Está en la página 1de 2

Introducción: Andy era un niño que no le gustaba salir a jugar con sus vecinos, pero todas las

tardes, se asomaba desde su ventana para ver jugar a los chicos de la cuadra. Fede, su vecino más
cercano, siempre notaba como Andy los veía.

Fede Tomas y Lucia (Gritando y viendo hacia la ventana): ¡Andy, sal a jugar!

Andy corrió rápidamente la cortina y fingió no haber visto nada.

Acto II:

Ambientación: Cuadra de la casa de Andy.

Introducción: Una tarde, Andy saca a pasear a su perro Pecas por la cuadra. Luego de caminar
algunas horas con Pecas, pasa cerca del juego de béisbol que como cada tarde, se reunían todos
los chicos de la cuadra a practicar. Andy se quedó viendo desde lejos. Los chicos lo invitaban a
jugar pero él nunca se acercaba, siempre mirando desde lejos. De lo que no se da cuenta Andy, es
de que Fede, lo observaba. Cuando le toca lanzar la pelota, la arroja intencionalmente hacia Andy.

Fede: ¡Hola Andy! ¿Cómo estás hoy?

Fede: ¿Por qué siempre nos evades, Andy? ¿Por qué nunca quieres jugar con nosotros?

Andy seguía mirando hacia el piso, en su cara se notaba que se rehusaba a responder.

Fede: ¿Qué te sucede, Andy?

Andy, enojado e impotente, saca sus dos manos del bolsillo del suéter (que siempre tenía
guardadas y nunca dejaba que se viesen).

Fede queda sorprendido.


Andy: ¡Estás viendo, Fede! Mi mano derecha no es igual a mi mano izquierda. ¡Nunca se desarrolló
igual que la otra cuando era bebé, o igual que tus manos o la de todos! Así jamás podría jugar bien
y nadie me escogería para ser parte de su equipo. ¡Hasta les daría miedo estar cerca de mi!.

Fede llama a los demás amigos

Fede: Andy, yo siempre lo he sabido. Recuerda que tu mamá y mi mamá son vecinas desde que
eran niñas.

Tomas Solo quiero que sepas que tu mano, no te define. Lo que lo hace es la manera en cómo
enfrentas tus desafíos.

Lucia. Tu mano sólo te empuja a llenarte de coraje y fortaleza y creer en ti como ser humano.

Andy: ¡Todos los chicos me van a despreciar por ser diferente a ellos!

Fede: ¡Estás equivocado, Andy! El único que siente desprecio hacia ti, eres tú mismo y por eso
siempre estás triste y piensas que los demás no querríamos jugar contigo

Ahí Andy se dio cuenta y reflexiono, se dio cuenta que sus amigos le aceptan tal como son los
abrazo y les dijo

Andy: Gracias amigos

También podría gustarte