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“Libertad, igualdad y fraternidad"

Ideología de La revolución francesa

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Por Jean Carlos Du Boulay

Sábado, 06/02/2010 11:55 PM

La Masonería fue en la Francia pre-revolucionaria, la correa de transmisión de las nuevas ideas. Es


innegable que su aportación fue fundamentalmente ideológica y simbólica, en donde,
organizativamente las logias prepararían los sucesos revolucionarios tomando como divisa "Libertad,
Igualdad, Fraternidad", e incorporándola al acervo revolucionario.

Analizando los datos históricos, podemos observar en términos generales que fueron varios los
factores que influyeron en la Revolución: un régimen monárquico que sucumbiría ante su propia
rigidez en el contexto de un mundo cambiante; el surgimiento de una clase burguesa que nació
siglos atrás y que había alcanzado un gran poder en el terreno económico y que ahora empezaba a
propugnar el político; el descontento de las clases populares; la expansión de las nuevas ideas
liberales; la crisis económica que imperó en Francia tras las malas cosechas y los graves problemas
hacendísticos causados por el apoyo militar a la independencia de Estados Unidos. Ésta intervención
militar se convertiría en arma de doble filo, pues, pese a ganar Francia la guerra contra Gran Bretaña
y resarcirse así de la anterior derrota en la Guerra de los Siete Años, la hacienda quedó en
bancarrota y con una importante deuda externa. Los problemas fiscales de la monarquía, junto al
ejemplo de democracia del nuevo Estado emancipado precipitaron los acontecimientos.

Desde el punto de vista político, fueron fundamentales ideas tales como las expuestas por Voltaire,
Rousseau, D´Lambert y Montesquieu, como los conceptos de LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD,
divisa masónica que fue incorporada al acervo revolucionario. Los colores de la bandera republicana
-azul, blanco y rojo-, proceden de los tres tipos de logias, procede de la escarapela tricolor ideada
por Lafayette, francmasón y carbonario. El gorro frigio, símbolo de la república, es igualmente un
símbolo masónico. El mismo himno de la revolución, "La Marsellesa", compuesto por el también
masón Leconte de l’Isle, fue cantada por primera vez en la Logia de los Caballeros Francos de
Strasburgo. Y así mismo, todo el simbolismo griego que adoptan los revolucionarios, al igual que el
deísmo naturalista de que hacen gala, puede encontrarse sin dificultad en las leyendas y temas
masónicos.
El clima cultural que abre el paso a la revolución se va larvando a lo largo del siglo XVIII con la
Ilustración y el Enciclopedismo. Es útil recordar que el período revolucionario se inicia con la
convocatoria de los representantes del clero, la nobleza y el pueblo llano, en los Estados Generales;
los representantes del "Tercer Estado", del pueblo llano, eran 578, de los cuales 477 eran "iniciados"
en la masonería. Este contingente se adhirió a la masonería haciéndose eco del clima cultural
favorable que impregnó a la sociedad civil francesa en el curso del siglo XVIII. Montesquieu y
Fenelon fueron en buena medida sus inspiradores. Ambos estaban relacionados con la masonería.

Montesquieu había sido iniciado en la masonería durante su estancia en Londres. Cierta tradición
masónica afirma que Montesquieu fue el primer masón francés. Fenelón, por su parte, tuvo a
Ramsay -uno de los artífices de la masonería moderna- como secretario y luego como ejecutor
testamentario. No consta que Fenelon participara en la masonería, pero su obra "Telémaco" está
repleta de alegorías que inducen a pensar en que conocía bien la temática de las logias. Luis XIV lo
miró siempre con desconfianza.

De igual manera podemos resaltar que Voltaire es hijo de un notario, Rousseau lo es de un relojero y
D´Lambert es un huérfano recogido por un vidriero, eran también reconocidos por ser iniciados en la
masonería.

Pues bien, la primera regla de la conducta Masónica, es dirigir todas las medidas al mantenimiento
del lema masónico y al desarrollo de las virtudes, para contribuir a fomentar el amor a la patria, a
purificar las buenas costumbres, a educar los espíritus, a dirigir las pasiones del corazón humano
hacia el interés público, apoyándose en los tres principios que componen el lema emancipador y
regenerador de la Masonería; El mundo moral, mucho más aún que el mundo físico, parece lleno de
contrastes y de enigmas. La naturaleza nos dice que el hombre ha nacido para ser libre, y la
experiencia de los siglos nos muestra al hombre esclavo.

En suma, desde antes de la Revolución Francesa ya vibraban en las paredes de las logias masónicas
la necesidad de hacer hombres libres, iguales y fraternos; así como de entregarle al pueblo en
general todos sus derechos y la soberanía popular; Es por eso que todos los Masones, que han hecho
historia, han abolido la esclavitud y han levantado templos a la libertad, condición que ha perdurado
hasta nuestra época, en donde masones como Bolívar, Sucre, Miranda, Martí y Allende han
propugnado la consigna de Libertad, Igualdad y Fraternidad, con el mismo acervo revolucionario de
siglos atrás. He aquí la condición heroica del hombre y el sentido de la ceremonia que la
francmasonería ha heredado de los antiguos misterios. Sin embargo, se trata de una experiencia que
humaniza al alma pues, parafraseando a Joseph Campbell…
“…Ni siquiera tenemos que emprender solos el camino, ya que los héroes de todos los tiempos nos
han precedido. El laberinto es perfectamente conocido, solo debemos seguir el hilo del camino del
héroe. Y donde esperábamos encontrar algo abominable, encontraremos un Dios. Y donde habíamos
pensado matar a otro, nos mataremos a nosotros mismos. Y donde habíamos creído que viajaríamos
hacia afuera, llegaremos al centro de nuestra propia existencia. Y en donde habíamos esperado que
estaríamos solos, estaremos con todo el mundo…”.

Estos hombres de Honor y Gloria, se formaron en la alegoría iniciática de nacer nuevamente; pues
bien, del mismo modo que la iniciación coloca al hombre frente a la necesidad de una profunda
transformación, los símbolos y herramientas de la francmasonería le sugieren como llevarla acabo.

Jc.duboulay@gmail.com

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