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Baltazar Verazzi, Retrato alegórico del General Urquiza

Article · June 2013

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Damasia Gallegos
National University of General San Martín
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IMAGEN DE TAPA
BALTASAR VERAZZI
CAPREZZO 1819  LESA 1886,
RETRATO ALEGÓRICO DEL
GENERAL URQUIZA, 1860

L
as vicisitudes sufridas por
el Retrato Alegórico del Ge-
neral Urquiza reflejan quizás,
las desventuras de sus pro-
tagonistas. Tanto las rivalidades ar-
tísticas del pintor Baltasar Verazzi
como los recelos políticos de Justo
José de Urquiza se conjugaron en
una misma pieza que deambuló sin
rumbo por varias décadas. Cruzó más
de una vez el océano para instalarse
definitivamente en el Salón Blanco
de la Casa Gris en la ciudad de Paraná
en los inicios del siglo XX.
Baltasar Verazzi, nacido en Pia-
monte, estudió en la academia de
Brera en Milán y fue uno de los dis-
cípulos predilectos del veneciano
Francisco Hayez (1791-1882). Llegó
al Río de la Plata en 1853 y, duran-
te sus primeros años en Buenos Aires,
fue convocado por sus dotes artísti-
cas para decorar el plafond y foyer
del antiguo teatro Colón. Se augu-
raba entonces para el pintor un fu-

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turo promisorio, pues contaba ade- entre sus relaciones personales, se


más, con todo el apoyo de la prensa. encontraba Bartolomé Mitre. Man-
El 7 de octubre de 1856, El Nacional zoni no solo había retratado al mili-
publicaba: “… en el breve tiempo en tar sino que también había plasmado
que el Sr. Verazzi vive entre nosotros, en sus lienzos la confusa batalla de
ha alcanzado ya una nombradía uni- Pavón, en donde Urquiza se retiró
versal en el país”.1 Sin embargo, las sin ser vencido y Mitre recogió la
estrategias elegidas posteriormente victoria.
para convertirse en un artista respe- Hacia 1860, la posición inestable
tado no fueron las más acertadas. en la que se encontraba Verazzi amén
Por un lado, ciertas disputas con de la falta de un apoyo político que
Ignacio Manzoni, otro pintor italia- lo apadrinara fueron, casi con certe-
no oriundo de Milán, eran un ante- za, los motivos que llevaron al artis-
cedente desfavorable. Los serios con- ta a retratar a Urquiza sin su consen-
flictos para el piamontés habían timiento. Al mismo tiempo, Baltasar
comenzado en 1858, cuando dio a necesitaba demostrar que poseía téc-
conocer La ejecución de María Es- nica y recursos pictóricos para rei-
tuardo. En esta obra, los rasgos del vindicarse de las críticas a las que se
verdugo se asemejaban a Juan Bau- veía sometido. Por esta razón, no
tista Cúneo, una destacada persona- conforme con representar al general
lidad de la colectividad itálica, ami- a la manera de un mariscal francés,
go de Garibaldi. A partir de allí, la compuso el retrato de aparato como
fuerte rivalidad entre los dos artistas una alegoría. De este modo, una se-
se acrecentó y los diarios del momen- ñorial cortina se abre para dejar en-
to se ocuparon en varias oportuni- trar a la Victoria alada que corona
dades de sus reyertas.2 La desventaja de laureles al caudillo. La figura so-
para Verazzi, era que el milanés go- lemne de Urquiza, con su uniforme
zaba de cierto favoritismo en la pren- de brigadier y banda presidencial,
sa oficialista, seguramente porque, está enmarcada por este escenario
barroco con detalles del sistema
1. El Nacional, 7. X. 1856 icónico, propio de la épica revolu-
2. María Lía Munilla relata el conflicto cionaria francesa. Urquiza apoya su
desatado entre los dos pintores y la
participación de la prensa en el mano sobre una carta geográfica de
enfrentamiento artístico-ideológico. Cfr. la Confederación Argentina y en me-
“Siglo XIX: 1810-1870”. En: José E. dio de sus atributos –bicornio con
Burucúa (dir.), Nueva Historia penacho, bastón de mando y un tin-
Argentina. Arte Sociedad y Política I.
Buenos Aires, Sudamericana, 1999, pp. tero cuyas plumas forman los colores
147-148. nacionales– se destaca la Constitución

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Óleo sobre tela, 338 x 235 cm.


Adquisición, c. 1922.
Firmado en ángulo inferior
derecho: “Verazzi”
Procedencia: Colección del
artista 1860- 1922?; Goberna-
ción de la ciudad de Paraná,
Entre Ríos en la década del
veinte (adquirido a Serafín
Verazzi, hijo del pintor).
Exhibiciones: Ninguna

jurada el 9 de julio 1853. Como cierre Sin lugar a dudas, Verazzi pre-
de esta puesta en escena, una osten- tendía rendir homenaje a quien aca-
tosa columna con la inscripción “Igual- baba de pactar la incorporación de
dad ante la ley” sirve de pedestal a la Buenos Aires a la Confederación y
estatuilla de bronce de la Libertad con acudía a esa ciudad, a la jura de la
yelmo, gorro frigio y pica.3 Constitución reformada. Con tal
motivo el artista comunicaba, el 22
3. Roberto Amigo describe e interpreta de octubre de 1860, que se encon-
minuciosamente El retrato alegórico de
Urquiza. Cfr. “Imágenes de la historia y traba en exposición pública por trein-
discurso político en el Estado de Buenos ta días en su taller de la calle Florida
Aires (1852-1862)”. Arte Argentino de El Retrato Alegórico del General Ur-
los siglos XVIII y/o XIX. Menciones quiza.4 Sin embargo, el momento
Especiales. Premio Telefónica a la
Investigación en Historia de las Artes
Plásticas. Buenos Aires, FIAAR, 1999. 4. El Nacional, 22.X.1860, p. 4, c. 2.

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para exhibir esta obra era inoportu- rio de la afrenta, Baltasar se aventu-
no. Aún cuando existía una tregua ró entonces a realizar una Apoteosis
entre las provincias confederadas y del General Mitre, sepultada inme-
Buenos Aires, la situación política diatamente por la prensa como
era delicada. Adular con esta pintu- “mamarracho”.6 Poco tiempo después,
ra al ex presidente, en territorio por- atribulado por el trato recibido, Bal-
teño, era una apuesta riesgosa y una tasar Verazzi regresó a su tierra natal
fuerte provocación para sus adversa- llevando consigo sus trabajos riopla-
rios. Lamentablemente, la jugada tenses. A principios del siglo XX el
fracasó por completo. Urquiza, no hijo del artista todavía conservaba
solo se abstuvo de visitar el taller en Italia todas sus obras.
donde se exhibía su cuadro, sino que En la década del veinte, finalizó
se negó a recibirlo en su estancia de para la pieza su larga travesía. La pro-
San José. El piamontés intentó mos- vincia de Entre Ríos adquirió la pin-
trarle la inmensa obra trasladándola tura a los herederos del pintor. El
hasta allí, pero falsos informantes lienzo volvió de su exilio para ubi-
habían convencido al caudillo de que carse en la Casa de Gobierno de Pa-
la pieza había sido ofrecida para rifa raná.7
en Buenos Aires. Ni siquiera las enor-
mes dimensiones del lienzo lograron que una galantería de Verazzi le ha dado
seducir al general. Tal vez, el rechazo la desembarazada y elegante postura de
se debiera al alto precio puesto por un mariscal francés, cosas verdadera-
mente ajena al estanciero de San José,
el artista o quizás, al hecho de que suavizando al mismo tiempo el gesto
no le faltaban a Urquiza pinturas que repulsivo y la expresión ferina de la
lo halagaran. Durante tres años, Bla- fisonomía del general, ese lienzo
nes había trabajado en ocho grandes parecería más bien un espejo en que
reflejaba la figura de Urquiza.”
cuadros con las hazañas militares que
6. La Tribuna, 26. IV. 1862. Cabe destacar
vestían el palacio, además de decorar que ese mismo año Cándido López, dis-
la capilla y pintar varios retratos. cípulo de Verazzi, había retratado a Mitre
Para agudizar la crítica situación copiando al Retrato alegórico de Urquiza
de Verazzi, en junio de 1861, La Tri- pero sin la figura alada. La pintura fue
donada por la Sra. de Risso Patrón al
buna denostaba de manera implaca- Museo Mitre.
ble la figura del caudillo entrerriano, 7. No se ha encontrado documentación es-
describiendo con ironía El retrato crita sobre la compra de la obra. Solamen-
alegórico de Urquiza.5 Como corola- te, una foto en las primeras décadas de
siglo XX, que registra el retrato de Urqui-
5. El diario La Tribuna del 8 de junio za en el Salón Dorado de Casa Gris en
de1861 publicaba “Nada hemos visto Paraná, gentileza de Roberto Amigo. Fue-
más exacto que este retrato y si no fuese ron consultados además el departamento

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La intensa y descuidada mani- susceptibles a los cambios de tempe-


pulación que sufrió el retrato de Ur- ratura y humedad relativa, que alte-
quiza, sumada a una mala técnica de ran sus propiedades acelerando cual-
ejecución y a reiteradas intervencio- quier proceso de deterioro. Es una
nes, fueron las causas principales de certeza que las mudanzas repetidas
su gran deterioro. En junio de 2005, fueron en desmedro de la conserva-
el estado de conservación era crítico ción del retrato. Las intervenciones
y el taller TAREA encaró entonces sucesivas, lejos de mejorar la crítica
una restauración integral. Además situación, la empeoraron.
del tratamiento de la estructura, que En primera instancia, el trata-
posibilitó reforzar el soporte debili- miento llevado a cabo requirió varias
tado, se removieron gruesas capas de consolidaciones, no solo para adhe-
repintes que desequilibraban cromá- rir los fragmentos, sino también pa-
ticamente la pintura y que escondían ra corregir la deformación en forma
incluso la firma de Verazzi. de cazoletas en que se encontraban
La obra había sido entelada pero los levantamientos de la capa pictó-
esta antigua intervención ya no cum- rica. Una vez asegurados los estratos
plía la función de refuerzo, por el fue más sencillo determinar las zonas
contrario, era completamente obso- de limpieza. Los repintes cubrían una
leta; la tela no soportaba la capa pic- gran proporción de la obra y en al-
tórica y en toda la superficie, además gunos lugares el color estaba aplica-
de mermas de pintura, había impor- do directamente sobre la tela, sin
tantes desprendimientos. El proble- ninguna base de preparación por
ma resultaba de una combinación de debajo. Es decir, que además de una
varios factores. Existía una falla téc- distorsión en la paleta cromática exis-
nica en la ejecución pero estaba acre- tía una gran irregularidad del plano.
centada por el ir y venir de la pieza. Por una parte, gruesas acumulaciones
Sin lugar a duda, cada uno de los de pintura y, por otro lado, depre-
traslados a los que se vio sometida la siones que dejaban a la vista la trama
tela exigió el desmontaje de su bas- de la tela del soporte. Regularizar la
tidor y un embalaje en forma de ro- superficie exigió entonces, eliminar
llo. Aún con una cuidada manipu- repintes y masillar las numerosas de-
lación durante estos procedimientos presiones con estucos que fueron
las obras están compuestas, casi en entonados con colores al agua.
su totalidad, por materiales orgánicos De ahí en más se procedió a in-
tervenir el soporte. Se quitó el anti-
de Patrimonio de la Gobernación de Paraná
y el Museo Provincial de Bellas Artes Pe- guo entelado y se procuró uno nue-
dro E. Martínez. vo que otorgara un refuerzo a la

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estructura y terminase de fijar los BURUCÚA, José E. et al., “Influencia de


estratos pictóricos, ya que la filtración los tipos iconográficos de la Revolución
Francesa en los países del Plata”. En:
del adhesivo utilizado durante el pro-
Comité argentino para el bicentenario
ceso contrarrestaría definitivamente de la Revolución Francesa, Imagen y re-
cualquier desprendimiento. Tensada cepción de la Revolución Francesa en la
la tela nuevamente en su bastidor Argentina. Buenos Aires, Grupo Editor
original, comenzó la etapa de rein- Latinoamericano, 1990, pp. 35-37.
tegración cromática, que implicó LUNA Félix, Justo José de Urquiza. Bue-
largos meses de trabajo. nos Aires, Planeta, 2004, pp. 67- 69, 73,
Finalmente, luego de una ardua 79-122.
tarea y recuperado todo su esplendor, MALOSETTI COSTA, Laura, Los prime-
el Retrato Alegórico del General Ur- ros modernos. Arte y sociedad en Bue-
quiza adrona nuevamente el Salón nos Aires a fines del siglo XIX. Buenos
Aires, Fondo de Cultura Económica,
Blanco de la Casa Gris de la capital 2001, p. 62.
entrerriana, junto a El paso del rió
MARÍN, Carlos, “Urquiza y su gesta, de
Paraná por las tropas libertadoras del nuevo entre los suyos”, El Diario, Paraná,
General Urquiza (1897) de Emilio edición digital, 28 de agosto de 2009.
Caraffa y Retrato de Gervasio Posadas
MUNILLA LACASA, María Lía, “Siglo
(1914) de Luis de Servi. XIX: 1810-1870”. En: José E. Burucúa
(dir.), Nueva Historia Argentina. Arte
Damasia Gallegos Sociedad y Política I. Buenos Aires,
Sudamericana, 1999, pp. 147- 148.
(IIPC-TAREA/UNSAM)
RIBERA, Adolfo L., “La Pintura”. En.
Historia General del Arte en la Argenti-
na, tomo III. Buenos Aires, Academia
Nacional de Bellas Artes, 1984, p. 287-
Bibliografía 292.
RIBERA, Adolfo L., El retrato en Buenos
AMIGO, Roberto, “Imágenes de la his- Aires1570- 1870. Buenos Aires, Universi-
toria y discurso político en el Estado dad de Buenos Aires, 1982, pp.135, 143,
de Buenos Aires (1852-1862)”. Arte 151-155, 270-279, 289.
Argentino de los siglos XVIII y/o XIX. VERAZZI, Retrato Alegórico del General
Menciones Especiales. Premio Telefó- Urquiza, óleo sobre tela, 338 x 225 cm.
nica a la Investigación en Historia de las
Artes Plásticas. Buenos Aires, FIAAR,
1999, pp. 9- 57.

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