdo.
Entonces, si bien sostenemos que no se han contemplado expresa-
mente los derechos de los ancianos y, correlativamente, los deberes
familiares a la asistencia personal y afectiva de éstos; queremos evocar
X - T UTELA 871
alimentario del Código Civil, etc., hasta con derivaciones penales para
aquellos reticentes o remisos en aceptarla.
Aclarando ab initio que el rol del Estado es subsidiario, es decir
concurre en auxilio de las personas en caso de que su entorno familiar se
desentienda o no existiera. Esbozaremos los derechos que les asisten a los
pacientes que se encuentren privados de su libertad ambulatoria a
consecuencia de su patología, conforme a la jurisprudencia y a la doctrina
receptadas sobre el tema, derechos de rango constitucional, en especial
luego de la ratificación de los tratados internacionales incorporados a
la Constitución de 1994.
a) Derecho a la internación.
b) Derecho a la alternativa que restrinja menos su libertad.
c) Derecho al egreso.
d) Derecho a la protección subsidiaria del Estado.
e) Derecho al tratamiento.
f) Derecho a enterarse del programa de curación.
g) Derecho a la comunicación.
h) Derecho a la protección del patrimonio y del lugar físico que
ocupaba antes de internarse, en especial derecho a la vivienda.
i) Derecho a trabajar, a rehabilitarse y a resocializarse.
Este listado de derechos, no es taxativo sino meramente enunciativo,
pues toda persona limitada en su capacidad, es una persona de derecho.
En efecto, el enfermo que presenta patologías mentales goza de
todos los derechos consagrados en la Constitución Nacional, exac-
tamente igual que cualquier ciudadano de este país, con ciertas
restricciones. Salvo en el supuesto de que se encuentre judicialmente
interdicto, en donde no podrá administrar sus bienes ni podrá disponer de
ellos, es un imperativo social y jurídico su protección integral por esta vía
legal, al efecto de que el Poder Judicial intervenga para exigir el cumpli-
miento de los deberes familiares o las obligaciones de un Estado ausente.
Regirán pues para él todos los derechos y garantías consagrados en
nuestra Carta Magna como corresponde a todo Estado democrático.
Y en especial el derecho a trabajar consagrado en el art. 14 de la C.N.
En mi experiencia a cargo del Juzgado de Oliva, y conociendo a
pacientes con los que establecí un contacto de confianza y estima, pude
observar que su mayor deseo era el de ocupar sus horas (para ellos,
874 M ARÍA JULIETA ROJO CANTOS
El art. 376 bis establece el derecho de visitas que les asiste a los
abuelos, toda vez que expresa: «Los padres, tutores o curadores de
menores e incapaces o a quienes tengan a su cuidado personas mayores
de edad enfermas o imposibilitadas, deberán permitir la visita de los
parientes que se deban recíprocamente alimentos».
Bibliografía
Fallos
INDICE
CAPÍTULO I - LA FAMILIA
Por Mariano Frulla
1. La familia ...............................................................................................................
1.1. Evolución histórica .....................................................................................
1.2. Concepto sociológico y concepto jurídico ................................................
1.3. El problema de la personalidad jurídica .....................................................
1.4. Funciones ....................................................................................................
2. Derecho de familia ................................................................................................
2.1. Concepto ......................................................................................................
2.2. Caracteres ....................................................................................................
2.3. Naturaleza y ubicación dentro del derecho positivo
2.4. La Constitución Nacional, los tratados internacionales
y el derecho de familia ..................................................................................
3. Derechos subjetivos familiares. El acto jurídico familiar ...................................
3.1. Derechos subjetivos familiares ...................................................................
3.2. El acto jurídico familiar ................................................................................
4. Estado de familia ..................................................................................................
4.1. Concepto ......................................................................................................
4.2. Caracteres ....................................................................................................
4.3. Título de estado ..........................................................................................
4.4. Posesión de estado .....................................................................................
5. Acciones de estado .............................................................................................
5.1. Concepto ......................................................................................................
5.2. Caracteres ....................................................................................................
5.3. Clasificación de las acciones de estado ....................................................
6. El procedimiento judicial en derecho de familia .................................................
6.1. Introducción ................................................................................................
6.2. Principios generales ....................................................................................
882 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
7. Parentesco ............................................................................................................
7.1. Concepto
7.2. Clases
7.3. Cómputo del parentesco. Grado, línea, tronco y rama
7.4. Efectos jurídicos
8. Alimentos
8.1. Las cargas de la vida y los alimentos jurídicos
8.2. Diversidad de categorías alimentarias según sus orígenes, fundamentos y
naturaleza jurídica
9. El deber alimentario derivado del parentesco
9.1. Concepto
9.2. Caracteres
9.3. Requisitos de exigibilidad. Prueba
9.4. Beneficiarios y obligados
9.5. Forma y extensión de la prestación. Modo de cumplimiento
9.6. Acción de alimentos. Régimen procesal del juicio de alimentos. Efectos de la
sentencia
9.7. Aumento, reducción y cesación de los alimentos
9.8. Caducidad del derecho
9.9. Sanciones por incumplimiento de deberes alimentarios
10. Derecho deber a la adecuada comunicación y trato familiar. Régimen legal
Bibliografía ...............................................................................................................
1. Matrimonio ...........................................................................................................
1.1. Concepto ......................................................................................................
1.2. Naturaleza jurídica .......................................................................................
1.3. Acto jurídico y relación jurídica .................................................................
1.4. Caracteres ....................................................................................................
1.5. Fines .............................................................................................................
1.5.1. Principios generales que informan el derecho argentino .................
a. Orden público ........................................................................................
b. Orden público en el estatuto matrimonial ...........................................
c. Favor matrimonii, in dubio pro matrimonii ......................................
d. In dubio pro comunitate ......................................................................
e. Principio de libertad ..............................................................................
DERECHO DE FAMILIA 883
Introducción ............................................................................................................
1. Efectos personales del matrimonio .....................................................................
884 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
1.1. Repercusión del matrimonio celebrado sobre los atributos de las personas:
capacidad, estado, domicilio y nombre
1.2. Capacidad
1.3. Estado
1.4. Domicilio
1.5. Nombre
2. Relaciones personales entre los cónyuges
2.1. Introducción y concepto
2.2. Principio de igualdad jurídica de los cónyuges
2.3. Derechos y deberes personales de los cónyuges
2.4. Caracteres
2.5. Naturaleza jurídica
a. Antecedentes
b. ¿Deberes jurídicos?
c. Encuadre normativo
d. Proyecto de vida en común
2.6. Clasificación
a. Deberes implícitos
b. Deberes explícitos
2.7. Obligación alimentaria dentro del matrimonio
a. Alimentos durante la vida en común
b. Alimentos durante la separación de hecho
c. Requisitos
d. Cuantificación
e. Cese de la obligación alimentaria
f. Alimentos posteriores al divorcio
g. Supuestos especiales
3. Efectos patrimoniales del matrimonio
3.1. Beneficio de competencia
3.2. Efectos patrimoniales post mortem
4. Regímenes patrimoniales del matrimonio
4.1. Concepto
4.2. Características básicas
4.3. Evolución histórica
4.4. Clasificación
5. Régimen patrimonial-matrimonial argentino
5.1. Evolución normativa
5.2. Régimen patrimonial en el Código Civil y Comercial de la Nación
5.3. Régimen de separación de bienes
DERECHO DE FAMILIA 885
6. Capitulaciones matrimoniales
6.1. Nociones generales
6.2. Naturaleza jurídica
6.3. Objetos sobre los que se pueden acordar: régimen legal
7. Contrato entre cónyuges ....................................................................................
7.1. Mandato entre cónyuges ............................................................................
Bibliografía ...............................................................................................................
Introducción ............................................................................................................
1. Régimen primario .................................................................................................
1.1. Disposiciones comunes a todos los regímenes ........................................
1.2. Concepto y antecedentes ...........................................................................
1.3. Recepción normativa y fundamento ..........................................................
1.4. Caracteres ....................................................................................................
2. Contenido .............................................................................................................
A. Deber de contribución ........................................................................................
Antecedentes ...........................................................................................................
Cuestión en el Código derogado
Deber de contribución en el Código Civil y Comercial
Contenido
Forma y proporción en la que debe contribuir cada esposo
Incumplimiento. Exigibilidad: art. 455 C.C. y C.
B. Asentimiento conyugal. Fundamentos
Caracteres
Naturaleza jurídica. Asentimiento o consentimiento. Cuestión en el Código de
Vélez.
Recepción normativa
Actos que requieren asentimiento
Régimen de separación de bienes
a. Régimen primario, básico o de potestades domésticas. Vivienda familiar y sus
muebles indispensables
b. Régimen de comunidad
c. Régimen de separación de bienes
Asentimiento: requisitos. Forma. Oportunidad. Revocación
Sustitución del asentimiento. Autorización judicial
886 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
C. Representación conyugal
Mandato entre cónyuges
Autorización judicial para representar al otro cónyuge
D. Responsabilidad frente a terceros
Régimen en el Código Civil y Comercial
Excepción al principio de separación de deudas. Responsabilidad solidaria en el
régimen patrimonial matrimonial básico, primario o de potestades domésticas
E. Protección a terceros
Falta de mandato expreso o de autorización judicial. Solución normativa
Cosas muebles no registrables
3. Régimen de comunidad de ganancias
Aplicación
Supuesto especial. Unión convivencial anterior
Bienes de los cónyuges
Criterios y principios de calificación
Masa propia. Bienes propios
Masa ganancial. Bienes gananciales
Deudas de los cónyuges
Principio y excepciones
Recompensas
Gestión de los bienes en la comunidad
Extinción de la comunidad
Las cinco causas de extinción (art. 475 C.C. y C.).
Momento de extinción
4. Separación judicial de bienes
Las cuatro causas de procedencia (art. 477 C.C. y C.)
Acción autónoma de separación de bienes
Fraude entre cónyuges
Acción de fraude
5. Indivisión post comunitaria
Partición de la comunidad por solicitud de acreedores
Efectos frente a los acreedores
Liquidación de la comunidad
6. Cargas de la comunidad
Obligaciones personales
Las recompensas
Supuestos expresos de recompensas contemplados por el Código Civil y Comer-
cial
Supuestos especiales de recompensas contemplados en el art. 491 C.C. y C.
DERECHO DE FAMILIA 887
CAPÍTULO V - DIVORCIO
Por Agostina Tula
CAPÍTULO X - TUTELA
Por María Julieta Rojo Cantos
1. Tutela ................................................................................................................
1.1. Breve reseña histórica .................................................................................
1.2. Derecho comparado ....................................................................................
1.3. Derecho argentino en la reciente codificación ..........................................
1.4. Concepto ......................................................................................................
1.5. Caracteres ....................................................................................................
1.6. Capacidad ....................................................................................................
1.7. Personas excluidas de ejercer la función de tutor .....................................
1.8. Clases de tutela ...........................................................................................
1.9. Discernimiento de la tutela .........................................................................
1.10. El concepto de centro de vida. Imposibilidad de una rápida fijación
2. Derechos-deberes relativos a la persona del pupilo
2.1. Guarda de los niños, niñas y adolescentes
2.2. Educación y alimentos
2.3. Responsabilidad del tutor por los hechos ilícitos del pupilo
2.4. Ejercicio de la tutela. Representación del menor
3. Administración de los bienes
3.1. Formalidades previas
3.2. Inventario y avalúo de los bienes del menor
3.3. Actos prohibidos al tutor
3.4. Actos que requieren autorización judicial
3.5. Actos que el tutor puede realizar libremente
4. Deberes del tutor
4.1. Contralor y rendición de cuentas. Periodicidad
4.2. Gastos de la rendición de cuentas
4.3. Convenios sobre la rendición de cuentas
4.4. Entrega de los bienes
4.5. Responsabilidad
5. Terminación de la tutela
894 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE
5.1. Causales
5.2. Efectos
5.3. Retribución
6. Ministerio Público de Menores
6.1. Concepto
7. Sistema de protección integral de los niños, niñas y adolescentes
7.1. Concepto
7.2. Modalidades: nociones de derecho de menores
7.3. Ley 26.061 y leyes provinciales
7.4. Jurisdicción tutelar y organismos administrativos de protección
8. La función de la familia en la ley de salud mental 26.657
9. Ley de violencia familiar
9.1. Concepto
9.2. Principios
9.3. Organismos
9.4. Medidas. Sistema recursivo
10. Aportes de la Dra. Alicia García de Solavagione en materia de salud mental
10.1. Consecuencias socio-familiares en la problemática de patologías mentales
10.2. Ideas preliminares: el enfermo mental-incapaz
10.3. El sistema en el Código Civil (ya derogado)
10.4. Propuesta de lege ferenda presentada como forma de protección a los
enfermos
10.5. Derechos genéricos a todas las personas disminuidas
11. Normas jurídicas internas e internacionales que establecen la responsabili-
dad familiar
11.1. Normas civiles en el anterior Código de Vélez
11.2. Normas penales. Ley 13.944, vigente en la actualidad
11.3. Legislación nacional e internacional que establece la responsabilidad esta-
tal
11.4. Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (1948)
11.5. Convención Internacional sobre Eliminación de todas las Formas de Discri-
minación Racial (8/5/68)
Bibliografía ...............................................................................................................
DERECHO DE FAMILIA 895
Se terminó de imprimir en
Editorial Advocatus, Obispo Trejo 181,
en el mes de marzo de 2016
896 ALICIA GARCÍA DE SOLAVAGIONE