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GÉNERO: ¿QUÉ TAN DIFERENTES SON LOS NIÑOS DE LAS NIÑAS?

Género: construcción social, cultural y psicológica que determina el concepto de mujer,


hombre y de otras categorías no binarias o normativas. Es la conceptualización de nuestra
identidad y comportamientos.

Ser hombre o mujer influye en el aspecto físico de las personas, la manera en que se
mueven, en qué trabajan, cómo se visten y en qué juegan. Influye en lo que piensan de sí
mismas y en lo que otros piensan de ellas. Todas esas características y otras más están
incluidas en la palabra género: el significado de ser hombre o mujer.

Diferencias de género en los infantes y los niños pequeños

Las diferencias mensurables entre los bebés de ambos sexos son pocas, al menos en las
muestras estadounidenses.

Los varones son un poco más grandes y pesados y pueden ser un poco más fuertes, pero
desde la concepción son físicamente más vulnerables. Antes de nacer los varones son más
activos que las niñas. Las niñas reaccionan menos al estrés y la probabilidad de que
sobrevivan a la infancia es mayor.

Al nacer, el cerebro de un niño varón es alrededor de 10% más grande que el de la niña,
una diferencia que se mantiene en la adultez. Por otro lado, ambos sexos muestran la misma
sensibilidad al tacto y suelen sentarse, caminar y presentar la dentición más o menos a la
misma edad. También alcanzan otros hitos de la infancia casi al mismo tiempo.

Una de las primeras diferencias conductuales entre niños y niñas, que aparece entre las
edades de uno y dos años, son las preferencias por los juguetes y las actividades de juego,
así como por compañeros de juego del mismo sexo.

Entre los 9 y los 12 meses pueden distinguir entre los rostros masculinos y femeninos, con
base, al parecer, en el cabello y la ropa.

Ya desde los 17 meses (sería un año y 5 meses) el juego de los varones suele ser más
agresivo que el de las niñas.
Alrededor de los 19 meses los niños empiezan a usar etiquetas de género como “mamás” y
“papás” para describir a la gente en su mundo social y, por lo general, los niños que inician
más pronto el uso de dichas etiquetas exhiben también de manera más temprana el juego
por el género.

Durante el segundo año, los infantes comienzan a asociar juguetes típicos del género, como
las muñecas, con el rostro del género.

En estudios de imitación elicitada, los varones de 25 meses de edad dedican más tiempo a
la imitación de tareas “de niño”, como afeitar a un osito, mientras que las niñas pasan casi
el mismo tiempo imitando actividades asociadas con cada sexo.

Además, los psicólogos han documentado que los infantes comienzan a percibir diferencias
entre hombres y mujeres mucho antes de que su conducta se diferencie por género e incluso
antes de que puedan hablar. Estudios de habituación han demostrado que bebés de seis
meses responden de manera diferente ante voces masculinas y femeninas.

Cómo moldean los padres las diferencias de género

En Estados Unidos, los padres tienden a pensar que los bebés de ambos sexos son más
diferentes de lo que son en realidad. En un estudio de bebés de 11 meses de edad que recién
habían comenzado a gatear, de manera sistemática las madres esperaban que sus hijos
varones tuvieran más éxito que sus hijas para gatear por pendientes empinadas y estrechas.
Sin embargo, cuando se les probó en las pendientes, niñas y niños mostraron niveles
idénticos de desempeño

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