En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Oración inicial:
Señor mío Jesucristo, postrado ante tu divina presencia,
suplico a tu amorosísimo Corazón que me admitas a la meditación de los Excesos de tu Amor en el misterio de tu Encarnación. Dame tu ayuda, gracia, amor, profunda compasión y entendimiento de tus padecimientos, mientras medito el ____ Exceso de tu amor. Y a ti Madre Inmaculada, te pido que me encierres en tu Corazón, y que me hagas un pequeño lugar en tu seno materno, para que pueda contemplar, comprender y acompañar a tu Hijo Jesús en este misterio, e imitándolo a Él y a Ti, deje de reinar en mi a la Divina Voluntad, como en el Cielo así en la tierra. Amén. Quinta Hora
“Sintiéndome llamada por Jesús a considerar
el quinto exceso de su amor dispuse el oído del corazón a escuchar su voz, doliente pero creadora, que internamente me decía:
“Hija mía, no te separes de mí, no me
dejes solo, mi amor desea ardientemente estar en compañía, y has de saber que éste es otro exceso de mi amor, pues así como mi divinidad forma esencialmente la unión más intima que pueda darse, así también mi Humanidad, unida hipostáticamente a mi Verbo Eterno, no puede en su naturaleza no ser llevada a deleitarse con la compañía de las criaturas. Ya te has dado cuenta de que tan pronto como fui concebido en el seno de mi Madre, al mismo tiempo engendré a la gracia a todas las criaturas humanas, a fin de que concebidas en mí crecieran a la par conmigo en sabiduría y verdad. Es por eso que amo su compañía y que quiero estar en continua correspondencia de amor con ellas, y comunicarles muy a menudo el más palpitante testimonio de mi amor. Quiero estar continuamente en suave coloquio de amor con ellas para tenerlas al corriente de mis alegrías y de mis dolores. También deseo darles a conocer que he venido del cielo a la tierra no para otra cosa sino para hacerlas plenamente felices, y que deseo, por tanto, estar en medio de ellas como un hermanito para obtener de ellas benevolencia y amor, y para dar de nuevo a cada una todos mis bienes, mi propio Reino a costa de los más duros sacrificios, incluido el de mi muerte para darles vida. Deseo en fin, entretenerme con ellas colmándolas de besos y de las más tiernas caricias de amor. Pero ay, has de saber que a cambio de mi amor no recibo más que continuos dolores y penas. Y en efecto, hay quien escucha de mala gana mi palabra de vida eterna, quien rehuye mi compañía, hay quien se desvincula de mi amor, quien me huye, quien se hace el sordo, por lo que me reduce al silencio. Pero aún hay más, hay quien directamente me desprecia y me ultraja. Los primeros no se preocupan de mis bienes y de mi Reino y pagan mis besos y mis caricias con la despreocupación y el olvido de mí, y así el entretenimiento amoroso que debería tener con ellos se reduce a silencio y abandono. Pero los segundos, que son los más numerosos, convierten mi amor por ellos en amarguísimo llanto, que naturalmente es desahogo para mi corazón, porque no sólo se ve apagado sino maltratado, despreciado, ultrajado. Y añadir, además, que mientras estoy en medio de las criaturas estoy sin embargo, siempre solo. Oh, cuánto me pesa la soledad forzada que me procuran con su abandono, con hacerse sordas aún a la más breve palabra mía y con impedirme todo desahogo de amor.
Ah, hija mía, suple tú a mi amor defraudado no
dejándome nunca solo en esta soledad mía, dame el bien de hacerme hablar dando oído a mis enseñanzas, has de saber que yo soy el maestro de los maestros y si tú me escuchas, oh, cuantas cosas aprenderás de mi y al mismo tiempo harás que mi llanto cese haciendo que me deleite en amor contigo. Dime: ¿no quieres tu deleitarte en amor conmigo?” Y yo, después de haber reafirmado que le seria siempre fiel, me abandonaba en El, amándolo, con mi más tierna compasión por El, que a pesar de ser tan magnánimo, que quiere hacer feliz consigo mismo a la criatura, se ve dejado solo por ésta sin ningún consuelo y en la más amarga soledad. Pero mientras pasaba así la quinta hora de meditación, la voz interna de Jesús se hacía oír de nuevo en mi corazón: “Basta, basta, pasa a considerar el sexto exceso de mi amor” Al terminar cada meditación: Se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Pidiendo el Reino de la Divina Voluntad sobre la tierra, y por las intenciones del Santo Padre y de toda la Iglesia. Catecismo de la Iglesia Católica
La Encarnación
461. Volviendo a tomar la
frase de san Juan ("El Verbo se encarnó": Jn 1, 14), la Iglesia llama "Encarnación" al hecho de que el Hijo de Dios haya asumido una naturaleza humana para llevar a cabo por ella nuestra salvación. En un himno citado por san Pablo, la Iglesia canta el misterio de la Encarnación: Liturgía de las Horas
«Tened entre vosotros los mismos
sentimientos que tuvo Cristo: el cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz»
(Flp 2, 5-8; cf. Liturgia de las Horas, Cántico de las
Primeras Vísperas de Domingos). Sagradas Escrituras
«Por eso, al entrar en este mundo, [Cristo] dice: No
quisiste sacrificio y oblación; pero me has formado un cuerpo. Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron. Entonces dije: ¡He aquí que vengo [...] a hacer, oh Dios, tu voluntad!» (Hb 10, 5-7; Sal 40, 7-9) Padre de la Iglesia Si es verdad que la Palabra se hizo carne y que nosotros, en la cena del Señor, comemos esta Palabra hecha carne, ¿cómo no será verdad que habita en nosotros con su naturaleza aquel que, por una parte, al nacer como hombre, asumió la naturaleza humana como inseparable de la suya y, por otra, unió esta misma naturaleza a su naturaleza eterna en el sacramento en que nos dio su carne? Por eso todos nosotros llegamos a ser uno, porque el Padre está en Cristo y Cristo está en nosotros; por ello, si Cristo está en nosotros y nosotros estamos en él, todo lo nuestro está, con Cristo, en Dios.
San Hilario. Obispo
Para profundizar en los Escritos de la S. D. Luisa Piccarreta
Vol 11. Dic. 21,1914
Vol 12. Enero 24, 1920 Vol 24. Agosto 23, 1928 Vol 15. Marzo 27, 1923 De los Escritos de la S.D. Luisa Piccarreta. Vol.12 Enero 24, 1920
Dios creó al hombre para que le
hiciera compañía.
Continuando mi habitual estado, estaba
uniéndome con Jesús, pidiéndole que no me dejara sola, que viniera a hacerme compañía, y Él moviéndose en mi interior me ha dicho:
“¡Hija mía, si supieras como deseo,
suspiro, amo la compañía de la criatura! Es tanto, que si al crear al hombre dije: ‘No es bueno que el hombre esté solo, hagamos otra criatura que lo asemeje y le haga compañía, a fin de que uno forme la delicia del otro.’ Estas mismas palabras, antes de crear al hombre las dije a mi Amor:
‘No quiero estar solo, sino
quiero a la criatura en mi compañía, quiero crearla para entretenerme con ella, para compartir con ella todos mis contentos, con su compañía me desahogaré en el Amor.’ Por eso la hice a mi semejanza, y conforme su inteligencia piensa en Mí, se ocupa de Mí, así hace compañía a mi Sabiduría, y mis pensamientos haciendo compañía a los suyos nos entretenemos juntos; si su mirada me mira a Mí y a las cosas creadas para amarme, siento la compañía de su mirada; si la lengua reza, enseña el bien, siento la compañía de su voz; si el corazón me ama, siento su compañía en mi Amor; y así en todo lo demás. Pero si en cambio hace lo contrario, Yo me siento solo, como un rey abandonado, pero, ¡ay! cuántos me dejan solo y me desconocen.” El amor de la Navidad no se impone por la fuerza
“El pesebre nos dice que Él nunca se impone con la
fuerza. Recordad bien esto, chicos y chicas: el Señor nunca se impone con la fuerza. Para salvarnos no ha cambiado la historia con un milagro grandioso. Ha venido con gran sencillez, humildad, mansedumbre. Dios no ama las imponentes revoluciones de los potentes de la Historia y no utiliza la varita mágica para cambiar las situaciones. Se hace pequeño, se hace niño, para atraernos con amor, para tocar nuestros corazones con su humilde bondad; para conmover con su pobreza a quienes se esfuerzan por acumular los falsos tesoros de este mundo”(22.12.2015).